Vida Masónica. 1-1928, N.º 11

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Afio II Nüm.

Vida Masónica Madrid, Enero, 1928


España
SUSCRIPCIÓN:
7 ptas, por año.
Revista mensual Extranjero. 9 — - -

En bien general de la Orden

El día 27 del próximo pasado mes de Diciembre, celebró


su fiesta solsticial de invierno la Respetable Logia «La Cato-
niana», núm. 1, del Oriente de Madrid, que trabaja bajo los
Auspicios del Serenísimo Grande Oi-iente de España.
Su Venerable Maestro presidió este acto tan fraternal
como emocionante por el lugar, la hora y el momento.
Un pequeño grupo de Masones leales y percatados de su
deber, se convocan y reúnen para celebrar una fiesta que
por el simbolismo y filosofía que encierra y representa no
debe ser olvidada por nosotros.
Habla en voz baja y eleva su pensamiento este grupo de
hombres buenos y estudiosos que consagran su vida en pro-
pagar la Fraternidad Universal.
Si alguna persona extraña a la Masonería hubiese asisti-
do a esta fiesta solsticial hubiera podido ver, en este puña-
do de hombres preparados para el Bien, algo grande, algo
singular.
Su conversación es optimista y llena de esperanza: están
convencidos de que el momento materialista y de dolor ter-
minará dejando paso al aitraísta, por sentimiento del deber.
Sus amplios pensamientos, dirigidos infinitamente lejos
del interés particular, les hacen concebir una era no lejana
de más Paz, Armonía y Caridad.
Sus corazones laten animosos y potentes dispuestos a
proseguir el camino emprendido sin perder jamás la espe-
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ranza de que fructifique el ideal santo de redención, sem-


brado entre los hombres que pueblan la Tierra.
Su alma generosa reclama piedad de los fuertes arrolla-
dores, y proporciona esperanza y consuelo a los débiles
caídos. Bendita sea la Institución que a esta labor de eleva-
ción moral dedica sus eíiergías.

Emilio González Linera.

* * *

Notas acerca de los jesuítas


En el primer tomo de la notable obra del padre jesuíta
D. Miguel Mir Historia Interna Documentada de la Compañía
de Jesús se encuentran curiosas noticias de los ejercicios es-
pirituales a los que tanta importancia conceden los igna-
cianos.
Üice en la página 517: «En la dirección directa y personal,
especialísima, está todo el misterio de los ejercicios; allí está
principalmente su eficacia; allí están también los graves pe-
ligros que encierran».
Sobre la manera de hacerlos dice (pág. 481 y siguientes):
«En tiempos de S. Ignacio los ejercicios los daba el di-
rector y los recibía el ejercitante no en común, sino pri-
vada e individualmente, de suerte que la relación y comuni-
cación entre uno y otro es directa, íntima, personal y casi,
diríamos, de todos momentos, y en esto estribaba el efecto
y resultado de la obra sin ella no se concebían los ejer-
cicios».
«En los ejercios, decía el P. González de la Cámara, no
se ha de dar nada por escrito».
«Con ser tan molesto este método a pesar del ahorro
de tiempo que se habría conseguido con darles en co-
VIDA MASÓNICA 163

mún jamás se les ocurrió a aquellos Padres practicar-


los así».
«Jamás se concibió el hacerlos sin experimentar una
conmoción íntima y profunda, una absorción y trastorno de
todas las facultades, una especie de encantamiento, como
decían (y hallamos esta expresión usada en muchos casos
de hacer los ejercicios), de todo el ser y naturaleza humana».
«San Ignacio ponía por condición o presupuesto del
buen éxito esta conmoción o perturbación del ser moral y
aun físico de la persona. En los extractos del proceso
hecho a San Ignacio en Alcalá, veremos que en las instruc-
ciones que hacía a las mujeres que iban a oírle (y que eran
un esbozo o ensayo de los ejercicios) les decía e inculcaba
que era excitación de la sensibilidad eran condiciones in-
dispensables del método de vida espiritual que les ensañaba».
Para concebir esta excitación de la sensibilidad «convie-
ne que esté el ejercitante teniendo los ojos cerrados o hincados
en un lugar sin andar variando |)ara concentrar la atención
en lo que piensa o medita, punto este muy digno de adver-
tirse para los fisiólogos».
«Las ideas, las impresiones y los hábitos de pensar que
quedan arraigados son muchos pero hay uno que pre-
domina y señorea a los demás, es a saber: que la salvación
del ejercitante es algo relacionado con la compañía de
Jesús».
«Si el que hace los ejercicios está ya en la compañía
la idea principal que se asienta en su ánimo es la de que la
salvación de su alma está vinculada en su perseverancia en
la compañía, así como su condenación en salirse o separarse
de ella Si no está en la compañía, lo que saca principal-
mente de ellos es la cenvicción de que para asegurar su sal-
vación es necesario afiliarse a la compañía, o siquiera ser
devoto o aficionado a ella».
«El P. Polanco dice: la mayor parte de los huertos suje-
164 VIDA MASÓNICA

