Misa San Francisco PDF
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FRANCISCO DE ASÍS
RITOS INICIALES
Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros van al altar, mientras se entona el canto de entrada.
Alegrémonos todos en el Señor al celebrar este día de fiesta en honor de nuestro santo
padre Francisco; los ángeles se alegran de esta solemidad y alaban a una al Hijo de Dios
vivo.
Cuando llega al altar, el sacerdote con los ministros hacen la debida reverencia, venera el altar con un
beso y, si se juzga oportuno inciensa el altar y la cruz. Después se dirige con los ministros a la sede.
Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:
El pueblo responde:
Amén.
El Dios de la esperanza,
que por la acción del Espíritu Santo
nos colma con su alegría y con su paz,
esté siempre con todos ustedes.
Y con tu espíritu
ACTO PENITENCIAL
A continuación se hace el acto penitencial, al que el sacerdote invita a los fieles diciendo:.
Luego prosiguen:
Dios todopoderoso
tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Amén.
Oremos.
Y todos junto con el sacerdote rezan en silencio durante unos instantes. Luego el sacerdote con las manos
extendidas pronuncia la oración colecta.
D ios todopoderoso,
que otorgaste a nuestro Padre San Francisco
la gracia de asemejarse a Cristo
por la humildad y la pobreza;
concédenos caminar tras sus huellas,
para que podamos seguir a tu Hijo
y entregarnos a ti con amor jubiloso.
Por nuestro Señor Jesuscisto.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Palabra de Dios
SEGUNDA LECTURA
Hermanos: No permita dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por el cual el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo.
Porque en Cristo Jesús de nada vale el estar circuncidado o no, sino el ser una nueva creatura.
Para todos los que vivan conforme a esta norma y también para el verdadero Israel, la paz y la
misericordia de Dios. De ahora en adelante, que nadie me ponga más obstáculos, porque llevo
en mi cuerpo la marca de los sufrimientos que he pasado por Cristo.
Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes, Amén.
Palabra de Dios.
SECUENCIA
El ideal de tu vida
un mundo nuevo jalona,
y el árbol del evangelio
florece con nuevas rosas.
EVANGELIO
Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla
En aquel !empo, Jesús exclamó: “¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la !erra, porque has
escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla! Gracias
,Padre, porque así te ha parecido bien.
El Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce mejor al Hijo sino el Padre, y nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mi, todos los que están fa!gados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen
mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán
descanso, porque i yugo es suave y mi carga ligera.
HOMILÍA
En este gozoso día de fiesta en el que el Señor exaltó a su humilde siervo Francisco, presentemos
con confianza nuestras súplicas y plegarias a Dios Padre todopoderoso que escucha las oraciones de
los humildes.
Por la santa Iglesia: para que se renueve sin cesar y, guiada paternalmente por nuestro Papa
N. y nuestro Obispo N., anuncie fielmente el Evangelio a los hombres de hoy.
Roguemos al Señor. R/.
Por la familia franciscana: para que, siguiendo el ejemplo del Padre Francisco, sepamos ser
humildes y sencillos testigos de Jesucristo, y llevemos al mundo de hoy el mensaje de paz y
bien.
Roguemos al Señor. R/.
Por todos los pueblos del mundo: para que cesen la violencia, el odio y la guerra, y la paz y
la fraternidad universal anunciadas por Francisco lleguen a todos los hombres.
Roguemos al Señor. R/.
Por los que sufren en el cuerpo o en el espíritu: para que encuentren el consuelo y el remedio
a sus males y la paz del corazón.
Roguemos al Señor. R/.
Por los que estamos celebrando esta solemnidad: para que seamos humildes, sencillos y
puros, amemos fraternalmente a todos los hombres y a todas las criaturas del universo y,
a través de nosotros, siga presente en el mundo de hoy el espíritu de Francisco de Asís.
Roguemos al Señor. R/.
LITURGIA EUCARÍSTICA
Acabada la Liturgia de la Palabra, los ministros colocan en el altar el corporal, el purificador, el cáliz y el
misal; mientras tanto puede ejecutarse un canto adecuado.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la
celebración de la Eucaristía, bien aportando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar,
dice en secreto:
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas palabras;
al final el pueblo puede aclamar:
Y, si se juzga oportuno, inciensa las ofrendas, la cruz y el altar. A continuación el diácono o un ministro
inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Después, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y juntando lamanos, dice la
siguiente fórmula
Oremos hermanos,
para que, trayendo al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
El pueblo aclama.
Amén.
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo requiere la
naturaleza de éstas.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
tomó pan,
y dando gracias te bendijo,
lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Se inclina un poco.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
Luego dice una de las siguientes fórmulas:
CP
1 Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
CC
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en ella la Víctima
por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo,
formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1
Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
su esposo San José
los apóstoles y los mártires,
[san N.: Santo del día o patrono]
y todos los santos,
por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2
Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
tu servidor, el Papa N.,
a nuestro Obispo N.,
CP O CC
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
“La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
El pueblo responde:
Amén.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz,
diciendo en secreto:
Señor Jesucristo,
la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino que, por tu piedad,
me aproveche para defensa de alma y cuerpo
y como remedio saludable.
El Cuerpo de Cristo.
Amén.
Y comulga.
El diácono y los ministros que distribuyen la Eucaristía observan los mismos ritos.
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en su lugar.
Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
Acabada la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena
sobre el cáliz y también el mismo cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo en la credencia
después de la misa.
Si el sacerdote hace la purificación, dice en secreto:
Haz, Señor,
que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida
nos aproveche para la eterna.
Oremos.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Despedida
Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, despide al pueblo con una de las fórmulas
siguientes.