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mujeres mapuche

en resistencia
1María Moreno Rayman
mujeres mapuche
en resistencia

El concepto yafüluwaiñ, alude a darnos apoyo, fortaleza, estar


alentadas, estar firmes, con buena salud. Este significado es bien
amplio y complejo, teniendo mayor belleza cuando se lo relaciona al
mundo femenino mapuche, porque su trasfondo alude a la salud y la
salud proviene de la naturaleza, que está vinculada más a lo
femenino. Ella, la naturaleza, nos entrega salud con todo lo que nos
provee. Este concepto alude a darse apoyo, fortaleza, nunca sola,
interactuar en red; es importante que se conozca y que circule, en
especial entre mujeres de diversas generaciones.

Las mujeres mapuche perdieron valor social y su papel reproductivo


ya no es apreciado en un nuevo contexto de empobrecimiento
colectivo y violencias extremas impunes hasta el día de hoy. Pérdida y
debilitamiento de conocimientos propios (ceremonias, plantas de
poder, prácticas ancestrales). Ese poder debe ser recuperado, para
lograr el equilibrio tan necesario.

Existe también
Existe también enen loslos dedemillones
millonesdededólares
dólares
territorios, daño
territorios, daño invertidos en armas,
invertidos en armas,
irreparable
irreparableal medio
al medio cuando
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requiere
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construye día a día con
creciente militarización
creciente militarización real respeto
real respeto y voluntad
y voluntad
que sigue
que violentando
sigue violentando al al política.
política.
saber la cantidad
saber la cantidad
En este contexto, la violencia
espiritual es una forma de
violencia invisibilizada por la
magnitud de las otras que se
presentan contra lxs mapuche,
pero que se deriva, al igual que
aquellas, de procesos de
discriminación más relacionados
con el genocidio cultural. La
discriminación vista como de las
peores violencias porque surge
de ideologías que segmentan a
lxs humanxs por el sólo hecho de
existir con determinadas
características y donde el color
de la piel define jerarquías muy
violentas.
La violencia espiritual tiene como
fuente también, el maltrato de la
pareja y la comunidad que
muchas veces es naturalizada a
pesar de que la violencia y la
discriminación no aparecen en la
cosmovisión ni en los mitos de
origen, ni en la ley natural, pero
ocurre de manera cotidiana en la
vida presente de muchas mujeres
mapuche, y afecta el espíritu y
altera el ordenamiento ancestral.
Las mujeres son sagradas en la
cosmovisión mapuche y la
violencia contra las mujeres
afecta la colectividad porque las
mujeres constituyen el centro del
despertar comunitario.
Nuestra memoria fue desmembrada, al igual que
muchos cuerpxs mapuche, pero esa resistencia viva,
porfiada no solo contiene con fuerza, sino que es capaz
de crear y re crear en lo cotidiano y esa memoria se va
rearmando para cumplir el ciclo. Lo que debemos recu
perar y reforzar es la capacidad usurpada de tejer los
hilos de nuestra propia historia (Aura Cumes).
una tarea urgente el proceso de buscar y rescatar histo
ria y memoria dialogando y registrando y difundiendo
por diversos medios.

Este acto de liberación tiene una connotación potente


porque nuestro pueblo funda su existencia en la palabra,
el poder de las palabras, que nace de la naturaleza, el
habla de la tierra. Para re armarnos, para seguir
desafiando los presagios malos, para seguir buscando en
el cielo los buenos augurios que nos marcan un nuevo
futuro, con el protagonismo ahora de las mujeres, ese
matriarcado que debe aflorar con urgencia para re
componer el sistema decadente.

Historias circulares, memorias vivas que resisten al


intento de exterminio depositadas en las mujeres, en sus
voces que se van transmitiendo y multiplicando en el
viento, la oralidad, el poder de las palabras y que son
conscientes de la proyección de ese acto de liberación.
Queremos gradecer a todas las mujeres mapuche que se
atrevieron a la expresión:

María Moreno Rayman, Kallfv Lafken (Viviana Lloncon P),


Paz Millaray Quintana Painemal, Sylvia González
Millahueque, Sahyan Antillanca, Ana Luisa Calvillan
Lizama, Anita Marivil, Angélica V. Cayuman, Jessica Nauto
Pesso, Danay Mariman Catrileo, Paola Melita, Damarís
Molina Zagal, Ana María Catrileo España, Rosita Catrileo
Arias, Luz Marina Huenchucoy Millao,
Ria Ruda, Carol Piutrin Quintrel, Rosa Cayupul, Victoria
Aldunate, Marcia Olave, Teresa Boroa, Aida Catriñanaco,
Machi Yessica Huentemil, Klaura Anchio Boroa y
Margarita Calfio Montalva.

En forma especial damos las gracias al Fondo Alquimia, que creyó


en esta propuesta de mujeres mapuche.
Kallfv Lafken (Viviana Lloncon P)

Es mujer mapuche, profesora de historia, artista visual autodidacta, y escribe


poesía, es parte del Colectivo “Küzaw Mapuche artistas visuales” y del grupo
“Kultura Mapuche”, su trabajo visual se concentra en la fotografía, pintura y arte
reutilización, tanto en la fotografía como en la pintura aborda temáticas
mapuches, incorporando la mujer y la cosmovisión como ejes fundamentales.

Mujer Mapuche, herida abierta

Soy una
Somos todas
Hijas de Janekeo
Somos herida abierta
Esa que nunca cicatrizó,
porque de la misma
Tierra hemos podido
sentir su dolor, en sus
mares y ríos que son contaminados,
en las plantas medicinales que ya
no crecen para sanar el kütran, que
tiene dormida e indolente a nuestra
gente, mientras hay lamngen, que son
encarcelados, enjuiciados y
condenados a muerte.
Esta violencia, trajo el winka junto a
su machismo y colonización. Desde entonces,
la luna llora, con cada una de nosotras.
En relación con la poesía destaca tópicos como resistencia, territorio y el “ser
mapuche”. Ha expuesto sus trabajos en diversas actividades y muestras.
Reside actualmente en la ciudad de Santiago.

Sus
trabajos
en:

Lágrimas de plata, lágrimas de mujer


Una, llora por la traición del Sol
la otra por ver a su wentru
sumergido en el alcohol.
Así está lleno de wekufe
que asolan a nuestro pueblo,
envenenando y cortando
nuestro paso de flores libres y guerreras
convirtiendo a la machi en bruja y en terrorista
la semilla libre en patentada,
la mujer que lucha por su territorio
en una amenaza,
la que levanta su voz, en un estorbo.
Somos silenciadas, invisibilizadas
por los medios de comunicación
por el estado y su mano negra,
que nos tiene como objeto de folklor
y por los que piensan que servimos
Mejor para preparar las cosas del nguillatun
Que para tener palabra, discurso y acción.
Paz Millaray Quintana Painemal

Tengo 28 años vivo en la comunidad Ramón Painemal en la comuna de Chol


Chol, pero nací en Santiago , soy estudiante de pedagogía en historia en quinto
año en la UCT, tengo una hija de 6 años soy madre soltera. Nací el 1 de junio de
1989 viví en Santiago hasta los 23 años luego me vine al sur donde tuve a mi
hija, pero por cosas de la vida me vine al campo a vivir.

Dejar de ser sombra


( Painemallewfu )

Postergada ante la huella de la vida


Olvidada en esencia y energía,
Gritando en silencio sus angustias
Para que los frutos no carguen sus heridas.
Tierra, que escuchas sus delirios,
Flores, que consuelan sus caminos
Plantas, que absorben los secretos
De un dolor profundo enraizado en sus ancestros.
¡Calla mujer! Que tu voz hará temblar la tierra,
¡No llores mujer! Que tu llanto elevará mareas.
Sigue oculta en el silencio de la historia,
A la sombra del que grita sus victorias.
Y cuando ella la que anhelaste en tu vientre,
te pida consejos sobre lo que su alma siente,
no atormentes,
A la sombra del que grita sus victorias.
A la sombra delnique
prejuicies suvictorias.
grita sus libertad,
Y cuando ella la que anhelaste en tu ya que tu
Y cuando
vientre, decidiste
ella ser sombra
la que anhelaste en ytucallar.
vientre,
Sigue
te pida consejos sobre lo que su alma
te pidaen silencio sobre
siente,
consejos tejiendo tu propio
lo que suplicio,
su alma siente,
Baja
no atormentes, ni prejuicies su la mirada
libertad,
no a la sombra
atormentes, de tu amado
ni prejuicies castigo,
su libertad,
Pero
ya que tu decidiste ser sombra no
ya pudras
y callar. con tus penas
que tu decidiste a la flory que
ser sombra renace
callar.
No Sigue
lasuplicio,
Sigue en silencio tejiendo tu propio seques con tu tejiendo
en silencio amargura,tu déjala
propioapellinarse.
suplicio,
Baja la mirada a la sombra de tuYamado
cuando
Baja decidasa dejar
lacastigo,
mirada de sombra,
la sombra vuelve castigo,
de tu amado a brillar,
Y cuando
Pero no pudras con tus penas decidas
a la Pero
flor que dejar con
no pudras
renace de callar, grita,aaunque
tus penas la tierra
la flor que retumbe
renace
Y cuandodéjala
No la seques con tu amargura, llores
No ladesconsoladamente,
apellinarse. que tudéjala
seques con tu amargura, llantoapellinarse.
hasta el cielo inunde.
Y cuando decidas dejar de sombra,Y vuelve
cuandoa decidas
brillar, dejar de sombra, vuelve a brillar,
Y cuando decidas dejar de callar, grita,
Y cuando
aunque
decidas
la tierra
dejar
retumbe
de callar, grita, aunque la tierra retumbe
Y cuando llores desconsoladamente,
Y cuando
que tu llores
llantodesconsoladamente,
hasta el cielo inunde.que tu llanto hasta el cielo inunde.
Klaura Anchio Boroa.

Mujer Mapuche proveniente del territorio de Boyeco, Temuco. Creadora


autodidacta nació en 1983.Ha publicado en revista Mapuñuke 2013, Comarcas
2015, Libro Zomo, Trazos de una Historia, 2017

KURRA NEWEN

Me han dicho.
Tonta,
KURRA NEWEN
Lesa
Me han dicho.
Ignorante
Tonta,
Fea,
Lesa
Tapaculo,
Ignorante
Camboyana,
Fea,
Tímida
Tapaculo,
Gatita
Camboyana,
Perrita
Tímida
Washita
Gatita
Princesa
Perrita
Nana,
Washita
Wedwed
Princesa
Gorda,
Nana,
Flaca,
Wedwed
Mosca muerta
Gorda,
Me han agarrado el culo
Flaca,
Alguna vez en la micro,
Mosca muerta
Me han besado sin desearlo
Me han agarrado el culo
Me han dicho
Alguna vez en la micro,
Reina
Me han besado sin desearlo
Cosita
Me han dicho
Como tienes las tetas
Reina
Cosita
Como tienes las tetas
Sus
trabajos
en:

Mapuchita,
Loca
Suelta
Lesbiana
Sucia
Rancia
Mierda
Puta
Putita
Maraca
Inútil
Depresiva
Histérica
Lunática
Sin gracia
Ni un brillo
¡Desgraciada!
Valí hongo
Valí callampa
Te gusta poco
Puta
Maraca,
Te gusta el weveo
Engrupía
Borracha
Diva
Te haces la loca
Estás loca…
Debo ser piedra
Ya basta.
Me han dicho
Como debo comportarme
Desde niña.
Soy una piedra enterrada,
Denigrada,
Insultada,
Por hombres
Mujeres
Miradas
Gestos
Palabras
Delirios contagiados de rabia
De negación
A ellos mismos…
Voces vocesvoces
Gritos,
Abrazos falsos
Falsos abrazos
Dobles caras
Enfermos.
Soy piedra
kurranewen
Debo ser piedra.
Madre solitaria,
Al ser madre
Entiendo a la mía
Pero no entiendo
A quienes te dan lecciones
De cómo se cría
Te orientan
Desorientan
Opinan
Parafrasean
Y tu vida
La desmenuzan
La cuestionan
La rumorizan…
Si les molesta
Mi rostro,
Mi sexo,
Mi risa,
Mi alegría
Mis besos,
Mis versos,
Mi vida,
Entonces
Caminen
Giren
Vibren con sus vidas.
Me han dicho
Altanera
Orgullosa
Fría
Frígida
Tibia
Si les molesta
Mis palabras
Estas,
Las mismas que lanzas
Entonces
Vibren con sus vidas,
Déjenme ser,
Me han dicho
Ya tantos descalificativos
Que no califico
En sus vidas,
Digan lo que digan
Estas palabras
No me definen,
No creo
Lo que un fragmento
de esta sociedad
Podrida
Opine
De mi vida.
He decidido ser piedra
Piedra
KurraNewen
Piedra viva y fortalecida.
Partos
reprimidos
Fey ti mollfün muley fey ti foro kompegaymollfün entonces
feykolukeyfey mu la keypu che fewla cáncer, está por cáncer…1

El parto es una de la más relevante práctica cultural mapuche, puesto que se


relaciona con el nacimiento y la conexión espiritual del Che2 . Analizado
desde una mirada crítica respecto del procedimiento actual, entendido por
salud con pertinencia cultural. Con el propósito de reconstruirnos como
mujeres mapuche, desde la memoria de nuestras abuelas.

El parto o koñin, es uno de los procesos más importantes de la vida de la


mujer mapuche en todo su ciclo reproductivo. Como también para la sociedad
mapuche y su cosmovisión.