tos gue hoy viven en la compañía se han venido del siglo a ella
por este medio o camino de suerte que parece que este es el
mejor medio de aumentarla con buenos sujetosT>.
Por último, el P. Mir copia el siguiente párrafo de la
obra de H. Müller Les origines de la Compagnie de Jésus (pá-
gina 91): Un caballero seglar a quien los de la compañía
quedan ganar para sí, y que hizo los ejercicios con entera
buena fe, me decía: «Yo le apostaría a V. cualquier cosa a que
si por espacio de treinta días se pone V. bajo este método
tan hábilmente combinado, se hallará V. al final alucina-
do firmemente convencido de que todo el fin del hom-
bre está en entrar y afiliarse a la Compañía de Jesús,
bajo cualquier título Yo he necesitado más de un año
para recobrar el equilibrio de mis facultades, y para persua-
dirme de que no estaba obligado, bajo pena de condenación,
a hacerme jesuíta».

Hasta aquí el padre Mir.
Todo ese sistema de sugestiones, de actos hipnóticos lo
han empleado los jesuítas únicamente en provecho propio.
Un estudiante de teosofía no vacilaría en calificar estos
actos como de magia negra. Y como tales los considera
H. P. B. en su obra magistral La Doctrina Secreta.
Ssperanio.
Las Palmas (Gran Canaria).

* * *

VOCABULARIO MASÓNICO
Maestro aiasón.—Es el título que recibe el Compañe-
ro después de pasar por el ataúd, (véase esta palabra) y de
ser asimilado al Maestro Hiram, constructor del Templo de
Salomón o de la Sabiduría. La Maestría es el grado tercero
VIDA MASÓNICA 165

de la Masonería llamada azul. Es análoga al período llamado


«unitivo» en la ascética cristiana. La iniciación de este grado
es la que abre las [niertas del trabajo real de la Masonería.
No es un fin, ct)nio algunos profanos pudieran creíu-, sino
un comienzo de la verdadera vida masónica. A partir de este
grado todo miembro de uti rito masónico es considerado
como «constructor». En los antiguos gremios de oficios
(masones operativos) era preciso producir una «obra maes-
tra» para ser maestro en el oficio. En la Masonería especu-
lativa se le enseña al iniciado simbólico, que la obra que
tiene que presentar para llegar a la iniciación real y vivien-
te, será una transformación de sí mismo que le convierta en
un Iniciado verdadero, como cosecueiicia de sus esfuerzos
perseverantes y desinteresados.
Martinesismo.—Secta de «iluminados» fundada en la
segunda mitad del siglo XVIII, cuya organización, debida a
Martines Pasqually, era una adaptación del swedenborgismo.
Martines de Pas(jually era discípido de Swedenborg, «ilumi-
nado» sueco. Tuvo entre sus discípulos, a su vez, a Claudio
de Saint-Mai tin y al francmasón Villermoz, de Lyón.
Martinismo.—Sociedad iniciática fundada en Francia
por Claudio de Saint-Mariin, discí[)ul() de Martines de Pas-
qually. Estaba relacionada con el Iluminismo; invocándose
por lo tanto en ella al <^Maestio desconocido». Fué estable-
cida primeramente en Lyón como una especie de Sociedad
masónica oculta, cuyos miembros creían en la i)osibil¡dad
de comunicarse con los es|)íritus planetarios, los dioses me-
nores y los genios de las esferas ultramundanas. En esto
siguió Saint-Martín las huellas de Jacobo Boehme, el teósofo
nato. Trataba él de que volviera la Masonería a su más an-
tiguo y primitivo carácter de Ocultismo y de Teurgia; pero
fracasó en su empeño. Al princi|)io hizo que su «Rito recti-
ficado» constara de diez grados, aunque luego los redujo a
siete después de estudiar las órdenes iniciáticas origina-
166 VIDA MASÓNICA

