Exegesis de La Tempestad Calmada en El M PDF
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Tempestad en el mar
Pasos metodológicos
1 Preliminares
1.1 Texto provisorio en español
1.2 Texto griego (GNT / NTG)
1.3 Delimitación de la perícopa
2 Crítica textual
6 Comparación sinóptica
6.1 Interpretación teológica de la comparación sinóptica
8 Crítica de la tradición
9 Crítica de la redacción
10 Crítica histórica
Conclusión
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Desarrollo
1 Preliminares
El presente trabajo consistirá en la exégesis del texto conocido como la tempestad calmada
según el Evangelio de Marcos (4, 35-5, 1).
llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37 En esto, se levantó una fuerte
borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. 38 Él estaba en popa,
durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?"
39 Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: "¡Calla, enmudece!" El viento se
calmó y sobrevino una gran bonanza. 40 Y les dijo: "¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no
tenéis fe?" 41 Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: "Pues ¿quién es éste que
hasta el viento y el mar le obedecen?" 5:1 Y llegaron al otro lado del mar, a la región de los
gerasenos.
1Todas las Biblias y Nuevos Testamentos griegos con edición crítica utilizados en el presente trabajo serán citados con
detalle en la bibliografía final.
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Analicemos la escena para fundamentar la elección de los límites de la perícopa. Los
elementos que debemos tener en cuenta para la delimitación provienen de una metodología
moderna llamada análisis narrativo2 ; y son: el tiempo, el lugar, los personajes, el tema y las marcas
del autor.
La escena se distingue claramente de la actividad anterior de Jesús: enseñanzas a orillas del
mar de Galilea. Estas enseñanzas comienzan en 4, 1 “y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar”
e inmediatamente comienza la parábola del sembrador, el por qué habla Jesús en parábolas, la
explicación de la parábola del sembrador, cómo recibir y transmitir la enseñanza de Jesús, la
parábola de la semilla que crece por sí sola, la parábola del grano de mostaza y una conclusión de
Marcos a todas las parábolas. Justamente esta última conclusión, de sólo dos versículos (vv. 33-34)
claramente cierra las enseñanzas de Jesús en parábolas para comenzar un tema nuevo. De hecho,
después de la primera parábola del sembrador con su explicación, el resto de las parábolas están
jalonadas con la frase: Kai. e;legen\
Veamos la secuencia:
Es recién en 4, 35 donde cambia el jalonamiento: Kai. le,gei auvtoi/j evn evkei,nh| th/| h`me,ra|
ovyi,aj genome,nhj\ («Ese día, al atardecer, les dice:»)
Es claro entonces el cambio en el mismo texto, aunque no suficiente. Por eso debemos pasar
a analizar los 5 elementos nombrados más arriba para delimitar la perícopa:
• El tiempo. Sucede todo en un mismo día, sin precisar cual, de forma continua. Nuestro
texto de La tempestad calmada también sucederá ese mismo día pero con una indicación
más precisa: «al atardecer». Si bien es el mismo día, la mención del atardecer ya indica
un cambio, el comienzo de una nueva jornada según el modo de contar los días de los
judíos.
• El lugar. Algo similar sucede con la locación, es en la misma orilla donde Jesús enseñó las
parábolas antes mencionadas, pero también aquí, el autor nos hace una indicación de
cambio: «pasemos a la otra orilla».
• Los personajes. Los personajes son los mismos: Jesús y sus discípulos (4, 10 «los que le
seguían con los Doce»). Se agregará al relato un protagonista –podríamos preguntarnos
si también lo clasificaríamos como personaje por no ser una persona, pero ésto lo
analizaremos más adelante– que será la tempestad.
• El tema. Es evidentemente otro. Ya no enseñanzas sino un milagro de Jesús.
• Las marcas del autor. Es aquí donde discrepamos con la segmentación de la perícopa
según la BJ3 y GNT. El autor repite una palabra clave del relato en el comienzo (4,35) y
en el final que nosotros proponemos (5,1). Para mostrar esto es imprescindible recurrir al
texto griego, ya que las traducciones, incluso por razones estilísticas podrían traducir la
2 Para una visión general de este aspecto teórico cfr. D. MARGUERAT; Y. BOURQUIN, Cómo leer los relatos bíblicos.
Iniciación al análisis narrativo, Santander, Sal Terrae, 2001, 51-66
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misma palabra con diferentes sinónimos para evitar una aliteración, cuando justamente
ese es nuestro argumento por el cual el autor muestra claramente una inclusión.
4,35 Kai. le,gei auvtoi/j evn evkei,nh| th/| h`me,ra| ovyi,aj genome,nhj\ die,lqwmen eivj to. pe,ranÅ
Este día, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla.
5,1 Kai. h=lqon eivj to. pe,ran th/j qala,sshj eivj th.n cw,ran tw/n Gerashnw/nÅ
Y llegaron al otro lado del mar (= otra orilla), a la región de los gerasenos
Así se cierra la perícopa, ya que en 5,2 cambia el tema y los personajes serán Jesús y el
hombre endemoniado: «Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un
hombre con espíritu inmundo…»
2 Crítica textual
Una vez fijados los límites de la perícopa, procederemos a fijar el texto mediante la crítica
textual de los manuscritos antiguos.
