Juan Lorenzo Bernini PDF

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UN INÉDITO ELOGIO DE EL CAVALLERO

JUAN LORENZO BERNINI DE AUTOR


AN~NIMO.
BONAVENTURA BASSEGODA i HUGAS

El manuscrito número 117 de la Biblio- El volumen del que forma parte el cua-
teca Pública de Tarragona contiene u n dernillo es una encuadernación del siglo
cuadernillo de cuatro hojas, sin fecha y sin XVlll de diferentes opúsculos manuscritos
firma, que lleva por título Elogio de e l de autores y temas dispares. Lleva u n ex-
cavallero J u a n Lorenzo Bernini.' Se trata libris de su último propietario, y probable
de un original autógrafo y n o de una simple compilador, el canónigo de Tarragona, ar-
copia tardía de otro manuscrito o de un queólogo y erudito don Ramón Foguet i
impreso, porque el texto lleva numerosas Foraster 11725-1794), que al morir legó su
tachaduras y vacilaciones en la redacción. biblioteca particular al convento de san
El tipo de letra, ortografía, puntuación y Francisco de Tarragona, de donde pasó
sintaxis son características de finales del con la desamortización a la biblioteca Pú-
siglo XVII. blica de la ciudad.=

1. D. Jesús Dominguez Bordona ya dio noticia de la existencia de este Elogio en su


trabajo de 1954, Manuscritos de la Biblioteca Pública de Tarragona, Diputación Provincial
de Tarragona, p. 17, pero hasta el presente su contenido ha pasado desapercibido.
2. La biblioteca de Foguet constaba de unos 4.000 volúmenes, pe.ro s61o se ha con-
servado en una cuarta parte. La personalidad de este interesante bibliófilo y erudito está
necesitada de una moderna biografia. Los datos que conocemos proceden de la Oración
Fúnebre pronunciada por el franciscano fray José Rius el 16 de mayo de 1795, e impresa
en Tarragona por Pere Canals en un folleto sin fecha. Han ampliado estos datos an-
tiguos J . Ruiz i Porta «Els Canonges Foguet i Gonzalez Posada arqueólegs de Tarragonan,
en Butlleti Arqueologic de Tarragona, 1941; y J . Domínguez Bordona, «La biblioteca de
D. Ramón Foguet canónigo tarraconense», en Miscel.lania Puig i Cadafalch, l. lnstitut
d'Estudis Catalans, Barcelona, 1947-1951, pp. 243-253; y el mismo «Un gran bibliófilo ta-
rraconense el Dr. Ramón Foguet y Foraster)) en Diario Español (Tarragona), 23-25 de
abril de 1958 y 8 de junio de 1961 (artículos firmados con el seudónimo Martin Evange-
lista). Domínguez Bordona sugiere como muy necesario un estudio de la correspondencia
entre Foguet y el P. Flórez, que supone se conserva en la Academia de la Historia.
Antonio Ponz nos ofrece en su Viaje de España (ed. Aguiiar. Madrid, 1947, pp. 1.212)
una m u y positiva imagen de Ramón Eoguet:

«El nombre de este buen amigo y favorecedor mío ya se halla mencionado con
igual motivo en las obras del maestro Flórez y de don José Finestres; pero yo
Este opúsculo sobre Bernini que presen- a escribirse nunca tal vez porque Filippo
tamos está concebido como elogio fúnebre Baldinucci se le adelantó con su magnífica
y sigue la estructura y buena parte de la Vita del cavalier G.L. Bernini, publicada en
información del texto publicado por Pierre Florencia en 1682.
Cureau de la Chambre. llamado Abbé De La relación entre el manuscrito caste-
la Chambre, ((Eloge de M . le Cavalier Ber- llano y el impreso francés es sin duda es-
nin)), en el Journal des Scavants de Paris trecha, pero n o es una simple traducción.
del 24 de febrero de 1601,pp. 52-59.aNues- La redacción castellana es original, y su
tro anónimo autor cita en dos ocasiones el autor demuestra un conocimiento directo
nombre del autor francés, sin más detalles, de la ciudad de Roma y de algunas de las
pero hemos podido precisar que su fuente obras de Bernini, a las que dedica un co-
única es el citado articulo y n o la segunda mentario algo más extenso respecto del
versión del mismo, algo más amp!ia, que texto francés.
De la Chambre publicó en forma de folleto El presente Elogio n o nos descubre nin-
independiente con el titulo Eloge d u Cava- gún dato nuevo sobre Bernini, y como
lier Bernin, sin lugar n i fecha, en 4", de pieza literaria y de critica artistica esta por
1 1 p. (pero posterior a 1681 1. El autor fran- debajo de la precisión y agudeza del origi-
cés escribió además un Préface p o u r servir nal de De la Chambre, pero con todo, re-
a I'histsire de la vie et des ouvrages d u sulta ser el episodio más notable de la for-
cavalier Bernin, sin lugar n i fecha, en 4 ' tuna critica de Bernini en España. A . Rodri-
(pero que se editá en 1685 juntamente con guez G. de Ceballos en su magnífico ar-
una reedición de la segunda versión del ticulo «La huella de Bernini en España)) que
Eloge, COI] paginación seguida de 27 p.). prologa el libro de Howard Hibbard, Ber-
De la Chambre declara en este prefacio su nini, Xarait Eds. Madrid, 1982, ha recopi-
estrecha amistad con Bernini, al que acom- lado las breves alusiones a Bernini en nues-
pañó de regreso de Paris a Roma, en donde tra literatura artistica: fray Juan Rizzi, Juan
residió un año entero, manteniendo con él Caramuel, Antonio Palomino, Teodoro A r -
una relaciQn epistolar durante 15 años has- demans y Antonio Ponz. Se trata de sim-
ta la muerte del maestro.' La biografia de ples alusiones, no siempre elogiosa^.^^'
Bernini que nos anuncia el Preface n o llegó Ponz es el único que trata aspectos biográ-

debo añadir (aunque será con mucho desagrado suyo) que he encontrado m u y
pocas personas en mis viajes por España tan inflamadas por el provecho y honor
de la nacibn, tan prontas a contribuir y trabajar en cuanto puede ser del caso e
su ilustración; siendo su casa u n depósito donde cualquier sabio y curioso encuen-