La mujer mapuche a lo largo del tiempo ha tenido que ir adaptándose


forzadamente al sistema biomédico chileno, primeramente, adecuándose a
una atención de salud occidental; ha ido cediendo a esta forma, y dejando de
lado su propia costumbre, sus propios patrones culturales, efecto de la
penalización de sus prácticas y agentes de salud (Alarcón 2008). En este caso el
oficio de las Pvñeñelchefe (partera mapuche) así se les denomina a las
mujeres que ejercen el oficio de acompañamiento en el proceso del parto y
son ellas las especialistas en salud mapuche en este ámbito.

En la actualidad aún existen las pvñeñelchefe, por tanto, es un conocimiento


que existe, pero que no es practicado en su totalidad y como lo señala Salazar
(2012) es un conocimiento legitimado por la comunidad y validado
dependiendo de cuan requerida era la especialista. Por tanto, a mayor
experiencia de la especialista, mayor sería su demanda en cuanto
acompañamiento en el parto, aprobada por la experticia de esta. “Venían de
todas partes a buscarla, nunca se le falleció ni las mujeres ni las guaguas”.3

La salud Intercultural es un enfoque que, si bien reconoce lo cultural mapuche,


ya que, en la actualidad existe un Programa Especial de Salud Intercultural y
sin desconocer que ha habido algunos avances en esta materia.
No obstante, se distinguen ineficiencias en su desarrollo, en la medida que se
naturaliza la vulneración a la dignidad de las mujeres mapuche, así como su
propia posición como sujeta de derecho.

Puesto que la mujer mapuche no ha sido participe o lo ha sido hasta cierto


punto, ya que no se ha legitimado su voluntad en el momento de decidir cómo
y con quienes desea parir. Reconociendo el parto como un momento íntimo,
doloroso y único en la vida de las mujeres y también el embarazo como un
proceso donde las mujeres estamos mayormente sensibles, de alguna forma,
surgen hilos invisibles de violencia en relación a la imposición de un parto
hospitalario.

¿Existen las medidas necesarias en caso de que una mujer mapuche exija un
parto con pertinencia cultural como ella lo desee, en casa asistida por una
pvñeñelchefe? En el caso hipotético de que una mujer mapuche lo exija ¿Cuál
sería la respuesta que se le daría? ¿Hasta qué punto el enfoque de salud
intercultural es realmente favorable al rescate de la totalidad de esta práctica
cultural? Si bien en la actualidad existe un marco regulador respecto de la
entrega de placenta a través de la ley 20.584 de Derechos y Deberes de los
Pacientes, específicamente en su artículo 7 señala que se debe asegurar en
lugares de alta población indígena una atención con pertinencia cultural y a la
asistencia religiosa o espiritual de su propia cultura, avanzándose así a la
entrega de placenta en los recintos hospitalarios regido por un protocolo de
entrega.

En la práctica se ha agotado simplemente en simbolismos de la cultura, ya que


la placenta es una figura importante del parto mapuche pero un avance
histórico y relevante sería la práctica del parto en su totalidad. Además, la
entrega de placenta es una política que va en beneficio de todas las mujeres sin
distinción, no solamente mapuche, ya que involucra un derecho para toda
mujer que quiera solicitar su placenta.

Si bien, en nuestra región existe el Hospital Intercultural de Nueva Imperial, el


cual presta atención a mujeres una pvñeñelchefe quien realiza labores de
acomodo del bebé, acompañamiento en el embarazo, el uso de hierbas
medicinales antes durante y después del parto. Sin embargo, no puede asistir
partos, siendo de esta manera un conocimiento subordinado por el
conocimiento occidental, que es un conocimiento validado científicamente.
En distintos pueblos indígenas existen rituales para celebrar la vida, así lo
señala Fernández (2017) quien afirma que cuando se produce el
alumbramiento se realiza el ritual de la placenta la cual es leída por la partera
mapuche, luego se entierra donde vive el recién nacido y es enterrada
generalmente bajo un árbol nativo o frutal. En relación a esto, se debe
considerar las diferencias existentes entre los diversos espacios geográficos
donde se acentúa el Territorio Mapuche o Wallmapu, esta afirmación tiende a
homogeneizar la práctica del entierro de placenta ya que en cada territorio es
diferente, por ello es muy importante investigar a través de la oralidad del
conocimiento de los kuifi ke che4 . Así como la placenta cobra importancia
ceremonial lo es también el cordón umbilical (fvdo) el cual era guardado en un
lugar privilegiado de la casa y cortado prolijamente dejándolo bastante largo
porque este debe quedar a 10 o 15 centímetros para que la mujer en sus
próximos partos no tenga problemas5.

Cuando se entierra la placenta se genera un vínculo entre la tierra, el niño/a su


madre y su familia en general, una conexión espiritual la cual permite que el
hijo/a tenga contacto por el resto de su vida tanto con su tierra como con su
linaje familiar. Cabe señalar que esta práctica cultural es un conocimiento que
existe, pero como se señala anteriormente, no está siendo ejercido en su
totalidad.

El entierro de la placenta es una ceremonia íntima en donde se pide por el


recién nacido que tenga buen caminar por este mundo a través del guillatu
(oración), inclusive existían parteras que podían leerla y podían visibilizar la
vida a través de ella. Por tanto y a partir de un conocimiento empírico desde
hace 20 años aproximadamente se realizaban partos en los territorios, con
asesoría de las pvñeñelchefe.

También en la actualidad, algunas mujeres realizan sus partos en casa, estos


con atención de matronas, y generalmente en sectores de clase media, con el
fin de evitar la violencia obstétrica existente en los recintos de salud pública y
privada. En relación a esta violencia surgen los gritos silenciosos de mujeres
mapuche las cuales han sido víctimas de palabras, miradas, gestos,
indiferencias, gritos, silencios, burlas, risas, comentarios, y hasta
engrillamiento al momento de parir, como es el caso de Lorenza Cahuyan 6.

Ahora surge la interrogante ¿Es posible recuperar esta práctica cultural en su


tot alidad, hoy en la actualidad? El rol de nuestras pvñeñelchefe ha sido
reducido desde las políticas públicas del Estado. Sin embargo, no se ha
debatido sobre esta temática como mujeres mapuche de un pueblo, respecto
a la profunda importancia de mantener este mapuche kimvn7 y la relevancia
que tiene nuestra forma de parir; kvmekoñiñ8,
¿Cómo concebimos la vida y sus procesos, si ya antes de nacer, estamos
siendo reprimidos/as? ¿Nuestros valores, nu estra forma de relacionarnos,
nuestra esencia como personas, como Che, como la vinculamos con nuestras
raíces, sino volvemos al centro que es la Tierra? Toda nuestra riqueza cultural
relacionada al como nacemos se ha ido transformando en desconocimiento,
desarraigo y desapego a nuestro origen.

Todo esto se debe, tal cual lo señala el Acuerdo final de Declaración Política
de la Segunda Asamblea Constituyente del Territorio Nagche relativo a las
políticas de salud para su Territorio:“La actitud prepotente de superioridad y
agresiva del sistema médico occidental a significado al menos la persecución
de nuestros especialistas del sistema médico Mapuche y las políticas
convencionales de predicción emanada desde el Estado ha significado
exterminar nuestras yerbas y plantas medicinales y de esa manera también
deteriorar nuestro sistema de alimentación9.

Además de la problemática de escasez de plantas medicinales, se visibilizan


otros factores, entre ellos, que en la actualidad este conocimiento del oficio
de las parteras mapuche, no se traspasa a las nuevas generaciones, por su
poca permisividad de realizarlo, porque no es un conocimiento validado al
mismo nivel que el conocimiento de una matrona profesional, la cual es la
que se permite legalmente que lo realice, estipulado en el Código Sanitario.
Esto permite que parte relevante de este conocimiento vaya en desuso,
perdiéndose así su continuidad y promoviéndose que la juventud mapuche
sufra como resultado un soslayado desarraigo cultural.

No obstante, no se deben negar los esfuerzos de las autoridades porque


como bien se menciona anteriormente, es permitido retirar la placenta para
efectuar su entierro, sin embargo, este entierro de placenta no es inmediato,
hay un lapso de tiempo en que la placenta es trasladada y enterrada, pero, su
real significancia es enterrarla justamente una vez producido el nacimiento
del recién nacido. Por tanto, fortalecer nuestra propia forma de parir,
validarla y reafirmarla es un ejercer de verdadera autonomía como mujeres
mapuche. Es un enorme desafío reconocer el sistema de salud mapuche en
todas sus expresiones para descolonizar nuestro pensamiento y tejer nuestro
destino como pueblo.
.
Sylvia González Millahueque

22/04/1970 Comuna: Loncoche Libro publicado: Melga en el Cuartel Nueve


“Poesía Temporera” Ha participado en diversos encuentros Literarios regionales
y en Argentina Se ha desempeñado como Monitora de Talleres Literarios con
Jóvenes adultos Mayores. Directora de la Revista la Poesía el Lenguaje del Alma.
Ha obtenido lugares destacados en concursos literarios Comuna de Loncoche y
Mención Honrosa a nivel Regional.

María

Eras suave niña


la trenza negra y larga
en la hendidura de la montaña,
vestido multicolor sonrisa ligera,
genio desgranado corredora vertiente,
descendiente de la luna linaje del ancestro cultivador de la tierra.
Fue en mayo, lavabas lana al borde del rio,
entonabas el cantico de gorriones mañaneros.
El golpe, te dejo tendida boca abajo en la tierra,
El peso y el ruido de una lengua, bramido espantoso,
manos rudas que arrancaron tu ropa y voltearon al cielo tus
blancos pechos.
Te penetraron con la fuerza de una maquina demoledora,
que rompió tus sueños.
Ni llanto, ruego, ni petición de clemencia detuvo la bestial
embestida
Desde ese día te fuiste troceando como la tierra agujerada por el
arado.
Quedaste frente al fogón en silencio,
sin comida, sin agua, con una mano en el vientre y la otra en la
boca,
deteniendo los días, entre rabia y vergüenza.
Fue por ser pobre. Por ser mujer. Por ser india.
Por ser sola frente al mundo inclemente.
Que un día de cuclillas frente al fogón en llamas introdujiste una
cuchara para arrastrar al crio. Gritaste tú, grito la noche.
Gritaron los espíritus de pavor y de espanto.
Confundidas las brasas de sangre continuaron sus cenizas
esparcidas al aire.
La ruka y tus trenzas,
tu vestido y tu risa se quedaron en la pilgua esperando.
María Vuelvo a deambular en tus raíces.
En el apellidar del polvo,
los racimos de esta historia se contraen.
¡Quebrazón de músculos!,
sonido inarticulado ante los secretos que en la memoria guarda
el campo.
Mi pecho galopa con la rienda agarrada de tus trenzas,
que la noche ignora como un espectro ignoto.
Se perdió el arpegio la pulsación sucesiva la cavidad espectral de
tu envoltorio.
Yo voy ignorante sobre ruinas por esta tierra herida del mutilante
destino
Absorta de sombras, de normas establecidas. La brisa danza
atornillando imágenes.
Un bosque verde y ruiseñor se despliega en el cerro de
Copihuelpe.
Yo frente a esta cruz de madera, vieja y descuidada, cierro los
ojos, y lanzo un respiro al viento.
Sahyan Antillanca:

Estudiante mapuche, Artes Visuales de Universidad Católica de Temuco.

Dedicada a Lamien Fabiola Antiqueo Toro, quien pierde la visión de un ojo por
impacto de una bomba lacrimógena lanzada por Carabineros de Chile en
manifestación en hogar Lawen Mapu de Padre Las Casas, el 12 de mayo de 2017.
Ana María
Catrileo España
Nació el 29 de agosto en el año 1969, nacida por parto natural
en el Hospital de Temuco, ha vivido toda su vida en el lof Juan
Currin, su identidad es Wenteche (gente del llano, a la orilla del
cerro Ñielol) hija menor de María Luisa España Catalán y
Francisco Catrileo Wentenao.

Desde muy chica mi madre me Nos conocimos luchando por


hereda la lucha, cuando me las tierras, cuando el luchaba
llevaba al tribunal, y le hacía contra Mininco y forestal
escuchar lo que hablaban los Arauco en recuperación de
abogados, cuando defendía sus territorios, de primera nos
tierras para que conociera la ley mordimos, tuvimos que hacer
indígena, la ley civil para luchar harto weichan para estar como
contra la usurpación. Pienso que estamos.
mis padres tenían pewma
conmigo, de hacerme lo que Madre de tres hijos, Luisa
soy, poder hacer y enfrentarme Huenuman Catrileo de 25 años
sin miedo al Estado, que al final estudiante de psicoeducación,
casi exterminó a la comunidad Manuel Cariqueo Catrileo de 19
Juan Currin”. años, estudiante de técnico en
Odontología y a los 41 años
Estudió en el Liceo Técnico nace Paloma que tiene 7 años,
Femenino de Temuco, egresé hija menor, ella me llevo a
de técnico en párvulo, a los 16 centrar el rakizuam, el
años comienza la lucha contra pensamiento, ella es como yo,
la dictadura en el año 1985. tímida, calladita, me reflejo en
Casada por el civil en el año ella a su edad porque de
1997, con Manuel Cariqueo, de grande me convertí en
la identidad territorial Nagche weychafe.
(entre la cordillera de la costa y
los ríos, Tirua).
Ser mujer weychafe es harto trabajo, pensar y tener la
cabeza fría. Para mí la lucha es en contra de la invasión
en nuestras tierras, he apoyado muchas comunidades
en resistencia en el proceso de recuperación, es doble
responsabilidad, como mujer madre esposa y dirigente
mapuche. He tenido conflicto con la iglesia evangélica y
católica, he participado activamente de tomas y
manifestaciones, mis familiares y primas ignoran lo que
pasa en el conflicto mapuche. Ellas me ven como
enemiga, ellas son evangelizadas y catolizadas.

