Mala Memoria
Mala Memoria
Mala Memoria
“(…) Se dice que a los viejos sólo les queda una cuerda para tocar. Y es, tal vez, una cuerda
desafinada, que produce lo que Stefano llamaba «la nota del lobo». Sin embargo, esa nota
desafinada suena más larga y profunda que el instrumento intacto de la juventud”
Giorgio Agamben (2018:7)
En el campo del arte, el dispositivo “archivo”1 constituye, desde no hace mucho tiempo,
una forma de expresión artística por sí misma. Anna María Guash en su trabajo sobre las
genealogías, tipologías y discontinuidades del archivo en la época de las vanguardias de
principios del siglo XX sostiene que el archivo es el tercer paradigma artístico de ese
período, ubicando en primer lugar al concepto de obra única, y en segundo al carácter de
multiplicidad de la obra que vendría a destruir los cánones tradicionales que sustentaban al
primero. El tercer paradigma, el archivo, es para la autora “un sistema discursivo activo
que establece nuevas relaciones de temporalidad entre pasado, presente y futuro, en lo que
se ha denominado el tiempo del «futuro perfecto»” (2015:10)
En otras palabras, el archivo no es simplemente un dispositivo para catalogar y almacenar
el pasado porque en cada intervención que hacemos sobre él estamos conformando una
visión del presente y en conscuencia del futuro, como se verá más adelante.
Este trabajo tiene el objetivo de explicar las diferentes etapas que conforman mi proyecto
artístico que consiste en la activación en sucesivos momentos de mi archivo personal.
Dicho proyecto no fue concebido desde su inicio como un todo sino que tomó forma en el
transcurso de un largo período de mi vida personal y profesional. Este marco temporal
comienza hacia fines del año 19772 durante la última dictadura militar y actualmente se
halla en plena articulación de sus diferentes momentos; estos son:
1
Guash parafrasea a Derridá en Mal de Archivo, una impresión freudiana, cuando sostiene que “el
principio arcóntico del archivo es un principio de agrupamiento, y el archivo, como tal, exige unificar,
identificar, clasificar, su manera de proceder no es amorfa o indeterminada, sino que nace con el
propósito de coordinar un «corpus» dentro de un sistema o una sincronía de elementos seleccionados
previamente en la que todos ellos se articulan y relacionan dentro de una unidad de configuración
predeterminada” (2015:10)
2
Luego de un breve período de encarcelamiento en 1975 y de militancia política que se interrumpe a fines
de 1977, comencé a insertarme nuevamente en el mercado laboral en medios de prensa
1
4) 2019. Publicación del libro de ensayos sobre fotografía “Mala Memoria / Diario de
un fotógrafo”. Fundación Arte x Arte de Alfonso y Luz Castillo, Buenos Aires.
Las imágenes que provienen de los recuerdos suelen surgir como pequeños
fragmentos, generalmente alejados de la continuidad propia del cine o el video.
Muchas veces son difíciles de enlazar, resultan arbitrarias y se desvanecen sin que
se puedan apreciar con claridad sus detalles. A la vez, esas imágenes se van
modificando con el paso del tiempo y no tenemos conciencia de haber participado
de esos cambios que, mientras permiten observan con mayor precisión algunos
aspectos, oscurecen o desenfocan otros.
Esta muestra contenía material producido desde fines de 1977 en adelante y era de
carácter estrictamente personal. Fotografía callejera, paisajes urbanos, imágenes de mis
hijas durante su infancia, lugares que había frecuentado a lo largo de ese tiempo, etc.
(Figura 1). En ninguna de sus cuatro series había imágenes periodísticas de
acontecimientos políticos relevantes, pero se empezaba a insinuar una relación entre estas
fotografías y el proyecto 40AÑOSEN24FOTOS (Figura 2) que se materializó, de un
modo accidentado en principio4, para el 40 aniversario de la dictadura militar en 2016.
3
El Archivo IIAC funciona en el seno del Instituto de Investigaciones en Arte y Cultura “Dr. Norberto
Griffa” de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Reúne las colecciones bibliográficas y
documentales de artistas, escritores, historiadores del arte e instituciones relacionadas con el arte y la
cultura.
