Ensayo NT Canon

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LA FORMACIÓN DEL CANON DEL NUEVO TESTAMENTO

DANIEL FULA

PROFESOR: Dr. JIM BEARSS

SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO

INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO

Bogotá, 2 de septiembre de 2018


Tabla de contenido
1. Bosquejo............................................................................................................3

2. Introducción......................................................................................................3

3. Importancia del Canon......................................................................................4

4. El canon del Antiguo Testamento.....................................................................4

5. Formación del canon.........................................................................................5

Reglas para aceptar en el canon..............................................................................6

6. Concilios que reconocieron el canon................................................................7

7. El canon durante la Reforma.............................................................................8

8. El canon reconocido..........................................................................................9

9. Conclusión......................................................................................................11

10. Bibliografía.....................................................................................................11
1. Bosquejo
La siguiente es la estructura temática del ensayo.

1. Introducción
2. Importancia del canon
3. El caso del canon del antiguo testamento
4. Formación del canon
a. Reglas para aceptar en el canon
5. Concilios que reconocieron el canon
6. El canon durante la reforma
7. El canon reconocido
a. Los cuatro grupos de clasificación
8. Conclusión

2. Introducción
Se puede afirmar que el tema de los libros que componen el Nuevo Testamento y
en general los que componen la biblia siempre ha sido una cuestión que como creyentes en
algún momento de nuestro caminar por la fe nos hemos planteado y si no, seguramente en
alguna ocasión nos hemos tenido que enfrentar a discusiones con no creyentes al respecto.
Por ello es muy importante que por lo menos en alguna medida podamos presentar defensa
tocante al canon que conforma la palabra inspirada de Dios.

Primero, el término “canon” ha sido tomado prestado del semítico “kanon” que
inicialmente significaba “caña” pero que posteriormente pasó a significar “caña de medir”,
y de ahí a “regla”, “modelo” o “norma”. Después pasó a referirse a una “lista” o “tabla” y
ya en el cristianismo primero se trató del contenido ético y doctrinal de la fe cristiana y por
último pasó a referirse a la lista de libros que conforma tanto el Antiguo como el Nuevo
Testamento (pag 647,[ CITATION DCa92 \l 9226 ]), que es el sentido más popular en
nuestros días.
¿Pero quién determinó el canon del Nuevo Testamento?, ¿Quién afirmó que los
libros que componen el canon son inspirados y por ende autoritativos? Intentaremos hacer
un desarrollo breve del tema.

3. Importancia del Canon


El asunto del canon es muy importante porque entendemos que “Toda escritura es
inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra” (2
Timoteo 3, 16-17)[ CITATION Dios \l 9226 ], y si Dios existe y es un Dios que ha hablado
y ha decidido revelarse a través de su palabra, Él lo hará de la forma pertinente. Desde su
inicio, la Iglesia se vio expuesta a la influencia de herejes que decidieron crear su propio
canon, aun desechando el Antiguo Testamento en su totalidad como fue el caso de Marción,
el primero de todos ellos, por tanto se vio la necesidad de poner en orden los libros que
circulaban y que fueron escritos desde el inicio del cristianismo.

Calvino reafirma la necesidad del canon bíblico en su Institución de la religión


cristiana: “Porque si consideramos cuán frágil es el entendimiento humano, y cuán
inclinado a olvidarse de Dios, y cuán propenso a caer en toda suerte de errores, y cuánto es
su apetito y deseo de inventar a cada paso nuevas y nunca oídas religiones, se podrá muy
bien ver por aquí cuán necesario ha sido que Dios tuviese sus registros auténticos en los que
se conservase su verdad, a fin de que no se perdiese por olvido o se desvaneciese por error
y descuido, o se corrompiese por atrevimiento de los hombres.” (Institución de la religión
cristiana, Libro 1, capítulo VI, [ CITATION Jua36 \l 9226 ]). Con todo esto se hace
evidente la necesidad de tener un canon bíblico, para saber qué es y qué no es palabra de
Dios, para no caer en engaño alguno y obedecer sabiendo que se trata de la palabra
inspirada de Dios.

4. El canon del Antiguo Testamento


En lo tocante al Antiguo Testamento, parece que ya en los tiempos de Jesús estaría
definido un canon; la Torá (La ley) y los profetas. En Mateo 5, 17-19 Jesús dice que “No
piensen que he venido para poner fin a la Ley o a los Profetas; no he venido para poner fin,
sino para cumplir. Porque en verdad les digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se
perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la Ley hasta que toda se cumpla.”
[ CITATION Dios \l 9226 ] Sin embargo esto no quiere decir que se hablara de un canon
cerrado; hasta hace poco generalmente se aceptaba que la Torá (el Pentateuco) se había
convertido en una lista cerrada hacia el siglo 4 a.C. y que los profetas fueron reconocidos
en forma similar hacia el año 200 a.C.; por su parte los escritos habrían sido considerados
hasta el Concilio de Jamnia a finales del siglo I d.C. Sin embargo se ha cuestionado la
autoridad y los motivos de este concilio, pues aparentemente no habría pasado de ser un
debate teológico de cuestiones que tiempo después siguieron en duda.

