Bielsa Notas

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31 de marzo de 1999. Estadio Amsterdam Arena, Holanda y Argentina


empatan a un gol. Conferencia de prensa de Marcelo Bielsa.

-¿El hecho de que haya reemplazado a Ortega al término del primer tiempo
significa que no lo conformó su trabajo? -pregunta Clarín.

-No. El rol de él en el equipo lo cumplió tal como estaba previsto. Lo que pensé,
cuando decidí el cambio, fue que Ortega podía haber sentido el desgaste y que
con la presencia de Guglielminpietro podíamos insistir por ese sector.

Y aquí viene lo increíble: Bielsa se queda pensativo unos segundos. Espera las
últimas preguntas, pero se adelanta y busca con la vista al enviado de Clarín.

-Quiero hacer una salvedad ante su pregunta anterior. Creo que no fue un
acierto haber sacado a Ortega, porque seguíamos necesitando un jugador de
las características de Ariel. Cuando me di cuenta de la equivocación, saqué a
Guglielminpietro y coloqué a Crespo para darle más contundencia al ataque.

En la derrota ante Brasil tuvo la misma actitud: "Cuando se hace evidente una
necesidad que no pudo ser cubierta con la decisión del que conduce, tengo que
asumir eso y desligar a los jugadores de algo que fue claro: evitar que los
brasileños quedaran en condiciones de atacar".

Son pocos los entrenadores -y los jefes- que están dispuestos a reconocer sus
errores públicamente. Bielsa lo hizo entonces y lo ha hecho en otras ocasiones,
asumiendo su responsabilidad en lugar de evadirla. La intención de fondo es
que todos sus jugadores operen con la misma lógica, evitando echarle la culpa
a la cancha, al clima, al rival, a la hinchada, al compañero, al entrenador o al
empedrado.

El aprendizaje y el cambio se dan cuando entendemos que somos parte del


problema, asumiendo la cuota de responsabilidad que nos cabe en su solución.
Bielsa lo sabe, tanto 

Un hombre capaz de presentarse en una comisaría para inculparse de


una agresión o de admitir haber espiado a todos los rivales de su equipo.
“El mejor entrenador del mundo”, según Pep Guardiola. Un obsesivo que
que lleva 15 años sin ganar un título. El protagonista del mayor fracaso
del fútbol argentino en medio siglo. Un utopista. Un loco.
 
Cuando Marcelo Bielsa decidió ser futbolista discutió con su padre,
Rafael, y se fue de su casa para vivir en la pensión donde Newell’s
alojaba a sus juveniles que no eran de Rosario. “Nunca vi jugar o dirigir a
Marcelo. No porque no me guste el fútbol sino porque soy hincha de
Central”, explicó Bielsa padre a la revista “El Gráfico” en 1998, el año en
el que su hijo asumió como entrenador de la selección. Bielsa tardó
apenas ocho años en llegar a ese puesto después de su debut como
entrenador de un equipo profesional, en Newell’s. Allí conocía a la
perfección a varios jugadores juveniles porque los había dirigido en las
inferiores y, en algunos casos, hasta buscado en sus casas. A mediados
de los 80 Griffa le había pedido reclutar futbolistas. Bielsa dividió el mapa
de Argentina en 70 partes que recorrió en un Fiat 147 en dos meses y
medio. En total fueron 25.000 kilómetros. En algunos de los viajes Griffa
fue con él. Juntos llegaron una madrugada de invierno a Murphy, una
localidad ubicada a dos horas de distancia de Rosario. Tenían en carpeta
el apellido de un adolescente de 13 años que jugaba como defensor:
Mauricio Pochettino. Pero no sabían dónde vivía la familia en esa ciudad
de 4.000 habitantes. Preguntaron y llegaron. Tocaron la puerta. Todos
dormían. Pochettino padre abrió desconfiado y con sueño. Bielsa y Griffa
le explicaron lo inexplicable a esa hora: querían convencer a su hijo de
que jugara en Newell’s. “Está durmiendo”, dijo el hombre. Finalmente,
accedió a un pedido insólito de Bielsa: destapar las piernas del chico.
“Tienen pinta de muy buen jugador”, dijo el Loco.
 
