Miguel Martínez Barradas - La Pared Del Laberinto
Miguel Martínez Barradas - La Pared Del Laberinto
Miguel Martínez Barradas - La Pared Del Laberinto
Ceniza y destierro
2
La pared del laberinto:
Ceniza y destierro
miguelmartinezbarradas@gmail.com
3
BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
José Alfonso Esparza Ortiz
Rector
René Valdiviezo Sandoval
Secretario General
Flavio Guzmán Sánchez
ED Vicerrectoría de Extensión y Difusión de
Cultura
Ana María Dolores Huerta Jaramillo
Directora de Fomento Editorial
4
Roberto,
Lupita,
Isaac.
5
PRÓLOGO
(Hermann Hugo,
“Sin nombre”, Gottselige Begierde, MDCXXII)
7
8
6 Diablo Bestia
Aquí hay sabiduría
Bestia Seis Bestia
6 Diablo 6
6 Bestia 6
Diablo 6 Diablo
Bestia Diablo Bestia
Seis Bestia Seis
Seiscientos Sesenta y Seis
Cinco Luzbel 7
Satán 6 Lucifer
Pentagrammatón
Hexagrammatón
Heptagrammtón
En el día hablo
Con luz bélica
El Arcano XV
No cesa de mirarme
Numeri sumus
9
Y el premio por mejor actor
es para todos nosotros
que hacemos ruido al masticar
azotamos la cuchara del café
atendemos el zumbido de una mosca
y pegamos contra la transparente realidad
para no escuchar
que la muerte
ya
está
aquí
10
Peón al fondo,
¿cuánto avanzó?
¿seis escaques?
detrás
el hedor
de la muerte
El límite
no termina
la sangre
Peón al fondo
transmutado
renacido
Limitadas opciones
dama
torre
caballo
alfil
no hay más
11
No hay rey
ni cambio de bando
en esta tierra
siempre se es un peón
No importa la corona
ni las creencias
cuando se atraviesa el campo
la muerte
seduce
12
Peón al fondo
coronado
regresa a la batalla
pretende ser otro
menos miserable
asesino de segunda línea
vuelve
una y otra vez
a los exquisitos campos verdes
en los que la muerte brota
bajo un cielo apretado de claroscuros
Las piezas
los hombres
avanzan
con una soga en el cuello
la muerte
imprecisa
llegará cuando la invisible mano
–¿la mano dios?
¿una pieza jugando a ser dios?–
los traicione
haciendo tirar del otro extremo de la soga
13
Piezas mudas
torpes
infinitos movimientos
ejércitos condicionados
el rey
es peón
de su dueño
Esperanza
llegar al fondo
coronarnos
en la forma somos algo
desnudos
polvo
polvo no enterrado
polvo que vuela en el aire
y termina en la caja
donde somos iguales
bajo la hoz
los reyes y los peones
no existen
14
Peón al fondo
peón transmutado en dama
peón de polvo
Nada
15
Ahora que somos menos
hay que amarnos más
la hora se achica
y la piel dibuja surcos
en los que se atora el polvo
de los que ya no están
16
La casa se resumió a un zumbido
de atronadores vitrales hirientes.
Cielo, estallido constante.
En el recuerdo
de un sol sin nombre
de un sol herido
somos memoria.
Somos recuerdos
del provenir.
17
Hay muertes que son necesarias,
como la de los malos,
como la de los enfermos,
como la de los que están aburridos
y no hacen otra cosa que no sea quejarse.
18
Pero hay otras muertes que también son necesarias
como la de aquello que se ama
y que con su huida podemos ser otros ‘yos’,
que no se quejan
que no se aburren,
que son dignas de ser recordadas
y de tener una veladora en el altar de la memoria.
A esos muertos hay que llorarles,
hay que rezar por ellos para que nos guíen
en este mundo donde todos nos morimos.
19
Me acostumbré a tu presencia,
a renunciar al último bocado,
a sortear el camino,
a verte sin buscarte,
a tu olor picante,
a tu respiración profunda.
¿Qué hiciste?
¿En qué te equivocaste?
20
No se puede matar
sin dañar una estrella.
Como arriba es abajo
como abajo es arriba.
