Juan Lorenzo Bernini PDF
Juan Lorenzo Bernini PDF
Juan Lorenzo Bernini PDF
El manuscrito número 117 de la Biblio- El volumen del que forma parte el cua-
teca Pública de Tarragona contiene u n dernillo es una encuadernación del siglo
cuadernillo de cuatro hojas, sin fecha y sin XVlll de diferentes opúsculos manuscritos
firma, que lleva por título Elogio de e l de autores y temas dispares. Lleva u n ex-
cavallero J u a n Lorenzo Bernini.' Se trata libris de su último propietario, y probable
de un original autógrafo y n o de una simple compilador, el canónigo de Tarragona, ar-
copia tardía de otro manuscrito o de un queólogo y erudito don Ramón Foguet i
impreso, porque el texto lleva numerosas Foraster 11725-1794), que al morir legó su
tachaduras y vacilaciones en la redacción. biblioteca particular al convento de san
El tipo de letra, ortografía, puntuación y Francisco de Tarragona, de donde pasó
sintaxis son características de finales del con la desamortización a la biblioteca Pú-
siglo XVII. blica de la ciudad.=
«El nombre de este buen amigo y favorecedor mío ya se halla mencionado con
igual motivo en las obras del maestro Flórez y de don José Finestres; pero yo
Este opúsculo sobre Bernini que presen- a escribirse nunca tal vez porque Filippo
tamos está concebido como elogio fúnebre Baldinucci se le adelantó con su magnífica
y sigue la estructura y buena parte de la Vita del cavalier G.L. Bernini, publicada en
información del texto publicado por Pierre Florencia en 1682.
Cureau de la Chambre. llamado Abbé De La relación entre el manuscrito caste-
la Chambre, ((Eloge de M . le Cavalier Ber- llano y el impreso francés es sin duda es-
nin)), en el Journal des Scavants de Paris trecha, pero n o es una simple traducción.
del 24 de febrero de 1601,pp. 52-59.aNues- La redacción castellana es original, y su
tro anónimo autor cita en dos ocasiones el autor demuestra un conocimiento directo
nombre del autor francés, sin más detalles, de la ciudad de Roma y de algunas de las
pero hemos podido precisar que su fuente obras de Bernini, a las que dedica un co-
única es el citado articulo y n o la segunda mentario algo más extenso respecto del
versión del mismo, algo más amp!ia, que texto francés.
De la Chambre publicó en forma de folleto El presente Elogio n o nos descubre nin-
independiente con el titulo Eloge d u Cava- gún dato nuevo sobre Bernini, y como
lier Bernin, sin lugar n i fecha, en 4", de pieza literaria y de critica artistica esta por
1 1 p. (pero posterior a 1681 1. El autor fran- debajo de la precisión y agudeza del origi-
cés escribió además un Préface p o u r servir nal de De la Chambre, pero con todo, re-
a I'histsire de la vie et des ouvrages d u sulta ser el episodio más notable de la for-
cavalier Bernin, sin lugar n i fecha, en 4 ' tuna critica de Bernini en España. A . Rodri-
(pero que se editá en 1685 juntamente con guez G. de Ceballos en su magnífico ar-
una reedición de la segunda versión del ticulo «La huella de Bernini en España)) que
Eloge, COI] paginación seguida de 27 p.). prologa el libro de Howard Hibbard, Ber-
De la Chambre declara en este prefacio su nini, Xarait Eds. Madrid, 1982, ha recopi-
estrecha amistad con Bernini, al que acom- lado las breves alusiones a Bernini en nues-
pañó de regreso de Paris a Roma, en donde tra literatura artistica: fray Juan Rizzi, Juan
residió un año entero, manteniendo con él Caramuel, Antonio Palomino, Teodoro A r -
una relaciQn epistolar durante 15 años has- demans y Antonio Ponz. Se trata de sim-
ta la muerte del maestro.' La biografia de ples alusiones, no siempre elogiosa^.^^'
Bernini que nos anuncia el Preface n o llegó Ponz es el único que trata aspectos biográ-
debo añadir (aunque será con mucho desagrado suyo) que he encontrado m u y
pocas personas en mis viajes por España tan inflamadas por el provecho y honor
de la nacibn, tan prontas a contribuir y trabajar en cuanto puede ser del caso e
su ilustración; siendo su casa u n depósito donde cualquier sabio y curioso encuen-
tra con qué satisfacer su buena inclinación en libros, pinturas, medallas y otras
cosas dignas del gusto más refinado, como lo tiene el señor Foguet, a quien el
público será deudor de muchas de las especies que he referido, si llegan a publi-
carse. La librería del señor Foguet es copiosa y de obras muy raras, particularmente
de autores españoles. Su colección de medallas, de todos tamaños y metales, de
emperadores, colonias, familias latinas, griegas, celtibéricas, etc., es considerable.
