Mística en La Trama de La Vida Cotidiana - M.mazzini
Mística en La Trama de La Vida Cotidiana - M.mazzini
Mística en La Trama de La Vida Cotidiana - M.mazzini
RESUMEN
En este artículo me propongo profundizar sobre mística y vida cotidiana. Para ello
comenzaré definiendo brevemente lo que entiendo por mística; luego proseguiré con
algunas precisiones sobre mística y vida cotidiana en general, teniendo en cuenta la
particular relación que tienen con el tema algunas teologías hechas por mujeres, pero
haciendo foco en el pensamiento de Guenther. Cerraré estas líneas con una breve
reflexión conclusiva.
Palabras Clave: mística, vida cotidiana, experiencia, teología, mujeres.
“Así pues, con la palabra mística nos referimos, en términos muy genera-
les e imprecisos a experiencias interiores, inmediatas, fruitivas que tienen
lugar en un nivel de conciencia que supera la que rige en la experiencia
ordinaria y objetiva, de la unión –cualquiera sea la forma en que se la viva-
del fondo del sujeto con el todo, el universo, lo absoluto, lo divino, Dios
o el Espíritu.”3
“El místico (...) no es más que el creyente que ejercita de una forma determi-
nada y con un determinado grado de intensidad subjetiva, su actitud de fe (...)
el que vive con un determinado grado de intensidad la experiencia de la fe y, en
ella, la experiencia de la realidad que la origina y a la que remite.”4
5. G. MOIOLI, “Mística Cristiana”, en: T. GOFFI; S. DE FIORES; A. GUERRA (eds.), Nuevo Dicciona-
rio de Espiritualidad, Madrid, Paulinas, 1990, 1267.
6. La expresión es de Moioli, en “Mística Cristiana”, en: NDE, 1268.
7. Recordemos el magisterio de Balthasar sobre la referencialidad del cristiano respecto de
Cristo: “El donde del cristiano es Cristo mismo, como el donde de Cristo es el Padre. Este dónde
no es de orden espacial-temporal ni la simple prefiguración de un ideal o programa de vida, ni la
aceptación externa de una tarea o dignidad (…). Es, más bien, una redefinición de toda la existen-
cia de los llamados, de modo que éstos, mediante su inserción en el estado de Cristo, reciben su
destino definitivo, que absorbe y relativiza en sí todo lo demás. (…) Y eso significa que el cristiano,
viva en el estado que viviere, tiene que estar siempre en una relación concéntrica respecto de Cris-
to.” H. U. VON BALTHASAR, Estados de vida del cristiano, Madrid, Cristiandad, 1994, 155-156.
8. Lucio Gera, definía la comunión de los santos como la realidad en la que los peregrinos,
quienes se purifican y quienes están en la gloria, “por el amor nos comunicamos bienes unos a
otros” (afirmación tomada del curso de eclesiología, brindado en la Facultad de Teología de la UCA,
en el ciclo lectivo 1988).
9. B. OLIVERA, Sol en la Noche. Misterio y mística cristiana desde una experiencia cistercien-
se, Burgos, Monte Carmelo, 2002, 207.
10. LG 39.
11. CH. LUBICH, La doctrina espiritual, preparada por M. VANDELEENE. Introducciones de P. CODA
y J. CASTELLANO, Buenos Aires, Ciudad Nueva, 2005, 215.
12. Chiara Lubich no es la única. La cito aquí sólo como ejemplo. Teresa de Calcuta o Tho-
mas Merton entre otros, tienen expresiones en este sentido.
13. JUAN DE LA CRUZ, Obras Completas, revisión textual, introducciones y notas al texto por
J.V. RODRÍGUEZ. Introducción y notas doctrinales por F. Ruiz Salvador, Madrid, Ed. de Espiritualidad,
1992, 2N 10, 1-2.
