Las Resoluciones Judiciales
Las Resoluciones Judiciales
Las Resoluciones Judiciales
RESOLUCIONES JUDICIALES
En sentido general, una resolución es el acto procesal proveniente de un tribunal,
mediante el cual resuelve las peticiones de las partes, o autoriza u ordena el
cumplimiento de determinadas medidas.
Son las decisiones, determinaciones o disposiciones que adoptan los jueces desde la
interposición de la demanda hasta poner fin al proceso, cautelando los distintos
actos procesales que realizan las partes y el órgano jurisdiccional. En uso de la
potestad que le confieren los poderes de la jurisdicción, el juez declara la voluntad
de la ley resolviendo conflictos de intereses con fuerza obligatoria.
Resoluciones son actos jurídicos que resuelven situaciones que se dan en el decurso
del proceso, hasta su conclusión, que tienen como contenido la decisión del órgano
jurisdiccional, encaminada a producir una consecuencia jurídica.
Gold Schmidt las define como “Las declaraciones de la voluntad emitidas por el juez
con el fin de determinar lo que estima como justo”.
En principio, son actos procesales de simple trámite, mediante los cuales el Juez
impulsa el desarrollo del proceso, y como señala la ley no requieren de
fundamentación, no son apelables y solo procede contra ellos el Recurso de
Reposición ante el Juez o Sala que conoce el proceso.
El Juez puede expedir un decreto, pero dentro de una audiencia, es decir dentro de
la redacción de acta judicial, la misma que contendrá el número correlativo que le
corresponde. Por excelencia el decreto debe ser redactado por el Secretario judicial,
pero fuera de una audiencia para impulsar el trámite de la secuela del proceso, lo
que quiere decir, que éste decreto no requiere la firma del Juez.
Los autos son resoluciones que tienen por función resolver incidentes, incidencias o
cuestiones que requieran fundamentación y motivación por mandato de la ley.
1.1.3. La Sentencia
Sirve también como tercer filtro para que el juez pueda pronunciarse sobre la
validez de la relación procesal, declarándola improcedente, sino se hubiese
cumplido con algún presupuesto procesal.
Según Juan Monroy Gálvez, afirman que: "La sentencia es el acto jurídico procesal
más importante que realiza el Juez. A través de ella, el Juez resuelve el conflicto de
intereses e incertidumbre con relevancia jurídica aplicando el derecho que
corresponde al caso concreto, incluso en atención a la instancia en que se expida, la
sentencia puede ser la que ponga fin al proceso si su decisión es sobre el fondo.
De otro lado las sentencias no ejecutables, son aquellas que no contienen ninguna
condena y a su vez, pueden ser, declarativas o constitutivas, las declarativas, son el
pronunciamiento judicial que se limita a establecer sobre una cuestión de hecho o
de derecho, pero sin producir efecto disolutivo.
La parte Considerativa
Está constituida por la invocación de los fundamentos de hecho y
derecho, así como la evaluación de la prueba actuada en el proceso.
En esta parte encontramos los fundamentos o motivaciones que el
juez adopta y que constituyen el sustento de su decisión.
Así evaluará los hechos alegados y probados por el demandante y el
demandado, analizando aquellos que son relevantes en el proceso.
El juez mencionará las normas de esta que sean pertinentes para
resolver las pretensiones propuestas, basándose, algunos casos, en la
argumentación jurídica adecuada que hayan presentado estas y que
le permiten utilizarlo como elemento de si decisión.
La parte Resolutiva.
Finalmente, el fallo que viene a ser el convencimiento al que el juez ha
arribado luego del análisis de lo actuado en el proceso que se expresa
en la decisión en la que se declara el derecho alegado por las
partes, precisando en su caso el plazo en el cual deben cumplir con el
mandato salvo sea impugnado, por lo que los efectos de esta se
suspenden.
Accesoriamente encontramos otras decisiones que puede tomar en
juez en la sentencia como lo es el pronunciamiento respecto de las
costas y costos a la parte vencida. Asimismo, el pago de multas y de
los intereses legales que pudiera general en su caso algunas materias.
Finalmente, el complemento de la decisión o el que permite su
ejecución como lo es disponer oficiar a alguna dependencia para que
ejecute su fallo.
1.2. Efectos de las Resoluciones Judiciales
¿Qué es la Etapa Postulatoria? Según Rosenberg, los actos de postulación son aquellos actos
de las partes que pretenden del tribunal o de un órgano jurisdiccional, una resolución
determinada y suministran el material para su fundamento.
En esta etapa procesal las partes plantean sus pretensiones y sus medios de defensa.
La postulación es una etapa fundamental del proceso que deriva del latín postulatio, que
significa pedir, solicitar, pretender o suplicar.
Es entendida como la acción de postular justicia para que se atienda ciertas pretensiones o
para que se determinen ciertas medidas en su caso. Abarca desde la demanda hasta el
saneamiento-audiencia y, en su caso, el juzgamiento anticipado del proceso.
Concepto
Es la primera etapa del proceso civil, es un ciclo OBLIGATORIO y necesario por la que tienen
que iniciar o pasar indefectiblemente todo proceso judicial, es la fase en donde las partes
litigantes, van a presentar al juzgado todas sus pretensiones, los medios probatorios, temas
necesarios que van a ser materia de argumentación, prueba, persuasión, fundamentación
de sus pedidos.
