De Verit. q.14 PDF
De Verit. q.14 PDF
De Verit. q.14 PDF
DE VERITATE, CUESTIÓN 14
LA FE
INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE
SANTIAGO GELONCH Y SANTIAGO ARGÜELLO
ISSN 1137-2176
Depósito Legal: NA 1275-1991
Pamplona
E-mail: cuadernos@unav.es
Teléfono: 948 42 56 00 (ext. 2316)
Fax: 948 42 56 36
INTRODUCCIÓN ..................................................................... 5
1. La cuestión disputada sobre la fe................................ 5
2. El conocimiento de la fe y su fundamento.................. 11
a) Un problema con el conocimiento de la fe ............ 11
b) Un cuadro contemporáneo .................................... 16
c) El enfoque tomista................................................. 22
3. Acerca de esta traducción........................................... 27
CODIGO DE ABREVIATURAS Y SIGNOS ................................... 29
3
Cfr. sobre este punto el notable libro de Christian Trottmann, Théologie et noétique
au XIIIe siècle. Libraire Philosophique J. Vrin, Paris, 1999, 125-156.
4
John I. Jenkins, Knowledge and Faith in Thomas Aquinas. Cambridge University
Press, 1977, 187.
5
Cfr. Jean Pierre Torrell, Initiation à Saint Thomas d’Aquin. Sa personne et son
oeuvre. Éditions Universitaires Fribourg, Suisse, 1993, 487 y 212-214.
Introducción 7
11
Le Questione Disputate, 12.
12
V. g., vid. también Super Decretalem n° 1, o Contra errores Graecorum I cap. 29 y
30.
10 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
13
Esto no significa, sin embargo, que ese Comentario sea una simple o mera
‘exposición’ de los dichos de Pedro Lombardo. Ya por esos años estos comentarios eran
verdaderas obras teológicas, “reveladoras del pensamiento de su autor”, como dice Jean
PierreTorrell, 59 y ss.
14
Cfr. ibid., 215 y ss., specialiter 219–223.
15
Cfr. Summa Theologiae, I, q. 2, Prol.
16
Para Jenkins el tema tiene su importancia porque él cree percibir una diferencia en el
modo de concebir el acto de la virtud de la fe entre las obras de “juventud” y la Summa
(en la Summa se necesitarían los dones) (cfr. Joh I. Jenkins, 187-189). Sin embargo, él
mismo reconoce la falta de relevancia del tema para la consideración de la fe en sí (vid.
ibid., 189 n. 97).
Introducción 11
2. El conocimiento de la fe y su fundamento
23
Cfr. a 4.
24
Cfr. ibid.
25
Citado por Étienne Gilson, La filosofía en la Edad Media (desde los orígenes
patrísticos hasta el fin del siglo XIV). Versión española de Arsenio Pacios y Salvador
Caballero. Gredos – Biblioteca Hispánica de Filosofía, Madrid, 1972 (2ª ed.), 122.
26
Cfr. a. 8.
27
Cfr. a. 1, ad 7.
14 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
b) Un cuadro contemporáneo
32
Cfr. Santiago Gelonch Villarino, “Sobre la ciencia y sus avatares históricos”. Análisis
Político, 6 (2000), 91-102.
33
José Miguel Odero, 153. Las cursivas son del original.
34
Sobre este tema y una revisión en líneas generales de cómo se enfoca hoy esta
cuestión, ver la obra citada de José Miguel Odero, 153-176.
Introducción 17
35
Cfr. John I. Jenkins, 161.
36
Cfr. ibid., 118-122.
37
Ibid., 163.
18 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
38
Cfr. ibid., 164-165. No se dice que el Aquinate diga esto, sino que se estima lo que él
contestaría a la pregunta por como explica la fe de los “simples”, esto es, de la gente
inculta.
39
Ibid., 165 donde se cita a ese autor.
