Construcción Del Saber Administrativo

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CONSTRUCCIÓN DEL SABER ADMINISTRATIVO EN LA ARGENTINA*

1. Introducción

Con la finalidad de integrar la colección del bicentenario que publicará la editorial del
Consejo Profesional, el presente trabajo tiene como propósito trazar una retrospectiva de
la evolución de la disciplina administrativa en nuestro país. Para ello se parte del
antecedente de la investigación dirigida por el Dr. Francisco M. Suárez en la
Universidad de Buenos Aires durante los años 2001 a 2003 bajo el título “Construcción
del saber administrativo: modalidades que asume la investigación en la Argentina desde
1958”.

La investigación abordaba la evolución del conocimiento administrativo y fijaba como


punto de partida el año de la división de carreras en la Facultad de Ciencias Económicas
que dio lugar a la creación de la Licenciatura en Administración, fenómeno que se
replica luego en las principales universidades del país, como resultado del interés local
por la disciplina impulsado por su difusión y prestigio a nivel mundial.

Uno de los objetivos centrales de la investigación – de la cual participó el autor de este


trabajo – fue estudiar la construcción del saber administrativo como saber tecnológico
que se apoya en múltiples disciplinas, analizando como se concretó en un saber
explicito a partir de la forma y modalidades que tomo ese desarrollo en distintos
ámbitos funcionales e institucionales.

El presente trabajo pretende ser un reconocimiento - in memorian – al Dr. Suárez,


adoptando el título de su investigación y el marco teórico por él desarrollado. Partiendo
de dicho marco se pretende, como objetivo central, trazar un panorama de la disciplina
en nuestro país, analizando la emergencia de los conocimientos y prácticas
administrativas a partir de principios de siglo XIX considerando los distintos actores y
circunstancias, su institucionalización en el ámbito académico y su desarrollo como
profesión diferenciada dentro de las ciencias económicas.

*
Acuña, M., Gabancho, L.M y Gilli, J.J. (2010) La administración en la Argentina y en el mundo. Buenos
Aires: Edicon, pp: 17 a 81.

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Han transcurrido 50 años desde la creación de la Licenciatura en Administración en
nuestro país, con el objetivo de formar recursos humanos aptos para el desempeño de
funciones ejecutivas y gerenciales, sobre la base de los estudios en las escuelas de
negocios de los Estados Unidos y atendiendo a una expectativas de crecimiento de la
economía argentina.

Hoy la disciplina se estudia en la mayoría de las universidades públicas y privadas del


país, se multiplican los cursos y carreras de posgrado y los profesionales en la
especialidad son reconocidos socialmente. Es oportuno entonces, reflexionar sobre el
camino recorrido, las singularidades de la disciplina, los logros y también sobre los
desafíos que enfrenta.

2. Marco conceptual

Decía Drucker en 1973 en el prefacio de La Gerencia que la administración constituye


una disciplina, o que por lo menos es capaz de llegar a constituirla. No es simple sentido
común. No es sencillamente una experiencia codificada. Es por lo menos
potencialmente un cuerpo organizado de conocimiento. Drucker (2000:X).

Esta afirmación lleva a preguntarse si, luego del tiempo transcurrido, ese cuerpo
potencial de conocimiento se ha concretado y si hoy constituye una ciencia, una
tecnología o un arte. En este punto se analizará, a partir de una breve disquisición
epistemológica, la naturaleza de conocimiento administrativo y presentar un esquema
teórico para el desarrollar el proceso de institucionalización de la disciplina en nuestro
medio.

2.1 Acerca del conocimiento científico y tecnológico

En el decurso de la historia, el hombre se ha interrogado acerca de lo que existe y sobre


su relación con el mundo; las respuestas a esos interrogantes fundamentales constituyen
el conocimiento. Trata de comprender lo que lo rodea pero además, modificarlo; en ese
sentido, lo ha construido y lo construye activamente.

Suárez (2004:31) rescata varios significados del término conocimiento:

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- Primero, un estado del saber con el que estamos familiarizados, para reconocer
hechos, métodos, principios, técnicas, etc. El uso común corresponde a la acepción de
“saber acerca de”.
- Segundo, usamos la palabra conocimiento para referirnos a lo que Peter Senge llama
la capacidad para la acción, una comprensión de los hechos, métodos, principios y
técnicas suficientes para aplicarlas en el curso de la acción. Esto corresponde a la
acepción “know how”, saber cómo.
- Tercero, usamos la palabra “conocimiento” para referirnos a hechos, métodos,
principios, técnicas, etc. que ya han sido codificados, capturados o acumulados.
Cuando usamos la palabra de éste modo nos referimos a un cuerpo de conocimiento
que ha sido articulado y capturado en forma de libros, monografías, fórmulas,
manuales de procedimientos, programas de computación, etc.

Podríamos asociar los dos primeros significados a lo que Nonaka (2000) identifica
como conocimiento tácito es decir capacidades y conocimientos informales que se
pueden aplicar a la acción pero que son difíciles de explicar en términos científicos o
técnicos, por lo tanto es un conocimiento subjetivo que podríamos asociar con el arte o
la artesanía. Pero ese conocimiento implícito influye sobre nuestra forma de percibir el
mundo y de actuar.

El tercer significado, en cambio, se relaciona con lo que Nonaka denomina


conocimiento explícito es decir que se encuentra formalmente contenido en textos y se
trata de un conocimiento objetivo expresado en fórmulas científicas, modelos,
programas computación o procedimientos administrativos. En el caso del conocimiento
explícito, a su vez, podremos establecer una diferencia entre conocimiento científico y
tecnología.

En una primera diferenciación genérica podría decirse que la ciencia se propone


entender el mundo, y la técnica se propone modificarlo. Tanto la una como la otra son
objetos culturales complejos y por lo tanto difíciles de describir en una sola frase;
Bunge (2002: 34) propone:

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Una de las diferencias conceptuales entre ciencia y técnica es que los problemas
científicos suelen ser directos, mientras que los técnicos suelen ser inversos. Por
ejemplo, dada una antena, el físico puede calcular las ondas que emite; al ingeniero en
cambio, se le encomienda el diseño de una antena que emita ondas que se propaguen
con la frecuencia deseada en la dirección deseada. [...] Al plantearse el problema
directo se da el insumo o causa y se averigua el producto o efecto; en el caso inverso,
dado el producto o efecto se busca el insumo o causa.

En conclusión, el conocimiento tecnológico es aquel que tiene la intención y la


capacidad de transformar la realidad, no sólo de explicarla o interpretarla que es lo
propio del conocimiento científico, cuya aplicabilidad potencial nos es desconocida. El
conocimiento tecnológico puede derivar de un conocimiento científico preexistente, de
otra tecnología o de un conocimiento experimental o casual, pero una vez consolidado
el conocimiento tecnológico debe tener el mismo rigor y seriedad metodológica que el
científico.

Si se traslada la diferencia al campo de las ciencias sociales – propio de la


Administración – puede decirse que los científicos sociales se proponen estudiar lo
social con el fin de comprenderlo. En cambio, quien se interese por controlar o reformar
organizaciones (perspectiva técnica), deberá diseñarla o rediseñarla, fundándose en
estudios científicos, por lo tanto el derecho, la administración o el urbanismo son
sociotécnicas y, según Bunge, son técnicas científicas en la medida en que utilizan
conocimientos científicos; si bien se ocupan de problemas concretos, no conceptuales,
requieren de un conocimiento científico previo.

Finalmente, puede considerarse otra diferencia que señala Bunge: la moral. Si bien la
considera más obvia, su apreciación no deja de ser polémica. Dice que el conocimiento
puro, resultado de la investigación básica, en sí mismo es moralmente neutral, pero
quien lo aplica en la práctica se enfrenta con problemas morales. Un ejemplo actual
podría ser investigación genética, valiosa desde el punto de vista científico pero
discutible cuando se la utiliza para modificar ciertos cultivos destinados al consumo
humano sin idea exacta de los efectos no deseados.

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Los conceptos y diferencias aquí planteados pretender servir de base para precisar el
status epistemológico de la administración. Dilucidar si la administración es una
ciencia, una técnica o un arte, no es cuestión trivial ya que nos permitirá ubicarla dentro
del campo general del conocimiento y establecer sus requerimientos desde el punto de
vista metodológico.

2.2 Aproximación al concepto de conocimiento administrativo

Desde hace largo tiempo la humanidad ha contado con organizaciones como forma de
emprender colectivamente proyectos y actividades en común y, por lo tanto, se ha ido
constituyendo un importante acopio de conocimientos prácticos y experiencias acerca
de cómo estructurarlas y conducirlas; pero el conocimiento científico de ellas, a
diferencia de la sabiduría empírica, es casi en su totalidad producto de la segunda mitad
del siglo XX.

Para March y Simon (1969) cualquier intento de recopilar en un conjunto coherente


todo lo escrito sobre organización debe resolver – entre otros – el problema de la falta
de un lenguaje común en las obras especializadas. En efecto, si hacemos un
relevamiento de las definiciones de Administración, observamos que existe una
marcada confusión en cuanto a su categorización. Sucesivamente la Administración fue
considerada ciencia (Taylor); arte (Fayol); sistematización de prácticas (Thompson);
teoría (Simon); etc.

En nuestro análisis partiremos de dos posiciones que corresponden a autores con


suficiente predicamento: Herbert Simon y Mario Bunge. Simon propone en el
“Comportamiento Administrativo” la construcción de una ciencia de la administración,
siguiendo la pautas neopositivistas, eliminando el elemento ético de la proposiciones, es
decir éstas serán científicas en tanto se puedan aplicar los términos de verdad y de
falsedad en el sentido fáctico.

En el “Comportamiento Administrativo” Simon propone la construcción de una ciencia


de la administración, siguiendo la pautas neopositivistas, eliminando el elemento ético
de la proposiciones, es decir éstas serán científicas en tanto se puedan aplicar los
términos de verdad y de falsedad en el sentido fáctico.

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Si bien en la obra citada y en “Modelos de Hombre” Simon busca formular una teoría
demostrando el contenido empírico de los fenómenos, en “Ciencias de lo Artificial” la
tesis se centra en que hay ciertos fenómenos que son artificiales; afirma que el mundo
en que vivimos es más un mundo creado por el hombre – un mundo artificial – que un
mundo natural. La ingeniería y la medicina – al igual que la administración – no se
ocupan de lo necesario, sino de lo contingente, no de cómo son las cosas, sino de cómo
podrían ser; en otras palabras del diseño.

Esta calificación de la administración se vincula con el logro de objetivos que no son


meramente cognitivos; los objetivos son estados del mundo a obtener, no existentes en
el momento de su planteo. También en el papel de los objetivos se funda la
argumentación de Bunge que considera a la administración como una técnica en su
artículo “Status epistemológico de la administración”. Afirma que el quehacer
científico, sea básico o aplicado, se propone averiguar cómo son las cosas, mientras que
el técnico inventa cosas nuevas o bien busca la manera de controlar (manejar,
administrar, mejorar, etc.) cosas ya conocidas.

Las conclusiones de este breve análisis, podrían concretarse en la siguiente definición


de Bunge (1981: 1149) que ubica a la administración como una tecnología científica:
1) Estudia las actividades y relaciones administrativas que tienen lugar dentro y entre
los sociosistemas.
2) Emplea el método científico así como resultados de investigaciones en psicología y
ciencias sociales básicas y aplicadas.
3) Se propone optimizar en algún respecto el funcionamiento de los sociosistemas.”

El autor agrega que el hecho de que la administración sea una técnica, no impide que se
formulen modelos matemáticos y que se diseñen experimentos para poner a prueba su
verdad o falsedad. Dichos modelos serán específicos o parciales antes que generales.

Pero, a medida que la administración amplia su ámbito de aplicación a distinto tipos de


organizaciones e incluye distintas perspectivas teóricas, esa amplitud hace más difícil la
precisión de su dominio como un campo disciplinar único y, más allá de su
caracterización epistemológica, identificar el conocimiento que se agrupa bajo la

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denominación de administrativo es para Suárez (2004) una tarea ardua ya que se trata de
un conocimiento no suficientemente sistematizado ni formalizado y con un grado de
congruencia y soporte teórico débil propio de una disciplina en desarrollo.

Entre otras características del conocimiento administrativo, Suárez et al (2002) señalan:

- Es un saber tecnológico tributario de distintas disciplinas científicas de base; por


ejemplo la economía o la sociología.
- Es una tecnología de apoyo a las tecnologías centrales de una organización
(comercialización, producción, finanzas, etc.)
- Es práctico, encarnado en individuos y/o instituciones y representado por
múltiples productos organizacionales como por ejemplo organigramas, manuales
de procedimientos, sistemas computacionales, formularios, registros o reportes.
- Esta definido por el ámbito institucional y funcional y por la criticidad
contextual y temporal.
- Trata de ser codificado por la educación superior, que lo integra a un cuerpo de
enseñanzas articuladas científicamente. 1

En conclusión, el autor afirma que el saber administrativo es un saber transformador


que ha servido y sirve para la realización de los objetivos y finalidades de las
organizaciones y por lo tanto da respuesta a los temas y problemas que emergen en
diferentes ámbitos institucionales y a partir de distintos intereses. Agrega
finalmente:

Muchas veces se cae en la tentación de considerar saber administrativo solamente a


lo que se enseña en los ámbitos de enseñanza. Las disciplinas que se instalan en las
universidades son una forma arbitraria de recortar la realidad. Son recortes útiles y
necesarios, pero son un tanto artificiales. Son las personas, las organizaciones y las
instituciones las que van generando un saber para la acción. Suárez (2004: 29)

2.3 Proceso de institucionalización del conocimiento

1
Con referencia al saber en la Argentina, los autores afirman que tiene un carácter fragmentario, con bajo
grado de integración comparado con otras disciplinas; precario por falta de validación local y fuertemente
influido por el ámbito institucional y por factores contextuales.

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Francisco Suárez plantea en “Los economistas argentinos” un esquema para analizar el
proceso de institucionalización de las nuevas profesiones, es decir las formas de
integración de una profesión en la estructura social y cómo, dicha integración, variará
según las características propias de las sociedades en que surgen y según la naturaleza
propia de la profesión que nace. El esquema plantea dos modos diferentes de
institucionalización de la disciplina.

Modo 1 Modo 2
Etapa 1 Pioneros Pioneros

Etapa 2 Creación de una Aplicación de conocimientos


infraestructura, capacitación y importados del país al que
generación de conocimientos fueron a entrenarse los
e intercambio de los mismos. profesionales
Etapa 3 Ciencia aplicada Ciencia aplicada

Etapa 4 Aplicación de Creación de la infraestructura


conocimientos de capacitación y generación
de conocimientos e
intercambio de los mismos.
Fuente: Suárez (2004:45)

El Modo 1 según Suárez, corresponde a la forma en que se institucionaliza el


conocimiento en una sociedad desarrollada. Aquí, la etapa 1 muestra un primer estadio
que podríamos caracterizar como de desarrollo embrionario de la disciplina en el cual
un pionero es el fundador de una nueva visión diferenciada respecto de una disciplina
existente; su papel consiste en proveer un nuevo marco de referencia y un nuevo
conocimiento para las necesidades potenciales de la sociedad.

