Tema 1 El Habitat y La Organizacion Del Espacio PDF
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EL HÁBITAT Y LA ORGANIZACIÓN DEL ESPACIO: de la
pluvisilva a las ciudades
ESQUEMA RESUMEN
1.- Planteamientos generales.
2.- Los primeros hábitats del Paleolítico.
3.- Las estructuras de habitación en el Paleolítico Medio.
4.- El acondicionamiento del espacio habitable en el Paleolítico Superior.
4.1.- Los últimos neandertales.
4.2.- El mundo Auriñaciense.
4.3.- El Gravetiense.
4.4.- El Solutrense.
4.5.- Magdaleniense.
5.- La estacionalidad de los asentamientos.
1. PLANTEAMIENTOS GENERALES.
Todos los animales tienen un cubil en el que refugiarse y el Hombre, con
mayores aptitudes y recursos, no podía ser menos superando el mero estadio
de la protección medioambiental y llegando hasta el famoso “Home sweet
Home”.
Actualmente hemos conseguido eliminar prácticamente del vocabulario
científico el término "Hombre de las cavernas" que se utilizó hasta hace algún
tiempo. Las primeras investigaciones de mediados del siglo XIX nos
presentaban a nuestros antepasados bajo esta designación y nos remitía a
unos hombres primitivos que vivían en cavernas, se comunicaban mediante
gruñidos y transportaban a los animales cazados hasta su hábitat donde los
devoraban y cubrían el suelo con sus restos. Esta representación primitiva de
los cazadores-recolectores del Paleolítico Superior se debía a la inconsistencia
y fragmentación de los conocimientos que en el siglo pasado se tenía de este
período. Fue hacia 1920 cuando los arqueólogos soviéticos empezaron a
realizar extensas excavaciones muy metódicas en las que la búsqueda de
estructuras y la organización social primaban incluso por encima de la
comprensión de la estratigrafía. Desde 1950 el perfeccionamiento generalizado
de la metodología arqueológica permitió la identificación de numerosas
estructuras en muchos yacimientos.
Desde entonces, el tiempo y la investigación, así como las hipótesis han
evolucionado, y han cambiando substancialmente aquel punto de vista. Los
investigadores han descubierto en las galerías profundas de algunas cuevas
magníficas pinturas y grabados, los cuales una vez superada la polémica sobre
su antigüedad, supuso que aquellos tuvieran que admitir que el hombre del
Paleolítico no era tan primitivo como se pensaba. A continuación, las
investigaciones demostraron que el Hombre del Paleolítico no era
verdaderamente "de las cavernas". Es evidente que cuando encontraban una
buena cueva, se instalaban en ella durante un tiempo sobre todo para pasar los
crudos inviernos glaciares, pero la mayor parte del tiempo vivían fuera de las
cuevas en campamentos al aire libre o en abrigos rocosos. Por otra parte en
determinadas zonas de Europa central y septentrional, estos cazadores no
debieron de ver nunca una cueva ya que éstas únicamente se encuentran en
zonas montañosas calcáreas escasamente representadas en el continente
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europeo. ¿Cómo lo hacían entonces para refugiarse? La respuesta se
encuentra en las numerosas investigaciones sistemáticas que se han
desarrollado en estos últimos 50 años y que nos permiten asegurar que los
hombres prehistóricos tenían un hábitat hecho a medida y sabían adaptarse y
afrontar una naturaleza a veces hostil, resolviendo el problema construyendo
ellos mismos sus propios refugios.
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Los paralelos etnográficos que en un principio se buscaron entre los
cazadores-recolectores actuales o subactuales, no proporcionaron las
respuestas deseadas para los restos fósiles que exhumaban los excavadores.
La paleoantropología actual sin embargo, con un enfoque distinto y con una
metodología de observación diferente, ha permitido una mejor comprensión de
aquellas estructuras. La etnoarqueología permite comprender mejor el papel de
los factores sociales y del medioambiente en el funcionamiento de un
campamento.
Dentro de los suelos de habitación, cuya noción es relativamente
reciente, nos encontramos con unas estructuras que evidencian su propio
carácter de habitación. Éstas han sido clasificadas por A. Leroi-Gourhan en dos
tipos: estructuras evidentes y estructuras latentes. El método de análisis de
estos suelos se basa en el estudio de las relaciones entre ambas estructuras.
Las estructuras evidentes son aquellas concentraciones de objetos
fabricados, utilizados o aportados por el hombre que se detectan
directamente en la excavación, tales como fondos de cabaña,
agujeros de postes, enlosados, hogares, muros, restos óseos,
material lítico, así como los diferentes elementos y
modificaciones del suelo habitado imputables a actividades
antrópicas como cubetas, hogares, agujeros de postes, muretes
de piedra, etc.
Dentro de estas estructuras evidentes distinguiremos en primer lugar
los fondos de cabaña propiamente dichos, que suelen aparecer delimitados por
unos agujeros de postes, círculos de piedras, pequeños muros o la propia
distribución de los vestigios líticos y óseos. En segundo lugar, hay que
mencionar los demás restos aislados, tales como hogares, enlosados,
pequeños muros, etc. que testimonian la existencia de habitación.
Por el contrario las estructuras latentes son todas las que se
documentan después de la excavación, en el laboratorio, y están
basadas en las relaciones internas entre los vestigios
arqueológicos, consecuencia directa del comportamiento y de la
actividad humanas. La percepción de las estructuras latentes
requiere una excavación sumamente meticulosa, en la que se
lleve a cabo una recuperación de todos los vestigios, incluso de
los denominados vestigios fugaces (fragmentos de carbón u ocre
rojo, esquirlas de sílex aislado, pequeños fragmentos óseos,
etc.), y su registro sobre un plano. Una metodología rigurosa es
la condición fundamental en las posteriores operaciones de
búsqueda de estructuras latentes y de las relaciones entre los
vestigios.
F. Bordes considera que un suelo de ocupación es una superficie
reconocible sobre la que ha vivido el hombre paleolítico durante
un lapso de tiempo lo suficientemente corto como para que se
pueda deducir, de la posición de sus vestigios, algo sobre sus
actividades. Es evidente que el objeto principal del estudio de
estos suelos de habitación son las actividades, de ahí que para
Rouse el asentamiento arqueológico sean "todos aquellos
componentes espacio/tiempo en el que una determinada
comunidad lleva a cabo sus actividades". Cuanto más tiempo
haya vivido el hombre en un lugar determinado, indudablemente,
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son mayores las posibilidades de que estas zonas de actividad
se hayan desplazado, y por tanto son menores las posibilidades
de reconstruir estas actividades a partir de la localización de los
vestigios que han dejado. Es, sin embargo, necesario que estos
vestigios sean bastante numerosos para poder ser realmente
significativos.
Este concepto de suelo de habitación queda claramente diferenciado
del de nivel arqueológico, definido por F. Bordes como "resultado del
amontonamiento de elementos naturales y restos de la actividad humana en un
espesor variable". De esta manera en un nivel arqueológico determinado hay
un número X de suelos y no todos son "horizontales". De ahí que el estudio de
la repartición horizontal sólo tiene sentido, cuando esta distribución es más o
menos constante de la base al techo del nivel arqueológico.
La delgadez de un nivel no es la prueba absoluta de que haya pasado
poco tiempo entre el depósito de la base y del techo del nivel. Todo depende
del ritmo de la sedimentación natural (arenas, limos, etc.) y humana (útiles,
restos, ceniza, huesos, etc.) en este lugar. Así, un grupo o una comunidad que
vive durante un período de sedimentación natural lento dejará un nivel delgado
y con gran densidad de vestigios. Mientras que la misma comunidad en un
período de sedimentación natural rápida dará la impresión de un hábitat
discontinuo (simples altos de caza) con el mismo número de útiles dispersos en
un mayor espesor de sedimentos. También en un período de sedimentación
natural débil o nula, diversas industrias sucesivas, o diferentes fases de una
misma industria se podrán depositar en el mismo suelo.