Demanda
Calificación de la demanda.
Contestación
Rebeldía.
Saneamiento Procesal.
Conciliación.
Fijación de puntos controvertidos.
Saneamiento Probatorio.
Objetivos de la etapa postulatoria
Guiados en los objetivos que señala nuestro compatriota, el jurista Juan Monroy
Gálvez, se estima los de:
c) Sanear la relación procesal por acto del juez o exigencia de las partes.-
El tercer objetivo, es la tarea del Juez de volver a revisar, REEXAMINAR,
REEVALUAR los presupuestos procesales y las condiciones de la acción
tanto de la demanda como de la contestación y de la reconvención si lo
hubiera, si estas se mantienen vigentes entonces, el Juez declarará la validez
de la relación jurídica procesal válida por consiguiente saneado el proceso,
esto puede ser por decisión propia del Juez aplicando el principio de impulso
procesal o a pedido de las partes aplicando el principio de celeridad
procesal.
d) Provocar la Conciliación. - El cuarto objetivo, es deber del Juez motivar a
las partes procesales en conflicto a la conciliación de sus pretensiones, con
fórmulas conciliatorias equitativas, justas que beneficien a ambas partes por
igual, bajo sanción de nulidad de los actuados procesales, excepto en casos
donde por su naturaleza de derechos indisponibles esté prohibida su
aplicación. En el 2008 ha salido publicado en el diario Oficial El Peruano, que
la Conciliación Procesal se ha derogado, por ende el Juez dentro del séquito
del proceso judicial en trámite ya no podrá imponer la conciliación en forma
obligatoria, sino que sólo será o se aplicará si ambas partes procesales lo
solicitan por escrito; en el fondo lo que se propende con esta ley es que la
partes materiales concilien sus pretensiones antes de iniciar el proceso ante
los Centro de Conciliaciones, es decir, extraproceso.
La demanda
Juan Monroy Gálvez, manifiesta que el derecho de acción es el medio que permite
esta transformación de pretensión material a procesal. Sin embargo, este medio por
ser abstracto, necesita de una expresión concreta, de allí que se instrumente a través
de un acto jurídico procesal llamado demanda, que es una declaración de voluntad
a través de la cual el pretensor expresa su pedido de tutela jurídica al Estado y, a su
vez, manifiesta su exigencia al pretendido.
Mario Alzamora Valdez, la demanda es el acto jurídico con el que se inicia el proceso.
Montero Aroca, Dice la demanda es el acto iniciador del proceso, que está en íntima
relación con el concepto de acción o derecho a la jurisdicción, esto es, con el derecho
fundamental a obtener tutela jurídica efectiva llegándose a dos conclusiones:
Caracteres de la Demanda
Importante:
Todo proceso se inicia a impulso de parte, es decir que solo las partes
justiciables dan inicio al proceso, en mérito al aforismo jurídico "nemo jure
sine actore" (no hay juicio sin actor).
1.2.1.2. Etapa Probatoria
Es la fase del proceso en la cual las partes tienen la oportunidad de acreditar su dicho ante
el juez, correspondiéndole al actor hacerlo respecto a los hechos constitutivos de su acción
y al demandado en relación con sus defensas y excepciones.
Es en esta etapa donde acreditan las pruebas que se pretende demostrar de acuerdo a la
pretensión, que se le plantea al juez, del mismo modo también hace valer su defensa y
excepciones el demandado. las partes demuestran tienen que demostrar de una manera
fehaciente que las pruebas presentadas tienen la finalidad de crear certeza en el juez, puesto
de este modo el juez impartirá justicia, de acuerdo a la pretensión y de acuerdo con los
medios probatorios presentados; puesto que estos pueden ser típicos (documento, testigos,
declaración de parte, pericias e inspección judicial) y atípicos.
Por lo general siempre encontramos definiciones que tienden a señalar que su finalidad es
la demostración o comprobación de los hechos afirmados por las partes en los actos
postulatorios del proceso, buscando producir convencimiento en el juez sobre los hechos,
de manera que pueda así sustentar su decisión final. Se advierte dos aspectos muy
importantes relativos a quienes intervienen en el proceso: de un lado, las partes que tienen
la facultad y el deber de poner en consideración del juez todo aquel material que sustenten
sus hechos alegados en los actos postulatorios del proceso; y de otro lado, al juez, quien se
encuentra en la obligación de sustentar su decisión en esos medios de prueba que han
propuesto las partes en el proceso y han sido actuados por este, además de aquellos medios
de prueba que de oficio haya incorporado al iter procesal.
