La Hacienda y El Hato - Hector Publio Pérez
La Hacienda y El Hato - Hector Publio Pérez
La Hacienda y El Hato - Hector Publio Pérez
Procesos Históricos,
ISSN (Versión impresa): 1690-4818
edda.samudio@gmail.com
Universidad de los Andes
Venezuela
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Universidad de Los Andes. Procesos Históricos. Revista Semestral de Historia, Arte y Ciencias Sociales.
Número 11. Enero 2007. Mérida-Venezuela.
Las economías agrarias coloniales han orientado un desarrollo desigual en las distintas
regiones latinoamericanas, puesto que han crecido sobre condiciones inelásticas, desde
las relaciones productivas familiares y dependencia personal, hasta las grandes
concentraciones de poder económico a partir de la tenencia de tierra, marginando la
viabilidad de una mayor redistribución de los factores productivos y de rentas.
La formación de las estructuras económicas: hacienda, hato, conuco, tienen sus raíces
en distintos procesos colonizadores y su aprehensión de la población nativa a través la
dinámica de apropiación socio-espacial. Política que se inició con la encomienda, el 2
resguardo, la fundación de poblaciones, luego con la apropiación por medio de la
merced de tierras o por la modalidad implementada por las misiones religiosas en su
afán de dominio territorial; o por otros tipos de tenencia de tierra a partir de
movimientos migratorios de población desplazada por las violencias ocurridas a lo largo
de nuestra historia.
Alrededor de los términos hacienda, hato y conuco existe una gama de conceptos,
definiciones, debates y discusiones muchas veces ambiguas, vagas e indefinidas. En la
producción bibliográfica de segunda y tercera fuente las expresiones hacienda y hato se
utilizan indiscriminadamente; para citar un ejemplo Miguel Angel Martín en su libro
“del Folclor Llanero” señala que hato es una hacienda ganadera” (1978, p. 194) sin
embargo, en la mayoría de fuentes primarias existe mayor precisión en el uso de estos
términos.
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La expresión hacienda procede de los estertores del feudalismo cuando se empezó a dar
una transición en los sistemas productivos y uso de la tierra en Europa; en España
existía una aristocracia señorial cuyo poder residía en la posesión de tierras, al principio
en Castilla y Aragón y después pasó al sur de la península en Andalucía y de allí se
trasladó a América acuñando el nombre de hacienda señorial con una mezcla de rasgos
feudales y capitalistas;1 dicho de otra manera las haciendas iniciaron con unas
relaciones de producción precapitalistas, donde la tierra y las minas se constituían en los
medios de producción.
agropecuarias sin lugar a dudas se encuentran vinculados los problemas actuales no sólo
de Colombia y Venezuela, sino de América Latina.
Un balance exhaustivo sobre los estudios de los sistemas productivos: Hacienda, hato y
conuco permiten hacer una aproximación para definir de una manera estructural la
sociedad llanera colombo venezolana; y definirla sobre todo en sus campus ideológicos,
sociales, políticos y económicos, dentro del contexto de desarrollo que estamos
afrontando.
En el caso de los Llanos, el sistema de apropiación que se inicia a partir del pie de
monte con la formación de pueblos y encomiendas, donde los nativos tenían que
trabajar las tierras en beneficio exclusivo de los encomenderos. A partir de estos
movimientos colonizadores, se fundaron pueblos como San Juan de los Llanos en 1555
cerca del río Ariari, por Juan de Avellaneda, Luego fundaron a San Martín y a Medina
de las Torres en 1585 por el capitán Pedro Daza. El mismo Daza hace luego la
fundación de Santiago de las Atalayas. Desde allí se organizan los encomenderos para
explorar y explotar la falda cordillerana. A partir de esta ciudad se constituyen las
encomiendas de Cupiagua y Cavita con una población de 117 indígenas achaguas; la de
Caibacoa y Gobero con 151 indios caquetios; Cusiana y Chámeza con 52 indios
gohaibos; en total se formaron ocho encomiendas con 438 indígenas4.