¿Puedo pedir misericordia
ahora que me he convertí
en Tánatos?
¿Quién soy para quitar una vida
y pedir que no hagan lo mismo conmigo?
En mi mano aparece un punto.
Hoy arrebato, mañana me despojan,
me ofrecí al mundo y sus centros.
¿Qué mano se manchará
con mi sangre?
¿Qué estrella será dañada
con mi muerte?
La fina cuerda de la vida
resonó por última vez.
Los astros y su sentido cambian,
están desviados hacia mi voluntad,
hacia la tuya.
21
¿Cuántos puntos han marcado tus manos?
Uno muere
otro se salva
y los astros giran.
22
De diseño a cuadros
de manga al codo
de cabello corto
de fingida modestia
de moral cristiana
de responsabilidad absurda
de intelecto seco
de aspiraciones bajas
de mal gusto
de lenguaje ramplón
de saludo sonoro
de influencia deportiva
de dentadura enchiclada
de baja estima
de cuerpo de tortuga
de obediencia servil
de pasión sepultada
de alcoholismo exorbitante
de aliento a veneno
de necesidades televisivas
de modales convenencieros
de sentimentalismos tramposos
de apariencias
no soy
23
Una grieta en el cielo
entreabre el tiempo.
¿Qué hay al otro lado?
¿Qué ojo se posa
en aquella herida
para observarnos?
Un estallido de luz
rompe la fisura:
la eternidad
tiene por sombra
tierra y ceniza.
Las nubes continúan el juego de las mutaciones
un dios habla donde una señal se borra.
Me recuerdo,
entre luz y tiempo
yo también estoy cambiando.
24
Enamorado,
buscó una orilla para contemplarse.
Cuando cayó,
se buscó con insistencia en aquella mirada.
Extrañándose a sí mismo,
reflejó el cielo.
25
Cristo,
Rey de los Jodidos,
en tu Sangrado Corazón
arde la raza de cobre,
la esperanza del pobre.
Desde tu cruz,
mirando el futbol,
alimentas la ignorancia,
toleras la desgracia.
Tu corona de espinas
es la rosa que nunca llegó,
el paraíso negado
a tus alcohólicos seguidores
ahogados en el cáliz
de la miseria.
26
Pastor de los hambrientos,
tus dolorosas bestias
rumian
la hierba
de la ignorancia.
Cristo,
Rey de los Jodidos,
en sus manos
encomendaste
tu espíritu.
Amén.
27
En viernes santo
apareciste inesperadamente.
Con la muerte de Dios,
te fuiste.
En la noche,
esperando tu llanto,
no te escucho.
En la resurrección confío
y enciendo una varita de incienso
en tu nombre (¿regresarás?)
Traicionera, se apaga.
Extinguiéndote en tu improvisado altar.
Ingenuo
tengo fe
en el tercer día.
28
El tiempo es devorado
por el silencioso aleteo de una mosca.
En sueños,
se acerca.
29
Cuerpo,
animal de sacrificio.
La carne y el mar se reducen a polvo,
son hermanos
de sal
y tiempo.
30
Tierra y cielo unidos
húmedo beso
nocturno
como recibiendo a un hijo
doy pasos
cantera mojada
tapiz de buganvilia.
Sangrantes nubes
fecundadas por el delgado rayo
astral
pálido
que rebasa el infinito
y me encuentra aquí
sobre la lápida
mística estatua de plata
La muerte
se resume
a un abismo
de
fe
31
Los recuerdos
son espuma
borrándose
en la arena
del tiempo.
32
Desde mi nacimiento
vengo cargando mi epitafio.
El peso de mi tumba
lo llevo sobre la espalda,
con cada uno de mis pasos,
incrementa.
Sostengo la Esfera
sobre mis hombros.
Desde mi nacimiento
vengo cargando mi epitafio,
con mis pasos lo escribo.
Cielo diurno,
lucífero infinito abismo espiritual,
como un mar quema con tu sal mis heridas,
sánalas, bórralas.
El cielo con sus olas se lleva el tiempo.
El sepulcro corrompe el cuerpo.
El alma, arcano del laberinto,
escapa del polvo muerto.
