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Nupcialidad y Familia PDF

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NUPCIALIDAD Y FAMILIA

Facilitador: Juan Manuel Ciudad

NUPCIALIDAD

La Nupcialidad es uno de los determinantes de la fecundidad. El estudio de la nupcialidad hace


posible la identificación de los patrones de formación de familias. En las poblaciones donde
actúa la fecundidad natural (ausencia de control natal) los patrones reproductivos están
fundamentalmente determinados por el comportamiento en la formación y disolución de las
parejas. Por esta razón, es fundamental determinar la edad promedio a la que se produce la
unión.

A diferencia de la mortalidad y la fecundidad, no se trata de un fenómeno que influya


directamente en la dinámica y en la estructura de la población. Sin embargo, y aun no siendo
necesario estar casado para tener hijos, es indiscutible su relación con otros fenómenos,
especialmente con la fecundidad. La fecundidad es usualmente mayor en las mujeres casadas
que en las que no lo están, sobre todo en las poblaciones en las que casi la totalidad del
proceso reproductivo ocurre en el matrimonio. De hecho, en algunas poblaciones, la
fecundidad está determinada principalmente por la proporción de población femenina casada.
Una menor frecuencia del matrimonio o un retraso en el mismo supone un descenso en la
tasa de natalidad. En países desarrollados, la importancia creciente de los nacimientos fuera
del matrimonio ha ido quitando, progresivamente, importancia a este argumento.

El fenómeno de nupcialidad ayuda a comprender los procesos de formación y disolución de la


familia. Generalmente el matrimonio y su disolución marcan el comienzo y el fin del núcleo
familiar. No todo el mundo se casa y el proceso es repetible, por lo que en el estudio de la
nupcialidad son posibles varias transiciones entre los distintos estados civiles: de soltero a
casado, de viudo o divorciado a casado o viceversa. Cabe destacar la importancia del primer
matrimonio, pasar del estado de soltero al de casado, ya que este supone la entrada en el
proceso reproductivo y de ahí su importancia.

La nupcialidad ha cambiado en sus formas y componentes, que han sufrido transformaciones


relevantes. El primer cambio apreciable es el producido por las disoluciones repetidas y las
nuevas formas a las que dan lugar. Sin embargo, el cambio más trascendente es el producido
por la modalidad de matrimonio entre personas del mismo sexo.
PRINCIPALES FUENTES DE DATOS PARA EL ESTUDIO DE LA FECUNDIDAD

 La fuente convencional más importante la constituye las estadísticas vitales provenientes


del Registro Nacional de las Personas y del Registro Civil de la municipalidad, donde de
forma continua se anotan los hechos relacionados con la nupcialidad, matrimonio, divorcio
o anulación. Para poder realizar un estudio detallado sobre Nupcialidad, se requieren datos
tales como el sexo edad, fecha de matrimonio por civil, etc. (métodos directos).

• En segundo lugar, los censos de población aportan importante información, que permite
estimar la Nupcialidad por medio de métodos indirectos a través de preguntas, sobre
estado civil y parentesco de los empadronados.

• A través de las encuestas demográficas, es posible recolectar información sobre la


nupcialidad y sus determinantes.

No obstante, existen aspectos que limitan el estudio de la nupcialidad, tales como:

 No muchos países publican estadísticas de nupcialidad.


 Se logra poca comparabilidad internacional por las diferentes legislaciones vigentes en los
países al respecto
 En países donde las uniones consensuales son muy importantes, no tienen
representatividad los resultados alcanzados.
 El desfase entre la ocurrencia del hecho y su inscripción legal.

De igual forma el tema de la nupcialidad está estrechamente vinculado con el divorcio, el cual
también tiene implicaciones demográficas y socioeconómicas, pero en sentido inverso, incide
en la reducción de los nacimientos, pues es el cese temporal de la exposición al riesgo de la
concepción, implica movilidad territorial de uno de los cónyuges, por tanto, también influye
en migración.

A continuación, se analizan las principales medidas de la nupcialidad:

MEDICIÓN DE LA NUPCIALIDAD

a) Tasa Bruta de Nupcialidad (TBN):

Número de matrimonios por cada mil habitantes. Se refiere al cociente obtenido de dividir el
número anual de matrimonios, en un año determinado, por el número de habitantes que
constituyen la población. Permite conocer la dinámica de un fenómeno relacionado con el
crecimiento de la población y los roles sociales, asimismo este indicador es oportuno para
ampliar el panorama de las nuevas necesidades de la población que conforma nuevos
hogares.

