Actas Iii Congreso Nacional de Arqueologia Volumen I PDF
Actas Iii Congreso Nacional de Arqueologia Volumen I PDF
Actas Iii Congreso Nacional de Arqueologia Volumen I PDF
Ministerio de Cultura
Av. Javier Prado Este 2465, San Borja
Lima, Perú
ISBN: 978-612-4391-06-4
La presencia Lambayeque/Sicán en el desierto de Sechura Arqueología del campo de batalla del Alto de la Alianza,
(extremo norte del Perú): Primeros resultados de las Tacna 1880 189
excavaciones en Huaca Amarilla 29 Milena Vega Centeno Alzamora
Nicolas Goepfert, Belkys Gutiérrez León y Segundo
Vásquez Sánchez SIMPOSIO REGIONAL DE ARQUEOLOGÍA DE
LA SIERRA NORTE
El Camino de los Llanos: Estudio de la vialidad prehispánica
entre los valles de La Leche y Chancay (Lambayeque – Perú) 39 Investigación arqueológica en el Subsector A del
Joseph A. Bernabé Romero Sector 1 de Wiraqochapampa 199
Marco Antonio López Cervantes
Excavaciones en el núcleo urbano Moche,
temporada 2015 53 Primeras interpretaciones sobre el sitio arqueológico
Santiago Uceda Castillo, Henry Gayoso Rullier, Cerro Miraflores - Huamachuco - La Libertad 207
Feren Castillo Luján, y Luis E. Zavaleta Paredes Cristián Edilberto Vizconde García
Conservación de los principales monumentos del Santuario Asentamientos de cazadores-recolectores del Holoceno
Arqueológico de Pachacamac en el marco de la temprano y medio en la sierra sur de Ancash 255
implementación para la visita nocturna. Plan COPESCO Jhon Cruz Quiñones
Nacional PIP 105286 91
Rommel Ángeles Falcón El montículo de Acshipucoto y la tradición arquitectónica
del Arcaico Tardío en el valle alto de Nepeña, Ancash 261
Plan COPESCO Nacional PIP 105286. Las habitaciones Jeisen Navarro Vega y Kimberly Munro
debajo de nuestros pies: prospección multisensorial de
una arquitectura ceremonial del Arcaico Tardío 109 La tumba del Sacerdotes de la Serpiente-Jaguar en el
Gabriela De Los Ríos Farfán y Matthew Piscitelli centro ceremonial Formativo de Pacopampa 271
Juan Pablo Villanueva Hidalgo, Yuji Seki y Daniel
Proyecto Puesta en valor de la Zona Arqueológica Morales Chocano
Monumental El Paraíso. Temporada 2015-2016.
Resultados preliminares 121 Excavaciones en los sitios arqueológicos Ingatambo y
José Joaquín Narváez Luna y Dayanna Carbonel Arana Yerma, Cajamarca 283
Atsushi Yamamoto y Marina Ramírez Santillana
Excavaciones arqueológicas en Huaca Pucllana,
temporada 2015 135 Resultados preliminares de la temporada de
Isabel Flores Espinoza, José Ccencho Huamaní, investigaciones 2015 en Chavín de Huántar 291
Micaela Álvarez Calmet, Gladys Paz Flores y Mirella John Rick, Augusto Bazán Pérez, Rosa Rick y
Ganoza Yaipén Lisseth Rojas Pelayo
La realización del III Congreso Nacional de Arqueología, del que ahora presen-
tamos su actas, no hubiera sido posible sin el empeño y trabajo de la Dirección
General de Patrimonio Arqueológico Inmueble, que desde la primera edición
del evento ha asumido la tarea de su organización. Justo reconocimiento a los
voluntarios del Programa “Soy Cultura” que apoyaron la organización del evento
y al gentil patrocinio de distintas instituciones como Cálidda Gas Natural del
Perú, Arqueosystems SAC, la Oficina de la UNESCO en Lima, Hidroeléctrica
Laguna Azul, Arkeos Asesores Consultores SAC, Trashumantes SAC, Beta
Analytic Inc. y Otto Kunz; ya que sin ellos no hubiera sido posible la realización
del congreso.
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Presentación
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parte de este volumen está destinada a investigaciones de temáticas diversas
como arqueología y género con los artículos de Oscar Espinoza y de Claudia
Nuñez. Otros temas involucran paisajes monumentales y la memoria social,
con una investigación de los valles de Lima durante el Formativo realizado por
Luis Flores y sus colaboradores, y otros dos artículos relacionados a la insti-
tucionalidad durante el Tawantinsuyo. Se presenta el artículo de Erik Maquera
que ofrece una nueva lectura a los cambios de la arqueología de contrato en el
país y un artículo con los resultados de un Proyecto de Rescate Arqueológico
en el valle de Chancay. La investigación derivada de la mesa UNESCO sobre
educación y patrimonio presenta el proyecto “Activa tu Huaca: repensando el
uso del espacio social y su relación con el entorno urbano de Lima”, expuesto
por Rosabella Álvarez-Calderón. El volumen cierra con cuatro investigaciones
de arqueometría en cerámica, barro no cocido y minerales.
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Cálidda durante más de 13 años de labores continuas ha realizado importantes
hallazgos arqueológicos durante el tendido de redes de Gas Natural en Lima y
Callao, lo que nos ha llevado a trabajar de manera conjunta con el Ministerio de
Cultura en la recuperación, protección y difusión del legado arqueológico que
aún existe en el subsuelo de nuestra capital.
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12
Investigaciones arqueológicas y revalorización cultural
del complejo arqueológico de Cerro Colorado, Huacho
El complejo arqueológico
de Cerro Colorado
13
Fig. 2. Plano de ubicación de los sectores y las unidades de excavación de Cerro Colorado.
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A pesar de que algunos arqueólogos han escuchado b. Sector del Tambo: Está compuesto por un conjunto
hablar o han visitado el complejo de Cerro Colorado, de edificaciones de planta cuadrangular, construi-
no se ha realizado investigación arqueológica alguna. das con tapiales que fueron pintados de color rojo
Solo se conocen los materiales que han sido recupera- y crema. Se trata del tambo por donde pasaron los
dos por proyectos de evaluación y rescate arqueológicos primeros hispanos que se dirigían a Pachacamac a
(Morales 2009; Rodríguez 2007; Tosso 1997; van Dalen inicios de 1533 (van Dalen 2011).
et al. 2014; van Dalen y Carbonel 2015; van Dalen et c. Área funeraria: Está conformada por el extenso
al. 2016; van Dalen 2017a) o por la acción del huaqueo. cementerio que contiene contextos funerarios con
o sin estructuras funerarias (van Dalen 2017a).
El área más importante del sitio se encuentra ubicada
hacia el lado este de la carretera Panamericana, inmedia-
tamente antes de ingresar a la ciudad de Huacho desde Las investigaciones del año 2015 se desarrollaron prin-
el sur. Hoy el terreno se encuentra ocupado por nume- cipalmente en los sectores A y B. Tres unidades fueron
rosos asentamientos humanos que cada año avanzan e emplazadas en medio del sector C (figs. 3, 4, 5 y 6).
invaden parte del cementerio huaqueado.
Fig. 3. Foto satelital con la ubicación del complejo arqueológico de Cerro Colorado y sus tres sectores, tomada el 2007 (Google Earth).
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Fig. 4. Foto satelital del sector B (Tambo), tomada el 2007 (Google Earth).
Fig. 5. Foto satelital con la distribución de los sectores, tomada el 2014 (Google Earth).
del cerro. Estos muros están edificados con adobes y una capa eólica y debajo un pequeño relleno conteniendo
piedras canteadas. El vano de acceso a la cima se ubica restos arqueológicos, entre fragmentos de cerámica de
en el lado oeste. la cultura Chancay, una mano de moler, restos malaco-
lógicos, dos ovillos con hilos de algodón y un fogón. Las
La unidad 6 se excavó fuera y hacia el oeste de los muros prospecciones realizadas en esta Asociación, al igual
concéntricos (fuera del muro 3), en la plazuela de la que en la de San Marcos, evidenciaron abundante can-
Asociación de Vivienda Los Ángeles. En ella se identificó tidad de fragmentos de cerámica. También se constató
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Fig. 6. Vista panorámica del tambo y los otros sectores contiguos.
la destrucción que vienen realizando sus pobladores de adobes paralelepípedos. Se encontraron además
contra el complejo arqueológico, mediante la remoción restos malacológicos, botánicos y cerámicos.
del terreno y las invasiones.
La Unidad 12 se ubica junto al muro 1, en su parte
La Unidad 8 se excavó junto al muro 3. Permitió iden- interna. En este lado el muro es de piedras canteadas
tificar las características de este muro, edificado con unidas con argamasa, y presenta un acceso conformado
adobes paralelepípedos colocados a soga y a tizón, y por tres escalinatas continuas de piedras. En las capas
unidos con argamasa. En asociación al muro se halla- de relleno se identificó material cultural. La Unidad 13
ron áreas de quema, así como pequeños habitáculos de está conformada por una trinchera que corre paralela
adobes. También se hallaron: percutores, morteros, un
punzón de hueso, las ofrendas de un camélido y de un
costalillo lleno de hojas de coca (figs. 7, 8 y 9).
La Unidad 11 es una trinchera ubicada en la parte externa Hallazgo de un saco con coca junto al muro 3 del sector A de
Fig. 7.
del muro 1. En ella se halló un piso asociado con el muro Cerro Colorado.
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Fig. 8. Detalle del saco con coca. Vista en detalle de la planta del muro 3 del sector A de Cerro
Fig. 9.
Colorado.
al muro 2, edificado en este lado con piedras canteadas de quema y colchones botánicos dispuestos entre abun-
unidas con argamasa (figs. 10 y 11). dantes afloramientos rocosos.
Fig. 10. Vista en detalle del muro 2, sector A. Fig. 11. Vista de detalle del muro 2, con un piso asociado.
18
Fig. 12. Vista del muro 3 en la unidad 14. Fig. 13. Vista de otro tramo del muro 3, sector A.
Fig. 14. Vista de la unidad 21. Pasadizo al interior del Tambo, con las Fig. 15 . Vista de la unidad 21 excavada dentro del Tambo.
paredes pintadas de amarillo.
estas unidades se identificó una capa eólica de unos La Unidad 22 se ubicó en un terreno plano cubierto de
0.05 metros de grosor y debajo la roca madre. De igual arena al sur del tambo con la finalidad de identificar la
manera, las unidades 4, 5 y 7 se excavaron en el inte- funcionalidad y filiación cultural. Tanto en la capa super-
rior de los terrenos de la Asociación Ollanta Humala, sin ficial (de 0.05 metros de grosor) como en la capa A (de
hallar evidencia cultural alguna. Las prospecciones en 0.40 metros), se hallaron fragmentos de cerámica y tex-
el terreno de estas tres asociaciones y las excavacio- tiles de estilo Chancay. En la capa A se hallaron algunos
nes determinaron que no se encuentran sobre eviden- husos, un mate, una peineta y un costurero. La capa B es
cia arqueológica. de arena suelta de 0.10 metros de grosor. En ella se halló
material malacológico, mates, restos vegetales, textiles,
La Unidad 20 se ubicó en el interior de un recinto con material lítico, un piruro y soguilla vegetal. La capa C es
muros de tapia, dividiéndose internamente en dos espa- de 0.42 metros de grosor y estuvo conformada por arena
cios, según la disposición de la arquitectura interna. El beige. En ella se hallaron mates, husos, una peineta, una
espacio A está conformado por una pequeña plataforma porra estrellada y un silbato de cerámica. En la capa D,
de la cultura Chancay, en cuyo relleno se halló material de 0.08 metros de grosor se halló una concentración de
cultural de esta entidad sociopolítica. El espacio B está adobes, llegando a la capa estéril (figs. 16, 17, 18, 19 y 20).
conformado por un pasadizo, el cual presenta un piso
con dos hoyos donde se han depositado materiales a La Unidad 23 se ubicó en el interior de un recinto rectan-
modo de ofrendas. gular. Luego de retirar la basura superficial que alcanzó un
19
Fig. 16. Peineta hallada en la unidad 22, fuera del Tambo. Fig. 17. Costurero hallado en la unidad 22.
Fig. 18. Otra peineta hallada en la unidad 22. Fig. 19. Porra estrellada hallada en la unidad 22.
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Fig. 21. Vista de un pendiente o prendedor elaborado en material Fig. 22. Olla encontrada al interior del Tambo, Unidad 23.
malacológico tallado, con representación de un ave, Unidad 23, al
interior del Tambo.
La Unidad 24 se emplazó a lo largo de un espacio rec- la arquitectura permitió dividir la unidad en tres grandes
tangular con muros de tapia, subdividido en tres com- espacios. En el espacio C se hallaron capas sucesivas
partimientos pequeños rectangulares, que correspon- de rellenos y eventos de quema, junto con abundante
den a almacenes. Debajo de la capa A, de 0.40 metros material cultural y varios elementos: husos, mates, puli-
de grosor, se halló un piso en cada compartimiento, dores, una sandalia, manos de moler, percutores, fogo-
además de fragmentos de cerámicos, porras, el con- nes y abundantes fragmentos de cerámica. El espacio
texto funerario de un perro, restos vegetales y malaco- B es rectangular y más pequeño, también conformado
lógicos (figs. 23 y 24). por rellenos consecutivos que contienen material cultural
fragmentado, como una porra. En el espacio A se halla-
La Unidad 25 se ubicó en el interior de un recinto rec- ron varios fogones (áreas de cocina) dentro de varios
tangular grande, circundado por muros de tapiales, y en hoyos. También se halló un cubículo de adobes rectan-
medio de un basural moderno. La distribución interna de gular, vacío y pequeño, de 1.19 metros de largo y 0.89
21
de ancho, así como una estructura de quincha utilizada control del área funeraria; y que haya sido remodelado en
para dividir los espacios (figs. 25, 26, 27 y 28). el Tawantinsuyu para cumplir la función de tambo, a pesar
de hallarse un kilómetro alejado del Camino de los Llanos.
Las excavaciones en este sector demostraron que en el
área se realizaron actividades domésticas y que fue ocu-
pada desde comienzos del periodo Intermedio Tardío.
En el Horizonte Tardío se habilitó el Tambo, conformado Excavaciones en el sector C:
por áreas de almacenamiento y áreas domésticas. Sin Área funeraria
embargo, en las excavaciones se halló escaso material
del Tawantinsuyu, predominando los materiales de cul- El sector C está conformado por una extensa área fune-
turas locales como la Chancay. Es muy posible que este raria, la más extensa de toda la costa central peruana
conjunto arquitectónico haya servido como un área de que, como ya señalamos, llegaba hasta cerca de la línea
Fig. 25. Vista de áreas de quema en el interior del espacio A, Unidad Fig. 26. Vista panorámica de la Unidad de excavación 25.
25, Tambo de Cerro Colorado.
Fig. 27. Vista de estructura de quincha que divide el interior del espacio Fig. 28. Vista del espacio B, Unidad 25.
A de la Unidad 25, al interior del tambo.
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de playa. En el marco del Proyecto de Investigación
Cerro Colorado, se han excavado tres unidades en este
sector: las unidades 17, 18 y 19; ubicadas en el terreno
de la Asociación de Vivienda Sol y Mar. En la Unidad
17 solo se encontró entre la arena un total de 17 mates
vacíos colocados a modo de ofrenda. De igual manera,
en la Unidad 19, ubicada al norte del Tambo, se halla-
ron tres mates (fig. 29). En la Unidad 18 no se encontró
material cultural alguno.
Materiales recuperados
de las excavaciones
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B.- Botánico carrizo (Phragmites australis), junco (Scirpus lacustris),
caña brava (Gynerium sagittatum), achupalla (Tillandsia
Se ha recuperado una gran cantidad de restos botáni- sp), mate (Lagenaria siceraria), chilca (Fuchsia megalla-
cos procedentes de los tres sectores. Entre las espe- nica), huarango (Prosopis palida), choloque (Sapindus
cies identificadas figuran: numia (Phaseolus vulgaris), saponaria), algarrobo (Prosopis juliflora), poroto
maní (Arachis hypogaea), maíz (Zea mays), ciruela (Erythrina edulis), coca (Erythroxylum coca) y níspero
del fraile (Bunchosia armeniaca), haba (Vicia faba), (Eriobrotria sp.). Estos productos eran cultivados en el
lúcuma (Pouteria lucuma), frijol (Phaseolus vulgaris), valle de Huaura (van Dalen et al 2013) (figs. 32, 33, 34 y 35).
pallar (Phaseolus lunatus), camote (Ipomoea batatas),
yuca (Manihot esculenta), algodón (Gossypium barba- C.- Malacológico
dense), guayaba (Psidium guajava), pacay (Inga feuillei),
palta (Persea americana), calabaza (Lagenaria sicera- Entre las especies malacológicas recuperadas figuran:
ria), ají (Capsicum sp), achira (Canna edulis), chirimoya Choromytilus chorus (choro zapato), Semimytilus algosus
(Annona cherimola), zapallo (Cucurbita maxima), jíquima (chorito), Perumytilus purpuratus (chorito), Aulacomya
(Pachirrhyzus tuberosus), totora (Typha domincensis), ater (choro o mejillón), Argopecten purpuratus (concha
Fig. 32. Vista de ajíes recuperados de las excavaciones. Fig. 33. Vista de mates trabajados.
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de abanico), Semele solida, Donax peruviana, Mulinia • Técnica de manufactura: modelado y moldeado.
edulis, Eurhomalea rufa, Venus antigua (almeja o concha • Acabado de superficie: alisado, engobado.
blanca), Mesodesma donacium (macha), Aeneator • Temperantes: arena, cuarzo, feldespato y mica.
martae, Nassarius sp., Bostryx sp. (caracol rayado),
Sinum cymba, Polinecis uber (caracol luna), Tuirritela
sp. (caracol tornillo), Bursa ventricosa (caracol gringo), c) Estilo Lauri Impreso (Krzanowski 1991).
Concholepas concholepas (chanque o pata de burro),
Thais chocolata (caracol negro), Xantochorus cassidi- • Formas: ollas y cántaros.
formis, Oliva sp. (oliva o caracolito), Fissurella limbata • Diseños: impresiones e incisiones consecutivas de
(blanca), Fissurella maxima (reina), Fissurella crassa círculos, semicírculos y media luna. Se presentan
(ocho), Fissurella sp., Tegula atra (caracol turbante), generalmente en la parte superior del gollete o la
Tegula luctuosa (caracol turbante), Prisogaster niger parte superior del cuerpo.
(caracol turbante), Crepidula dilatata (pique) y Chiton gra- • Pasta: colores marrón claro y oscuro. Las pastas
nosus (barquillo o chitón). Asimismo, se han encontrado tienen mayor espesor en los bordes, variando y adel-
algunos ejemplares del Spondylus (mullu). gazándose en la parte del cuerpo.
• Técnica de manufactura: modelado.
• Acabado de superficie: alisado. Muestra una super-
ficie de contextura áspera.
D.- Cerámica • Temperantes: arena, cuarzo, feldespato, mica.
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Estado de conservación Reconocimientos y agradecimientos
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Bueno Mendoza, Alberto
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27
Van Dalen Luna, Pieter; Alfredo Altamirano y Jesús Huamán
28
La presencia Lambayeque/Sicán en el desierto de
Sechura (extremo norte del Perú): primeros resultados
de las excavaciones en Huaca Amarilla
El estudio de las economías de subsistencia y de la uti- presentamos algunos resultados preliminares provenien-
lización de los recursos naturales es fundamental para tes de la primera temporada de excavación en el sitio
entender las dinámicas sociales y las interacciones eco- de Huaca Amarilla, localizado al noroeste del Macizo
nómicas entre las sociedades complejas prehispánicas de Illescas (fig. 1). Los objetivos principales fueron defi-
(Chauchat et al. 2006; Goepfert et al. 2016a; Lavallée nir la naturaleza de la ocupación de Huaca Amarilla, la
et al. 2012; Prieto 2014; Richardson 1978; entre otros). función del sitio, su secuencia arquitectónica, y su filia-
Vivir entonces en el desierto costero peruano requiere ción cultural y cronológica. Inicialmente fue fechado en
aptitudes especiales o al menos estrategias de sub- el periodo Intermedio Temprano (Cárdenas et al. 1991,
sistencia adaptadas a este medioambiente particu- 1993; Milla 1989), sin embargo, las excavaciones reali-
lar. Nuestra investigación se desarrolla en el desierto zadas en 2015, demuestran que se trata de un sitio del
de Sechura, ubicado al extremo norte de Perú, en la periodo Intermedio Tardío. Se presentan aquí nuevos
región de Piura (Goepfert et al. 2016b). En este trabajo datos acerca de la presencia Lambayeque/Sicán en el
Fig. 1. Mapa de localización de Huaca Amarilla. Derecha: mapa general del desierto de Sechura con la ubicación del sitio. Izquierda: Ubicación
de Huaca Amarilla en la quebrada de Nunura. Foto: Nicolas Goepfert.
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desierto de Sechura, mostrando que estas poblaciones norte-sur, y la segunda, este-oeste. La Estructura 2 es
ocuparon rápidamente este espacio antes considerado un pequeño edificio de piedra con dimensiones similares
al margen de las grandes tradiciones culturales. a la primera estructura. A diferencia de la precedente,
no presenta rampa de acceso. Estos dos sectores están
afectados por la caída y colapso de los muros como
consecuencia de los numerosos pozos de huaquero y
Descripción general del saqueo intenso del lugar. El basural está ubicado al
oeste, sur y norte de la Estructura 1 y mide 200 metros
La Huaca Amarilla está ubicada aproximadamente a 700 de largo por 130 metros de ancho. Este sector presenta
m s.n.m. (fig. 1), en la desembocadura de la Quebrada muchos restos de cerámica, de fauna (peces y mala-
de Nunura y encima de una pequeña terraza (coorde- cofauna) y vegetales (semillas y carbones) en superfi-
nadas UTM WGS84: Norte: 9353674 y Este: 488639). cie. Las numerosas piedras sueltas, algunas todavía ali-
El yacimiento mide 300 metros de largo por 260 metros neadas, indican que existieron pequeñas habitaciones
de ancho, cubriendo un área aproximada de cinco hec- o estructuras en este sector, pero que fueron destruidas
táreas. Su límite al norte está conformado por el litoral por efecto del saqueo.
marino; su límite sur, por las faldas de una terraza geoló-
gica; y el este y oeste, por unas pequeñas quebradas. El
sitio está compuesto por dos estructuras rectangulares
de piedra y un basural. Se trata entonces de uno de los La técnica constructiva
sitios más importantes del desierto de Sechura, debido
a su tamaño y arquitectura que, sin ser monumental, es En ambas estructuras, los muros están conformados
mucho más elaborada que la de otros sitios. por piedras no talladas asentadas con mortero (fig. 2).
Estos muros pueden llegar hasta 1.30 metros de altura,
La Estructura 1 es un pequeño edificio de 20 metros de pero fueron más altos si uno toma en cuenta el colapso
largo por 6 metros de ancho, ubicada encima de dos de los muros. Un cateo realizado al sur de la Estructura
plataformas superpuestas, igualmente construida con 1 permite observar con detalle la técnica constructiva
piedras. Se divide en dos espacios rectangulares orien- utilizada por los pobladores del sitio. Las piedras están
tados de norte a sur en su eje mayor. Tiene dos rampas unidas entre ellas gracias a un mortero arcilloso de
de acceso en la fachada norte: la primera con un eje color amarillo que dio probablemente su nombre al
Fig. 2. Muros y técnica constructiva empleada en Huaca Amarilla. Foto: Nicolas Goepfert.
30
Fig. 3. Plano del contexto de ofrendas en la Estructura 2.
sitio. Podemos también observar que los muros des- varias partes del sitio. A pesar del intenso saqueo,
cansan sobre varias capas de material orgánico, tes- las excavaciones revelaron nuevos muros que permi-
tigos de la ocupación inicial de este lugar, además tieron definir con más precisión las estructuras y los
de los suelos apisonados que podemos encontrar en espacios interiores.
31
Contexto de camélidos
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Fig. 7. Ofrendas registradas en el contexto: A) Botella (asa-estribo ausente) en forma de pez. B) Dibujo de la botella. C) Cántaro. D) Valvas de
Spondylus. E) Mate. Fotos: Nicolas Goepfert. Dibujos: Sylvie Eliès.
Este tipo de depósito cuestiona entonces la función ritual otros similares que asociaron camélidos con vasijas en
atribuida a este conjunto. La ausencia de restos huma- otros lugares de la Huaca Amarilla y, principalmente, en
nos no permite hablar de un contexto funerario. Al con- la Estructura 2. Por su ubicación geográfica (al centro
trario, estamos frente a un importante contexto de ofren- de un ambiente) y estratigráfica (sobre el último suelo
das agrupando camélidos, Spondylus, mates y vasijas. apisonado), se trata quizás de una ofrenda realizada al
No se trata de un contexto aislado, ya que registramos momento de abandonar la estructura. Si fuera de otra
33
Fragmentos de cerámica. Arriba: Cara (arrugada) gollete de la cultura Lambayeque/Sicán. Abajo: selección de diseños paleteados.
Fig. 8.
Fotos: Nicolas Goepfert. Dibujos: Sylvie Eliès.
34
manera, no estaría localizada en el centro de un área de Los datos sobre la arquitectura y los artefactos reco-
actividad. Sin embargo, no podemos descartar que se lectados durante la excavación convergen hacia una
trate de una ofrenda propiciatoria realizada al momento ocupación principal Lambayeque/Sicán. Además del
de sellar una etapa constructiva. contexto de camélidos descrito anteriormente, la cerá-
mica encontrada corresponde esencialmente a los perio-
dos Horizonte Medio e Intermedio Tardío, en particu-
lar Lambayeque (fig. 8). Sin embargo, la cerámica más
Ocupación Lambayeque abundante en el sitio, es la cerámica impresa también
y cronología general llamada paleteada. Esta cerámica se caracteriza por una
decoración hecha con paletas de madera o cerámica
Aunque reducidas, las excavaciones en las dos estruc- (Cleland y Shimada 1994; Collier 1959; Kroeber y Muelle
turas y en el basural de Huaca Amarilla proporcionaron 1942; entre otros). Esta tradición se encuentra con mucha
nuevos datos sobre la naturaleza de la ocupación y la frecuencia asociada a los sitios Lambayeque/Sicán y
filiación cronológica. La cerámica recolectada durante Chimú. En Huaca Amarilla observamos una importante
las excavaciones y en superficie permite documentar con diversidad de diseños que se están analizando para ver
más precisión la duración de la ocupación de este sitio. si se trata de uno o varios grupos de artesanos (fig. 8).
Conclusión
35
la naturaleza, función y cronología del sitio. La cons- específico de este sitio en la Quebrada de Nunura, y
trucción de plataformas, de estructuras divididas en sobre todo, al nivel regional del desierto de Sechura.
diferentes ambientes y de muros grandes atestiguan Así, vemos que los Lambayeque/Sicán dieron bastante
la ocupación permanente del sitio, probablemente por importancia a la zona de Nunura, como para construir
una élite local. Si la función de estos edificios queda varios edificios e instalar una pequeña élite; esto desde
aún por definir, el sitio corresponde a un pequeño centro al menos los siglos XI, XII, o quizás antes. Los datos
cívico-ceremonial. muestran que este desierto no estaba al margen ni
excluido de las grandes tradiciones culturales, sino que
Ahora podemos determinar que la ocupación principal formaba parte de la esfera de interacción entre ellas. La
es Lambayeque/Sicán, gracias a la cerámica registrada visión actual de las relaciones entre el centro nuclear
pero también al descubrimiento de un importante con- Lambayeque y la región de Piura ya no puede limitarse al
texto de ofrendas. Este hallazgo, que agrupa diferen- alto Piura (Bats 1991; Montenegro 2010). También debe
tes tipos de materiales como cerámica, fauna (caméli- integrar el desierto de Sechura, desde los inicios de su
dos y Spondylus) y vegetal (mates), confirma el estatus presencia en esta región septentrional.
36
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38
El Camino de los Llanos: Estudio de la
vialidad prehispánica entre los valles de La
Leche y Chancay (Lambayeque – Perú)
1
Fue aprobado bajo Resolución Directoral N° 226-2015-DGPA-VMPCIC/MC, de fecha 12 de junio de 2015.
39
Mapa 1: Mapa de la red de caminos prehispánicos identificados entre los valles de La Leche y Chancay.
Mapa 2: Planimetría del sitio arqueológico de La Viña sobre el plano elaborado por Frances Hayashida (año).
40
Apurlec y La Viña (Hyslop 2014: 111). Asimismo, entre Problemática de investigación
1976 y 1978, Marguerite Beck Collen de la Universidad
de California desarrolló estudios arqueológicos sobre Paul Kososk (1965) fue uno de los primeros investiga-
los caminos prehispánicos. Por su parte, John Hyslop dores en realizar un reconocimiento sistemático a gran
(1992, 2014) prospectó el camino entre el valle del río escala en la costa norte del Perú para conocer la red
La Leche (cerca al sitio de Tambo Real) y el valle de vial prehispánica. Por su parte, el Proyecto Qhapaq Ñan,
Moche, en un trayecto de aproximadamente 190 kilóme- a partir de sus temporadas de 2003 y 2004 de investi-
tros de longitud, iniciando el reconocimiento de campo gación en la Macro Región Norte, logró el registro de
en el extremo sur del valle de La Leche, en las cerca- tramos del camino longitudinal entre Lambayeque y el
nías de Tambo Real. En este sector, Hyslop registró valle de Moche. Este camino está orientado de norte a
alineamientos de piedras y un ancho de calzada de sur y, vinculados a él se hallan los sitios de Tambo Real,
entre catorce y quince metros. Desde Tambo Real, el Tambo de Pósope y tramos del camino costero (Instituto
camino longitudinal costero continuaba hacia el Tambo Nacional de Cultura 2003).
de Pósope, donde se bifurcaba en dos ramales, uno
que se dirigía hacia el cerro Las Canteras y el otro Estas investigaciones arqueológicas (Hyslop 1992,
cruzaba el lado oriental del cerro (Hyslop, 2014: 113). 2014; Instituto Nacional de Cultura 2003; Kosok 1965)
Hyslop (2014: 113) citando a Kosok, indica que el área han contribuido al estudio de la vialidad en la costa
de Pósope, también llamado Pátapo, fue productor de norte, pero a su vez, sugieren continuar con las inves-
cerámica Chimú e Inca. Hyslop propone que la mayo- tigaciones en las áreas no prospectadas. El Camino
ría de sitios en asociación con el camino costero fueron longitudinal de los llanos aún se presenta segmentado y
construidos en épocas pre Incas y no fueron edificados su estudio es complejo, pues faltan identificar los asen-
o planificados por el estado incaico. tamientos con componentes arquitectónicos de neta
filiación Inca.
41
• Identificar y registrar los sitios asociados con información concerniente al subtramo La Viña - Pósope
el Camino longitudinal de los Llanos entre los y las secciones que muestran evidencias del camino lon-
valles mencionados. gitudinal costero.
• Definir el sistema constructivo del camino y los ele-
mentos que lo componen.
42
Fig. 1. Detalle del camino costero en la sección La Viña, presenta muros laterales.
La proyección del camino se orienta hacia el sur uniendo altura promedio de sesenta centímetros y un ancho de
ambos lados del valle de la Leche, área donde ha sido siete metros (fig. 3). En este segmento, sobre la calzada
afectado completamente por la expansión agrícola, los del camino se hallaron tres fragmentos de cerámica diag-
terrenos privados y las trochas carrozables. El camino nóstica del tipo Inca provincial.
debió dirigirse hacia el asentamiento prehispánico de
Tambo Real. Sección Cerro El Cóndor - Pico de Gallinazo,
segmento 1
Sección La Viña - El Marco, segmento 1
Descripción: Trazo de camino.
Descripción: Camino registrado. Punto de inicio : Este I (X) : 645718 Norte I (Y) : 9271321
Punto de inicio : Este I (X) : 639181 Norte I (Y) : 9292551 Punto final : Este F (X) : 646139 Norte F (Y) : 9270225
Punto final : Este F (X) : 639408 Norte F (Y) : 9291557
El trazo de camino se ubica entre el paso natural for-
El camino se dirige desde La Viña hacia el centro poblado mado por los cerros El Cóndor y Plácidos, extendién-
El Marco. Aquí se ubica sobre una llanura boscosa que dose desde el extremo sureste del cerro Plácidos hacia
da frente a las laderas occidentales del cerro Zurita. el este, con una longitud de 1.18 kilómetros. El camino
Mantiene su rectitud en el segmento conservado de 1.1 termina en el área de influencia de la carretera Pátapo
kilómetros. Presenta elementos formales de construcción - Batán Grande sobre una llanura que se forma entre
como una calzada elevada, a manera de terraplén, cons- los cerros El Cóndor y la quebrada Pico de Gallinazo.
truida con rellenos de tierra y piedras, y manteniendo una En este segmento es del tipo despejado con calzada
43
Fig. 2. Proyección del camino costero asociado a una Plataforma con rampa, sección La Viña
Fig. 3. Camino con calzada elevada en el sector El Marco, al sur de la Viña – Jayanca.
44
de tierra semicompacta, delimitada por muros late- segmento se ha registrado una estructura de planta cua-
rales. Su ancho promedio es de veinte metros. Aquí drangular ubicada en la parte superior de dicha cadena
se halló la bifurcación de otro camino que continúa de cerros.
bordeando la ladera sureste del cerro Plácidos, y que
mantiene la misma configuración. Contiguo al seg- Sección Las Canteras - Tambo de Pósope,
mento 1, destaca el área de influencia de la antigua segmento 1
carretera a Batán Grande que ha cortado completa-
mente la traza del camino. Finalmente, este camino Descripción: Trazo de camino.
toma una orientación sureste y se dirige hacia la que- Punto de inicio : Este I (X) : 648722 Norte I (Y) : 9262194
brada Pico de Gallinazo. Punto final : Este F (X) : 649090 Norte F (Y) : 9261496
Sección Cerro El Cóndor - Pico de Gallinazo, Este trazo se encuentra despejado a manera de sen-
segmento 3 dero. Tiene una dirección norte - sur. Cruza por la pampa
Las Canteras, en donde tiene un ancho promedio de 10
Descripción: Camino afectado. metros y una longitud de 0.79 kilómetros.
Punto de inicio : Este I (X) : 646241 Norte I (Y) : 9269957
Punto final : Este F (X) : 646673 Norte F (Y) : 9269012 Sección Las Canteras - Tambo de Pósope,
segmento 3
Este segmento se proyecta desde el corte de la carre-
tera Pátapo - Batán Grande hacia el sureste. El trazo Descripción: Camino afectado.
se encuentra afectado por factores antrópicos, como Punto de inicio : Este I (X) : 649802 Norte I (Y) : 9260300
su reutilización como trocha carrozable y la coloca- Punto final : Este F (X) : 649992 Norte F (Y) : 9259885
ción de torres de alta tensión a pocos metros de su
traza. También ha tenido afectaciones por factores El camino está afectado por una trocha carrozable que
naturales producidos por desbordes de río, posible- parte desde las canteras. El trazo se presenta despe-
mente en épocas de lluvia, que han provocado la for- jado, con un alineamiento de piedra hacia ambos lados.
mación de cárcavas y la erosión de su calzada. En Tiene un ancho promedio de 7 metros y una longitud de
líneas generales, la calzada se mantiene de manera 0.46 kilómetros.
intermitente, con alineamiento de piedras hacia ambos
lados. Tiene un ancho de 20 metros y una longitud de Sección Tambo de Pósope, segmento 1
1 kilómetro.
Descripción: Camino registrado.
Sección Cerro Azul - Las Canteras, segmento 1 Punto de inicio : Este I (X) : 649992 Norte I (Y) : 9259885
Punto final : Este F (X) : 649506 Norte F (Y) : 9258075
Descripción: Camino afectado.
Punto de inicio : Este I (X) : 647096 Norte I (Y) : 9263876 El camino registrado está vinculado con un sitio de con-
Punto final : Este F (X) : 648722 Norte F (Y) : 9262194 trol y una muralla en el cerro Las Canteras, que se pro-
yecta hacia el sitio arqueológico de Pósope (fig. 4). El
Esta sección muestra alineamientos de piedra hacia camino se presenta despejado y delimitado por muros
ambos lados. Tiene una longitud aproximada de 2.42 laterales que no sobrepasan los 20 centímetros de altura.
kilómetros. Cruza por el lado oeste de Cerro Azul y Se mantiene recto sobre un terreno relativamente llano
se dirige a la parte superior donde se forma un paso y cuenta con un ancho promedio de 20 metros. Este
natural que permite cruzar esta cadena de cerros para segmento también ha sido afectado por la construcción
acceder al sector de la pampa Las Canteras. En este de una trocha carrozable que se superpone a su traza,
45
y por factores naturales como la erosión hídrica que ha y 38 registrados por el Proyecto Qhapaq Ñan en el 2003,
formado pequeñas cárcavas. Tiene una longitud de 1.88 Macro Región Norte.
kilómetros (fig. 4).
Sección Río Loco, segmento 3
Sección Río Loco, segmento 1
Descripción: Camino registrado.
Descripción: Trazo de camino. Punto de inicio : Este I (X) : 645287 Norte I (Y) : 9267756
Punto de inicio : Este I (X) : 646080 Norte I (Y) : 9270369 Punto final : Este F (X) : 645251 Norte F (Y) : 9266617
Punto final : Este F (X) : 645589 Norte F (Y) : 9268758
Este segmento presenta una calzada elevada al momento
El trazo del camino se dirige de norte a sur, bordeando de cruzar por el lecho de Río Seco o quebrada formada
la ladera sur de los cerros Plácidos. El camino se pre- por las lluvias temporales. Se conserva como un terra-
senta despejado, con alineamientos de piedras hacia plén de 7 metros de ancho con alineamientos de piedra
ambos lados de su calzada pedregosa que tiene un hacia ambos lados. El trazo se adapta al relieve del terreno
ancho promedio de trece metros y una longitud de 1.7 sinuoso y a la parte alta de las estribaciones donde se
kilómetros. Este camino es paralelo al camino tramos 37 han registrado dos estructuras de planta cuadrangular
Fig. 4. Proyección del camino despejado con alineamientos de piedra hacia ambos lados en el sector de Pósope.
46
Fig. 5. Sitio arqueológico de Pósope, sede del antiguo tambo de Cinto.
ubicadas estratégicamente al borde del camino sobre un Registro del Sistema Vial Inca del Proyecto Qhapaq Ñan
paso natural. El trazo continúa rumbo al sur en descenso - sede Nacional. En total suman 26 sitios arqueológicos
hacia la pampa de Río Loco, donde se pierde por efectos asociados directamente con el camino.
antrópicos. Tiene una longitud de 1.15 kilómetros.
Las secciones identificadas en el subtramo La Viña -
Tambo de Pósope se dirigen de norte a sur de manera
longitudinal, conservando evidencias formales de su cons-
Conclusiones preliminares trucción que reflejan la siguiente tipología de caminos:
despejado, plataforma (corte - talud), encerrado por muros
En el tramo La Viña - Farfán se han llegado a identificar y calzada elevada. A estos indicadores arqueológicos se le
tres subtramos2: La Viña - Tambo de Pósope, Pampa de suman tres sitios con claras evidencias de ocupación Inca:
Chaparrí - Cerro El Cóndor y La leche - Tinajones. Estos
subtramos presentan varias secciones y segmentos que La Viña tiene una plataforma ubicada estratégica-
se han registrado mediante el método de Identificación y mente en el centro de un espacio abierto o plaza por
47
donde el camino cruza de norte a sur (Hayashida El segundo sitio vinculado con el camino es Tambo Real,
1994, 2003). Esta característica obedece a un patrón asentamiento que, sobre la base de los estudios de
típicamente Inca observado en otros asentamientos Hayashida (1994), constituyó un centro de producción alfa-
como Huánuco Pampa y Pumpu, por mencionar solo rera. En sus instalaciones se han registrado hornos para la
dos ejemplos. cocción y producción de cerámica del tipo urpu o aríbalo.
48
El tercer sitio lo constituye Tambo de Pósope, ubicado en transversales que estarían dirigiéndose a los principales
el extremo norte del valle de Chancay. En las inmedia- asentamientos locales como Túcume y Jotoro, y grandes
ciones de este sitio se unían los caminos longitudinales zonas de producción como el valle de Batán Grande y
que se bifurcaban sobre la ladera oriental de los cerros la Pampa de Chaparrí. Es necesario continuar con más
Plácidos, y se dirigían hacia el sur uniendo los valles de estudios en la zona para conocer la configuración de
La Leche y Chancay. estos caminos, los cuales nos darían mayores datos para
una interpretación sobre el nivel de la complejidad social,
Finalmente, cabe mencionar que este camino longitudi- política y económica de la costa norte en el Horizonte
nal costero se encuentra ligado a una red de caminos Tardío (Tablas 1 y 2 y Fig. 5).
49
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51
Excavaciones en el núcleo urbano
Moche, temporada 2015
Santiago Uceda Castillo, Henry Gayoso Rullier, Feren Castillo Luján y Luis Zavaleta Paredes
53
Fig. 2 . Secuencia constructiva de la Plataforma 1, CA45.
los conjuntos ya excavados en la planicie. Estas nuevas la remoción de los adobes tramados. La finalidad era
excavaciones han abierto nuevas interrogantes que se comprobar la presencia de estructuras arquitectóni-
espera responder en los próximos años. cas que permitieran configurar el diseño de la plata-
forma, así como verificar la presencia de otros pisos
anteriores. Estas calas han permitido establecer una
secuencia constructiva de la Plataforma menor 1, de
Excavaciones en el Conjunto tres edificaciones y una remodelación de la segunda
arquitectónico 47 plataforma (fig. 2).
Las excavaciones realizadas en este conjunto sirvie- Las primeras evidencias de ocupación registradas
ron para definir una posible plataforma cerca de la corresponden a un conjunto de estructuras de combus-
Plataforma menor 2, investigada en la temporada 2014. tión (Castillo 2012), asociadas con una época posterior
Con esta finalidad se excavaron cinco unidades de dis- a Moche, no muy bien identificada. En la Unidad 3, se
tintos tamaños. Los primeros resultados de las excava- registró la mayor cantidad de este tipo de estructuras,
ciones en la Unidad 1 nos indicaron que estábamos en un total de veinticuatro. Estas son de forma oval alar-
una nueva plataforma pues, luego de eliminar la capa gada, ya sean hechas con muros de adobes o simple-
superficial, aparecieron los adobes tramados que for- mente excavadas en el relleno de adobes tramados que
maban su relleno. Al iniciar el retiro de los adobes, a conforman la última plataforma. La excavación de estas
casi un metro de profundidad se encontró un piso y, estructuras nos demuestra que han sido utilizadas inten-
en su extremo sur, una banqueta y un muro de cierre samente, por la presencia de más de seis centímetros de
de la plataforma (fig. 1). Con esta primera evidencia, se rubefacción o enrojecimiento de sus paredes, producto
procedió a excavar las otras unidades para definir la de la acción térmica. En el interior de la estructura de
estructura de la plataforma. En cada una de las exca- combustión se han registrado micro capas que indican
vaciones, se realizaron calas prospectivas para reducir su uso repetitivo (fig. 3).
54
Fig. 3. Fotografía de las estructuras de combustión excavadas en la Unidad 3, CA45.
Tenemos una mejor información del penúltimo edificio su primer escalón mide 0.40 metros de largo y 0.18 de
de los tres definidos en la secuencia constructiva de la alto, mientras que el segundo escalón mide 1.76 metros
Plataforma 1 (fig. 4). En este caso, la plataforma rectan- de largo y 0.20 de alto.
gular tiene una medida de 50 por 42 metros, con su eje
mayor orientado al norte. Del lado norte, limita con la La carencia de contextos nos impide tener una clara
Calle 3; al sur, con la Plaza 8a; al oeste, con un callejón definición de la función de este patio y de la plata-
que comunica con la Plaza 8a y que permite el acceso forma. La ausencia de tumbas en los rellenos de los
a la plataforma mediante una rampa; y al este, con la diversos edificios y la configuración del patio hace
Plaza 8b y un callejón que es uno de los accesos a la creer que se trata de un espacio público, ligado a acti-
Plataforma 2. vidades administrativas y políticas. Existe una rela-
ción de complementariedad entre las plataformas 1 y
En la Plataforma 1, el elemento articulador de todo el 2: por un lado, ambas están claramente delimitadas
diseño arquitectónico es un patio delimitado por banque- y separadas del área urbana por un muro perimetral;
tas o plataformas bajas en sus lados este y norte, y un sin embargo, al mismo tiempo, están separadas por
juego de dos plataformas escalonadas, en su lado sur. el Callejón 1.
El acceso a este juego de plataformas se hacía por una
rampa ubicada en la esquina sureste. El único acceso El acceso directo desde la Avenida 3 hacia ambas plata-
a este patio se realizaba por el lado norte, por medio de formas nos indica que existía cierta independencia entre
un pasadizo que mide 4 por 1.85 metros, y se comunica ellas; sin embargo, la presencia de un espacio segregador
directamente con la Avenida 3. Al interior del patio, casi como la Plaza 8a, nos hace pensar que las actividades
en la parte central de su paramento sur, se adosó una eran parcialmente públicas y que se efectuaban entre los
estructura con dos escalones, con una medida de 2.16 muros anchos de este sector. Solamente parte de las cere-
metros de largo, 1.10 de ancho y 0.38 de alto. Asimismo, monias que eran efectuadas en la estructura circular de la
55
Fig. 4. Reconstrucción 3D, penúltima fase constructiva, plataformas menores. CA45.
Plataforma 2 o en la plataforma alta sur de la Plataforma percepción del Conjunto arquitectónico 52 (CA52)
1 podían ser observadas por la población urbana. El resto durante el periodo final de Moche. Pensábamos que su
de ceremonias debió ser observada en su totalidad, sola- configuración arquitectónica sería diferente de otros con-
mente por autoridades locales y foráneas responsables juntos arquitectónicos, en el diseño, en la distribución
del mantenimiento del poder político y religioso. funcional de espacios y en la orientación definida por su
eje mayor. También asumimos que estas posibles dife-
En suma, es plausible sostener, por la evidencia con rencias estarían influidas por la ubicación del conjunto
que contamos, que las actividades desarrolladas en la arquitectónico con referencia a los edificios principales,
Plataforma 2 tenían una clara vocación ceremonial, espe- Huaca de la Luna y Huaca del Sol.
cialmente ligada al culto a los ancestros, tal como lo sugie-
ren la presencia de entierros de élite y la estructura circu- Estas excavaciones se hicieron en trincheras, lo que
lar con rampa en espiral. La ausencia de entierros en la permitió seguir los muros perimétricos que ayudaron
Plataforma 1 y la presencia de un patio con altar frontal a definir, en primera instancia, los límites del conjunto.
y banquetas sugiere que se trata de un espacio ligado a Cuando se logró tener esta delimitación inicial, se pro-
actividades administrativas o políticas. En este sentido, cedió con la excavación en área en toda la superficie
la relación espacial entre estas plataformas y su carácter que, se suponía, alcanzaba el conjunto. Las estructu-
ceremonial y administrativo se relacionarían con las dos ras arquitectónicas no son visibles en superficie, por lo
edificaciones mayores: la Huaca del Sol y de la Luna. que fue necesario eliminar la capa superficial que con-
siste, por lo general, en una capa compacta que hace
difícil discernir la presencia de muros o pisos (fig. 5).
Los siguientes estratos, al estar compuestos por arena
Conjunto arquitectónico 52 o arena mezclada con material cultural, tuvieron una
consistencia suelta que permitió una clara definición
Al inicio de la excavación, el objetivo fue conocer la de muros y pisos. En el sitio se han definido veinti-
configuración arquitectónica en su nivel formal y de séis ambientes relacionados con el segundo piso de
56
Fig. 5 . Foto del proceso de excavación de los
conjuntos CA52 y CA54.