40
Cfr. ibid. 165-166. Aunque no es nuestra intención entrar en discusión con estas
posturas, en este caso hacemos notar –por su gravedad– una evidente consecuencia: todo
aquel, o por lo menos, todo aquel intelectual que no tenga fe es acusado de mala
voluntad: sea porque no revisa diligentemente los argumentos de credibilidad, sea por
cualquier otro vicio, el problema es que no ve lo que debería ver; por eso, o no es
inteligente, o no está bien dispuesto.
41
Cfr. ibid., 166. El entrecomillado es textual de Plantinga.
Introducción 19
42
Cfr. ibid. 165-173.
43
V. g., el a. 9 ad 4 donde se compara (y diferencia) la fe de los demonios con la
humana.
44
Cfr. Johm I. Jenkins, 175-185.
45
Cfr. ibid., 177.
46
Cfr. ibid., 175-176.
47
Cfr. ibid. 178 y 182.
48
Cfr. ibid., 176.
20 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
55
Cfr. ibid., 191-196, specialiter 196.
56
Cfr. ibid., specialiter 207-208.
22 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
c) El enfoque tomista
57
Cfr. ibid., 197.
58
El análisis de estos aspectos puede verse en ibid., 192-195.
Introducción 23
59
Cfr. ibid., 190.
24 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
60
Cfr. ibid., 191.
61
José Ramón Pérez, Discurso del método medieval. Amor y verdad IV, 2 ed. corregida
y aumentada, Ediciones del Copista, Córdoba, 2000, 101-150.
Introducción 25
que ‘le dieron’, una verdad que tuvo la gran suerte de escuchar.
Más aún, cualquier hombre del común sabe de este saber que le
da la fe, y lo sabe con tal certeza que cualquier argumento y todos
los argumentos juntos que alguien logre acumular en contra de
este conocimiento que le trae la fe son, con toda seguridad, falsos
de toda falsedad”62. Y, para explicar la paradójica –a nuestros
ojos– unión que aquí se manifiesta entre inevidencia y seguridad
en la verdad, este autor recurre al ejemplo: “no hay niño
preguntado a quién pertenece, o de quién es, que no conteste sin
titubear: ¡de mi papá y de mi mamá! Es siempre infalible la
contestación”. Y, al preguntar por el fundamento de esta
respuesta, o sea, “si ocurre que uno, por impertinente, le vuelve a
preguntar por quién se lo dijo, no se hace esperar la contestación
tan infalible como la anterior, y más si cabe: ¡mi papá! ¿Quién
más puede habérselo dicho con tal seguridad que no sea su propio
autor?”63. Se trata así de un conocimiento fundado sobre la
autoridad del padre, autoridad que late en la firmeza y seguridad
de la respuesta del niño. “En efecto, en la contestación (…), nos
parece, por la misma seguridad que manifiesta, el niño ha hecho
dos afirmaciones –dos juicios–: mi papá es mi papá y mi papá es
quien me lo dijo”64. Y, en el caso de la fe, el creyente sabe, aun
cuando no lo tematice, que cree a Dios, que es Dios y que se lo
comunicó a él. Esta es la fuente o fundamento de la fe, las
verdaderas ‘justificación’ y ´garantía’. “La fe es uno de los modos
de conocimiento y el conocimiento más cierto de todos los
conocimientos, al estar fundado, nada menos, en la Autoridad de
Dios”65. Por esto, siguiendo la tradición desde San Agustín, Santo
Tomás insistirá en que el acto de fe es credere Deum, credere
Deo y credere in Deum, “lo que en castellano suena así de
parecido: lo que el hombre cree es Dios mismo, y por Él, Dios,
cree y hacia Él, Dios, camina seguro cuando cree”66.
La fe tiene como causa y fundamento a Dios, a la ciencia de
Dios y, subjetivamente, a la participación suya que es la luz
62
Ibid., 116.
63
Ibid., 117.
64
Ibid.
65
Ibid., 123.
66
Ibid., 114; cfr. Summa Theologiae II II, q. 2, a 2.
26 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
han tenido en cuenta las traducciones del mismo texto que se han
hecho al italiano70 y al inglés71. En algún caso se ha indicado en
nota la diferencia de nuestra versión respecto de estas dos
versiones en lengua vernácula72.