Un claro ejemplo de esta etapa sería el caso de Frederic W. Taylor quien, a partir de su
formación como ingeniero mecánico, propone “la administración científica” es decir la
organización del trabajo mediante procedimientos, entrenamiento y sistemas de
retribución. En el mismo sentido se puede citar a Elton Mayo quien, con estudios en

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medicina y sicología investigó los aspectos sicológicos y sociológicos en la relación del
individuo con la organización, dando origen al movimiento de las relaciones humanas.

La etapa 2 corresponde a la creación de una infraestructura de generación e intercambio


de conocimientos, es decir de producción de ciencia básica. Esta situación se da cuando
una nueva generación de profesionales – generalmente formados en universidades de
prestigio – conforma la masa crítica preparada para manejar los instrumentos analíticos
de la disciplina.

“En esta fase, la profesión naciente enfatiza la estructuración formal de su programa


de estudio en la universidad, aplicando la orientación de los pioneros, tomando
conocimiento de los datos disponibles en los centros académicos más importantes y
otros contextos sociales y, en menor grado, acentuando el desarrollo de nuevo
conocimiento relevante para el contexto social de origen.” Suárez (1973: 8)

El tercer estadio – etapa 3 –, denominado de ciencia aplicada, nace cuando de la


interacción de colegas resulta el intercambio de los nuevos conocimientos y otras
actividades propias de la institucionalización del conocimiento. Entonces, la disciplina
logra visibilidad en la comunidad y tiende a crear sus propios valores y normas técnicas,
es decir que están dadas las condiciones para pasar a la fase de institucionalización de la
profesión.

La etapa 4 se da cuando el grupo de colegas de una disciplina se consolida y se


constituye en un referente social, éste toma conciencia de la necesidad de aplicar sus
conocimientos a la solución de problemas concretos de la comunidad. En consecuencia,
dispondrá de incumbencias definidas y la actividad profesional será reconocida, con lo
cual se cierra el ciclo de la institucionalización del conocimiento.

Para Suárez el modo 2 corresponde a la institucionalización del conocimiento en países


no desarrollados; sería aplicable al caso del desarrollo de la Administración en la
Argentina. El proceso comprendió la etapa 1 donde existen pioneros locales que
introducen los nuevos conocimientos provenientes de sociedades más desarrolladas, es
decir que se da un proceso de transferencia de los conocimientos generados del modo 1
en otros contextos.

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Como hemos visto, la tecnología administrativa se nutre de múltiples vertientes y opera
en distintas realidades. Por eso, sus características variarán de acuerdo al contexto
histórico que se considere, incluyendo el tipo de racionalidad, las necesidades e
intereses predominantes en un momento determinado. Cuando pretendemos dar cuenta
de su desarrollo en nuestro país, es necesario considerar las distintas circunstancias
históricas y particularidades que lo diferencian del desarrollo de la administración en
otros países.

Luego, en la etapa 2, profesionales capacitados en el exterior o vinculados con filiales


de empresas o consultoras extranjeras, aplican dichos conocimientos localmente. A
partir impulso de los pioneros y de la experiencia en las filiales de empresa y
consultoras se crean programas formales de estudio en el ámbito universitario tomando
como modelo los conocimientos desarrollados en el contexto de importantes centros
académicos extranjeros. En nuestro país la etapa se concreta en el año 1958 con la
creación de la carrera de Licenciado de Administración en la Universidad de Buenos
Aires.

La etapa 3, esta representada por la aceptación de la nueva disciplina como una


profesión; ésta adquiere visibilidad y reconocimiento social. En nuestro caso, es el
momento del reconocimiento legal de las incumbencias profesionales y de la creación
de los organismos encargados de dictar las normas técnicas y realizar el control del
ejercicio. Concretamente en el año 1973, se promulga la Ley 20.488 que reglamenta las
profesiones de Contador Público, Licenciado en Administración y en Economía.

Finalmente: “En etapa 4 modo 2, empezaría a aparecer con mayor rigor y fortaleza, el
rol de científicos, tecnólogos, productores de conocimiento y docentes de alto nivel [...]
debieran aparecer los productos generados por ellos, que son nuevas tecnologías,
nuevos conocimientos y nuevos abordajes metodológicos […]” Suárez (2004:47).

Según este autor, esta etapa es la que actualmente se comienza a gestar en la Argentina,
al producirse una mayor interacción entre quienes producen teorías, técnicas y
metodologías y quienes deben aplicarlas a los problemas propios de nuestra realidad.

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A partir del esquema de desarrollo del conocimiento administrativo y centrándonos en
el modo 2, en el resto del trabajo analizaremos las etapas de emergencia (pioneros), de
institucionalización (creación de la carrera universitaria), de profesionalización (fijación
de las incumbencias por ley) y finalmente los desafíos que enfrenta la incipiente etapa
de generación de nuevos conocimientos mediante una reflexión sistemática y un mayor
diálogo con la realidad local.

3. Orígenes de la Administración en la Argentina

En este punto y de acuerdo con el modo 2 del esquema de institucionalización del


conocimiento propuesto, se verá el proceso de emergencia del conocimiento
administrativo en nuestro país que comprende las etapas correspondientes a los pioneros
y a la aplicación local de conocimientos desarrollados en otros medios.

3.1 La cuestión de la emergencia

Los procesos de los cuales emerge una nueva disciplina generalmente se ubican en una
determinada coyuntura histórica y resultan de la interacción de determinados actores, de
conocimientos ya existentes y de determinados intereses. Si nos referimos al proceso
que da lugar al conocimiento administrativo, cabe preguntarse cuál ha sido esa
circunstancia, cuáles los actores, los conocimientos preexistentes y los intereses en
juego.

Es conocida la historia de la Administración como disciplina autónoma; su etapa


fundacional se encuentra en el período que va desde fines del siglo XVIII al XIX con el
desarrollo de la Revolución Industrial en Inglaterra y culmina con la llamada Segunda
Revolución Industrial de fines del siglo XIX y principios del XX. Según Jorge Scharzer
dicha revolución pudo comenzar cuando existió un cierto umbral de conocimientos
aplicables al proceso productivo.

Los pioneros de la industria eran herederos del pensamiento científico clásico que
ensayaban en sus talleres la posibilidades derivadas de las leyes del movimiento, el
control de la energía y la transformación de los materiales, que ofrecían la mecánica,
la física y la química. Schvarzer (2000).

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Se hace aquí evidente la capacidad transformadora de la tecnología que, a partir de
conocimientos científicos preexistentes, los aplica para obtener nuevos materiales o
procesos productivos y que a su vez dan lugar a nuevos productos o servicios. Lo que
Nonaka identifica en la espiral del conocimiento como el pasaje de conocimiento de
explicito a explícito, es decir se utilizan varias partes de conocimiento explícito para
establecer un nuevo conjunto de conocimientos.

A mediados del siglo XIX, señala Drucker (1995), no se conocía la administración; las
fábricas se manejaban con supervisores de primera línea o capataces. Ciento cincuenta
años después, la administración ha transformado la estructura de los países
desarrollados, mediante innovaciones que significaron la aplicación del conocimiento a
la organización del trabajo, reemplazando la improvisación y el uso de la fuerza bruta.

Con referencia a la dinámica de producción científico tecnológica, Derek Price (1963)


hablaba de un proceso de crecimiento exponencial de conocimiento hacia mediados del
siglo XX y afirmaba que más del 80% del conocimiento fue creado en el lapso de una
generación. Pero esta dinámica conlleva problemas como la sobrecarga informativa y la
dificultad de integración de los conocimientos, situación especialmente crítica en áreas
de conocimiento como la administración.2

Si se consideran los intereses que impulsan la emergencia del conocimiento, en este


análisis fueron los pioneros industriales quienes impulsados por el interés de producir a
gran escala y a bajo costo mercaderías para abastecer la demanda del extenso imperio
que su país había desarrollado a partir de la navegación y que se consolidaba con el libre
comercio. Aparece aquí otro actor: el Estado que, con sus propios intereses políticos y
económicos, genera las condiciones para el desarrollo científico e industrial.

Si bien no se puede precisar un momento para situar el nacimiento del conocimiento


administrativo en la Argentina, si se puede analizar la aparición y evolución de ciertas

2
Si bien la sobrecarga de información genera problemas de integración del conocimiento, este problema
es mayor en disciplinas que no disponen de una estructura lógica que facilite la sistematización y
formalización del conocimiento y, en consecuencia, la disciplina en desarrollo, carecerá de un soporte
teórico sólido..

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normas, prácticas y usos aplicados a la gestión del estado, a la actividad agropecuaria,
al comercio y a la industria y que fueron consolidándose en el tiempo.

Desde la perspectiva de la confluencia de circunstancias, actores e intereses, en los


siguientes puntos se reseña la emergencia del conocimiento administrativo en la
Argentina. El proceso se debe situar históricamente en la intersección de tres actores
principales: el estado nacional en construcción, el sector rural como el más dinámico
hasta la tercera década del siglo XX y la industria, incipiente durante el proceso de
organización nacional y luego protegida en la etapa de sustitución de importaciones
iniciada en 1930.

3.2 Los pioneros y la economía colonial

En los inicios del período colonial, al sur de la misiones del Guayrá, se extendía la
pampa; En las inmensas praderas pastaban manadas de cimarrones. Ni praderas ni
ganados tenían propietarios. Al ganado no lo criaba nadie, sólo la naturaleza. [...]Era
pura caza, una de las actividades más antiguas del hombre, como la recolección de
frutos o la pesca. La pampa se hallaba en el estado que Smith denominaría “primitivo y
rudimental”, y su principal fruto – uno rudimental – era el cuero vacuno. Fernández
López (2007:31).

El comercio de los cueros, constituyó el gran comercio de Buenos Aires, hasta fines del
siglo XVII: Allí se inicia un período que sigue a lo largo del siglo XVIII, donde la
disminución del número de cabezas por la caza indiscriminada, aumenta el precio del
ganado y lo constituye en riqueza. La pampa pasa así de la cacería libre a los rodeos en
estancias y comienza así una etapa pastoril y la preocupación por la administración de
esa nueva forma de explotación se verá reflejada en dos obras antológicas:
“Instrucciones para capataces de estancia” de Juan Manuel de Rosas y la posterior
“Instrucción del estanciero” de José Hernández.

Es en la organización de la economía de la colonia y del proceso revolucionario donde


se puede encontrar una suerte de configuración germinal del saber administrativo.
Justamente este se desarrolla en el espacio de vinculación entre la incipiente burguesía

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comercial del puerto de Buenos Aires y el modesto aparato burocrático del virreinato
[...] Suárez (2004: 52)

En este período resulta precursora la figura de Juan Hipólito Vieytes quien al frente de
la fábrica de sebos y jabón de Nicolás Rodríguez Peña, introdujo a esa industria una
serie de adelantos técnicos; sin haber tenido formación universitaria, poseía, entre otros,
conocimientos de agronomía, de ciencias naturales, de economía y química aplicada.
Sin duda estas inquietudes lo llevaron a dirigir a partir de 1802 el Semanario de
Agricultura, Industria y Comercio donde, a lo largo de los cuatro años de vida del
periódico, se expusieron distintas posturas económicas y especialmente las teorías de
Adam Smith.

Vieytes desde la óptica smithiana, veía en la agricultura el destino obligado del capital y
como un avance pasar de una economía de pastoril a una agraria y pensaba que la
industria seguiría a la agricultura.

“Como la mayor parte del capital de una Nación nueva, según observa Smith, se dirige
primero al cultivo, después a la manufacturas, y en fin al comercio extranjero, es visto
que este orden que es el que sucede en toda población moderna, nos debe indicar con
precisión cual haya de ser la suerte de los capitales que se inviertan en América para
hacerlos producir [...] debemos pronosticar que mientras la población, y los recursos
de ella, o lo que es lo mismo sus capitales y su industria no crezcan de tal modo que
puedan destinarse a las manufacturas sin perjuicio de la agricultura, debe permanecer
constante la preeminencia y la elección de parte de esta, y se verán multiplicar a cada
paso nuevos emprendedores que correrán ansiosos a asegurar su capital en el fondo de
las tierras” citado en Fernández López (2007:75)

Pero sin duda, durante el fin del período colonial y la primera etapa del gobierno
revolucionario, se destaca la actuación de Manuel Belgrano, quien tras ocho años de
formación en universidades españolas, regresa a Buenos Aires y en 1784 es nombrado
secretario perpetuo del Consulado de Buenos Aires. Su gestión al frente del consulado
se extiende hasta 1809 puede reconstruirse a partir de los documentos, libros de actas y,
especialmente de las memorias anuales que lo muestran preocupado en cuestiones
como: el conocimiento de las distintas realidades socio-económico regionales, el apoyo

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a la agricultura, el cultivo de tierras inexplotadas, el acopio de granos, la vías de
comunicación o la capacitación técnica para el comercio.

En el período colonial tardío, Belgrano procuró, a diferencia de Vieytes, no sólo el


desarrollo de la agricultura sino también el de la industria y el comercio mediante la
formación del capital humano a partir de la educación. Consideraba que invertir en
educación incrementaba la productividad y, en consecuencia, la riqueza y para concretar
dicho propósito, impulso escuelas de agricultura, de dibujo y de comercio. La enseñanza
estaba dirigida no sólo a mejorar los métodos de producción agrícola e industrial, sino
también a llevar libros y conocer las reglas de cambio, de seguros y de navegación
mercantil.

Advirtió lucidamente que el desarrollo económico y social del Virreinato requería


cambiar la primitiva operatoria propia de los mercaderes e ilustrar acerca de las
prácticas modernas del comercio. Con ese propósito impulso la creación la escuela de
comercio – iniciativa que recién se concretaría en época de Rivadavia – y realizó una
importante prédica a través del Correo de Comercio, periódico donde se refleja
claramente la evolución de su pensamiento.

Sirva el ejemplo de Vieytes y Belgrano o el de Mariano Moreno en la defensa vigorosa


de la libre exportación en la “Representación de los hacendados”, para encontrar una
génesis del pensamiento administrativo en la Argentina. Fueron promotores de una
nueva visión sobre las necesidades del momento e introductores de nuevas ideas en
temas que hoy, relacionaríamos con la competitividad, la aplicación de la tecnología a
los procesos productivos y administrativos, el comercio exterior o la formación de
recursos humanos.

La Revolución de Mayo, no sólo da comienzo a un proceso de independencia política,


también altera ese espacio de vinculación establecido entre la modesta burocracia del
virreinato y la burguesía comercial porteña, fuertemente atada al comercio con la
metrópolis. Lamentablemente, muchas de las ideas germinales de Vieytes y Belgrano
deberán esperar más allá de la mitad del siglo para prosperar.

