Antropología Del Ecuador
Antropología Del Ecuador
Antropología Del Ecuador
ISSN: 0486-6525
rca.icanh@gmail.com
Instituto Colombiano de Antropología e
Historia
Colombia
Resumen
E STE ARTÍCULO RESPONDE INTERROGANTES SOBRE LAS OPORTUNIDADES Y PROBLEMAS QUE SE PRESENTAN
al hacer ciencia social en lugares política y económicamente inestables, sobre la
inserción del investigador en los procesos sociales y políticos que analiza, y sobre
las dificultades de la producción y la participación académica de los antropólogos
indígenas en la antropología ecuatoriana. Uno de sus hallazgos es que los actores que
contribuyeron a la organización del movimiento indígena en el Ecuador, la iglesia
progresista y la izquierda, son también los principales productores de pensamiento
antropológico; por tanto, cuestiona la creencia generalizada de que la izquierda
no comprendió la importancia de la cultura y la etnicidad. Finalmente, analiza la
relación ambigua de los académicos con el movimiento indígena y sus posibles
efectos políticos.
PALABRAS CLAVE: antropologías del mundo, indigenismo, ecuador, movimiento indí-
gena.
Abstract
T HIS ARTICLE IS AN ATTEMPT TO ANSWER SOME QUESTIONS ABOUT THE OPPORTUNITIES AND OBSTACLES
faced when doing social science in politically and economically unstable places; the
insertion of the researcher in the social and political processes that he/she is trying to
analyze; and the difficulties faced by indigenous anthropologists regarding academic
participation and production in Ecuadorian anthropology. One of the findings of
this article is that the same actors that helped organize the indigenous movement in
Ecuador, the progressive Catholic Church and the left, are also the main producers of
anthropological knowledge. Thus, the article questions the common assumption that
the left did not understand the importance of culture and ethnicity for contemporary
politics. Finally, the complex relationship of Ecuadorian academics with the indigenous
movement and the political effects of these tensions are analyzed.
KEY WORDS: World anthropologies, indigenism, Ecuador, indigenous movement.
INTRODUCCIÓN1
E
N EL LIBRO ETHNOGRAPHY IN UNSTABLE PLACES LA ANTROPÓLOGA CAROL
Greenhouse (2002) señala que la investigación en condiciones
de cambio intenso nos permite cuestionar reificaciones del
estado y la sociedad, porque las estructuras dejan de entender-
se como naturales cuando colapsan, se vuelven ambiguas o se
convierten en motivo de debate
1. Algunas personas inspiraron este trabajo y
ayudaron a mejorarlo con sus sugerencias y
y lucha. Los grandes sistemas
comentarios. Quisiera agradecer a Deborah se revelan como amalgamas de
Poole, Víctor Bretón, Francisco Rhon, José Yánez, improvisaciones y de agencia, y
Andrés Guerrero, Segundo Moreno, Carlos de la
Torre, Mercedes Prieto, Gioconda Herrera, Carlos los proyectos sociales que de otra
Arcos, Fernando García y otros colegas de la manera estarían latentes salen a
Flacso. Agradezco también a los dos lectores
anónimos de la Revista Colombiana de Antropo-
la superficie. De esta forma, se-
logía por sus sugerentes comentarios. gún Greenhouse, la inestabilidad
permite una reflexión teórica
más productiva y la oportunidad de una etnografía de tipo re-
flexivo, ya que los métodos etnográficos y la ética se cuestionan
con más facilidad cuando los etnógrafos se involucran en las
situaciones sobre las que escriben.
Greenhouse, sin embargo, mira a la inestabilidad desde la
posición de relativa estabilidad del investigador en la academia
del norte, reduciendo la inestabilidad, además de a las oportuni-
dades descritas arriba, al riesgo y al peligro que el investigador
confronta durante el trabajo de campo. El trabajo de campo, sin
embargo, es una condición pasajera. No importa cuánto tiempo
esté investigando, el etnógrafo europeo o estadounidense está
allí como un forastero cuya supervivencia y seguridad a largo
plazo no dependen de las condiciones del campo. Por tanto, al
sugerente libro de Greenhouse le falta discutir cómo las cues-
tiones relacionadas con la inestabilidad y la coyuntura afectan
el trabajo de los académicos localizados en las instituciones de
los llamados “lugares inestables”.
Algunos investigadores ecuatorianos, por ejemplo, se quejan
de que la coyuntura puede comerte. Los eventos se suceden de
manera tan vertiginosa que una interpretación puede quedar
obsoleta en cuestión de días. Básicamente, a veces no hay sufi-
ciente tiempo para reflexionar académicamente sobre los eventos.