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Las mercedes de tierras eran concedidas por el cabildo de criollos o por la Real
Audiencia a colonizadores. Estas se concedían en forma de caballerías también
llamadas estancias de ganado mayor, estancias de ganado menor y estancias de pan
coger las medidas variaban de una región a otra y también de una época a otra. En
términos generales, una caballería o estancia antigua tenía de 1400 a 2500 hectáreas;
una estancia de ganado mayor de 150 a 400 hectáreas; una estancia de ganado menor de
35 a 90 hectáreas; las primeras huertas y solares tenían ochenta metros por lado, ésta da 6
origen a la cuadra o manzana e un poblado; con la llegada de nuevos habitantes se
fueron haciendo más pequeñas. En conclusión la merced de tierras se constituyen en el
origen legal de la propiedad de la tierra en Colombia y también del latifundio que hasta
hoy ha sido un lastre para el desarrollo del país11.
ampliación étnica entre el nativo de la región andina y el nativo del Llano; también
enraizaron un intercambio de orden económico entre estas dos sociedades; cuyos
aportes hoy prevalecen como comportamientos mentales estructurales en el sentido
Braudeliano.12
Pérez Mallaina señala que entre los métodos utilizados por los misioneros se encuentran
los “conventos fronterizos, que eran células de cristianización, pero que al mismo
tiempo servían para avanzar la frontera de la hispanización. Al lado de ellos estuvieron
las llamadas reducciones que pretendieron aislar al indígena de todo contacto con la
realidad colonial, consideraba básicamente nociva par su conversión”14
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tierras de tres estancias de ganado mayor en tierras vacas (vacías) concedida a los
jesuitas en 1661. La cual se fue extendiendo a través de capellanías, obras pías y otras
formas no muy claras hasta completar cerca de medio millón de hectáreas.
Los jesuitas fueron extendiendo su dominio y control por el Llano sin perder de vista la
línea del pie de monte sobre la cordillera oriental colombiana; así fundan otras
haciendas como Tocaría, Cravo y Apiay y junto a la fundación de algunos pueblos de
misiones como Macuco, Jiramena, Chitamena entre otras crearon un complejo
económico administrativo por el cordón cordillerano de norte a sur, que vino a crear
celo al gobierno colonial del interior del nuevo Reino de Granada, lo cual coadyuvó a su
expulsión en 1767.
En la medida en que los esclavos negros en las haciendas llaneras llegaron a tener otros
oficios como criados domésticos, ayudantes en ganadería, constructores de corrales,
entre otros, lograron de alguna manera tener cruces raciales de donde surge el llanero
mulato, teniendo como prototipo de ejemplo a Ramón Nonato Pérez, quien fuera uno de
los caudillos de la independencia. Además, el cruce racial es perceptible en muchos
otros descendientes en los Llanos granadinos.
11
Otro sistema de explotación fue el trabajo servil y el trabajo asalariado. Durante muchos
años encomenderos y hacendados se disputaron la mano de obra indígena hasta
disminuirla notablemente, lo cual dio paso al mestizaje y con él surge un nuevo tipo de
trabajador: el peón libre asalariado y con ellos surgen los sistemas de trabajo conocidos
como peonaje y concierto. Esta población fue creciendo con la liberación de los
esclavos y con la mestización de los indígenas.
El peón, era el que acudía a trabajar a una hacienda a trabajar por un salario diario de un
real o un tomín, por eso también se le denominó realeros o tomineros; mientras tanto el
concierto era un contrato de trabajo por medio del cual un indio, un mestizo se
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comprometía a trabajar en una hacienda por un salario y una ración por un tiempo
determinado que oscilaba entre seis meses y un año20
Estos sistemas de trabajo dieron auge a la estructuración de los pueblos, pues con el
trabajo de cristianización por parte de los misioneros, se llegó a caracterizar de “indios
civilizados” a aquellos indígenas y mestizos que trabajaban en las haciendas pero que se
acostumbraban a vivir en los pueblos cumpliendo con las normas religiosas, sociales y
políticas. Así se dinamizan los mercados entre las haciendas y los pueblos como ocurrió
entre las haciendas de Tocaría, Cravo, Caribabare y Apiay y los pueblos de Santiago de
las Atalayas, Pore, Chire, Morcote, Labranzagrande etc.