33
Desde mi nacimiento
vengo cargando mi epitafio,
lo escribo con la mirada,
con el tacto,
con el oído,
con el olfato,
con el gusto,
con aire,
con fuego,
con tierra,
con agua,
alquímica quintaesencia.
Materialización del espíritu.
Espiritualización de la carne.
La poesía es un oscuro sol de tinta
y las palabras sus luminosos rayos
34
La vida es un ojo
que llora estrellas.
¿Qué mira?
¿Será su parpadeo la noche en que morimos?
Mis cuencas son dos fulgores
que se apagan en la noche de los muertos.
Desde mi nacimiento
vengo cargando mi epitafio.
Soy un loco caminando hacia el Mundo.
Soy un innumerable mirando el Todo,
comienzo perpetuo de infinito desenlace.
35
El escorpión
es un crucifijo
que lleva en su aguijón
el veneno de la vid.
Alacrán.
Cruz ponzoñosa.
Trepa por mi espalda.
Inyecta tu vino.
Hiéreme.
Quiero ver
aquellas puertas negras
donde el inconsciente se detiene
y el cuerpo enloquece.
36
Yohaku no bi
Un árbol
alimentándose
de sus lágrimas
ofrendando
frutos de aire
Dios es la idea
El hombre la forma
La belleza del vacío me abraza
37
Ciudad muerta
rocío
lágrimas sacras
murciélagos descolgados
del monumento a la tiranía
Infinito
nubes navegantes
en la cúpula cerrada
el sol resucita
la memoria amarga
38
Sagradas Escrituras
la palabra hace al mundo
lo que no se nombra
no existe
el altar mayor
está vacío
ninguna “t”
recibió al hijo
redentor
39
Abrazo de sal
Escorpión mental
Vate tu cola
Boca de humo
Negro corazón
Malignas venas carboníferas
Hieren
Matan
Infancia, disfraz de la poesía
Templo de redención
40
Despertó con un dolor en el pecho.
Sin recuerdos.
Su cuerpo había cambiado de color, su piel era
cobriza, cálida.
Estaba solo.
Tenía hambre.
Tenía sed.
Lloró frente al mar.
Sintió furia, mató.
Levantó la cabeza.
Miró al cielo.
Creyó.
Nada.
Silencio.
Atardecía.
Miró sin comprender.
El pecho aún le dolía, algo le estorbaba.
Sufría.
Creía, rezaba.
Silencio.
El infinito callaba.
41
Tocó su pecho.
Halló el mal.
Desgarró su piel, sangró su cuerpo, rompió sus
huesos.
Ahí estaba, rojo, sangrante, rítmico.
Lo tomó entre sus manos.
Lo arrojó al mar.
El dolor nunca regresó.
El hombre
es un tambor
de barro.
42
Letrarinto
terreno virgen fecundado blanca luz nocturna
siniestro profundo suelo cubierto de espinas
indescifrable camino de universales laconismos
perversión del hombre ingenuo
del hombre que cree
muros altos
caminos estrechos
sus salidas no existen
laberinto asesino devorador de dioses de hombres
sin distinciones
no hay tiempo
no hay muerte
sendero inútil locura
elegido por crédulos suicidas que se ahogan en
un mar de tinta
oscuro letrarinto
serpea en el interior
traiciona una y otra vez
llevando a la bóveda
sepultando
en el fondo
del abismo
43
Albino centrimonstruo
Una luna nueva en los ramajes
de un infinito árbol de fuego.
Una luna creciente en los follajes
de un infinito árbol de aire.
Una luna menguante en las raíces
de un infinito árbol de agua.
Una luna muriente en las cenizas
de un infinito árbol de tierra.
Un fruto perdido
de reconciliación con el Gran Todo.
Y un sol apagado
en el corazón del ser humano.
44
Esta es la canción de los amantes,
la de aquellos que tímidamente se acercan
y entre risas se alejan,
la de los que se besan y cuando
se despiden
entre pasos voltean a ver si ese otro aún sigue ahí,
también volteando,
también esperando
a que suceda de nuevo,
esperando revivir el encuentro
que entre tentaculares abrazos y enredadas
palabras,
desaparece.