Además, muchos investigadores sienten la presión de cambiar de
materia de estudio de acuerdo con la coyuntura, y por supuesto
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Volumen 43, enero-diciembre 2007
LA ANTROPOLOGÍA ECUATORIANA
Y LA IMPORTANCIA DE REFLEXIONAR SOBRE ELLA
D
EFINO LA ANTROPOLOGÍA ECUATORIANA COMO AQUELLA ESCRITA DESDE
el Ecuador y desde instituciones académicas ecuatorianas,
ya sea por ecuatorianos o por extranjeros que residen a largo
plazo en el Ecuador. Excluyo entonces de mi análisis la antropo-
logía ecuatorianista escrita por residentes en el extranjero. Sin
embargo, citaré algunos autores extranjeros, selectiva y quizás
arbitrariamente, cuando sus argumentos me sirvan para explicar
y contrastar los producidos desde la academia ecuatoriana, que
constituyen el centro de este análisis. La razón para centrarme
en lo producido desde el Ecuador es que considero que las con-
diciones de economía política e institucionales dan lugar a una
forma específica de comprender el mundo que es importante
analizar. Por tanto, sostengo que aun cuando el objeto de estudio
de la antropología ecuatorianista y ecuatoriana sea el mismo, y
ambos campos se crucen e influyan de maneras importantes, la
perspectiva es diferente.
Por numerosas razones el silencio tiende a rodear a la produc-
ción intelectual escrita desde el Ecuador en las últimas décadas,
tal como ha señalado Carlos Arcos (2005) para el campo de la
literatura. Las revisiones de la bibliografía sobre el país escritas
en el norte no toman en cuenta a menudo el trabajo de los autores
ecuatorianos, llevando a algunos a quejarse de manera no oficial
de que son tratados como informantes nativos o como asistentes
de campo por investigadores extranjeros que toman sus ideas pero
no citan sus trabajos o añaden su nombre a sus publicaciones.
Este problema no es específico del Ecuador, sino que se repite en
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de Antropología 339
Volumen 43, enero-diciembre 2007
LAS INSTITUCIONES
P
OR MOTIVOS DE ESPACIO VOY A ENFOCARME EN TRES INSTITUCIONES, AUN
cuando hay otras que han sido importantes para el desarrollo
de la antropología en el Ecuador. Como señalé, esta disciplina
se institucionaliza en 1972 con la fundación del primer departa-
mento de antropología en la Universidad Católica, institución
creada por la orden de los jesuitas. Según una entrevista con
Andrés Guerrero (20 de enero de 2006), el interés por promover
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Volumen 43, enero-diciembre 2007
S
E HA CONVERTIDO EN UN LUGAR COMÚN DECIR QUE LA IZQUIERDA LATINOA-
mericana de la década de 1970 se caracterizó por un énfasis en
la categoría de clase social y que tuvo poca sensibilidad hacia
el potencial político de la etnicidad. Sin embargo, una revisión
de las distintas posiciones que se dieron en Ecuador en las déca-
das de 1970 y 1980 en torno a la cultura indígena y a su potencial
político contribuye a cuestionar este lugar común. De hecho,
la contribución de militantes de diferentes tipos de izquierda,
incluida la católica, no es desdeñable para la formación de un
movimiento campesino con énfasis en lo identitario.
Autores como Hugo Burgos (1970) y Diego Iturralde (1980),
ambos con influencia de la academia mexicana donde estudiaron,
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Antropología indigenista en el Ecuador desde la década de 1970
LA ANTROPOLOGÍA
Y EL MOVIMIENTO INDÍGENA DEL ECUADOR
C
OMO SABEMOS, EN 1990 SE DA EL PRIMER LEVANTAMIENTO INDÍGENA NA-
cional que fue capaz de paralizar el país y produjo sorpresa
en el Ecuador urbano y blanco-mestizo, sobre el grado de
organización que había llegado a adquirir el movimiento indíge-
na. Desde ese momento, levantamientos periódicos han tenido
éxito en dificultar la puesta en marcha de algunas reformas
neoliberales en el país. En 1998 se redacta una Constitución que
reconoce el carácter multicultural de la nación ecuatoriana y los
derechos indígenas a ciertas esferas de autonomía y apoyo estatal.