La lucha me ha llevado a distintos territorios, otras


regiones del país y hasta México, compartiendo mi
experiencia, la mujer es la que la lleva, el newen, la
fortaleza, la fuerza en el vientre, llevamos la vida.

Jamás había pensado ir a México, no había salido de


Temuco ni siquiera conozco Santiago. Fui invitada por el
movimiento feminista de Wallmapu a participar del
encuentro internacional de lideresas defensoras de la
tierra, territorio y aguas, ciudad de México, del 29 de
mayo al 2 de junio. Gracias a ellas llegue a ir y conocer la
lucha de los pueblos indígenas de Perú, Ecuador, Bolivia,
Guatemala, México, Brasil, Paraguay y la selva
amazónica.

La represión es la misma que se ejerce allá, el Estado


quiere acallar, en la amazonia están luchando las lamgen,
son ellas las que tienen que desarrollar una protección
para sus hijos y protegerlos del Estado, como es acá en
Chile la lucha de las tierras y el encarcelamiento de las
lamgen. Muchas asumimos la responsabilidad de llevar
nuestras comunidades y de representar el movimiento
social como mujeres defensoras de la tierra, que nunca
el estado lo ha reconocido, he conocido lamgen de
Sudamérica que pelean contra los gobiernos fascistas,
matan a campesinos.
Si la mujer habla son maltratadas física y mentalmente,
enlodando su imagen para que no les crean su postura
como zomo, como mujer… conocí mucha gente muy
valiosa. Agradezco a las mujeres feministas, así como
Macarena Valdés y Natalia Porras Moraga. La forma tan
sorda del Estado, que sabe que la mujer es la que la lleva.
Agradezco la Experiencia a México, un viaje largo
agotador pero valió la pena, la lucha que se vive a diario
allá se vive acá, tenemos autoridades ancestrales
detenidas como Machi Francisca Linconao y el Machi
Celestino Córdova, por lo mismo sigo movilizándome y
sigo moviéndome por los presos mapuche, por la lucha
por nuestras tierras por dejarle algo a nuestros hijos y
nuestras hijas… El winka no respeta la lucha ni valora la
lucha del pueblo ancestral mapuche.
Mi lucha va a seguir y continuar esperando que mis hijos
o alguien de mi familia puedan continuar la lucha por si
me fuese a los pewma. Falta mucho que decir, agradezco
a las personas, de mi historia, de mi kimvn, de nuestras
lamien, hay muchas mujeres que tienen grandes
historias.
Angélica Beltrán Barraza

Nace en Lebu en 1983. Es en esta comuna donde inicia su vínculo a la expresión


poética y participa de variadas instancias culturales: Agrupación cultural Viento
Sur, festival de Cine Lebu, taller literario Mano de Obra en Concepción, son
espacios que fomentan su interés por el quehacer cultural. En relación conEn el
año 2009 migra y se radica en Temuco. Casada con el documentalista Benito
Rivas y madre de Alonso y Ángeles, comienza en el año 2013, a trabajar su
poesía audiovisual, uno de sus poemas Madre de mi Madre, escrito en honor a
la memoria de su abuela materna Juana Lepillan, es ganador (2017)

"Madre de mi madre”

Caminó las costas del territorio sola.


(Su madre no alcanzó a transmitir la oralidad del pueblo)
Trabajó las horas de una infancia
Enfrentó las primeras lunas, la crecida de sus montes, los temores de la noche, los fenómenos
celestes, los pasos indóciles
Madre de mi madre pura y lafquenche
Parió una luna con sangre champurria
Se enamoró de hombre blanco, ojos cielo, paso amable. Madre de madre, mi abuela
Mil veces 91 salmos le dieron certezas en la solitaria vejez
Caminó las veredas con botines negros, transitó las calles con pilguas llenas. Llevó regalos, llevó
cariños, atendió a los suyos.
Cultivó su tierra. Vivió ardua y larga existencia. Madre de mi madre, mi abuela
Vio pájaros en vuelo antes de partir.
del segundo lugar del Concurso Historias de nuestra tierra FUCOA,
categoría Poesía Regional. Actualmente se prepara para documentar a seis
poetas de la Araucanía en un intento por visibilizar la poética y gestión
cultural femenina de la región. la poesía destaca tópicos como resistencia,
territorio y el “ser mapuche”. Ha expuesto sus trabajos en diversas
actividades y muestras. Reside actualmente en la ciudad de Santiago.

Dejó bondad en nuestros genes, concedió fe, dio lección de tesón. Yo, lafquenche auto
desterrada, sueño los mares de mi pueblo. Vuelvo al puente viejo, releo mis cuentos.
Miro la cruz de su cerro, ¡fueron tantos los que murieron!
La historia se perdió en la voz callada de los antepasados de mi abuela.
Yo, la de salitre en las piernas,
Caminaré las costas de pastos altos y resguardaré el nido de la Loica

Yo rendiré honor a la historia a las mujeres de mi linaje, las que estuvieron, las que están,
y las que nacerán, cuando los cielos vuelvan a ser celestes y el pasto más verde, cuando la
tregua conceda esperanza de mejor humanidad.
Damaris Molina Zagal

Periodista, madre soltera siempre en la periferia del periodismo, sin ánimo de lucro
convencida de que esta es la era de nosotras, las mujeres.

San Juan Del Diablo10

Las contracciones comenzaron a manifestarse con una recurrencia que le hacía subir la
adrenalina. Esperaba su segundo hijo y estaba ansiosa por tener esa pequeñísima
boca anclada a su pecho.

El niño que va a nacer, había sido bautizado meses antes con el nombre de un
patriarca judío, evidencia de las convicciones evangélicas de su pequeña familia. F
Cree firmemente que Dios y Jesús le protegen y por eso ante cada contracción cierra
sus ojos y les pide fortaleza.

Es domingo en la mañana. Ha pasado un día y una noche desde la primera contrac-


ción, y la cosa se ha ido agravando. Ha dormido a saltos y un sudor frío le recorre el
cuerpo. F se resiste a ir al hospital porque quiere llevar el proceso de parto al límite...
sabe dónde va y cómo es el -mal- trato médico. Se aguanta el dolor porque quiere
entrar, parir y salir inmediatamente de ahí con su hijo. Teme morir.

Domingo en la tarde y su esposo no puede más con los gritos de su mujer. -Nos
vamos- le dice con un dejo de miedo en su voz.

Mientras F cruza el umbral de maternidad del Hospital, una contracción le sorprende


como un rayo, un hachazo que le parte el cuerpo desde el sacro hasta el dedo gordo y
chueco de su pie, haciéndole ver estrellas de dolor. F cierra los ojos y se permite dejar
escapar un grito. Al instante, como un eco, desde lejos escucha a una mujer de azul
musitar entre dientes -otra alharaca, lo peor está por venir-.

La dejan en una sala donde a ratos aparece gente que la palpa, la observa y luego
salen sin decir hola ni adiós.

Deben ser estudiantes de medicina, piensa ella, qué gente tan mal educada.

De pronto llega la matrona, hace unas mediciones, mete una mano entre sus piernas y

10
Este relato está basado en hechos reales.+
En relación con la poesía destaca tópicos como resistencia, territorio y el “ser
mapuche”. Ha expuesto sus trabajos en diversas actividades y muestras. Reside
actualmente en la ciudad de Santiago.

y le rompe la fuente. F siente el líquido correr entre sus piernas y visualiza a su hijo
como un anfibio que se desliza resbaloso, QUE cae risueño, a través de una cascada de
agua densa y abundante. Pero no, la medición indica que falta dilatación. El bebé sigue
atrapado en su interior.

F está sola otra vez, pero ahora se empieza a desesperar. - ¿Cómo va a vivir mi hijo? -
piensa, ¿si aún es acuático y no tiene dónde nadar?

Entonces comienza a gritar de desesperación y dolor, y pena e impotencia.

Al rato llega el equipo médico con cara de fastidio. El anestesista es el peor de todos,
porque la trata con brusquedad. Sin decir "agua va" le abre la bata y le inyecta un
líquido en la espalda. Al fin F obtiene algo de paz. Mira sus manos y lentamente se da
cuenta que tiene una bola de carne sobresaliendo de su brazo. Anestesiada de relajo
pregunta si eso es normal, pero por la cara de la matrona parece que no. -Usted
tranquila, es el suero niña, no te preocupes- le dice mientras le quita la aguja a una
joven de azul, que abandona rápidamente el lugar.

F se queda dormida y despierta al rato perdida, no sabe cuánto tiempo ha pasado. Los
dolores regresan con mayor virulencia así que vuelve a gritar. Transcurren unos
minutos eternos y el personal vuelve a aparecer. La miden y escucha que tiene 8 de
dilatación. -Ahora es el momento- se alivia al fin.

Cierra los ojos nuevamente y los abre al rato con miedo. Otra vez está sola y grita y
nadie viene. Los marcadores de su pulso comienzan a dar la alarma y aun así el equipo
médico demora en llegar. Aparecen, pero ninguna cara le es familiar.

Llegan en patota, bulliciosos poniéndose las batas. F recuerda esa serie de unos
bomberos que siempre corren para vestirse y desvestirse.

-Hola, soy X tu matrona de turno- le dice una señora que tiene rostro gentil. Tu
dilatación ha bajado, pero vamos a ayudarte a tener al precioso.
F pregunta por su marido, y le Matrona le toma una mano y le promete ir a buscarlo
cuando todo esté listo.

De ahí en adelante las cosas comienzan fluir. Todo lo recuerda a instantes cortos,
como en fotos que se detienen cada vez que ella pestañea.

Las siguientes dos horas pasan volando, al fin tiene a su patriarca hebreo en brazos.

Es lunes y el sol ilumina el fondo del pasillo. Su luz apenas le alcanza a ella y su bebé,
pero sienten en el ambiente su calor.
De pronto le vienen unas ganas de orinar así que intenta levantarse, pero algo la
detiene. Al instante se da cuenta del problema... ella cree que se mueve, pero sus
piernas no responden. Grita varias veces y aparece una enfermera comiendo
chocolate. F revisa a tientas su cartera y se da cuenta que es el suyo, el que le regaló su
esposo hace días. Decide callar y le explica a la enfermera lo que sucede. Ella sonríe y
le promete ir a buscar un doctor. Antes de salir de la sala le dice que el chocolate que
está comiendo es de ella. F no tiene tiempo de asimilar qué significa lo que acaba de
vivir, cuando de sopetón ingresa a la sala otro equipo médico que la aborda de manera
agresiva. La suben a la camilla, le dicen que se calle y coopere. Ella extiende su mano al
pequeño patriarca, pero le faltan milímetros para el contacto. El bebé parece adivinar
la ausencia porque se larga a llorar. Una joven se acerca a la cuna, le mira, pero no le
toma en brazos. F mira la escena y se larga a llorar. -Dónde me llevan- pregunta, -Me
quiero despedir de mi hijo-, pero nadie contesta. La camilla avanza rápidamente y el
sueño o algún fármaco del que no se ha enterado le sumergen en la inconsciencia.

Es martes y está a 30 kilómetros de su bebé. Sus pechos están llenos de leche y sus
piernas no le responden. El diagnóstico es de temer. Existe la posibilidad de quedar
inválida por un error en la inyección de la epidural.

Su suegra y una de sus cuñadas le visitan. Se sorprenden de su templanza y se largan a


llorar. F las consuela, en un espectáculo absurdo pero que al final las hace reír a las
tres. Es que F tiene algo en su interior, una viga central que la sostiene. Extraña a sus
hijos, pero confía que están bien, que les están cuidando con cariño y que pronto su
problema se va a resolver.

Al fin una buena noticia. Los exámenes indican que el dolor y la parálisis son
provocados por una inflamación de la zona donde se inyectó la anestesia. Le avisan a F
que pronto será trasladada al San Juan de Dios y que podrá reunirse nuevamente con
su hijo.

Pasa la noche en su nuevo hospital, pero no puede dormir. F piensa en sus hijos y en
su esposo. Les quiere abrazar. Está ansiosa, tiene rabia, pero se afirma en que todo va
a acabar rápido, en que mañana verá a su bebé y le darán el alta.

En la mañana, una de las tantas personas amables del hospital donde le están
atendiendo, avisa a F que en una hora la llevarán de regreso al San Juan de Dios, su
viga central se remece.

Unos hombres jóvenes y muy amables le ayudan a sentarse en la cama de maternidad.


Su esposo se acerca con un ramo de flores silvestres y una caja de chocolates. Se
besan, huelen, se tocan las puntas de los dedos, se aman. Solo les queda reunirse con
el pequeño patriarca.

- ¿a qué hora lo van a traer? - pregunta F a su esposo, ella esperaba ver al niño de
inmediato.
El esposo veinteañero le responde que en breve y que va a averiguar por qué la
demora.
Sale de la sala en busca de respuestas, pero ninguno de los que está en maternidad le
da una respuesta satisfactoria... es como si en el lugar solo trabajaran practicantes.

Una señora encargada del aseo, se apiada del marido y le indica la dirección y el
nombre de la persona que sabe dónde está su hijo. Como le ve desesperado, ella
misma marca el anexo y le contacta con la persona a cargo de neonatología. La cara
del joven poco a poco se vuelve amarga, le informan que el bebé tiene ictericia y que
se encuentra bajo tratamiento. Lo tienen bajo una potente luz, no pueden entregarlo
aún a la madre, ella debe seguir esperando.

Cabizbajo, tomando aire a grandes bocanadas, el esposo regresa a dar la noticia a F.


