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La Torre del

Revista de Estudios Culturales


Virrey

Libros César Guarde Paz


Serie 8.a

2011/1

h. p. lovecraft:
292, dosier el crimen del siglo
La Torre del Virrey Libros Serie 8.a  2011/1
Revista de Estudios Culturales

292
dosier

César Guarde Paz


h. p. lovecraft:
el crimen del siglo
h. p. lovecraft: el crimen del siglo
H. P. Lovecraft: el crimen del siglo

1
El autor y su contexto histórico. Los últimos años
han visto discurrir un significativo incremento en lo que a
estudios de orientación académica en torno a la figura de
Howard Phillips Lovecraft (1890–1937) respecta, encauzados
particularmente a la comprensión literaria e histórica de su vida
y obra, estudios que, aun sin abstraer su personalidad del en-
tramado sociocultural en el que maduraron y se perfeccionaron
“Prosa und Poesie”, otorgan demérito a la comprensión póstuma
que, como portavoz consciente de una época y de un Volksgeist,
de una Volksseele anglosajona, el oscuro autor nativo de Provi-
dence enarbolaba cual bandera caída, sacrificada a la moderni-
dad. Sucintamente expresado: Lovecraft no ha sido hasta ahora
estudiado filosóficamente como autor filosófico. Cultivado en el
seno de una ilustre familia de rancia estirpe anglosajona, su vida
discurrió principalmente entre las calles sembradas de estilo vic-
toriano y colonial de lo que él consideró, en sí mismo, el reducto

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último de su Nueva Inglaterra en el mundo: “Yo soy Providen-
ce,” –escribió tras regresar de Nueva York en abril de 1926– “y
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Providence es yo –juntos, indisolubles como una unidad”. Com-


prensible resulta que, habiendo sido la prosa y, en especial, su
relato sobrenatural –el relato “weird”, palabra que no adquirió
el significado actual de “misterioso” hasta 1815, con la influencia
machbethiana de las “Weird Sisters”– el que lo convirtiera en au-
del

tor conocido, la revitalización del horizonte lovecraftiano se en-


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cuentre en relación extrema con el cometido último de restituir


su lugar de honor en la literatura estadounidense, en las riberas
Torre

del Massachusetts de Poe.


  En lengua inglesa dos estudios se disputan el placer presuntuoso de la pro-
fundización filosófica: A Subtler Magick: The Writings and Philosophy of H.P.
Lovecraft (Wildside Press, Gillette, 19963) y H.P. Lovecraft: The Decline of the
La

West (Wildside Press, Gillette, 1990), ambos a cargo de S.T. Joshi. Presuntuoso
pues, tras la insufrible repetición y duplicado de material a lo largo de algunas de
sus obras, no encontramos, en aquellos apartados destinados al pensamiento del
autor relación relevante alguna entre su vida y obra –el contenido de sus novelas–
y la découverte por parte de Lovecraft de Arthur Schopenhauer, Oswald Spen-
gler (con la excepción de Joshi (1990), pp. 134–5, académicamente irrelevante) o
Friedrich Nietzsche. Descuido sistemático patente en la edición de ensayos como
“Nietzscheanismo y realismo” (1922, en traducción castellana en C. Guarde, “Edi-
ción crítica de Nietzscheanismo y realismo de H.P. Lovecraft”, DILEMA. Revista
de Filosofía, 10/2 (2006), pp. 5–18), acompañado únicamente de una solitaria
nota genealógica del editor.
  Lord of a Visible World: an Autobiography in Letters (D.E. Schultz/S.T.
Joshi, eds.), Ohio University Press, Athens, 2000, p. 193. Sobre Nueva York, escri-
biera entonces: “Nueva York está muerto, y la brillantez que tanto impresiona des-
de el exterior es la fosforescencia de un cadáver agusanado” (p. 198). El cadáver, 
evidentemente, era la cultura anglosajona heredada por los colonos y fundadora
del Nuevo Mundo. Los gusanos, la creciente inmigración que destruía y ensuciaba
las páginas de sus logros históricos.
Un primer acercamiento a la Politikanschauung de nuestro au-
tor exige, con manifiesto provecho, plantearnos la tan indispen-
sable cuán difícil cuestión de por qué el relato sobrenatural tomó
las riendas de la expresividad lovecraftiana y de la Volksseele que
presumiblemente sostenía sobre sus espaldas. Será el propio au-
tor el que venga a respondernos con la impasibilidad que tanto
caracterizó sus, por lo demás, recias palabras:

La fascinación por lo espectralmente macabro es generalmente escasa porque


ésta reclama del lector un cierto grado de imaginación y capacidad de despren-
dimiento de la vida cotidiana. Relativamente pocos están libres del encanto de
la rutina diaria para responder a los golpes del exterior, y relatos de sensaciones
y sucesos ordinarios, o de comunes distorsiones sentimentales de tales sensa-
ciones y sucesos, tomarán siempre primacía en el gusto de la mayoría; adecua-
damente, quizá, pues ciertamente estos asuntos ordinarios conforman la mayor
parte de la experiencia humana.

Hallamos aquí una concepción estética profundamente enrai-

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


zada en el ideal schopenhaueriano “Aristokratisch ist die Natur”,
en el que determinadas naturalezas se hallan capacitadas aními-
camente para la reflexión filosófica que exige la abstracción de lo
cotidiano, y cuya labor vital no debe ni puede mezclarse con el
innoble idealismo de la masa:

Contra éste [el relato extrañamente horrible] son descargadas todas las saetas
de una sofisticación materialista que se aferra a las frecuentemente sentidas
emociones y eventos externos, y de un idealismo ingenuamente insípido que
desaprueba el motivo estético y pide una literatura didáctica que “eleve” al lec-
tor hacia un grado conveniente de optimismo autoconfiado.

Vivian Ralickas ha precisado la importancia de la visión meca-


nicista del mundo y la contingencia del ser humano dentro de la
insoportable, asfixiante indiferencia cósmica –vemos nuevamente
ecos schopenhauerianos, pero también nietzscheanos– a la hora
de definir el ethos lovecraftiano: la humanidad, sus aspiraciones
y deseos, sus logros, siendo estos insignificantes en relación a la
totalidad del cosmos, desaparecen como objeto de estudio de la

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prosa de nuestro autor y, consecuentemente, este horror sugerido
por semejante vacío antropológico sólo puede licuarse en el relato
preternatural –del cual el protagonismo humano se haya ente-
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ramente excluido. Lo único relevante en la vida humana es, en


última instancia, el placer estético:

  Supernatural Horror in Literature (=SHL), de la edición revisada en At the


Mountains of Madness. The Definitive Edition (C. Miéville, ed.), The Modern Li-
del

brary, Nueva York, 2005, p. 105.


  “Aristocrática es la naturaleza”, en A. Schopenhauer, Parerga und Parali-
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pomena: kleine philosophische Schriften I, “Über die Universitäts–Philosophie”,


210 (trad. castellana de Pilar López de Santa María en Trotta, Madrid, 2006, vol.
Torre

1, p. 221).
  SHL, p. 105. “Weird” es entendido por Lovecraft como “imaginative libera-
tion” de las leyes físicas y naturales conocidas que, sin embargo, no contradice lo
que conocemos del Universo, sino que complementa aquellas esferas descono-
cidas del mismo en las cuáles se sitúa el horror. Cf. Selected Letters III (1929–
La

1931) (A. Derleth/D. Wandrei, eds.), Arkham House, Sauk City, 1976, p. 435 (=SL
3.435).
  Sobre el materialismo nietzscheano en su Democritea, véase James I. Porter,
Nietzsche and the Philology of the Future, Stanford University Press, California,
2000, pp. 82 ss.
  Vivian Ralickas, “Art, Cosmic Horror, and the Fetishizing Gaze in the Fic-
tion of H.P. Lovecraft”, Journal of the Fantastic in the Arts, 19/3 (2008), p. 298.
Compárese, por ejemplo, la afirmación de Schopenhauer –citando a Escoto Eríge-
na– en Parerga, obra que influyera considerablemente sobre Lovecraft: “malum
incausale est, ... penitus incausale et insubstantiale est” [“el mal incausado es, ...
profundamente incausado e insustancial es”] (en “Fragmente zur Geschichte der
Philosophie”, 66, p. 96), con su historia The Colour Out of Space (1931).
  Cf. Fr. Nietzsche, Die Geburt der Tragödie, “Versuch einer Selbstkritik”, § 5.
La relevancia del arte como representación del mundo y testimonio inmortal de la
humanidad, lo único temporalmente trascendente en ella, puede encontrarse en 
gran parte de sus relatos: la música en The Music of Erich Zann (1921); el modelo
de Pickman en su historia homónima (1926); la estatuilla de Cthulhu en The Call
of Cthulhu (1926); el retrato de Joseph Curwen en The Case of Charles Dexter
Los individuos y su suerte dentro de las leyes naturales me conmueven muy
poco. Son todos ellos naderías ligadas desde una insignificancia común hacia
otra insignificancia común. Sólo el entramado cósmico en sí mismo... puede
controlar profundamente mi imaginación y ponerla a trabajar en la creación.
En otras palabras, los únicos “héroes” sobre los que puedo escribir son fenó-
menos.

Pero no queremos tratar aquí el fenómeno literariamente re-


levante del relato preternatural desarrollado por H.P. Lovecraft,
sino el ideal político de una época desaparecida contenido en el
breve ensayo –970 palabras– que presentamos: “The Crime of
the Century”.

2. “The Crime of the Century”, “El Crimen del Siglo” ocu-


pó las páginas segunda y tercera del primer número de The Con-
servative (abril, 1915; reimpreso en enero de 1916 en Trail), mo-
desta revista amateur gratuita “for circulation amongst Lovers
of Literature” editada por Lovecraft entre abril de 1915 y julio

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de 1923.10 Esta publicación no sólo posibilitó a Lovecraft jugar
con cierta independencia y libertad editorial, comparable a la
que podemos contemplar en su prolífica correspondencia, sino
que lo mantuvo relacionado, igualmente, con un buen número
de amantes de la literatura, poetas y escritores, así como críticos
–nunca le faltaron, pues “[d]ébil y dócil ciertamente es aquél que
no hizo enemigos”.11
Ninguna es, sin embargo, la persona particular a la que, a dife-
rencia de algunos de sus posteriores ensayos en The Conservati-
ve, va dirigido este ataque sagaz al militarismo armado de la Gran
Guerra –aunque por él David H. Whittier lo tachó de superficial y
acientífico–,12 recién iniciada y en la que Estados Unidos no toma-
ría partido, proféticamente, hasta dos años después del escrito.
Proféticamente, hay que decir, pues Lovecraft continuaría la crí-
tica aquí vertida en otro escrito posterior, significativamente titu-
lado “Crime of Crimes: Lusitania, 1915”, versos publicados origi-
nalmente en la revista galesa Interesting Items en julio del mismo
año.13 Ambos textos cumplen una doble función: se perfilan, en

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primer lugar, a modo de panfleto pacifista, no en el sentido mesiá-
nico del Sermón de la Montaña dictaminado por Jesús de Nazare-
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th (Mt. 5:39), sino en la línea teutónica de De bellis justis o de la


Summa tomista (II, 40): la Gran Guerra no es un simple conflicto
armado, sino que representa un “crimen supremo” a través de un
enfrentamiento fratricida entre Inglaterra y Alemania, cuya en-
vergadura amenaza con extenderse más allá de las fronteras eu-
del

ropeas, presagiando una enfermedad para el futuro de Occidente


que, como bien supieron ver las verdaderamente grandes figuras
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del pensamiento moderno, tuvo su origen en una fecha clave en


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la historia global: 1789.14 Este momento decisivo para el devenir

Ward (1927); la exótica joyería en The Shadow Over Innsmouth (1931); las esta-
tuas de cera en The Horror in the Museum (1932); etcétera.
  Carta a E. Hoffmann Price, fechada en 15 de agosto de 1934, recogida en
Selected Letters V (1934–1937) (A. Derleth/J. Tuner, eds.), Arkham House, Sauk
La

City, 1976, 5.19.


10  La cita aparece en la última página de los números tercero a decimotercero,
con el que finalizó. Este proyecto fue desarrollado en el seno de la United Amateur
Press Association, fundada en 1895 por William H. Greenfield.
11  Con estos versos en prosa iniciaba la editorial de tercer número de The Con-
servative (octubre de 1915, p. 6). Esta publicación fue reimpresa por Necronomi-
con Press en los años 1976 y 1977, bajo el título The Conservative: Complete.
12  En “The Youth of Today”, The Conservative, 1/3 (octubre de 1915), p. 11.
13  En concreto, en el número 457, pp. 3–5, al que siguió un panfleto de cuatro
páginas en el que el editor, Arthur Harris, publicó el poema por separado. No será
reeditado hasta The Ancient Track. The Complete Poetical Works of H.P. Love-
craft (S.T. Joshi, ed.), Night Shade Books, San Francisco, 2001, pp. 398–400.
14  De ello fue consciente Lovecraft, dado que su conocimiento del Terreur
francés se asienta sobre The French Revolution: A History (1837), de Thomas 
Carlyle. Curiosamente, en diciembre de 1917 afirmaba que “puede que haga fal-
ta una segunda guerra para ajustar las cosas convenientemente” (SL 1.53, en Se-
lected Letters I (1911–1924) (A. Derleth/D. Wandrei, eds.), Arkham House, Sauk
City, 1965), y cuatro años más tarde, “la próxima guerra será probablemente entre
de Europa y los Estados Unidos se hallaba detrás, filológicamente
bien entendido, de los grandes conflictos que arrasaron el pasado
siglo. Así, el asesinato del archiduque Franx Ferdinand de Aus-
tria–Este, motivado por la ruptura de las provincias eslavas del
sur pertenecientes al Imperio Austro–Húngaro y desencadenante
del conflicto armado, se enmarca en un trasfondo cultural mucho
mayor de lucha vital entre dos realidades insostenibles: el conser-
vadurismo frente a la amenazante idea de progreso.15 Como buen
aristócrata d’esprit conservateur, orgulloso de su pasado, Love-
craft defenderá la primera.16
En segundo lugar, cumplen la función secundaria, mas no por
ello menos importante, de servir de vehículo a las ideas de supre-
macía cultural y racial del teutón, de la Vieja Europa no latina,
desde las cuales polemizaría con otro escritor amateur, Charles
David Isaacson (1891–1936), editor de “In a Minor Key” y pacifis-
ta liberal que defendía la integración de judíos y afroamericanos.
Contra él argumentará, en su réplica “In a Mayor Key” (The Con-

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servative, 1/2, julio de 1915, pp. 9–11), que la creencia burguesa en
la imposición de la guerra sobre la masa por parte de gobernantes
tiránicos es una “común falacia anárquica”, y que “el prejuicio ra-
cial es un regalo de la Naturaleza, destinado a preservar en pureza
las varias divisiones de la humanidad que las edades han hecho
evolucionar” (p. 10). Retomemos, cual Timeo en su ejercicio de
anamnesis, los dos puntos aquí presentados.
Cuando dio comienzo la Gran Guerra, posteriormente cono-
cida, dada la intervención de los Estados Unidos, como Primera
Guerra Mundial, Lovecraft chocó con la trivialidad de una Améri-
ca que se negaba, no ya a nivel gubernamental, sino incluso entre
los mismos descendientes de la Vieja Inglaterra, a pronunciarse
a favor o en contra de uno u otro bando, o a tomar partido en su
resolución. Adicionalmente, este conflicto enfrentaba mayorita-
riamente a dos hermanos de sangre, dos países de raíces cultu-
rales idénticas: Alemania e Inglaterra. Y lo hacía de la peor de
las formas: apoyados, al servicio, de pueblos menores, eslavos o
latinos17 –que “hoy cargan con todas las marcas distintivas de de-

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generación nacional”–. Por ello el crimen es doble, como se atreve
a resaltar el autor: “La división de tan espléndidas reservas contra
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sí mismas, cada facción representativa aliándose con inferiores


extranjeros, es un crimen monstruoso”.
Lovecraft no fue adalid del pacifismo. No, al menos, si entende-
mos éste en la falsa terminología que el liberalismo moderno oc-
cidental, hijo heredero de la Revolución Francesa, ha acabado im-
del

poniéndonos. Durante este período Lovecraft escribirá diversos


poemas que han sido calificados por la “crítica” moderna –si tal
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Inglaterra, Francia y América por un lado, y Alemania, Japón y Rusia por otro”
(SL 1.160). El conflicto enfrentó, efectivamente, a Inglaterra, América y Francia
(durante varios años) contra las potencias del Eje, Alemania, Japón e Italia, con
Rusia jugando, sin embargo, en el bando contrario. De Japón dirá también pro-
féticamente: “Antes o después una gran guerra japonesa tendrá lugar, en la cual
creo que la destrucción efectiva de Japón tendrá que llevarse a cabo en interés de
La

la seguridad europea” (SL 1.90, 30 de septiembre de 1919).