Es indudable que el movimiento indígena ha democratizado en
gran medida al Ecuador, dando lugar junto con otros procesos
socioeconómicos a la formación de una clase media indígena (De
la Torre, 2002 [1996]). Pero también ha tenido sus limitaciones,
como han señalado sus críticos (Santana, 2004). El nivel de vida
en las comunidades no parece haber mejorado sustancialmente;
existe una separación progresiva entre el liderazgo y las bases;
se han establecido alianzas erradas, como la que se dio con el
coronel Lucio Gutiérrez, que dejó al movimiento dividido y mal-
parado; se está dando una división personalista entre liderazgos
regionales o locales; y no se ha luchado para exigir la creación
de leyes secundarias que ayuden a que los derechos constitu-
cionales de los pueblos indígenas se cumplan en la práctica.
¿Cómo han interpretado los antropólogos este proceso y cómo
han intervenido en él?
Se ha dicho que el primer levantamiento indígena tomó a los
analistas por sorpresa. Sin embargo, en el trabajo antropológico de
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Antropología indigenista en el Ecuador desde la década de 1970
del Inti Raymi de 1990 (1992), escrito por Segundo Moreno y José
Figueroa; y Sismo étnico en el Ecuador (1993), un libro colectivo
encabezado por José Almeida. Los dos primeros, escritos al ca-
lor de la coyuntura son, sin embargo, documentos importantes
para comprender los orígenes del movimiento. El primero, de
tipo periodístico y pensado para un público general, cuenta con
artículos de expertos junto con el punto de vista de los actores
del conflicto. El levantamiento indígena del Inti Raymi combina
el análisis de largo aliento de Segundo Moreno sobre la historia
de las sublevaciones indígenas con un análisis más coyuntural
del levantamiento de 1990. Una interesante contribución de este
libro es la discusión de la heterogeneidad regional del movi-
miento indígena y la forma en que las luchas locales, regionales
y nacionales se articulan. Sismo étnico en el Ecuador, publicado
algo después que los otros dos, cuenta con análisis importantes
de las raíces del movimiento indígena por León Zamosc, Andrés
Guerrero, Jorge León, Jorge Trujillo, José Almeida y otros autores.
Un aporte interesante mucho más reciente es El poder de la co-
munidad: ajuste estructural y movimiento indígena en los Andes
ecuatorianos, de Fernando Guerrero y Pablo Ospina (2003). Los
autores demuestran con abundantes datos las conexiones entre
los momentos de movilización indígena y los intentos estatales de
introducir el ajuste estructural. Sin embargo, señalan también la
colaboración del movimiento con algunas estrategias neoliberales
desde su entrada en el juego político en 1995. Nos muestran así al-
gunas ambigüedades y contradicciones del movimiento indígena,
con numerosas anécdotas que dan fe de la participación de los
autores en la política interna del movimiento, pero sin analizar
más a fondo su lógica. También se han escrito estudios sobre
demandas y procesos más específicos del movimiento indígena
como pueden ser la educación intercultural bilingüe (Yánez
Cossío, s. f.; Martínez y Burbano, 1994), la salud intercultural o
el pluralismo jurídico (García, 2002; Chávez y García, 2004).
En resumen, desde el primer levantamiento de 1990 se ha escrito
mucho sobre el movimiento indígena. Algunos trabajos han sido
inspirados por las diferentes coyunturas, otros son el resultado
de consultorías para organismos internacionales, para empresas
públicas o privadas como las petroleras, o para las mismas orga-
nizaciones indígenas, mientras que otros son más analíticos. La
mayoría han apoyado al movimiento indígena, siendo las inter-
pretaciones críticas escasas incluso en los momentos de crisis,
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Antropología indigenista en el Ecuador desde la década de 1970
GÉNERO Y ETNICIDAD
L
ECUADOR COMIENZAN A DESARROLLARSE EN LA
OS ESTUDIOS DE GÉNERO EN
década de 1980 y a institucionalizarse en la de 1990 (Cuvi, 2006;
Herrera, 2001). El desarrollo de esta bibliografía ha estado rela-
cionado con dos preocupaciones: la necesidad de reconocimiento
de la desigualdad de género y de los derechos de las mujeres a
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Antropología indigenista en el Ecuador desde la década de 1970
A
UN CUANDO EL DERECHO DE TODOS LOS ECUATORIANOS A RECIBIR EDUCA-
ción fue reconocido desde el siglo diecinueve (Ramón, 1991),
en la práctica la mayoría de los indígenas y particularmente
las mujeres fueron excluidas del sistema educativo hasta la
década de 1960 ó 1970, cuando se expandieron los programas de
alfabetización y educación popular. Los esfuerzos de los parti-
dos de izquierda, junto con líderes indígenas que comenzaron
a abrir escuelas para niños campesinos en los años 1940, de la
iglesia progresista con programas de alfabetización y educación
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Antropología indigenista en el Ecuador desde la década de 1970
CONCLUSIÓN
V
OLVIENDO A LAS PREGUNTAS DE LA INTRODUCCIÓN: ¿CÓMO AFECTA ENTON-
ces la inestabilidad o la intensidad política el trabajo de los
antropólogos ecuatorianos? ¿Produce una reflexión más pro-
ductiva como señala Greenhouse (2002)? ¿O conduce a la falta de
profundidad analítica de la que se quejan algunos investigadores?