“No me acuerdo muy bien de esa noche porque estaba durmiendo pero
sí del día en que conocí a Bielsa unas semanas después en Rosario. Yo
comencé a jugar un partido pero después de cinco minutos, y de haber
tocado uno o dos pelotas, me llamó y me dijo: ‘Quiero que firmes con
Newell’s’. Bielsa es como mi padre. Mi amor por él es inquebrantable”,
dijo Pochettino, hoy entrenador del Tottenham inglés. Cinco años más
tarde Pochettino fue uno de los tres defensores titulares del Newell’s
campeón del torneo Clausura 1990; los otros dos eran Fernando
Gamboa y Eduardo Berizzo, que 20 años después fue su ayudante
técnico en el seleccionado de Chile y hoy es entrenador de la de
Paraguay.

***
Marcelo Bielsa camina sonriente. No fueron más de dos o tres veces que
lo hizo así en los seis años como entrenador de la selección argentina de
fútbol. Acaso menos si se tiene en cuenta que va a ofrecer una
conferencia de prensa. Lleva puesto pantalones y buzo deportivos grises;
por el cuello le asoma una chomba blanca. Va a renunciar. A su mando,
el equipo ganó una eliminatoria mundialista con récord de puntos y la
medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Ese título puso
fin a una marca de 52 años sin que un deportista nacional alcanzara el
lugar más alto del podio. Pero también perdió por penales la final de la
Copa América 2004 con Brasil (ganaba 2-1 hasta el minuto 93, cuando
sufrió el empate) y quedó eliminado en la primera ronda de Corea-Japón
2002, la segunda gran frustración mundial en la historia del fútbol
argentino después del “desastre de Suecia 58”: derrota 6-1 ante
Checoslovaquia.
 
Bielsa se acomoda en la silla, se acerca al micrófono y dice: “Noté que ya
no tenía energía” para continuar. Como si la noticia de la renuncia no
fuera suficiente, una periodista le plantea: “¿No es un poco pobre que
mañana, por ejemplo, algunos titulares de los diarios digan que el
director técnico se fue porque se quedó sin energía?”.
 
Bielsa: ¿Qué me sugiere que invente?
 
Periodista: Un título.
 
Bielsa: Puede ser “Grave enfermedad que le resta energía”. Eso sería
más efectivo. Yo se lo recomiendo. Si ese es el título mañana del diario,
lo compro.
 
“Estuve en aquella conferencia. Fue un día muy triste y el final de un gran
proyecto”, recuerda casi 15 años después Marirro Varela, periodista de
Radio Nihuil y Canal 7 de Mendoza, para los que cubrió cuatro
mundiales, dos Juegos Olímpicos y cuatro copas América.
 
Durante el tiempo que Bielsa fue el DT de la selección estableció una
condición para relacionarse con el periodismo: no concedió entrevistas
personales y solo ofreció conferencias de prensa. “Tienen el mismo
derecho una radio de Salta que TyC Sports”, explicó. Hubo conferencias
de más de cuatro horas, aunque la mayoría de los periodistas las
abandonaran mucho antes del final aduciendo aburrimiento. Aquella
decisión fue “una de las cosas” que más lo “enamoraron de Bielsa” a
Federico Lareo, autor de dos libros sobre el DT: “Las razones del Loco” y
“Bielsa carajo”. “En un ambiente como el del fútbol, en el que muchos
transan con los grandes medios, Bielsa no lo hace, se expresa sincero y
cuando declara no usa caretas”, elogia Lareo.
 
Bielsa dice que tiene por la prensa una consideración tan mala o peor
que la que tiene de los entrenadores. En 2017, participó de una
conferencia organizada por la Confederación Brasileña de Fútbol. Allí,
además de exponer algunos de sus conocimientos como DT, criticó que
“el procedimiento educativo más poderoso que tiene la sociedad” ya no
sea la escuela sino los medios de comunicación, que “se especializan en
pervertir a los seres humanos según victoria o derrota. ¿Y esto dónde se
verifica? En que lo que te hace importante cuando ganas es lo mismo
que te hace estúpido cuando perdés”, afirmó Bielsa. Los asistentes lo
aplaudieron después de decir eso. “Lo último que yo aspiraba era a
generar este aplauso porque si estamos de acuerdo… ¿cómo lo
justifico?”, agregó.

***

Quince años después de la renuncia a la selección, Claudio Vivas,


ayudante técnico de Bielsa, todavía recuerda que aunque al principio no
estuvo de acuerdo con la decisión, porque el equipo podía tener su
desquite en un nuevo mundial, el de Alemania 2006, finalmente
comprendió que fue correcta. “Y lo banqué a muerte”, dijo.
 