15  J. Morillas, La cosmovisió aristocràtica de Llorenç Villalonga, Universi-
dad de Barcelona, Barcelona, 2003, pp. 26–27.
16  Una de las grandes deficiencias de los biógrafos de Lovecraft –léase L. Spra-
gue de Camp (Lovecraft. Biografía (Fr. Torres Oliver, trad.), Alfaguara, Madrid,
1978)– ha sido emprender su tarea desde el liberalismo moderno, marco gnoseo-
lógico desde el que resulta imposible alcanzar un grado sano de inteligibilidad, ta-
chándolo despectivamente de tory –cuando se mostró abiertamente anticristiano
cada segundo de su vida– cuando no intentando justificar algunas de sus carac-
terísticas aristocráticas –militarismo, antisemitismo, racismo–. Un pensador no
necesita ser justificado: necesita ser entendido.
17  Mientras Inglaterra se alió con Francia e Italia por un lado, y con Rusia has-
ta 1917 –cuando Estados Unidos intervino en el conflicto–, el Imperio Germano,
denominado hunos por Lovecraft, contó con el apoyo del Imperio Austro–Hún- 
garo y Otomano, junto a Bulgaria, que había formado parte del Imperio Otomano
en el pasado. Lovecraft, por tanto, no ignora las causas de la guerra, como asegura
S.T. Joshi en A Dreamer and a Visionary: H.P. Lovecraft in his Time, Liverpool
University Press, Liverpool, 2001, p. 95.
cosa no es en sí misma un sideroxilón– como “anti–pacifistas”:18
“Pacifist War Song–1917”, “The Peace Advocate”, etcétera.19 Iró-
nicos en su propuesta, estos poemas atacan la pasividad reinante
en los Estados Unidos para con sus hermanos y, en consecuencia,
deben ser entendidos como un alegato humanista: es cometido
de la Nueva Inglaterra auxiliar a la Vieja y recuperar la unión del
pueblo teutón, de Europa y de la cultura occidental, aliada con
sus enemigos eslavos. Su amor hacia el teutón se veía únicamente
solapado por su devoción a Inglaterra, en cuyo honor compuso,
en la misma época, diversos poemas, acusando a Alemania de ha-
ber sido tentada y enfrentada a su hermana.20 La culminación de
este período fue su alistamiento en la Guardia Nacional de Rhode
Island, el 16 de mayo de 1917, intento fracasado por la siempre
nociva influencia de su madre Susie quien, habiendo conspirado
en cierta forma con el médico familiar, podría haber presentado
un falso informe médico a la Guardia Nacional.21
Otro aspecto fundamental del presente ensayo, en ocasiones fu-

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nestamente mitigado o relegado al ostracismo deliberado, es el ra-
cismo que nuestro autor presenta en gran parte de su producción,
desde su más temprana adolescencia hasta los últimos días de su
vida. En este punto se demanda a menudo una justificación que
no atañe sino a cierto grado de inseguridad por parte del comen-
tarista, como si cierto horror pudiese alcanzar a hacerse presente
en nosotros mismos por no compartir la totalidad de la cosmovi-
sión del objeto de estudio. No obstante, la agorafobia estética pro-
ducida por sus relatos depende gravemente de su prejuicio racial,
reflejado metafóricamente en toda su producción. Dos son los
orígenes principales de esta animadversión al inmigrante y, más
concretamente, a la población afroamericana: en primer lugar, el
inmigrante es por definición trabajador y, en numerosas ocasio-
nes, iletrado, y esto implica que, en consecuencia, un inmigrante
no puede nunca pertenecer al grado aristocrático en el que Love-
craft se sitúa a sí mismo. En segundo lugar, la población afroame-
ricana residente en Providence estaba constituida por unos pocos
esclavos y sirvientes. Finalmente, y éste es el detonante último de

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su fobia racial, tras acomodarse en Nueva York pudo entrar en
contacto directo con la decadencia social de la gran ciudad: la ma-
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siva y desordenada inmigración y las sucias calles, contraste diá-


fano con la pulcritud y orden de Providence, le llevaron a denomi-
nar a esta ciudad “the pest zone” y componer en su dudoso honor

18  Íbid. De hecho, su aceptación de la guerra es propia de una visión más rea-
del

lista de la realidad humana que la “degradante corrupción de cobarde pacifismo


a través del cuál nuestro pegajoso y afeminado público ha sido últimamente atra-
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pado”: “Por qué ser humano alguno, sano, puede creer en la posibilidad de paz
universal es más de lo que the CONSERVATIVE puede desentrañar. ... Habiendo
Torre

la totalidad del mundo civilizado acordado simultáneamente el desarme, una o


más naciones indudablemente guardarán armamento secreto” (“The Renaissance
of Manhood”, en The Conservative, 1/3, octubre de 1915, pp. 8–9).
19  Publicados respectivamente en Tryout, 3/4, p. 10, y 3/6, pp. 12–14 (sin
paginación), de 1917.
20  Cf. A. Schopenhauer, Die Welt als Wille und Vorstellung, III, § 31: “el siglo
La

XIX, que se anunciaba tan importante, no hubiese comenzado en Alemania con


bufonadas filosóficas, ejecutadas sobre la tumba de Kant” (traducción castellana
de Rafel–José Días Fernández y Mª Montserrat Armas Concepción en Akal, Bar-
celona, p. 201).
21  Véase, por ejemplo, Joshi, A Dreamer and a Visionary, p. 100. No trata-
remos aquí la relación del escrito que nos ocupa con la producción de ficción de
la época. Apuntaremos, no obstante, los siguientes consejos de lectura: en Dagon
(julio de 1917; publicada en Vagrant en noviembre de 1919, reimpresa en Weird
Tales en octubre de 1923 y enero de 1926) el protagonista huye satisfactoriamente
de un carguero alemán para evitar los horrores del campo de prisioneros (sobre
esta historia véanse los ensayos bajo el título colectivo “In Defence of Dagon” (ene-
ro/abril/septiembre de 1921), publicado por Necronomicon Press, West Warwick,
1987); en The Street (finales de 1919; publicada en Wolverine en diciembre de
1920; reimpresa por National Amateur en enero de 1922), resultado de su visita 
a Boston tras los disturbios policiales de septiembre de 1919, Lovecraft muestra
como el alma de una calle va muriendo con el paso de los siglos y la desaparición
de las viejas formas, todo ello, articulado en el transfondo de la Gran Guerra como
motor de decadencia estética.
The Shunned House, The Horror at Red Hook, He, In the Vault
y Cool Air.22 Toda esta condición vital le llevó a fundamentar su
concepción cultural en torno a Grecia, Roma y sus descendientes
directos, los teutones, cimentando su visión racionalista y cien-
tífica en diversas obras de la época que apoyaban la hipótesis de
tal supremacía racial biológica: Rise and Progress of the English
Commonwealth (1832) de Sir Francis Palgrave (1788–1861), His-
tory of Sicily (1891) de Edward Augustus Freeman (1823–1892),
fueron sus lecturas al respecto, junto a la historia de Inglaterra de
John Richard Green (1837–1883) o los estudios sobre Francia e
Inglaterra de Francis Parkman (1823–1893) y John Fiske (1842–
1901), todos ellos influyentes historiadores angloamericanos. Du-
rante sus primeros años apoyó ideológicamente el primer movi-
miento del Ku Klux Klan, aunque sin relacionarlo con los ataques
raciales, y condenando al Segundo Klan (1915–1944) de “violador
de la ley ... usó sus extrañas máscaras y terroríficos disfraces para
encubrir sus desorganizadas vilezas”.23 Dado su rechazo posterior

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


de este movimiento,24 es posible que Lovecraft ignorase entonces
la realidad histórica del Primer Klan, escribiendo desde la propa-
ganda ideológica según la cuál los norteños republicanos habían
utilizado a negros para atacar a los sureños.25 En la década de los
años 30 Lovecraft asumió los ya no tan recientes descubrimientos
científicos que desmentían el mito de la superioridad biológica de
determinadas razas, aunque esto no debió resultarle extremada-
mente difícil dada su temprana idea de que “el prejuicio racial es
un regalo de la Naturaleza” destinado a preservar las culturas –y,
por ello, toda cultura es propiamente racista–:

Ahora bien, esto nada tiene que ver con una intrínseca superioridad e inferio-
ridad. Eso es lo que los escandalosos sentimentalistas y maniáticos no pueden
meter en sus gordas cholas. No importa si una raza es nuestra igual –o inclu-
so nuestra superior (como, con toda probabilidad, la antigua raza griega –una
combinación nórdico–mediterránea– lo fuera); ... Incluso importaciones supe-
riores pueden dañar nuestra cultura si rompen el equilibrio existente entre la
gente y las instituciones bajo las que la gente vive.26

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Y en otra carta expresa su conversión en términos similares, sin
abandonar, no obstante, su rechazo a determinadas razas:
Virrey

Permitirlo o incitarlo es suicidio –como puedes claramente ver en ese infierno


llamado Nueva York, donde el caos de la escoria ha producido un hedor into-
lerable a cualquier hombre blanco que se respete a sí mismo. Biológicamente,
los nórdicos no son probablemente superiores a lo mejor de las reservas medi-
terráneas, o de la indómita y ahora casi extinta reserva blanca semítica; pero al
igual que la cultura china debe ser preservada allí donde ha sido atrincherada,
del

donde la cultura nórdica ha sido ya atrincherada, debe ser preservada.27


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22  From the Pest Zone: The New York Stories (S.T. Joshi/D.E. Schultz, eds.),
Torre

Hippocampus Press, Nueva York, 2003. En una larga carta sobre la asimilación de
los judíos en la sociedad occidental, Lovecraft finaliza con una significativas pala-
bras con las que justificar su aversión a las razas del sudeste asiático: “¡esto es lo
que le hace a uno el haber vivido en Nueva York durante dos años! No podría ha-
berme sentido así (incluso aunque mis ideas abstractas fuesen las mismas) en 1923
o antes” (SL 2.64, 21 de agosto de 1926, a Frank Belknap Long, en Selected Letters
La

II (1925–1929) (A. Derleth/J. Turner, eds.), Arkham House, Sauk City, 1968).
23  The Conservative, 1/2 (julio de 1915), p. 10.
24  SL 5.306, 402.
25  Sara Bullard, The Ku Klux Klan: A History of Racism and Violence, Diane
Publishing, Alabama, 19975, p. 13.
26  SL 4.249, en Selected Letters IV (1932–1934) (A. Derleth/J. Turner, eds.),
Arkham House, Sauk City, 1976. Cf. 4.253: “un verdadero amigo de la civilización
desea simplemente a los alemanes que sean más alemanes, a los franceses más
franceses, a los españoles más españoles, etcétera”; 307: “Dios sabe que no deseo
dañar raza alguna bajo el sol”; 5. 13: “Cualquier civilización o forma de vivir que
estimule lo que respeto y combata lo que detesto [violencia, fealdad, ignorancia,
sensualidad, brutalidad …] se gana mi aprobación, en cualquier parte del mundo
en que se halle; y viceversa”. Sobre la cultura véanse sus cartas recogidas en SL
3.207, 244 y 356–7. 
27  SL 2.71. Lovecraft está defendiendo conscientemente la legitimidad de In-
glaterra sobre los Estados Unidos al intercalar un “once” en la frase final: la cultu-
ra nórdica, que ha reemplazado ya a la cultura india indígena, y que todavía sigue
siendo inglesa, debe ser preservada.
A partir de la crisis financiera de 1929 Lovecraft asumirá una
postura práctica que, aunque radical para muchos autores, es sa-
bida como desarrollo natural de su filosofía: la visión cíclica de la
historia heredada de Oswald Spengler le llevará a rechazar parte
de los ideales nietzscheanos –la utópica erradicación del cristia-
nismo, que Lovecraft verá como necesario para la masa– y abra-
zar el pesimismo schopenhaueriano con respecto al hombre y a la
industrialización del mismo, efecto cuyo reflejo aumentará expo-
nencialmente a partir de At the Mountains of Madness (1931).28
Desde entonces sus historias se convierten en fábulas utópicas en
las que aristocracia y socialismo –leerse no deben, aquí, ecos mar-
xistas– conforman el sistema político de las razas superiores que
han precedido y que suplantarán al hombre en su nimia existen-
cia, razas que, adicionalmente, han abandonado su dependencia
para con la tecnología –inhibidora de lo que de estético hay en el
hombre:29

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Ahora empiezo a despertar y ver que lo que solía respetar era no la aristocracia
en sí, sino el conjunto de cualidades personales que la aristocracia, entonces,
desarrollaba mejor que cualquier otro sistema... un conjunto de cualidades,
sin embargo, cuyos métodos subyacen únicamente en una psicología no cal-
culadora, un desinterés no competitivo, sinceridad, coraje y generosidad fo-
mentados por una buena educación, una mínima presión económica y una
posición asumida, Y QUE ES TAN REALIZABLE A TRAVÉS DEL SOCIALIS-
MO COMO A TRAVÉS DE LA ARISTOCRACIA.30

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del
Revista de Estudios Culturales
Torre Virrey

28  Véase Miéville, pp. xviii–xxi. Lovecraft leyó primeramente a Schopenhauer


en una edición abreviada de Parerga, editada por T. Balley Saunders (Studies in
Pesimism: On the Suffering of the World, 1893), a Nietzsche a mediados de 1919
(SL 1.88), y el primer volumen de Der Untergang des Abendlandes en febrero de
1927, en la traducción inglesa de Charles Fr. Atkinson publicada el año anterior
(SL 2.103). Consultó, a principios de los años 30, el segundo volumen de esta obra,
La

sin llegar a leerlo, según testimonio de una carta a Alfred Galpin fechada en octu-
bre de 1932 (no publicada, conservada en la Biblioteca John Hay de la Universi-
dad de Brown, Rhode Island).
29  Ténganse en cuenta los siguientes ejemplos: en At the Mountains of Ma-
dness (1931) Lovecraft describe el gobierno de los Antiguos como esencialmente
socialista, y su decaer, paralelo a la ascensión de sus esclavos –los shoggoths– al
poder (léase una parábola de la ascensión del cristianismo y de los afroamerica-
nos); en The Shadow Out of Time (1934–5) el sistema político y económico de la
Gran Raza es descrito como “socialismo fascístico”, es decir, un socialismo que
concibe a los seres humanos como natural y cualitativamente diferentes, dejando
el poder en manos de una pequeña minoría –aristocracia– educada y dedicada,
en este caso, a recopilar todos los conocimientos científicos del Universo para su
gran biblioteca. En la primera de estas historias, los Antiguos atravesaron el es-
pacio entre las estrellas, prescindiendo de toda tecnología, con sus grandes alas 
membranosas, mientras la Gran Raza de The Shadow Out of Time hace uso de la
tecnología para permitir el libre ejercicio estético en las artes literarias o pictóricas
de sus individuos.
30  SL 5.321. Cursiva y mayúscula en el original.
El crimen del siglo
H. P. Lovecraft

La actual guerra europea, ocurriendo como hace en una edad


de histérico sentimentalismo y de falsas doctrinas políticas, ha
evocado por parte de los simpatizantes de cada sistema de belige-
rancias un torrente sin precedente de indiscriminada denuncia.
El idealista afeminado, medio despierto de su rosada visión de
fraternidad universal, chilla ante la matanza mutua de sus compa-
ñeros, o selecciona actos individuales de crueldad o traición como
los objetos de su rabia bienintencionada; mientras que el socialis-
ta errático, saturado con falsas nociones de igualdad y democra-
cia,31 delira interminable contra los crueles sistemas de gobierno
que sacrifican pacíficos campesinos a la avaricia y ambición de
sus amos guerreros.32

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Pero aunque el filósofo sobrio percibe en la guerra un fenóme-
no eminentemente natural y absolutamente inevitable; aunque él
se da cuenta de que las masas de la humanidad deben permane-
cer sujetas conforme a la voluntad de una aristocracia dominante
siempre y cuando la actual estructura del cerebro humano lo so-
porte; él puede sin embargo encontrar en tal colosal conflicto una
amplia causa para el pesar más profundo y la aprehensión más
severa.33 Muy por encima de crímenes nacionales tales como el
complot Serbio contra Austria34 o el desprecio alemán a la neu-
tralidad belga,35 muy por encima de tristes sucesos tales como la
destrucción de vidas inocentes y de propiedades, asoma el crimen
supremo, una ofensa no sólo contra la moralidad convencional
sino contra la Naturaleza misma; la violación de la raza.36
En la alineación racial artificial de los diferentes poderes en
guerra nosotros advertimos un desafío a los principios antropo-
lógicos que no pueden sino presagiar enfermedad para el futuro
del mundo.
Que el mantenimiento de la civilización descansa hoy sobre las