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Incluso la propia noción de gobierno que aparece al comienzo de la revolución esta
fuertemente influida por la herencia borbónica de intervención del estado en los
asuntos públicos a partir de su reglamentación y ordenamiento administrativo. De
todos modos [...] se debe decir que esas formas embrionarias subsistieron malamente a
un período de conflictividad política de más de cincuenta años, en donde la disputa por
el poder, la discusión por su estructura definitiva y los proyectos alternativos [...]
opacan la consolidación de saber administrativo tanto en el plano de los aparatos de
gobierno como en el de las organizaciones de la sociedad civil. Suárez (2004: 53)

3.3 El proceso de organización nacional

El período de la organización nacional que se inicia formalmente en 1852, después de


Caseros, caído el Restaurador quien había cerrado la economía, se hacía necesario
encarar un proyecto político y económico. La opción era la apertura comercial
impulsada por Inglaterra y, en ese nuevo orden, la Argentina se convertiría un
exportador de carne, cereales y lanas; el país sería agropecuario y requería capital y
mano de obra para aumentar la producción y acceder a modernas manufacturas,
financiadas con la exportación de los excedentes agrícolas.

El proceso político iniciado en 1853 sobre las bases políticas y económicas de Juan B.
Alberdi, se cierra en recién en 1880, con la federalización de Buenos Aires. La
designación por ley de la capital de la Nación excede el mero interés legal por sus
proyecciones en lo político, económico y social. En ese año, Roca se hace cargo del
Poder Ejecutivo y, resuelta la cuestión capital, la elite tradicional ejerce el monopolio
legítimo de un poder unificado y se dispone a intensificar su política de liberalización
del país, desde lo cultural a lo económico, con el asentimiento pasivo de la masa.

De acuerdo con esos objetivos políticos, la generación del ochenta desarrollara un plan
que comprende tres grandes líneas de acción:

- La conquista del desierto; Roca concluye en 1881 la campaña iniciada por


Alsina y con la cual se expande la frontera en 15.000 leguas cuadradas y se
extiende la colonización hacia el sur, con gran provecho económico para el país.

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- El fomento de la inmigración europea constituye un tema básico del programa
liberal, con el objeto de “labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y
enseñar las ciencias y las artes” según el artículo 25 de la Constitución. Entre
1875 y 1913 llegan al país unos seis millones de extranjeros.
La Ley de Instrucción Pública de 1884 que establecía el carácter obligatorio y gratuito
de la educación primaria para toda la población, significó un esfuerzo significativo en
materia de educación: la aspiración de Belgrano, concretada por la energía
transformadora de Sarmiento. En 1869, el país tenía un 70% de analfabetos y en 1930 se
habían reducido al 22%.

En este período el Estado nacional avanzó sobre el interior del país a través de un
conjunto de regulaciones, obras y servicios destinado a incorporar al resto del país al
desarrollo dinámico de la región pampeana. El desarrollo de la red ferroviaria facilita la
integración territorial y constituye el soporte de una economía agroexportadora; esta
iniciativa, originaria de inversores argentinos, logra su máximo desarrollo a cargo del
estado con financiación exterior o por concesiones al capital extranjero.

El Estado brindo las condiciones para facilitar el proceso de modernización: garantizó


el derecho de propiedad, impulsó el desarrollo de las comunicaciones, posibilitó la
incorporación desde el exterior de bienes de capital y las tecnologías necesarias y
finalmente, alentó la llegada de inmigrantes europeos, que trajeron consigo su
experiencia y conocimiento.

Ese esfuerzo modernizador requirió de la formación de una burocracia estatal y de la


organización de un cuerpo judicial estable y de esa manera se dan las condiciones para
la inversión extranjera que no sólo financió obras de infraestructura, sino que participó
activamente con inversiones directas en el desarrollo del transportes, de industrias –
como la frigorífica – y del comercio en general.

Se desarrolla un mercado financiero, donde crecen las sociedades anónimas y las


transacciones bursátiles. Pero este frenesí especulativo traería como consecuencia la
inflación y la crisis económico – financiera de 1889.

JUAN JOSÉ GILLI 17


El proceso de superación de la crisis iniciado por Carlos Pellegrini con la creación de la
Caja de Conversión, la Administración de Impuestos Internos y el Banco de la Nación
sólo culminara con la política de “paz y administración” del segundo gobierno de Roca.
Las condiciones favorables en materia de comercio exterior, harán que la sociedad
argentina despida el siglo XIX con renovada confianza en el futuro; la crisis económico
– financiera pasa a ser un mal sueño sin plantearse siquiera la hipótesis de una segunda
crisis.

Consistente con la necesidad de formar los recursos humanos necesarios para atender
las nuevas funciones financieras del estado y del sector privado en expansión, en el año
1913 se convierte en ley el proyecto del diputado José Arce; la Ley 9.524 en su artículo
1º establecía: Autorizase a la Universidad Nacional de Buenos Aires para organizar
sobre la base del Instituto Superior de Estudios Comerciales la Facultad de Ciencias
Económicas [...]. La Universidad da cumplimiento a esa instrucción aprobando el
primer plan de estudios a fines de 1914.

En la nueva facultad una comisión especial creada en 1917 ante una consulta del
Intendente de la Capital Federal acerca de la carrera administrativa, se expide en los
siguientes términos:

La comisión ha considerado que el asunto a que se refiere este expediente, ha sido


resuelto en sus términos generales por la universidad de Buenos Aires, al declarar
radicada la carrera administrativa en la facultad de ciencias económicas, por
ordenanza de fecha 16 de mayo del corriente año. Los estudios de la carrera
administrativa comprenden las especialidades de hacienda, agricultura e industria y
comercio, y los alumnos que las hubieren cursado se encuentran capacitados para
ponerse al frente de las reparticiones públicas, muchas de las cuales – como bancos,
estadística, caja de jubilaciones y pensiones, previsión social, etc. – forman parte del
organismo municipal. Casariego et al (1917: 153)

Esa época de progreso y bonanza, que sería interesante analizar bajo el enfoque actual
de competitividad de las naciones de Michael Porter, se extiende hasta 1930, cuando
como consecuencia de la crisis económica mundial, comienza una etapa de
intervensionismo estatal, en la que algunos analistas encuentran la causa principal del

JUAN JOSÉ GILLI 18


atraso relativo del país, mientras que otros la atribuyen a limitaciones y errores que no
hicieron tan efectiva la intervención del estado en comparación con otros países.

Lo cierto es que el país comenzó progresivamente a alejarse de las naciones más ricas
e ingresó en una fase de creciente inestabilidad económica e institucional y, en las
décadas más recientes, de fuerte deterioro en la trama social, proceso que tuvo su
lamentable culminación en la mencionada crisis 2001 – 2002. López (2007: 13).

3.4 La industria

Se ha descrito en el punto anterior la función de dos actores como núcleo primitivo de la


conformación del saber administrativo: el Estado como responsable del marco
institucional y el desarrollo educativo y sector rural como sector dinamizador de la
economía e importador de tecnología hasta la tercera década del siglo XX. Ahora nos
toca considerar otro actor: la industria y analizarlo como generador de conocimiento
administrativo antes de la institucionalización de la disciplina en el ámbito académico.

Scharvzer en “La industria que supimos conseguir” plantea el comienzo de un incipiente


desarrollo industrial en 1860 coincidente con el período de organización nacional.
Previamente, la producción de manufacturas se realizaba por métodos artesanales, en
unidades pequeñas y con escaso o nulo grado de mecanización, es decir que el país
contaba con una base industrial inferior a la que disponían países de similar desarrollo
como Australia o Canadá.

A partir de 1860, al influjo del crecimiento de Buenos Aires, aparecen las primeras
iniciativas modernizadoras del sector manufacturero; en general se trata de empresas en
su mayor parte propiedad de extranjeros. De esa forma el país incorporó una gran
cantidad de conocimientos y habilidades productivas como legado de los inmigrantes
europeos que trajeron su experiencia fabril desde sus países de origen e impulsaron un
notable crecimiento del sector manufacturero doméstico entre 1875 y 1913. El segundo
censo nacional realizado en 1895 da una idea de la situación y características del sector
a ese momento:

JUAN JOSÉ GILLI 19


En 1895 el país cuenta con 22.204 establecimientos industriales, que ocupan 145.650
operarios, siendo extranjeros el 84.2% de los propietarios y el 63.3% de los obreros.
Los principales ramos de producción son los de vestido y tocador, alimentación,
construcción, metalurgia, harinas, vino de uva, alcoholes, azúcar, gas y luz eléctrica.
Las industrias subsidiarias de la explotación del campo son las mayores en cantidad de
establecimientos y volumen de capitales y están radicadas, en un alto porcentaje, en el
litoral. Leveraggi (1968:20)

Posteriormente, entre principios del siglo XX y fines de 1920, la economía argentina se


fue diversificando por el mayor peso de la industria – especialmente la frigorífica – y
los servicios en relación con la tradicional actividad agropecuaria. En la década de 1920
se registra un crecimiento en el número de firmas argentinas vinculadas por patentes a
empresas del exterior afianzando de esa forma, tanto lazos tecnológicos como
financieros.

No obstante el aumento cuantitativo, desde el punto de vista de la gestión empresaria, el


objetivo estaba puesto en el éxito económico de los negocios pero no incluía la
incorporación de técnicos y profesionales ni el desarrollo tecnológico local. El gobierno
nacional, por otra parte, debido a sus propias restricciones presupuestarias, no tenía
demasiada capacidad en materia de crédito ni para atender las necesidades de desarrollo
técnico creando institutos de enseñanza o laboratorios de investigación y difusión.

La industria argentina, tenía máquinas pero no ingenieros, contrataba obreros pero


ignoraba a los técnicos. Los talleres mecánicos eran grandes galpones donde no existía
nada parecido al taylorismo o a la organización científica del trabajo. [...] Ni el
gobierno, ni los industriales, ni los partidos políticos, ni los sectores populares,
imaginaban un camino diferente a esa convivencia de fábricas y ganado, de poder
financiero y dependencia que parecía inmutable y eterna. Schvarzer (2000:148)

A partir de 1930 y hasta la finalización de la Segunda Guerra Mundial, la necesidad


impulsa un proceso de sustitución de importaciones pero ésto no significa un salto
cualitativo en materia de tecnología. El gobierno peronista de 1945 – 1953 promueve un
gran desarrollo del estado y de la legislación laboral pero no impulsa grandes
modificaciones en materia de aplicación de tecnología en la industria.

JUAN JOSÉ GILLI 20


Recién se quiebra la tendencia observada con la iniciativa desarrollista del gobierno de
Frondizi que impulsa la llegada de empresas transnacionales, mayoritariamente de
origen norteamericano con grandes diferencias de tamaño, capital y tecnología respecto
de las empresas de capital local. Este inmovilismo en materia de formación e
investigación, agravado por la inacción oficial, desembocará luego en el proceso
privatizador de los noventa.

Esta breve síntesis de la evolución del sector industrial nos indica un proceso de
desarrollo tecnológico trunco y nos confirma la opinión de Suárez (2004) en el sentido
de que el conocimiento administrativo en nuestro medio no ha alcanzado aún la etapa 4
del modo 2 de generación de nuevas tecnologías, nuevos conocimientos y nuevos
abordajes metodológicos. En otras palabras, no se ha consolidado una infraestructura
autónoma de capacitación y generación de conocimientos y el intercambio de los
mismos.

4. Institucionalización del conocimiento en el ámbito académico

Luego de la acción de los pioneros y de la experiencia de la aplicación de conocimiento


en organizaciones y tomando el modelo de centros académicos del exterior, tiene lugar
la etapa en la cual se crean programas formales de estudio de la Administración en el
ámbito universitario. En este punto, se describe la situación de la disciplina en el mundo
y su influencia en la creación de la carrera de administración en la Universidad de
Buenos Aires y también su evolución en el tiempo.

4.1 El boom de la Administración

Al hablar del proceso de emergencia del conocimiento administrativo, se lo asoció a


determinadas circunstancias, actores e intereses. Esta confluencia de factores queda
clara en el momento del surgimiento de la disciplina administrativa a partir de la
segunda revolución industrial al comienzo del siglo XX, la existencia de pioneros –
profesionales como Taylor y Fayol o empresarios como Ford y, por supuesto de
intereses, fundamentalmente económicos relacionados con la productividad y la
eficiencia.

JUAN JOSÉ GILLI 21


En la década de 1920 aparecen otros protagonistas como Alfred P Sloan y Pierre du
Pont quienes fueron los primeros que desarrollaron enfoques sistemáticos de los
objetivos y la estrategia de la empresa. La administración como disciplina comienza a
enseñarse en los años que median entre las dos guerras; en la década de 1930 se inician
los cursos de administración en la Escuela de Comercio de Harvard y simultáneamente
los cursos para jóvenes ejecutivos en el Instituto Tecnológico de Massachussets. Éstos
antecedentes, fueron los cimientos de lo que Drucker denominó el “boom de la
administración”.

Durante veinticinco años, desde el fin de la segunda Guerra Mundial hasta fines de la
década de 1960, en todo el mundo se manifestó un boom de la administración. Ésta,
que era el oscuro interés de un grupo, de un puñado de personas, antes de la segunda
Guerra Mundial, se convirtió en inquietud general. El boom fue notorio en todos los
países del mundo quizá con la única excepción de la China. Modificó permanentemente
la sociedad y la economía, y sobre todo la propia administración. Creó acerca de la
administración y su papel, sus funciones y su trabajo un estadio de conciencia que
perdurará. Drucker (2000: 9)

Si se buscan los orígenes de esta nueva circunstancia, debe considerarse ante todo el
notable desempeño de la industria manufacturera norteamericana durante la guerra. Las
exigencias del conflicto habían impulsado el desarrollo de nuevas prácticas y
tecnologías relacionadas con temas como la programación de la producción, el control
de la calidad, la gestión y almacenamiento de materiales y la logística. Y, en otro plano,
también la revalorización de la estrategia.

Finalizado el conflicto, la mayoría de los países europeos y Japón desvastados por el


conflicto vieron en la administración una forma potente para reestablecer sus
economías. Finalmente, el Plan Marshall se propuso impulsar la administración como
parte central de reconstrucción económica y social; el éxito del plan determinó la
difusión de la disciplina primero en Europa y luego en el Japón y también en países en
desarrollo como India y Brasil.

JUAN JOSÉ GILLI 22


En el caso de América Latina, donde parece de aplicarse un difundido proverbio que
dice que no hay países subdesarrollados sino subadministrados, se percibió con bastante
claridad que la administración - frente al tradicional enfoque del economista –
constituía un factor clave del desarrollo económico y social. Los conocimientos
provenían de la oferta exterior más que de desarrollos locales y su campo de aplicación
fueron principalmente las sedes locales de empresas multinacionales; el resultado de ese
conocimiento aplicado fue la base de la difusión de las prácticas administrativas en
otras empresas y organizaciones y de la institucionalización del conocimiento en el
ámbito universitario.