Vivas conoció a Bielsa a fines de los 80 cuando era arquero de la Cuarta
División de Newell’s. Todos en el club sabían que no tenía futuro en el
puesto porque era muy bajo de altura pero nadie se lo decía. La
explicación: su padre era dirigente del club. “‘Le voy a decir algo que
nadie se anima a decirle’”, lo enfrentó Bielsa. Vivas tenía 18 años y
después de aquella conversación terminó con su carrera como futbolista
para empezar la de entrenador; actualmente entrena a Sporting Cristal
de Perú.
 
Tras renunciar al seleccionado Bielsa se “encerró” tres meses en un
convento religioso. Sin música, ni teléfono. Solo libros. “Encontré una
felicidad terrible pero llegó un momento en el que empecé a hablar solo.
No pude aguantar más y me fui. Me estaba volviendo loco de verdad”, le
dijo Bielsa al ex tenista Gastón Gaudio durante una charla que tuvieron
en Chile en 2010. Gaudio contó parte de aquella conversación en el
programa “Basta de todo”, en Metro 95.1. Dijo que aquella vez Bielsa le
había revelado, además, sus cinco claves para ser feliz.
 
A Bielsa comenzaron a llamarlo “Loco” cuando dirigía a los juveniles de
Newell’s. “Ya desde ahí estaba muy obsesivo; estudiaba todo y quería
tener cada detalle. Así que mis colegas me empezaron a llamar Loco
pero de una manera amigable”, dijo. Pero “de loco no tiene nada”,
asegura Ezequiel Fernández Moores, autor “Juego, luego existo”, el libro
que recopila algunas de sus mejores notas periodísticas en más de 40
años.
 
Fernández Moores opina que Bielsa “es una persona que todo lo hace de
modo visceral y auténtico. Que supera la locura de cualquiera” y que esa
“locura enamora y tiene que ver con la pasión, el compromiso, la
coherencia. Por supuesto que no es perfecto y yo no compro todo de
Bielsa. Pero lo quiero en mi equipo”, reconoce.
 
La figura de Bielsa provoca atracción adentro y afuera del fútbol. Y eso
“obedece a que se ve en él una conducta ética, una convicción, una
pasión, una honestidad y transparencia que contagian, que atraen, que
se necesitan”, afirma Fernando Javaloyes, filósofo por la Universidad de
Buenos Aires (UBA) y Magíster en Sociología de la Cultura por la
Universidad Nacional de San Martín (UNSAM).
 
De alguna manera, Bielsa visibiliza “el trasfondo de la crisis e incluso de
la oscuridad del negocio del fútbol”, globalizado y engullido por los
intereses económicos. En ese contexto, entonces, Bielsa “brilla sobre ese
telón oscuro de fondo”, opina Javaloyes.
 
Lionel Klimkiewicz, psicólogo y coordinador del Equipo de Psicoterapia
Individual del Hospital “José T. Borda”, dice que los argentinos utilizamos
el término “loco” para “estigmatizar a quien se busca dejar afuera del
comportamiento de la sociedad. Todos -indica- hacemos una vida común
y el que no, está loco. Por eso en el fútbol Bielsa parece una persona
extraña, ajena, diferente. Se lo mira siempre con desconfianza”.
Klimkiewicz sostiene que el hecho de que hasta el propio Bielsa se
reconozca un “obsesivo” en su profesión no lo convierte en un loco.
“Tiene un deseo puesto en un objetivo y pone su vida y su cuerpo para
lograrlo. Tildarlo de obsesivo es peyorativo porque en este caso funciona
como un sinónimo de loco. El obsesivo es alguien que sufre por eso. ‘Si
no hago tal cosa me va a pasar una desgracia, si no me pongo una
zapatilla blanca voy a tener un mal día’. No es el caso de Bielsa. Que el
tipo sufra porque pierde un partido es algo que a cualquiera le pasa. A
simple vista su obsesión se relaciona con que quiere calcularlo todo. Si
fuera así lo convierte más en un científico que en obsesivo”, dice.

***

“Solo cuando el agotamiento lo sume en el sueño, Marcelo está tranquilo


con la sensación de haber hecho todo lo que estaba a su alcance (…)
Pensá en la lucha de un ser humano contra el azar. Eso es lo
maravilloso, lo mágico, lo quijotesco y lo que lo transforma en un
personaje de la literatura”, dijo semanas atrás su hermano, Rafael, en
una entrevista a “La Nación”.
 
Los hermanos Rafael, Marcelo y María Eugenia Bielsa vienen de una
familia de juristas acomodada económicamente y prestigiosa de Rosario.
De los tres, solo Rafael siguió la Abogacía mientras que María Eugenia
es arquitecta. Los dos sí se dedicaron a la política y militan en el
peronismo. Ella fue, justo este domingo, precandidata a gobernadora de
Santa Fe. Él fue ministro de Relaciones Exteriores entre 2003 y 2005 en
la presidencia de Néstor Kirchner y diputado nacional por el Frente para
la Victoria, entre otros cargos.
 
