Derecho Ambiental 4.1

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DERECHO AMBIENTAL Y ÉTICA

Cristian Arbey Zapata

EJE 4
Propongamos
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Biodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Derecho ambiental y biodiversidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

La flora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

La fauna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
ÍNDICE
Introducción

Durante este módulo final, nos centraremos en analizar las relaciones en con-
creto que tiene el derecho ambiental con la biodiversidad, con la participación
ciudadana y con la economía.

Todas esas relaciones se analizarán a partir de casos que sirven como micro-
cosmos para el análisis, y que son extraídos del diario acontecer nacional. Así
INTRODUCCIÓN

las cosas, en el tema de la biodiversidad, se hablará del tratamiento normativo


que se tiene para los recursos naturales de la flora y la fauna. En cuanto a la
participación ciudadana se analizará la figura de la consulta popular para los
proyectos minero-energéticos, y en cuanto al derecho ambiental y la economía
habrá una especial mención a pago por servicios ambientales.

Finalmente, nos detendremos en el tema de las sanciones ambientales, que


atraviesa todos los temas vistos anteriormente.

Al finalizar, desde las actividades evaluativas, se plantea una dinámica de


roles donde se echará mano de los elementos jurídicos aprendidos, en busca de
sustentar una posición asignada, para un supuesto de hecho planteado.
Biodiversidad
Derecho ambiental y biodiversidad

El más importante tratado internacional sobre la biodiversidad en el mundo, es el


Convenio sobre la Diversidad Biológica, suscrito por la Organización de las Naciones
Unidas, ONU, en Río de Janeiro el 5 de julio de 1992. El objetivo central de ese convenio
fue lograr entre los Estados parte:

””
… la conservación de la diversidad biológica, la utilización sosteni-
ble de sus componentes y la participación justa y equitativa en los
beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos,
mediante, entre otras cosas, un acceso adecuado a esos recursos y
una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes (art. 1°).

Dicho Convenio obliga también a los en términos de fauna y flora. Nunca se ha


Estados a elaborar una línea base de la podido saber con exactitud la magnitud
biodiversidad existente en sus territorios, de sus riquezas naturales por falta de esta
así como realizar una evaluación de los clase de estudios. Los intentos han llega-
impactos que a esa biodiversidad generen do hasta el Decreto 2372 de 2010, sobre
sus principales actividades socioeconómi- el sistema nacional de áreas protegidas,
cas. Colombia ratificó este tratado inter- y sus políticas de conservación de suelos,
nacional mediante la Ley 165 de 1994. que tienen proyectado sobrepasar el 60 %
del territorio nacional como protegido.
Sin embargo, a la fecha, y a pesar de ser
un país megabiodiverso, no se cuenta con Así mismo, existen regulaciones en ma-
un inventario que le permita saber a cien- teria de flora y fauna, que se pasarán a de-
cia cierta qué es lo que territorios poseen tallar.

Figura 1.
Fuente: shutterstock/234236602

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 5


La flora
Podemos empezar por relacionar la utilidad de la figura del árbol,
en la siguiente tabla.

SERVICIOS ECOSISTÉMICOS DE LOS ÁRBOLES

1. RESERVORIO DE FAUNA.

2. RETENEDOR DEL SUELO.

3. RETENEDOR Y REGULADOR DEL RECURSO HÍDRICO.

4. SUMIDERO DE CO2.

5. ADITAMENTO VISUAL Y PAISAJÍSTICO.

6. BARRERA DE RUIDO.

Tabla 1. Servicios ecosistémicos de los árboles.


Fuente: propia

El tema pasa, entonces, por lograr la


ponderación de estos servicios y buscar su
eficacia a partir de proteger e incentivar la
especie adecuada, en el contexto adecua-
do. No todos los árboles brindan en la mis-
ma proporción estos servicios. Tampoco se
prestan con la misma eficacia todos cinco
a la vez. Al contrario, en ocasiones pueden
llegar a generar efectos nocivos o sencilla-
mente no ser eficaces.