La prueba y los medios probatorios, constituyen aspectos que debemos definir bien para no
tratarlos como si fueran lo mismo. De un lado, ya hemos hecho referencia al derecho
probatorio como la ciencia del derecho procesal que estudia la prueba. De otro lado, la
prueba es concebida como el conjunto de razones que conducen al magistrado a adquirir
certeza sobre los hechos propuestos por las partes en los actos postulatorios; y, finalmente,
los medios probatorios constituyen los instrumentos del que hacen uso las partes o dispone
el magistrado para lograr convencimiento a la decisión del juez. Asimismo los medios
probatorios constituyen un derecho básico de los justiciables producir la prueba
relacionada con los hechos que configuran su pretensión o su defensa. Según este derecho,
las partes o un tercero legitimado en un proceso o procedimiento, tienen el derecho a
producir la prueba necesaria con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su
pretensión o defensa. Así, por ejemplo, el artículo 188° del Código Procesal Civil establece
que los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las
partes, producir certeza en el juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus
decisiones. Se trata de un derecho complejo que está compuesto por el derecho a ofrecer
medios probatorios que se consideren necesarios, a que estos sean admitidos,
adecuadamente actuados, que se asegure la producción o conservación de la prueba a partir
de la actuación anticipada de los medios probatorios y que estos sean valorados de manera
adecuada y con la motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en
la sentencia. La valoración de la prueba debe estar debidamente motivada por escrito, con
la finalidad de que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido adecuadamente
realizado
Finalidad
En doctrina advertimos que el derecho a probar de las partes, tiene por finalidad
producir en el juez el conocimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos
afirmados por estas en los actos postulatorios del proceso. Por ello, no solamente
constituye un derecho sino también un deber de quien afirma un hecho, que este sea
debidamente sustentado o corroborado mediante los medios probatorios regulados
por la norma procesal, sin afectar los principios procesales y constitucionales que la
garantizan. Pon tanto, tiene como finalidad que las partes demuestren mediante los
medios de prueba que dispongan y que sean útiles para el juicio, que el Juez las
utilice y pueda dar un juicio jurídico sobre cuál de las dos partes tiene la razón
conforme al derecho.
Conforme lo señala el artículo 188° del Código Procesal Civil: “Los medios
probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes,
producir certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus
decisiones.” Por lo que consideramos, al igual que el autor citado anteriormente, que
esta constituye una posición híbrida por cuanto se recoge las tres teorías. Más debe
tenerse en cuenta que la valoración de los medios probatorios aportados por las
partes en el proceso y admitidos en la audiencia correspondiente deben destinarse
a despejar la incertidumbre jurídica, en tal sentido la fijación de puntos
controvertidos tiene entre sus objetivos determinar qué puntos van a ser materia
de prueba.
Para nuestra jurisprudencia nacional: “El derecho a la prueba tiene por finalidad
lograr el convencimiento del órgano jurisdiccional, si éste no valora o toma en
consideración los citados resultados probatorios, está frustrando el aludido
derecho, convirtiéndose así en garantía ilusoria y meramente ritualista” (Cas. N°
2558-2001, Puno. Publicado en el diario oficial El Peruano, 01-04-2004, p. 8580).
Para DEVIS ECHANDIA , “Suele hablarse con mayor frecuencia, de que es prueba
judicial todo medio que sirve para conocer cualquier cosa o hecho, con lo cual se
incluyen los hechos, objetos, y también actividades como la inspección judicial, el
dictamen de peritos, la declaración de un tercero, la confesión, esto es, la totalidad
de los medios que pueden servir de conducta para que se llegue al juez el
conocimiento de la cuestión debatida o plateada sin litigio en cada proceso”.
Consiste en saber cuáles son las formas que la ley establece y deben respetar las
partes para que la prueba producida se considere válida. Al respecto COUTURE
precisa que: “En este sentido, el problema del procedimiento probatorio queda
dividido en dos campos; en uno se halla el conjunto de formas y de reglas comunes
a todas las pruebas; en el otro, de carácter especial, se señala el mecanismo de cada
uno de los medios de prueba. Así, todo lo relativo al ofrecimiento de la prueba, a la
oportunidad para solicitarla y para recibirla, a la oportunidad para solicitarla y para
recibirla, a las formas de verificación comunes a todos los medios de prueba, etc.,
constituye el tema general del procedimiento probatorio. Por otro lado, el
funcionamiento de cada medio de prueba, instrumentos, testigos, confesión,
inspección, etc., constituye el aspecto particular del problema.”
Por tanto, el objeto de la prueba es el hecho que debe verificarse y sobre el cual el
juez emite un pronunciamiento. Es demostrar la verdad de los hechos propuestos
por las partes al momento de interponer la demanda (por parte del demandante) y
al momento de contestar la misma (por parte del demandado). Es todo aquello
susceptible de demostración por las partes ante el juez, sobre la verdad o existencia
de un hecho, materia de las pretensiones propuestas, pudiendo ser estos pasados,
presentes o futuros.
Es la Tercera etapa del proceso civil, en donde el juzgador, va a valorar los medios
probatorios, resuelve los puntos controvertidos, resuelve el conflicto de interés o elimina la
incertidumbre jurídica, aplicando el derecho que corresponde al caso concreto.
El valorar es apreciar los medios de prueba en el proceso, mediante una técnica adecuada o
prevista a efecto de alcanzar la certeza y convicción respecto a los hechos postulatorios o
controvertidos.
El Apreciar supone examinar, graduar y juzgar respecto a la eficacia de los medios de prueba
vinculados a los hechos probatorios o controvertidos a efecto de determinar su relación con
las categorías de certeza y convicción.
Importante: Nuestro ordenamiento procesal civil prescribe que todos los medios
probatorios son valorados por el Juez en forma conjunta utilizando su apreciación
razonada: Por lo que debemos comprender que, ningún medio probatorio debe ser
examinado en forma aislada o exclusiva, sino en su conjunto como una sola unidad y en ese
acto el juez deberá aplicar la apreciación razonada de las pruebas. Entendemos que es la
que se hace en base de ciencia, como expresión excelsa de la razón lógica en cada caso
particular, con sujeción a la expresión cotidiana en el tiempo, lugar, idiosincrasia, costumbre
y cultura. Desde el punto de vista de la doctrina dicha valoración corresponde a la sana
crítica, por lo que dicha valorización también corresponde a los medios atípicos.