57
ocupación encontrado durante la excavación, es decir, El CA52 tiene como punto dominante un patio principal
el penúltimo construido (fig. 6). ubicado en su parte suroeste. En torno de él se organiza-
ron los tres subconjuntos arquitectónicos que lo compo-
Podemos considerar que el CA52 fue, durante su nen: dos residencias y un área de celebraciones (fig. 7).
periodo de ocupación, una unidad arquitectónica hecha Los análisis de forma y de percepción de movimiento
de barro, de planta ortogonal irregular, con accesos refuerzan la idea de que, especialmente durante el desa-
restringidos, con muros perimétricos de diferentes gro- rrollo de actividades celebratorias, el patio se convirtió
sores, y con medidas de 35.40 metros de longitud de en el eje de las actividades desarrolladas en el CA52, en
este a oeste y 24.85 metros de ancho de norte a sur, el espacio de mayor jerarquía por su tamaño, por su rol
con el eje mayor orientado de este a oeste. La dimen- convergente y por su localización estratégica que implicó
sión total del conjunto arquitectónico debió mantenerse un control de movimiento y un control visual.
igual durante muchos años pues, aparentemente, los
cambios solo ocurrieron en el interior del conjunto. El El CA52 comparte con otros conjuntos arquitectónicos
Conjunto 52 estaba articulado mediante una gran cal- algunos rasgos como (1) el uso del barro como mate-
zada o avenida, Avenida 1; y dos callejones: el 11, al ria prima constructiva, (2) la subdivisión en subcon-
norte, y el 12, al sur. juntos o módulos arquitectónicos independientes pero
58
funcionalmente relacionados, (3) su planta ortogonal su construcción. Era evidente que la vieja propuesta de
irregular, (4) su delimitación por vías de circulación que considerar la ladera sur de Cerro Blanco como el cemen-
evidencian una ocupación planificada, (5) su carácter de terio Moche (Moseley 2001) no tenía más sustento. La
residencia compleja y multifuncional, y (6) el patrón de presencia de tumbas en el interior de los recintos tenía
reocupación vertical fundamentado en el enterramiento la misma característica que conocíamos para el núcleo
de pisos arquitectónicos. Sin embargo, es completa- urbano. Solo la presencia de plataformas funerarias eran
mente diferente de otros conjuntos en cuanto a su diseño, las que podíamos considerar lugares funerarios planifi-
es decir, la forma, tamaño y organización de los espacios. cados (Chauchat y Gutiérrez 2010; Zavaleta et al. 2016).
Por la presencia de fragmentos de cerámica de estilo En la presente temporada se excavaron los conjuntos
Moche IV, como las tumbas recuperadas en los diferen- arquitectónicos CA56, CA57 y el Conjunto Ladera Sur.
tes ambientes, no cabe duda que este conjunto perte- Las investigaciones en este último completaron parcial-
nece a los últimos momentos de ocupación Moche en mente el diseño registrado por Armas y sus colaborado-
el sitio. El carácter doméstico de la ocupación se define res en la temporada 1999 (fig. 8).
por la presencia de áreas de combustión, así como por
la abundante cantidad de desechos de alimentos, en El Conjunto Arquitectónico 56 resulta ser la primera
los que sobresalen los recursos marinos y la carne de residencia Moche cuyos muros, en su mayoría, están
camélidos. La poca presencia de restos vegetales se construidos con piedra canteada unida con barro, mos-
explica por las condiciones de preservación en el sitio. trando enlucidos muy finos (fig. 9). Anteriormente, se
Es interesante remarcar que la mayor cantidad de restos registró en la planicie arquitectura de piedra, en su
arqueológicos recuperados se localizó en el patio princi- mayoría, muros aislados elaborados con cantos roda-
pal, como lo discutiremos al final de este trabajo. dos, como el caso del CA22 (Montoya et al. 2004), la
Plaza 5-NUM (Chiguala et al. 2008) o el CA44 (Zavaleta
et al. 2012). Al este de la Plataforma II de Huaca de la
Luna, Jean-Francois Millaire (2000) registró posibles
La ocupación en la ladera viviendas, cuyos muros de piedra son muy similares a
oeste del Cerro Blanco los registrados al oeste de la Plataforma II. La técnica
constructiva de estos muros es muy semejante a las
El sector denominado inicialmente como Ladera Oeste de la época Salinar en Cerro Blanco (Quilcate et al.
del Cerro Blanco contiene al sector o barrio G, según la 1994, Bourget 1997), por lo que podría asegurarse que
nueva sectorización del sitio (Uceda y Meneses 2015), la técnica constructiva se mantuvo y fue empleada por
que se ubica en el lado sur de dicha ladera. Este sector los Mochicas.
estaría delimitado al norte por la muralla sur del Templo
viejo de Huaca de la Luna; al este, por los promontorios El Conjunto 56 fue construido sobre una explanada natu-
rocosos del cerro; y al oeste, por el Barrio E. En el sur ral que se extiende hacia el norte y el sur. La prospec-
se desconocen sus límites. ción evidenció arquitectura hacia el norte, que podría ser
parte de este conjunto o quizá de un bloque arquitectó-
Las primeras investigaciones en este sector se realizaron nico en esta parte de la ladera. Aunque la información
en el año 1999 (Armas et al. 2006). Los pocos recursos obtenida aún es reducida, se presume que la ocupación
de esa época no permitieron definir los límites de la arqui- en este conjunto se limita a un solo piso arquitectónico
tectura ni su forma final. La característica más saltante asentado sobre arena o suelo estéril. A pesar del mate-
hallada entonces fue la construcción de terrazas que per- rial empleado en su construcción, el conjunto está muy
mitieron nivelar el declive de la ladera. Otro elemento sal- destruido al norte y sur, y la parte central es la mejor con-
tante fue la presencia de muros muy bien elaborados en servada. En ella se han identificado ambientes pequeños
59
Fig. 8. Plano general de las estructuras de los CA56, CA57, CA58 y Ladera Sur.
60
a desnivel que sugieren un espacio funcional complejo Sector C es donde se ha registrado la mayor evidencia
para almacenamiento. de arquitectura temprana, siendo el caso más llama-
tivo el MD37, un posible muro que clausura un vano
El Conjunto Arquitectónico 57 se pudo subdividir en de acceso que comunicaba este sector con el Callejón
tres sectores (figs. 10 y 11). Las excavaciones no indican 15. En la esquina suroeste del ambiente 57-28 se regis-
si toda la arquitectura registrada se asienta original- traron dos muros de adobes por debajo del nivel del
mente sobre arena. En algunos sectores existen más último piso.
evidencias de reocupaciones, aunque falta más inves-
tigación para una interpretación más precisa. En el El Sector A presenta ambientes construidos sobre la
Sector B, la limpieza de dos pozos de huaqueo hasta Terraza 10. Esta terraza se extiende desde el ambiente
1.67 metros de profundidad nos indica que la arquitec- 57-5, al norte, hasta el extremo sur del Conjunto Ladera
tura está asentada sobre arena. En ninguno de estos Sur (fig. 8). En la presente excavación, los ambientes 57-8
pozos se han registrado evidencias de pisos más tem- y 57-9 tuvieron un relleno semi-compacto, compuesto
pranos, material cultural o la característica arena estéril por restos de coprolitos. Este relleno estaba asociado
registrada en otros conjuntos; sin embargo, hay eviden- con el relleno del Piso 1. Este mismo relleno fue regis-
cia de muros por debajo del único piso registrado. El trado en el año 2000 dentro de un cateo realizado en el
61
Fig. 11. Reconstrucción 3D del CA57.
ambiente CLS-13 asociado con a la Terraza 9 (Armas et fragmentos de bordes de botellas permiten respaldar
al. 2006). Este mismo cateo presenta una superposición que la filiación cultural de estos espacios sería Moche
de pisos con rellenos que indican hasta cinco ocupacio- IV. La expansión de la ciudad hacia las faldas del Cerro
nes más tempranas. Blanco estaría asociada al segundo periodo ocupa-
cional del sitio y sería una respuesta de las nuevas
Esta investigación sugiere, preliminarmente, que la clases urbanas, en su afán por controlar la ciudad y
ocupación en la ladera suroeste del Cerro Blanco ubicándose en las partes más altas de la ladera. Esta
estuvo limitada a su parte más baja que, durante hipótesis deberá ser corroborada o descartada con un
mucho tiempo, debió estar destinada a la crianza de mayor número de excavaciones verticales, en especial
camélidos (Armas et al. 2006). Posiblemente durante en los conjuntos excavados al norte. La presencia de
las últimas dos ocupaciones alcanzó su mayor expan- una fuerte actividad de excavaciones clandestinas no
sión. Fue en este momento donde se construyeron solo no ha permitido recuperar información contex-
los conjuntos arquitectónicos excavados en esta tual más sólida, sino que también indica la presencia
temporada, incluyendo los elementos arquitectóni- de tumbas con ofrendas importantes que generaron
cos que conforman el Sector Límite Sur. Los escasos dicha actividad.
62
Comentarios finales diferentes criterios. Parece ser que, por ejemplo, las
zonas de producción de objetos destinados al estatus,
En el periodo que data entre los años 600 y 850 d.C. exis- a los rituales y al cumplimiento de obligaciones recípro-
tió un nuevo sistema político en donde las clases urbanas cas debían estar más cerca de los edificios principales.
fueron ganando más estatus frente a las clases religio- En cambio, las residencias en donde se producían las
sas, marcando la reorganización social e ideológica. El propias relaciones recíprocas en el marco de celebra-
incremento del conocimiento de la arquitectura del núcleo ciones, rodeaban el “corazón” de la ciudad, llegando
urbano nos debería acercar a la comprensión de cómo la hasta la periferia. ¿Influía el tamaño o la importancia
sociedad Moche se organizaba y cómo lograba, a través política de una parcialidad en el tamaño de su residen-
de una estructuración arquitectónica, generar formas de cia o en su ubicación en el núcleo urbano?
coerción social para mantener el régimen que conducía
el grupo de poder máximo. La presencia de residencias con espacios para celebra-
ciones, en donde los curacas y sus pueblos se jugaban
Está claro que, en el núcleo urbano no existe un patrón sus cartas políticas y económicas, parece haber sido una
arquitectónico definido para las estructuras residenciales constante en el núcleo urbano, incluso en el periodo de
que lo componen, tal como existe para la arquitectura máximo poder de las élites teocráticas. Sin embargo, es
romana o de medio oriente. Los patios son los elementos probable que este comportamiento se haya incremen-
ordenadores más importantes de un conjunto residencial. tado en los dos últimos siglos y medio de ocupación del
Ellos no tienen una ubicación ni una orientación definidos sitio. Esto, teniendo en cuenta la propuesta de Uceda
dentro del conjunto. Los diversos recintos asociados no (2007) que contempla el aumento del poder económico
tienen una clara funcionalidad, salvo las áreas de cocina y político de la élite urbana en el marco de un proceso
por la presencia de fogones formales, de batanes y de de secularización del gobierno.
manos de moler, en algunas áreas.
Por su parte, los conjuntos 56 y 57 de la Ladera Sur
El CA52 funcionalmente se parece más a los conjuntos siguen el mismo diseño de los conjuntos arquitectóni-
arquitectónicos excavados al norte o al suroeste de la cos del núcleo urbano, con diferencias en los elementos
parte central del núcleo urbano que a aquellos exca- constructivos antes mencionados. La presencia de las
vados en la parte central, en el eje entre las Huacas dos plataformas menores en el sector norte del núcleo
del Sol y de la Luna. Las similitudes funcionales con urbano abre una nueva línea de investigación en cuanto
los conjuntos arquitectónicos excavados más hacia a su funcionalidad y a la forma de integrarse a las acti-
la periferia parecen indicar, a priori, que la planifica- vidades ceremoniales y administrativas realizadas en
ción urbana implicaba una sectorización apoyada en Huaca de la Luna y Huaca del Sol.
63
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64
Resultados de las investigaciones en
la Huaca Bellavista, Santa Anita
Resumen Ubicación
Las intervenciones en el sitio arqueológico Huaca El sitio arqueológico Huaca Bellavista se ubica en la
Bellavista son parte de un Proyecto de Inversión Pública margen izquierda del río Rímac, a 325 m s.n.m. y a una
financiado por el Ministerio de Cultura, el cual tiene por distancia de 22 kilómetros del océano Pacífico (fig. 1).
objetivo su recuperación, investigación, conservación Ocupa un área aproximada de 11 318 m2. Políticamente
y puesta en valor. El sitio ocupa 1.14 hectáreas y ha se sitúa en el distrito de Santa Anita, colindante con la
sido dividido en dos sectores: el Sector A, conformado avenida Los Virreyes, en la Urbanización Alameda de
por la pirámide; y el Sector B, correspondiente a toda la Ate, Segunda Etapa.
parte plana que la circunda. La pirámide está conformada
por muros de tapia que, en un inicio, formaron espacios La ubicación de Huaca Bellavista fue estratégica.
amplios y que luego se cubrieron con otros muros que Consideramos que esto respondería a fines de con-
generaron un mayor volumen. En la cima se construyeron trol y visibilidad, pues desde la cima se observa
espacios de menores dimensiones formados por patios, el primer tramo del canal de Surco, el cual fue un
pasadizos y recintos, donde se habrían llevado a cabo elemento importante durante el periodo Intermedio
actividades públicas. En la explanada sur del Sector B, Tardío, época en la que se consolida, llegando
nuestras excavaciones han definido estructuras peque- hasta Armatambo, en el actual distrito de Chorrillos
ñas y a desnivel, hechas con muros de cantos roda- (Casareto y Pérez 2016:24). Huaca Bellavista se ubica
dos asociados con algunas vasijas de cerámica de gran en una lomada elevada a 800 metros en línea recta
tamaño. Por su configuración y materiales asociados, es del canal, y a poco más de 10 metros de altura con
muy posible que estas estructuras fueran depósitos. El respecto de él, por lo cual es una posición estraté-
sitio sufrió varios cambios a partir de su abandono, por gica al no ser innundable. Además, desde aquí se
ejemplo, el Sector B fue usado como terreno de cultivo, podría observar el recorrido final del río Huaycoloro,
el cual redujo las dimensiones de la pirámide. Durante una importante fuente de recursos. En esa misma
la segunda mitad del siglo XIX, en la cima se enterraron margen, se destaca un promontorio rocoso conocido
inmigrantes chinos y, posteriormente, en la década de como Cerro Pedreros, el cual habría sido un Apu. De
1940, se implementó una vitivinícola de la cual todavía esta manera, la configuración del paisaje tiene ele-
se conservan sus restos. mentos naturales y culturales.
65
Fig. 1. Mapa de ubicación de la Huaca Bellavista.
66
Fig. 2. Vista general de Huaca Bellavista.
severamente las estructuras subyacentes, destruyendo En el marco del proyecto Registro Arqueológico de los
incluso sus bases. Monumentos Pre-hispánicos de la Comarca de Lima,
financiado por el Fondo Metropolitano de Inversiones
(INVERMET), el arquitecto Santiago Agurto Calvo y
el arqueólogo Miguel Pazos le asignaron a la Huaca
Antecedentes del sitio arqueológico Bellavista el código R051 25j-1C01.
Previo a las intervenciones realizadas por del Ministerio Durante la segunda mitad de la década de 1980 e ini-
de Cultura, la Huaca Bellavista solo había sido mencio- cios de la de 1990, en el marco de un convenio sus-
nada de manera muy breve en la bibliografía especiali- crito entre la Facultad de Urbanismo, Arquitectura
zada. La mayoría de estas referencias es resultado de y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería y la
prospecciones y proviene de catastros arqueológicos. Fundación FORD, se realizó el Inventario del Patrimonio
67
Monumental Inmueble - Lima. Valles de Chillón, Rímac observar gruesos muros de adobe que forman recintos
y Lurín, cuyo jefe de proyecto fue el arquitecto Víctor de planta aparentemente rectangular. Hasta 1980 la cima
Pimentel Gurmendi. Bajo el código 15-1381 se describe del montículo estaba ocupada por las bodegas y ran-
la Huaca Bellavista como un “Montículo aislado de 12 m cherías de la exhacienda Bellavista” (Ravines 1985: 46).
de alto, en mal estado de conservación formado por grue-
sos muros de adobe. El edificio está ocupado por insta-
laciones modernas (antigua Hda. Bellavista)”. Además,
se le asigna al periodo Horizonte Tardío (Pimentel 1994: Intervenciones y resultados
ficha 15-1381).
En este proyecto se ha excavado casi el 90% del Sector
En 1985, Rogger Ravines publicó el Inventario A, que equivale a 5 113 metros. En el Sector B se hicie-
de Monumentos Arqueológicos del Perú. Lima ron cuarenta unidades de 5 por 5 metros, especialmente
Metropolitana. Describe Huaca Bellavista como un “mon- en la explanada sur (fig. 4). Las excavaciones en el sitio
tículo artificial de 12 m. de alto, ubicado en terrenos de definieron una larga secuencia constructiva que tuvo tres
propiedad de Aldo Cúneo. El monumento se encuentra grandes momentos constructivos en la época prehis-
bastante destruido y cubierto parcialmente con cantos pánica, con diversas remodelaciones, especialmente
rodados. Sin embargo, en la parte Este aún es posible en el segundo momento. Además, se han encontrado
Fig. 4. Unidades excavadas en las dos temporadas de excavación (en naranja, la primera temporada; en azul, la segunda temporada).
68
evidencias de otros usos que se le dieron al edificio una El crecimiento arquitectónico avanza de oeste a este.
vez abandonado. Las primeras edificaciones corresponden a espa-
cios amplios y, a medida que se remodelan, se eleva
el nivel del lado oeste del edificio, mientras que se
anexan recintos amplios en el lado este. Junto con las
Primer momento remodelaciones de las estructuras, se generan desni-
veles entre los espacios. Estos desniveles son supe-
La arquitectura del primer momento de ocupación en el rados con escaleras y, en algunos casos, con rampas.
Sector A se ha podido identificar en el extremo suroeste. Además, se crean pasajes que conectan los distintos
Esta presenta muros de tapia delgados que no pasan espacios.
de 0.40 metros de ancho y los 2 metros de altura, y que
forman espacios amplios. Al parecer, este momento no Desde un inicio, la zona de mayor altura fue el extremo
tuvo una larga duración, ya que no hay muchos cambios; suroeste, mientras que el extremo este se mantuvo a un
solo se han podido identificar dos pisos asociados. nivel más bajo, pues esta área sufre remodelaciones tar-
días. Por lo general, los espacios son recintos amplios
En el Sector B, la arquitectura más temprana es una que en algunos casos tienen plataformas y banquetas.
estructura funeraria múltiple. Se trata de una construc- Algunos recintos presentan restos de quemas con abun-
ción de adobes cuadrangulares reforzados con un muro dantes restos orgánicos. Hacia los lados se levantan pla-
de cantos en la parte posterior. En su interior se encon- taformas que amplían las dimensiones y refuerzan las
traron ocho cuerpos: cinco adultos y tres infantes. Junto estructuras del edificio, exceptuando el Frontis Oeste
con estos cuerpos se hallaron tres vasijas y algunos ins- donde se hallan unos recintos pequeños a desnivel que
trumentos musicales y de tejer. Una de las vasijas pre- funcionaron como almacenes. Estas últimas platafor-
senta diseños impresos de inicios del periodo Intermedio mas fueron destruidas casi hasta sus bases, por lo cual
Tardío (fig. 5). Una vasija con características similares fue no ha sido posible encontrar el ingreso principal que,
hallada por Jijón y Caamaño en el Complejo Maranga pensamos, estuvo hacia el norte. Cabe mencionar que
(Lumbreras 2014). los recintos de las últimas remodelaciones en la cima
son de menor tamaño, presentan banquetas y se conec-
tan entre ellos mediante pasadizos. Los muros que los
forman son más delgados que los más antiguos y no
Segundo momento presentan forma trapezoidal.
69
Para la elevación de los espacios se utilizaron rellenos se trataría de unidades de almacenaje vinculadas direc-
que contienen un conjunto de muros estructurales cuyas tamente con el edificio principal. Estructuras simila-
piedras están unidas con un poco de mortero. Estos res fueron encontradas por Walter Tosso en el sitio de
muros, que delimitan espacios rectangulares y cuadran- Monterrey, quien afirma que se trataría de una zona de
gulares, están hechos generalmente con cantos roda- preparación y procesamiento de chicha (Tosso 1997).
dos y, en menor proporción, con fragmentos de tapias
o fragmentos de adobes. En los espacios de las celdas
entre los muros se colocaron cantos rodados mezclados
con tierra (fig. 6). Tercer momento
En el Sector B se empiezan a construir estructuras En este momento se realizan las últimas construcciones
pequeñas de formas cuadrangulares y semicirculares, en el sitio. Se destruyen parcialmente las estructuras del
las que funcionaron a desnivel. Estas estructuras, que extremo oeste de la cima con la construcción de un muro
tienen poco más de un metro de diámetro, están hechas de 1.8 metros de ancho que corre en dirección de norte a
con cantos rodados y sus muros tienen 20 centímetros sur. Este muro, por su mayor volumen, es muy diferente a
de grosor. Sobre sus pisos se encontró arena fina. En los que se ubican en la cima. Hacia el este del muro, se
algunas de estas estructuras se hallaron vasijas de gran colocaron cuerpos enfardelados, que intruyeron diversas
tamaño, además de algunos batanes y manos de moler. estructuras como pisos, muros, banquetas y escaleras.
De acuerdo al tipo de arquitectura y a sus asociaciones, De acuerdo a los materiales asociados con los entierros,
70
este evento sucedió en la época Inca, pues la cerámica
y los textiles son de estilos del Horizonte Tardío.
Entre los cuerpos pertenecientes a este momento, se A fines del siglo XVII, esta zona es adquirida por el
encontraron cinco con evidencias de heridas producidas oidor Pablo Vásquez de Velazco, quien instala su casa
por armas de fuego: tres adultos (dos hombres y una hacienda a poco más de 500 metros del sitio Huaca
mujer) y dos niños. Los orificios producidos por estos Bellavista, donde actualmente se ubica el restaurante
proyectiles son muy pequeños, por lo que serían perdigo- Tres Cañas. A decir de Flores-Zúñiga, el nombre de
nes de menos de un centímetro de diámetro. De acuerdo la hacienda habría sido San Antonio de Buena Vista,
a los estudios de la época de la conquista, además de pero al heredarla el yerno del oidor, Joseph Zavala,
71
esta hacienda sería conocida por su apellido. Para el completamente removidos. Posiblemente hubo más
año de 1743, Joseph Zavala ya contaba en promedio cuerpos en el lado este de la cima, pero esta área fue
con cincuenta esclavos. Su casa tenía árboles frutales alterada por la construcción de una vitivinícola. Los
y contaba con ganado vacuno y caballos, además de su cuerpos están enterrados con todas las prendas que
mentado molino de granos, que era movido por el canal usaron en vida, entre ellos, costales para la agricultura,
de Surco (Flores-Zúñiga 2010:602). Esta hacienda fue frazadas y sus típicos sacones verdes. En general, los
grande e importante. Ya para el año de 1839, figura como cuerpos que están en cajones presentan mayor ajuar
dueña Grimanesa de la Puente, esposa de Pedro Zavala que los que están envueltos, esto también indicaría una
(Córdova y Urrutia 1839). diferencia socioeconómica entre los inmigrantes asiá-
ticos. Varios presentan pipas para fumar opio, tinteros
En 1849 llega el primer barco con inmigrantes asiáti- y algunas monedas.
cos para reemplazar la mano de obra esclava negra
que había logrado su libertad, por lo cual había esca- En el año de 1942, esta parte de la hacienda fue vendida
sez de trabajadores. Las haciendas costeñas, desa- a la familia Cúneo, de origen italiano, quienes construye-
rrolladas por el boom del sembrío de caña de azúcar y ron la vitivinícola ya mencionada y varios espacios en la
algodón, se vieron favorecidas con la llegada de estos cima este de la pirámide. De acuerdo a la versión ofre-
trabajadores. La hacienda Zavala no estuvo ajena a cida por un ex trabajador, las oficinas funcionaron en la
estas necesidades, y también contó con trabajado- parte norte y toda la zona de procesamiento funcionó en
res asiáticos, quienes se dedicaron al cultivo del algo- la parte sur de la pirámide.
dón que fue sembrado en los alrededores de la huaca.
Estos inmigrantes chinos fueron enterrados en la cima
de la huaca, de los cuales hemos encontrado hasta
treinta cuerpos: 17 de ellos, hallados en cajones (fig. 8); Discusión
11, envueltos en telas y cestería; y 2, fuera de lugar,
A partir de la investigación efectuada hasta el momento
en la Huaca Bellavista, nos hemos podido aproximar al
conocimiento sobre su temporalidad y funcionalidad. Se
puede indicar que este sitio fue un edificio público pira-
midal, construido durante el periodo Intermedio Tardío,
y que tuvo una serie de renovaciones, desde su configu-
ración inicial, como un conjunto de estructuras hechas al
nivel de la superficie, hasta la configuración final, donde
conformó un edificio piramidal. El sitio tuvo una gran
dinámica constructiva que ha sido dividida en tres gran-
des momentos, teniendo el segundo de ellos la mayoría
de construcciones identificadas. En el tercer momento,
durante el Horizonte Tardío, se acondicionó el edificio
principal como zona de enterramiento. En algunos entie-
rros se encontraron vasijas y textiles Inca.
72
Tardío es escasa, habiéndose encontrado en un entierro porras. Proponemos, como hipótesis, que los cuerpos
múltiple hallado en el Sector B. Es escasa la presencia con evidencias de armas de fuego son parte del conflicto
de materiales Inca en los rellenos, aunque aparece en que se dio en Lima en los primeros años de la conquista
algunos entierros del tercer momento de ocupación. Por española, donde el señorío de Puruchuco participó acti-
lo tanto, de acuerdo al material existente, la mayor diná- vamente. En el año de 1536, Quiso Yupanqui entró a la
mica constructiva y el apogeo del edificio ocurre durante ciudad de Lima por orden de Manco Inca, para tomarla
el periodo Ychsma Medio. y capturar a Francisco Pizarro. De acuerdo con Guamán
Poma, Quiso Yupanqui fue herido cerca de la acequia
Consideramos que Huaca Bellavista, junto con otros de Lati donde cayó muerto (Guamán Poma de Ayala
asentamientos como La Puruchuca, Granados (cemente- 2010[1615]). Los habitantes de Puruchuco acogieron y
rio), Melgarejo, el poblado de Rinconada Alta y otros, con brindaron apoyo a los cusqueños para poder entrar a la
Puruchuco-Huaquerones a la cabeza, estuvieron inte- ciudad de Lima, expulsar a los españoles y recuperar
grados durante el periodo Intermedio Tardío por medio el Tawantinsuyu.
del canal del Lati, el cual irrigaba las áreas adyacentes a
estos sitios (Guerrero 1998). Posiblemente, formaron una En este contexto, los pobladores de la zona de
unidad política demarcada físicamente por los canales, Bellavista, que se encuentra a poco más de un kilóme-
los cuales serían los que dividieron los señoríos del valle tro de Puruchuco y que serían parte del mismo señorío,
del Rímac (Rostworowski 1978). Huaca Bellavista era ayudaron en esta gesta. En Puruchuco, Guillermo Cook
irrigada por el primer ramal que se desprendía del canal encontró cuerpos con evidencias de violencia inter-
de Lati y que, según el ingeniero Alberto Jochamowitch personal, algunos de ellos con orificios causados por
(Lazarte 1918-19), su toma se ubicaba en la Hacienda arma de fuego (Cook 2006; Lund 2009). En Bellavista,
Zavala. En la actualidad, este canal pasa por la avenida además de las evidencias de armas de fuego, se halla-
Los Virreyes y, hasta hace algunos años, de él se pro- ron evidencias de golpes por porras y otros elementos
yectaba una acequia que circundaba la pirámide para que nos indican este mismo tipo de violencia. Luego
irrigar los campos adyacentes. Si bien Huaca Bellavista del fracaso de Quiso Yupanqui, hubo represalias contra
está ubicada en un área que fue irrigada por el canal de todos los que apoyaron en esta reyerta y, de acuerdo a
Lati, también está situada muy cerca de la bocatoma las evidencias halladas en Huaca Bellavista, no se sal-
del canal de Surco, a poco más de un kilómetro, por varon del castigo niños ni mujeres. Además, las heri-
lo que también se tenía un control visual de su primer das producidas por porras ratifican la participación de
tramo. Además, desde Huaca Bellavista se podía obser- la población andina. A este respecto, se sabe que, en
var la unión del Huaycoloro con el Rímac. Consideramos este conflicto, los Huaylas y los Huancas apoyaron a
que estos aspectos habrían marcado la ubicación de los españoles y se enfrentaron a los aliados de los cus-
Bellavista, cumpliendo una función de control hídrico y queños, muriendo muchos en manos de estos últimos
de control de sembríos de esta zona muy fértil por la (Espinoza 1990).
permanente presencia de agua.
Por último, hacia la segunda mitad del siglo XIX, la cima
Durante la época transicional se continuó usando la de Huaca Bellavista también fue usada como zona de
pirámide como zona de enterramiento, pues se han enterramiento por los inmigrantes chinos. Ellos trabaja-
hallado entierros con evidencias de heridas causadas ron en la hacienda Zavala, a cuyos predios pertenecían
por armas de fuego. De acuerdo a esto, se entiende que los terrenos de cultivo adyacentes a la huaca. Durante el
hubo peleas interpersonales, pues se hallaron cuerpos siglo pasado, finalmente, una parte de la cima fue usada
con heridas causadas por objetos contundentes como para el procesamiento de vinos.
73
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75
Cambios y continuidades entre los periodos
Intermedio Tardío y Horizonte Tardío en el sitio de
Panquilma: análisis preliminar del repertorio metálico
77
poder de la élite de Panquilma a nivel regional (Marcone de la costa central. La mayor cantidad de metales fue
y López-Hurtado 2015). hallada en contextos funerarios, y el repertorio metá-
lico estuvo compuesto por vasos, tupus, anillos, placas,
tumis, cucharas de rapé y pinzas de cobre (bronce) y
plata (Vetter 2011:239).
La orfebrería de la costa central
peruana en los periodos tardíos La llegada de los incas no tuvo un gran impacto sobre
la tecnología empleada para la fabricación de piezas de
El repertorio metálico de la costa central para los perio- metal, es por ello que los orfebres ychsma continuaron
dos tardíos consta principalmente de tupus, agujas, utilizando las mismas técnicas para la fabricación de
anzuelos, anillos, collares, máscaras, láminas repuja- sus objetos (Vetter 2018). Al igual que en el Intermedio
das, cucharitas de rapé, vasos y pinzas (Carcedo et al Tardío, no se tienen registros de talleres de orfebrería
2004; Ministerio de Cultura 2016; Vetter 2011a, 2011b). que permitan reconstruir el proceso de manufactura de
Debido a la escasez de información sobre los objetos las piezas de metal. Franco (2004) señala la existencia
de metal provenientes de excavaciones arqueológicas, de un probable espacio destinado a la producción de
los investigadores no logran conocer con seguridad a metales en Pachacamac; sin embargo, no existe eviden-
qué periodo pertenecen estos objetos y los catalogan cia suficiente que respalde su hipótesis.
bajo el nombre de “ychsma-inca”. Los dos tipos de
objetos que han sido útiles para elaborar una cronolo- Los objetos de metal conocidos en la costa central para
gía aproximada son los vasos y los cuencos, los que, el periodo Inca provienen mayoritariamente de contextos
por presentar decoración repujada o grabada, permi- funerarios, en especial del ajuar funerario asociado con
ten diferenciar entre periodos; sin embargo, este no es los niños sacrificados en rituales de capacocha (Guerra
el caso para la mayoría de piezas de metal (Carcedo y Núñez 2017). Un tipo de piezas que resaltan en estos
et al 2004). ajuares son las estatuillas elaboradas en oro, plata y
Spondylus que han sido motivo de diversos estudios tec-
Muchos objetos de metal asociados al Intermedio Tardío nológicos (Mignone 2017; Núñez-Regueiro et al 2017;
provienen principalmente de contextos funerarios, pero, Sierra y Guerra 2017; Vetter y Guerra 2017). A partir de
a diferencia de la costa norte, no corresponden a gran- estos análisis y de los estudios iconográficos y contex-
des entierros de élite. En el sitio de Armatambo, ubicado tuales, se ha logrado determinar que los orfebres ychsma
en la margen izquierda del río Rímac, Luisa Díaz (2004) tenían una clara preferencia por elaborar las estatuillas
registró 221 contextos funerarios de la cultura Ychsma con la técnica del vaciado por su gran destreza en ella,
en las proximidades de la Huaca San Pedro. Según Díaz: mientras que los orfebres chimú utilizaron el laminado,
“La presencia de metales está restringida a algunas lámi- ya que es la técnica principal para la elaboración de sus
nas pequeñas en las órbitas de los ojos, en la boca o piezas (Vetter 2018).
fragmentos de éstas en una de las manos” (2004:588).
Asimismo, registra la presencia de pinzas en las manos Otros objetos como los cuchillos, pinzas, cucharitas
de los varones y láminas irregulares dobladas en las de rapé y tupus provenientes del Intermedio Tardío se
palmas de las manos de algunas mujeres. continúan elaborando con la llegada de los incas. El
reto para los investigadores está en identificar cómo
En las Huacas Pando, ubicadas en el antiguo Fundo cambia la producción y distribución de objetos de
Pando en Lima, Luisa Vetter (2011b) realizó una reco- metal en la costa central con la llegada de los incas,
pilación de los objetos de metal recuperados de exca- así como cuáles son las diferencias y similitudes en la
vaciones pasadas, con la finalidad de caracterizarlos, elaboración de los objetos con el apoyo de las técni-
asociarlos a sus contextos y compararlos con otros sitios cas arqueométricas.
78
El sitio arqueológico de Panquilma Asimismo, producto de estas investigaciones, se ha pro-
puesto que el sitio se divide en tres sectores. El primero
En el Intermedio Tardío, la ocupación del valle de Lurín correspondería al área pública y administrativa, com-
estuvo conformada por asentamientos autónomos mul- puesto por tres complejos piramidales asociados con
ticomponentes, dirigidos por líderes locales compitiendo un área residencial. El segundo sector corresponde al
por el poder (Marcone y López-Hurtado 2015). El único complejo doméstico, formado por quince conjuntos habi-
asentamiento distinto era el santuario de Pachacamac, tacionales para familias extendidas. Por último, el ter-
el cual alcanzó su prestigio de oráculo panandino y el rol cero habría sido de uso funerario debido a la presencia
de asentamiento líder solo durante el Horizonte Tardío de grupos de cistas, y doméstico con un número mucho
(Makowski 2008). Los modelos acerca de la organiza- menor de estructuras visibles en superficie (López-
ción de la sociedad Ychsma han sido planteados exclu- Hurtado 2011).
sivamente desde los datos recolectados en el santua-
rio de Pachacamac (Bueno 1982; Eeckhout 2004, 2010; Los datos recolectados en Panquilma indican que,
Jiménez y Bueno 1970; Makowski 2008). Es por ello durante el Intermedio Tardío, las dinámicas sociales de
que las excavaciones en Panquilma buscan brindar un las distintas facciones de élite estuvieron orientadas a
panorama diferente desde las llamadas élites rurales la competencia por el prestigio a través de la realización
asentadas en estos sitios periféricos (Marcone y López- de festines en los complejos piramidales (López-Hurtado
Hurtado 2015). 2011, Marcone y López-Hurtado 2015). La llegada de
los incas representa un cambio drástico en las estruc-
En investigaciones recientes, Zambrano (2016) señala turas de jerarquía de la costa central, es por ello que
que, durante los periodos tardíos, el valle de Lurín habría en Panquilma se destruyen y abandonan los complejos
estado organizado en dos grupos sociales distintos “los piramidales (López-Hurtado 2011). Sin embargo, no se
ychsma de arriba y los ychsma de abajo”. Esta organiza- ha logrado responder cómo este evento afectó el poder
ción dual de la sociedad Ychsma se sustenta en la pre- político de las élites locales en Panquilma, y si estas se
sencia de dos “capitales”: el santuario de Pachacamac, negaron o alinearon a la nueva estructura de poder inca
para la parte baja y Huaycán de Cieneguilla, para el (Capriata y López-Hurtado 2017).
sector superior. El punto más resaltante de su propuesta
es que el sitio arqueológico de Panquilma es el límite
entre ambos grupos, por lo tanto, comparte caracterís-
ticas con estos. Los metales en Panquilma
El sitio arqueológico Panquilma está ubicado en la Los objetos de metal fueron registrados en el sector fune-
quebrada del mismo nombre, en la margen sur del rario de ambos periodos. En el caso de los metales per-
valle bajo del río Lurín, en la costa central de Perú, a tenecientes al Intermedio Tardío, estos provienen de los
unos 400 m.s.n.m., en el distrito limeño de Cieneguilla. contextos funerarios 7 (C.F. 7) y 8 (C.F. 8), registrados
Asimismo, este sitio multicomponente, el cual fue ocu- en la Unidad 17, la cual consta de un grupo de cistas
pado de manera constante desde el periodo Intermedio en pequeños ambientes. Cabe indicar que el uso de la
Tardío, se encuentra a 21 kilómetros valle arriba del Unidad 17 es estrictamente funerario, pues no presenta
Santuario de Pachacamac. una clara ocupación doméstica de los recintos (López-
Hurtado et al 2011). Por otro lado, las piezas de metal
El Proyecto de Investigación Arqueológica Panquilma del Horizonte Tardío fueron registradas en los diferentes
(PIAP), dirigido por uno de los autores, realiza excava- ambientes de un edificio Inca (unidades 22, 23 y 25), al
ciones en el sitio desde el año 2008 hasta la actualidad. pie de una ladera ubicada en el sector funerario.
79
Fig. 1. Vista del patio cuadrangular y los ambientes del edificio Inca (Sector 3, unidades 22, 23, 25).
En el Ambiente 56 de la Unidad 17, se registró el C.F. 8, el ambientes 76 (depósito) y 77 (ambiente central), ubica-
cual se encontró altamente disturbado y con un número dos en una zona claramente restringida por la presen-
mínimo de tres individuos. Esta situación no permitió cia del corredor. La existencia de restos de Spondylus
identificar el sexo de los individuos. Ellos presentaron en valvas completas, trozos y cuentas sobre el piso del
una gran cantidad de objetos suntuarios entre artefac- patio sugiere que este lugar se utilizó como un pequeño
tos textiles, objetos de metal y fragmentos de cerámica centro de producción de cuentas; sin embargo, no se
(López-Hurtado et al 2014). En relación a las piezas de han registrado herramientas que permitan probar esta
metal, se recuperaron objetos elaborados principalmente hipótesis con solidez. De cualquier manera, la presencia
de cobre y plata que fueron los siguientes: una pinza, dos de estas cuentas de Spondylus junto con acumulaciones
placas y doce fragmentos laminados. de más de 2000 semillas de Nectandra, los entierros de
camélidos y cuyes, y la gran cantidad de fragmentos de
El C.F. 7 se registró en el Ambiente 57, y consta de un metal indicarían que este edificio se utilizó para ceremo-
mínimo de dos individuos altamente disturbados y sin posi- nias de carácter funerario.
bilidad de identificar el sexo. El ajuar funerario es similar al
registrado para el C.F. 8, pues se registraron los siguientes Los objetos y fragmentos de metal se encuentran dis-
objetos de metal: dos pinzas, una placa, una varilla, una tribuidos en los tres pisos sucesivos del patio y en el
aguja, un colgante y cinco fragmentos laminados. único piso registrado para el corredor y los ambientes.
La mayor cantidad de objetos completos registrados en
El edificio Inca (fig. 1), por su parte, se encuentra formado el edificio proviene del ambiente principal. Estos objetos
por un patio cuadrangular, un pequeño corredor y los son: una pinza, tres varillas, siete colgantes, cinco placas
80
y un objeto no identificado con claridad que podría ser un Por otro lado, en el patio se observó una concentración
anzuelo. Asimismo, resalta una ofrenda (rasgo 3) situada de más de quinientos fragmentos de metal de aleacio-
en el medio de este ambiente. Esta contenía tres colgan- nes de oro, plata y cobre nunca antes registradas en el
tes, dos placas y tres fragmentos laminados. Cabe resal- sitio, así como tres colgantes, una placa y un objeto con
tar que los análisis por fluorescencia de rayos X (FRX)1 decoración de espiral no identificado. Los análisis por
indicaron que todas estas piezas estaban hechas de una FRX de las placas lograron identificar que dieciocho frag-
aleación de plata y cobre, con un porcentaje alto de plata mentos presentaban aleaciones de oro, plata y cobre, lo
en todos los casos. que nos indica un claro aumento en la presencia de esta
aleación registrada solo en cuatro oportunidades para el
periodo anterior (Tabla 1).
Tabla 1. Cantidad y composición de fragmentos
20
18
16
14
12
10
8
6
4
2
0
Cu Cu-Ag Cu-Sn Cu-As Ag-Cu Au-Ag-Cu
1Se usó un equipo portátil DELTA Alloys & Metals Handheld XRF Analyzer Innovox- Olympus, con tubo de rayos X de 40 kV, y un detector de
PiN de silicio. Estos análisis fueron realizados por Jesús Ruíz de la empresa NDT-INNOVATION.
81
Tabla 2 . Cantidad de objetos
12
10
0
Pinzas Placas Varillas Colgantes Aguja Lentejuela Espiral
Se realizó un análisis químico elemental de los obje- cobre y plata en diferentes concentraciones, dos con
tos para saber cuáles son las aleaciones preferidas bronces arsenicales y estañíferos y, por último, solo
por los orfebres ychsma según el tipo de objeto, y si un objeto aislado fue elaborado de oro-plata-cobre.
estos componentes cambian con la llegada de los Este último objeto es una pequeña placa ubicada en
incas. En el Intermedio Tardío, nueve objetos fueron la capa superficial donde se registró el contexto fune-
elaborados con cobre, cuatro con aleaciones de rario 7 (Tabla 3).
12
10
0
Cu Cu-Ag Cu-As Cu-Sn Ag-Cu Au-Ag-Cu
82
En el Horizonte Tardío disminuyó la cantidad de obje- de uso doméstico, tales como agujas, varillas y pinzas
tos elaborados en cobre a solo seis, dieciséis objetos que los individuos utilizaron en vida y que fueron colo-
fueron elaborados con aleaciones de cobre y plata en cados en sus tumbas. Asimismo, el uso exclusivo de
concentraciones diferentes, ocho fueron de bronce (seis metales en las tumbas, mayoritariamente elaborados de
de bronce arsenical y dos, estañífero), y dos se elabora- cobre, podrían sugerir que, durante el Intermedio Tardío,
ron de oro-plata-cobre que corresponden a una placa y el poder de acumulación de bienes de prestigio de las
una lentejuela ya mencionada, provenientes del edificio élites de Panquilma fue menor al registrado con la lle-
Inca. Esto indica que, si bien la tipología morfo-funcional gada de los incas.
no arroja mayores cambios, el análisis químico elemental
revela una gran diferencia en la preferencia de los tipos Por otro lado, el incremento en los objetos elaborados a
de aleaciones para elaborar sus objetos. partir de plata y cobre, así como las aleaciones de pla-
ta-cobre, cobre-estaño y, sobre todo, de cobre-arsénico
Las distintas investigaciones sobre los metales de la registradas para el Horizonte Tardío puede explicarse
costa central señalan que el más usado para la elabo- a partir de la búsqueda del color. Esta preferencia por
ración de objetos durante el Intermedio Tardío fue la buscar diferentes aleaciones, mediante las cuales se
plata (Carcedo et al 2004; Guerra y Núñez 2017; Vetter puedan obtener colores dorados y plateados, coincide
2011, 2018); sin embargo, a partir de lo presentado, se con el incremento de los tipos de objetos ornamentales
aprecia claramente la preferencia de los orfebres por como colgantes, placas y lentejuela. En la figura 5 y 6 se
el uso del cobre en una concentración entre 97 y 99% muestra la diferencia en el uso de las aleaciones entre
(Tabla 3). Es probable que esta preferencia se deba a que los periodos Intermedio Tardío y Horizonte Tardío para
la mayor parte de este repertorio consista en objetos los dos primeros tipos (Tablas 4 y 5).
6
5
4
3
2
1
0
Cu Cu-As Cu-Ag Ag-Cu Cu-Sn Au-Ag-Cu
83
Tabla 5 . Composición elemental de placas.
Ag-Cu Cu-As
Intermedio Tardío 1 0
Horizonte Tardío 7 1
2
Lentejuela procedente del edificio Inca (Sector 3, unidad 25,
Fig. 2.
capa 3, ambiente 77). Composición: 58.9% de oro, 37.3 de plata y
0 3% de cobre.
Ag-Cu Cu-As
84
que los sonidos estén reservados para los miembros
de la élite.
85
preferencia por el uso del cobre para la elaboración de sitios más centralizados como Pachacamac, con quienes
los distintos tipos de objetos presentados. Sin embargo, negociarían el comercio de bienes de prestigio, como
con la llegada de los incas, se produce un incremento metales elaborados de plata y oro, a cambio de mantener
en la diversificación de las aleaciones utilizadas por los flujos de información con la población a través de estos
orfebres ychsma, los cuales van a preferir el uso de la líderes locales, bajo un nuevo sistema de jerarquías en
plata, el oro y las aleaciones de cobre. Esta preferencia el valle (Marcone y López-Hurtado 2015).
probablemente se deba a la búsqueda de un rango de
colores entre el plateado y el dorado para utilizarlos en Un objeto importante en este estudio que brinda infor-
rituales, ya que estos evocan visualmente el poder de las mación acerca del porqué los orfebres decidieron elabo-
deidades solar y lunar (Hosler 2005:347). rar objetos con distintas aleaciones y no solo de cobre,
son las pinzas. En los resultados presentados para el
Por otro lado, el aumento de estos tipos de aleaciones periodo Intermedio Tardío, una pinza reporta una can-
poco comunes para el Intermedio Tardío, podría indicar tidad de 2.25% de arsénico, lo cual indicaría que no se
que la llegada de los incas modificó la distribución de los trata de una aleación accidental, sino de un bronce arse-
objetos de metal en la costa central; por lo tanto, estos nical, que busca la dureza del objeto al reportarse una
nuevos objetos podrían haber sido traídos a Panquilma concentración por encima del punto mínimo de 1.43%
desde distintos lugares. Asimismo, la presencia de estos (Letchman 1978:505).
objetos de metal en un espacio del edificio, y el hallazgo
de una gran cantidad de bienes de prestigio como los Por otro lado, de las cuatro pinzas reportadas para el
restos de Spondylus trozado, cuentas y semillas de nec- Horizonte Tardío, una de ellas presenta una concentra-
tandra, indicaría que este fue un espacio ritual, donde ción de arsénico de 5%, mientras que otra presenta una
se llevaron a cabo ceremonias que implicaban una para- concentración de 8 % de estaño. Según Hosler, estos
fernalia ritual compuesta probablemente por colgantes, valores, muy por encima de 1.43%, sugieren que los
pinzas, túnicas decoradas con placas y tocados deco- orfebres no buscaron la propiedad de dureza en la ela-
rados con pequeñas lentejuelas de oro. boración de estos objetos, sino el color y brillo. Asimismo,
Clemencia Plazas y Ana María Falchetti, en sus estudios
Los abundantes fragmentos y objetos de metal encontrados sobre la orfebrería prehispánica en Colombia, señalan
en el edificio Inca indicarían una concentración y restricción que “los orfebres conocieron las cualidades de ductilidad,
de estos bienes durante el Horizonte Tardío en Panquilma. maleabilidad y conservación del oro, así como su brillo e
Esto se debe a que la élite asentada en el sitio buscó man- inigualable apariencia. También emplearon colores pro-
tener su posición privilegiada a través de la acumulación pios del cobre, el platino y la plata” (Plazas y Falchetti
de bienes de prestigio en un momento de cambio político 1978:21). Ambos estudios refuerzan la idea de que en
producto de la expansión Inca (Marcone y López-Hurtado Panquilma la élite buscó adquirir objetos con colores y
2015). Las élites intermedias asentadas en Panquilma se sonidos particulares para reforzar su poder.
vieron obligadas a desarrollar estrategias de manera para-
lela, en respuesta a esta influencia externa. Por un lado, En el repertorio metálico de Panquilma, es interesante
las élites siguieron una orientación hacia arriba que bus- observar como los orfebres buscaron la propiedad del
caba hacer frente a los cambios a nivel regional; y por otro, color dorado y plateado en las pinzas a través del manejo
siguieron una orientación hacia abajo, en la búsqueda de de aleaciones. Asimismo, estas poseen una gran varie-
mantener su posición privilegiada dentro de sus comuni- dad de formas y tamaños que las han convertido no solo
dades (Marcone y López-Hurtado 2015). en objeto asociado a la depilación del vello facial, sino
en un símbolo de élite (Hosler 2005:347). El acto de qui-
Estas élites intermedias se encontraban bajo el control de tarse el vello del rostro representa una purificación, ya que
una élite más poderosa, de carácter regional, ubicada en muchas sociedades consideran esta característica como
86
fea, propia de animales o de gente incivilizada (Hosler Finalmente, si bien el repertorio metálico analizado
2005:349). no presenta objetos suntuarios con iconografía com-
pleja propia de estos periodos, como sí aparece en
Estos postulados respaldan la idea de que la élite de Pachacamac (Ministerio de Cultura 2016), la cantidad
Panquilma utilizó las pinzas como marcadores de esta- de material metálico y la calidad de las aleaciones con-
tus frente a la comunidad, que utilizaba pinzas de cobre centradas en un espacio ritual sugiere que la élite de
como las registradas para el Intermedio Tardío. La obten- Panquilma tenía pleno control sobre las ceremonias y
ción de estas pinzas cuyas aleaciones produjeron colores acceso al comercio de los metales en la costa central.
que evocaban al sol y a la luna probablemente se debió Por ello se siguieron elaborando los mismos objetos,
a las estrategias seguidas por las élites intermedias para pero se enfatizó la búsqueda de colores que denotaran
marcar su poder como líderes dentro de Panquilma. estatus frente a la comunidad.