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magníficas reservas teutónicas, representadas igualmente por los
dos rivales en flagrante lucha, Inglaterra y Alemania, así como
Virrey

31  Diversas opiniones sobre la democracia en el epistolario lovecraftiano se


encuentran recogidas en Guarde, p. 14, n. 23.
32  Cf. “El Sr. Isaacson ... está simplemente siguiendo una común falacia anár-
quica, creyendo que las guerras son forzadas sobre las masas por tiránicos gober-
nantes. Esta creencia, extremadamente popular hace unos meses, ha recibido un
del

fuerte golpe a través de los actos del pueblo italiano al forzar a su reluctante go-
bierno a unirse a los Aliados” (The Conservative, 1/2, julio de 1915, p. 10, cursiva
Revista de Estudios Culturales

nuestra). Lovecraft se está refiriendo aquí a la reclamación de liberales y naciona-


listas italianos –más tarde se les unirían los socialistas–, a través del Tratado de
Torre

Londres, del Trentino austríaco y el vecino Trieste, presagiada ya en la Semana


Roja de junio de 1914. Italia se había mantenido apartada del conflicto excusándo-
se en el carácter defensivo de la Triple Alianza, a la que renunció con este tratado
el 26 de abril de 1915. En él se estipulaba secretamente la entrega de diversos te-
rritorios a Italia tras la finalización de la guerra. El 23 de mayo Italia declarará la
guerra al Imperio Austrohúngaro.
La

33  Idea que se remonta a Heráclito, más ampliamente desarrollada en “Nie-


tzscheanismo y realismo”, trad.cit.
34  El asesinato del archiduque Franz Ferdinand de Austria el 28 de junio de
1914, perpetrado por el joven servio Gavrilo Princip, miembro de la radical socie-
dad secreta Mano Negra, para la creación de la Gran Servia.
35  Durante la Gran Guerra, Bélgica permaneció neutral de acuerdo con las
obligaciones diplomáticas establecidas en Prusia con el Tratado de Londres de
1839, actitud que Lovecraft encontraba respetable por no intervenir en un conflic-
to indudablemente fratricida. Alemania, no obstante, masacró diversas ciudades
belgas, violando este tratado y sus posteriores ratificaciones. Véase Larry Zucker-
man, The Rape of Belgium: The Untold Story of World War I, New York Univer-
sity Press, Nueva York, 2004. Este autor defiende, como hiciera Lovecraft casi un
siglo atrás, la culpabilidad histórica y ética de los Estados Unidos por no haber
tomado antes parte en el conflicto. 10
36  Esta idea aparece recogida en una obra que Lovecraft devoró con avidez,
The Color Line: A Brief in Behalf of the Unborn (1905), de William Benjamin
Smith, en donde leemos que “la idea de la raza ... es, en realidad, lo más sagrado
sobre la tierra” (p. 10).
por Austria, Escandinavia, Suiza, Holanda y Bélgica, es tan inne-
gablemente cierto como vigorosa su disputa. El teutón es la cum-
bre de la evolución.37 Para poder considerar inteligentemente su
lugar en la historia debemos echar a un lado la nomenclatura po-
pular que confundiría los nombres “teutón” y “alemán”, y verlo no
nacional sino racialmente, identificando su fundamental reserva
con el alto, pálido, de ojos azules, pelo rubio y cabeza alargada, el
“Xanthochroi” descrito por Huxley,38 del cual la clase de idiomas
que llamamos “teutónicos” surgió, y que constituye hoy la mayo-
ría de la población teutónico–parlante de nuestro globo.39
Aunque algunos etnólogos han declarado que el teutón es el
único, verdadero ario, y que los idiomas e instituciones de las
otras razas nominalmente arias derivaron sólo de su discurso y
costumbres superiores;40 no es, sin embargo, necesario que acep-
temos esta atrevida teoría para apreciar su vasta superioridad con
respecto al resto de humanidad.
Recorriendo los andares del teutón a través de la historia me-

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


dieval y moderna, no podemos encontrar excusa posible para
negar su cierta supremacía biológica. En lugares extensamente
separados y bajo condiciones extensamente diversas, sus cuali-
dades raciales innatas lo han educado para la preeminencia. No
hay rama alguna de la civilización moderna que no sea obra suya.
Mientras el poder del Imperio Romano decaía, el teutón ofreció
a Italia, la Galia y España los elementos revivificantes que salva-
ron a esos países de la completa destrucción.41 Y aunque perdido
ahora en mayor grado entre la mezclada población, los teutones
son los verdaderos fundadores de todos los así llamados estados
latinos. La vitalidad política y social había huido de sus viejos ha-
bitantes; únicamente el teutón era creativo y constructivo. Tras
haber sido absorbidos los invasores teutónicos por los elementos
nativos, las civilizaciones latinas declinaron enormemente, por lo
que la Francia, Italia y España de hoy cargan con todas las marcas
distintivas de degeneración nacional.42
En las tierras cuya población es principalmente teutónica, per-
cibimos una llamativa prueba de las cualidades de la raza. Ingla-

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terra y Alemania son los imperios supremos del mundo, mientras
que las viriles virtudes de los belgas se han mostrado reciente-
Virrey

mente de forma que vivirán por siempre en la canción y la histo-


ria.43 Suiza y Holanda son verdaderos sinónimos de la libertad.
37  Sobre esta idea, véase el texto. En la antigüedad clásica y durante la Cris-
tiandad, los teutones seguían siendo considerados modelos de conducta, como
antepone San Jerónimo en una leyenda transmitida en su Carta 123 (233, 3257–8,
del

=Val. Max. VI, 1), fechada en el año 409. Según esta misiva, dirigida a una viuda
de la Galia de nombre Ageruchia, las mujeres teutonas se suicidaron antes de ver-
Revista de Estudios Culturales

se sometidas al Imperio Romano.


38  Thomas Henry Huxley (1825–1895) denominó a la raza caucásica del norte
Torre

“Xanthochroi” (del griego “xanthos”, “amarillo”), distinguiéndola de los latinos


de piel más oscura o “Melanochroi”, en On the Methods and Results of Ethno-
logy (Proceedings of the Royal Institution of Great Britain, Londres, 1865, vol.
4, pp. 461–463) y “On the geographical distribution of the chief modifications of
Mankind” (Journal of the Ethnological Society of London, Nes Series, 2 (1870),
pp. 382-384, originalmente leído ante la Sociedad Etnológica de Londres el 10 de
La

mayo de ese mismo año).


39  Sobre la lengua teutónica, la fuente es Thomas H. Huxley, “On the Ar-
yan Question and Pre–Historic Man”, The Nineteenth Century, 28 (1890), pp.
750–777.
40  Posible referencia a Charles Morris, The Aryan Race: its Origins and
its Achievements (Londres, 1888). A él siguieron Georges Vacher de Lapouge
(L’Aryen et son rôle social, París, 1899, publicado en inglés en Londres este mis-
mo año, bajo el título The Aryan and his Social Role) y William Z. Ripley (The
Races of Europe: A Sociological Study, D. Appleton, Nueva York, 1899). Una
interesante bibliografía a este respecto puede encontrarse en David Paul Crook,
Darwinism, war, and history: the debate over the biology of war from the “Ori-
gin of species” to the First World War, Cambridge University Press, Cambridge,
1994, p. 229, n. 76.
41  Aunque históricamente inexacto, Lovecraft se estaría refiriendo a las inva- 11
siones ostrogodas en Italia, francas en la Galia y visigodas en España. Los vánda-
los invadieron todos estos territorios y los visigodos alcanzaron también Italia.
42  La misma idea será retomada en “Nietzscheanismo y realismo”, trad.cit.
43  Referencia a la resistencia belga a la guerra fratricida.
Los escandinavos están inmortalizados por las hazañas de los vi-
kingos y normandos, cuyas conquistas sobre el hombre y la natu-
raleza se extendieron desde las soleadas orillas de Sicilia44 hasta
los reductos glaciales de Groenlandia, llegando incluso a nuestro
propio, lejano Vineland a través del mar. La historia de Estados
Unidos es un largo panegírico del teutón, y continuará siendo así
si la degenerada inmigración puede frenarse a tiempo para pre-
servar el carácter primitivo de la población.
La mente teutónica es dominante, templada y mesurada. Nin-
guna otra raza ha demostrado una capacidad igual para el gobier-
no autónomo. Es un hecho significativo que ni la más mínima pul-
gada de territorio teutónico esté gobernada sino por sus propios
habitantes.45
La división de tan espléndidas reservas contra sí mismas, cada
facción representativa aliándose con inferiores extranjeros, es un
crimen tan monstruoso que el mundo bien puede detenerse ate-
rrorizado.46 Alemania, es verdad, posee cierto aprecio por la mi-

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


sión civilizadora del teutón, pero ha permitido que sus celos para
con Inglaterra conquisten su ardor intelectual e interrumpan la
raza en una infame e innecesaria guerra.
Ingleses y alemanes son hermanos de sangre, descendidos de
los mismos severos antepasados adoradores de Woden,47 bende-
cidos con las mismas fuertes virtudes, y encendidos con idénticas
nobles ambiciones. En un mundo de razas diversas y hostiles la
misión común de estos hombres viriles es la unión y cooperación
con sus compañeros teutones en defensa de la civilización contra
los violentos ataques de los restantes. Al teutón le queda trabajo
por hacer. Como unidad debe en épocas venideras aplastar suce-
sivamente los emergentes poderes de eslavos y mongoles, preser-
vando para Europa y América la gloriosa cultura que ha desarro-
llado.
Es por ello que tenemos razones para llorar menos ante la exis-
tencia o causas de esta formidable refriega, que ante su carácter
artificial y fratricida; en la autoeliminación de la única poderosa
rama de la humanidad de la cual el futuro bienestar del mundo

libros  serie 8.a  2011/1  292 


depende.
del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

44  Scicily] Sicily. Común error de impresión en muchas obras de la época.


Nótese que en el primer número de The Conservative (p. 1) el editor se excusa por
los errores de corrección ocasionados por el repentino cambio de impresor. A par-
tir del segundo número y hasta el sexto (2/2, julio de 1916) la tarea recaerá sobre
Albert A. Sandusky y su The Lincoln Press. Los restantes números debieron haber
sido impresos por la propia NAPA/UAPA, salvo el último, a cargo de la imprenta
de C.A.A. Parker, en Massachusetts.
45  Cf. SL 4.256: “Todas estas razas diversas han tenido que tomar su lengua
y tradiciones del conquistador rubio –y aún así hasta este día no hay ni un sólo
grupo nórdico que posea un idioma o institución diferentes a los de sus ancestros 12
arios ”.
46  stand akast : stand aghast enmendado por Lovecraft supra lin.
47  Deidad principal del panteón anglosajón pagano, equivalente al dios nór-
dico Odín.
El crimen de crímenes.
Lusitania, 1915
H. P. Lovecraft

“Virescit vulnere virtus”48

Enloquecido con la sangre belga tan recientemente derramada,


El bestial prusiano busca el lecho oceánico;
En el reino de Neptuno el miserable cobarde acecha,
Y sobre el mundo su acostumbrado mal realiza.
Como furtivo chucho, muerde donde nadie se opone;
Victorioso sobre inocentes, su valor crece.

En fatídico día (ojalá tal nunca más sea)

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Un imponente navío abandonó la orilla de Columbia;49
Sobre el oleaje en intrépida grandiosidad cabalgó,
No temiendo soportar su ingenua, desamparada carga.
Ningún riesgo humano el vigilante capitán50 corrió,
Protegido por las comunes leyes del hombre.
¡Las leyes del hombre! ¿Qué leyes pueden contener o refrenar
Al lobo prusiano, de humanidad abandonada?
Su frívola amenaza, demasiado horrorosa para ser creída,
Con su viciada verdad zambulló naciones en sufrimiento.
El sol era brillante, el mar por el viento no agitado,
Mientras el orgulloso barco se alejaba de las costas de Hibernia.51
Asegurado en su inocencia, surcó el piélago,
Y despreció el terror a hostil embarcación o mina.
¡Oh, incomparable infamia! ¿Puede cerebro mortal alguno
Concebir al enemigo que acecha allende alta mar;
Que contempló con sangriento regocijo la vigilante gavilla
Que pacía en la cubierta, y veía la distante tierra?52
¡Quédate, llorona Musa! No mores ante la vista

libros  serie 8.a  2011/1  292 


Que convierte el brillante día en infernal noche;
No cantes al misil, enviado con endiablado propósito,
Su tañido que a voces no ofendidas reclama:
Virrey

Cosas tales a humanos escasamente pertenecen,


Ni forman un legítimo tema para rima o canción.
Golpeado por el proyectil del ruin,53 una fatídica marca,
48  “Florece de la herida la virtud”, Aulus Furius Antias (fl. 100 a.C.), ap. Gell.
del

N.A. XVIII.xi.4. Esta frase, que forma parte del escudo y es lema de diversos cla-
nes escoceses (los Brownrigg, Burnet, Galloway, Greene, Stewart, etc.), fue trans-
Revista de Estudios Culturales

mitida a través de los emblemas de los humanistas italianos renacentistas hasta


María I de Escocia, quien bordó esta frase en su famoso “Marian Hanging” como
Torre

regalo al Duque de Norfolk, simbolizando la pronta muerte de Elisabeth I y el


ascenso del Duque a la corona inglesa, en matrimonio con la propia María, hecho
que nunca llegó a producirse. El escudo de los Burnet conserva todavía el diseño
del bordado, una mano sostiendo un garfio, que puede verse en M. Bath, Emblems
for a Queen: the Needlework of Mary Queen of Scots, Archetype Pub., Londres,
2008, fig. 3.11.
La

49  Nombre poético de América, por su descubridor, Cristóbal Colón, que re-
afirmaba el sentimiento de apego al Viejo Mundo.
50  El capitán William Thomas Turner, de larga experiencia y uno de los más
respetados de la ya legendaria Cunard Line, retomó el mando del Lusitania cuan-
do “Fairweather” Dow renunció a su cargo por miedo a la guerra. Turner recibió
un aviso para alterar el rumbo y evitar ser detectado, aviso que, según parece,
obvió. Detectado por un submarino U-20 alemán al mando del Capitán teniente
Walther Schwieger, el Lusitania fue torpedeado a las 14:10 del 7 de mayo, y su ca-
pitán, tras el hundimiento, rescatado por el Bluebell. Sobre el incidente, véase D.
Preston, Lusitania: An Epic Tragedy, Berkley Books, Nueva York, 2002.
51  Nombre latino de Irlanda. El Lusitania se dirigía a Liverpool evitando parar
en Queenstown (actual Cobh) ante la amenaza de submarinos alemanes en sus
aguas, y en el momento de ser torpedeado se alejaba de la isla irlandesa de Cléire.
52  Tras el ataque, el capitán intentó maniobrar para llegar a la cercana costa, 13
sin éxito.
53  Aunque Schwieger había permitido a los pasajeros de otra embarcación
salvarse antes de hundirla, decidió no avisar al Lusitania por miedo a recibir dis-
paros desde la cubierta, como, efectivamente, había ordenado el capitán.
Bajo los mares desciende el infortunado alarido.54
Sus barcos gemelos, por prusianas amenazas demorados,55
Aunque ávidos, impotentes son sin embargo al asistirlo.
¡Tres veces maldito Dios! ¡Tu presa ya cayó,
Mas tú necesitas tener cientos de inocentes ahogados!56
Con el crimen cumplido, ahora el enemigo retrocede,
Y en su acobardado vuelo relata sus obras.
¡Venganza! Desde afines naciones llega el llanto.
¿Deben mortales así sin ofensa alguna morir?
¿Deben rabiosos lobos sin castigo alguno rapiñar las olas,
Y golpear al azar cuando ningún hombre pueda salvarles?
¡Leyes del mundo! ¿no tenéis acaso fuerza para golpear
Las infernales hordas que al mundo horrorizan?
¿Debe todo hombre bajo tal prusiana locura caer,
Y negra barbarie devorarnos a todos?
¡Despertad! ¡vosotros aletargados hemisferios, para golpear
La sierpe que nos desafía a todos por igual!