En el marco de la etapa decisoria, encontramos como parte final del proceso a los alegatos.
Alegatos
Caracteres:
Sentencia
Dos tesis se han formulado sobre la naturaleza de la sentencia: una sostiene que es
un juicio lógico y otra que es un acto de voluntad. En realidad, las dos tesis
contemplan aspectos diversos de la sentencia y lejos de excluirse se complementan,
Pero no se trata de un acto de voluntad del Juez, sino del Estado a través de aquél.
Nosotros consideramos la sentencia como un mandato y juicio lógico del juez para
la declaración de la voluntad del Estado, contenida en la norma legal que aplica en
el caso concreto. El Juez no crea derecho, sino que lo declara o reconoce, de acuerdo
con los hechos de donde se origina y con la forma legal que lo regula, o la costumbre
cuando es aplicable.
La Expositiva,
La Considerativa, y
Resolutiva o fallo.
1.2.1.4. Etapa impugnatoria
Es la Cuarta etapa del proceso civil, en donde los medios impugnatorios pueden formularse
por quien se considere agraviado en actos procesales o resoluciones, en todo o parte de
ellas, para que dé un nuevo examen, se subsane el vicio o error alegado.
Radica que el Juez como persona humana es susceptible de error o equivocarse en sus
decisiones y para tal existen los medios impugnatorios para que otro magistrado las revise.
"Podemos definir a este instituto procesal como el instrumento que la ley concede a las
partes o terceros legitimados para que soliciten al juez que, él mismo u otro de jerarquía
superior, realicen un nuevo examen de un acto procesal, o de todo el proceso, a fin de que
anule o revoque éste, total o parcialmente.
Casos: Nulidad de una notificación, cuando se hay realizado sin las formalidades de
ley; la nulidad de una audiencia, cuando se haya realizado sin la intervención del
secretario judicial quien da fe de la realización de los actos procesales. Etc
Se interpone contra resoluciones judiciales a fin de que sea revocada o anulada. Cabe
la apelación parcial de un acto procesal.
Reposición
Apelación
Casación
Queja
1.2.1.5. Etapa ejecutoria
Antecedentes
La Ejecución de sentencia ha sido concebida inicialmente como una etapa del proceso. El
Código de Procedimientos Civiles de 1912 consideraba a la Etapa Ejecutiva como la última
que tenía que discurrir después de la sentencia –que culminaba la Etapa Resolutiva- de
modo que el cumplimiento de lo resuelto en el fallo debía ser ventilado en el mismo proceso,
con cierta lógica secuencial.
Ese mismo esquema lo adaptaron los Decretos Supremos 07-71-TR y 03-80-TR, que fueron
los primeros cuerpos legales orgánicos que se ocuparon de regular el Proceso Laboral,
sometiéndose incluso a la aplicación supletoria del Código de Procedimientos Civiles antes
mencionado, de tal manera que no había que formar un cuaderno aparte, ni dar mayores
explicaciones que el hecho de encontrarse con la sentencia consentida o ejecutoriada.
La Ley Procesal de Trabajo 26636 trata de adoptar el sistema del Código Procesal Civil,
aunque lo hace imperfectamente por adecuarlo a las instituciones laborales que tenía que
manejar, es así que separa dos grupos de Títulos, los Ejecutivos por un lado y, por el otro los
de ejecución, pero no hace lo mismo con el proceso, el cual lo regula en forma simple como
Proceso de Ejecución, sin darle un trámite especial, obligando a que se aplique
supletoriamente el Código Procesal Civil de manera confusa. Lo que si queda claro es que la
ejecución de una sentencia debe hacerse en un nuevo proceso, aunque en el mismo Juzgado,
de manera que se modifica el esquema tradicional que se venía aplicando, sin embargo, de
lo cual la costumbre ha ido forjando una retracción de esta norma, tratando de volver a la
anterior, que ha sido recogida por la nueva Ley.
En el año 2008 se promulga el Decreto Legislativo 1069 que modifica el Código Procesal
Civil, sustituyendo entre otros, todo el Titulo V que se refería al Proceso de Ejecución,
cambiándole la fisonomía a este proceso que, de ser múltiple lo convierte en UNICO y lo
simplifica con la intención de mejorar la administración de justicia en materia comercial. La
relevancia de esta norma para nuestro análisis radica en su adscripción casi total en el texto
de la nueva Ley Procesal de Trabajo, de manera que sirve de explicación para la
modificación del Proceso Ejecutivo en el ámbito laboral, como veremos más adelante.
El inicio del proceso está en el Titulo que se califica debidamente, para luego
expedirse un Mandato de ejecución que no permite la discusión del origen del
derecho, sino únicamente la argumentación sobre la exigibilidad de la obligación
que contiene dicho título, la misma que en caso no tener fundamento adecuado,
induce al Juez a emplear todos los medios imperativos, forzosos, coactivos o
coercitivos que la Ley franquea para lograr el cumplimiento de la obligación de parte
del deudor u ofensor. Ello determina que sea un proceso breve, expeditivo y
conminatorio que no admite mayor debate entre las partes, prohibiéndose los
artículos de nulidad y la concesión de medios impugnatorios con efecto suspensivo,
hasta que no se haya dado cumplimiento a la obligación ejecutada.
