Interaccionismo Simbólico

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Interaccionismo Simbólico: qué es, desarrollo histórico y autores

Por: Grecia Guzmán Martínez

Durante el siglo XX, esta corriente teórica transformó la mayoría de ciencias


sociales.

Interaccionismo Simbólico es una teoría sociológica que ha tenido un gran


impacto en la psicología social contemporánea, así como en otras áreas de
estudio de las ciencias sociales. Esta teoría analiza las interacciones, y sus
significados, para comprender el proceso a través del cual los individuos nos
convertimos en miembros competentes de una sociedad.

Desde la primera mitad del siglo XX, el Interaccionismo Simbólico ha


generado muchas corrientes distintas, así como metodologías propias que han
tenido gran importancia en la comprensión de la actividad social y en la
construcción del “yo”.

¿Qué es el Interaccionismo Simbólico?

El Interaccionismo Simbólico es una corriente teórica que surge en la


sociología (pero se trasladó rápidamente hacia la antropología y la psicología),
y que estudia la interacción y los símbolos como elementos clave para
comprender tanto de la identidad individual como la organización social.

A muy grandes rasgos, lo que el Interaccionismo Simbólico sugiere es que las


personas nos definimos de acuerdo al sentido que adquiere ‘el individuo’ en
un contexto social específico; cuestión que depende en gran medida de las
interacciones que entablamos.
En sus orígenes se encuentran el pragmatismo, el conductismo y el
evolucionismo, pero lejos de inscribirse en alguna de ellas, el Interaccionismo
Simbólico transita entre unas y otras.

Entre sus antecedentes se encuentra también la defensa de las ‘verdades


situadas’ y parciales, en contraposición a las ‘verdades absolutas’, que han
sido criticadas por buena parte de filosofía contemporánea por considerar que
la noción de ‘verdad’ se ha confundido bastante con la noción de ‘creencias’
(por que, desde un punto de vista pragmático sobre la actividad humana, las
verdades tienen la misma función que tienen las creencias).

Etapas y principales propuestas

El Interaccionismo Simbólico ha pasado por muchas propuestas distintas. En


términos generales se reconocen dos grandes generaciones cuyas propuestas
se conectan entre sí, compartiendo las bases y antecedentes de la teoría, pero
que se caracterizan por algunas propuestas distintas.

1. Inicios del Interaccionismo Simbólico: las acciones siempre tienen un


sentido

Una de las principales propuestas es que la identidad se construye


principalmente a través de la interacción, que es siempre simbólica, es decir,
que siempre significa algo. Es decir, la identidad individual está siempre en
conexión con los significados que circulan en un grupo social; depende de la
situación y de los lugares que ocupa cada individuo en ese grupo.

Así, la interacción es una actividad que siempre tiene un sentido social, en


otras palabras, depende de nuestra capacidad para definir y dar sentido a los
fenómenos individuales y sociales: el ‘orden de lo simbólico’.
En este orden, el lenguaje ya no es el instrumento que representa fielmente la
realidad, sino que es más bien una forma de manifestar las actitudes, las
intenciones, las posiciones o los objetivos del hablante, con lo cual, le
lenguaje es también un acto social y una forma de construir esa realidad.

Así, nuestras acciones son comprendidas más allá de un conjunto de hábitos o


de conductas automáticas o conductas expresivas. Las acciones tienen siempre
un sentido que puede ser interpretado.

De esto se deriva que el individuo no es una expresión; es más bien una


representación, una versión de sí mismo que se construye y se descubre por
medio del lenguaje (lenguaje que no están aislado ni ha sido inventadas por el
individuo, sino que pertenece a una lógica y a un contexto social en concreto).

Es decir, el individuo se construye por medio de los significados que circulan


mientras interactúa con los demás individuos. Aquí surge uno de los conceptos
clave del Interaccionismo Simbólico: el “self”, que ha servido para intentar
comprender cómo es que un sujeto construye estas versiones de sí mismos, es
decir, su identidad.