tra con qué satisfacer su buena inclinación en libros, pinturas, medallas y otras
cosas dignas del gusto más refinado, como lo tiene el señor Foguet, a quien el
público será deudor de muchas de las especies que he referido, si llegan a publi-
carse. La librería del señor Foguet es copiosa y de obras muy raras, particularmente
de autores españoles. Su colección de medallas, de todos tamaños y metales, de
emperadores, colonias, familias latinas, griegas, celtibéricas, etc., es considerable.
Entre sus cuadros los hay de Carducho, de Ribera, de Ribalta. de Orrente, de
Juncosa y de otros artifices acreditados)).

3. Sobre las obras publicadas de Pierre Cureau De la Chambre, esencialmente dis-


cursos académicos y oraciones fúnebres, véase el Catalogue Génerale des livres imprimés
de la Bibliorheque Natbonale. Auteurs, tome XXXIV, Paris, 1908, pp. 791-793.Sobre De
la Chambre y Bernini véase el articulo de J . Vanuxem, ~ Q u e l q u e stemoignages francais
sur le Bernin et son art au XVlle siecle en France: I'abbé de la Chambre)), en Actes
des Journées internationales d'étude d u Baroque. Montauban 1963, Toulouse, 1965,
pp. 153-167.Y también las noticias indirectas en el articulo de lrving Lavin, ((Afterthoughts
on Berninik Death)), en A r t Bulletin, 1973,pp. 429-436.
3 bis. Sólo cabe añadir a esta recopilación la breve referencia que hace de Bernini
Diego de Saavedra Fajardo en su República Literaria: «... Entre los Últimos, aunque de
los primeros en la Arte, estava el cavallero Vernino acabando la estatua de Daphnes
ficos y lo hace con extraordinaria breve- cabulario arquitectónico, de atribución de
dad.4 Aunque este autor cita la biografía obras,' y por el tono moralista de ciertos
de Bernini de Filippo B a l d i n u ~ c i nos
, ~ atre- comentarios, pudiera tratarse de un ecle-
vemos a sugerir que también pudiera cono- siástico no muy versado en arte. Nuestro
cer a través de su amistad con Foguet el autor conoció las obras de Bernini en una
presente manuscrito. En primer lugar por- estancia temporal en Roma, quedó m u y
que todos los datos que Ponz ofrece se impresionado por su labor, y al conocer la
encuentran en el presente E l o g i ~ en ; ~ se- muerte del maestro, por la noticia del J o u r -
gundo lugar porque Ponz, con nuestro n a l des Scavans, decidió escribir un elogio
autor, llama a la Plaza Navonna, plaza fúnebre para divulgar la personalidad de
Naona, mientras que De la Chambre la Ila- Bernini en España. El tono no epistolar y
ma Place Navonne. neutro del escrito nos sugiere quizás una
Respecto de la autoria del Elogio n o nos , voluntad de publicación que no llegó a
parece razonable, por ahora, establecer efectuarse. N o vemos ninguna razón para
ningún tipo de hipótesis. Se trata de un sostener que el Elogio se escribiera en
texto m u y aséptico, que n o hace ninguna farragona obra de algún erudito de finales
referencia al lugar en que fue redactado. del siglo XVII. Foguet, su último propieta-
Por los errores que comete a nivel de vo- rio, residió en Madrid algún tiempo, allí