El horizonte cultural corresponde a la intensa acumulación de
aquellas actividades que han aglutinado una gran cantidad de
restos orgánicos y minerales.
Se han llevado a cabo diversas tentativas para clasificar los distintos
tipos de construcciones que abrigaron a los cazadores-recolectores
paleolíticos. Actualmente una de las más aceptadas es la propuesta por K.
Sklenar en 1976 que diferenciaba:
Los abrigos contra el viento
Las cabañas de superficie
Las construcciones semienterradas
Las cabañas subterráneas
Bajo la influencia anglosajona fundamentalmente de L. Binford hoy en
día también se distingue entre campamento base y alto de caza. El primero
incluye a menudo varias estructuras de tipo elaborado como pueden ser
diferentes hogares, mientras que el alto de caza generalmente no deja ninguna
estructura, o si lo hace es poco evidente o temporal.
Existen otros sitios de ocupación ligados a diversas actividades, como
son los talleres de sílex, los cazaderos y lugares de despiece de los animales.
Se han establecido una serie de tipos de hábitat, basados en la dispersión de
los restos sobre la superficie de un yacimiento. En este sentido los trabajos de
Isaac en los yacimientos del Paleolítico Inferior y Medio en África, así como
otros, permiten establecer una tipología de los mismos, atendiendo a la relación
existente entre la cantidad de restos líticos y óseos. Existen distintos tipos de
ocupación, dentro de los cuales destaca como el más sencillo el campamento
transitorio. En éste la proporción de restos líticos y óseos está equilibrada y es
pequeña, aunque es difícil comprobarlo, si tenemos en cuenta la existencia de
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diferentes tipos de sedimentación (rápida o lenta). Un caso extremo de este
campamento transitorio son los cazaderos y lugares de descuartizamiento; en
éste la cantidad de material óseo es muy alta, con restos a veces enteros, y
con poca cantidad de material lítico.
En los yacimientos de descuartizamiento o despiece de animales de
gran tamaño los artefactos son cortantes y desmenuzadores. En los
yacimientos del Paleolítico Superior predominan las puntas de proyectiles, así
como los cuchillos, mientras que los lugares de asentamiento contienen una
serie de huesos quebrados en pequeñas piezas, y a menudo quemados, como
ocurre en los yacimientos gravetienses del sur de Rusia. Las prácticas del
trabajo de pieles, separando los huesos de las pezuñas, y a menudo también
del rabo, se han podido observar en Lazaret, en Kostienki y en yacimientos
norteamericanos.
El uso de los grandes huesos en los asentamientos paleolíticos
centroeuropeos para acondicionar las viviendas, muestra que los cráneos de
los animales, generalmente, eran quebrados en varias piezas, y sus
fragmentos dispersados. Asimismo fracturaban los huesos largos y los de las
pezuñas para extraer la médula. Los animales de tamaño pequeño y mediano
eran normalmente transportados al lugar de hábitat pero sólo una pequeña
proporción del esqueleto de los grandes animales está presente en los
yacimientos.
Otro tipo de hábitat transitorio son los talleres. Aquí la cantidad de
material lítico es muy grande, predominando los restos de núcleos, lascas y
otros productos de la manufactura de útiles. Dentro de este tipo tenemos un
ejemplo bastante claro en el taller magdaleniense de La Marche (Vienne) en
Francia. Este taller aparece en una cueva a 5 m. de un pequeño muro artificial.
Está en una depresión de 30 cm. y el estado del material nos muestra que ha
estado al aire libre mucho tiempo. El taller tiene dos yunques hundidos en el
suelo cuya parte superior presenta trazos de pulido. El material lítico aparece
igualmente repartido por todo el hábitat, con una excepción, la zona cercana al
muro, en la que aparece una importante concentración de restos líticos.
Junto a los hábitats transitorios aparecen otros campamentos o
yacimientos de ocupación permanente propiamente dichos, como Lazaret,
Pincevent y Etiolles. El estudio de estos tipos de asentamientos nos demuestra
que las modificaciones experimentadas a lo largo del Paleolítico son mínimas.
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investigadores piensan que podría tratarse de un alto de caza en el que sin
embargo se encontraron un total de 139 útiles fundamentalmente choppers y
donde se fracturaron algunos restos óseos. Esta estructura evidente tiene una
antigüedad de 2,5 m.a.
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La evidencia más antigua de acondicionamiento del espacio de
habitación la encontramos en el yacimiento FLKNNI de Olduvai (Tanzania)
fechado en 1,8 m.a. en el que se descubrió una alineación de bloques que
formaba un semicírculo que ha sido interpretado como un paravientos.
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presencia de cubetas excavadas y en algunos casos agujeros de postes, así
como una cierta diferenciación entre distintas áreas de actividad.
En Europa, el hábitat cambia hacia formas más complejas que denotan
una cierta reflexión y unos modos más metódicos de acondicionamiento del
lugar en el que se habita. La Grotte du Vallonet (Alpes Marítimos) con una
antigüedad de 900.000 años es el hábitat en cueva más antiguo de Europa.
Los restos arqueológicos muestran evidencias de actividades cinegéticas e
industriales, pero no hay restos de fuego.
En Solheihac (Francia) un grupo de Homo heidelbergensis de hace unos
800.000 años se estableció a orillas de un pequeño lago, construyendo una
estructura o muro de bloques de granito y basalto de 6 metros de longitud por
1,5 metros de ancho para protegerse de las inclemencias del tiempo. Se trata
del suelo de habitación más antiguo y mejor conservado que se conoce. La
industria lítica asociada incluye algunos denticulados, raederas y choppers,
mientras que los restos faunísticos, compuestos por Elephas meridionalis,
caballos, ciervos, bisontes e hipopótamos, muestran unas condiciones
climáticas bastante templadas.
En el sur de Italia, en el yacimiento de Isernia-La Pineta se localizó en
los años 70 un campamento al aire libre con una antigüedad de 736.000 ±
4.000 años B.P.. Las especies animales cazadas por estos grupos humanos
indican un paisaje de estepa templada poblada por bisontes, rinocerontes,
Elephas antiquus e hipopótamos . Entre los restos industriales encontramos
choppers y denticulados así como algunas lascas retocadas. Los primeros
están asociados a huesos de grandes mamíferos mientras que los útiles más
pequeños aparecen relacionados con huesos más pequeños y piezas
dentarias. Aparentemente no existe ninguna estructura de protección, pero los
restos antrópicos prueban la presencia humana en esta zona.
Las dos primeras glaciaciones del Günz y Mindel parecen haber
provocado un retroceso en la presencia humana en Europa, desplazando las
ocupaciones situadas entre 600.000 y 450.000 años, hacia el arco
mediterráneo. Actualmente no se ha encontrado ningún yacimiento de esta
cronología que haya proporcionado estructuras de habitación, a pesar de que
se trata de un período de tiempo suficientemente largo durante el cual el
hombre podría haber desarrollado estrategias adaptativas frente a unas
condiciones climáticas adversas.
En el período que ocupa el interglaciar Mindel-Riss se han identificado
una decena de yacimientos que han proporcionado estructuras evidentes
encuadrables en un momento “premusteriense” es decir entre 480.000 y
350.000 años.