Aguanta la lágrima, convencido de que esto es lo último, que ya falta poco para salir
del hospital. Su esposa ha demostrado un nivel de valentía que él no conocía, sabe que
ella va a entender. Resuelto, el marido entra a la sala, mira a F directamente a sus ojos,
posa una de sus grandes manos sobre la espalda de su mujer y le cuenta que el bebé
está bien pero que tiene ictericia y que se lo van a entregar cuando desciendan los
niveles de bilirrubina. Le recuerda la canción de Juan Luis Guerra, la tararea como
quien hace surf en el interior de otra persona, busca el pilar que sostiene a su esposa,
pero se le pierde, no lo puede encontrar. Espera con cara de estúpido que el humor les
ayude a sortear este nuevo obstáculo. Pero F ya no puede tomarse las cosas con
humor porque ha sufrido más de 36 horas de dolor, de insomnio, se ha debido morder
la rabia al saber que le habían robado sus chocolates y se acaba de dar cuenta que
también ha desaparecido su pezonera y otras pertenencias; es mucho, no ha tenido
descanso.

Entonces marido y mujer se abrazan, son dos jóvenes pobres que solo se tienen a ellos
mismos. Están indignados porque les han hecho pasar una de las peores experiencias
de sus vidas y hasta el momento ningún funcionario público les ha explicado de
manera oficial qué sucede con su pequeño hijo, nadie ha preguntado a F si se siente
bien, si necesita algo.

F se derrumba, su cuerpo es como un estropajo, semeja un animal invertebrado. F


comienza a llorar sin consuelo. Llora y llora y el tiempo de visita culmina, y entonces
todos, sin excepción, deben abandonar la sala. El joven marido sale al pasillo, toma la
micro, llega a abrazar a su hija consciente todo el rato de que su mujer sigue llorando,
sola en el área de maternidad, con un llanto opacado por los gritos de las otras
mujeres que también están sufriendo el mismo maltrato, la misma violencia. Todas
ellas son víctimas de los canallas que trabajan en ese hospital del demonio: De las
matronas que se burlan del dolor, de las estudiantes cobardes que no son capaces de
mostrar rebeldía, del anestesiólogo y su parsimonia prepotente, de las funcionarias
incapaces de empatizar.

En la calle la gente se abraza, se toca. Hasta los perros callejeros se jactan del contacto
piel a piel. Pero esta pequeña familia pobre no sabe qué esperar del futuro. En el
interior de F un agujero negro ha comenzado a tomar forma. Su rostro ha perdido su
color. La viga central ha cedido.
Ana Luisa Calvillan Lizama

Artista mapuche, nacida el 12 de abril de 1969, en la comuna de Galvarino,


sector Fortín Ñielol, Región de la Araucanía. Inicia sus estudios en la escuela
rural de Fortín Ñielol, cursando de primero a octavo básico. Y donde en sexto
año es galardonada, obteniendo el primer lugar a nivel comunal de pintura en
la ciudad de Galvarino. Destacada alumna en las artes y manualidades, a lo
largo de la enseñanza básica y media. la pasión por la pintura persevera a pesar
de las adversidades que el arte implica en la sociedad,
logrando exponer sus obras en distintos lugares de la IX Región,
departamentos de cultura, departamentos de turismo, sedes vecinales,
ferias costumbristas de la región. Se presenta en la octava región, en 2016,
en el espacio romano de Concepción, en la Expo chile donde exponen
artistas de diferentes rubros del país. La ciudad de Galvarino a través de
su municipalidad, dirigida por su alcalde don Fernando Huaiquil le otorga
su reconocimiento como artista visual autodidacta, en el año 2016.
María Moreno Rayman

Originaria comunidad Ignacio Moreno de Chucauco, actualmente reside cerca


de allí, egresada de artes visuales, se desempeña actualmente como tallerista
de artes y oficios para mujeres y adolescentes, desde la investigación y
promoción de arte prehispánico mapuche como de otros pueblos. Investigando
y abordando temáticas sobre violencias simbólica a las mujeres de AbyaYala.

Sobre las violencias simbólicas a nosotras,


mujeres mapuche y de Abya Yala.

El presente texto corresponde a una introducción de una investigación en proceso,


sobre simbolismos en la mujer mapuche y alcances actuales, se habla a groso modo de
temas que se desarrollaran más a fondo finalizada dicha investigación.

Naci entre conversas y relatos de cherufe, anchimalen, witranalwe, guenmapun,


menokos y gnakin, ponono, entierros, culebrones, tuetues, sumpall , renv, ojos de mar,
cueros de ríos que maneaban a los caballos, de mujeres encantadas en trayenko y
jóvenes encantados en el mar transformados en piedra, historias de newenches con
piedras poderosas y historias de las batallas y malones que acontecían antes, mi
abuela me enseño a tejer a los seis años, cuando viví con ella, cuando los arboles
fueron mi primer refugio y contención.

Ahí cuando estar cuidando las ovejas era descubrir el mundo en los caminitos que
hacían las hormigas y chinitas sobre la aterciopelada yerba del paño, y donde no había
más estímulos que los cantos de grillos y pajaritos o algún árbol que crujía con el
viento, donde el silencio es el paisaje ke en vuelve todo. Donde el cielo nocturno es el
que velara nuestro pewma.

Esa fue la primera forma de sentir y conocer, de ahí vengo yo, ese es mi origen…. Mis
abuelos eran lonko, zugumachife, ulkantufe, guenpin, palife, mis abuelas tejedoras,
sembradoras, madres de muchos hijos, guerreras profundamente generosas,
sostenedoras de sus núcleos.

A mí me quitaron el idioma, el mapuzugun que hablaban todos mis antepasados, a mi


bisabuelo le cambiaron el nombre, se llamaba Lemul, le pusieron Ignacio Moreno para
asimilarlo al chilenismo naciente, a mis padres les prohibieron hablar su lengua madre
en las misiones cristianas a las que asistieron para ser asimilados al occidentalismo.

La amputación cultural más fuerte que hizo el winka a nosotros, borrar las marcas más
importantes de vestigio enraizador, a las nuevas generaciones de mapuche, es la
violencia más fuerte que a mí me ha tocado vivir, la violencia simbólica, hay muchas
más sin duda que viven otras mujeres y que son más fuertes aun posiblemente, sin
embargo, es este el tema que hoy justifica mi hacer, mi entender, mi búsqueda, puesto
que la necesidad apremiante de comprender me incentiva a desenterrar
conocimientos antiguos sobre expresiones culturales mapuche y dimensionar su
importancia. Pareciera restársele importancia o ser imperceptible para muchos, no
obstante comprende un complejo entramado imaginario y teórico.

La palabra, canalizadora del sentir, es poderosa, es movilizadora, la oralidad para


nuestra cultura es lo principal, rige, condiciona, conduce, conecta, expresa, reproduce y
enlaza lo más recóndito del aliento y voluntad, de nuestra vibración como entes vivos
con la naturaleza. Cada pueblo crea su forma de comunicación y habla a través de las
vibraciones y sonidos del medio, por eso hay una infinidades de lenguajes en América,
si bien tienen muchas similitudes e influencias también hay características propias de
reinterpretar la oscilación del entorno, de los territorios y sus energías predominantes.

En este sentido es común también la conciencia de venerar los cuatro elementos,


cuatro energías principales que permiten el orden natural, los ciclos y la vida, fuego,
aire tierra y agua, las mujeres mayas tenían en un lugar principal de las casas un altar
donde reproducían y ofrendaban a estos, para mantener el equilibro de estos y
conectarse con estas energías.

En lo mapuche el numero cuatro es sagrado porque representa la división del


territorio, las fases lunares, estaciones del año, y la primera anciana y anciano y joven
mujer y joven hombre según los antiguos Es por esto que la concepción de ver el
mundo tiene dimensiones representativas que incorporan demasiados aspectos
simbólicos, en el accionar y en el vestir por ejemplo, podemos observar mucha
información muy trascendental.

La mujer mapuche se siente poderosa con su atuendo, sus joyas, su vestimenta,


protegida por sus ancestros a través de esta, elegantemente ataviada invocando
energías de protección y renovación, “los pacos saben que están cometiendo doble
injustica al golpear y detener a una papay con su vestimenta” me dice una papay
lafkenche… me hace total sentido, subyace ahí una doble violencia consiente de
rechazo, puesto que esta idea se proyecta mas allá de lo meramente estético
El despojo de la autoridad ancestral mapuche Francisca Linconao por parte de la
policía chilena, de destruir premeditadamente su Kultrún y desvestirla constituye en la
actualidad el mas desmedido atentado a la integridad y dignidad de la mujer mapuche,
a su espiritualidad intrínseca y de toda su ancestralidad y de todo el pueblo mapuche,
cuyo propósito es anular y bloquear, como se hacía antes cortando cabelleras
mapuche, la pertinencia cultural y sagrada del ser, comparable a escupir el rostro,
pisotear la integridad y mutilar el origen, extirpar la matriz. Es la bofetada humillante a
todo lo que representa lo inferior, lo negado, es violencia simbólica, romper el kultrun
es aniquilar la fuerza, el corazón de la tierra, es neocolonialismo criminal y terrorismo
sacrílego.

Es la actitud que el colonizador conquistador ha hecho en los territorios, que son la


tierra la ñuke, la pacha, profanar, devastar, extraer, saquear, las mujeres son la tierra y
los cuerpos territorios de estas sienten rabia, muchas veces contenida, otras veces
latente en cada grito.

Actualmente, son las mujeres las que mantienen su vestimenta tradicional en la


mayoría de los pueblos originarios de América, los hombres ya se han desligado en
gran parte de ella, esto ha de tener significaciones importantes de considerar, a la hora
de comprender lo identitario y cultural, la transmisión del conocimiento también está a
cargo de las mujeres, que históricamente han sostenido alimentación, agricultura,
vestuario, crianza, ritualidad, confección de alfarería, medicina, etc.
El manejo e impulso de telar, genera un cambio en las sociedades originarias
prehispánicas, es un hecho que marca de manera fundamental la forma de
diferenciarse en un colectivo, las mujeres son las que visten a todo el grupo familiar,
además, los textiles son las principales ofrendas rituales y mortuoria y de dote en los
matrimonios previamente arreglados, luego serán el tributo obligado en las sociedades
más complejizadas, sin embargo continua siendo desvalorado a pesar de su compleja
expresión, canalizadora de lenguajes y significados .

Analizar este proceso desde lo que representa como oficio, arte, y materialidad
trasvasijadora de significados, demuestra hasta el día hoy que continua siendo una
expresión de resistencia, lo mismo que la re significación de lo que contienen nuestras
espiritualidades ancestrales, que nos diferencia de la realidad occidental. Lo
interesante también es observar como a partir de estas manifestaciones se generan
códigos propios de mujeres y creación de significados como ciclos femeninos, cuentas
de meses de gestación en embarazadas, formas de diferenciarse en sus
particularidades individuales, linajes de ascendencia, plantas sagradas medicinales,
rituales en procesos de parto, donde en el pueblo maya se elaboraron estatuillas de las
diosas de parto y diosas madre para acompañar de la parturienta y recibir al nuevo ser
que nacía.

Formas que se pueden observar en todo América, como el trabajo con cuentas o
chakiras, que es una labor propia de mujeres, que se hacía, así como el trabajo en
telar, de forma individual y colectiva, con mujeres de diferentes generaciones, donde
se comparten, alimentos, experiencias, conocimientos, consejos y nuevos lenguajes,
formas de comprender el mundo y situarse, de colores, de medicinas, de secretos y
magia. Sin embargo, la guerra, el arte monumental, acceso a cargos de liderazgo,
injerencia en temas políticos, entre otros, está delimitado al rol masculino, habiendo
excepciones interesantes y necesarias de discutir y analizar.

Por ejemplo, la elaboración de alimentos, las actividades domésticas, ligadas solo a lo


femenino desde mucho antes de la llegada del occidental, en todas las sociedades
estatales y pueblos menos complejizados en estratificación social, rosales comenta:
“cuando han de hacer mucha chicha para una gran fiesta, se juntan de
noche las mujeres, y puestas en rueda con sus piedras de moler están
toda la noche cantando a una un cantar muy gracioso, en que van
haciendo los tonos al compas del moler”

podemos deducir que la acción de elaborar alimentos y en este caso bebida sagrada
se hace en un circulo de mucha alegría, complicidad , colaboración mutua y
entregando de si lo mejor de la intención individual para que se transmita lo mejor de
ellas, el muday es ofrenda para la tierra y huéspedes, familia, siempre las actividades
y laboreos importantes se le cantaba para intencionar que resultase apropiado al
requerimiento .

“las indyas casadas que andaban en la guerra llevavan a questas la


comida de sus maridos, las ollas, y aun algunas la chicha, que es cierto
brebaje que hacen de maíz…” Pizarro 1978

La realidad actual de las representaciones culturales se ha visto permeada


inevitablemente por agentes foráneos , como es la dinámica de todos los procesos
socio históricos, llama sin embargo la atención que lo esencial de los simbolismos es
transversal a las culturas originarias americanas, se repiten muchas formas y códigos
a pesar de la amplia geografía que divide, existen procesos muy similares, hasta la
actualidad, lo que es meritorio de análisis, puesto que se ha hecho desde lo
occidental, desde una arqueología profundamente profanadora e invasiva, pero urge
la necesidad de plantear y revalorar desde el pensamiento de las propias mujeres
originarias una discusión y difusión de temas propios , que han sido mal utilizados y
menoscabados por sus propios pueblos como por la sociedad occidental
colonizadora.