Drucker (2000) destaca que antes de la segunda Guerra Mundial la cantidad de obras
relacionadas con la disciplina no era significativo, pero que hacia fines de la década de
1960 las editoriales norteamericanos publicaban anualmente varios centenares de
títulos, cuadriplicando o quintuplicando el total de la producción escrita antes de la
guerra. También la enseñanza de la administración era muy limitada antes del conflicto
pero en la década de 1970 se difunde profusamente en todo el mundo en cursos
superiores, seminarios avanzados, escuelas específicas y otras instituciones dedicadas a
la formación profesional y la instrucción gerencial.

La transferencia del nuevo conocimiento a los países en desarrollo fue un proceso lento
y a veces controvertido por el modo en que las empresas multinacionales aplicaban la
disciplina, su visión y sus valores a sociedades y culturas diferentes. La administración
es práctica más que ciencia pero esa práctica se basa tanto en la técnica como en la
responsabilidad por su aplicación; hoy se la concibe como un conocimiento objetivo
pero, al mismo tiempo, condicionado culturalmente y sujeto a valores y tradiciones de
una sociedad dada.

4.2 La creación de la carrera universitaria

Al considerar el surgimiento de la administración como disciplina en el ámbito


académico de nuestro país, necesariamente se debe focalizar en el proceso de reforma
curricular desarrollado durante el período 1956 – 1958 y que dio como resultado la
creación de la carrera de Licenciado en Administración en la Facultad de Ciencias

JUAN JOSÉ GILLI 23


Económicas de la Universidad de Buenos Aires y luego su difusión al resto de las
universidades del país.

El Plan Marshall y su red “critical management” - según se vio – señala la importancia


de la disciplina administrativa en los procesos de despegue y reconversión económica.
También impulsó en nuestro país la transferencia de conocimientos desarrollados en los
países centrales, dando respuesta a una demanda manifiesta de las empresas
internacionales radicadas en el país y que intentaban sustituir los ejecutivos extranjeros
por profesionales locales.

Iniciado el proceso de reconstrucción de la Universidad a partir de 1955, en la Facultad


de Ciencias Económicas se designa una Comisión Asesora para la revisión de los planes
de estudio. Dicha comisión señaló, entre otros aspectos, la necesidad de separar las
carreras que se cursaban en la Facultad; específicamente, diferenciar las carreras de
Contador Público, de Economista y Estadístico Matemático.

En 1957, constituidas las autoridades de la Facultad, se designa una nueva Comisión


Asesora para que, retomando los antecedentes anteriores, propusiera un nuevo plan de
estudios. Luego de una amplia consulta de opiniones al Consejo Pedagógico, a los
Departamentos que lo integraban, al Colegio de Graduados y a las agrupaciones de
graduados y de estudiantes, así como a caracterizados profesores, se elaboró el nuevo
plan, aprobado por el Consejo Directivo de la Facultad en octubre de 1958 y al mes
siguiente por el Consejo Superior de la Universidad.

Como aspecto sustantivo del nuevo plan – denominado E - se establecía la separación


de los estudios en dos escuelas a saber:

- Economía Política que otorgaría el grado habilitante de Licenciado en Economía


Política y el académico de Doctor en Ciencias Económicas (especialización en
Economía Política).
- Administración que otorgaría con los títulos habilitantes de Contador Público y
Licenciado en Administración y el académico de Doctor en Ciencias
Económicas (especialización en Administración).

JUAN JOSÉ GILLI 24


La reforma tuvo en cuenta la necesidad de la delimitación de los campos de acción de
cada carrera y de capacitar en disciplinas que si bien comparten conocimientos básicos
comunes, requieren ser estudiadas en sus contenidos específicos. Posteriormente en el
año 1959 se crea la Escuela Actuarial y de Estadística para la formación de Actuarios y
la especialización de Analistas Estadísticos para graduados.

El nuevo ordenamiento, reconoce en sus fundamentos que la preparación especializada


de administradores constituye un requisito indispensable para el desarrollo económico,
en forma coincidente con la opinión de los organismos internacionales y, en nuestro
medio, con la preocupación manifestada por los poderes públicos y los empresarios por
una mejor preparación en ese campo.

Los conocimientos proporcionados por la Licenciatura en Administración permitirían al


egresado formular proyectos de organización, diseñar sistemas, intervenir en la
implementación de procesamiento de datos y, en general, todo cuanto concierne a la
organización y la gestión de las unidades económicas. El plan incluía materias de
Contabilidad, Derecho, Economía, Humanidades y Matemáticas como complemento del
tronco central de Administración con asignaturas específicas para las distintas áreas
funcionales: comercialización, finanzas, producción, recursos humanos y dirección
general.

La nueva carrera de Administración tuvo como impulso inicial el aporte que resultaría
del vínculo entre académicos argentinos y la Ford Fundation. La fundación preocupada
por mejorar la enseñanza gerencial para que los egresados fueran aptos para afrontar los
problemas del futuro tanto en su país como en el extranjero, patrocinó a un estudio de
los profesores de Gordon y Howel de la Universidad de Columbia y cuyo informe
destaca:

JUAN JOSÉ GILLI 25


La enseñanza de la administración de empresas debe educar con miras a toda la
carrera del individuo y no sólo para su primer empleo. Debe preparar para una
actividad profesional relacionándola con las distintas ramas del conocimiento
sistemático hoy existente. Debe procurar el desarrollo de la capacidad de organizar y
resolver problemas, e inculcar actitudes socialmente constructivas, antes que la
memorización de datos o la adquisición de habilidades rutinarias.

Debe comprenderse que en las próximas décadas los hombres de empresa necesitarán
cada vez más, superiores aptitudes analíticas, un dominio más profundo de los
instrumentos de análisis, mayor capacidad organizativa, mayor destreza para actuar en
el medio externo y más habilidad para adaptarse a los cambios rápidos. Estas
conclusiones [...] son compartidas por los más criteriosos directivos empresarios y
educativos. Sin embargo, son muy pocas las escuelas de administración de empresas
cuyos planes de estudio reflejen la aplicación de esos principios. Gordon y Howell
(1959: 126)

Aún hoy muchos de éstos conceptos mantienen su vigencia y en su momento llevaron la


Fundación Ford, no sólo a promover los cambios necesarios en los Estados Unidos, sino
también a extender su colaboración a otros país mediante la financiación de becas
destinadas a destacados profesionales para estudiar en los Estados Unidos,
principalmente en la Universidad de Columbia.

En el caso de nuestro país, tuvieron influencia en la promoción y en la elección de los


becarios dos intelectuales de destacados en el ámbito empresarial y académico
argentino: el profesor William Leslie Chapman, presidente de la consultora que en ese
momento mantenía el liderazgo en nuestro medio, junto al eminente profesor Enrique
Reig. Ambos participaron en los debates en el Consejo Directivo de la Facultad de
Ciencias Económicas y en el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires y
lograron perfilar la política de capacitación mencionada.

La Universidad de Columbia en Nueva York, tuvo un rol protagónico en la formación


de una masa crítica académica mediante la capacitación profesores seleccionados en las

JUAN JOSÉ GILLI 26


distintas especialidades de la administración. La mayoría de ellos, luego de completar
los estudios, volcaron sus conocimientos en el flamante plan de estudios.

A 30 años de la creación de la carrera, Etkin (1994:30) decía:


[...] nuestra fortaleza está en la capacidad y experiencia de los profesores que se
iniciaron y continúan en las cátedras de Administración. En este punto la Facultad
tiene una importante ventaja comparativa respecto de otras instituciones educativas del
medio. Nuestros profesores titulares [...] han construido equipos docentes y armado sus
cátedras. Su actividad no es sólo en el aula y a través del tiempo ellos han realizado
investigaciones o bien han publicados libros.

El autor se refiere a los pioneros de la enseñanza de la disciplina en nuestro país; como


ejemplo de esos los profesores emblemáticos puede mencionarse a Federico
Frichknecht, Pedro J. F. Pavesi o Francisco M. Suárez. Su proyección, a través de sus
libros y de su actuación profesional, transcendió el ámbito de la Universidad de Buenos
Aires y puede apreciarse en las breve semblanzas que se incluyen como Anexo.

4.3 La evolución de la carrera universitaria

El plan “E” original, con sus treinta y dos materias fue aplicado con todo éxito hasta
principios de 1970, con él se formaron muchos de los profesores actuales de la Facultad
de Ciencias Económicas y sirvió de modelo a las carreras que a partir de la década de
1960 se iniciaron en otras universidades públicas y privadas.

En 1971, se introducen una serie cambios a la estructura general del plan y se establece
por pocos años (hasta 1976) la exigencia de completar la Licenciatura en
Administración como paso previo al grado de Contador Público. En 1987 entra en
vigencia un nuevo plan que elimina el requisito previo de la licenciatura para el grado
de Contador y, dada la implantación de ciclo básico común (CBC) para toda la
Universidad de Buenos Aires, la carrera se estructura en ciclos y se introducen
orientaciones electivas como Comercialización, Comercio Exterior, Economía de la
Empresa, Finanzas, Sector Público o Sistemas.

JUAN JOSÉ GILLI 27


En 1997, entra en vigencia el plan actual, con treinta y dos materias organizadas en dos
ciclos: general y profesional; se eliminan las orientaciones aunque se mantienen créditos
por materias optativas y se incluye un Seminario de Integración y Aplicación hacia el
final de la carrera. Esta breve reseña de los planes de estudio, muestran la adecuación de
los conocimientos y de la forma de impartirlos para incorporar los requerimientos de
una realidad cambiante (la criticidad contextual y temporal de la disciplina que
señalaba Suárez).

El siguiente gráfico muestra la evolución de los graduados en la Facultad de Ciencias


Económicas de la Universidad de Buenos Aires, a partir de la creación de la carrera de
Administración. En él se advierte que las primeras graduaciones se producen a los
cuatro años de la creación de la carrera, luego se observa una relativa estabilización en
la cantidad de graduados hasta fines de la década de 19903 y, a partir de allí, un
crecimiento sostenido, consolidando la posición de la nueva carrera frente a la
tradicional de Contador Público.

1313
1312
1194
1198
1040
829

822
Egresados

689
648
586
528
510
428

419
388

344
306
305

305
291

284

267
255
246

227
222
222
207
202

202

179
169
146
132

132
130
129

129
119

116

110
100
51
32
9
4
2
1962

1964

1966

1968

1970

1972

1974

1976

1978

1980

1982

1984

1986

1988

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

Años

3
El pico de egresados registrado en el año 1975 puede atribuirse – entre otros motivos – a títulos de años
anteriores demorados por los sucesos institucionales acontecidos a partir de 1973.

JUAN JOSÉ GILLI 28


La creación en 1958 de la carrera de administración en la Universidad de Buenos Aires,
rápidamente se replica en distintas universidades públicas y privadas del país y según un
informe de Rama (2006) en nuestro país la carrera se dictaba en treinta y cuatro
universidades públicas y en cuarenta y tres universidades de gestión privada. El mismo
informe señala que en general la duración teórica de las carreras en las universidades
estatales es más mayor que en las privadas; éstas últimas en sintonía con la tendencia
internacional de acortamiento de las carreras de grado.

La diferencia de duración, también se observa entre las carreras dictadas en las


universidades públicas. Respecto de las horas totales de dictado, hay una importante
variación desde un mínimo de 2610 hasta un máximo de 3370 (siendo 2730, horas el
mínimo para ser considerada carrera de grado) distribuidos en 29 asignaturas como
mínimo y 39 como máximo. Doval y Schulman (2009: 15)

A la amplitud de la oferta de carreras de grado en administración y a las diferencias en


cuanto a su duración horaria se le suma la diversidad de títulos que emiten las
universidades; si bien los más generales son los de Licenciado en Administración y en
Administración de Empresas, un relevamiento de J. Sánchez (2005) señala la existencia
de treinta y seis títulos diferentes.

La circunstancia comentada, resulta de una tendencia de las universidades –


principalmente en el ámbito privado - a ampliar la oferta académica, a través de las
llamadas carreras nuevas; entre éstas es posible encontrar orientaciones con
especialización funcional (comercialización, finanzas, recursos humanos o sistemas) y
otras con especialización sectorial (agronegocios, bancos, cooperativas, gobierno o
seguros).

Es fácil advertir que la gran dispersión en el tipo y profundidad de los conocimientos


que se imparten en las universidades y que habilitan por igual para el ejercicio
profesional, plantea la cuestión de si el título de grado asegura los conocimientos
mínimos requeridos para la formación profesional.

La tendencia al acortamiento en la duración de las carreras de grado, es consistente con


una mayor oferta de especializaciones de posgrado. Al sistema universitario tradicional

JUAN JOSÉ GILLI 29


– centrado la licenciatura como título en el grado y el doctorado como única instancia
de posgrado – se le agregan las carreras de especialización y las maestrías. Esta
modalidad, impulsada en la década de 1960 en las áreas de ciencias exactas y naturales,
rápidamente se extiende a otras disciplinas y tiene un rápido desarrollo a partir de los
años noventa por la adopción de modelos propios de la experiencia norteamericana.

A principios del nuevo siglo, la oferta total de posgrados se acercaba a las dos mil
carreras. En el área específica de las Ciencias Económicas, según la investigación
realizada por Góngora y Nobile (2006), existían 149 carreras en el ámbito público y
130 en el privado. Del total – 279 – un 63% de los posgrados correspondían a temas
afines a la administración según una investigación realizada por Góngora y Nobile
(2006); con referencia al alto crecimiento de la oferta de posgrados y el aumento de la
matrícula de los mismos, la investigación concluye:

[…] pareciera que esta expansión no está acompañada por acciones tendientes a la
mejora de su calidad, prueba de ello es el bajo número de acreditaciones y
categorizaciones (comparado con otras disciplinas), el bajo número de titulaciones, la
carencia de investigación y los comentarios emergentes de los estudios técnicos de la
CONEAU4 sintetizando las evaluaciones realizadas. Podría señalarse en este sentido
que aumento de oferta no significa mejora en la calidad y en la relevancia de la
enseñanza de posgrado. ¿No habrá llegado el momento de replantear los posgrados en
Ciencias Económicas o tal vez la propia enseñanza de la Administración. Góngora y
Nóbile (2006: 19)

Robert R. Rehder (1983) también reflexiona sobre la evolución de la enseñanza de la


administración en los Estados Unidos y concluye que se ha convertido en un buen
negocio, por la difusión de la disciplina y porque el costo por hora alumno es el más
bajo, comparado con el de cualquier otra carrera. Dice que los estudiantes se orientan
hacia la especialidad por tres causas que se refuerzan mutuamente: la propia
organización de las carreras, los requerimientos de las empresas y la expectativa de
obtener rápidamente un empleo. En cuanto a la organización de las carreras, este autor

4
Comisión Nacional de Acreditación Universitaria, creada por la Ley 24.521 de Educación Superior.

JUAN JOSÉ GILLI 30


opina que el crecimiento cuantitativo se ha convertido en el principal objetivo pero que
éste, en muchos casos, se ha logrado a expensas de la calidad.