La humanidad a lo largo de su evolución comprendió rápidamente que
era más cómodo instalarse en un abrigo o en una cueva que dormir en
espacios abiertos, donde los refugios eran precarios. Esta cuestión de la
comodidad elemental se convirtió en una necesidad en el momento en que
dominaron el fuego que les protegía de la intemperie. La supervivencia de todo
el grupo se comprometía en el momento en que la lluvia apagaba el fuego. De
esta forma el hombre del Paleolítico que no quería correr este tipo de riesgos
inventó la cueva artificial. Sin duda la verdadera cueva era mucho más
confortable, pero el pequeño espacio construido por el hombre también tenía
sus ventajas: era un espacio cerrado que le protegía del viento y la lluvia,
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donde podía vivir, comer, calentarse, trabajar y donde se encontraba protegido
del mundo exterior.
En la Costa Azul francesa se localiza el yacimiento de Terra Amata
(Niza) donde se encontraron los restos de una cabaña, construida por
cazadores-recolectores achelenses, excepcionalmente bien conservada. Esta
choza levantada sobre una playa de arena y cantos rodados tenía una forma
oval de 10 metros de longitud por 4 de anchura. La estructura esta hecha a
base de largas ramas reforzadas con bloques de piedra. La importancia de este
yacimiento radica además en la existencia de varios hogares acondicionados
ya sea en cubetas o rodeados de piedras, prueba evidente de que el hombre
ya sabía encender fuegos. Esta estación ha sido fechada en 380.000 años y ha
sido definida como un campamento de verano. La cabaña de Terra Amata
denota ya un esquema bastante complejo, en el que se advierten áreas de
actividades definidas, distribución espacial y sentido de lo utilitario. Aunque la
tecnología con la que se construyó es básica, implica una cierta planificación y
organización del trabajo.
Figura 4.- Reconstrucción del aspecto que pudo haber tenido la choza de Terra
Amata. Dibujo P. Dvorski
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constata por primera vez la existencia de una cierta organización social dada la
presencia de varias cabañas asociadas.
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También en el sur de Francia, en La Caune de l’Arago (Pirineos-
Orientales), que contiene una amplia secuencia del Paleolítico Inferior, se han
encontrado abundantes estructuras, fundamentalmente hogares rodeados de
piedras, así como gran número de restos humanos entre los que destaca el
conocido fragmento de cráneo perteneciente a un Homo heidelbergensis.
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Figura 7.- Reconstrucción de la estructura de habitación encontrada en el
interior de la cueva de Lazaret (Niza, Francia). Se encuadra en el
período Achelense con una antigüedad de 130.000 años. Los hogares
se situaban cerca de las paredes y los camastros a base de algas, pieles
y hierbas se situaban a su alrededor.
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Figura 8.- El yacimiento soriano de Ambrona, ha sido considerado durante
muchos años como un cazadero de elefantes, pero actualmente se
están barajando otras hipótesis. En la imagen se aprecia una gran pelvis
de Elephas antiquus. (Foto S. Ripoll).
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de los cuales tenía una forma oval bien delimitada de 5 x 2,50 m.. En este caso
no se cree que se trate de una cabaña ya que no se ha demostrado la
existencia de agujeros de poste.
Figura 9.- En las estepas rusas se usaban los huesos de grandes proboscideos
como elementos constructivos. (Dibujo P. Dvorski).
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permitió la conservación de otros restos que pudieran haber delimitado una
choza o tienda. En los yacimientos que relacionamos a continuación, situados
más al norte, las series industriales poseen un marcado carácter musteriense a
pesar de hallarse en contextos geológicos del Riss y se trata
fundamentalmente de sitios al aire libre. En Biache-Saint-Vaast, cerca del
Estrecho de Calais, A Tuffreau puso en evidencia un conjunto enlosado para
evitar la humedad y diversas áreas de actividad como talleres de sílex o zonas
de despiece. En Alemania existen diversos yacimientos entre los que destaca
el de Rheindahlen (Baja Sajonia) donde G. Bosinski halló los restos de una
cabaña oval de 3,70 x 2,90 m. asociada a una industria laminar muy
evolucionada, pero sin duda premusteriense. Además de estos lugares con
pruebas fehacientes de campamentos, por todo el norte de Europa se han
identificado abundantes lugares de despiece y cazaderos especializados.
Figura 10.- El oso de las cavernas era un animal habitual durante todo el
Pleistoceno. Cuando los hombre penetraban en las cuevas corrian el
riesgo de encontrarse con alguno que estaba invernando.
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indispensable contra el fío. En todos estos campamentos se aprecia
claramente una organización interna del espacio lo que nos permite pensar que
existía un reparto de actividades y por lo tanto una organización social más
evolucionada.
Mientras, en el África austral entre 200.000 y 80.000 años, hace su
aparición un tipo humano anatómicamente moderno. En el río Klasies (Klasies
River Mouth) y en Border Cave (Sudáfrica) una serie de restos antrópicos están
indiscutiblemente asociados a industrias del Middle Stone Age, es decir el
Paleolítico Medio africano. Hay numerosos yacimientos de este período con
estructuras de habitación, pero destacan fundamentalmente dos: Orangia y
Kalabo Falls. En el primero, localizado en Sudáfrica, se encontraron en 1968
una serie de 7 paravientos elípticos en piedra seca que protegían otros tantos
habitáculos. En la segunda estación ubicada en Zimbawe se descubrió un gran
círculo de piedra que bien podría tratarse de un paravientos o de un zócalo
para una cubierta de ramas. Las dataciones por aminoácidos ha proporcionado
una antigüedad de 200.000 años para los dos sitios.
A lo largo del Würm antiguo asistimos a una clara expansión de las
industrias musterienses realizadas por los neandertales. Se trata de un período
climático muy largo que se prolonga desde hace 100.000 años y alcanza su
punto álgido hace unos 40.000 años. En contraposición a los hábitats más
antiguos que hemos descrito anteriormente los del Würm antiguo parecen
organizarse en el marco de regiones muy delimitadas. En este conjunto se
aprecia el surgimiento de una serie de estaciones “satélites” alrededor del
hábitat principal, donde se realizaban actividades tan diversas como la caza,
talla de sílex, pesca, etc. En los hábitats musterienses los campamentos base
están frecuentemente localizados en cuevas con la presencia habitual de
estructuras de protección contra el frío y la humedad. Estos
acondicionamientos constructivos muestran las mismas tendencias que en el
Paleolítico Inferior:
Alineamiento de piedras y muretes en Pech de l’Azé Ib capa 4,
Hauteroche y Baume des Peyards.
Cabañas en el suelo en forma de cubeta en Combe Capelle y
Hauteroche.
Agujeros de postes en Combe Grenal.
Enlosados en el interior de las cabañas Abri de la Ferrassie y Bas-
Guillotte.
Apoyo de techumbres en las paredes de los abrigos en Île de Brèhat y
Becov en Bohemia.
Una innovación importante es la utilización de restos óseos como
material constructivo en las cuevas, tal como sucede en el caso de Roc-en-Pail
(Maine et Loire), donde los muretes de protección se hicieron por
amontonamiento de huesos de grandes mamíferos y a su vez servían como
suministro de combustible.
Durante todo el Musteriense también se localizan hábitats al aire libre,
incluso en zonas donde hay abundantes cuevas. Sería muy extenso referirnos
a cada uno de estos sitios individualmente, baste con esbozar las líneas
generales. Se trata de pequeñas estaciones próximas a cursos de agua o
lagos, de tamaño variable, pero con una constante presencia de restos líticos y
óseos.
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En Europa Oriental, sin embargo se aprecia un cambio sustancial en las
construcciones musterienses. Durante los años 60 A.P. Chernich excavó el
extenso yacimiento de Molodova (Valle del Dniester, Ucrania) encuadrado en
un Musteriense de tipo Levallois con cinco niveles distintos. Mientras que la
mayoría de ellos parecen responder al tipo “alto de caza”, en el nivel 4 se halló
un “verdadero poblado musteriense”. Sobre una extensión de 1.200 m2 se
recogieron más de 32.000 fragmentos de sílex. Las dataciones radiocarbónicas
sitúan este horizonte en 44.000 años. La cabaña principal, un óvalo de 8 x 5 m.
estaba construida con gran número de huesos de mamut: 12 cráneos, 15
defensas, 34 omóplatos, 51 epífisis y 5 mandíbulas. En el interior se recogieron
29.000 fragmentos de sílex y se identificaron 15 pequeños hogares.