Para analizar el nivel productivo de las haciendas y hatos de los Llanos y de sus
sistemas de trabajo, es necesario tener en cuenta la estructura mental de aquel hombre
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Estos dos sistemas de trabajo del peonaje y concertaje que surgieron paralelos,
guardaron siempre diferencias socio-económicas en el sentido de que se le pagaba más a
un peón o a un concertado mestizo que a uno indígena. De otra parte, como el trabajador
casi siempre recibía el pago de su trabajo en especie, sea comida, ropa, drogas, y en
pocas veces en metálico o dinero, pedía artículos por adelantado, lo que lo fue
obligando a la hacienda por largas temporadas, llegándose el caso en que en muchas
oportunidades la mujer también tenía que ir a trabajar para igualarse en su deuda; este 13
sistema de endeudamientos condujo a una mayor pauperización tanto de los indígenas
como de los mestizos con lo cual lentamente la mano de obra fue escaseando, los
indígenas se retiraron, los mestizos eran menos, lo que indujo a que las haciendas
perdieran su capacidad productiva y convirtieran en latifundios improductivos, o en
haciendas que no iban más allá de los mercados locales y regionales; en pocos casos
más allá.
El complejo socio económico y religioso que las misiones crearon en los Llanos de
Casanare, especialmente la comunidad de los jesuitas, se llegó a convertir en un
monopolio por todo el pie de monte, pasando por Arauca, Casanare y Meta. Lentamente
fueron adquiriendo tierras, fundando misiones como las de Macuco, Casimena,
Surimena, y Jiramena, para luego comprar la hacienda de Apiay por el año de 1740;
ésta, se ubicó entre los ríos Ocoa y Guayuribia, sitio adquirido para que allí descansara
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y se repusiera el ganado que llegaba de las otras haciendas y luego sería llevado a los
mercados de Santa fe.22
Con esta política de extensión territorial, los jesuitas buscaron tener con sus unidades
productivas una autofinanciación, independiente de cualquier ayuda del Estado;
empezando porque se desligaron totalmente de los encomenderos para asumir el control
de los mercados y de nativos y mestizos en el pie de monte, pues el propósito era de
crear una estructura independiente al gobierno colonial hispánico, cuyos propósitos
fueron truncados con el decreto de expulsión de todos sus dominios23
Después de 1767 con la expulsión de los jesuitas, las haciendas perdieron su estructura
organizativa y se inicia un fuerte proceso de apropiación de tierras, abriendo un camino
al poder político local. Caciquismo, caudillismo y gamonalismo fueron los términos que
se fueron asentando en el ambiente. Esa idea de posesión de grandes extensiones de
tierras se fue convirtiendo en un prerrequisito para alcanzar una posición de linaje
familiar; también, está comprobado que la posesión de tierras fue el resultado de 14
procesos militares y políticos, fenómenos que se han prolongado hasta el presente.
hacia los Llanos, buscó anexar la provincia de Casanare a Venezuela; situación que no
se dio en gran parte por las rivalidades que mantuvieron el León de Apure y Nonato
Pérez.
Al analizar los avances en los estudios sobre los sistemas productivos enmarcados
específicamente en el hato y la hacienda para el caso de los Llanos colombo
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En el caso colombiano aunque existen importantes estudios27 y con mayor énfasis en las
haciendas jesuitas, que aunque fueron muy organizadas no podemos dejar de lado las
demás. También es cierto que se conoce más sobre la expansión territorial de las
grandes propiedades rurales que respecto al funcionamiento interno de las haciendas y
sus relaciones con el mercado; es decir el proceso productivo permanece poco conocido.