Se han abandonado los objetivos humanísticos de largo plazo, de formación plena del
individuo y de progreso de las organizaciones, en aras de la ganancia y la seguridad
inmediatas, las consecuencias de ello son por demás inquietantes [...] se dedican a
formar especialistas, quizás muy diestros, pero muy ignorantes. Rehder (1983: 916).

4.4 La investigación en el ámbito académico

Desde hace algunas décadas tanto la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación (UNESCO) como también la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo (OCDE) impulsan la creación de conocimiento nuevo, tanto en su modalidad
básica que procura el desarrollo en el campo teórico como su aplicación, es decir
orientada a la resolución de problemas.

También el papel de la investigación es considerado en nuestra Ley de Educación


Superior que en su artículo 4º habla de la formación de científicos, profesionales y
técnicos y también de la promoción de la investigación como contribución al desarrollo
científico y tecnológico de la nación. La importancia de la investigación sistemática
radica en la generación de nuevos conocimientos que impulsan el avance de las ciencias
y la tecnología.

En tal sentido, se considera al doctorado como la instancia de posgrado que tiene como
objetivo la formación de investigadores y la cantidad de egresados es considerada por
muchos países como un indicador del avance en las distintas disciplinas. Pero, en el
caso particular de nuestro país, la oferta de doctorados en Administración es baja ya que
la demanda de los profesionales se orienta más a otro tipo de posgrados como las
carreras de especialización y las maestrías.

La relación entre docencia e investigación es compleja por la dificultad del docente para
conciliar ambas funciones universitarias. Según M. Albornoz: El vínculo entre
investigación y docencia es un problema clásico de la vida universitaria. Está siempre
presente en los debates sobre la excelencia académica, y se manifiesta como tensión

JUAN JOSÉ GILLI 31


entre dos compromisos institucionales que pueden presentar incompatibilidades.
Barsky y Dávila (2004: 383).

Esta incompatibilidad se agrava cuando se trata de profesores de dedicación parcial,


comunes en las carreras profesionales como administración o contabilidad; en estos
casos es manifiesta la imposibilidad de dedicarse al trabajo profesional y, además, a la
docencia y la investigación. Esta circunstancia se refleja en las conclusiones del trabajo
de Góngora y Nóbile (2008:10), quienes afirman:

Como una primera aproximación podemos decir que en Administración, la


investigación parecería ser una gran falencia. Si bien las disciplinas relacionadas a
las Ciencias Económicas concentran el 19% de la matricula de grado de universidades
nacionales y el 26% de las privadas [...] tienen el 3.15 % de los proyectos de
investigación acreditados (año 2002) y el 4,58% de las solicitudes de categorización
para incentivos realizada en 2004.

La investigación universitaria tiende a estar relacionada con la problemática disciplinar,


pero no siempre es reconocida por los sectores dedicados a la investigación básica. En
el caso de las ciencias económicas, a diferencia de otras disciplinas y especialmente de
otras realidades, predomina la prestación de servicios profesionales pero es escasa o
nula la transferencia de los resultados de la investigación; se trata de una asignatura
pendiente que no es fácil de sortear pero que es necesario considerar.

[...] la generación del conocimiento autónomo y la naturaleza de la estructura


profesional, pasaron por una etapa de profundo cuestionamiento y recién ahora
empieza a aparecer con mucha dificultad, la necesidad de la creación de una
infraestructura que se aboque a desarrollar los aspectos que favorezcan una reflexión
sistemática en la búsqueda de integrar el conocimiento con un mayor diálogo con la
realidad superando un cierto grado de formalismo abstracto. Suárez (2004: 47)

Según el informe “Claves del desarrollo científico y tecnológico de América latina”


elaborado por la Fundación Carolina de España en el año 2008, la inversión I+D en
nuestro país (845 millones de dólares) es baja en comparación con la de Brasil (7.290
millones) o México (3.531 millones) y aún con Chile (800) millones. Esta situación, a

JUAN JOSÉ GILLI 32


pesar de contar con mayor tradición y tres premios Nobel en ciencias, refleja altibajos
en las políticas científicas, escasa inversión empresarial en I+D y, en definitiva, fuga de
cerebros.

5. El reconocimiento de la profesión

De acuerdo con el esquema de institucionalización visto en el punto 2, se analizará el


tercer estadio denominado de aplicación, es decir el momento en que los profesionales
de la disciplina se consolidan y su actividad obtiene reconocimiento social. En nuestro
país ese momento, se da con el reconocimiento de las incumbencias legales y la
creación de organismos que regulan el ejercicio profesional.

En el siguiente desarrollo se describirán los criterios que nos permiten definir el rol
profesional, el origen y alcances de las incumbencias específicas y la evolución de la
profesión en nuestro país.

5.1 Acerca de las profesiones

La sociología ha aportado diversos modelos que han intentado diferenciar distintos tipos
de trabajo intelectual: científicos, profesionales, técnicos, etc. Institucionalizada la
administración en el plano académico y considerando su status como disciplina, la
actividad de los egresados universitarios constituye esencialmente una profesión; para
precisar dicho concepto recurriremos a dos reconocidos sociólogos: Parsons y Hall.5

Para Parsons nos proporciona ciertos criterios para definir una ocupación como una
profesión y que podríamos sintetizar de la siguiente forma:
- La necesidad de una preparación formal y de un modo institucionalizado para
convalidar la adecuación de las competencias resultantes.
- La preparación debe tener un componente intelectual, es decir estar inserta en un
dominio cultural generalizado y además, debe comprender el desarrollo
habilidades para su aplicación.

5
Referencias tomadas de Suárez (1973: 1 y 2)

JUAN JOSÉ GILLI 33


- Debe poseer medios institucionales para asegurar que tal competencia tendrá un
uso socialmente responsable.

La definición de profesión de Hall, distingue entre atributos estructurales y


actitudinales. Los primeros son:
- Creación de una ocupación de tiempo completo.
- Establecimiento de una escuela preparatoria
- Formación de asociaciones profesionales.
- Formación de un código de ética.
Las características de actitud, comprenden:
- Uso de la organización profesional como referencia principal.
- Sentido de servicio al público.
- Creencia en la autorregulación.
- Vocación.
- Autonomía.

La caracterización de Hall, coincide con los criterios de Parsons referidos a la exigencia


de una preparación formal y existencia de medios institucionales que aseguren la
competencia y la responsabilidad social pero, además, agrega una característica
estructural básica: la ocupación de tiempo completo. También son importantes para
caracterizar una profesión las actitudes que propone Hall y que tienen que ver con el
llamamiento vocacional, la autorregulación y, especialmente, la autonomía como
condición por la cual el profesional debe ser capaz de tomar sus decisiones sin presiones
externas de clientes, de la organización que le da empleo o de otros actores.

Aunque aparentemente pueda significar lo mismo, tener un empleo no es lo mismo que


tener una profesión. La dirección y administración de empresas no es un modo más de
estar empleado; es decir, no es una simple ocupación con la que se gana un dinero y se
satisfacen unas necesidades materiales. Una profesión, no sólo “se tiene”, “se ejerce”.
Tal ejercitación, además de proporcionarnos los medios materiales para subsistir,
puede mantener, reforzar y aumentar nuestra autoestima personal. [...]

Al preguntarnos por la posible vocación del directivo nos estamos planteando el


alcance social de las tareas que realiza y la coherencia con un proyecto personal de

JUAN JOSÉ GILLI 34


vida [...] Se trata de una pregunta que colocará en primer plano las relaciones de
nuestro êthos personal con nuestro êthos profesional en un horizonte de compatibilidad,
congruencia e integridad. Cortina (1996: 106)

En la relación con el cliente o destinatario de los servicios profesionales, el rol


profesional, supone que el cliente no está en posición de juzgar por sí la calidad del
servicio que recibe y tales juicios de competencia se reservan al círculo de profesionales
reconocidos por el Estado y a mecanismos establecidos por la profesión con ese
propósito.

Las definiciones analizadas y las características que proponen, proporcionan elementos


para analizar el grado de desarrollo de las profesiones en la sociedad contemporánea y
distinguir entre profesiones establecidas o tradicionales, nuevas o en desarrollo. Si se
considera el estadio profesional de la administración, se advierte que se satisfacen la
mayoría de las características de una profesión establecida pero, si se la compara con
otras profesiones tradicionales como la abogacía o la contaduría, se observa un menor
grado de integración en la sociedad.

La profesión administrativa en nuestro medio tiene aún camino que recorrer para ser
reconocido socialmente como un rol ocupacional determinado. En este proceso de
institucionalización subyacen sin duda las diferentes tradiciones de las que emerge el
conocimiento en nuestro medio, por una parte la burocracia del servicio público y por la
otra, las actividades relacionadas con distintos sectores empresarios.

5.2 Las incumbencias legales

Hasta el año 1945, la profesión de Ciencias Económicas no se encontraba reglamentada.


Existían sí disposiciones dispersas y normas provinciales, pero éstas estaban referidas a
la profesión de Contador Público. Ya en 1901 una disposición judicial dispone que las
compulsas de libros de comercio fueran realizadas por Contadores Públicos; pero
deberían pasar muchos años hasta fines de la década de 1930 para que la una ley de la
Provincia de Santa Fe reglamentara por primera vez, las incumbencias en materia
contable.

JUAN JOSÉ GILLI 35


Otro antecedente importante en la organización de las profesiones lo constituyó el
proyecto de un estatuto de profesiones liberales sancionado por el Senado de la Nación
en 1942; dicho estatuto establecía – entre otros temas – la creación de Consejos
Profesionales en jurisdicción de la Capital Federal y de las gobernaciones nacionales y
asimismo atribuía a dichos consejos la función de formular los códigos de ética y el
control disciplinario. Los sucesos políticos de 1943 impidieron que el estatuto se
convirtiera en ley.

La reglamentación de las profesiones de Ciencias Económicas recién se concreta en


1945 mediante el decreto 5103/45, que regirá en todo el territorio de la República
Argentina el decreto es reglamentado y posteriormente ratificado por ley en 1946. De
esquema básico de la norma, era el siguiente:

- Distinguía tres profesiones: una básica de Contador Público, la de Actuario y la


de Doctor en Ciencias Económicas.
- Consideraba actividad profesional sólo la ejercida en forma independiente,
mediante un honorario conforme a un arancel.
- Centraba la actividad profesional en la actuación como auxiliar de la justicia y la
asesoría en técnicas contables y en materia impositiva.
- Reconocía a “no graduados” que ejercían actividades propias del contador
mediante su inscripción en un registro especial.

Durante 30 años la norma se mantuvo sin modificaciones de fondo, pero la realidad del
país y de los profesionales habían cambiado; si bien el ejercicio liberal de la profesión
se mantenía, eran muchos los profesionales pasaban a revistar en relación de
dependencia en las empresas privadas y en el Estado.

Recién en el año 1973, se sancionan y promulgan las leyes 20.476 y 20.488; la Ley
20.488, sobre el antecedente del Decreto Nº 5.103/45, reglamenta el ejercicio
profesional y el funcionamiento de los Consejos Profesionales mientras que la Ley
20.476 crea el Consejo Profesional en jurisdicción en la Capital Federal, Territorio
Nacional de Tierra del Fuego, Antártica e Islas del Atlántico Sur.

JUAN JOSÉ GILLI 36


La circunstancias en que la ley fue gestada – con la oposición de los Consejos
Profesionales del interior - y su promulgación por un gobierno de facto, generaron
críticas a la nueva norma. No obstante estos aspectos criticables, lo más importante es
que amplia el ámbito del ejercicio profesional de la Ciencias Económicas con la
incorporación de dos nuevas carreras, las licenciaturas en Administración y en
Economía.

En la etapa previa a la institucionalización y consolidación de la profesión de los


administradores tuvieron gran importancia las grandes firmas de auditoria vinculadas –
por origen – al conocimiento existente en el exterior y que aplicaron dicho
conocimiento en su tarea como auditores, síndicos y consultores, es decir desde el rol
hasta entonces estatuido de contadores. Pero es la creación de la carrera de
administración en el ámbito académico, el antecedente que impulsa el reconocimiento
de la profesión por la Ley 20.488.

La nueva ley establece en su artículo 2 como requisito para el ejercicio de la profesión


en el ámbito nacional el título profesional de Licenciado en Administración expedido
por universidades nacionales y también aquellos de universidades provinciales o
privadas, siempre que acrediten conocimientos no inferiores a los impartidos en las
universidades nacionales. También acepta la revalida de títulos emitidos por
universidades extranjeras y reconoce otros títulos en Ciencias Económicas expedidos
con anterioridad a la creación de las carrera y a las personas inscriptas en el Registro
Especial de No Graduados, creado por el Decreto 5103/45.

En su artículo 14 establece las siguientes incumbencias para la profesión de Licenciado


en Administración:
1) Para todo dictamen destinado a ser presentado ante autoridades judiciales,
administrativas o a hacer fe pública en materia de dirección y administración para el
asesoramiento en:
1.1 Las funciones directivas de análisis, planeamiento, organización y control.
1.2 La elaboración e implementación de políticas, sistemas, métodos y
procedimientos de administración, finanzas, comercialización, presupuestos, costos
y administración de personal.
1.3 La definición y descripción de la estructura y funciones de la organización.

JUAN JOSÉ GILLI 37


1.4 La aplicación e implantación de sistemas de procesamiento de datos y otros
métodos en el proceso de información gerencial.
1.5 Lo referente a relaciones industriales, sistemas de remuneración y demás
aspectos vinculados al factor humano en la empresa.
1.6 Toda otra cuestión de dirección o administración en materia económica y
financiera con las funciones que le son propias de acuerdo con el presente artículo.

2) En materia judicial:
2.1 Para las funciones de liquidador de sociedades comerciales y civiles.
2.2 Como perito en su materia en todos los fueros.
En las designaciones de oficio para las tareas de administrador a nivel directivo o
gerencial en las intervenciones judiciales se dará preferencia a los licenciados en
administración sin perjuicio de que sean tomados en consideración otros antecedentes
en relación con tales designaciones.

Las incumbencias fijadas por ley, a pesar del tiempo transcurrido, de los cambios en los
planes de estudio y de la evolución teórica de la disciplina, si bien marcan las
6
principales áreas funcionales del ejercicio profesional , no han sido actualizadas.

5.3 La evolución de la profesión

A partir de la vigencia de la Ley 20.488 se produce la aceptación formal de la nueva


profesión y se inicia la etapa 3 del proceso de institucionalización, es decir que ésta
adquiere visibilidad y reconocimiento social. Al entrar en vigencia la ley, el Consejo de
la Capital Federal automáticamente habilita la matriculación de los Licenciados en
Administración, pero en otras jurisdicciones la matriculación debió esperar la
actualización de las legislaciones provinciales.

Para tener una primera aproximación a la evolución de la profesión, se presenta el


siguiente cuadro que marca la evolución de la matriculación en el ámbito del Consejo

6
Un relevamiento de los objetivos y perfiles de las carreras de Administración que se dictan en 32
universidades nacionales, realizado por las Dras. Inés Doval y Diana Schulman en el marco de un
proyecto de investigación, concluye que la mayoría de los objetivos y perfiles vigentes coinciden con las
incumbencias profesionales fijadas por la Ley 20.488.