Los investigadores rusos piensan que todos estos restos servían para
sostener una estructura más ligera, posiblemente de pieles. Actualmente se
conocen varios sitios con este tipo de construcciones entre los que destaca por
su similitud con Molodova el complejo de Ripiceni-Izvor en Rumanía. En esta
estación se excavó una estructura de 6,70 x 4,50 m. realizada también con
huesos de mamut pero con numerosas lajas de piedra intercaladas entre los
restos faunísticos.
Todas estas construcciones nos permiten afirmar que durante el Würm
antiguo los materiales constructivos estaban íntimamente ligados al medio en
que se erigían. En Europa occidental se aprecia una mayor utilización de la
madera mientras que en la zona oriental del continente el empleo de huesos de
mamut era el material habitualmente usado. A lo largo de todo este período
vemos la aparición de las primeras aglomeraciones “urbanas” sin duda
relacionadas con la evolución de las estructuras sociales, lo que permitía unas
técnicas de caza a gran escala, perfectamente organizadas. Este hecho se
constata en Erd (Hungría) donde se cazaron unos 500 osos de las cavernas,
en Krapina (Eslovaquia) se dio caza a 300 rinocerontes lanudos y en
Starociele (Croacia) a unos 300 asnos de la especie Equus hydruntinus. Estas
grandes cacerías implican una población muy amplia y una capacidad de
almacenamiento de los productos.
Todas estas reconstrucciones de los hábitats neandertales del Würm
antiguo evocan los que describiremos a continuación para el Paleolítico
Superior. De esta forma podemos comprobar que las capacidades inventivas
de los neandertales eran similares a los del Hombre anatómicamente moderno
con el que cohabitó durante varios miles de años. Es por tanto un error hablar
de que hubo, como piensan algunos investigadores, una ruptura en cuanto al
hábitat entre el Paleolítico Medio y el Paleolítico Superior.
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Dentro del Paleolítico Superior, tenemos que diferenciar tres grandes
etapas: el período inicial donde coexisten los últimos neandertales con el
primer Hombre anatómicamente moderno que a su vez está condicionado por
una inestabilidad climática que favorece las innovaciones constructivas. Una
segunda etapa coincidente con el segundo pleniglaciar del Würm, entre 30.000
y 15.000 años que marca el apogeo de la estabilidad arquitectónica y por último
los 5 milenios restantes hasta el inicio del Holoceno caracterizado por las
estructuras magdalenienses en un medioambiente de bosque-tundra.
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Hacia el oeste el techo rocoso forma una especie de repliegue, que se
prolonga hacia el este, a causa de un enorme bloque caído delimitando el área
de habitación, cuyo único lugar de paso de 2 a 3 m., fue obturado por sus
ocupantes con dos grandes losas verticales. Esto forma un muro pequeño
artificial junto al que se sitúan ocho de los once agujeros. Se ha encontrado
una defensa de mamut totalmente clavada en el enlosado que recubre parte
del fondo de la cabaña. Esto hace pensar que los agujeros debieron de estar
ocupados por estas defensas que formarían el armazón de las cabañas. La
industria lítica característica del Chatelperroniense se encontró en la zona
exterior del hábitat. Esta construcción representa el último ejemplo por el
momento, por parte de los neandertales de la utilización de restos óseos en la
elaboración de sus hábitats.
En Arcy-sur-Cure, también aparecen una serie de agujeros de poste
formados por unas pequeños oquedades rellenas de tierra negra con materia
orgánica, debida probablemente a la descomposición de los postes de madera.
Estos postes formaban una línea más o menos paralela al muro que limita la
estructura. Han aparecido también marcas de un instrumento para excavar,
estaca o palo cerca del agujero nº 5. Las formas de estas marcas, que han
aparecido también en algunos hábitats de la estepa rusa, nos hacen pensar
que la punta del palo o estaca se dirigía hacia arriba durante su uso, como si
hubiera sido utilizado para vaciar el agujero nº 4. Hay que recalcar el hecho de
que aquí la distribución de los útiles no aparece alrededor de los hogares, que
en este caso son muy peculiares, sino en los bordes de estos agujeros. Al
sudeste de estos agujeros de postes, se encontraron en 1969 dos tumbas y
encima de una de ellas apareció un pequeño hogar. Estas tumbas presentaban
al lado un pozo relleno de huesos quemados, ocre etc., lo que nos hace pensar
en un posible silo ritual,
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En Europa central la cultura Szeletiense ha proporcionado numerosos
talleres de sílex pero pocas estructuras arquitectónicas. Todo a lo contrario que
sucede en la cultura de Sungir-Kostienki-I.5, equiparable industrial y
cronológicamente del Chatelperroniense. Las dataciones más antiguas se
remontan al 36.000, pero hay otras fases más recientes que perduran hasta el
25.000. El yacimiento más importante es el de Kostienki, cerca del río Don en
Ucrania. A.N. Rogatchev halló en el nivel 5 un suelo de habitación de 53 m2
con una estructura oval de 6 x 4,50 m. delimitada por un amontonamiento de
huesos, fundamentalmente mamut, ocre rojo, gran cantidad de sílex y muchos
carbones y cenizas. Posteriormente hablaremos de las famosas estructuras de
este yacimiento que tiene una cronología posterior.
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4.2.- El mundo auriñaciense.
El tipo humano asociado a este horizonte cultural es el Homo sapiens
sapiens, que es el autor indiscutible de las series industriales auriñacienses. Si
hacemos una distribución espacial de dataciones por los distintos yacimientos
europeos, se puede apreciar que las más antiguas corresponden a la zona
oriental y que progresivamente se va colonizando o distribuyendo hacia el
oeste.
En Bulgaria el yacimiento de Bacho Kiro representa una de las
estaciones auriñacienses más antiguas que se inician hacia el 43.000 B.P. con
una industria Auriñaciense atípica que se ha denominado Bachokiriense y
continúa hasta el 24.000 B.P. con la secuencia clásica. Es a partir del
establecimiento del horizonte auriñaciense cuando se puede contemplar un
incremento paulatino en la complejidad de los campamentos. Así vemos en el
nivel inferior un típico alto de caza. A continuación hay dos niveles con simples
hogares agrupados en conjuntos de 5 ó 6 estructuras y por último en el nivel
Auriñaciense clásico se aprecia la existencia de un hábitat permanente con
diferentes tipos de estructuras y cabañas más o menos agrupadas.
En Eslovaquia, F. Prosek encontró en el yacimiento de Barca 2 un
conjunto de 15 cubetas ovales que fueron interpretadas como fondos de
cabaña. La mayor parte de ellos tenían una línea de agujeros de postes en el
área central lo que permite suponer que las cabañas tendrían una cubierta a
dos aguas. Parece que nos encontramos ante un campamento estacional
dedicado a la caza intensiva. En Alemania, en la zona del alto Danubio
destacan las cuevas de Vogelherd, Geissenklösterle y el campamento al aire
libre de Lommersum. En la primera de las cavidades, que en realidad es un
largo corredor, excavada en los años 30, se llevó a cabo a finales de los años
80 un gran proyecto de investigación dirigido por J. Hahn, que ha permitido
reconstruir distintas áreas de actividad que durante los primeros trabajos
habían pasado desapercibidas. De esta forma se ha podido constatar la
existencia en una de las bocas de un taller de marfil y en la zona media se
hallaron 5 grandes hogares rodeados de piedras. Todo el conjunto ha sido
fechado entre el 34.000 y el 31.000 B.P. es decir en un Auriñaciense clásico.