Mandato De Ejecución
El Juez al recibir la demanda tiene que calificarla, verificando que se hayan cumplido
los requisitos formales y de fondo que señala la Ley y, especialmente si el Titulo de
ejecución reúne las características de autenticidad que debe tener, porque de lo
contrario puede declararla Inadmisible o Improcedente, según sea el requisito que
no se haya cumplido.
e) Nulidad formal del título: Cuando el acto jurídico que lo contiene este
afecto de alguna causal o defecto que lo invalida, tal el caso que se haya
emitido en forma incompleta, es decir sin firmas de los funcionarios
responsables o que el acreedor que haya intervenido en un documento de
origen particular, este privado del ejercicio de sus derechos civiles o, le falte
algún requisito de acuerdo a las disposiciones de la ley de la materia.
Medidas de Ejecución
Son aquellas que se adoptan, como eje central del proceso, para conminar al
ejecutado al cumplimiento de sus obligaciones y hacerlas efectivas y que la ejecución
no sea un mero instrumento ilusorio que nunca va a cumplirse, por lo que estas
varían de acuerdo al tipo de obligación que se ejecuta y, son las siguientes:
Ejecución Forzada, cuando es una obligación de dar suma de dinero, está dirigida
contra el patrimonio del deudor, consistente en bienes inmuebles, muebles,
vehículos, naves, cuentas bancarias, rentas, negocios, acciones y todo aquello sujeto
a propiedad por parte de este, que pueden afectarse con gravámenes que terminan
con la realización de los bienes, esto es el remate, venta o retención que permitan su
licuación en dinero, para satisfacer la deuda cobrada. Esta medida se adopta a
iniciativa del ejecutante cuando señala los bienes que pueden ser afectados, pero si
este acreedor desconoce la existencia de bienes de propiedad del deudor, podrá
pedir al Juez que lo requiera en un término perentorio para que señale los bienes
libres que posea o, por lo menos, bienes parcialmente gravados cuyo saldo de
cobertura resulte cuantitativamente suficiente para igualar el valor de la ejecución.
En caso en que el ejecutado no cumpla con este mandato, se puede declarar su
insolvencia y por lo tanto, su disolución y liquidación si se trata de una persona
jurídica.
La preclusión es un principio especial del derecho procesal, que no se puede entender sin
antes haber estudiado las etapas de todo proceso, por lo tanto, dejamos constancia que en
el proceso civil la doctrina mayoritaria ha dejado claramente establecido que existen las
siguientes etapas: postulatoria, probatoria, decisoria, impugnatoria y ejecutoria, las cuales
no son tan nítidas en la práctica procesal, sin embargo, en teoría esto es aceptado en forma
pacífica, a tal punto que no se puede ignorar las indicadas.
En cuanto a las etapas podemos afirmar que el camino procesal tiene como característica
que concluida una etapa no se puede retornar a la etapa anterior, por ejemplo, concluida la
etapa postulatoria no se puede retornar a dicha etapa procesal, aun cuando el juez u otro
órgano jurisdiccional advierta que existe un problema que no puede salvarse.
Sin embargo, la jurisprudencia no tiene en cuenta el referido, es decir, deja de lado otras
fuentes del derecho, lo cual hemos advertido en la ciudad de Moyobamba, por lo tanto, se
hace necesario la difusión de dicho principio procesal, a efecto de no causar problemas a los
litigantes, ni tampoco a los abogados.
Todo juez debe conocer este principio procesal, por lo tanto, si el proceso está saneado es
claro que no se puede volver a la etapa de calificar la demanda, sin embargo, en dicha ciudad
la sala civil se pronunció en sentido contrario con lo cual se originó o provocó o dio origen
a una serie de problemas, sin embargo, consideramos que se ha solucionado este problema
porque los jueces superiores ahora son titulares.
Igualmente todo abogado debe conocer este importante principio procesal, el cual
encuentra consagración legislativa en forma más clara, contundente y expresa en el derecho
positivo español, y para ser más exacto nos estamos refiriendo a la ley de enjuiciamiento
civil española del año 2000, norma que consagra este principio en forma más clara, por lo
tanto, si efectuamos un estudio microcomparativo es claro y evidente que el derecho
español se encuentra más desarrollado que el derecho peruano en lo referido al derecho
positivo aplicable al principio procesal materia de estudio.
El principio procesal de preclusión es conocido por algunos otros autores, con otro nombre
como es por cierto el de eventualidad, denominación que es poco conocida en el derecho
peruano, y en todo caso algunos abogados consideran que se trata de dos principios
diferentes que merecen un estudio separado.
El tema estudiado no ha merecido un estudio acucioso en el derecho peruano, por lo tanto,
se justifica investigar sobre este importante tema procesal, y en todo caso se debe publicar
trabajos que traten sobre este principio procesal, el cual no sólo se aplica en sede procesal
civil, sino también en otros escenarios.