Entre sus cuadros los hay de Carducho, de Ribera, de Ribalta. de Orrente, de
Juncosa y de otros artifices acreditados)).
medio transformada en laurel, en quien engañada la vista se detenía esperando a que las
cortevas acabassen de cubrir el cuerpo, y que el viento moviesse las ojas, en que poco a
poco se convertían los cabellos». Sigo el texto que ofrece Francisco Calvo Serraller,
Teoría de la Pintura d e l Siglo de Oro, Cátedra, Madrid, 1981, p . 454, pero corrijo la grafía
del nombre de Bernini, según aparece en la edición de Obras Completas, Aguilar,
Madrid, 1946, al cuidado de Angel González Palencia, que sigue en su texto el ms. 6436
de la Biblioteca Nacional de Madrid. Sobre el problema de las distintas versiones de la
República Literaria véase la reciente aportación de Alberto Blecua, Las Repúblicas Lite-
rarias y Saavedra Fajardo. Discurso de recepción en la Real Academia de Buenas Le-
tras, Barcelona 1984. Esta alusión a Bernini forma parte de una digresión sobre el origen
de las artes y de los inventores de las cosas, que n o aparece en la primera versión de la
República Literaria. La segunda versión según Blecua, Op. Cit., p. 21, sería de hacia
1640, aunque no se publica hasta 1655. Agradezco al Dr. Yarza la sugerencia del breve
texto berniniano de Saavedra Fajardo.
4. Véase el artículo de Rodríguez G. de Ceballos, Op. cit., p. VII. Reproduzco aquí
el pasaje de Ponz Ied. Aguilar, Madrid, 1947, p. 538, n.' 2): ((Juan Lorenzo Bernini,
hijo y discípulo de Pedro Bernini, florentino, nació en Nápoles; fue pintos, escultor y
arquitecto, uno de los más acreditados y que más obras de consecuencia hicieron en
Roma. El altar mayor del Vaticano, la cátedra de San Pedro, los magníficos sepulcros
de Alejandro VI1 y Urbano VIII, obras todas dentro del Vaticano; la gran fuente de la
plaza Naona, de que hablamos; varias iglesias que hizo y adornó en aquella ciudad,
muchas estatuas y algunas pinturas atestiguan su fecundisimo ingenio y habilidad en las
tres artes. El papa Urbano V l l l le hizo caballero del Hábito de Cristo y logró de los
personajes más altos otras muchas conveniencias y honores, murío de 82 años en el
de 1680)).
5. Según Rodríguez G. de Ceballos, Op. cit., Ponz., Op. cit., p. 212.
6. Ponz afirma erróneamente que la Orden de Cristo le fue concedida a Bernini por
Urbano VIII, mientras que De la Chambre, nuestro anónimo autor y Baldinucci afirman
que fue concesión de Gregorio XV Ludovisi. Baldinucci explicita además que el Honor
fue obtenido gracias a la relación de Bernini con el cardenal Ludovico Ludovisi, sobrino
del papa (véase F. Baldinucci, Vira d e l cavaliere Gian Lorenzo Bernino, en Notizie d e i
professori d e l Disegno da Cimabue i n qua, edición de Florencia 1847, vol. V. p. 593.