87
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89
Conservación de los principales monumentos del
Santuario arqueológico de Pachacamac en el marco
de la implementación para la visita nocturna
91
Fig. 2. Frontis del Templo de Pachacamac o Templo Pintado luego de
las excavaciones dirigidas por Albert Giesecke en 1938. Nótese la
pintura mural todavía visible en las escalinatas del frontis noreste del
edificio. Foto Archivo Guillén. Museo de sitio Pachacamac.
Ramos Giraldo, en el ushnu de la Plaza de los peregri- C. Tello entre 1940 y 1943. Nótense las hornacinas con las vigas de
madera originales. Foto Archivo Guillén. Museo de sitio Pachacamac.
nos, la pirámide B de la Pirámide con Rampa N° 1 y el
piso del Acllawasi. En el año 2007, el Plan COPESCO
Nacional refaccionó el techo de un grupo de recintos
en el Acllawasi y consolidó estructuras en el palacio
de Taurichumpi. Desde el año 2008, el Museo de sitio
Pachacamac a cargo de Denise Pozzi-Escot, con fondos
del Qhapaq Ñan, comenzó una intensa labor de inves-
tigación y conservación en diversas edificaciones del
Santuario, disponiendo un arqueólogo responsable para
el Templo del Sol, el Templo Pintado y un programa de
labores de conservación de emergencia en diferentes
puntos del santuario.
Fig. 4 .
Pirámide con Rampa N° 1 después de las excavaciones con-
Los trabajos ejecutados en el Proyecto de Investigación ducidas por Arturo Jiménez Borja entre 1958 y 1963. Foto Archivo
Arqueológica fueron programados de acuerdo a las Guillén. Museo de sitio Pachacamac.
92
necesidades del Santuario. Es así que se evaluaron las Problemática
áreas en donde el equipo MSPAC no había realizado
intervenciones y era necesario hacerlas, por correspon- Los trabajos de conservación en el Santuario de
der a estructuras en riesgo de colapso, expuestas a un Pachacamac, al igual que en otros sitios arqueológicos
deterioro constante y no estar adecuadamente presen- ubicados cerca del litoral, se asocian principalmente a
tadas para el circuito turístico. De esa manera se selec- deterioros por factores climáticos; sin embargo, este no
cionaron las áreas y tramos a intervenirse en los ocho es el único factor. El deterioro de un sitio arqueológico es
monumentos en donde se ejecutaron los trabajos de con- un suceso paulatino que, de no controlarse, ocasionaría
servación por parte del PIP 105286. Cabe precisar que afectaciones irreversibles, en las que se perdería infor-
la instalación de las luminarias se realizó en el año 2010, mación y evidencia arqueológica invaluable. A continua-
fecha en que estas fueron inauguradas. La iluminación ción, se presentan los factores que, en su conjunto, des-
nocturna contempla el ingreso al museo, el Conjunto de encadenaron el deterioro de las estructuras intervenidas.
Adobitos Lima, el frontis de la Pirámide con Rampa 1,
un tramo de la Calle Norte - Sur, la Calle Este - Oeste, • Factor estructural o factor físico-mecánico:
y el frontis de la Pirámide con Rampa 2 que conforma Producido como consecuencia de los sismos.
la visita peatonal. Asimismo, se ha iluminado el Templo Las características geológicas del suelo limeño
Pintado, el Templo del Sol y el Acllawasi, edificaciones y el empleo del barro como material de cons-
que solo se observan desde los miradores. trucción condicionan la alta vulnerabilidad de las
Fig. 5 . Plano del Santuario arqueológico de Pachacamac indicando los edificios intervenidos.
93
estructuras. Estos factores se ponen de manifiesto de las labores para establecer el circuito actual de visi-
a través de áreas colapsadas, deslizamientos, des- tas a la zona arqueológica monumental. El Archivo
plomes, rajaduras y pérdidas parciales o totales de Tello del MNAAHP conserva fotos de dichas labores de
estructuras. Cabe precisar que las excavaciones intervención.
arqueológicas ejecutadas por el Museo de sitio
Pachacamac en la Calle Norte - Sur determina- El conjunto de adobitos se encuentra al lado de la playa
ron que un fuerte sismo provocó la destrucción de estacionamiento del museo, y su arquitectura data
masiva de los muros. De acuerdo a los estudios de fines del Intermedio Temprano e inicios del Horizonte
efectuados, este colapso se produjo en el periodo Medio. Se trata de un conjunto de pequeños recintos
Colonial, hacia el año 1746, sobre los restos de en distintos niveles, formando dos espacios abiertos o
basura que incluían excremento de caballo. Un patios con pisos de barro. Los muros rellenos con adobes
segundo sismo que ha impactado fuertemente en están levantados con adobes paralelepípedos en forma
el santuario fue el terremoto de 1970, que pro- de librero, técnica característica de la cultura Lima.
dujo el colapso del frontis Norte del Templo del
Sol que había sido restaurado por Tello, debilitó Por su ubicación, es quizás uno de los puntos dentro del
fuertemente el Acllawasi y produjo el colapso de santuario que recibe, con mayor incidencia, los emba-
una serie de columnas que se encontraban en la tes de la erosión eólica, la cual afecta mecánicamente
plaza del segundo nivel de dicho edificio. la estabilidad de las estructuras, acabados y enlucidos.
• Factor climático: El principal agente de deterioro
es el intemperismo, que se manifiesta en llovizna,
humedad ambiental y vientos, y que incide direc-
tamente sobre las estructuras, ocasionando ero-
sión basal, erosión eólica, eflorescencia de sales,
desprendimiento, pérdida de pinturas murales y
arenamiento. La cercanía al mar ha sido un factor
determinante para Pachacamac; la brisa marina y
la humedad han deteriorado en especial el Templo
del Sol, las columnas de la Plaza de los Peregrinos
y el Templo Pintado.
• Factor Antrópico: Cada uno de los monumentos
intervenidos presentó distintas afectaciones y en
distinto grado, tales como grafitis en el Templo del
Sol (en su frontis Este), el Templo Pintado (frontis
Norte) y el Acllawasi (en los recintos del segundo
nivel). Estas afectaciones antrópicas son antiguas y
es uno de los motivos por el que ya no se permite el
ingreso al Acllawasi. Seguidamente se pasa a deta-
llar lo registrado en cada sector:
Conjunto Adobitos
94
Fig. 7. Vista aérea del Conjunto de Adobitos luego de las intervenciones en el marco del proyecto COPESCO. Foto Gino de las Casas.
Este hecho, además de impregnar los acabados con MSPAC. Las intervenciones de conservación en la parte
sales marinas que afectan la estructura física de la arci- baja del monumento son casi nulas y han sido expues-
lla, causa inestabilidad y la consecuente desintegración tas por aproximadamente 74 años. La arquitectura de
de los adobes y enlucidos. la parte alta del Conjunto de Adobitos fue expuesta
en el año 2001 por Giancarlo Marcone, quien realizó
Además de ello, las estructuras de la parte baja, trabajos de conservación en ella, por lo que su grado
expuestas desde el año 1941 por el Dr. Julio C. Tello, de afectación es mucho menor, en comparación con
no fueron conservadas en su momento, habiéndose las estructuras de la parte baja. Los trabajos ejecuta-
realizado solamente algunos trabajos de conservación dos en este monumento comprendieron la totalidad de
en el interior de uno de los recintos por el equipo del estructuras expuestas. Las intervenciones realizadas
95
Fig. 8. Vista aérea de la sección intervenida de la calle Norte - Sur y acceso lateral al patio anexo de la Pirámide con Rampa N° 1.
96
en todos los muros y pisos del Conjunto de Adobitos conservaron su altura original. También a causa de ese
fueron las siguientes: sismo, se perdió la mayor parte del paramento de ambos
muros. En algunas secciones del muro que quedó en
• Limpieza de paramentos, cabeceras y pisos. pie se han producido grietas, las cuales fueron progre-
• Estabilización basal (muros de piedra y/o adobe). sivamente llenándose de arena. Otros eventos de igual
• Reintegración de rellenos en muros. naturaleza han ocasionado nuevos colapsos y el con-
• Reintegración de adobes. siguiente desplazamiento y desfase de secciones del
• Emboquillado. muro. También se aprecia en los muros que delimitan la
• Reintegración de revestimiento. calle, el colapso de las hileras de piedra que conforman
• Retiro de intervención contemporánea. la parte baja del paramento interno de los muros.
• Emporrado de paramentos.
• Aplicación de hidróxido de cal en paramentos. Las intervenciones planteadas se realizaron en cinco
• Tapado de enlucidos con arena. tramos y en cinco áreas al interior de la calle. En los
• Colocación de mortero de sacrificio. tramos y áreas a intervenir se registraron problemas de
• Aplicación de hidróxido de cal en cabeceras. deterioro por acción eólica, lo que causó el desprendi-
• Protección de pisos con arena. miento y la fragmentación de algunos adobes, y la pér-
• Instalación de piso. dida total del mortero de junta y adobe. Las intervencio-
• Emporrado de superficies. nes realizadas en todos los tramos y en las estructuras
al interior de la Calle Norte - Sur fueron las siguientes:
Como resultado de los trabajos, se pudo consolidar toda • Limpieza de paramentos y cabeceras
la estructura e, inclusive, los pisos de barro y de adobe. • Reintegración de adobes
La estructura quedó totalmente estabilizada. • Emboquillado
• Emporrado de paramentos
• Aplicación de hidróxido de cal
97
• Emporrado de paramentos.
• Aplicación de hidróxido de cal.
98
• plicación de hidróxido de cal en paramentos.
A
• Colocación de mortero de sacrificio.
• Aplicación de hidróxido de cal en cabeceras.
• Protección de pisos con arena.
En las áreas intervenidas, se observaron problemas de Las intervenciones realizadas fueron las siguientes:
degradación de adobes debido principalmente a que la
materia prima para su producción se deteriora y ero-
siona con facilidad en los paramentos y cabeceras. Otro
de los problemas identificados es el colapso de adobes • Limpieza de paramentos y cabeceras.
y dinteles, grietas, desprendimiento de revestimientos • Reintegración de adobes.
modernos, escombramiento de los recintos posteriores • Reintegración de piedras.
y rellenos inestables. Las intervenciones realizadas en • Emboquillado.
los siete recintos, dieciocho muros y dos rampas, fueron • Emporrado de paramentos.
las siguientes: • Aplicación de hidróxido de cal en paramentos.
99
colocó el empedrado del ingreso. Posteriormente, se ha Los problemas que se identificaron en el Sector 05 se
realizado el retiro de las columnas colocadas en el patio ocasionaron principalmente por el terremoto sucedido
de la segunda plataforma por parte de Alberto Bueno. en 2007, con epicentro en Ica. Debido a ello, a pesar
de las varias intervenciones con fines de conserva-
El Plan COPESCO Nacional ha restaurado algunos de ción realizadas previamente, el 50% de los muros de
sus ambientes. En esta oportunidad, se intervinieron este edificio presentaba rajaduras, fisuras y estaba
dos recintos del Sector 05 (ubicado en el tercer nivel del colapsado o en peligro de caer. Otros problemas de
monumento), el Sector I (ubicado en el área externa), los conservación se registraron en los techos colapsa-
estanques (puquios) y canales perimetrales, y dos seg- dos que fueron instalados en anteriores intervencio-
mentos del sendero perimetral que conducían desde las nes. Sus caídas, junto con la falta de protección de
instalaciones del nuevo museo hasta el Acllawasi, a fin las ventanas, permitieron el ingreso de aves que ani-
de que se pueda establecer un circuito de visita alrede- daron, ensuciaron y llenaron de desechos orgánicos
dor del Acllawasi. los recintos.
Vista aérea parcial del Acllawasi de Pachacamac utilizando dron. El área rectangular techada corresponde a las labores efectuadas
Fig. 11.
por Julio C. Tello y posteriormente mantenidas por el Plan COPESCO. En esta oportunidad se intervinieron los derrumbes del área techada
cuadrangular. Foto Archivo MSPAC.
100
Fig. 12. Vista oblicua del Acllawasi donde se aprecia el pasadizo de ingreso con el muro levantado en la década de 1940. Al exterior, se aprecia
el canal Inca, el área donde se retiró el desmonte de las excavaciones de Julio C. Tello y el circuito de visitas externo al Acllawasi implemen-
tado en el marco del proyecto. Foto Rommel Ángeles Falcón.
101
Fig. 13. Templo Pintado, cubierta provisional y cortavientos colocados en el año 2011 por el Museo de sitio Pachacamac. Foto Rommel Ángeles
Falcón.
Fig. 14. Templo Pintado, cobertura colocada en el marco del Plan Copesco.
102
Templo Pintado • Instalación de cobertura de policarbonato alveolar
gris humo con planchas de 2.10 por 5.80 metros y
Desde el año 2009, el MSPAC ha venido abordando de 10 milímetros de espesor.
los problemas de conservación de la pintura mural del
Templo Pintado, realizando acciones para contrarrestar
su pérdida por la larga exposición al medio ambiente. Estas acciones correspondieron a la etapa final de inter-
Factores como la humedad y la erosión eólica, que incide vención. La instalación de esta cobertura reemplazó la
directamente sobre los paramentos del frontis Norte con estructura de cañas existente desde el año 2011. Esta
una velocidad de 35 km/h, causan impacto mecánico e cobertura permite una adecuada protección contra
impregnación de sales en los acabados y estructuras la lluvia. Su colocación significó un trabajo detallado
del Templo Pintado. Debido a que el principal factor de que contó con la colaboración del Museo de Sitio de
deterioro es el climático, fue necesario colocar una ade- Pachacamac. En la actualidad se monitorea permanen-
cuada cubierta que permita proteger las estructuras y temente su estado.
sus pigmentos.
Fig. 15. Personal del equipo de COPESCO durante las intervenciones en el Conjunto de Adobitos. Foto Rommel Ángeles Falcón.
103
conservación de los principales monumentos que fueron Consideramos pertinente incluir un archivo fotográfico
materia de adecuación turística para la visita nocturna. Si de las labores de intervención efectuados en los prin-
bien la instalación de los equipos de iluminación se rea- cipales edificios, a fin de que constituyan un testimonio
lizó en una primera etapa, estos han sido incorporados a de la historia de la conservación de este importante con-
los actuales circuitos de visita diurna y nocturna. La inter- junto monumental.
vención en el Acllawasi fue puntual, pero permitió estable-
cer un nuevo circuito de visitas alrededor del monumento,
aproximando al visitante a la edificación Inca.
Agradecimientos
Si bien desde la década de 1940 el Estado ha realizado
intervenciones en Pachacamac, es recién desde el año Agradecemos a todo el equipo de trabajadores que par-
2008 cuando el INC brindó un mayor presupuesto para ticipó en el proyecto, al Museo Nacional de Arqueología,
las labores de conservación del Santuario. Este apoyo Antropología e Historia del Perú, por permitirnos acce-
se realizó a través del Museo de Sitio de Pachacamac y der al Archivo Tello de fotografías correspondientes a los
con el financiamiento del proyecto Qhapaq Ñan, tomando trabajos efectuados en Pachacamac. Al Museo de Sitio
en cuenta que una importante cantidad de edificaciones de Pachacamac y a su directora Denise Pozzi-Escot, al
del Santuario corresponden al periodo Inca y que el sitio Plan COPESCO Nacional y al Proyecto Qhapaq Ñan,
se enlaza con el tramo Xauxa-Pachacamac. por el apoyo brindado.
104
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108
Las habitaciones debajo de nuestros
pies: prospección multisensorial de una
arquitectura ceremonial del Arcaico Tardío
Introducción tres temporadas de campo entre los años 2004 y 2008, las
cuales permitieron reconocer que la disposición de mon-
El Proyecto de Investigación Arqueológica Caballete tículos y estructuras que componen el sitio arqueológico
2015. Las habitaciones debajo de nuestros pies: pros- corresponden al del patrón en forma de “U”. Este sitio ha
pección multisensorial de una arquitectura ceremonial del sido subdividido en seis sectores ( de A a F); sin embargo, el
Arcaico Tardío en Perú se desarrolló en el sitio arqueo- montículo perteneciente al sector F, parece no corresponder
lógico Caballete, ubicado en el valle del río Fortaleza, en a la configuración en “U” antes mencionada. Por su ubicación
la región del Norte Chico (fig. 1). y orientación, es posible que dicho montículo corresponda a
otra época de ocupación (fig. 2). Por otro lado, el material pro-
Las primeras investigaciones en esta región fueron reali- veniente de las primeras excavaciones permitió la obtención
zadas en la década de 1940 por los arqueólogos Willey y de fechados radiocarbónicos que situaron a Caballete en el
Corbett (1954), específicamente en el sitio arqueológico periodo Arcaico Tardío (3000-1800 a.C).
Áspero, en el valle de Supe. Posteriormente, esta misma
área fue visitada e investigada por Paul Kosok (1965) y, La temporada de campo del año 2015 de nuestro pro-
más tarde, por Moseley y Willey (1973). Ellos recorrieron yecto tuvo como objetivos los siguientes puntos:
el área registrada anteriormente por Willey y Corbett,
y reconocieron que los montículos-plataformas fueron • Explorar e identificar la arquitectura ceremonial en
estructuras artificiales. el sitio arqueológico mediante innovadoras y expe-
rimentales técnicas geofísicas y de teledetección.
La presencia de estos monumentos en un sitio temprano • Definir y reconocer la arquitectura subyacente fuera
(sin cerámica) fue un paso significativo para reconocer del alcance visual.
que el Norte Chico fue un lugar de desarrollo de un com- • Definir áreas de intervención para futuras tempora-
plejo sistema cultural durante el Precerámico Tardío. das de campo.
Posteriormente, ya en la década de 1980, se realizaron
estudios también en el valle de Pativilca.
109
Fig. 1. Ubicación del sitio arqueológico Caballete, valle de Fortaleza.
investigación, lo que ayudó a determinar los espacios a El georradar o GPR permite estimar las distintas profundi-
intervenir. Para el cumplimiento de los objetivos, se utili- dades de los reflectores del subsuelo, cuyas magnitudes
zaron equipos como el georradar de penetración (GPR) podrían indicar la naturaleza del material que se encuen-
y el magnetómetro, equipos con tecnologías geofísi- tra bajo tierra. Este equipo fue calibrado para penetrar
cas avanzadas. hasta una profundidad de 2.5 a 3 metros, para que las
110
Fig. 2. Sectores A a F en el sitio arqueológico Caballete. Marcadas en amarillo, las unidades intervenidas.
111
imágenes producidas (de plantas o perfiles del terreno)
sean más claras y confiables.
La selección de estas unidades se basó en tres factores: la Por las características y condiciones del terreno, el geo-
topografía, la distribución de pozos de huaqueo y la presen- rradar fue únicamente utilizado en los sectores A, B y
cia de rocas en la superficie. Idealmente, se escogieron las C del complejo arquitectónico. Una vez en campo, se
áreas relativamente planas, con pocas rocas (para que los pudo observar una gran cantidad de roca volcánica, lo
equipos no se dañen), y que no cuenten con hoyos de hua- que podría haber alterado los datos del magnetómetro,
queo para no crear anomalías en los resultados. Las áreas por lo que, en esas áreas, esta información fue utilizada
intervenidas fueron limpiadas manualmente y cuadriculadas básicamente para contrastar datos. El magnetómetro,
con el uso de una estación total, para tener mayor precisión sin embargo, funciona potencialmente en áreas planas,
en el registro. La prospección, en ambos casos, se realizó tales como el área periférica. Las tomas fotográficas a
a pie, en transectos paralelos, respetando el grillado con detalle nos han servido de complemento básico en todos
intervalos de cincuenta centímetros (fig. 3). los sectores.
112
Si bien la Unidad 1 (plaza circular) ha sido bastante dis- metros, cuyos rastros aparecen a diferentes profundida-
turbada en tiempos modernos, aún se puede observar des, entre 1.5 y 2.75 metros. Se han identificado también
una huanca de pie. Los datos obtenidos con el georradar algunos rasgos culturales que se definen como “poten-
fueron posteriormente procesados, dando como resul- ciales estructuras” y “pequeñas potenciales estructuras”,
tado diversos gráficos de planta en los que se pudieron las cuales, por las profundidades en las que han sido
identificar diferentes rasgos y anomalías, tales como dos detectadas, corresponderían a diferentes momentos de
círculos concéntricos a una profundidad de un metro y ocupación (fig. 5).
1.7 metros, respectivamente. Asimismo, los radargramas
(imágenes de perfil) muestran dos superficies compactas Los gráficos de planta obtenidos con el radar en la Unidad
que han sido interpretadas como pisos o superficies de 3 (montículo C) permitieron la identificación de un ele-
uso. La correlación de imágenes nos permite interpretar mento estructural de 15 metros de largo (con orientación
que las estructuras circulares concéntricas y los pisos de suroeste a noreste), una posible estructura y un posi-
observados en el radargrama sugieren la reutilización y ble rasgo cultural. Asimismo, las anomalías observadas
renovación de la plaza circular (fig. 4). en los radargramas, permitieron detectar elementos que,
al no tener una forma definida en las imágenes de planta,
En los gráficos producidos en la Unidad 2 (área cen- han sido considerados como posibles “rasgo cultural” y
tral), se observa la existencia de tres posibles estruc- “estructura cuadrangular” (fig. 6). En este caso, no se han
turas cuadrangulares de aproximadamente 12 por 12 podido identificar pisos ni superficies de uso.
Unidad 1: se indica la ubicación de estructuras circulares (arriba): en color rojo, estructuras circulares; en color azul y verde, pisos a
Fig. 4.
diferente nivel. Identificación de pisos en el radargrama (abajo).
113
Fig. 5. Unidad 2: se indica la ubicación de las estructuras cuadrangulares en el gráfico de GPR (izquierda) y gráfico de interpretación (derecha):
al centro, estructuras cuadrangulares; a los lados, estructuras potenciales.
Unidad 3: ubicación de elementos identificados en planta (izquierda y centro), y gráfico de interpretación (derecha): en verde, muro
Fig. 6.
estructural; en azul y celeste, posibles estructuras o rasgos
114
Fig. 7. Unidad 4: gráfico de interpretación de elementos identificados en planta: al centro, estructura principal; al interior, en color morado, un
rasgo central; en azul, un potencial marcador; en verde, un hoyo; en marrón, un posible muro; y en celeste, un rasgo indefinido.
En la Unidad 4 (brazo lateral derecho del montículo B), Asimismo, algunas anomalías que no han sido bien defi-
los gráficos del georradar nos han permitido identificar nidas han sido consideradas como “potenciales marca-
anomalías en los radargramas y en los gráficos de planta. dores” (fig. 7).
La correlación de imágenes nos sugiere la existencia
de elementos similares a muros o estructuras, con un En la Unidad 5 (cima del montículo B), las imágenes
piso o superficie de ocupación. Principalmente, se ha obtenidas del georradar nos permitieron reconocer dos
identificado una posible estructura rectangular de apro- potenciales muros que, según se puede observar en el
ximadamente 12 por 12 o 14 metros, sobre cuya super- radargrama, se encuentran a diferentes profundidades.
ficie hay un rasgo, el cual, por su ubicación y dimensión, Este hecho ha sido interpretado como la reocupación de
podría ser un pozo de almacenaje o un fogón hundido. dicho montículo y, muy posiblemente, de todo el espacio
115
Muestra de fotogrametría de la Unidad 5 (izquierda) y ubicación de elementos arquitectónicos (derecha): en rojo y marrón, rasgos no
Fig. 8.
definidos; en azul y verde, posibles muros estructurales
Fig. 9. Gráfico obtenido con el magnetómetro en el área periférica, mostrando las anomalías identificadas (en color verde).
116
monumental. Ambos muros son paralelos y tienen orien- todas las áreas intervenidas; sin embargo, para mayo-
tación de suroeste a noreste (fig. 8). res certezas, esta información debe ser necesariamente
contrastada con intervenciones en campo mediante la
Finalmente, la Unidad 6 (área periférica) fue interve- excavación. Asimismo, es importante mencionar que
nida únicamente por el magnetómetro, pues el tipo de los datos obtenidos por el GPR deben utilizarse en
suelo era el adecuado para el correcto funcionamiento correspondencia no sólo entre los gráficos de planta
de este equipo. Los resultados arrojaron una gran canti- y perfil, sino también con las fotografías y los datos
dad de anomalías, las cuales reflejaron la existencia de topográficos del lugar, pues la graduación de la infor-
rasgos, posiblemente fogones o áreas de quema (fig. 9). mación es básica para arrojar datos válidos que serán
Esto, sin duda, debe ser verificado en próximas tempo- mejor interpretados.
radas mediante las correspondientes excavaciones en
las áreas indicadas. En total, gracias al uso del GPR, se han reconocido 24
rasgos arqueológicos, entre estructuras, muros, pisos e
indeterminados. Gracias al contraste de los datos brin-
dados, se han podido observar diferentes ocupaciones
Conclusiones en la plaza circular semihundida (en la que también se
sugiere la renovación de espacios), en la plaza central
Caballete es un sitio arqueológico que consta de seis mon- (estructuras cuadrangulares) y en la ladera del montí-
tículos, cinco de ellos formando la estructura en “U”. A culo B (muros paralelos). Asimismo, se ha identificado
pesar de la variabilidad de la topografía y las condiciones un muro en el montículo C que, por su grosor (1.5 m de
de la superficie, se escogieron, para esta primera interven- ancho), sería un elemento estructural. Asimismo, en la
ción, áreas no contiguas, para tener una muestra con dife- cima del montículo B, se ha reconocido una estructura
rentes condiciones topográficas y de suelo, y así determi- cuadrangular con un hoyo central (¿pozo de almacena-
nar el funcionamiento de los métodos geofísicos aplicados. miento o fogón?), la cual ha sido preliminarmente inter-
pretado como un atrio.
Consideramos importante recalcar que el uso de estas
tecnologías fue satisfactorio, ya que la complementarie- El uso del magnetómetro, por su parte, ha favore-
dad de resultados de los tres tipos de tecnologías utiliza- cido la identificación de 47 potenciales fogones en el
das nos permitió una mejor interpretación de los espacios área periférica. Estos potenciales fogones se encuen-
intervenidos, sin la necesidad de excavaciones o de reco- tran en un área de campamentos identificados en
lección de material. Sin embargo, debemos mencionar años anteriores.
que la calidad de información que se obtiene de estos
equipos dependerá siempre de las condiciones topográ- Finalmente, es importante mencionar que los datos obte-
ficas y del tipo de suelo en el que se trabaje. Por ejemplo, nidos mediante estas técnicas de tecnología avanzada
la presencia de rocas ígneas en la superficie no permitió nos informan sobre la potencialidad de ciertas áreas, es
el uso exclusivo de los equipos en ciertas áreas. decir, estos datos deben ser necesariamente contrasta-
dos en campo mediante excavaciones, para poder dar
La aplicabilidad del GPR se ve demostrada gracias a información más certera de las funciones que se cum-
la identificación exitosa de rasgos arqueológicos en plieron en las áreas intervenidas.
117
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119
Proyecto Puesta en Valor de la Zona
Arqueológica Monumental El Paraíso. Temporada
2015-2016. Resultados preliminares
121
Fig. 1. Mapa de la costa central del Perú mostrando la ubicación de El Paraíso en Lima
lascas simples, lascas denticuladas y núcleos, entre Posteriormente, Louis Lanning y Thomas C. Patterson
otros elementos, producto de la fabricación de arte- (1964) establecieron que se trataba de un sitio muy anti-
factos de piedra. Estos objetos son similares a los de guo, correspondiente al periodo Precerámico Tardío.
Chivateros, situado al otro lado del valle, y que puede
tener una antigüedad de 9 000 años. Chivateros es En la década de 1960, el arqueólogo suizo Frédéric
uno de los siete talleres de Oquendo identificados por Engel rebautizó el sitio con el nombre de El Paraíso,
Lanning (1965). y excavó y restauró uno de los edificios del complejo
conocido como “unidad I” (Engel 1966a, 1966b, 1967).
En sus investigaciones, Engel efectuó cuatro fecha-
dos radiocarbónicos.
Antecedentes
Otros investigadores comenzaron a tomar sus datos
Louis Stumer (1954) identificó por primera vez el sitio de como referencia en las discusiones sobre los inicios de
El Paraíso y lo registró con el nombre de Chuquitanta. la complejidad cultural en el país (Bonavía 1966; Cohen
122
Fig. 2. Plano topográfico de la zona arqueológica monumental El Paraíso
1974; Moseley 1968 y 1975; Raymond 1981; Scheele En el año 2008, se planteó el Proyecto de Inversión
1970; Williams 1971 y 1978). En la década de 1980, Pública Puesta en Valor del Complejo Arqueológico
Jeffrey Quilter prosiguió con las excavaciones en el sitio, El Paraíso en el Distrito de San Martín de Porres, y en
interviniendo las unidades arquitectónicas I, II y IV y rea- el año 2012, se elaboró el expediente técnico del pro-
lizando doce fechados (Quilter, 1985, Quilter et al. 1991). yecto, a cargo de la compañía consultora Urinpacha SAC
Todos los fechados tomados en el sitio, una vez calibra- (2012). Este proyecto pasó por una primera temporada
dos con la curva de calibración del hemisferio Sur, indi- entre diciembre de 2012 y junio de 2013, en la que se
can que la construcción y uso de El Paraíso debe situarse hicieron excavaciones en las unidades arquitectónicas
en algún momento entre los años 2000 y 1600 a.C. I, V, VI, XI y IV (Guillén 2013).
123
Problemas legales surgidos con los propietarios del Excavaciones de la
terreno en el que se ubica el sitio llevaron a que se para- temporada 2015-2016
lizara el proyecto. La situación se agravó en junio del año
2013, cuando la unidad arquitectónica X y parte de la IX Servicios Múltiples y entorno de
quedaron niveladas por obra de personas inescrupulosas. la Unidad Arquitectónica I
124
Fig. 3. Unidades e excavación en la zona de servicios múltiples
125
Fig. 5. Hoyo para el depósito de basura en la zona se servicios múltiples Fig. 6. Unidad arquitectónica I
126
hoyos alineados hechos de barro y piedras canteadas
de 0.65 metros de diámetro y 0.6 metros de profundidad,
aproximadamente (fig. 10).
Los recintos 10 y 11 son colindantes y están conectados El recinto 20 se sitúa al suroeste de los recintos 18
por un acceso estrecho. Se sitúan en el lado noreste de y 19. Su único acceso es un paso estrecho desde el
la parte alta del edificio, y sus pisos presentan dos fases recinto 18. En este recinto se encontró un piso dete-
de remodelación. Debajo del piso más antiguo apareció riorado con hoyos poco profundos que presentaban
un relleno constructivo de tierra, piedras y shicras que huellas de quema que, a su vez, cubrían un relleno
cubrió un pasadizo (recinto 23). Este pasadizo conducía, de tierra, piedras y shicras. Este relleno contenía
por el norte, hacia una escalera con cuatro gradas, hecha abundante basura orgánica, especialmente ceniza,
con piedras y barro que, al parecer, en algún momento,
sirvió de acceso al edificio. También se halló un recinto
al oeste, denominado recinto 25, que se conectaba con
el pasadizo situado a un nivel más bajo, por un acceso
y una escalera de dos pasos. Al este del pasadizo, otro
acceso llevaba al recinto 21. Este tiene un piso a desnivel
con un pozo ubicado en una de sus esquinas, el cual, en
su interior, contenía un fragmento de figurina femenina
hecha de arcilla sin cocer. Al sur del recinto 21, se halló
un acceso adicional que conducía a otro recinto de planta
rectangular denominado recinto 22 (fig. 8).
127
se encontraron dos cámaras de ofrendas construidas en
el momento de la remodelación arquitectónica.
Unidad Arquitectónica IV
128
Fig. 12. Cactus descubierto en la cámara de ofrendas 1 de la Unidad Fig. 13. Cámara de ofrendas 2 de la Unidad Arquitectónica IV
Arquitectónica IV.
este último, una posibilidad es que se trate de cactus San estar techado. En la temporada 2012-2013, se descu-
Pedro (Echinopsis pachanoi), por lo que se presume que brió en el recinto un contexto funerario que fue dejado
el uso de alucinógenos pudo ser parte de las activida- in situ y que, fue finalmente excavado y analizado en la
des rituales desarrolladas en el sitio (fig. 12). En un nivel presente temporada (fig. 16). Este contexto contenía un
más bajo, cerca del piso del recinto 24, se encontró un individuo adulto envuelto en una esterilla de fibra vege-
paquete hecho con fibra vegetal amarrado con tejido de tal, el cual fue colocado en el momento en que se hizo
algodón, en cuyo interior había un papagayo. También una remodelación arquitectónica, al cubrir el recinto con
se encontró un alfiler de hueso tallado con la represen- relleno arquitectónico para levantar un siguiente nivel.
tación de un brazo, con decoración geométrica, y una El cuerpo se encontraba en posición dorsal flexionada,
pequeña cesta hecha con fibra vegetal. Estos artefactos
fueron depositados como ofrendas.
129
individuo era una mujer de aproximadamente veinte
años, de alrededor de 1.50 metros de estatura, y diestra.
De acuerdo a las características de sus huesos y de los
cálculos dentales, se ha podido determinar que estuvo
muy bien nutrida, y que, el frijol (Phaseolus vulgaris), los
granos de almidón de zapallo o calabaza (Cucurbita sp.),
la yuca (Manihot esculenta) y el maíz (Zea mays), cons-
tituyeron parte importante de su dieta, especialmente
cerca del momento de su muerte. No pudieron determi-
narse las causas de su fallecimiento.
Conclusiones
130
Cuentas de ftanita del contexto funerario 1 de la Unidad
Fig. 17.
Arquitectónica IV. Longitudes entre 1.2 cm y 2.8 cm.
131
sitio comprendía banquetes destinados probablemente Finalmente, el hallazgo del entierro de una mujer en el
a grupos dirigentes. De confirmarse que el cactus des- interior de la Unidad Arquitectónica IV indica la existen-
cubierto en la Unidad Arquitectónica IV es San Pedro cia de un grupo social de especial estatus. Esto también
(Echinopsis pachanoi), entonces el consumo de aluci- se apoya en lo pequeño que son los recintos, pasadizos
nógenos también pudo ser parte de las actividades des- y accesos del interior de los edificios, lo cual indica que
empeñadas en las grandes edificaciones. fueron grupos reducidos de personas los que se movían
en ellos. Estos grupos, sin embargo, necesitaban del con-
Las evidencias encontradas indican una economía orien- curso de gran cantidad de personas organizadas para
tada principalmente a la agricultura, con varias especies poder llevar a cabo la construcción y el mantenimiento de
cultivadas, destacando especialmente el maíz. La agri- las grandes edificaciones. Aunque pudieron existir algunos
cultura se complementaba con la explotación de recur- grupos de mayor estatus, a juzgar por lo sencillo del ajuar
sos marinos, de donde provenía la mayoría de la proteína funerario encontrado, las diferencias no debieron ser tan
animal consumida. marcadas como en las sociedades jefaturales o estatales.
132
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133
Excavaciones arqueológicas en Huaca
Pucllana, temporada 2015
135
Fig. 2. Remodelaciones y reconfiguraciones arquitectónicas entre la Quinta y la Sexta Plataforma de la Gran Pirámide.
hacia el noreste del monumento. En la actualidad, se Complejo Noreste. Se abordó la problemática relacionada
conservan seis hectáreas de las dieciocho que se estima con la transición de la Fase Constructiva III a la última fase
tuvo originalmente. Cada plataforma se compone de arquitectónica, denominada Fase Constructiva IV, con los
plazas o patios con postes de madera delimitados por eventos rituales vinculados con el último proceso de clau-
muros con banquetas. De una plataforma a otra se acce- sura del edificio y el posterior abandono del sitio, y con
día por medio de pasadizos con rampas. Es probable el hallazgo de contextos funerarios de la época Ychsma.
que las partes más altas de la pirámide fueran las más En la parte baja, se buscó comprender la estrategia de
importantes en el aspecto ritual y/o ceremonial, debido crecimiento del complejo hacia el norte durante la Fase
a su carácter más restringido. Constructiva III, así como identificar las actividades que
se llevaban a cabo en el centro ceremonial, a partir de las
Sin lugar a dudas, la Gran Pirámide fue el elemento arqui- densas capas de desechos halladas en la zona.
tectónico principal en torno del cual giraban todas las
actividades de Pucllana. Desde sus altas plataformas
se podía no sólo ver el mar y controlar las actividades
que se llevaban a cabo en las partes bajas del sitio, sino La transición arquitectónica
también los accesos a esta sección del valle y al propio
centro ceremonial (fig. 1). La excavación realizada en la esquina noreste de la Sexta
Plataforma, en un área de 4.70 metros por 10 metros,
En 2015, el PICPVHP cumplió 34 años de labor, con obje- arrojó datos sobre el tránsito arquitectónico de la Fase
tivos de investigación concretos que comprendían la exca- Constructiva III a la IV, además de aspectos relaciona-
vación de cuatro áreas: una entre la Quinta y la Sexta pla- dos con el uso de los espacios y la destrucción de los
taformas; dos en la Sexta Plataforma, en lo más alto de la muros. Esta área se ubica en la confluencia de la Quinta
Gran Pirámide y una en la sección más septentrional del y la Sexta plataformas, las más elevadas de la pirámide.
136
La Quinta Plataforma se ubica al norte y tiene un apén- de estructuras: uno de buen acabado, probablemente
dice que se prolonga hacia el sureste, mientras que la planificado y otro más burdo, de probable uso tempo-
Sexta Plataforma se ubica al suroeste, elevándose 2.70 ral. Es precisamente en las estructuras de este último
metros con respecto a la anterior. El acceso entre ambas tipo donde se depositaron las acumulaciones de dese-
plataformas se sitúa en la parte central del lado norte chos, las cuales, al presentarse de manera secuencial,
(Flores 2016a, Ganoza 2017). podrían haberse relacionado con el ciclo de vida de
un ser viviente. En algunos espacios, se comprobó la
En la Quinta Plataforma se definió una secuencia de seis coexistencia de ambos tipos de arquitectura, determi-
pisos en un espesor de 0.80 metros, cinco de los cuales nando una de las características propias de un centro
pertenecen a las últimas etapas de la Fase Constructiva ceremonial Lima.
III y uno a la última etapa de la Fase Constructiva IV.
Durante la Fase Constructiva III en este espacio existía
un pasadizo orientado de este a oeste que desembocaba
al oeste en un vano que unía ambas plataformas, con Última ocupación del
muros enlucidos y pintados de amarillo (fig. 2a). centro ceremonial
Posteriormente, el pasadizo fue rellenado, se redujo el Las excavaciones de dos áreas ubicadas en la esquina
ancho del vano y se elaboró un piso delgado sobre el noroeste y en la zona central de la Sexta Plataforma
que se acumularon desechos relacionados con la pre- dieron cuenta de la última fase arquitectónica, denomi-
paración y consumo de alimentos, especialmente pes- nada Fase Constructiva IV. En ellas se determinaron tres
cado y ají (fig. 2b). Este estrato a su vez, fue cubierto con momentos relacionados con el abandono definitivo del
un relleno delgado, dando paso a una siguiente etapa centro ceremonial: el primero, de destrucción, caracte-
que comprendió un cambio arquitectónico drástico: se rizado por la presencia de hoyos que intruyeron la arqui-
desmontaron los muros y el espacio se convirtió en un tectura; el segundo, de clausura, con evidencias de un
patio con banqueta, con hileras de postes que debieron evento ceremonial; y el tercero y último, de relleno, en
soportar un techo (fig. 2c). El acceso fue clausurado por el que se recubrieron todos los recintos, utilizando los
un muro que, a la vez, se convirtió en el espaldar de adobes provenientes de derrumbes de los muros.
la banqueta. Se construyeron luego tres pisos sucesi-
vos producto de remodelaciones, el último de los cuales Si bien desde el 2012 se intervinieron contextos de la
anuló la banqueta. Se produjo entonces un nuevo cambio última ocupación del sitio, fue en 2015 que se definieron
arquitectónico, asociado esta vez a la Fase Constructiva algunos recintos representativos del diseño arquitectó-
IV, que consistió en la destrucción de muros, el retiro o nico de la Fase Constructiva IV (Flores 2016a).
corte de los postes y el depósito de una cubierta de tierra
y adobes sobre la que se construyó un nuevo patio con En el área noroeste se registraron dos pasadizos per-
banqueta (Flores et al. 2012) (fig. 2d). pendiculares (P1, con dirección de este a oeste y P3,
con dirección de norte a sur), cuyo recorrido conducía
La remodelación arquitectónica fue una de las activi- hacia los recintos menores en el centro de la plataforma.
dades más importantes del centro ceremonial. Esta
se inició con la destrucción de la arquitectura previa, El piso de P1 estaba cubierto por una ofrenda compuesta
siguiendo aparentemente un patrón que consistía en por cañas y corontas de maíz, la misma que, en la inter-
el desmontaje de adobes por secciones y el derrumbe sección de P1 y de P3, cubría dos postes alineados en
final de los paramentos, manteniendo, casi siempre, la el eje de P1 y los restos de una vasija de alfar Pucllana
base de los muros. Otro aspecto resaltante es que, en Nievería Tardío (Ccencho 2006). Estos restos de vasija,
el proceso de remodelación, se elaboraron dos tipos por sus características, formarían parte de una olla sin
137
cuello o un canchero con diseños foráneos similares esquina noreste del área, conducía al oeste hacia P1, y por
al pulpo, argollas y paneles delineados en color negro lo tanto a los recintos menores; o hacia el sur, permitiendo
(fig. 3). Este hallazgo fechó el evento de ofrenda de clau- el acceso a los patios con banqueta (fig. 4). La presencia
sura en el Horizonte Medio 1B (Ccencho 2006). de hoyos, acumulación de desechos, depósito de ofrendas,
sello de vanos y capas de barro confirmaron la ocurrencia
En el área central, al sur de los recintos menores, la de una ceremonia de clausura relacionada con el evento
excavación permitió definir completamente el diseño de planificado de abandono definitivo del centro ceremonial.
un espacio cuadrangular y expuso, además, un nuevo
pasadizo (P2, paralelo a P1) y la evidencia de dos recin-
tos mayores en esa dirección.
Los contextos funerarios
Se definieron dos posibles accesos que establecieron cir- y las ofrendas tardías
cuitos diferenciados. El primero, P3, estuvo ubicado en la
esquina noroeste, y conduce a P1, a partir del cual se podía Se hallaron cuatro contextos funerarios en la zona cen-
acceder al Patio 1, en dirección sur, o continuar por el reco- tral de la Sexta Plataforma (fig. 5): tres individuos de sexo
rrido de P1 hacia el este u oeste. El segundo, ubicado en la femenino y uno de sexo masculino, que corresponden a
138
Fig. 4. Vías de circulación, Sexta Plataforma de la Gran Pirámide.
entierros primarios e individuales (Flores 2016a). Dado el El CF-04 se encontró parcialmente alterado; no se con-
patrón de enterramiento y el material asociado, se propone servaba la boca de la tumba y el cráneo del individuo
que pertenecerían a la fase Ychsma Medio (Vallejo 2004). estaba ausente. Presentó una matriz de forma circular
(0.70 metros de diámetro) y una profundidad de 0.50
El CF-01 presentó una matriz circular (de 1.10 por 0.95 metros. La sepultura contenía un individuo adulto de
metros) con una profundidad de 0.45 metros. Incluyó un sexo femenino orientado hacia el este, colocado en
individuo adulto de sexo femenino colocado en posición posición sentada con los brazos y piernas flexionados
sentada, con las piernas flexionadas sobre sí mismas y sobre el cuerpo y atados con una soga elaborada con
los pies juntos y cruzados. El cuerpo estuvo orientado cabello humano. Los pies se encontraron juntos, con
hacia el sureste. Los objetos asociados se componen de dirección al lado izquierdo del cuerpo. Los objetos aso-
tres mates ubicados al lado este del cuerpo y un frag- ciados comprenden una olla de cuerpo globular cubierta
mento de huso entre las piernas. de hollín que contenía abundantes corontas de maíz,
139
Fig. 5. Plano de ubicación de contextos funerarios Ychsma.
un mate utilizado como tapa, agujas, un punzón y un El CF-06 presentó una matriz de forma ovalada de 1.20
tupidor de hilos. por 1.07 metros, y una profundidad de 0.60 metros.
Contuvo un individuo adulto de sexo femenino, colocado
El CF-05 se encontró en una gran matriz que alteró la en posición sentada, con los brazos y piernas flexio-
arquitectura Lima. Su boca tuvo una forma irregular (de nados sobre sí mismos y los pies frente al cuerpo, el
2.15 por 2.05 metros). El cuerpo fue depositado a 1.34 izquierdo sobre el derecho. El cuerpo estuvo orientado
metros de profundidad, apoyado en un muro temprano al este. Se hallaron dos cañas de carrizo dispuestas de
(de la cultura Lima). Se trató de un individuo adulto de forma vertical, una a cada lado del cuerpo. Los obje-
sexo masculino, colocado sentado con las piernas flexio- tos asociados fueron dos vasijas de cerámica: una olla
nadas y los pies juntos superpuestos, el izquierdo sobre de forma globular cubierta de hollín con un mate como
el derecho. El cuerpo estuvo orientado al este. Presentó tapa, y un cántaro con decoración pintada en blanco/
una caña de carrizo colocada verticalmente al lado crema (ambos sin contenido); además de láminas de
izquierdo del cuerpo (hacia el norte). Como objeto aso- metal, ovillos de hilo, husos, agujas y otros instrumen-
ciado solo se encontró un pequeño fragmento de mate. tos (figs. 6 y 7).
140
Fig. 7. Objetos asociados a los contextos funerarios Ychsma.
141
A partir de estos contextos se identificaron algunos ele- encontradas en excavaciones previas, y se asemejan a
mentos en común: estructura funeraria tipo pozo de poca aquellas recuperadas en Pachacamac (Eeckhout 2004).
profundidad (con excepción del CF-05), uso de barro en
capas con fines de contención y como base de los fardos
y la reutilización de muros como parte de las sepultu-
ras para apoyar los cuerpos. La base de los fardos fue Un depósito de desechos en el
muy reducida, el barro subyacente desintegró, en todos norte del centro ceremonial
los casos, las soguillas y tejidos que los envolvieron.
