7) Las Virtudes Morales

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Ética de las virtudes

Los fundamentos de la
vida ética y las virtudes morales
Caracterización de una ética de
las virtudes
En el marco de una Ética de las virtudes, un acto es bueno
para la persona, si y solo si dicho acto le permite la realización
de ciertas virtudes para perfeccionar su propia naturaleza
(Aristóteles). En este sentido se da la realización de una
vocación o de un modo de vida legítima, porque los actos
virtuosos nos hacen un mejor agente moral.
Se trata de actuar con una buena disposición y la obligación
moral es interna, en la virtud no tenemos la necesidad de
comprensión o proceso lógico, sino seguir la voz interior.
Y son las virtudes, las que nos permiten adquirir modos de
unidad motivados por la libertad.
¿Qué son las virtudes?
• Las virtudes no son tanto deberes sino expresiones
concretas, en forma de hábitos de conducta, de la
inteligencia deseante que según Aristóteles es lo que
nos constituye como seres humanos.
• Sintetizando la etimología griega (areté, excelencia) y
su versión latina (virtus, fuerza o potencia) la virtud se
define como aquella fuerza para actuar que realiza la
excelencia del que actúa, que le hace ser de hecho lo
que es potencialmente, llevándole a la plenitud.
¿Qué son las virtudes?
• La virtud es lo que nos hace humanos y, por extensión
lo que hace más humanas a las sociedades.
• La virtud es un hábito o disposición a hacer el bien que
se adquiere con la práctica: aprendemos e
interiorizamos la virtud actuando virtuosamente. Nos
hacemos virtuosos o viciosos según la conducta
habitual que tengamos, conducta que depende de una
interrelación de factores: nuestro carácter, las
condiciones objetivas de la vida social y la educación.
¿Qué son las virtudes?
• La virtud es un hábito que se elige a través del deseo
deliberado, es decir, con la razón coordinando el deseo,
con lo que éste se integra en las virtudes.
• La elección es concretamente elección del término
medio entre dos extremos viciosos, de la cima entre
dos abismos hacia los que tiende a caer el deseo no
deliberado. Por ejemplo, la valentía es el término
medio entre dos vicios de la temeridad y la cobardía.
El término medio de la virtud
• El término medio de la virtud (juicio reflexionante).
• Junto con Oakley podemos afirmar que el fin de la vida
moral humana es un florecimiento (flourishing) entendido
como un paulatino prosperar de las propias cualidades o
potencialidades inscritas o adquiridas como segunda
naturaleza en una persona.
• A esto se refiere que en una ética de las virtudes: “Es
esencial el carácter virtuoso del agente”. Por lo tanto, la
vida moral buena será aquella que sea capaz de llevar a la
persona a sus más altas disposiciones humanas y una vida
moral mala será aquella del hombre pusilánime o
mediocre.
El carácter virtuoso
• El carácter virtuoso está determinado por lo que
nosotros necesitamos o somos como “seres humanos”
que nos permiten vivir una vida floreciente. Coordinadas
por la phrónesis (o sabiduría práctica) se consideran en
conjunto, en parte constitutiva de eudaimonía, las
virtudes son intrínsecamente buenos componentes de
una buena vida humana y se relacionan con nuestra
capacidad racional como seres humanos.
• La ética de las virtudes da primacía al carácter pues
envuelve al carácter como esencial no solo en la acción
sino incluye motivos, disposiciones, actitudes de carácter.
El carácter virtuoso

