Resumen de Lenguaje Borzone
Resumen de Lenguaje Borzone
Resumen de Lenguaje Borzone
Cuando los niños y los adultos usan el lenguaje, generalmente no piensan sobre su
estructura, sino que en sus conversaciones interpretan directamente las ideas o los
significados que escuchan y responden haciendo usos de los conocimientos que posee
sobre la estructura del lenguaje, pero sin tomar conciencia de esa estructura. Pueden
comprender y producir emisiones sin pensar sobre el artículo que van a usar, el verbo o los
sonidos de la palabra.
Sin embargo hay ocasiones en que los niños y los adultos no usan el lenguaje para
comunicar significados a otras personas, sino que lo toman, considerando su estructura
sonora y gramatical, como un objeto de juego, placer y reflexión.
Como el lenguaje está formado por diferentes unidades (sonidos, palabras, oraciones y discurso),
los niños y las niñas lo toman como objeto de juego y reflexión y pueden ir desarrollando distintos
tipos de conciencia y del uso apropiado de algunas de sus formas según la situación de
comunicación.
Conciencia sintáctica o conciencia de que las oraciones están bien formadas según las
reglas de la lengua.
Entre los 4 y 7 años, los niños están muy atentos al significado y no a la estructura del
lenguaje. Cuando se les pregunta, por ejemplo, si decir “Ayer papa pinto el cerco” está
bien dicho, pueden responder que no, porque solo su papa pinta paredes. Rechazan
oraciones gramaticalmente correctas si su significado contradice su experiencia.
Cuando el niño tiene conciencia sintáctica puede darse cuenta de que cometió un error
de lectura. Por ejemplo, si lee “las niñas fue a la escuela”, puede identificar error por la
falta de concordancia entre el sujeto y el verbo. Los niños demuestran tener conciencia
sintáctica cuando pueden decir si una oración es gramaticalmente correcta o no, o
corregir una oración incorrecta.
Conciencia pragmática o conciencia sobre que formas del lenguaje son apropiada al
contexto de comunicación.
La conciencia pragmática es la habilidad para darse cuenta de que uno como hablante u
otras personas hacen uso apropiado o no del lenguaje, por ejemplo, una expresión usada
en la conversación familiar puede no ser apropiada para la comunicación escrita.
La conciencia del uso apropiado del lenguaje implica también darse cuenta de que el
discurso de otra persona no es coherente, no tiene sentido, porque afirma algo que
después se contradice: “A mí me gusta ir al cine. Por eso nunca voy al cine”.
Las palabras del lenguaje son estructuras fonológicas, combinaciones de sonidos o de fonemas.
Cuando los niños pequeños aprenden hablar, van armando representaciones mentales de los
sonidos que forman una palabra. Estas representaciones le permiten identificar una palabra
cuando la escuchan y con el tiempo, producir palabras de manera cada vez más completa. Esto
significa que los niños pequeños pueden usar su conocimiento de los sonidos de las palabras para
comunicarse, pero aun no pueden reflexionar sobre este conocimiento, es decir, no tienen
conciencia fonológica.
El desarrollo de la conciencia fonológica, esto es, la conciencia de que las palabras están formadas
por sonido. Se apoya en el conocimiento de que los niños ya tienen de la forma fonológica de las
palabras y es fundamental para que esto puedan acceder a la alfabetización.
Para comprender en que consiste la escritura, el niño debe poder darse cuenta de que las
palabras están formadas por sonidos y que las letras representan esos sonidos. Este
descubrimiento, el del principio alfabético, es un hito fundamental en el proceso del
aprendizaje de la lectura y la escritura.
La mayoría de los niños y las niñas, antes de aprender a leer y a escribir, no se dan cuenta de
que las labras están formadas de sonidos y que las letras representan esos sonidos, es decir,
no tienen conciencia fonológica.
Olvidar el significado de la palabra y atender solo a la estructura sonora es difícil para los niños
y también para los adultos. Por qué no encuentran los sonidos en el habla en forma separada
uno del otro. No hablamos separados l-o-s-so-n-i-d-o-s, sino que coarticulamos y
prácticamente al mismo tiempo los sonidos que forman una silaba. Para decir “Susana” un
hablante, al pronunciar la s ya está redondeando los labios como para decir la u y está
juntando la s y u en su.
Darse cuenta que dos o más palabras ritman y decir palabras que ritmen.
Darse cuenta que dos o más palabras comienzan y terminan con el mismo sonido o
tienen un mismo sonido en el medio.
Darse cuenta de que palabra resulta si alguien dice en pedacitos (s-o-l = a sol).
Darse cuenta de que sonidos y cuantos componen una palabra.
Darse cuenta de que palabra resulta si se les quita a una palabra el sonido inicial (pa –
la = ala).