La confusión puede deberse a una mala lectura del presente Elogio, puesto que los nom-
bres de Gregorio X V y Urbano Vlll se hallan citados en el curso de la misma frase.
7. Véase más adelante las notas 14 y 15.
lo pudo adquirir o le fue enviado desde hizo Cavallero de la Orden de Christo; a
cualquier parte por alguno de sus corres- que Urbano Vlll añadió despues el empleo
ponsales. de Arquitecto de la g'ran fabrica de San
Pedro: y quan cumplidamente correspon-
diesse a tan gran merced, lo muestran las
muchas y perfectissimas Obras de que oy
ELOGIO D E EL C A V A I - L E R O se gloria aquella incomparable Basilica. Re-
J U A N LORENZO B E R N I N I B ducelas a quinze* un excelente ingenio
Frances,lo y por muestra de el concepto en
A 29 de Noviembre de el año passado que las tiene, dice bastava qualquiera de
1680 falleció en Roma de edad de 82 añosg ellas, para inmortalizar su nombre. lremolas
Juan Lorenzo Bernini, uno de los famosos apuntando sucintamente con otras, que
artifices que jamas hayan florecido en las executó en otras partes, por ser de la es-
nobilissimas facultades de la Escultura, Pin- sencia de nuestro intento, pudiendo su-
tura y Arquitectura. Nació en Napoles de poner cualquiera, basta (fol. 1 v.) la misma
Pedro Bernini, natural de Toscana, y de brevedad, donde passa de lo dicible, la ex-
madre Napolitana: y haviendose inclinado celencia de el objeto.
desde la niñez a la Pintura, sin embargo, , La primera es el Tabernaculo. o especie
por la hermandad, que tiene con la Escul- de Dozel de bronze dorado: que susten-
tura, y professar a esta, su Padre con no tado de quatro columnas Salomonicas cu-
vulgar credito, trocó facilmente los pinceles bre el Altar mayor, situado debajo de la
por el cinzel, aunque no tan absoluta- gran Cupola: siendo aquel adorno en gran-
mente, que con alguna interpolacion, n o se deza y hermosura una joya m u y proporcio-
perficionasse en ambas. nada a aquella magnificentissima caja.
La mudanza de domicilio, que hizo m u y Siguense las dos Tribunas que abrió en
pequeño de Napoles a Roma (donde vivió dos de los quatro Pilares maestros, en que
de assiento casi toda SLI vida) fue preludio estriva todo el peso de la mesma Cupola
de los aciertos de su fortuna, que llevole para la demostracion que se haze ciertos
desde su mas tierna edad con aura siem- dias de el Año de las originales Reliquias,
pre mas favorable durante ocho Pontifi- que allí se guardan, formando en el corazon
cados. Asseguran que Pablo V viendo lo de ellas, escalas competentes desde lo bajo
que hacia, apenas salido de la niñez, pro- asta aquella altura, en que mostró su gran-
nosticó el alto grado de capacidad a que le de resolucion, e inteligencia, bienque n o
vimos llegar. Gregorio XV por haverle re- sin reprehension de algunos que le can-
tratado en marmol perfectamente, a mas denaron de temerario, por haver tocado y
de reconocer con liberalidad su travajo, le taladrado aquellas grandes basas de lo mas
11. Sobre las tribunas de los pilares del crucero el autor francés tan sólo señala:
«Les quatre Escaliers avec des Tribunes, pratiquez dans les Piliers du gran Dome».