A pesar de que el matrimonio es una práctica que va perdiendo uso, el indicador en países
como México aún es una fuente de información muy valiosa. Con la reserva de que los datos
sobre matrimonios no representan a la totalidad de nuevos hogares que se forman en un año,
si es una muestra importante de las uniones, que nos puede dar información sobre la edad
de los contrayentes, su ámbito de residencia y otras variables de tipo socioeconómico. Tiene
las mismas ventajas y limitaciones que la tasa bruta de mortalidad y la tasa bruta de
natalidad.

El cálculo de la tasa bruta de nupcialidad (TBN) es:

Número de matrimonios
TBN = ∗ 1,000
Población total

Ejemplo: cuál es la tasa bruta de natalidad en la comunidad de Galicia, si durante el censo de


población realizado en el año 2017 hubo 65 matrimonios y el número de habitantes fue de
8,420 personas (Datos hipotéticos).

65
TBN = ∗ 1,000 = 7.7 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖𝑙
8,420
Resultados:

En promedio, en 2017 existieron alrededor de ocho (7.7) matrimonios anuales por cada mil
habitantes, es decir, 16 personas contrajeron matrimonio civil en un año, por cada mil
personas.

Esta medida realmente no es importante dentro de los análisis de la fecundidad pues no


considera las uniones libres, además en la mayoría de países existe carencia de información
confiable sobre el número de matrimonios en un período.

b) Proporción de mujeres en unión (PMU):

Esta medida se utiliza en vez de la Tasa Bruta de Nupcialidad. Corresponde a la proporción


de la población femenina en edad fértil que se encuentra en unión. La información para
obtener esta medida se puede obtener de censos de población o encuestas demográficas. Se
acostumbra denotar esta proporción con PMU.

El cálculo de la tasa proporción de mujeres en unión es:

Número de mujeres en edad fertil en unión


PMU = ∗ 100
Número de mujeres en edad fertil

El número de mujeres en edad fértil corresponde a las mujeres de estado civil “casadas” más
las mujeres que viven en “unión libre”.

Esta medida puede ser calculada también por grupos de edad de n años.

Número de mujeres en edad fertil en unión,


de edad (x, x + n)
PMU(x, x + n) = ∗ 100
Número de Mujeres en edad fertil, de edad (x, x + n)

Se puede interpretar como el porcentaje de mujeres en unión entre el grupo de edades x y


x + n.
Ejemplo: De acuerdo con el censo de población de la comunidad de Galicia en el año 2017, la
proporción de mujeres unidas para grupos quinquenales de edad se representa en la siguiente
tabla.

Mujeres Porcentaje
Mujeres
en edad de
Edad en edad
fértil en mujeres
fértil
unión unidas
15-19 123 834 14.8
20-24 336 728 46.2
25-29 430 634 67.8
30-34 481 638 75.3
35-39 468 630 74.3
40-44 379 519 73.0
45-49 281 396 71.0
Total 2497 4378 57.0

De acuerdo con esta información el 57,0% de las mujeres en edad fértil de comunidad de
Galicia Costa Rica en el año 2000 se encontraba en conviviendo en unión (casadas o en unión
libre). El patrón de variación de los porcentajes por grupos de edad se puede observar mejor
mediante la representación gráfica siguiente:
Galicia: Porcentaje de mujeres en unión (casadas +
unión libre), 2017
80.0

Porcentaje de mujeres en unión


70.0
60.0
50.0
40.0
30.0
20.0
10.0
0.0
15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49
Edad

Fuente: Cálculos propios

Como se puede observar el porcentaje de mujeres en unión alcanza el valor máximo en el


grupo de edades entre 30 y 34 años cumplidos, después comienza a descender
lentamente. Este descenso se debe, a divorcios, separaciones y a muertes del cónyuge o
compañero. De este modo, el complemento de los porcentajes con respecto al 100% equivale
al porcentaje de mujeres solteras, viudas, divorciadas o separadas dentro de ese grupo de
edad. Debe observarse que el patrón obtenido por medio de estas proporciones corresponda
a al patrón de nupcialidad de la población en un momento dado bajo el supuesto que los datos
corresponden a una cohorte hipotética constituida por las distintas cohortes analizadas.

c) Tasa Bruta de divorcialidad (TBD):

Mide la frecuencia de divorcios legales que ocurren dentro de la población total, en un


determinado año. Se interpreta como el número de divorcios por cada 1000 habitantes.