En Colombia existe el Decreto 1791 de


2006, que brinda el umbral de protección
a la flora silvestre, entendida esta como
“el conjunto de especies e individuos vege-
tales del territorio nacional que no se han
plantado o mejorado por el hombre”.

Flora silvestre
Es el conjunto de especies vegetales que no ha sido
plantadas ni mejoradas por el hombre, y conservan
un estado inalterado.
Figura 2.
Fuente: shutterstock/571855033

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 6


Según la norma, existen bosques plantados y bosque naturales, y estos últimos
pueden ser de varias clases.

Bosque con un alto nivel de de-


sarrollo sin intervención del hombre,
Bosque primarios
con selva y biodiversidad como ca-
racterística esencial.

Aquellos que existen porque se


han derivado de intervenciones hu-
BOSQUES Bosques secundarios manas sobre bosques primarios. Por
NATURALES ejemplo, una tala, que luego se re-
genera.

Aquellos que se generan por una


sucesión de rastrojo alto. Rastroje-
Bosques terciarios
ras que antes fueron, por ejemplo,
fincas y se abandonaron.

Tabla 2. Clases de bosques naturales según la normatividad colombiana.


Fuente: propia.

Cualquier aprovecha- Los aprovechamientos dad de regeneración: por


miento de un bosque na- también pueden ser de tipo ejemplo, cada 5 o hasta
tural, para usar su madera, único o persistente. El pri- 10 años. También existe
requiere según la norma, mero implica desaparecer un aprovechamiento do-
de un permiso de aprove- el bosque, y cambiarle el méstico, otorgado, verbi
chamiento forestal. Y este uso al suelo: como el que gracia, para campesinos,
se puede dar de dos tipos, se concede para que, don- que pueden talar hasta 10
bien para talar y sacar solo de había una montaña de árboles al año sin autori-
las partes laterales del ár- árboles, se haga una par- zaciones individuales, pero
bol y permitir la regenera- celación de vivienda. El se- solo para fines internos de
ción de la especie, o bien gundo, el aprovechamiento sus propios predios.
para talar la totalidad del persistente, implica talar
tronco del árbol. en lapsos, dando oportuni-

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 7


Figura 3.
Fuente: shutterstock/87016532

La fauna

Como se dijo antes, Colombia no tiene claridad sobre


su patrimonio faunístico, y su mismo potencial se ha
menospreciado históricamente. No obstante, el esfuerzo
más cercano a la regulación óptima de la fauna fue el
Decreto 1608 de 1978. Allí se divide la fauna en las siguientes
modalidades:

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 8


Fauna doméstica: aquellas especies que habitual y culturalmente han
sido aprehendidas por el hombre, sin menoscabo de sus condiciones natu-
rales. Son especies antrópicamente intervenidas.

Fauna silvestre: conjunto de animales que no han sido objeto de do-


mesticación, mejoramiento genético o cría y levante regular por el hombre,
o que han regresado a su estado salvaje, excluidos los peces y todas las
demás especies que tienen su ciclo total de vida dentro del medio acuático.

Toda fauna silvestre es pública y de interés nacional según la norma, y a


su vez se divide en varias subclases:

Fauna silvestre exótica: esas especies, componentes de la fauna sil-


vestre, apetecida por el mercado y la sociedad, dado sus condiciones de
belleza, culturales, etc.

Fauna silvestre amenazada: esas especies cuya sostenibilidad a futuro


está en entredicho en el corto o mediano plazo.

Al respecto, la Resolución 192 del 10 de febrero de 2014,


del Ministerio de Ambiente, incorpora el listado de especies
silvestres amenazadas en Colombia. Es entonces una norma
de obligatoria consulta para toda acción o política de inter-
vención relacionada con algunas de dichas especies incluidas
allí. Esta resolución clasifica el estado de las especies amena-
zadas en tres categorías:

1) Vulnerable.

2) En peligro.

3) En peligro crítico.