• Para Oakley es fundamental la primacía del carácter


del agente, que se pone de manifiesto en proveer
ayuda al otro, en una disposición y mostrarla y en un
auténtico interés en su bienestar. Énfasis en quien es
el agente y finalidad esencial de toda acción humana.
La actualización de la teoría
aristotélica de la virtud
• Actualmente, el pensador comunitarista que más
firmemente afronta la actualización de la teoría aristotélica
de la virtud es MacIntyre en su libro: Tras la virtud.
• Para MacIntyre, la centralidad de la virtud en la vida moral
sigue vigente con estas matizaciones:
• Exige como fondo la descripción de una “práctica”.
• Exige como complemento una referencia al orden narrativo
de la vida humana
• Requiere una descripción completa de lo que constituye
una tradición moral.
(MacIntyre, 1987, p. 233)
La actualización de la teoría
aristotélica de la virtud
Práctica: “(…) cualquier forma coherente y compleja de
actividad humana cooperativa, establecida
socialmente, mediante la cual se realizan los bienes
inherentes a la misma mientras se intenta lograr los
modelos de excelencia que le son apropiados a esa
forma de actividad”
(MacIntyre, 1987, p. 233)
La actualización de la teoría
aristotélica de la virtud
• Ejercer la medicina, jugar al fútbol, escuchar música son
prácticas. Toda práctica así definida conlleva modelos de
excelencia y obediencia a reglas, que quien entra en ella
acepta reconociéndoles autoridad. Una práctica se
distingue los bienes internos de los bienes externos.
• Los bienes externos como el poder, la fama y el dinero
son los principales, cuanto más tiene alguien menos
queda para los demás, porque son objeto de una
competencia entre ganadores y perdedores.
La actualización de la teoría
aristotélica de la virtud
• Los bienes internos son el resultado de competir por
la excelencia, por lo que es propio de ellos el que su
logro sea un bien para toda la comunidad.
• MacIntyre redefine el concepto de virtud como la
cualidad humana adquirida cuya posesión y ejercicio
nos hace capaces de lograr los bienes internos a las
prácticas. La centralidad de la virtud es expresión de
nuestro “télos” o fin.
La actualización de la teoría
aristotélica de la virtud
“Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un
término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y
por aquello por lo que decidiría el hombre prudente. Es un
medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y
también por no alcanzar, en un caso, y sobrepasar, en otro, lo
necesario en las pasiones y las acciones, mientras que la virtud
se encuentra y elige el término medio. Por eso, de acuerdo con
su entidad y con la definición que establece su esencia, la
virtud es u término medio, pero, con respecto a lo mejor y al
bien, es un extremo.”
(Aristóteles, 2010, p. 169)
La prudencia y la dirección de la
vida moral
“En cuanto a la prudencia (phrónesis)= sabiduría práctica)
(…) parece propio del hombre prudente el ser capaz de
deliberar rectamente sobre lo que es bueno y conveniente
para sí mismo, no en un sentido parcial, por ejemplo, para
la salud, para la fuerza, sino para vivir bien en general. (…) Y
siendo dos las partes racionales del alma (una relativa a lo
necesario, otra a lo contingente), la prudencia será la virtud
de una de ellas, de la que forma opiniones pues tanto la
opinión como la prudencia tienen por objeto lo que puede
ser de otra manera.”
(Aristóteles, 2010, p. 274)
Criterios para la dirección de la
vida moral desde la ética de las
virtudes
• Bien: Cada persona debe realizar su propio fin
trascendente; su vocación, su sentido de vida.
• Virtud: Las virtudes concebidas como hábitos elegidos en
relación a esa vocación o fin trascendente, que permiten
una mayor libertad y mejor realización como persona.
• Mayor bien o felicidad: Realización de una forma de vida
y de ser con la vocación, una actividad con sentido
teleológico (finalidad).
Capacidades en torno a la virtud

Menos capacidad Más capacidad


Capacidad Virtud
da lugar a da lugar a
Razón Precipitación Prudencia Indecisión
Voluntad Avaricia Justicia Magnanimidad
Concupiscencia
Apatía Templanza Ambición

Irascibilidad Cobarde Fortaleza Temeridad


Referencias
• Aristóteles (2010). Ética nicomaquea. Ed. Gredos;
Madrid, España.
• MacIntyre, A. (1987) Tras la virtud. Ed. Crítica;
Barcelona, España.

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