Patrimonios Culturales y Turistas - Agustín Santana
Patrimonios Culturales y Turistas - Agustín Santana
Patrimonios Culturales y Turistas - Agustín Santana
2003
https://doi.org/10.25145/j.pasos.2003.01.001
www.pasosonline.org
Editorial
Resumen: Cada vez con mayor frecuencia observamos como se atribuye el crecimiento turístico a la
oferta cultural de los destinos. Evidentemente algo de ello es cierto, pero ¿es realmente la cultura, el
patrimonio y legado cultural de los pueblos, lo que activa el flujo turístico hacia un destino? Los destinos
y los que desean ser destinos se engalanan y afanan en atraer cuantos más visitantes mejor. Del éxito de
sus atractivos dependerá su reproducción. En esta tarea el uso de los recursos se vuelve intensivo. Me-
dioambiente, ocio, deportes, espacios, eventos de cualquier naturaleza y, por supuesto, la cultura local
son aptos para tal fin. Sin embargo, salvo aquellos preparados explícitamente para el turista, no todos los
recursos poseen la capacidad de poder ser presentados, contemplados y entendidos en su complejidad.
Deben ser adaptados para un uso repetitivo, rápido, ameno y sencillo, preparados para la mirada, no para
la lectura. Esto hace pensar en la posibilidad de que sobre un mismo lugar, evento o artefacto patrimonial
puedan pesar varias versiones, varios argumentos según sus destinatarios y usos. Desde este punto de
vista existiría un patrimonio cultural para el turismo que podría o no ser activado, promovido y consumi-
do exclusivamente motivado por intereses económicos.
Abstract: Tourist growth is attributed, each time more habitually, to the cultural offer of the destina-
tions. That idea is in some way true, but is it really the culture, the patrimony and cultural legacy of the
towns, what activates the tourist flow towards a destination? The destinations and those that want to
become destinations are dressing out and toiling in order to attract more and more visitors. Their success
will depend on the success of their attractiveness. In this task, the resource use becomes intensive. Envi-
ronment, leisure, sports, spaces, events of any nature and, of course, the local culture are useful for such
an end. However, except those designed explicitly for the tourist, not all the resources are able to be
presented, contemplated and understood in their complexity. They should be adapted for a repetitive,
quick, interesting and simple use, ready for a glance, not for reading. This makes possible that for the
same place, event or patrimonial device may exists different versions, several arguments according to the
target groups and uses. From this point of view, would exist a cultural patrimony that could be activated,
promoted and consumed or not, exclusively due to economic interests linked to tourism development.
†
Doctor en Antropología Social. Instituto Universitario de Ciencias Políticas y Sociales y Departamento de Prehisto-
ria, Antropología e Historia Antigua de la Universidad de La Laguna (Tenerife, España). E-mail: asantana@ull.es
en el mar, por pasear por el monte; gentes prácticamente todo lo necesario, promovió
que vestían de maneras ‘absurdas’, se com- un sistema casi industrial para abastecerle
portaban de forma ‘diferente’ y gastaban de recuerdos, souvenir, comida rápida, alo-
dinero sin preocupación aparente. En un jamiento de baja calidad, transportes, ex-
plazo relativamente corto, los espacios se cursiones al por mayor, y otros muchos
modificaron, la geografía conocida se adap- bienes y servicios. Denostado por los impac-
tó para explotar económicamente los deseos tos que ocasionaba, por la congestión turís-
de aquellos “recién llegados”. Con ellos tica de algunas áreas, por las condiciones
también arribaron, casi de la mano, grupos laborales, por su estacionalidad, generó
cada vez más numerosos de gentes con es- importantes beneficios económicos tanto al
peranzas de encontrar un futuro laboral empresariado como a la fuerza de trabajo
prometedor o, al menos, una fuente de in- implicada directa o indirectamente en el
gresos capaz de permitir la acumulación de mismo. Con él, el término ‘turista’ -
capital a corto plazo. Llegaron también magnificado por el estereotipo del individuo
inversores de todas partes que, en la nece- con camisa hawaiana, pantalón corto es-
sidad tal vez inducida, preparaban el en- tampado, gafas oscuras, sandalias y calce-
torno para satisfacer el ansia de los visitan- tines- adquirió un sentido peyorativo que
tes y ofrecían, para conseguirlo, salarios aún perdura.