14. Catalina de Siena describe en el Diálogo a la persona que comulga como un pez en el
agua: (…) l anima allora è in Dio e Dio è nell anima sì come il pesce chesta nel mare, e l mare nel
pesce (…)”. (D 2, 76-78). “(…) entonces el alma está en Dios y Dios está en el alma como el pez está
en el mar y el mar en el pez (...).” Obras de Santa Catalina de Siena. El diálogo. Oraciones y Solilo-
quios, Edición preparada por José Salvador y Conde, Madrid, BAC, 2007.
15. Cf. R. VOILLAUME, “La oración de las pobres gentes” en: En el Corazón de las Masas, Bar-
celona, Ed. Studium, 1968, 90.
16. Una de las obras pioneras en el tema fue la deP. ARIES-G. DUBY, Historia de la vida priva-
da, Madrid, Taurus, 1992.
17. México es uno de los países que más ha desarrollado el tema de la microhistoria. Cf. L.
GONZÁLEZ Y GONZÁLEZ, Invitación a la Microhistoria, México, Ed Setentas, 1973.
“Todo el que haya trabajado con los sectores populares conoce lo particular e
inmediato de lo que preocupa al pueblo día tras día, lo poco metódico que es
lo cotidiano (…) Esto conduce a lo que muchos ven como inconsistente en la
vida de la gente de base pero que en realidad señala la necesidad que impone lo
cotidiano de actuar aquí y ahora porque si no, no hay cómo salir adelante. Lo
poco metódico del actuar de la gente de base es la única manera que tienen de
enfrentarse con lo incierto de sus vidas, incertidumbre que se debe a que no
tienen poder para controlar o cambiar lo que les sucede y lo más que pueden
hacer es arreglárselas como sea.
La gente de base tiene la habilidad de aprovechar el momento presente y se las
arreglan para sacar algo de la nada. Esta habilidad se basa en la capacidad que
desarrollan para poder atender a una multitud de cosas a la vez así como también
a la maña que se dan para lidiar a un mismo tiempo con el sin fin de cosas que la
vida les presenta porque no pueden darse el lujo de tratar con ellas una por una
ya que la mayoría se les escaparían resultando en una catástrofe en sus vidas.
Esta capacidad de enfrentarse a la vez con un sin fin de cosas indica la habilidad
que tiene la gente sencilla para ver las conexiones que existen entre cosas muy
dispares, habilidad que no tendrían si fueran más metódicos, en el sentido de tra-
tar con las cosas en forma deductiva y sistemática. La forma cómo se ocupan de
la multitud de cosas a las que se enfrentan cotidianamente, forma que muchos
consideran desordenada, indica la importancia que tiene lo intuitivo y el estar
completamente presente a los detalles de lo cotidiano, pues son precisamente los
detalles los que constituyen el meollo de la realidad, de la vida.”19
24. Esta expresión se ha vuelto bastante habitual, para expresar la posibilidad sobre la que
se ha reflexionado mucho a partir del Vaticano II, de llevar una vida contemplativa en el mundo.
Uno de los autores contemporáneos que la utilizan es John Main, Cf. J. MAIN, Monastery without
Walls. The Spiritual letters of John Main, Norwich, Canterbury Press, 2006. También la referencia
de Laurence Freeman al pensamiento de Main, <http://meditacioncristiana.net/node/72> [Consulta:
21 de Junio de 2014].
25. También llamado cañamazo: Tela de trama separada, dispuesta para ser bordada o para
servir de guía a otra tela que llevará finalmente el bordado. Definición tomada de <http://www.wor-
dreference.com> [Consulta:21 de Junio de 2014].
