Apuntes Lógica
Apuntes Lógica
Apuntes Lógica
Los conceptos de validez, aunque con similitudes, varían de una vía a otra. Tres tipos de
validez:
1. VALIDEZ SINTÁCTICA
Dado un argumento formal compuesto por fbfs, α1,…,αn, β, este argumento es válido-
en-L si β es derivable de, α1,…,αn, y de los axiomas de L (si los hubiese) mediante
reglas de inferencia.
2. VALIDEZ SEMÁNTICA
El argumento α1,…,αn, β, es válido-en-L si β es verdadero para todas las
interpretaciones en que α1,…,αn, son verdaderas.
Ahora nos quitamos los axiomas y las reglas de inferencia para en cierto modo salirnos
del lenguaje. Al salirnos del cálculo deductivo abandonamos las herramientas intra-
lógicas para adoptar otras herramientas extra-lógicas. Con esto podremos empezar a
hablar propiamente de verdad.
Como veremos, hay casos en los que un argumento no es válido (por ejemplo, el
condicional falso), pero centrémonos por ahora en casos en los que el argumento es
válido para ver la diferencia entre un tipo y otro de validez:
Formalización
Cuando vamos a hacer uso de un lenguaje formal, sea este el que sea, es necesario
establecer y declarar previamente todas las reglas que usaremos en ese lenguaje formal.
Hasta ahora hacíamos una parte de esto al declarar el significado de cada variable, ya
que el resto lo dábamos por definido. Esto no sería todo lo correcto que podría ser, pues
para usar un lenguaje formal debemos instanciar todos y cada uno de sus elementos.
Así, declararemos las categorías variables (a, b, c...), pero también las categorías
invariables o constantes lógicas (->, ^, ˅, ¬…). Ambos tipos de categorías deberán ir
acompañados por su interpretación, esto es, el contenido de sus símbolos (-> significa
condicional, una regla lógica en la que…).
Además, para el análisis semántico, deberemos pasar todas las variables (a, b, c…) por
el denominado proceso de valuación. Este proceso consiste en asignar valores de verdad
a las variables. Nosotros, al menos por ahora, aplicaremos el principio de bivalencia
(más adelante explicado), por lo que solo contaremos con dos valores de verdad:
verdadero o falso.
1. Lo que nos interesa no son los valores de verdad concretos de una u otra
premisa, sino las relaciones argumentales a partir de estas. Por ejemplo, una de
nuestras herramientas más útiles será la del condicional falso. Podemos detectar
que un argumento es falaz (no válido) si tenemos la siguiente estructura:
(A1^A2^...^An)-> β
Verdadero Falso
Una última consideración previa a tener en cuenta es que, cuando creamos un lenguaje
para hacer un cálculo lógico, podemos crear el que queramos modificando los
presupuestos. Podríamos crear auténticas locuras con argumentos válidos para unas
unos presupuestos completamente a-normales e ilógicos (en el sentido más común del
término). Pero de un modo casi pragmático creamos estos lenguajes enfocados a una
semántica concreta que nos sea de utilidad en los objetivos deseados.
- Principio de Bivalencia
- Teoría de la verdad de Tarski
- Principio de composicionalidad de Frege
- Homomorfismo entre sintaxis y semántica
- Principio de Extensionalidad proposicional
1. PRINCIPIO DE BIBALENCIA
El valor semántico asignado a una fórmula bien formada (fbf.) es la verdad o la
falsedad (pero no ambos). Como comentábamos antes, nuestros valores de verdad solo
pueden ser verdadero o falso. Y, además, no puede ser verdadero y falso a la vez,
quitándose así de encima la paradoja del mentiroso (explicada en el anterior curso). El
evitar esa misma paradoja es también lo que nos lleva al segundo presupuesto: la teoría
de la verdad de Tarski.
2. TEORÍA DE LA VERDAD DE TARSKI
Tarski sería un matemático polaco considerado el equivalente a Frege para la lógica
formal. Para el estallido de la Segunda Guerra Mundial estaría en un congreso en
California, donde se quedaría hasta el final de sus días. Tarski se pregunta
constantemente por el tema de la verdad, lo cual le lleva a grandes ambigüedades
filosóficas. Su objetivo será entonces desarrollar un teoría de la verdad que sea única,
sencilla y de carácter universal que fuera aplicable a las matemáticas. Dentro de las
teorías de la verdad encontramos dos grandes familias: las correspondistas y las
coherentistas.
Partiendo de estas dos teorías y de sus problemas, Tarski enuncia la teoría de la verdad
semántica. Tarski quería una teoría rigurosa y la única hasta el momento era la de
Aristóteles. Así pues, se lanzaría a modernizar esa teoría manteniendo sus herramientas.
Así mismo, Tarski se encuentra también con la paradoja del mentiroso, la cual sólo se
da en lenguajes autorreflexivos (capaces de emitir enunciados sobre el propio lenguaje).
Para solucionar todos estos problemas propone trabajar en dos planos ontológicos con
dos lenguajes distintos. Un primer lenguaje no auto-reflexivo, lo llamaremos L.O
(lenguaje objeto), contendrá todos los enunciados posibles y un segundo lenguaje, al
que llamaremos M.L (meta-lenguaje) contendrá todos los enunciados acerca de los
enunciados del primer lenguaje L.O. De este modo, los enunciados que en L.O aparecen
como uso aparecerán como mención en M.L. En L.O tendremos que las rosas son rojas,
mientras que en ML podremos decir cosas como que “las manzanas son rojas” tiene 4
palabras o que “las manzanas son rojas” es un enunciado verdadero.
Una vez definidos estos dos planos, Tarski puede enunciar su TEORÍA DE LA
VERDAD en torno a la condición de adecuación material, esquema T o “Convención
T”: Una convención T (definición parcial de la verdad) sería:
“El significado de una proposición compleja es una función del significado de sus
partes componentes” De acuerdo con este principio, una proposición compleja como
“[(pq)^r]” será verdadera porque la p, la q y la r tendrán unos valores de verdad que,
al relacionarse según las conectivas, dan verdadero. Este principio nos permite dividir o
fragmentar el trabajo y después sumarlo.
El homomorfismo se da entre dos sistemas A, B tal que: (Al establecer un puente entre
ambos mundos, eso debe encajar, debe haber homología entre los dos sistemas.
A = <A,<fi>,<Rj>>
B = <B,<gi>,<Sj>>
Donde:
Para nuestra lógica, la sintaxis y la semántica tienen que tener el mismo número de
funciones y relatores, además de cada uno tener un dominio de objetos. Si yo estructuro
los símbolos como A y el mundo como B, hay homomorfismo entre uno y otro, pues los
nombres de una parte tienen su contrapartida en la otra. Esto es lo que hace que pueda
aplicar todo lo demás. Lo importante es que podemos establecer vínculos porque todo
tiene la misma estructura formal.
B es una imagen homórfica de A syss existe una función (p.ej, h) de A en B tal que:
I(p) = 1/0
V(p) = 1/0
Donde 1= verdadero y 0 = falso
Ej de Ejercicio: Determine el valor de verdad de la expresión: ¬[(p q) (qs)]
para V(p)= 1, V(q)=1, V(r) = 0 y V(s)=0: Sol: la expresión es verdadera
¬[(pq) (qs)]
¬[(11)(10)]
¬[(10)]
¬0
1
Reglas semánticas
Con estos dos enfoques y estos dos tipos de expresiones articulamos una semántica
veritativo-funcional, esto es, de funciones veritativas. Aquí usamos la palabra función
en su sentido matemático: una operación que a un valor original del dominio le asocia
otro valor dentro del rango: su imagen.
Valores semánticos
ADECUACIÓN
Al igual que definimos estas constantes lógicas, podemos definir otras. Una
particularidad que presenta esta “libertad” es la de poder definir unas constantes lógicas
en base a otras. Por ejemplo (definiciones):
A^B = ¬(¬A ˅ ¬B)
AB = ¬A ˅ ¬B
Barra de Sheffer:
La función flecha de Pierce (↓) significa “ni A ni B”, y el resto de constantes se definen
en torno a ella así:
Tablas de verdad
(¬ p ˅ q) ¬ [(r ^ q) ↔ p]
0 1 1 1 0 0 1 1 1 1 1
1 0 1 1 1 1 1 1 1 0 0
0 1 0 0 1 1 1 0 0 0 1
1 0 1 0 0 0 1 0 0 1 0
0 1 1 1 1 1 0 0 1 0 1
1 0 1 1 0 0 0 0 1 1 0
0 1 0 0 1 1 0 0 0 0 1
1 0 1 0 0 0 0 0 0 1 0
Un conjunto de fórmulas {α1, …, αn} es satisfacible syss hay una interpretación que
hace verdaderas a la vez dicho conjunto.
Para evitar realizar toda la tabla de verdad empleamos el “método abreviado”. Este
método consiste en asignarle un 0 al condicional/conectiva principal y asignar el resto
de valores conforme a ese 0, empezando por asignar un 1 al antecedente y un 0 al
consecuente. En el momento en el que para lograrlo tenga que variar un valor ya
asignado a una letra proposicional, es una tautología pues no puedo contradecirla.