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


La serpiente que extiende sus retorcidos, venenosos lazos
Sobre la hermosa tierra, y que todo lo que ve despoja.
¿No has siquiera en tu infancia oído
La mística mención de la Sagrada Palabra,
Que ella, la sierpe que magulle nuestro talón,
Debe a su vez nuestras fuertes magulladuras sentir?57
La hora ha llegado, nuestro talón ha sentido su picadura;
Dejemos ahora que nuestra justa ira su caída traiga.
Dejemos que el hombre, unido, aplaste esa sibilante cabeza
Que todo el mundo ha aprendido a odiar y temer.
Estrangula la vil amenaza que se abre tan sólo para mentir,
Y en su veneno deja a la víbora morir.
¡A las armas! ¡vosotras naciones, y aclamad la aurora
Donde una segunda libertad pueda nacer!

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del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

54  El torpedo tocó estribor, en la parte posterior el puente, que inutilizó la


maquinaria y hundió el barco en 18 minutos.
55  El barco gemelo del Lusitania, el Mauretania, se encontraba en realidad
anclado en Liverpool a causa de la falta de pasajeros. Lovecraft probablemente se
esté refiriendo, además, al Aquitania, que se encontraba entonces en Gallipoli,
Turquía, sirviendo como barco hospital en la Batalla de los Dardanelos. 14
56  Los 128 americanos que viajaban a bordo, de un total de 1959 personas,
entre tripulación y pasajeros.
57  Gén 3:15: “Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y
el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le morderás a él el calcañal”.
h. p. lovecraft: el crimen del siglo
H. P. Lovecraft:
una visión en verso
de la Gran Guerra

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Deteriores omnus sumus licentia.58 Con estas palabras del
comediógrafo romano Terencio comienza Lovecraft uno de sus
Virrey

primeros ensayos sobre la importancia del ritmo métrico y de la


poesía en la nueva literatura contemporánea, un verso, además,
con el que bien puede resumirse la teoría histórico–racial de su
autor en torno al conflicto bélico que sacudía su Vieja Inglaterra a
principios de siglo, la Gran Guerra. Los poemas aquí presentados
del

constituyen una breve antología de este período, en el que Love-


Revista de Estudios Culturales

craft, a través de la prensa amateur, hizo valer un ideal político


tan propio de la aristocracia protestante a la que pertenecía como
Torre

común a su tiempo, y que cruzaría el Atlántico para ser incluso leí-


do en las viejas tierras de la Reina Victoria. La elección del verso,
y en concreto del dístico heroico,59 como vehículo de expresión,
además de indicar cierto nexo con la tradición clásica y los poetas
La

georgianos del s.XIX, presupone según palabras de su autor una


motivación tanto natural como estética:

La naturaleza es en sí misma una sucesión interminable de impulsos regulares.


La fija repetición de las estaciones y de la luz de la luna, el ir y venir del día, el
flujo y reflujo de las mareas, los latidos del corazón y las pulsaciones... se han

58  “Deteriorados somos todos por la licenciosidad”, Ter. Haut. 483. Lovecraft
cita este verso en “Metrical Regularity”, The Conservative, 1/2 (julio de 1915), p.
2. El texto original de Terencio vocaliza el plural sumus en sumu’, por lo que Love-
craft debió extraer la cita de una fuente secundaria, muy probablemente destinada
al aprendizaje de la lengua latina.
59  El dístico heroico se caracteriza por poseer cinco pies rimados yámbicos,
comúnmente representados en lírica inglesa como x / x / x / x /. El famoso dístico 15
introducido por Lovecraft en The Nameless City (1921) sigue precisamente esta
forma: “That is not dead which can eternal lie / And with strange aeons even death
may die”. Lovecraft discute esta forma poética en ensayo “Metrical Regularity”,
The Conservative, 1/2 (julio de 1915), p. 3.
combinado todos para inculcar en el cerebro humano un sentido rítmico que se
manifiesta tanto en la más inculta, como en la más pulida de las gentes.60

Esta visión mecanicista de la poesía como un proceso evolu-
tivo y necesario “desde fuentes eminentemente naturales”, que
ha llevado al hombre, desde el salvaje con sus cánticos religiosos
hasta el griego con su métrica cuantitativa, hasta, finalmente, el
verso inglés basado en la acentuación, hace del poema, del ritmo
y de la rima procesos lógicos inalterables que demanda toda bue-
na y correcta literatura, frente a esas “formas de decadencia ma-
nifestadas en el arte poético de la presente época... la alarmante
decadencia de esa harmoniosa regularidad métrica que adornaba
la poesía de nuestros inmediatos antepasados”. Esta exigencia lo-
vecraftiana es, a día de hoy, tan necesaria como lo fuera hace un
siglo, si no más.61
En efecto, lo que el literato está señalando es precisamente la
fundamental incoherencia a la que se enfrenta toda la moderni-

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


dad al asumir, por un lado, la teoría evolutiva darwiniana como
aplicable a todos los ámbitos socio–históricos del individuo y, por
otro, justificando su propia ignorancia, mediocridad y vulgaridad
estética bajo el adagio del cambio, la novedad y el progreso, pro-
tegidos todos ellos por el darwinismo pero, a su vez, traicionan-
do la base fundamental de éste: que la evolución consiste en un
avanzar natural hacia algo mejor, más excelso y complejo, frente a
la grosera artificiosidad del cambio radical y la poco cándida sim-
pleza de su licenciosidad literaria (estética, verso libre) y social (la
Gran Guerra).62 Esto convierte a los autodenominados “liberales”
y a los progresistas aborrecedores del orden, ya sea en el terreno
político como en el literario o jurídico, en licenciosos y radicales
enemigos de una belleza y de un placer estético que, aun sabiendo
dudosamente apreciar, no son ni serán jamás capaces de crear.
Ellos son los destructores de Europa y de la civilización y los ba-
nalizadores de su arte.
Si bien el mismo Lovecraft calificó su noviciado poético, con
la habitual humildad y modestia de un gentleman sajón, como el

libros  serie 8.a  2011/1  292 


de “un crónico e inveterado imitador; permitiendo que mis anti-
cuarias tendencias sacasen lo mejor de mi abstracto sentimiento
Virrey

poético... como medio para recrear a mi alrededor la atmósfera


de mis favoritos del s. XVIII... el ambiente georgiano”,63 sus mo-
dernos críticos no han dudado en condenar su estilo poético de
“enteramente despreciable”, “un rotundo fracaso”64 e incluso “ba-
del

60  Íbidem, pp. 2–3. Las citas consecutivas corresponderán, igualmente, a este
ensayo, si no se precisa lo contrario.
Revista de Estudios Culturales

61  Si no basta con preguntarnos por qué una generación como la actual es in-
capaz de comprender en el s. XX y XXI el latín clásico en el que nuestros antepasa-
Torre

dos de más cultura se expresaron desde el Imperio Romano hasta finales del s.XIX
–o, mutatis mutandis, por qué los cultos lectores de chino moderno no dejan de
acobardarse ante la extrañeza del chino clásico, igualmente leído hasta finales del
s. XIX–, síntoma indudable de esta decadencia literaria lo constituye la colección
de textos griegos de Oxford Classical Texts, que desde la edición de 1990 de Sófo-
cles, y tras cien años presentando sus introducciones en latín a expertos eruditos,
La

se ha decidido por una “más accesible” edición inglesa.


62  Aunque la teoría de la evolución no predice cambios necesariamente “me-
jores”, sino la especialización de los individuos y su adaptabilidad al medio en el
que viven. Sobre el verso libre véase también “The Allowable Rhyme”, The Con-
servative, 1/3 (octubre de 1915), pp. 3–6, y “The Verse Libre Epidemic”, The Con-
servative, 2/4 (enero de 1917), pp. 2–3.
63  Carta a Elisabeth Toldridge, el 8 de marzo de 1929, en SL 2.314–5 (Selected
Letters II (1925–1929) (A. Derleth/J. Turner, eds.), Arkham House, Sauk City,
1968). Cf. “Vaya desorden de mediocre y miserable basura” (SL 1.60, a Rheinhart
Kleiner, 4 de abril de 1918, en Selected Letters I (1911–1924) (A. Derleth/D. Wan-
drei, eds.), Arkham House, Sauk City, 1965); “Elimina la forma, y nada queda. No
poseo ninguna habilidad poética, y todo lo que salva mi verso de la total inutilidad
es el cuidado que concedo a su construcción métrica” (SL 1.3–4, a Maurice W.
Moe, diciembre de 1914). 16
64  S.T. Joshi, H.P. Lovecraft: A Life, Necronomicon Press, Rhode Island,
1996, p. 122. Poco después, el afamado editor afirma con gran erudición sobre
algunos de estos poemas que “sería una bendición si estas cosas, de alguna forma,
desapareciesen” (p. 125).
sura del siglo dieciocho”,65 valoración escatológica que revela des-
graciadamente más del carácter del crítico que no del estilo de su
objeto de estudio. Si influyente sobre su verso fueran los dísticos
heroicos de un Alexander Pope (1688–1744), traductor de Home-
ro, así como el discutido inventor de Ossian, James Macpherson
(1736–1796), no es menos cierto que más allá de sus exaltadas
lecturas georgianas un aire de sano clasicismo le fue ya insufla-
do por la Eneida en traducción de John Dryden (1631–1700), las
Metamorfosis de Ovidio, el polémico John Milton (1608–1674) o
las Hudibras de Samuel Butler (1612–1680).66 Su preferencia por
estos autores y en especial por el dístico heroico de Pope y Dryden
–pentámetros yámbicos con rima masculina– debe mucho a sus
versiones de los poetas clásicos, Homero y Virgilio, al concebir
en ellos el punto culminante de la evolución literaria europea: la
expresión del mundo poético heleno, de la mente griega y latina,
con la fuerza del verso inglés, teutón. ¿Qué mayor gloria que can-
tar la nueva Ilíada entre ingleses y alemanes con el mismo verso

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


empleado por aquellos?

Por Woden, ¿no fueron nuestras hazañas y batallas, nuestras victorias e im-
perios, todos parte de un poema más maravilloso que cualquiera que Homero
pudiera haber sacudido de una lira griega?67

Tal violencia poética, en la que Lovecraft se deleita con morbo-


so placer, puede sorprender únicamente al lector moderno igno-
rante de Homero, Virgilio y las Eddas nórdicas, aferrado al opti-
mismo autoconfiado, a emociones sentidas y a idealismos insípi-
dos que reclaman “una literatura didáctica que ‘eleve’ al lector”68
a la réalité irréel, transformando la paradoja de Roland Barthes:
una realidad fija, fotografiada, pero que nunca fue. Tal vez, por
ello, sea éste el momento de mirar atrás en el tiempo y reivindicar
de Heráclito y Homero esa Aura perdida entre los placeres de la
triunfante y caótica masa que lideró el Terreur francés, y afirmar
orgullosos con Lovecraft:

Dejemos de pensar irrealidades, o de proferir tan benevolentes como vacíos

libros  serie 8.a  2011/1  292 


lemas, “desarme” y “hermandad universal”. No vivimos en el Paraíso sino en
la Tierra; y saldremos mejor parados si formamos las harmoniosas fuerzas de
Virrey

la civilización de un modo práctico en vistas a un objeto alcanzable, antes que


colocar precipitadamente juntas culturas opuestas y distintas, en la vana espe-
ranza de realizar un fantástico e imposible ideal.69
del
Revista de Estudios Culturales
Torre

65  Winfield T. Scott, Exiles and Fabrications, Doubleday, Nueva York, 1961,
La

p. 76. Para una crítica positiva a la poesía de Lovecraft, véanse las palabras del
poeta canadiense John Ravenor Bullen, recogidas en Joshi (1996), p. 123–4.
66  Varias de estas influencias son enumeradas en Joshi (1996), p. 122. La in-
fluencia de varios de estos poetas puede verse en los elogios que les concede en
The Conservative, por ejemplo 1/1 (abril de 1915), p. 4; 1/3 (octubre de 1915),
pp. 3–6. A su vez, Lovecraft parece haber traducido parte sino la totalidad de las
Metamorfosis en su poema homónimo, además de haberse inspirado en la tra-
ducción de Pope para su “The Poem of Ulysses”. Sobre estos dos poemas véase
Ancient Track. The Complete Poetical Works of H.P. Lovecraft (S.T. Joshi, ed.),
Night Shade Books, San Francisco, 2001, p. 473.
67  Carta a Frank Belknap Long, 11 de diciembre de 1923, en SL 1.274. De los
poemas aquí presentados sólo cuatro de ellos no están compuestos en dísticos
heroicos: “Britannia victura” e “Iterum conjunctae”, en tetrámetros yámbicos de
rima femenina; “Ad britannos––1918”, en hexámetros yámbicos también en rima 17
femenina; y “An American to the British Flag”, con alternancia de dos tetrámetros
y un trímetro yámbicos, masculinos y femenino respectivamente.
68  SHL, p. 105.
69  “The League”, The Conservative, 5/1 (julio de 1919), p. 10.
“Canto de batalla del teutón”
Publicado originalmente en The United Amateur (15/7, febrero
de 1916, p. 85), Lovecraft menciona “The Teuton’s Battle–Song”
en una carta a Maurice W. Moe, fechada el 17 de diciembre de
1914. El tema del poema es, como el mismo autor precisa en la
nota que sigue a sus versos, añadida a continuación (pp. 85–86),
“la implacable ferocidad e increíble valentía del moderno solda-
do teutón”, legado póstumo de dioses nórdicos y herencia de hé-
roes vikingos. Unos meses después de su publicación precisaba,
en el número de junio de The United Amateur, que “‘El Canto
de Batalla del Teutón’ es un intento del actual crítico de ver los
principios de la guerra humana sin los hipócritas anteojos del
sentimentalismo”, o como reflejarán sus posteriores creaciones
“weird”, mostrar los hechos desde la perspectiva de una cons-
ciencia supra–humana, divina, situada más allá de todo bien o

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


mal, que contemple como Thor los avatares de nuestra existencia
como un mero juego.
En efecto, la batalla final del Crepúsculo de los Dioses, el Rag-
narok, presenta ya in nuce todos aquellos elementos que veremos
emerger en el horror cósmico lovecraftiano de The Call of Cthul-
hu (1926, pub. 1928), The Dunwich Horror (1928, pub. 1929), At
the Mountains of Madness (1931, pub. 1936) o The Colour Out
of Space (1927): dioses poderosos que disfrutan con placer del
sufrimiento humano, transcendiendo nuestras vanas y terrenales
emociones; razas divinas en flagrante contienda por una nueva
tierra que no habrá de recibir ser humano alguno –no, al menos,
las actuales razas que conocemos–. Pero esta temprana visión de
un nuevo reino recreado por Alfadur, que recuerda a esas bellas
palabras en The Poetry and the Gods (1920) –“que los dioses no
han muerto jamás, sino que yacen durmiendo y sueñan sueños
de Dioses en Hespéridos jardines poblados de lotos más allá del
dorado crepúsculo”, y cercano su despertar amanece ahora el día
“en el cual los hombres deban responder tras haberlos negado

libros  serie 8.a  2011/1  292 


durante siglos”–,70 acabará dando forma a una imagen antagóni-
ca, a este “optimismo autoconfiado”, a esa “literatura didáctica”,
Virrey

insípida, ingenua e idealista, que busca alejarse de la cruenta y


aterradora realidad y teme enfrentarse a los abismos desconoci-
dos de los confines del universo y de la ciencia.71 No en vano, este
mismo relato da comienzo con la húmeda y oscura imagen de la
Gran Guerra, una tarde de abril de 1919, el mismo marco histórico
de su primeriza Dagon (1917, pub. 1919), relato que sería poste-
del

riormente reconsiderado, dando lugar a una de sus más afamadas


Revista de Estudios Culturales

historias: The Call of Cthulhu.72 En la confluencia de todos estos


elementos históricos (la Primera Guerra Mundial), raciales (la in-
Torre

migración neoyorkina) y argumentales (el fenómeno como héroe)


se halla la génesis de su prosa, de su horror cósmico y de toda su
profunda y pesimista filosofía.
Dos palabras finales cabe añadir para la correcta lectura de
La

este poema: una en cuanto a la interpretación histórica del mis-


mo; otra en cuanto a los orígenes de la dramatización trágica
representados en el epígrafe latino. La batalla escandinava es-
cenificada por Lovecraft con genial maestría poética y su ya tan
notoria cuan pesada adjetivación –familiar a todo lector de Poe–
nos sitúa en la Europa de la Gran Guerra, con dos bandos que,
70  The Poetry and the Gods, publicado en septiembre de 1920 en The United
Amateur, 20/1, pp. 1–4, bajo el pseudónimo de Henry Paget-Lowe, en colabora-
ción con Anna Helen Crofts.
71  Supernatural Horror in Literature (SHL), en At the Mountains of Mad-
ness. The Definitive Edition (C. Miéville, ed.), The Modern Library, Nueva York,
2005, p. 105. 18
72  Joshi (1996), p. 401. Tanto Dagon como The Call of Cthulhu se basan en
sendos sueños que Lovecraft recogió en sus notas y epístolas (véase las entradas a
ambas historias en An H.P. Lovecraft Encyclopedia (S.T. Joshi/D. Schultz, eds.),
Greenwood, Connecticut, 2001, pp. 28–9 y 58).
aunque hermanos de sangre, se han comprometido a eliminarse
mutuamente con la ayuda de sus naturales enemigos. Los dioses
observan al soldado teutón combatiendo y sacrificando su fuer-
za para alimentar el deleite del Valhalla, y a ellos, vencedores o
vencidos, se les recompensa por igual –mas no a los cobardes
que huyen de la responsabilidad de proteger su tierra, su san-
gre–. Paralelamente, llegará el día en que esos mismos dioses se
enfrenten mutuamente, aún siendo hermanos, y que su tierra,
como el Midgard, sea arrasada por la crueldad de las hordas de
Surtur. Un enfrentamiento póstumo entre los poderes teutones
–ingleses y alemanes– que sólo será solventado cuando Alfadur,
el Padre de Todo, haga aparición y auxilie a sus hermanos con la
creación de un nuevo reino, una nueva paz a la que el teutón de-
berá someterse tras sus infinitas luchas desde el Midgard hasta
el Valhalla. Este Alfadur puede ser sugestivamente identificado
con los Estados Unidos –nótese la imagen del águila en los ver-
sos finales–, todavía dormidos observando el conflicto, y en los