Cuando los niños y las niñas han adquirido una o varias de estas habilidades, ya han logrado a
atender a la estructura sonora de la palabra, dejando de lado el significado. Pero no todas estas
habilidades son igualmente difíciles. Por ejemplo resulta más fácil para los niños darse cuenta de
que dos palabras ritman o comienzan con el mismo sonido que las otras habilidades.
Muchos niños hacen sus primeros intentos de leer y escribir cuando aún no han desarrollado todas
las habilidades involucradas en la conciencia fonológica.
Para leer estas palabras han aprendido a reconocer algún rasgo, por ejemplo, la z de zorro y a
relacionarlo con el significado de la palabra zorro. No reconocen que la letra z suena como SSSS,
sino que memorizaron la relación entre esos trazos de la z y la palabra entera. También para
escribir han aprendido de memoria el trazado de una secuencia de letras, pero no reconocen la
relación entre esas letras y los sonidos correspondientes.
Para que los niños y las niñas puedan escribir es necesario escribir que desarrollen conciencia
fonología.
Esta conciencia, al permitirle al niño deslindar los sonidos de las palabras, facilita y acelera el
aprendizaje de la escritura porque él puede inferir las correspondencias entre los sonidos y las
letras y una vez que la conoce, usa este conocimiento para escribir palabras.
Algunos de estos errores están relacionados con dificultades para tomar conciencia de
todos los sonidos que forman las palabras.
Otros están relacionados con las características del sistema ortográfico del español.
Las dificultades que los niños experimentan para separar los sonidos se manifiestan en errores. En
la escritura de los niños faltan muchas letras. Por ejemplo, escriben “AO” por pato. Por qué los
niños separan con facilidad las palabras en silabas, pero tienen mayor dificultad para deslindar los
sonidos que forman la silaba. Al separar en silaba, identifican rápidamente las vocales porque
estas se pueden percibir mejor en el continuo del habla que las consonantes.
A medida que el niño va adquiriendo conciencia de los sonidos, omiten menos letras y van
completando su escritura, pero continúan omitiendo algunas letras, con mayor frecuencia la
segunda letra de los grupos consonante (la/ o la r de pl, como plato; de pr, como en premio, de tr,
como en tren; tl, ar , etc.) Y la n y la s cuando son la tercera consonante de una silaba, como por
ejemplo en fantasma. Estas omisiones se deben a que en los grupos consonativos, la o la r están
pegadas a la vocal que el niño no se da cuenta de que hay dos consonantes. Algo similar sucede
con la n y la s.
A pesar de estas dificultades, aprender a escribir en español es más fácil que en otras lenguas. En
el español, las relaciones entre sonidos y las letras son directas, una a una. En la mayoría de los
casos. El sonido / a/ se escribe como a y la letra a siempre se lee como el sonido a. Este tipo de
relación uno a uno se da en: e,o,m,n,ñ,i,p,t,d,rr,ch,f,h. En los de más casos, la relación no es muy
compleja y puede dar lugar a errores de ortografía y de lectura. De hecho el sonido s puede
encontrarse como s, c,z ; el sonido b como b, v ; y el sonido j como g y j ; la i como i , y. Sin
embargo estas relaciones indirectas no entorpecen el proceso en el aprendizaje de la escritura
porque en español el niño puede escribir como suenan muchas palabras y esta se corresponden
con la escritura convencional.
Cuando los niños desarrollan conciencia fonológica pueden comenzar a leer reconociendo
palabras al convertir las letras en los sonidos que le corresponden y juntar estos sonidos. Mientras
que para escribir tienen que poder prolongar y deslindar los sonidos y para poder leer deben hacer
una síntesis de los sonidos, juntarlos.
Cuando los niños comienzan a relacionar la escritura y el habla y dejan de leer de memoria, deben
aprender a convertir las letras en sonidos y a hacer una síntesis de esos sonidos y a juntarlos. Este
proceso se conoce con el nombre de recodificación fonológica. La recodificación es lenta y
trabajosa en un principio pero con la práctica se vuelve automática, permitiendo la identificación
rápida y precisa de las palabras y facilitando el proceso de comprensión: solamente si el
reconocimiento de palabras se ha automatizado y demanda poco esfuerzo, los lectores disponen
de los recursos cognitivos necesario para la comprensión del texto.
Al principio, los niños y las niñas que desarrollan conciencia fonológica relacionan alguna letra de
la palabra que quieren leer con el sonido correspondiente y adivinan el resto de la palabra a partir
de esa pista. Pero leer no es adivinar y a menudo confunden palabras que tienen letras que
coinciden, como pelo y pato.
A medida que los niños conocen más correspondencia, pueden comenzar a leer palabras
convirtiendo todas las letras que ven escritas en los sonidos correspondientes.