Ejemplo:
(p ¬ q) (q ¬ p)
0
1 0
1 0 1
1 1
0
0
Al tratar de mantener la coherencia en las constantes, el primer condicional se nos hace
falso, con lo que la conectiva principal volvería a ser verdadera. Al tener que sostener
una contradicción para hacer falsa la expresión, se trata de una tautología y, por lo tanto,
de un argumento válido. Estos mismos ejercicios se pueden hacer al revés para saber si
una fórmula es contradictoria. Asignamos un 1 al condicional/conectiva principal y si
no es posible conseguir la verdad, es contradictoria.
Otras definiciones
VERDAD LÓGICA: Una fórmula es una verdad lógica syss ∀I, I(α) = 1.
1. TÉRMINOS
Antes descomponíamos las proposiciones complejas en simples, asignábamos a cada
proposición simple un único valor de verdad y a través de ellos dábamos un único valor
de verdad a la proposición compleja. Ahora hacemos lo mismo, la proposición compleja
tiene un único valor de verdad definitivo, pero sus componentes últimos no son
proposiciones simples (p, q) sino términos. Según que término aparezca y qué
relaciones se establezcan con otros términos (y con los símbolos lógicos) obtendremos
un valor de verdad para las proposiciones.
Antes:
Ahora:
La verdad es una cuestión ontológica. Ya no estamos ante una semántica veratiativo-
funcional sino ante una semántica modelo-teórica en la que dependemos de modelos
(matemáticos, abstractos) para hacer la valuación. Necesitaremos entonces una teoría de
modelos. Estos modelos serán sistemas de entidades.
SISTEMA
A = <A, a1,…,am, R1,…,Rn>
A: Dominio de objetos no vacío
a1,…,am: Elementos destacados, objetos con nombre específico, constantes
individuales, reciben un nombre:
R1,…,Rn: Relaciones, incluyendo la definición de clases
Cuando podemos hacer corresponder, las entidades de este sistema A con los términos
(constantes de individuo, variables de individuo, relaciones…) de un lenguaje de primer
orden, podemos evaluar este último.
3.. INTERPRETACIÓN
Antes de interpretar los términos para conocer su valor de verdad, es necesario
diferenciar la posible realización de la función de interpretación y de la función de
interpretación generalizada.
- Posible realización: Hace corresponderá casa relator del lenguaje una relación
determinada. Es un sistema de entidades que nos permite evaluar si un lenguaje
es válido. Nuestro sistema se convierte en tal caso en una posible realización de
ese lenguaje. Si además hace sus proposiciones verdaderas, es un modelo.
- Función de Interpretación: La conexión sistema/lenguaje (posible
realización/fragmento de lenguaje a evaluar) tiene lugar mediante una función de
interpretación. Hay dos tipos:
- Función de interpretación: En las funciones de interpretación (sin más
matices) se hace corresponder:
o Una entidad básica a cada constante de individuo del lenguaje
o Una entidad compleja a cada relator del lenguaje
- Funciones de Interpretación generalizadas:Este tipo de funciones de
interpretación hace corresponder:
o Una entidad básica a cada constante o variable de individuo del lenguaje
o Una entidad compleja a cada relator del lenguaje
o A las fbf valores de verdad.
Si tenemos un sistema A que se conecta a un fragmento del lenguaje por una función de
interpretación, tenemos una posible realización.
Para saber si los sistemas encajan, tiene que haber un homomorfismo sistema-lenguaje,
esto es, tiene que tener el mismo número de objetos y de relaciones con la misma
aridad. ¿Cómo hacemos esto explícito? Interpretaciones de las constantes (a) e
interpretación de los relatores (predicados en R) lo que irá entre [ ] es que nos
preguntamos por su valor semántico de una clase de objetos.:
EJEMPLO:
- Constantes de individuo: a, b, c, d
- Predicado diádico R = “precede en la escala de dureza a”,
- B: <B, talco, yeso, calcita, fluorita, R> es una posible realización, individuos
destacados
- B = {talco, yeso, calcita, fluorita, Pepe, María, mi coche}
- R = {<talco, yeso>,<yeso, calcita>,<calcita, fluorita>}
Si nos preguntamos por el valor de verdad de Rab, siendo a talco y b yeso, tenemos
R(talco, yeso), esto es, la dupla <talco, yeso>. Dado que la dupla <talco, yeso> está
definida en R, la expresión es verdadera.
Vedad, asignación 1 / 0
En lógica tenemos 3 elementos a los que atender: el mundo, el lenguaje y las reglas.
Estos dos últimos son invariables, el mundo es variable. La lógica de enunciados era
veritativo-funcional: a través de una función miraba el mundo y le asignaba un valor de
verdad. La lógica de primer orden depende de un modelo, del sistema que construímos,
el cual es invariable. Es modelo-teórica, la valuación se hace en base a un modelo y no
en base al mundo.
[Rab]B = 1
*Tarski diría “si hace verdadera la fórmula o el conjunto de estas”, nosotros diríamos
“si constituye la interpretación adecuada en términos semátnicos”.
Terminología:
RSF1: Dado un predicado n-ádico cualquiera del lenguaje R, y una sucesión cualquiera
de n términos de individuo del lenguaje, t1,…,tn, se dice que:
RSF4:
- Si A es una fbf del LPO*, entonces [A]A = 1 por definición syss [A]AJ = 1
para toda asignación J.
- Si A es una fbf del LPO*, entonces [A]A = 0 por definición syss [A]AJ = 0
para toda asignación J.
En otras palabras, para neutralizar la asignación necesitamos que la fórmula sea una
sentencia, esto es, que no tenga variables libres.
EJEMPLO
Términos
Constantes de individuo a, b, c y d
Predicado monádico S
Predicado diádico R
Sistema
x fluorita
y yeso
z talco
Ejercicio 1: Evaluamos la cadena de símbolos Sa:
En el primer tema hemos visto la teoría de la verdad de Tarski para una semántica
veritativo-funcional. Ahora veremos su teoría para una semántica modelo-teórica. Dicha
teoría la funda en dos artículos, uno de 1933 llamado “El concepto de verdad en los
lenguajes formalizados”, que es el que vamos a ver, y otro de 1936 llamado “El
concepto de consecuencia lógica” en el que se acerca más a la notación y teoría
actuales. Para fundar su teoría necesita de dos predicados: “verdadero” y “satisfacible”.
Los lenguajes que admiten esta teoría son aquellos compuestos por fbfs y por unas
determinadas reglas de transformación (lo que llamamos un sistema formal). Hay que
tener en cuenta que Tarski aún no ha acuñado el concepto posibles realizaciones.
Lo que Tarski necesita es hacer algo parecido a las convenciones T, algo que le permita
unir 2 sistemas. Para ello toma una expresión bien formada, le da un nombre y una
traducción en el metalenguaje y le asigna a la expresión una instancia de T similar a la
convención T. Así, a la expresión le corresponde la instancia de T “nombre es una
sentencia verdadera syss traducción”
EJEMPLO:
Para hacer esto necesitamos establecer un lenguaje objeto con una lista de signos
y expresiones básicas, construir un metalenguaje con sus signos y expresiones y
establecer convencionalmente nombres y traducciones (convenciones T) a través de las
cuales el metalenguaje se pueda relacionar con el lenguaje objeto.
<mesa, 1, ▲, ■, coche,…>
Dado que hay un número infinito de secuencias con un número infinito de objetos y un
número infinito de puestos que pueden ocupar los objetos, hacer verdadera una
sentencia “x518 es rectangular” es tan sencillo como coger la secuencia infinita que tiene
un elemento rectangular en la posición 518. Esto podríamos decirlo como coger un
elemento rectangular y ponerlo en la posición 518, pero no se trata de que podamos
modificar las sentencias sino de que hay una sentencia en la que ese objeto ocupa esa
posición. En caso de que exista una secuencia que satisfaga la expresión, no se trata de
que la construyamos, existe, está.
Pensemos ahora en la función sentencial “x 14 es más alto que x523”. Esta función
sentencial será satisfecha por cualquier secuencia de objetos tal que el objeto nº14 sea
más lato que el objeto nº523. El resto de objetos no importan, de modo que tenemos un
número infinito de secuencias a su vez infinita que satisfacen nuestra función sentencial.
Esto es exactamente lo mismo que las asignaciones individuales, pero complicando todo
un poquito más (es el paso previo).
Ejemplo:
S: <1,2,3,__, 5,6,…>
Por la cuarta posición desfilan todos los objetos, ya que queremos decir que todos los objetos
del mundo son F (por ejemplo, todos los objetos del universo son materiales, base fundamental
del materialismo) Si la sentencia es ∃x4Fx4, basta con que un objeto que pase por x4 sea F.
Todo este proceso lo simplifica en 1936 al acuñar las posibles realizaciones. En esta
versión más manejable, en lugar de satisfacción y verdad hablamos de asignación y de
mirar el valor de verdad.
En cualquier caso, es necesario distinguir entre nombre y descripción. Para hacer esto es
necesario incluir tres nuevos elementos: descriptores, functores e identidad.
Descriptores
Para expresiones como “el menor número primo” o “el rey calvo” queremos una
estructura que, sin términos individuales, denote un único individuo. Así, para el rey
calvo podemos emplear dos propiedades como C (ser calvo) y R (ser rey): Cx^Rx Pero
nos falta un signo para “El (único objeto tal que)”. Esto podemos hacerlo de muchas
formas, por ejemplo, a través de una cuantificación numérica que me permita decir hay
exactamente 1 objetos (o 2, o 4 o, o los que sean) tal que Cx^Rx.