En los años 70 Rafael militó en Montoneros. En 1977 fue secuestrado
por represores de la última dictadura militar y llevado al Centro
Clandestino de Detención (CCD) “La Calamita”, uno de los edificios que
formaban parte del circuito de torturas conocido como “Quinta de Funes”,
a cargo de Leopoldo Galtieri. Una vez liberado, Rafael debió exiliarse.
Fue Marcelo quien de regreso al país lo pasó a buscar por Ezeiza.
“Estamos cerca de los 30 años y no hemos hecho nada de nada”, le dijo
Marcelo a Rafael en el viaje en micro a Rosario. Para ese momento ya
había dejado su carrera como futbolista -jugó pocos partidos en Newell’s
e Instituto de Córdoba entre 1976 y 1978- y comenzado la de entrenador
en las inferiores de Newell’s junto a Jorge Griffa, una de las tres
personas que más admira. Las otras dos son Gandhi y el Che Guevara,
según la biografía “Lo suficientemente loco”, de Ariel Senosiain.
 
“De ninguna manera estaba predestinado que el hijo de una familia
aristocrática se codeara con el ambiente popular del fútbol”, escribió
Senosiain. Por eso sus compañeros de Newell’s lo llamaban “Niño
Marcelo”, como lo hacían las mucamas en su casa. Allí los hermanos
Bielsa tuvieron la influencia de su madre, Lida Caldera, una mujer
rigurosa que les impuso el valor del sacrificio. “Para ella las cosas debían
obtenerse después de un trabajo muy largo. Sino, no sabríamos cómo
perseverar para conservarlo”, recordó Rafael Bielsa de su madre.
 
A diferencia de sus hermanos peronistas, poco se sabe de la ideología
política de Marcelo Bielsa. “Descree de los políticos y no habla de esos
temas con casi nadie; podría ser enrolado en la centroizquierda, un
hombre que se rebela con la injusticia y la inmoralidad”, destacó
Senosiain. En 2010, cuando murió Néstor Kirchner, Rafael, que era
amigo del ex presidente, hizo público su enojo con Marcelo. “Estoy muy
enojado porque no me llamó. Hace 15 días que no hablo con él. Y no lo
pienso indultar de ese enojo”.
***

El título de Newell’s en 1990, que obtuvo en la última fecha por sobre


River, fue uno de los momentos de máxima felicidad que Bielsa le
reconoció a Gaudio: “Creía que nada más podía pedir. Pero esos
momentos no duran para siempre. El éxito es imposible mantenerlo en el
tiempo”, dijo. Como en ningún otro momento en su carrera Bielsa se
paseó en aquella tarde de campeón eufórico sobre los hombros de un
hincha gritando “Newell’s, carajo” y flameando una camiseta del
campeón.
 
Además de los juveniles que habían sido promovidos a la Primera por
Bielsa, el resto del equipo tenía a varios de los futbolistas campeones en
la temporada 88-89, entre ellos Gerardo Martino, Norberto Scoponi y
Juan Manuel Llop. “A Bielsa lo conocíamos de compartir vestuario con
los chicos de la Reserva. Él daba la charla del entretiempo justo cuando
nosotros entrábamos al vestuario a prepararnos para el partido de
Primera. Y veíamos el pizarrón lleno de flechas. Era impresionante, al
punto tal que uno no entendía dónde empezaba una fecha y terminaba
otra. Al año lo tuvimos de entrenador”, dijo Martino, que fue entrenador
del seleccionado argentino y actualmente dirige a México.
 
A los 27 años Bielsa fue el DT más joven en consagrarse campeón del
fútbol argentino. Su Newell’s había logrado “un equilibrio vibrante entre
lucha y técnica”, le reconoció el “Negro” Roberto Fontanarrosa, histórico
hincha de Central, en su libro “No te vayas campeón”. Allí el “Negro”
elogió al equipo de Bielsa, que ese año ganó 4-3 en el clásico rosarino,
“un resultado francamente injusto porque la diferencia debió haber sido
mayor”. Fue un día antes de ese partido cuando Bielsa se acercó a
Gamboa, que estaba jugando al Pacman en la concentración del club, y
le preguntó:
 
Bielsa: ¿Qué daría usted por ganar este clásico?
 