les. Nació Saint-Martiri en 1743, y fundó su orden a fines del


siglo XVIII. Los masones poco enterados se lamentan de
que introdujera ideas y adoptara ritos ai parecer «en des-
acuerdo con la iiistoria arqueológica de la Masonería»; pero
lo mismo hicieron antes que él masones como Caglíostro y
el Conde de Saint Germain, así como todos los que han co-
nocido bien el origen de la Masonería. El Martinismo ha sido
"^renovado tras un largo «sueño» por el I3r. Encause, más co-
nocido por el pseudónimo de Papús, en 1891.
Menphis, (Rito de).—Ese Rito llamado también «orien-
tal» se. dice que fué fundado en 1839 por los hermanos
Márconis y Moutet. Se compone de siete clases que contie-
nen nueve gi-ados.
Steiíj.
{Continuará).

•k -k *
MASONERÍA
(SU SENTIDO OCULTO)

(CONTINUACIÓN)
II
Masonería Vyasa, así llamémosla, porque al desarrollar y
amplificar vevelando alguno de los ocultos misterios masóni-
cos, aportaremos nuestro grano de arena a la inmensa obra
de compilación que se hace indispensable para llegar a la
posesión de las claves que hacen más posible vislumbrar
los fulgores que irradian los focos de su matriz sabiduría.
No de otra suerte surgirán de la mente de aquellos de
nuestros lectores que, al leer, entiendan consideraciones
acerca del suceso arqueológico transcendente que ha dado
motivo al anterior capítulo, y que para el fin de su esclarecí-
VIDA MASÓNICA 167

miento, en su parte más elevada, procuraremos continuar la


serie de los mismos.
Como al melancólico Arjuna, la tristeza quiere apoderar-
se de nuestra alma, al comprender la necesidad de combatir
a los que son nuestros amados en la ley de Amor.
Mas los Kurús y los Pañdavas lucharán una vez más
para conquistar el trono de Hastinapura, aunque sea para
ello indispensable apelar a la violencia de revelar prematu-
ramente un fragmento de la palabra. Y mientras la lucha
permanece, se satisface la necesidad de vencer hasta que
llegue el fin de la evolución a que la verdad proscrita se
halla sometida «n el presente ciclo que ya espira.
Acallemos con un supremo esfuerzo y sin miramiento a
las aspiraciones terrenas, los famélicos aullidos del habitante
del umbral que en nosotros mora, y con estático arroba-
miento apercibámonos sólo de las luminosas exaltaciones de
Aquel que desde lo interno nos habla.
A.SÍ, pues, nuestro objeto no es aceptai- ni mucho menos
entablar la controversia con aquellas gentes cuya pro/esídn
consiste en combatirnos, sino al igual de los ríos, hinchar
los mares, o bien como la suspirada lluvia, fecundar los
campos y hacer más abundantes las cosechas.
Sólo y como consideraciones al caso concreto de un ha-
llazgo arqueológico, hacemos un estudio filosófico descrip-
tivo de la orden de los masones, no en los puntos de vista
de sus ignorantes divulgadores, sino tal cual es, ha sido y será.
I^os son las principales partes en que puede considerarse
dividida la Masonería. La una, conocida y trabajada por los
obreros que pulen la piedra bruta, siendo éstos llamados a
desentrañar de lo profundo de sus misterios y sabiduría la
parte superficial de sus conocimientos para entregarlo más
tarde en manos de los iniciados, en lo que pudiéramos y de-
biéramos llamar en segunda parte. Estos iniciados responsa-
bles, por sus conocimientos adelantados, sacan del cráter
168 VIDA MASÓNICA