medio transformada en laurel, en quien engañada la vista se detenía esperando a que las
cortevas acabassen de cubrir el cuerpo, y que el viento moviesse las ojas, en que poco a
poco se convertían los cabellos». Sigo el texto que ofrece Francisco Calvo Serraller,
Teoría de la Pintura d e l Siglo de Oro, Cátedra, Madrid, 1981, p . 454, pero corrijo la grafía
del nombre de Bernini, según aparece en la edición de Obras Completas, Aguilar,
Madrid, 1946, al cuidado de Angel González Palencia, que sigue en su texto el ms. 6436
de la Biblioteca Nacional de Madrid. Sobre el problema de las distintas versiones de la
República Literaria véase la reciente aportación de Alberto Blecua, Las Repúblicas Lite-
rarias y Saavedra Fajardo. Discurso de recepción en la Real Academia de Buenas Le-
tras, Barcelona 1984. Esta alusión a Bernini forma parte de una digresión sobre el origen
de las artes y de los inventores de las cosas, que n o aparece en la primera versión de la
República Literaria. La segunda versión según Blecua, Op. Cit., p. 21, sería de hacia
1640, aunque no se publica hasta 1655. Agradezco al Dr. Yarza la sugerencia del breve
texto berniniano de Saavedra Fajardo.
4. Véase el artículo de Rodríguez G. de Ceballos, Op. cit., p. VII. Reproduzco aquí
el pasaje de Ponz Ied. Aguilar, Madrid, 1947, p. 538, n.' 2): ((Juan Lorenzo Bernini,
hijo y discípulo de Pedro Bernini, florentino, nació en Nápoles; fue pintos, escultor y
arquitecto, uno de los más acreditados y que más obras de consecuencia hicieron en
Roma. El altar mayor del Vaticano, la cátedra de San Pedro, los magníficos sepulcros
de Alejandro VI1 y Urbano VIII, obras todas dentro del Vaticano; la gran fuente de la
plaza Naona, de que hablamos; varias iglesias que hizo y adornó en aquella ciudad,
muchas estatuas y algunas pinturas atestiguan su fecundisimo ingenio y habilidad en las
tres artes. El papa Urbano V l l l le hizo caballero del Hábito de Cristo y logró de los
personajes más altos otras muchas conveniencias y honores, murío de 82 años en el
de 1680)).
5. Según Rodríguez G. de Ceballos, Op. cit., Ponz., Op. cit., p. 212.
6. Ponz afirma erróneamente que la Orden de Cristo le fue concedida a Bernini por
Urbano VIII, mientras que De la Chambre, nuestro anónimo autor y Baldinucci afirman
que fue concesión de Gregorio XV Ludovisi. Baldinucci explicita además que el Honor
fue obtenido gracias a la relación de Bernini con el cardenal Ludovico Ludovisi, sobrino
del papa (véase F. Baldinucci, Vira d e l cavaliere Gian Lorenzo Bernino, en Notizie d e i
professori d e l Disegno da Cimabue i n qua, edición de Florencia 1847, vol. V. p. 593.
La confusión puede deberse a una mala lectura del presente Elogio, puesto que los nom-
bres de Gregorio X V y Urbano Vlll se hallan citados en el curso de la misma frase.
7. Véase más adelante las notas 14 y 15.
lo pudo adquirir o le fue enviado desde hizo Cavallero de la Orden de Christo; a
cualquier parte por alguno de sus corres- que Urbano Vlll añadió despues el empleo
ponsales. de Arquitecto de la g'ran fabrica de San
Pedro: y quan cumplidamente correspon-
diesse a tan gran merced, lo muestran las
muchas y perfectissimas Obras de que oy
ELOGIO D E EL C A V A I - L E R O se gloria aquella incomparable Basilica. Re-
J U A N LORENZO B E R N I N I B ducelas a quinze* un excelente ingenio
Frances,lo y por muestra de el concepto en
A 29 de Noviembre de el año passado que las tiene, dice bastava qualquiera de
1680 falleció en Roma de edad de 82 añosg ellas, para inmortalizar su nombre. lremolas
Juan Lorenzo Bernini, uno de los famosos apuntando sucintamente con otras, que
artifices que jamas hayan florecido en las executó en otras partes, por ser de la es-
nobilissimas facultades de la Escultura, Pin- sencia de nuestro intento, pudiendo su-
tura y Arquitectura. Nació en Napoles de poner cualquiera, basta (fol. 1 v.) la misma
Pedro Bernini, natural de Toscana, y de brevedad, donde passa de lo dicible, la ex-
madre Napolitana: y haviendose inclinado celencia de el objeto.
desde la niñez a la Pintura, sin embargo, , La primera es el Tabernaculo. o especie
por la hermandad, que tiene con la Escul- de Dozel de bronze dorado: que susten-
tura, y professar a esta, su Padre con no tado de quatro columnas Salomonicas cu-
vulgar credito, trocó facilmente los pinceles bre el Altar mayor, situado debajo de la
por el cinzel, aunque no tan absoluta- gran Cupola: siendo aquel adorno en gran-
mente, que con alguna interpolacion, n o se deza y hermosura una joya m u y proporcio-
perficionasse en ambas. nada a aquella magnificentissima caja.
La mudanza de domicilio, que hizo m u y Siguense las dos Tribunas que abrió en
pequeño de Napoles a Roma (donde vivió dos de los quatro Pilares maestros, en que
de assiento casi toda SLI vida) fue preludio estriva todo el peso de la mesma Cupola
de los aciertos de su fortuna, que llevole para la demostracion que se haze ciertos
desde su mas tierna edad con aura siem- dias de el Año de las originales Reliquias,
pre mas favorable durante ocho Pontifi- que allí se guardan, formando en el corazon
cados. Asseguran que Pablo V viendo lo de ellas, escalas competentes desde lo bajo
que hacia, apenas salido de la niñez, pro- asta aquella altura, en que mostró su gran-
nosticó el alto grado de capacidad a que le de resolucion, e inteligencia, bienque n o
vimos llegar. Gregorio XV por haverle re- sin reprehension de algunos que le can-
tratado en marmol perfectamente, a mas denaron de temerario, por haver tocado y
de reconocer con liberalidad su travajo, le taladrado aquellas grandes basas de lo mas