4
40AÑOSEN24FOTOS fue un proyecto de exhibición de fotografías más amplio que presenté a Cristina
Freire, curadora del espacio de fotografía del Centro Cultural Haroldo Conti en la Ex – ESMA en 2015.
El objetivo era mostrar aproximadamente 60 fotografías (producidas entre fines de 1977 y hasta la crisis
del 2001) al cumplirse los 40 años de la última dictadura militar en 2016. Por diversas razones, entre ellas
el cambio de gobierno, el proyecto quedó trunco. A fines de febrero de 2016 decidí comenzar una muestra
online en mi muro de FaceBook publicando cada día una fotografía seleccionada de esa frustrada
muestra, comenzando el 1 de marzo y culminando el 24 de marzo. De esa limitación autoimpuesta
proviene el título de la muestra. Posteriormente, La Bienal Argentina de Fotografía Documental, por
invitación de su director Julio Pantoja, hizo posible realizar esta exposición en forma física en el Museo
de Bellas Artes de San Miguel de Tucumán en 2016. En 2017 se mostró por primera vez en Buenos Aires
2
Estas relaciones se hicieron evidentes durante el proceso de revisión y edición de las
fotografías seleccionadas para la muestra de 2013 y fueron la simiente de la siguiente en
2016 donde las imágenes de la primera empezaron a dialogar con otras de mi producción
periodística de esos mismos años. De ese modo comenzaron a tensionarse imágenes de
momentos de mi vida privada con otros acontecimientos de carácter político que
fotografié en las calles de la ciudad y en los espacios públicos simultáneamente.
En el texto introductorio5 de 40AÑOSEN24FOTOS señalaba de qué modo había afectado
mi trayectoria personal el proceso político argentino en los años 70 que emergía
(Figura 1) Parte de la serie “Vivir en la calle, 2001”. Detalle de la exposición “Mala Memoria”
en la fotogalería del Teatro Municipal General San Martín en 2013
de una dictadura en 1973 para sumergirse en una nueva y más sangrienta aún en 1976. El
objeto de la muestra era dar cuenta de esa lógica incidencia de lo público en lo privado a
través del montaje de estas imágenes que fueron constituyendo un corpus cada vez más
complejo.
3
En esta segunda instancia el archivo se convirtió para mi, ahora más conscientemente, en
un organismo vivo que proponía nuevas versiones del pasado y explicaba en muchos
aspectos algunas derivas actuales en mi vida personal y en mis fotografías.
Boris Groys sostiene, en directa alusión al concepto de biopolítica de Foucault, que las
diversas maneras de documentación y archivo de la vida social contemporánea derivan en
ajustes, adaptaciones y correcciones en el presente de los individuos. Del mismo modo la
documentación y archivo de organismos biológicos obsoletos promueve una
interpretación de la estructura genética de organismos vivos y previene en el futuro los
efectos de alteraciones estudiadas sobre los primeros. Podríamos afirmar, en línea con el
pensamiento del autor, que el archivo promueve una suerte de resurrección o
renacimiento que siempre se manifiesta en una vida nueva.
Finalmente, Groys resume:
5
Esta decisión fue crucial para visibilizar como los vaivenes de la vida política argentina
han atravesado mi propia vida, cómo en la de cualquier otra persona en cualquier
momento de la historia, sólo que en este caso se manifiesta en una narrativa visual en
tanto mi producción fotográfica personal confluye y se nutre también de la cobertura de
los acontecimientos políticos que me propuse reportar.