Gamboa: Todo, absolutamente todo. Soy capaz de trabar con la cabeza.
 
Bielsa: Más, hay que dar más.
 
Gamboa: ¿Le parece poco?
 
Bielsa: Si me aseguran ganar, me dejo cortar este dedo.
 
Rafael Bielsa pasó toda una semana “temblando” hasta que vio que su
hermano “tenía todos los dedos” porque “era muy capaz de cortárselo”,
comentó.
 
El periodista Alejandro Fabbri asegura que uno de los legados de Bielsa
en el fútbol es, justamente, que muchos de los jugadores que lo tuvieron
como técnico decidieron seguir la misma profesión. Especialmente los
que integraron aquel Newell’s. “Scoponi, Berizzo, Gamboa, Pochettino,
(Julio) Zamora, Darío Franco, Martino, Llop y Ricardo Lunari son
entrenadores reconocen haber sido influidos por Bielsa para tomar la
carrera de entrenadores”, indica Fabbri, autor, entre otros libros de “El
nacimiento de una pasión-Historia de los clubes de fútbol”. Bielsa “generó
en nosotros una gran enseñanza, una gran cultura en su manera de
entrenar. A mí en particular, y seguro que a todos ellos, me fascinó”,
comentó Berizzo.
 
También declararon haber sido influenciados otros actores del fútbol que,
inclusive, no estuvieron bajo la conducción de Bielsa, entre ellos Marcelo
Gallardo, Ariel Holan y Sebastián Beccacece, entrenadores de River,
Independiente y Defensa y Justicia. “Tiene el respeto del mundo del
fútbol. En un ambiente donde es tan fácil pervertirse por la inmediatez del
resultado, el negocio y todo lo que hay alrededor, Bielsa jamás lo ha
hecho a lo largo de 30 años”, opina Damián Giovino, autor del libro “El
legado de Bielsa”.
 
Ese legado del que hablan Fabbri y Giovino parece mantenerse intacto.
“Recién tengo 27 años y me hizo sentir que quiero ser entrenador”, dijo
meses atrás Adam Forshaw, volante del Leeds, al periodista español
Guillem Balagué, autor de dos monumentales biografías de Lionel Messi
y Pep Guardiola.
 
 
“¿Por qué usted que conoce toda la basura que rodea el mundo del
fútbol, incluido el alto grado de deshonestidad de ciertos individuos, aún
quiere volver ahí y meterse, además, a entrenar? ¿Tanto le gusta la
sangre?”. Cuando buscaba consejos para lanzarse como entrenador,
Guardiola viajó a Argentina. Para eso se reunió con algunos colegas,
entre ellos César Luis Menotti y Bielsa. El catalán y el “Loco” conversaron
“durante once intensas y productivas horas” en el campo que Bielsa tiene
en Máximo Paz, en las afueras de Rosario, y que Balagué reconstruyó en
la biografía “Pep. Otra manera de ganar”. Guardiola y Bielsa, escribió el
periodista español, “tienen mucho en común: aman los equipos
dominantes, que anhelan el protagonismo en el terreno de juego, cuya
prioridad principal es marcar goles, y no pueden soportar a los que se
escudan en excusas cuando pierden. Para ambos, perder es una
conmoción que los deprime y aísla”. El único testigo de esa reunión fue el
cineasta y escritor español David Trueba, amigo de Guardiola. “Necesito
esa sangre”, respondió el catalán a Bielsa antes de despedirse.
Guardiola es reconocido como el mejor DT del mundo. “No me importa
cuántos títulos haya ganado Bielsa. Para mí es el mejor del mundo”,
sostuvo en 2017.
 
Bielsa fue contratado a mediados de 2018 por el Leeds, uno de los más
importantes del país aunque lleva 15 temporadas en la Segunda División,
la Championship. El español Víctor Orta, director deportivo del club, viajó
a Buenos Aires para conversar con el rosarino “Fui pensando que tenía
que seguir vendiéndole las potencialidades del Leeds pero él ya estaba
al tanto de casi todo. La reunión duró muchas, muchas horas. La mayoría
del tiempo él hablando. Había cientos de papeles con formaciones sobre
la mesa. Conocía al equipo mejor que nosotros”, destacó Orta.
 