Los niños conocen varias correspondencias letras-sonidos y pueden ir pronunciando las letras y
silabas que ven, pero no logran hacer una síntesis, juntar los sonidos para reconocer las palabras.
Ejemplo página 116.
Las situaciones de juego con sonidos desarrollan conciencia fonológica y facilitan el aprendizaje de
la lectura y la escritura.
Los niños que en su hogar leen poesías, conversan y reflexionan con sus padres, hermanos y
abuelos sobre el lenguaje, desarrollan, en estas situaciones de enseñanza implícita, conciencia
fonológica y otros conocimientos que podrán usar para comprender el sistema de escritura.
Los niños que no tienen en su hogar oportunidades de participación en esta situación informales
de juegos con el lenguaje (de rima, canciones y poesías) y de lectura y de escritura de palabras y
textos en colaboración necesitaran que el maestro las cree en el aula con objetivo explícito de
enseñanza y de modo más sistemático.
Las situaciones mediante las cuales el maestro puede contribuir a que los niños desarrollen
conciencia fonológica son:
Estas habilidades tienen diferentes nivel de dificultad y que conviene que la maestra tenga en
cuenta al plantear una progresión en las situaciones. Son más fáciles las situaciones de rima que
aquellas en las que se atiende al sonido inicial o final de la palabra. Estas, a su vez, son más
sencillas que los juegos de síntesis de sonidos y lo más difícil para los niños es el juego de
prolongación de sonidos de una palabra.
Las situaciones frecuentes de juegos con palabras y en la que se leen y comparten poesías y
canciones conducen naturalmente a los niños a atender a las palabras que riman. Se pueden
plantear distintas situaciones.
En las primeras situaciones de juegos de rimas, las maestras y los maestros no introducen la
escritura para que la atención de los niños se centre exclusivamente en los sonidos. A medidas que
los niños desarrollan mayores habilidades de conciencia fonológica, la maestra puede introducir la
escritura para describir las rimas que los niños dicen o para leer y marcar en el texto las rimas. De
ese mono los niños empiezan a relacionar los sonidos con las letras.
Ejemplo pagina 122.
El sonido inicial de las palabras resulta el más fácil de identificar porque los niños deben atender
solamente al primer segmento de las palabras, que puede ser separados de los demás.
El reconocimiento del sonido inicial comienza con el nombre del niño, cuando se da cuenta de que
hay otras palabras que empiezan como las de su nombre. El trabajo con el nombre propio es una
actividad muy significativa para el niño porque el nombre está relacionado con su identidad.
El nombre es generalmente la primera palabra que aprenden a escribir y al hacerlo, los niños
prestan atención a los sonidos y las letras si el adulto que les enseña a escribir se los señala,
particularmente la letra inicial son las primeras que los niños conocen y que logra relacionar con
los sonidos que representan.
Las situaciones en las que se juega a identificar el sonido final de una palabra contribuyen a que
los niños atiendan a la estructuras de las palabras y vayan más allá del sonido inicial en su análisis.
Una situación apropiada para el trabajo con el sonido final es el juego del eco.
La prolongación de los sonidos de las palabras es una de las actividades más importantes para el
desarrollo de la conciencia fonológica. Esta actividad resulta difícil de realizar porque los adultos
tienden a recortar las palabras diciendo sonido por sonido: “m-e-s-a” o a deletrear: “eme-e –ese-
a”. Pero no se trata de deletrear diciendo el nombre de las letras, sino de prolongar un sonido de
la palabra por vez en sucesivas repeticiones: sssol-soool-solll.
Para que los niños presten atención a los sonidos y al orden en que se suceden en la palabra se
puede recurrir a un cuadro, por ejemplo se coloca un dibujo en el picarón de una mesa y se hace un
cuadro, con tantos espacios como sonidos que tenga la palabra. A medida que prolonga un sonido,
va sumando cruces.
Los niños pueden realizar este juego colocando sobre su escritorio elementos (piedritas, tapitas)
como sonidos de identificar las palabras.
Algunas sugerencias.
Con otros maestros pueden juegos de sonidos que le gustaban cuando eran
chicos (rimas, trabalenguas) para compartir con los niños y también les pueden
pedir a los padres que les digan juegos y rimas con las palabras que a los niños
le gusten.
Los maestros pueden analizar juntos las escrituras que los niños producen
espontáneamente y relacionar los progresos que estos van haciendo en
escritura con el desarrollo de la conciencia fonológica: pueden evaluar como
omiten progresivamente menos letras, como dejan de omitir letras en
palabras sencillas pero continúan omitiéndolas cuando aparecen grupos
consonativos.
Pueden evaluar las habilidades de lecturas de los niños y relacionarlas con el
desarrollo de la conciencia fonológica : palabras cortas, largas , familiares o no
familiares.