Los cuerpos se colocaron en posición sentada, con las El Complejo Noreste es un conjunto de construcciones
piernas y brazos flexionados sobre sí mismos, pero se anexas a la pirámide principal, con recintos y plazas
observaron algunas variantes en cuanto a la colocación que se comunican por vanos y pasadizos, espacios que
de las piernas y, sobre todo, de los pies. Fueron pos- podrían haberse utilizado como áreas para la organiza-
teriormente envueltos en tejidos llanos amarrados con ción de las actividades del centro ceremonial y redistribu-
soguillas formando fardos y algunas veces cubiertos con ción de los bienes (Flores 2005). Se excavó el sector más
petates, cuyas improntas se registraron en las paredes y septentrional del mismo, un área amplia y alargada, a
bases de las tumbas. En dos de los contextos se encon- modo de pasadizo amplio. Esta área fue clausurada con
traron cañas dispuestas de forma vertical a cada lado un relleno conformado por estratos de diversas caracte-
del cuerpo, posiblemente como soporte estructural del rísticas, como capas de basura, adobes, acumulaciones
envoltorio. Los individuos no presentaron signos de vio- de cantos rodados, lentes de ceniza, entre otros, deposi-
lencia al momento de la muerte, pero sí se registraron tados de una forma atípica, tanto por sus dimensiones,
marcadores óseos desarrollados en manos y antebrazos, como por su estratigrafía.
como indicadores de actividades especializadas llevadas
a cabo durante su vida. Estos fueron los primeros con- Una de estas capas atípicas, denominada Capa 4, fue
textos funerarios Ychsma encontrados en la cima de la un estrato de basura dispuesto sobre un apisonado de
pirámide; complementan la información obtenida hasta el barro y circunscrito a un espacio llano delimitado por
momento sobre de la naturaleza de la ocupación tardía grandes muros. La sección intervenida, de unos 12 m2 y
en Huaca Pucllana. un espesor máximo de 46 centímetros, formó parte del
relleno que, en algún momento de la Fase Constructiva
Además de los contextos funerarios, se recuperaron ofren- III, supuso el crecimiento del centro ceremonial hacia el
das de cabello en el relleno superficial, asociadas proba- norte. Se trata, sin duda, de una capa de desechos que
blemente a la época Ychsma. Una de ellas consistió en contenía elementos de producción deteriorados o des-
un paquete cilíndrico alargado de extremos adelgazados, compuestos, relacionados sobre todo con el quehacer
de 0.98 metros de longitud y 0.075 metros de diámetro. textil, y restos de actividades de consumo, como semi-
Estaba constituido por cuatro mechones de cabello con llas, hojas o conchas marinas. Todos estos elementos
liendres y piojos, junto con dos hilos de algodón, uno de aparecieron mezclados y sin ningún orden en particular
los cuales amarraba los mechones en un extremo. Todo en el interior del estrato. Se identificaron al menos 25
ello envuelto por varios elementos en la siguiente secuen- especies de plantas y 32 variedades de gasterópodos,
cia: cañas machacadas y dispuestas en láminas formando bivalvos y crustáceos. Asimismo, se recuperaron 2 931
una estructura alargada, un hilo de algodón color blanco fragmentos de cerámica, en su mayoría correspondien-
teñido de verde, un paño rectangular de algodón, otro tes al alfar Pucllana Naranja.
hilo de algodón, y un nuevo paño de algodón rectangular
sujetado por un hilo de algodón que recorre el paquete Debido a la alta densidad del material, la excavación
de extremo a extremo (fig. 8). Ofrendas similares fueron fue minuciosa, con el fin de identificar algún orden en la
142
Fig. 8. Ofrenda de cabello tardía.
distribución de los materiales que pudiera indicarnos un Si bien la Capa 4 es una unidad estratigráfica de carácter
origen diferenciado de los mismos, o que nos permitiese secundario, conformada por desechos, no creemos que
reconocer actividades concretas (fig. 9). el espacio arquitectónico que la contiene sea un basu-
ral. La basura habría sido utilizada, como otros tipos de
Los elementos especiales fueron materiales que, por estratos asociados, para rellenar el espacio y ganar altura
sus características (intervención humana en su manu- y extensión en la sección norte del centro ceremonial.
factura, exclusividad) y su potencial informativo, resalta- Las pruebas estadísticas de normalidad y de correlación
ron dentro del conjunto general de la Capa 4. Se halla- ejecutadas demostraron que la distribución de la mayo-
ron elementos especiales en todas las subcuadrículas ría de los materiales fue normal, lo cual nos indica una
y niveles. Se observó una frecuencia muy alta de cañas disposición no intencional de los desechos, simplemente
cortadas (posibles componentes de pequeños telares) fueron arrojados; mientras que las correlaciones entre
y tallos quemados en los extremos, así como de agujas, elementos fueron frecuentes, muchas de ellas cercanas
bobinas, artefactos líticos y soguillas vegetales. Estos al cien por ciento, llama la atención la asociación positiva
objetos, junto con las agujas vegetales y de hueso, las entre el algodón, el ají y el maíz.
bobinas con hilos de colores, los punzones de madera
y los piruros de piedra y concha, son evidencia tangible Continuaremos la excavación en el sector para compren-
de la actividad textil a pequeña escala. der la naturaleza de este tipo de relleno y la cronología
143
Fig. 9. Detalle de la capa de desechos en el Complejo Noreste.
relativa de los componentes arquitectónicos a los que arquitectónico, a la Fase Constructiva IV, con estruc-
se asocia. turas menos elaboradas y que comprende, en su
etapa final, el abandono del sitio.
Comentarios finales 3. La caracterización de los últimos procesos arquitec-
tónicos del centro ceremonial, procesos que combi-
Las excavaciones de la temporada 2015 arrojaron infor- nan eventos de destrucción, clausura y relleno de los
mación significativa para comprender cuatro importantes espacios, con la celebración y ejecución de rituales
temas de la arqueología de la costa central en general y que los legitiman.
de Huaca Pucllana en particular: 4. La ocupación tardía de los sitios Lima como reposi-
torio de ofrendas y cementerio.
1. El crecimiento horizontal de los centros ceremonia-
les mediante el uso de rellenos atípicos e, incluso,
basura, con el objetivo de rellenar los espacios, pre- Las intervenciones de la temporada 2016 procurarán
parándolos para las nuevas construcciones. continuar con estas líneas de investigación, ampliando
2. La decadencia de los centros ceremonia- las áreas de excavación en la Gran Pirámide hacia el sur,
les expresada en Pucllana en el tránsito de la y profundizando los cateos en la zona norte para regis-
Fase Constructiva III, que representa el auge trar y comprender el carácter de los rellenos del área.
144
Referencias bibliográficas
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145
El Trigal III. Excavaciones en el asenta-
miento del primer milenio cal DNE (PIA
La Puntilla, Nasca, Ica, Perú)
El Proyecto La Puntilla y las tiene una ocupación por precisar, ya que aún no se han
excavaciones en El Trigal realizado excavaciones. Finalmente, El Trigal III (Sector
III, ZNC), ubicado en una zona aterrazada al noreste del
El Proyecto de Investigación Arqueológica La Puntilla Cerro de El Trigal, que cuenta con un primer asenta-
(Espacios sociales y ámbitos domésticos en la socie- miento de c. 1200-700 cal ANE, y dos fases de ocupación
dad Paracas) está centrado en la obtención de nuevas entre c. 100 cal ANE y 400 cal DNE (años calibrados de
evidencias empíricas a partir de las excavaciones en los nuestra era). En El Trigal III se realizaron excavaciones
asentamientos de El Trigal (LP2). El Trigal es una zona en los años 2006 y 2007 (Castro-Martínez et al. 2008),
arqueológica que se ubica en la vertiente norte de La y es donde se han centrado los trabajos de excavacio-
Puntilla, una cadena de cerros entre los valles de los nes en las últimas campañas de campo, a partir del año
ríos Aja y Tierras Blancas, junto a la hacienda del mismo 2012 (Castro-Martínez et al. 2016). En el presente artí-
nombre, adyacente a la comunidad de Orcona (distrito y culo, presentaremos los resultados de estos recientes
provincia de Nasca, Ica, Perú). trabajos en El Trigal III.1
En El Trigal se han reconocidos tres yacimientos (fig. 1). El objetivo del proyecto a largo plazo es implementar
El primero corresponde al Cerro de El Trigal (Sector teorías y métodos de la Arqueología Social para el
I-II, ZCI), un cerro exento, cuya ocupación principal se conocimiento histórico de las comunidades del valle
desarrolla en dos fases situadas entre 700 y 100 cal de Nasca, en los horizontes temporales entre c. 1400
ANE (años calibrados antes de nuestra era), y donde se cal ANE y 400 cal DNE. Por ello, a nivel operativo,
centraron las excavaciones entre 2005 y 2012 (Castro- el objetivo es completar las excavaciones en exten-
Martínez et al. 2008, 2009, 2011; Castro-Martínez et al. sión de los asentamientos de Cerro de El Trigal y de
2012a). El segundo yacimiento, El Trigal IV (Sector IV), El Trigal III, con la finalidad de disponer de los regis-
ocupa una ladera al suroeste del Cerro de El Trigal, y tros de los espacios sociales de las comunidades que
1Los trabajos de campo han contado con la respectiva autorización del Ministerio de Cultura del Perú, y los registros han sido presentados en
forma de informes técnicos y memorias científicas, que han sido depositados en el Instituto de Patrimonio Cultural de España y en el citado
Ministerio de Cultura del Perú. En esos documentos se han desarrollado, de manera preliminar, los detalles de las excavaciones realizadas
hasta ahora en El Trigal, en el marco del Proyecto La Puntilla.
147
Fig. 1. Yacimientos de El Trigal (Valle del río Aja, Nasca, Ica, Perú). Fotografía: Nina M. Castillo Sánchez.
los habitaron. En coherencia con dichos objetivos, la área protegida, a la vez que suponen un aviso ante posi-
metodología del proyecto se basa en la Teoría de los bles actividades clandestinas.
Conjuntos Arqueológicos (registros de campo), en la
Teoría de las Situaciones Históricas (demarcación de
Horizontes de Sincronía), en la Teoría de las Prácticas
Sociales (análisis de los Espacios Sociales), y en la El asentamiento de El Trigal
Teoría de la Producción de la Vida Social (teoría social) III: un enclave rural de los
(Castro-Martínez et al. 1996, 1999, 2006; Castro- siglos I a IV cal DNE
Martínez y Escoriza-Mateu 2009; Castro-Martínez et
al. 2003). En El Trigal III, durante las excavaciones de 2006-
2007, se constató la existencia de una serie de tumbas
El área arqueológica de El Trigal (LP2) ha sido decla- en varios espacios diferenciados en los que, errónea-
rada Patrimonio Cultural de la Nación, como Monumento mente, según hemos comprobado en las últimas exca-
arqueológico prehispánico, por resolución viceministerial vaciones, se consideró un cementerio o necrópolis, es
N° 225-2011, de 3 de marzo de 2011, del Viceministerio decir, un espacio delimitado, exclusivo y especializado,
de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Perú. para prácticas funerarias (Castro-Martínez et al. 2008).
Por esta razón, y por indicación expresa del Ministerio de En el análisis preliminar del registro funerario, se pudo
Cultura del Perú, entre las actividades realizadas, se ha inferir la existencia de prácticas de coerción física y de
procedido a la señalización de la zona mediante paneles una ideología política justificativa de la imposición vio-
informativos diseñados especialmente para su ubicación lenta, que se asoció a la implantación del dominio del
en el enclave de El Trigal (fig. 2). Con estos paneles, ha Estado de Cahuachi en el valle de Nasca, así como la
quedado establecida la localización y delimitación del existencia de indicadores de transmisión hereditaria de
148
Fig. 2. Panel informativo ubicado en la vaguada que atraviesa La Puntilla, ante el Cerro de El Trigal. Fotografía: Kevin D. Contreras Sánchez.
los privilegios y la riqueza. Las nuevas excavaciones en aterrazado con muros perimetrales. Ahora podemos
El Trigal III se han centrado en buscar apoyos empíricos concluir que ese complejo arquitectónico constituía una
a las hipótesis elaboradas en años precedentes, y en gran casa, donde existían estancias, corredores y patios
clarificar los espacios sociales de las tumbas registradas destinados a diversas actividades económicas (fig. 3).
en los primeros trabajos de campo. Los nuevos registros
nos han obligado a replantearnos esos contextos, frente En las últimas excavaciones no se han documentado
a la evidencia de que estamos ante un asentamiento más tumbas, con la excepción de tres sepulturas infan-
configurado por un único complejo arquitectónico, y que tiles ubicadas debajo de los suelos, ninguna de ellas con
las sepulturas se encuentra en áreas muy concretas, en ajuar funerario. Se ha podido evidenciar que los elemen-
patios o debajo de los suelos de algunas estancias. De tos arquitectónicos y estructuras corresponden a espa-
esta manera, desde el año 2012 quedó confirmado que cios donde hubo una importante actividad de procesado
no podíamos hablar de una necrópolis o de un espacio de alimentos y de fabricación de herramientas e imple-
funerario especializado.2 mentos que debieron implicar el trabajo de un número
importante de hombres y/o mujeres.
Al ampliar las excavaciones hacia el norte del área regis-
trada en 2006-2007, se constató que las tumbas apare- Sobre todo en los patios, parcialmente cubiertos con
cían concentradas en los sectores excavados entonces, techumbres sustentadas por postes, se documentaron
en espacios localizados al sur y sureste de un com- trabajos de cocina, fabricación de útiles de andesita y
plejo arquitectónico que ocupaba un amplio espacio de obsidiana, o labores de alfarería, hilado y molienda.
2 Una publicación de un antiguo miembro del equipo del proyecto (De La Torre 2013) reproduce la información inédita de las sepulturas que
había sido presentada en las correspondientes memorias científicas sobre las campañas de 2006-2007 (Castro-Martínez et al. 2007, 2008).
Nos desvinculamos de esa publicación, dado su carácter precipitado, fruto de una decisión individual, ya que su envío coincidió con las fechas
en las que se estaban concluyendo los análisis bioantropológicos y se estaban realizando las excavaciones destinadas a clarificar los con-
juntos arqueológicos de El Trigal III, a los que se asociaban los enterramientos, que, como indicamos, no podemos tomar como un espacio
especializado de cementerio.
149
Entre las estructuras de combustión asociadas con labo- (Castro-Martínez et al. 2008), debemos concluir que exis-
res de cocina, destaca el registro de hornos excavados ten evidencias de la transmisión hereditaria de la riqueza.
en el suelo para el procesado de alimentos con piedras Por esa razón, sugerimos que el grupo social vinculado
calientes (tipo pachamanca). La presencia de vasijas con el asentamiento de El Trigal en el horizonte crono-
cerámicas colocadas en hoyos excavados en los suelos lógico del Estado de Cahuachi estaba conformado por
parece cobrar significado en relación con las tareas eco- miembros de una clase propietaria o, cuando menos,
nómicas registradas.3 detentadora de los privilegios y la riqueza en el grupo,
junto con una mayoría de miembros vinculados por ser-
Respecto a los trabajos artesanales documentados, vidumbre (sea cual sea el estatuto en que dicha depen-
hemos confirmado la existencia de procesos de trabajo dencia se basaba). Esta servidumbre, probablemente
que involucra diferentes etapas de transformación de doméstica, se hizo cargo de la mayor parte de las tareas
materia prima lítica, como la andesita (fig. 4) o la obsidiana agrícolas, artesanales, de cocinado y de mantenimiento
(fig. 5), así como numerosas herramientas macrolíticas en este asentamiento.
para diversos trabajos de molienda, percusión o puli-
mento, seguramente maderas, hueso o concha. También La imposición de una clase dominante, en asociación
sabemos que se realizaron trabajos de hilado, dada la con la emergencia del Estado de Cahuachi, indudable-
presencia de bases cerámicas o líticas para husos (piru- mente estuvo relacionada con prácticas de violencia
ros). En las áreas de actividad documentadas, destaca social que se evidencian en los análisis bioantropológi-
la importante presencia de pequeños recipientes cerá- cos, tal como las tumbas excavadas en 2006-2007 en El
micos destinados al consumo, con las características Trigal III ya nos habían indicado: con cabezas cortadas,
tecnomorfométricas de los estilos Nasca 2-3 (fig. 6), con heridas letales por dardos de obsidiana o descuartiza-
decoraciones pintadas procedentes probablemente de mientos (Castro-Martínez et al. 2008; Castro-Martínez
alfares ubicados en Cahuachi, donde existen evidencias y Escoriza-Mateu 2016). El nuevo tipo de asentamiento
de áreas de fabricación de cerámica (Orefici 2012). que hemos documentado en las recientes excavaciones
en El Trigal III, podemos considerar que ilustra la situa-
En definitiva, todo parece indicar que estaríamos ante ción de servidumbre resultante de las políticas estatales
un asentamiento rural del territorio dependiente de este implantadas en la cuenca de Nasca entre los siglos I a
centro político-ideológico del valle de Nasca. Y que, IV de nuestra era.
dado el elevado número de tareas que se desarrolla-
ron, debió existir un grupo social relativamente numeroso
para hacerse cargo de esos trabajos. A ello le añadimos
que parece muy probable que desde este asentamiento Hipótesis sociales tras las recientes
se realizaran también las tareas agrícolas en las tierras excavaciones en El Trigal
cultivables del valle del río Aja que se encuentran adya-
centes al establecimiento. Las actividades arqueológicas desarrolladas desde 2005
en El Trigal han permitido documentar las distintas fases
Si además tenemos en cuenta que la distribución de de los asentamientos de las comunidades instaladas en
riqueza en las sepulturas documentadas indica que esta- el valle del río Aja. Las sucesivas fases registradas ofre-
mos ante un grupo donde solo un reducido número de cen una ocupación inicial a comienzos del primer mile-
miembros cuenta con algún tipo de ajuar funerario y, que, nio antes de nuestra era en El Trigal III; seguidamente,
se trata sobre todo de algunos de los entierros infantiles una ocupación entre c. 700 y 100 cal ANE en Cerro de
3 Frente a la prematura idea de que pudieran ser ofrendas (De La Torre 2013).
150
Fig. 3. Estructuras arquitectónicas de El Trigal III. Planimetría: Pedro V. Castro-Martínez.
151
Fig. 4. Ítems de andesita, indicadores de diferentes etapas del proceso de trabajo de esta materia. El Trigal III. Fotografía: Kevin D. Contreras
Sánchez.
Fig. 5. Ítems de obsidiana, indicadores de diferentes etapas del proceso de trabajo de esta materia. El Trigal III. Fotografía: Kevin D. Contreras
Sánchez.
152
Fig. 6. Cuenco carenado pintado, con un friso de figuras de camélidos. Estilo Nasca 2-3. El Trigal III. Fotografía: Kevin D. Contreras Sánchez.
El Trigal, para retornar a El Trigal III cuando se produce registrados en 2007, junto con cerámicas descontextua-
el desalojo del cerro; y, finalmente, tras varios siglos de lizadas (con decoraciones incisas, de círculos impresos
abandono, se constata una reocupación en el siglo XV y de pintura en negativo), apuntan a que el primer esta-
de nuestra era, y frecuentaciones diversas en los últimos blecimiento se remonta a inicios del primer milenio antes
siglos. Los asentamientos en los que se centra nuestro de nuestra era, según indican las series radiométricas
interés pertenecen a los horizontes de sincronía que se de Pernil Alto (Reindel e Isla 2009).
desarrollaron a lo largo del primer milenio cal ANE, y
hasta el siglo IV de nuestra era. Recordamos que en En el Trigal 2-3 (c. 700/600 a 150/100 cal ANE), se cons-
gran parte esos horizontes de sincronía no se ajustan a tató la existencia de dos fases claramente diferenciadas
las demarcaciones de periodos histórico-culturales que en la comunidad asentada en Cerro de El Trigal (Trigal-
han venido siendo utilizados en la costa sur de Perú, Cerro I, en el Edificio de los Almacenes, y Trigal-Cerro II,
fundamentados en cronotipologías sobre todo cerámicas en el Edificio de los Patios). Se presenta como una orga-
(Castro-Martínez et al. 2009: 148-150). nización basada en la centralidad comunitaria (Bardales
et al. 2011) y con un sistema de arquitectura defensiva
Los últimos resultados del Proyecto La Puntilla han per- (Bastión SE) que contribuía al mantenimiento de su auto-
mitido confrontar y matizar las hipótesis sociales que nomía política, de manera simétrica a otras comunida-
venimos construyendo para las comunidades de la zona des del valle de Nasca (Castro-Martínez et al. 2012). La
de La Puntilla, en los horizontes temporales objeto de evidencia de la inversión de trabajo en la arquitectura de
estudio en nuestro proyecto. fortificación del asentamiento resulta coherente con una
organización comunitaria que reforzaba su independen-
En el Trigal 1 (c. 1000-700 cal ANE), se confirma la exis- cia mediante esas obras, al igual que en la construcción
tencia de un primer asentamiento en El Trigal III. Los de edificios singulares, desde donde se gestionaba la
restos de tapial afectados por ocupaciones posteriores, economía y la política de la comunidad.
153
El horizonte de sincronía en Trigal 4 (c. 150/100 cal ANE las características de agregados de grupos domésticos,
a 50/100 cal DNE) no está suficientemente documen- como habían sido las comunidades de la época prece-
tado, pero parece corresponder a la primera etapa de dente, aunque perdieron la instancia político-económica
instalación en El Trigal III, tras el desalojo del Cerro de de la centralidad comunitaria que se plasmaba en los
El Trigal, coincidiendo con la implantación y expansión edificios singulares registrados en Cerro de El Trigal.
del Estado de Cahuachi, en el siglo II antes de nuestra Las excavaciones realizadas en Marcaya, en el valle del
era. La evidencia de derrumbes de tapial por debajo río Tierras Blancas, documenta este tipo de comunida-
de los suelos y estructuras del complejo arquitectónico des (Vaugh 2009). Por lo tanto, la dinámica diacrónica
documentado en ese sector apunta en esa dirección. podríamos sintetizarla en una centralización jerárquica
Este horizonte fue bien documentado en el yacimiento asociada al Estado de Cahuachi (fig. 7).
de La Puntilla 1 (Van Gijseghem 2004), lo que indica
que mientras el Cerro de El Trigal fue desalojado, otras Coincidiendo con el abandono de Cahuachi, en torno al
comunidades instaladas en los cerros del valle del Aja 400 cal DNE, también fue abandonado El Trigal. No vol-
se mantuvieron cierto tiempo. vemos a documentar una ocupación allí hasta el siglo XV
de nuestra era, coincidiendo con los momentos de inesta-
En el Trigal 5 (c. 50/100 a 350/400 cal DNE), en esta bilidad política de la expansión imperial Inka, que parece
etapa, se sitúa el complejo arquitectónico documentado haber impulsado a algunos grupos a buscar refugio en
en El Trigal III, que pone de manifiesto la existencia de los cerros del valle del Aja. Posteriormente seguimos
pequeños asentamientos rurales en el territorio depen- contando con evidencias de frecuentaciones o instala-
diente de Cahuachi. A enclaves de este tipo llegaron ciones, como un refugio de ganado caprino construido
importantes volúmenes de productos alfareros de alta en la ladera norte del Cerro del Trigal probablemente en
calidad (estilo Nasca 2-3), y otros bienes resultado de época muy reciente, o las numerosas alteraciones (hua-
trabajo artesanal especializado o materia prima de pro- queos) del sitio arqueológico.
cedencia lejana (obsidiana, Spondylus), lo que permite
sugerir que este núcleo tenía acceso a la riqueza dispo-
nible en estos momentos. Sin embargo, la disimetría en
el reparto de la riqueza (contadas tumbas infantiles con Agradecimientos
ajuares y el resto de tumbas sin ellos) apunta a que esta-
mos ante un establecimiento propiedad de un individuo El desarrollo de las investigaciones en El Trigal III que
o grupo propietario que debía contar con servidumbre, presentamos ha sido posible gracias al soporte eco-
y que formaría parte de la clase dominante emergente nómico del programa de Proyectos Arqueológicos en
que podemos asociar al Estado de Cahuachi. el Exterior, de la Dirección General de Bellas Artes
y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas del
La dinámica histórica de las comunidades del valle Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, desde
de Nasca apunta a que la emergencia del Estado de el año 2005. Igualmente, se ha contado con el
Cahuachi implicó, junto con la pérdida de la autonomía soporte del Ministerio de Ciencia e Innovación y la
de la comunidades de territorios como el valle del Aja, Universitat Autònoma de Barcelona para el proyecto
la implantación de un sistema de coerción política mate- CRONOCOAN (HAR2009-12625) y, a partir del año
rializado en prácticas notablemente violentas, asociadas 2014, del Ministerio de Economía y Competitividad
a la consolidación de unas relaciones de explotación para el proyecto DOMOCOAN (HAR2013-44276-P).
que supondrían la existencia de servidumbre, probable- Agradecemos a la Universitat Autònoma de Barcelona
mente doméstica, en pequeños enclaves como El Trigal y a la Universidad de Almería el soporte administrativo,
III. No obstante, en ese mismo horizonte, parecen exis- la disponibilidad de infraestructuras y el apoyo logís-
tir comunidades que mantuvieron, de alguna manera, tico proporcionado.
154
Damos también las gracias al constante apoyo obte- Sonia Guillén Oneglio, entonces Directora General de
nido de la Embajada de España en Perú, de manera Museos; y a Manuel Lizárraga Ibáñez, de la Dirección
especial a Francisco de Asís Barrera López y a Olga de Calificación e Intervención Arqueológica. Finalmente,
Cabarga Gómez, responsables de la Consejería de subrayamos el soporte proporcionado desde el
Cultura y Cooperación; así como a Roberto Santos Instituto de Patrimonio Cultural de España por parte de
Picón, de la Oficina Cultural, y a Doris Tello y Soledad Concepción Martín Morales.
Cabrera de la Cancillería. Igualmente, dejamos constan-
cia de nuestro agradecimiento al personal del Ministerio El desarrollo de los trabajos de campo en Nasca no
de Cultura del Perú, sobre todo a Rubén García Soto habría sido posible sin la colaboración de profesiona-
y Susana Arce Torres, de la Delegación Regional de les del Perú en el apoyo a las tareas técnicas, por lo
Ica; al Sr. Mario Olaechea Aquije, de la Delegación de que expresamos nuestra gratitud a Yurisán Aparicio
Nasca; a Luis Felipe Mejía Huamán, entonces Director Limaco, Gabriela C. Bertone Pietrapertosa, Rosangela
General de Patrimonio Arqueológico Inmueble; a la Dra. Carrión Albán, Rolando Ccaccachahua Llamoca, Nina
Fig. 7. Esquema de los cambios de patrón de asentamientos en el valle de Nasca. Realización: Grupo ACAIA.
155
M. Castillo Sánchez, Kevin D. Contreras Sánchez, Yunis trabajo realizado por el personal auxiliar en los traba-
H. Elguera Torres, Lily M. Epiquién Rivera, Manuel M. jos de campo realizados, a Félix F. Almeyda Álvaro,
Gorriti Manchego, Gonzalo M. Oré Salazar, Vittorio M. Percy Campos Martínez, Miguel A. Contreras Medina,
Pedemonte Linares, Ricardo MA. Pérez Guerra, Jimmy Pablo Huarcaya Villavicencio, Joel E. Ortega Camargo,
J. Ponce Campos, Joel A. Salhuana Cabrera y T. Suárez Ismael M. Reyes Ayala, César Rojas Ferreyra, José Luís
Lahura. También agradecemos su dedicación en la reali- Rojas Ferreyra, Julio F. Rojas Ferreyra, Marco A. Rojas
zación de los paneles informativos del sitio arqueológico Ferreyra y Julio Rojas Medina, Y a toda la comunidad
a Néstor W. Irazábal Huáscar. Y no nos olvidarnos del de Orcona, por su permanente apoyo a nuestros tra-
entusiasmo de Alex Penagos Cabestany de la UAB, y bajos arqueológicos.
de Sara Díaz Bonilla de la UAL, a pesar de las ingratas
tareas que asumieron. Una mención especial merece Severiano Aybar Antaya,
que durante todos estos años ha estado velando desde
Para concluir, expresamos nuestra gratitud a quie- El Trigal por la preservación del sitio arqueológico, y
nes en Nasca han hecho más fácil nuestra estancia, cuya reciente desaparición lamentamos. Quedará en
en especial a la Sra. Mery Cárcamo Pozo, a Orlando nuestro recuerdo y queremos dedicar esta publicación
y a Roxana. Y, por supuesto, queremos destacar el a su memoria.
156
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158
Los orígenes del sedentarismo en el valle
de Ica: excavaciones en el sitio Precerámico
Medio (6485 a 5893 cal AP) de La Yerba III
Los humanos que llegaron a las costas de los Andes el consumo de cultivos sucedió como parte de la estrate-
peruanos vivieron por milenios de la recolección y la gia de diversificación de recursos, conocido como “Broad
caza, aprovechando las especies de plantas y animales Spectrum Revolution” (Flannery 1969), y cuando en las
que habitaban en las diversas ecozonas, incluyendo, ecozonas circundantes hubo disponibilidad de abundan-
por supuesto, los abundantes recursos marinos. Con tes y predecibles recursos silvestres.
el pasar de los años, se introdujeron a la dieta plantas
y animales domésticos. Hoy la población mundial cubre
el 60% de sus calorías diarias consumiendo trigo, arroz,
maíz y/o papa. La trascendencia de los cultivos en nues- El paisaje del periodo Precerámico
tra dieta representa la transformación más importante del estuario del río Ica
en toda la trayectoria humana, la misma que no se ve
reflejada en el conocimiento actual respecto al proceso Gran parte de los sitios tempranos del litoral peruano
de domesticación. En este marco, el desarrollo del One fueron descubiertos por Engel (1957, 1981, 1991) y su
River Project temporada 2015 es una contribución al equipo en la década de 1950. En particular, en la costa
conocimiento del escenario previo a la aparición de sur, el equipo de Engel descubrió, describió y, en algu-
la agricultura. nos casos, excavó un número importante de los yaci-
mientos arqueológicos ocupados desde el principio del
Nuestro proyecto fue planificado e implementado con Holoceno hasta el Precerámico Medio (fig. 1). Un grupo
el propósito de conocer los cambios en los patrones de estos sitios se encuentra alrededor del estuario del
de asentamiento y subsistencia de los cazadores reco- río Ica, siendo los más representativos: La Yerba II y La
lectores que habitaron el estuario del río Ica durante el Yerba III (fig. 2).
Precerámico Medio (c. 8000-5000 cal AP). Nos interesa
conocer cuándo se dio el paso al sedentarismo, cómo El más antiguo de los dos es el conchal conocido como
fueron sus viviendas y qué especies se consumieron. La Yerba II (7571 a 6674 cal AP), el cual se ubica cerca
En este texto, responderemos las interrogantes plantea- de la línea de playa y sobre una terraza marítima empla-
das y, utilizando la información paleoclimática disponible, zada en la margen derecha del río Ica.1 A 500 metros
plantearemos que el cambio de la base económica hacia del conchal, se encuentra el estuario, espejo de agua
1 Utilizando la información brindada por Casavilca (1958), Lanning (1967) llama “Casavilca” a La Yerba II. Este sitio fue registrado más ade-
lante como “L-1” por Cook (1994), y como “Morro La Gringa”, por Carmichael (1998).
159
Fig. 1. Sitios del periodo Precerámico de la costa sur.
160
de poca profundidad, donde es posible capturar peces, Labores de campo en La Yerba III
aves y recolectar vegetales. La fuente de agua dulce
está rodeada por dunas que se desplazan en dirección El recorrido de la superficie arqueológica fue sistemático
a la cordillera. Las playas arenosas fueron el hábitat de y, con tal fin, trazamos líneas paralelas separadas por 10
grandes bancos de Mesodema donacium (machas) y metros. Este primer paso nos permitió estimar los límites
crustáceos, mientras que las playas rocosas ofrecieron del sitio, el cual abarcaría una extensión aproximada de
otros moluscos, algas y mamíferos marinos. En parti- 4 hectáreas. Luego, efectuamos la intervención de tres
cular, conchas de Mesodema donacium se encuentra unidades de excavación, un cateo y la limpieza de cuatro
en grandes cantidades en los basurales formados por perfiles expuestos por huaqueros (fig. 2). El objetivo de
los cazadores recolectores que utilizaron La Yerba II las excavaciones fue documentar las características de
como campamento base para desplazarse, desde allí, las viviendas, recuperar evidencias de la vida cotidiana
a las ecozonas circundantes que ofrecían predecibles y muestras para fechar la antigüedad de la ocupación. El
y abundantes recursos estacionales (Beresford-Jones procedimiento de excavación siguió el método británico,
et al. 2015). La total dependencia alimenticia de las que consiste en la definición y excavación de contextos
especies silvestres, así como la ausencia de arquitec- (capas) bajo los criterios de color, consistencia, compo-
tura permanente, parecen haber durado solo hasta los sición y elementos presentes. Toda la tierra removida fue
6500 cal AP. cernida con una malla de 0.5 x 0.5 centímetros, esto con
el propósito de recoger huesos, moluscos y otros restos.
A un kilómetro hacia el interior del mismo estuario, Engel De cada capa, también se recolectaron muestras de 8
(1981: 20) encontró el sitio La Yerba III (6485 a 5893 cal litros para ser separadas por flotación y, posteriormente,
AP) (Beresford Jones et al 2017), catalogándolo como identificar restos orgánicos por tipo. Además, se tomaron
15b VII-55. El lugar fue descrito como: porciones (bloques) de la estratigrafía, con el propósito
de realizar análisis micromorfológicos y, con ello, reco-
…una aldea con algunas chozas circulares, de 4.50 nocer la presencia de niveles de actividad. Asimismo,
m de diámetro, ahora cubiertas con desperdicios. se recogieron restos orgánicos contextualizados para
Se había utilizado palos para soportar las paredes. someterlos a datación por radiocarbono.
Los desperdicios dieron un fechado carbono 14
de 5,430 años A.P. y contenían pallares. Este sitio
es de características comparables con el asenta-
miento 514 de la Pampa de Santo Domingo, y del La Yerba III: una aldea permanente
Osario; además, coinciden los fechados radiocar-
bónicos; los tres posiblemente han sido ocupados Partes del sitio están expuestas en la superficie a causa
por los primeros consumidores de plantas cultiva- de un largo proceso de erosión ocasionado por el viento.
das (Engel 1991:157). Estas partes pueden ser identificadas por el color oscuro
de las concentraciones de micro carbones y por la pre-
sencia de esquirlas de obsidiana. Durante el desarro-
llo de la temporada 2015, expusimos los restos de dos
El escenario descrito brinda una gran oportunidad para viviendas, logrando descubrir más de la mitad de una en
abordar las preguntas planteadas por el One River la unidad de excavación Trinchera 1. Por estas interven-
Project de la Universidad de Cambridge (UK) y ampliar ciones conocemos que el sitio se compone de la super-
los conocimientos sobre el Precerámico de la costa posición de viviendas semisubterráneas que han sido
sur. En ese sentido, nuestro trabajo debe entenderse elaboradas cortando basurales acumulados anterior-
como un esfuerzo de continuar el camino trazado mente. Una vez que las viviendas estaban abandona-
por Engel. das, estas fueron llenadas con basura y, dentro de los
161
Fig. 2. Mapa de La Yerba II y La Yerba III.
162
desperdicios, se enterraron cuerpos humanos envueltos evidencias expuestas, y su comparación con las obteni-
cuidadosamente con esteras. das en La Yerba II, concluimos que hubo cambios impor-
tantes en la cotidianeidad de los ocupantes de la boca
La choza de la Trinchera 1 tiene planta circular y su diá- del río Ica. Primero, se hicieron más sedentarios, hecho
metro alcanza los cinco metros. El interior fue delimi- que se demuestra por la construcción de arquitectura
tado por postes de sauce que sostuvieron ramas como permanente, superposición de chozas, niveles de activi-
largueros horizontales. El entramado fue cubierto con dad (pisos) superpuestos y mobiliario pesado (morteros
esteras. Sobre la parte superior del entramado colap- de piedra). Segundo, hubo un incremento significativo de
sado que formó el ingreso, encontramos un arreglo de la densidad demográfica, puesto que la magnitud de La
alas blancas de un ave marina. En el centro de la super- Yerba III es aproximadamente diez veces mayor a la de
ficie interior de la choza, registramos los rezagos de un La Yerba II. Tercero, se consolidó y dinamizó la red de
fogón compuesto por la superposición de lentes del- intercambio de larga distancia que hizo posible el abas-
gados de ceniza. Alrededor del fogón hubo un número tecimiento de material exótico, el cual quedó reflejado en
significativo de batanes y manos de moler. El hallazgo el aumento significativo de obsidiana proveniente de la
de una vértebra de ballena con una de sus superficies fuente de Quispisisa de las alturas de Huanca Sancos,
desgastadas y cantos rodados de diversos tamaños fue Ayacucho (Glascock 2017).
interpretado como yunque y percutores duros, respec-
tivamente (fig. 3). El nivel de actividad de la casa estuvo
compuesto por varias capas delgadas y su superficie
estuvo “limpia”, allí solo recogimos escasos fragmentos Consideraciones finales
de moluscos y algunas esquirlas de obsidiana. Además,
documentamos, alrededor del fogón, pozos pequeños En los más de mil años que separan La Yerba II de La
que contuvieron ceniza, posiblemente resultado de la Yerba III, ocurrieron cambios que incluyen el aumento
limpieza de la zona de quema. Debajo de la vivienda de la demografía, la aparición de aldeas de ocupación
descrita, hemos encontrado otro alineamiento de postes permanente y la ampliación de la base alimenticia. Los
que corresponde al entramado de otra vivienda semisub- cultivos presentes podrían haber crecido en las llanuras
terránea, aún más antigua. aluviales enriquecidas con la llegada estacional del agua
a los ríos occidentales de los Andes. Los cambios des-
La dieta fue fundamentalmente marina, como ocurrió critos corresponden al escenario anterior a la aparición
en La Yerba II. Junto con moluscos, huesos de peces, de la agricultura detectados en otras partes del mundo,
aves y lobos marinos, recolectamos huesos de venados etapa que se conoce con el término “Broad Spectrum
del bosque ribereño, así como conchas de Bostryx sp. Revolution” propuesto por Flannery (1969). ¿Cómo fue
(caracol) y huesos de Lama guanacoide (guanaco) de el comportamiento climático que acompañó los cam-
las lomas. Sin embargo, y a diferencia de La Yerba II, en bios observados?
los basurales de La Yerba III hemos recuperado también
restos de plantas cultivadas como semillas de Phaseolus Los estudios paleoclimáticos recientes, basados en
lunatus (pallar), una de ellas fechada en 5 381 ± 33 cal muestras extraídas de contextos arqueológicos, como
AP (Beresford-Jones et al. 2015, ver tabla 1), Canavalia los tomados en La Yerba II; proponen que durante los
ensiformis (pallar del gentil), Cucurbita sp. (zapallo) y cinco milenios que abarca el Precerámico Medio (8000-
Psidium guajava (guava). La identificación de huesos de 4500 cal AP) la superficie marina de la costa sur tuvo
Cavia porcellus (cuy) sugiere que estos animales fueron una temperatura promedio anual menor en -3 °C a la
criados para consumo, aunque no descartamos que se actual (Carré et al. 2014, 1045). Esto se tradujo en con-
trate de ejemplares silvestres porque aún pueden ser diciones de mayor productividad marina y nieblas más
vistos en el valle bajo de Ica (fig. 4). Otro animal domés- persistentes. Esto último produjo mayor biomasa y agua
tico identificado fue el Cannis familiari (perro). De las en las lomas (Carré et al. 2009). La importancia de las
163
Fig. 3. Detalles de las excavaciones en La Yerba III.
164
lomas y el mar en la economía de cazadores recolecto- recolección y, además, consumían cultivos de las llanu-
res del Precerámico Medio se evidencia en su ubicación, ras de inundación y, posiblemente, animales domestica-
puesto que todos se encuentran en el litoral o al interior dos. Además de participar de una amplia red de inter-
de la lomas. Respecto a los sitios correspondientes a la cambio para proveerse de diversos bienes. Entonces,
etapa posterior a 4500 cal AP, no se tiene conocimiento en el caso de la costa sur del Perú el “Broad Spectrum
de su ubicación a la fecha, lo cual nos lleva a un silen- Revolution” se desarrolló en un contexto de abundancia
cio arqueológico del momento en el que se debió avan- de recursos en las lomas, y no por la presión demográ-
zar hasta la agricultura, tal como lo conocemos hoy (ver fica sobre ambientes agotados (Cohen 1978; Patterson y
Beresford Jones et al. 2015, Tabla 1). Moseley 1968). Finalmente, el escenario descrito también
ha sido observado en otras partes del mundo (Arnold
Los cambios a los que nos referirnos no solo están pre- 1996: 98; Zeder 2012: 258). La combinación de abundan-
sentes en la boca del río Ica, también abarcaron otros tes recursos silvestres y su disposición predecible hacen
sitios ubicados en la costa sur. En la bahía de Paracas, que los cazadores recolectores del Precerámico (6485
en el sitio Pueblo 514 (o Algodón y Jíquima); y en Santa a 5893 cal AP) se instalen permanentemente en puntos
Ana, en el estuario del río Grande de Nasca (Engel estratégicos (zonas de confluencia de ecozonas, como
1960, 1981, 1991), grupos sedentarios practicaban prin- el estuario) desde donde explotan múltiples ecosistemas
cipalmente la explotación de recursos marinos, caza, (Beresford-Jones et al. 2015).
165
Fig. 4. Hallazgos en La Yerba III.
166
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168
El Camino Longitudinal de la Costa, Ica -
Arequipa. Resultados preliminares
169
Fig. 1. Mapa de la red vial, los centros administrativos y los tambos Inca, basado en Hyslop 1984.
170
Fig. 2 . Mapa de la red de caminos registrados por Proyecto Qhapaq Ñan, Campañas 2003 - 2015.
de esta, a las regiones altoandinas de Arequipa, Cusco Sin embargo, la documentación existente sobre el área
y el altiplano circunlacustre (Hyslop 1984). Toda esta mencionada se encontraba segmentada. El desarrollo
zona, aun cuando pueda parecer secundaria al desa- de esta nueva investigación ha permitido complementar
rrollo de los andes centrales, representa una expresión la identificación y registro del camino costero además,
destacada de la articulación territorial desarrollada por dado el tiempo transcurrido, también ha logrado realizar
los incas. Hubo no solo un excelente sistema de gobierno in situ la actualización de los datos obtenidos y la con-
sino, además, un conocimiento y manejo de las distin- trastación del estado de conservación de los segmentos
tas condiciones ecológicas de los territorios integrados, de caminos y el patrimonio asociado a él.
relacionados con la obtención de los recursos agrícolas,
ganaderos, mineros, forestales y marinos. Estos recur-
sos eran transportados entre los departamentos de Ica
y Arequipa, gracias a los distintos puntos de partida que Metodología
garantizaban la articulación con caminos transversales
y longitudinales, y permitían el intercambio y adquisición La metodología de trabajo que se aplicó en campo ha
de productos de la costa, sierra y selva. comprendido la sectorización del camino costero, de
171
acuerdo a las categorías establecidas por el Proyecto que formaran parte del Tawantinsuyu, y manteniendo parte
Qhapaq Ñan, es decir, las subdivisiones en Tramo, del control de sus antiguas rutas de comerciales.
Subtramo, Secciones y Segmentos, tal como indica la
Guía para la Identificación y Registro del Sistema Vial Entre las evidencias más importantes, resaltan algunas
Inca publicada por el Proyecto Qhapaq Ñan (2013). Esta áreas prospectadas que contienen caminos reconoci-
metodología se emplea también en caminos intervalles dos, es decir, componentes estructurales bien definidos
y/o transversales al eje longitudinal costero, además de como la calzada, los distintos tipos de muros, o elementos
ramales que se desprenden del camino principal y que como canales de drenaje, entre otros. Así, en el Subtramo
se dirigen a otras rutas fuera de nuestra área de inves- Tacaraca - Huayurí, el sitio de Tacaraca presenta estructu-
tigación. Es importante indicar que, siguiendo criterios ras arquitectónicas (muros y pisos) de la cultura Ica en los
de visibilidad, cada segmento y sección ha sido cate- niveles inferiores del montículo piramidal. Estas dan paso a
gorizado como: Camino Reconocido, Trazo de Camino, evidencias tardías de la época Inca en superficie, que pre-
Camino Identificado, Camino Afectado, Proyección sentan características estructurales y de planificación típi-
por Daños, Proyección por Reemplazo y Proyección cas de un centro administrativo muy importante del periodo
por Ausencia, permitiéndonos definir mejor su estado Intermedio Tardío, igual que La Centinela de Chincha.
de conservación.
En esta zona se registran importantes caminos y ejes de
circulación, entre los que están:
172
junto a otra. Además, destaca la calzada o superficie
de arena.
173
En este contexto, son importantes las vías de circulación
reconocidas en el Subtramo Tanaka - La Caleta:
174
Se considera esta categoría por la presencia de una
trocha carrozable que se une directamente con el camino
inca que se dirige a Punta Perica. Este segmento se
halla entre el sector sur de La Playuela y parte del borde
noreste de la Carretera Panamericana, y se dirige al
sureste en trazo recto hacia el pie de cerro de las estriba-
ciones costeras. En toda su extensión, hasta la zona de
Punta Negra, el relieve ha sido removido con maquinaria
pesada por los trabajos de construcción de la carretera
y la excavación de zanjas para el tendido de fibra óptica.
Forma parte del camino inca que se dirige al sureste en
trazo recto hacia Punta Perica. En esta parte se apre-
cian los alineamientos de piedra que definen sus bordes,
aunque de modo discontinuo y cubiertos por arena. En
general, se trata de un camino de calzada despejada y
de superficie llana que tiene entre seis y ocho metros de
amplitud (fig. 11).
175
Fig. 12. Vista del camino en corredor natural, sección Roquedal Graña - Chorrillos.
calzada elevada en las grietas formadas por escorrentías Estos muros están hechos con piedras sin cantear de
aluviales. En ellas pueden verse muros de contención diverso tamaño, colocadas en mampostería simple con
de hasta 0.7 metros de altura, hechos con piedras sin mortero de barro (fig. 13).
cantear de diverso tamaño, colocadas en mampostería
simple con mortero de barro (fig. 12).
A unos 160 metros al sureste de su punto inicial, el camino Si bien se observó la proyección del camino cos-
presenta una calzada elevada de 18.5 metros de largo que tero de norte a sur, gran parte de la traza del Camino
no supera los 0.50 metros de altura. En él se encuentra Longitudinal de la Costa no posee elementos formales
un sistema de gradas ubicadas en sus extremos, seis al
norte y cinco al sur. Continuando su proyección a unos 75
metros al sureste de la calzada, se encuentra una esca-
linata bien constituida por trece gradas hechas con pie-
dras canteadas y de corte paralelepípedo alargado. Estas
gradas fueron colocadas de modo horizontal, en relación
al terreno, y perpendicular al trazo del camino. La esca-
linata tiene 5 metros de largo por 4 de ancho, y permite
superar el desnivel del terreno, alcanzando una altura de
2 metros entre el primer y el último escalón. Tras el paso
de la escalinata, a unos 435 metros al sureste, el camino
presenta una nueva calzada elevada que se ubica en una
grieta formada por escorrentía aluvial, y cuyos muros de
contención alcanzan en promedio un metro de altura. Fig. 13. Vista de una sección del Camino Chorrillos - Playa Hermosa.
176
propiamente dichos, presentándose en mayor parte cuya proyección coincide con el trazo del camino Inca
como un camino despejado, que ha sido limpiado de declarado en dicha área. Estas evidencias darían mues-
piedras en su interior para ser colocadas a ambos lados tra del aprovechamiento de recursos distintos. No obs-
de la vía. En cuanto a las características formales de tante, mayores aseveraciones a este respecto requieren
su diseño, sus elementos constructivos y el despla- un estudio detallado del tema en particular.
zamiento de su traza, corresponden a la tipología de
caminos identificados para la costa peruana. Esta situa- La disposición y características del camino también
ción no desmerece la calidad de esta importante vía reflejan algunas variaciones temporales. Así, el camino
de comunicación ya que, al parecer, en función a las Chincha – La Centinela, cuya asociación a sitios como
condiciones climáticas y ambientales de la costa, no Tambo Colorado, Lima La Vieja y Tacaraca, así como
se requirió una preparación más elaborada, tal como su trazo recto, especialmente en la zona de Pueblo
la que se aprecia en los caminos de la sierra. Nuevo, denotan la filiación Inca. Empero, en su trayec-
toria hacia Tambo Colorado se registró un extenso sitio
Como hemos observado, en algunas zonas donde las colonial con restos de botijas, que llegan incluso hasta
condiciones desérticas debilitan la calzada, se emplearon Huayurí, lo que denota la continuidad del uso de esta
plataformas y pasos naturales como protección ante los vía en época de la conquista. Este hecho se corro-
fuertes vientos costeños, especialmente en zonas cerca- bora también por las modificaciones observables en
nas a la línea de playa. Así por ejemplo, el camino cos- el camino y que se relacionan a la adaptación de la
tero que se ubica en la zona de Arequipa presenta mayor vía para el tránsito de acémilas. Esta vía es la que se
cantidad de alineamientos de piedra, particularmente habría proyectado hasta Ingenio y se dirigiría al Tambo
aquel que llega al sitio La Arena y empieza a descender. del Collao en Puno.