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 9


La explotación de la fauna silvestre se permite por nuestras normas, pero solo a partir
de los llamados permisos de caza, que otorgan las autoridades ambiéntales. Esos per-
misos pueden ser también de varias categorías:

Caza científica: destinada a fines académicos o científicos. Solo se dan,


previa valoración del Ministerio de Ambiente, y los resultados de la investigación
obtenidos se deben aportar al instituto Alexander von Humboldt.

Caza comercial: aquí entran, por ejemplo, las actividades de zoocría. Esto
requiere, no solo de un permiso específico, sino también de una licencia am-
biental.

Caza deportiva: este permiso se entrega para controlar cotas de caza,


cuando existe una especie en abundancia que requiere controles a su pobla-
ción. En Colombia no hay establecidas cotas de caza, precisamente por la au-
sencia de un buen inventario de lo que se tiene en patrimonio faunístico.

Caza de subsistencia: Este tipo de caza no requiere autorización, pero solo


se concede para las comunidades étnicas.

Finalmente, se debe mencionar que si bien la fauna, o dicho en otros términos, los
animales en nuestras normas siempre fueron considerados bajo el régimen de “las co-
sas”, sin otorgarles más protección que el de cualquier otro bien mueble, esto ha cam-
biado, hasta considerarlos como “seres” también susceptibles de sufrimiento.

Figura 4.
Fuente: shutterstock/414399916

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 10


Muestra de ello, es la Ley de Protección Animal, promulgada hace poco, Ley 1774 de
2016, que penalizó las acciones de maltrato animal, y afirmó:

””
Los animales como seres sintientes no son cosas, recibirán es-
pecial protección contra el sufrimiento y el dolor, en especial,
el causado directa o indirectamente por los humanos (art. 1°).

Este cambio de paradigma, también ha sido evidenciado en algunas decisiones judi-


ciales que han marcado hito en el derecho ambiental colombiano. Como fue, por ejem-
plo, el caso del polémico litigio en el que se vio envuelto el afamado científico colom-
biano, Manuel Elkin Patarroyo, a quien se le demandó por el uso que estaba haciendo
del mono aullador, cuyos ejemplares capturaba en las selvas del Amazonas para con-
tagiarlos de malaria y avanzar, según afirmaba, en sus investigaciones para descubrir
la vacuna. En esa ocasión, el Consejo de Estado (2013), como juez del asunto, afirmó:

””
En otras palabras, los humanos pueden servirse de los
animales para su supervivencia, para su compañía, para
investigación, en actividades laborales o recreativas, pero
sin vulnerar los derechos que les asisten, en especial de no
ser tratados simplemente como objetos o cosas, de no ser
sometidos a tratos crueles, degradantes, a ser mantenidos
en malas condiciones de salud y libertad, a su sacrificio con
el menor dolor y sufrimiento posible, a jornadas laborales
adecuadas con condiciones que respeten su integridad y
descanso, a no ser objeto de sufrimientos innecesarios cuando
se experimente con ellos en el campo científico, a garantizar
un mínimo de libertad y espacio, a garantizar su adecuada
alimentación y cuidado (Sentencia del 26 de noviembre).

Derecho ambiental y ética - eje 4 Evaluémonos 11


Bibliografía
Andaluz, W., Carlos (2006). Manual de derecho ambiental. Lima: Proterra.

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agosto de 2012.

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Decreto 3100 de 2003. Presidencia de la República, 30 de octubre de 2003.


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Ley 232 de 1995. Congreso de Colombia, 26 de diciembre de 1995.

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Resolución 1433 de 2004. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 13 de


diciembre de 2004.

Resolución 1541 de 2013. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 2 de


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Resolución 2145 de 2005. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 23 de


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Resolución 509 de 2013. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 27 de


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Resolución 601 de 2006. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 4 de


abril de 2006.

Resolución 610 de 2010. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 24 de


marzo de 2010.

Resolución 627 de 2006. Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible, 7 de


abril de 2006.

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Arbey, C. (2017). Derecho a la
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