En el siglo I el historiador judío Josefo en su obra Contra Apión, libro 1, párrafo 8, [


CITATION Fla93 \l 9226 ] asegura que su pueblo tiene veintidós libros nada discordantes y
sin conflicto en donde se encuentran los registros de todos los tiempos y de cinco de ellos
Moisés es el autor. Posteriormente menciona a los Profetas que siguieron a Moisés y
finalmente habla de los libros restantes que contienen himnos a Dios y preceptos de la
conducta humana. Josefo los califica a todos ellos como divinos.

Por su parte las referencias que se hacen en el Nuevo Testamento al Antiguo,


sugieren que sí existía un canon cerrado. Es común que en todos los libros del Nuevo
Testamento se cite el Pentateuco, los Profetas mayores y menores y los Escritos (Salmos,
Job, Proverbios, Daniel, Crónicas).

Aunque aún es un punto de discusión, nos podríamos quedar con que al parecer,
por lo menos la Ley y los Profetas constituían colecciones cerradas en el primer siglo.

5. Formación del canon


Como ya habíamos comentado, el trabajo de herejes como Marción y el movimiento
montanista estimularon a la Iglesia a establecer públicamente un estándar en lo referente a
los libros ortodoxos del cristianismo. A inicios del siglo segundo se pueden reconocer
libros autoritativos como los cuatro evangelios canónicos y las cartas de Pablo que se
encontraban en circulación, mas no se puede hablar todavía de un canon o lista cerrada de
libros del Nuevo Testamento.

En general los libros escritos por los apóstoles tuvieron muy buena acogida desde el
principio, se convirtieron posteriormente en fundamento para los Padres de la Iglesia y por
último fueron incluidos en el canon del Nuevo Testamento. Es de notar que entre los
mismos libros que conforman el canon se hace mención a los evangelios y a las epístolas
paulinas, igualando dichas escrituras a la misma autoridad que el Antiguo Testamento.
Esto lo podemos ver, por ejemplo, en 2 Pedro 3, 15-16:

“Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como


también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha
escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay
algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también
las otras Escrituras, para su propia perdición” [ CITATION Dios \l 9226 ].

La autoridad de los libros que conforman el Nuevo testamento se evidencia


primeramente por el uso temprano que se hace de ellos, incluyendo el uso que los mismos
herejes hacían para manipularlos de acuerdo a sus propias ideas. También parece que el
uso real de los libros posapostólicos en los escritos de los Padres de la Iglesia fue
determinante para definir cuáles de ellos se incluirían en el canon. Barton cuenta el número
de veces que en estos últimos escritos y en proporción a la extensión de cada uno, se citan
los libros que conforman el canon del Nuevo Testamento, llegando a la conclusión de que
los que son citados con mayor frecuencia son los evangelios y las cartas paulinas, con
menor frecuencia los libros restantes del canon y los libros descartados apenas se citan y
obviamente fueron excluidos de la lista. ([ CITATION DCa92 \l 9226 ], página 654).

Reglas para aceptar en el canon


A pesar de que la gran mayoría de los libros que conforman hoy el Nuevo
Testamento claramente fueron autoritativos desde su escritura, hubo algunos cuya inclusión
fue fuertemente cuestionada como Hebreos, Santiago, Segunda de Pedro, Segunda y
Tercera e Juan, Judas y Apocalipsis. No obstante, los criterios generales para aceptar o no
un libro en el canon son los siguientes:
1. Los libros deberían contar con la autoría o el respaldo apostólico

2. Su autoridad debería haber sido recibida por la iglesia primitiva

3. Deberían estar en armonía con aquellos libros de los cuales nadie dudaba de
su canonicidad. (Las grandes doctrinas de la Biblia,[ CITATION RCS92 \l 9226 ]) Capítulo
7.

Con toda esta evidencia, muchos aseguran que no se necesitó de ningún concilio
para definir el canon neotestamentario, sin embargo se celebraron varios concilios en
donde se reconoció el listado de libros presentados; en el Tercer Concilio de Cartago (397
d.C.) al cual asistió Agustín de Hipona se reconocieron los veintisiete libros que
constituyen actualmente el canon del Nuevo Testamento y de ahí en adelante en cada
concilio se mantuvo. Agustín pensaba que el canon ya estaba cerrado.