16
Sería muy interesante conocer cuál ha sido el papel de los grandes terratenientes como
productores y exportadores agrícolas y ganaderos; como poseedores de riqueza, de
ingresos y de prestigio social dentro del marco de las estructuras totales del poder en los
niveles local, regional y nacional y binacional respectivamente en dimensión histórica.
Quizá son esfuerzos que se necesitan hacer en conjunto entre investigadores de los dos
países, pues el lograr establecer el alcance de estos sistemas productivos en el
desenvolvimiento social latinoamericano y en nuestro caso de Colombia y Venezuela,
permitiría fortalecer realmente los lazos socios políticos y económicos que merece y
deben tener estos dos países vecinos.
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Fuentes
Documentos de Archivo
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Visitas de Boyacá, Legajo 10, fls 762-807
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Caciques e Indios, Legajo 49, fl. 765r
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Visitas Santander, Legajo 3, fls. 619 – 620r
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Temporalidades, Legajo 27 fls. 433, 691, 710
Bibliohemerografía
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17
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Número 11. Enero 2007. Mérida-Venezuela.
1
FALS BORDA, Orlando. Historia de la cuestión Agraria, Bogotá: Carlos Valencia Editores,
1982, pág, 47 a 49
2
CARBALLO, Gastón. El Hato Venezolano 1900 – 1980, Caracas: Edit. Tropikos, 1985 pág.14
3
GARCIA MULLER, Luis. “La evolución Barinés: Evolución Histórica (Siglo XIX primeras
décadas del XX” En: Seminario Nacional sobre el Llano y los llaneros (Memoria I ), Caracas:
1992, págs. 68 a 75. Véase del mismo autor: “Estructura económico-social de la formación
colonial Barinesa Etapa 1 (Referencia al Hato) En: Segundo Simposio Internacional de Historia
de Los Llanos colombo-venezolanos. Yopal, junio de 1992, Tomo II, págs. 13 a 20
4
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Visitas de Boyacá, Legajo 10, fls 762-807
5
Respecto a este debate existen importantes investigaciones. Véase: ZABALA Silvio De
encomiendas y propiedad territorial en algunas regiones de América Española, México: 1940;
LESLEY B. Simpson Studies in administration of indinans of New Spain, Berkeley 1934-40;
GÓNGORA Mario. Encomenderos y estancieros. Estudios acerca de la constitución social
aristocrática después de la conquista, Santiago de Chile: 1970. Entre otros.
6
RODRÍGUEZ Adolfo. El Estado Guarico: Orígenes Mundo y Gente San Juan de los Morros:
(Ven.) 1994 págs. 42 a 46
7
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Caciques e Indios, Legajo 49, fl. 765r
8
HERRERA ANGEL, Marta “Los pueblos que no eran pueblos” En Anuario de Historia
Regional y de las Fronteras, Memorias UIS Bucaramanga: Pág. 25
9
AGN (Santa Fe de Bogotá) Fondo Visitas Santander, Legajo 3, fls. 619 – 620r
10
ELIADE Mircea. Lo Sagrado y lo Profano, 8ª. Edición, Barcelona: Colección Labor, 1992
Pág. 36
11
PAEZ COURVEL L. E. Historia de las Medidas Agrarias Antiguas, Bogotá: 1940
19
12
MINADIER, Jean Pierre. Fernando Braudel o la Nueva Historia. Cuadernillo No. 1, UPTC
Tunja: 1988, 30 Pág.
13
FALS BORDA Orlando. El hombre y la tierra en Boyacá. Bogotá: 1957
14
PEREZ MALLAINA, Pablo Emilio. La colonización. La huella de España en América. T. 13,
España: 1978, Pág. 88.