Nosotros vamos a emplear la letra iota: “ι”. La letra ι es un descriptor que se refiere a un
único objeto del domino. Así, la formalización de nuestro término individual complejo
“El rey calvo” será:
ιx(Rx^Cx).
Functores
Los functores son también términos individuales complejos que permiten
analizar expresiones como las vistas. Así, si quiero formalizar “la capital de Francia”
puedo dividir la expresión en “Francia” (y denotarla mediante a) y “la capital de”. Esta
segunda parte se suele simbolizar mediante un functor, normalmente una “f”, una “g”,
etc. Así tenemos:
“Existen dos números naturales tales que su producto es igual a 5”: ∃x∃y (hxy = e)
Identidad
Frege, sentido y referencia. La identidad es una constante lógica que, una vez
combinada con dos términos de individuo de LPO, genera una fbf de LPO. Su
construcción varía con respecto al uso de otras variables de predicado, pues no es sólo
una constante lógica, sino que corresponde a una relación determinada. Cuando
contemplamos la identidad como constante lógica que es, se garantiza que su valor
semántico no depende de la función de interpretación que elijamos: la denotación de
“=” es invariante en toda posible realización.
En una lógica extensional ni a=a ni a=b nos dicen nada, no aportan ningún tipo de
información. Sin embargo, en un contexto intensional, a=b nos aporta una gran
información. Decir que a=a no lo hace (supermán es supermán, pos ok). Decir que b=b
tampoco (Clark Kent = Clark Kent, pos ok x2). Sin embargo, decir a=b supone una
nueva información relevante (Supermán = Clark Kent, alerta spoiler).
Posible realización
Las posibles realizaciones requieren denotaciones para las nuevas expresiones
básicas de LPO. Los functores los expresaremos como f1,…,fn. Así, nuestro sistema será
A = <A, f>
Así mismo, nuestro fragmento de lenguaje con todas las constantes lógicas, cinco
constantes de individuo (a, b, c, d, e), una variable funcional o functor (f), una variable
predicativa monádica (P) y una variable predicativa diádica (R) quedará de la siguiente
forma:
B = <B, □, ○, ▼, ■, f, P, R>
REGLAS
- Si A es una fbf del LPO, entonces [A] A = 1 por definición syss [A]AJ = 1 para
toda asignación J.
- Si A es una fbf del LPO, entonces [A] A = 0 por definición syss [A]AJ = 0 para
toda asignación J.
EJEMPLO:
En algunos casos puede demostrarse que β es consecuencia lógica de las {α1, …, αn}.
1. Suponemos que β no es consecuencia lógica de las α1, …, αn. Es el caso
contrario a la definición: Hay una I, tal que I(αsub1) = ,…, I(αsubn) = 1, e I(β) =
0
2. Se da el caso de que una I como ésta ha de asignar entidades diferentes a, al
menos, uno de los signos involucrados
3. Si esa I es así, entonces no hay interpretación que impida que β sea consecuencia
lógica de {α1, …, αn}
1. Suponemos que α no es una verdad lógica y que, por lo tanto, una cierta
interpretación, I, la hace falsa.
2. Se da el caso de que, para ello, I debe asignar dos entidades distintas a un mismo
signo.
3. Si I es así, entonces no hay ninguna interpretación que haga falsa la sentencia,
con lo que α es una verdad lógica
Dos sentencias α y β son lógicamente equivalentes syssdef para toda I, I(α) = I(β).
Conjuntos independientes
Ninguna de las proposiciones del conjunto es consecuencia del resto. En este caso,
cada proposición del conjunto aporta una información nueva, son afirmaciones con
un sentido propio.
Esto nos plantea un problema, pues no podemos hacer una exploración interpretación a
interpretación como sí nos permitía hacer una tabla de verdad en la lógico
proposicional. Por lo tanto, no podemos decidir en términos absolutos si una fórmula es
verdadera o falsa. Dicho de otra forma, es indecidible, pues no hay un procedimiento
mecánico finito que nos permita decidir si la fórmula es verdadera. Además, si yo no
consigo hacerla verdadera quiere decir que yo no lo he conseguido, no que no pueda ser
verdadera. Este es el problema de las infinitas interpretaciones.
EJERCICIOS
Demostrar que ∀x((Px^¬x=a) ∃yRyx es una fbf contingente
Para demostrar que es contingente, damos dos sistemas, uno que la haga
verdadera y otro que la haga falsa.
Esta fórmula nos dice que todo objeto distinto de a y perteneciente a P ocupa un
lugar a la derecha de y en R.
A = {1,2,3,4,5}
P = {1,3,5}
R = {<1,5>, <2,2>,<3,5>,<4,1>}
a=3
- Sistema que la hace falsa:
A = {1,2,3,4,5}; P = {1,3,5}; R = {<2,2>,<4,1>}; a = 3
Conclusión: la fórmula es contingente, ya que hay una interpretación bajo la
cual es verdadera y otra interpretación bajo la que es falsa.
Interpretaciones informales:
1. Dominio: A = {1,2,3,4}
2. P = {1,2,3,4}
3. R = {<2,3>,<1,2>, <3,2>, <4,3>,<4,2>}
4. a = 2.
OTRAS RESOLUCIONES
Para demostrar que es contingente, damos dos sistemas, uno que la haga verdadera y
otro que la haga falsa.
Esta fórmula nos dice que todo objeto distinto de a y perteneciente a P ocupa un lugar a
la derecha de y en R.
P = {Zaragoza, Barcelona}
a = Madrid
P = {Barcelona}
R = {<Zaragoza, Madrid>}
a = Madrid
Para x = Barcelona: hay un objeto en P que es distinto de a y que no tiene a su izquierda
a alguien en R
a = Madrid
P = {Zaragoza, Barcelona}
Para el universal, me tengo que asegurar de que los elementos del dominio que no sean
el individuo destacado (que no sea Madrid) estén en P. Para el existencial me tengo que
preocupar de que haya algo en P y de que haya un caso en R en el que el individuo
destacado (Madrid) esté a la izquierda de un objeto que está en P. Para el tercero, todo
objeto del dominio tiene que estar a la izquierda en un par de R (tanto Madrid como
Barcelona como Zaragoza han de estar a la izquierda en un par).
P = {Barcelona, Madrid}
a = Zaragoza
Ahora, hacemos verdadero Qa:
Q = {Zaragoza}
Q = {Zaragoza, Barcelona}
Necesito:
Donald Davidson
Davidson se pregunta: ¿cuál es la base de una teoría del significado? ¿Cómo explicamos
el significado? Davidson se encuentra con un problema: Es muy difícil explicar el
significado porque para hacerlo acabamos necesitando usar el propio concepto de
significado. Davidson criticaba una cosa en los distintos filósofos analíticos (o no
analíticos) que trataban explicar el significado: Tratar de explicar algo medianamente
confuso a través de conceptos que desconocemos por completo (explicar el significado a
través de la mente).
p(t1,...,tn)q(o1,...,on)
Quine (1951) nos dice que no podemos distinguir entre lo observacional y lo teórico,
pues en el lenguaje natural (nuestro objetivo) no se da así. Los lenguajes son holísticos,
lo más habitual es que hagamos enunciados o afirmaciones con contenido observacional
y teórico. Además, dice Quine: Los enunciados no se apoyan como la teoría de la
verificación, donde unos enunciados apoyan a otros pero no al revés, sino que todo el
lenguaje apoya un enunciado suelto. Así, no hay tipos de términos, no hay una parte
puramente teórica y una parte puramente observacional, sino que todos los términos son
iguales.
Definición de holismo:
Una teoría davidosoniana defiende una perspectiva holística, pues explica el significado
por alusión a todo el conjunto de lenguaje, esto es, por recurso a la interconexión que se
da entre las expresiones que hay dentro del lenguaje. Esto lo vemos muy claro en el
diccionario dónde, al definir una palabra con otras, tenemos una estructura del lenguaje
cerrada y circular.
Esto está aquí no lo contempla, pues por fechas no se contempla cuando escribe, pero
Davidson lo incorporará en su teoría.
2. Composicionalidad
El lenguaje se encuentra dividido en partes independientes que forman una red holística
(acudiendo de nuevo a la metáfora del diccionario).
¿Cómo construimos una teoría del significado para Davidson? Necesitamos generar una
teoría que ofrezca teoremas de traducción. En la teoría de la verdad de Tarski solo
podemos construir una teoría de la verdad que se aplique a otro lenguaje. Así, lo que
necesito no son teoremas de verdad sino teoremas de traducción. Estos teoremas de
traducción dirán qué significa una oración de mi lenguaje en el lenguaje que estoy
diseñando. Un ejemplo será:
La oración que yo quiero comprender se presenta como un nombre, igual que en Tarski,
pero eliminando el bicondicional y el término verdad introduciendo en su lugar lo que
verdaderamente nos interesa: el significado.
Con esto estamos intentando huir de los extra-lógico y lo extra-lingüistico, pues estamos
buscando una definición mínima y básica. Para ello tenemos que decir qué significa
"significa", pero huyendo de la idea de qué significado es una unidad concreta. Quiere
explicar el significado en términos del propio lenguaje, enfrentándonos así a términos
de lenguajes discretos.