Este principio no sólo se aplica en sede judicial, sino también a otros procesos, dentro de los
cuales podemos citar el caso de los procesos administrativos, lo cual puede ser corroborado
con jurisprudencia actual y de esta forma se puede determinar que el derecho es bastante
amplio y no se limita al estudio del derecho procesal civil, sino que existen otras ramas del
derecho procesal, dentro de las cuales podemos citar el caso del derecho procesal
administrativo, procesal registral, procesal notarial, procesal tributario, procesal aduanero,
entre otras.
También hemos consultado diversos diccionarios jurídicos, pero existe poca información,
lo cual dificulta nuestra labor investigadora, sin embargo, en los últimos años han aparecido
nuevos diccionarios jurídicos que puede facilitar el estudio y aplicación de este importante
principio procesal, que estudiamos en la presente sede. Todo esto permite según nuestro
criterio un conocimiento más amplio del principio procesal estudiado.
En el derecho procesal peruano este principio ha sido poco estudiado por que en el derecho
peruano abundan los abogados positivistas, los cuales rinden culto a la ley, sin criticarla, y
en este sentido se ocasiona que el conocimiento no avance, porque sólo con la permanente
crítica es claro y evidente que se consigue la renovación del conocimiento jurídico.
Es decir, consideramos que el código procesal civil peruano de 1993 debe ser modificado
expresamente a efecto de consagrar en su título preliminar el principio procesal materia de
estudio, con lo cual se obtendría una herramienta legislativa, más acorde a estos tiempos,
principio que ha sido tenido en cuenta en la jurisprudencia que revisaremos a continuación,
con lo cual se acredita que el conocimiento jurídico ha aumentado o dicho de otra forma se
ha incrementado en los últimos años.
De acuerdo con Eduardo Pallares, distingue dos especies de preclusión: estricta y amplia.
Nos referimos a este principio siempre que queremos explicar la “capacidad de lograr el
efecto que se desea o se espera” de algo. Pero ¿cuál es el resultado que esperamos del
proceso?, ¿que deseamos de él? Carnelutti nos dice que el proceso, como método para la
aplicación del derecho, debe tener una cualidad interior (justicia) y otra exterior (certeza).
Y sigue exponiendo que “si el derecho no es cierto, los interesados no saben, y si no es justo,
no sienten lo que es necesario para obedecer”. Vélez Mariconde responde al interrogante
planteado afirmando que la averiguación de la verdad es el fin inmediato de la función
judicial. Sin embargo, consideramos que lo que la sociedad espera del proceso es que brinde
un remedio a las disputas que en ella se generan. Lo que las partes desean es que, según lo
que ellas han traído al pleito, se encuentre una solución que ponga fin al litigio y ello traiga
aparejado la paz buscada. Recordemos que el fin de los ciudadanos de delegar en el Estado
dicha función es una de los objetivos de la comunidad, según la conocida doctrina pactista.
Así las cosas, debemos recordar que estamos en presencia de un principio procesal; de ello
derivan dos cuestiones importantes. Por un lado, la eficacia no admite contrariedad:
podremos tener un proceso oral o escrito, con inmediación o sin ella, pero no puede haber
un proceso si él no conduce al logro de la pretendida paz. Por el otro, basta con que el
método de debate sea ineficaz para echar por tierra lo conseguido por otras bases
procesales. Es decir, aun cuando nos encontremos con un tercero imparcial, imparcial e
independiente y partes en igualdad de condiciones y tratamiento para litigar, etc.; no
estaremos ante un proceso sino ante un mero procedimiento si éste es ineficaz. Si bien
parece que sólo estamos repasando conceptos, es imperioso redimensionar el valor innato
de la eficacia procesal para no soslayar, quizás por olvido, su verdadero mérito. Si no
diseñamos una serie procedimental que sea idónea para lograr lo explicado, desde el mismo
proceso provocamos el fracaso del método; desvirtuamos su fin y la sociedad no encontrará
una solución para su convivencia en armonía. En la búsqueda de esa armonía la eficacia nos
enlaza, necesariamente, con las nociones de conflicto y litigio. Las partes acuden al juez para
que, teniendo en cuenta lo que han afirmado y negado (litigio) de eso que pudo haber
ocurrido en el plano de la realidad (conflicto), él les proporcione una solución según lo
confirmado y alegado por las mismas. He aquí la expresión cabal del principio que estamos
estudiando. Si se le otorga la solución buscada mediante una serie apta para que se debata
con reglas claras hablaremos de eficacia del proceso; caso contrario, de ineficacia. La
comparación de lo declarado en la sentencia con lo pretendido por las partes nos servirá de
parámetro para efectuar dicha estimación.
Es así que llegamos a la definición de Etapas del proceso civil como una sucesión de
actos procesales que se traducen en procedimientos civiles que se llevan a cabo
dentro el proceso basándose en normas procedimentales civiles. En cada caso, es
necesario evaluar si estamos en presencia de una controversia y en caso de no
existir no debemos fomentarla desde la posición de parte o la de juez. No podemos
confundir a la eficacia del proceso con que aquel que haya tenido razón en la
realidad sea el ganador del litigio. Un proceso es eficaz si les otorgo a las partes un
método de debate apto para que discutan entre pares la razón de sus dichos y, según
el resultado obtenido, el juez declare al triunfador. Si las reglas que determinan la
valoración de la prueba no son claras o se dirigen a buscar la verdad se está
afectando el principio procesal de eficacia trayendo aparejado la vulneración al
debido proceso.