Este es el camino que probablemente se desplazaba de
Moquegua hacia Tacna, tal como la fotointerpretación Los resultados preliminares se han desarrollado apli-
de imágenes en gabinete ha sugerido. En esta zona, cando la metodología de la Coordinación de Investigación
el camino fue encontrado en proceso de construcción, y Registro del Sistema Vial Inca del Proyecto Qhapaq Ñan
como se evidenció cerca de cerro Ladera, donde existen - Sede Nacional. Este acercamiento a la vialidad andina
surcos y acumulaciones de piedra en ambos lados de la deberá ser complementado con próximos trabajos de inves-
vía que habrían sido dispuestos para complementar sus tigación que involucren excavaciones arqueológicas, plani-
linderos. Un hecho similar fue observado en el camino metría del camino y de los principales sitios arqueológicos
costero de Casma (Ministerio de Cultura 2013). relacionados con él. De esta forma se obtendrá información
de los nodos de interconexión, las técnicas de la vialidad
Es claro que, en algunas zonas, la presencia de elemen- prehispánicas y su cronología constructiva. Así mismo, con
tos arquitectónicos, como las escalinatas de Cerrillos investigación profunda se logrará entender la problemática
que se dirigen hacia el sitio de Puyenca (Atico, Arequipa) de la política y las estrategias de conquista que los incas
o el empleo de plataformas, denota una distinción en usaron en los distintos espacios y ecosistemas ocupados.
la preparación y diseño del camino, por su ubicación,
importancia de la ruta y función. En Puyenca, se observó
una zona de producción Inca, con recintos cuadrados,
que demostraría el aprovechamiento de los recursos y Agradecimientos
producción en este ecosistema. Así también, en la zona
de Chincha - La Centinela - Chincha Baja, el camino se Agradezco al Qhapaq Ñan - Sede Nacional y al personal
cruza y coincide con el camino de quebrada Arrieros, de la Coordinación de Investigación y Registro, quienes
donde pudimos registrar restos de aríbalos y algunos con su apoyo, conocimiento y experiencia en el recono-
sitios pequeños con restos de maíz, moluscos. Estos dos cimiento de caminos prehispánicos, hicieron posible la
caminos estuvieron definidos por elementos de piedra realización del presente estudio.
177
Referencias bibliográficas
Hyslop, John
1984 The Inka road system. Cambridge: Academic Press, 377 p.
Ministerio de Cultura
2013 Guía de Identificación y Registro del Qhapaq Ñan. Lima:
Ministerio de Cultura, 122 p.
178
Una ruta inca en el Collasuyu: uniendo Tacna con Putre
1El camino indicado conocido como “Camino el inca” provendría de las serranías de Tacna (Tarata), llegaría a Tacora al norte de Zapahuira
(Putre), y uniría varios tambos incaicos emplazados en las partes altas y medias de los valles de Lluta, Azapa, Codpa, Camarones, y conti-
nuaría hacia el sur hasta alcanzar el “oasis de Pica”, en Tarapacá y, posteriormente, el Salar de Atacama.
179
Fig. 1. Mapa del Tawantinsuyu.
180
que involucró valles costeros al sureste de Tacna y las Pacajes, Caranga) que alternaron alianzas y rivalida-
primeras estribaciones cordilleranas, conocidas como des, pero que continuaron manteniendo relaciones con
Sierra de Huaylillas (precordillera tacneña). Williams et los grupos de los valles occidentales (Chiribaya, San
al. (2009) hacen una separación entre los valles de Tacna Miguel, Pocoma, Gentilar). Rostworowski (1986) plantea
(Locumba, Sama, Caplina) y los valles de Arica (Lluta, la existencia de un espacio geográfico entre Camaná
Azapa, Chaca, Camarones), apoyados en comparacio- y Tarapacá, denominado Colesuyo, el cual compren-
nes y diferencias geográficas, ecológicas y culturales. día numerosos curacazgos sin ningún dominio entre
Ellos observan que los valles de Tacna son más grandes ellos, pues estaban conformados por yungas pesca-
y ricos, con mayores recursos hidrológicos, de vegeta- dores (Camanchacas) y agricultores (Cole), con sus
ción y fauna que los valles de Arica, que son más peque- propias tradiciones, pero que mantenían relaciones (de
ños y pobres en términos de disponibilidad y estabilidad intercambio y de ideología) entre ellos. Sin embargo,
de suelo y agua. De allí que, debido a las condiciones señala que, durante el periodo Intermedio Tardío, estos
ecológicas y geográficas, los valles de Tacna tuvieron grupos yungas habrían estado controlados por los
relaciones culturales más estrechas con el altiplano que grupos serranos altiplánicos. Gordillo ha señalado que
los valles de Arica, además de mejores condiciones para los mecanismos de interacción (socio - económicos,
el desarrollo de una actividad agrícola intensiva y activi- políticos, culturales y religiosos) que se habrían dado
dades pastoriles en las mesetas altoandinas (Williams entre los grupos de la costa y de la sierra durante el
et al. 2009). periodo Intermedio Tardío (1000 - 1450 d.C.) aún no son
conocidos; sin embargo, pudieron darse mecanismos
El sur peruano y el norte chileno conforman una sola “indirectos” que habrían permitido el intercambio fun-
unidad geográfica y cultural que, al ser un territorio con dado en lazos de parentesco, trueque a gran distancia,
ecología variada, cobijó, desde tiempos muy tempranos, tratativas de mercado y contacto entre élites (Gordillo
a grupos humanos que aprendieron a convivir, explo- 1996, 2000).
tar y desarrollar un medio ambiente difícil, volviéndolo
apto para su crecimiento y desarrollo cultural. Todos los La presencia Inca en la región se da durante el Horizonte
antecedentes indican una larga y estrecha relación e Tardío, y está relacionada directamente con la con-
interacción histórica entre las sociedades que habita- quista de los reinos aymaras durante el reinado del Inca
ron y habitan dicha zona. Varias investigaciones reali- Pachacutec, hacia el año 1450 d.C. Posteriormente, la
zadas en el sur peruano y el norte chileno (Briones et intrusión cusqueña en Tacna debió ocurrir durante el rei-
al. 2005; Cavagnaro 1986; Flores 1969; Gordillo 1996, nado de Túpac Inca Yupanqui hacia el año 1470 d.C.,
2000, 2010; Mujica et al. 1983; Muñoz 2005; Proyecto cuando se ocupan sistemáticamente los territorios de los
Qhapaq Ñan, 2003, 2004; Rostworowski 1986; Santoro valles occidentales, las zonas interandinas y la puna, apro-
1983, 2010; Trimborn 1975; Williams et al. 2009) hacen vechando la presencia de colonias altiplánicas presentes
notar la fuerte interrelación que existió entre los grupos en territorios yungas; de allí que se encuentren asocia-
culturales altiplánicos (Tiwanaku, y posteriormente Colla, dos a arquitectura de planificación Inca diferentes estilos
Lupaca y Pacajes) y los grupos de la costa y sierra cerámicos como Chilpe o Kollao-Inca, grupo Saxamar /
de Moquegua, Tacna y Arica (Chiribaya, San Miguel, Chucuito Negro sobre Rojo, grupo Chucuito Polícromo y
Pocoma, Gentilar). Estas relaciones se habrían dado grupo Cusco Polícromo B (Gordillo 2000, 2010).
físicamente mediante rutas ancestrales (caminos trope-
ros, senderos y rutas naturales), que conformaron así Williams et al. (2009) y Santoro et al. (2010) han afir-
una compleja red caminera. mado que los Inca ejercieron un gobierno efectivo en
los valles occidentales del sur del Perú y del extremo
Después del colapso Tiwanaku (aproximadamente en norte chileno, y que la expansión y dominio Inca fue
1100 d.C.), surgen otros reinos aymaras (Colla, Lupaca, bajo un sistema de administración efectivo, pero con
181
claras diferencias en los niveles de inversión estatal y El camino Inca: emplazamiento
en sus efectos en las sociedades locales que fueron y medioambiente
integradas totalmente a las estructuras sociopolíticas
e ideológicas Inca. Proponen que las estrategias de Consideramos que este nuevo camino se desprende
control asumidas por el imperio fueron diferentes y del “camino del inca” que recorre la precordillera ari-
de acuerdo al potencial productivo de cada valle. Los queña, por lo que su proyección inicial e histórica tendría
valles de Tacna (Locumba, Sama y Caplina) presen- un eje este - oeste, bajando de la sierra de Huaylillas
tan condiciones para un elevado nivel de producción por Pampa Blanca (Chile), e ingresando a territorio
agrícola, capaz de producir excedentes debido a una peruano por la quebrada Chaslane (ladera norte de cerro
mejor calidad de suelos y capacidad hídrica. Las zonas Encanto, ladera sur de los cerros Chañacala y Maldito).
altas con pastizales sustentan la cría y crecimiento de Se asciende por el abra formada por los cerros Maldito
camélidos y, por tanto, una intensiva actividad gana- y Colorado (sector donde se divisa la ciudad de Tacna),
dera; mientras que el litoral es altamente productivo y se desciende por la ladera del cerro Colorado hasta
en recursos marinos (guano, mariscos, cochayuyo, llegar a quebrada Tembladera (laderas sureste de los
peces). Los valles costeños de Arica (Lluta, Azapa, cerros Jachacollo y Piedras Anchas). Luego se sigue
Codpa y Camarones), si bien presentan actividad agrí- descendiendo por la quebrada Cauñani (laderas sur de
cola, esta no fue intensiva y habría servido para el los cerros Cascajal y Chastudal) hasta alcanzar la que-
sustento de las poblaciones locales. De otro lado, el brada Viñani, al sur de la ciudad de Tacna; para luego
litoral ariqueño permitió la explotación de guano y de acceder a los fértiles valles costeros de Tacna, Sama
minerales (plata y cobre en Camarones). y Locumba al norte, o para dirigirse hacia los valles de
Arica al sur (fig. 2).
Sobre lo antes indicado, plantean dos tipos de control
ejercido por los Inca: un control de tipo territorial y otro El camino prehispánico se encuentra ubicado en la
control de tipo hegemónico. El control del tipo territorial cuenca hidrográfica del valle del río Caplina. Recorre
se habría dado en los valles de Tacna, en los valles inte- una geomorfología accidentada y se emplaza entre las
randinos y en la precordillera ariqueña; y habría estado regiones de Puna, Suni, Quechua y Chaupiyunga, cuya
basado en una fuerte inversión estatal plasmada en la altitud promedio va desde los 4 500 a los 500 m s.n.m.,
infraestructura burocrática-administrativa y de produc- presentando así un clima variable que va desde frío, tem-
ción, y en la construcción de una amplia red caminera. plado y seco, y que alcanza su punto más alto al pasar
En contraposición a esto, en los valles costeños de por la zona de Huaylillas, entre los 4 000 y 5 000 m s.n.m.
Arica,2 las evidencias indican que se habría implantado
un gobierno efectivo mediante la reorganización admi-
nistrativa, por medio de las autoridades locales (curacas)
que fueron integradas al Tawantinsuyu. De allí que el Tipología del camino y
control ejercido por los Inca habría sido del tipo hegemó- evidencias asociadas
nico. Esto reflejaría menor inversión estatal, respaldada
por ejercicios de poder político, económico e ideológico, El camino prehispánico se emplaza sobre superficies
representada por bienes de prestigio (textiles y cerámica disímiles, como planicies (Pampa Blanca), quebra-
fina, objetos de mullu, plumas de aves exóticas, objetos das (Chaslane, Tembladera, Cauñani, Viñani) y lade-
de cobre, entre otros), administrados y distribuidos por ras de cerros rocosos (Encanto, Chañacala, Maldito,
los curacas locales. Colorado, Jachacollo, Piedras Anchas, Cascajal) y
2Trabajos arqueológicos en los valles costeros de Arica identifican cementerios con abundante cerámica Inca Provincial (Niemeyer y
Schiappacasse 1998).
182
Fig. 2. Mapa de ubicación del Camino Inca.
cerros arenosos (Cascajal, Chastudal). Debido a estas la inclinación de la ladera; y del tipo despejado (ladera
diferencias y de acuerdo a su emplazamiento, presenta media), delimitado por alineamientos de piedras en sus
una tipología variable (despejado, plataforma, empe- bordes de 1.80 metros de ancho. La superficie presenta
drado) y un trazado adecuado de acuerdo la topografía fragmentos de cerámica no diagnóstica y algunos frag-
accidentada de la zona, permitiendo un andar cómodo a mentos diagnósticos como platos, bordes y asas que
los caminantes y caravanas llameras que habrían tran- presentan decoración del estilo Chucuito Negro Sobre
sitado la ruta. Rojo o Inca Pacaje. Conforme el camino desciende, se
reconoce sobre la superficie material lítico (desechos
El Camino fue registrado desde la quebrada Chaslane, de talla, lascas, lascas utilizadas, puntas fragmenta-
a 3 576 m s.n.m., y al oeste de la frontera peruano - chi- das), cerámica prehispánica no diagnóstica, cerámica
lena. Este camino desciende por la quebrada Chaslane, vidriada (colonial o republicana), cimientos de peque-
donde se ha reconocido que es del tipo plataforma, con ños corrales circulares, mocaderos (amontonamientos
relleno artificial y muros de contención inferior de entre de piedra que están relacionados específicamente con
0.50 y 1 metro de alto, y entre 2 metros y 3.5 de ancho. el culto) y paravientos asociados a cerámica arqueoló-
La calzada es de tierra y se pueden observar algunos gica y a latas de conserva de la época de la Guerra del
segmentos empedrados deteriorados. Asciende por la Pacífico. En relación a esta evidencia, es importante
ladera de cerro Colorado siguiendo un camino del tipo mencionar que las latas de conserva, posiblemente chi-
mixto representado por el tipo plataforma (ladera baja y lenas, han sido observadas en diferentes sectores a lo
alta), con muro de contención inferior de 0.50 metros de largo del trazo del camino identificado. Además, este
alto y entre 1.20 y 1.80 metros de ancho, de acuerdo a tipo de evidencias también ha sido reconocido por el
183
Proyecto Qhapaq Ñan - Sede Nacional en la ruta Sama
– Caplina, en diciembre del año 2014 (fig. 3).
184
Fig. 6. Camino despejado con alineamientos laterales de la quebrada Cauñani.
Cascajal siguiendo un trazo sinuoso y del tipo plataforma llegada a su destino (tambo de Tacana), o pidiendo pro-
de 1.5 metros de ancho y calzada de tierra (fig. 6). tección antes de iniciar el retorno y ascenso a la sierra
de Huaylillas e ingresar a la cordillera. Posteriormente,
En la ladera del cerro Cascajal, el camino pierde los el camino asciende por el cerro Chastudal y desciende
elementos arquitectónicos de borde (muros de con- con dirección a la quebrada Viñani, cruzando hacia la
tención, alineamientos laterales), pudiéndose obser- margen derecha donde se ha reconocido un pequeño
var ligeras insinuaciones de piedras dispuestas cada segmento de camino del tipo despejado, delimitado
cierta distancia (actualmente cubiertas por arena). Este por alineamientos de piedra de seis metros de ancho
se desplaza sobre una extensa ladera arenosa, obser- y calzada de arena. Desde aquí el camino ha desapa-
vándose un trazado definido por surcos a manera de recido, pero podría haberse desplazado por la ladera
rastrillo, con un promedio de entre 5 y 10 metros de oeste de los cerros Malos Nombres y Arunta y llegaría
ancho. En este sector se han reconocido los restos de a Tacna (fig. 7).
lo que podría corresponder a una apacheta que tiene
1 metro de alto y 5 metros de diámetro, conformada
por rocas derruidas que pudieron formar el cuerpo.
Asociado con este elemento cultural, se observan Análisis de la información y
algunos fragmentos de cerámica de pasta anaranjada conclusiones preliminares
con líneas negras. En este sector, el trazo del camino
presenta 10 metros de ancho, pudiendo haber presen- El camino identificado al suroeste de Tacna no cuenta
tado un marcador al lado norte del camino y al frente con estudios previos. Sin embargo, apoyados en las
de la apacheta, lo que hace suponer que habría sido investigaciones realizadas en zonas cercanas a su área
un lugar de parada o descanso donde los caminan- de influencia (en el valle del Caplina y en la precordillera
tes hacían su ritual, ya sea de agradecimiento ante la de Arica), podemos entender que esta nueva evidencia
185
cultural está relacionada con la red de caminos prehis- con la sierra de Huaylillas, para alcanzar el tambo de
pánicos existentes en la región. Es claro que, el camino Tacora (en Chile).
Inca que se desplaza por las alturas de Arica, formó parte
de un importante ramal del Qhapaq Ñan, cuyo origen El trazo del camino identificado ha presentado asocia-
estaba en el altiplano al oeste del lago Titicaca, desde ción con fragmentos de cerámica arqueológica que,
donde descendía con dirección a la sierra de Arequipa y de acuerdo a Jesús Gordillo (comunicación personal
Moquegua, para orientarse al sur y recorrer los flancos 2014), correspondería a cerámica del estilo San Miguel
de la cordillera. Así articulaba las cuencas de los valles y Sitajara II del periodo Intermedio Tardío, así como
de Locumba, Sama y Caplina. Así mismo, el camino cerámica de los estilos Chucuito Negro sobre Rojo e
que ascendería de Tacna por el valle del Caplina y que Inca Chucuito Polícromo y algunos fragmentos proba-
empalmaría con este camino en la precordillera (Muñoz y blemente incas (bordes y posible cuerpo de aríbalo) del
Briones 1996; Niemeyer y Schiappacasse 1998; Santoro Horizonte Tardío. Esta evidencia nos permite entender
1983) corresponde al camino Huaylillas - Tacna, cuyo que la ruta por donde se extendió este camino constituyó
recorrido relacionaría a Tacna, Pachia y Palca (en Perú), un corredor ancestral para que las poblaciones de los
186
valles costeños pudiesen acceder a espacios altoandi- distancia), el camino identificado correspondería a la ruta
nos y viceversa. Ya Muñoz y Briones (1996:47) habían más directa para caminantes y caravanas que se despla-
indicado que los valles costeros constituían verdaderos zaban desde las zonas de la cordillera y precordillera de
“cuellos de embudo”, que fueron utilizados desde épocas Socoroma (Tambo de Zapahuira) y Putre, para acceder
muy tempranas por las poblaciones prehispánicas para a los valles costeños de Tacna, en contraposición de la
acceder a diversos bienes. Así entonces, en una distan- ruta del Camino Inca que descendía desde Tacora hacia
cia de no más de 180 kilómetros, se integraron espacios Palca, Pachia y alcanzaba el tambo de Tacana.
puneños de la cordillera con los relativamente fértiles
valles de la costa y el litoral. Así entonces, los trabajos de reconocimiento de campo
realizados en las quebradas ubicadas al sureste del valle
Consideramos que otros indicadores importantes que del Caplina nos permiten agregar a la base de datos del
reflejarían la utilización y modificación del camino por Proyecto Qhapaq Ñan un nuevo camino prehispánico.
parte de los ingenieros Inca están relacionados con la Esta evidencia cultural reconocida aumenta en cierto
mejora del trazo y la construcción de arquitectura de grado el conocimiento sobre la red de caminos prehispá-
borde. Ejemplo de esto es que el trazado del camino nicos y los sitios asociados a ellos, determinándose que
se presenta en algunos sectores recto o sinuoso, pero este camino formó parte de una red de caminos ances-
siempre está delimitado por alineamientos laterales de trales que vincularon a las sociedades asentadas en la
piedra. Esta característica es importante, pues refleja puna y sierra (cordillera y precordillera). Así, se permi-
modificaciones llevadas a cabo para regular el tránsito tió la interrelación e intercambio de productos y bienes
sobre áreas despejadas y, por ende, define y encauza entre ellas mediante diferentes mecanismos de contacto
con claridad la superficie del camino, en relación al resto (colonias, alianzas, comercio), siendo el más importante,
de la superficie circundante que se presenta totalmente permitir el traslado e intercambio de ideas y conocimien-
cubierta por rocas pequeñas y medianas. Del mismo tos. Ya en la época Inca, este camino debió cumplir las
modo, se reconocen secciones de caminos del tipo plata- mismas funciones pero con una administración centrali-
forma que presentan relleno artificial y calzadas de tierra zada y jerarquizada, que administraba las rutas y nodos
o de piedra, así como elaborados muros de contención. de caminos, así como la explotación de diversos nichos
Todo ello refleja la importancia que tuvo esta ruta para ecológicos mediante la reutilización o construcción de
la administración Inca, pues se observa la preocupación infraestructuras adecuadas que cumpliesen los requeri-
por mejorar y facilitar el tránsito de los caminantes y cara- mientos para satisfacer las necesidades del imperio. Se
vanas, permitiendo una interacción social más fluida y, ha reconocido que este camino presenta adecuaciones
por ende, un intercambio de productos y bienes entre y modificaciones en su trazo, notándose la preocupación
estos grupos culturales, acciones que fueron controladas por acondicionar la superficie del camino para facilitar el
y reguladas por los Inca. tránsito fluido de los caminantes y caravanas llameras. De
allí que, en los primeros años de la Colonia, este y otros
Asumiendo que la mejora del trazado y construcción de caminos se adecuaron a las necesidades comerciales y
elementos arquitectónicos al camino durante la época Inca económicas hispanas, aprovechando su emplazamiento
brindó comodidad y permitió un tránsito rápido y fluido, e infraestructura a efectos de cumplir los requerimientos
entonces debemos agregar a ello, que por sus mismas relacionados al tráfico de diversos productos necesarios
característica geográficas (emplazamiento, orientación, para el funcionamiento del aparato sociopolítico colonial.
187
Referencias bibliográficas Santoro, Calogero, Verónica Williams; Daniela Valenzuela; Álvaro
Romero y Vivien Standen
Cavagnaro, Luis 2010 “An Archaeological Perspective on the Inka Provincial
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1996 “El Desarrollo Regional Tardío y la Ocupación Inca en la Pre-
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Norte de Chile) el Noroeste Argentino”, Andes. Boletín del centro de
2000 “Desde Tiwanaku Hasta la Ocupación Inka en el Valle Medio Estudios Precolombinos de la Universidad de Varsovia [Varsovia],
del Río Caplina, Tacna – Perú”, Revista Ciencia y Cultura [La Paz], Nº 7, pp. 615-654.
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1986 “La Región del Colesuyu”, Revista Chungará [Arica], Nº 16-17,
pp. 127-135.
Santoro, Calogero
1983 “Camino del inca en la Sierra de Arica”, Revista Chungará [Arica],
Nº 10, pp. 47-56.
188
Arqueología del campo de batalla del
Alto de la Alianza, Tacna 1880
1Los trabajos de excavación en mayo del 2015 se efectuaron por el Viceministerio de Cultura, a raíz de un pedido de la Cancillería boliviana.
Agradecemos el apoyo de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Tacna, del Museo Nacional de Antropología Arqueología e Historia
del Perú, de la empresa Andean Social Group, de los especialistas forenses Micaela Álvarez y los arqueólogos Luis Pezo, Pedro Vargas,
Angélica Gómez, Jack Chávez, Elvys Berrios y Débora Infanzón. El trabajo impecable de los técnicos en excavación Damián Quiroz, Pedro
Sotelo y Segundo Solano permitió la repatriación de los soldados bolivianos.
189
La Arqueología del Conflicto y los definiciones de la arqueología militar para épocas prehis-
campos de batalla en el Perú pánicas, preferimos la denominación de “arqueología del
conflicto” debido a que no todas las acciones bélicas o con-
En los últimos años se han desarrollado nuevas corrien- tiendas contaron con la participación de militares o soldados
tes dentro de la arqueología histórica enfocadas en el profesionales, lo que implica la existencia de una especiali-
pasado reciente y contemporáneo. Estas nuevas espe- zación, además de la presencia de ejércitos permanentes.
cializaciones parten principalmente de los estudios de Esta especialización recién se inicia en la época colonial,
la cultura material contemporánea, como la arqueolo- a diferencia de las propuestas de historiadores que men-
gía del conflicto, la arqueología militarista o la guerra cionan la existencia de ejércitos militares incas.
y los campos de batalla (González-Ruibal 2009:113;
Harrison et al. 2009:185; Klausmeier et al. 2006:5; Landa
y Hernández de Lara 2014:36; Quezada Sanz 2008:21;
Renflew y Bahn 1993:11; Schofield 2005: 10; Sutherland La Guerra del Pacífico y la
y Holst 2005:2). Batalla del Alto de la Alianza
Dentro de estas tendencias, las especializaciones más Después de sus respectivas Independencias, las tres
recientes corresponden a “battlefield archaeology o naciones enfrentadas (Perú, Chile y Bolivia) tuvieron una
archaeology of battle”, directamente relacionada con la serie de eventos y disputas internas a medida que conso-
arqueología del conflicto (Sutherland y Holst 2005:2). lidaron sus territorios y gobiernos, y que generaron fuen-
Según Sutherland y Holst, las investigaciones arqueo- tes de ingresos. Una serie de acontecimientos políticos
lógicas de los campos de batalla son importantes por y económicos conllevó a que, en 1873, Perú y Bolivia
muchas razones, entre ellas, la de obtener una compren- firmen un tratado secreto de alianza defensiva para la
sión más completa y precisa de los eventos que tuvieron protección de sus territorios. Hacia abril de 1879, Chile
lugar durante el conflicto. declaró la guerra a estas dos naciones. Este conflicto es
conocido también como "Guerra del Guano y el Salitre",
Para Sutherland y Holst, el término "arqueología del con- debido a que la causa de la guerra fueron las disputas
flicto" es una expresión general más apropiada que la por los territorios, depósitos de guano y minas de nitrato
"arqueología del campo de batalla” (2005:2). Este tipo (salitre) para esa época, altamente rentables. Estos terri-
de investigación se presenta como una herramienta cru- torios se hallaban en los suelos bolivianos de Atacama y
cial para la comprensión del proceso histórico de una peruanos de Tarapacá. Los poblados estaban principal-
nación y forman parte esencial de la memoria social de mente ocupadas por chilenos y la minería se desarrollaba
un país. En ese sentido, los estudios y la materialidad con capitales extranjeros (Markham 2010:78; Mc Evoy
de estos paisajes en conflicto son susceptibles a ser 2011:57; Salas 2011:791; Sater, 2016:33). De acuerdo
tratados como cualquier evidencia arqueológica; por lo con Sater (2016:35-36), la guerra puede ser divida en
tanto, la evidencia material asociada a la estratigrafía y seis periodos que comprenden la campaña naval, con
los contextos permite analizar eventos sucedidos antes, una duración aproximada de siete meses, y una serie
durante y después de la contienda, así como el proceso prolongada de campañas terrestres, hasta la firma del
de entierro, saqueo y abandono del espacio. Tratado de Ancón en 1883, y el retiro total de las tropas
chilenas del territorio peruano.
Los estudios sobre la arqueología militar o de la guerra en
Europa tienen bases sólidas en la historia militar antigua y El periodo de cinco meses y ocho días que media entre el
cuentan con una larga tradición de más de dos mil años regreso del desmantelado ejército peruano de Arica (19
(Quezada Sanz 2008:22; Ramos et al. 2014: 76). En los de diciembre de 1879) y la Batalla del Alto de la Alianza
Andes peruanos, a pesar de la polémica que tienen las (26 de mayo de 1880) fue una de las etapas más agitadas
190
de nuestra historia contemporánea. En este tiempo se dio por quebradas no muy profundas que permitían limitar
un cúmulo increíble de acontecimientos cruciales para el accionar de la caballería enemiga. Para la distribu-
el desenlace de la guerra (Congrains 1872:7), debido a ción de la línea defensiva se aprovecharon las hondona-
que, después de la Batalla de Tacna, se dio la pérdida de das y dunas, de tal forma que ocultaran a las unidades
territorio al sur del Perú, la casi aniquilación del ejército de infantería y reserva (Campero en Ahumada 1885,
regular de línea peruano y el retiro definitivo de los aliados Tomo II: 593, El Mercurio 1880: 6). En este campamento
bolivianos. Lo que sigue de la guerra para los peruanos estuvieron durante alrededor de catorce días, tiempo
se efectuaría con reclutas sin experiencia y durante un necesario para preparar y adecuar medidas defensi-
periodo con un escenario político nada favorable. vas. Esta batalla se puede resumir en varias etapas o
fases (tabla 1):
La Batalla del Alto de la Alianza o Campo de la Alianza
fue una de las batallas más decisivas de la guerra, por
este motivo, es importante investigar la serie de even-
tos acaecidos en la zona. El ejército aliado estuvo esta- Las excavaciones arqueológicas
blecido en Tacna por un año. Hacia fines de abril de en el campo de batalla
1880, arriba al lugar el General Narciso Campero, y
toma el mando del este. Los aliados, conocedores de La metodología de investigación aplicada en este pro-
los planes del ejército chileno de marchar a Tacna por el yecto se funda en el estudio de toda la documentación
norte y ocupar Moquegua, Locumba y Sama, evaluaron, existente o información histórica relacionada con la
entre los planes del General en Jefe del ejército peruano Batalla del Alto de la Alianza y la Guerra del Pacífico.
Almirante Montero y del General Camacho del ejército Este análisis se centra en las fuentes primarias como
boliviano, la mejor decisión defensiva. Optaron por insta- partes oficiales de guerra, memorias, telegramas, infor-
lar el campamento a corta distancia, hacia el oeste, a 8 mes, notas periodísticas y fotografías de la época. Otra
kilómetros al noreste de Tacna (Aguirre 1880:4; Campero, etapa de investigación y registro arqueológico implica
en Ahumada 1880, Tomo II: 592; José Aramayo, en el uso de un georradar, dron, prospección de superficie
Ahumada Tomo II: 588). Se establecieron en una amplia sin empleo de detectores de metal, análisis de planos,
meseta entre las laderas del cerro Intiorqo, la quebrada fotos aéreas, imágenes satelitales, análisis topográfico
Magollo y zona de las Canteras. A este campamento se y el análisis del material arqueológico.
le denominó Campo de la Alianza.2
Hacia el 2008, la Asociación de la Brigada Naval de
Este espacio fue estratégicamente elegido porque per- Combatientes del Pacífico efectuó un primer recono-
mitía impedir la entrada del enemigo a Tacna debido ciendo en el campo de batalla a fin de determinar las
a: a) la accesibilidad; ya que el campamento y campo características del área. Lamentablemente, este trabajo
de batalla se encontraban entre dos caminos: el de involucró recolección de material cultural sin el empleo
Sama y el de Para, lo cual permitía el abastecimiento de transectos, ni unidades de recolección de datos. Las
de recursos y, b) la topografía, compuesta por una serie más de trescientas piezas recolectadas fueron regis-
de pequeñas lomas de arena que iban desde el noreste tradas con coordenadas UTM; sin embargo, no están
hasta el sureste y que, parcialmente, ocultaban a las plasmadas en un plano de distribución ni cuentan con
tropas. Hacia los extremos, la meseta estaba definida un análisis detallado de los materiales (Brigada Naval
2Por disposición de la Orden General del Ejército Unido del cuartel general se dispuso que el campamento del alto de Tacna se denominara
en lo sucesivo Campo de la Alianza, para lo cual se puso una pilastra de piedra en su memoria (Ahumada 1885, Tomo II, Cap. VIII: 601-605
y Tomo III, Cap.I: 114).
191
Tabla 1. Descripción de las diferentes fases de la batalla del 26 de mayo de 1880, de acuerdo con los partes oficiales de guerra (Elaboración propia).
de Combatientes del Pacífico 2008:8). Es a raíz del la extensión de la línea de batalla aliada y la existencia
reporte del hallazgo de los restos de un combatiente de algunas medidas defensivas, así como la modifica-
boliviano, el cual exhumaron y volvieron enterrar, que ción o adecuación del paisaje realizada días antes de
la Cancillería boliviana, el 2015, solicita al Ministerio de la batalla. Aunque en los documentos escritos en 1880
Cultura la entrega de estos restos. No obstante, en el hay una controversia sobre la existencia de trincheras,3
informe final de la Brigada no consigna más informa- fortines y obras defensivas construidas en el campo de
ción sobre el hallazgo, metodología de excavación ni batalla. Al efectuar el reconocimiento superficial de la
el inventario detallado de las piezas como el quepí y zona, podemos observar que en la superficie no queda
bayoneta, entre otros elementos extraídos asociados mayor evidencia de la modificación del paisaje, siendo
con el individuo. necesario excavar para definir la presencia o ausencia
de estas obras. Poco se sabe sobre la adecuación o
Las excavaciones efectuadas el 2015 y las inves- transformación del paisaje en el campo de batalla, los
tigaciones de campo del 2016 en el extremo del ala partes de guerra y los escasos croquis de la época pre-
izquierda de la línea defensiva aliada permitieron definir sentan información contradictoria.
3Ver por ejemplo: Correspondencia de El Ferrocarril de Tacna del 6 junio de 1880, en las alturas que ocupaba el ejército peruano-boliviano
en una extensión considerable, parapetado tras de trincheras naturales, zanjas, trincheras de piedra y sacos de arena (Ahumada, 1885,
Tomo II: 605).
192
En el 2015 se trazó un área de 400 m2, y se efectuó un Contexto funerario atípico N°1: Registrado en la
registro total de la superficie. Después de definir la estra- Unidad N, en el interior de la trinchera y a unos 65 centí-
tigrafía, se decidió excavar un transecto adyacente a la metros de profundidad. Se trata del entierro apresurado
zanja-trinchera del Batallón Sucre. Por lo que se excava- de dos individuos cubiertos con parte del desmonte de
ron seis unidades de 4 por 4 metros que corresponden a caliza de la zanja que servía como parapeto.
las unidades: G, K, L, M, N y Ñ. Únicamente en la cuadrí-
cula K se seleccionó un área de 2 por 4 metros, haciendo El cuerpo del Individuo N°1 luce uniforme militar, pre-
un total de 104 m2 de área intervenida. De acuerdo con senta posición extendida. Está completamente articulado
los resultados del georradar, las excavaciones incidie- y con el cráneo con ligera rotación hacia la izquierda. La
ron en las unidades G, L, M y N, donde se efectuó un posición del cuerpo es decúbito ventral. El brazo derecho
minucioso reconocimiento y registro. Las unidades K y L está semiflexionado y extendido hacia el perfil sur de la
presentaban remoción de las capas 1 y 2; en ambas se zanja, mientras que el otro brazo se encuentra flexio-
hallaron restos óseos humanos (Vega Centeno 2015:24). nado hacia el tórax. Ambas extremidades inferiores se
encuentran extendidas y la pierna izquierda está sobre
La estratigrafía de la zona es simple y presenta tres la derecha, en una posición atípica. El estado de con-
capas bien definidas. La primera corresponde a la arena servación es bueno, conserva cabello y tejido blando
producto de acumulación eólica, le sigue una capa del- en partes del cuerpo. Presenta vestimenta completa: un
gada de tierra arcillosa marrón rojiza y, finalmente, un sobretodo o paletot de algodón blanco, chaleco y pan-
estrato estéril compacto de carbonato de calcio o caliza talón azul oscuro, con un solo botín izquierdo de color
(roca sedimentaria). Se halló material cultural disperso negro. Además, el pie derecho conserva un calcetín de
por todas las capas y en mayor cantidad sobre el suelo algodón blanco. Este individuo se encuentra cubriendo
de la zanja-trinchera. Este material consiste mayormente parte de la cabeza y hombro izquierdo del segundo indi-
en textiles (morrales, sacos terreros, pañoletas y diversos viduo (op. cit.: 2015:47). Por el tipo de uniforme de paño
restos de telas) metales (munición, hebillas, restos de azul y el vivo del pantalón se trata de un oficial de infan-
tijeras, agujas), botones (de metal y loza), vidrio, mate- tería peruano.
rial orgánico, cuero, madera, papel, cartón y feldespatos
(Vega Centeno 2015:45). El Individuo N°2 presenta un cuerpo articulado y com-
pleto al 90%. Conserva por secciones tejido blando,
En la actualidad, el estado de conservación del campo de en especial en los pies. La posición es decúbito ven-
batalla es regular. Por desconocimiento de su extensión tral extendida con orientación del cuerpo este-oeste. El
se han construido en el extremo noreste, una subesta- cráneo y parte del hombro derecho estaban cubiertos
ción, y hacia el sur, antenas. A pesar de que el campo por el hombro y brazo izquierdo del Individuo N°1. El
ha sido alterado con detectores de metales por los bus- cráneo presenta una ligera rotación hacia la izquierda;
cadores de tesoros, se puede considerar que se trata de ambos brazos están semiflexionados y el brazo derecho
uno de los campos de batalla de la Guerra del Pacífico está debajo del tórax. Ambas extremidades inferiores
mejor conservados. están extendidas, la pierna derecha a la altura del peroné
presenta una fractura perimortem, mientras que ambos
pies presentan una rotación hacia la derecha y calzan
sandalias de cuero. Este individuo presenta múltiples
Hallazgo de restos óseos humanos fracturas en el cráneo y cara por golpe con arma con-
tundente e impacto de bala. El estado de conservación
La zanja-trinchera excavada mide más de 300 metros es bueno, conserva cabello, aunque se han observado
de largo y 1.50 metros de ancho. Los contextos funera- zonas de esqueletización en el cráneo y el cuerpo (op.
rios hallados que fueron depositados en esta zanja son: cit.: 2015:48). Al igual que el anterior, presenta vestimenta
193
Poncho
Cartuchera
Individuo 2
Área de desmonte de la trinchera
1.72
Individuo 1
1.64
Faja
1.73
1.73
Sandalias
Contorno de la trinchera
Rasgo 23 Rasgo 11
detente
Fig. 1. Dibujo de planta de la zanja-trinchera y los individuos N°1 (peruano) y N°2 (boliviano).
completa: chaqueta de bayeta amarilla con botamangas extendido. El cráneo está a una profundidad de 20 cen-
de color rojo, una hilada de siete botones semiesféricos tímetros y tiene ligera rotación hacia la izquierda. El torso
llanos, pantalón de bayeta con vivo negro y contorno de está a unos 35 centímetros y las tibias a unos cuarenta.
ribete rojo, fornitura con una cartuchera de cuero que Tiene uniforme militar.
está hacia la espalda, porta-bayoneta a la altura de la
pierna izquierda. Del cuello cuelga una bolsa o morral Su estado de conservación es regular. Conserva el cuero
de algodón con un conjunto 35 balas Remington. En la cabelludo en partes y tejido blando por secciones del
espalda, a altura de la pierna derecha tiene adherido un cuerpo. Ambos brazos se encuentran flexionados y dobla-
morral de algodón blanco. El morral conserva un botón dos hacia el rostro. Ambas piernas presentan ligera flexión
esférico de la Artillería Naval Marina, aunque por el uni- y hay ausencia de los huesos de ambos pies debido a la
forme, este soldado pertenece al Batallón Sucre de infan- remoción efectuada el 2008. Mide 1.60 metros de largo,
tería 2° Línea, denominados como “los amarillos” por el presenta chaqueta de bayeta color amarilla con una hilada
color de sus chaquetas (op. cit.: 2015:48) (fig. 1). de botones planos al centro, con presillas oscuras en los
hombros y botamanga roja. En la manga derecha presenta
Contexto funerario atípico N°2: En la Unidad K, se tres botones planos, en la manga izquierda no hay boto-
halló un tercer individuo (Individuo N°3), parcialmente nes. La camisa es de algodón con diseños geométricos,
completo, en posición extendida, próximo al perfil este, pañuelo amarrado en el cuello, un pantalón de bayeta
en el límite de la trinchera, y con orientación este-oeste. color blanco tipo mezclilla con vivos negros, hacia ambos
Corresponde a un enterramiento simple, primario y lados del pantalón. El vivo está decorado con una franja
articulado. La posición del cuerpo es decúbito ventral o ribete rojo hacia los costados.
194
Conserva parte de la manta de lana amarrada en la
cintura, que estuvo sostenida por una correa gruesa
de cuero negro, fragmentada y que forma parte de la
canana o, quizá, la fornitura. Sobre el cuerpo se regis-
traron dos balas y tres casquillos Remington a la altura
del brazo derecho. El cuerpo originalmente fue cubierto
con la capa de desmonte de caliza acumulada en la
parte superior de la trinchera. Sin embargo, en este
caso, solo quedan rastros de esta capa adheridos al
cuerpo, la cual fue totalmente retirada al dejar al descu-
bierto el cuerpo en el 2008 y el 2009. Hacia el perfil sur
de la trinchera, a un costado del individuo, se halló, en el
relleno, la ojota o sandalia izquierda de cuero crudo, sin
tiras, con suela y remache de pequeños clavos (Vega
Fig. 2. Foto de detalle del Individuo N°3 (soldado o combatiente
Centeno 2015:48) (fig. 2). boliviano).
195
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2015 Proyecto de investigación arqueológico con excavaciones para
la localización de un soldado boliviano del campo de batalla “Alto de la
Alianza”-Tacna. Informe final presentado al Ministerio de Cultura. Lima.
197
Investigación arqueológica en el Subsector
A del Sector 1 de Wiraqochapampa
199
Sin embargo, siguiendo su hipótesis, la construcción Evolución arquitectónica
de Wiraqochapampa no habría sido concluida y el sitio
nunca fue ocupado. Los autores coinciden que la cons- El Conjunto arquitectónico 1 es de forma rectangular.
trucción del sitio de Wiraqochapampa obedeció a un Se ubica en el lado norte del Subsector A y presenta
proceso planificado, tanto por su trazo ortogonal para dos grandes espacios abiertos a manera de patios. Está
el acondicionamiento de los recintos, como también delimitado por muros perimétricos orientados de este a
por la construcción de estructuras diversas. Según oeste y de norte a sur. Se comunica con el paso princi-
los investigadores, el abandono de Wiraqochapampa pal mediante un vano. En este conjunto hay dos gran-
se evidencia en el poco material existente y, especial- des recintos de forma cuadrangular; en uno de ellos,
mente, en edificaciones y sectores inconclusos (Topic Recinto 3, existen dos recintos alargados, quizás corre-
1991; Topic y Topic 2000). dores internos que posiblemente quedaron inconclusos.
Aún en el Conjunto 1 pero adosado al Conjunto 2 está
Los trabajos realizados anteriormente por la Unidad el Recinto 2, recinto de forma alargada que funcionó ini-
Ejecutora 007 en los subsectores B, C y D van deve- cialmente como corredor de circulación y comunicación
lando que en Wiraqochapampa no existió una ocupación hacia la plaza y la galería de recintos del Subsector B.
consecutiva o densa. Los resultados indican más bien
un conjunto de diversas ocupaciones temporales de los El Conjunto arquitectónico 2 es de forma cuadrangular y
constructores y sus familias, quienes se habrían asen- se ubica al lado noroeste del Subsector A. Colinda por el
tado en el lugar durante el proceso de edificación. Las norte con el Conjunto arquitectónico 1; por el sur, con el
evidencias que sustentan esta idea son la poca cantidad Subsector H; por el este, con el Conjunto arquitectónico
de cerámica hallada, los escasos restos óseos y la pre- 3; y por el oeste, con el Sector 8. El Conjunto 2 presenta
sencia de algunas áreas de quema o fogones. cinco recintos, dos de los cuales son de forma alargada
y posiblemente sirvieron como corredores de comuni-
Las investigaciones en el Subsector A nos brindan infor- cación. El gran Recinto 7 funcionó posiblemente en un
mación que nos permite confirmar los resultados de los inicio como un espacio abierto o gran patio. Dentro de
otros subsectores y complementar los conocimientos él hay un conjunto de pequeñas estructuras de las que
obtenidos en el sitio arqueológico de Wiraqochapampa. hoy solo quedan sus bases de piedras alineadas; tal vez
Las labores en el Subsector A estuvieron orientadas a correspondan a otro momento ocupacional del subsec-
identificar las técnicas constructivas empleadas en la tor. El Conjunto 2 se comunica con la avenida principal
arquitectura del Subsector, definir la secuencia arqui- a través de un vano.
tectónica de su edificación y determinar la secuencia
ocupacional. Para ello, se planteó la realización de 39 El Conjunto arquitectónico 3 se encuentra dentro y al
unidades de excavación de las que, por problemas presu- sureste del Subsector A. Este conjunto está conformado
puestales, se realizaron diez, la mayoría ubicada dentro por nueve recintos de planta cuadrangular. Contiene un
del Conjunto arquitectónico 3. recinto central, a manera de un gran patio, alrededor del
cual se disponen los demás recintos.
La unidad de excavación 10 se ubicó fuera de este con-
junto y la unidad 29 se ubicó entre los conjuntos 1 y Los muros del conjunto tienen como material constructivo
3. Esta última unidad y la 37, ubicada en el Conjunto piedras angulares semicanteadas de mediano tamaño
3, contuvieron la información más relevante de nues- unidas con argamasa y algunas más pequeñas usadas
tra investigación. como cuñas.
200
Fig. 1. Vista general del Subsector A del Sector 1 del sitio arqueológico Wiraqochapampa
Periodos constructivos y
fases arquitectónicas
201
Segundo periodo constructivo Tercer periodo constructivo
Un segundo periodo constructivo podría estar ence- El tercer periodo constructivo podría estar subdivido en
rrando las dos fases constructivas que a continuación dos fases constructivas. Durante estas fases se cons-
se describen. En este periodo se construyeron nuevos truyeron nuevos muros divisorios para la edificación
muros perimétricos que definieron un espacio abierto o
patio, muros divisorios que delimitaron los ambientes y
estructuras diversas como por los vanos de acceso que
dan hacia el patio.
202
Fig. 7. Sexta fase arquitectónica. Fig. 8. Séptima fase arquitectónica.
del Recinto 13, se redujo el patio y se acondicionó una Séptima fase arquitectónica: Para construir el Recinto
banqueta. 30 y reducir el patio en esta fase, se construyeron
muros adosados al muro este que, a su vez, se adosó
Quinta fase arquitectónica: Esta quinta fase construc- al muro sur. El nuevo recinto se asentó sobre la ban-
tiva correspondería al acondicionamiento del Recinto 13. queta construida en la fase anterior. Esta superpo-
Para ello se procedió con el sello de los vanos de acceso sición del recinto sobre la banqueta es la evidencia
del muro ubicado al oeste y la construcción de muros que del cambio de fase. Si ambos elementos fueran con-
encierran dicho recinto. Además, se acondicionan dos temporáneos la banqueta hubiera adoptado la forma
vanos de acceso nuevos, orientados hacia el patio, los general del recinto.
y que sustituyeron a los vanos sellados.
203
la fuerza militar, explota los recursos que anteriormente
controlaban las sociedades subordinadas” (Conrad y
Demarest 1984:5). Si bien Wari abarca un espacio terri-
torial amplio, no queda clara la existencia de sociedades
completamente subordinadas a esta cultura, pero sí la
asimilación de estilos, formas y técnicas Wari.
204
Otra reflexión que hace Canziani es que “con referencia menos homogéneas del subsector A. Luego, durante
a esta época y a las que le suceden, es importante hacer la segunda fase se construye esta suerte de patio
algunas precisiones ya que muchas veces se ha sugerido con vanos de acceso en el centro del Conjunto 3. En
que a partir de este momento se impondría el urbanismo una fase posterior se sellan los vanos y se construye
en los Andes Centrales. Este es un equívoco frecuente, otra estructura, acortando las dimensiones del patio.
que puede dar a entender que antes de esta época no La cuarta fase correspondería a la construcción de
existieron formas de vida urbana o ciudades” (Canziani drenes, incluso sobre sellos de vanos, y la ban-
2009). Ciertamente, los grupos humanos no son ajenos queta en el perímetro interno del patio. Por último, se
a los procesos dinámicos de transformaciones sociales modificó la forma del patio en su lado noroeste para
a lo largo del tiempo y, con ello, a las reconfiguraciones construir un recinto y realizar diversos muros menos
de los espacios habitados. En el caso de Wari, creemos elaborados empleando la técnica de adosamiento
que pudo preexistir una planificación urbanística, quizás correspondiente a la quinta fase arquitectónica.
no con las mismas dimensiones que alcanzó posterior- • El material cultural recuperado en las excavaciones,
mente. Ello no implica que, a la aparición de Wari, los si bien no es abundante, nos permite confirmar que
otros patrones de asentamientos hayan desaparecido. pertenece al Horizonte medio, al presentar fragmen-
tos de un vaso Kero, una olla con cara gollete, una
• La correlación de periodos constructivos del botella de doble cuerpo con asa puente con un per-
Conjunto Arquitectónico 3 nos ayuda a corroborar sonaje zoomorfo y cántaros globulares a manera
la idea de que la construcción de Wiraqochapampa de cantimploras, que si bien no presentan mayor
no se concluyó, tal cual lo sostienen los esposos decoración nos permiten reconocer las formas pro-
Topic (2000). Al menos en una de las reconfigura- pias de este periodo. Las técnicas de manufactura
ciones de los espacios, por ejemplo, la Séptima fase corresponden al modelado, y la confección de estas
arquitectónica del cuarto periodo constructivo, se ve vasijas parecen ser producidas por mano de obra
la intención de iniciar un proceso de acondiciona- local. La manufactura de los muros también mues-
miento de nuevos ambientes, como la construcción tra relación con los muros de Marcahuamachuco,
del Recinto 30. Estos acondicionamientos ocurrieron razón por la cual se puede deducir que la mano de
por la construcción o clausura de diversos elemen- obra fue claramente local, pues conserva sus técni-
tos arquitectónicos. cas de elaboración.