Sorprende que nuestro autor solo admita dos de ellas porque segun Maurizio y Marcello
Fagiolo, Bernini, una introduzione a l gran teatro d e l barocco, Bulzoni, Roma, 1967, cat.
n." 57, estas tribunas se construyeron, las cuatro, entre 1633 y 1637. Sobre la polémica en
torno a la estabilidad de la basílica trata Filippo Baldinucci en su Vira d e l cavalier
G. L. Bernini, Scultore, architetto e pittore, Florencia, 1682, pp. 88-92. N o es probable
que nuestro autor conociera el libro de Baldinucci puesto que lo usuaria más a fondo.
Se trata pues de una referencia de carácter oral que nuestro autor recuerda de su estancia
en Roma. Franccsco Quinterio, autor del Catalogo delle Opere di Architettura. del volumen
de Franco Borsi, B e r n i n ~Architetto, Electa, Milán, 1980, pp. 295-296, escribe sobre esta
cuestión: «La storia di queste nicchie e delle loggie superiori 6 stata narrata con abbon-
danza d i particolari da1 Baldinucci in appendice alla Biografia, con il preciso scopo d i
sinentire tutte quelle malelingue che incolpavano Bernini di aver compromeso la stabilita
dei piloni e della cupola, che, poco dopo la morte dell'artista íavvenuta nel 1680). c o -
minciava a mostrare tracce d i crepe e lesionin.
12. El autor francés describe la cátedra c o n el somero: v . . . La Chaire de Saint Pierre
soutenue par quatre Peres de I'Eglise qui sont autant de Colosses jettez en fonte)).
Efectivamente, tal como amplía el tema nuestro autor, la cátedra de San Pedro estuvo
hasta 1666 en la actual capilla del Bautismo (véase Fagiolo, Op. cit., cat. n.' 55 y n.' 167).
13. Aquí nuestro autor sigue la enumeración de obras de De la Chambre. Son quince
si contamos como dos ~ b r a s«los ingeniosos repartimientos de el suelo de la Iglesia, y
de el Pórtico».
Coluna, por casi todo el Circulo de la gran suceda los mesmo en todo lo que se ocup6
Plaza: bienque al presente aun no perfecto, su dichosissima mano n o es possible dejar
por n o haverse [fol. 2 V: puesto mano en e9 confundida en esta generalidad, sin riom-
tercer trozo de este circulo que havia de brarla quando menos, la prodigiosa Fuente
mediar entre las dos calles, que de el Puen- de Plaza Naona, confessando servirian de
te de Santarigel desembocan en esta Plaza. poco a su cumplida descripcion todas les
Los dos medios Circulos de Colunas están amenidades, e hiperboles de la Poesia, no
unidos al Templo de San Pedro, con dos que los rasgos de nuestra pobre pluma.ls
anditos de grande altura, y magestad, que Infinito huviera que decir de las inumera-
ambos tierien sus puertas a su gran Por- bles. Estatuíajs y pinturas sueltas, conio
tico, y el de mano derecha se remata en la tambien de las trazas con que decoro e
Escalera que sube a las dos Capillas de el otras partes de Italia, y aun otras Regiones
Palacio Pontificio contiguo a la Iglesia, la fuera de ella, su ;fol. 3 r l industrioso y labo-
qual [escaleral mudando la forma antigua y rioso afan. Damosle el epiteto de laborioso
defectuosa. y sustentando el inmenso peso porque a memoria de hombres, ni de Histo-
que carga sobre ella, este grande Artifice rias, no se havrá visto quien con rnas apli-
la enderez0, y con dos ordenes de Colunas cacion, n i mas apartado de divertimientos
la fortalezió, dejando desde el primer des- superfluos (no que de viciosi, ernpleasae
canso de la Escalera, una hermosissima vis- como el, aun en la edad mas decrepita asta
ta, que encaminada por el andito referido, y los momentos en lograr los aventajados ta-
por toda la gran Plaza, y calle que guian lentos, que tan liberalmente recivio de el
al Puente, se remata en el, y en el Castillo Cielo.