de la piedra Verdad las lavas encendidas de lo desconocido,


para darle foi-ma y esparcimiento entre los obreros que pu-
limentaron la piedra.
La Masonería forma su religión de la Verdad, siendo sus
preceptos y mandamientos los que aquélla impone. Su parte
física, que diríamos la recoge y acumala de los puntos cul-
minantes de la Sabiduría del Universo, cuyos conocimientos
engrosan después con los adquiridos durante el curso de su
iniciación. Es árbol en cuyas ramas enrédanse los que, como
Abdalon, se sublevan contra la autoridad paterna aun des-
pués de ser perdonados de sus crímenes. Enredado en ellas
ponen fln a sus maldades, cortando el hilo de su existencia
para nunca más pecar.
Aquel mismo árbol y aquellas mismas ramas, sirven para
descansar Beamachec de sus fatigas, después de su peregri-
nación al monte Líbano. Esto quiere decir que en su parte
de justicia, lo que para el delincuente sirve de castigo, para
el inocente y bueno resguárdalo por premio, dando a cada
cual su merecido. Siembra mieses de conocimiento en el
campo de su sabiduría para que cual Booz, honrado y rico
labrador, cojan las espigas Que al propósito dejan caer los
segadores por orden de su señor; estas espigas son recogi-
das por huérfanas y viudas, que no teniendo compo propio
donde espigar, acuden al ajeno para alimentarse de los resi-
duos que arroja la cosecha.
Pobres de enseñanzas, son llamados por la Masonería
para que espiguen en su campo y reúnan haces de conoci-
mientos con que ."dimenton su alma, ávida de conocer los
misterios arcaicos que encierra la que antes llamábase
piedra bruta, conocida y llamada hoy por los iniciados, pie-
dra fundamental o de verdad, destinada a servir de base al
simbólico templo construido por Niram. Este templo, en el
cual se encierra el tabernáculo de la alianza, está destinado
a encerrar los símbolos que usan los iniciados para conocerse
V I D A MASÓNICA , Í69

entre sí; en él se trabaja, se enseña y se a p r e n d e ; pues hay


o b r e r o s , maestros y aprendices para el d e s e m p e ñ o de las
funciones interiores. Es tan grandioso, que no hay un punto
d o n d e no se a p o y e ; cúbrele una bóveda estrellada, iiúminale
un sol oentelieanti% abrázale nii mar sin límites. Misterio,
Verdad, Sabiduría; he aquí sus tres puntos de apoyo; el pri-
mero para los profanos, (d segundo para los o b r e r o s y el
último |)ara los iniciados.
(De la Revista Teosófica Sophia).
H. F. Pares Llansó.
NOTA. Con el auxilio de los maestros, continuará también la serie
de los capítulos, ofreciendo para el sucesivo cercano tratar el asunto
tan desconocido como el Rilo de la Invisible.

•k * *

OPORTUNIDADES
Por el HA Percy Edgar Brown, Muy Ilustre Gran Maestro de los
1 Reales y Elegidos Maestros de lOWA.

Tenemos el honor de insertar a continuación una inspirada confe-


rencia dada ante el Capítulo «Signei> Núm., 38 K. A. M. en MAR-
SHALLTOWfí (lOWA) el 4 de Octubre, y «uyo tema es muy impor-
tante para todos los Masones sea cualquiera el gr»do que disfruten.

Hay uti antiguo proverbio, el cual he oído repetidas


veces y aun cuando no r e c u e r d o sus palai)ras exactas su sig-
nificado es el .«iguiente: «La oportunidad llama tan sólo una
vez en la «|)uerta» de cada hombre».
Así, pues, una llamada es todo cuanto podemos e s p e r a r .
Si no prostamos atención, si nos dejamos a r r a s t r a r por el
tedio, no volverá jamás; pues es absolutamente imposible
para una oportunidad llamar dos veces en una misma puer-
ta. No obstante otras o p o r t u n i d a d e s se sntíeden, mas si per-
170 VIDA MASÓNICA