Hay que destacar el conjunto de figuras animales descubiertas en el nivel 4.
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Figura 14.- Reconstrucción y planta de algunas de las estructuras de habitación
encontradas en el yacimiento de Barca II (Eslovaquia). Se encuadra en
el horizonte cultural auriñaciense (Basado en L. Bánesez).
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En Francia destaca el nivel III del Abri Pataud (Dordoña) excavado por
Movius en los años 60 con varias estructuras bastante bien conservadas.
En Santander fue excavado por González Echegaray y Freeman el
primer fondo de cabaña español del Paleolítico Superior (Auriñaciense). Este
fondo de cabaña es el de cueva Morín (Santander) y se encuentra asociado a
un complejo mortuorio con dos enterramientos y tres individuos de los cuales
sólo se ha conservado el molde externo, al haber desaparecido todos los restos
óseos por la acidez del sedimento. La cabaña de Morín aparece enclavada en
una fosa, se le puede, por tanto, considerar una habitación semisubterránea.
23
Un tipo de cabañas, semejante al de Morín aparece en Corbiac
(Dordoña). Aquí vuelve a aparecer este tipo de agujeros de poste dibujando el
emplazamiento de dos cabañas, las cuales presentan en su interior unos
hogares excavados en el suelo y un silo. La cabaña nº 1 de Corbiac es la más
completa. Mide unos 3 x 1,40 m. tiene 14 agujeros de poste conservados.
Cerca del agujero A se conservaba un silo de 25 cm. de diámetro y 10 cm. de
profundidad, que contenía una serie de lascas y hojas. Encima del silo aparecía
una piedra gruesa y plana con otras más pequeñas apiladas en su extremo
oeste. Una segunda laja, igualmente enderezada como la anterior, se
encontraba un poco más lejos. La orientación general es oeste-sudoeste y la
abertura estaba orientada hacia el sur. Es posible que las piedras enderezadas,
que hemos mencionado anteriormente prolongasen esta estructura
sosteniendo un paraviento, sin embargo la repartición espacial de los útiles no
parece apoyar esta hipótesis. La cabaña nº 2, al sudoeste de la primera, es
más pequeña, tiene 2 x 1 m. y se encuentra peor conservada. Ésta se
encuentra delimitada por 7 agujeros, uno de los cuales el V, parece formar
parte de otra estructura destruida. Esta tienda estaba orientada hacia el sur. Se
ignora si estas habitaciones son contemporáneas, de todas maneras lo que sí
parece indudable es que la ocupación duró poco tiempo.
A lo largo del Auriñaciense, como hemos visto, los Hombres
anatómicamente modernos no hicieron grandes innovaciones y se limitaron a
seguir las tradiciones técnicas ya establecidas por sus predecesores los
neandertales.
4.3.- El Gravetiense.
El desarrollo del horizonte cultural gravetiense se produce entre el
final del primer interpleniglaciar y el segundo y último pleniglaciar del Würm. La
principal característica de este complejo industrial es la existencia de
abundante útiles de dorso sobre hojas largas y con retoque abrupto y con una
gran extensión geográfica que abarca desde el Atlántico hasta los Urales. Esta
tradición cultural pudo haber tenido un origen policéntrico ya que aparecen
útiles muy similares en un mismo momento en lugares muy alejados. El
Gravetiense es un período de grandes innovaciones tanto en las estructuras de
habitación como en la diferenciación de sus distintos usos, sin duda debido al
empeoramiento climático. Desde el punto de vista de los recursos, Europa
muestra en este período una clara subdivisión entre la zona oriental, donde la
caza se centra fundamentalmente en el mamut y la zona occidental donde
predomina del reno como presa principal. Más hacia el sur, en la Península
Ibérica los animales más cazados son el ciervo y el caballo
Esta división zonal se aprecia también en las edificaciones. Así en las
estepas rusas, se han encontrado unas estructuras complejas que demuestran
la adaptación de estas gentes al medio. Se trata generalmente de un zócalo
circular de huesos de gran tamaño de mamut (cráneos, fémures, omoplatos,
huesos ilíacos, etc.) que se aproximaban entre sí a medida que alcanzaban
altura hasta cerrarse casi en forma de cúpula. Los espacios que quedaban
abiertos en esta estructura se rellenaban con arcilla y para la parte superior de
la cúpula se empleaban largas ramas cubiertas por espesas pieles de cara a
aligerar la parte superior. Cuando no encontraban madera, utilizaban las astas
de los grandes Megaceros que en cierta forma cumplían su función. Por otro
lado en la zona occidental el material utilizado es principalmente la piedra y la
24
madera, mucho más abundantes que en la zona esteparia de Ucrania y Rusia
ya que existen muchos más afloramientos cársticos.
Entre las estructuras de habitación gravetienses de Francia destaca la
de La Vigne Brun (Loira) yacimiento en el que se encontraron 5 estructuras
subcirculares con cubetas que alcanzaban los 50 cm. de profundidad y
rodeadas por piedras y amontonamientos de sedimento. En el interior de estos
habitáculos se hallaron varios hogares simples.
En Plasenn-Al-Lomm (Bretaña) se excavaron dos concentraciones de
bloques de granito que formaban unas siluetas semicirculares y proporcionaron
una fecha cercana al 23.000 B.P. La baja densidad de material lítico tallado y la
especialización del utillaje ha permitido interpretar esta yacimiento como un
campamento estacional.
Mas hacia el este, la utilización de la piedra se hace más rara, tal como
ocurre en Dolni Vestoniçe, donde B. Klima halló una cabaña alejada del núcleo
principal de la zona de ocupación en una zona de fuerte pendiente. Esta
construcción constaba de una cubeta de unos 80 cm. de profundidad formando
un círculo de unos 6 m. de diámetro y rodeada por una mezcla de piedras,
sedimento y huesos. En esta cabaña se encontró un hogar parcialmente
recubierto por una superestructura de arcilla cocida y en el interior de la misma
se descubrieron unas 2.200 estatuillas o fragmentos de ellas, tanto de animales
como antropomorfas. Esta choza fue interpretada como la perteneciente a un
chaman, aunque actualmente dicha afirmación se considera en desuso. Sin
embargo es muy importante destacar que se trata de la primera vez que se
documentaba una cocción intencional de la arcilla, casi 20.000 años antes del
descubrimiento de la cerámica cocida. Si se trata de un hecho intencional o
casual, quedará por desgracia en una simple suposición, pero el ingente
material hallado deja muchas preguntas en el aire.
25
El Gravetiense en Europa oriental únicamente ha proporcionado una
cabaña semienterrada en el yacimiento de Gagarino, en la llanura rusa cuya
antigüedad se sitúa en 21.800±300 B.P. Como ya hemos visto anteriormente
en toda la zona oriental existen unos precedentes en la utilización de grandes
huesos como material constructivo, aunque su máxima expresión se alcanza
en este momento con tres tipos de construcciones que son los del tipo
Kostienki-Anosovka, las de Mézirtchi-Mézine, y por último las de Kostienki-
Avdeevo.
26
Kostienki-Anosovka, que también se han hallado en Ioudinovo y en Kostienki II,
debían de tener una estructura de ramas o troncos de árbol, ya que es difícil
imaginar un techo de estas dimensiones únicamente soportado por huesos. Por
el contrario las del tipo Méziritchi-Mézine, que también se han encontrado en
Dobranitchevka en Ucrania y en Krakow-Spadzista en Polonia, tienen cubierta
hechas sólo con restos óseos como los colmillos de mamuts, incluso aquellos
que todavía estaban insertos en los cráneos. En el primer tipo de estaciones, el
círculo exterior estaba hecho a base de cráneos y mandíbulas, en el segundo
fueron cráneos y huesos largos mientras que en el tercer tipo se usaron
mandíbulas y omóplatos. Conviene destacar que para hacer una de estas
construcciones se necesitan entre 10 y 95 esqueletos de mamut.