45
Esta es la canción de los amantes,
la que suena para los que se sonrojan,
para los que dan su vida,
para los que idealizan,
para los que aman.
La canción de los amantes no tiene tonada,
tampoco tiene letra,
por eso algunos no se la saben todavía
y la silban pidiendo
que alguien se las cante.
46
Esta es la canción de los amantes,
la de los que empiezan,
pero también la de aquellos
que de tanto cantarla,
hoy olvidan su melodía,
porque la canción de los amantes
deleita al inicio y fastidia al final,
aplasta el corazón
y deja sangre donde un día hubo rosas.
47
Busca el edén entre tus sábanas
haciendo de las caricias mil soles
y de la noche un orgasmo eterno.
Bebe del fruto prohibido
sus preciosos jugos,
haciendo de la luna
una compañera de tu danza
con la muerte.
Canta al cielo y a la tierra.
Que tus ecos no callen nunca.
48
Entre las sombras, tu presencia.
Idealizada.
Cuerpo de todos.
Sangre de nadie.
Mujer sin tiempo.
Aquí, antes y después.
Secreta, eres todas.
Pero al decirte, desapareces.
El lenguaje te azota.
Te da un sitio, un lugar.
Antes eterna.
Común como todas.
De nadie y de todos.
Farsa caminante.
No digas tu nombre.
La palabra te condena.
La voz te aniquila.
Nuestro nombre.
Nuestro epitafio.
Regresa a ser nadie.
Vuelve a ser todas.
49
¿De qué me sirve Dios
si he perdido tu amor?
50
Dos se buscan
porque se amaron
El deseo existe
más el nudo permanece
Se acercan
miran
tímidamente
como el día del comienzo
sin atreverse
51
El amor fue un hilo rojo
que la hora cortó con su tijera
y cuando los cuerpos se gozan
el cordón se junta y se envuelve
en un apretado nudo
que los amantes sienten
cuando se tocan
Avanzan juntos
recomienzan
pero el nudo está
estorbando
hiriendo
rozando la costra
hasta que la arranca
y el corazón sangra
arrepentido
otra vez
Dos se buscan
porque su herida
es la misma
52
¿Dónde quedaron las llamas
de nuestro amor?
Aquellas que eran mayores
que las del infierno.
Aquellas que nos daban el coraje
para seguir y perdernos
en un enredado beso.
Eva reencarnada,
crees llevar en tu centro
un paraíso
perdido.
53
Amar
es aprender
a desprenderse.
54
Te confundí con el amor
simulacro errante
tu quintaesencia
es sólo aire
mentira
Hambrienta
bruja del bosque
te escabulles entre las sombras
hechizas ingenuos
devoras
corazones
55
Creyéndome muerto
cambiaste de forma
perpetuando
tu apenas
delicado brillo
en otra parte
Con paciencia
de semilla
entre la tierra ruina del pasado
germiné
en las fértiles aguas
del tiempo
56
Le di perlas
a tu boca
fulgores
a tus ojos
destellos
a tus lóbulos
sangre
a tu cuello
crepúsculos
a tu cabellera
Te cubrí de luz
Adorné tu desnudez
tus caprichos
Ya no estás
Desfilas
tu brillo
frente a quien no te dio nada
57
Lámpara
que engaña
moscas
Crees ser
un sol
Sin embargo
algo en ti
nunca brillará
tu maldito corazón
maquina que sólo anima
tu oscura
ingratitud
Desaparece
58
Profundo,
el agujero traga todo.
De otra dimensión,
las leyes naturales lo evitan.
Autodestrucción.
Humillación.
Simulación.
Triple alianza,
pan del enfermo.
59
Entrar en el hoyo
es un suicidio
(quizá inconsciente),
una búsqueda infructuosa.
¿Qué puede haber allá abajo
que no nos haya sido dado
aquí arriba?
El cubil de la bestia
es un paraíso artificial
adornado con un sol
de hueso.
60
Dijo amarme
como a nadie
pero me olvidó
como a cualquiera
61
La palabra
perturba
mundos
62
El río y la roca.
El otoño y el cerezo.
Uno avanza,
otro permanece.
Uno cae,
otro perfuma.
Cuánta belleza
en lo que no toca
el hombre.