Las frases de las obras de los varios autores que cita el
Aquinate o las alusiones a pasajes de la Escritura se han traducido
directamente a partir del texto de la ed. Leonina. Por otro lado, los
nombres de los libros citados por el Aquinate se han conservado
en su idioma original, dado que por su brevedad pueden
reconocerse sin dificultad.
En cuanto a los Lugares Paralelos a lo que se trata en cada
artículo de nuestra quaestio, no sólo se han puesto los que trae el
texto leonino, sino que también se han agregado algunos otros
que aparecen en la ed. de Marietti73 y no en la ed. Leonina. En
cada caso puede verse esto: si no aparece la referencia a Marietti
es porque o bien dicha ed. trae menos Lugares Paralelos, o bien
trae los mismos.
Las notas son, en su mayor parte, las que aporta el texto de la
ed. Leonina. Los números de línea de algunas referencias en las
que no se especifica ninguna edición, se refieren a los de la
misma ed. Leonina. La mayoría de ellas remite a notas a pie de
página de otras obras del Aquinate editadas ya por la ed. Leonina.
70
Los datos de esta ed. ya han sido transcriptos en el n. 7.
71
St. Thomas Aquinas, On Truth (3 vol.). Vol. II: Questions 10-20. Trad. de J. V.
McGlynn. R. W. Mulligan ed., Chicago, 1952-54. (Se citará simplemente como ‘ed.
inglesa’). Como puede apreciarse, esta ed. no pudo contar con la ed. crítica Leonina.
72
Ha de saberse también que “en alemán encontramos traducido la totalidad del tratado
De Veritate ya desde 1931 nada menos que por Edith Stein, y con una introducción de
Martin Grabmann. Esta traducción se llevó a cabo mucho antes de que saliera a la luz la
edición crítica del De Veritate” (Tomás de Aquino, De veritate, 16 y 17. La sindéresis y
la conciencia. Introducción, traducción y notas de Ana Marta González. Pamplona,
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra. Cuadernos de Anuario
Filosófico. Serie universitaria, 61, 1998, 23. Para saber más acerca de esta traducción
alemana: vide op. cit., 23-25): Des hl. Thomas von Aquino Untersuchungen über
Wahrheit. En: Edith Stein, Werke. L. Gelber ed., Band IV, Herder, Freiburg, 1955.
73
S. Thomae Aquinatis Doctoris Angelici Quaestiones disputatae. Vol. vel Tomus I:
De Veritate (q. 14: 279-304). Cura et studio P. Fr. Raymundi Spiazzi, O. P. Marietti,
Romae-Taurini, 1949 (editio VIII revisa). Se citará simplemente como ‘ed. Marietti’.
CÓDIGO DE ABREVIATURAS Y SIGNOS
1
Transcribimos traduciendo (desde ed. Leonina, Tomus XXII, Vol. III (QQ. 21-29 –
Indices – Sigla et notae (p. 932)). Roma, 1976) sólo las abreviaturas que aparecen en la
quaestio quarta decima y, por tanto, en nuestra ed.
2
La ed. Leonina pone como único significado de esta abreviatura la palabra
“homoioteleuton” (del gr. ‛oµοιοτέλευτον), que significa “reiteración de la misma
desinencia”; pero éste, evidentemente, no es el significado de la abreviatura “hom.” que
se usa en nuestra quaestio; más bien parece que el correcto es el que nosotros ponemos:
vide las notas ¡Error!Argumento de modificador desconocido. del segundo artículo,
¡Error!Argumento de modificador desconocido. del artículo décimo, y
¡Error!Argumento de modificador desconocido., ¡Error!Argumento de
30 Santiago Gelonch / Santiago Argüello
Qué es creer
6
C. 7 (PL 42, 1043).
7
§ 4 (PG 3, 872 C; Dion. 409).
8
Por ejemplo, Felipe el Canciller en su Summa de bono (ms. Vat. lat. 7669, f. 79rb).
9
Agustín, como se ve más arriba q. 10 a. 9.
La fe 33
21
Esto es el razonamiento. N. del T.
