La Psicología Mística implica vivenciar la unidad y totalidad de la Vida experimentando el yo como parte del Todo. El místico vive conscientemente en un universo holístico comprendiendo que el Ser es uno. Esta dimensión de la conciencia es objeto de comprensión psicológica y no requiere ausentarse de lo cotidiano, sino que cuando constituye un estado persistente proporciona un nuevo modo de existencia con una concepción holística del mundo y de sí mismo.
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La Psicología Mística implica vivenciar la unidad y totalidad de la Vida experimentando el yo como parte del Todo. El místico vive conscientemente en un universo holístico comprendiendo que el Ser es uno. Esta dimensión de la conciencia es objeto de comprensión psicológica y no requiere ausentarse de lo cotidiano, sino que cuando constituye un estado persistente proporciona un nuevo modo de existencia con una concepción holística del mundo y de sí mismo.
La Psicología Mística implica vivenciar la unidad y totalidad de la Vida experimentando el yo como parte del Todo. El místico vive conscientemente en un universo holístico comprendiendo que el Ser es uno. Esta dimensión de la conciencia es objeto de comprensión psicológica y no requiere ausentarse de lo cotidiano, sino que cuando constituye un estado persistente proporciona un nuevo modo de existencia con una concepción holística del mundo y de sí mismo.
La Psicología Mística implica vivenciar la unidad y totalidad de la Vida experimentando el yo como parte del Todo. El místico vive conscientemente en un universo holístico comprendiendo que el Ser es uno. Esta dimensión de la conciencia es objeto de comprensión psicológica y no requiere ausentarse de lo cotidiano, sino que cuando constituye un estado persistente proporciona un nuevo modo de existencia con una concepción holística del mundo y de sí mismo.
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La Psicología Mística es una manera de ver, comprender y totalizar nuestra experiencia de ser,
desde una perspectiva o dimensión de la conciencia que aporta un modo de conocimiento
específico, al que llamamos «místico«.
Implica vivenciar la unidad y la totalidad de la Vida y participar de una conciencia universal,
experimentando el yo como una porción individualizada de esa Vida Universal, es decir, como un segmento no separado del Todo (pars sine partitione). De modo que el místico vive instalado conscientemente en un universo holístico, y comprende como hecho vivido lo que la Ontología enuncia como hecho sabido: «EL SER ES UNO«.
Esta dimensión de la conciencia en tanto vivencia es objeto de la comprensión psicológica, excepto
naturalmente para quienes padecen de deficiencia espiritual, al modo del «filisteo» que describe Schopenhauer. Contrariamente a la creencia vulgar o al prejuicio cientificista, esta experiencia no requiere ausentarse de lo cotidiano ni flotar en un divague más o menos sentimental. Precisamente, cuando este conocimiento vivido constituye un estado de conciencia persistente o habitual, esto es, un «Temple Místico» se halla siempre presente como conciencia de fondo, sustentando un nuevo Modo de Existencia, con su peculiar concepción del mundo y de sí mismo.