La tempestad calmada no presenta variantes textuales de significación; ateniéndonos a los
aparatos críticos del GNT y del NTG. Pasemos a analizar las variantes:
4,40 kai. ei=pen auvtoi/j\ ti, deiloi, evsteÈ ou;pw e;cete pi,stinÈ
(trad. propia) Y dijo a ellos: "¿Por qué tienen miedo? ¿No tienen fe?"
Esta lectura -deiloi, evsteÈ ou;pw- elegida por la versión de Aland está apoyada por a B D L Δ
œ 565 700 892* 1342 2427 ita, aur, b, c, d, ff2, i, l vg copsa, bo (eth) Agustine. Y la categoría del comité
para dicha elección es {A}, lo cual es evidente ya que tres de los unciales son de gran importancia:
el Sinaítico (siglo IV), el Vaticano (siglo IV), el Bezae Cantabrigiensis (siglo V). Además de
muchas versiones de la Vetus Latina (a=siglo IV; b=siglo V; d=siglo V; ff2=siglo V; i=siglo V),
Vulgata (siglos IV y V), Copta sahídica y boháirica (desde el siglo III), parte de la Etiópica (Desde
el siglo VI) y san Agustín (siglo V).
Las variantes que menciona Aland son:
Metzger, en su libro donde explica las decisiones del comité sobre las variantes más
importantes de la edición crítica de Aland3, dice sobre la variante ... πῶς οὐκ (A C K Π 33 al) que
probablemente surgió del deseo de suavizar de alguna manera el reproche que Jesús dirige a los
discípulos, ya que πῶς es una partícula interrogativa que se puede traducir por: ¿cómo? ¿cómo es
que...? ¿por qué?
5,1 Kai« h™lqon ei˙ß to\ pe÷ran thvß qala¿sshß ei˙ß th\n cw¿ran tw◊n Gerashnw◊n.
Y llegaron al otro lado del mar (= otra orilla), a la región de los gerasenos
Esta lectura -Gerashnw◊n- elegida por la versión de Aland está apoyada por a* B D 2427
itaur, b, c, d, e, f, ff2, i, l, q, r1 vg copsa mssacc. to Origen; Juvencus. Y la categoría que otorga el comité a dicha
elección es {C}, lo cual indica que tuvieron alguna dificultad para decidir cuál variante colocar.
Nuevamente están tres de los unciales más importantes: el Sinaítico (siglo IV), el Vaticano (siglo
IV) y el Bezae Cantabrigiensis (siglo V). También el códice minúsculo 2427, aunque es muy tardío
(del siglo XIV probablemente). Muchas versiones de la Vetus Latina también apoyan dicha lectura:
(aur=siglo VII; b=siglo V; c=siglo XII / XIII; d=siglo V; e=siglo V; f=siglo VI; ff2=siglo V; i=siglo
V; l=siglo VIII; q=siglo VI / VII y r1=siglo VII), Vulgata (siglos IV y V), Copta sahídica (desde el
siglo III), Algunos manuscritos según los cita Orígenes (siglo III) y el padre latino Jucenco (del
siglo IV).
Las variantes que menciona Aland son:
a) Γεδασηνῶν
apoyan esta lectura A C f13 157 180 597 1006 1010 1243 1342 1505 Byz [E F G H Σ] l 68
l 76 l 292 l514 l 673 l 813 l 1223 l 1552 l AD syrp, h Diatessaronsyr mssacc. to Origen
b) Γεδασηνῶν
apoyan esta lectura a2 L Δ Θ f1 28 33 205 565 579 700 892 1071 1241 1424 Lect syrs
copbo arm eth geo slav Diatessaronarm Origen Hesychius
c) Γεργυστήνων
apoyan esta lectura W syrhmg (Epiphanius Γεργεσθᾶν)
Metzger4 explica la opción elegida notando que, de entre las varias lecturas variantes, la
mayoría del Comité se pronunció a favor de Gerashnw◊n con base en:
• la superioridad de la evidencia externa (representantes tempranos de textos tanto
alejandrinos como occidentales), y en
3 B. METZGER, Un comentario textual al Nuevo Testamento Griego. Stuttgart, Deutcshe Bibelgesellschaft, 2006, 72
4 Ibid., 73
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• la probabilidad de que Gedarhnw◊n sea una asimilación de copia con el texto
predominante de Mateo 8, 28, y que Gergeshnw◊n sea una corrección, tal vez originalmente
propuesta por Orígenes5 . La lectura de W (Γεργυστήνων) refleja la idiosincracia de algún
copista.
Por su parte, Mateos-Camacho6 , explica que las variantes pueden proceder de que el
territorio de Gerasa no confinaba con el lago/mar. Sin embargo, Gerasa, ciudad importante, podría
ser una denominación de la entera Decápolis.
4, 36 kai« aÓfe÷nteß to\n o¡clon paralamba¿nousin aujto\n wJß h™n e˙n twˆ◊ ploi÷wˆ, kai«
a‡lla ploi√a h™n metΔ aujtouv.