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


cuales el poeta deposita su confianza para la determinación del
fin de las hostilidades.
Regner Lodbrog (Ragnarr Loðbrók) había sido, precisamente,
uno de esos héroes escandinavos que en el glorioso pasado de Eu-
ropa –s. IX– habrían azotado los pueblos no nórdicos –latinos,
celtas– y cristianos. Rey de Dinamarca y parte de Suecia, descen-
diente del mismo Odín, su biografía se hunde en la leyenda y poco,
salvo aquello que las sagas vikingas nos ofrecen, se sabe de su
vida. Según una versión, Lodbrog habría sido lanzado por Aella,
rey de Northumbria (Inglaterra), a un pozo repleto de serpientes,
componiendo, antes de morir envenenado por las mordeduras de
las sierpes, un largo quida o canto fúnebre titulado “Krákumál”.
Esta épica composición, que habría de modelar en gran medida
la concepción posterior del vikingo en la Europa cristiana, reci-
bió la atención de Olaus Wormius (1588–1654), médico, artista
y anticuario danés de la corte de Cristián IV, quien en su afán
coleccionista de recopilar literatura escandinava presentó en su
Litteratura runica la traducción latina del quida de Lodbrog.73

libros  serie 8.a  2011/1  292 


Lovecraft no sólo cita aquí esta versión, conocida a través de la
controvertida obra de Hugh Blair, A Critical Dissertation on the
Virrey

Poems of Ossian, the Son of Fingal (Becket and Hondt, Londres,


1763, p. 6–9), que ofrecía tanto una traducción inglesa como el
original latino de Wormius, sino que había adaptado también seis
estrofas del mismo poema al inglés para su “Regner Lodbrog’s
Epicedium”:
del

Todas las olas se convirtieron en sangre vital


Revista de Estudios Culturales

La tierra con rezumante sangre volvióse carmesí;


Bañada la espada con clamorosa nota
Torre

Escudos partidos; armadura castigada.74

La traducción correcta y completa del epígrafe que encabeza el


poema es la siguiente: “Toda era una herida la ola / La tierra cálida
enrojeciendo / Rechinaba la espada en las mallas / La espada par-
La

tía los escudos... / No retrocede un hombre frente a [otro] hombre


/ Esto es lo que ennoblece al hombre fuerte por largo tiempo... /
Satisfecho cerveza con los Áss75 / en el más excelso trono beberé /
De la vida agotándose están las horas / Riendo moriré”.76

73  O. Worm, Antiquitates danicae. Litteratura runica. Lexicon Runicum.


Additamenta Fasti Danici, Copenhague, 1651, pp. 197 ss. Olaus Wormius es, por
supuesto, el nombre del famoso traductor del grimorio Necronomicón en la nove-
lística posterior, que Lovecraft sitúa erróneamente en el año 1228.
74  IV.6–9 (Worm). Probablemente escrito a la vez que “The Teuton’s Battle–
Song”, y publicado póstumamente en The Acolyte, 2/3 (1944), pp. 14–15. El poema
no es, como han pensado sus críticos, una traducción literal, sino una adaptación 19
modificada en función de las necesidades rítmicas de la lengua inglesa.
75  Aesir, dioses principales del panteón nórdico.
76  Las tres estrofas del poema original, separadas por puntos suspensivos, se
corresponden, respectivamente, con IV.6–9, XXIII.4–5, XXIX.5–8.
Canto de batalla del teutón
“Omnis erat vulnus unda
Terra rubefacta calido
Frendebat gladius in loricas
Gladius fludebat clypeos...
Non retrocedat vir a viro
Hoc fuit viri fortis nobilitas diu...
Laetus cerevisiam cum Asis
In summa sede bibam
Vitae clapsae sunt horae
Ridens moriar.”
Regner Lodbrog

El poderoso Woden ríe sobre su trono,


Y una vez más reclama a sus hijos para sí mismo.
La voz de Thor resuena de nuevo en lo alto,
Mientras armadas Valquirias cabalgan desde el cielo:
Los Dioses de Asgard todos sus poderes liberan

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Para desvelar al estúpido de su sueño de paz.
¡Despertad! vosotros hipócritas, y dignaos a escudriñar
Las acciones de vuestra “hermandad del Hombre”.77
¿Podrían vuestros estridentes pitidos en la raza reducir
El impulso guerrero puesto por la Naturaleza ahí?
¿Dónde, ahora, las mansas máximas de la escuela,
El canto de predicadores, y la Regla de Oro?
¿Qué endeble palabra o doctrina puede ahora sostener
La tribu cuyos padres poseyeron los dominios del Valhalla?
Por demasiado tiempo comedida, la sangrienta tempestad
[estalla,
Y Midgard bajo el paso de guerreros tiembla.
78

¡Directo a vuestra muerte, audaz Berserker! ¡e intenta


Con actos de Divina valentía morir!
¿Quién se preocupa en encontrar el cielo del sacerdote,
Cuando sólo los guerreros pueden con Woden festejar?
La carne de Schrimnir,79 y la copa de hidromiel,
No son sino para aquél que cae en hazañas marciales:

libros  serie 8.a  2011/1  292 


Aquel desafortunado rústico, que pasivamente encuentra su
[final,
Virrey

Que nunca pueda en la corte del Valhalla competir.


¡Asesinad, hermanos, asesinad! y bañaos en sangre carmesí;
¡Dejad que Thor, triunfante, vea el juego una vez más!
Todos los demás pensamientos se apagan en la niebla,
Salvo atacar, o si atacado, resistir.
del

Alístate, gran Alfadur,80 al choque de acero;


¡En qué modo como un hombre cada bravo espadero se siente!
Revista de Estudios Culturales

Los gritos de dolor, los rugidos de desenfrenada rabia,


Torre

En una vasta sinfonía nuestros oídos se embarcan.


¡Golpead! ¡Abatidle! a quienquiera que bloquee el paso;
¡Dejad que cada uno mate mucho antes de morir hoy!
Montad sobre los débiles; realizad lo que podáis;
¡Los Dioses son cordiales con el más fuerte hombre!
La

¿Por qué debiéramos temer? ¿Qué mayor placer que éste?


¡Tan sólo el Asgard podría darnos más dulce dicha!
Mi fuerza está menguando, débilmente puedo ver
Las enyelmadas Valquirias cerca de mí.
¡Diez más asesino! ¡Cuán extraño el pensamiento de temor,
Con los mensajeros montados de Woden tan cerca!
77  Referencia al slogan socialista, inspirado en su homónimo cristiano, que
caerá en desuso en los Estados Unidos inmediatamente después del comienzo del
conflicto europeo. El grito se dirige a los Estados Unidos.
78  La Tierra de los humanos en la mitología nórdica, aquí, Europa.
79  Jabalí mitológico matado cada noche por Andhrimnir y devorado por los
Aesir y los guerreros muertos en batalla (einherjar). La bestia resucitaba de nuevo 20
para servir de alimento al día siguiente.
80  Antiguo dios nórdico, padre de todo o de todos los caídos en batalla, y título
recibido por Odín como gobernante del Valhalla. Parece representar a los Estados
Unidos, que Lovecraft deseaba se uniesen a la guerra europea.
La oscuridad llega; siento a mi espíritu ascender;
Una amable Valquiria me conduce a los cielos.
Con la conciencia clara, abandono la tierra de abajo,
Los ilimitados placeres de los corredores de Woden conoceré.
El naranjal de Glasir81 pronto contemplaré,
Y en las lápidas del Valhalla seré registrado:
Ahí, para permanecer, hasta que el cuerno de Heindall suene,
Y el Ragnarok encierre rodeándola la creación;82
Y el Bifrost se abrirá entre la audaz horda de Surtur,83
Y Dioses y hombres caerán muertos bajo la espada;
Cuando el sol muera, y el mar devore la tierra,
Y las estrellas desciendan, y nada salvo el Caos permanezca.
Entonces Alfadur creará su reino de nuevo,
Y Dioses y hombres con una más pura vida serán investidos.
En ese bendito país la Abundancia reinará,
Ni vicio ni mal alguno de la tierra permanecerá.
Entonces, no antes, los hombres sus batallas cesarán,

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Y vivirán por fin en paz universal.
A través de despejados cielos el águila se elevará,84
Y la felicidad prevalecerá por siempre.

Nota del autor

El escritor procura aquí trazar la implacable ferocidad e increí-


ble valentía del moderno soldado teutón hasta la influencia he-
reditaria de los antiguos Dioses y Héroes del norte. A pesar del
canto del defensor de la paz, debemos comprender que nuestra
actual civilización cristiana, producto de una gente extraña, no
descansa sino ligeramente sobre el teutón cuando está profunda-
mente excitada, y que en el calor del combate es bastante propen-
so a devolverla al tipo mental de sus propios progenitores adora-
dores de Woden, sumiéndose a sí misma en ese soberbio afán de
lucha que desconcertó a las cohortes conquistadoras de un César,
y humilló las orgullosas aspiraciones de un Varo.85 Aunque apare-
ciendo más abiertamente en el prusiano, cuyos actos de violencia

libros  serie 8.a  2011/1  292 


son así generalmente condenados, este ardor marcial nativo no
es en modo alguno característico de él, sino que, al contrario, es
Virrey

patrimonio común de cada rama de nuestra indómita raza xan-


tocroica,86 tanto británicos como continentales, cuyos remotos
antepasados fueron las incontables generaciones criadas en los
severos preceptos de la viril religión del norte. Mientras podemos
con justicia deplorar el excesivo militarismo del Kaiser Wilhelm
del

y sus seguidores, no podemos asentir correctamente con aquellos


afeminados predicadores de hermandad universal que niegan la
Revista de Estudios Culturales

virtud de esa fuerza varonil que mantiene nuestra gran familia


Torre

del norte de Europa en su posición de indiscutible superioridad


sobre el resto de la humanidad, y que en su más pura forma es hoy

81  Naranjal de hojas doradas frente a los corredores del Valhalla.


82  Según la mitología escandinava, cuando Heimdall haga sonar su cuerno
La

Gjallarhorn, el destino final de los dioses o Ragnarok llegará, con el enfrentamien-


to final entre diversos Aesir y la completa inundación de la tierra.
83  Bifrost: puente de arco iris entre el Asgard y el Midgard, que descansa so-
bre la morada de Heimdall en Himinbjörg. Surtur: gigante escandinavo (jötunn)
que luchará con su brillante espada –referida en el verso siguiente– contra los
Aesir en la batalla final del Ragnarok. Su horda son los hijos de Muspelheim, el
reino del fuego, con los que vencerá sobre Freyr. Lovecraft podría estar aludiendo
a las hordas germanas, venciendo sobre Europa, pero siendo finalmente derrota-
das por los Estados Unidos (Alfadur).
84  El águila calva, símbolo de los Estados Unidos desde su incorporación al
Gran Sello en 1782, por Charles Thomson, mantiene en sus garras tanto unas ra-
mas de olivo –la paz– como unas flechas –la guerra–.
85  Un significativo 9 de septiembre del año 9, Varo falleció perdiendo sus tres
legiones, XVII, XVIII y XIX, luchando contra los germanos liderados por Arminio, 21
en la fatídica batalla de Teutoburgo (actual Osnabrück).
86  Esto es, la raza nórdica o teutonisch, que Huxley denominó xantocroica (“de
color amarillo o rubio”) en On the Methods and Results of Ethnology, Proceedings
of the Royal Institution of Great Britain, Londres, 1865, vol. 4, pp. 461–463.
el baluarte de la Vieja Inglaterra. No es necesario decirle a una
audiencia culta que el término “teutón” no está en modo alguno
conectado con el moderno Imperio Germánico, sino que abraza la
totalidad de la reserva norteña, incluyendo ingleses y belgas.
En la religión norteña, Alfadur, o el Padre–de–Todo, fue una
vaga aunque suprema deidad. Bajo él se encontraban, entre otros,
Woden, u Odín, prácticamente la deidad suprema, y el hijo mayor
de Odín, Thor, el Dios de la Guerra. El Asgard, o cielo, era la mo-
rada de los Dioses, mientras el Midgard era la tierra, o residencia
del hombre. El arco iris, el puente de Bifrost, que conectaba las
dos regiones, estaba custodiado por el fiel vigilante Heindall. Wo-
den vivía en el palacio del Valhalla, cerca del naranjal de Glasir,
y tenía como mensajeras en la tierra a las Valquirias, armadas,
enmalladas vírgenes montadas que conducían desde la tierra al
Asgard a aquellos hombres que habían caído valientemente en
batalla. Sólo aquellos que así cayesen podían gozar al máximo de
los placeres del paraíso. Estos placeres consistían en la alternan-

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


cia de festines y luchas. En los festines de Woden en el Valhalla
se servía la carne del jabalí Schrimner, el cual, aunque cocinado y
comido en cada banquete, recuperaría su condición original al día
siguiente. Las heridas de los guerreros en cada combate celestial
eran milagrosamente curadas al final de la lucha.
Pero este cielo no duraría por siempre. Algún día llegaría el
Ragnarok, o el Crepúsculo de los Dioses, cuando toda la creación
sería destruida, y todos los Dioses y hombres salvo Alfadur pe-
recerían. Surtur, tras matar al último de estos Dioses, quemará
el mundo. Después, el supremo Alfadur hará una nueva tierra o
paraíso, creando de nuevo a Dioses y hombres, y permitiéndoles
perpetuamente morar en paz y abundancia.

libros  serie 8.a  2011/1  292 


del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

22
“Un americano
a la madre Inglaterra”

En carta a John T. Dunn, fechada el 10 de junio de 1916, Love-


craft introduce este poema evocativo de la Vieja Inglaterra de sus
sueños.87 En sus versos reclama a América un retorno a las viejas
formas a las que diera cobijo en sus primeros años, tanto estéticas
–la poesía georgiana– como políticas –el cese de la creciente inmi-
gración–, y que permitieron en el pasado a Inglaterra convertirse
en aquel gran imperio conquistador del mundo. No obstante, este
“canto filial” esconde sin duda un segundo mensaje, tal y como él
mismo reconoce disimuladamente en su misiva: “ilustra la acti-
tud que me obliga a apoyar al Rey y al País de mis ancestros”. Su
canto filial es, pues, el canto de un sólo hombre o, en todo caso,
el de todas aquellas mudas voces que recuerdan todavía su Vieja
Inglaterra y ansían por alistarse en el conflicto que amenaza con

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


destruirla, con postrarla ante las huestes sangrientas del invasor
germano mientras su hija, los Estados Unidos de América, olvida
los lazos que una vez los unieron y la abandona a su suerte. Esta
necesidad es aún más imperiosa tras el hundimiento del Lusita-
nia siete meses atrás. Los ciudadanos ingleses habían reclamado
la intervención norteamericana, a pesar del apaciguamiento del
presidente Wilson en su declaración el 10 de mayo de 1915 en Fi-
ladelfia, que Lovecraft leyera con horror:

El ejemplo de América debe ser un ejemplo especial. El ejemplo de América


debe ser el ejemplo no sólo de paz porque no luchará sino de paz porque es la
influencia más curativa y sublime del mundo y el conflicto no lo es. Existe cierto
tipo de hombre lo suficientemente orgulloso como para no luchar. Existe cierto
tipo de nación tan justa que no necesita convencer a otros por la fuerza.88