En relación a lo antes expuesto es que me aproximo a considerar la violencia


simbólica que ejerce el cristianismo, satanizando y cercenando gran parte de estas
sabidurías, imponiendo un dogma profundamente represivo y que anula y bloquea
estas prácticas y expresiones de forma gradual, que incluso es llega a ser
imperceptible, por efecto de la transculturación, de que se mesclen expresiones
originarias y católicas en las ceremonias rituales actuales.

Considero importante analizar el papel siniestro y extirpador que el cristianismo ha


tenido para las filosofías prehispánicas, principalmente indagando en los simbolismos
de la serpiente, flores, luna, agua, tierra, noche, flujo menstrual y atuendos para
entender como se ha restado sacralidad y sentido a procesos y saberes que fueron
luego mas opacados por el colonialismo arrasador y la educación homogeneizante.
En la búsqueda por comprender el sacrificio de doncellas vírgenes en las civilizaciones
mayas y azteca, el rapto fingido, matrimonios arreglados incluso antes de nacer, el
pago de dote, sabemos que en la sociedad mapuche los ulmén, hombres ricos,
mientras más mujeres tenían más ostentaban su riqueza, regalando ajuares a cada
una dependiendo de su estima. Del derecho a herencia las mujeres de muchos
pueblos hasta la actualidad supeditado a la tutela del esposo o hermano, la
importancia del patrilinaje en todas estas culturas conforman su prestigio y
organización social, es el linaje paterno el que define la condición social.

Retomo lo de la ostentación de la riqueza puesto es meritorio comentar que se


interpreta la abundancia con la ofrenda y avenencia de las divinidades y ancestros,
mientras se realice de manera correcta el ritual, el trabajo, el ad mogen, no debiese
haber precariedad, desgracias naturales como sequias ,heladas, erupciones
volcánicas, inundaciones u otras, y por lo tanto mediante la ofrenda, oratoria y
ceremonias sagradas permiten la armonía de todas las dimensiones y sus elementos
con los seres vivos y la gente, la comunidad, el lof.
Bibliografía

Alonqueo Martin. “Instituciones religiosas del pueblo mapuche”. Nueva universi-


dad. 1979

Burkhat, Loise, “mujeres mexicas en el frente del hogar, trabajo domestico y


religión en el México azteca”. Mesoamérica, volumen 23, junio 1992.

Catrileo María. “El guillatún como sistema conceptual mapuche” Estudios filosófi-
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Coña Pascual. “Testimonio de un cacique mapuche” Pehuén, 1984.

Guevara Tomas. Folclore araucano, refranes, cuentos, cantos, procedimientos


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----“Las representaciones femeninas en el arte precolombino.” Expresión


antropológica. Núm. 30 mayo agosto 2007.

Garza, Silvia. La mujer Mesoamericana. México. Planeta 1991

Manquilef, Manuel. “comentarios del pueblo araucano: la faz social” anales de la


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Pizarro Pedro. “Relación del descubrimiento y conquista del Perú”. Fondo Editorial
Lima.1978

Rózales, Diego de .Historia general del reyno de chile. Flandes indiano. Tomo 1
.El mercurio Valparaíso, 1877.
Anita Marivil

Kollawtufe Lafqunche.
Dedicado a Macarena Valdés, Domo Weichafe
defensora de nuestra ñukemapu
Asesinada 22 de agosto 2016, en Tranguil comuna
de Panguipulli, región de Los Ríos, Chile.
Ange V. Cayuman

Es ngvrekafe, trabaja el wixal/telar mapuche, que aprendió de su tía abuela


Isabel Cayuman. Vive en el sector Cancura de Nueva Imperial. Escribe mucho,
es periodista y cronista, forma parte del colectivo informativo Mapuexpress.

María Cayuman, el retorno a los sueños en Cancura

¿Qué extrañas raíces


te engendraron, madre?
¿Qué prodigio en el cielo
dio origen a tus días?
“Canto a mi madre” de Maribel Mora Curriao

Con mi hermano Alberto, hace pocos días fuimos testigos en la audiencia


de divorcio de mi mamá. Mis padres estaban separados de hecho desde
hace más de veinte años, eso le prometimos a la jueza, quién nos dijo que
jurar era para creyentes. De regreso a casa no podíamos parar de compartir
recuerdos de nuestra vida porteña, cuando vivíamos con mi papá en una
dolorosa precariedad. Llegamos, y mientras con Alberto cocinábamos, mi
mamá armaba sus paquetes de hierbas medicinales con manzanilla seca,
continuamos conversando, parando a veces para enfatizar alguna reflexión
o para cerciorarnos, con las miradas, que todo había sido así.

Con mis hermanos fuimos testigos de mi mamá, una mujer mapuche de


newen poderoso que nos cobijó y que ha protagonizado luchas contra
varias violencias sin perder la ternura y el sueño azul, ese que describió el
poeta Elicura Chihuailaf cuando dijo
"Las grandezas de la vida cotidiana/pero sobre todo sus detalles/el
destello del fuego/de los ojos/de las manos”. Ese azul que es visible como
las luciérnagas en la noche entre las nalcas y los chilcos, y que es también
la memoria de nuestros kuifikeche, que se mueven entre nosotros, como
esas luciérnagas, mientras sigamos vivos como pueblo.

María Cayuman nació en Punta Arenas, ciudad que realmente no conoció


sino hasta muchos años más tarde cuando mi hermana Beatriz se fue a
radicar allá, ya que solo vivió un año en la austral ciudad. Maruja, como
también llaman a mi mamá, hace veinte años que vive en Cancura, que en
mapudungun quiere decir piedra lisa, y que para mi familia también
significa el lugar del retorno. Ramón Cayuman, su papá, salió jovencito de
las lomas que recorría cuidando animales para ingresar a la Armada y así
tener un sueldo para su familia luego que su padre muriera joven. Ya la
colonización del estado chileno había debilitado la economía local, de
modo que no era posible para una papai con ocho hijos sobrevivir sin un
“sueldo”. Como marino, mi abuelito vivió junto a mi abuela y mis tíos en
muchos lugares, así es como somos parte de esa diáspora mapuche que
buscó crear y habitar un Wallmapu en aquellos lugares donde migramos,
lejos del territorio ancestral
Los relatos de los cronistas familiares,
Losincluida
relatos
Losella
relatos
de los
misma,
cronistas
de los
la señalan
cronistas
familiares,
como
familiares,
incluidaincluida
ella misma,
ella misma,
la señalan
la s
una niña inquieta, que recibió la poca
una
paciencia
niña
una
inquieta,
niña
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abuela
que recibió
Palmira
que recibió
la poca
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paciencia
poca paciencia
de mi abuela
de mi abuela
Palmira
burlas de sus cercanos que le decíanburlas
a ella yde
burlas
a sus cercanos
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hermanos
sus cercanos
que
“loslenegritos”,
decían
que le decían
a ella y aa ella
sus yhermanos
a sus hermanos
“los neg“
pues sus rasgos físicos evidenciaban su raízpues
mapuche.
sus rasgos
Pero los
físicos
recuerdos
evidenciaban
de su raíz mapuche. Pero
recue
lo
infancia más preciados son aquellos infancia
viajes al
infancia
más
sur, que
preciados
más
hemos
preciados
son
hecho
aquellos
son
tantos
aquellos
viajes alviajes
sur, que
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hemos
que hemos
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mapuche que nacimos lejos del wallmapu
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lejos
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y que volvíamos
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María recuerda ir en tren hacia Temuco
María
con
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María
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Temuco
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Temuco
con sacos
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el walung los recibía con sol y con lluvia.
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En el walung
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los recibía
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la abuelita
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lluvia.
el campo,
En el campo,
la abuelita
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Mar
recibía cariñosa, a su estilo, claro, hablandorecibía
en mapudungun
cariñosa, acuando
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que le entendieran y dejando que la fotografiaran
que le entendieran
con sus nietos.
y dejando que la fotografiaran con sus nie
De joven, mi mamá vivió en Viña del De
Mar.
joven,
Era
Deuna
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mamá
chica
mihermosa,
vivió
mamá envivió
Viña
queen
del
hasta
Viña
Mar.del
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chica
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que
fue reina de belleza en un concurso, segurofue
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simpatía,
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conversación profunda, y también suconversación
sonrisa
conversación
amplia,
profunda,
su pelo
profunda,
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también
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su sonrisa
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amplia,amplia,
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oscuro
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“ojos indefinidos, color difuso” como“ojos
dice Adriana
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“ojos indefinidos,
Pinda
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quedifuso”
tenía
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dice Adriana
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Pinda
tenía
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abuelo; espero que me perdone, la machi-poeta,
abuelo;
la espero
cita descontextualizada.
que me perdone, la machi-poeta, la cita desco
xtua

María conoció a mi papá en la mismaMaría


población
conoció
Maríaenconoció
alami
quepapá
ambos
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lavivían,
misma
en la
eran
misma
población
población
en la que
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viví
muy jóvenes y mi mamá quedó embarazada,
muy jóvenes
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jóvenes
ytenía
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17
y mi
años.
quedó
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La obligaron
embarazada,
quedó embarazada,
solo tenía
solo17tenía
años.
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año
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a casarse y conformar una familia. Aprendió
a casarse
a rápidamente
casarse
y conformar
y conformar
auna
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familia.
una familia.
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rápidamente
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cuidado de una niña, trabajar en las cuidado
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de
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casa
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lidiar
trabajar
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el
alcoholismo de su joven esposo. A pesar
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haberdeobtenido
su joven
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un
esposo.
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alto puntaje
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haber obtenido
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la prueba de selección universitaria, la
ella
prueba
no la
pudo
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de selección
seguir
de estudiando,
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universitaria,
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pudo noseguir
pudo estudiando,
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tiempos de beca indígena ni de guarderías
tiempospara
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estudiantes.
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Mi
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mamá
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guió nuestros estudios y nos exigió siempre
guió nuestros
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lástima
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que en esos tiempos la idea de que solo la educación
que en esos
formal
tiempos
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serviría
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impidió que mi abuelo le enseñara mapudungun
impidióimpidió
que mi
a sus
que
abuelo
hijos.
mi abuelo
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enseñara
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dijeron
enseñara
mapudungun
en mapudungun
a sus hijos.
a susAsí
hijos.
le diA
la escuela a mi abuelito Ramón, que dejara la
deescuela
hablar mapudungun,
a mi abuelito Ramón,
que que dejara de hablar mapudu
siguiera estudiando y que el “progreso”
siguiera
venía
siguiera
estudiando
con unestudiando
trabajo
y que
remunerado.
ely “progreso”
que el “progreso”
venía con
venía
un con
trabajo
un trabajo
remuner

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
n como Hoy, cuando volvimos de la audiencia de divorcio, María me dijo que yo
a y las había estado presente en dos momentos importantes de su vida, su
gritos”, casamiento y su divorcio, en el primero estaba en su vientre, en el
e segundo como testigo en el Juzgado de Nueva Imperial. La clave de
tantos interpretación de la vida de mi madre como una mujer que ha vivido
lla.
o de trilla. múltiples violencias y cómo ha resistido, está unida irremediablemente a
esa
ca época mi propia vida y la de mis hermanos. Por eso, al intentar reconstruir su
ría los biografía también he viajado hacia la mía, mi historia familiar y la
ería memoria de mi pueblo y de otros pueblos originarios. He leído a
hermanas y hermanos que tienen la tarea y el don de la reflexión y la
e hasta escritura y afirmo junto con ellos que son los procesos colonizadores, la
violencia colonial, la que despoja a un pueblo de su territorio lo que
y sus constituye y está en la base de aquello que violenta a mujeres como mi
su ojos su madre.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
ían,
n eran
on
obligaron Mis abuelos retornaron al sur, a Cancura y nosotros nos quedamos en la
inar el quinta región habitando muchos lugares junto a mi padre y mis hermanos
te
naciente pequeños. Fueron tiempos duros. Beatriz, mi hermana, hace un par de
puntaje
en en años nos recordó cosas que vivimos en el Cerro Arrayán de Valparaíso, en
nno eran una casita colgando en los cerros, como de postal del puerto, pero sin lo
.má
Mi mamá pintoresco; mi mamá escondía las botellas de vino que mi papá dejaba a
alástima medias y lo usaba para postres sacándole el alcohol, luego juntábamos
viría esas botellas y bajábamos, ella y yo, por las curvas calles para venderlas
ijeron
n en cerca de la plaza Echaurren, con eso mi mamá compraba comida. No
que teníamos una red familiar en la que apoyarnos, además como nos
erado. cambiábamos de casa tan seguido tampoco armábamos redes barriales.
Seguro que fue la bella energía de mi madre lo que permitió que
consiguiera trabajos con los cuales sobrevivimos y construimos un vínculo
que nos une después de décadas y desde lugares lejanos. Vivimos una
soledad familiar que permitió que la violencia de mi papá, con sus propias
heridas familiares sin resolver y enfrentado a una familia propia, se viviera
en silencio.
Diecisiete años pasaron hasta que María se separó de mi papá. Se fue con los
hijos más chicos al sur y comenzó a trabajar hasta que llegó a vivir al territorio
familiar. Asentada en una parte de loma que es bordeada por el Estero
Cancura, María ha construido su retorno con su familia, con la comunidad, con
las organizaciones, con las praxis de resistencia frente a los procesos coloniza-
dores que nos acechan, un regreso hacia sí misma posibilitado por lo material
y lo espiritual que facilita el retorno.

El proceso de violencia colonial en el wallmapu se enfrenta en diversos niveles


y María se desenvuelve en esos contextos con muchas estrategias, comenzan-
do por recuperar la propia vida; una vida situada, en relación con otros, con la
memoria de un pueblo. Desde su llegada ha estudiado de manera autodidacta
y en instancias formales la flora nativa de esta zona y los efectos de las
plantaciones forestales en el territorio y en la vida que en él se desenvuelve.