manecemos dormidos, si nos sentimos demasiado felices o la


pereza nos impide franqnear la entrada a la oportunidad,
ésta marchará a otra «puerta» donde su ocupante perma-
nezca alerta y la dispense una grata acogida.
Finulmente, si no prestamos atención a las visitas de esta
Gran Amiga lo tomará muy en cuenta para dejarnos en la
felicidad de nuestro agradable sueño.
No debemos tomar al azar la oportunidad del hombre
para dirigir nuestra atención a sus insinuaciones.
Si no dejamos de vigilar nuestra «puertecita» encontra-
remos en ella muy agradables sorpresas. Atender a una lla-
mada podría ofrecernos, por ejemplo, la visita de un Caba-
llero al que recibiríamos cariñosamente prestándole un
cómodo asiento junto al hogar.
En la segunda visita se prolonga el trabajo dura y volun-
tariamente para conseguir mejores oportunidades.
¡Qué dolor si la oportunidad llamara en mi puerta y es-
tuviera dormido! ¿Cómo podría yo saber a lo que venía, qué
miraría, qué podría traerme? ¡Un porción de elevadas doc-
trinas quizá, e imagino lo que mi espíritu hubiera encontra-
do! Mas, ¿qué camino tomar para encontrarla?
Todo esto es una pequeña demostración de los efectos
que produce el desconocimiento y la mala interpretación de
la Ley espiritual.
Tales lecciones permanecen en la mente de los que ya
han visto la luz. Mas, ¿quién ha de decir que ellas no toman
parte én la vida del individuo?
Este antigu'o proverbio, como la lección que de él pode-
mos aprender, se aplica en los Capítulos Masónicos.
¿No es verdad que oportunidades de virtudes diferentes
llaman una tras otra a la puerta de los Masones del Real
Arco? Qué es, pues, ¿indiferencia o negligencia para cum-
plirlas?
¿Qué son estas oportunidades? Vamos a definirlas aquí
VIDA MASÓNICA 171

ya que el espacio nos lo permite, pues es demasiado escaso


el conocimiento que existe acerca de todas ellas.
ladudablemente ha de comprenderse que llegar a ser
Masón del Real Arco es una oportunidad; pero si yo os pre-
guntase: por qué es una ouorcunidad y cómo estáis utilizán-
dola, ¿cuál seria vuestra respuesta?
Seguramente la contestación estribaría en que es una
oportunidad recibir ios grados del Capítulo por la perfec-
ción, impresiones e importancia iiistóiica que ello signiflca.
Si se aprecia escasamente el simbolismo, si las elevadas
enseñanzas no son enteramente acogidas, ello es moüvado
por el desarrollo de su historia, por sus sagrados principios,
por la extirpación de toda labor imperfecta.
En general, los grados capituhires contienen el estudio
necesario para obtener aquello que ignorasteis en los grados
de la Logia Azul.
Quien desee lograr el éxito debe examinar detenidamen-
te los Rituales, aun cuando todos ellos persiguen un mis-
mo fln.
La segunda oportunidad de los Masones del Real Arco
es encontrar en su viaje simbólico lo que es el Todo, encon-
trar el porqué de los grados.
Un hombre puede disfrutar todos los grados Masónicos
reglamentariamente, mejor dicho, rápidamente, y trabajar
bastante, pero cuando ha llegado a la más alta dignidad,
preguntarse, ¿Qué es este TodoV
Recuerdo que después de haber sido yo exaltado al
grado 32 en el Consistorio, cuando habíamos sido iniciados
como Maestros del Real Secreto, un amigo mío me pre-
guntó:—¿Qué es el Real Secreto?—Por lo visto a él se le
habla olvidado. De esta forma llegan a comprender tan alto
significado muchos masones del Real Arco.
La escuela moderna graduada sabe más en el propio
sentido que el más reconocido sabio,'pero hWsta sus más
172 VIDA MASÓNICA