27
En todos los casos los hogares se encontraban en el exterior de las
estructuras. Las construcciones del tipo Méziritchi-Mézine están datadas entre
17.000 y 15.000 B.P. mientras que las del tipo Krakow-Spadzista son todas
ellas anteriores al 21.000 B.P.
28
proceden de cacerías o de una recogida selectiva de esqueletos? La mayor
parte se inclina por la segunda opción ya que en Predmosti los restos suponen
unos 1.000 individuos, mientras que en Dolni Vestoniçe se necesitaron más de
100. Para intentar solucionar este problema se han realizado dataciones
radiocarbónicas a distintos huesos y han mostrado que todos estos animales
murieron a lo largo de 2.000 años, con lo cual se confirma la recogida selectiva,
sin descartar que pudiera haber algún individuo cazado.
La robustez de estas construcciones sugiere que fueron usadas durante
el largo invierno ruso, pero la existencia de otros restos de animales más
propios de la época estival hace pensar que se trataba de campamentos
permanentes con ocupación durante casi todo el año.
4.4.- El Solutrense.
El fenómeno Solutrense, por llamar de alguna forma al cúlmen de las
series industriales, tiene una delimitación geográfica muy concreta en la zona
francesa y en la Península Ibérica. Su origen todavía hoy es desconocido,
aunque parece haberse gestado a partir de elementos previos existentes. Por
desgracia las excavaciones antiguas en búsqueda de los objetos creados por
los solutrenses, destruyeron gran parte de las estaciones clásicas, que sin
duda podrían haber proporcionado numerosos datos sobre las estructuras de
habitación construidas por estas gentes. La documentación más antigua de una
estructura de habitación solutrense procede de las excavaciones de D. Peyrony
en 1932 en el Abri du Fourneau du Diable (Dordoña) donde se localizaron dos
muros perpendiculares al abrigo, que delimitaban claramente un espacio. La
existencia de varios agujeros de postes, de 40 cm. de profundidad y 20 cm. de
29
diámetro en los dos laterales y 10 cm. en la zona central, hicieron pensar a los
excavadores que pudo haber existido una tienda. Esta cabaña tenía una forma
de rectángulo irregular de 12 m. de largo y 7 m. de ancho, asemejándose a la
de Timonovka en Rusia. La estructura aparece limitada al norte por unos
cantos y al este aparece delimitada por unos bloques, mientras que en el
ángulo sudeste aparece una entrada preparada de 4,20 m. de ancho.
En La Cueva de Ambrosio (Vélez-Blanco) durante nuestras
excavaciones de los niveles solutrenses, hemos hallado una sucesión de
hogares rodeados de piedras en una zona muy concreta del yacimiento, entre
grandes bloques, lo que nos hace pensar en la posibilidad de que hubiera
algún tipo de protección temporal a modo de paravientos. De cualquier forma
se trata de una estación que todavía está siendo investigada y no descartamos
hallar algún tipo de estructura.
4.5.- Magdaleniense
Durante la fase final del Paleolítico se desarrolla un sistema de
explotación intensivo del territorio, que permite un aprovechamiento más
completo y eficaz de todos los recursos disponibles y el traslado a otra zona
cuando éstos se agotan. Esta tendencia se origina en cierta manera por la
aparición de nuevas especies faunísticas tras el máximo glaciar y la mejoría
climática que se aprecia en el llamado interestadio Bölling. Paralelamente se
observa una clara adaptación industrial a este cambio de recursos con una
disminución paulatina del tamaño de los útiles y la invención de otros más
complejos.
Si en Europa occidental las grandes modificaciones faunísticas se
desencadenan a partir del Alleröd con la llegada de especies de tipo
interglaciar, en la zona oriental este proceso se inicia con anterioridad. Estos
cambios provocan el retorno a las estrategias oportunistas y por consiguiente la
transformación del tecnocomplejo magdaleniense hacia el mundo aziliense. De
cualquier forma estas ideas tienen que matizarse en el contexto del
Magdaleniense ya que actualmente no se contempla como un unicum sino
como un conjunto de culturas sincrónicas de enorme variabilidad.
Al principio de este período todavía perviven algunas de las ideas
previas como en el caso de Plateau Parrain, cerca de Mussidan, donde se
encontró una cabaña rectangular similar a la de Fourneau du Diable y que fue
excavada por Bordes y Gaussen, si bien de menor tamaño ya que posee unas
dimensiones de 5 x 4 m.. Esta cabaña aparece delimitada por una serie de
guijarros aportados desde el río vecino, mientras la zona central está
desprovista de éstos y se cubre en algunas zonas con un enlosado. La
abertura, plenamente visible, se sitúa en el sur y existen además unos muros
en el este y en el oeste delimitando el área de habitación. Es posible que esta
tienda magdaleniense haya sido parcialmente rodeada por un arroyo, ya que a
lo largo del muro oeste había una débil depresión destinada a impedir que la
corriente de agua penetrase bajo la tienda. En su interior aparecieron útiles
diseminados, pero la mayoría se encontraron en el exterior.
En la llamada provincia franco-cantábrica se han hallado escasas
estructuras magdalenienses, en parte debido a la antigüedad de las
excavaciones. Sin embargo en todas aquellas que se han realizado más
recientemente se ha constatado que dichas construcciones eran habituales en
este horizonte cultural. P. Bahn (1983) introdujo por primera vez en esta zona
30
el concepto de superestación para definir un conjunto de hábitats permanentes
en grandes cavidades o abrigos rocosos como los casos de Mas d’Azil,
Lespugue, Istruritz, etc. Alrededor de éstos se localizaban una serie de
campamentos estacionales. Existen otros yacimientos similares como Niaux,
Le Portel, el conjunto de Trois Frères-Tuc d’Audoubert, etc., con un rico
contenido artístico tanto parietal como mobiliar, y que sin entrar en el concepto
de superestación sin duda constituyeron unos importantes catalizadores de las
poblaciones magdalenienses.
31
Figura 23.- Detalle de la supuesta máscara hallada en la zona del santuario de
la cueva de El Juyo y expuesta en el Museo de Altamira. (Foto S. Ripoll).
32
Figura 24.- El Juyo (Cantabria), planta del conjunto en la que se aprecian las
distintas estructuras descubiertas durante las excavaciones hispano-
norteamericanas de J. González Echegaray y L.G. Freeman.
33
El Magdaleniense Superior de la zona clásica no parece haber
modificado excesivamente los modos de vida ni la organización espacial de los
grupos humanos que les precedieron. Los yacimientos principales siguen
localizandose en cuevas, con una predilección por las zonas menos profundas
de las mismas. La última gran expansión de las culturas magdalenienses hacia
las llanuras centro europeas y rusas se llevó a cabo durante la mejoría
climática del Bölling. Esta diáspora se realizó fundamentalmente por dos vías:
la septentrional a través de la cuenca parisina hacia Bélgica y la meridional por
el alto Rin y el alto Danubio.
La mejor concepción del modelo teórico del hábitat paleolítico se debe
a las ejemplares excavaciones llevadas a cabo por A. Leroi-Gourhan en uno de
los yacimientos claves como es el de Pincevent y otros de la cuenca parisina.
La proximidad entre ellos y su buena conservación, resulta de sumo interés
para conocer las habitaciones de esta época, más aún si se tiene en cuenta la
posibilidad de estudiar las relaciones existentes entre ellos, así como el
diferente aprovechamiento de un mismo ámbito ecológico como es la llanura
del Sena.