CAPITULO II
LA PRUEBA
Uno de los temas más trascendentales del proceso, qué duda cabe, es el derecho probatorio,
la ciencia que estudia la prueba en sus diversos aspectos y que no se limita al conocimiento
de la prueba de carácter judicial, sino que abarca también a la extraprocesal. Desde otro
punto de vista es concebido también como la actividad procesal destinada a convencer al
magistrado respecto de las afirmaciones expresadas por las partes en los autos
postulatorios en relación con los hechos que sustentan sus respectivas pretensiones.
Por lo general siempre encontramos definiciones que tienden a señalar que su finalidad es
la demostración o comprobación de los hechos afirmados por las partes en los actos
postulatorios del proceso, buscando producir convencimiento en el juez sobre los hechos,
de manera que pueda así sustentar su decisión final. Se advierte dos aspectos muy
importantes relativos a quienes intervienen en el proceso: de un lado, las partes que tienen
la facultad y el deber de poner en consideración del juez todo aquel material que sustenten
sus hechos alegados en los actos postulatorios del proceso; y de otro lado, al juez, quien se
encuentra en la obligación de sustentar su decisión en esos medios de prueba que han
propuesto las partes en el proceso y han sido actuados por este, además de aquellos medios
de prueba que de oficio haya incorporado al iter procesal.
2. 1. Derecho probatorio
Constituye un derecho básico de los justiciables producir la prueba relacionada con los
hechos que configuran su pretensión o su defensa. Según este derecho, las partes o un
tercero legitimado en un proceso o procedimiento, tienen el derecho a producir la prueba
necesaria con la finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa.
Así, por ejemplo, el artículo 188° del Código Procesal Civil establece que los medios
probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes, producir
certeza en el juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones. Se
trata de un derecho complejo que está compuesto por el derecho a ofrecer medios
probatorios que se consideren necesarios, a que estos sean admitidos, adecuadamente
actuados, que se asegure la producción o conservación de la prueba a partir de la actuación
anticipada de los medios probatorios y que estos sean valorados de manera adecuada y con
la motivación debida, con el fin de darle el mérito probatorio que tenga en la sentencia. La
valoración de la prueba debe estar debidamente motivada por escrito, con la finalidad de
que el justiciable pueda comprobar si dicho mérito ha sido adecuadamente realizado.
2.2. Finalidad
En doctrina advertimos que el derecho a probar de las partes, tiene por finalidad producir
en el juez el conocimiento sobre la existencia o inexistencia de los hechos afirmados por
estas en los actos postulatorios del proceso. Por ello, no solamente constituye un derecho
sino también un deber de quien afirma un hecho, que este sea debidamente sustentado o
corroborado mediante los medios probatorios regulados por la norma procesal, sin afectar
los principios procesales y constitucionales que la garantizan.
Para Juan MORALES respecto de la finalidad de la prueba judicial, señala que se reconoce
tres posiciones: a) establecer la verdad, b) lograr la convicción del juez, y c) alcanzar la
fijación formal de los hechos procesales.
Conforme lo señala el artículo 188° del Código Procesal Civil: “Los medios probatorios
tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes, producir certeza en el
Juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones.” Por lo que
consideramos, al igual que el autor citado anteriormente, que esta constituye una posición
híbrida por cuanto se recoge las tres teorías. Más debe tenerse en cuenta que la valoración
de los medios probatorios aportados por las partes en el proceso y admitidos en la audiencia
correspondiente deben destinarse a despejar la incertidumbre jurídica, en tal sentido la
fijación de puntos controvertidos tiene entre sus objetivos determinar qué puntos van a ser
materia de prueba.
Para nuestra jurisprudencia nacional: “El derecho a la prueba tiene por finalidad lograr el
convencimiento del órgano jurisdiccional, si éste no valora o toma en consideración los
citados resultados probatorios, está frustrando el aludido derecho, convirtiéndose así en
garantía ilusoria y meramente ritualista” (Cas. N° 2558-2001, Puno. Publicado en el diario
oficial El Peruano, 01-04-2004, p. 8580).
“Probar es verificar, confirmar, demostrar, etc. Es este un concepto suficiente acotado desde
un dato tuitivo.”
Para DEVIS ECHANDIA[6], “Suele hablarse con mayor frecuencia, de que es prueba judicial
todo medio que sirve para conocer cualquier cosa o hecho, con lo cual se incluyen los hechos,
objetos, y también actividades como la inspección judicial, el dictamen de peritos, la
declaración de un tercero, la confesión, esto es, la totalidad de los medios que pueden servir
de conducta para que se llegue al juez el conocimiento de la cuestión debatida o plateada
sin litigio en cada proceso”.
La prueba busca la demostración de los hechos propuestos por las partes en el proceso. Es
la materialización o comprobación de la existencia de un acto que llega a conocimiento del
juez y que de esta manera contraste lo afirmado por los sujetos procesales para en su caso,
darle o no la razón en su decisión.
El objeto de la prueba es el hecho que debe verificarse y sobre el cual el juez emite un
pronunciamiento. Es demostrar la verdad de los hechos propuestos por las partes al
momento de interponer la demanda (por parte del demandante) y al momento de contestar
la misma (por parte del demandado). Es todo aquello susceptible de demostración por las
partes ante el juez, sobre la verdad o existencia de un hecho, materia de las pretensiones
propuestas, pudiendo ser estos pasados, presentes o futuros.