por trabajo y plusvalías por tierra. Los años ochenta abrieron paso a la
En su complejidad, se entiende que el consolidación de nuevas formas más sofisti-
turismo es el movimiento de gente a desti- cadas y, en principio, más elitistas de tu-
nos fuera de su lugar habitual de trabajo y rismo. Se iniciaron entonces de forma in-
residencia, las actividades realizadas du- termediada por tour operadores y centrales
rante su estancia en estos destinos y los de reserva el turismo rural, los viajes de
servicios creados para atender sus necesi- aventura y riesgo aparente, la pasión por la
dades (Mathieson y Wall, 1990 1986)), im- naturaleza y por lo exótico de otras cultu-
plicando e interrelacionando las motivacio- ras.
nes y experiencias de los turistas, las ex- Para este nuevo turista, la parte central
pectativas y los ajustes hechos por los resi- de su viaje está determinada por la posibi-
dentes del área receptora y los roles juga- lidad de participar en nuevas y profundas
dos por las numerosas agencias e institu- experiencias culturales, tanto en lo estético
ciones que interceden entre ellos, además como en lo intelectual, emocional o psicoló-
del importante grupo de culturas (Santana gico (Stebbins, 1996: 948), de experimentar
Talavera, 1997) y sus optimizaciones para la ‘cultura’ en el sentido de una forma dis-
el encuentro cara a cara de los diferentes tintiva de vida (Hughes, 1996: 707) Las
actores. actividades llevadas a cabo para satisfacer
Pero la actividad turística no ha sido, ni tal ‘curiosidad’ podrán consistir en la parti-
mucho menos, estática a lo largo del tiem- cipación en eventos locales, en el encuentro
po. Inicialmente vinculada a las clases so- cara a cara con gentes exóticas, con cultu-
ciales que disponían de economías sanea- ras distantes –en el espacio o en el tiempo-
das y que hacían de los lugares de vacación a la propia, en la observación directa de
una prolongación de su residencia habitual, monumentos, edificios, pueblos o ciudades
su popularización hizo necesaria la creación distintivos por su pasado real o hiper-real.
de estándares tanto en lo que se refiere al Pero también una nueva versión del
alojamiento como a las actividades y servi- turismo de masas que, adquiriendo el pa-
cios que se le ofrecían para su disfrute. Era quete de viaje y alojándose en grandes nú-
el turismo de masas, fundamentalmente cleos turísticos, demandaba actividades
atraído por el sol y las playas de fina arena. cercanas a las nuevas formas turísticas.
Impulsando un movimiento de millones de El sistema turístico se adaptó a las nue-
personas que, como riadas, llegaban a las vas demandas al tiempo que las creaba. En
limitadas áreas de acogida (la costa medite- muchos destinos consolidados empezaron a
rránea europea, algunos puntos de México tañer las campanas de los nuevos tiempos.
y el Caribe, y poco más) sin más pretensio- Serían capaces de rejuvenecer su imagen o
nes que disfrutar de su ‘viaje enlatado’, caerían arroyados por el surgimiento de
comprado como un paquete que incluía otras muchas áreas que ya no necesitaban
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¿Un patrimonio cultural para el turis- combinar elementos de un amplio stock con
ta? el objetivo de conseguir un producto fácil-
mente aceptable por el mercado. De mane-
Si la población local, los supuestos depo- ra que, lejos del cientifismo, es sencillo en-
sitarios de ese patrimonio cultural-integral, contrar un monumento o yacimiento ar-
no lo vive como algo propio y se hacen nece- queológico vinculado a supuestas perviven-
sarias campañas promocionales del mismo, cias en la cultura local desde artesanías
siendo los estados e instituciones públicas hasta la gastronomía, el vestido y, cómo no,
las que deben consolidarlo y conservarlo, los rituales religiosos) a través de argumen-
entonces ¿es posible que, con un mínimo taciones más o menos idealizadas y creí-
esfuerzo, esos mismos elementos sean me- bles. Como refiere Schouten (1995: 11), una
tafóricamente apropiados por la empresa buena interpretación está basada en co-
privada y vendidos como parte de los atrac- nexiones realizadas con ideas y experien-
tivos de un destino? ¿es posible que sus cias que ya sean familiares y sobre el au-
destinatarios finales acaben siendo real- mento de la curiosidad de los visitantes.