JUAN JOSÉ GILLI 38


Profesional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A la fecha, la matrícula activa se
acerca a los 6.000 profesionales.

555 553

511

483
460
434

356 362 356


338
313
296
280 283

253
262 259 258 264
236 238
230
211 215 207
203 204
195 196 196
185
167
161 159 155 156

A ño s

El cuadro muestra una importante de cantidad de profesional que se inscriben al


momento de la apertura de la matricula y en los años inmediatos posteriores, sin duda
influido por un stock de graduados desde la creación de la carrera y por la posibilidad
inicial de la inscripción de Contadores Públicos en la matrícula de los Licenciados en
Administración.

La evolución posterior de la matricula muestra una estabilización por debajo de las


matriculaciones iniciales, así durante la década de 1980 la inscripción promedio anual
fue de 307 profesionales, en la década de 1990 la cifra promedio desciende a 193 y en la
década actual el promedio anual asciende a 257 matriculados.

Además, la evolución de la matrícula no se correlaciona con la difusión de la profesión


en el ámbito académico, como puede apreciarse si se la compara con la cantidad de
Licenciados en Administración egresados de la Universidad de Buenos Aires – cuadro
incluido en el punto 4 – a la que habría que adicionar los egresados de las múltiples
universidades privadas existentes en la jurisdicción. A modo de ejemplo: mientras de la
Universidad de Buenos Aires egresan en el período 2001/2008 8.216 licenciados, en la
misma jurisdicción y el mismo período se matriculan solamente 2.059 profesionales.

JUAN JOSÉ GILLI 39


La causa del desinterés por parte de los egresados en su colegiación puede atribuirse –
entre otras causas – a que mayoritariamente se desempeñan en relación de dependencia
o en funciones que no requieren de la inscripción en la matrícula. Además, si bien la ley
al hablar del concepto de dictamen, considera primordialmente la condición de
independencia del ejercicio profesional, en la práctica son limitados los requerimientos
de dictámenes suscritos por matriculados.

Por otra parte, se ha producido una diversificación de carreras orientadas a la


especialización en distintas funciones administrativas pero que, por no ser equivalentes
a la formación del Licenciado en Administración, no pueden ser admitidas en la
matricula. Frente a esta situación el Consejo porteño y también de otras jurisdicciones
importantes, han considerado la creación de registros especiales para licenciaturas en
orientaciones funcionales como comercio exterior, finanzas, sistemas de información o
sectoriales como agronegocios, bancos, cooperativas, sector público, etc.

Si bien el Consejo Profesional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue pionera en


la apertura de la matricula de los Licenciados en Administración, también los Consejos
de otras jurisdicciones fueron paulatinamente incorporando esta matricula. El proceso
fue lento, pero hoy todas las provincias, a excepción de la de Santa Cruz, incluyen a los
profesionales de la especialidad.

5.4 Actualización y desarrollo profesional

En nuestro medio, el título de grado universitario es el único requisito de calidad para la


matriculación y el ejercicio profesional a diferencia de otros países donde, además de la
graduación, se requiere aprobar un examen de habilitación. Tampoco existe un sistema
de control de actualización de conocimientos a posteriori, es decir que la
responsabilidad de actualización corresponde a los profesionales.

No obstante, reconocer como válidos los conocimientos adquiridos en la carrera de


grado, los consejos profesionales tienen dentro de sus funciones procurar la
jerarquización de la profesión y con ese propósito la Federación Argentina de Consejos
Profesionales de Ciencias Económicas ha impulsado a partir del año 1999 un sistema

JUAN JOSÉ GILLI 40


nacional actualización y, desde el año 2005, ha puesto en vigencia el denominado
Sistema Federal de Actualización Profesional.

Dicho sistema procura generar nuevas capacidades o acrecentar las logradas en el


transcurso de la formación de grado y, de esa forma, asegurar la calidad de los servicios
profesionales. El sistema funciona en base a las actividades de capacitación y
actualización desarrolladas por los consejos que integran la federación; esta tarea es
especialmente significativa en las principales jurisdicciones; a título de ejemplo, el
consejo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ha dictado en los últimos 10 años más
de 3.600 cursos actualización en los cuales se han participado cerca de 60.000 cursantes
y, de este total, un 23 % se han capacitado en temas afines a la Administración.

La evolución del interés por la disciplina en el ámbito de los consejos profesionales


también puede apreciarse en trabajo de comisiones de estudio constituidas para el
tratamiento de problemas relativos al ejercicio profesional y también de aspectos
teóricos y técnicos relacionados con la disciplina. En jurisdicción de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, puede apreciarse la relevancia de la administración en la
temática de las comisiones; sobre un total de veintinueve comisiones académicas, once
se relacionan con temas afines a esta disciplina.

Otro elemento importante para el desarrollo profesional, lo constituyen los congresos y


jornadas organizados en el ámbito profesional; los mismos estimulan la difusión del
conocimiento. Los trabajos y ponencias que se presentan para su análisis y/o discusión
muestran el estadio de desarrollo teórico en que se encuentra la disciplina y,
especialmente y su difusión en la práctica profesional.

Los congresos nacionales constituyen un foro de intercambio profesional y son


organizados regularmente a partir de 1974 por la Federación de Consejos Profesionales
en Ciencias Económicas; en total se han realizado 17 congresos que han tenido como
sedes a distintas ciudades y han contado con la participación de profesionales de todo el
país. Por su parte el Consejo Profesional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que
reúne la mayor proporción Licenciados en Administración matriculados en el país, ha
organizado en su jurisdicción a partir de 1990 un Congreso de Administración que
cuenta a la fecha con nueve ediciones.

JUAN JOSÉ GILLI 41


Si bien existen foros en otros ámbitos profesionales, estos congresos son los más
representativos. El cuadro siguiente7 que muestra la cantidad de trabajos presentados en
los Congresos Nacionales de Ciencias Económicas – área Administración – organizados
por la Federación de Consejos a partir de 1974 y los presentados en los Congreso de
Administración organizados por el Consejo Profesional de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires a partir de 1990.

52
50
45
40
37 36 36 7
33 23 33
30
18
52
15 37
15 36 36 38 20
33 12 32 11
8 27 9 8
6 5 22
2 15 15
12 11
0 8 10 9 8
6 5 2 1

A ño s

Congr eso Naci onal Congr eso de Admi ni str aci ón

El cuadro muestra la evolución de la cantidad de trabajos presentados a los Congresos


Nacionales a partir de 1974 y como los temas de administración van tomando relevancia
entre los profesionales a partir de mediados de la década de 1980. Este mayor interés
también se refleja especialmente en los trabajos presentados en los Congresos de
Administración organizados por el Consejo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a
partir de 1990.

7
Datos actualizados a partir del relevamiento efectuado por Juan J. Gilli y Raquel Sastre en el marco de
la investigación “Construcción del saber administrativo: modalidades que asume la investigación en la
Argentina desde 1958”

JUAN JOSÉ GILLI 42


Para el análisis de los temas de los trabajos y su evolución en el tiempo se ha adoptado
una clasificación en categorías genéricas: ejercicio profesional, recursos humanos,
sistemas de información, management, marketing y organizaciones específicas. 8
La distribución de los trabajos agrupados por temas puede apreciarse en el siguiente
cuadro:
Cantidad de trabajo

122 119
107

57 23
60
75

22

33 65 84
27
14 59 53
14
13 19

Ejercicio Profesional Sistemas de Información Recursos Humanos Management Marketing Organizaciones específicas

Áreas temáticas

Congreso Nacional Congreso de Administración

De la lectura del cuadro, el dato mas significativo es el referido al distribución por


temas de los trabajos y su relación con el total. Así los áreas temáticas de mayor
concentración de trabajos resultan ser la de recursos humanos, management y
organizaciones específicas con una participación del 25.30%, 24,60% y 22,20 % del
total respectivamente. Le siguen en interés decrecientes las de marketing (15.50 %),

8
- Ejercicio profesional: una categoría asociada al carácter de las organizaciones convocantes y que incluyen temas
relacionados con aspectos legales y éticos del ejercicio profesional, así como cuestiones que hacen a la formación e
incumbencias de los profesionales en Administración.
(Las categorías siguientes se corresponden con las áreas funcionales de actuación profesional)
- Recursos humanos: bajo esta denominación se agrupan los temas relacionados con administración de personal,
motivación, liderazgo, clima y cultura organizacional.
- Sistemas de información: este título comprende temas que van desde los más generales como el enfoque sistémico
hasta puntuales como el uso de la tecnología de procesamiento de la información.
- Management: aquí los temas incluidos están referidos a la funciones gerenciales de planeamiento y control y,
complementariamente, las referidas a decisiones de inversión y financiamiento.
- Marketing: esta categoría agrupa los temas generales de comercialización, mercados y estrategia competitiva.
(La última categoría propuesta comprende la problemática específica de diversos tipos de organizaciones)
- Organizaciones específicas: Parte de los trabajos presentados estuvieron referidos problemas de gestión en el ámbito
de la administración pública, de las pequeñas y medianas empresas y, en algunos casos muy puntuales, a la
administración de cooperativas y consorcios.

JUAN JOSÉ GILLI 43


sistemas de información (6,80%) y ejercicio profesional (5,60%). La distribución de los
temas de ejercicio profesional, sistemas de información, recursos humanos y
management se mantiene equilibrada en ambos congreso, mientras que los trabajos de
marketing y organizaciones específicas tienen mayor incidencia en los congresos
nacionales.

6. A modo de conclusión: los desafíos de la administración en la Argentina

En este punto se presenta una síntesis de las distintas etapas del proceso de
institucionalización de la disciplina en nuestro país y además se describen los distintos
desafíos que enfrenta: aquellos derivados de su naturaleza epistemológica, los propios
de la formación universitaria y los que se presentan en el ámbito del ejercicio
profesional.

6.1 Principales hitos del proceso de institucionalización


El proceso de institucionalización del conocimiento administrativo en la Argentina, se
analizó a partir del esquema propuesto por Francisco Suárez; según este autor el
desarrollo de una disciplina depende tanto de sus propias características como de las de
la sociedad donde se da dicho proceso.

Siguiendo ese esquema, en la etapa 1 de los “pioneros” se ha descrito la emergencia del


conocimiento administrativo en el período colonial tardío y en la primera etapa del
gobierno patrio; de allí surge un acervo de prácticas burocráticas propias de la herencia
borbónica y de ideas progresistas para el impulso a la agricultura, el comercio y una
incipiente industria, encarnadas en las figuras pioneras de Belgrano y Vieytes y su
preocupación por el desarrollo de capital humano.

Posteriormente, en el período de organización nacional, el estado impulsa regulaciones,


obras y servicios que posibilitan un proceso de modernización mediante la
incorporación de tecnologías. Se sientan así las bases del modelo agroexportador y del
desarrollo del sistema financiero. Esta época de progreso se extiende hasta 1930
cuando, por distintas causas, se inicia una etapa de intervencionismo y la industria
aparece como ámbito para el desarrollo de la administración; esta etapa no se
caracterizará por un desarrollo tecnológico autónomo sino por la incorporación de
practicas administrativas introducidas principalmente por empresas extranjeras.

JUAN JOSÉ GILLI 44


El boom de la administración que se produce al finalizar la segunda guerra mundial y la
valoración de la disciplina como instrumento para el desarrollo económico, crean las
condiciones para la etapa 2 del esquema de Suárez “la aplicación de conocimientos
importados” que se concreta en 1958 con la creación de la carrera de administración en
la Universidad de Buenos Aires como una especialidad diferenciada dentro de las
ciencias económicas. En esta circunstancia será relevante el rol de una masa crítica de
docentes formados en el exterior.

Deberán transcurrir quince años desde la creación de la carrera hasta el reconocimiento


de las incumbencias profesionales de los Licenciados en Administración y la creación
de la respectiva matrícula en el ámbito de la Capital Federal. Se concreta así la etapa 3
del proceso de institucionalización, la de “ciencia aplicada”. En esta etapa la
matriculación se generaliza en otras jurisdicciones y comienza un proceso de
reconocimiento social de la nueva profesión pero, dicha consolidación, no alcanza aún
plenamente la etapa 4, denominada de “creación de la infraestructura capacitación y
generación de conocimientos e intercambio de los mismos”.

Las causas de la falta de consolidación definitiva de la administración en nuestro medio


son múltiples; algunas propias del tipo de disciplina y otras que tienen que ver con la
formación académica y el reconocimiento de la identidad profesional. Estas cuestiones,
se trataran en los siguientes títulos.

6.2 De la naturaleza del conocimiento administrativo

En el punto 2 de este trabajo se analizaron las diferencias entre el conocimiento


científico y el tecnológico y se caracterizó a la administración como una tecnología; una
tecnología científica según la acertada definición de Bunge. Sin embargo, cuando se
analiza la literatura actual de divulgación y mucha de la que forma parte de la
bibliografía académica, se advierte que a medida que la realidad de las organizaciones
se torna más compleja, el enfoque de la administración se vuelve más simplista.

Están los libros que tratan sobre tendencias, dando una versión simplificada del futuro.
Luego están los textos que ofrecen los secretos de la excelencia, o sea la administración

JUAN JOSÉ GILLI 45


por medio de slogans. Un ejemplo particularmente desagradable de este tipo de libros
es uno es uno en donde se sostiene que mediante el manejo de objetivos, alabanzas y
acusaciones, transmitidas a los “subordinados” en estallidos aislados de un minuto de
duración, es posible lograrlo todo.

El párrafo trascrito pertenece a un prólogo de Stafford Beer (Etkin y Schvarstein, 1989)


y más allá del tiempo transcurrido los ejemplos como los que menciona, se han
multiplicado. Los editores no vacilan en publicar best sellers acordes con la preferencia
generalizada por lo novedoso, lo último o lo más moderno, independientemente de la
calidad. Así podemos encontrar títulos sobre técnicas budistas aplicadas al management,
Maquiavelo y el marketing o los diez pasos para el éxito en casi cualquier tema.

Esta debilidad estructural de la disciplina se relaciona sin duda en la falta de soporte


metodológico propio. Se observa que, mientras cada día son más frecuentes en revistas
especializadas los debates metodológicos sobre economía y, aunque en menor medida,
sobre contabilidad, es marcado el desinterés por éste tema en el área de la
administración y cuando se lo trata, casi siempre es en relación con las disciplinas de
las cuales se nutre: la economía, la psicología o la sociología. He aquí también una
posible causa de la paradoja que se planteaba en el punto 4.4 respecto de la exigua
cantidad de proyectos de investigación acreditados en relación con la importancia de la
matricula en la disciplina.