La primera de estas habitaciones a mencionar es la de Tarterets II,
estudiada por Brezillon. En Tarterets II ha aparecido una superficie con grandes
concentraciones de productos de talla de los útiles. La ausencia total de
vestigios orgánicos (carbón, restos óseos) se puede atribuir a una intensa
alteración físico-química. Los materiales líticos, sílex o fragmentos de roca,
atacados por la acción del fuego han sido los únicos testimonios de ocupación.
Existían grandes concentraciones de útiles, así como de productos de
manufactura, estos últimos ocupaban una superficie de 1 m2 y alcanzaban en
el centro un espesor de 15 cm. Asimismo aparecían grupos de pequeños
bloques de piedra, que cubrían una zona circular de 50 cm. de diámetro. En
este caso, aunque no se han encontrado restos de ninguna cubeta excavada ni
ninguna parcela de carbón, la disposición y el aspecto de estas piedras permite
pensar en un antiguo hogar.
En el sector noroeste del hábitat la presencia de algunos bloques, en
círculos, hace deducir la presencia de unos agujeros de postes o círculos de
piedra para sujetarlos. En el plano general de distribución de los vestigios sobre
el suelo de ocupación se observa en el interior del círculo formado por los
núcleos y piedras un área de 1 m. de ancho casi vacío de restos. Asimismo
esta distribución permite afirmar que la repartición de los objetos no es
aleatoria y existen unos claras relaciones entre los mismos. Todo esto nos
hace pensar en la existencia de dos estructuras subcirculares de unos 6 m. de
diámetro. La primera de éstas, en el norte, parece que tenía un hogar, cuyas
piedras quemadas se han dispersado parcialmente. Siete círculos de piedra en
esta zona son posibles agujeros de postes. La segunda estructura, tendría una
salida abierta sobre el conjunto de restos de talla y se interpreta como un
posible taller.
A pocos kilómetros de Tarterets II, unos 30 kms., se encuentra
Pincevent donde, desde 1963, se están excavando una serie de fondos de
cabaña magdalenienses. Entre 1963 y 1965 se llevó a cabo la excavación de la
habitación nº 1 de Pincevent, primer hábitat paleolítico al aire libre
documentado en Francia con una metodología rigurosa. Aquí aparecieron tres
fondos de cabaña, cuyo interior presentaban el fondo recubierto de ocre, así
como un hogar a la entrada y junto a éste una gran piedra utilizada
34
posiblemente como asiento. Estas cabañas se encuentran en dirección NE-
SW. La ausencia de agujeros de poste así como la corona que formaban los
restos muestran que podría tratarse de una pared flexible y móvil más que con
una fija, hecho que nos hacen pensar que se trate de una tienda de pieles o
cortezas de árboles.
El estudio detallado de la dispersión de los vestigios óseos y líticos que
aparecieron aquí le permitió a A. Leroi-Gourhan describir las relaciones
espaciales de unos objetos con otros y definir una serie de áreas que quedan
definidas en un modelo teórico, puesto que la mayoría de las estructuras
aparecidas son estructuras latentes. Éste modelo muestra que con variaciones
en la orientación y en el volumen de desechos, las diferentes habitaciones
descubiertas en Pincevent presentan el mismo plano y las mismas
dimensiones. En 1966, nuevas excavaciones permitieron conocer tres nuevas
unidades de habitación, con unas áreas de actividad que quedan definidas por
A. Leroi-Gourhan en este modelo teórico al que aludimos anteriormente.
Figura 25.- Reconstrucción de una habitación con tres hogares del yacimiento
de Pincevent (Seine-et-Marne). Véase detalle de los hogares en el tema
de las estructuras de comustión. (Según A. Leroi-Gourhan).
35
Este modelo teórico confirma que la habitación nº 1 corresponde a la
suma de tres tiendas unitarias, mientras que los tres hogares principales
descubiertos en la segunda fase de excavaciones, representan cada uno el
centro o el polo de atracción, de tres unidades de habitación aisladas.
Según este modelo la superficie o suelo de habitación de cada unidad
podría dividirse de la siguiente manera:
A.- Hogar; estructura evidente.
B.- Espacio de actividad doméstica, de unos 4 m. sobre el que se
encuentra en asociación el ocre y la mayoría de los útiles de sílex o
de cornamenta de reno. Este se puede subdividir en B1 o espacio de
actividad interna, que corresponde al reborde del hogar, donde
predominan el ocre y los útiles, y en B2 o espacio de actividad
externa, donde los mismos vestigios, aunque menos numerosos, se
mezclan en una capa o en un amontonamiento de restos óseos y
líticos.
C.- Espacio reservado, de unos 6 m2, con forma más o menos circular,
que ofrece una densidad de restos netamente inferior a la de B.
Parece corresponder a la zona donde se realizaría el descanso y
donde se encontrarían los lechos.
D.- Espacio de evacuación cercano, a 1 ó 2 m. del centro del hogar,
que está ocupado por los restos de talla y ocupación doméstica.
E.- Espacio de evacuación dispersa, a 3 ó 4 m. del centro hogar.
F.- Espacio de evacuación enrarecido, a 5 ó 6 m. del centro del hogar.
G.- Espacio de descubrimientos aislados.
Este modelo se repite en cada una de las unidades de habitación de la
segunda sección, lo que muestra que a pocos metros el espacio funcional de
una unidad de habitación era el mismo. De estas tres unidades, dos de ellas se
ha podido comprobar que son contemporáneas, mientras que la tercera se
habría instalado poco tiempo después. Los límites de este modelo, aplicado en
Pincevent, no son absolutamente precisos, pero se constata que, proyectado
en el suelo, encuadra los vestigios de manera bastante exacta, dejando los
desechos en el exterior y dando a los restos "nobles”, como el ocre y los útiles,
una significación topográfica no equívoca.
Este mismo tipo de análisis de las áreas de actividad por la dispersión
topográfica de los vestigios ha sido empleado por Y. Tavorin en Etiolles
(Essonne).
Etiolles fue ocupado en una época muy fría y se sitúa
cronológicamente en el Magdaleniense Antiguo. Se encuentra a la orilla
derecha del Sena y fue excavado a partir de 1972. Aquí se descubrieron cuatro
suelos de ocupación superpuestos, todos ellos magdalenienses, en los que la
repartición de los vestigios, así como los bloques de piedras mostraban la
existencia de antiguas cabañas circulares.
Las áreas de actividad se perciben claramente en la estructura A 17,
que ocupa una superficie de 80 m2. Esta presenta un hogar asociado y en el
exterior una concentración importante de restos líticos, así como tres losas que
podrían formar el borde de una tienda. Otra estructura, también circular, y con
un diámetro de 5 a 6 m., presentaba un hogar semicircular y un círculo de losas
que se interrumpe hacia el sudeste, lo que podría ser debido a la existencia de
una salida de la tienda. Una tercera estructura, presenta un gran hogar central
36
cubriendo una superficie de 4 m2. Esta estructura de habitación aparece
bordeada por losas. Estos fondos de cabaña de Etiolles aparecían recubiertos
por una serie de losas que pavimentan el suelo. Este tipo de análisis de la
dispersión topográfica de los restos arqueológicos, nos muestra una serie de
actividades realizadas por el hombre en dicho yacimiento y nos permite una
relativa aproximación al modo de vida de estos grupos humanos.
37
madera y recubierta por pieles. La existencia en la zona central, junto al poste,
de un pequeño hogar rodeado de piedras y una gran cantidad de útiles y restos
de sílex evidencia una habitación más o menos continuada de esta cabaña. En
el interior de la misma se produjo a su vez un excepcional hallazgo de varias
decenas de plaquetas de esquisto y caliza decoradas con esquematizaciones
femeninas y mamuts. La gran riqueza de esta unidad de habitación plantea el
problema de la duración de la ocupación. Al tratarse de una choza
desmontable, Bosinski piensa que se trataría de un hábitat estacional, al que se
regresada a menudo, posiblemente todos los años, hecho que explicaría la
ingente acumulación de evidencias arqueológicas. Las otras concentraciones
son menos explícitas en cuanto a su funcionalidad pero muestran la existencia
de varios hogares y abundantes restos de sílex.