Quine y Davidson se enfrentan a la idea de que detrás de las oraciones y los enunciados
hay algo abstracto: Una proposición. Así, desechan que para cada termino haya un
concepto abstracto y para cada oración o enunciado una proposición, pues la intención
de la proposición y el concepto nos llevan a un compromiso metafísico. Si hacemos
lógica proposicional nos comprometemos con la existencia de unas entidades llamadas
proposiciones, esto es, nos comprometemos con entidades abstractas.
Con esto Quine y Davidson empiezan a tener una visión anti-platónica anti-fregueana en
torno a los conceptos y ante las proposiciones, ya que estás contaminan el lenguaje con
presupuestos metafísicos que no aportan nada. Dicho de otra forma, defienden un
nominalismo, nominalistas, oponiéndose así al realismo. Si bien este debate entre
nominalistas y realistas tiene articularse en torno a la existencia de las entidades cómo
"lo rojo" o la abstracción de propiedades comunes y clases, en este caso hablan de las
entidades que respaldan los elementos del lenguaje (proposiciones en los enunciados o
conceptos en los términos).
Otra posibilidad sería que cuando hablamos de conceptos estamos en realidad hablando
de estados mentales identificables con las creencias, pero también a esto se oponen
Quine y Davidson, ya que los enunciados son oraciones y los términos son partes de los
enunciados que tienen un significado.
Con esto hemos desprovisto el lenguaje de todo lo que lo explicaba. Entonces, ¿Cómo
es posible que los términos encierren significados y los enunciados sean verdaderos?
Habrá que explicarlo sin conceptos o proposiciones, es decir, necesitaremos una teoría
de corte nominalista, de corte deflacionaria (sin más contenidos que los estrictamente
necesarios). Para ello la construiremos estableciendo relaciones entre dos grupos de
oraciones, cada uno de un lenguaje.
Lo que forja Davidson una comprensión veritativo-condicional del significado, esto es,
lo que nos aportan las condiciones de significado son condiciones de verdad. ¿En qué
condiciones "snow is white" es verdadero? En aquellas en las que la nieve es blanca.
Esto es para Davidson comprender una proposición del lenguaje: saber manejar una
oración, lo cual solo es posible a través de su teorema de traducción. Así, "snow is
white" significa, esto es, es verdadero en los mismos contextos que, la nieve es blanca.
Dos oraciones significan lo mismo si usaríamos la primera en los contextos en los que
usaríamos la segunda (la proposición del metalenguaje) para firmar que eso (la nieve es
blanca) es verdadero.
Ahora que los lenguajes necesitan adverbios modales y matices de muchos tipos,
necesitaremos lenguajes formales más complejos que nos permitan enfrentarnos a las
necesidades de nuestros lenguajes.
Lógica clásica
Quienes construyen la lógica final a partir de todo eso (la de Frege es inconsistente,
tiene paradojas que resuelve la teoría de los tipos de Russell) son Russell y Whitehead
en los Principia Mathematica.
A parte de estos padres fundadores, tiene una serie de características: ese trata una
lógica apofántica, bivalente, asertórica y extensional
Esta lógica es muy reducida y sirve únicamente para las matemáticas (y a veces
tampoco, porque hay matices intensionales, de verdad…), pero podría salvarse
modificando la segunda característica, esto es, metiendo otros valores de verdad.
Lógica polivalente
Introduciendo nuevos valores de verdad, esto es, pasando de una lógica bivalente
a una polivalente, solucionamos algunas dificultades como:
Así, una lógica polivalente puede tener 3 valores de verdad (trivalente), 4 valores de
verdad (tetravalente), 5 valores de verdad (pentavalente), etc. Estas serán lógicas
finitamente polivalentes. Pero también puede haber lógicas infinitamente polivalentes
con infinitos valores de verdad. De esta distinción habla Lukasiewicz.
Una lógica trivalente, por ejemplo, puede tener estos tres valores de verdad:
p 1 ½ 0
¬p 0 ½ 1
En la disyunción nos quedamos con el mejor de los dos valores: 1v½1; ½^0½
½½ es 1
Esta lógica sólo se salta la bivalencia, mientras que mantiene otras propiedades como,
por ejemplo, la extensionalidad. Las lógicas modales juegan con más factores.
Lógicas modales
La lógica clásica resulta a veces demasiado limitada, mientras que nuestro
lenguaje tiene más matices. Esto lleva al desarrollo de lógicas alternativas que den
respuesta a estas necesidades. Algunos ejemplos son la lógica borrosa, la lógica cuántica
o la lógica con modalidades aléticas (necesidad), epistémicas (verificado/refutado),
deónticas (obligatorio/permitido), etc.
La lógica clásica no diferencia entre verdades necesarias y contingentes, tan solo trata
con verdades de hecho. Pero las verdades necesarias tienen una fuerza modal que
debemos recoger. Esto se hace estableciendo 4 modalidades aléticas:
- Necesario
- Posible
- Imposible
- Contingente
□ = es necesario ◊ = es posible
Es posible que p: ◊p
Quine diría que esto ya no es lógica, que no son necesarios los modales, pues esto es
más filosófico que lógica. Hay que tener en cuenta que él busca que no haya matices de
significado, por lo que todo esto sería extra-lógico. Estaríamos introduciendo en la
lógica entidades que no necesitamos, pues la lógica debe, para Quine, limitarse a lo que
escribimos sobre el papel
En cualquier caso, la lógica modal nos dice cosas interesantes pues, por ejemplo, nos
permite hablar de las inferencias como verdades necesarias:
□[((pq)^p)q)]
C.I.Lewis y C.H.Langford cuando fundan la lógica modal (en Symbolic Logic) hablan
de la relación de necesidad en los condicionales, llegando incluso a definir dos símbolos
distintos:
Tema 4: Metalógica
4.1 Kurt Gödel (introducción bibliográfica en los lógicos de Mosterín o en
Goldstein)
Gödel llega en un momento en el que se pretende reducir la matemática a la lógica, el
momento del famoso programa reduccionista (Principia Mathemática – Russell), y
llega para decir que esto no es así pues siempre hay proposiciones o afirmaciones que
son verdaderas y que no se pueden extraer de la lógica, además de cosas que no
deberían estar ahí. Lo interesante es que estas incongruencias las prueba
matemáticamente.
Generalmente cuando hacemos una inferencia matemática pensamos que algo queda
probado para la eternidad por el respaldo de la lógica, pero el trabajo de Gödel rompe
completa y absolutamente con esto: ahora la matemática es opinable.
¿Por qué esta introducción a Gödel? Porque es un autor complejo y lo que vamos a ver
es en principio una introducción a las herramientas que nos permitirán entenderlo. Una
buena introducción a Gödel la encontramos en un texto de Guillermo Martínez llamado
“Gödel ∀” (Gödel para todos).
Sin embargo, hay coincidencia entre los resultados obtenidos por deducción y mediante
un enfoque semántico. Por lo tanto, quizá las nociones de consecuencia lógica y
deducibilidad se relacionan, al igual que verdad lógica con teorema lógico o
equivalencia con interdeducibilidad.
4.3.2 Consistencia
Como sabemos, un conjunto inconsistente, o contradictorio, es aquel del que se
deriva una contradicción. Dado que de un conjunto contradictorio se sigue cualquier
fórmula, un conjunto será consistente si hay algo que no se deduce de él.
4.3.4 Corrección
Cabe preguntarse si la deducibilidad es correcta de acuerdo con una perspectiva
semántica. En la medida en que consideramos que la semántica y sus nociones son más
fundamentales que las del cálculo, consideramos la corrección semántica a exigir del
cálculo. Si algo es deducible, tiene que tener su reflejo en la semántica. Si yo deduzco
algo, tiene que aparecer en las consecuencias lógicas formales.
Con ese criterio sólo nos quedaremos con aquellos conjuntos de reglas que definen
(deriven, devinen, derinen??) lo que es una consecuencia lógica (ya se sabe, una noción
semántica).
Una consecuencia de ello es que, en un cálculo correcto, todo teorema lógico (i.e,
fórmulas que se pueden probar sin premisas precisas) es una verdad lógica.
4.3.5 Completud/Completitud
En los cálculos completos obtenemos todo aquello que, a su vez, extraemos de la
semántica formal. En otras palabras, el cálculo C de un lenguaje L es semánticamente
completo syssdef para todo conjunto de fórmulas Ʃ |= ˻β, entonces Ʃ |- ˻β.
Así, en LPO:
Completud: lo mismo. Probado por Gödel en 1930 y por Henkin en 1949 (una prueba
muy comleja).
Vemos por lo tanto que se aplica lo mismo que hemos visto para LP. La dualidad nos
permite exportar cosas del cálculo a la semántica y viceversa. Si no saco una deducción
por cálculo lógico, puedo usar una tabla de verdad para saber que una es consecuencia
lógica.