22
In Ioh. ev. tract. XXVI n. 2 (PL 35, 1607), Glossa de Pedro Lombardo a Rom., c. X
(PL 191, 1476 B).
23
Liber de Definicionibus (ed. Muckle, 340).
24
De anima l. V c. 1 (f. 22vb D).
25
Cf. Huguccio, Liber derivationum, en la voz ‘sentire’ (ms. Paris B. N. lat. 7625 A, f.
145va).
36 Tomás de Aquino
26
Diversamente a la versión italiana (p. 436), nos parece que “figitur” significa el fin
del movimiento y la firmeza de la adhesión. N. del T.
La fe 37
27
Cf. Huguccio, o. c.
38 Tomás de Aquino
28
La ed. italiana traduce: “Non che l’assenso non accompagni la fede” (p. 441) (“no
que el asentimiento no acompaña a la fe”). Nosotros entendemos, en cambio, que lo
discutido en la objeción era el pensamiento; y que es lo que Tomás afirma aquí. N. del T.
29
§ 3 (PG 3, 872 B; Dion. 407).
30
Comm. 6 y 20 (VI1, 154 B-C y 164 C).
ARTÍCULO SEGUNDO
Qué es la fe
6
Cf. más abajo a. 5.
7
Símbolo de los Apóstoles según el orden Romano.
42 Tomás de Aquino
8
Cf. Papías, Vocabularium, en la voz ‘argumentum’.
9
Hugo de San Víctor, De sacramentis I p. x c. 2 (PL 176, 327 D y 330 C), Summa fr.
Alexandri III pars n. 678 (p. 1076), Alberto, Super Sent. III d. 23 a. 18.
La fe 43
10
Ejemplos de Aristóteles, Metaph. l. V c. 1 (1013 a 4).
11
Hebr., c. XI, cf. Agustín, In Ioh. ev. tract. LXXIX n. 1 (PL 35, 1837) y passim, Pedro
Lombardo, Lib. Sent. III d. 23 c. 7.
La fe 45
12
Cf. Aristóteles, Topic. l. IV c. 5 (126 b 18).
13
De fide l. IV c. 10 (PG 94, 1128 A; Bt 298) como refiere Tomás, Super Sent. III d. 23
q. 2 a. 1 ad 8.
14
“Ypostasis” latiniza el término utilizado por el Damasceno “υπόστασις”, que es el
mismo usado por San Pablo. De hecho, la frase entera es traducción latina del texto
paulino. N. del T.
15
En el lugar citado.
46 Tomás de Aquino
22
A. 4.
48 Tomás de Aquino
24
Cf., por ejemplo, Pedro Hispano, Summulae logicales tr. 5 n. 42.
25
Especialmente a. 1. N. del T.
50 Tomás de Aquino
26
In Evang. II hom. 26 (PL 76, 1202 A), cf. Glossa de Pedro Lombardo sobre la Carta
a los Hebr., c. XI (PL 192, 488 B).
27
Epist. 147 c. 2 (PL 33, 599).
28
Epist. 147 c. 3 (PL 33, 600).
ARTÍCULO TERCERO
Si la fe es virtud
7
Cf. Aristóteles, Ethic. l. I c. 10 (1098 a 3) y 20 (1103 a 2).
8
Cf. Aristóteles, Ethic. l. II c. 3 (1104 b 13), como refiere Tomás, I-II q. 59 a. 4 ad 1.
9
Aristóteles, como se ve más abajo a. 4 // Arg. 2. N. del T.
10
Forma acostumbrada en Tomás, como se ve más abajo a. 4 Respuesta, a. 5 arg. 4, I-II
q. 100 a. 1 arg. 3, q. 108 a. 2 arg. 1, y más lugares; de la misma manera, Agustín en In
Ioh. ev. tract. XXIX n. 6 (PL 35, 1631) y en otras obras.
54 Tomás de Aquino
11
Mejor el pseudo-Agustín, De spir. et anima c. 20 (PL 40, 794).