El público británico respondió con un satírico “We are too


proud to fight”, mientras The Times lloraba las vidas americanas
perdidas en el Lusitania y el Gunflight.89 América era demasiado
orgullosa, demasiado justa para luchar. Una viñeta publicada en

libros  serie 8.a  2011/1  292 


The Philadelphia Record muestra al presidente norteamericano
entregando su primera carta de protesta a Wilhelm II, Kaiser de
Virrey

Alemania, para resolver pacíficamente el conflicto. A sus espaldas,


el Kaiser conserva enmarcadas las fotografías de sus más recien-
tes víctimas: el Cushing, el Falaba, el Lusitania y el Gunflight.90
Aún cuando la opinión pública comenzaba a dar la razón a Love-
craft, ésta continuaba eludiendo el carácter fratricida y traidor de
del

la guerra:
Revista de Estudios Culturales

El Providence Journal ha declarado virtualmente la guerra a Alemania, y prác-


Torre

ticamente ha agotado el Roget’s Thesaurus en busca de adjetivos con los que


denunciar al combatiente godo; pero el editor poco osa pronunciar palabra
alguna contra los escurridizos hijos de San Patricio que violan la neutralidad

87  El manuscrito se conserva en la John Hay Library de la Universidad de


Brown, en Providence, Rhode Island. El poema ya había sido publicado en In-
La

glaterra en Poesy, 1/7 (enero 1916), p. 62, y será reimpreso en noviembre de ese
mismo año en el Dowdell’s Bearcat, 16, pp. 12–14 (original sin paginación), reci-
biendo una “Laureateship” por parte de la United Amateur Press Association.
88  W. Wilson, Selected Addresses and Public Papers of Woodrow Wilson (Al-
bert B. Hart, ed.), University Press of the Pacific, Honolulu, Hawai’i, 2002, p. 88.
89  The Times, 11 de mayo de 1915. El incidente del Gunflight, un petrolero
estadounidense, ocurrió el 1 de mayo de ese mismo año, cuando un submarino
alemán lo torpedeó frente a las costas de Rouen, Francia. Numerosos diarios ri-
diculizaron ese mes, desde Inglaterra a través del Atlántico hasta el New York
Times, la figura del presidente estadounidense a través de satíricas caricaturas,
mostrando su cobardía y apaciguamiento ante los alemanes.
90  “A Letter from the President of the United States”. Ha sido imposible loca-
lizar la viñeta original del Philadelphia Record, actualmente reproducida en Fre-
derick D. Ellis, The Tragedy of the Lusitania, Philadelphia, 1915, p. 159. La prime-
23
ra nota fue presentada el 13 de mayo de 1915, y en ella se hablaba de los incidentes
de estos cuatro barcos, hundidos por los submarinos y avionetas germanos en los
meses precedentes –28 de marzo el Falaba, 29 de abril el Cushing, 1 de mayo el
Gunflight–. La caricatura debió aparecer poco después.
americana tan flagrantemente como cualquier alemán hiciera, y que han esta-
do haciéndolo de forma consistente durante el siglo pasado. Estos Micks inmi-
grantes han usado sin escrúpulo alguno los Estados Unidos en la medida de
sus posibilidades como un arma contra su lícito Rey e Imperio, y la revuelta
“Sinn Fein” no es la única financiada en gran parte con capital reunido por
americanos.91

Ante este ataque a la sangre anglosajona, Lovecraft responderá


con varios poemas patrióticos y pacifistas –pero obviamente no
en la línea del pacifismo sentimental del presidente Wilson–, en-
tre ellos, “Pacifist War Song––1917”, “The Peace Advocate”, “The
Rose of England” o el que aquí presentamos, “An American to
Mother England”.

Un americano a la madre Inglaterra

¡Inglaterra! ¡Mi Inglaterra! ¿Puede el vertiginoso mar


Que se extiende entre nosotros separar mi corazón de vos?

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


¿Puede el distante nacimiento y la distante morada drenar
La ancestral sangre que calienta la vena real?
¡Isla de mis Padres! ¡oíd el canto filial
De aquél cuyas fuentes no es sino a vos que pertenecen!
¡Madre conquistadora del Mundo! por vuestra poderosa mano
Fue esculpida de salvajes campos remotos mi tierra natal:
Vuestros inigualables hijos los firmes fundamentos dispusieron;
Vuestras inigualables artes la naciente nación hicieron:
Por vuestras justas leyes la joven república nació,
Y a través de vuestra grandeza, similar grandeza conoció:
¿Qué hombre que surja de vuestra intachable línea
No verá sino las virtudes de Columbia todas ellas como vuestras?
Mientras indescriptibles multitudes sobre nuestra orilla
Desde los tenues confines de la creación manan,
Mientras mestizos esclavos se arrastran en derredor para
[participar
De la libertad sajona que ellos no pudieran lograr.
De semejante extraña tripulación en duelo reniego

libros  serie 8.a  2011/1  292 


Y por la maternal voz de Gran Bretaña ardo.
¡Inglaterra! ¿Puede algo eliminar la apreciada cadena
Virrey

Que ata mi espíritu a vuestro bendito dominio?


¿Pueden los amargos preceptos de la Revolución influir
El alma que debe los lazos de la raza obedecer?
Cread una nueva Columbia si lo deseáis;
¡La carne que me forma es Británica aún!
del

¡Ave! sombras de roble, y aguamiel de rocío verde,


Revista de Estudios Culturales

Tan a menudo al dormir, mas nunca en vigilia visto.


Tocad al vuelo, vosotras antiguas campanadas, desde la torre
Torre

[vestida de vides
Donde oraron mis padres en una desvanecida hora:
¡Qué incontables años de reverencia podéis vos reclamar
De pasados adoradores que soportaron mi nombre!
Sus formas están desmoronándose en las criptas en derredor,
La

Mientras yo, a través del mar, no sueño sino con su sonido.


¡Vuelve, Dulce Visión! Permíteme atisbar de nuevo
La abadía en piedra construida, surgiendo sobre la llanura;
La vecina aldea con su plaza por el sol salpicada,
La sombreada corriente de molino, y la feria en el bosque,
El sendero de setos alineados, que conduce a la rústica cuna
Donde la dulce satisfacción es el terreno del campesino;
El místico naranjal, por espectros druidas poseídos,
91  SL 1.23, versión corregida de la carta a Rheinhart Kleiner, 4 de junio de
1916. Lovecraft se está refiriendo a los Micks o católicos irlandeses, y a los mi-
litantes del partido republicano Sinn Féin, que con apoyo marxista buscaban la 24
independencia de Irlanda con el alzamiento de Pascua (20 a 30 de abril de 1916).
Sobre el conflicto irlandés, véanse también sus ensayos “The American Proletariat
versus England”, The Conservative, 2/2 (julio de 1916), pp. 1–4 (separata), y “Old
England and the ‘Hyphen’”, The Conservative, 2/3 (octubre de 1916), pp. 1–2.
Los florecientes campos, con anillos de hadas bendecidos;
Y la vieja casa señorial, sobria y oscura,
Establecida en las sombras del parque de madera.
¿Puede ser esto un sueño? ¿Deben mis párpados cerrarse
Para que pueda capturar la fragancia del rosal?
¿Es en la imaginación que el valle de la medianoche
Emociona con los gorgojeos del ruiseñor?
Una dorada luna cautivando radiantes cosechas,
Y hadas de Inglaterra tropezando sobre los campos de
[Inglaterra.
¡Inglaterra! ¡Vieja Inglaterra! en mi amor por vos
Ningún sueño es mío, salvo la bendita memoria;
Tan evocadoras imágenes y ocultos fuegos
Corren con la sangre que a señores británicos liga:
De cuerpos, mentes y almas británicas vengo,
Y de ellos tomo la visión de su hogar.
¡Despierta, Columbia! desdeña la vulgar época

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Que os reclama con desdén vuestra señorial herencia.
No permitáis que las más salvajes olas del ancho Atlántico
Rompan los benditos vínculos que la favoreciente Naturaleza
[dio:
¡Oleadas comunicantes entre las naciones corren,
Disolviendo nuestras almas sajonas en una!

libros  serie 8.a  2011/1  292 


del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

25
“Britannia victura”
“Britannia victura”, “Inglaterra será victoriosa”, apareció pu-
blicado en Inspiration, (número especial de abril de 1917, pp. 3–
4), y reeditado en mayo de ese mismo año en The Little Budget
of Knowledge and Nonsense (1/2, pp. 27–28) y al año siguiente
en The National Enquirer (6/8, 23 de mayo de 1918, p. 10). Este
peán fue sin duda redactado antes del 6 de abril de 1917, momen-
to en el que Estados Unidos entra finalmente en la guerra, pues en
la última estrofa, al cantar la victoria de Inglaterra, no hay refe-
rencia alguna a la presagiada reunión de ambas tierras hermanas
–como sí sucederá, un mes después, en “Iterum conjunctae”, v.
infra–.
Las cinco estrofas de “Britannia victura” pretenden presen-
tar, sucintamente, la historia y herencia de la Vieja Inglaterra, del
mismo modo en que el “Canto de Batalla del Teutón” unía a los

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


sajones de ambos lados del Mar del Norte. Alemania es ahora la
Codicia, Envidia y Locura que amenaza la Justicia, Humanidad
y Virtud de la verdadera Europa. Los bretones, primogénitos del
mundo clásico, heredan de él la mente de Grecia, la ley de Roma
y la fuerza de los escandinavos, esto es, los tres tipos raciales que
conformaban Europa según las teorías raciales de finales del s.
XIX: los alpinos, los mediterráneos y los teutones o verdaderos
nórdicos.92 De su unión nace una nueva tierra, combinando aque-
llos elementos necesarios para una verdadera civilización (cono-
cimiento, jurisprudencia y fortaleza) y extendiéndose por toda
la tierra, cuyos pueblos se unirán en libertad bajo la bandera del
Imperio Británico. Sin embargo acecha ahora un nuevo enemigo,
codicioso, preparado para expoliar la humanidad del bretón e im-
poner la sangre y la muerte sobre sus tierras: Alemania deberá ser
vencida.

Britannia victura

libros  serie 8.a  2011/1  292 


Cuando la Justicia de los abovedados cielos
Contempló la caída del poder romano,93
Virrey

Ella permitió a un más noble reino alzarse


Para gobernar el mundo y proteger lo correcto:
Ella habló ––¡y toda la murmurante alta mar,
Regocijándose, saludó al reino de Britannia!
del

La mente de Grecia, la ley de Roma,


La fuerza de norteños climas remota,
Revista de Estudios Culturales

En una hermosa Isla formaron su hogar,


Torre

Y en una raza sus virtudes escribieron:


¡Las combinadas glorias del pasado
En Inglaterra eternamente perdurarán!

Inquebrantados campos remotos más allá del mar,


La

Y salvajes hordas en tierras desconocidas,


Con el toque de Albión94 surgieron grandes y libres,

92  Estos tipos raciales fueron definidos en William Z. Ripley, The Races of
Europe: A Sociological Study, D. Appleton, Nueva York, 1899. Madison Grant
había publicado un año antes su The passing of the great race, or The racial ba-
sis of European history (Charles Scribner’s Sons, Nueva York, 1916), con el que
popularizará la tesis de Ripley. Si bien Lovecraft pudo conocer ambas obras, Joshi
disiente con la posibilidad de que se viera influido por ésta última (1996, p. 134,
pero su conclusión es más bien ambigua).
93  Cf. carta de Lovecraft a R.H. Barlow, el 13 de junio de 1936: “Para mí el
Imperio Romano siempre parecerá el incidente central de la historia de la huma-
nidad” (SL 5.266, en Selected Letters V (1934–1937) (A. Derleth/J. Tuner, eds.), 26
Arkham House, Sauk City, 1976).
94  Antiguo nombre de Inglaterra, que los romanos interpretaron como “la
Blanca” (albus > Albion) en referencia a los blancos acantilados de Dover. En rea-
lidad el nombre deriva del proto–celta *Albien–, “tierra”.
Y bendijeron el influjo del trono de Inglaterra:
¡Discordantes tribus, con luchas invaden,
Criaron bretones, y juntaron las manos como uno sólo!

Cuando Codicia y Envidia se presentaron a batalla,


Y Locura amenazó una pacífica tierra,
Los hijos de Britannia con sagrada espada
Defendieron el barro que les dio a luz:
No es su causa a esto reducida––
Ellos luchan por Justicia y Humanidad.

Aunque Fortuna frunce el ceño y las tribulaciones oprimen;


Aunque el dolor y la dificultad sobrecargan el corazón;95
El alba de la victoria pronto bendecirá
A cada bretón que preserva su parte:
Pues el propio poder del Cielo es cercano aliado
Al bando de la Virtud y de Britannia!

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


libros  serie 8.a  2011/1  292 
del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

27
95  Si es permisible pensar en un lento seguimiento de los acontecimientos de
la Gran Guerra por la avidez lectora de Lovecraft, estos versos podrían referirse a
la respuesta alemana al bloqueo marítimo inglés, que se extenderá desde febrero
hasta julio.
“Iterum conjunctae”
“Iterum conjunctae”, “De nuevo reunidas”, apareció publicado
en Tryout (3/6, mayo de 1917, p. 3, sin paginación), conociendo
diversas reediciones en los años siguientes: el Evening News de
Providence el 12 de junio de 1917 (51/8, p. 6), The Little Budget of
Knowledge and Nonsense de septiembre de 1917 (1/6) y National
Enquirer (6/5, 2 de mayo de 1918, p. 10). Este peán conmemora
por fin el ansiado reencuentro entre los Estados Unidos e Ingla-
terra tras la entrada del primero en la Gran Guerra, el 6 de abril
de 1917. Semejante hermandad retomada se opone ahora a los
salvajes germanos, que ya no son considerados compañeros de
sangre sajona –ingleses, belgas y americanos–, sino, al contrario,
vándalos, invasores y saqueadores de ese “incidente central de la
historia de la humanidad” que fuera la civilización romana.96 Seis
meses antes de acabar la guerra este poema será reeditado en el

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


National Enquirer bajo el profético subtítulo de “America and
England, 1918”.

Iterum conjunctae
[América e Inglaterra, 1918]

¡Ave! poderosos semejantes, por siempre unidos


Por lazos de libertad, sangre y palabra;
Cuyos mezclados imperios se ciñen en derredor
Del creciente alcance de la abundante tierra.

Nuestra madre GRAN BRETAÑA enseñó a los valerosos


Sus sagrados derechos con celo mantener;
Extender su gloria sobre las olas,
Y la libertad ante todos desplegar.

De semejante fuente COLUMBIA creció,


Y llenó Occidente de luz de libertad;

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Un segundo mundo surgió apareciendo,
Y sobrecogió a las naciones con su poder.
Virrey

Haced ahora al aspirante vándalo97 temblar,


Y retroceder atemorizado de la llanura,
Pues antiguos vínculos por fin despiertan,
¡Y los SAJONES resisten como uno sólo de nuevo!
La Torre del
Revista de Estudios Culturales

96  SL 5.266. 28
97  Los vándalos eran, obviamente, la tribu germánica que saqueó Roma en el
año 455. Su nombre latino proviene del proto–germánico *Wandal–, “errante”.
Desde el s. XVII, “Vandal” significaba también destructor de lo bello o artístico, de
donde nuestro actual “vandalismo”.
“Un americano
a la bandera británica”

“An American to the British Flag” conoció una única publicación


en The Little Budget of Knowledge and Nonsense de diciembre
de 1917 (1/9, p. 110). El texto permaneció “perdido” hasta finales
del año 2006, cuando fue “redescubierto” por Sean McLachlan en
la British Library y publicado posteriormente en la revista elec-
trónica The Fossil (103/2, enero de 2007, p. 24).98 La anécdota
no deja de ser curiosa, evidenciando la decadencia que sufren las
Humanidades y la falta de seriedad metodológica que se vive a
nivel internacional: el Little Budget of Knowledge and Nonsense
aparecía ya catalogado en la biblioteca británica mucho antes de la
publicación de The Ancient Track (2001), en donde simplemente
se afirma que el texto del poema no está disponible (p. 411). Por
tanto, el texto ni se hallaba “perdido” ni fue “redescubierto”.