mente los turistas? La ventaja de este tipo de interpretacio-
No existe una respuesta sencilla a estas nes patrimoniales, que lo son y tan válidas
cuestiones. Dependerá en gran medida del como cualquier otra, radica en la adapta-
condicional antedicho, esto es, el patrimo- ción de esas ‘realidades’ a sus destinatarios,
nio cultural será más fácil de integrar en la ofreciendo una apropiación estética y una
oferta turística cuanto más separado esté experiencia emocional en un lapso de tiem-
de la población local. Ello en tanto que el po extremadamente corto de unas horas a
empresariado del destino no encontrará unos días
oposición alguna, o ésta será mínima, para La práctica cotidiana nos muestra que el
adornar y reinventar unos contenidos turista de lo cultural es curioso por natura-
atractivos para sus demandantes, del estilo leza y, pese al exotismo que pueda mostrar
de ruinas mayas con origen extraterrestre, el destino, necesita tanto como su homóni-
relatos de amor al modo de Romeo y Julieta mo de masas, algunos rasgos conocidos que
vinculados a cualquier entorno, héroes, le den confianza e inspiren seguridad. Se
atlantes, salvajes bondadosos, artesanos de trata de clientes que pueden estar ávidos
la edad de piedra en el mundo contemporá- de conocimiento, se entiende que no cientí-
neo, o cualquier otra idea seductora. Bas- fico pero sí basados aparentemente en
tan unos pocos elementos y un mucho de hechos objetivos, y dispuestos a intentar
imaginación. Hay clientela para todo. mirar en la limitada profundidad que la
Es obvio indicar que en muchas ocasio- visita y la información ofertada permita,
nes coexisten interpretaciones identitarias entender el cómo y porqué de los elementos
con otras más sumidas en el marketing mostrados, de maravillarse del conjunto y
turístico, valgan a modo de ejemplo las sorprenderse con los detalles. Preocupado
visitas guiadas al Machu-Picchu en Perú, al por la naturaleza y por las culturas que,
Teide en las Islas Canarias o a Teotihuacan intuitivamente, considera en la frontera del
en México, en los que formando parte de la cambio o pérdida inminente, busca las se-
identidad nacional son consumidos con los ñas de identidad y exalta lo autóctono, in-
significados más diversos por millones de merso en un sentimiento nostálgico (Lo-
visitantes a través de guías, literatura o wenthal, 1998) que le lleva a despertar el
mera imaginación. apego hacia recuerdos, espacios y tiempos
más imaginados que vividos y, por ello,
Un patrimonio cultural para el turista promotores de cualquier elemento que pue-
da ser incluido en su experiencia.
Frente al resto de las activaciones pa- Sin embargo, muchos consumidores
trimoniales Prats, 1997; 1998), de las for- ociosos del patrimonio cultural no lo buscan
mas de poner en valor un bien o conjunto en primera opción. Son visitantes que utili-
de bienes con un fin y unos destinatarios zan el sistema turístico para relajarse, dis-
determinado, el uso turístico de ese recurso frutar del clima, descansar, o simplemente
que conocemos como patrimonio cultural cambiar el ritmo impuesto en su vida coti-
destaca por la facilidad para seleccionar y diana. Estos llegan al patrimonio simple-
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cialmente aparece ante la mirada del turis- de los grupos locales. Otras, sin embargo, a
ta como más real que lo real mismo (Saari- espaldas de los habitantes que, de esta
nen, 1998: 158). El mito de la cultura- forma, pasan a formar parte de museos
destino paradisíaco prevalecerá si es perci- vivos, ciudadanos de burbujas medioam-
bido como tal, aunque la experiencia acu- bientales y actores involuntarios de los
mulada de cientos o miles de turistas lo diferentes escenarios para el turismo na-
pudiera hacer desvanecer. cional-urbano e internacional.