12
Aristóteles, Ethic. l. I c. 19 (1102 a 5), como refiere Tomás, I-II q. 3 a. 2 sed c.
La fe 55
13
A. 2.
14
A. 1.
56 Tomás de Aquino
15
Carta a los Hebr., c. XI, 1.
La fe 57
16
A. 1.
58 Tomás de Aquino
Cuál es el sujeto de la fe
1
L. I c. 15 (PL 32, 1322), Guillermo de Auxerre, Summa aurea III tr. 2 c. 2 q. 2 (f.
129rb) saca a luz la cita, cf. también Agustín, De civ. Dei l. XV c. 22 (PL 41, 467).
2
C. 3 (246 b 23), según la vieja traducción (ms. Urbin. lat. 206, f. 78r).
3
Epist. 98 n. 10 (PL 33, 364), cf. también Pedro Lombardo, Lib. Sent. IV d. 4 c. 4.
4
C. 5 (PL 44, 968).
60 Tomás de Aquino
6
Agustín, como se ve más arriba q. 10 a. 1.
7
Parece que este argumento está escogido de Summa fr. Alexandri III pars n. 675 (p.
1068).
8
Cf. Felipe el Canciller, Summa de bono ‘ha de decirse, por tanto, acerca de la fe, que
está en el libre albedrío tanto en lo que respecta a la razón cuanto en lo que respecta a la
voluntad’ (ms. Vat. lat. 7669, f. 81rb).
9
Cf. Hugo de S. Víctor, De sacramentis I p. X c. 3 (PL 176, 331), cf. también Alberto,
Super Sent. III d. 23 a. 1.
10
A. 1 arg. 1. N. del T.
11
A. 2 ad 15.
62 Tomás de Aquino
16
Victorino [Explan. in Rhetoricam Ciceronis I c. 25 (ed. C. Halm, 218)], como refiere
Tomás, Super Sent. III d. 23 q. 1 a. 4 qc. 2 arg. 1, cf. también Summa Alberti I tr. 2 q. 8 m.
1.
64 Tomás de Aquino
17
A. 3.
ARTÍCULO QUINTO
Si la caridad es la forma de la fe
1
De synodis n. 13 (PL 10, 490 B), Summa fr. Alexandri I pars n. 413 (p. 603) da a
conocer esta cita.
66 Tomás de Aquino
7
A. 6.
8
Mejor, la Carta a los Hebr., c. X, 38; cf. Hab., c. II, 4.
68 Tomás de Aquino
12
Cf. Alberto, Super Sent. III d. 27 a. 3 y el mismo Tomás, Super Sent. III d. 27 q. 2 a.
4 sol. 3.
13
C. 8 (416 a 9 sqq.) y Averroes ibid. comm. 40 y 41 (VI, 71).
14
A. 3.
70 Tomás de Aquino
15
A. 6.
La fe 71
16
Pseudo-Anselmo, como se ve más arriba q. 10 a. 2 en nota.
17
Ad 4. N. del T.
72 Tomás de Aquino
Si la fe informe es virtud
por los filósofos1; por lo tanto, con mayor razón se debe decir que
la fe, aunque informe, es virtud porque es hábito infuso.
6. Además, Agustín2 dice que las restantes virtudes, a
excepción de la caridad, pueden existir sin la gracia; por lo tanto,
la fe informe, que existe sin la gracia, también es virtud.
1
Macrobio [Comment. in somn. Scipionis I c. 8, 5], como refiere Tomás, Super Sent.
III d. 33 q. 1 a. 4 ad 2.
2
A saber, Próspero de Aquitania, Sententiae ex August. delibatae 7 (PL 45, 1859) y
(PL 51, 428), como refiere Tomás, I-II q. 65 a. 2 arg. 1.
3
De Trin. l. VI c. 4 (PL 42, 927), cf. también Ambrosio, Super Lucam V n. 63 (PL 15,
1738), como refiere Tomás, I-II q. 65 a. 1 sed c.
La fe 77
4
A. 4.
78 Tomás de Aquino
8
Cf. Buenaventura, Super Sent. III d. 23 a. 2 q. 4 donde se alega la misma opinión.