Después de este breve acercamiento se puede concluir que la Iglesia no definió el


canon, sino que más bien, el canon se definió a sí mismo y la Iglesia se sujetó a este, esto es
lo que en el protestantismo clásico se reconoce y que difiere fundamentalmente de la iglesia
católica conservadora que afirma que ella misma es el depósito del evangelio y las
escrituras son solo un elemento más, [ CITATION RCS92 \l 9226 ] y [ CITATION
DCa92 \l 9226 ].

6. Concilios que reconocieron el canon


Al buscar en la historia del cristianismo, no podemos encontrar un concilio en
donde el tema principal o su fin fuera el crear o determinar un canon bíblico, la labor de
estos concilios fue más la de reconocer los libros autoritativos dentro de los que ya existían
y circulaban, y fue un asunto que se trató en varios concilios de la iglesia primitiva.

Los concilios donde se puede extraer lo referente al reconocimiento de canon del


nuevo testamento son:

 Concilio o sínodo de Laodicea, año 363, se definió un canon de 60 libros en


el que se incluyeron los veintisiete libros, excepto el Apocalipsis, sin
embargo, según [ CITATION DCa92 \l 9226 ] hay algunas evidencias de
que este canon no fue fruto del propio concilio sino añadido con posteridad a
finales del mismo siglo.
 Primer concilio de Constantinopla, año 381, en este concilio se trató
nuevamente con los problemas doctrinales del arrianismo, y aunque en las
conclusiones no se encuentra el reconocimiento de algún canon, se sabe que
del mismo se reconocieron los veintisiete libros sin llegar a afirmar que
fuera una lista cerrada.
 Concilio de Hipona, año 383, en este concilio se definió el canon Bíblico,
tratando con la controversia de los libros “deuterocanónicos” o apócrifos del
Antiguo Testamento, este concilio afirmo estos libros y dio una lista de 73
libros, 46 del Antiguo Testamento incluyendo y reafirmando los
deuterocanónicos, y 27 del Nuevo Testamento.
 Tercer concilio de Cartago, año 397, a este concilio asistió Agustín de
Hipona, y durante el mismo se reconocieron los veintisiete libros del Nuevo
Testamento actuales, para Agustín esta lista ya estaba cerrada y en occidente
hubo poca variación de esta postura.

Debemos señalar que al investigar sobre estos concilios, se encuentra que los
mismos son de carácter regional y no universal, algo que se sobre entiende por la
dificultades tecnológicas de la época.

7. El canon durante la Reforma


Probablemente el trabajo más importante e impactante de la vida de Martín Lutero
fue la traducción del Nuevo Testamento del griego, el Textus Receptus de Erasmo de
Róterdam al alemán. Sabemos que de los veintisiete libros que ya formaban el canon en
este tiempo, el reformador tenía algunos en muy baja estima, por ejemplo Ester, Hebreos,
Santiago, Judas y Apocalipsis. De Santiago pensaba que iba en contra del evangelio, de la
salvación por fe y no por obras, de Judas no le agradaba sus referencias a libros espurios.
Citando sus escritos:

Esto era lo que él decía de la Carta de Santiago:


"... Por esa razón, Prefacio Al Nuevo Testamento 4 la epístola de Santiago es en
comparación con ellas, una epístola sosa, porque no tiene nada de índole evangélica. Pero
de esto hablaré en otros prefacios." (Prefacio al Nuevo Testamento)[ CITATION Mar32 \l
9226 ].

También escribió en contra del Libro Apocalipsis:

"... Respecto a este libro del Apocalipsis de Juan dejo a cada cual tener su opinión.
No quiero imponer a nadie mi parecer o juicio. Yo digo lo que siento. Echo de menos más
de una cosa para tenerlo por apostólico o profético. Primero y sobre todo, los apóstoles no
andan con visiones, sino que profetizan con palabras claras y sencillas, como también lo
hacen Pedro, Pablo y Cristo en el evangelio, pues así corresponde también al ministerio
apostólico hablar de Cristo y su obra, de una manera clara, sin imágenes o visiones.
(Prefacio al Nuevo Testamento)[ CITATION Mar32 \l 9226 ].

Por su parte Juan Calvino, el reformador francés, protestó enérgicamente contra la


idea de que la iglesia estableciera la escritura, al contrario es la escritura la que establece la
Iglesia, pues esta solo existe por el fundamento de la palabra de Dios. La Iglesia no creó el
canon, solo lo recibió por la gracia de Dios.