38
elemento constructivo ya sea en cuevas o al aire libre. Este empleo de
materiales pétreos podría introducir por primera vez el concepto más avanzado
de arquitectura y por otra parte la existencia de los grandes superyacimientos
constata la gran complejidad social de los grupos humanos que continuará
desarrollándose en fases posteriores de la Prehistoria reciente.
En todo el hemisferio norte se aprecia a partir del 17.000 B.P. las
consecuencias de la retirada del Inlandsis, abriéndose las grandes llanuras del
centro-este europeo a la colonización humana. El período entre el 13.000 y el
10.000 B.P. con varias pulsaciones cálidas, supone la transición al Holoceno
que también provocó una nueva adaptación al medio por parte de los grupos
humanos.
39
que suelen tener sus crías es la primavera. Cada especie tiene un período
estrictamente determinado (que puede tener ligeras diferencias geográficas),
no sólo por las condiciones climáticas, sino también alimenticias que son las
mejores para una especie dada. Con respecto a esto no se han producido
cambios regionales drásticos desde el Pleistoceno, lo que hace suponer que la
época de nacimiento de los mamíferos ha permanecido igualmente inalterable.
El siguiente cuadro muestra los periodos de nacimiento de las crías para la
mayoría de las especies de mamíferos salvajes (según los restos óseos de los
asentamientos),.
Especies Períodos de nacimiento de las crías
Lobo (Canis lupus) Marzo - Abril.
Zorro (Vulpes vulpes) Abril - Mayo.
Gato salvaje (Felis silvestris) Abril - Mayo.
Tarpán (Equus ferus) Abril - Mayo.
Jabalí (Sus scrofa) Abril - Mayo.
Ciervo (Cervus elaphus) Mayo - Junio
Corzo (Capreolus capreolus) Mayo - Junio.
Muflón (Ovis musimon "Pall") Marzo - Abril.
Cabra (Capra pyrenaica) Abril - Mayo.
Conociendo los períodos de nacimiento de las crías y habiendo
determinado, a partir de la dentición, las suturas y las epífisis de los huesos, la
edad del animal cuando se le mató, se puede determinar también la estación
del año en la que fue cazado dicho animal. El hecho de que el animal fuese
abatido en un lugar en cierto periodo del año es buena prueba de que el
asentamiento fue ocupado durante esta estación.
Para este propósito los restos de los pequeños mamíferos son los
mejores indicadores. En estas especies la erupción y cambio de varios dientes
ocurre en un pequeño intervalo y las diferentes fases del proceso tienen lugar
en un espacio de tiempo menor que en las especies mayores. En estas
especies la dentición entera se desarrolla entre dos y dos años y medio,
mientras que en las grandes especies necesitan cuatro y cuatro años y medio.
Los restos de los animales jóvenes (de menos de un año) son los más
apropiados, ya que en los años posteriores el espacio de tiempo entre los
cambios de los dientes se hace mayor.
Basándose en los períodos de nacimiento de las crías y en las fases de
dentición es relativamente fácil determinar, a partir de los restos faunísticos, en
que estaciones del año fue ocupado un asentamiento. Por el contrario resulta
difícil probar que un asentamiento no fue ocupado en cualquier otra estación.
Sería demasiado simple decir que la ausencia de restos faunísticos de
un grupo de cierta edad prueba que el hombre no vivió en el yacimiento
durante la estación correspondiente del año. Sin embargo, si la excavación de
un asentamiento muestra sólo unos cuantos restos, la prueba no puede ser, de
ninguna manera, considerada como concluyente. Sólo si se está en posesión
de un gran numero de huesos puede, la ausencia completa de huesos de y
grupos de una cierta edad ser una prueba significativa a este respecto. Es
imposible, basándose en las frecuencias relativas de los grupos de edad,
determinar si toda una población vivió en un asentamiento a lo largo del año,
de forma permanente o no. Se necesita sólo pensar en la transhumancia, que
es una forma especial de migración pastoral, en la que una gran parte de los
animales pasan todo el año en el asentamiento.
40
Desgraciadamente en la mayoría de los casos no se puede
determinar cuándo los restos faunísticos encontrados en un yacimiento son de
animales que han sido cazados y cuándo proceden de animales que han
muerto naturalmente. El hombre generalmente mataba animales jóvenes más
que viejos, pero no demasiado jóvenes, sólo desde que podían proveerles de
carne. Muchos animales jóvenes, especialmente los machos, eran matados en
otoño a causa del forraje de invierno que solía durar poco tiempo. A veces el
índice de mortalidad de los animales nacidos en primavera podía incrementar
considerablemente la media de animales matados. En el pasado algunos
investigadores afirmaron que la presencia de cornamentas de ciervos era una
prueba de que la ocupación de un yacimiento había ocurrido durante el
invierno.
Estas migraciones de los animales van a determinar los movimientos
de la población paleolítica. Estos eran estacionales, y estaban en función de las
migraciones estacionales de los renos, ciervos, caballos salvajes, pequeños
mamíferos, etc.. Unos meses más tarde estas comunidades podían establecer
en la costa o en lugares que tengan apariencia de permanencia, o
semipermanencia, abandonando, temporalmente, sus hábitos nómadas.
41
del verano, y no ocupaban el hábitat más de tres días seguidos. Después de
esta corta parada, emigraban a otro lugar, con lo que el suelo de ocupación era
cubierto por la arena, la lluvia, y nuevamente en primavera, volvía a ser
habitado, probablemente por los mismos hombres que acamparon 11 veces
seguidas. Este se podría considerar como un asentamiento efímero, y no
estacional. Por el contrario en Lazaret los restos encontrados nos muestran
que éste fue ocupado hacia noviembre, y al terminar la primavera se
abandonaría, con lo que la ocupación quedaba reducida a una sola estación, el
invierno. Asimismo se han encontrado restos óseos de renos en las cuevas y
abrigos de la Dordoña, Poitou, Charente, cuyos análisis muestran que fueron
ocupadas especialmente durante el periodo de noviembre a febrero. La
conclusión es que los magdalenienses no buscaban abrigo en sus cuevas más
que durante el invierno para ganar enseguida los pastos de verano del reno.
En Pincevent, habitación nº 1, la ocupación se hizo durante las últimas
semanas de primavera y con diversas ocupaciones durante el invierno. En la
sección 36 de este mismo yacimiento, Leroi-Gourhan reconoce tres máximos
de ocupación a partir de las mandíbulas de reno: una en mayo, otro en agosto,
y otro en noviembre. Coinciden, pues, con las estaciones de primavera, verano
y otoño, en que se producían las migraciones de estos grupos magdalenienses
a Pincevent; luego se marchaban y volvían en la estación siguiente.
En algunos yacimientos se ha podido llegar a una estimación
aproximada de esta población durante el Paleolítico, tal es el caso de la
habitación nº 1 de Pincevent, en la que se considera de 6 a 10 el número de
habitantes. Esta cifra podría ser aumentada, si se considera que las zonas
libres de vestigios arqueológicos, donde se supone que debieron situarse los
lechos, podría haberse alargado durante la noche, con lo que tendríamos que
los habitantes de cada cabaña podrían ascender a un numero aproximado de
15 individuos, lo que equivaldría a una familia nuclear En Etiolles la habitación
A 17, presenta las mismas características que las de Pincevent, lo que nos
hace suponer que estaría asimismo ocupada por una familia nuclear.
42
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