El Leeds de Bielsa terminó 2018 como líder la primera ronda del
campeonato, uno de los más largos del mundo: 46 fechas. En
agradecimiento, un grupo de hinchas compuso “Bielsa Rhapsody”, una
adaptación de “Rapsodia bohemia”, de Queen. “Viene de Argentina/Vino
a dirigir al super Leeds/Lo llamamos El Loco porque está loco/Y sabe
exactamente lo que necesitamos”. A principios de este año, sin embargo,
protagonizó un escándalo cuando se supo que uno de sus colaboradores
había espiado el entrenamiento del Derby County, uno de sus rivales en
el torneo. Bielsa admitió en una conferencia de prensa que había espiado
no solo al Derby sino a todos los equipos que había enfrentado hasta ese
momento. “No puedo hablar inglés pero sí sobre los 24 equipos del
campeonato”, dijo después de exponer a la prensa toda la información de
la que disponía antes de enviar a su colaborador a espiar a los
adversarios. Bielsa pidió disculpas pero el Leeds fue sancionado con una
multa de 250.000 dólares.
 
A partir de la actuación del Leeds su figura tomó una trascendencia
mayor. Cuatro días antes de emitirse el primer capítulo de la última
temporada de “Game of Thrones”,  una de las más populares del planeta,
el actor danés Nikolaj Coster-Waldau, que interpreta a Jaime Lannister,
uno de los personajes principales, fue invitado al programa que conduce
el cómico y productor estadounidense Jimmy Kimmel. Kimmel le
preguntó a Coster-Waldau quién se quedarían finalmente con el trono en
la serie. “Hay una teoría. Todos creen que un elegido vendrá y salvará el
día. Y creo que todos piensan que es Jon Snow, pero en realidad hay
que prestarle mucha atención a un tipo llamado Bielsa, que llega y
mágicamente transforma el mundo en algo grandioso. Cuando todo esté
perdido, él irá al Norte y lo transformará mágicamente en un paraíso”. El
actor, a esa altura ya fanatizado, pidió a los asistentes al programa que
repitieran con él: “¡Confiamos en Bielsa!”.
 
Los hitos de Marcelo Bielsa parecían terminar allí hasta que este
domingo, a los gritos desde el banco de suplentes, ordenó a sus
jugadores permitir que su rival, Aston Villa, marcara el gol del empate
que le impidió definitivamente a su equipo pelear por uno de los dos
ascensos directos a la Premier, el campeonato más competitivo del
mundo. Contará en dos semanas con una última oportunidad, aunque
tendrá que ganar un cuadrangular.
 
A los 26 minutos del segundo tiempo el marfileño Jonathan Kodjia,
delantero del Aston Villa, cayó cerca del centro del campo después de
una posible infracción del defensor Liam Cooper que el árbitro no marcó.
La jugada continuó mientras los compañeros de Kodjia pedían a los
rivales que tiraran la pelota al lateral para permitir el ingreso del médico.
Nada de eso ocurrió: el atacante polaco Mateusz Klich remató al gol de
derecha ingresando desde la izquierda del área. En seguida comenzó
una discusión que incluyó empujones y manotazos entre los jugadores
de los dos equipos. El partido se iba a reanudar después de varios
minutos, en los que el árbitro expulsó a un futbolista del Aston Villa,
cuando Bielsa llamó a su capitán, el español Pablo Hernández, y le
exigió que el equipo dejara libre el camino para el empate rival. Dos
jugadores del Aston Villa corrieron sin marca hacia al arco del Leeds y
convirtieron el empate. Solo el defensor sueco Pontus Jansson buscó
impedirlo: intentó darle una patada al rival pero sin alcanzarlo. Los
30.000 hinchas del Leeds que estaban en el estadio no entendían nada.
Tampoco los que miraban el partido por TV. “No se lo regalamos (al gol):
se lo devolvimos”, declaró Bielsa después del partido. Para ese momento
su apellido era tironeado con igual fuerza por quienes los criticaban o
defendían.

***

Bielsa analiza con profundidad a los equipos antes de aceptar dirigir. En


2011 expuso durante una hora todo lo que sabía del Athletic Bilbao
español aún sin saber si finalmente asumiría el cargo de entrenador que
le había propuesto uno de los postulantes a la presidencia de club. Había
visto los 55 partidos que el equipo había jugado en la temporada anterior,
42 de ellos en dos ocasiones. A Raúl Gámez, entonces presidente de
Vélez, lo terminó de convencer en 1997 la contratación de Bielsa cuando
le presentó la lista de jugadores profesionales del club. El técnico no solo
tenía los mismos nombres sino que le pidió que agregaran a Rolando
Zárate, en ese momento delantero de las divisiones inferiores.
 