4.4.4 Decidibilidad
Como hemos visto, LP es decidible y LPO no lo es. Debido a ello, el cálculo no permite
determinar si una fórmula se sigue de otras, esto es, no permite determinar si una
fórmula es o no un teorema lógico. Es cierto que, una vez hallada una deducción,
podemos ofrecer una respuesta afirmativa a esa cuestión. Pero, si no damos con una
deducción, no podemos ofrecer una respuesta negativa (i.e., no podemos afirmar que la
fórmula no es un teorema lógico).
Capítulo 5 de Díez
Más adelante se convierte en algo mucho más plural, probablemente por su relación con
la filosofía de la mente, la psicología y la filosofía de la ciencia. Una corriente
importante es la lógica metafísica, según la cual autores como David K. Lewis o Saul
Kripke hablan de metafísica a través de la lógica.
B. Russell: De Russell también hablamos el año pasado. Un lógico muy potente y muy
reconocido. Si hubiera que seleccionar algunos textos brillantes suyos especialmente
enfocados a la lógica serían: Sobre la notación y Conferencias sobre el atomismo
lógico (este último es una iniciación a la lógica).
A. N. Whitehead: Whitehead, el de la famosa frase “toda la filosofía es una nota a pie
de página de Platón”, era un matemático especialista en geometría y álgebra. Al final de
su vida trató de desarrollar un modelo astronómico alternativo, pero nuestro interés está
en sus trabajos centrales: la filosofía de procesos. Es complejo y al final necesita a Dios,
pero un buen libro de metafísica lógica (por más que acabemos donde empezamos) es el
concepto de naturaleza.
De Carnap (positivista lógico, circulo de Viena) hablamos también el año pasado. Era
físico y es un positivista típico. Aprende de Tarski, de Russell y de Husserl. Tras el
llegamos a Quine.
Kripke: Esta línea histórica nos lleva a Kripke, quien desplazaría el objetivo de la
lógica de la teoría del significado a una alternativa teoría de la referencia, pasando de
una terminología lógica a una terminología lingüística. Su obra clave: el nombrar y la
necesidad.
David Lewis: Es un autor complejo, pero podemos leer como definir los términos
teóricos.
Donald Davidson: De este autor y de su teoría del significado pasada por Tarski ya
hablamos en la introducción a otras lógicas. Tres textos clave son: de la misma idea de
un esquema conceptual, Verdad y significado y teoría del significado y lenguajes
aprendibles.
Rorty: A este autor lo vimos en epistemología de las ciencias humanas, pero podemos
leer un texto clave: La filosofía y el espejo de la naturaleza.
Susan Haack: En su texto filosofía de las lógicas (en las 100 primeras páginas) nos
vamos a basar para esta última parte de la asignatura.
- Sintaxis: ¿a qué son análogas en el discurso informal las letras (p, q…)?
Algunos autores dirán que p es análoga a las oraciones, otros que a los
enunciados y otros que a las proposiciones.
Además, existen contextos opacos en los que se esfume el objeto referencial. Por
ejemplo, Superman y Clark Ken remiten, bajo dos nombres distintos, a un mismo
objeto. Sin embargo, no es lo mismo decir Superman es valiente que Clark ken es
valiente.
Oraciones
Lo que nos interesa es saber con qué criterios podemos construir esas clases de
instancias a las que llamamos tipos, qué es lo que hace que una determinada serie de
signos y unos determinados sonidos se correspondan.
Si bien algunos filósofos creen que el concepto de significado es algo mental y que por
ello debemos prescindir de él (nos lleva a compromisos con entidades abstractas), es
necesario investigar en este tipo con un significado y, por lo tanto, en el enunciado.
Enunciados
Nosotros nos vamos a quedar con el primer sentido, siendo el enunciado aquello que se
expresa o afirma, el contenido. Se establece con ello una relación entre el enunciado y la
oración.
Para algunos filósofos esto no está tan claro. Para Strawson por ejemplo no hay
enunciados en una obra de teatro, pues no puede haber veracidad o falsedad. De acuerdo
con Strawson, cuando hablamos de entidades que no denotan (unicornio, pegaso, don
Quijote, Sherlock Holmes…) no estamos emitiendo algo que de cómo resultado un
enunciado.
Proposiciones
Las proposiciones son entidades complejas que no cuentan con una única definición
consensuada. Por lo pronto podemos esbozarlas diciendo que estas entidades no se
ofrecen, sino que respaldan lo ofrecido. El escrito “the snow is white” y “la nieve es
blanca” son la misma proposición. Pero, ¿qué es esa entidad con la que no tenemos
contacto causal o directo?
McGrath (2014) las define de muchas formas, ya que cada filósofo se queda con una o
varias de ellas:
Portadores de verdad
Objetos de creencia (cf. Actitudes proposicionales) (aquello acerca de lo cual despliego
mi creencia o mi actitud proposicional)
Referentes de cláusulas “que-“ (yo creo que…, las “cláusulas que” no siempre son
actitudes proposicionales, aunque las actitudes proposicionales si son cláusulas qué).
Significados de oraciones (no tienen un idioma concreto)
a) “Las proposiciones son lo que las oraciones expresan. La misma oración puede expresar
diferentes proposiciones en diferentes contextos.”
Entonces, ¿qué es una proposición? Quizás sea útil enfrentar dos concepciones distintas
de proposición: la de Frege y la de Russell.
Proposiciones fregeanas
Proposiciones russellianas
De acuerdo con Kripke, serán proposiciones entidades como Todo triángulo tiene tres
lados o Todo cuadrado tiene cuatro lados, pues son tautologías y toda tautología
expresaría la misma proposición en otro mundo posible, precisamente por ser verdades
en todos los mundos posibles.
Queda por ver una última cuestión: las Proposiciones estructuradas. Talesini (2007:
155):
“[…] las proposiciones [estructuradas] son entidades complejas que tienen partes. Los
que defienden esta perspectiva remontan su linaje a Russell. […] las partes de una
proposición estructurada son los valores semánticos de las palabras o frases que
aparecen en la oración que expresa la proposición”
Para estudiar esta proposición, extraemos sus partes (Juan, Pedro, mano, estrechar) y
vemos como se relacionan. Esto supone un perfecto contraejemplo a la idea de los
mundos posibles:
Si nos preguntamos por las letras proposicionales, vemos que son más problemáticas de
lo que parecen. Según las reglas de la lógica, (ppvq) vale para todas las instancias de
p y de q. Pero en esta inferencia, ¿p y q son letras esquemáticas o variables genuinas?
Para Quine, “p v ¬p” es un esquema basado en letras proposicionales, rechazando la
opción de las variables.
Vemos entonces que podemos tener una interpretación objetual o una interpretación
proposicional. Quine, para quien solo existe el plano del lenguaje, no quiere
comprometerse con entidades mentales, de modo que prefiere utilizar oraciones y
decantarse por la interpretación objetual.
Esto nos lleva a la pregunta fundamental que planteábamos al inicio del tema: qué es
susceptible de ser verdadero o falso: ¿la oración, el enunciado o la proposición?
Hay ciertas oraciones gramaticalmente correctas que no son ni verdaderas i falsas como
las imperativas o las interrogativas que carecen de sentido. No podemos pedirle
entonces a la oración un sentido o un significado. Parece entonces que es su proposición
correspondiente la que puede ser verdadera o falsa. Se presenta así la proposición como
portadora de verdad.
Pero esto tiene un problema, y es que las oraciones sobre, por ejemplo, futuros
contingentes (o directamente cualquier oración vaga) no son ni verdaderas ni falsas. Lo
mismo sucederá entonces con sus proposiciones correspondientes. Además, hay ciertas
oraciones o proposiciones que tienen una particularidad: su valor de verdad es sensible
al contexto. Ejemplos de esto son “tengo hambre” o “Carlos I está muerto”. En estos
casos su valor de verdad cambia en función de quién, dónde y cuándo se pronuncien.
Este tema lo trabaja Davidson.
Por dar nombres, Peter Strawson y Hilary Putnam (un matemático) estarían a favor de
que las oraciones no se entiendan como portadores de verdad. Además, Karl Popper
defiende el papel de las proposiciones. Quine estaría en contra de esta idea, defendiendo
que existen “oraciones eternas” (por ejemplo, las oraciones que especifican por
completo los tiempos, lugares, etc. y los teoremas de la matemática o las leyes
naturales). Una tercera opinión sería la del primer Witrgenstein o la de Tarski, para
quienes la verdad se basa en la estructura gramatical, siendo las oraciones los portadores
de verdad (y el resto material extralingüístico).
Una conectiva, en general, no posee contenido propio, categórico. Son, en cierto modo,
insustanciales (de ahí que en el medievo se las considerase “sincategoremáticas” por
oposición a las que sí poseen dicho contenido (las categoremáticas). Su papel es, para
Quine, estructural: forman parte de la “gramática sistemática” de un lenguaje
(Macfarlane). Son entonces las piezas clave de las funciones de verdad. De esto habla J.
Buridán.
Veamos que propone Davison respecto de las conectivas. Para él las conectivas son la
función central en la especificación de la teoría del significado para un lenguaje. De
acuerdo con esto, y siguiendo una teoría tarskiana, podríamos tener el siguiente
esquema de razonamiento:
“… significa …”
S significa que p
S es verdadera syss p
Los axiomas de la teoría del significado implican dos tipos de cláusulas: las básicas y
las recursivas (en función de si especifican las condiciones de satisfacción para
componentes de oraciones básicas o si implican conectivas lógicas). Así, las constantes
lógicas se pueden identificar como aquellos rasgos iterativos del lenguaje que requieren
una cláusula recursiva en la caracterización de la verdad o de la satisfacción.