Suárez (2002) califica a la administración como un “saber esquivo” y para el caso


particular de ese saber en la Argentina, dice que:
[…] tiene un carácter “fragmentario”, con bajo grado de integración comparado con
otras disciplinas. Esto es producto de influencias institucionales y nacionales diversas
acumulándose como capas geológicas temporales que no se superan unas a otras, sino
que perduran en el stock de conocimientos. Dada la falta de validación hay poca
superación de un conocimiento por otro. Por su carácter provisorio y contextual, el
saber administrativo argentino es también “precario” y “coyuntural”. Suárez et al
(2002: 2).

El carácter fragmentario se relaciona con la diversidad de los ámbitos institucionales


donde se produce y aplica el conocimiento administrativo. Si bien existe una

JUAN JOSÉ GILLI 46


preeminencia de las tecnologías aplicadas a los negocios, en otros ámbitos – por
ejemplo: administración pública, educación, defensa o salud – se da una aceptación
semántica de la nueva terminología pero al mismo tiempo perduran las prácticas
administrativas históricas: se modifican los nombres pero no las prácticas.

La precariedad del conocimiento se refiere a la falta de validación en el país de las


tecnologías que se aplican y a la debilidad en desarrollos propios. Las tecnologías
fluyen en un campo organizacional de productores (consultora fundaciones, agencias y
empresas multinacionales) y consumidores (consultoras locales, empresas locales, el
sector público y ONGs) Suárez et al (2002: 3). Una amplia oferta externa de libros y de
revistas de difusión masiva tienen un amplio impacto al momento de aplicar las
tecnologías de gestión pero es poco el esfuerzo por desarrollar innovaciones
tecnológicas propias.

Lo coyuntural esta asociado a la falta de desarrollo autónomo y es consecuencia de


factores contextuales por los cuales el desempeño organizacional no depende tanto de la
eficacia de la gestión sino de un sistema que articula intereses y posiciones de los
actores de un sector determinado. La clave del éxito de un sector de la economía
depende más de la participación en coaliciones de poder, que de la incorporación de
tecnología; en consecuencia, su desarrollo no es un tema prioritario.

Frente a las cuestiones estructurales de la disciplina y las particularidades de su status,


es necesario desarrollar en nuestro medio un sistema de investigación e innovación
sobre bases metodológicas sólidas dando lugar a estudios y trabajos que consoliden la
identidad de la administración como una tecnología de base científica. Para ello, se
deberá lograr una integración superadora de las distintas disciplinas tributarias,
tendiente al desarrollo de un campo de conocimiento diferenciado.

6.3 La formación universitaria

Distintos especialistas coinciden en un diagnóstico sobre la universidad argentina y


señalan, entre otras, los siguientes cuestiones:

JUAN JOSÉ GILLI 47


- Masificación de la enseñanza superior y la consiguiente restricción
presupuestaria, especialmente en la universidad pública.
- Coexistencia de universidades públicas y privadas de perfiles heterogéneos y
con una oferta de grado y posgrado que se expandió sin planificación.
- Marcada concentración de la oferta en carreras tradicionales como las de
abogacía, contador y medicina que concentran más de un 25% de la matrícula
total.
- Desarticulación entre las carreras de grado, subsistentes del modelo profesional
tradicional (de 5 o 6 años de duración) con la expansión de los posgrados,
creados principalmente bajo la influencia del modelo norteamericano.
- Dificultad de integrar redes intra e interregionales por incompatibilidad en los
diseños de carrera y de contenidos.

A estas consideraciones generales de la enseñanza universitaria, se deben agregar


cuestiones particulares sobre la carrera de administración, a algunas de las cuales se ha
hecho referencia en el punto 4.3 de este trabajo.

- La ampliación de la oferta académica por la aparición de las llamadas carreras nuevas


con orientaciones funcionales o sectoriales y, consecuentemente, gran diversidad de
títulos otorgados. Ello genera confusión tanto a los que deben elegir que carrera cursar
como a quienes deben seleccionar a postulantes para un puesto.

- Los perfiles de los Licenciados en Administración en la mayoría de las carreras


coinciden con las incumbencias fijadas por la Ley 20.488 de 19739. El interrogante que
surge es en qué medida esos perfiles anclados en un legislación de más de 35 año
constituyen una guía adecuada para la actualización y pertinencia de los contenidos
curriculares para atender tanto las demandas tanto de las empresas como del sector
público y otro tipo de organizaciones.

- La diferencia de duración entre las carreras ofrecidas por las universidades públicas y
las privadas y así como entre las públicas entre sí, a las que se agregan las de
contenidos, de actualización de los programas y de calidad de la enseñanza. Esta

9
Según el relevamiento realizado en 2008 por Doval y Schulman sobre los perfiles de los Licenciados en
Administración en 32 universidades nacionales.

JUAN JOSÉ GILLI 48


situación hace dificultoso asegurar que el título de grado proporciona los conocimientos
suficientes para la habilitación profesional.

- La compatibilidad de la formación de grado con la realidad de los estudios de


posgrado y de la formación de por vida, exige reconsiderar cuáles son los contenidos
centrales a desarrollar en el grado como base para la posterior especialización. Una base
sólida constituye el principal seguro para la actualización del conocimiento a los
requerimientos cambiantes de las especialidades; también de considerarse para dicha
articulación una extensión de las carreras de grado acorde con las tendencias
internacionales.

- En la universidad se enseña y se investiga pero también debe haber un espacio para la


transmisión de valores cívicos que contribuyan a mejorar el orden social. Además de los
conocimientos profesionales, se deben desarrollar el pensamiento crítico e
independiente para discernir sobre problemas como el mal gobierno corporativo, la
corrupción, la publicidad engañosa, la discriminación o las cuestiones ambientales. El
profesional debe ser conciente de la implicancias éticas de sus decisiones.

En conclusión: una reforma de la carrera de grado en administración va más allá de la


adecuación de los perfiles del egresado; debe considerar las competencias del egresado,
los requisitos de ingreso, la duración de la carrera, los recursos disponibles, los índices
de retención y la articulación con otras instancias de formación y con los sistema
regionales y globales de educación superior. Asimismo, como señalan Peón y Pugliese
como observación frecuente en las evaluaciones de carreras:

La observación más frecuente [...] se ha centrado, especialmente, en destacar que las


reformas curriculares no son tales en tanto se limitan a los cambios de los planes de
estudio, pero dejan de lado los aspectos relativos a la reorganización de las áreas de
conocimiento, la carrera docente, las articulaciones entre la docencia y la
investigación, y la pertinencia laboral de los títulos expedidos. Barsky y Dávila (2004:
514)

6.4 El ejercicio profesional

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La carrera universitaria en administración, como se ha visto, es inminentemente
profesional y, además, el título de grado habilita automáticamente para el ejercicio
profesional, con el único requisito establecido por la Ley 20.488 de su matriculación en
el consejo profesional de la jurisdicción donde ejercerá la profesión. De esta forma ley
protege el ejercicio profesional de los graduados y a la vez, mediante la función de
control de los consejos, resguarda a la sociedad que requerirá sus servicios.

La Ley 20.488 fija las incumbencias profesionales – según se detalló en el punto 5.2 – y
establece como único requisito para el ejercicio profesional, el título de grado y la
correspondiente inscripción en la matricula. Este sistema difiere de los requisitos en
otros países dónde se exige además del título, un examen de habilitación que certifique
la pertinencia y actualización de los conocimientos requeridos para el ejercicio
profesional.

En nuestro país, la ley de Educación Superior vigente instituye las normas de


evaluación institucional y de las carreras. El contralor esta a cargo de la Comisión
Nacional de Acreditación Universitaria que tiene entre sus funciones la acreditación de
las carreras en aquellas profesiones reguladas por el estado y cuyo ejercicio pudiera
comprometer el interés público según lo determina el Ministerio de Educación, Ciencia
y Tecnología, en acuerdo con el Consejo de Universidades. Dentro de esa categoría, a la
fecha, no se encuentra comprendida la profesión de Licenciado en Administración.

De estas consideraciones sobre el marco normativo y de la responsabilidad de los


profesionales de actualizar su nivel de competencia para adecuarlo tanto al avance de la
disciplina como a las necesidades sociales, surgen – entre otros – los siguientes desafíos
que tendrán que atender las organizaciones profesionales:

- La actualización de las incumbencias establecidas en el año 1973 constituye un tema


sustantivo; no se pueden soslayar la evolución de la disciplina, la irrupción de nuevas
tecnologías y la existencia de un contexto cambiante; tampoco se puede omitir la
consideración de ciertas funciones especializadas – como las finanzas o el marketing
que, por el grado de complejidad actual, requerirían una formación especializada. La
tarea de actualización requerirá de la tarea conjunta de los responsables de la formación
y los organismos profesionales.

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- Otra cuestión relevante es la referida a la identidad del Licenciado en Administración
frente a la cantidad de carreras de grado con orientaciones funcionales o sectoriales en
el campo de la administración – que en muchos casos significan una especialización
prematura - y con niveles de disipares niveles de calidad. Esta multiplicación de la
oferta así con el avance de otras profesiones sobre las incumbencias propias, requieren
acciones para posicionar a los Licenciados en Administración tanto en el ámbito de la
profesión liberal como en la actuación en relación de dependencia10.

- Directamente relacionada con las cuestiones anteriores, se encuentra la necesidad de la


expansión de la matricula profesional que, según se analizó en el punto 5.3, no es
representativa del número de graduados. Deben analizarse las causas del desinterés de
los egresados y realizar acciones tendientes a lograr la percepción de la comunidad de
cual es la importancia de la profesión y cuales las competencias de los profesionales.
También se requerirá estimular las actitudes profesionales que propone Hall:
pertenencia a una organización profesional de referencia, sentido de servicio público,
vocación y autonomía; en definitiva aquellas que hacen a la diferencia entre una
profesión y un empleo.

- En la actualidad, los consejos reputan como válidos los conocimientos adquiridos en la


universidad y realizan el control del ejercicio profesional11; la actualización de los
conocimientos es responsabilidad de los profesionales, no obstante lo cual los consejos
procuran los medios para dicha actualización. Una cuestión pendiente es la definición
de los mecanismos de control de la calidad para el ejercicio profesional; una vía sería la
obligatoriedad de la capacitación como requisito para el ejercicio profesional12 la otra,
por demás polémica y ajena a nuestra realidad, sería considerar la posibilidad de un
examen de habilitación previo a la matriculación y su revalidación periódica.

7. Bibliografía

10
Ejercer las funciones necesarias que tiendan a jerarquizar, estimular y velar por el libre ejercicio de la
profesión y amparar la dignidad profesional, evitando que sea vulnerada tanto en lo colectivo como en lo
individual. Artículo 2 inc.i) Ley 466 de la Ciudad Autónoma de Buenos.
11
Cuidar que se cumplan los principios de ética que rigen el ejercicio profesional de Ciencias
Económicas. Artículo 21 inc. e) de la Ley 20.488.
12
En este sentido bastaría con el requisito de obligatoriedad del Sistema Federal de Actualización
Profesional.

JUAN JOSÉ GILLI 51


- Barsky, O. y Dávila, M. (2004) Los desafíos de la universidad argentina.
Buenos Aires. Sudamericana.
- Bunge, Mario (2002) Ser, saber, hacer. México. Paidós.
- Casal, Pablo M. (2002) “El ejercicio profesional del Licenciado en
Administración” Revista Enfoques. Buenos Aires, Ed. La Ley.
- Casariego, Orfilio et al (1917) “La carrera administrativa” Revista de Ciencias
Económicas. Año V Número 51. Buenos Aires, Centro de estudiantes de
ciencias económicas.
- Cortina, Adela (1996) Ética de la empresa. Madrid, Editorial Trotta.
- Doval I. y Schulman, D. (2009) “La Licenciatura en Administración en la
Argentina” trabajo presentado en el VI Encuentro”la universidad como objeto de
Investigación” realizado en la ciudad de Córdoba.
- Drucker, Peter F. (1995) “La administración y el trabajo en el mundo” en Oficio
y Arte de la Gerencia. Bogotá, Norma.
- Drucker, Peter F. (2000) La gerencia. Tareas, responsabilidades y prácticas.
Buenos Aires, Ed. El Ateneo.
- Etkin, Jorge (1994) “Fortalezas y debilidades de la carrera de Administración”
en Temas y Propuestas. Año 3 Nº 4. Buenos Aires.
- Etkin, J. y Schvarstein, L. (1989) Identidad de las organizaciones. Buenos
Aires, Paidos.
- Fernández López, M. (2007) Historia del pensamiento económico. Buenos
Aires, EDICON.
- Gilli, J. J. et al (2008) Modelo de universidad vigente en las Ciencias
Económicas. Buenos Aires, Ediciones Cooperativas.
- Gilli, J.J. y Sastre R. (2004) “Trabajos presentados en congresos en el ámbito
profesional” en Suárez, F. et al en Construcción del saber administrativo: una
aproximación operacional. Instituto de Investigaciones Contables – Facultad Cs.
Económicas – UBA.
- Góngora, N. y Nóbile, C. (2006) “Aproximación a los posgrados de las
facultades de Ciencias Económicas en la Argentina” en Ecos de Grado y
Posgrados. Vol. 2 Nº 4. Universidad Nacional de La Plata.

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- Góngora, N. y Nóbile, C. (2008) “¿Qué se investiga en Administración? El caso
argentino” en Ecos de Grado y Posgrados. Vol. 2 Nº 7. Universidad Nacional de
La Plata.
- Gordon, R. A. y Howell, J. L. (1959) The education of American businessmen.
New York, Mc Graw Hill.
- Leveraggi, Abeardo (1968) El proceso histórico argentino 1880-1930 en La
arquitectura del liberalismo en la Argentina. Buenos Aires, Editorial
Sudamericana.
- López, Andrés F. (2007) Desarrollo económico y sistema nacional de
innovación en la Argentina. Buenos Aires, EDICON.
- March J. y Simon, H. (1981) Teoría de la Organización. Barcelona, Ed. Ariel.
- Nonaka, Ikujiro (2000) “La empresa creadora de conocimiento” en Gestión del
conocimiento. Bilbao, HBR Deusto.
- Oszlak, Oscar (1990) La formación del estado argentino” Buenos Aires. Ed.
Belgrano.
- Price, Derek (1963) Little science, big science. New York, Yale University
Press.
- Rama, Claudio (2006) La tercera reforma de la educación superior en América
Latina. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.
- Redher, (1983) “La enseñanza de las ciencias de la administración en los
Estados Unidos” en Administración de Empresas. Tomo XIII. Buenos Aires.
- Sánchez, José (2005) “La matriculación – Obligatoriedad” I Congreso
Metropolitano organizado por el Consejo de Ciencias Económicas de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
- Scharvzer, Jorge (2000) “La industria que supimos conseguir. Una historia
político-social de la industria argentina” Buenos Aires, Ediciones Cooperativas.
- Suárez, Francisco (1973) Los economistas argentinos. El proceso de
institucionalización de las nuevas profesiones. Buenos Aires. Eudeba.
- Suárez, Francisco et al (2002) “El saber administrativo como un saber esquivo”
Ponencia presentada en las XII Jornadas de Epistemología. Facultad de Ciencias
Económicas – Universidad de Buenos Aires.
- Suárez, Francisco et al (2004) Construcción del saber administrativo: una
aproximación operacional. Instituto de Investigaciones Contables – Facultad Cs.
Económicas – UBA.