(trad. propia) y despidiendo a la multitud lo llevan como estaba en la barca, y otras barcas había
con él
¡afiousin ton oclon kai Los siguientes testigos: ∏45vid D W œ Ï13 28. 565. 700. 2542
pc it » y: afenteß auton el testigo A |
¡`alla de ploia (-aria L pm; + polla D 33) hn (hsan D) met autou A C2 D L Ï13
33 Â syh »
ama polloi hsan met autou W e »
ta alla ta onta ploia met autou œ (Ï1 28, 700). 565 »
4, 38 kai« aujto\ß h™n e˙n thØv pru/mnhØ e˙pi« to\ proskefa¿laion kaqeu/dwn. kai«
e˙gei÷rousin aujto\n kai« le÷gousin aujtwˆ◊: dida¿skale, ouj me÷lei soi o¢ti aÓpollu/meqa;
(trad. propia) Él estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal; y lo despiertan y le dicen:
«Maestro ¿no te importa que perezcamos?»
¢ A D W œ Ï1.13 33  syh »
5Ibid., 18-19
6 J. MATEOS; F. CAMACHO, El Evangelio de Marcos. Análisis Lingüístico y comentario exegético, I, Córdoba, El
Almendro, 1993, 412
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Esta variante indica que los testigos citados cambian el orden de la palabras. Por su parte los
testigos que apoyan la opción elegida son:
txt å B C L ∂ 579. 892. 2427. Ú 2211 pc |
Esta variante señala que los testigos citados reemplazan e˙gei÷rousin por las dos variantes
mencionadas y, en el caso de la primera, los testigos que siguen al signo ∞ omiten la partícula kai«
4, 41 ti÷ß a‡ra ou∞to/ß e˙stin o¢ti kai« oJ a‡nemoß kai« hJ qa¿lassa uJpakou/ei aujtwˆ◊;
(trad. propia) ¿Quién entonces es éste que tanto el viento como el mar le obedecen?
upakouousin D ff2 i q »
upakouousin autw A W œ 33  lat »
Los testigos citados reemplazan uJpakou/ei aujtwˆ◊ por las variantes citadas.
5,1 Kai« h™lqon ei˙ß to\ pe÷ran thvß qala¿sshß ei˙ß th\n cw¿ran tw◊n Gerashnw◊n
La variante que menciona Nestle-Aland es sobre una variación en la conjugación del verbo
h™lqon por hlqen. Y apoyan esta variante en singular:
™ hlqen åc vid C L ∂ œ Ï13 28. 579. 700. 892. 1241. 2542 al q sy bo; Epiph |
Es curioso que Mateos-Camacho elija esta variante como texto más original y, a partir de
esta opción, haga su traducción y comentario. Veamos su justificación: “llegó, gr. elthen, es la
lectio difficilior (en lugar de elthon) que se encuentra bien atestiguada. Ambas lecturas son
probables; en favor del singular está el hecho de que sólo la figura de Jesús aparece a
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continuación (5, 2: «apenas bajó [sing.] de la barca» y en 5, 21 sólo Jesús vuelve a la orilla
occidental del lago. Los discípulos, incapacitados para la misión, desaparecen de la escena”7 .
Mc 4, 36
aÓfe÷nteß aÓfi÷hmi (aÓpo/, iºhmi) Verb aoristo participio m.p. nominativo dejar, abandonar
o¡clon o¡cloß Sust m.s. acusativo multitud, muchedumbre
paralamba¿nousin Verb 3p. presente indicativo llevar
paralamba¿nw (para¿, lamba¿nw)
wJß wJß Conj subor como, tal como
h™n ei˙mi÷ Verb 3s. imperfecto indicativo ser, estar
ploi÷wˆ ploi√on (ple÷w) Sust n.s. dativo bote, nave
a‡lla a‡lloß Adj (demostrativo) n.p. nominativo otro
metΔ meta¿ Prep (+genitivo) con
Mc 4, 37
lai√lay lai√lay Sust f.s. nominativo tormenta, ventisca
mega¿lh me÷gaß Adj f.s. nominativo grande, inmensa
aÓne÷mou a‡nemoß Sust m.s. genitivo viento
ku/mata kuvma (ku/w) Sust n.p. nominativo ola
e˙pe÷ballen e˙piba¿llw Verb 3s. imperfecto indicativo echar, golpear
(e˙pi÷, ba¿llw)
w‚ste w‚ste (wJß, te÷) Conj subordinada (resultativa) que, de tal modo que
h¡dh h¡dh Adv (temporal) ahora, ya
gemi÷zesqai gemi÷zw (ge÷mw) Verb presente medio o pasivo infinitivo llenar
Mc 4, 38
pru/mnhØ pru/mna Sust f.s. dativo popa
e˙pi« e˙pi÷ Prep (+acusativo) sobre
proskefa¿laion Sust n.s. acusativo cojín, almohada
proskefa¿laion (pro/ß, kefalh/)
kaqeu/dwn kaqeu/dw Verb presente participio m.s. nominativo dormir
(kata¿, eu¢dw)
e˙gei÷rousin e˙gei÷rw Verb 3p. presente indicativo levantar, despertar
dida¿skale dida¿skaloß Sust m.s. vocativo maestro
ouj ouj Partícula (de negación) no
me÷lei me÷lei (me÷lw) Verb 3s. presente indicativo importar
o¢ti o¢ti (o¢ß, ti÷ß) Conj subordinada que
aÓpollu/meqa Verb 1p. presente medio indicativo destruir, perder, perecer
aÓpo/llumi (aÓpo/, o¡llumi)
7 Ibid., 412
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Mc 4, 39
diegerqei«ß diegei÷rw Verb aoristo pasivo participio m.s. nominativo levantar, despertar
(dia¿, e˙gei÷rw)
e˙peti÷mhsen e˙pitima¿w Verb 3s. aoristo indicativo reprender, ordenar
(e˙pi÷, timh/)
qala¿sshØ qa¿lassa (a‚laß) Sust f.s. dativo mar, lago
siw¿pa siwpa¿w (siwph/) Verb 2s. presente activo imperativo guardar silencio
pefi÷mwso fimo/w (fimo/ß) Verb 2s. perfecto medio o pasivo imperativo hacer callar
e˙ko/pasen kopa¿zw (ko/ptw) Verb 3s. aoristo activo indicativo cesar, calmar
galh/nh galh/nh Sust f.s. nominativo calma
Mc 4, 40
ei•pen le÷gw Verb 3s. 2 aoristo indicativo decir
ti÷ ti÷ß Pron (interrogativo) n.s. acusativo quién? qué? por qué?