Matrices
Una Matriz característica podemos verla como un conjunto de tablas de verdad. La
matriz M es característica de un sistema S syss todos y solamente los teoremas de S
están designados en M y todas y solamente las inferencias válidas en S conservan la
designación en M.
Lecturas en el lenguaje ordinario de los axiomas y reglas de inferencia (la relación entre
“v” y “o”)
A.N.Prior: Tonk
Defenderá que las constantes lógicas tienen contenido intuitivo y se inventará el
concepto de Tonk (Tonk the object non noum).
1. A supuesto
2. A tonk B 1, R1
3. B 2, R2
Esta idea del tonk es ilógica (rompe con la lógica tradicional). De ello se saca una
conclusión: la lógica debe estar respaldado por intuiciones extra lógicas.
Sobre esto D. Lewis se pregunta: ¿cómo formalizar los enunciados contrafácticos como
“si fuese el caso que A, sería el caso que B”? Su respuesta, excesivamente vaga, es decir
que “En todos los mundos posibles que sean más similares al actual, pero en los que A,
B”
P.F.Strawson (siguiendo al segundo Wittgenstein): crítica a las
conectivas y a sus lecturas habituales
Negación: habla coloquial. A veces una doble negación no es algo tan sencillo como
una afirmación. Además, a veces implica énfasis.
Disyunción: habla coloquial. ¿tiene sentido decir “Juan tiene el libro o María tiene el
libro a partir de Juan tiene el libro? Esta idea está desarrollada a partir de H.P.Grice en
la implicatura conversacional: ES (el hablante) hace creer que él cree que B para S (el
oyente) si afirmar A establece como consecuencia de A que B. Si yo dogo A v B cuando
sólo quiero decir A, estoy implicando una cierta incertidumbre, no algo que es
materialmente equivalente a la segundo afirmación.
Relación formal
Relación modal
Implicaciones
Como apunta Gómez-Torrente (2000: 16), que se dé una implicación lógica entre
proposiciones (premisas y conclusión), es condición suficiente, aunque no necesaria,
para que se den otras clases de implicación, e.g., metafísica o física.
Su padre se enfada
Juan es un hombre
Ideas intuitivas
Hasta ahora hemos visto dos argumentos, ahora vamos a ver tres concepciones o ideas
que se suelen usar para la consecuencia lógica.
Las tres concepciones son co-extensionales, pues hablamos todo el rato de la misma
concepción (dicen lo mismo).
Información y necesidad
Inducción y deducción
Por norma general, los argumentos inductivos no se consideran válidos. Hay quien dice
que sí lo son, pero no en el mismo grado. En cualquier caso, sólo los deductivos son
completamente válidos. Pero, ¿qué es un argumento inductivo?
“Todos los presidentes del gobierno desde 1975 han sido varones. Por lo tanto,
el próximo presidente del gobierno será varón”
Todos los cuervos observados son negros. Por lo tanto, todos los cuervos son
negros”
En base a este criterio podemos decir que el deductivo tiene un valor de certeza 1,
mientras que el inductivo se mueve entre 0 y 1. A estos últimos se les suele llamar
argumentos ampliativos pues, aunque no todos, suelen ampliar la información.
Tampoco este argumento es 100% reconocido. Haack nos muestra con un ejemplo muy
claro como hay argumentos deductivos que amplían información:
Este último argumento se basa en que ‘AvB está “implícitamente” en A’, lo cual
depende de afirmar que ‘AvB se sigue deductivamente de A’, y sin embargo aparece
en la conclusión más información que en la premisa.
Validez (revisión)
Al final con esto lo que hacemos es hacer corresponder al concepto de verdad sintáctica
la deducibilidad y al de verdad semántica la consecuencia lógica.
Nótese que es posible que un argumento conste sólo de una fbf, β por ejemplo, en cuyo
caso estamos ante argumentos que se denominan “conclusiones de cero premisas”.
Aplicando las ideas de validez antes vistas a este caso, decimos que:
Asimismo:
Toda acción sobre la forma lógica en el primer argumento puede ser válida o inválida en
función de si ejerce alguna alteración en la adecuación material. (Sagüillo 2007: 69-70)
A esto se le suele decir reduccionista, pues dependemos de algo más sencillo y más
básico para explicarlo (la adecuación material). Esto no es un enfoque informacional, en
todo caso sería modal, pero sobre todo es reduccionista y se le suele llamar enfoque
cuantificacional.
Quine en cambio:
De acuerdo con los lógicos medievales, retomados por Peirce, podemos distinguir dos
tipos de lógica: la LÓGICA UTENS (juicio irreflexivo sobre la validez de argumentos
informales) y la LÓGICA DOCENS (juicio riguroso a través de su representación
formal). Nosotros nos hemos manejado en la segundo, la validez-en-L. Nuestro lenguaje
formal específico, nuestra idea de consecuencia lógica… todo lo hemos definido en
lógica formal.
Diferencias notacionales
Diferencias axiomáticas
Todo sistema axiomático posee una o más reglas de inferencia, junto a los axiomas del
sistema. Un sistema basado en la deducción natural se basa en las reglas de inferencia
(incluso podemos empezar sin axiomas si asumimos una regla de supuestos). En
cualquier caso generamos los mismos argumentos.
Los axiomas son unas bases que nos permiten definir a partir de ellas todo el sistema.
Hemos aprendido un sistema lógico de modo mecánico, pero hemos obviado el tema
axiomas. No nos hemos parado a pensar que hay unas proposiciones más básicas que
otras.
Lo que distingue a un sistema lógico de otros es que haya más o menos axiomas y más o
menos reglas de inferencia. En principio no tiene porque haber diferencias entre un
sistema planteado desde axiomas o un sistema basado en la deducción natural.
Generamos el mismo sistema, en el de los axiomas y teoremas es mucho más lento, pero
al final es el mismo sistema.
Hasta ahora el paso de uno a otro lo hemos hecho de modo automático y natural, sin
plantearnos los posibles problemas que pueda o no traer.
Para empezar, ¿cuándo decimos que estamos ante el mismo sistema? Hay dos sentidos
de esta expresión:
Parece que al final todo es una cuestión de cómo representar un sistema, una cuestión de
formalización1. Probemos a formalizar lo siguiente:
“Todo número natural es igual o mayor que cero y todo número natural es par o impar.
Por lo tanto, todo número natural es igual o mayor que cero y par o impar”
Si tenemos que representar esto, podemos hacerlo de muchas formas. La lógica formal
lo formalizaría así: p q (se puede hacer más fino, pero Haack lo formaliza así). Esto
no permite una buena representación, así que nos vamos a otro plano.
∀x Fx ^ ∀x Gx ∀x (Fx^Gx)
“es preferible pensar que la representación formal óptima es aquella que revela la
mínima estructura coherente para proporcionar un argumento formal que es válido en el
sistema si el argumento informal se considera extrasistemáticamente válido. Ésta es la
máxima del análisis de superficie de Quine (1960 [Palabra y objeto], p.160): ‘donde no
te pique, no te rasques’”. (Haack: 45/6).
Por coloquial que suene, donde no te pique no te rasques. ¿Hasta qué punto hay que
hilar? ¿Cuándo podemos dar por válida una formalización? pq queda pobre, pero la
tercera formalización parece excesiva. ¿dónde paramos?
“El presidente firmó el acuerdo con una pluma azul. Por lo tanto, el presidente firmó el
acuerdo”.
De acuerdo con Quine y Haack habría que hacerlo de un modo algo más complicado.
Sin formalismos:
1
Parece que hay un hilo, pero realmente son como cuestiones que va introduciendo una detrás de otra
∃x (x era una firma del acuerdo por el presidente y x estaba hecha con una pluma azul)
5.5 Cuantificadores
Abandonando un poco el terreno de la filosofía de la lógica y entrando en el de la
filosofía del lenguaje, aparece la pregunta por los cuantificadores. ¿Qué es un
cuantificador? Aparentemente es algo que modifica las expresiones hasta el punto de
tener cantidades. Así en “Cinco hombres jóvenes” el cuantificador es 5 y nos dice que
hay 5 elementos del dominio que comparten esas dos propiedades.
2) Mx (Vx ^ Hx)
M tiene los males del cuantificador universal y del existencial. Con esto decimos que
más de la mitad de los objetos son vacas y además comen hierba. Esto no es lo que
queremos decir.
Cuantificadores n-arios
Cuantificadores unarios:
∃xΦ: la unión del dominio con la clase de los individuos que satisfacen la propiedad no
es un conjunto vacío.
Con esto nos hemos salido de la idea de que solo se cuantifican los nombres propios,
pues también podemos cuantificar clases respecto del dominio.
La cama
El primer perro que nació en el mar
Es como “hay exactamente un objeto que…”. Se suele definir con el uso del “El”. Más
concretamente “El x que…”.
El actual rey de Francia no remite a nada. ¿Puede ser verdadero? ¿El actual rey de
Francia es calvo es falso? ¿O directamente no tiene sentido? Es una oración, pero para
Frege carece de sentido y no es una proposición. Para Russell tiene sentido, lo podemos
formular, pero es falsa.