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ANEXO

SEMBLANZA DE PIONEROS
DEL SABER ADMINISTRATIVO EN LA ARGENTINA

Toda selección resulta subjetiva y, por lo tanto, limitante. Pero los tres
profesiones cuya trayectoria académica y profesional se reseña a
continuación – con distintas formaciones, estilos y especializaciones - han
sido emblemáticos para el desarrollo de la disciplina administrativa en
nuestro país.

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FEDERICO FRISCHKNECHT

1929 – 1997

- Formación universitaria

Su formación de grado es como Contador Público; egresa en 1953 con diploma de


honor. Perfecciona su formación en Administración en cursos de posgrado en la
Universidad de Columbia, en el Massachussets Intitute of Technology y en otras
universidades de Estados Unidos, Canadá y México.

En la década de 1970 obtiene su título de Doctor en Ciencias Económicas por la


Universidad de Buenos Aires en la especialidad de administración. Su tesis doctoral
recibe el Premio Facultad.

Por su particular interés por la administración participó de diversas organizaciones


científicas locales y del exterior, entre otras: la Sociedad Argentina de Investigación
Operativa, Operations Research Society of America. American Management
Association, The Institute of Management Science, Association for Computing
Machinery y Geselschaft für Organisation.

- Trayectoria académica

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Inició su actividad docente en 1951 como Ayudante de Matemática Financiera en la
Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, donde recorrió
toda la jerarquía académica para retirarse como Profesor Titular de Administración a
cargo de la cátedra de Dirección General; fue en esa cátedra donde centró el estudio de
los problemas de gobierno de las organizaciones, en un esfuerzo por alcanzar soluciones
concretas y racionales. También se desempeño dos oportunidades como Decano de la
Facultad en uno de los períodos más aciagos en la autonomía de la Universidad de
Buenos Aires.

Actúo como profesor en la Escuela de Guerra Naval, donde su paso es especialmente


recordado por su método para la enseñanza de la estrategia; partiendo del objetivo y de
los intereses, introducía el análisis de los conceptos de actores, racionalidad, trama y
escenarios. Este particular interés, lo llevó a fundar con otros especialistas, a fines de la
década de 1980, la Academia de Estrategia.

Como profesor invitado dictó cursos en el IMI de la Universidad de Ginebra y en las


Universidades de Madrid, Santiago de Compostela, Sevilla, Brown, New Hampshire y
Salve Regina.

- Actuación profesional

La actividad profesional de Frischknecht como asesor fue pionera en los temas de


dirección; su firma consultora Menphis ofrecía servicios novedosos para los años
sesenta como: análisis de mercado, organización, racionalización de operaciones,
estudios económicos, sistemas de stock e investigación operativa. También tuvo
actuación en el ámbito público como Secretario de la Presidencia de la Nación.

Es especialmente destacable la tarea que realizó como Director de la serie


Administración y Dirección de la Biblioteca de Ciencias Económicas de la editorial El
Ateneo. Desde esa función impulsó la difusión en castellano de importantes autores
clásicos y modernos como Anthony, Argyris, Barnard, Beer, Drucker, Fayol, Koontz,
Mintzberg, Miller, Schoderbek, Simon, Taylor o Ulrich.

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La labor editorial comprendió además de la selección de autores y temas, el cuidado de
las traducciones y la redacción de los prólogos. La calidad y oportunidad de la obras de
la serie reemplazaron ventajosamente a las ediciones mejicanas, constituyeron un
singular aporte a la bibliografía universitaria y a la difusión del pensamiento más
relevante en materia de Administración.

- Producción bibliográfica

Más de un centenar de artículos así como diversos libros tratan temas relacionados con
dirección, estrategia, gobierno y organización entre otros. De sus libros pueden
mencionarse: Empresas de familia. Conflicto y política (1995), Dirección recursiva
(1993), Estrategia (1992), Economía nacional (1986), Organización (1979), Gobierno
(1976), La dirección de la pequeña empresa (1969), La gerencia y la empresa (1966) y
Administración de empresas y otras organizaciones (1964).

También dirigió y editó la revista Esquema para Ejecutivos – La revista del dirigente de
empresa – que anticipó en los años sesenta las publicaciones de management en nuestro
medio. La publicación incluía artículos propios y de autores destacados y noveles en el
ámbito académico e informaciones sobre asociaciones vinculadas con los temas
empresariales.

- Consideración final

La presencia avasallante de Frischknecht lo convirtió en el permanente referente en


todos los debates. De notable personalidad, dotado de una brillante erudición e inusual
inteligencia dedicó su intelecto al estudio de las relaciones entre el pensamiento y la
acción. Esta semblanza de Luis Nitti en el prólogo a una publicación de la Academia de
Estrategia, define acabadamente a un personaje esencialmente polémico.

Su paso por la función pública durante un gobierno de facto y su gestión como Decano,
duramente cuestionada por el origen de su mandato y por su particular estilo de
conducción, ensombrecen a veces el recuerdo de un verdadero pionero e impulsor del
saber administrativo en la Argentina.

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PEDRO J. F. PAVESI

1931 – 2002

- Formación universitaria

Se gradúa como Contador Público por la Universidad de Buenos Aires en 1953. Años
después, en el marco de un convenio entre la Facultad de Ciencias Económicas y la
Columbia University, es becado para cursar el Master of Business Administration,
especializado en métodos cuantitativos aplicados a la organización y la economía de
empresas; egresa en 1965 con el premio Beta Gamma Sigma a la mejor calificación.

Finalmente, en el año 1995, obtiene el título de Doctor de la Universidad de Buenos


Aires en la orientación Administración; su tesis es calificada sobresaliente y obtiene el
premio Facultad.

- Trayectoria académica

La Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, fue el centro


de su actuación docente. En 1995, con su flamante título de Master of Art, se inicia
como Profesor Adjunto de Planeamiento y Control de la Producción; luego en el
Seminario de Dirección General y a partir de 1970 se hace cargo como Profesor Titular
de la cátedra de Teoría de la Decisión en la que culminaría su carrera con el título
máximo de Profesor Emérito. Además dictó cursos en el Doctorado, en la Maestría en
Administración y en el área de extensión.

También ocupó cargos de gestión como la Dirección del Departamento de


Administración, del Departamento de Doctorado, del Instituto de Investigaciones y del
Programa de Extensión para Ejecutivos. Fue Presidente de la Comisión de Investigación
y Doctorado y Decano sustituto.

Desempeño funciones directivos y docentes en la Escuela de Guerra Naval, la Escuela


Superior Técnica, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires y la Universidad Argentina
de la Empresa.

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En el ámbito internacional actuó como profesor invitado por las Universidades de
Oviedo, Sevilla y Complutense de Madrid; el Centro de Investigación y Docencia
Económica de México y la Escuela Interamericana de Administración Pública
(Fundación Getulio Vargas).

- Actuación profesional

Su actuación más relevante se da en el área de la Administración Tributaria; durante el


período 1966 – 1972 se desempeñó en la Dirección General Impositiva sucesivamente a
cargo de la Dirección de Coordinación, Organización y Métodos, de la Dirección de
Recaudación y como Director General. Posteriormente, en 1982 fue Subsecretario de
Política y Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda de la Nación y,
durante el período 1996/2000 actuó como consultor del Banco Mundial en el proceso de
creación de la Administración Federal de Ingresos Públicos. También participa misiones
oficiales y asambleas de organismos Internacionales.

También ejerce cargos gerenciales en empresas industriales, cargos directivos en el


Banco Nacional de Desarrollo y en el Buen Ayre, funciones de asesoramiento para
Naciones Unidas, FMI, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo.

- Producción bibliográfica

Trece libros y más de cien trabajos y artículos integran la producción escrita del Dr.
Pavesi y la temática abordada se centra principalmente en la teoría de la decisión. Una
característica singular de sus trabajos fue el tratamiento de temas epistemológicos; por
ese motivo se lo debe reconocer como un impulsor del análisis metodológico de la
administración en la Argentina. También le preocupó la metodología aplicada al
desarrollo de tesis y durante su gestión como Director del Departamento de Doctorado,
elaboró una valiosa guía acerca de los aspectos formales y metodológicos a seguir por
los doctorandos en sus investigaciones.

Dentro de sus libros se destacan: Introducción a la teoría de la decisión (inédito; algunos


capítulos fueron publicados en la Facultad de Ciencias Económicas), Lo normativo y lo
descriptivo y su conflicto en las praxiologias – tesis doctoral – (2005), La decisión. Su

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teoría y su práctica (2004), Teoría e investigación en Administración (recopilación de
trabajos publicada como homenaje en 2003), Decisión y planeamiento (1977) y
Fundamentos de la economía política (1953).

- Consideración final

Una trayectoria jalonada de logros en lo académico y lo profesional fue reconocida por


el Consejo Profesional en Ciencias Económicas en oportunidad del V Congreso de
Administración, con el Premio Facultad a la mejor tesis del año 1995 y por la Cámara
Junior de Buenos Aires como uno de los Diez Jóvenes Sobresalientes en 1971. Aunque
sin duda, el mayor reconocimiento ha sido el de sus colegas, discípulos y alumnos.

En un reportaje en la revista Alta Gerencia de 1997 sintetiza su mensaje a los más


jóvenes: Lo que les puedo decir tiene que ver con mi vida: en el estudio encontré una
forma de superarme, siempre he tratado de dar lo mejor de mi mismo [...] para triunfar
hay que tener el fuego sagrado, jugarse, tratar de ser lo mejor posible [...] Teniendo
más de sesenta años hice el doctorado en Ciencias Económicas ¿y saben porque?
Porque encontré en él una forma de desarrollar conocimiento.

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FRANCISCO M. SUÁREZ
1932 – 2009

- Formación universitaria

Durante la década de 1950, cursa las carreras de Contador Público y Licenciado en


Economía en la Universidad de Buenos Aires. Posteriormente realiza su especialización
en Sociología en la indiana University con una beca del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas; obtiene Master of Arts en 1962 y, por sus
calificaciones, el Premio Bobbs Merribaly; luego en 1969 completa su PH D en
Sociología con sendas becas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas y del Instituto Di Tella.

- Trayectoria académica

Su actuación docente se inicia en la Universidad Católica Argentina a partir de 1962


como Profesor Titular de varias materias relacionadas con la investigación social, la
sociología industrial y sociología de las profesiones. En la misma universidad se
desempeña como Director del Centro de Investigaciones Sociológicas, Director del
Departamento de Sociología y como miembro del Consejo de la facultad y años
después, como profesor de Sociología de las Organizaciones en el Doctorado en
Sociología.

En el período 1970 – 1973 en el ámbito de la Universidad del Salvador, actúa


sucesivamente como Profesor Titular de Sociología de las Organizaciones, Vice Decano
de la Facultad de Ciencias Sociales y como Director y profesor del Instituto de
Investigaciones “Estudios de la Ciencia Latinoamericana”. Posteriormente durante 1980
y 1981 es asesor del Vicerrectorado de Investigaciones.

Su vinculación con la Universidad de Buenos Aires, comienza con su designación como


Profesor Titular de Política Social en la carrera de Sociología durante el período 1980 -
1981. En 1988 obtiene por concurso el cargo de Profesor Titular de Sociología de la
Organización en la Facultad de Ciencias Económicas y en esa cátedra culminará su
tarea docente con la designación de Profesor Emérito. También se desempeñó como

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profesor en el Doctorado, la Maestría en Administración Pública, el posgrado de
Empresas en Crisis y distintos programas de extensión.

En la misma facultad, es especialmente relevante la tarea de investigación que impulsa


desde distintos cargos: Director del Centro de Estudios Organizacionales (CEO),
Director del Instituto de Investigaciones Administrativas, miembro de la Comisión de
Doctorado y Secretario de Investigación y Doctorado. También fue desatacada su
actuación en la organización de los Simposios de Análisis Organizacional, como
director de numerosos proyectos de investigación y como director de tesis doctorales.

Entre otras instituciones en las que actúo como docente, pueden mencionarse: Centro
Interamericano para el Desarrollo Social (CIDES), FLACSO, Fundación Bariloche,
Instituto Torcuato Di Tella, Universidades Nacional del Comahue, Nacional de La
Plata, Nacional de Mar del Plata y de Notre Dame (Estados Unidos).

- Actuación profesional

A fines de los setenta ingresa como investigador y docente a un organismo dependiente


de la Organización de Estados Americanos: el CIDES, Centro Interamericano para el
Desarrollo Social, que luego dirigiría por muchos años; allí organiza anualmente cursos
sobre problemas y políticas sociales destinados a becarios latinoamericanos y participa
de múltiples misiones y actividades en distintos países latinoamericanos.

Su experiencia en materia de problemas sociales lo llevó a actuar como directivo y


asesor en distintos organismos como la Dirección de Sociología Rural del Ministerio de
Agricultura, la Dirección de Promoción Comunitaria del Ministerio de Bienestar Social,
la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, el Consejo Asesor
para el Estudio de la Pobreza en la Argentina en la Secretaria de Programación
Económica o en el área de Desarrollo Social del Plan Estratégico Buenos Aires 2000.

- Producción bibliográfica

Su vasta producción escrita incluye libros, trabajos y artículos que tratan desde la
perspectiva sociológica, una amplia variedad de temas: análisis organizacional,

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corrupción, metodología de las ciencias sociales, pobreza, políticas sociales, sociología
de las organizaciones, sociología de las profesiones o tecnología.

Se destacan en su producción los siguientes libros: Delitos Complejos (2008),


Construcción del saber administrativo en la Argentina (2004), Analista Organizacional.
¿Profesión o saber? (1999), Sociología de las Organizaciones (1995), Familia y
Políticas Sociales en cuestiones adultas de familia*(1989), Informática y
Sociedad*(1988), La organización: nuevas perspectivas para su conocimiento*(1978);
Estudio comparativo del proceso de profesionalización de los administradores,
contadores y economistas*(1976), Tecnología y Organización* (1975) y Los
economistas argentinos. El proceso de institucionalización de las nuevas profesiones
(1972).

- Consideración final

Una extensa carrera que fue reconocida con los premios a la “Trayectoria Destacada en
Humanidades” otorgado por la Facultad de Ciencias Económicas (2008),
Reconocimiento a la trayectoria en Administración en el VI Congreso de
Administración (2004), el Bernardo Houssay de la Secretaría de Ciencia y Técnica en la
categoría “Trayectoria en la disciplina Economía, Ciencias de la Gestión y
Administración Pública” (2003) y el Konex a las cinco personas más destacadas en la
Sociología Argentina (1985).

Desde su vocación por la sociología, su desafío fue encontrar puntos comunes entre las
ciencias sociales y las económicas. La perdida de este formador generoso e incansable,
se ve atenuada por la certeza de que sus enseñanzas permanecerán en su obra y en la
labor de sus discípulos.

* En colaboración.

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