deiloi÷ deilo/ß (de÷oß) Adj m.p. nominativo cobardía, miedo
e˙ste ei˙mi÷ Verb 2p. presente indicativo ser, estar
ou¡pw ou¡pw (ouj, pw) Adv (temporal) aún no
e¶cete e¶cw Verb 2p. presente indicativo tener
pi÷stin pi÷stiß (pei÷qw) Sust f.s. acusativo fe, creencia, confianza
Mark 4:41
e˙fobh/qhsan fobe÷w (fo/boß) Verb 3p. aoristo pasivo indicativo temer, tener miedo
fo/bon fo/boß Sust m.s. acusativo temor, miedo; reverencia
e¶legon le÷gw Verb 3p. imperfecto indicativo decir
pro\ß pro/ß Prep (+acusativo) a, para, a fin de
aÓllh/louß aÓllh/lwn (a‡lloß) Pron (recíproco) m.p. acusativo uno otro, recíprocamente
a‡ra a‡ra Conj coordinada (ilativa) luego, entonces
ou∞to/ß ou∞toß Pron (demostrativo) m.s. nominativo este, él, ello
e˙stin ei˙mi÷ Verb 3s. presente indicativo ser, estar
uJpakou/ei uJpakou/w Verb 3s. presente indicativo obedecer, escuchar
(uJpo/, aÓkou/w)
Mark 5:1
h™lqon e¶rcomai Verb 3p. 2 aoristo indicativo llegar, ir
cw¿ran cw¿ra (cwre÷w) Sust f.s. acusativo lugar, tierra, país
Gerashnw◊n Gerashno/ß Adj m.p. genitivo (propio) Geraseno
Orden de salida 35. Aquel día, caída la tarde, les dijo: crucemos hacia la
a
otra orilla
Desde el punto de vista de la temática y los actores narrativos, es visible a primera vista la
estructura concéntrica de nuestra perícopa siendo el centro la tempestad misma (no es casual que se
la suela intitular la tempestad calmada) y las acciones y reproches mutuos entre Jesús y sus
discípulos (c y c´).
Existen un adjetivo que se repite tres veces en puntos claves (marcados en color rojo) que
vienen a estructurar la perícopa narrativamente. Dicho adjetivo -µέγας- califica las palabras que
constituyen el hilo de la trama narrativa8 :
4, 37 se generó una gran tormenta (λαῖλαψ µεγάλη)
4, 39 sobrevino una gran calma (γαλήνη µεγάλη)
4, 41 se llenaron de un gran temor (φόβον µέγαν)
Se podría entonces dividir nuestra perícopa en 3 partes: una introducción que fija el
contexto, la descripción de la tormenta con el triunfo de Jesús sobre ella, y por último, la
conversación entres Jesús y sus discípulos que interpreta el acontecimiento.
La perícopa constituye el centro de la sección. Enlaza con el tríptico anterior (4, 1-34),
donde se describía la enseñanza de Jesús a la multitud, por la datación de «aquel día» (4, 35a), por
10, 1-12 Perícopa central: La obstinación, pecado fariseo, del pueblo y de los discípulos.
Tríptico:
10,13-16 Los discípulos se oponen al acceso de los niños.
10,17-22 El rico observante no acepta la incitación de entrar en el Reino.
10,23-30 Los discípulos no comprenden la condición puesta por Jesús.
10,31 Colofón: Hacerse último para ser primero.
Tríptico:
10,35-41 Ambición de los discípulos hijos del Zebedeo.
10,42-46a Jesús advierte sobre la ambición de poder.
10,46b-52 Curación del ciego.
Tríptico introductorio:
11,12-14 Maldición de la higuera estéril.
11,15-19 Denuncia del templo.
11,20-27a La higuera seca.
Tríptico:
13,1-2 Anuncio de la destrucción del templo.
13,3-4 Pregunta de los discípulos.
13,5-37 Respuesta de Jesús.