Russell considera que las descripciones no son términos propios. Entonces, ¿qué ocurre
con las descripciones? ¿Cómo lo manejamos respecto a la cuantificación? Tenemos una
notación, pero son términos individuales complejos. ¿Cómo podemos simplificarlo?
Uno de los objetivos de la lógica es concentrar la variación de elementos del lenguaje
cuantificacional dentro del carril.
Empezamos por las expresiones que emplean el término iota (ι), cuantificador definido.
Pueden representarse de forma general como “El Φ”. La descripción definida puede
sustituir a un nombre o pronombre:
¿Cómo formalizamos todo esto? Por ejemplo “El perro que acabas de oír es mío”
podemos formularlo de distintas formas:
LPO: ∃ (Px^∀y(Pyy=x)^Qx) (existe un perro y todo lo que acabas de oír es ese perro
y ese perro es mío)
También hay descripciones indefinidas. Definida: el perro que acabas de oír. Indefinida:
uno de los perros que acabas de oír.
Esto nos permite establecer vínculos más claros entre descripciones definidas y la teoría
más amplia de cuantificadores generalizados.
a) Para un único elemento del dominio A se cumple que [[Φ]] AJ’ es verdadero, para
una asignación J’ que es igual en todo a J excepto en el valor que posiblemente
asigna a α
b) Para un único elemento del dominio A se cumple que [[Φ] AJ’ es verdadero y
[[Ψ]]AJ’ es verdadero, para una asignación J’ que es igual en todo a J excepto en
el valor que posiblemente asigna a α.
Consecuencias: esa proposición tiene sentido, pero es falsa. Lo único que hace es
comprometerse de entrada con algo que es verdadero si se introduce algo que lo cumpla.
Frege diría que no tiene sentido afirmar sobre algo que no existe, pero aquí lo que
sucede es que no hay un objeto que satisfaga mi afirmación (el actual rey de Francia es
calvo). Lo único que tenemos que hacer es poner en relación afirmaciones bien
formadas con el dominio, es muy empirista por parte de Russell.
**El “el” lo que hace es establecer una clase de un objeto y relacionarlo con otra clase.
Frege no las distingue, pero Peirce distingue la de primer orden y la de segundo orden.
En estas lógicas la distinción fundamental es entre función y argumento. En la lógica
aristotélica y en la de los cuantificadores generalizados nos deslizamos a la distinción
entre sujeto y predicado (se predica algo de un nombre propio). Pero con Peirce y con
Frege no, Peirce y Frege juegan en la liga de la función y el argumento con los dos
cuantificadores usuales. Montague y los otros de hoy se basan en otra cosa. Al final
pueden encontrarse, pero con ciertas dificultades.
5.5.3 Dos enfoques sobre la cuantificación y el compromiso ontológico
Dejando a un lado los cuantificadores nuevos, esto es, reduciendo los cuantificadores a
universales y existenciales, tenemos dos enfoques de la cuantificación, dependiendo de
si nos comprometemos o no con los objetos.
Desde un punto de vista lógico, Frege se compromete con entidades existentes como el
número o la clase, como si existiera la propiedad de ser rojo. Los compromisos
ontológicos, en general, son problemáticos, pues, ¿podemos comprometernos con la
existencia del unicornio? No, pero sin embargo es un objeto de la lógica.
Así, opone a la idea de ontología la “ideología”, pero una ideología entendida como el
estudio de unas ideas que no son entidades que existan al margen sino que nos ayudan a
pensar las entidades “reales”. Con su noción de ideología le pasa, pese a intentar
evitarlo, como a Frege: considera que los discursos matemático y científico son más
fiables, interesantes y elevados. Esto le lleva a problematizar el nombre propio, pues es
un elemento que no se encuentra en las matemáticas.
Ante esta problemática que no aparece en las matemáticas (no hay un equivalente a
Pedro y María en la matemática), Quine se decanta por evitar estos compromisos,
situando el compromiso ontológico en los cuantificadores. La interpretación tradicional
diría que en una clase de 3 individuos (a, b y c), a, b y c son los nombres propios, los
cuales denotan las entidades de la clase. Quine sostiene que, en un discurso matemático
y ordenado, yo diría “∀xPx”, “Para todos los objetos x en el dominio Px”, sabiendo que
la x representa a los tres individuos, a los tres objetos. Así, el compromiso no está en
que un nombre propio denote una entidad sino en los cuantificadores que afirman su
existencia o inexistencia (su efectiva pertenencia a la clase o no).
La primera pega que podemos hacerlo a Quine es que al expresarlo de esta forma
introducimos la P, cuando nosotros no hablamos así de los objetos. Nosotros no
denotamos a nuestros objetos a través de cuantificadores y relatores, nosotros usamos
nombres propios o descriptores. No decimos un Pedro o un objeto llamado Pedro,
simplemente decimos Pedro. Al proponer esta teoría, Quine tensa el lenguaje más allá
de donde podemos llevarlo.
Para analizar esto de modo más detallado, A.Meinong y, siguiéndole, Russell ponen el
ojo en el problema de los existenciales negativos, pues son aquellos que no denotan.
Pongamos el siguiente ejemplo:
Pegaso no existe
Esto es, si trabajamos en el dominio de cosas reales, verdadero. Pero para expresarlo al
modo de Quine le añadimos un existencial:
∃x (x no existe)
De acuerdo con esta formalización, hay dos formas distintas de “existe”: como concepto
(x no existe) y como concepto de conceptos (∃). Así, la particularidad del objeto que
existe es no existir. Para asimilar esto, tendríamos que poblar el dominio con al menos
un objeto que no existe. En cualquier caso, el problema ontológico queda relegado a los
cuantificadores.
¬∃xPx
Esto también tiene un problema, porque de esto no se sigue que Pegaso no exista. Y sin
embargo, esta es la teoría que mejor parece encajar.
El problema de ambas formalizaciones es que interpretan el nombre propio como una
clase. Esto se puede solucionar diciendo que P no es “ser Pegaso” sino “pegasear”, no
es Sócrates, es “el que socratea”. Esto es completamente contraintuitivo, pero a fin de
cuentas es una clase rara de propiedades.
Es decir:
“Todo lo que puede decirse con la ayuda de nombres puede decirse también en
un lenguaje que no los tenga. Ser asumido como entidad significa pura y
simplemente en ser asumido como valor de una variable” – p.39
A raíz de esto a Quine se le asigna el siguiente lema: ser es ser el valor de una variable.
Realismo = Logicismo: ambos proponen que las ideas son universales y no están
producidas por la mente, sino que se descubren. Autres serían Frege, Russell, Carnap o
Charles.
Conceptualismo = intuicionismo: ambos proponen que las ideas son universales, pero
están producidas pro al mente, se inventan. Es el idealismo conceptualista. El autor
fundamental es Brovwer, pero también hay otros como Poincaré o Weyl.
Nominalistas = formalistas: ambos se niegan a admitir entidades abstractas. Las ideas
no son ni descubiertas ni generadas por la mente. Simplemente no hay entidades. Como
autor encontramos a David Hilbert, quien formalizón la geometría euclidiana original.
Interpretación sustitucional
La salida a Quine nos la dan Ruth Barcan Marcus y Benson Mates, para quienes no
hacen falta compromisos de corte ontológico sino únicamente hallar los compromisos
adecuados. No les preocupa cómo las flechas remiten a los individuos, cómo el objeto
es un objeto real. No consideran esto una pregunta lógica sino una pregunta ontológica.
Lo que quieren saber es a qué términos sustituyen las variables. Las variables no
remiten a objetos, remiten a términos. Lo que nos preocupa aquí es qué tipo de términos
están en el lenguaje y de qué manera estos términos reemplazan a las variables.
El problema que planteábamos viene con los objetos que tienen un nombre que denotan
pero que no son válidos, por ejemplo, Sherlock Holmes y Pegaso. Tienen
características, pero no existen. La interpretación objetual del enunciado “Pegaso no
existe” generaba grandes problemas, bien por postular la disponibilidad de objetos no
existentes para la evaluación, bien porque debíamos convertir los nombres propios en
(artificiales) propiedades predicables de una variable cuantificada.
Para la interpretación sustitucional de dicho enunciado no necesitamos tales recursos. “x
no existe” puede ser verdadera, pues basta que haya una instancia de sustitución que la
haga verdadero. Así “Pegaso no existe” podemos traducirlo por:
¬(a existe)
(1) Todo término de L que sea una instancia de sustitución de x produce una oración
verdadera al ser sustituido por x.
(2) Hay al menos un término de L que es una instancia de sustitución de x y que al
ser sustituido por x genera una oración verdadera.
La pregunta aquí es cuál es la esencia del significado potencial de los nombres propios.
Para ello vamos a trabajar con el denominado “puzle de Frege”:
Frege intenta resolver este puzle diciendo que los nombres no solo tienen referencia
sino que también tienen sentido, esto es, que no solo denotan objetos, también connotan
algo.
(5) Teoría descriptivista del significado: Además de tener referencia, los nombres
propios connotan algún tipo de significado. Así, cuando digo “Platón” estoy
diciendo también “maestro de Aristóteles”, “Autor de la República”, etc. A su
vez encontramos dos grupos de descriptivistas:
a. Conjunción: las distintas descripciones asociadas al nombre propio (que
le dan sentido) se unen mediante conjunciones.
b. Disyunción: En vez de con conjunciones se unen con diyunciones.
