Universidad Panamericana de Guatemala
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La historia de la Convención sobre los Derechos del Niño
En 1959, Naciones Unidas aprobó una Declaración de los Derechos del
Niño que incluía 10 principios. Pero no era suficiente para proteger los
derechos de la infancia porque, legalmente, esta Declaración no tenía
carácter obligatorio. Por eso en 1978, el Gobierno de Polonia presentó a
las Naciones Unidas la versión provisional de una Convención sobre los
Derechos del Niño.
Tras 10 años de negociaciones con gobiernos de todo el mundo, líderes
religiosos, ONG y otras instituciones, se logró aprobar el texto final
de la Convención sobre los Derechos del Niño el 20 de
noviembre de 1989, cuyo cumplimiento sería obligatorio para todos
los países que la ratificasen.
La Convención sobre los Derechos del Niño se convirtió en ley en 1990,
después de ser firmada y aceptada por 20 países, entre ellos España.
Hoy, la Convención ya ha sido aceptada por todos los países del mundo
excepto Estados Unidos.
El 20 noviembre se celebra en todo el mundo el Día Universal del
Niño, que cada año recuerda la aprobación de la Convención sobre los
Derechos del Niño, el 20 de noviembre de 1989.
El Comité de los Derechos del Niño, como la mayor parte de los comités
semejantes, lo constituirán expertos elegidos en su capacidad personal
por los Estados Partes según la Convención. A diferencia de otros
comités, el de los Derechos del Niño no tiene competencia alguna para
conocer denuncias de casos específicos de violaciones de los derechos
reconocidos por la Convención. La función esencial del Comité consiste
en la consideración de los informes de los Estados Partes sobre "las
medidas que hayan adoptado para dar efecto a los derechos
reconocidos en la Convención y sobre el progreso que hayan realizado
en cuanto al goce de esos derechos", así como "las circunstancias y
dificultades, si las hubiere, que afectan al grado de cumplimiento" con
las obligaciones consagradas en la Convención. El primer informe de
cada Estado Parte debe ser sometido al Comité dos años después de la
entrada en vigor de la Convención, o de su ratificación por el Estado de
que se trate, mientras que los informes posteriores serán quinquenales.
Si el informe contiene lagunas o no es adecuado, el Comité puede
pedirle al Estado Parte informaciones adicionales. Esta práctica ha sido
adoptada por otros comités, pero nunca antes reconocida formalmente.
La Convención establece que los Estados Partes deben poner sus
informes "a la amplia disposición del público", una norma innovadora
que invita a una participación más activa de la sociedad en el proceso
de realización de los derechos del niño.