Tríptico introductorio:
14,1-2 Propósito de los dirigentes de arrestar a Jesús.
14,3-9 La unción en Betania.
14,10-11 Judas se ofrece a entregar a Jesús.
Tríptico:
14,12-16 Preparación de la cena.
14,17-21 Caída la tarde. La cena. Anuncio de la traición.
14,22-26 La Eucaristía.
Tríptico inicial:
14,12-16 Anuncio de la huida de los discípulos.
14,32-42 En Getsemaní. Oración de Jesús. Sueño de los discípulos.
14,43-50 Arresto de Jesús. Huida de los discípulos.
14,51-52 Colofón: El joven que se escapa.
Primera sección:
14,53 Jesús ante el sumo sacerdote y el Consejo.
14,54 Espera de Pedro.
14,55-64 Juicio y condena a muerte.
14,65 La burla.
14,66-72 Pedro niega a Jesús.
Segunda sección:
15,1 Jesús es llevado ante Pilato.
15,2-5 El interrogatorio.
15,6-15 La sentencia a muerte.
15,16-20 La burla de los soldados.
15, 21 El Cirineo lleva la cruz.
Tercera sección:
15,22-32 Crucifixión, hora tercia (media mañana). Burlas y ultrajes.
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15,33 Hora sexta (mediodía). Las tinieblas.
15,34-41 Hora nona (media tarde). Muerte de Jesús.
15,42-47 Caída la tarde. Sepultura.
Epílogo:
16,1-8 Visita al sepulcro, anuncio de la resurrección y encargo para los
discípulos.
Algunas aclaraciones son ahora necesarias antes de continuar al siguiente punto en nuestro
análisis. Hemos indicado en la estructura algunas perícopas con nombres especiales: tríptico,
políptico, unidad bisagra. Dichos términos pertenecen al método de análisis estructural y resulta
conveniente definirlos brevemente ya que en el Evangelio de Marcos son recursos estructurantes
que aparecen todo el tiempo.
El tríptico es un recurso que consiste en tres perícopas que están unificadas por vínculos
formales y, desde su contenido, la primera y la tercera tienen una temática común, mientras que la
central -segunda- puede presentar un tema diverso. Si el tema de la perícopa central del tríptico
tiene relación inmediata con las otras dos se denomina tríptico monotemático; si la relación es
mediata se denomina tríptico politemático.
El políptico se compone de cinco perícopas y es politemático.
Una perícopa-bisagra tiene como característica su función de cerrar inclusiones o clausurar
temáticas abiertas en textos anteriores y, al mismo tiempo, abrir otras que han de cerrarse o
clausurarse en la perícopa-bisagra que sigue. Efectúan un cambio o producen un avance en la
temática dejando atrás una etapa para comenzar otra.
!17
6 Comparación sinóptica9
9Disposición sinóptica del texto griego tomada en gran parte de K. ALAND, Synopsis Quattuor Evangeliorum, Sttutgart,
Deutsche Bibelgesellschaft, 199715
Los textos en español para Mt y Lc en la sinopsis están tomados de la Biblia de Jerusalén3
!18
Nuestro relato según la versión de Mateo, tiene un contexto anterior sumamente diferente. El
episodio no va precedido por la predicación en parábolas -que vendrán mucho más adelante: Mt 13,
1-54-, sino por el sermón de la montaña: Mt 5-7. La tempestad calmada se inserta en la colección de
milagros con los que Jesús, tras haberse mostrado todopoderoso en palabras -“Y sucedió que cuando
acabó Jesús estos discursos, la gente se asombraba de su doctrina; porque les enseñaba como
quien tiene autoridad, y no como sus escribas. Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran
muchedumbre” (Mt 7, 28-8, 1)-, aparece todopoderoso en obras:
La enumeración precedente devela que la cita escriturística es utilizada por Mateo para
coronar un primer grupo de milagros. Posteriormente hay una segunda colección de milagros, pero
que a diferencia de los primeros, evocan el tema del llamamiento de seguir a Jesús. Precisamente
enmarcados por los relatos de llamamientos y vocaciones, estos milagros no son únicamente signos
del poder de Jesús en la acción de curar; sino que también son actos cuya palabra tiene autoridad
sobre los corazones que se le entregan.
Un indicio acerca de esta orientación mateana es el contexto inmediato de nuestro relato de
la tempestad. Mateo intercala entre el mandato de cruzar a la otra orilla (8, 18) y Jesús subiendo a la
barca (8, 23) algunos episodios de vocación. En el momento preciso en que Jesús va a embarcarse,
surge un escriba dispuesto a seguir a Jesús donde quiera que vaya; otro de entre los discípulos pide
que se le conceda un plazo antes de partir. Si comparamos estos breves relatos de vocación con el
paralelo lucano notamos que en Lucas, Jesús llama a uno sólo de los tres candidatos. En Mateo, son
los dos quienes se proponen a sí mismos para seguirlo, como respondiendo al llamado de Jesús de
cruzar a la otra orilla. La dificultad de seguir al maestro es una constante en esos relatos de
vocación tanto como en medio de la tempestad.