Autores de esta corriente serían Frege, Russell, Strawson o Wittgenstein.
(6) Teoría designativa o denotativa: para estos autores el nombre propio solo tiene
referencia y esa referencia agota su significado. Esto nace con John Stuart Mill,
pero “el jefe” es Kripke.
Para Frege con el nombre propio no solo asignamos una etiqueta, también asignamos
una descripción (el significado que tenemos en nuestra mente), siendo estas
descripciones distintas para cada persona (el primo de Pepe y el profesor de Derecho
son la misma persona, Juan). Para solucionar el puzle de Frege necesitamos saber todas
sus descripciones (descriptivistas de conjunción), alguna de ellas (descriptivstas de la
disyunción) o, como diría Kripke, tener esa individuo.
Veamos todo esto con un poco más de detalle. El problema planteado es el de los
términos singulares (constantes de individuo), concretamente nos preguntamos cuál es
su equivalente. La respuesta que estamos dando es que se corresponden a los nombres
propios, pero a su vez hay otro elemento: los descriptores. ¿Cómo se relacionan? Los
descriptivistas, como veremos ahora con profundidad, sostienen que un nombre propio
es la conjunción o la disyunción de todas las descripciones posibles; otros filósofos
dirán que no, que nombres y descripciones son designadores que agotan su significado
en la referencia. Además, veíamos en el apartado anterior a Quine, para quien no tendría
sentido esta discusión, pues el compromiso está en el cuantificador que indica la
existencia o no de un objeto que “socratea”.
Lo que está claro es que es un problema complejo que nos plantea preguntas como el
puzle de Frege (a=x=b), la reutilización de etiquetas (dos Pedros, dos Marías… no hay
una relación biunívoca) o el de los nombres que no denotan (y con ello las lógicas
modales y la especulación sobre necesidad y posibilidad).
5.6.1 Frege
De acuerdo con Frege, hay tres tesis que no pueden ser sostenidas a la vez:
Frege y Russell son pioneros en esto, pero a otros autores como Wittgenstein y Searle
les tocará resolver este problema. Para ello Wittgenstein (el segundo) propone los
juegos del lenguaje, en los cuales conocemos un término cuando lo usamos según sus
reglas de uso. Por ejemplo, la palabra juego se puede usar en muchos sentidos: en la oca
gana alguien, en la pata coja no; si juego con un niño me da igual perder, si es un
partido de fútbol no. Son cosas que no siempre se parecen (tienen parecido de familia,
según Wittgenstein), pero que sabemos usar y reconocer. No es que el término tenga un
significado y después lo aplique, sino que yo, por familiaridad, sé usar el término.
Para ello Kripke formula los mundos posibles, los cuales son como el mundo “actual”
pero con una variación en una descripción. Así, yo puedo crear un mundo posible en el
que Aristóteles no sea alumno de Platón, pero no un mundo posible donde Aristóteles
no sea Aristóteles. Los nombres propios son designadores rígidos que nos permiten
designar un individuo ajeno al resto del mundo. Estos mundos posibles son
especulativos, cuantitativos y contrafácticos, por lo que las etiquetas que designan en el
mundo actual no pueden variarse.
Parece que quiere llegar a que gracias al nombre propio podemos comunicarnos: refiere
a este individuo sea quien sea el que lo dice. Pero yo puedo conocer a una persona por
su apellido y otra persona puede conocerle con otra variación de su nombre. Es más,
esto pasa habitualmente. Qué pasa con los motes. Tulio = Cicerón. Modificaciones
cualitativas a priori. Etiqueta que designa EN EL MUNDO ACTUAL (todos son mundos
reales??. No tiempo.). Sobre todo el tema a priori a posteriori. Hasta entonces no se le
había hecho casito a lo posteriori, solo a lo constitutivo (priori), de modo que la
metafísica depende de la epistemología. Le da la vuelta. Dependemos de lo metafísico.
¿Deflacionismo? Conocimiento por relación causal con ello, conozco cosas sin saber
que las conozco por tener una relación de intimidad causal. Aplicación epistemológica.
Especulativos, cuantitativos y contrafácticos (lo que cambio es una cosa del palo la luz
de la farola en vez de ser blanca es roja).
Esto se debe a que hay dos tipos de necesidades que no podemos variar: las
lógicas/epistémicas y las metafísicas.
Las necesidades de re determinan necesidades esenciales del objeto, entre ellas disfrutar
de una etiqueta llamada nombre propio que es el designador rígido y que posee la
misma referencia en todos los mundos posibles. Las necesidades de dicto son
enunciados puramente analíticos, verdades triviales como Tulio=Tulio, mientras que las
metafísicas o de re son más complicadas, pues nos permiten modificar algunas cosas.
Identidades como Tulio = Cicerón entrarían dentro de las necesidades metafísicas.
Veamos un ejemplo para aclarar la cuestión:
1. “Para todo cuerpo celeste x hay un cuerpo celeste y tal que x=y”
Y lo convertimos en:
2. “Necesariamente para todo cuerpo celeste x hay un cuerpo celeste y tal que x=y”
3. “Para todo cuerpo celeste x hay un cuerpo celeste y tal que necesariamente x=y”
Esto es un problema, pues lo que en principio tendría que ser una necesidad lógica no
parece una verdad analítica. Solo en un escenario de dicto en el que efectivamente y sea
la estrella de la mañana lo sería, pero si en vez de la estrella de la mañana pusiera la de
la tarde, esto sería contingentemente verdadero, sólo en nuestro mundo eso es verdad.
Por eso Quine nos advertía sobre cuantificar en contextos modales.
Kripke responde a todo esto con su necesidad metafísica o de re diciendo que hay un
modo en el cual, refiriendo al objeto, podemos decir que es verdad. ¿Qué ocurre? No
todo el mundo está preparado para que haya una “necesidad a posteriori”, pues todos
asumimos que las necesidades se dan a priori y las contingencias a posteriori. Este es el
gran aporte de Kripke (o al menos uno de ellos), revelar que necesidad/contingencia y a
priori/a posteriori son categorías distintas y que podemos tener necesidades a posteriori
y contingencias a priori. Con esto se deshace de este prejuicio al que nos hemos
acostumbrado filosóficamente.
En los mundos posibles podemos variar los aprioris, mientras que lo que no podemos
cambiar de ninguna forma es la necesidad de re que solo puedo conocer a posteriori.
Con esto Kripke le da la vuelta a todas nuestras asociaciones de categorías (igual a todas
no). Mientras Quine dice que hay que quitar todo esto de en medio, Kripke dice que no
hace falta, que hay una necesidad que no es lógica.
¿Cómo reconcoemos una necesidad metafísica? Por qué esto es una necesidad
metafísica y esto otro no? Al final apuntamos al sentido común?
Pero, ¿cómo sabes que Julio César designa rígidamente a un objeto? Con una cadena de
comunicación. Alguien nace, hay un acto bautismal en el que a un determinado sujeto se
le aplica un nombre permanentemente. Aquí es donde entra la parte pragmática o social:
dependemos de formar parte de una comunidad de hablantes que maneja el término de
manera más o menos continua. Necesitamos una comunidad de hablantes que respalde
los usos designativos de un individuo concreto. Luego hay casos.
Teóricos de la coherencia:
(3) F.H.Bradley (1914): idealista británico, heredero de Hegel antes de Russell y sus
revueltas en contra del idealismo. En conocimiento: primera reforma del
coherentismo para evitar el alejamiento del mundo.
Teóricos de la correspondencia:
(8) Austin (1950, “truth”): Adopta una perspectiva distinta y aporta cosas muy
nuevas como que los elementos sensoriales son los que permiten establecer la
correspondencia entre mundo y lenguaje. Habla, entre otras cosas, de relaciones
entre las palabras particulares y las “oraciones tipo” o de que el mundo cumple
un papel importante.
Teóricos pragmatistas:
(9) Peirce (1877, “la fijación de la creencia”): habla de la verdad como un estado a
largo plazo. Para llegar a él resolvemos una duda, un estado incómodo o de
inquietud que tratamos de suprimir por completo. Al final las teorías
pragmáticas lo que buscan es resolver problemas de nuestro modo de vida,
siendo el objetivo un estado cómodo en el que no tengamos preocupación por
los errores. Resulta interesante esta idea del objetivo, la meta, el fin último.
(11) William James (1909): el psicólogo del grupo. Para él las creencias
verdaderas son una guía para la experiencia. Esto responde a la máxima
pragmática de Peirce: el uso de lo que teoricemos tiene que traer algún tipo de
mejora, de cambio para nuestras vidas. Un análisis pragmático no es un “nos
quedamos con lo que nos conviene” sino un no quedarnos con dicotomías que
no nos aportan nada (somos parte integrante del mundo, no distinguir sujeto y
mundo…)
Teóricos semánticos:
(14) Cd. Popper (seguidor a ultranza de Tarski que aplica la teoría al lenguaje
natural), Cf. H.Field (“Tarski’s Theory of Truth, 1972, inspirado en Popper), Cf.
S. Kripke (“Outline of a Theory Truth”, 1975).