El cálculo de la Tasa Bruta de Divorcialidad es:

Número de divorcios
TBN = ∗ 1,000
Población total

Ejemplo: cuál es la tasa bruta de divorcialidad en la comunidad de Galicia, si durante el año


2017 se registraron 30 divorcios legales y el número de habitantes fue de 8,420 personas
(Datos hipotéticos).
30
TBN = ∗ 1,000 = 3.6 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖𝑙
8,420
Resultados:

En promedio, durante el año 2017 existieron alrededor de cuatro (3.6) divorcios legales por
cada mil habitantes.

d) Edad media a la primera unión:

La edad media a la primera unión expresa la edad a la que en promedio se casan o unen las
personas por primera vez. Se preferiblemente se la calcula con la mediana, Es decir,
corresponde a la edad hasta la cual se han casado o unido el 50% de las personas

La edad media es muy importante para el estudio de la fecundidad, fundamentalmente en


aquellas sociedades en que el tiempo entre la unión y el nacimiento del primer hijo no es
grande (intervalo protogenésico).

En Honduras, la edad mediana a la primera unión para las mujeres es 19.3 años,
ligeramente por encima de lo observado en la ENDESA 2005-2006 (18.9). Los hombres se
casan alrededor de 3 años más tarde que las mujeres, a una edad mediana de 22.4 años
(ENDESA 2011-2012).

LA FAMILIA

La demografía tiene como núcleo temático la reproducción poblacional, así que la familia, el
entorno social inmediato en el que se organiza esa función reproductiva, resulta un objeto de
estudio importante. Coincide así con otras ciencias sociales (la antropología, las ciencias
políticas, la sociología, la economía) que también estudian la familia, cada una desde su propio
marco teórico, y a menudo con resultados que interesan a las demás disciplinas. Eso no
modifica la afirmación inicial: lo que interesa de la familia a los demógrafos son todas sus
características y comportamientos que afecten a la mortalidad, la natalidad o las migraciones,
los fenómenos que a su vez condicionan el tamaño y las dinámicas poblacionales.

Este análisis de las familias suele centrarse en los convivientes dentro de un mismo hogar,
pero es importante no mezclar los conceptos. Aunque a menudo limitemos la familia al grupo
de parientes corresidentes en un mismo hogar, no puede identificarse hogar con familia; en
un hogar pueden residir personas no emparentadas. Se puede hablar también de residencias
colectivas cuando no existe parentesco alguno entre los convivientes, como ocurre en
cuarteles, hospitales o internados. En cambio, las familias, en un sentido amplio, constituyen
redes, que pueden ser reducidas o muy extensas, de personas emparentadas y
potencialmente residentes en diversos hogares.

El estudio específicamente demográfico de la familia se centra en dos grandes tipos de temas:

 Su composición o estructura. Se incluyen los tamaños y composición de los hogares, el


sexo y edad de sus componentes, las redes de parentesco, los vínculos de filiación y
conyugales, la distancia entre hogares, etc. Haciendo una analogía puede decirse que se
estudian “fotografías”, características familiares en un instante detenido del tiempo.

 Su evolución o dinámica. Aquí el interés se centra en las transiciones vitales que


experimentan los miembros de la familia y las edades a las que lo hacen, modificando con
ello sus vínculos y la composición familiar. Esto engloba los nacimientos y las defunciones,
pero también las uniones y las separaciones, las genealogías, los cambios de residencia y
de convivencia, las etapas temporales posteriores a la constitución de la pareja, etc. La
analogía nos lleva ahora a hablar del estudio de “películas”, características que cambian y
evolucionan con el tiempo.

En ambos tipos juega un papel muy importante la definición de los vínculos familiares con
la que se trabaje, para lo que suelen adoptarse las convenciones sociales (consuetudinarias
o legislativas) sobre el parentesco y su tipología. No se trata por tanto de un mero
parentesco biológico, que probablemente llevaría a englobarse a todos en una misma
familia si retrocedemos el tiempo suficiente en busca de ancestros comunes. Durante toda
nuestra historia se ha creado también parentesco “político” mediante la unión de no
parientes, o parentesco filial no biológico recurriendo a la adopción.