Es por todo esto por lo que el relato de la tempestad calmada, tiene poco de estructura
literaria de milagro y mucho de catequesis primitiva13 . De hecho, al final, no son los discípulos sino
los hombres quienes se maravillan (8, 27). Además, al despertarlo lo llaman Señor, en lugar de
maestro y el pedido es sálvanos; ambos denotan un tono más hierático que nos recuerda una
invocación cuasi-litúrgica.
Un último indicio es el cambio en el orden de las escenas. Tan leve que pasa desapercibido,
el versículo 26a -marcado en cursiva en la sinopsis en español- está cambiado de lugar con respecto
tanto a Marcos como a Lucas. En éstos últimos, Jesús les reprocha su falta de fe luego de increpar al
mar. Mateo en cambio, invierte estas escenas. Resulta así una estructura concéntrica, que demuestra
la intención catequética de Mateo al adaptar el relato de Marcos: en el centro se destaca el reproche
de Jesús a los discípulos.
v.24 Tempestad - Jesús duerme
v.25 ¿Sálvanos!
v.26a Reproche a los discípulos: ὀλιγόπιστοι
v.26b Amenaza al mar
v.27 Calma del mar - Admiración
Nuestro relato de la tempestad calmada es a primeras vistas un relato de milagro. Pero, ¿qué
clase de milagro es? Es claro que los evangelios narran multiplicidad de milagros realizados por
Jesús y son fáciles detectarlos pero en el momento de clasificarlos por tipos, la tarea se complejiza.
Existen milagros de exorcismos, de curaciones, de resurrecciones y una cuarta tipología: los
llamados milagros sobre la naturaleza. Esta última categoría -la que nos atañe- es discutible. En las
15 cfr. J. MEIER, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, II/2, Estella (Navarra), Verbo Divino, 2000, 1003
!22
• El milagro de donación (especialmente de alimentos). Pertenecen a este grupo la
conversión del agua en vino y la multiplicación de los panes. La pesca milagrosa
también tiene puntos en contacto con ésta clase.
• El milagro de Epifanía. Se refiere a cuando Jesús muestra su divinidad. El ejemplo
más claro -y quizás el único- es el de caminar sobre las aguas. La transfiguración
tiene también puntos en contacto.
• El milagro de salvamento. Implica una intervención milagrosa para salvar a alguien
de un peligro o una situación de cautiverio. El mejor ejemplo es nuestro relato de la
tempestad calmada.
• El milagro punitivo. Es un milagro de maldición o destrucción. Se produce
deliberadamente un daño. El único ejemplo es la maldición de la higuera.
La narración del milagro propiamente dicho, comparado con la larga parte expositiva, es de
una brevedad extrema. En el v. 39b Jesús, ya despierto, «increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate,
estáte mudo!» La frase contiene dos verbos que en griego, resultan sumamente significativos. Se
dice que Jesús increpó -ἐπιτίµησεν- al viento, y el verbo increpar -ἐπιτιµάω- es usualmente
empleado en Marcos para describir exorcismos de Jesús (Mc 1, 25; 3, 12; 9, 25). Además, Jesús
ordena al mar que se calme diciéndole cállate, estáte mudo -σιώπα, πεφίµωσο-, empleando un
verbo utilizado para la orden al demonio en el primer exorcismo de Jesús: cállate y sal de él -
φιµώθητι καὶ ἒξελθε ἐξ αὺτοῦ- (1, 25). Esta conexión indica que la tempestad calmada, al menos en
el relato de Marcos, es un exorcismo de Jesús con el cual domina a los poderes demoníacos
causantes de las turbulencias en el mar del mismo modo en que crean turbulencias en las personas a
las cuales poseen.16 El v. 39 finaliza con la constatación del milagro, se afirma que sobrevino una
gran calma.
16Apoyan también está visión de Meier: J. GNILKA, El Evangelio según san Marcos, I, Salamanca, Sígueme, 19994,
225; J. AUNEOU - F. BOVON y otros, Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles, Madrid, Cristiandad, 1983,
45-46; X. LÉON-DUFOUR, Estudios de Evangelio, 153-152
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Mc 1 Mc 4
23. Había precisamente en su sinagoga un 37. y se generó una gran tormenta de viento y
hombre poseído por un espíritu inmundo que se las olas se lanzaban sobre la barca de tal forma
puso a gritar: que ya se llenaba la barca.
24. ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de 38b. Lo despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te
Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién importa que seamos destruidos?
eres tú: el Santo de Dios.
25. Jesús, entonces, le conminó diciendo: 39a. Y él, habiéndose despertado increpó al
cállate y sal de él. viento y dijo al mar: ¡Cállate, estáte mudo!
26. Y agitándose violentamente el espíritu 39b. El viento paró y sobrevino una gran
inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. calma.