9
Felipe el Canciller, Summa de bono (ms. Vat. lat. 7669, f. 82va) y Summa fr.
Alexandri III pars n. 656 (p. 1041) alegan la misma opinión.
10
Por ejemplo, Buenaventura, Super Sent. III d. 23 a. 2 q. 5.
82 Tomás de Aquino
1
Aristóteles, como se ve más arriba q. 2 a. 2.
86 Tomás de Aquino
la vista, sino más bien el color en acto, como dice Ptolomeo2; por
lo tanto, tampoco la verdad primera es propiamente el objeto de
la fe.
5. Además, la fe versa sobre oraciones compuestas; pues sólo
puede asentir juicios como cosas verdades3; pero la verdad
primera es verdad incompleja; por lo tanto, el objeto de la fe no es
la verdad primera.
6. Además, si propiamente el objeto de la fe fuese la verdad
primera, nada que pertenezca puramente a las criaturas
pertenecería a la fe; mas, la resurrección de la carne pertenece
puramente a las criaturas, y, sin embargo, se cuenta entre los
artículos de la fe; por lo tanto, la verdad primera no es, propia y
solamente, el objeto de la fe.
7. Además, como lo visible es el objeto de la vista, así lo
creíble es objeto de la fe; pero, muchas otras cosas son creíbles
además de la verdad primera; por lo tanto, la verdad primera no
es propiamente el objeto de la fe.
8. Además, de las cosas relativas hay un mismo conocimiento,
a causa de que una se encierra en la noción de la otra4; pero
Creador y criatura se dicen de modo relativo; por lo tanto, de
cualquier hábito de conocimiento cuyo objeto es el Creador, de
ése también será objeto la criatura, y, de esta manera, no puede
ser que la verdad primera sea únicamente el objeto de la fe.
9. Además, en cualquier conocimiento, aquello a lo que somos
conducidos es el objeto, y aquello por lo cual somos conducidos
hacia él es el medio; pero, en la fe somos conducidos a asentir a
algunas verdades no sólo acerca de Dios sino también acerca de
las criaturas, a causa de la verdad primera, en cuanto que creemos
que Dios es veraz; por tanto, la verdad primera no se encuentra en
la fe como objeto de conocimiento sino más bien como medio.
10. Además, así como la caridad es virtud teológica, del
mismo modo lo es la fe; pero, la caridad no sólo tiene por objeto a
Dios sino también al prójimo, de donde, los dos preceptos de la
caridad que se dan son no sólo amar a Dios sino también al
2
Optica, según la traducción de Amirato Eugenio Sículo (ed. G. Govi, 8).
3
Aristóteles, como se ve más arriba q. 4 a. 2.
4
Aristóteles, como se ve más arriba q. 2 a. 3.
La fe 87
5
A partir de Glossa de Pedro Lombardo sobre la Carta I a los Cor., c. XIII12 (PL 191,
1662 D).
6
De sacramentis I p. x c. 2 (PL 176, 330 C).
88 Tomás de Aquino
7
108 § 4 (PG 3, 873 A), según la traducción del Sarraceno (Dion. 412).
8
No encontramos la cita. Felipe el Canciller, en Summa de bono (ms. Vat. lat. 7669 f.
85 ra), alaba la misma definición sin el nombre del autor, cf. también Alberto, Super Sent.
III d. 24 a. 4.
La fe 89
11
Aristóteles, De sensu c. 6 (439 b 11).
12
Arg. 4. N. del T.
La fe 91
12
Arg. 1. N. del T.
13
Ps. XXXV, 10.
98 Tomás de Aquino
tienen la visión de las cosas que son creídas; por lo cual, también
el creer se dice de modo cuasiequívoco de los hombres fieles y de
los demonios; ni tampoco hay en ellos fe por alguna luz infusa de
la gracia, así como hay en los fieles.
5. A lo quinto ha de decirse que no hay fe sobre Dios respecto
a aquello que es conocido naturalmente sobre Dios, sino respecto
a aquello que excede al conocimiento natural.