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


El tema del poema es, como ha señalado correctamente McLa-
chlan,99 reflejar la decadencia sufrida por Estados Unidos, ori-
ginalmente colonia británica, y más concretamente, añadimos,
trazar la evolución de esa decadencia, raíz de la tardía entrada
de América en el conflicto fratricida que fuera la Gran Guerra.
Lovecraft da comienzo con el nacimiento de los Estados Unidos
de América sobre lo que considera el inicio de su declive moral: la
declaración de Independencia redactada por Thomas Jefferson y
hecha efectiva el 4 de julio de 1776 –Rhode Island sería, de hecho,
la primera en declarar su independencia del Imperio Británico,
pero también la última en ratificar la Constitución–, a la que se-
guiría un año después la creación de la nueva bandera estadouni-
dense como alternativa a la “cruz roja” británica o Cruz de San
Jorge –no confundir con la bandera de la Unión, en la que se su-
perpone la Cruz a la bandera escocesa y a la cruz de San Patricio,
patrón de Irlanda–. Pisada la vieja sangre sajona, Estados Unidos
abre sus puertas a toda la tierra, iniciando ese caos vital que Lo-
vecraft denominará “the pest zone” tras su viaje a Nueva York. Lo

libros  serie 8.a  2011/1  292 


que siguen son palabras casi proféticas de lo que allí contemplará:
la irrupción de la inmigración y el desarraigo del nativo que sien-
Virrey

te convulsionada su identidad cultural. El canto final emerge con


esperanza: la ansiada reunión de los sajones allende los mares,
¿podrá devolver la cordura a los Estados Unidos de América?

Un americano a la bandera británica


del
Revista de Estudios Culturales

Con ferviente furor nuestros padres juraron


Enarbolar nunca más la antigua bandera;
Torre

Abandonarla al polvo:
Maldijeron la sagrada cruz roja,
Por la cual el asediado libremente sangró,
Y juzgaron su odio justo.
La

98  Finalmente, fue reeditado adecuadamente junto a otros versos menores


en S.T. Joshi, “Poems Not in The Ancient Track”, Lovecraft Annual, 3 (2009),
p. 186.
99  Ken Faig, Jr., “Sean McLachlan Discovers Unrecorded Lovecraft Publica-
tions in the British Library”, The Fossil, 103/2 (enero de 2007), p. 23. S.T. Joshi,
sin embargo, todavía afirma en “Poems Not in The Ancient Track” que se trata
de “[u]no de los muchos poemas de HPL celebrando Inglaterra y especialmente
la unión de Inglaterra y los Estados Unidos contra Alemania en la Primera Gue-
rra Mundial” (p. 186). El descuido del editor tiene un origen concreto: en cuatro
de sus publicaciones precedentes había afirmado reiteradamente que este poema,
cuyo contenido era todavía desconocido para él, fue escrito con la misma inten-
ción que “An American to Mother England” o “Britannia victura” (así, cf. sus A 29
Subtler Magick: The Writings and Philosophy of H. P. Lovecraft (1982, Wildside
Press, New Jersey), p. 230; H.P. Lovecraft: A Life (1996), p. 174; A Dreamer and
a Visionary: H.P. Lovecraft in his Time (Liverpool University Press, Liverpool,
2001), p. 95; An H.P. Lovecraft Encyclopedia (2001), p. 303).
Otra bandera con pompa alzaron
Y mientras el mundo se detenía sorprendido,
Una nación tuvo su nacimiento.
Olvidando la sangre que les diera
Su poder para prosperar, libres y valientes,
Dieron la bienvenida a todo el orbe.

La Tierra que la destreza inglesa hiciera,


Una horda de mestizos engendros desplegó;
Los derrubios de la humanidad.
Enjambres de indigentes y enclenques revolotearon
Sobre reinos que nuestros padres ingleses formaron:
¡Oh, nación orgullosamente ciega!

Nuestras queridas glorias ancestrales menguan


Desde la rebosante ciudad, desde la arboleda y la planicie,
Y los bien recordados prados.

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Entre cambiantes paisajes tristemente deambulamos
Como extranjeros por nuestro suelo nativo,
Y vivimos de recuerdos.

¡Oh, Bandera del Pasado! ¡Por fin saludamos


Una vez más vuestras ondas frente a la tempestad,
Y observamos vuestro nostálgico rostro.
Vuestro redil permanece, aunque foráneos se alcen
A mancillar cada paisaje recordado que apreciamos,
Vos, símbolo de nuestra raza.

libros  serie 8.a  2011/1  292 


del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

30
“Ad britannos”, 1918
“A los británicos”, publicado en Tryout (4/4, abril de 1918, pp.
3–6, sin paginación), y ese mismo mes en National Enquirer (6/4,
25 de abril, p. 10). Este canto exhorta a los británicos a recordar
su herencia y despertar al ataque que sus hermanos teutones, do-
minados por “la ardiente sangre de saqueadores” que debilitó la
Roma imperial. La teoría racial lovecraftiana queda así completa-
mente constituida, como si del alma platónica se tratara, en base
a tres ingredientes primordiales, ya enunciados en “Britannia vic-
tura”: la mente helena y la jurisprudencia romana requieren del
vigor y la violencia teutonas para imponerse y defender sus logros;
dormida esta fuerza, y animado el espíritu guerrero que domina
intensamente en los germanos sin una legislación que los cons-
triña, el teutón retrocede a su estado primitivo, el huno, vándalo
o godo, saqueador de pueblos y asesino de masas. Y sin ese mis-

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


mo elemento, adormecido en el pueblo británico, francés y belga,
toda Europa estará condenada a una nueva caída:

A veces pienso en las combinaciones raciales como reacciones químicas; por


ejemplo, creo que ciertas reservas tienen mayores poderes asimilativos que
otras. La reserva galaico–vasca con la infusión latina, que constituye la mayor
parte de la población francesa, es mucho más receptiva a la sangre extranjera
que nuestra más fría y más norteña reserva teutona.100

En años venideros, Lovecraft continuará afirmando que la cali-


dad de dominio tiene su fundamento en la herencia o en la cultura
de una determinada clase aristocrática, mas nunca en el indivi-
duo, para el que la contemplación del bárbaro, del no civilizado,
“urge a una lucha... [que] siempre existirá y nunca será satisfe-
cha”, pues “la organización social de la humanidad se encuentra
en un estado de perpetuo e incurable equilibrio inestable”.101 Re-
gresar a la moderación del teutón moderno, fruto de la confluen-
cia de toda una legendaria tradición pagana, es la exigencia que
Lovecraft reclama al pueblo británico para la preservación de la

libros  serie 8.a  2011/1  292 


civilización.
Virrey

Ad britannos

¡Vosotras legiones de Inglaterra, celestiales en gloria,


Los hijos de los poderosos y señores de la alta mar,
Despertad al lustre de la balada y el cuento,
del

Y embebed la desgarrada tierra con vuestros enemigos


[asesinados!
Revista de Estudios Culturales
Torre

Por demasiado tiempo hemos vacilado en bondadosa ilusión,

100  SL 1.18, a Rheinhart Kleiner, el 25 de noviembre de 1915. Es precisamen-


te esa capacidad de asimilación la que permite una combinación tal que pueda
constituir a un determinado pueblo como civilización –siendo los germanos la
antítesis de la misma–. El problema no es tanto la miscegenación como la correcta
La

mezcla de elementos raciales favorables.


101  En “Nietzcheism and Realism”, traducido en C. Guarde, “Edición crítica
de Nietzscheanismo y realismo de H.P. Lovecraft”, DILEMA. Revista de Filo-
sofía, 10/2 (2006), pp. 13–14. Aprovechamos la ocasión para corregir un des-
afortunado error en lo que al origen de este ensayo se refiere. “Nietzcheism and
Realism” tiene su origen en dos cartas de Lovecraft a su esposa, Sonia H. Greene,
tal y como el mismo Lovecraft reconoce ante Alfred Galpin, Samuel Loveman y
Maurice W. Moe (Círculo “Gallomo”), en correspondencia del 31 de agosto de
1921 (H. P. Lovecraft: Letters to Alfred Galpin (S.T. Joshi/D.E. Schultz, eds.)
Hippocampus Press, Nueva York, 2003, p.104). Greene publicó conjuntamente
extractos de ambas cartas en The Rainbow (1, octubre de 1921, pp. 9–11) bajo el
título “Nietscheism and Realism” (sic), precedidas de una nota en la que advertía
que “[e]ste artículo está extraído de correspondencia no destinada originalmente
a ser publicada”. Dado que Greene quemó en 1933 toda la correspondencia en- 31
tre ella y su marido, no hay modo alguno de conocer el contexto preciso de las
diferentes partes de este ensayo. Sobre el destino de esta correspondencia, véase
Sonia H. Greene Davis, The Private Life of HP. Lovecraft, Necronomicon Press,
Rhode Island, 19922, p. 24.
Por demasiado tiempo hemos suplicado por justicia y
[equidad,
Demasiado sombría hemos visto a través de la confusión de un
[combate
La muerte de nuestros sueños y el triunfo del poder.

Intacta por el debilitante dedo de las centurias,


Indoctrinada por los delicados preceptos del tiempo,
Observad la sombra de Arminio102 desafiantemente
[sobreviviendo,
Y mofaos del débil mundo con su canto de crimen103.

¡Mientras retrocedemos disgustados ante la carnicería y el


[clamor,
Y defendemos nuestro amado suelo en increíble
[tribulación,
Oíd el alegre balanceo espectral del estruendoso martillo de

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


[Thor,
Mientras sus hijos se deleitan en cada cobarde golpe!

Ni campanario ni cúpula alguna conoce la veneración de los


[hunos;104
Ni reliquia ni santuario alguno puede refrenar su loca
[mano;
Ni escrúpulo ni ley alguna detiene su salvaje profanación,
Mientras exultantes se alejan a través de la tierra por sus
[golpes consumida.

Es la sangre del pasado la que se está embraveciendo en su


[interior,
La ardiente sangre de saqueadores inexorable y audaz;
La criminal locura él llama a ganar para él
Un reino tal que complacería a sus severos padres de
[antaño.

libros  serie 8.a  2011/1  292 


¿Podemos pacientemente sostenernos sobre nuestro honor y
[humildad,
Virrey

Y esperar prevalecer frente a fuerzas como éstas;


Cuando la misericordia es locura y la compasión es debilidad,
Y un odio envuelto en negrura acecha las llanuras y los
[mares?
del

¿Qué fuerza podemos sacar de nuestra modesta posición?


¿Qué consigna poseemos que pueda incitar la paciente
Revista de Estudios Culturales

[mente?
Torre

¿Qué pasión nuestra podría reducir a sumisión


La rubia bestia de los cuarteles, enloquecida y ciega?105

102  Arminio fuera caudillo germano, de la tribu de los queruscos, vencedor


La

sobre Varo en la batalla de Teutoburgo.


103  Wassail, “estar sano”, es un saludo del nórdico antiguo que penetró en
Inglaterra a finales del s. XII, por influencia danesa, con el sentido de “libaciones”
celebradas en Navidad. En algunas partes de Inglaterra la palabra pasó a designar
canciones alegres, especialmente relacionadas con el alcohol.
104  La asociación entre el pueblo alemán y esos nómadas de origen todavía
incierto, los hunos –mencionada ya por Lovecraft en Dagon (1917)–, remite a las
palabras pronunciadas el 27 de julio de 1900 por el Kaiser Wilhelm II contra los
rebeldes chinos organizados bajo el nombre de Yihetuan (“Liga de la Justicia y la
Harmonía“, también conocidos como Boxers): “No les será dado perdón, ni prisio-
neros serán tomados. Al igual que hace mil años los hunos bajo su rey Etzel [Atila]
se forjaron un nombre...así el nombre de Alemania en China...” (publicado por
primera vez en Weser-Zeitung (28 de julio de 1900, segunda edición, p. 1)).
105  En el original, “beserker”, el que lucha enfurecido, del antiguo nórdico 32
“berserkr”, guerreros escandinavos de fuerza sobrenatural otorgada por la furia.
La palabra fue presumiblemente introducida en la lengua inglesa por Sir Walter
Scott en 1816 como “berserkar”, en su poema “Harold the Dauntless”, canto III,
viii, 5.
¿Debe nuestro ardor ser conmocionado sólo por la doctrina y el
[sermón,
Por elevados pensamientos de libertad, abstracta y
[solemne?
¿Debemos desdeñar al Señor de la Guerra, mas amar a cada
[pobre alemán
Que se doblegue ante su cetro, un feliz y dispuesto esclavo?

¿Debemos apreciar los monstruos que masacran y saquean?


¿Perdonar sus rojos pecados y justificar su oscuro plan?
¿Debemos abrir sus corazones al desalmado y al salvaje,
Y nombrarle hermano nuestro, amado prójimo nuestro?

¿Debemos sermonear y lamentarnos ante la opresión del tirano;


Con sombríos corazones trabajar para detener la negra
[marea;
Debemos balbucear sobre la ley mientras él resplandece en

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


[posesión,
Sin vengar a los afligidos anfitriones que han sufrido y
perecido?

¡Venid, alzaos, vosotros audaces bretones, sobre el ala de la


[Victoria,
Recordad la orgullosa sangre que infunde calor a vuestras
[venas;
Vuestro país fue concebido para el poder y el dominio,
Vuestra Musa fue creada para elevadas estirpes marciales!

¡Olvidar no debéis vuestra primogenitura de grandeza y valor,


Olvidar no debéis el poder que vuestros padres
[blandieran;
Olvidar no debéis los adversarios que temblaron pálidos
Cuando sajones y normandos aparecieron en los campos!

Pues nuestra sangre es la misma que los vándalos están

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[ostentando;
Nosotros también somos los orgullosos hijos de Woden y
Virrey

[Thor;
Nuestro pasado es su pasado––¡No permitáis que fervor alguno
[falte
Para expandirnos con orgullo y exaltarnos en la guerra!
del

Cuando Hengist y Horsa106 nuestra bendita isla para nosotros


[ganaron,
Revista de Estudios Culturales

Como plumas ante nosotros los pobres celtas fueron


Torre

[dispersados:
¿Qué nativo resistió, qué cacique nos contuvo,
Mientras barríamos de la tierra toda raza salvo la nuestra?

Alfadur sonrió con dulzura a nuestro centelleante sable,


La

Y bramó con placer mientras batíamos al infame enemigo;


Rió mientras derrotábamos a cada insolente vecino,
Y bebió copiosamente a la salud del largo arco inglés.

Así que surgid de nuevo ante el desafío de la locura,


Ante los siglos proclamad que el pasado no está muerto;
Dejad que la jabalina sea lanzada antes con regocijo que con
[tristeza,
Y una salvaje canción de conquista preste alas a nuestro
[liderazgo.
33
106  Hengist y Horsa son los legendarios conquistadores de Gran Bretaña, her-
manos germanos que condujeron a anglos, sajones y jutos a la conquista de nue-
vas tierras.
¡Al igual que nuestro Beowulf, valeroso en batalla, valiente y
[jovial,
Asesinaba monstruos y dragones que amenazaban su reino,
Así debemos nosotros enfrentarnos a las sierpes que buscan
[destruirnos,
Y con espíritu igual de liviano, cada malvado aplastar!

¡Permitidnos enrojecer cada corriente con la sangre de nuestros


[enemigos,
Y saciar los enjutos lobos con los miserables que
[asesinamos;
Permitid a los halcones ser aclamados como alegre augurio de
[bienvenida,
Mientras giran sobre nosotros, esperando a su presa!

¿Qué es la Muerte para el héroe de coraje y espíritu,


Cuya alma a este país total lealtad ofrece:

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Qué bretón tan infame como para no considerarlo o temerlo,
Si supiese que la Vieja Inglaterra triunfante aún vive?

¡Observa a los hijos de Britannia levantarse en su esplendor


Desde la querida isla nativa y la lejana orilla distante;
Desde las llanuras de Columbia contempla al defensor
Alzándose orgulloso al lado de la madre, una vez más!

En los cielos de nubes repletos las Valquirias están cabalgando


Y llamando al valeroso a su largo, gozoso descanso;
Sobre el por la lucha deteriorado campo nuestras severas
[legiones desbordan,
Cada uno ardiente por la pelea, y preparado para la prueba.