• La correlación de periodos constructivos del
Conjunto 3 nos brinda datos para refutar la idea de
que Wiraqochapampa no llegó a ser habitada, tal Sin embargo, resulta claro que la concepción y el pla-
cual ha sido sostenido. Por una parte, resulta difí- neamiento de Wiraqochapampa son de origen Wari y
cil sostener que, habiendo recintos concluidos, al que es probable que en su elaboración estuviera pre-
menos en los dos últimos periodos constructivos, sente gente Wari, al menos dirigiendo su construcción.
no hayan sido habitados. Por otra parte, en el último Se puede inferir que Wiraqochapampa es comparable
periodo y fase se reconfigura nuevamente el espa- con asentamientos de la sociedad Wari, debido a la téc-
cio, por lo cual los ambientes y recintos de los perio- nica constructiva de los muros de doble cara, la existen-
dos anteriores debieron funcionar simultáneamente, cia de edificaciones de dos o más niveles de altura y los
dependiendo de las necesidades del grupo social. nichos de planta trapezoidal y drenajes.
• La correlación de las unidades de excavación ha
logrado identificar hasta cuatro periodos constructi- Finalmente, cabe resaltar la importancia y trascendencia
vos: El primero correspondería al momento de deli- del desarrollo y culminación de las excavaciones dentro
mitación del ambiente y, a continuación, la subdivi- del marco del presente proyecto por la información que
sión de este gran espacio en cuatro partes más o han arrojado.
205
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206
Primeras interpretaciones sobre el sitio arqueoló-
gico Cerro Miraflores - Huamachuco - La Libertad
1 Cerro Miraflores fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación con Resolución Directoral Nacional N° 642/INC del 2009.
207
Fig. 1. Sectores de Cerro Miraflores.
El Toro y Cerro Perolito (en los dos últimos las evidencias Murallas Superiores, Terrazas del Norte, Terrazas del Sur,
arqueológicas parecen haber desaparecido). Terrazas Menores, Funerario 1 y Funerario 2.
208
Entre las murallas y terrazas, espaciadas por veinte metros, cerca de farallones y despeñaderos. Es posible que
se observan recintos y restos de muros que alguna vez for- hayan servido de soporte para caminos o tránsito de
maron parte de espacios definidos; es muy probable que persona y animales, dado que por ellas es menos difícil
las bases y los cimientos estén enterrados por ocupaciones dirigirse hacia los poblados cercanos, pues así no se
posteriores e, incluso, por el mismo relleno de las murallas. tiene que cruzar por todo lo alto del cerro.
209
distinguir recintos de diversos tamaños. Los subsecto- hectáreas y constituyen numerosos recintos cuadrangu-
res Terrazas del Norte y Terrazas del Sur, en sus partes lares. Entre ellos, se distinguen tres galerías que confor-
inferiores, son la continuidad de las grandes murallas del man un arreglo en “u” abierto hacia el este. Una primera
sector Cerro Miraflores, pero que, en las partes altas, por muralla encierra este conjunto arquitectónico, mientras
el contrario, siguen el contorno del cerro Pan de Azúcar que otra, en un nivel inferior, contiene otra gran galería
y forman una unidad independiente. y recintos de menores dimensiones (fig. 3).
Resultados de las
investigaciones arqueológicas
210
la cocción y el consumo de alimentos. Los decorados
rememoran estilos cajamarquinos (fig. 5).
211
Fig. 6. Restos de residencias en la cumbre de la Plataforma A. Fig. 7. Tiestos de estilo Cajamarca.
Las excavaciones de la Unidad 10, efectuadas entre dos arquitectura. Así, tenemos una fase arquitectónica tem-
galerías separadas por catorce metros proporcionaron prana donde los grandes muros están construidos sobre
cerámica decorada de estilo Cajamarca y fragmentos la roca madre que en varios casos fue nivelada con el
de obsidiana. Teniendo en cuenta los diseños y la pasta, mismo material del terreno o con la excavación de zanjas
rememoran al denominado estilo Cursivo Clásico (fig. 7); para los cimientos (fig. 8).
algunos tiestos pertenecieron a trípodes o elementos
similares de patas cortas. Es importante mencionar que El sistema constructivo de esta primera fase estuvo
solamente se hallaron seis ejemplares de obsidiana en caracterizado por la denominada técnica celular, la cual
las excavaciones y provienen de esta unidad, entre ellos consistió en colocar piedras principales grandes rodea-
una punta entera. Completan los hallazgos algunos obje- das de pachilla o piedras pequeñas. Esta técnica es muy
tos de metal, fundamentalmente de cobre. diferente a la usada en los demás asentamientos cer-
canos y coetáneos de Huamachuco (fig. 9). Su relación
Otra excavación en el extremo sur de la Plataforma A, la con los materiales hallados y los estratos es un tanto difí-
Unidad 29, ubicada en una especie de galería aún por cil de discernir, pero al estar debajo de las construccio-
definir, permitió identificar remodelaciones posteriores a nes más tardías donde aparecen tiestos de los periodos
la arquitectura de mayores dimensiones. Muros tardíos
delgados se superponen a otros anchos y se levantaron
sobre un nivel más alto de relleno. En esta unidad se
recuperaron fragmentos de diferentes estilos, pasta y
formas, donde destaca un fragmento con reminiscencias
del estilo Cajamarca Costeño.
212
Fig. 9. Técnica celular. Piedras principales rodeadas de pachillas. Fig. 10. Esquina de un recinto de Cerro Miraflores.
Horizonte Medio y del Intermedio Tardío, pertenecerían muros delgados, desalineados, algo curvos y de acabado
al periodo Intermedio Temprano o inicios del Horizonte tosco. Conforman espacios pequeños con fogones y es
Medio. Prácticamente provendría de la propia civiliza- posible que cada uno constituya un hogar, por lo cual ser-
ción Huamachuco. virían de residencias de gente que ya no tenía relación
con la arquitectura monumental antigua. A este sector,
Otra de las particularidades de Cerro Miraflores en su en su tiempo, se accedía desde el noroeste mediante
primera fase arquitectónica hallada hasta ahora es la una escalera (fig. 12).
técnica de amarre de las esquinas. Para conformar una,
se colocaba una piedra larga y voluminosa de manera
horizontal. La siguiente, con la misma forma, se colocaba
encima, en un extremo - el que conformaría la esquina
- con un ángulo de 90° y la subsiguiente repetía el aco-
modo de la primera (fig. 10). Se diferencia de la técnica de
Marcahuamachuco en la ausencia de la piedra vertical
entre las horizontales (fig. 11).
213
Fig. 12. Segunda fase. Escalera hecha de bloques de piedra reutilizados provenientes de la arquitectura monumental.
214
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215
La presencia inca en la quebrada de
Tambillos -Región Ancash. Investigaciones
en el ushnu de Soledad de Tambo
1El camino Inca es conocido en la zona de Ancash y Huánuco como Inca Naani. Las referencias históricas tempranas lo nombran Qhapaq Ñan.
2Sobre la conquista de la región andina de Ancash, según el cronista Garcilaso de la Vega (1934 [1609]), el general Inca Cápac Yupanqui y
el príncipe heredero Tupac Yupanqui habrían sometido pacíficamente los señoríos de Pincos y Huamachuco, más no así a los señoríos de
Huaraz, Yauya, Piscobamba y Conchucos, los que se coaligaron en resistencia al dominio incaico, rindiéndose después de una guerra larga
y sangrienta.
217
territorios conquistados, entre los que se destacan y puquiales, huacas (elementos o lugares de carácter
las cabeceras de provincia, como Huánuco Pampa, sagrado), entre otros, remontan a ciertas conductas ritua-
Piscobamba, Huaritambo, Pincosmarca –Soledad de les y narraciones míticas transmitidas por generaciones
Tambo- y Huamachuco, además de una serie de centros y que dan sentido al mundo alrededor, conformando un
administrativos menores y asentamientos de diferentes paisaje ritual.5 El culto a los cerros, que perdura con
funcionalidades.3 vigor en la zona a pesar de la omnipresencia del catoli-
cismo, da muestras de la permanencia de una relación
Encontramos información histórica temprana del esencialmente sacralizada con el paisaje en el esquema
tramo referido del Qhapaq Ñan en las crónicas de mental andino, y constituye un sustrato cultural común
Miguel de Estete (1947 [1533]), donde se relata el tra- a las culturas locales y a los incas que se plasma en el
yecto de Hernando Pizarro y su grupo expedicionario diseño del Qhapaq Ñan (Chirinos y Borba 2014).
entre Jauja y Cajamarca, pasando por los territorios
de los grupos étnicos Pincos y Huari, en la zona de
Conchucos.4 Un registro etnohistórico más sistemá-
tico de los asentamientos a lo largo de este tramo del El Proceso histórico en la
camino se encuentra en la lista de tambos del cro- quebrada de Tambillos
nista Guamán Poma de Ayala (1987 [1615]), quien
enumera los mesones, tambos reales y tambillos del La quebrada de Tambillos fue el escenario central del
Tawantinsuyu que se conservaban en esa época. proceso de integración de los Pincos al proyecto geopo-
Así, encontramos referencias tempranas a asenta- lítico del Tawantinsuyu entre los siglos XV y XVI. Se trata
mientos actuales como Huamachuco (denominado de una zona que abarca diversos pisos ecológicos, entre
Guamachuco, referido como pueblo, tambo real y casa los 2 500 y 4 500 msnm, habiendo sido un importante
de Guayna Cápac Inga); Sihuas (Ciuas, pueblo y tambo enclave de economía agrícola ganadera. La presencia
real); Piscobamba (Pishcopampa, pueblo y tambo real); inca en la zona se expresa en los asentamientos admi-
Tambo real de Huancabamba (Guancabamba, pueblo nistrativos ceremoniales, especialmente el tambo de
y tambo real); Huaritambo (Guari, pueblo, tambo real Pincosmarca, y el mismo camino Inca, los cuales evi-
y casa de Guayna Cápac Inga), Soledad de Tambo dencian la incorporación y el uso político-ideológico por
(Pincos, tambo real), Taparako (Taparaco, tambo real) parte del Estado Inca de elementos clave de un paisaje
y Huánuco Pampa (Guánoco Viejo, referido como casa ritual a nivel provincial.
de Topa Inga Yupanqui, padre de Guayna Cápac Inga).
Nuestra área de estudio abarca todo el ámbito de la que-
Es necesario resaltar que más allá de la comunicación brada de Tambillos que forma parte de la cuenca del río
espacial entre los diferentes asentamientos, el camino Puchca y se localiza en el distrito de Huachis, provincia
real incaico articuló en su trayecto una serie de elemen- de Huari, región de Ancash. El área está delimitada hacia
tos del paisaje cuyo significado encierra valores propios el sur por el abra de Huaga, divisoria de aguas que une
de la cultura andina (Chirinos, Borba y Hurtado 2011). a las cadenas de los cerros Anco Raju y Huaga Punta,
Los jircas (cerros tutelares, apus), ciertas lagunas, ríos los cuales delimitan a la quebrada por el oeste y el este,
3 Se han registrado 104 sitios arqueológicos asociados al este tramo del Qhapaq Ñan (Chirinos, Borba y Hurtado 2011).
4 “(…) Otro día, 1° del mes de abril, partieron deste pueblo, y fueron á dormir á otro que se llama Pincosmarca; este pueblo está en la ladera
de una sierra agra; llámase el Cacique Parpay. Otro día partió el capitán deste pueblo, y fué a dormir tres leguas de allí, á un buen pueblo
llamado Guari, donde hay otro río grande hondo, donde hay otra puente.” Miguel de Estete (1947 [1533]).
5 Los paisajes rituales se configuran cuando los grupos sociales toman posesión simbólica de él por medio de ritos que pueden ser conme-
218
respectivamente. Al norte culmina en el cruce con el varios montículos naturales aterrazados y estructuras
río Puchca. En el fondo de la quebrada discurre el río de diversas funciones, con sectores residenciales, una
Tambillos, el cual es un tributario menor del río Puchca, gran plaza y estructuras funerarias. Se accede a través
orientándose de sur a norte. de un camino prehispánico que viene desde Soledad
de Tambo.
Por la margen oeste de la quebrada, en la parte media
de la ladera de los cerros Anco y LLalliraq se proyecta el Antes de la llegada de los Incas, el asentamiento estuvo
camino incaico. Conocido en la zona como Inka Naani, formado por recintos circulares asociados a patios
el Qhapaq Ñan viene desde el sur, recorriendo la zona centrales, agrupamientos habitacionales que definían
de puna hasta el abra Huaga Punta, a 4 400 metros de patios familiares (Vizconde, Ríos y Torres 2009). Los
altitud. Desde este punto, el camino inicia un largo des- Incas modificaron su traza original construyendo una
censo hacia la zona de valle, ingresando a la quebrada gran plaza central, para lo cual se debieron destruir
del río Tambillos para llegar hasta el río Puchca, con diversos recintos. En los alrededores de la plaza se
un recorrido de trece kilómetros. En este trayecto, pasa encuentra una serie de recintos rectangulares con vano
por el medio del centro administrativo ceremonial Inca trapezoidal y, en una zona elevada del sitio, se cons-
de Pincosmarca (actualmente conocido como Soledad truyó una kallanka. Por lo tanto, en el asentamiento se
de Tambo), en zona de producción agrícola, y atraviesa evidencia un cambio radical en la configuración urbana,
un complejo de terrazas arqueológicas que cubren las a partir de la interacción entre los incas y el grupo étnico
faldas del cerro Llalliraq. Al llegar al fondo de valle, a local los Pincos.
2 885 msnm, el camino llega hasta el río Puchca en el
límite norte de la quebrada. El amplio territorio dominado por los Pincos ha sido
reconstruido por Miguel León Gómez (2003) sobre la
En prospección realizada en la quebrada, hemos locali- base de los expedientes y juicios del siglo XVI. Estos
zado once sitios arqueológicos, los cuales están asocia- documentos indican que el área ocupada por los Pincos
dos a diferentes periodos, desde el Horizonte Temprano equivale a los actuales distritos de Huántar, San Marcos,
(c. 1000 a.C. - 0), hasta el periodo Intermedio Tardío (c. Chavín de Huántar, Uco, Huachis, Rahuapampa, Chana,
1200 d.C - 1450 d.C). Son poblados (marka), cementerios Huacachi, Huacchis, Rapayan, Anra y Paucas, ubicados
y sitios administrativos y/o ceremoniales, correspondien- en la provincia de Huari; y que está delimitada natural-
tes a culturas locales, dando cuenta de una larga histo- mente por la cordillera Blanca, al oeste, y el río Marañón,
ria de sociedades complejas en el área de la quebrada al norte (fig. 1).
Tambillos, con 2 500 años de desarrollo previos a su
integración al Tawantinsuyu. Los Pincos estuvieron divididos en dos parcialidades.
La quebrada de Tambillos se vincula a la parcialidad
Entre ellos, destaca el sitio de Ñaupamarka, la prin- Ichopincos, en un área límite entre las dos mitades
cipal llaqta del periodo Intermedio Tardío en la que- (fig. 1).6 Allí se ubica Ñaupamarka, que fue probablemente
brada de Tambillos. Este sitio se encuentra sobre los uno de los asentamientos más importantes del territorio
3 900 msnm, emplazado en la cumbre y las laderas de este grupo étnico. En el periodo Horizonte Tardío,
del cerro del mismo nombre, colindante con el cerro la quebrada tomó gran relevancia al implementarse el
tutelar Wiñaq. El asentamiento está conformado por Qhapaq Ñan y el tambo de Pincos Marca.
6Los Pincos aparecen en los expedientes del siglo XVI divididos en dos mitades o parcialidades: Ichopincos, ubicada en la parte este ocu-
pando los distritos de Huacachi, Huachis, Huacchis, Rapayan, Paucas, Uco, Rahuapampa, Chana, Huacachi y Anra; y Allaucapincos, ubicada
en la parte oeste y ocupando los distritos de Huántar, Chavín de Huántar y San Marcos (León Gómez 2003).
219
Fig. 1. Mapa con la ocupación del grupo étnico Pincos.
UBICACIÓN
COORDENADAS UTM ELEMENTOS
NOMBRE O FILIACIÓN
E N CONSTITUTIVOS FUNCIONALIDAD OBS.
CÓDIGO CULTURAL
(Este) (Norte) Altitud DEL SITIO
Plataformas
QÑ-HH-031 Asociado A La Ubicado en divisoria de
272601 8952950 4393 Artificiales, Inca
Huaga Vialidad aguas.
Apacheta
QÑ-HH-032 Asociado A La Actualmente utilizado
271985 8953956 4160 Recinto Inca
Tambillo Vialidad como corral.
Ubicado en plataforma
QÑ-HH-033 Asociado a La con visibilidad estra-
270353 8955518 3949 Plataforma Artificial Inca
Tsuko Koto Vialidad tégica para control
territorial.
Estructuras de Qolqas
QÑ-HH-034
269889 8956577 3721 Qolqas, Andenes Productivo Inca asociadas al sitio
Huaganco
Soledad de Tambo
QÑ-HH-035 Tambo Real Inca, ubi-
Administrativo,
Soledad de 269518 8957263 3657 Tambo, Ushno Inca cado en el poblado de
Ceremonial
Tambo mismo nombre.
QÑ-HH-104 Recintos, platafor- Pre Inca, Asentamiento de carác-
270780 8959750 3900 administrativo
Ñawpamarca mas artificiales Inca ter administrativo
QÑ-HH-037 Administrativo, Asociado a gran canti-
266691 8960614 2937 Recintos, Muros Inca
Ushnu Cruz residencial dad de andenes.
220
Fig. 2. Quebrada Tambillos con los sitios pre inca e inca.
Los Incas en la quebrada (Vizconde, Chirinos y Hurtado 2009). Parte de esa produc-
de Tambillos ción debió llevarse hasta las colcas de Huagancu.
Desde las alturas de Huaga Punta hasta el fondo del valle Es probable que toda la dinámica de la vida política, social,
del río Puchca el camino incaico se desplaza principal- económica y ritual de la quebrada de Tambillos tuviera
mente por laderas, presentándose como plataforma corte como centro al tambo de Pincosmarca. El sitio, actual-
talud con muros de sostenimiento y un ancho variable mente denominado Soledad de Tambo, se encuentra
entre 1.3 y 8 metros. Se encuentra vinculado con siete a 3 657 msnm, en el poblado de mismo nombre, ocu-
sitios arqueológicos de filiación Inca (fig. 2 y Tabla 1). pando una planicie en la parte media de una ladera en la
margen izquierda del río Tambillos, sobre las faldas de los
La relación entre los sitios incas identificados en la que- cerros Huaguinaj, Llalliraq y Ruku Pauman. Se trata de
brada todavía está por definirse. A grandes rasgos pode- un asentamiento de aproximadamente 270 hectáreas, el
mos decir que el sitio Huaga es evidentemente ceremonial; más extenso de la quebrada de Tambillos. Fue un centro
localizado en un área estratégica con un control visual administrativo y ceremonial incaico, en donde se conserva
total de la quebrada, y probablemente vinculado con los el ushnu y numerosas plataformas artificiales, kallankas
ritos hacia el cerro Anco. Tambillos es, aparentemente, un y kanchas residenciales.7 El asentamiento se encuentra
pequeño tambo que controló la parte alta de la quebrada, en una zona bastante favorable a la producción agrícola;
la zona ganadera y los accesos al jirca de Anco. contiene un amplio sistema de terrazas que abarca el 32 %
del área total de la quebrada de Tambillos. El Qhapaq Ñan
El sitio Ushnu Cruz, al estar vinculado directamente con un atraviesa el sitio, pasando al lado del ushnu. Desde este
sistema de andenería incaico, fue probablemente un centro asentamiento parten, además, diversos caminos secun-
administrativo y ceremonial de la producción agrícola en darios que comunican los sitios y jircas más importan-
andenería de la parte baja de la quebrada de Tambillos tes de los alrededores. Por su magnitud y características
7 El tamaño mencionado corresponde únicamente al área que conserva los vestigios arquitectónicos con su patrón original. Su extensión
indudablemente fue mucho mayor, pues el sitio ha sido alterado por el uso agrícola contemporáneo.
221
Fig. 3. Plano del sitio arqueológico Soledad de Tambo (Chirinos, 2017a). En círculo se destaca el Ushnu.
formales, fue posiblemente la capital provincial Inca en el determinadas fechas, de acuerdo al calendario estatal
territorio de los Pincos (fig. 3).8 (Zuidema 1989; Pino 2005). Según José Luis Pino y
Wendy Moreano (2013), las libaciones estuvieron dirigi-
das a los jircas o deidades locales, y al Sol o Punchao,
principal deidad de los incas. En este sentido, los ushnu
El ushnu de Soledad de Tambo congregaban a las deidades locales con el Punchao
y el hijo del Punchao, que era el propio Inca. Eran el
Los ushnu fueron plataformas ceremoniales incai- punto de reunión donde se convocaba a los ances-
cas cuya función era la realización de libaciones en tros locales, representados en sus ídolos, mallquis y
8 Esta problemática viene siendo tratada por el arqueólogo huarino Bebel Ibarra (Ibarra 2016).
222
Fig. 4. Modelación 3D del Ushnu de Soledad de Tambo (Chirinos, Borba y Hurtado 2011).
curacas que acudían a beber con el Punchao (Pino Su volumen está conformado por rellenos constructivos
2010; Monteverde 2010). Estas plataformas se constru- que, de manera similar a otros ushnu, están formados
yeron en emplazamientos que posibilitaban una visibili- por piedras pequeñas y medianas irregulares o, en algu-
dad privilegiada de las huacas locales para el estable- nos casos, grava (Bar 2016, Chirinos 2017a, Perales y
cimiento de una relación bastante tangible entre estas Rodríguez 2016). Según el dato etnográfico, en la región
y el Inca durante los ritos ceremoniales. Es probable de Conchucos (en los distritos de Chavín de Huántar, San
que la ubicación y construcción del ushnu haya sido Marcos, Huari, Huachis y Pomachaca) el término ushnu
el referente central para la planificación y construcción se relaciona con lugares donde “existen muchas piedras o
del Tambo de Pincosmarca, tal como se propone para cascajos” y en donde se filtra el agua (Pino 2004) (fig.5).11
otros asentamientos Inca.9
Un aspecto importante del ushnu de Soledad de Tambo,
El ushnu de Pincosmarca, denominado por los pobladores es que se aprecian contrastes en la construcción de
locales como Ecala Machay,10 está conformado por una los muros, lo que podría indicar que las estructuras se
plataforma trapezoidal de entre 14.2 m y 15.9 m de ancho, habrían constituido de paneles como técnica constructiva
y de entre 19.8 m y 21.7 m de largo; con muros de conten- local, o que estuvo en constantes refacciones secuencia-
ción perimetrales y una altura de 3.80 metros, aproximada- les. Hasta el momento se han logrado definir dos fases
mente. La plataforma tiene orientación noreste y conserva constructivas. La primera se ha determinado por la pre-
un pozo de ofrendas de estructura rectangular en la parte sencia de un vano de acceso clausurado y la existencia
superior, elaborado con piedras finamente labradas de de una estructura subyacente por debajo del ushnu, a tres
estilo Inca Imperial (Chirinos, Borba y Hurtado 2011) (fig. 4). metros de profundidad (fig.5).12 La técnica constructiva del
9 Este sería el caso del asentamiento de Pumpu, tal como propone Ramiro Matos (1994).
10 Se refiere a la cueva de Ecala, señora conocida y respetada que vivía al lado del ushnu hasta la década de 1980 del siglo XX, según infor-
mación de los pobladores de la comunidad campesina de Huachis.
11 En los centros poblados de Soledad de Tambo, Castillo, Yanapoto y Huachis los pobladores relacionan el término ushnu con: una especie
de “iglesia”, “un lugar donde se reúne la gente”, “un lugar donde se entierra a los muertos” o “un lugar para ver las estrellas”.
12 Esta estructura ha sido observada a través del análisis de imagen de georadar realizado por Gerardo Quiroga, responsable del equipo de
223
Fig. 5. Imagen de georadar. Nótese la evidencia de estructura a tres metros de profundidad, en la parte sureste del ushnu.
aparejo asociado con el vano, sin embargo, no corres- Durante el segundo momento constructivo, la Plataforma
ponde a la ocupación Inca ni Pincos, sino que hace recor- 1 fue ganando altura mediante remodelaciones de sus
dar técnicas usadas durante el Intermedio Temprano u muros (fig. 6). A su vez, se formalizó el pozo de ofren-
Horizonte Medio (Ibarra, Chirinos y Borba 2009). das, probablemente se adosó una escalinata en el frontis
derecho y se adicionó también la Plataforma 2, la cual
La segunda fase tuvo dos momentos constructivos: En el le confirió un aspecto escalonado al ushnu. El ushnu de
primero se formalizó la plataforma central o Plataforma Soledad de Tambo no solamente fue ocupado y remo-
1, que por lo menos parcialmente fue enlucida de ama- delado durante la época prehispánica, pues en capas
rillo y estuvo vinculada con el piso de la plaza. Es pro- tardías asociadas al segundo momento constructivo
bable que durante esta fase todavía no se configurase se halló evidencias de material hispánico, como cerá-
la Plataforma 2 (fig. 4). Por el momento, se desconoce mica vidriada. Estas evidencias ubican temporalmente
por el momento si otros ushnu de este mismo tramo del al segundo momento constructivo en la etapa transicional
camino mantuvieron este tipo de acabado.13 o de contacto con los españoles.14
13 Algunos cronistas señalan que los ushnu estaban elaborados con piedras bien trabajadas o “cantería fina” (Betanzos 1987[1551], Albornoz
1967[1582]. Otros cronistas señalan que las pilas de los ushnu estuvieron cubiertas de oro o de placas de este material (Betanzos 1987
[1551], Cieza de León 1996[1553]). En cuanto a la evidencia arqueológica, se ha reportado una estructura a modo de pila que se construyó
en la segunda fase del ushnu de Incahuasi en Cañete. En esta fase la estructura principal estuvo pintada de rojo; no se registra otra pintura,
salvo el color blanco de la primera fase constructiva (Chu 2015).
14 En el interior de un pozo de huaqueo colonial se recuperó una moneda de plata con la inscripción acuñada de FILIPPVS II, en alusión al
224
Fig.7. Entierro de un adulto en el ushnu de Soledad de Tambo (Chirinos
2017a).
15 Los cuerpos fueron encontrados muy cerca al pozo de ofrendas, entre 30 y 35 centímetros por debajo de la superficie. Cabe destacar
que este contexto estuvo contenido por el relleno constructivo, superpuesto además por dos capas de ocupación que servían de base a la
estructura en mención.
16 Los análisis de antropología física fueron realizados por la doctora Anne Titelbaum de University of Arizona.
225
Fig. 9. Líneas visuales que conectan al ushnu con los jircas locales.
226
guaca prencipal de los indios guanocos pincos, es una también probablemente las fechas específicas en las
piedra questá en un cerro pequeno junto al pueblo de cuales se debían realizar tales rituales.22
Pincos” (Albornoz 1967 [1582]).
21 A su vez, estos alineamientos pasan en sus otros extremos cerca de las cimas de los jircas de Pan de Azúcar (cerro Huayllash Punta) y
Llalliraq. Consideramos que estas líneas visuales también están señalando a estos jircas.
22 La fecha calculada que evidencia la orientación astronómica Az 97° 25’ 30’’ es el 20 de octubre, fecha vinculada con el paso del sol por el
zenit, calculada con ayuda del arqueólogo José Luis Pino Matos.
23 La secuencia constructiva de Soledad de Tambo, con remodelaciones y reocupaciones posteriores, no es exclusiva de la región Conchucos.
Casos como el de Mitupampa, en Piura, indican que las plataformas que data del Horizonte Medio fueron reutilizadas para la formalización
final del ushnu durante la época Inca (Polia et. al 1993 citado en Astuhuamán 2014). De igual manera, los procesos de remodelación parcial
o total en Incahuasi (Chu 2015) no parecen responder a las mismas necesidades constructivas de las plataformas, en contraste con las de
Huánuco Pampa, donde la construcción del ushnu se realizó unificadamente, carente de fases y remodelaciones (Bar 2016).
227
como también el establecimiento de una red de caminos nuestro caso de estudio, como la posición extendida
y sitios relacionados con los elementos o puntos geo- decúbito dorsal. 25 Para el caso de Huánuco Pampa,
gráficos de carácter sagrado, los jircas locales y, vincu- se postula que el entierro de un adulto se realizó
lados a su vez con las deidades Inca como el Punchao. durante la época colonial; y los entierros de infan-
Todos estos elementos conformaron un paisaje ritual tes se habrían realizado en época Inca (Bar 2016).
que era ratificado en la memoria colectiva mediante la Mientras que en Hatun Xauxa todo parece indicar que
realización de festividades ceremoniales en determina- la deposición fue posterior al abandono de la plata-
dos momentos del año, una de ellas posiblemente en forma (Perales y Rodríguez 2016). En cuanto a los
el mes de octubre, más precisamente, el 20 de octubre fechados de los restos óseos de Soledad de Tambo,
(de acuerdo a la fecha calculada), en el momento del como vimos, tenemos un intervalo en época prehis-
paso del sol por el zenit. pánica y un intervalo en época colonial temprana,
por lo cual todavía está por definirse en qué periodo
En las ceremonias realizadas en los ushnu no sólo se se realizaron los entierros. 26 Hay diversos elementos
daba la aspersión de una bebida en ofrenda a los dioses, para pensar que pudo realizarse tanto en uno como
sino que también podían estar acompañadas de sacri- en el otro periodo. En todo caso, es muy probable que
ficios, tal como lo describe Guamán Poma: “Pacha Cuti el entierro se haya realizado en el periodo inicial de
Ynga dio orden muy mucha hazienda para sacrificar a contacto, en un momento en que la presencia espa-
las uacas y de las casas del sol y templo de Curi Cancha; ñola no estaba consolidada en la zona y en el que
el trono y aciento de los Yngas llamado usno en cada muy probablemente se practicaban todavía los rituales
wamani señalo” (Guamán Poma 1987 [1615]). incaicos. Por otro lado, son necesarios mayores aná-
lisis comparativos y de muestras para una compren-
La evidencia del entierro del individuo adulto presenta sión cabal de los contextos funerarios en los ushnu,
características peculiares como golpes y marcas de tanto en cuanto a su ubicación cronológica, como en
heridas mortales sufridos antes del entierro. Presenta cuanto a los procesos físicos por los que pasaron los
también malformaciones corporales, como un pie con individuos enterrados. Como se evidencia en nues-
seis dedos. Además, fue enterrado con un hueso de tro caso de estudio, el individuo enterrado sufrió una
venado. La polidactilia indica que se trata de un indi- muerte violenta.
viduo dotado de características físicas peculiares, un
ser especial que podría ser identificado como una En conexión con el ushnu, principal estructura ceremo-
huaca, muy probablemente considerado un parca, hijo nial incaica y escenario de libaciones y sacrificios, se
del rayo.24 Consideramos de manera hipotética que la articuló un conjunto de lugares en el paisaje físico que
muerte violenta sufrida podría tratarse de algún tipo conformó un nuevo paisaje ritual. En estos lugares cere-
de sacrificio. moniales el Inca establecía acuerdos con los jircas y sus
ídolos, así como con los curacas y los ancestros locales.
Entierros en estructuras de ushnu han sido reportados De esta manera, los incas pudieron ir consolidando una
en Huánuco Pampa y Hatun Xauxa. Estos contextos memoria que anunciaba el establecimiento de un nuevo
funerarios poseen ciertas características similares con orden articulado al Tawantinsuyu.
24 Gonzales de Holguín define parca como la persona que tiene seis dedos que es también huaca (Arguedas 2012:195). En el segundo suple-
mento del Manuscrito de Huarochirí (1608) esta característica de parca está relacionada con los individuos ylla de Pariacaca, hijos del rayo,
como también son considerados los chuchos y chacpas -los niños gemelos y nacidos de pie, respectivamente- (Hernández Príncipe 1923
[1621]), los cuales en algunos casos también eran sacrificados. El niño enterrado junto con el adulto pudo haber presentado las característi-
cas peculiares mencionadas, que desconocemos y que en el contexto arqueológico son difíciles de determinar.
25 Posición practicada principalmente en los entierros realizados de la época colonial temprana, aunque no de manera exclusiva, ya que se
228
Agradecimientos Diana Obando, Dante Solís, Rebeca Hilares, Gonzalo
Albarracín y Javier Rojas. A Leonel Hurtado y Gisella
A las comunidades campesinas de Huachis y Castillo, Huertas por la edición del presente trabajo. A José
y los poblados de Soledad de Tambo y San Francisco Luis Pino Matos por sus orientaciones astronómicas. A
de Yanapoto. A las jircas de Anco, Wiñaq, Pincosh, Bebel Ibarra, a Anne Titelbaum y Lars Fehren-Schmitz
Llalliraq y Pan de Azúcar. A Lucía Harumi Borba por por el importante apoyo en el análisis de las muestras.
el gran apoyo para el desarrollo de la presente inves- A todo el personal del Proyecto Qhapaq Ñan, en espe-
tigación. Al equipo del Plan de Manejo Huánuco cial a Sergio Barraza por compartir sus conocimientos
Pampa – Huamachuco, en especial a José Querevalú, en el debate sobre esta investigación.
229
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de las Ciencias Sociales (FOMCIENCIAS), pp. 402-454.
232
Evidencias del Horizonte Tardío en el sitio arqueo-
lógico de Ichabamba, valle de Condebamba
233
Fig. 1. Mapa de ubicación de Ichabamba en el valle de Condebamba, departamento de Cajamarca.
234
Investigaciones arqueológicas
en Ichabamba
Fig. 3. Distribución de los sitios registrados en el valle del Condebamba por McCown (1945), Uhle (Briceño 2010) y Pineda (1989).
235
Fig. 4. Distribución de las estructuras en el sitio arqueológico Ichabamba.
Sobre la base de investigaciones previas e imágenes cual corresponde al 0.149% del total de la superficie de
satelitales del área elaboramos un plano del sitio, el cual Ichabamba. Las excavaciones comprendieron siete de
confirmamos con los resultados de esta temporada de las nueve estructuras principales del sitio, y permitieron
campo (fig. 4). La arquitectura en superficie está dividida confirmar el plano trazado sobre la base de las imágenes
en nueve estructuras principales de piedra, dispuestas en satelitales y fotografías aéreas.
dos largas estructuras rectangulares divididas en recintos
más pequeños a los lados noreste y suroeste del sitio; y Lamentablemente la preservación de las estructuras es
un gran espacio abierto en el centro, que probablemente mala. Las áreas abiertas han sido utilizadas en múltiples
haya tenido mayores divisiones internas, pero éstas ya no ocasiones para el cultivo, y las piedras de los muros apa-
son visibles en superficie. Aunque Pineda (1989) reporta recen sumamente dispersas a lo largo de todo el sitio.
muros de entre 1 y 1.5 metros de altura, durante los traba- Los pircados que se aprecian actualmente y que definen
jos de esta temporada confirmamos que estos se tratan la forma del sitio en las fotos aéreas fueron colocados en
de pircados modernos, mientras que solo se conservan las últimas décadas. Si bien estos pircados se asientan en
los cimientos de los muros originales, y estos alcanzan su mayoría en cimientos de la estructura original, muchas
un máximo de 0.5 metros (equivalente a dos hiladas). veces han sido modificados para dividir las parcelas entre
los diferentes propietarios. Fuera del complejo delimi-
Durante la Temporada 2015, se excavaron un total tado por estos muros, con áreas abiertas reutilizadas, se
de ocho unidades de prueba (pozos de cateo), cuyas observa una abundante vegetación y la roca madre está
áreas fluctuaron entre los 1.30 y los 3.50 m2. En total, prácticamente expuesta en la mayor parte de la zona.
15.5 m2 fueron excavados durante esta temporada, lo Debido a la mala preservación de las estructuras, no se
236
pudo determinar la ubicación de los accesos, tanto al sitio mampostería formada por piedras bastante grandes y
como a cada una de sus subdivisiones. de acabado tosco, a diferencia de la que se observan,
por ejemplo, en el sitio Wari de Yamobamba, hacia el
Por sus características arquitectónicas, en particu- norte (fig. 5). Teniendo en cuenta el estado de conser-
lar por la disposición de sus estructuras, Ichabamba vación del sitio, la ubicación de los cateos tuvo como
había sido considerado por otros investigadores como objetivo cubrir la mayor cantidad de estructuras y espa-
otro de los sitios Wari en la sierra norte (Jennings y cios definidos, y centrarnos principalmente en lo poco
Craig 2001: Williams y Pineda 1985). Esto era hasta de arquitectura que se podía conservar. Como parte de
cierto punto razonable teniendo en cuenta el plano este proceso, pudimos confirmar que, en casos excep-
de sitios muy probablemente afiliados a Wari como cionales, se observan hasta tres hiladas de construcción
Atumpampa, ubicado en la colina frente a Huari, el cual original, pero que en la mayoría de los casos solo se con-
muestra la misma distribución con divisiones laterales servan una o dos hiladas de los cimientos. Las excava-
y un gran espacio central. Sin embargo, las eviden- ciones también nos permitieron confirmar la diferencia
cias registradas durante las excavaciones en el sitio entre divisiones mayores, de hasta un metro de ancho,
indican que Ichabamba no correspondería a un sitio y menores, de hasta 0.6 metros de ancho, y el orden de
Wari, sino que probablemente fue construido durante construcción de las mismas, siguiendo un típico orden
el Horizonte Tardío. de afuera hacia adentro, en lugar de estructuras agluti-
nadas o adiciones posteriores.
Arquitectura
Cerámica
Un detalle importante que nos permitió descartar posi-
bilidades respecto a la filiación cultural del sitio fue la Como parte de los trabajos arqueológicos y teniendo
mampostería. Como se mencionó anteriormente, los en cuenta el grado de destrucción del sitio era de espe-
muros del complejo están bastante destruidos, y solo rarse una muy baja densidad de cerámica. En total se
se conserva una pequeña sección de muro con altura recuperaron 290 fragmentos, incluyendo 90 fragmentos
aproximada de un metro. Tanto esa sección como las diagnósticos. En términos del repertorio de formas, los
piedras dispersas alrededor del sitio dan cuenta de una cántaros y las jarras constituyeron las categorías más
Fig. 5. Ejemplo de mampostería de los sitios de Ichabamba (valle de Condebamba) y Yamobamba (valle de Namora).
237
Fig. 6. Formas y tipos cerámicos presentes en Ichabamba.
238
tienen un alcance bastante limitado. Un aspecto que parecen haber tomado en cuenta otros factores al esta-
podría ser significativo es su ubicación “estratégica” en blecerse en Cajamarca. Por ejemplo, la capital exis-
el valle, con clara visibilidad tanto al norte como al sur, tente en Guzmango Viejo no habría estado en la ubi-
aunque para inferir su importancia en el sistema debe- cación estratégica necesaria para la logística imperial,
mos tener en cuenta que el sitio está ligeramente ale- lo que habría motivado trasladar el centro de poder a lo
jado del camino principal, y que no se trata de un sitio de que sería la ciudad de Cajamarca. Este razonamiento
grandes dimensiones y con espacios diferenciados, que tendría además bases en otros aspectos geopolíticos:
haya podido cumplir múltiples funciones. el centro de la cuenca de Cajamarca ya era un nodo
importante en el flujo de información, comercio y trans-
El siguiente paso entonces es explorar cómo se arti- porte militar entre el norte y el sur, y entre la costa y el
cula Ichabamba a nivel local, con otros sitios cercanos. oriente. Además, la población Chimú hacia el oeste de
Según Pineda (1989), hay muy pocos sitios en el valle la cuenca de Cajamarca representaba un peligro para
durante el Horizonte Tardío, y en ellos los criterios de los intereses Inca, por lo cual es probable que hayan
visibilidad y de posibilidades de desarrollo agrícola a buscado controlar la estratégica zona de la parte alta
través de la habilitación de andenes son muy importan- del valle de Jequetepeque.
tes. La ocupación Inca de la sierra norte parece haber
tomado la misma forma que la del imperio Wari, con la Finalmente, no se descarta que esta construcción en
construcción de asentamientos imperiales, inversión mayor escala en Cajamarca se haya debido a la nece-
en infraestructura agrícola, caminos y tambos. Sin sidad de demostrar control sobre la zona ante una res-
embargo, la lógica y las motivaciones parecen haber puesta inicial violenta o rebelde. A partir de estas pre-
sido diferentes: en el caso de Wari observamos que guntas y de los pasos siguientes buscaremos entender
al establecer su dominio sobre una entidad local de mejor la relación entre las entidades locales, la articula-
mayor complejidad trataban de aprovechar la infraes- ción entre Cajamarca y Huamachuco, y la configuración
tructura existente, y por tanto su inversión en construc- de esta zona como escenario de un complejo y dinámico
ción era mínima, mientras que, en el caso Inca, estos panorama cultural durante los periodos tardíos.
239
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240
Resultados iniciales de la Temporada 2015
en Callacpuma, Cajamarca - Perú
241
Cronología Cajamarca Cajamarca (Matsumoto 1982; Terada
Fecha Regional (general)
Andina (Reichlen 1949) y Matsumoto 1985; Watanabe 2009)
Horizonte Tardío
Cajamarca 5 Final (1200 - 1532) Inca
1500 (1476 - 1532)
Periodo Intermedio
Tardío (1000
Cajamarca 4 Tardío (800 - 1200) Chimú
- 1476)
1000 Horizonte Medio Tradición
Lambayeque Imperio Wari
(600 - 1000) Cajamarca 3 Cajamarca Medio A, B, C
500 Cajamarca 2 Temprano A, B, C Moche
Periodo Intermedio (AD 100 - 600)
A.D. Temprano (1000
0 - 1476) Cajamarca 1 Inicial
A.C.
1000
Tabla 1. Cronología.
ladera norte es donde se ubica una serie de terrazas tanto El sitio de Callacpuma domina el paisaje de la margen
agrícolas como domésticas (fig. 3). La cresta entre estas noreste de la cuenca de Cajamarca (Julien 1988). Es
pendientes está dominada por la roca madre expuesta; un sitio grande, espacialmente complejo y multi-compo-
allí se ubican al menos ocho montículos arqueológicos de nente. Su localización prominente y estratégica, cerca del
tipo plataforma (fig. 2). A causa del profundo valle formado distrito de Baños del Inca y al lado del camino Inca, lo ha
por el río Cajamarca hacia el lado sur de Callacpuma, el hecho conocido por décadas en la comunidad arqueoló-
cambio de elevación es mayor en ese lado. La ladera gica (Cardich 1996; Julien 1988; Ravines 1985; Reichlen
sur se extiende desde aproximadamente 2 700 m s. n. y Reichlen 1949; Sachún 1986; Tello 1941; Terada y
m. hasta la cumbre ubicada a 3 090 m s. n. m., mientras Onuki 1982, 1985). En ese sentido, resulta irónico que
que la ladera norte se extiende desde los 2900 m s. n. m. el sitio haya recibido relativamente poca investigación
hasta aproximadamente los 3 090 m s. n. m. arqueológica formal. El sitio fue registrado en varios
reportes de prospecciones y reconocimientos realizados
Geográficamente, el sitio está ubicado dentro de la zona en la cuenca, comenzando con el trabajo de los Reichlen
Quechua y se caracteriza por zonas de bosque húmedo (1949). El sitio también fue registrado por Ravines a fina-
de montaña (Julien 1988; Pulgar Vidal 1981). Las lade- les de la década de 1960 y por Julien a mediados de la
ras más bajas del sitio son utilizadas actualmente para de 1980, quienes recogieron cerámica de superficie. La
el cultivo de maíz y papas, mientras que hay poca evi- única excavación formal realizada en el sitio antes de
dencia de cultivo en la parte superior de las laderas o nuestro proyecto fue efectuada por Augusto Cardich, a
la cumbre del sitio. La cumbre y la parte superior de las mediados de la década de 1980. Cardich (1996), inte-
laderas se utilizan hoy en día para el pastoreo de anima- resado en investigar el periodo Arcaico en Cajamarca,
les domésticos, es posible que hayan servido para esta excavó una serie de tres pequeños pozos de prueba de 1
misma actividad en el pasado. x 1 metros dentro de la Cueva 1 de Callacpuma, también
242
Fig. 1. Mapa regional
conocida como Cueva Pumauscho. Aunque sus resulta- El sitio abarca aproximadamente 250 hectáreas (figs.
dos nunca fueron publicados en detalle, Cardich reportó 1 y 2) y contiene una serie de sectores arqueológicos,
la presencia de cerámica diagnóstica perteneciente a la así como paneles individuales de arte rupestre. Estas
tradición Cajamarca dentro de la cueva; sin embargo, ubicaciones están, en algunos casos, separadas por
no encontró allí signos de un componente arcaico. En varios cientos de metros. El sitio está dividido por una
fechas más recientes, el antropólogo local Alfredo Mires, larga cresta rocosa que se extiende desde el noroeste
ha pasado varias temporadas observando y registrando hacia el sureste. A lo largo de esta cresta se encuen-
paneles de arte rupestre en el sitio (Mires 2001, 2002, tran al menos ocho montículos de plataforma, algunos
2003, 2006). caracterizados por arquitectura aglutinada y otros en
243
Fig. 2. Plano del sitio Callacpuma.
donde se ubican pequeñas cámaras funerarias. Dos Una característica importante de Callacpuma es la presen-
de estos montículos plataforma fueron mapeados cia de cientos de paneles de arte rupestre. Estos se pueden
(Plataformas 1 y 2) (fig. 4) y en uno se realizaron exca- encontrar tanto en la ladera norte como en la ladera sur,
vaciones de prueba (Plataforma 2) durante la tempo- aunque parecen ser más comunes en esta última. Estos
rada 2015. Justo debajo y al oeste de la Plataforma 1 paneles han sido descritos en la literatura durante muchos
se encuentra una amplia plaza circular. Esta plaza, con años y han sido recientemente prospectados por Mires
entrada hacia el noreste, está rodeada por dos muros (2001, 2002, 2003, 2006). Como parte del presente pro-
concéntricos de piedra. La plaza circular también está yecto, comenzamos también a registrar sistemáticamente
asociada con una plaza rectangular al oeste. La ladera los paneles de arte rupestre en el 2015, empezando con
norte, menos empinada, es la ubicación de entre 8 y 10 los que están cerca del complejo de cuevas.
terrazas domésticas, y de varias terrazas agrícolas más
amplias. Estas terrazas fueron parcialmente mapeadas
en la temporada 2015. Cerca del pie de la ladera norte
se encuentra un sector de grandes recintos y plazas, al Preguntas de investigación
cual denominamos el sector monumental. Este sector
fue parcialmente mapeado en el 2015 y está conec- Los trabajos de campo realizados durante julio y agosto
tado directamente al camino Inca por un sendero de de 2015 fueron la temporada inicial de nuestro proyecto
dos metros de ancho. La ladera sur del sitio es mucho en Callacpuma. Este es, además, el primer proyecto de
más escarpada y por lo tanto presenta menos arqui- trabajo intensivo de campo desde las excavaciones de
tectura. Cerca de la base de esta ladera se encuentra prueba realizadas por Cardich en 1987 (Cardich 1996).
un complejo de cuevas conocidas como las Cuevas En general, nuestro interés en esta temporada inicial de
de Callacpuma o la Cueva Pumauscho. Estas cuevas trabajo se enfoca en lograr un mejor entendimiento del
contienen una gran cantidad de restos culturales que sitio, conocer su organización interna y la antigüedad de
indican una larga historia de uso. su ocupación.
244
Fig. 3. Plano de las terrazas y zonas del norte.
245
Fig. 4. Plano de las plataformas montículos 1 y 2.
una estación total Nikon. Se realizaron recolecciones Nikon SRL y un iPad de Apple equipado con un recibi-
de superficie de artefactos diagnósticos en estos espa- dor GPS externo.
cios, tanto dentro como fuera de la entrada de la cueva.