6. A lo sexto ha de decirse que no parece ser posible que
alguien tenga simultáneamente ciencia y opinión acerca de lo
mismo, ya que la opinión es “con temor de la otra parte”14, al cual
temor la ciencia excluye; y, similarmente, no es posible que haya
fe y ciencia de lo mismo.
7. A lo séptimo ha de decirse que la Santa Virgen podía, sin
duda, saber que el hijo no había sido concebido desde una unión
viril; en cambio, no pudo saber por qué virtud aquella concepción
había sido realizada, sino que creyó al ángel que dijo: “el Espíritu
Santo sobrevendrá hacia ti”15, etc.
8. A lo octavo ha de decirse que, que Dios es uno, en la
medida en que está demostrado, no se expone como artículo de la
fe, sino que está presupuesto a los artículos: pues, el
conocimiento de la fe presupone al conocimiento natural, así
como la gracia a la naturaleza; pero, la unidad de la esencia
divina, tal cual es expuesta por los fieles, a saber, con la
omnipotencia y la providencia de todas las cosas y con otras
características de esta naturaleza, las cuales no pueden probarse,
constituye un artículo.
9. A lo noveno ha de decirse que alguien puede empezar a
creer aquello que antes no creía sino que muy débilmente
estimaba; por lo cual, es posible que alguien, antes que crea que
Dios es, haya estimado que Dios es y que esto le parece bien, y
por esto se incline a creer que Dios es. Y, de esta manera, alguien
puede creer que Dios es porque esto sea agradable a Dios; aunque
tampoco esto sea un artículo, sino un antecedente del artículo, ya
que se prueba demostrativamente.
14
Avicena, según A. 1.
15
Luc., c. 1, 35.
ARTÍCULO DÉCIMO
1
C. 4.
100 Tomás de Aquino
2
Cf. Glossa de Pedro Lombardo sobre la Carta I a los Cor., c. XIII10 (PL 191, 1662 D).
3
In Evang. II hom. 26 (PL 76, 1197).
102 Tomás de Aquino
6
Dux neutr. l. I c. 33.
7
De praedest. sanct. c. 5 (PL 44, 968).
La fe 105
9
Aristóteles, como se ve más arriba q. 2 a. 1.
10
Especialmente ad 3 y ad 7. N. del T.
La fe 107
una estimación humana, así como aún los paganos creen algunas
cosas acerca de Dios que están por encima de la naturaleza.
11. A lo undécimo ha de decirse que todos los medios por los
cuales nos llega la fe, carecen de sospecha: pues, creemos a los
profetas y a los apóstoles porque Dios les dio testimonio haciendo
milagros, como se dice al final11 de Marcos, “confirmando la
palabra con signos”; por otra parte, a los sucesores de los
apóstoles y de los profetas no creemos si no en cuanto nos
anuncian las cosas que aquellos dejaron en los escritos.
12. A lo duodécimo ha de decirse que doble puede ser la
dificultad: una, proveniente de la misma condición de la obra, y
tal dificultad se cuenta para el mérito; la otra, es por la
indisposición o lentitud de la voluntad, y ésta más bien disminuye
el mérito; por tanto a ésta arranca el hábito, no a la primera.
13. A lo decimotercero ha de decirse que las potencias
naturales están determinadas a una cosa12 y no tienen necesidad
de un hábito que las determine como a las potencias racionales,
que están abiertas a los opuestos.
11
C. XVI, 20.
12
Cf. Aristóteles, Metaph. l. IX c. 2 (1046 b 5).
ARTÍCULO UNDÉCIMO
1
Aristóteles, como se ve más arriba q. 2 a. 12.
2
Cf. Carta I a los Cor., c. III, 1-2, como refieren Tomás, Super Sent. III d. 25 q. 2 a. 1
qc. 1 arg. 4 y Glossa de Pedro Lombardo ibid. (PL 191, 1554 A-C).
110 Tomás de Aquino
3
Como se ve más arriba q. 8 a. 4.
4
§ 3 (PG 3, 261 A; Dion. 908).