Así que adelante, audaces sajones, que cargáis tras vosotros


Una valiosa herencia que nadie puede superar;
¡Que las sombras de vuestros mundialmente vencedores padres
[os recuerden

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Rivalizar con sus glorias, y luchar también!
del
Revista de Estudios Culturales
La Torre Virrey

34
h. p. lovecraft: el crimen del siglo
“Germania”, 1918
Publicado a principios de noviembre de 1918 en Tryout (4/11,
pp. 3–7, no paginado). Este largo poema se centra en la narra-
ción de los eventos inmediatos a la contraofensiva aliada de los
Cien Días: las batallas de Saint–Mihiel (12 a 19 de septiembre)
y del Bosque de Argonne (26 de septiembre a 11 de noviembre),
dirigida la primera por el estadounidense John J. Pershing, la se-
gunda por Ferdinand Foch y Douglas Haig; la ya evidente pronta
abdicación del Kaiser –a pesar de la negativa alemana a recono-
cerlo– tras el cese el fuego de finales de septiembre; así como la
lucha por la recuperación de la asolada Bélgica y la firma del Ar-

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misticio que pondrá punto final a la guerra. Sobre la Alemania de
Wilhelm y su crimen contra la sangre teutona, Lovecraft se había
Virrey

pronunciado ya un año antes en carta a Rheinhart Kleiner sobre


el futuro de la guerra:

Sobre la situación general, parece muy alentadora justamente ahora. Puede que
haga falta una segunda guerra para ajustar las cosas convenientemente. Tiem-
blo al pensar en las posibilidades del colapso ruso que podrían abrir los recur-
del

sos de un vasto país al enemigo. Si el pronosticado manejo occidental de los


Revista de Estudios Culturales

hunos surte efecto, la guerra está virtualmente perdida. Hay un problema con
la moral de las naciones más pulidas –necesitan un poco más de brutalidad del
antiguo tipo teutón. Ninguna armada puede ganar sin un cierto deseo salvaje
Torre

de combate, y este espíritu está siendo socavado con el actual canto a la demo-
cracia, el idealismo y toda esa podredumbre... Los factores raciales también se
unen contra nosotros. Pues ante toda nuestra civilización romana, el enemigo
tiene un predominio de sangre superior. Si todas las naciones aliadas fueran
tan teutónicas en sí mismas como Prusia, el fin estaría más cerca y sería más
La

feliz. Nada puede resistirse al poder del teutón –él es el sucesor lógico del roma-
no en cuanto a poder. La sangre teutona arrancó a Gran Bretaña de las manos
celtas e hizo a Inglaterra la mayor fuerza de toda la civilización. La sangre teu-
tona conquistó los páramos occidentales y dio a América un lugar instantáneo
entre las grandes naciones del globo. Pero esta sangre se ha vuelto tan enorme
y trágicamente diluida, que los teutones no germánicos podrían sin duda tener
que preocuparse por su futuro... El curso de Alemania durante la última mitad
de siglo ha sido de un mérito curiosamente entremezclado. Ciertos desarrollos
científicos y filosóficos han sido maravillosos, mas se han aliado con tal bru-
talidad y estrechez de miras que amenazan el desarrollo de la civilización. El
ideal pan–teutónico, realizable sólo a través de la completa y amistosa coopera-
ción entre anglosajones y razas germánicas, ha sido falazmente subordinado al
mezquino ideal pan–germánico que está llevando al suicidio efectivo de la raza
teutónica, y conduciendo a anglosajones y germanos por igual a una también
antinatural alianza con razas extranjeras. El sajón tiene a sus hindús y moros, y 35
el alemán a sus turcos. El progreso se ha detenido, y todo lo humano se ha per-
dido en una loca pelea por una victoria material. Incluso un retorno a la Edad
de las Tinieblas no es posible –un retorno semejante dejaría a la raza teutónica
tan agotada numéricamente que el futuro del mundo estaría seriamente ame-
nazado. ¡Wilhelm, Wilhelm! ¿Qué estragos has causado?107

Germania

¡Durante cuatro largos años sobre demoníaca malicia inclinados,


Para agitar un mundo, y quemar un continente,
Observad al loco godo en cada impío alarde retirar,
Y entregarse aterrorizados a su próxima caída!
Cuán tardío el día, en que engrandecida con marcial orgullo,
La salteadora bestia a una pacífica tierra desafió;
Segura de su habilidad, desdeñando a su enemigo,
Inspirada por consejo del pozo inferior,
Por leyes no injuriada, y por derechos no restringida,
Con esclavos para luchar, y locos para dirigir;
El salvaje, sediento de la acostumbrada sangre,
Irrumpiendo desde su guarida como muchos, tiempo atrás.

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


Así aglutinados sus padres cimbrios sobre la llanura
Donde Mario108 fuera el único que pudiera sus fuerzas contener;
Así Ariovisto, despiadado y audaz,
Se extendió destructor hasta ser por el poder de César
[controlado;109
Así el maldito Alarico un afligido destino
Trajo sobre el débil, decadente estado romano:110
Así en cada época al lobo germano encontramos,
El saqueador, flagelo y terror de la humanidad.
Con malvada pompa la oscura forma de Wilhelm111 se discierne,
Decidido a derrocar las debilitadas naciones;
Cercano a él su acoquinado Principito112 se sienta,
Tan rico en arrogancia como pobre en ingenio:
Alrededor de ambos un rebaño servil se hacina,
Aduladores de locura, asesores de error;
De acuerdo en el crimen, el vil séquito ensaya
Despertar los horrores de un tiempo pasado.
Sobre tierra belga el nocivo tumulto extiende,

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Asesinato e incendio a su odioso paso;113
La limpia hidromiel de la Galia la bestial presencia siente,
Virrey

E indefensos niños conocen el lascivo acero:


Campanarios y torres, mudos suplicantes al cielo,
Por ostentación son arrasados mientras los malvados marchan;
Cielo y mar un inusitado mal soportan,
Y la angustiada tierra lamenta su creciente cuidado;
del

107  SL 1.53, 21 de diciembre de 1917. Cursiva nuestra. El nombre de Kleiner


Revista de Estudios Culturales

aparece incorrectamente escrito en varias cartas, como “Reinhardt”.


108  Cayo Mario, cónsul romano que vivió entre los años 157 y 86 a.C., luchó
Torre

en la planicie de Raudine la famosa batalla de Vercelas, el 30 de julio del año 101


a.C., venciendo a la tribu germánica de los cimbrios.
109  Ariovisto, líder germánico de los suevos, quien aliado con los galos arver-
nos y sécuanos, derrotó a los eduos, pueblo dependiente de la república romana.
Su independencia fue restaurada con la intervención de Julio César, cuyas tropas
derrotaron a Ariovisto en la batalla de los Vosgos, en septiembre del año 58 a.C.
La

110  Los visigodos comandados por Alarico I saquearon Roma en el año 410.
111  Friedrich Wilhelm Viktor Albrecht von Preußen, o Wilhelm II, último kái-
ser alemán, abdicó precisamente el mismo mes en que Lovecraft publicaba este
poema. Previamente, ese mismo año, Alemania había sido azotada por los mo-
tines de la Kaiserliche Marine en el “Kieler Matrosenaufstand” o levantamiento
marinero de Kiel, seguidos inmediatamente por la Revolución Alemana que se
extendería hasta el 11 de agosto de 1919, con la proclamación de la República de
Weimar.
112  Posible referencia a Frederick William Victor Augustus Ernest, séptimo
hijo del Kaiser. Significativamente, un año después H.N. Brailsford decía de él:
“un principito alemán, que carecía no sólo de simpatía y buen juicio, sino incluso
del común coraje animal” (“The Peace in the Balkans”, The Adriatic Review, 1/7
(1919), p. 252). Menos probable es que se trate del príncipe Maximiliano de Baden,
nombrado canciller el 3 de octubre para negociar los términos del armisticio. 36
113  Referencia al conocido expolio de Bélgica, “the rape of Belgium”, como lo
denominó la prensa británica, que se extendió desde el 4 de agosto hasta septiem-
bre de 1914, y a las batallas fronterizas (14–24 de agosto) al este de Francia (Galia)
y sur de Bélgica.
Mientras tanto los sufrientes, valerosos a través de todas sus
[tribulaciones,
Con valor sajón cada esperanza reposan:
Un poder romano en la sangre británica perciben,
La fuerza para aplastar, la humildad para aliviar:
Britannia escucha la llamada, y orgullosamente empuña
Sus armas, victoriosas en un millar de campos;
Nuevos Marlboroughs114 surgen, y sobre la agitada alta mar
Sirven los robustos herederos de muchos una brillante campaña.
De este modo, como antaño, vemos nuestra valiente fila
Una salvadora del planeta, y una fuerza divina.
El godo, furioso, reparte golpe tras golpe,
Con Justicia consciente de un antiguo enemigo;
Conserva su audacia tal y como sus ancianos les contaron
Cómo Varo pereció, y cómo Casio cayó:115
Complots e intrigas un malvado auxilio ofrecen,
Y la traición sostiene la espada germana.

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


El veleidoso ruso, impotente, abandona la refriega;116
Las atemorizadas legiones de Ausonia se mantienen en la
[bahía;117
El poder teutón en cada lengua resuena,
Mientras la roja Germania se hincha más allá de sus límites;
Con tierras dacias el imperio aumenta,
Y se despliega amenazante hacia el místico Este;
Los salvajes desperdicios escitas soportan la anárquica llama,
Y bárbaras regiones se enmarcan con el nombre de Wilhelm.
De este modo Europa tiembla desde las costas occidentales
Hasta que el culminante regalo de la libertad inglesa sea servido;
Columbia, potente en su orgullo sajón,
Contempla y busca el bando de su parturienta madre;
Sobre cada ola barcas de Columbia aparecen,
Y la Libertad observa con la alegría del regresar.
El godo, descuidado, planea un continuado mal,
E implacable lleva su brutal horda a rastras,
Cuando veloz y repentino en su salvaje avance

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Se encuentra con y siente una desconocida lanza.
Mas incrédulo, impasible hasta el final,
Virrey

Menosprecia al enemigo, y se esfuerza en su lucha por superarlo;


Pero mientras se esfuerza, descubre sus legiones conducidas
A través de caminos estratégicos antes que avante;
¡Innumerables victorias puede su voz proclamar,
Mas cada una lo devuelve al lugar de dónde vino!
del

¡Oh, Gloriosa Fortuna! con triunfantes notas


Sobre Saint Mihiel el conquistador germano se regodea;118
Revista de Estudios Culturales

¡Mas bien extraño resulta, gana su justo renombre


Torre

Por abandonar, y no capturar, la ciudad!


Y ahora por encima de todo el sanguinolento campo de Marte
114  John Churchill I (1650–1722), duque de Marlborough, destacado general
de la Guerra de Sucesión considerado por algunos historiadores el mayor coman-
dante británico de la historia.
La

115  Varo fue vencido por Arminio el 9 de septiembre del año 9, perdiendo sus
tres legiones, XVII, XVIII y XIX, en la batalla de Teutoburgo. Gayo Casio Longino,
cónsul en 109 a.C., derrotado y fallecido a manos de los cimbrios en Burdigala, ese
mismo año.
116  Rusia se retiró el 3 de marzo de 1918 con la firma del tratado de Brest–Li-
tovsk, cediendo Finlandia y renunciando a los territorios del báltico, Polonia, Bie-
lorrusia y Ucrania, así, hinchando Alemania más allá de sus límites hacia tierras
dacias (versos siguientes). A su vez, Rusia perdía también sus posesiones escitas
ante el Imperio Otomano.
117  El Ausonia fue un portaviones alemán que habría de basarse en el diseño
inacabado del Ausonia italiano, construido en Hamburgo por la firma alemana
Blohm & Voss. Aunque botado inicialmente como un barco de pasajeros en 1915,
la amada alemana decidió convertirlo en un portaaviones, pero en 1918 los fon-
dos fueron desviados a la construcción de U–boote, los famosos submarinos ale- 37
manes.
118  La batalla de Saint–Mihiel (12 a 19 de septiembre de 1918), en la Lorena
francesa, enfrentó a las vencedoras tropas autóctonas, asistidas por la Fuerza Ex-
pedicionaria Estadounidense, contra las milicias alemanas.
Flota la nueva bandera con sus barras y estrellas.
Interminables cohortes se aglomeran de las llanuras en
[derredor,
Y la Galia sonríe por su recuperada tierra.
El perplejo salvaje, ardiendo mientras huye,
Empalidece, y se estremece por sus nativas praderas;
Teme el cierto día en que el acero sajón brillará
Más allá de las aguas de su sagrado Rin:
Conoce su condena––lo que César hiciera antes,
¡Foch, Haig y Pershing119 pueden lograrlo una vez más!

¿Cómo podría cantar, sin ovidiana habilidad,


al metamorfoseado godo en tiempos de enfermedad?
Ese soberano, quien por naciones recientemente suspiraba,
Gime por su asolada tierra, y se atraganta con su orgullo;
Ya no lanza su desafío al aire,
Mas suplica al indignado enemigo que su raza perdone;

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


¡El herido, pacífico monarca de buen grado sabría
Por qué el frío mundo desprecia tanto su gente!
“¡Permitidnos la Paz! Al Cielo resuena la súplica
Desde labios corrompidos con total iniquidad,
“Permitidnos conversar”, (esos escarmentados labios imploran)
“Y buscar cómo nuestros cansados países restaurar”.120
¡La generosa bestia una ensangrentada zarpa extiende,
Y como un igual, nos permite ser amigos!
Mas triste resulta, nuestro cínico pensar se adhiere
A ciertas nimiedades de años precedentes;
Bélgica, saqueada, por un momento clama a nuestra mente,
Y trozos de papel dejan sus dudas atrás;
La memoria, si se estira, en ocasiones puede incluso incluir
Algunos pasatiempos oceánicos que por lo menos fueron rudos.
¡En resumen, sentimos que numerosas cosas previene
Una paz canjeada, e igual acuerdo!121

¡Victorioso Foch! en cuya rara alma une

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El valor del Gran Churchill, el poder de Eugenio;122
Cuyo arte con orgullo el mismo Napoleón podría escudriñar,
Virrey

Bien satisfecho al deberos su clan galo:


Es tarea vuestra los términos de esta perdurable paz trazar
Con bala y acero––la ley escogida por Germania.
¡Es tarea vuestra con conquistadora espada arreglar el destino
Del príncipe culpable y un estado proscrito!
del

En vuestras filas los hijos de cada tierra


Se elevan hacia nuevas glorias bajo vuestro sensato mando;
Revista de Estudios Culturales

Vos guiáis al poderoso bretón, orgulloso y libre,


Torre

Y la vasta Columbia reconoce un jefe en vos;


El héroe nervio123 bajo tu bandera se afana
En robarle al invasor sus preciados botines,

119  John J. Pershing dirigió a los aliados en la batalla de Saint–Mihel. Tras su


La

victoria, el mariscal francés Ferdinand Foch, junto al mariscal de campo británico


Douglas Haig, planearon la Gran Ofensiva, el 26 de septiembre de 1918, siendo
asistidos de nuevo por Pershing.
120  El príncipe de Baden envió diversos comunicados a Estados Unidos pi-
diendo su intervención para finalizar pacíficamente la guerra, pero rechazando la
abdicación del Kaiser como condición para la misma.
121  Armisticio, firmado primero por Bulgaria el 29 de septiembre de 1918 y
finalmente por Alemania a las 11 de la mañana del día 11 del undécimo mes, mar-
cando el final de la Gran Guerra.
122  John Churchill I, duque de Marlborough, y Eugenio de Saboya, quien de-
rrotara a los turcos en el segundo sitio de Viena, en la Batalla de Kahlenberg (12
de septiembre de 1683). Como John Churchill I, Eugenio participó en la Guerra de
Sucesión, derrotando juntos a las tropas franco–bávaras en la Batalla de Höchs-
tädt (13 de agosto de 1704). 38
123  Nervios, tribu belga del norte de la Galia. Lovecraft se refiere aquí al rey
Alberto I de Bélgica, quien liberó su país comandando la alianza entre belgas, bri-
tánicos y franceses conocida como Grupo Armado de Flanders. Alberto I entrará
heroicamente en Bruselas el 22 de noviembre de 1918.
¡Mientras Italia, que una vez al galo derrocara,
Lucha, bajo un galo, por su lustre renovar!124
El lobo está demacrado, sus destrozadas filas son delgadas,
Y cargadas con un demonio lleno de pecado;
Acercándose está la hora en que por cada hazaña de vergüenza
Su tierra, maldita, deba pagar con muerte y llama.
Desde el extranjero Britannia los inspecciona desde el piélago;
Acercándose las armadas vacían su tumba;
Enloquecido observa su orgulloso delirio acabar,
Su antiguo esplendor que nunca más volverá.
A lo que llegará a ser, su deseo nunca podrá guiarlo,
Pues otros deben ahora su futuro decidir:
Fustigado, intimidado, degradado, tan sólo puede rezar,
“¡Clemencia¡ ¡tened clemencia!––¡Libertad! ¡Te obedezco!”.

h. p. lovecraft: el crimen del siglo


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del
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La Torre Virrey

124  El pueblo romano derrotó, bajo Julio César, a los Galos en el año 51 a.C.
Lovecraft se está refiriendo, probablemente, a la Batalla de Caporetto (24 de octu- 39
bre a 19 de noviembre de 1917), cuyo bando italiana estaba dirigido por Luigi Ca-
dorna y Luigi Capello, ambos del norte de Italia –en tiempos de Roma, territorio
galo–. Lovecraft parece no haber tenido noticias de la Batalla de Piave (15 a 23 de
junio de 1918), a las órdenes del general napolitano Armando Díaz.
La Torre del
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Virrey

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