26. Teología como biografía. Una fundamentación dogmática, Bilbao, Desclée de Brouwer, 2000
27. M. GUENTHER, The Practice of Prayer, Massachusetts, Cowley Publications, 1998. 11. La
traducción es de Patricia Paz y está incluida en: M. MARCELA MAZZINI; PATRICIA PAZ, “Margaret Guen-
ther”, en: V. R. AZCUY; M. MARCELA MAZZINI; NANCY V. RAIMONDO (Coord.), Antología de Textos de
Autoras en América Latina, el Caribe y Estados Unidos, Colección Mujeres Haciendo Teologías 2,
Buenos Aires, San Pablo-Teologanda, 2009, 241-253..
tro con Dios. Aún más, significa que el encuentro con Dios sólo es autén-
tico si se da en el aquí y ahora de nuestra vida. “En el medio de nuestra
vida” como titula Guenther a la segunda parte de su libro sobre oración.29
lugar existencial es sólo eso, por más que lo hayamos elegido para
nuestro encuentro con el Señor, hasta que no aprendemos a estar allí y
dejar que ese sitio nos transforme. Entonces ese lugar se vuelve
“celda”: lugar de oración y de trascendencia.
35. Cf. M. GUENTHER, Toward Holy Ground. Spiritual Directions for the Second Half of Life,
Massachusetts, Cowley Publications, 1995, 3.
36. Cf. M. GUENTHER, ¡Have Some More, Darling! ¡There’s Lending!, en: J. STEFFENSEN HAGEN
(ed.) Rattling those Dry Bones. Women Changing the Church, London, Publishing/Editing Network,
1995, 130.
37. Holy Listening, 117.
todos ven, pero que además es sostenido por una trama, por un cana-
vá que no todos ven, sino sólo los y las que saben mirar: ellos y ellas
son los místicos y las místicas. Experiencia que no está lejos de la rela-
tada por Ada María Isasi-Díaz de las mujeres de Perú, capaces de
seguir la trama de su tejido mientras caminan por un terreno irregular,
cuidan a sus hijos y siguen el hilo de la conversación con sus compa-
ñeras de ruta.
La mística como experiencia está tan cerca como Dios mismo, más
interior que nuestra misma interioridad, en bella expresión agustiniana.
Es cercana y al alcance de todos porque es simple aunque sea difícil.
Quien preste atención simultáneamente al dibujo del bordado y
al cañamazo que lo sostiene, corre también el riesgo de dividir su aten-
ción. La mujer que camina en Perú podría ser también una persona
dispersa en varias cosas que por interesarse en la conversación, descui-
dara el camino o los niños o su tejido. Ada María pone de relieve esta
experiencia no por las muchas cosas que estas mujeres hacen simultá-
neamente sino por su capacidad de “estar completamente presentes a
los detalles de lo cotidiano, pues son precisamente los detalles los que
constituyen el meollo de la realidad, de la vida”.
Nuestra vida no se convierte en existencia mística por hacer
muchas cosas, más bien tenemos registro de dispersión y experiencia
propia y ajena de personas alteradas y dispersas, alienadas en la activi-
dad. La buena noticia es que la mística es posible en medio de nuestra
vida, como le gusta decir a Margaret, y agrego que esto es posible si
sabemos ver el canavá que la sostiene, si somos como esos testigos de la
fe que alaba la carta a los Hebreos, esos y esas que caminan como si vie-
ran al invisible (Cf. Heb 11,27). Evidentemente la mística es experiencia,
pero experiencia de fe y en la fe; de hecho, losmaestros espirituales reco-
nocidos, en su experiencia minimizan el componente paramístico o
extraordinario para remitirse a la fe teologal, a la fe que obra por la cari-
dad.45La mística está al alcance de toda aquella persona que se arriesgue
a caminar en la fe, haciendo de ese camino un estilo de vida.
Por cierto, al bordar hay que entrenar la vista para esta doble
45. En este sentido se expresa Teresa de Ávila “Yo no desearía otra oración, sino la que me
hiciese crecer las virtudes”. Carta 133 del 23 de octubre de 1576, al P Jerónimo Gracián en: TERESA
DE JESÚS, Epistolario, Madrid, Ed. de Espiritualidad, 1984, 315.
46. Cf. R. PANIKKAR, De la mística. Experiencia plena de la vida, Barcelona, Herder, 2005,
25.37.104.190.201.254-255.263.
47. R. PANIKKAR, De la mística, 114.