Bielsa llevó a Vélez a ganar el torneo Clausura 1998. Lo hizo después de
discutir con varios de los jugadores, entre ellos el paraguayo José Luis
Chilavert. “Es un arrogante. Ni mi papá en vida me levantó la voz. No se
lo voy a permitir”, dijo Chilavert cuando Bielsa le reprochó que si no
bajaba de peso iba a dejar de atajar. Bielsa y Chilavert hicieron las paces
sobre un avión y en medio de una fuerte turbulencia en la que el técnico,
aferrado al asiento, le preguntó al arquero si era feliz. “Bielsa es uno de
los mejores entrenadores del mundo. Un fuera de serie”, opinó Chilavert
en 2012.
 
Después de dirigir a Vélez, Bielsa fue contratado en 1998 por el Espanyol
de Barcelona. En su contrato había fijado una cláusula: podía irse en
caso de recibir la propuesta de dirigir a la selección argentina. La
eliminación en cuartos de final del Mundial de Francia de ese año derivó
en la renuncia de Daniel Passarella como DT y en el ascenso de José
Pekerman al puesto de manager de selecciones, después de su exitoso
ciclo con los juveniles. “Siempre interpreté a la selección como el
sentimiento de representación más grande y más fuerte que tenemos los
argentinos. Entendí que desde la vidriera se podían demostrar algunos
valores perdidos y Marcelo lo hizo. Es un estudioso, un constante
formador de conceptos. Tan apasionado como consecuente y
perseverante”, justificó Pekerman años después su decisión. Pekerman
convenció a Julio Grondona de que Bielsa era el mejor. “Don Julio”
aceptó la propuesta, en gran parte, porque así bloqueaba la llegada a la
selección de Carlos Bianchi, con quien no se llevaba bien aunque había
sido multicampeón con Vélez y era el favorito en las encuestas para
asumir en el seleccionado.
 
Bielsa mantuvo gran parte del plantel que Passarella había conducido en
Francia 98 pero le impuso su estilo, no sin disputas con los futbolistas. El
equipo, sin embargo, tuvo el reconocimiento unánime del fútbol
internacional, a tal punto que para la mayoría era candidato a jugar la
final de Corea-Japón con Francia. “Argentina llegó a su punto de cocción
seis meses antes del Mundial. Y una vez en Asia Bielsa no tuvo un plan
B para evitar la eliminación. Es un entrenador tan aferrado a su manera
de ver las cosas que le cuesta mucho confiar en el olfato. La faltaron
reflejos para reaccionar”, opina el periodista Walter Vargas. Vargas
coincide en la opinión de varios millones de argentinos: Bielsa debió
haber apostado en un mismo equipo por Gabriel Batistuta y Hernán
Crespo al menos “cuando las papas quemaban” y la eliminación era casi
un hecho. Los dos centrodelanteros llegaron al Mundial de 2002 siendo
los máximos goleadores de la liga italiana. “El único que pensaba que no
podíamos jugar juntos era Bielsa. Creo que cometió un error. Nadie hacía
más goles que nosotros”, comentó Batistuta al canal Fox Sports.
 
Bielsa fue el primer entrenador que tuvo Batistuta cuando llegó desde
Reconquista, su ciudad natal, a la pensión de jugadores juveniles en
Newell’s. “Fue el que me educó, el que me enseñó a entrenar los días de
lluvia. Si metíamos dos goles, a meter cuatro. Me enseñó la vida del
profesional de fútbol”, reconoció.
 
El empate 1-1 de Argentina ante Suecia en Miyagi significó en 2002 la
eliminación y el último partido de Batistuta en el seleccionado. “Si hubiera
sido boxeo en vez del fútbol, el árbitro hubiera parado la pelea después
de media hora. Suecia estaba contra las cuerdas ante el asalto argentino.
Pero el fútbol es el más injusto de todos los deportes.”, escribió en su
crónica del partido el español Santiago Segurola para “El País”.
 
Todos los jugadores de ese equipo coinciden que ni antes ni después de
ese día vieron a un entrenador llorar tan desconsoladamente como a
Bielsa en aquel vestuario japonés después del partido. El “Burrito” Ariel
Ortega fue el primero en consolarlo. Otro fue el arquero Germán Burgos,
a quien el técnico había enviado al banco de suplentes después de ser
titular toda la eliminatoria sudamericana. Nueve meses después, Burgos
fue operado con éxito en Madrid de un cáncer de riñón. En la sala de
internación, apenas después de la intervención, sonó el teléfono. Era
Bielsa. “Quiero decirle que estuve siguiendo la operación. Me alegra que
esté bien y siga para adelante”. Burgos ríe al recordarlo. “Me colgó. No
me dejó ni decirle gracias. Desde la lejanía tiene más afinidad con el
futbolista que otros entrenadores. Es como San Martín: se tuvo que ir
para que lo reconocieran”.
 
