Resena El Progreso Del Lector
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Resena El Progreso Del Lector
"Hace décadas que la escuela no sabe qué hacer con la enseñanza de la literatura"
Teresa Colomer
¿Qué queremos que sepan hacer mejor nuestros alumnos? es el interrogante inicial que plantea la
escritora española Teresa Colomer en el capítulo “El progreso del lector” del texto “Andar entre
libros”. ¿Qué queremos que sepan hacer mejor en cuanto a qué? Sin duda se refiere al desarrollo de
la competencia literaria, es decir, lo que pueden hacer los ciudadanos respecto a la lectura. Al
terminar la educación secundaria los estudiantes deberían haber desarrollado su competencia
literaria, sin embargo, los estudios de comprensión lectora y hábitos de lectura demuestran que no
hay un desarrollo de esta competencia. Al examinar los aspectos de las pruebas identificamos
cuales son las expectativas de la sociedad respecto a la lectura y al analizar los resultados de las
pruebas podemos ver reflejada la medida escolar real en este ámbito. Si encontramos la diferencia
entre las expectativas y la realidad descubriremos la tarea de la escuela en cuanto a formación
literaria.
Se debe hacer un “retrato robot” del estudiante que termina los estudios secundarios, sus hábitos de
lectura son precarios y sus lecturas limitadas, aunque ha leído diversas obras infantiles y juveniles,
best sellers y algunas obras clásicas. Aun así, se considera correctamente escolarizado. El individuo
demuestra una actitud positiva hacia aquellas obras escogidas libremente, por lo contrario tiene una
actitud negativa hacia las obras impuestas por la escuela. En cuanto a las formas de expresarse
sobre la lectura hay una tensión entre las formas de apropiación popular (intriga, identificarse en el
texto) y la lectura “sabia” (aprendida en la escuela, desligada de sus intereses). Al final el estudiante
se decidirá por las formas de apropiación popular lo que lo llevara a un proceso de aculturalización,
causado en parte por el voluntarismo del estudiante y en parte por el criterio de autoridad de la
escuela. Este individuo será un lector “débil”, sus lecturas serán parciales o casuales, no tendrá un
conocimiento experimentado sobre las mediaciones culturales del mundo del libro, poseerá una
biblioteca personal pobre, tendrá una práctica escasa de relación social con los libros, su capacidad
para construir lecturas sobre las obras leídas será elemental. El anterior es el resultado de la obra de
la escuela que, si bien, lo ha acercado a los libros enseñándole una cierta jerarquía de valores del
sistema literario no lo ha ayudado a convertirse en lector, no le ha mostrado que leer no significa
algo propio del ámbito escolar sino que tiene valor y legado cultural y no le ha enseñado que la
lectura no es un acto de intimidad individualista o técnica, por lo contrario está saturado de
sociabilidad.
La ampliación de la experiencia
En principio las literatura cumplirá el objetivo de confirmar a los niños el mundo que ya conocen,
luego habrá necesidad de lecturas que expandan su imaginación, lo que da lugar a la ficción infantil,
cuando el niño recibe una representación del mundo como es, puede pasar a explorar el mundo
como podría ser. Otra vía de exploración de la realidad es el humor basada en la inversión o
transgresión de la realidad, el juego con el absurdo y la tensión entre la idealización y el
cuestionamiento del mundo
Así, la tarea escolar en cuanto a formación lectora debe dirigirse desde el principio al dialogo del
individuo y la cultura.
Al reflexionar sobre aspectos relacionados con el aprendizaje literario se crea en los maestros
conciencia sobre la línea de continuidad de la educación literaria. Así sabremos qué tipo de
intervención es necesaria en cada nivel favoreciendo distintos aspectos que suponen “leer”. La
pregunta que debe hacerse el maestro de literatura es como se dijo al inicio ¿a dónde queremos
llegar? ¿Que esperamos que hagan nuestros alumnos literariamente? ¿Cómo ayudarles y guiarlos
para desarrollar su competencia literaria? Responder estos interrogantes será más fácil si tenemos
claro el camino, si desde ya nos anticipamos a ese “viaje imaginario” por el mundo literario