eruditos reconocen la necesidad de aprender mucho más


todavía.
Es ciertamente verídico el antiguo proverbio: «Poseemos
el pasado, pero desconocemos su mayor parte».
Los Masones del Real Arco, recientemente Iniciados,
probablemente disciernen sus conocimientos tan bien como
la más alta dignidad.
Si no la mayoría, sí un reducido grupo de los que estu-
dian la Masonería, obtienen aprovechamiento en ella.
Ahora bien, si la nueva escuela graduada no procura
que sus estudiantes avancen en los cursos, será inútil toda
labor que realiza, pues rehusarán a contitnnarlos, impidiendo
así la realización de sus oportunidades.
Si los masones caminamos solamente con objeto de ad-
quirir el título de los grados, no pensemos avanzar espiri-
tualmente, pues realmente no nos moveremos del mismo
lugar en que nos encontramos al principio.
Muchos estudiantes se preparan para un mismo estudio,
pero son pocos los que verdadei'amente lo poseen; y esto
mismo sucede en la Masonería.
Aiiora tiene lugar la pregunta: ¿Cómo podemos aprender
lo que es este Todo? Estudiando los Rituales, aprendiendo
debidamente los grados, estudiando el propósito de todos
ellos. Es muy conveniente la lectura de libros y Revistas re-
ferentes a la Masonería, discuriiendo y me,ditando el objeto
de todos sus puntos.
Los (ílubs de estudio han realizado nieritísima labor, ma-
nifestando las elevaiias enseñanzas de la Masonería a los
miembros de la Logia Azul,
¿Por qué en el Capítulo no existen Clubs de estudio? ¿Por
qué no hay lecturas que nos instruyan sobre los grados ca-
pitulares, su simbolismo y su filosofía? ¿Por qué no disertar
brevemente algunos temas sobre las enseñanzas recogidas
en vuestro estudio?
VIDA MASÓNICA 173

La tercera oportunidad consiste en aprender las cuatro


altas lecciones de los grados capitulares.
La primera despierta nuestro entendimiento, iniciándolo
en el camino de la perfección; le enseña a ser justo con todo
el mundo, apartándolo de toda mezquindad y fanatismo.
Despojémonos de nuestras bajas pasiones y practiquemos
la tolerancia, vertiendo sobre nuestros hermanos la luz de
nuestros elevados y puros pensamientos. Esta es la lección
del grado simbólico.
La segunda trata sobre el dominio de sí mismo, obede-
ciendo a las órdenes de la autoridad reconocida. Quien ha
de juzgar la conducta de otros ha de estudiar primeramen-
te la propia. Esta es la lección del grado «PAST MASTER».
La tercera podría decirse que es construir el templo de
nuestra vida de forma tal, que el Rey de Gloria pudiera pe-
netrar en él, que nuestro templo pudiera ser utilizado para
Su servicio. Esta es la lección de los muy Ilustres Maestros.
Finalmente la lección de los Masones del Real Arco es
mostrarnos el sagrado deber de Servicio; servir sin esperar
la recompensa, en otras palabras: sacrificarnos voluntaria-
mente para cooperar en la noble y gloriosa labor de cons-
truir el Templo Sagrado erigido al G. A. I). U.
Estas son las lecciones que, al aprenderlas en el gi-ado
capitular, constituyen nuestras oportunidades. Mas, ¿cuántos
de nosotros las hemos aprendido? ¿Cuántos las practicamos
en nuestra vida diaria? ¿Estamos viviendo como Masones
del Real Arco? ¿Estamos haciendo todo cuanto podemos
acerca de estas enseñanzas para obtener otras? ¿Aprovecha-
mos todas las oportunidades que llaman a nuestra «puerta»
para el SerAÍeio de la Humanidad?
Recordemos que la Fraemasonería no es una porción de
grados apilados unos sobre otros sin relación alguna entre
ellos. Existe una bella historia de la palabra perdida en los
174 VIDA MASÓNICA

grados de la Logia y que llega a descubrirse al ser Iniciado


en el Capítulo.
Esto fué hecho por hombres plenamente preparados y
designados con inmejorable acierto. Espontáneos para hacer
de sus vidas una lai-ga y penosa jornada con el solo objeto
de contribuir al noble y glorioso trabajo de construir el
Templo de Dios, trabajando por Amor a la Humanidad sin
esperar la menor recompensa.
Es evidente que los Masones del Real Arco y la Masone-
ría en general representan la vida consagrada al Servicio.
La palabra perdida que se descubre al ser iniciado en el
Capítulo no tiene significado sin la interpretación, y ésta es
expresada solamente con la palabra SERVICIO.
Después conseguimos lá oportunidad de llegar a ser Ma-
sones del Real Arco, y entonces podemos aprender mucho
más acerca de ello, perfeccionándonos para utilizar mejor
las lecciones, para llegar a ser mejores masones, mejores
ciudadanos, aprendiendo a ser más justos, despertando
nuestro entendimiento, dominando nuestros deseos; en una
palabra: aprendemos a ser mejores constructores de nuestro
Templo Espiritual dedicado al servicio de nuestros Her-
manos.
¿Cómo podremos servir al Capítulo? ¿Cómo a la Masone-
ría del Real Arco? Acogiendo las oportunidades según van
llamando a nuestra «puertecita».
Aquellos que estudian ios grados sirven al Capítulo, a su
Gran Maestro, a sus hermanos y a la MASONERÍA en
general.
Una de las más bellas oportunidades, uno de los más su-
blimes trabajos, es el de aquél que consagra su vida en pre-
dicar las elevadas doctrinas Masónicas sin otra recompensa
que la satisfacción íntima de haber servido a su amado Ideal,
¿Cómo conocer la influencia de muchos jóvenes a través
de sus vidas, sino por su trabajo y actividad en el Capítulo?
VIDA MASÓNICA 175