8. Publicamos el texto sin variar la puntuación n i la ortografía. Nos limitamos a añadir


entre corchetes las pocas palabras que el autor ha omitido involuntariamente y algunas
palabras elípticas que facilitan la comprensión del texto. Agradecemos a Berta Antich el
habernos facilitado desde Paris el microfilm de los escritos de De la Chambre y los buenos
consejos del Dr. J. Yarza y el Dr. A . J. Soberanas.
9. Esta frase inicial que en su literalidad nos serviría para fechar el texto en 1681, n o
nos sirve porque es una traducción del artículo de De la Chambre en el Journal des
Scavans, ( t . . . rnourut a Rorne le 29 novembre dernier 1680, agé de 82 ans)). Creemos no
obstante que el mariuscrito castellano se escribió poco después de la publicación de la
revista francesa, en primer lugar por razones paleográficas y en segundo lugar porque
carece de sentido escri~birun elogio fúnebre a muchos años de distancia de la muerte del
personaje que se exalta.
* El abad de la Chambre [Nota del anónimo autorl.
10. Nuestro anónimo autor sigue la primera versión francesa de De la Chambre que
es la que afirma que liis obras de Bernini en la basílica son quince, mientras que en la
segunda versión afirma que son dieciocho.
portentoso, y cargado de la fabrica expo- Mathilde, Las figuras de medio relieve, y
.niendola a una lamentable ruina." relieve entero, que ilustran los Arcos cola-
lnvencion suya es tambien el Altar nue- terales de la gran Nave, Los ingeniosos
vo, puesto en lo ultimo de aquel Templo, repartimientos de el suelo de la Iglesia, y
en que Alexandro VI1 colocó la antigua de el Portico, El medio relieve de marmol
Catedra de San Pedro, guardada y vene- en que sobre la Puerta principal por afue-
rada por tal que alli se trasladó de otro Al- ra, esta representado Christo, que entrega
tar colateral de la Iglesia, y queda la nueva las llaves a San Pedro. La Escalera en pers-
fabrica de tal suerte adornada con quatro pectiva que conduce a las Salas de el Pala-
figuras de bronze giganteas de dos Dotores cio Vaticano. La Estatua equestre de el
de la Iglesia Latina, San Gregorio y San Emperador Constantino. La sobervia Colu-
Agustin, y dos de la Griega, San Juan Chri- nada lllamaremosla assi de el termino Ita-
sostomo y San Basilio, qua con sus manos liano, con que buela su fama asta lo mas
sustentan la Catedra embutida también en remoto de la Europa) de la Plaza de San
bronze, y otros adornos de yesso blanquis- Pedro, que solo quien la vee puede cono-
simo esmaltado de oro asta la vidriera de cer lo que se deve a la idea de su Artifice,
aquel lienzo que remata la Iglesia en forma y el animo de el Pontifice Alexandro VI1
de semicirculo, haziendo servir la misma vi- que la fundó."
driera al intento, con haverla formado en Es un Circulo, que deja en su centro
sus vidriilos de color de [fol. 2 r l gloria un la Aguja, u Obelisco, que alli colocó Sixto V
Espiritu Santo, y entorno de el, y de ella un y se compone de tres calles cubiertas, la
circulo de rayos que todo hace una bellis- de medio mas ancha, y capaz de casi tres
sima muestra, ygual sin duda a la grandeza Carrozas, y las de los lados menores dipu-
de tan insigne Templo.12 tadas para la gente de a pie, formadas, y
Assi mesmo son suyos el Tabernaculo en sustentado su techo de Colunas altissirnas
que reposa el Santissimo Sacramento, la de piedra; de manera, que son quatro orde-
Estatua de San Longino, una de las que Ile- nes de Colunas. Sobre la Corniza y techo
nan los quatro nichos de los Pilares de la corre u n Barandal de la mesma piedra, y
Cupola, los sepulchros pasmosos de Ur- Estatuas de diferentes Santos, correspon-
bano VIII, Alexandro VI1 y de la Condesa diendose sus Basas con el Capitel de cada