Comenzó a reforestar con arbustos y árboles nativos, que luego de un par de


décadas han cambiado el paisaje de la loma que habitamos y ha invitado a
muchos a establecerse por aquí, como las golondrinas, los chercanes,
picaflores, treiles, tiuques, y muchos otros que a veces sí que hacen boche.
También, en ocasiones, se ha alejado de su tono amable y suave para
interpelar al poder de las forestales. Recuerdo cuando en un seminario pidió
el micrófono para preguntar por qué en un encuentro de recuperación de
lawen, había gente que hacía proyectos con hierbas medicinales financiados
por las forestales y que eran utilizados para su proceso de certificación. En
otra ocasión, cuando junto a otras familias del territorio Cancura cortaron el
camino como presión ante el hecho que las forestales sin consentimiento de
las comunidades habían echado un elemento salino al camino. María fue
quien dio declaraciones a la radio y al diario local. Como dice un amigo artista,
sin miedo, o quizás sí, pero con determinación.

Mi mamá fue parte del proceso de recuperación de los derechos de agua del
estero Cancura, que eran de la Iglesia Católica, investigando, presionando,
organizándose con la comunidad logró que se nos restituyera, de manera
legal, el estero, ese mismo que en nuestra infancia era el “Río” Cancura,
donde lavábamos lana y llevábamos a tomar agua a los chanchitos; donde
jugábamos en las tardes bajo la recomendación de no ir a lugares profun-
dos donde andaba el pelo vivo. Un curso de agua que desemboca en el
gran río Cautín bordeado por una espesa vegetación nativa que se
mantiene como reserva de agua en tiempo de camiones aljibe recorrien-
do el territorio.

De la directiva del cementerio indígena, del Comité de agua potable rural


y de otras instancias ha sido parte María, en un compromiso por resistir
comunitariamente a los procesos de occidentalización y de vivir plena-
mente desde el lugar al que volvimos. El reencuentro con los antiguos
permite la continuidad de la vida de un pueblo. Mi mamá lo hace a través
de los relatos de su papá, de los parientes y vecinos; de la búsqueda en
documentos antiguos como el Título de Merced, que entre otras cosas,
nos ha permitido saber que su bisabuela se llamaba Ñirre y su abuelo
Cayuman; y también a través de su presencia en ceremonias con las
machi, con las autoridades tradicionales.
La sabiduría que puedo ver en mi madre tiene muchas raíces y se irradia
azul, como ayer cuando la escuchaba conversar con Martina y Bastián, sus
nietos, sobre la vida en el territorio y sobre cómo recolectar maqui sin
dañar el árbol o como ha acompañado desde pequeña a la Fernanda, mi
hermana menor, en sus entrenamientos de kayak, superando el miedo
nuestro de ver a la “nanita” en medio del gran Río Chol-chol, sola en una
embarcación donde solo cabe ella.

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

El regreso al territorio ancestral o “Retorno al país mapuche” como llama


la lamngen Margarita Calfío a este proceso, no es idílico, es real y como tal
tiene dificultades. Las formas de lidiar con las políticas del estado no son
siempre claras, no siempre las comunidades están de acuerdo en cómo
resistir. Muchos proyectos se ofrecen y se puede pensar que no se deben
rechazar porque es una forma de recuperar lo que nos deben. Pero la
competencia por la consecución de los proyectos del estado ha resquebrajado
la vida comunitaria. Entre mirar nuestra historia, nuestro pasado y mantener
creativamente la vida de un pueblo hay luchas cotidianas que se van dando y
que dependen de nuestra sabiduría y newen.
Me pregunto cómo la violencia colonial permea y llega a todos los niveles y
espacios de la vida comunitaria para los pueblos que resistimos la coloni-
zación. Desde la pérdida del territorio, la disminución del uso de nuestra
lengua, la entrada de religiones que nos alejan de nuestra espiritualidad e
introducen relaciones jerárquicas entre mujeres y varones, procesos ante los
cuales estamos resistiendo y dando una lucha anticolonial. Me pregunto
también cómo estos procesos colonizadores son la base de la violencia que
sufrió nuestra familia diaspórica. ¿Será que el despojo colonial del Estado
hacia nuestro pueblo se convirtió en desarraigo y soledad para nuestra
familia? ¿Influyó este desarraigo y soledad en la violencia que vivimos? ¿Nos
faltó, acaso, la comunidad que permitiera control, sanción, reparación dentro
del seno familiar y fuera de él?

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

María Cayuman, como tantas mujeres mapuche desde los territorios del
wallmapu y desde la diáspora, continúa con la lucha. Hace dos meses, antes
de comenzar una reunión de la comunidad, ella le dijo a los presentes que si
hubiese sabido que iba a tener hijos tan buenos hubiese tenido más, callé en
ese momento ante esa declaración, ahora le diría que es su newen azul lo que
nos constituyó, lo genera la ternura que el poeta Chihuailaf pone al centro de
la vida mapuche. María está ahí, en un proceso que no tiene descanso ni
vuelta atrás, como dice la werken Ingrid Conejeros “Estamos en una
irreversible lucha, porque es por vivir, no es por otra cosa”. FeyMüten.
Carolina Kürrüf

ta inche, fey mew trekalen kürrüf inchiw. Con el viento he andado por los
caminos que me permiten reconocerme como mapuche de esos que no
requiere papel ni apellido, sino el origen materno de mi historia. De caminar
con el viento llevo en la piel las discriminaciones y desarraigo de una nación
homogeneizadora. Los buenos vientos me llevaron a aprender de lo formal
hasta que me hice profesora de educación física; Doctora en Educación,
Asesora Educativa y Diplomada en Docencia Universitaria en la Universidad de
Santiago de Chile,

Zomo palife ngen fantepu wallmapu meu


Resistencias de una mujer mapuche jugadora de Palin
en el siglo XXI

La platería reemplazó las joyas de piedras, el hueque fue reemplazado por la


oveja, el caballo fue adoptado, luego reemplazado por la bicicleta y los autos,
los delantales de fueron incorporado cuando llegaron nuevas telas, los
monolonkos resultaron mucho más útiles y coloridos también, las üküllas se
empezaron a tejer con colores, empezamos a estudiar, acceder a la universi-
dad y a estudios de posgrado, trabajamos en todas las esferas, seguimos
debatiendo y luchando en distintos escenarios, los más radicales y los más
conciliadores. Las familias tomaron decisiones variadas acerca de la trasmis-
ión de la cultura, unas se aferraron y otras cedieron ante la exigencia de la
cultura dominante para dejar de hablar en mapuzugun. ¿Somos diversos/as
mapuche? Feley llemay¡¡ al igual que cualquier otra sociedad, incluida la
chilena.
donde ejerzo actualmente como docente e investigadora. He recorrido
territorios en este y otros países con el tema de los juegos mapuche. He
aprendido de los contextos y pretextos que me han hecho una cómplice del
pensamiento de autonomía, libertad, empatía y emancipación para
enfrentar los históricos yugos homogeneizadores que entorpecen la
diversidad y maravillosa subjetividad de la humanidad y la vida.

Caminar por el Wallmapu en la actualidad es


una invitación a reconocer que lo mapuche
circula entre la dominante sociedad chilena y
las resistencias culturales mapuche. Estas
resistencias son muchas veces inconscientes y
no se hacen evidente hasta que permea la
fibra más profunda de la persona: nuestra
identidad e historia de vida.
Resistimos ante la imposición, ante la
vergüenza y la homogenización de lo que
debemos ser para la cultura dominante, pero
también para nuestra propia cultura. Circula-
mos entre las experiencias de nuestras
madres, abuelas y hermanas y reflexionamos
en la de nuestros padres, abuelos y hermanos
también. Intentamos dibujar nuestra propia
existencia, esa que sabemos, brota más del
piuke que del rakizuam, aunque se nutren
mutuamente. Porque en esencia ser mujer
mapuche parece tener que ser una constante
pregunta olvidando que nuestro püllü se
manifiesta sin permiso (aunque quieras
reprimirlo) y el kakül muchas veces manifiesta
kutran por no dejarnos simplemente ser
nosotras mismas.

"Palikantunwiñotuyiñ zomo mapuche palifetati, chuchunkokuifimapu pule pingelu,


fantepu Quinta Normal pi tawinkameu" (azentu: Caro kürrüf, Mayo 2018)
¿Qué es ser mapuche en el contexto de la nación chilena con toda su
institucionalidad? ¿Qué es ser mujer mapuche en un Chile machista, sexista y
patriarcal? ¿Qué es ser mujer mapuche en el contexto de la reconstrucción de
la nación mapuche con toda su historia de desarraigo, despojo sociocultural,
sobre todo sobre la base opresiva de la escuela y la iglesia que nos enseñó a
temerle al cuerpo? Y por supuesto, ¿Qué es ser mujer mapuche entre
personas mapuche y con mapuche que te quieren oprimida sumisa y callada?
¿Que podríamos hacer con toda esa gente mapuche que olvidó el valor de
resistencia y transformación de los kuificheke que ha llevado a constantes
cambios en nuestro pueblo, a fuerza o por decisión, para precisamente
mantenernos vivos? Este olvido que es reemplazado por los juicios de valor
que carecen de fundamento mayor que el de las creencias impregnadas de
colonialidad.

Para comprender que la mujer mapuche juega Palin en el siglo XXI es


necesario descolonizar el rakizuam y hacernos cargo a su vez de esta misma
colonialización. Porque nadie más que nosotras/os lo hará, nadie más que la
sociedad mapuche puede mirar su pasado y reflexionar hacia el presente. Si la
mujer mapuche hoy juega Palín es porque ha ido despertando de la aceptada
invisibilización sociocultural que la educación, religión y grupos sociales la
habían impuesto para su propio beneficio. Digo esto ha habido
porquemujeres
he podidomapuches
darme jugando Palin, y se ha tras
cuenta como molesta a algunas feministas decir que no nos representa parte
del feminismo blanco y que cuestionamos el feminismo comunitario; porque
también molesta ver a mujeres mapuche intelectuales, empoderadas y
propositivas. Veo que también la imagen de humildad en nuestras
vestimentas tradicionales ha cambiado hacia la creación, y eso molesta a
personas culturalistas.

Este escrito es mi resistencia, es una invitación a reflexionar acerca de lo que


es ser mujer mapuche en el siglo XXI que decide jugar Palin, una de las
prácticas culturales más relevantes de nuestro pueblo, que ha sido descrita
por los libros de historia como una práctica para weichafe y de hombres. Esta
misma historia escrita y narrada por pu huinca dejo en evidencia que la mujer
si jugaba palin en los siglos XVI y XVII, XIX y XX, pero no eligió masificar esta
idea. En reemplazo se erigió una historia que perpetuara una mirada de mujer
indígena vulnerable, servicial y “mágica”, una especie de virgen María pero sin
privilegios. Las narraciones acerca del rol del palin para la sociedad mapuche
son más que suficientes para dimensionar que era y es una actividad social
mapuche desde nuestras particularidades he historias d
que aglutina a las personas con fines de socialización, principalmente,
nutramkan, welunutramkarakizuamtuwün para hablar de la contingencia.
¿Acaso las mujeres mapuches no tenemos algo que decir en estos espacios?
Espacios que recordemos han sido permeados por el colonialismo, chilenismo
y que por tanto, ha sufrido las consecuencias que se describe como
patriarcado de las sociedades modernas.
Ciertamente es imposible considerar al Palin como una simple forma de
acondicionamiento del cuerpo, esta práctica ha perdurado hasta la actualidad
de generación en generación, y no solo entre los descendientes de weichafe
sino en las más variadas formas y contextos de la familia mapuche. Por esto
es importante cuestionarnos la posibilidad de que las mujeres decidan jugar
Palín como parte de sus orígenes ancestrales y como posibilidad de
encontrarse en sus lógicas culturales. Dicho en términos más concretos: lo
que aprendemos y vivimos jugando Palín no debiese ser el privilegio de unos
pocos destinados por la historia, sino una posibilidad para toda aquella
persona que quieran comprender y dimensionarnos pertenecientes a estos
territorios.

Para lograr que puzomo no teman a descubrir lo que pueden aprender


jugando Palin, hace falta que derribemos algunos mitos acerca de la esencia
femenina, que más bien parecer ser idearios católicos que nos han infundido
miedo sobre nuestro propio cuerpo. También la idea de que la mujer solo
participa en el Palín cocinando, es una forma de decirnos que no podemos
cuestionar nada más. Porque esa maravillosa labor (cocinar), que estoy segura
que quienes la ejercemos con cariño sabemos lo que vale, no es suficiente
para ayudarnos a dimensionar desde la corporalidad lo que es nuestro juego
ancestral. ¿Te has imaginado jugando Palin?, tal vez crees que no eres para
eso, que es violento o algo solo de hombres, quizás pienses que no tienes
habilidades, pero es cierto, nuestra educación nos ha enseñado a no
conocernos y a no creer en que podemos hacer muchas cosas más allá de los
socialmente establecido. Afortunadamente siempre ha habido mujeres
mapuches jugando Palin, y se ha trasmitido oralmente no solo esto, muchos
otros saberes de zomo. Esto es también resistencia. El ser humano debe
experimentar desde todos sus sentidos la vida, así es desde el vientre
materno, mis sospechas es que siglos de opresión sobre el cuerpo han
amputado la dimensión lúdica corporal del cuerpo femenino mapuche,
obligándolo a limitarse a lo que las sociedades patriarcales dominantes
requerían.