27. Todos quedaron pasmados de tal manera 41. Se llenaron de un gran temor y se decían
que se preguntaban unos a otros: ¿qué es esto? unos a otros: ¿Entonces quién es éste que hasta
(...) Manda hasta a los espíritus inmundos y le el viento y el mar le obedecen?
obedecen
Por último, la reacción y aclamación abarca los vv. 40-41, pero dicha reacción y aclamación
se encuentran en el v. 41: «se llenaron de un gran temor y se decían unos a otros: ¿Entonces quién
es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?». Pero en el v. 40 se encuentra un elemento
extraño a la forma literaria de milagros, Jesús se dirige a sus discípulos con un reproche en forma de
doble pregunta retórica: «¿Por qué son cobardes? ¿Aún no tienen fe?». En cierta forma la pregunta
con el pedido de ayuda de los discípulos también había sido retórica un tanto descortés, así Jesús les
responde igualmente contrarrestándosela. La presencia del «aún no» en la segunda parte de la
pregunta de Jesús es curiosa ya que apunta hacia el pasado, no al futuro. Alude a la pasada
experiencia de la palabra de Jesús, cuyo poder quedó de manifiesto con sus palabras y milagros; tal
experiencia debía haber producido ya frutos de fe, pero no ha sido así.
Una vez que Jesús expresa su reproche, el relato de milagro llega a su típica conclusión. La
manifestación taumatúrgica suscita un «gran temor».
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Dibelius17, por su parte, al clasificar los relatos de milagro, distingue entre paradigmas y
cuentos -o narración corta-.18 Los paradigmas son narraciones breves tomadas en la predicación
primitiva como ejemplos. El acento está en las palabras de Jesús: la curación del paralítico (Mc 2,
1-12), la curación del hombre del brazo atrofiado (Mc 3, 1-6), la curación del endemoniado de la
sinagoga (Mc 1, 23-27) y la curación del hidrópico (Lc 14, 1-6)
Los cuentos son relatos que se caracterizan por una mayor amplitud de estilo y de colorido:
la tempestad en el mar19 (Mc 4, 35-41), el endemoniado de Gerasa (Mc 5, 1-20), la hija de Jairo y
la hemorroísa (Mc 5, 21-43), la multiplicación de los panes (Mc 6, 35-44), Jesús caminando sobre
el mar (Mc 6, 45-52), la curación del sordomudo (Mc 7, 32-37), del ciego de Betsaida (Mc 8,
22-26), del niño epiléptico (Mc 9, 14-29) y la resurrección del hijo de la viuda de Naím (Lc 7,
11-17).
8 Crítica de la tradición
Nuestra perícopa tiene puntos de contacto y semejanzas con diversas tradiciones literarias
antiguas. Empezaremos comparándola con el relato de Jonás en el Antiguo Testamento. Elegiremos
solo algunos versículos que contienen los términos clave que nos ayudan a realizar esta conexión
intratextual.
3. ...encontró un barco que zarpaba (...) y se Subió a una barca (Lc 8, 22)
embarcó para navegar con ellos a Tarsis mientras navegaban (Lc 8, 23)
4. ...desencadenó un viento tempestuoso sobre y se generó una gran tormenta de viento y las
el mar, y se desencadenó una borrasca tan olas se lanzaban sobre la barca de tal forma
violenta que el barco amenazaba naufragar. que ya se llenaba la barca. (Mc 4, 37)
5. En cambio, Jonás había bajado a la bodega Él estaba en la popa, durmiendo sobre un
del barco y dormía profundamente cojín. (Mc 4, 38)
6. El capitán se acercó a él y le dijo: (...) Acercándose ellos le despertaron diciendo: (Mt
8, 25)
¡Levántate e invoca a tu Dios! A ver si tu Dios
se apiada de nosotros y no perecemos. ¡Señor, sálvanos, que perecemos! (Mt 8, 25)
15. ...y el mar calmó su furia. El viento paró y sobrevino una gran calma.
(Mc 4, 39)
16. ...y aquellos hombres quedaron llenos de Se llenaron de un gran temor (Mc 4, 41)
un gran temor
Los términos clave -señalados en rojo- nos muestran claramente el contacto literario entre
ambos relatos. Incluso algunos verbos se corresponden perfectamente según la versión de los LXX
de la narración de Jonás. Por ejemplo: Jonás se encuentra a bordo de un barco -nave- (LXX: πλοῖον,
Otros trasfondos del Antiguo Testamento son el dominio de Yahveh sobre los poderes del
caos, específicamente sobre el mar rebelde (Gn 1, 2ss). Yahveh le impone los límites y así lo
mantiene en calma. También el Salmo 107 da gracias a Yahveh porque salva a los que se encuentran
en dificultades, incluso a los que navegan por los mares:
Lo que hace Yahveh para salvar a los navegantes en el salmo, lo hace Jesús para salvar a sus
discípulos. Este poder divino sobre el mar es descripto también en el Salmo 104, 7: «ante tu
amenaza (LXX: ἐπιτιµήσεως) [las aguas] huyen; al fragor de tu trueno, se escapan». Esa idea de
increpar al mar es la que se encuentra en la poderosa orden de Jesús a los elementos (ἐπετίµησεν en
Mc 4, 39). Estrictamente hablando la orden no es al mar, sino al viento; pero, sin duda, la orden-
exorcismo dirigida al mar «cállate, estáte quieta» debe ser considerada parte de la increpación de
Jesús.