11. Sobre las tribunas de los pilares del crucero el autor francés tan sólo señala:
«Les quatre Escaliers avec des Tribunes, pratiquez dans les Piliers du gran Dome».
Sorprende que nuestro autor solo admita dos de ellas porque segun Maurizio y Marcello
Fagiolo, Bernini, una introduzione a l gran teatro d e l barocco, Bulzoni, Roma, 1967, cat.
n." 57, estas tribunas se construyeron, las cuatro, entre 1633 y 1637. Sobre la polémica en
torno a la estabilidad de la basílica trata Filippo Baldinucci en su Vira d e l cavalier
G. L. Bernini, Scultore, architetto e pittore, Florencia, 1682, pp. 88-92. N o es probable
que nuestro autor conociera el libro de Baldinucci puesto que lo usuaria más a fondo.
Se trata pues de una referencia de carácter oral que nuestro autor recuerda de su estancia
en Roma. Franccsco Quinterio, autor del Catalogo delle Opere di Architettura. del volumen
de Franco Borsi, B e r n i n ~Architetto, Electa, Milán, 1980, pp. 295-296, escribe sobre esta
cuestión: «La storia di queste nicchie e delle loggie superiori 6 stata narrata con abbon-
danza d i particolari da1 Baldinucci in appendice alla Biografia, con il preciso scopo d i
sinentire tutte quelle malelingue che incolpavano Bernini di aver compromeso la stabilita
dei piloni e della cupola, che, poco dopo la morte dell'artista íavvenuta nel 1680). c o -
minciava a mostrare tracce d i crepe e lesionin.
12. El autor francés describe la cátedra c o n el somero: v . . . La Chaire de Saint Pierre
soutenue par quatre Peres de I'Eglise qui sont autant de Colosses jettez en fonte)).
Efectivamente, tal como amplía el tema nuestro autor, la cátedra de San Pedro estuvo
hasta 1666 en la actual capilla del Bautismo (véase Fagiolo, Op. cit., cat. n.' 55 y n.' 167).
13. Aquí nuestro autor sigue la enumeración de obras de De la Chambre. Son quince
si contamos como dos ~ b r a s«los ingeniosos repartimientos de el suelo de la Iglesia, y
de el Pórtico».
Coluna, por casi todo el Circulo de la gran suceda los mesmo en todo lo que se ocup6
Plaza: bienque al presente aun no perfecto, su dichosissima mano n o es possible dejar
por n o haverse [fol. 2 V: puesto mano en e9 confundida en esta generalidad, sin riom-
tercer trozo de este circulo que havia de brarla quando menos, la prodigiosa Fuente
mediar entre las dos calles, que de el Puen- de Plaza Naona, confessando servirian de
te de Santarigel desembocan en esta Plaza. poco a su cumplida descripcion todas les
Los dos medios Circulos de Colunas están amenidades, e hiperboles de la Poesia, no
unidos al Templo de San Pedro, con dos que los rasgos de nuestra pobre pluma.ls
anditos de grande altura, y magestad, que Infinito huviera que decir de las inumera-
ambos tierien sus puertas a su gran Por- bles. Estatuíajs y pinturas sueltas, conio
tico, y el de mano derecha se remata en la tambien de las trazas con que decoro e
Escalera que sube a las dos Capillas de el otras partes de Italia, y aun otras Regiones
Palacio Pontificio contiguo a la Iglesia, la fuera de ella, su ;fol. 3 r l industrioso y labo-
qual [escaleral mudando la forma antigua y rioso afan. Damosle el epiteto de laborioso
defectuosa. y sustentando el inmenso peso porque a memoria de hombres, ni de Histo-
que carga sobre ella, este grande Artifice rias, no se havrá visto quien con rnas apli-
la enderez0, y con dos ordenes de Colunas cacion, n i mas apartado de divertimientos
la fortalezió, dejando desde el primer des- superfluos (no que de viciosi, ernpleasae
canso de la Escalera, una hermosissima vis- como el, aun en la edad mas decrepita asta
ta, que encaminada por el andito referido, y los momentos en lograr los aventajados ta-
por toda la gran Plaza, y calle que guian lentos, que tan liberalmente recivio de el
al Puente, se remata en el, y en el Castillo Cielo.
de Santangel, que le sirve de Cabeza, y de A mas de las Estatuas de su mano, que
Corona.14 Los muchos Templos, que en su posee la Iglesia de San Pedro, Pantheori
tiempo se edificaron, o restauraron en Ro- de sus maravillosas Obras, alaban sirigular-
ma, casi todos son de su invencion, como mente a las de Santa Theresa, y de Santa
particularmente el de San Andrea de el No- Bibia~ia,ponderando mucho los inteligen-
viciado de los P.P. Jesuitas, que consta de tes de el Arte el noblq ayre, y la hermo-
todo lo mejor, y mas esquisito, que la Ar- sura, que apropiava a cada sujeto: en que
quitectura, o la Escultura imaginaron ja- no menos, que al Pintor Rafael de Urbino
mas, y valga lo propio para la bellissima se le deve el renombre de divino. Pero lo
Iglesia de Santa lnes en Plaza Naona, en que parece impossible, es haver acertado
cuyos primores clavada la vista n o distin- de edad de solo 16 años,16 eri la Meta-
gue las horas de los instantes. Mas aunque morfosis de Dafne que se halla en la Viña