De la misma manera, para el estudio demográfico de la familia resulta esencial la


disposición de fuentes estadísticas que lo permitan (recuérdese que no se trata aquí del
trabajo de campo, antropológico, de observación de casos, sino de tener datos estadísticos
masivos sobre el conjunto de la población). Esto no ha sido posible hasta el surgimiento
de los sistemas estadísticos estatales y la implantación de fuentes como los Censos
modernos de población o los registros civiles de nacimientos, casamientos y defunciones.

En realidad la demografía empezó a interesarse bastante tarde en las familias, y


paradójicamente uno de los impulsos fundamentales para ello fue el surgimiento de la
demografía histórica, a mediados del siglo XX. En particular fueron cruciales las técnicas
de Louis Henry para la “reconstrucción de familias” a partir de los registros históricos
parroquiales, que permitían estimar indicadores de fecundidad, nupcialidad y mortalidad
para periodos históricos carentes de fuentes estadísticas modernas.

Fuente de datos:

El censo de población constituye una de las principales fuentes de que se dispone para
realizar estudios de familia, sin embargo, “en la mayoría de los países el cuestionario censal
corresponde al hogar, y en el mismo se anotan todas las personas que lo integran en el
momento del censo. Además de eso, para cada persona se anota su relación de parentesco
con el jefe de hogar (cónyuge, hijo, nieto, etc.). Sin embargo, ha resultado muy difícil, por
no decir imposible, reunir en forma sistemática para fines de tabulación todas las personas
que, en el hogar, constituyen una familia” (Valdecir, F., 1975).

Diferencia entre hogar y familia

La definición más general de hogar está referido a la unidad económica y social constituida
por el conjunto de individuos que conviven habitualmente bajo el mismo techo y ocupan
la misma vivienda (Diccionario Demográfico Multilingüe, 1985).

Por su parte la familia es el grupo de dos o más personas, integrantes de un mismo núcleo
censal, emparentadas entre si hasta el cuarto grado de consanguinidad (padres, hijos,
abuelos, nietos, bisnietos, hermanos, tíos, sobrinos y primos) y segundo de afinidad
(cónyuge, suegros, yernos, nueras, hijastros, cuñados).

Las diferencias entre estos dos conceptos están dadas en que el criterio básico para definir
la familia es el parentesco, mientras que para definir el hogar son las personas que ocupan
una vivienda. Ello implica, que, por definición, una familia no puede comprender más de
un hogar, aunque dentro de cada hogar si pueden haber más de una familia o ninguna. En
la práctica, sin embargo, y cuando la fuente es un censo, los conceptos de hogar y familia
de residencia tienen un significado muy semejante y generalmente se recomienda trabajar
con el concepto de hogar, por resultar más operativo.

Teniendo en cuenta la relación y el grado de parentesco con el jefe de núcleo, las familias
se clasifican en Familias Básicas y Familias Extendidas. Las primeras identifican a los
padres (el Jefe y el cónyuge) y/o los hijos. Cuando este círculo se amplía a otros parientes
la familia se considera extendida.

Asimismo, los hogares se clasifican en Unipersonales, Básicos o nucleares, Extendidos y


Compuestos.
 Hogar Unipersonal: Compuesto por una sola persona. Convive únicamente el Jefe del
hogar.
 Hogar Básico o Nucleares: Conformado por los cónyuges (o uno de ellos) y sus hijos
solteros o sin vínculo conyugal.
 Hogares Extendidos: Además de los componentes del hogar nuclear, residen otros
parientes como hermanos, padres, nueras/yernos, abuelos, tíos, del jefe de núcleo.
 Hogares Compuestos: Familia nuclear o extendida, en la que además residen no
parientes del jefe de núcleo como amigos, compadres, suegros de los hijos, etc.

El tipo de familia, las características del hogar donde conviven y se desarrollan y la


reproducción de sus miembros, están estrechamente vinculados. Las diferentes etapas de
su desarrollo, desde su formación hasta la disolución, pasando por la ampliación de sus
miembros, se conoce como Ciclo vital de las familias.

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