¿Resistimos las mujeres que jugamos Palin? Claro que sí, lo hacemos porque
no dañamos la cultural, como alguno señalan, lo contrario, lo hacemos porque
dejamos de pensarnos como mujeres estereotipadas bajo una sola lógica.
Porque las mujeres mapuche somos tan diversas como los colores del
azpezkin, cada una de nosotras aportamos a lo mapuche desde nuestras
particularidades e historias de vida, esas que al ser diferentes llevan un
elemento en común, el anhelo de poder caminar como mujer mapuche libre y
feliz para educar en comunidad a nuestras futuras generaciones para ser
Jessica Nauto Pesso

Kollawtufe Williche, 45 años.

Domo weichafe

¡¡Hoy me siento tan guerrera!!


Tan flor, tan árbol milenario, como el picaflor
Que disfruta y se alimenta del chilko de nuestra tierra
Así me siento……
Tan serena y enojada con el wezamachista que deja
su misoginia por nuestras cuerpas vivas y libres
Hoy me siento como tú compañera ¡¡somos una sola!!

Rayos de amor y centellas de Newen, nos acompañen


¡¡Aunque parezca un chiste espero que sea así!!
¡¡No voy a llorar hoy quiero protestar gritar libertad!!
Danzar sobre el machismo, derrotar al racismo
Adormecer al clasismo, darle natre a los burgueses
Así me siento y te recuerdo compañera papay
Mi Juanita con sus girasoles amarillos y siguiendo al antü
que sembraste en tu mapü, campamento de Lanín
Me abrigo a tu legado de amor y ollas comunes

En la feria pinto, te recuerdan con la ropa en el brazo


¡¡Y tus zapatos pegados con neo, sobreviviendo!!
Papay, kiñeñukepiukeyeyu, hoy camino tu legado
fentxenMañüm Juanita Aravena Aedo.
marichiwuyayayayayayayayaijü….
Danay Marimán Catrileo

11
Palabras para Matías
Leí el libro de Fernando durante estos días, duros días en que se
cumplen diez años de la muerte de Matías. No les voy a mentir, la
lectura me sumió en una profunda tristeza. Más que por recordar
aquel 3 de enero de 2008 o las circunstancias particulares de su
muerte, porque leyendo esta biografía la vida de mi primo adquiría
nuevas y olvidadas dimensiones.

A través de estas páginas recuperé la vitalidad de su vida, la energía


con que trabajó por construir su lugar en el mundo y la convicción de
que ese lugar se encontraba dándole la cara a sus raíces, apropiándose
de las historias que sus antepasados le legaron, pero también de todo
lo que tuvo a mano en vida: familia, libros, amigos, conversaciones, el
contexto histórico de Chile y el del movimiento mapuche de aquel
entonces. A través de estas páginas recuperé también el amor que le
tuvimos su familia y amigos y que nos devuelve la imagen de un Matías
cariñoso, compañero, leal y solidario.
De entre todas las historias que aquí se pueden leer ninguna me
resultó tan emotiva como la del “Fono copete”. El Fono copete fue un
emprendimiento que Matías tuvo con algunos amigos entre el 2006 y el
2007. Yo lo había olvidado, pero al leerlo, volví a ver a mi primo contán-
dome con entusiasmo cómo iba a ganar mucha plata con esta idea tan
sencilla que consistía en llevar a domicilio, en una bicicleta, el copete
que exigen los largos carretes de Temuco y que iban a ser solicitados a
través de un teléfono. Ese también era mi primo: ingenioso, gracioso.
Claro que yo no sabía que una de las motivaciones del emprendimiento
era reunir plata para la Red de apoyo que había acá y de la que Matías
formaba parte.

11 "Este texto fue escrito para ser leído en la presentación del libro Biografía de Matias Catrileo
de Fernando Pairican, realizada el 4 de Enero del 2018, en el marco del décimo aniversario de
Matias Catrileo, en el hogar mapuche Pelontuwe de la ciudad de Temuco".
Mientras Matías vivía aquí en Temuco yo hacía lo propio en Santiago, por
eso su etapa en esta ciudad (Temuco) es algo que no conocí en profundi-
dad. Poder conocer, entonces, parte de las cosas que hizo y vivió en esos
años y completar algunas historias que conocía ha sido muy especial para
mí, un verdadero regalo, y por eso agradezco a Fernando, que hizo un
gran trabajo de investigación y trabajó en la escritura de este libro a
contrarreloj, y también a todos los que colaboraron con sus testimonios
para que esta biografía pudiera ser realidad.
Habrá otros a quienes interese más la infancia de Matías, su historia
familiar o su paso por el servicio militar… Así como su vida, este libro
también permite múltiples lecturas y creo que eso es positivo.

También quiero agradecer a mi tío, Mario Catrileo, que fue el impulsor de


esta biografía. Al contrario de algunas voces al interior del movimiento
mapuche que hoy se disputan la figura de mi primo como un trofeo, el
deseo genuino detrás de la construcción de esta biografía no era despres-
tigiar a nadie, era mostrar a Matías en toda su complejidad, y no solo
como una figura unidimensional, fija, inmóvil, sin contradicciones, como a
veces parece que quedó tras su muerte.
En este mismo salón del Hogar Pelontuwe lo velamos hace diez años. Fue
aquí donde mucha gente intentó darme el pésame con frases como
“Matías es un ejemplo” o “deberías sentirte orgullosa”. Esas frases me
desconcertaron entonces y no solo por la pena. Me parecía raro que lo
que para mí era una pérdida dolorosa, algo incomprensible, pudiera
hermanarse con palabras como orgullo o ejemplaridad. ¿Cómo podía
sentir orgullo o creer que había ejemplaridad en su muerte?
Nunca estuve de acuerdo con la mirada que estaba implícita en estos
pésames. Para mí lo que esas palabras implicaban de forma indirecta era
una visión donde mapuche y chilenos se enfrentan en igualdad de
condiciones, bajo acuerdo mutuo, en algo así como una guerra.
Nada más alejado de la realidad: Matías entró al Fundo Santa Margarita ese
3 de enero armado nada más que con algunas piedras y, pienso, lejos de su
imaginación estaba la posibilidad de su desenlace.
Del otro lado de la zanja de los Luchsinger estaban las fuerzas especiales de
la policía chilena, entrenados, ellos sí, para la guerra; armados, ellos sí, con
lumas, pistolas y subametralladoras; envestidos, ellos sí, con la legitimidad
que el estado de Chile les confiere para ejercer la fuerza en este país;
protegidos, ellos sí, con la impunidad del capital.

En ese contexto de total desigualdad de condiciones, de fuerzas, de


legitimidades, mi primo fue baleado por Walter Ramírez. Y su cuerpo, su
familia, el proceso de investigación de lo ocurrido, las lecturas y conclusiones
emanadas tras la investigación, así como los dictámenes judiciales, tratados
en esas mismas desiguales condiciones.

Baste recordar cómo desde Michelle Bachelet -entonces presidenta- hacia


abajo, incluyendo varios medios de comunicación, ningunearon a mi primo,
mintieron, tergiversaron, defendieron al policía, defendieron al latifundista.

Y para nosotros, los que conocimos y quisimos a Matías: nada, ni el beneficio


de la duda, porque no éramos nada, apenas mapuche.
Yo no podía estar de acuerdo, entonces, con esos pésames y esas miradas
que parecían añadirle un heroísmo al crimen sobre mi primo, en un gesto
que le restaba la dimensión de tragedia y de injusticia.

Así como fue natural para los que conocimos a Matías entender que la bala
que lo mató fue disparada en última instancia por el Estado chileno, y que su
muerte formaba parte de una larga cadena de muertes injustas e impunes,
de esas que pueblan la historia de casi cualquier familia mapuche,
así mismo, pienso, deberíamos preguntarnos quién paga el costo político
del lado mapuche de llevar a morir a un joven que sin duda hubiera
aportado mucho más a la causa vivo que muerto. A veces me parece que el
título de weichafe oculta la realidad social y material que está detrás de su
muerte y la de otros, como Alex Lemun, Jaime Mendoza Collío o Rafael
Nahuel recientemente en Puelmapu.

Si Matías es un ejemplo y puedo sentirme orgullosa hoy, como me invitaban


a sentirme aquellos pésames en 2008, es por su actitud, su convicción, su
vitalidad, por sus cualidades de persona que fueron las que lo hicieron un
buen activista, por su lucha en pos de la autonomía política y territorial del
pueblo mapuche y no por su adscripción o filiación política a tal o cual
organización.

En esta biografía, parte de la familia de Matías y algunos de quienes lo


conocieron, no ofrecen una caricatura: ofrecemos de forma generosa
algunos pasajes de la trayectoria de nuestro querido Matías para que
cualquiera que la lea pueda hacerse una idea de quién era y quizás hasta
sentirse identificado con las distintas estaciones, decisiones y situaciones
por las que mi primo transitó.

Creo que la fuerza de Matías, y así queda demostrado en este libro, radica
en su pertenencia a dos mundos: el mundo mapuche urbano y el mundo
mapuche rural, con el que llegó a tener contacto, en la búsqueda y
construcción de su identidad, en su decisión de ser activo en lo político,
participar, tomar una posición, tratar de ser consecuente.
Querer reducir la figura de mi primo a cualquiera de las múltiples
dimensiones que conformaban su persona es una instrumentalización.
Quisiera poder terminar mi participación en esta mesa con alguna salida
feliz, pero no puedo. Cuando conversé con Fernando en Buenos Aires para
la realización de este libro, le dije que para mí la muerte de Matías era una
tragedia, que todo lo hermoso de su vida quedaba empañado por su
asesinato.
Hoy, después de haber leído esta biografía, que es también la lectura
histórica sobre Matías y sobre el movimiento mapuche de aquel entonces
que hace Fernando, puedo decir que esto sigue siendo una tragedia para mí,
para mi familia, para los amigos y compañeros de Matías: Matías nos falta,
Matías siempre nos va a faltar.

A diez años de su pérdida no necesitamos más muertos, las pérdidas


humanas son irreparables. Al contrario, necesitamos más jóvenes mapuche
con derechos garantizados, entre ellos el de la vida, para que puedan
participar y aportar en los procesos políticos y luchas que se llevan a cabo
hoy en día en Wallmapu. Los mapuche nos necesitamos vivos.
Margarita Calfio Montalva

nació en Santiago. Estudió Servicio Social. Ha dedicado su trabajo a la historia


de las mujeres mapuche y de las mujeres de pueblos originarios.

Señorita Foyel, desmembrada la memoria


Margarita Foyel fue una de las hijas del lonko Foyel, uno de los últimos
líderes que resistió a la avanzada del Ejército en el siglo XIX. En 1884,
después de rendirse ante el Ejército, los jefes indígenas Foyel e Inacayal
fueron trasladados a Buenos Aires, junto a sus familias.
12
En 1885, por intervención de Francisco Moreno fueron alojados en el
Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Pocos años más tarde, el
cacique Inacayal y la hija de Foyel, entre otros, murieron en el mismo
museo. Sus restos fueron ingresados a las colecciones de la institución y
sus esqueletos fueron especialmente tratados para exponerse en vitrinas
de sus salas de exposición pública (En Masotta, Carlos 2017).

En la sociedad mapuche independiente del siglo XIX, las mujeres no


tienen el mismo estatus. George Muster, un viajero inglés que llega hasta
el “País del las Manzanas”, territorio mapuche del Puelmapu, en 1870,
tiene la oportunidad de conocer a la “señorita Foyel”, hija del longko del
mismo nombre.
“(...) Al otro día de la francachela, como la carne escaseara, comí en el toldo
de Foyel parte de una pequeña torta de maíz y un postre de manzanas y
piñones; comida en la que la hizo los honores la hija de Foyel, linda
muchacha de diez y ocho años con largos cabello negros y sedosos, que su
doncella, una chica tehuelche cautiva, tenía que peinar diariamente como
obligación especial. Esa señorita no se humillaba nunca haciendo algún
trabajo doméstico, aunque de vez en cuando aplicaba sus delicados dedos a
la aguja; su dote de cerca de ochenta yeguas, y la influencia de su padre,
hacían de ella, como es natural, un partido muy deseable; pero, hasta el
momento de mi partida, la niña había ejercido el privilegio de una heredera
rechazando todos los ofrecimientos (...)” 13

Reafirmado todavía más la nobleza y la gracia de la hija de Foyel, Muster


agregará:

“(...) Me despedí afectuosamente de la señorita Foyel, que me había


demostrado siempre la mayor bondad y cuyas maneras naturalmente
graciosas habrían adornado un salón del mundo civilizado. Sus últimas
palabras fueron una invitación para que volviera, si era posible, a hacer otra
visita al toldo donde habían tratado de que me sintiera a mis anchas.” 14

Margarita Foyel, será retratada años después en su cautiverio en el Museo de la


Plata, lugar donde finalmente fallece en la primavera de 1887, con cerca de 35 años
de edad. La violencia del cautiverio, le dejó en el rostro, una gran cicatriz en la zona
de su ojo y mejilla, la privación y probablemente la nostalgia, apagan para siempre
la belleza y el encanto que apreció el viajero.

La violencia no sólo quedo en esa cicatriz, se proyecto en las referencias que se


daban sobre ella y en el trato posterior que dieron con sus restos mortuorios. “En el
Museo (donde murió de afección pulmonar (¿?) el 21 de setiembre de 1887) Marga-
rita mostraba un carácter dulce, tímido pero alegre, estaba habitualmente triste, sin
exteriorizar sus sentimientos lo cual no obstaba para que riera con facilidad. Era
muy comunicativa y de preferencia relataba los sucesos de su vida. Muy trabajado-
ra. Hilaba durante todo el día. Sin sensualidad aparente, nada orgullosa, indiferente
para todo cuanto no fuesen los colores de su tejido, desprovista de astucia, conci-
liante, llegando a la respetuosidad. Por último, sin coquetería y sucia. Acostumbra-
ba a fumar en pipa…” (Vignati, 1942. En Masotta, C.).