fortalecimiento del desarrollo cultural y la memoria histórica, profundizando la relación entre archivo,
preservación, memoria, historia y reconocimiento.” (de una entrevista personal el 5 de febrero de 2020)
6
(Figura 4) Izquierda: Mi padre y yo. Buenos Aires, 1967. Foto: Alejandro Merle. Derecha: Mis cabecitas,
1955. Autor desconocido
7
Dispuse otras fotografías al modo de las “mesas de encuentro” de Aby Warburg7 y noté
que los espacios entre las imágenes reclaman otras imágenes, que tal vez no existan, pero
también palabras para conjurar el drama de la historia que se nos presenta entre los
pliegues ocultos de una fotografía familiar que refiere a otra fotografía más remota aún
(Figura 6). Georges Didi-Huberman afirma que las imágenes que convocan facilmente a
las palabras, no son tan interesantes como aquellas que las “perturban”. Las cambiantes
expresiones de mi rostro inocente al comienzo de mi vida contrastan con los cuerpos
destrozados de aquellos y aquellas que encontraron su final del modo menos pensado y
más cruel posible. ¿Cuáles son las palabras adecuadas para describir este horror
producido en medio de una ciudad abierta y desprevenida?
(Figura 6)
El análisis de estas relaciones entre imágenes que aquí expongo refiere a su supervivencia
y a sus ambivalentes significaciones, sus paradojas y revelaciones imprevistas. En una
palabra, las imágenes nos sobreviven y resurgen cuando uno menos se lo espera.
Durante el desarrollo de este proceso de investigación y puesta en obra surgió, a
principios de 2019 la posibilidad de hacer un libro de ensayos breves sobre fotografía que
venía escribiendo desde hacía varios años en diferentes plataformas digitales. Un blog,
entrevistas sueltas, notas en un diario nacional y anotaciones en mis libretas conformaron
el corpus de trabajo que cinco voluntarias comenzaron a editar desde el mes de enero del
año pasado. Durante todo el año seguimos un procedimiento de lectura y revisión de más
de un millar de piezas de texto8.
A partir de las reuniones que teníamos mensualmente el grupo editor tomó algunas
decisiones de gran importancia para el producto final. En primer lugar se decidió no
7
“El Atlas Mnemosyne de Aby Warburg es uno de los artefactos más extraños de la historia del arte, con
el que el historiador alemán intentó documentar visualmente todo el imaginario de Occidente. En 1924,
después de varios años de tratamiento psiquiátrico, Waburg empezó a componer en láminas, montadas
sobre fondos negros y luego fotografiadas, en la que esperaba exponer el conglomerado de relaciones que
observaba en las imágenes, las migraciones de formas, motivos y gestos que atravesaban fronteras
políticas y disciplinares desde la Antigüedad hasta el Renacimiento incluso hasta el presente.” (Speranza,
2012:14)
8
Las editoras fueron: Verónica Díaz, Juan María Fernández, Mariana Szteinmarder, Karen Toro y Leticia
Valdés. La corrección estuvo a cargo de Gabriela Toro Aguilar
8
incluir fotografías en el proyecto, más allá de algunas imágenes de mi propio album
familiar que acompañaron puntuales ensayos. Esto lo convirtió en un libro que habla de
fotografías que no muestra. Esta operación me pareció novedosa y al mismo tiempo una
manera de involucrar al lector en la tarea de imaginar o buscar las imágenes citadas.
En segundo lugar dividieron los textos en nueve capítulos conceptualmente relacionados
no solo con una clasificación temática sino con la intención de conferirle a la pieza final
el tono de un diario íntimo. Las editoras hicieron propios esos breves textos para darles
esa enfoque.
Entre los textos seleccionados hay varios que hacen referencia al proceso de revisión de
mi archivo. Es así como vuelvo a encontrar la fotografía de mi padre y mía de 1967 y otra
de los años 80 donde mis hijas aparecen sonrientes y traviesas en su primera infancia
(Figura 7). El texto que acompaña esta última foto es la introducción a aquella primera
exposición de 2013 que dio inicio a este proyecto:
(Figura 7)
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La cita a este texto de hace siete años sirva tal vez como corolario a este breve trabajo que
intentó explicar las tareas y el proceso de colaboración colectiva que lleva la activación de
un archivo. Otra vez en palabras de Benjamin: “(…) la obra de una vida está conservada y
suspendida en la obra, en la obra de una vida la época y en la época el decurso completo de
la historia.”
Bibliografía
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