de Santangel, que le sirve de Cabeza, y de A mas de las Estatuas de su mano, que
Corona.14 Los muchos Templos, que en su posee la Iglesia de San Pedro, Pantheori
tiempo se edificaron, o restauraron en Ro- de sus maravillosas Obras, alaban sirigular-
ma, casi todos son de su invencion, como mente a las de Santa Theresa, y de Santa
particularmente el de San Andrea de el No- Bibia~ia,ponderando mucho los inteligen-
viciado de los P.P. Jesuitas, que consta de tes de el Arte el noblq ayre, y la hermo-
todo lo mejor, y mas esquisito, que la Ar- sura, que apropiava a cada sujeto: en que
quitectura, o la Escultura imaginaron ja- no menos, que al Pintor Rafael de Urbino
mas, y valga lo propio para la bellissima se le deve el renombre de divino. Pero lo
Iglesia de Santa lnes en Plaza Naona, en que parece impossible, es haver acertado
cuyos primores clavada la vista n o distin- de edad de solo 16 años,16 eri la Meta-
gue las horas de los instantes. Mas aunque morfosis de Dafne que se halla en la Viña
14. Este amplio phrrafo sobre la plaza de San Pedro y la Scala Regia, que rio apa-
rece en De la Chambre, nos permite suponer un conocimiento directo por parte de
nuestro autor. Nótese lii imprecisión del término ((órdenes de colunas)) que usa en el sen-
tido de hileras de columnas.
15. Las referencias a San Andrés del Quirinal y a la fuente de la plaza Navona pro-
ceden de De la Chambre, mientras que la errónea atribucibn de la iglesia de Santa Inés
n o aparece en el texto francés.
16. De la Chambre en la primera versión del Eloge afirma que, ( t l l le fit qu'il n'avoit
encore que seize ans ...», mientras que en la segunda versión se corrige a si mismo,
((11 le f i t agé seulement de dix-huit ans ...v . lo que prueba de nuevo la dependencia de
nuestro autor respecto de la primera versión. En realidad el grupo de Apolo y Dafne
fue realizado entre 1622 y 1625, es decir entre los 24 y 27 años de Bernini, pero él mismo
declaró haberlo esculpido a los dieciocho años, según el diario de Chantelou del día 5
de agosto (Paul Fréart de Chantelou, Journal de Voyage d u Cavalier B e r n h en France,
Pandora Editions, Aix en Provence, 1981, p. 96).
( o Casa de el Campo) de el Principe Bor- rís: donde prendado de los agasajos, q i u e l
guese la perfeccion, que admiró, y admi- se le hizieron, executó prontamente lo que
rará siempre a los hombres mas consuma- solicitava de su comprehension, y aunque
dos, en el exercicio, o conocimiento de la n o fue admitida su traza en lo mas essencial
Escultura. Con esta mesma Obra n o se de el quadrado regular; n o dejo aquel Rey
puede dejar de observar con el docto Abad de regalarle mucho para la buelta a Roma, a
de la Chambre, que censurando el Pontifice mas de dos mil escudos que le señaló de
Pablo V la mucha desnudez, como inde- pension anual, y otros de quinientos a su
cente a ser colocada en una Casa de el Car- hijo segundo que le acompaño a Francia, a
denal Borguese su Nepote, replicó ingenio- quien nombró despues por principal here-
samente al reparo Monseñor Maffeo Bar- dero."