En suma, toda persona tiene un carácter social, por lo que las conductas
individuales deben ser entendidas en relación con las conductas grupales. Por
eso, varios autores de esta generación se enfocan especialmente
en comprender y analizar la socialización (el proceso mediante el cual
interiorizamos la sociedad).

Metodología en la primera generación y principales autores

En la primera generación del Interaccionismo Simbólico surgen propuestas


metodológicas cualitativas e interpretativas, por ejemplo el análisis del
discurso o el análisis de los gestos y de la imagen; que se entienden como
elementos que no sólo representan sino que también construyen una realidad
social.

El autor más representativo de los inicios del Interaccionismo Simbólico es


Mead, pero también han sido importantes Colley, Pierce, Thomas y Park,
influenciados por el alemán G. Simmel. Así mismo son representativas la
escuela de Iowa y la escuela de Chicago, y se reconocen como autores de la
primera generación a Call, Stryker, Strauss, Rosenberg y Turner, Blumer y
Shibutani.

2. Segunda generación: la vida social es un teatro

En esta segunda etapa del Interaccionismo Simbólico, la identidad es además


entendida como el resultado de los roles que adopta un individuo en un grupo
social, con lo cual, es también una especie de esquema que se puede organizar
de formas distintas dependiendo de cada situación.

Toma especial relevancia la aportación de la perspectiva dramatúrgica de


Erving Goffman, quien sugiere que los individuos somos básicamente un
conjunto de actores, porque literalmente actuamos constantemente nuestros
roles sociales y que se espera de nosotros según esos roles.

Actuamos para dejar una imagen social de nosotros mismos, que no solo
ocurre durante la interacción con los demás (que son quienes nos reflejan las
exigencias sociales que nos harán actuar de una forma determinada), sino que
ocurre incluso en los espacios y momentos en los que esas otras personas no
nos están viendo.
Propuestas metodológicas y principales autores

La dimensión cotidiana, el estudio de los significados y las cosas que


aparentamos durante la interacción son objetos de estudio científico. A nivel
práctico, la metodología empírica es muy importante. Por eso el
Interaccionismo Simbólico se relaciona de manera importante con la
fenomenología y con la etnometodología.

Esta segunda generación también se caracteriza por el desarrollo de la


etogenia (el estudio de la interacción humana-social, que analiza sobre todo
estos cuatro elementos: la acción humana, su dimensión moral, la capacidad
de agencia que tenemos las personas y el concepto mismo de persona en
relación a su actuación pública).

Además de Erving Goffman, algunos autores que han influido gran parte del
Interaccionismo Simbólico de este momento son Garfinkel, Cicourel y el autor
más representativo de la etogenia, Rom Harré.

Relación con la psicología social y algunas críticas

El Interaccionismo Simbólico impactó de manera importante la


transformación de la Psicología Social clásica a la Psicología Social
Posmoderna o Nueva Psicología Social. Más específicamente ha impactado en
la Psicología Social Discursiva y la Psicología Cultural, en donde a partir de la
crisis de la psicología tradicional de los años 60’s, tomaron especial relevancia
conceptos que antes habían sido desestimados, como el de la reflexividad, la
interacción, el lenguaje o el significado.

Además, el Interaccionismo Simbólico ha sido útil para explicar el proceso de


socialización, que se planteó en inicio como objeto de estudio de la sociología,
pero que rápidamente se conectó con la psicología social.
También ha sido criticado por considerarse que reduce todo al orden de la
interacción, es decir, que reduce la interpretación del individuo a las
estructuras sociales. Así mismo ha sido criticado a nivel práctico por
considerar que sus propuestas metodológicas no apelan a la objetividad ni a
los métodos cuantitativos.

Finalmente hay quienes consideran que plantea una idea de interacción


bastante optimista, ya que no necesariamente toma en consideración la
dimensión normativa de la interacción y de la organización social.

Referencias bibliográficas

 Fernández, C. (2003). Psicologías sociales en el umbral del siglo XXI.


Editorial fundamentos: Madrid
 Carabaña, J. y Lamo E. (1978). La teoría social del interaccionismo simbólico.
Reis: Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 1: 159-204.

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