15
PEREZ ANGEL, Héctor Publio. La Hacienda Caribabare, estructura y relaciones de
mercado, Bogotá: Editorial Presencia, 1987, Pág. 55
16
MONTIEL, Nelson. El Conuco como sistema productivo. En: Revista Caribabare del Centro
de Historia de Casanare, año 8 No. 8 Yopal Casanare: 1997, págs. 81 a 91
17
Se destacan los trabajos de PALACIOS Jorge. La Trata de Negros en Colombia; Los distintos
trabajos de Tovar Pinzón Hermes, Ej. La Hacienda Colonial y Formación Social de Jaime
Jaramillo Uribe y de Germán Colmenares.
18
PEREZ ANGEL, Héctor Publio. La Hacienda Caribabare. Estructura y relaciones de
Mercado, pág. 167 a 169. Véase también referencias del Archivo General de la Nación: Fondo
Temporalidades, Leg. 27 fls. 433, 691, 710 etc.
19
SAMUDIO A. Edda O. El trabajo y los trabajadores en Mérida colonial. Fuentes para su
estudio. Universidad Católica del Táchira, San Cristóbal: 1988, pág. 13. Este trabajo está basado
en una rica información bibliográfica y del Archivo General de la Nación en Bogotá Colombia
20
TOVAR PINZON Hermes. Hacienda Colonial y Formación Social. Barcelona, 1988 pág. 73
y PEREZ ANGEL Héctor Publio. Op-Cit. Pág. 162
21
ESPINEL RIVEROS, Nancy. Villavicencio: Dos siglos de Historia Comunera 1740 – 1940,
Villavicencio: Edit. Juan XXIII, 1989, pág. 60. Para el caso venezolano, véase: MENDEZ
ECHENIQUE Argenis. Historia de Apure, San Fernando de Apure: Fondo Editorial Otomaquia,
1998, Lectura complementaria, pag. 177 – 186.
Universidad de Los Andes. Procesos Históricos. Revista Semestral de Historia, Arte y Ciencias Sociales.
Número 11. Enero 2007. Mérida-Venezuela.
22
RUEDA José Eduardo. “El desarrollo geo-político de la Compañía de Jesús en los Llanos
Orientales de Colombia”, En: Los Llanos: una historia sin fronteras. 1er. Simposio de Historia
sobre los Llanos colombo venezolanos. Villavicencio: octubre de 1988 pags. 184 - 196
23
Manual Secreto de los Jesuitas, Ediciones lista negra, Bogotá: Edit. Planeta, 1994, 153 pág.
24
LINCH, John. “Los caudillos de la Independencia”. En: Repertorio Boyacense, Tunja, No.
316, (Agosto) 1984, págs. 13 a 34. Véase también PEREZ OCHOA Eduardo. Guerra Irregular
en la Independencia 1810 –1830, Tunja: Edit. UPTC, 1982, pags. 227 a 254
25
MacGreevey William Paul. Historia Económica de Colombia 1845 – 1930 (Cambridge),
Bogotá: Tercer Mundo, 1975, pág. 130 en la edic. de 1971
26
Al respecto de este debate, véase: LAMBERT Jacques. América Latina. Estructuras sociales
e instituciones políticas, París: 1963; MARIATEGUI Juan Carlos. Siete ensayos de la realidad
peruana, Santiago de Chile: 1953; BAZANT, Jan. Una tarea primordial de la historia
latinoamericana: el estudio de la economía de las haciendas en el siglo XIX. En: Historia II,
México: 1972 pags 110 a 116; KEITH Robert. Origen de la Hacienda, el caso de Chancay
Instituto de estudios peruanos, Perú: 1970; MIRANDA, José. La función económica del
encomendero en los orígenes del régimen colonial, México 1965; MORNER, Magnus Historia
Social Latinoamericana, Caracas: 1979; MACERA, Pablo “Feudalismo colonial americano: el
caso de las haciendas peruanas” En: Acta Histórica XXXV, pág. 3 al 42
27
Véase COLMENARES Germán Las Haciendas Jesuitas en el Nuevo Reino de Granada.
Tovar Pinzón, Hermes. Grandes empresas agrícolas y ganaderas. FLORESCANO, Enrique.
Haciendas, Latifundios y Plantaciones en América Latina.
20