63
Yo soy el que camina en el agua
Yo soy el que bebe el vino
Yo soy el que resucita a los muertos
Yo soy el que pesca
Yo soy el alma que trasciende
Yo soy el que crea
Yo soy el que te destruye
Yo soy el que es
Yo soy el que fue
Yo soy el que será
Yo soy el de siempre
Yo soy el que fingió su muerte
Yo soy el que trajo la tuya
Yo soy todo
Yo soy caos
Yo soy inefable
Yo soy eterno
Yo soy la vida
Yo soy tu muerte
Yo soy la luz
Yo soy tu abismo
Pero tú solo eres efímero
tú sólo eres el de la cruz
tú eres nada
64
Mundo
ecuación de dios
somos polvo y ciencia
ciencia y alma
cálculo imperfecto
cifra errónea
Noveno inalcanzable
Octavo viperino
Invertidos al sexto
Deambulamos
Resta de lo sagrado
Suma de las blasfemias
Números cabalísticos
Bíblico defecto
Somos números
Hacia nada vamos
65
66
II
Deseo de completud
67
68
Desconfiando
de mi pecho
deposito mi corazón
en tus manos
69
Olvido tu nombre
esperando
que la muerte
haga
lo mismo
70
Nuestros corazones
arden juntos
sin saber
que van
a morir
71
Tu cuerpo
es el camino indeciso
que recorro
como un ciego
con el tacto
72
¿Cuántos soles
se han apagado
en el horizonte
de tus ojos?
73
Buscando su fruto
deshojé el árbol
de la esperanza
74
Una rosa
de sombras
es la flor
que te doy
con cada
atardecer
75
Sesenta espinas
de dolor
se me clavaron
en la hora
de tu muerte
76
Expúlsame
del paraíso
arrástrame
al inframundo
de tus pasiones
77
Eres la presa
que mis cazadoras manos
desean
78
Dime “te amo”
como si fuera verdad
arráncame
de la profunda hora
de la amargura
79
Mis palabras
te nombran
te envuelven
reptan
y rompen tu pecho
enredaderas huérfanas
y anhelantes
de una flor
ajena
80
La noche
extraña
los dedos
entrelazados
Se había
acostumbrado
a nuestro amor
81
Ahora
que regreso a mí
me desconozco
82
Tus palabras
son arena
que escapa
entre mis dedos
83
En el altar
de mi pecho
te enciendo
una vela
84
Cubrir
mi corazón
con tus cenizas
fue mi manera
de vestirme
de luto
85
Mis manos
posadas en tu cuerpo
por primera vez
te otorgan
una nueva
desnudez
86
Acepto mi muerte
sólo
si es
en tus brazos
87
Tu mirada
es un océano
que a cada parpadeo
confronta
el oleaje
de la realidad
y el sueño
88
El laberinto
de tu oreja
amarga
la miel
de mis palabras
89
Enfermo
de sobriedad
mi lengua
busca
el alcohol
de tu sangre
90
Cabalgando
en el aire
enredas los rayos
del astro
entre tus cabellos
te coronaste
de sol
91
Como arañas
tus palabras
se descuelgan
acechando
92
Qué importa
que el tiempo
pase sobre ti
si en tu corazón
siempre
es primavera
93
Frente
a la arquitectura
de tu sonrisa
mis creencias
se desmoronan
94
Con temor
interpreto
en tu nocturna cabellera
las constelaciones
de un futuro
incierto
95
Entrelazados
nuestros espíritus ascienden
pero nuestros cuerpos caen
la muerte
es el destino
más cruel
para los amantes
96
Lunas nuevas
cuartos crecientes y menguantes
tus ojos
un astro ardiente
tu pecho
entre mirar y amar
hay un eclipse perfecto
97
Aquí yacen los restos
de aquello que
pudiendo ser
no fue
la totalidad
98
III
Ser y parecer
99
100
Nació siendo uno.
Amó fugazmente a otro
y se convirtió en dos.
Ante el abandono
regresó a ser uno.
Cuando se desprendió,
se hizo todos.
101
Las caricias del otro en la piel amada
se sentían como latigazos.
Cuando sus llagas sanaron,
hizo con las costras hostias
para despechados.