5
In Ez. I hom. 1 (PL 76, 778 D) e In Evang. I hom. 6 (PL 76, 1095 D-1096 A), cf.
Pedro Lombardo, Lib. Sent. III d. 25 c. 3.
6
C. XI, 11.
7
Cf. Pedro Lombardo, Lib. Sent. III d. 25 c. 2.
La fe 111
10
In Ez. II hom. 4 (PL 76, 980 B).
11
Cf. Glossa de Pedro Lombardo sobre la Carta a los Gal., c. IV4 (PL 192, 135 B).
114 Tomás de Aquino
12
De cael. hier. c. 4 § 4 (PG 3, 181 B; Dion. 814), como refiere Tomás más arriba q. 8
a. 9.
13
De Gen. ad litt. l. V c. 19 (PL 34, 334), como refiere Tomás más arriba q. 8 a. 9.
14
Agustín [De civ. Dei l. XVIII c. 23 (PL 41, 579)], como refiere Tomás, II-II q. 2 a. 7
ad 3.
15
Juan Crisóstomo [In Matth. hom. 36 n. 2 (PG 57, 414)], como refiere Tomás, II-II q.
2 a. 7 ad 2, cf. también Tomás, Cat. super Matth. c. XI3.
116 Tomás de Aquino
quienes16 dicen que no fue una pregunta del que duda, sino del
que piadosamente admira la humildad de Cristo que se haya
dignado descender a los infiernos.
1. Ahora bien, al primer ‘por el contrario’ ha de decirse que no
hay una misma razón acerca de todas las cosas que pertenecen a
la fe: pues, algunas son más oscuras que otras y algunas son más
necesarias que otras para que el hombre se dirija al fin; y,
entonces, es necesario creer explícitamente algunos artículos
antes que otros.
2. Al segundo ha de decirse que aquel que no cree
explícitamente todos los artículos puede evitar todos los errores,
porque por el hábito de la fe se demora para no asentir a las cosas
contrarias de los artículos que conoce sólo implícitamente, de
modo que, a saber, cuando se le proponen cosas insólitas, tenga
sospechas y difiera el asentimiento hasta ser intruido por aquél
que deba solucionar las dudas en la fe.
3. Al tercero ha de decirse que los mandatos del Decálogo
versan sobre las cosas que dicta la razón natural; y, entonces,
cualquiera está obligado a conocerlas explícitamente; pero no hay
una razón semejante sobre los artículos de la fe ya que están por
encima de la razón.
4. Al cuarto ha de decirse que amar no se distingue por modo
implícito y explícito a no ser en la medida que el amor sigue a la
fe, porque el amor se determina a la cosa misma, que está fuera
del alma, la cual subsiste en el particular; en cambio el
conocimiento se determina a lo que está en la aprehensión del
alma, la cual puede aprehender algo ya en universal, ya en
particular; y, entonces, no hay semejanza entre la fe y la caridad.
5. Al quinto ha de decirse que alguien sencillo que es acusado
de hereje, no es examinado sobre todos los artículos porque esté
obligado a creer todos explícitamente, sino porque está obligado a
no asentir obstinadamente al contrario de alguno de los artículos.
6. Al sexto ha de decirse que creer algunos de modo explícito
las cosas que a otros basta creer de modo implícito no es por la
diferencia del hábito de la fe, sino a causa del diverso oficio;
16
Ambrosio, Super Luc. c. V n. 98 (PL 15, 1748), como refiere Tomás, II-II q. 2 a. 7 ad
2.
La fe 117
17
Cf. Guillermo de Auxerre, Summa aurea III tr. 3 c. 1 q. 5 (f. 133va).
ARTÍCULO DUODÉCIMO
1
Cf. Guillermo de Auxerre, Summa aurea III tr. 2 c. 2 q. 2 (f. 134vb), Alberto, Super
Sent. III d. 24 a. 5, Buenaventura, Super Sent. III d. 24 a. 1 q. 3, el mismo Tomás, Super
Sent. III d. 24 q. 1 a. 1 sol. 2.
120 Tomás de Aquino