Margarita fue la primera de las prisioneras que muere en 1887 en el Museo de la


Plata. Su cuerpo que pasa a formar parte de sus colecciones, fue exhibido durante
décadas y hasta hace poco se hallaba en sus sótanos. Con la muerte de Margarita
comienza el fin de la familia del cacique Inakayal.
Pero la tierra pide a sus hijxs regresar a su regazo. Con el paso del tiempo la
identidad mapuche acallada por décadas, comienza a despertar con fuerza.
El reconectarse con los orígenes es una necesidad que se va entretejiendo
en las historias y documentos antiguos. Así, la historia comienza a rearmar-
se y se debe dejar fluir sin temor a lo que se encuentre.

En noviembre de 2015 los restos de Margarita Foyel fueron sepultados en la


comunidad mapuche de las Huaytecas de la provincia de Río Negro. Las
marcas de su inventario y exhibición en el museo permanecían en los
huesos desmembrados, el cráneo diseccionado, el cuero cabelludo separa-
do. Las falanges de las manos y los pies aún estaban unidas con alambres
que las articulaban.

Como títeres, bufones de la clase rica, militar de esos tiempos. La verdad


comienza a aparecer dando cuenta de la brutalidad de los estudiosos de
esos tiempos, de las clases que tenia la representación política. El racismo y
la discriminación permitían que lxs mapuche fuesen vistos como bestias
necesarias de aniquilar. Sin valor, sin proyección. No eran humanos. Pero
con esas formas de actuar las contradicciones de humanidad son para los
agresores, los civilizados.

El patriarcado, el apego al razonamiento cuadrado, la falta de visión y


humanidad impidió ver la riqueza mapuche, la libertad, el cuidado del
paraíso y la estrecha relación con la naturaleza, hoy tan relevante por la
destrucción paulatina de nuestro planeta…
15
Margarita pudo regresar al antiguo tuwûn y ese día la emoción recorrió los
corazones de los descendientes de las antiguas familias mapuche. “La
restitución significa reivindicar la dignidad de nuestros antepasados que
han sufrido tanto como parte del genocidio que hizo el Estado contra
nuestro pueblo en lo que llaman Conquista del Desierto “, dijo Mirta
Ñancunao, integrante de la comunidad a la que perteneció la aborigen del
museo. “Tiene una importancia espiritual, simbólica y política muy grande
para nosotros poderla traer al territorio y que descansen en paz sus
16
huesitos” .

Que descanse Margarita Foyel en la tierra antigua, que regrese a la mapu


que la esperaba hace cientos de años, que vuelva para que renueve y
fortalezca a la energía femenina, las bellezas, los secretos, los alimentos
antiguos, las pipas, las plumas, los adornos, los cabellos largos y sedosos,
los tejidos de colores que vuelvan.
Paola Melita

Kiero al macho muerto: “Me da lo mismo si es de


IZQUIERDA-SHILENO-MAPUCHE O SEUDO CREADOR”

Kiero traer a la memoria el Femicidio de las Hermanas Colipi, dos niñas mapuche de 12 y
14 años, asesinadas por su padre en junio del 2013 en la comuna de Lumako y Grisel que
sobrevivió al ataque monstruoso.
¡¡¡Cuando una mujer muere, muere para siempre!!! Encontré tan terrible esto cuando lo
leí, y claro, en el tiempo lo he ido entendiendo más. Para nuestras hermanas muertas no
hay Monumentos, no hay libros póstumos, no hay grandes conmemoraciones; menos
para las más pobres, las Mapuche, las lesbianas, las negras; las que nunca pudieron
aprender a leer…+
Sus madres, sus abuelas, sus hijas, sus compañeras, sus hermanas las Recuerdan y las
lloran.

A los 12 bajo del cerro, pa vender las verduras que la tierra les daba, siempre soñó con
una vida mejor, se llenó de valentía, se hizo las trenzas, su morena sonrisa se hizo gigante
y acompañada de una amiga se fueron al pueblo aprobar suerte. En uno de esos días lo
conoció, de apellido Rain, Mapuche igual que ella, diez años mayor, se mostró galante,
atento; ella sonreía, se tapaba la boca de vergüenza, sus ojos negros parecían explotar
cuando lo veía. Era tan pequeña, lo único que deseaba era salir de su casa, era escapar de
su padre golpeador que apenas se emborrachaba tenía la excusa perfecta para hacer y
deshacer con ella y su madre. 13 tenía cuando el maldito la violo y la preño de su primera
hija, se las llevó a su tierra donde se convirtió en la empleada de la casa, casi dos años
después nació la segunda hija. Desde entonces sólo cambio al golpeador; del padre por el
“marido”.

Crecieron las niñas, acompañas del verde de la montaña, después de un tiempo volvieron
a la tierra de su abuela en los cerros de Lumaco, el padre más viejo, no se le hacía tan fácil
golpearlas. Rain nunca las dejo tranquilas, las busco una y otra, y una y otra vez les
prometió que cambiaría, que dejaría de tomar, que las amaba, que no era nada sin ellas, y
así una y otra vez volvieron y se separaron.
Seis años pasaron y nació la tercera más chiquita que sus hermanas, más morena, con
la misma sonrisa gigante de su madre, su pelo y sus ojos negros hermosos como la
noche en el campo. Ella trato de salir adelante, siempre lucho, trabajo en todo lo
dignamente posible, siempre ganando miseria y abuso; pobre, sin estudios y con tres
hijas; pero nunca renuncio, siempre pensó, (siempre lo ha hecho) que podía tener una
vida mejor. Cuantas veces llorando maldijo el día que lo conoció, maldijo haber creído
una y otra vez, maldijo haberle dado ese padre sus a hijas, y se mordía los labios y se
tapaba la boca pa que las niñas no escucharan el llanto.

Unas semanas antes, ella decidió que ya nada más, tomo fuerza y como tantas otras
veces lo echo, ella sentía que esta tenía que ser la última. Lo denuncio a los pacos, fue
al juzgado e hizo todo lo necesario para sacarlo de una vez por todas de sus vidas. A
esta altura sus hijas tenían 15, 14 y 9 años (su mamá aun no cumplía las tres décadas)
Las mayores eran destacadas en su colegio, sus fotos muestran niñas felices, rodeadas
de amigas y de su madre que las amaba.

Ese día de junio, él las fue a buscar al colegio, le dijo a la profesora que las llevaría de
paseo y las retiro antes del término de la jornada escolar, en la escuela no pusieron
ningún problema y se las llevo, al mismo tiempo que las niñas corrían felices por el
campo, Rain llamo a la madre pa decirle que, si no volvía con él, las iba a matar.
Cuando recuerda ese momento siente que el mundo se paralizo, tantas veces la
amenazo, como tantas veces le dijo que las amaba. Le suplico, le lloro, le imploro que
por favor no le hiciera nada a las niñas, corrió a los pacos, buscaron y buscaron; hasta
que las encontró degolladas y con múltiples heridas producidas con un cuchillo
cocinero estaban las tres, ¡las dos mayores muertas y la pequeña muy herida Pero
viva! En Temuco estuvo varios días hospitalizada, la tuvieron que operar varias veces,
pues las heridas alcanzaron órganos importantes, mientras la pequeña mejoraba, su
madre enterraba a sus hijas en Traiguén.
Hay heridas que nunca se van a sanar, hay dolores tan profundos que a veces no te
dejan respirar. Aun así, estas dos guerreras siguen vivas, soñando y luchando por la
vida que quieren. La niña tapa su cuello con una pañoleta pa ocultar las marcas de la
Violencia, le da vergüenza que lxs niñxs de la escuela le pregunten; aunque ya cada
vez la ocupa menos. Un par de veces jugó con mi hijo, como una niña más, ya va a
cumplir 12, se fueron a otra región, siempre vuelven a Traiguén, y son muchas las
horas que pasan en el cementerio conversando, cuidando que la tumba sea una de las
más hermosas. Eso le da un poco de “paz”. Sólo muerto, colgando del árbol como un
cobarde Femicida, este Macho Maldito las dejo tranquilas.

En la memoria de sus cuerpos, están las cicatrices de tanta violencia naturalizada que
vivieron, violencia que mata y nos mata cada día. Esta historia, no es ficción, la realidad
da aún para mucho más; apenas ocurrió hace cuatros años; aunque estoy segura, muy
segura que es un Hoy para miles de mujeres Mapuche y no Mapuche.
Necesito no olvidar. No kiero perdonar al Femicida de mi hermana, de mis hermanas
asesinadas, a través, de los tiempos. No olvido que también soy una sobreviviente…
Kiero al Macho Muerto; es su ataúd o el mío.

Las Feministas, las lesbianas feministas, las mujeres luchamos, nos organizamos
porque no nos queda de otra, aun con presidenta, con mujeres profesionales y con
“poder”; las mujeres seguimos siendo esclavas, seguimos siendo vendidas, explotadas,
humilladas, violadas y mutiladas; mano de obra gratuita en lo domestico, obligadas a
parir pa dar más esclavos al sistema capitalista. No estamos en contra de los Hom-
bres, estamos en contra del Macho que no es capaz de renunciar a los privilegios que
le entrega el patriarcado, no le compramos al “compañero” que se declara Progresista,
Pro derecho de las Mujeres pero que en su cotidiano está a años luz de eso; keremos
muerto al Macho violento que humilla y mata.

Nada es al azar, existe una Violencia Estructural que está presente en todos los
aspectos de nuestra vida… Cada mujer que se rebela obtiene un castigo.
Los Territorios marcan la VIOLENCIA QUE RECIBEN nuestras cuerpas, violencia extre-
ma que también recibe nuestra ÑUKE MAPU, niñas y niños, Mujeres que no sólo
Resisten el Machismo y la Misoginia si no también las alianzas estratégicas del Capita-
lismo y el E$TADO Shileno.
“Cada mujer, Cada ser que se rebela es y será multiplicador de Rebeldías”.
No perdono…
No Olvido el dolor que han sufrido mis hermanas…
Escribo para no olvidar…
Palabras
finales

Se siente la necesidad de encontrarnos, compartir saberes, autoformarnos en


talleres de nuestro interés, con la idea de trabajar con mujeres mapuche de
comunidades rurales, generar espacios de encuentro, espacios políticos de las
mujeres. Nutram de mujeres.
Para las mujeres mapuche en estos tiempos es necesaria la oralidad la conver-
sación profunda porque el sentirse sola, agobiada en la crianza y en otros roles
que se nos suman- en algún momento- debe haber una fuga de ese silencio
contenido porque no es fácil hablar, decir lo que nos pasa, lo que sentimos,
muchas veces decir lo que pensamos “calladita te ves mejor” comenta una
lamien, que es lo que le decía su padre, sin posibilidad de sonreír espontánea-
mente. Sin embargo, qué privilegio más humano y femenino, las voces, los
cantos, la oralidad.
Que está pasando ahora, las mujeres mapuche están siendo perseguidas y
asesinadas...lo femenino atacado, las mujeres, las tierras, la machi, la vida está
siendo amenazada. Consideramos que es necesario volver a lo femenino, a
retomar los hilos cortados de la memoria, aunque duelan los recuerdos, es
importante reconstruirnos para lograr cambios en las relaciones, por ejemplo,
que se tome conciencia del daño programado del alcohol, porque dada los
sufrimientos de vida se exacerban las violencias.
La violencia no forma parte de la cosmovisión o forma de vida ancestral mapu-
che, las mujeres eran valoradas, en términos espirituales, era importante para la
cohesión social, del lof y al no existir esa valoración y cohesión, afecta a todo el
colectivo.
Para nosotras la Creación Colectiva tiene una enorme importancia, puesto que
no habitamos solas y aisladas, debemos conectarnos con algo o con alguien,
con la luna, con la mar, con una amiga, con la hija, la hermana, la tía, la abuela.
No es una cuestión inventada tampoco, nuestras abuelas en algún tiempo se
reunían, se visitaban, mateaban y hablaban, transmitían saberes, mapuche
kimvn. En lo político y social es profundamente transformadora y es lo que ha
permitido recoger un sinfín de conceptos, de simbología, de secretos, de
saberes que nos hacen en este presente un pueblo con semillas.
Transformar las decepciones de la vida, las amarguras, las humillaciones, las
violencias no es una tarea fácil, torcer estos pesares y convertirlos en una
creación es un proceso significativo, transformar el llanto en poesía, los golpes
en pinturas, los palabreos en música… Transformar el fenómeno de la violencia
que se incorpora en nuestro cuerpo-espacio-territorio es una tarea conjunta.
Debiera ser un compromiso de todxs para la continuidad de nuestra existencia
como pueblo mapuche.
La recuperación del Mapuche feyentun, que no está del todo perdido, pues es
en este ámbito donde la mujer mapuche tiene un valor espiritual y protagónico.Y
lo más importante. Nuestro pueblo ama la vida, se aferra a la vida por eso la
resistencia.
Agradecimientos especiales
Rosita Catrileo Arias, Luz Marina Huenchucoy Millao, Ria Ruda, Carol
Piutrin Quintrel, Pvñeñelchefe Rosa Cayupul, Victoria Aldunate, Marcia
Olave, Teresa Boroa Huenuqueo, Aida Catriñanco, Machi Yessica Huen-
temil, Gloria Marivil y Maria Teresa Huentequeo, Andrés Yañez.

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