102
Creyéndose alfarero,
intentaba dar forma a cada “te amo”,
sin embargo,
amargamente cada palabra se disolvía,
como su amor,
entre sus dedos.
103
Se inició en la doctrina.
Aprendió sus rituales.
Asimiló su oralidad.
Recitó todos los misterios.
Olvidó lo aprendido
y se iluminó.
104
La espada
zumbando en el aire
fue la última melodía
que escuchó antes de ser degollado.
En aquella nota
vibraba el universo
entero.
105
Viajó toda su vida
buscando el amor ideal.
Cuando lo encontró,
le dijo:
“No creo en ti”.
106
Comenzaron venerando una cruz
que después cambiaron
por altas antenas
de televisión,
aseguraban escuchar
la palabra del Señor.
107
Creyéndose loco, cambió.
Se cortó el cabello,
vistió corbata
y consiguió un trabajo.
Esclavizado
a una oficina
se sintió
normal.
108
Haciendo caca para las moscas
y basura para las ratas
creía sembrar conciencia.
Murió entre la peste
devorado
por cucarachas
malagradecidas.
109
Vistió al cuerpo amado
con las joyas más hermosas,
se engañaba diciendo que aquellos resplandores
provenían del corazón
de aquel carbón.
110
Antes de morir,
vio pasar toda su vida
en un minuto.
En el segundo 59
detuvo la visión,
evitando la muerte
para siempre.
111
Se cansó de besar sapos
y continuó con ranas,
perros,
gatos,
ardillas,
serpientes,
vacas
y peces,
su zoofilia
parecía no tener
límites.
112
Después de una mala experiencia,
le exhortaron
a que rehiciera su vida,
sin embargo,
nunca la había deshecho.
113
Aquella raza nació del crimen.
Creció para traicionarse
y asesinarse.
Entre tanta corrupción,
la justicia decidió
hacerse ciega.
114
Cansado
de lo previsible,
el Destino
comenzó a jugar
a los dados.
115
Sintiéndose hijo de Dios,
convirtió el agua en vino.
Cuando la ebriedad
fue incontrolable,
murió crucificado
y sus fieles de cirrosis.
116
La ciudad tenía
las obras de arte
más bellas.
No sabiéndolas apreciar,
se fotografiaban junto a ellas
contaminándolas
con su fealdad.
117
En el centro del círculo
estaba su nuevo Dios.
Con fe,
esperaban verlo atravesar
aquel portal.
Cuando lo hizo,
fanáticamente
gritaron
“Gol”.
118
La partida parecía eterna.
Los espectadores confiaban
en las capacidades de los ajedrecistas
sin saber
que habían
olvidado
quién seguía.
119
Desconfiaba de todos
sin saber
que su verdadero
enemigo
eran sus
pensamientos.
120
En la cantina del desamor,
los malos tragos para el alma
estaban al 2x1.
Aunque no daban felicidad,
quitaban la sed.
121
El minuto de silencio
estuvo perfectamente cronometrado.
A su término,
continuaron los chistes
de mal gusto.
122
Tú,
tan cerca
de la zoología
y tan lejos
de la poesía.
123
124
Post scriptum
125
126
Soy destierro
he despojado a Dios
fuera de mí
no pertenezco
tampoco adentro
Con mi dedo
dibujo
el círculo
donde el reino del hombre
existe
Raíz de diez
representación
árbol de la vida
de infinita luz
negativa
127
Sobre la ley
un péndulo
imita
la indecisión
del hombre
En la ascensión
irreversible
el símbolo
es la patria
a la que el iniciado regresa
128
ÍNDICE
Prólogo
6
II
Deseo de completud
67
III
Ser y parecer
99
Post scriptum
125
129
La pared del laberinto:
Ceniza y destierro
de Miguel Martínez Barradas
se terminó de imprimir en julio de 2014
en los talleres de Ediciones del Lirio
con domicilio en Azucenas 10,
Colonia San Juan Xalpa, Iztapalapa,
México, D.F.,
y con número de teléfono 015556134257.
El cuidado de la edición
es de José Luis Olazo García.
El tiraje consta de 1000 ejemplares.
130