14. Este amplio phrrafo sobre la plaza de San Pedro y la Scala Regia, que rio apa-
rece en De la Chambre, nos permite suponer un conocimiento directo por parte de
nuestro autor. Nótese lii imprecisión del término ((órdenes de colunas)) que usa en el sen-
tido de hileras de columnas.
15. Las referencias a San Andrés del Quirinal y a la fuente de la plaza Navona pro-
ceden de De la Chambre, mientras que la errónea atribucibn de la iglesia de Santa Inés
n o aparece en el texto francés.
16. De la Chambre en la primera versión del Eloge afirma que, ( t l l le fit qu'il n'avoit
encore que seize ans ...», mientras que en la segunda versión se corrige a si mismo,
((11 le f i t agé seulement de dix-huit ans ...v . lo que prueba de nuevo la dependencia de
nuestro autor respecto de la primera versión. En realidad el grupo de Apolo y Dafne
fue realizado entre 1622 y 1625, es decir entre los 24 y 27 años de Bernini, pero él mismo
declaró haberlo esculpido a los dieciocho años, según el diario de Chantelou del día 5
de agosto (Paul Fréart de Chantelou, Journal de Voyage d u Cavalier B e r n h en France,
Pandora Editions, Aix en Provence, 1981, p. 96).
( o Casa de el Campo) de el Principe Bor- rís: donde prendado de los agasajos, q i u e l
guese la perfeccion, que admiró, y admi- se le hizieron, executó prontamente lo que
rará siempre a los hombres mas consuma- solicitava de su comprehension, y aunque
dos, en el exercicio, o conocimiento de la n o fue admitida su traza en lo mas essencial
Escultura. Con esta mesma Obra n o se de el quadrado regular; n o dejo aquel Rey
puede dejar de observar con el docto Abad de regalarle mucho para la buelta a Roma, a
de la Chambre, que censurando el Pontifice mas de dos mil escudos que le señaló de
Pablo V la mucha desnudez, como inde- pension anual, y otros de quinientos a su
cente a ser colocada en una Casa de el Car- hijo segundo que le acompaño a Francia, a
denal Borguese su Nepote, replicó ingenio- quien nombró despues por principal here-
samente al reparo Monseñor Maffeo Bar- dero."
berino (entonces Prelado ordinario, y des- Buelto de Paris a Roma m u y cargado d e
pues Sumo Pontifice) con los dos versos años, le pareció emplear lo que le quedava
siguientes, que oy se leen esculpidos en el de vida en mostrar su gratitud a los grandes
Piedestal de la mesma estatua beneficios que havia recivido de el Rey de
Francia, con una Estatua equestre, mayor
Quisquis amans seguitur fugitivae gaudia que el natural, y toda con el cavallo, de u n
íformae pedazo de finissimo marmol blanco, la qual
Fronde manus implet baccas, seu carpit tuvo lugar de acabar bien pocos meses
[amaras antes de su muerte. La ultima Obra que
hizo fue u n Christo de medio cuerpo, assi
Haviendo el Rey Christianissimo Luis XIV, mesmo de marmol, y de el tamaño de el
determinado ilevar adelante la obra comen- natural, en acto de dar la bendicion, y te-
zada de su Real Palacio de el Louvre, hizo niendole ofrecido a la señora Reyna Chris-
proponer al Cavallero Bernini un viage a su tina Alexandra de Suezia, se lo dejó por
Corte, para [fol. 3 v ) l que en vista de lo ya testamento en visperas de dar el alma al
hecho, y de el terreno, que se pensava des- original de aquella devotissima Imagen,
tinar para todo el cuerpo de el grandioso muy conforme a la mucha Christiandad,
Edificio, formasse la planta de su fabrica que siempre havia p r o f e ~ s a d o . 'Fue
~ sepul-
con los requisitos de la regularidad y pro- tado en la Iglesia de Santa Maria Major,
porción correspondiente a la Magestad de donde havia heredado e'l entierro propio de
el dueño. A tan superior, y honrada insi- sus Antepasados. Dejó mucho hijos, pero
nuacion, passó el año 1665 de Roma a Pa- con la hacienda competente, que puede

