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Gran Libro Del Yoga

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COMENTARIO “EL GRAN LIBRO DEL YOGA”

Victor Alfonso De alba Bovea


Ingeniería Mecánica
15 de octubre de 2019
Quien practica yoga se mantiene sano, es más flexible, se encuentra con más vitalidad y
vive de forma más equilibrada y tranquila. Esto es tan válido en nuestra sociedad de hoy
en día (aproximadamente 5.000 años después del nacimiento del yoga) como lo fue
también en su tiempo en la India. La autora rescata la sabiduría ancestral del yoga
complementándola con los conocimientos modernos procedentes de la escuela de la
espalda u de las técnicas fisioterapéuticas occidentales. Los principios de los ejercicios
corporales son descritos paso a paso. En la selección de las asanas se ha prescindido
conscientemente de los ejercicios que presuponen habilidades acrobáticas. En lugar de
eso, el libro ofrece un gran número de ejercicios que pueden ser realizados por personas
de cualquier edad. La incorporación de precisas descripciones, consejos y efectos
positivos que causan los ejercicios y eventuales precauciones, así como las numerosas
fotos ilustrativas, no dejan lugar a ninguna duda. Además de los ejercicios dedicados al
cuerpo, en este libro también tiene un hueco el camino interior del yoga; ejercicios de
relajación, de respiración (pranayamas) y la meditación ayudan a que la mente descanse
y se concentre con más facilidad.
El yoga ha sido durante milenios el eje espiritual no sólo de la India, sino también de
Oriente. Es, básicamente, un método de mejoramiento humano con una antigüedad de
más de seis mil años, originario de la India, pero que despierta un creciente e intenso
interés, cada día mayor, entre los occidentales. Se ha convertido en una necesidad
específica de nuestro tiempo, pues procura claves, prescripciones, métodos y técnicas
para el auto-perfeccionamiento, el bienestar integral y la evolución de la conciencia.
Pero el descubrimiento del yoga y de sus notables excelencias por los occidentales no es
ni mucho menos reciente. Recordemos que ya Alejandro Magno se dejó instruir por un
yogui jaina de nombre Kalano y que desde aquellos remotos días empezaron a ser
numerosos los filósofos, místicos, pensadores, viajeros sobresalientes, peregrinos y
escritores de nuestro hemisferio interesados por las enseñanzas del yoga e incluso
entusiasmados por sus textos espirituales. A propósito de los Upanishads, Schopenhauer
declaró: “Han sido el consuelo de mi vida y de mi muerte”. Del mismo modo, Hermann
Hesse destacaría hace casi ocho décadas que si algo le urgía a Occidente era la práctica
del yoga, y antes que él, innumerables intelectuales y pensadores como Victor Hugo,
Lamartine, Pierre Loti, Romain Roland y tanto otros habrían de interesarse vivamente por
el pensamiento de la India.
Los métodos liberatorios del yoga se han ido incorporando desde muy antiguo a otras
tradiciones, tales como el budismo thervada, el budismo zen, el budismo tibetano, el
jainismo, el tantra, el sufismo, el gnosticismo, el cristianismo oriental y otros sistemas
soteriológicos. Puesto que el yoga es suprarreligioso y fundamentalmente eclético en este
sentido, es de utilidad tanto para personas con creencias como para quienes no las
tengan, pues lo que aporta es un conjunto de preciosísimas técnicas para el
autodesarrollo. De ahí que numerosas sistemas espirituales y psicologías de la realización
se hayan servido de sus eficientes y milenariamente experimentados métodos para el
control de pensamiento, la evolución de la conciencia y el acopio de valiosas energías
internas.
Son métodos que están al alcance de cualquier persona que desee mejorar y esté
dispuesta a practicarlos con alguna asiduidad. Tres décadas en la docencia del yoga,
habiendo impartido sus técnicas a más de doscientas mil personas, de todas las edades y
condiciones, me permiten asegurar los indiscutibles beneficios de este nutrido cuerpo de
enseñanzas vivientes que se ha ido transmitiendo, y verificando personalmente, desde la
noche de los tiempos. El mismo yoga psicofísico (hatha-yoga), comúnmente denominado
yoga físico, es de una asombrosa precisión y en la medida en que lo he seguido
practicando desde hace muchos años, me he dado cuenta, siempre con renovada
sorpresa, hasta qué punto sus técnicas son excepcionalmente eficaces y beneficiosas.
Cada persona debe ir perfeccionando estas técnicas mediando la práctica asidua y hasta
donde quiera llegar. A mayor esfuerzo sobrevendrán, por supuesto, resultados mayores.

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