Estamos acostumbrados a enfrentar casos en que las partes actúan sus medios de prueba y
las afirmaciones sobre los hechos quedan acreditados. En estos casos, los jueces resuelven
la controversia en uno u otro sentido sin ningún problema.
Sin embargo, ¿Qué ocurre cuando luego de agotarse toda la actividad probatoria, los jueces
consideren que aún los hechos no han quedado lo suficientemente acreditados? ¿Pueden
dejar de resolver o de todas maneras deberán emitir una sentencia?
Esta institución, muchas veces ignorada en las clases de derecho procesal o estudiada muy
someramente, cumple un papel importante para que los jueces puedan enfrentar la
insuficiencia probatoria y salir victoriosos con un adecuado pronunciamiento.
Podemos entender a la carga de la prueba como una regla de juicio accesoria que le
permitirá a los jueces resolver aquellas controversias cuando, luego de agotarse toda la
actividad probatoria, consideren que ninguna de las afirmaciones sobre un hecho realizadas
por las partes ha quedado acreditada.
Atendiendo a la regla de la carga de la prueba que regirá en el caso, el juez podrá declarar
fundada la demanda si las consecuencias de la improbanza del hecho recaían sobre el
demandado o infundada en caso estas consecuencias hayan recaído sobre el demandante.
“(…) entenderemos como carga de la prueba subjetiva aquella orientada a determinar cuál
de las partes debe aportar al tribunal las pruebas sobre un hecho específico en el curso del
proceso. Mientras que, carga de la prueba objetiva será el criterio que determina la decisión
final cuando no se ha probado un hecho principal”.
Sin embargo, nosotros consideramos que hablar de una doble dimensión de la carga de la
prueba no es apropiado, debiendo descartarse la dimensión subjetiva de la carga de la
prueba por dos principales razones.
Por ello, somos de la idea que se debe prescindir de hablar de una dimensión subjetiva de
la carga de la prueba. En ese sentido, en esta entrada solo nos referiremos a la carga de la
prueba como una regla de juicio subsidiaria orientada a los jueces. Cabe precisar que no
descartamos que la manera en que se aplicará la carga de la prueba debe ser conocida por
las partes, pero no porque tengan el deber de ofrecer los medios de prueba sino porque de
esta manera sabrán sobre quien recae las consecuencias de la improbanza de una
afirmación.
2.5.2. La importancia de la carga de la prueba
Como hemos venido desarrollando, la carga de la prueba será una herramienta útil para los
jueces en aquellos casos en que ya se agotó toda la actividad probatoria, pero consideran
que ninguna de las afirmaciones sobre un hecho alcanzó el grado de confirmación necesario
para tenerla por probada.
De este modo, la carga de la prueba evitará que los jueces dejen de resolver las controversias
cuando consideren que algunas afirmaciones sobre un hecho no quedaron acreditadas,
evitando de esta manera que puedan alegar el non liquet para no emitir una sentencia.
Sin embargo, muchas veces la carga de la prueba no es entendida adecuadamente ni por las
partes ni mucho menos por los jueces. No faltan situaciones en que las partes para intentar
maquillar su insuficiencia probatoria solicitan que el juez aplique la carga de la prueba con
la finalidad de verse librado de la carga de aportar medios de prueba. También ocurre que
los jueces utilizan a la carga de la prueba como una premisa a partir de la cual giran todo su
razonamiento pudiendo afectar el resultado al cual pueden arribar.
Por estas razones consideramos que debe rescatarse la importancia de una adecuada
aplicación de la carga de la prueba en su dimensión objetiva para que de esta manera tanto
las partes como en especial los jueces, comprendan la real dimensión de esta figura. En ese
sentido, consideramos que un buen punto de partida para comprender su real dimensión es
una adecuada regulación en nuestro ordenamiento; sin embargo, como veremos en el punto
siguiente, esto no se da.
En nuestro Código Procesal Civil encontramos regulada a esta figura en el artículo 196° y se
encuentra enunciada de la siguiente: “Salvo disposición legal diferente, la carga de probar
corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice
alegando nuevos hechos”.
Lamentablemente, esta necesidad de dotar del contenido adecuado a esta figura en nuestro
ordenamiento tampoco ha sido contemplada en los Plenos Casatorios o Jurisdiccionales
pues un análisis de esta figura brilla por su ausencia.
2.5.4. A modo de conclusión: La necesidad de una adecuada regulación de la carga de
la prueba
Una adecuada regulación de la carga de la prueba no solo deberá procurar contener una
regla de distribución, sino que además debe establecer expresamente que se trata de una
regla dirigida a los jueces y su aplicación solo podrá limitarse a aquellos supuestos en que
ya se haya agotado toda la actividad probatoria y aun así los jueces consideren que haya
alguna afirmación sobre un hecho que no quedó lo suficientemente acreditada.
Si bien su aplicación solo podrá darse de manera subsidiaria, ello no obsta para que los
jueces puedan poner en conocimiento de las partes al inicio del proceso cuál será la regla de
la carga de la prueba que regirá el proceso, de modo tal, que desde el inicio sepan sobre cuál
de las partes recaerán las consecuencias de la insuficiencia probatoria.
BIBLIOGRAFIA
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