07 El Desarrollo de Las Praxias

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Las praxias

Psicomotricista Raquel Ojeda

Montevideo 2012

¿Qué son las praxias?


“Son movimientos de complejidad variable, que tienen un fin determinado, son
planificados y aprendidos, por lo tanto son inicialmente conscientes y se automatizan
con la repetición” M. A. Rebollo

“No son movimientos cualesquiera sino sistemas de movimientos coordinados en función


de un resultado o de una intención” J. Piaget

El fín de las praxias es el conocimiento y uso de los objetos, así como, la comunicación con
otros individuos.

Algunos ejemplos de praxias cotidianas que se aprenden en el hogar y en CAIF son el


lavado de diente, de manos (praxias de higiene), el sacado y la colocación de las camperas
y zapatos(praxias del vestir), el manejo de utensilios para comer (praxias de la
alimentación), etc.

Cuando se dice que tiene “un fín determinado” se refiere a que son acciones y
movimientos que tienen un objetivo a lograr, no son movimientos casuales ni sin sentido,
por ejemplo peinarse, poner pasta en el cepillo de dientes o abrir una canilla.

Son “planificadas” porque ese objetivo no se lograría si no existe un plan de acción a


desplegar. Existen pasos sucesivos a desarrollar, primero es una acción o movimiento,
luego otro y luego otro hasta llegar al objetivo.

El ensayo y la comprensión de los pasos a dar producen un “aprendizaje” de la acción.

Estas acciones práxicas que se van aprendiendo requieren mucha atención y


concentración de parte del niño, si esto no es así el niño puede fallar en la realización de la
praxia o en su aprendizaje, por eso se dice que son “conscientes” ya que toda su atención
está puesta en la acción.

El ejercicio repetido día a día, de las mismas acciones para realizar una determinada
praxia, genera un aprendizaje que se integra rápidamente a las estructuras cerebrales del
niño y llega un momento en que el niño ya no necesita prestar tanta atención a la tarea que
realiza y aún así la hace perfectamente; por ejemplo puede sacarse o ponerse una campera
prestando atención a algo que está comunicando la educadora o distraído en otro asunto.
Esto es la “automatización” de las praxias y tiene un fuerte valor adaptativo, le permite al
individuo realizar más de una función a la vez

La praxia se produce en un proceso de 3 etapas:

1. Planificación

2. Ejecución

3. Automatización
1. Planificación: Para que el niño logre la planificación de un acto que se propone, se
requieren múltiples funciones, por ejemplo saber qué es lo que quiere lograr, esto implica
tener una representación mental de aquello que desea, por eso las praxias comienzan a
desarrollarse a partir de la evolución de la función simbólica, antes de este momento,
plantea la doctora Rebollo, “no serían praxias propiamente dichas”.

Se necesita además, tener información del ambiente que aporte las coordenadas
espaciales y temporales necesarias para el desarrollo de su estrategia motriz, esto es
disponer de un sistema senso- perceptivo que permita identificar las variaciones posturales
y ubicarse en el espacio para actuar en el mundo de los objetos.

La planificación de los pasos a seguir requiere de una organización temporal, es decir,


lograr una proyección de sus acciones en un determinado orden temporal (empezar con
un gesto, seguir con otra acción, etc).

2. Ejecución: Para esta etapa el niño necesita contar con un sistema senso-motor
indemne (exento de daño), que permita actuar con libertad dentro de sus posibilidades
madurativas.

La acción está íntimamente ligada a las funciones sensitivas por lo que el sistema sensorial
envía permanentemente información al cerebro verificando si las acciones corporales
están realizándose adecuadamente (esquema corporal en movimiento) y cuáles son las
coordenadas espaciales y temporales así como características de los objetos para que el
niño pueda operar con él.

3. Automatización: ya hemos explicado el concepto de automatización. La misma


puede confundirse con los “hábitos”. Estos tienen que ver con la incorporación de una
conducta integrada a la vida cotidiana, por ejemplo el hábito de lavarse las manos antes de
comer o cepillarse los dientes luego de comer, pero “la praxia de lavarse las manos o los
dientes” puede no estar adquirida aún, es decir qué, aún no logra una buena técnica o no
ha automatizado aún el aprendizaje. El niño entonces, realiza estas acciones en forma
habitual pero con cierta inhabilidad que irá disminuyendo, hasta alcanzar un buen
desarrollo de esa praxia.

Las praxias y la inteligencia


Las praxias tienen íntima relación con la inteligencia, ya que, como hemos visto, son
acciones complejas que requieren la puesta en juego de múltiples funciones cerebrales. A
medida que se desarrolla la inteligencia, el niño adquiere posibilidades de realizar praxias
cada vez más complejas y el aumento de la complejidad de las mismas potencia el
desarrollo intelectual, por eso se dice que, las praxias son un instrumento de la inteligencia
y se establece un sistema de retroalimentación recíproca.
La atención está sumamente vinculada a la actividad práxica, así como la memoria, ya que,
sin memoria no hay aprendizaje posible.

El carácter social de las praxias


Las praxias se originan en las relaciones sociales entre los individuos y el logro de las
mismas permite el acceso a la cultura. Esto se aprecia por ejemplo en el aprendizaje de los
distintos gestos comunicacionales y uso de los utensilios en las distintas culturas
(indígenas, oriental, occidental, esquimal, etc).
El carácter social de las praxias hace que las mismas tengan íntima relación con la
afectividad, Piaget plantea que la afectividad es el “motor de la actividad práxica”.

El niño es un buscador de experiencias y en esta etapa será frecuente escucharlo varias


veces decir “yo solito”, “yo puedo”, “yo ayudo”, en este momento de la vida podremos
acompañarlo en un proceso muy importante para su desarrollo afectivo que es la
construcción de la autonomía.

Esto no implica que quienes interactuamos con los niños debamos dejarlos solos en el
ensayo de las praxias. En algunos casos los niños podrán ir descubriendo estrategias para
el logro de estas acciones, pero otras veces, será importante el rol del adulto mostrando y
enseñando al niño los diversos pasos para desarrollar la praxia, alentar y dar la
oportunidad de ensayar tantas veces como sea necesario evitando realizar un
entrenamiento que no tenga sentido desde la óptica del niño.

En CAIF pueden planificarse actividades lúdicas y didácticas que permitan el desarrollo de


las distintas praxias, así como, valorar los momentos en que se desarrollan las praxias
cotidianas (almuerzos, lavados de manos, vestirse y desvestirse) como momentos de alto
contenido de aprendizajes para los niños.
Es importante respetar el ritmo de acción del niño y su estilo personal.

Los avances en el proceso de autonomía dan mucha gratificación al niño, le permiten


ir construyendo una imagen valorada de sí mismo, le permiten reposicionarse en la
relación con los otros (padres, familia, educadores. niños, etc) y le permiten la
inclusión en el mundo de su cultura.

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