Pienso que la respuesta es compleja. Por un lado, la inserción
del investigador en los eventos políticos como actor destacado
produce conocimiento importante para el medio social. Como
hemos visto, los antropólogos, sean laicos o eclesiásticos, estu-
vieron insertos en los debates claves para explicar y dirigir los
cambios sociales que tuvieron lugar en Ecuador desde los años
1970. Desde este punto de vista es importante la tarea de escribir la
historia de estas antropologías (Lins Ribeiro y Escobar, 2006).
Sin embargo, como hemos visto, la inestabilidad y la fragilidad
institucional también han conducido a una cierta superficialidad de
los estudios. Los investigadores han necesitado fondos para consulto-
rías, que han sido fundamentales para su supervivencia cotidiana. Las
agencias que les han financiado a menudo exigen análisis técnicos,
apresurados y poco políticos.
Ambos procesos, el compromiso político con la sociedad o la
necesidad de hacer estudios técnicos y apolíticos, han conduci-
do a una situación similar de falta de distancia y de tiempo para
análisis académicos de largo aliento. Por esta razón, a menudo los
documentos más interesantes producidos por los investigadores,
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tanto blanco mestizos como indígenas, han sido las tesis de li-
cenciatura o de posgrado. La actitud poco crítica o celebratoria de
los investigadores, debida a su cercanía a los procesos políticos
o a su necesidad de aval para realizar consultorías, ha podido
tener un efecto negativo en el movimiento indígena. La falta de
crítica ha facilitado quizá ciertas actitudes pragmáticas o corto-
placistas de los liderazgos. Además, en el caso de los investiga-
dores indígenas, los estímulos para su inserción en la política
o la burocracia intercultural y el desestímulo producido por la
discriminación que todavía existe en la academia ecuatoriana,
han tendido a excluirles de los espacios puramente académicos
que permiten tiempo para la reflexión. Esto ha podido incidir
también en la actual crisis del movimiento indígena, que algunos
autores explican por el “fetichismo organizativo” y por la falta de
proyectos políticos coherentes producto de la reflexión (Santana,
2004). Además, los líderes indígenas también han dispuesto de
sus propias consultorías que de acuerdo con algunos autores les
han despolitizado (Bretón, 2005).
Al contrario de lo que a menudo se señala, la izquierda ecua-
toriana, íntimamente imbricada con la antropología, no fue ciega
al potencial político de la etnicidad. Por el contrario, desde la
década de 1970 los antropólogos campesinistas, los que realiza-
ban estudios de comunidad y los etnolingüistas enfatizaron la
importancia política de la cultura para resistir el capitalismo y
contribuir a la liberación de los pueblos indígenas. Estas corrien-
tes tuvieron una enorme influencia en el movimiento indígena,
tanto como organizadores directos de los campesinos, como
educando a los liderazgos étnicos. Sin embargo, es posible que la
influencia de estas corrientes culturalistas haya tenido también
consecuencias que han debilitado al movimiento indígena. Por
ejemplo, se han impuesto en ocasiones imágenes esencialistas de
lo indígena sobre una realidad más compleja e híbrida de las ba-
ses. Esto ha podido influir sobre la mencionada separación entre
los proyectos de los liderazgos y los de las bases indígenas, y ha
podido conducir al cansancio organizativo que hoy se observa.
Por ejemplo, por influencia de la antropología el movimiento
indígena sigue retratando a los indígenas como campesinos de
subsistencia, cuando la realidad socioeconómica de las bases es
más compleja. La mayoría ya no subsisten de la agricultura, sino
de una mezcla de ingresos procedentes de la migración interna
y externa, de trabajos urbanos, de trabajos en plantaciones de
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