Prospecciones y mapeos adicionales se realizaron en Durante la temporada 2015 también realizamos tres exca-
el área de las terrazas domésticas en la ladera norte y vaciones de pequeña escala en Callacpuma. En la cámara
sobre dos de los montículos de plataformas en la cima más grande del complejo de la cueva excavamos un bloque
del sitio. Habitaciones, patios y plazas abiertas fueron de 1 x 2 metros (Unidad Arquitectónica 5; UA5). Este bloque,
mapeados con la misma estación total. Estas áreas orientado de norte a sur y extendido sobre el muro sur de la
arquitectónicas fueron numeradas con identificadores cámara, fue excavado hasta el estéril y tuvo una profundi-
espaciales. Luego, todos los materiales diagnósticos dad máxima de 0.60 metros (figs. 5 y 6). También excavamos
fueron recolectados, incluyendo la cerámica y los arte- un bloque de prueba de 1 x 2 metros (UA15A) dentro de la
factos líticos. habitación doméstica en una terraza en la ladera norte del
sitio. En esta excavación se encontraron tres superficies de
Tras completar los mapeos y las recolecciones de actividad o pisos antes de llegar al estéril. Nuestro tercer
superficie de la ladera sur del Callacpuma, pasamos bloque (UA18A) se ubicó en un extremo de lo que fue una
cuatro días identificando y registrando sistemáticamente habitación doméstica de élite en la Plataforma 2, hallada en
los paneles de arte rupestre del área asociada en el la cima de Callacpuma. El bloque UA18A también midió 1
complejo de la cueva. Los paneles fueron localizados x 2 metros y en él se encontraron dos superficies de activi-
y registrados usando un GPS portátil Garmin. Los deta- dad superpuestas. Todos los artefactos recolectados, tanto
lles de cada panel fueron registrados en formularios provenientes de contextos excavados como de superficie,
estandarizados. La información y las imágenes digi- fueron lavados y curados para una mayor recolección de
tales también fueron registradas usando una cámara datos y los análisis en el laboratorio.
246
Fig. 5 . Plano de la cueva.
Sectores 4 a11 Ocho montículos plataforma dispuestos La excavación del bloque UA5 en la cueva reveló
a lo largo de la cima del sitio. abundantes fragmentos de cerámica, artefactos líti-
cos y restos de fauna. Dentro de una profundidad de
Sector 12 Complejo de cuevas en la ladera sur. aproximadamente 0.60 metros del bloque, observamos
247
Fig. 6. Perfil oeste de la excavación UA5.
fragmentos diagnósticos asociados a los periodos herramientas agrícolas (fig. 9) que podrían haber sido
Huacaloma Tardío (fig. 7), Cajamarca Temprano y usadas en asociación con las terrazas agrícolas ubi-
Cajamarca Medio (fig. 8). Esta cerámica es represen- cadas cerca (fig. 3). Es importante señalar que también
tativa de prácticamente todo el repertorio cerámico
existente en el área (Tabla 1). También recuperamos
una amplia variedad de materiales líticos, incluyendo
lascas primarias. Todo el material lítico se encontró
en asociación con la cerámica y, en consecuencia, no
tenemos ninguna evidencia de un componente arcaico
en el sitio. También encontramos restos de fauna que
incluyen camélidos, cuyes, ratones y murciélagos (que
hoy habitan la cueva). En las excavaciones también se
encontraron restos humanos con un número mínimo
de individuos (NMI) de dos. Estos restos estaban rela-
tivamente mezclados y esparcidos, indicando que la
cueva pudo haber sido huaqueada y disturbada en
algún momento en el pasado.
248
Fig. 9. Ejemplo de una lámina agrícola de la azada.
Plataformas de la cima
249
Fig. 11. Vista al este de la Plataforma 2 de la cima de la Plataforma 1.
dición Cajamarca.
se regresó a estos lugares durante un largo tiempo. Los
motivos varían de camélidos simples y, posibles feli-
nos o zorros, a figuras humanas (figs. 13 y 14), a veces
Arte rupestre usando ropa o cargando objetos que podrían repre-
sentar armas y escudos. Los motivos también incluyen
La prospección y el registro sistemático de los pane- diseños geométricos dentro de círculos y rectángulos,
les de arte rupestre del 2015 se enfocó en las áreas zigzags y cruces, todos los cuales están representa-
alrededor de las cuevas conocidas en la ladera sur del dos también en la cerámica de tradición Cajamarca. El
sitio. En el 2015 registramos 65 paneles de arte rupes- arte rupestre es tradicionalmente difícil de fechar, pero
tre (fig. 2). La mayoría se encontró cerca de las cuevas, la existencia de motivos superpuestos sobre algunos
pero algunos se hallaron a mayor distancia, y varios paneles y las maneras en que se representan camélidos
cerca de la cima del sitio. Puede resultar sorprendente y humanos pueden permitirnos una cronología relativa
que no hayamos encontrado paneles de arte rupestre de parte del arte rupestre del sitio tras análisis adiciona-
dentro de las cuevas. Lamentablemente, hay un gran les. La existencia de un motivo humano en Callacpuma,
número de graffiti modernos pintados dentro y alrede- también presente en otros muchos sitios tempranos del
dor del complejo de la cueva. Algunos de los paneles periodo Arcaico al norte de Cajamarca, señala la intri-
prehispánicos también han sido disturbados con pintu- gante posibilidad de que existió en el sitio una ocupa-
ras modernas. Los paneles indican un amplio rango de ción pre-cerámica del Arcaico. Este y otros motivos en
complejidad artística; varían de una o pocas imágenes Callacpuma indican que esta ubicación fue, por algún
o motivos a paneles mucho más complejos compues- motivo, reconocida como un lugar importante para crear
tos por casi cien motivos individuales. Los motivos en esta forma de arte durante la tradición Cajamarca, y
algunos casos se hallan superpuestos, indicando que quizás mucho antes.
250
Fig. 13. Ejemplos de arte rupestre – panel con camélidos y humanos. Fig. 14. Ejemplos de arte rupestre – figuras humanas.
Cultura material y uso del sitio fechado en el periodo Cajamarca Inicial. Esto puede
indicar, como fue sugerido antes por Julien (1988), que
La presencia de cerámica diagnóstica de casi toda las poblaciones Cajamarca Inicial ocuparon zonas altas
la tradición Cajamarca ha sido documentada en las y defendibles como Callacpuma. No existen eviden-
recolecciones de superficie en el sitio. Uno de nues- cias de fortificación en esta zona, pero las empinadas
tros objetivos de investigación primarios ha sido defi- laderas definitivamente hacen de esta plataforma una
nir la extensión temporal y espacial de la ocupación zona naturalmente defendible. Finalmente, aunque la
humana en Callacpuma. Las modestas excavaciones ocupación de la Plataforma 2 y las terrazas domésti-
de prueba hechas el 2015 han empezado a ayudar- cas en la ladera norte parecen haber estado asocia-
nos con este objetivo. Primero, la preponderancia de das con fases particulares de la tradición Cajamarca,
cerámica Cajamarca fina negra de la excavación de la la cerámica recuperada de las excavaciones dentro de
terraza UA15 en la ladera norte puede indicar la ocupa- la cueva cubre 2 500 años de arqueología Cajamarca,
ción y uso de estas terrazas primariamente durante los desde el periodo Huacaloma Tardío hasta el Cajamarca
periodos Cajamarca Tardío y Final (periodos Intermedio Medio y Tardío. Esta evidencia sugiere posibilidades
Tardío y Horizonte Tardío). Estas terrazas están cerca intrigantes y futuras preguntas de investigación. El uso
de terrazas agrícolas y en asociación directa con la de la cueva, quizás como un lugar de reunión e intermi-
zona monumental y el camino prehispánico. Las cerá- tentemente de uso funerario, fue importante para gente
micas excavadas en la Plataforma 2 en la cima del sitio de más de un periodo Cajamarca; parece haber tenido
sugieren algo diferente. Aquí, la cerámica diagnóstica una importancia ritual y social para la gente de toda la
en los niveles inferiores es del estilo Cajamarca Rojo, tradición Cajamarca y del periodo Formativo. Futuras
251
investigaciones en la cueva intentarán definir mejor las la variedad de cerámica diagnóstica, presente tanto en la
actividades que ahí se realizaron a través del tiempo. superficie como en contextos excavados, señala una ocu-
pación del sitio desde el periodo Huacaloma Tardío hasta
Evidencia de interacción a largo plazo Cajamarca Final. Ambas observaciones sugieren que
Callacpuma fue un asentamiento sociopolítico y ritualmente
Finalmente, nuestras investigaciones en Callacpuma, han importante en el paisaje cajamarquino por un largo tiempo.
empezado a responder la pregunta acerca de la interac-
ción interregional entre grupos Cajamarca y otros grupos Los resultados de la temporada 2015 han producido
de la costa, más al norte y más al sur. Dos fragmentos de nuevas preguntas de investigación que guiarán futuros
vasijas Chimú fueron identificados en la Plataforma 2, uno trabajos de campo. Estas investigaciones, en primer
sobre la superficie y otro en nivel más alto en el bloque lugar, examinarán en mayor detalle el uso prehispánico
UA18A. Su presencia señala cierto nivel de interacción del complejo de la cueva y, en segundo lugar, expandi-
entre la gente Cajamarca que vivió en Callacpuma y las rán nuestra muestra de paneles de arte rupestre regis-
comunidades Chimú de la costa. Trabajos futuros inten- trados en el sitio, buscando analizar espacialmente los
tarán entender mejor estas interacciones. patrones y estilos de los motivos. En tercer lugar, los
trabajos futuros también se enfocarán en la continua-
ción de la prospección del sitio para definir mejor la
escala y la organización de la ocupación humana del
Conclusiones sitio durante los últimos 3 000 años. En cuarto y último
lugar, buscaremos entender el uso de la zona de arqui-
El amplio rango de espacios culturalmente significativos: tectura monumental al pie de la ladera norte del sitio.
de paneles de arte rupestre y el complejo de la cueva, Esta zona está directamente asociada con el camino Inca
la presencia de montículos plataforma, terrazas y arqui- y puede proveer datos únicos sobre las interacciones
tectura monumental, indican una variedad de funciones y entre la gente Cajamarca y los Incas durante el periodo
focos de acción humana en Callacpuma. Adicionalmente, Cajamarca Final.
252
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253
Asentamientos de cazadores-recolectores del
Holoceno temprano y medio en la sierra sur de Ancash
Los asentamientos tempranos de cazadores recolec- La sierra sur de Ancash presenta grandes extensiones
tores del Holoceno Temprano y Medio en la arqueo- de puna húmeda colindantes con los valles bajos que
logía peruana han sido habitualmente reportados conducen a la línea costera del océano Pacífico. En esta
como casos aislados, ya sea por hallazgos esporá- área geográfica resalta la cuenca de Conococha, ubi-
dicos, predisposición a ciertos tipos de asentamien- cada en el extremo sur del Callejón de Huaylas a una
tos (como abrigos rocosos), o preferencias a ciertas altitud promedio de 4 300 m s. n. m., dando origen a los
áreas geográficas. Como consecuencia, los resulta- ríos Santa, Fortaleza y Pativilca (fig. 1).
dos presentan una perspectiva de sitios tipo, dejando
pendientes temas de distribución espacial y relación La puna sur de Ancash posee grandes áreas de biomasa
entre asentamientos. expresadas a través de pastos de altura y eventuales bos-
ques de queñuales (Polylepis sp.), lagunas, ríos, y hume-
Independientemente de los casos aislados de asen- dales localizados en tres ecosistemas de altura: bosque
tamientos de cazadores-recolectores, estudios sis- altimontano y altoandino de la puna húmeda, puna altoan-
temáticos a nivel regional han mejorado el entendi- dina húmeda, y vegetación subnival de la puna húmeda
miento de la variabilidad cronológica de las primeras (Josse et al. 2009). La variedad de ecosistemas, recursos,
ocupaciones, estrategias de subsistencia, movilidad rangos altitudinales y corredores naturales entre la zona
e inicios de sedentarismo, y patrones de asenta- altoandina y los valles bajos configuran diferentes recur-
miento en sociedades de cazadores-recolectores sos focalizados; factores que pueden haber jugado un
en los Andes (Aldenderfer 1999; Cipolla 2005; Craig rol importante para atraer y concentrar una considerable
et al. 2010; Dillehay 2011; Klink 2005; Rademaker et presencia de asentamientos tempranos en esta región.
al. 2012). En este punto, es crucial la identificación
de más sitios tempranos con una resolución a escala Los antecedentes arqueológicos en la zona son limi-
regional que puedan contribuir con la interrelación tados; los pocos ejemplos han reportado arte rupestre
de sitios, movimientos e, incluso, rutas inter-zona- (Hostning 2003) y tramos del camino Inca (Bernabe y
les. Apoyados en esta problemática, reportamos los Ministerio de Cultura 2010). Sin embargo, las referen-
primeros resultados de una prospección llevada a cias asociadas a cazadores recolectores se remontan
cabo a lo largo de distintos ecosistemas y rangos al Pleistoceno Terminal con evidencias alrededor de la
altitudinales (4 500 a 2 500 m s. n. m.), en busca de laguna de Conococha y en afloramientos rocosos (Cruz et
asentamientos tempranos en la sierra sur del depar- al. 2017; Lynch 1971), lo que sugiere una ocupación tem-
tamento de Ancash. prana, aunque sin un marco cronológico y espacial claro.
255
Fig. 1. Mapa del área de estudio con los ríos Santa, Fortaleza y Pativilca y los 26 sitios identificados en la cabecera de cuenca de Conococha.
256
Fig. 2. Distribución de ecosistemas habitados en diferentes periodos.
257
Fig. 3. Distribución de asentamientos por periodos y elevación.
registrar un sesgo en la interpretación, en particular los la zona altoandina del sur de Ancash. La prospección rea-
asentamientos localizados en ecosistemas de altitud lizada ha permitido identificar 26 nuevos asentamientos de
intermedia (2 500 a 3 500 m s. n. m.). cazadores recolectores, especialmente sitios al aire libre
que advierten de una tendencia en el uso del espacio. A
la fecha, presentamos estos datos solo como hipótesis
a confirmar, la que deberá ser ampliada y corroborada
Conclusiones con el análisis del material artefactual, la identificación de
los tipos de sitios, y cronologías absolutas que proveerán
La presente investigación nos ha permitido identificar las nuevos datos sobre el poblamiento y adaptación de esta
primeras evidencias tempranas de población humana en región hasta ahora poco estudiada y desconocida.
258
Referencias bibliográficas Josse, Carmen; Francisco Cuesta; Gonzalo Navarro; Víctor
Barrena; Edersson Cabrera; Eulogio Chacón-Moreno; Wandeley
Aldenderfer, Mark Ferreira; Manuel Peralvo; José Saito y Antonio Tovar
1998 Montane foragers: Asana and southcentral Andean Archaic.
Iowa: University of Iowa Press. 344 p. 2009 Mapa de Ecosistemas de los Andes Norte y Centro. Bolivia,
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Lima: Secretaría General de
Bernabé Romero, Joseph la Comunidad Andina, Programa Regional ECOBONA, CONDESAN-
2014 La ruta Inca a los Huaylas – El Qhapaq Ñan entre Conococha Proyecto Páramo Andino, Programa BioAndes, EcoCiencia,
y Recuay. Disponible en: http://repositorio.cultura.gob.pe/handle/ NatureServe, LTA-UNALM, IAvH, ICAE-ULA, CDCUNALM, RUMBOL
CULTURA/273. [Fecha de consulta 4 de marzo de 2018]. SRL.
259
El montículo de Acshipucoto y la tradición
arquitectónica del Arcaico Tardío en
el valle alto de Nepeña, Ancash
261
Fig. 1. Mapa de ubicación de Cosma en el valle de Nepeña y de las rutas prehispánicas identificadas.
carretera que accede al centro poblado de Cosma, en las El recinto circular hundido
proximidades del anexo Collique (fig. 2). Mide 40 metros de Acshipucoto
de largo por 33 metros de ancho y 10 metros de altura,
y se encuentra a 2 538 msnm. La construcción de una Las excavaciones arqueológicas ejecutadas en la sec-
cancha de fútbol en los últimos años destruyó la sección ción oeste de la cima del montículo Acshipucoto expusie-
sur del montículo, en la que aún se observan restos de ron debajo del nivel superficial, cubierto por una gruesa
las bases de estructuras antiguas. En general, Cosma capa de relleno artificial, un recinto circular hundido con
tiene una posición única en el paisaje geográfico andino; elementos arquitectónicos similares a los templos cere-
se encuentra discretamente emplazado en una ladera moniales Kotosh/Mito estudiados en las regiones circun-
de suave pendiente rodeada en tres de sus lados por dantes de Ancash y Huánuco (fig. 3).
las empinadas montañas de la Cordillera Negra. Desde
la cima del montículo se tiene una vista privilegiada del Las técnicas constructivas y el diseño arquitectónico
entorno por encontrarse estratégicamente ubicado en denotan un esmero en la construcción del edificio y
el área de quiebre entre el sureste y noroeste del valle un progresivo conocimiento en el campo de la arqui-
de Cosma. tectura. Del mismo modo, se perciben la aparición de
262
de esta manera, un aparejo isódomo de superficie nota-
blemente uniforme, con una ligera inclinación hacia el
interior, de tal forma que el diámetro interno de la cabe-
cera mide 5.85 metros, mientras que en la base se incre-
menta 15 centímetros, constituyendo un círculo perfecto
de seis metros de diámetro.
Fig. 3. Interior y exterior del recinto circular hundido. Vista Oeste – Este.
263
Fig. 4. Plano de planta del recinto circular hundido y de las estructuras tempranas asociadas por el lado noreste.
264
y planas que sobresalen a manera de colgadores en junto al cual se registró la valva superior de un Spondylus
algunos puntos de las paredes, aunque por el momento prínceps con la superficie exterior desgastada, objeto
no se conoce su función específica. votivo que habría formado parte de la parafernalia reli-
giosa utilizada en los rituales practicados en el interior
El interior del recinto abarca un área de 28.27 m2 y pre- del ambiente (Navarro y Munro 2017) (fig. 5).
senta un piso a desnivel, tipología que ha sido deno-
minada como pericausto y epicausto por Elizabeth El techo o cubierta constituye un elemento arquitec-
Bonnier (1997) para designar el nivel inferior y superior tónico fundamental en una edificación. Sin embargo,
del piso, respectivamente. El pericausto, al contener el durante la excavación, notamos la ausencia de restos
fogón donde se incineran las ofrendas y funcionar a la o huellas de postes o de otros indicios que denoten
vez como el altar donde se consagran los actos rituales, la existencia de una cubierta en el interior del recinto.
se constituye como el espacio sagrado más importante Por otro lado, al no haberse excavado en su totalidad
del recinto. En nuestro caso, el pericausto es de meno- la parte externa del recinto, por el momento no tene-
res dimensiones que el epicausto, con un diámetro de mos datos sobre la existencia de una posible cubierta
2.90 m y 6.60 m2 de área, mientras que el nivel superior con soportes en el exterior. Otra probabilidad sería que
o epicausto comprende un área mayor de 21.67 m2. El el recinto haya funcionado al aire libre, brindando de
desnivel existente entre ambos es de 0.35 metros. En esta manera la oportunidad a los oferentes de observar
la Sección Oeste del epicausto, existe una especie de los movimientos astrales en el despejado firmamento
banqueta de forma trapezoidal de 1.20 metros de ancho serrano durante las ceremonias nocturnas, o también
en la parte central y 1.50 metros en la base del muro, brindando la oportunidad a los concurrentes de obser-
con 10 centímetros de desnivel sobresaliendo del piso var los rituales practicados en el interior desde la pla-
(figs. 3, 4 y 5). Un dato significativo que también debe- taforma exterior que rodea el recinto.
mos resaltar es que la superficie en general se encon-
traba seriamente afectada por innumerables huellas de Como hemos mencionado anteriormente, un hecho tras-
pisadas humanas ocurridas cuando el piso estaba inun- cendental es la ausencia total de artefactos y desechos
dado. Estas evidencias pueden ser interpretadas como domésticos en los niveles inferiores de la estratigrafía,
las manifestaciones de perturbaciones climáticas con a excepción de un fragmento de cuenco de piedra, una
fuertes lluvias antes del abandono del sitio. pequeña porción de lana de camélido y restos de ceniza
y carbón derivados de la incineración de ofrendas en los
La única forma de acceder al interior del recinto era por rituales. Esta ausencia podría corroborar por un lado que
una escalera de piedra de 75 centímetros de ancho y tres efectivamente los orígenes de las actividades constructi-
peldaños de 30 centímetros de alto cada uno, que des- vas en el montículo ocurrieron durante el Arcaico Tardío
cendía en dirección de este a oeste. La escalera estaba o Precerámico y, por otro lado, reafirmaría la función
flanqueada por dos muros laterales bajos de piedra y ceremonial del ambiente, considerando la limpieza ritual
barro, conformando un estrecho corredor que restringía ejercida al ser un espacio sagrado.
el ingreso a una sola persona por vez y conducía direc-
tamente al nivel inferior o pericausto. Esta restricción en
el acceso puede ser interpretada como una estrategia
de control selectivo del ingreso de los oferentes hacia las Las estructuras externas al
ceremonias, indicio de una naciente diferenciación social recinto circular hundido
y afianzamiento del poder de una élite en proceso de
formación (Figs. 4 y 5). En la parte central del pericausto, Por tratarse de una estructura enterrada, no era posi-
representando el núcleo ceremonial, se encontraba un ble observar las características externas del recinto cir-
fogón de forma casi circular, sin ducto de ventilación, cular hundido. Por lo tanto, establecimos una unidad de
265
Fig. 5. Reconstrucción isométrica del recinto circular hundido del montículo de Acshipucoto.
excavación en la parte exterior este del recinto, en direc- canto, aparentemente se trata de estructuras de una sola
ción de la escalera y vano de acceso, con la finalidad hilada. Los pisos son de tierra arcillosa muy compactos y
de localizar ambientes u otras estructuras asociadas en bien elaborados. De igual forma, localizamos la base de
este lado. Sin embargo, luego de retirada la gruesa capa una gran pared recta construida con piedras talladas y
superficial, pudimos constatar que, si bien la escalera pulidas y un piso asociado al este del recinto. Esta pared
estaba completa, el paramento externo del recinto había colindaba con el perfil de la unidad de excavación y se ha
sido roto por los mismos constructores antes del ente- interpretado preliminarmente como una posible banqueta
rramiento ritual de la arquitectura. Asimismo, en el lado asociada con otra posible estructura no descubierta hasta
noreste de la excavación se expusieron dos estructuras el momento. El extremo occidental de esta pared había
de piedra de planta ovalada superpuestas una sobre otra. sido destruido antiguamente, mientras que el extremo este
La primera estructura se ubica a un metro por debajo del se proyecta más allá del perfil de la unidad.
nivel de la cabecera del muro del recinto circular y cons-
tituye un recinto menor de planta ovalada de 3.50 metros Por la naturaleza restringida de las excavaciones no
de diámetro, aproximadamente. Ambas están construi- se pudieron definir en su totalidad estas estructuras.
das con una sola hilera de piedras planas dispuestas de Hasta el momento, consideramos que no existen datos
266
suficientes para establecer con mayor claridad la función se observan las características decorativas de estilos
de estas estructuras y su relación con el recinto circu- culturales tardíos como Casma y Chimú, provenientes
lar; su esclarecimiento formará parte de los objetivos de la costa vecina. De igual forma se hallaron pequeñas
de futuras investigaciones. Es evidente que estas dos láminas de cobre que habrían formado parte del acabado
estructuras superpuestas se ubican dentro del mismo de una túnica, una pinza del mismo metal y restos de
nivel de ocupación y denotan actividades de continuas un cetro de madera. Restos óseos humanos quemados
renovaciones (figs. 3 y 4). registrados en uno de los forados sugieren que un per-
sonaje de élite Chimú fue enterrado en la cima.
Hasta la fecha no se ha llegado al suelo estéril. Sin
embargo, en un corte exploratorio realizado en la
esquina sureste de la unidad, por debajo del nivel piso
y cerca de la base exterior del recinto circular hundido, Discusión
se expuso un muro de forma circular de mampostería
ordinaria, construido con piedras grandes de río unidas Los elementos arquitectónicos y los contextos arqueoló-
con mortero de barro, cuya cabecera se encuentra a gicos registrados en los niveles más tempranos del mon-
3.35 metros debajo del nivel de la superficie y cuyo tículo de Acshipucoto, especialmente en el recinto circu-
paramento continúa hacia abajo, indicando que las acti- lar hundido, nos permiten establecer similitudes con otras
vidades constructivas en el montículo se iniciaron en estructuras de la tradición arquitectónica Kotosh/Mito,
épocas mucho más tempranas que la construcción del como La Galgada y Huaricoto, en Ancash; Shillacoto,
recinto circular hundido. De igual forma, la ausencia Kotosh y Piruru, en Huánuco; entre los más conocidos
absoluta de cerámica y otros artefactos o desechos de la región. La presencia de paredes con nichos y piso
domésticos es evidente en esta parte. a desnivel (pericausto y epicausto) con fogón central son
elementos comunes en la mayoría de las estructuras reli-
giosas mencionadas. También hay que señalar aquí que
hay algunos aspectos en la construcción del recinto que
La ocupación tardía del montículo son una reminiscencia de las estructuras costeñas del
Arcaico Final. Por ejemplo, el recinto hundido es casi un
Las evidencias arqueológicas registradas en el nivel círculo perfecto, a diferencia de la mayoría de los templos
superficial del montículo de Acshipucoto sugieren que de la tradición Mito, que presentan una planta ya sea cua-
el montículo, luego del enterramiento ritual de las estruc- drangular o rectangular con esquinas redondeadas. En
turas tempranas, perdió vigencia como centro ceremo- contraste, la escalera de acceso al recinto es similar a las
nial; su reocupación recién se hace evidente durante el escaleras presentes en plazas circulares hundidas de la
periodo Intermedio Tardío (1000-1475 d.C.). Sin embargo, costa central, por ejemplo, en los sitios contemporáneos
su función ceremonial evidentemente había finalizado de Caral y Sechín Bajo. Por último, la puerta de entrada
para dar paso a una ocupación de carácter doméstico, está flanqueada por dos paredes medias, lo que lleva a
que incluyó además entierros intrusivos en la cima del entrar en el recinto directamente sobre el suelo hundido
montículo. Actos de vandalismo practicados en la cima o pericausto. Paredes similares se han observado en
durante las últimas décadas han dejado expuestos restos la primera construcción de la plaza circular de Sechín
de arquitectura tardía. Fragmentos de cerámica domés- Bajo, que es coetánea con nuestro recinto, así como la
tica como bordes, asas y cuerpos de ollas y cántaros, estructura estilo Mito de Chavín de Huántar, excavada
algunos con decoración en forma de círculos impresos, por Daniel Contreras (2010).
aplicaciones con muescas, estampados tipo piel de
ganso y fragmentos de botellas escultóricas se encuen- El análisis radiocarbónico de las muestras de carbón
tran asociados con esta arquitectura. Además, también tomadas de los pisos superior e inferior de la estructura
267
indica que el recinto es del periodo Arcaico Tardío, destinados, principalmente e incluso exclusivamente,
pues sus rangos calibrados datan de 4230 a 4080 BP a la función ceremonial. Cabe señalar que el carácter
(cal. 2900-2475 a.C.). El recinto había sido sellado de sagrado de estos lugares de culto tiene como conse-
forma ritual, primero con una gruesa capa de piedras de cuencia arqueológica la ausencia casi sistemática de
tamaño medio y, finalmente, con una capa de tierra arci- basurales y una escasez de material mobiliario debido,
llosa muy compacta y limpia de materiales culturales. probablemente, a ciertas exigencias de limpieza ritual
Ningún fragmento de cerámica del periodo Formativo (Bonnier y Rozenberg 1988: 28).
fue recuperado en el montículo de Acshipucoto; sin
embargo, hay evidencias de reutilización durante el
periodo Intermedio Tardío, con presencia de entie-
rros intrusivos. Conclusiones
La existencia de un fogón central y una valva de Apoyados en el contexto arqueológico y las caracterís-
Spondylus le confieren una connotación religiosa al ticas arquitectónicas particulares que permiten deter-
recinto. El vano de acceso estrecho y la escalinata pro- minar la función de las construcciones, es indudable
tegida por muros laterales bajos, formando un estrecho que el recinto circular hundido de Acshipucoto desem-
callejón, sugieren un acceso restringido al recinto, acce- peñó una función pública y religiosa. De esta manera,
sible indudablemente a un número reducido de perso- Acshipucoto se integraría a la categoría de edificios reli-
nas relacionadas con las prácticas rituales ejecutadas giosos de la tradición arquitectónica Kotosh/Mito, cono-
en el interior. Este aspecto podría ser interpretado como cida en la región circundante durante el Arcaico Tardío;
una estrategia excluyente y una forma de afianzamiento como es el caso de La Galgada, Huaricoto, Shillacoto,
del poder de una naciente clase dominante. Este tipo Kotosh y Piruru, en las sierras de Ancash y Huánuco.
de uso podría haber restringido el acceso general al También es fundamental considerar la presencia de
recinto central, lo que creaba una situación en la que los un componente de época precerámica en el montículo
líderes tempranos pudieron haber monopolizado estas mayor de Kareycoto, ubicado en la cuenca del Cosma
zonas como fuentes de poder ideológico (DeMarrais (Navarro y Munro 2017). Este montículo, localizado a
et al. 1996: 19). quince minutos a pie de Acshipucoto, alcanza los 18
metros de altura y, aunque la parte superior del montí-
Podemos interpretar la presencia de los ambientes culo tiene un amplio componente del periodo Formativo
de planta ovalada como recintos complementarios de Tardío, a un metro de profundidad de la cima del mon-
las actividades rituales practicadas en el recinto circu- tículo, encontramos evidencias de paredes circulares
lar hundido, aunque por el momento desconocemos con huellas de quemas, ausencia de cerámica e inicios
mayores detalles sobre sus características construc- de actividad precerámica. Estos hechos arqueológicos
tivas y su diseño arquitectónico. Futuras investigacio- ilustran que la cuenca del Cosma se constituía como
nes en esta parte del montículo permitirán esclarecer un gran centro del Precerámico Tardío para activida-
estas interrogantes. Por otro lado, en términos gene- des rituales en el área y que ambos montículos fueron
rales, en los niveles más tempranos del montículo es ampliamente utilizados para las ceremonias durante la
evidente una ausencia sistemática de basura domés- fase Kotosh/Mito.
tica, lo que obedecería a la limpieza ritual de la arqui-
tectura, en vista de su carácter sagrado. Tal como se Nuestras investigaciones son pioneras en esta parte
ha podido constatar en otros edificios similares y con- alta del valle de Nepeña y han puesto en evidencia un
temporáneos de la región, se da por hecho que, en santuario religioso que habría sido utilizado desde el
adelante, los sitios mencionados son asentamientos Arcaico hasta muy entrado el Formativo Tardío. Este
268
mismo hecho se ha podido constatar en el montículo Agradecimientos
mayor de Kareycoto, donde sabemos que, en la segunda
mitad del Formativo, la gente de la zona circundante uti- En la presente temporada, el PIADCA ha sido financiado
lizaba el sitio para rituales adicionales que implicaban el por el gobierno de Estados Unidos a través de una beca de
enterramiento de infantes dentro de vasijas de grandes la Fundación de Ciencia Nacional y Sociedad Americana
dimensiones. de Filosofía, Lewis and Clark Fondo para Exploración
e Investigación de Campo. Nuestro agradecimiento al
Después del Formativo Tardío la actividad en los montí- Ministerio de Cultura por brindarnos la autorización para
culos de Cosma, como centro ceremonial, parece extin- realizar los trabajos de investigación y al licenciado Juan
guirse. Se nota un hiato en la secuencia estratigráfica, López Marchena de la DDC - Chimbote por la supervisión
reapareciendo nuevas evidencias en el sitio durante el de los trabajos. Nuestra gratitud al Dr. David Chicoine de
periodo Intermedio Tardío (900-1475 d.C.), con ocupa- la Universidad de Louisiana - EEUU, por su apoyo logís-
ciones Casma, Chimú y Recuay, tal como se ha podido tico y académico. De igual forma a los arqueólogos Craig
comprobar en los niveles superficiales del montículo de Dengel, Matthew Helmer, Jacob Foreman, Shaina Molano,
Acshipucoto y en el área residencial de Kunka. Esta ocu- Sintia Santisteban, Roy Lezama, Elvis Monzón y a los dife-
pación se prolonga hasta el Horizonte Tardío, durante rentes estudiantes de pregrado que nos apoyaron tanto en
la época Inca, en las laderas de los Cerros Cosma y los trabajos de campo como en el de gabinete. Finalmente,
Caja Rumi. Sin embargo, para estas épocas, el carác- nuestra gratitud a nuestros auxiliares de campo y a la fami-
ter sagrado del sitio parece haberse extinguido o bien lia Chávez Carrasco por su hospitalidad y apoyo durante
haberse trasladado a la cima de las colinas circundantes. nuestra estadía en Cosma.
269
Referencias bibliográficas Grieder, Terence
1997 “Two types of Andean Tombs”, en Elisabeth Bonnier y Henning
Bonnier, Elisabeth Bischoff (editores), Arquitectura y Civilización en los Andes
1987 “Les architectures précéramiques dans la Cordillére des Andes. Prehispánicos. Serie: Archaelogica Peruana 2. Heidelberg: Sociedad
Piruru face á la diversité des données”. L´Anthropologie [Paris], 92 Arqueológica Peruano - Alemana; Reiss Museum Mannheim, pp.
(4), pp. 875-890. 107-119.
270
La tumba del Sacerdote de la Serpiente-Jaguar en
el centro ceremonial Formativo de Pacopampa
271
Fig. 1. Mapa de ubicación de Pacopampa y otros centros ceremoniales contemporáneos de los periodos Formativo Medio y Tardío.
272
Fig. 2. Foto panorámica de Pacopampa.
El templo de Pacopampa es de planta rectangular, de ha permitido reconocer los sucesivos cambios o remo-
300 x 120 metros, orientado de sureste a noreste. Tiene delaciones arquitectónicos que están asociados a parti-
una altura de veinte metros y está compuesto de tres culares estilos decorativos de las vasijas de cerámica y
grandes plataformas superpuestas de manera esca- una serie de otros objetos, contextos funerarios y patro-
lonada sobre una colina natural (fig. 2). También tiene nes culturales. A través de una serie de más de sesenta
monumentales escalinatas instaladas al centro de los fechados radiocarbónicos, podemos conocer con cierta
muros de contención este que permitían el acceso desde certeza el desarrollo del templo en dos fases o periodos:
el exterior hacia la cúspide del templo, pasando por las Pacopampa I (de 1200 a 800 a.C.) y Pacopampa II (de
tres plataformas. En las dos últimas plataformas, y sobre 800 a 500 a.C.) (Seki 2014; Seki et al. 2006, 2010, 2017).
todo en la tercera superior, se construyeron edificios aso-
ciados a plazas y patios hundidos. La Fase Pacopampa I comprende un periodo de tiempo
en el cual se gesta el desarrollo arquitectónico monu-
mental del sitio en asociación con el estilo de cerámica
Pacopampa I. Este periodo se divide en dos subfases:
Cronología, arquitectura y Pacopampa I A (1200 - 1000 a.C.) y Pacopampa I B (1000
contextos funerarios - 800 a.C.), diferenciadas en la configuración arquitectó-
nica. En la Subfase Pacopampa I B, tras la parcial des-
Las sistemáticas excavaciones en área realizadas trucción y el cubrimiento de la arquitectura anterior, se
durante doce temporadas (2005 - 2017) en la Tercera reconfiguró drásticamente la arquitectura del templo en
Plataforma y, en menor énfasis, en los dos restantes, nos relación con un ligero, pero significativo cambio del eje
273
arquitectónico. Las grandes plataformas fueron recons- El grupo mayoritario de estos entierros del Formativo
truidas en asociación con amplias escaleras de acceso. Tardío se ha ubicado en relación con una serie de edifi-
En la segunda y tercera plataforma se construyeron dos caciones, siendo colocados al lado de algún muro visi-
plazas cuadrangulares hundidas de 50 x 50 y 30 x 30 ble de alguna plataforma, la mayoría se encuentran dis-
metros, respectivamente. La Plaza hundida de la Tercera tribuidos alrededor del Patio Cuadrangular Hundido de
Plataforma fue rodeada por tres de sus lados, a manera la Plataforma Norte. Estos entierros están depositados
de una “U”, por plataformas en donde se construyeron en fosas ovaladas e irregulares de 0.60 a 1 metro de
complejos edificios: el Edificio Principal I (Oeste), el diámetro, siendo de mayores dimensiones los pocos
Edificio Norte y el Edificio Sur. Además, fue construida entierros múltiples. Tienen una profundidad no mayor
una gran plataforma, Plt Oeste, en cuya parte superior de 0.5 metros. Los cadáveres flexionados eran recosta-
de su lado norte se construyó el Edificio Circular. dos sobre alguno de sus lados (izquierdo o derecho), o
a veces decúbito ventral, para posteriormente cubrir los
Posteriormente, la Fase Pacopampa II comprende un cadáveres y la fosa con un amontonamiento de piedras
periodo en el cual se reutilizaron y remodelaron las ante- irregulares o de lajas y piedras irregulares medianas o
riores Plazas hundidas, y se realizaron nuevas reedifica- con solo una laja mediana o de grandes dimensiones.
ciones: Edificio Principal II, Edificio Circular II, teniendo Como ofrendas pueden presentar un cuenco o botellas
como base los edificios pre-existentes, así como tam- y/o el fragmento de una olla cubriendo el cráneo o parte
bién nuevas edificaciones como el Patio Cuadrangular del cuerpo. Estos entierros pertenecen a un grupo social
Hundido, de 14 x 14 metros al centro de la Plataforma de menor o bajo rango.
Norte, entre otras. Todas estas construcciones están
relacionadas con el nuevo estilo de cerámica Pacopampa A diferencia de este grupo, existe una serie menor de
II. Este periodo se divide en las subfases Pacopampa II entierros que por los elementos distintivos que portan,
A (800 - 600 a.C.), durante la cual se produjeron todos las particulares ofrendas, el patrón funerario y su ubica-
estos cambios y, la posterior, Pacopampa II B (600 - ción en relación directa con algún importante edificio,
500 a.C.), durante la cual se realizó una serie de remo- pertenecen a dos grupos diferenciados y jerarquizados
delaciones en los edificios, siendo substanciales las de aquella sociedad durante la Fase Pacopampa II.
remodelaciones en el Patio Cuadrangular Hundido de
la Plataforma Norte y la clausura de las escaleras sur El grupo de mayor jerarquía está representado por la
y norte de la Plaza Hundida asociada con la apertura tumba de la “Dama de Pacopampa” (C-Ent. 09-02)
de dos pequeñas escaleras en sus esquinas noroeste hallada el 2009, que corresponde al entierro de un impor-
y sureste. Estos cambios reflejan un mayor control del tante individuo de sexo femenino de entre 20 y 40 años
acceso a todos estos espacios. de edad, que tenía alrededor de 1.55 metros de estatura
y que mostraba deformación del cráneo como diferencia-
Durante las investigaciones se hallaron 77 contextos dor social. Su cadáver, que portaba orejeras y pendientes
funerarios que corresponden a individuos de diferentes de oro, un collar y tobilleras de cuentas de concha, fue
rangos sociales asociados con las diferentes subfases. depositado en la base de una profunda tumba de 2.10
Ningún entierro fue hallado en la Subfase Pacopampa I metros de profundidad, cavada a modo de un foso en
A. En la Subfase Pacopampa I solo se han reportado el forma troncocónica inversa, compuesta de dos niveles.
entierro de un infante y los restos (fosa y algunos arte- Tras depositar el cadáver, se roció cinabrio rojo y azu-
factos suntuosos) de una probable tumba disturbada por rita azul sobre su cabeza, impregnándose luego sobre el
la instalación de la Tumba de la Dama de Pacopampa cráneo; se colocaron ofrendas de cerámica al límite entre
(Seki 2014). Mientras que la gran mayoría de entierros los niveles de la tumba y, finalmente, esta fue cubierta
corresponde a la Fase II y, sobre todo, a la parte final de con grandes lajas de piedras oblicuas y horizontales
esta, previo al abandono del templo. seguidas de un relleno de tierra y grandes piedras. Este
274
Plano de ubicación de la tumba del Sacerdote de la Serpiente-Jaguar y otras tumbas anteriores en la Tercera Plataforma, Subfase
Fig. 3.
Pacopampa I B 1.
entierro se instaló en el eje arquitectónico de Pacopampa, 532 “Las Sacerdotisas de la Huachuma” y el B-Ent 531,
frente al vano de acceso del primer recinto del Edificio en fosas poco profundas cubiertas con lajas medianas,
Principal II (fig. 3) antes de que este sea construido, es hallados durante la temporada 2012. Estos entierros
decir, durante el proceso de la construcción de este edi- pertenecen a los cadáveres de individuos femeninos
ficio a inicios de la Subfase Pacopampa II A (Seki 2014; adultos (ancianas) que portaban collares de cuentas
Seki et al. 2010: 90-91, figs. 17 a 19). de crisocola, y una de ellas una aguja de plata (B-Ent
532-H1). Ellas fueron enterradas junto a un segundo
La ubicación, su particular diferenciación social a través individuo joven y a elaboradas vasijas de cerámica, a
de la deformación craneana y los exclusivos objetos de modo de ofrendas, una de las cuales es un cuenco con
oro que portaba, y el particular ritual funerario y las carac- representaciones modeladas del cactus Trichocereus
terísticas de su tumba y patrón funerario evidencian el pachanoi (Huachuma o San Pedro), que le da el nombre
importante rol que este personaje femenino tuvo en vida. a la tumba (Seki 2016). Estas características permiten
Tras su muerte, se convirtió en un importante ancestro proponer que estas mujeres son de rango medio de la
que trasmitía su “poder espiritual” a los espacios arqui- sociedad, a diferencia del grupo representado por la
tectónicos en los que fue enterrado, recibiendo además Dama de Pacopampa.
un particular culto en asociación con otras actividades
ceremoniales que se realizaban en estos ambientes En el inicio o durante el proceso de remodelación del
(Seki 2014). Patio Cuadrangular Hundido, es decir, a finales de
la Subfase Pacopampa II A e inicios de la Subfase
En la misma época, durante la construcción del Patio Pacopampa II B, fue instalada, en un lugar adyacente
Cuadrangular Hundido al centro de la Plataforma Norte, al exterior del área central del lado este del Patio, la
se depositaron, al lado este y oeste del acceso al sur tumba (B-Ent 541) de un personaje tan importante como
del patio (fig. 3), dos entierros conmemorativos: el B-Ent la Dama de Pacopampa.
275
Foto de la tumba del Sacerdote de la Serpiente-Jaguar. Vista de norte a sur. En primer plano se observa el individuo H1 y en segundo
Fig. 4.
plano (parte superior de la foto) el H2, con el collar de oro y las ofrendas de pigmentos minerales.
276
Fig. 5. Collar de oro con dije central que portaba el Sacerdote de la Serpiente-Jaguar.
Posteriormente, fue depositado al norte, el segundo indivi- oro compuesto por 31 cuentas esféricas (de 1.5 centíme-
duo, tras lo cual los cadáveres fueron cubiertos por cuatro tros de diámetro) compuestas cada una por cinco a seis
grandes lajas dispuestas oblicuamente, para finalmente diseños de “eslabones” en forma de “8”, y un dije central
la fosa ser cubierta por un relleno de tierra y grandes pie- en forma de colmillo (fig. 5). Este collar pesa 96.88 gramos
dras superpuestas. Este patrón de enterramiento es muy en total y fue elaborado mediante una serie de técnicas.
similar al de la tumba de la “Dama de Pacopampa” que Así, las esferas, que pesan 3.5 gramos en promedio cada
corresponde a la anterior Subfase Pacopampa II A. una, fueron elaboradas a partir de láminas entorchadas y
soldadas con punto líquido por martillado, mientras que el
El personaje principal, H2, fue un individuo masculino dije es de chapa embutida, ambas con acabado pulido.
joven de entre 15 y 34 años,1 cuyo cadáver flexionado
fue el primero en depositarse sobre su dorso (posición Frente a su cráneo se depositaron, a modo de ofrendas,
decúbito dorsal), en el lado sur de la base de la fosa. Su polvo de minerales como pigmentos: cinabrio rojo, hema-
cuerpo estuvo orientado al este y su cráneo probablemente tita marrón, azurita azul, malaquita verde, calcita blanca
miraba hacia el norte. Este individuo portaba un collar de y, al final, magnetita azul brillante que cubrió parcialmente
1Las identificaciones de sexo, edad y paleopatologías de los individuos fueron realizadas por el doctor Tomohito Nagaoka, antropólogo físico
de St. Marianna University School y miembro de nuestro PIA Pacopampa.
277
Fig. 6. Botella escultórica de asa estribo que representa a la serpiente con cabeza de jaguar.
alguna de las anteriores. Pigmento de cinabrio también solo los huesos del pie derecho fueron colocados al
fue colocado sobre varias partes del cuerpo de este oeste de su cabeza. No se han identificado huellas de
personaje. corte en la base de la tibia o el peroné, sin embargo, no
se descarta algún tipo de desmembramiento. Lo articu-
Posteriormente, se depositó junto al lado norte del ante- lado de la osamenta descarta que se trate de un entie-
rior y cubriéndolo parcialmente, un individuo femenino rro secundario o re-entierro. Por lo tanto, estas eviden-
adulto, H1, de entre 35 y 54 años de edad y 1.40 metros cias permiten sostener que se trataría de un tratamiento
de altura. El cadáver de este individuo también estuvo simbólico que probablemente pudo representar, por la
flexionado y fue recostado sobre su lado derecho, con ausencia de los pies, la inamovilidad del personaje,
el cuerpo orientado al oeste y con la vista del cráneo quizás para cumplir la función de acompañante adulta,
hacia el sur. Es decir, colocado de manera opuesta con a modo de una “guardiana” del personaje principal.2
respecto del individuo anterior. En esta mujer adulta se
evidenciaba la ausencia congénita de cuatro dientes. Finalmente, sobre las caderas de este personaje femenino
Además, no presentaba los pies en su lugar natural, se colocó, a manera de ofrenda del ritual funerario, una
2Quizá el caso más parecido a este contexto en la arqueología Andina sea el cadáver de un individuo masculino con los pies amputados
que fue enterrado al final y sobre la Tumba del Señor de Sipán, y al cual se le atribuye la función de ser “el guardián del Señor” (Alva 1994).