“A propósito del milagro de la tempestad calmada, suele aducirse la conocida anécdota del César que exhorta
así al timonel, atemorizado por el fragor de la tempestad: «no temas: llevas al César y a la suerte del César que
navega contigo»; así Plutarco, Caes. 38, p. 726C; en otra forma lo relata Dión Casio XLI, 46. Sin embargo,
esto es tan sólo un paralelo lejano, como también el de Calpurnio, Bucol. IV, 97ss. Se contaban historias sobre
cómo Asclepio o los Dióscuros salvaban del peligro de naufragar. Arístides II, 337 cuenta a propósito de
Asclepio: «oí ya a algunos que decían cómo a ellos, cuando navegaban y estaban turbados, se les apareció el
dios tendiéndoles la mano». Es impresionante la descripción que hace el mismo Arístides II, 362 de la
salvación efectuada por Serapis del peligro de naufragar. Teócrito XXIII, 1, 17-22 alaba a los Dióscuros como
salvadores del peligro de naufragar. Dos espigramas en honor a Cipris la celebran como protectora en los viajes
marítimos (Anth. Pal. IX, 143 y 144). Yo conozco una sola historia de milagros en la cual el acto de calmar la
tempestad se atribuya a un «hombre divino», a una figura de salvador. Pero Porfirio refiere: «se recuerdan de él
predicciones inequívocas de terremotos, rápidas prevenciones de epidemias, el cese de vientos violentos y de
una granizada, y la suspensión de oleajes fluviales y marítimos para una cómoda travesía de sus
discípulos» (de manera semejante Jámblico, Vit. Pyth. 135)”20
Meier hace una crítica de estos presuntos hallazgos de Bultmann, diciendo que en algunos
relatos donde se cree encontrar estos paralelos, “lo que vemos en realidad es el tema general de la
protección divina en el mar, y no la idea específica de un milagro obrado para calmar los
elementos por parte de alguien que se encuentra en la embarcación amenazada.”21
Incluso Taylor se pregunta irónicamente: “Los paralelismos con la historia de Eneas son
impresionantes, lo que no deja de ser extraño; pero ¿es que Marcos leyó a Virgilio?”22
Provenientes del mundo rabínico, encontramos relatos posteriores como la de un chico judío
o la del rabí Gamaliel. En ambas narraciones se nota el influjo del relato de Jonás y la diferencia
con el texto evangélico.
“La historia narrada en Baba mesia 59b acerca de cómo se levantó una tempestad durante un viaje marítimo
emprendido por R. Gamaliel al confesar éste que había obrado mal con R. Eliezer no es un paralelo con la
historia de la tempestad calmada milagrosamente en Mc 4, 35-41, pero sí la historia narrada en jBerakot XI, 1
de la R. Tanjuma (hacia el 350 d. C.): un niño judío emprende un viaje marítimo en una nave pagana. Cuando
la tempestad pone a la nave en peligro de naufragar, todos los paganos invocan a sus dioses y, al resultar
inútiles sus oraciones, exigen finalmente al judío que invoque a su Dios. Por la oración del niño judío se calma
la tempestad, y los paganos tributan un homenaje de admirado respeto al Dios de los judíos.”23
9 Crítica de la redacción
El contexto más global de Lucas nos permite percibir al lago como frontera que Jesús debe
atravesar. Lucas incluso precisa que luego de su paso por la región de los Gerasenos, Jesús se
vuelve a Galilea donde lo esperan (Lc 8, 37. 40). La intención misionera de Marcos queda
subrayada en Lucas. A pesar de su fracaso, esta iniciativa de Jesús de adentrarse en territorios
paganos muestra su voluntad profunda de salvación universal.
10 Crítica histórica
Fuentes
Libros
• AUNEOU, Joseph - BOVON, François y otros, Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles,
Madrid, Cristiandad, 1983
• BOVON, François, El Evangelio según san Lucas, I, Salamanca, Sígueme, 20052
• BULTMANN, Rudolf, Historia de la tradición sinóptica, Salamanca, Sígueme, 2000
• DIBELIUS, Martin, Historia de las formas evangélicas, II, Valencia, Edicep, 1984
• FITZMYER, Joseph, The Gospel according to Luke, I, New York, Doubleday, 1970
• GNILKA, Joachim, El Evangelio según san Marcos, I, Salamanca, Sígueme, 19994
• LÉON-DUFOUR, Xavier, Estudios de Evangelio, Madrid, Cristiandad, 19822
• LUZ, Ulrich, El Evangelio según san Mateo, Salamanca, Sígueme, 2001
• MARGUERAT, Daniel; BOURQUIN, Yvan, Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis
narrativo, Santander, Sal Terrae, 2001
• MARCUS, Joel, El evangelio según Marcos, Salamanca, Sígueme, 2010
• MATEOS, Juan; CAMACHO, Fernando, El Evangelio de Marcos. Análisis Lingüístico y comentario
exegético, I, Córdoba, El Almendro, 1993
• MEIER, John, Un judío marginal. Nueva visión del Jesús histórico, II/2, Estella (Navarra), Verbo
Divino, 2000
• METZGER, Bruce, Un comentario textual al Nuevo Testamento Griego. Stuttgart, Deutcshe
Bibelgesellschaft, 2006
• PIÑERO, antonio (ed.), En la frontera de lo imposible. Magos, médicos y taumaturgos en el
Mediterráneo antiguo en tiempos del Nuevo Testamento, Córdoba, El Almendro, 2001
• TAYLOR, Vincent, Evangelio según san Marcos, Madrid, Cristiandad, 1979