“Cuando la Iglesia recibe y admite la Santa Escritura y con su testimonio la


aprueba, no la hace auténtica, como si antes fuese dudosa y sin crédito; sino que porque
reconoce que ella es la misma verdad de su Dios” (p. 31. Institución de la religión cristiana)
[ CITATION Jua36 \l 9226 ].

Durante la reforma se volvió a revisar y confirmar el canon del nuevo testamento,


con fuertes cuestionamientos a diferentes libros que lo conforman, y como conclusión el
canon quedó inconmovible.

8. El canon reconocido
En los puntos anteriores hemos visto cómo la iglesia reconoció (no definió) una lista
de libros autoritativos como Palabra de Dios, sin embargo este reconocimiento no fue
homogéneo sino que podemos clasificarlos en dos grupos, los libros reconocidos por todos
sin cuestionamientos, a los que llamamos homologoumena, los libros que fueron
reconocidos pero con el cuestionamiento de algunos, a los que llamamos antilegomena.

Por otro lado tenemos otro macro-grupo de libros, los cuales no fueron reconocidos,
por lo que no hacen parte del canon y están fueran de los veintisiete, que a su vez están
divididos en dos grupos, por un lado el grupo de los no auténticos o no autoritativos pero
que representan cierto valor religioso, a los que llamamos apócrifos, y el grupo de los libros
evidentemente heréticos y falsos que buscaban introducir doctrinas dudosas, a los que
llamamos pseudoepígrafos.

Los libros distribuidos por cada uno de los cuatro grupos son:

 Homologoumena:
o Mateo.
o Marcos.
o Lucas.
o Juan.
o Hechos.
o Romanos.
o 1 y 2 de Corintios.
o Gálatas.
o Efesios.
o Filipenses.
o Colosenses.
o 1 y 2 Tesalonicenses.
o 1 y 2 Timoteo.
o Tito.
o Filemón.
o 1 de Pedro.
o 1 de Juan.
 Antilegomena:
o Hebreos, se le cuestionó su autoría,
o Santiago, se le cuestionó su autenticidad.
o 2 de Pedro, se le cuestionó su autenticidad por la diferencia con la
primera carta de Pedro.
o 2 de Juan, se le cuestionó su autenticidad.
o 3 de Juan, se le cuestionó su autenticidad.
o Judas, se le cuestionó su autenticidad.
o Apocalipsis, se le cuestionó su autenticidad.
 Apócrifos, de los cuales podemos nombrar:
o Los Hechos de Pablo.
o El Pastor de Hermas.
o El Apocalipsis de Pedro.
o La Epístola de Bernabé.
o La Didajé.
o Epístolas de Clemente de Roma.
o La epístola de los Corintios a Pablo.
o La epístola de Policarpo a los Filipenses
o Las 7 cartas de Ignacio.
 Pseudoepígrafos, en los primeros siglos circulaban cientos de estos libros,
algunos son:
o Evangelio de Pedro.
o Evangelio de Tomas.
o Evangelio de Pablo.
o Evangelio de Judas Iscariote.
o Evangelio de María Magdalena.
o Hechos de Andrés.
o Hechos de Juan.
9. Conclusión
Podemos ver cómo el canon del Nuevo Testamento no fue “creado” o “construido”
por alguien o un grupo, a través de algún concilio o sínodo, sino que la constitución del
propio canon es fruto de la revelación de Dios, dando a estos veintisiete libros el estatus de
Palabra de Dios.

Aunque en nuestra época parece algo obvio, el reconocimiento de la Palabra


autoritativa de Dios fue algo vital en la iglesia primitiva que permitió la constitución de las
diferentes doctrinas cristianas y una herramienta para rechazar las herejías que fueron
surgiendo.

Concluimos que no podemos separar la revelación sobrenatural de Dios de la


historia del canon del Nuevo Testamento y en últimas de la Biblia entera como un libro
Santo distinto a todos los demás al ser inspirado y preservado por Dios a través de la acción
del Espíritu Santo.

10.Bibliografía
Calvino, J. (1536). Institución de la religión cristian. Basilea.

Carson, D. (1992). Una introducción al Nuevo Testamento. Zondevan: CLIE para la


edición en español .

Dios. (s.f.). La Bibllia Reina-Valera 1960 (RVR1960). Sociedades Bíblicas en América


Latina.

Josefo, F. (93). Contra Apión.

Lutero, M. (1532 ). Prefacio al Nuevo Testamento.

Sproul, R. (1992). Las grandes doctrinas de la Biblia. Wheaton, Illinois: Tyndale House
Publishers Inc.

Spurgeon, C. (1885). Treasury of David. Charles Spurgeon Collection.

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