278
botella asa estribo tipo Pacopampa II Negro Pulido de 20 Dos fechados radiocarbónicos fueron obtenidos de los
centímetros de altura, y en cuyo cuerpo fue modelada una dos individuos H1 y H2 de este contexto, los cuales
serpiente con cabeza de jaguar que muestra los colmillos fecharon 780-510 a.C. y 765-410 a.C. (cal. 2 σ), res-
trabados; en la representación se plasmaron diseños rom- pectivamente. Esto nos indica claramente que ambos
boidales incisos con el interior reticulado (fig. 6). individuos fueron depositados en un mismo momento y,
posteriormente, fue colocada la “Dama de Pacopampa”,
Esta excepcional botella permite comprender el diseño fechada en un rango de 800-680 a.C. (Seki et al. 2010).
del collar de oro como una representación simbólica del
movimiento de la serpiente, en forma de “8”. Este diseño El rol del Sacerdote de la
se asocia con el colmillo del jaguar representado en el Serpiente-Jaguar y los festines
dije, un emblema que simboliza el “poder” en la icono-
grafía y la etnohistórica andina (v. g. la poderosa y gue- El Patio Cuadrangular Hundido fue siempre escenario
rrera Mama huaco, Madre colmillo en la tradición oral de reuniones públicas. En su interior hemos recuperado
Inca), e incluso hoy es usado por los líderes y shama- evidencias acerca de la realización de actividades cere-
nes amazónicos. moniales, como festines que implicaban el consumo de
alimentos y bebidas. Sobre el lado este del nivel de piso
El diseño serpentiforme de la botella y de las cuentas del o apisonado del patio, hemos registrado la superposi-
collar brinda el nombre de “Sacerdote de la Serpiente- ción de tres estratos conteniendo una gran concentra-
Jaguar” al personaje principal. Este portaba el collar ción de vasijas de cerámica fragmentadas (cuencos,
como emblema y representación simbólica y el ícono en ollas y, en menor cantidad, botellas)4 junto con huesos
la botella, para representar a la deidad Serpiente-Jaguar, de animales, artefactos líticos, restos de carbón y otros
que probablemente es el antecedente de los Amaru en materiales, que constituyen los restos acumulados de
la religión y cosmovisión andina. la realización de tres festines en el interior del patio. El
primero se realizó a finales de la Subfase Pacopampa II
A este personaje se le dedicaron los minerales de dife- A. Tras la deposición de la “Tumba del Sacerdote de la
rentes colores, los cuales además fueron utilizados como Serpiente-Jaguar” y ya en la Subfase Pacopampa II B,
pigmentos en una serie de artefactos (v. g. cerámica) y al menos otros dos festines sucesivos se realizaron en
en pintura mural. Estos colores y su naturaleza mine- el patio, acumulando sus restos en el área al frente de
ral debieron tener un particular significado simbólico, ya donde está ubicada la tumba. Además, sobre la tumba
que existen registros históricos de haber sido ofrendados se construyó un pequeño canal abierto B-Cnl 511, en
a las huacas, divinidades de la naturaleza, en tiempos dirección al patio, por el cual se vertía algún elemento
posteriores.3 Sin embargo, aún no podemos conocer su líquido hacia el interior del mismo patio.
verdadero rol en la cosmovisión de estos tiempos tem-
pranos. Además, se le “dedicó” una anciana a la que le Estas asociaciones espaciales y estratigráficas nos
amputaron los pies a manera de guardiana y guía en el permiten proponer que el personaje “Sacerdote de la
mundo de los muertos. Serpiente-Jaguar” probablemente participó y/o dirigió
3 Pablo Joseph de Arriaga en la parte final del Cap. IV “Que ofrecen en sus sacrificios y como” de su crónica, menciona el uso de pigmen-
tos como ofrendas en particulares rituales a las huacas: “Paria es polvos de color colorado. como de bermellon, que traen de las minas de
Huancavelica, que es el metal de que se saca el azogue, aunque mas parece a zarcon. Binzos son polvos de color azul muy finos. Llacsa
es verde en polvos, o en piedra como cardenillo.Carvamuqui es polvos de color amarillo.” […] De todas las cosas sobredichas los polvos de
colores diferentes que dijimos ofrecen soplando como las pestanas, rayendo y senalando las conopas y las demas huacas con los polvos
antes de soplallos...” (Arriaga 1968: 211 [1621: Cap. IV], énfasis añadido).
4 Corresponden a los tipos Pacopampa II Negro Pulido, Rojo Tosco, Rojo Claro, Línea Bruñida, Negro Línea Bruñida, Máscara, entre otros.
El análisis ha sido realizado por la magister Nagisa Nakagawa, miembro de nuestro PIA Pacopampa.
279
las reuniones y festines en el patio y, tras su muerte, arquitectónicos a través del tiempo, permiten caracterizar
estos festines fueron realizados en su memoria. Es por el proceso de emergencia, consolidación y declinación del
ello que los restos de vasijas y alimentos pudieron ser poder de esta élite. Futuros análisis comparativos de ADN,
depositados como ofrendas en el área del patio, frente aplicados tanto a estos individuos como a los de otros
a la tumba señalada por el canal. entierros, podría brindarnos un mejor panorama acerca
de una posible filiación parental entre ellos y su relación
De manera similar a la Dama de Pacopampa en la fase con los demás grupos sociales de menor jerarquía.
anterior, este entierro de un personaje perteneciente a
la élite sacerdotal se efectuó en el marco de una prác- A la par que el templo de Pacopampa funcionaba y
tica social conmemorativa relacionada con la renova- era dirigido por sus sacerdotes, otros centros ceremo-
ción de la arquitectura pública, en este caso, la del Patio niales similares funcionaban en diferentes territorios
Cuadrangular Hundido. de la costa y sierra de los Andes centrales: Chavín de
Huántar, en Ancash y Kuntur Wasi, en la provincia de
San Pablo, Cajamarca, son ejemplos emblemáticos
de aquellos centros. Las investigaciones que se han
Conclusiones y perspectivas desarrollado en estos centros ceremoniales muy oca-
sionalmente han podido encontrar los contextos fune-
Las evidencias recuperadas en torno del contexto fune- rarios de los sacerdotes que lideraron la planificación,
rario del “Sacerdote de la Serpiente-Jaguar” son comple- la construcción y las actividades religiosas realizadas
mentarias a las de la “Dama de Pacopampa” y caracterizan en aquellos templos.
exclusivamente a estos personajes como pertenecientes
a la élite de líderes sacerdotes como un grupo especiali- En ese sentido, los hallazgos de contextos funerarios de
zado en la ejecución de rituales. Ellos fueron enterrados los líderes ancestros que probablemente ejercían cierto
portando alhajas de oro que muy probablemente usaron poder en los centros ceremoniales del periodo Formativo,
en vida como emblemas de su rango y poder. La simili- tanto en Pacopampa (Seki 2014; Seki et al. 2010) como
tud y recurrencia de las ofrendas depositadas en el ritual en el sitio de Kuntur Wasi (Onuki 1995, 2008; Onuki e
funerario, la presencia de pigmentos minerales y de las Inokuchi 2011), han permitido ampliar nuestro conoci-
particulares características de sus tumbas y del patrón de miento sobre su complejidad social.
enterramiento, así lo sugieren. Además, ambos entierros
estuvieron relacionados a las remodelaciones o renovacio- Las evidencias halladas en Pacopampa y Kuntur Wasi
nes arquitectónicas de particulares e importantes edifica- demuestran que estos sacerdotes tenían acceso a recur-
ciones del templo, en las cuales muy probablemente ellos sos naturales de diferentes zonas ecológicas y regio-
realizaban ceremonias mostrando su poder y liderazgo. nes. Ambos sitios pudieron formar parte de una red de
peregrinación entre templos de una gran región, lo que
La cercana posición cronológica de estos entierros, su generó una dinámica social que permitió la emergencia
diferencia respecto de otros contextos contemporáneos, del poder y la diferenciación social que caracteriza al
anteriores o posteriores, y su relación con los cambios periodo Formativo.
280
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San Marcos, 104 p.
281
Excavaciones en los sitios arqueológi-
cos Ingatambo y Yerma, Cajamarca
Objetivos de Nuestros Proyectos (Yerma 1 a 6) y ocupa la base, ladera y cima del Cerro
Yerma. El sitio Yerma 6, que se ubica en la parte baja
Nuestras investigaciones en el valle de Huancabamba, de los conjuntos mencionados y dentro del case-
provincia de Jaén, departamento de Cajamarca, se ini- río Yerma, tiene una escalera grande y un montículo
ciaron en el año 2005 con una prospección (2005) y, pequeño donde se efectuaron los trabajos en esta tem-
posteriormente, tres temporadas de excavación (2006, porada. Tiene las coordenadas geográficas UTM 17M
2007 y 2011). Con estos estudios establecimos la crono- 0686045E y 9345336S, WGS 84, y una altura de 1126
logía para el periodo Formativo y buscamos aclarar su m s. n. m.
dinámica social a través de las actividades en los centros
ceremoniales y las fuertes interacciones sociales con las Utilizando la cronología propuesta por los estudios ante-
zonas aledañas. riormente mencionados, los datos recabados desde el
2005 hasta el 2013 y unos fechados 14C, se puede
El sitio arqueológico Ingatambo se ubica en la margen ordenar la relación cronológica entre el sitio Ingatambo
derecha del valle de Huancabamba, asentado en una y las zonas aledañas (Tabla 1). Esta relación es hipoté-
meseta natural sobre el río Huancabamba y en las tica debido a que aún hay que contrastarla con el análi-
faldas del Cerro Ninabamba. Pertenece al caserío de sis de los artefactos y la radiocronometría que se reali-
Las Juntas, distrito de Pomahuaca, provincia de Jaén zará posteriormente.
(figs.1 y 2). El sitio es complejo. Abarca un promedio de
veinte hectáreas y está conformado por cuatro platafor- Considerando los resultados de nuestros proyectos
mas grandes denominadas Plataformas A, B, C y D, y hasta el 2011, podemos decir que las excavaciones en
plazas asociadas. Las excavaciones de esta temporada Ingatambo y Yerma son importantes no solo para esta-
se ubican en las coordenadas geográficas UTM 17M blecer la cronología de los sitios arqueológicos y del valle
0696473E y 9340578S, WGS 84, a una altura de 1066 de Huancabamba, sino también para dilucidar y entender
m s. n. m. la dinámica social de la zona norte del Perú, a través de
la interrelación entre dichas zonas. Por esta razón, los
El sitio Yerma se ubica en la misma margen del valle objetivos de los trabajos de investigación en los sitios
mencionado y pertenece al caserío Yerma, distrito de Ingatambo y Yerma durante la temporada 2015 fueron
Pomahuaca (figs.1 y 3). Está compuesto de seis sitios los siguientes:
283
Periodo y Horizonte Periodo Ingatambo Chota (Pacopampa) Bagua - Jaén Cajamarca Piura Lambayeque
1533
Horizonte Tardío Inca Quinta (Tambo) Piura E Inca Sicán Inca
Cajamarca
1470 Final Piura D Chimú Sicán Chimú
Estados
Intermedio Tardío Regionales Sicán Tardío Sicán Tardío
Cajamarca Piura C
1100 Tardío Sicán Medio Sicán Medio
900 Huari Piura B Sicán
Sicán Temprano
Horizonte Medio Piura A Temprano
Cajamarca
Vicus
Medio Moche V
Sechura E
Moche Tardío
450
Moche IV
Desarrollos Moche
Cajamarca
Regionales Sechura D
Intermedio Temprano Vicus-Moche
200 Como - Gallinazo
Temprano
Cajamarca Sechura C
Inicial
Vicus
50 Formativo Como - Salinar
Layzón Encantada
Final El Salado Sechura B Vicus
250 Tercera
Pacopampa Chavín EL
Formativo Ingatambo
La Peca
400 Tardío Panecillo
Sechura A
Segunda Pacopampa Bagua II Huacaloma
Horizonte Temprano
800 Pomahuaca Pacopampa Bagua I Tardío
Formativo Paita C-D Ñañanique Como
1000 Medio Morerilla - Cupisunique
Huacaloma
Pandanche
1200 Temprano
Paita A-B
Formativo
Periodo Inicial
1500 Temprano Primera
Huancabamba
1800
Formativo Negritos
Precerámico
Inicial
2500
Ingatambo Yerma
1. Obtener la información arquitectónica del sitio y 1. Obtener la información arquitectónica del sitio y recu-
recuperar los materiales arqueológicos a través de perar los materiales arqueológicos a través de su
su excavación para el establecimiento y la elabora- excavación para establecer y elaborar la secuencia
ción de la secuencia constructiva de la arquitectura constructiva de la arquitectura ceremonial y la crono-
ceremonial y la cronología del sitio; así como para logía del sitio, apoyándose en la estratigrafía del sitio.
establecer la tipología de los diferentes artefactos,
especialmente de la cerámica, apoyándonos en los
datos conseguidos hasta la temporada 2011. El valle de Huancabamba
2. Observar la estratigrafía del sitio con ayuda de las
excavaciones que se realizarán para conocer en 1. Con los resultados obtenidos durante el reconoci-
detalle su secuencia arquitectónica, su función, miento arqueológico y las excavaciones en Ingatambo
extensión y la ubicación cronológica de los recintos entre los años 2005 y 2011 intentamos aclarar la
identificados en las plataformas; y relacionar estos dinámica social de Ingatambo, Yerma y del valle de
resultados con las evidencias arquitectónicas obte- Huancabamba desde el periodo Formativo. Esto será
nidas anteriormente. comparado con los datos obtenidos de la temporada
284
Fig. 1. Ubicación de los sitios arqueológicos Ingatambo y Yerma.
285
Fig. 2. El sitio arqueológico Ingatambo.
En Yerma, gracias a las excavaciones de la escalera Aún nos falta conocer las relaciones entre Yerma e
principal y la plataforma pequeña, conocemos más sobre Ingatambo. Sin embargo, podemos decir que ambos
su patrón arquitectónico y los materiales arqueológicos. tuvieron diferentes patrones arquitectónicos, siendo
Aunque no obtuvimos muchos datos sobre el periodo Yerma probablemente el de mayor influencia en las
Formativo, conseguimos muchas evidencias sobre el sociedades de la costa norte.
Intermedio Tardío y el Horizonte Tardío, especialmente
en el recinto de adobes, en el cual identificamos la exis- Gracias a los resultados de la temporada 2015 y a los
tencia de las dos fases constructivas del sitio. obtenidos en las temporadas anteriores, tenemos más
286
Fig. 3. El sitio arqueológico Yerma.
clara la dinámica social de Ingatambo, Yerma y del valle las actividades humanas del valle durante el Formativo,
de Huancabamba desde el periodo Formativo. Yerma mientras que los otros centros ceremoniales solo fun-
fue utilizado desde el Formativo, probablemente desde la cionaban como centro de pequeños grupos humanos.
fase Pomahuaca, aunque no existía un centro ceremonial
grande como lo planteamos inicialmente. Además, con- La interacción regional con las zonas cercanas en el
seguimos datos sobre el Intermedio Tardío y el Horizonte norte del Perú es más clara. Ingatambo funcionó como
Tardío, e identificamos diferentes patrones arquitectó- un área estratégica de contacto interregional en el norte
nicos. Todo ello indica que en Ingatambo se centraron del Perú y Yerma como una ruta interregional hacia el
287
sur; sin embargo, no hubo un centro ceremonial que con-
trolara las rutas. Es posible que Ingatambo fuera el centro
de interacciones en el valle durante el Formativo.
288
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289
Resultados preliminares de la temporada de
investigaciones 2015 en Chavín de Huántar
John W. Rick, Augusto E. Bazán Pérez, Rosa Rick y Lisseth Rojas Pelayo
291
Fig. 1. Plano general del monumento arqueológico Chavín de Huántar.
292
Fig. 2 . Plano de la Explanada Norte de los Edificios C y D, y áreas intervenidas en la temporada 2015.
A continuación, planteamos los resultados preliminares presentan pisos formales de arcilla y, en ellos, una cana-
de las excavaciones ocurridas en 2015, las cuales se leta superficial cuyos flujos derivan, en la parte norte del
centraron en la Plaza de la Explanada, la Plataforma Corredor Sur, en el Canal Explanada 0, el primero iden-
delimitada por la secuencia de corredores en forma de tificado en el sector, un canal subterráneo de trayectoria
U, el tramo suroeste del Canal Explanada 2 (CE2) y las paralela a la Fachada Norte del Edificio C.
ocupaciones post-chavín adosadas a la fachada oeste
del Edificio D, próximas al corredor entre dicha estructura Al momento de la intervención en 2015, el perímetro
y el Edificio C (fig. 2). de la plataforma ya había sido totalmente identificado
de manera formal. Al interior, pero no solo dentro del
espacio, aparecían diversas estructuras de épocas
Mariash-Recuay y Huaraz, entre arquitectura doméstica
Excavaciones en la plataforma y funeraria, así como cerca de una veintena de entie-
delimitada por los corredores rros históricos intrusivos en la arquitectura post-Cha-
en forma de U (Área 3) vín, en fosas individuales de orientación estandarizada
e inhumación muy apresurada, sobre todo en la parte
Entre 2009 y 2014, se definió un espacio delimitado norte del área de excavación (Rick et al. 2017). Por
por tres corredores que juntos tienen forma de U. En el debajo de dichas ocupaciones identificamos eviden-
lado carente de pasaje, al este, se localiza la Plaza de cias del periodo Formativo. Cabe indicar que las inter-
la Explanada, con su conjunto de plataformas bajas y su venciones en este espacio, el Área 3, contemplaron la
piso empedrado. Los Corredores (Norte, Sur y Oeste) excavación de 22 unidades.1
1Las unidades miden 2 x 2 metros. Para el caso: CC39, CC40, CC41, CC42, DD38, DD39, DD40, DD41, DD42, EE38, EE39, EE40, EE41,
FF39, FF40, FF41, GG39, GG40, GG41, HH39, HH40, y HH41.
293
Fig. 3. Planta de estructuras Huaraz en el Área 3. Estructuras superpuestas a superficies Chavín.
294
mismas que fueron identificadas durante la temporada
2013; además de estructuras y superficies utilizados en
eventos inmediatamente posteriores a Chavín. Es así
que identificamos por lo menos dos momentos mate-
rialmente diferenciados por niveles de ocupación distin-
tos (apisonado y relleno) (fig. 4). El primero está formado
por estructuras dejadas visibles durante la temporada
2013; mientras que el segundo es registrado a partir del
reconocimiento de los recintos 1, 2 y 3, así como de los
rasgos y otras estructuras asociadas a estos.
La ocupación Chavín
295
Fig. 6. Planta final del Área 3. Nótese en las cuadrículas centrales, la extensión de los ejes formados por los hoyos que delimitan precintos
asentados en pisos Chavín.
296
de diámetro promedio en la boca (figs. 5 y 6). Estos con abundante evidencia, muy parcialmente revelada,
hoyos fueron creados durante la deposición de los de épocas más tempranas con patrones arquitectónicos
rellenos utilizados para enterrar el piso, con sus bases muy distintos.
en inmediato contacto con el piso temprano Chavín,
y sus bocas tapadas por la superficie sobre la cual
se asentaron la ocupación Huaraz y las posteriores.
Los hoyos, que aparecen en alineaciones homogé- Develando el segmento norte
neas, delimitaron espacios que fueron cubiertos con de la Plaza de la Explanada
los mismos rellenos diferenciados de los cuales los
hoyos fueron parte integrante. Cabe resaltar que casi Con el objetivo de obtener una visión más amplia del
todos estos fueron encontrados vacíos. La tierra reti- complejo de estructuras halladas al noreste de la expla-
rada de sus interiores fue procesada por mallas finas, nada del Edificio C, se abrió la denominada Área 6, ubi-
y no arrojó contenido significante. cada inmediatamente al norte del área 4 EN y 5 de la
temporada 2014. Originalmente comprendía las unidades
El segundo contexto que nos ha ofrecido detalles de GG42 a GG47, HH42 a HH47, II42 a II47, y JJ42 a JJ47;
la cronología Chavín es la parte sur del Área 3. En el cada una de 2 x 2 metros de área, comprendiendo un
2015 encontramos elementos arquitectónicos de época espacio inicial de 12 metros de este a oeste por 8 metros
Chavín que nos dieron una idea de cambios en tiempo de sur a norte. A esta área se le añadieron luego tres
paralelo a la Galería de la Explanada, pero en contextos unidades más hacia el oeste: HH41, II41, JJ41.
principalmente de superficie. Lo más notable de estos
son dos pisos de uso ritual, las construcciones adyacen- Las excavaciones en las áreas 3, 4, 4 EN y 5, principal-
tes y asociadas, y sus relaciones con sistemas de dre- mente, habían revelado en sus niveles más profundos,
naje y corredores de acceso. El piso estratigráficamente espacios arquitectónicos y materiales provenientes de
superior parece estar asociado con el uso de la plaza la ocupación Chavín; a saber: la Plaza de la Explanada
de la explanada, en el cual se encuentra el acceso a la y la Galería del mismo nombre, así como muros, cana-
Galería. Este piso está también asociado con un corre- letas, corredores y pisos asociados a esas estructuras
dor de acceso, demarcado por muros imponentes que (figs. 7 y 8). En un sentido general, el Área 6 se abrió para
restringieron el movimiento y la visibilidad de los otros seguir conociendo los procesos de ocupación y el even-
contextos rituales adyacentes. El segundo piso, muy bien tual abandono de los periodos Chavín y post-Chavín,
preservado, descansa algo menos de un metro debajo siendo el objetivo principal el sondeo de la extensión
del primero y fue la base para el relleno en el que se norte de la Plaza de la Explanada, así como la prolon-
acomodaron los hoyos durante el proceso de levantar gación de algunas estructuras no definidas en excava-
el nivel del piso posterior. En contraste, el piso inferior ciones anteriores (EA28, ductos provenientes del Canal
no lleva ninguna perforación, más bien consiste en una Explanada 1). La información arqueológica recopilada
superficie de arcilla y gravilla muy compactada, con una da cuenta de una intensiva ocupación en la zona y de un
densidad y dureza algo menor que la del cemento. Es alto contraste en el ámbito de uso social del sitio entre
uno de los pisos más sólidos que hemos visto en Chavín la ocupación Chavín y la gruesamente denominada
durante los veintidós años del Programa Arqueológico. post-Chavín.
A varios metros debajo de este piso se encuentran los
canales principales de uso ritual y de drenaje. Una per- La amplia exposición de la ocupación Chavín, básica-
foración que realizamos para encontrar y abrir uno de mente la continuación de la Plaza de la Explanada y
estos canales también reveló muros masivos de doble las estructuras adyacentes, no fue excavada totalmente
cara. Así, tenemos evidencia extensa de dos momen- debido al tiempo. Sin embargo, sí se pudo reconocer parte
tos importantes de uso en la época Chavín Tardío, pero de la ocupación Chavín en la zona central sur del área,
297
Fig. 7. Planta arquitectónica de la ocupación Chavín del Área 6 de la temporada 2015 y áreas 4EN y 5 de la temporada 2014. Nótense, al
centro, las banquetas, canaleta superficial y piso empedrado de la Plaza de la Explanada; este último circunda el acceso a la Galería.
298
en un apoyo eficiente para los trabajos de conservación
preventiva efectuados en la misma. Con respecto a esto,
pero ya relacionado con la investigación arqueológica,
hemos logrado observar la conexión de parte del sistema
hidráulico de Chavín que atraviesa superficies y espacios
subterráneos, así como evidencias de usos y cambios
en el mismo. En el sedimento inicial asociado al ducto,
Fig. 8. Vista general final de la Plaza de la Explanada desde la esquina hallamos materiales particulares como restos de huesos
sureste. en ella se identifica la esquina noroeste de la Plaza y la pro-
longación de la canaleta asociada con ella.
de aves, cerámica fina de época Chavín e incluso pre-
sencia de cinabrio; evidencia de una actividad especial
llevada a cabo en la Plaza y con el rol protagónico de las
logrando el objetivo de conectar la canaleta superficial estructuras hidráulicas. Así mismo, se logró observar que
de la Plaza de la Explanada con el ducto que finalmente la propia canaleta no presentó siempre la misma forma,
desemboca al Canal Explanada 1 (fig. 9). Esto último y que incluso pudo sellarse en un momento final de la
resultó muy relevante debido a las condiciones climáti- ocupación Chavín. Estas acciones de clausura pudieron
cas presentes (como el fenómeno del Niño) que hacen darse también en la otra estructura finalmente develada:
prever lluvias intensas en la zona, por lo que contar con la entrada a la Galería de la Explanada. Parece que en
una estructura de drenaje original de la Plaza resultaría un periodo terminal de la ocupación Chavín se estaban
Fig. 9. Corte transversal del acoplamiento de la canaleta de la Plaza (EA 45) con el ducto (E46) que finalmente deriva al Canal Explanada 1.
299
haciendo remodelaciones que pudieron ser interrumpi- rocas menudas, restos de cerámica, huesos y artefactos
das de forma relativamente rápida, o cuyas evidencias de líticos, para luego ser tapado con una capa muy com-
continuidad se han perdido debido a la pronta ocupación pacta, a manera de sello. El hoyo afectó al menos una
posterior. Siguiendo con esto último, se continuó revelando superficie de uso, por lo que su filiación temporal debe
estructuras post-Chavín de más de un periodo. ser posterior a estas estructuras tardías. Las caracte-
rísticas de estos elementos hacen pensar en lo que los
La esquina noroeste de la plaza recientemente expuesta pobladores locales llaman ushnu, un sistema tradicional
sirvió de base para los muros que formaban parte de una para drenar las aguas subterráneas para que estas no
ocupación post-Chavín inicial (de época Huaraz o inicios afloren molestamente en la superficie.
de la época Recuay). Estos muros estaban directamente
asentados sobre elementos Chavín y la entrada a la
Galería de la Explanada. Por otro lado, en la zona oeste
del Área 6, se hallaron varios recintos. Muchos de ellos Finalización de las excavaciones
presentaron sus bases sobre una superficie arcillosa muy en la Galería de la Explanada
compacta que coincide, en términos generales, con la
altura del EA28, posiblemente una Galería Chavín, que La Galería de la Explanada, descubierta en la tempo-
estaba cubierta por un estrato similar. Así, dicho estrato rada 2013, se ubica bajo la secuencia de plataformas
arcilloso puede ser el resultado de la erosión y/o aban- adscritas a la Plaza de la Explanada. Las características
dono de estructuras Chavín, siendo su cercanía con la constructivas y arquitectónicas de la galería han permi-
superficie menos determinante en este caso. Los estra- tido identificar sus diferentes etapas de crecimiento. A
tos contenidos en estos recintos albergaban materiales fin de comprender la dinámica de su cimentación, en la
de filiación más tardía, pues, aunque podían contener temporada 2014 se realizaron excavaciones por debajo
cerámica de estilos Huaraz o Mariash-Recuay, estos no de las bases del piso de la estructura, obteniéndose un
eran precisamente abundantes, frente a ciertos cántaros fechado radiocarbónico de 1300 a. C., siendo el fechado
de boca muy expandida (de cierta forma aribaloides), de más temprano asociado con la ocupación Chavín dentro
pintura tosca, y que suelen relacionarse con los perio- del Centro Ceremonial (Rick y Bazán 2017).
dos prehispánicos más tardíos. Para sumar a esta discu-
sión, podemos anotar que, sin embargo, dichos estratos La entrada de la galería se ubica en la superficie del piso
correspondían a actividades de descarte de materiales, de la Plaza. Está delimitada por un marco doble de piedra
más parecidos a rellenos de desecho, por lo que el uso que conduce a dos peldaños que descienden hacia un
inicial de los recintos no tiene porqué corresponder a corredor principal (corredor A) con dos celdas laterales
estas actividades tardías. (corredor A Este y Oeste). El corredor principal culmina en
un corredor perpendicular (Corredor B), en cuyos extre-
Tenemos indicios de actividades terminales, históricas mos se despliegan dos pasajes laterales con una orien-
y probablemente históricas dentro del área. Las prime- tación paralela al Corredor A. Ambos Corredores, C y D,
ras están representadas por varios contextos funerarios contienen tres celdas: norte, central y sur. Las ocho celdas
semejantes a otros reconocidos en la Explanada Norte; estuvieron colmatadas por una sucesión de sedimentos
que incluso cuentan con materiales de clara evidencia formados por filtraciones pluviales, que alcanzaron poco
histórica, como botones metálicos en asociación con más de la mitad del alto de la estructura (1.60 metros,
más de un contexto funerario. Punto aparte merece la aproximadamente) (fig. 10). En el muro norte del Corredor
gran intrusión u hoyo ubicado en el extremo este del B se registran tres ductos equidistantes que se comuni-
área, al parecer de tiempo prehispánico, por los mate- carían, hacia el norte, con espacios aún no develados.
riales que contenía, aunque muy cercano a la superfi- Alineados con ellos, por debajo del piso del corredor, se
cie. Dicho hoyo fue rellenado con tierra con abundantes ubicaron tres cistas vacías, cuyas bases están formadas
300
Fig. 10. Plano arquitectónico de la Galería La Explanada.
por lajas de piedras que no se adscriben a los elementos corredor (nexo con el corredor B) y la celda norte. En
arquitectónicos propios de los hoyos. Estas lajas forman la temporada 2015 se prosiguió con la excavación de
un piso anterior, que habría sido rellenado para la cons- las unidades S02 y S03 y la exposición del piso formal
trucción de la galería, hecho que permite identificar prácti- del corredor. Posterior a ello, se inició la intervención
cas de enterramiento de estructuras con el fin de modificar de las celdas central y sur, realizándose la descolma-
e incrementar la traza arquitectónica del área. tación de los niveles del interior de ambos espacios. En
el caso específico de la celda central, se profundizó el
En la temporada 2015 se concluyeron las excavaciones cuadrante sureste, con el objetivo de observar la suce-
en el interior de la galería, retomándose las interven- sión de niveles y rellenos sobre el que se asentó la
ciones en los corredores C y D (este y oeste, respecti- galería; fue necesario para ello, el retiro del piso formal
vamente). En el caso del Corredor C, se procedió a la de la celda hasta llegar a la superficie de un relleno
descolmatación de toda la extensión del pasaje (en las constructivo.
unidades S02 y S03), para luego intervenir las tres celdas
asociadas. Se retiraron los sedimentos colmatadores Las intervenciones en los corredores C y D han mos-
de las celdas central y sur (figs. 11 y 12), y una pequeña trado grandes similitudes en cuanto a la naturaleza de
parte de la celda norte que comprendió el retiro del piso sus deposiciones. En las diferentes unidades, se iden-
cultural y los niveles de relleno hasta encontrar un api- tificaron secuencias de deposición natural de arcilla de
sonado o probable piso, que habría servido de superficie variada textura y consistencia. Gran parte de las super-
de asiento para la construcción de la galería. ficies expuestas presentaron grietas agudas que resul-
tan ser reflejo de episodios sucesivos de sequías. Los
Las intervenciones en el Corredor D iniciaron en la tem- niveles inferiores identificados a lo largo de las unida-
porada 2014 con la excavación de la primera unidad del des han mostrado evidencias de colapso de algunos
301
Estado inicial de la unidad S03 del Corredor C. Nótense las
Fig. 11.
características de la estratigrafía del perfil inicial.
302
similar a la del edificio (figs. 14 y 15). La ocupación incluyó la
adaptación de estructuras arquitectónicas a la superficie
pre-existente. Esta superficie es un núcleo constructivo
colapsado de la fachada más tardía del Edificio D, cuyo
desplazamiento respondería a un evento sísmico posterior
al ocurrido en el 550 d. C., con un marcado declive de este
a oeste, colmatado por una serie de rellenos constructivos
a fin de nivelar el área adyacente al edificio, y siendo delimi-
tado por un muro longitudinal. En un segundo momento, el
área fue empleada por un espacio cuadrangular asociado
con una cámara rectangular.
Fig. 13.Rasgo 1. Acumulación de seis cuentas elongadas en el inte-
rior del nivel 6, dispuestas en el área centro sur de la celda central La ocupación más tardía es denominada Callejón. Esta
del Corredor D. comprendió la adaptación de estructuras arquitectónicas
Mariash, que en muchos casos fueron cubiertas por relle-
nos constructivos, para luego adicionar muros transver-
Edificio D y el espacio aterrazado contiguo.2 Todo ello con sales a los ejes principales. Es así que se identificaron
el fin de comprender la dinámica de asentamiento de las siete recintos cuya ocupación responde a dos momentos.
poblaciones post-Chavín y, finalmente, mejorar la visibili- El primero comprende la ocupación de cuatro recintos,
dad del corredor entre los edificios con miras a futuros pro- todos de planta cuadrangular y de función doméstica,
yectos de puesta en valor y acondicionamiento turístico. ubicados, uno en la mitad oeste del área; dos, en el cua-
drante noreste y uno, hacia el sureste; este último se
El Área 7 en sí misma no cuenta con antecedentes de inter- asienta en el otrora recinto Mariash (fig.16). La segunda
vención; iniciando nuestra labor con la excavación del sedi- fase de ocupación, la más tardía registrada en el área,
mento aluviónico3 que cubre gran parte del monumento implicó la división del recinto oeste en dos espacios bien
arqueológico. La carga física de este evento colisionó fron- delimitados, así como la construcción de una cista con
talmente con la fachada oeste del Edificio D, ocasionó su mampuestos de la cabecera de uno de los muros longitu-
colapso y el desplazamiento de los rellenos constructivos dinales, y ubicada al oeste de uno de los recintos del cua-
y las estructuras arquitectónicas adyacentes. En ese con- drante noreste del área. En esta fase, los recintos de los
texto, el quehacer del programa contempló dos etapas: el cuadrantes noreste y sureste siguen en funcionamiento,
registro de los niveles naturales y culturales desplazados y/o así como el espacio superior de la cámara Mariash, que
asentados por factores naturales y, posteriormente, la inter- es cubierto por rellenos constructivos.
vención de los rellenos naturales y culturales que cubrieron
las cabeceras de los elementos arquitectónicos de filiación
post-Chavín: Callejón y Mariash-Recuay.
Excavaciones en el Canal
La ocupación más temprana en el área pertenece al periodo Explanada 2, tramo suroeste
Mariash, con dos fases de ocupación. La Fase I comprende
netamente la edificación de estructuras arquitectónicas El Canal Explanada 2 (CE 2) es un canal subterráneo adya-
adyacentes a la fachada oeste del Edifico D, con orientación cente a la fachada norte del Edificio C y al noroeste del
2 Las unidades de excavación comprenden a X50 - 53, Y50 - 53, Z50 - 53, AA50 - 53.
3 Este sedimento es producto de un evento natural ocurrido el 17 de enero de 1945, cuya trayectoria partió de la cuenca del río Wacheqsa y
finalizó en el río Mosna.
303
Fig. 14. Plano final del Área 7. Exposición de elementos arquitectónicos Post-Chavín: ocupación Mariash.
Edificio D. Fue descubierto en la temporada 2012. Tiene canal comprende piedras lajas con una inclinación de este
una trayectoria de noreste a suroeste, con dos ramificacio- a oeste. La inclinación del ramal es de este a oeste y sus
nes alimentadas por varios ductos y tributarios. En el 2013, dimensiones internas se comprimen hacia el extremo oeste.
el Programa se concentró en la descolmatación del ramal
noreste, finalizándose a la altura de un grave colapso, cuyos La naturaleza de los sedimentos registrados en el inte-
elementos desplazados fueron retirados en la temporada rior del canal fue algo variada, identificándose bloques
2014 para ello fue necesario el retiro de un metro cuadrado de arcilla compactada, tierra arenosa compacta, limo y
de la Plaza de la Explanada (unidad BB47NW) (fig.17). arcilla semicompacta. El corpus de materiales cultura-
les recuperados comprendió mayormente fragmentos
En la temporada 2015 se prosiguió con la intervención de de cerámica de filiación Chavín y de pasta fina de color
la sección suroeste del canal, aquella de forma cuadrada negro, tales como elementos llanos, bordes y decora-
y delimitada por un muro norte y sur; en cuyo interior se dos con motivos incisos y algunos pictóricos. Otro ele-
registraron dos canales tributarios - EA 6 y EA 7-, ambos mento recurrente fue el material óseo que comprendió
ubicados en el muro sur del canal. El primer tributario, EA elementos esqueléticos de animales como camélidos,
6, se une al ramal en la porción superior del muro sur, a cuyes y peces, entre otros. En el interior del canal se
unos 95 centímetros del piso. El segundo tributario, EA7, recuperó gran cantidad de fragmentos de obsidiana de
se acopla al CE 2 de manera perpendicular, cuyo piso se diversas dimensiones y de colores negro y rojo. Entre
ubica a ocho centímetros sobre la superficie del piso de los elementos ocasionales, se registraron fragmentos de
lajas del ramal (figs. 18 y 19). La sección expuesta del piso del cuarzo, cuarcita, fragmentos pequeños de malacológico
304
Fig. 15. Vista desde la esquina noroeste del Área 7. En ella se observan Fig. 16. Vista desde la esquina suroeste del Área 7 de uno de los recin-
elementos arquitectónicos asociados con la ocupación Mariash, así tos Callejón. Nótese la disposición de elementos arquitectónicos en
como el relleno constructivo adosado al núcleo constructivo despla- el interior del recinto.
zado de la fachada oeste del Edificio D.
305
Fig. 18. Vista con lente de ojo de pez del interior del CE 2. Se observa
la conexión del tributario EA7 al ramal. Nótese en el fondo el estrato
típico que colmata el canal.
Conclusiones
306
ser estudiadas y reportadas extensamente al final de la anteriores, pero en forma selectiva. Posiblemente este
excavación de las capas a las que pertenecen. hecho fue casual, aprovechándose los muros que que-
daban en posiciones coincidentes con el nuevo uso. O,
Los lugares donde logramos encontrar capas de época por el contrario, estos muros pueden haber influenciado
Chavín son, principalmente, la Galería de la Explanada, la planificación de las estructuras posteriores, y quizás
el área 3 y los canales. Primero, en las excavaciones formaron un tipo de “recuerdo” de la arquitectura pasada,
de la Galería de la Explanada, abrimos una excavación rememorando la historia de esta manera. Es interesante
modesta, y traspasamos el piso poco definido de la gale- observar una posible racionalización previa a la construc-
ría para observar los componentes culturales previos. ción de galerías, tales como la poco profunda Galería de
Recordemos que en 2013 aprovechamos un área distur- la Explanada, que representa la diversificación de uso
bada o desnivelada en el piso de la galería para profun- del espacio, pero también la adición de espacio útil en
dizar, y logramos así definir lo que parecía ser un compo- un área delimitada y limitada, una intensificación del uso
nente cultural anterior a la construcción y uso de la galería, de espacio. Esta perspectiva puede también aplicarse
que arrojó un fechado calibrado de 1300 a. C. Esta es una a otras zonas, como el Atrio de la Plaza Circular donde
de las evidencias más claras, en términos estratigráficos y fueron instaladas una alta densidad y diversidad de gale-
de fechado, de una ocupación temprana en Chavín. Nos rías durante la fase Blanco y Negro. Podemos suponer
quedamos con la necesidad de averiguar si lo encontrado que estas representan funciones adicionales para la zona
realmente representa una capa extensa de uso o solo una debido al costoso proceso de su renovación.
intrusión o actividad localizada. Esta exploración logró
revelar una serie de fragmentos de estructuras de varias En el 2015, encontramos una serie de elementos arqui-
épocas, previas al uso de la galería. Así confirmamos la tectónicos de época Chavín que nos dieron una idea de
presencia de varios componentes tempranos, ratificando cambios contemporáneos con la Galería de la Explanada,
y haciendo más compleja la hipótesis de múltiples tem- pero en contextos principalmente de superficie. Lo más
poradas marcadas de construcción y uso de los edificios notable de estos son los dos pisos de uso ritual, las
monumentales de Chavín. Queda cada vez más claro que construcciones adyacentes y asociadas, y sus relacio-
hubo un evento, o quizás varios, de aumento notable de nes con sistemas de drenaje y corredores de acceso. El
la superficie, entre uno y dos metros de crecimiento en el piso estratigráficamente superior parece estar asociado
volumen del sitio. Este crecimiento fue intencional y no el con el tiempo de uso de la plaza de la explanada, en el
resultado de una larga y lenta acumulación de depósitos que se encuentra el acceso a la Galería. Este piso está
detríticos. Los rellenos a veces servían para cubrir restos también asociado con un corredor de acceso, demarcado
de construcciones de épocas anteriores, pero en el caso por muros imponentes que restringieron el movimiento
de la Galería de la Explanada, los muros de época anterior y la visibilidad de otros contextos rituales adyacentes.
fueron reutilizados como paredes de los pasajes subterrá-
neos. Por las excavaciones realizadas debajo del piso de La idea de transición de espacio entre contextos es fami-
la galería, podemos asegurar que muchos de los muros liar en el pensamiento sobre Chavín, antes siempre ligado
anteriores fueron desmantelados en estos intervalos de a la progresiva disminución del espacio en el proceso de
construcción y relleno. acercarse a zonas rituales más restringidas y probable-
mente más sagradas. En el caso de la secuencia impli-
Así, sabemos que Chavín tuvo varios modos de mante- cada en estos corredores, plazas y áreas subterráneas,
ner y cambiar los usos de los espacios formales y ritua- podemos conectar directamente espacios como las
les. En casos como el corredor entre los edificios C y galerías y los canales con otros espacios ceremoniales.
D, parece que hubo un uso idéntico del espacio a través Puede ser muy significante que los espacios finales, es
de los siglos. En el caso de la galería, para construir el decir, el fin del camino de estas secuencias de espacios,
nuevo espacio subterráneo se aprovecharon estructuras sean subterráneos; y que estos conserven por intención,
307
como la Galería de Explanada, y en el caso de los cana- conocido del sitio de Chavín de Huántar. Desconocemos
les por inevitabilidad, restos arquitectónicos del pasado si existen arreglos similares en otros sitios del Formativo o,
de Chavín. Puede ser, entonces, que el proceso de acer- incluso andinos. Ello sugiere que aún no tenemos una idea
camiento al destino máximo fuera a la vez un acceso al completa de las formas de arquitectura ritual del Formativo.
pasado, a espacios o restos arquitectónicos significan- La actividad ritual de esta época no fue tan uniforme y limi-
tes, precisamente porque accedieron a la legitimización tada como sugieren los estereotipos creados.
que ofrece el pasado, aliado de memorias casi mitológi-
cas de eventos, origines y costumbres de los ancestros. El caso más notorio de una técnica de construcción antes
Como veremos a continuación, es claro que la arquitectura desconocida es el piso bajo el Área 3, ubicado debajo de
“ancestral” parece haber jugado un rol muy fuerte en con- la distribución de los hoyos. Luego de veintidós años de
firmar la legitimidad de lo que venía después. trabajos en Chavín y varias décadas más de experiencia
en la arqueología peruana, nunca habíamos visto un piso
En el Área 3, el descubrimiento singular de 2015 fue la con- tan duro, plano, blanco y formal. Hemos visto los pisos
centración de muchos hoyos verticales distribuidos en arre- de todas las plazas conocidas, varios atrios, terrazas,
glos rectangulares, sugiriendo recintos a modo de cuartos, galerías y estructuras, y ninguno se acerca en calidad
cuidadosamente dispuestos. La inexistencia de postes en a este. Hasta ahora no conocemos los límites del piso
los hoyos, descuenta la probabilidad de ser testimonio de y no podemos saber exactamente a qué tipo de área o
una estructura típica Chavín, pero sin duda, estos elemen- estructura se asocia.
tos demarcaron espacios que ocuparon una posición cen-
tral frente a la fachada del Edificio C. La mala condición del No hemos cambiado en forma notable nuestras ideas sobre
piso de uso donde estos se originan limita nuestro entendi- las redes de los canales subterráneos de la explanada. La
miento de este fenómeno. Sin embargo, creemos en la posi- idea de “circulación” de aguas es recientemente más clara.
bilidad de que fueron hechos para recibir ofrendas de líqui- La tecnología de transporte de agua obedeció a la estruc-
dos u otro elemento ritual que no ha dejado ninguna traza tura y demandas de las actividades rituales, pero la ubica-
física. En un sentido, tienen algo en común con casi todas ción estratigráfica de los canales encaja interesantemente
las otras estructuras de la Explanada de la época Blanco y con nuestras ideas del respeto de “lo antiguo”. Sabemos
Negro: un fuerte vínculo con su pasado. Es claro que todos que en Chavín se tenía la costumbre de rellenar los espa-
los hoyos terminan exactamente encima del duro piso infe- cios entre los episodios principales de reconstrucción y
rior, el que fue preparado con mucho cuidado y competen- expansión de la arquitectura. Aunque una opción podría
cia. La única contraparte descubierta para estos hoyos son haber comprendido subir de altura los canales principales,
los tres ubicados en el piso de la Galería de la Explanada, esa no fue su costumbre, y los canales quedaron cada vez
que también parecen terminar a una profundidad común, enterrados a mayor profundidad. Este hecho obligó a dos
aunque no estamos seguros si en un piso anterior. Un dato desarrollos importantes: 1) el uso de rellenos más livianos
interesante del área de los cuadrados formados por hoyos y capaces de distribuir la carga del sobrepeso a cada epi-
es el uso del piso al cual pertenecen. En nuestros trabajos sodio mayor sin colapsar un canal originalmente construido
se halló un pozo alargado que descubrió un sector del piso para soportar una carga menor; y 2) el uso y mantenimiento
inferior sin alterarlo y que, al parecer, en poco tiempo fue de los canales requirió acceso directo a través de ductos
rellenado de nuevo. No se enterraron ofrendas en el pozo verticales provistos de escaleras. Es de resaltar que casi
alargado, pero quienes lo hicieron lograron “revisitar” un todos los canales descubiertos, y especialmente el canal
segmento significante del antiguo piso. Todo sugiere que CE2, siguieron en función hasta terminar las últimas fases
los hoyos tuvieron relación con la atención de estructuras de la época Chavín.
o pisos previos, como muestra de respeto y quizás resaltar
antiguas construcciones, pero no al costo de restringir cam- La evidencia de un uso ritual notable se mantiene con la
bios en el uso del espacio. Este arreglo de hoyos es único gran cantidad de materiales de diversos tipos excavados
308
en el 2015. Podemos suponer que la mayoría del mate- los sentidos de visión y audio, apoyan la idea de priva-
rial depositado en el canal fue llevada lejos por el flujo ciones sensoriales. Así, creemos posible que la expla-
del agua, pero los grandes fragmentos de vasijas encon- nada tenía, quizás entre otros fines, la función de recibir
trados indican que el origen de este material no debió a peregrinos o visitantes y de prepararlos para visitar las
estar lejos, pues probablemente fueron introducidos por zonas de mayor rango ritual. Los bombardeaba con una
las chimeneas, ductos y entradas al canal cerca de la diversidad de rituales alternados con la privación senso-
esquina suroeste de Área 3. rial, y los pasaba a un estado “liminal”, poniéndolos en
una actitud capaz de absorber los mensajes y experien-
Finalmente, en modo especulativo, podemos pensar cuál cias planificados por los líderes del sitio.
fue el uso principal de la zona de la explanada que hemos
excavado extensamente. La arquitectura Chavín de esta El sacrificio es algo común en los contextos Chavín de
zona no se parece por mucho a las otras del monumento, la explanada. Está representado por los diversos mate-
aunque en realidad, relativamente pocas estructuras que riales intencionalmente destrozados en canales, super-
no sean plazas, galerías y edificios altos han sido recono- ficies, y justo afuera del corredor/pasaje entre los edifi-
cidos anteriormente. En contraste, gracias a las excava- cios C y D. Etnográficamente, sabemos que este tipo
ciones, en la explanada podemos ver una concentración de contextos que fungen de preparativos para lograr la
de espacios arquitectónicos relativamente pequeños, condición correcta del discípulo a un culto son largos,
pero con alta densidad, con muchos cambios a través costoso e implican experiencias fuertes. Las evidencias
de las fases Chavín. Los saltos verticales por los episo- recuperadas en la explanada quizás nos tienen frente a
dios de relleno y la nueva construcción típica, sugieren este género de actividades.
grandes proyectos de renovación, siempre observando
y respetando, por lo menos en la memoria, las construc-
ciones anteriores. Esto indica que la explanada no fue un
contexto asignado a grupos marginales por la dirección Agradecimientos
general de Chavín, más bien, fue una parte importante,
integrada y muy activa en la vida ritual del centro. Pero, Agradecemos a María Mendoza, jefe de laboratorio; y
finalmente, ¿Qué parte? Tenemos que recordar que la Miguel Ortiz, Oscar Arias, Melanie Ferrás, Nataly López
explanada es evidentemente el espacio colindante a la y José Chuquimango, quienes fueron responsables de
única entrada verificada a las zonas centrales del centro las intervenciones presentadas. Los textos aquí mostra-
y, a la vez, un espacio donde los peregrinos pudieron dos son en gran parte resúmenes de sus valiosos infor-
haber llegado, acercándose al sitio desde el camino más mes de excavación. Asimismo, agradecemos a Gonzalo
probable, el Callejón de Huaylas. En ella existen corre- Valencia y Diana Mogrovejo por la responsabilidad del
dores, canales y plazas, pero no áreas decoradas. registro topográfico, su procesamiento y la elaboración
de los planos incluidos en este trabajo. Gracias también
La Galería de la Explanada se distingue por sus celdas a la Compañía Minera Antamina, la Fundación Wiese
laterales que, a pesar de estar a poca distancia de la y la Universidad de Stanford, por el apoyo financiero al
entrada, nunca recibieron luz de día a causa de las esqui- Programa. Muchas personas y entidades que por moti-
nas dobles de sus corredores. La falta de contenido vos de espacio no mencionamos ayudaron sobremanera
es excepcional, ya que las otras galerías excavadas en en el desarrollo de la campaña, entre estudiantes, egre-
nuestros tiempos (Ofrendas y Caracolas) produjeron gran sados y personal técnico; a todos ellos nuestro más sin-
cantidad de objetos intencionalmente dejados en sus cero agradecimiento. A pesar del concurso de tal capital
pisos. El claro y llano enlucido de sus muros y techo humano, la responsabilidad sobre la información, opinio-
bajo agregan y aumentan un sentido de austeridad, así nes o falencias de este artículo pertenecen enteramente
también, la falta de elementos, que hubieran despertado a los autores.
309
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