17. Estos datos proceden también de la primera versión de De la Chambre, pues en


la segunda se dice que fueron 400 y n o 500 los escudos de gratificación para el hijo de
Bernini. Nuestro autor omite citar el busto de Luis XIV que Bernini realizó en Paris y al
que alude el texto francés.
18. Este busto del Salvador del que el abad De la Chambre anunciaba la próxima
instalación de una copia en su abadía de Saint Barthélemy, se había dado por perdido,
tanto el original como la copia francesa, por la crítica moderna, hasta que recientemente
lrving Lavin ha propuesto la identificación del original con un busto de Cristo del Chrysler
Museum en Norfolk (Virginia, U S A ) , en ((Bernini's Deathv, A r t Bulletin, 1972, pp. 159-186,
de la copia francesa con u n busto conservado en la catedral de Sées INormandía)
en ((Afterthoughts on Bernini's Deathu, en A r t Bulletin, 1973, pp. 429-436.
suponerse de sus lucrosos empleos en tan que fue que haviendo nacido Vasallo de el
larga vida acompañada de continua pros- Mayor Monarca de el Orbe, n o le ayudasse
peridad. Sin embargo quien mejor la consi- la suerte, o su propia elección a señalarse
dera n o deja de conocer lo que [fol. 4 r l se en servicio de su Rey como en el de otros
hech6 menos para el colmo de su Gloria, y Potentados.lg

Bonaventura Bassegoda i Hugas


Professor d e l Departament
d'Historia de I'Art (U.A. B. /.

19. Nuestro autor, con una gran dosis de inocencia, expresa con este simpático final
su decepción de que un napolitano y por tanto vasallo de la corona española, n o hubiera
entrado al servicio de Felipe IV (1621-1665) o de Carlos 11 (1655-1700). Una prueba más
de la limitada cultura artística del autor castellano la tenemos en el hecho que prescinda
completamente de la parte final del Eloge, en que De la Chambre valora la capacidad
técnico-artística de Bernini. Dada la rareza del texto francés lo reproducimos: «Quand
a sa maniere de travailler le Marbre, I'on peut asseurer apres les témoignages qu'en a
rendu un b o n connoisseur que le cavalier Bernin a eu un goust tout particulier dans
ses ouvrages de Sculpture, et qu'il est arrivé a la perfection par un chemin tout different
de celuy des Anciens. II a recherché avec plus de soin qu'eux les differents effets de la
nature, et personne avant luy n'a manié le Marbre avec plus d'adresse et de facilité. II
sembla mesme qu'il n'a quitté le goust antique que pour donner a ses figures plus de
vie, plus de tendresse et plus de verité. II est certain, et ses envieux mesme en t o m -
bent d'accord, qu'il a osté la dureté au Marbre, qu'il luy a donné de la legereté et de la
transparence. et que I'on croit voir et toucher de la chair en regardant et maniant ses
figures. Enfin on peut dire qu'il a eté le Michel-Ange Buonarote de nos jours ayant
excellé comme luy dans la pratique de tous les beaux Arts pendant prés d'un siécle.
Tous deux cheris et extremement considerez des souverains Pontifices et des Rois,
tous deux fort reglez dans leur moeurs et vivement persuade2 et avec beaucoup de succez
a la poesie Italienne. L'un et I'autre a dire le vray d'humeur u n peu austere, vive, prompte,
brusque et impetueuse, principalement le dernier; ce qui est si bien marqué dans un buste
de luy nouvellement airivé icy, qui est parlant et comparable a tout ce qu'il y a de plus
precieux et de plus achevé en ce genre-la. II est a presumer que pour I'entier conformité
de ces deux grands hommes qui n'auront de long-temps leurs pareils, le Napolitain ne
manquera pas d9Historiens celebres non plus que le Florentin. Ils justifieront I'Eloge que
nous luy avons dressé icy un peu plus au long a la verité qu'on n'a coutume de faire
en pareille occasion; mais il faut bien donner quelque .chose aux Estrangers qui par un
merite rare et extraordinaire scavent se faire distinguer par icy parmi les gens d'esprit et
de scavoir, suivant la coutume establie et si bien receue des les premiers commence-
ments d u Journal des Scavans)).

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