berino (entonces Prelado ordinario, y des- Buelto de Paris a Roma m u y cargado d e
pues Sumo Pontifice) con los dos versos años, le pareció emplear lo que le quedava
siguientes, que oy se leen esculpidos en el de vida en mostrar su gratitud a los grandes
Piedestal de la mesma estatua beneficios que havia recivido de el Rey de
Francia, con una Estatua equestre, mayor
Quisquis amans seguitur fugitivae gaudia que el natural, y toda con el cavallo, de u n
íformae pedazo de finissimo marmol blanco, la qual
Fronde manus implet baccas, seu carpit tuvo lugar de acabar bien pocos meses
[amaras antes de su muerte. La ultima Obra que
hizo fue u n Christo de medio cuerpo, assi
Haviendo el Rey Christianissimo Luis XIV, mesmo de marmol, y de el tamaño de el
determinado ilevar adelante la obra comen- natural, en acto de dar la bendicion, y te-
zada de su Real Palacio de el Louvre, hizo niendole ofrecido a la señora Reyna Chris-
proponer al Cavallero Bernini un viage a su tina Alexandra de Suezia, se lo dejó por
Corte, para [fol. 3 v ) l que en vista de lo ya testamento en visperas de dar el alma al
hecho, y de el terreno, que se pensava des- original de aquella devotissima Imagen,
tinar para todo el cuerpo de el grandioso muy conforme a la mucha Christiandad,
Edificio, formasse la planta de su fabrica que siempre havia p r o f e ~ s a d o . 'Fue
~ sepul-
con los requisitos de la regularidad y pro- tado en la Iglesia de Santa Maria Major,
porción correspondiente a la Magestad de donde havia heredado e'l entierro propio de
el dueño. A tan superior, y honrada insi- sus Antepasados. Dejó mucho hijos, pero
nuacion, passó el año 1665 de Roma a Pa- con la hacienda competente, que puede
19. Nuestro autor, con una gran dosis de inocencia, expresa con este simpático final
su decepción de que un napolitano y por tanto vasallo de la corona española, n o hubiera
entrado al servicio de Felipe IV (1621-1665) o de Carlos 11 (1655-1700). Una prueba más
de la limitada cultura artística del autor castellano la tenemos en el hecho que prescinda
completamente de la parte final del Eloge, en que De la Chambre valora la capacidad
técnico-artística de Bernini. Dada la rareza del texto francés lo reproducimos: «Quand
a sa maniere de travailler le Marbre, I'on peut asseurer apres les témoignages qu'en a
rendu un b o n connoisseur que le cavalier Bernin a eu un goust tout particulier dans
ses ouvrages de Sculpture, et qu'il est arrivé a la perfection par un chemin tout different
de celuy des Anciens. II a recherché avec plus de soin qu'eux les differents effets de la
nature, et personne avant luy n'a manié le Marbre avec plus d'adresse et de facilité. II
sembla mesme qu'il n'a quitté le goust antique que pour donner a ses figures plus de
vie, plus de tendresse et plus de verité. II est certain, et ses envieux mesme en t o m -
bent d'accord, qu'il a osté la dureté au Marbre, qu'il luy a donné de la legereté et de la
transparence. et que I'on croit voir et toucher de la chair en regardant et maniant ses
figures. Enfin on peut dire qu'il a eté le Michel-Ange Buonarote de nos jours ayant
excellé comme luy dans la pratique de tous les beaux Arts pendant prés d'un siécle.
Tous deux cheris et extremement considerez des souverains Pontifices et des Rois,
tous deux fort reglez dans leur moeurs et vivement persuade2 et avec beaucoup de succez
a la poesie Italienne. L'un et I'autre a dire le vray d'humeur u n peu austere, vive, prompte,
brusque et impetueuse, principalement le dernier; ce qui est si bien marqué dans un buste
de luy nouvellement airivé icy, qui est parlant et comparable a tout ce qu'il y a de plus
precieux et de plus achevé en ce genre-la. II est a presumer que pour I'entier conformité
de ces deux grands hommes qui n'auront de long-temps leurs pareils, le Napolitain ne
manquera pas d9Historiens celebres non plus que le Florentin. Ils justifieront I'Eloge que
nous luy avons dressé icy un peu plus au long a la verité qu'on n'a coutume de faire
en pareille occasion; mais il faut bien donner quelque .chose aux Estrangers qui par un
merite rare et extraordinaire scavent se faire distinguer par icy parmi les gens d'esprit et
de scavoir, suivant la coutume establie et si bien receue des les premiers commence-
ments d u Journal des Scavans)).