Burgos utilizó la figura de San Martín porque después de dirigir a
Argentina Bielsa asumió, en 2007, como DT de Chile. “Es brillante. Soy
fan suyo”, responde en un mail Marco Enríquez-Ominami, fundador del
partido Progresista chileno y ex-candidato a presidente en las pasadas
elecciones de 2017. El Chile de Bielsa logró clasificarse después de 12
años para jugar un mundial, el de Sudáfrica 2010, y allí avanzó a los
octavos de final.
 
Harold Mayne-Nicholls, entonces presidente de la Asociación Nacional
de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile, negoció con Bielsa su contrato
como entrenador. “Nos inculcó que las cosas se pueden hacer bien y hay
que hacerlas bien. Ese fue su gran legado. Y el de devolverle el alma al
pueblo chileno”, dijo Mayne-Nicholls en una entrevista televisiva. Leal al
dirigente, Bielsa renunció como DT después de que éste fuera
desplazado de la ANFP.
 
Después de Chile Bielsa asumió en 2012 como técnico del Athletic de
Bilbao, un equipo del País Vasco español que tiene como regla
solamente utilizar futbolistas nacidos allí o hijos de vascos. En su primera
temporada el Bilbao hizo una histórica campaña que lo llevó a jugar las
finales de la Europa League, el segundo torneo más importante de
Europa, y la Copa del Rey de España. Perdió ambas definiciones ante el
Atlético Madrid de Diego Simeone y el Barcelona de Guardiola,
respectivamente. Antes de comenzar el segundo año, Bielsa insultó y
agredió a quien era el encargado del plan de reformas que él había
solicitado en el centro de entrenamiento del club. “Me comporté como un
salvaje”, admitió Bielsa a la prensa después de poner a disposición de su
víctima una denuncia en la que se hacía responsable de lo ocurrido. “Me
autodenuncio”, dijo. Aquel hecho y los malos resultados lo llevaron a
renunciar poco tiempo después.
 
Su carrera siguió por Francia, donde fue entrenador del Olympique de
Marsella y el Lille. En el primero hizo una buena campaña, fue líder
durante buena parte del torneo pero sobre el final perdió posiciones.
Renunció cuando la dirigencia, dijo, intentó cambiarle algunas
condiciones del contrato. En Lille dejó el cargo después de que el club le
impidió viajar a Chile para acompañar en sus últimos días de vida al
argentino Luis Bonini, que fue preparador físico en las selecciones de
Argentina y Chile y en el Bilbao.
 
Entre su paso por Olympique y Lille, Bielsa renunció a ser entrenador de
Lazio de Italia. Había acordado su incorporación como DT al club de
Roma pero horas antes de asumir el cargo formalmente desistió de
hacerlo porque los dirigentes no habían contratado a los jugadores que
había pedido.
 
“Bielsa es un tipo lleno de paradojas, honesto en un fútbol donde le
venden arena a los beduinos. Es carismático sin serlo. En un deporte
lleno de traiciones y valores morales que se venden y compran, ocupó el
territorio por su nobleza”, analiza Vargas.
 
Como entrenador, su estilo retomó algunos conceptos del Estudiantes de
Osvaldo Zubeldía y la selección de Holanda de 1974: presión alta, el
juego por los extremos, precisión en velocidad y mucho riesgo defensivo.
“Los bilardistas lo miran de reojo porque es un ‘perdedor’, los menottistas
lo aceptan en última instancia porque es ofensivo. Muchos lo envidian
porque tiene el prestigio que otros no logran. Es aclamado en Chile, los
vascos lo adoran y también lo aman en Inglaterra, donde inventaron el
fútbol”, sostiene Vargas.
 
“Es un utopista, es Tomás Moro, alguien que por concepción sueña una
utopía y por convicción no teme”, dijo su hermano Rafael.
 
Y aseguró Valdano: “Ya dije que existen muchas maneras de seducir.
Pero seducir con la ética es la más difícil y valiosa. Aunque a veces,
como pueden apreciar (en el caso de Bielsa), resulte algo extravagante”.

***

Faltan dos horas para terminar el domingo en Argentina. En Leeds la


mayoría duerme. En su cuenta de 4,8 millones de seguidores, Emanuel
Ginóbili escribe “Bielsa” y pone a continuación cuatro emojis de aplausos.
 
 

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