Desde este punto de vista ¿es más au- El sistema turístico no funciona al modo
téntica la casa de ramas en la selva que el de una organización benéfica, es una acti-
apartamento en la ciudad? ¿más patrimo- vidad económico-empresarial desde que
nio cultural el horno de leña que el mi- Thomas Cook organizara la primera agen-
croondas? ¿más real la ceremonia de adora- cia de viajes y creara los traveler’s checks
ción a la tierra que la misa? No es cuestión en 1874. Obviamente hay muchas formas
de grado, la respuesta variará según su de conducir una empresa y, alguna de ellas,
usuario y su querencia. Lo aparentemente podría redundar en el beneficio común.
más antiguo no es más auténtico, simple- Parece ser que este es el sentido que debe-
mente es más viejo. mos dar a las distintas formas turísticas –
alternativas- implicadas en programas de
Constructores de escenarios desarrollo y recuperación de áreas y pue-
blos deprimidos, culturas aparentemente
Las relaciones de esa autenticidad con ajenas a la modernización y gentes con una
sus actores y consumidores muestran una especial relación con el entorno natural en
amplia gama de manifestaciones, muchas que les toco vivir. Es sobre todo en estos
de ellas directamente relacionadas con el casos cuando muchos se cuestionan el uso
mercado. de los rasgos y artefactos culturales para el
Cuando no existe simplemente se inven- temporal consumo turístico, lo que Green-
ta, y no se puede afirmar alegremente que wood (1977) denominó ‘comercialización de
con este proceso de recreación se esté eri- la cultura’.
giendo una cultura bastarda (Wood, 1997: Estas culturas, escasas, extrañas y
1). Antes bien es una muestra del dina- atractivas a la mirada pueblos indígenas,
mismo cultural, de la gran imaginación y grupos étnicos específicos y poco numerosos
recursos de algunos –cultural brokers o junto a campesinos y pescadores artesana-
mediadores de respuestas tan enérgicas les), son mercadeadas tanto o más que los
como impredecibles- para aprovechar las bienes patrimoniales que sirven de co-
ansias de lo escaso y lo exótico demandado. nexión directa con el pasado. Repitiendo en
El turismo alienta la creación de mu- gran medida los procesos y actuaciones que
chas simulaciones culturales para un su- se llevaron a cabo para el disfrute del pa-
puesto post-turista, de gustos sofisticados y trimonio cultural singular por los turistas
de eufemística calidad, buscando cubrir, en convencionales, los bienes y espacios coti-
el mejor de los casos, los segmentos ocultos dianos, transformados en productos de re-
y poco explotados del mercado. Esto ha presentación son sistemáticamente reorien-
facilitado el crecimiento de una oferta, en tados, construidos y/o readaptados para
principio, independiente de los tour- obtener el beneplácito de sus consumidores,
operadores, combinando una amplia varie- satisfacer sus esperanzas y expectativas.
dad de productos culturales –pequeños y La cultura misma o una selección no neu-
flexibles- que hacen viable el ajuste a la tral de la misma, es objetivada y desperso-
demanda y la compatibilización con tareas nalizada, sacada de contexto, a fin de obte-
productivas tradicionales. En esta línea, la ner un producto presentable como auténti-
explotación turística del recurso patrimo- co, fuera de tiempo, que debe infundir la
nial posibilitó la incorporación del turismo idea de experiencia inolvidable y única
a las estrategias económicas de unidades (Markwell, 2001) para su consumidor y, a
domésticas, grupos locales, empresariado e la vez, ser repetible y estandarizada para el
instituciones, muchas veces bajo el marco conjunto.
protector y bienintencionado de la conser- En sus inicios, el uso turístico del patri-
vación cultural y natural con el beneplácito monio, y muchas veces el patrimonio mis-
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