gDónde encontrar estas elevadas enseñanzas, mejor que en


los grados capitulares?
Sigamos, pues, manteniendo nuestro Capítulo, formando
parte en sus sagrados trabajos. Estudiemos su Ritual, apren-
damos su significado y vivamos de acuerdo con sus pre-
ceptos.
Inculquemos amorosamente estas sabias doctrinas a
cuantos se acerquen a este Altar, para que todos aprove-
chen dignamente sus oportunidades.
No olvidemos el plan de Servicio que ha de ser nuestra
divisa en todas las actividades y fuera de ellas.
No es necesario salir en busca de oportunidades para
servir, pues continuamente aparecen ante nuestra vista. Re-
cibámoslas esforzándonos porque nuestro servicio sea de
utilidad para nuestros Hermanos.
Si todos los Masones del Real Arco realizaran estos de-
beres ¡qué efectos tan hermosos causarían, no solamente en
el Capítulo, sino fuera de él también!
Nosotros no pedimos que uno sólo haga millones de
cosas, sino que cada cual contribuya a hacer su pequeña
tarea, a prestar voluntariamente su esfuerzo en esta línea,
de trabajo, sin esperar otro premio de su amoroso servicio
que la buena calificación del Maestro como también la pro-
pia dicha que nos proporciona la labor bien cumplida.
No olvidemos, pues, la elevada oportunidad de los Maso-
nes del Real Arco que nos Inicia en el Servicio a Dios y a la
HUMANIDAÜ.

(Del Boletín de la Gran Logia de lowa, E. ü . A.)


Traducido por
L. G, F.

€sie número ha sido visado por la censura.


Alma, Pensamiento y Corazón
A lo lejos se oye el tañir de una campana y el sonido vi-
brante de muchas cornetas; son; la iglesia que con agua
y sal bautiza a lá infancia, y el cuartel que prepara a la
mocedad para el bautismo de sangre.
Una luz tenue penetra en el pajar donde pasé la noche.
El día llega. Me levanto del lecho de paja y voy a sentarme
en el umbral'de una casa hasta que sus moradores salgan a
socorrerme.
Sin yo buscarlo, aparece en mi cerebro toda una vida de
mendigo. Nunca pude asistir a una escuela. Nadie me ense-
ñó a leer y menos pude conseguir un libro, ni trabajo, ni
albergue que no me fueran otorgados por caridad.
Cuando alguna persona caritativa rae despide de su
puerta o de su lado cOn un «Dios le ampare, hermano», me
siento feliz. En esos instantes recuerdo que en mí vive la
chispa divida; que tengo alma porque siento el TODO, Amor
Universal, dentro de mi yo. Que poseo pensamiento por-
que sé discernir el bien y el mal. Estoy seguro que tengo
corazón porque me aflijo y me consuelo... Me veo podero.so.
El sol llega hasta ól umbral donde estoy sentado; se rae
antoja que el sol me pide limosna. Yo, sin verme los hara-
pos que cubren mi cuerpo físico; en pie, apoyado en mi palo
nudoso y fuerte, mis cabellos blancos flameando en el aire
como bandera de paz exclamo, dirigiendo mi vista al cielo:
hermano sol, Dios nos ampare con Su Amor, despertando
nuestras almas, iluminando nuestros pensamientos y prepa-
rando nuestros corazones para que la tierra no se manche
con nuestra sangre y sí se riegue con el sudor de nuestras
frentes.
Cansado ya, vuelvo a sentarme en el umbral de la casa
extraña, envuelto en mis harapos de mendigo. Pero sin
olvidar que tengo Alma, Pensamiento y Corazón.
CivifízciciSij.

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