El Cardenismo

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Cuando Lázaro Cárdenas fue designado candidato


presidencial, ya era uno de los divisionarios más
importantes del ejército. Había sido un fiel subordinado de
Calles, no había atacado a Ortiz Rubio ni compartido las
opiniones conservadores de Calles sobre política agraria.
Desde el primer momento empezaron a surgir tensiones
dentro del nuevo gobierno. Estallaron debido en gran
medida a la ola de huelgas que se desató tras la toma de
posesión de Cárdenas y a la actitud benigna que ante las
mismas adoptó el presidente.
Cárdenas actuó con rapidez ejerciendo el poder que le
quedaba a la presidencia en tanto jefatura del ejército.
Antes de que el callismo pudiera reaccionar, el Maximato
había tocado a su fin y se iniciaba la era cardenista.
La desaparición de Calles y su grupo del escenario
político logró que las aguas de la política volvieran a su
cause normal. Terminaba su tarea de eliminar a los callistas
irredentos del PNR, el Congreso y las gubernaturas de los
estados, Portes Gil mismo dejo la presidencia del PNR.
Cárdenas lo sustituyó con un hombre de su total confianza,
Silvano Barba González.
Por temor a la política obrera de Cárdenas, surgiría una
corriente anticardenista dentro del ejército, la institución
armada permanecería hasta el final obediente a las órdenes
del presidente, y el secretario de Guerra, Manuel Ávila
Camacho, sería el sucesor de Cárdenas.
Cando decidió deshacerse de Calles no le quedó otro
camino que fortalecer a la presidencia llegándose la fuerza
de los sectores populares. La reforma tocó sólo la periferia,
sino el corazón mismo de la agricultura comercial.

Después del cardenismo, la agricultura mexicana no


volvería a ser la misma, la gran propiedad heredada de la
Colonia y afianzada en el siglo XIX fue tocada en su centro.
Cárdenas aceleró el proceso de unificación del movimiento
obrero hasta llegar a la creación de la Confederación de
Trabajadores de México (CTM). La CTM, organizada a
principios de 1936, junto con la CNC, se convirtió en un
pilar del cardenismo, aunque la base no llegó a mostrar la
incondicionalidad del movimiento campesino, los organismo
obreros sostuvieron la candidatura de quien Cárdenas
había designado como sucesor, el general Ávila Camacho.
En torno al desarrollo económico del país, Cárdenas llegó a
considerar que estaba en la posibilidad de optar entre dos
alternativas para ese desarrollo, imitar la estrategia del
modelo capitalista seguido por las sociedades
industrializadas o intentar un camino diferente que
combinara el crecimiento de la producción con el desarrollo
de una comunidad más integrada y más justa. La utopía
propiamente cardenista consistía en tratar de ir más allá del
keynesianismo o del fascismo, sin desembocar en el
modelo soviético.
El deterioro repentino de la economía en 1938 fue resultado
directo de la crisis petrolera. La expropiación petrolera de
ese año no sólo afectó a los exportaciones de combustibles
sino que, arrastró tras de sí también las ventad de
minerales y detuvo las inversiones del sector privado de la
economía.
La actividad agropecuaria y la exportación de minerales y
petróleo, se vieron sometidos a una dura prueba. El país
asistió a un principio de sustitución de importaciones a la
vez que al uso intensivo de la capacidad instalada. El
gobierno aumento su aso al 100%. El estado asumió
nuevas funciones: ³Estado activo´, involucrado directamente
en la producción y creación de infraestructura.
Las regiones norte y centro del país experimentaron los
mayores crecimientos de la producción agrícola por
habitante y la menor participación del ejido en el total de la
superficie cultivada. La zona norte de la costa del Pacífico,
tuvo el menor índice de crecimiento productivo. El ejidatario
siempre contó con un financiamiento menor que el
propietario privado. La baja en el valor de la producción no
necesariamente significó un empeoramiento de la situación
del campesino. Por el contrario, el consumo de alimentos
aumentó en las zonas rurales sin que lo registrara la
economía monetaria.

Los ejidos, contaron con muy pocos insumos, usaron los


que tenían a la mono: tierra y trabajo, lo cual ayudó a un
empleo más racional de estos medios de producción e hizo
descender el desempleo rural. La reforma agraria no
produjo un crecimiento inmediato de la economía pero los
beneficiados por el proceso vieron de inmediato mejorada
su forma de vida. El campesino que recibió la tierra durante
el gobierno de Cárdenas, mejoró su posición.

En el momento culminante del cardenismo, los gastos de


tipo económico fueron superiores al 40%, destinados
fundamentalmente al desarrollo de las comunicaciones, la
irrigación y el crédito a la agricultura.
El ³estado activo´, del cardenismo siguió ensanchando la
estructura institucional. En 1934, Abelardo Rodríguez había
creado la Nacional financiera (NAFINSA), cuya tarea
original era administrar los bienes raíces que la crisis
económica anterior había dejado al sistema bancario por
quiebras de los prestatarios. Empezó a actuar como sería
en el futuro: el banco de desarrollo del gobierno. Ante los
conflictos con las empresas eléctricas extranjeras, se creó
la Comisión Federal de Electricidad, que con el paso del
tiempo sería la empresa dominante.
La Gran Depresión golpeó muy duramente al comercio
exterior de México al cerrarle mercados a algunas de sus
materias primas, pero durante el primer año de gobierno de
Cárdenas, el intercambio con el exterior se había
recuperado bastante y la exportación ascendió a poco más
de doscientos millones de dólares.
Cuando Cárdenas asumió la presidencia, la producción de
petróleo, aunque baja respecto al pasado, iba en aumento.
El esfuerzo mexicano por colocar su petróleo en los países
del Eje y en América Latina permitió que las ventas al
exterior subieran. A partir de entonces y por muchos años la
producción de PEMEX se destinaría básicamente a cubrir el
mercado interno, en el corto plazo el petróleo dejo de ser un
proveedor de las necesarias divisas extranjeras.
México, podía aprovechar la experiencia derivada de la
industrialización de los países capitalistas avanzados para
no repetir sus errores ni pagar su enorme costo social,
buscaba una ³industrialización consciente´; construir un
México de ejidos y de pequeñas comunidades industriales.
El cardenismo visualizaba al México del futuro como un
país predominante agrícola, rural y cooperativo. Empezó a
sustituir importaciones de bienes de consumo. Aparecieron
nuevas industrias y se encumbraron nuevos empresarios.
Cárdenas adoptó una línea bastante clara con relación al
movimiento obrero. Tomó el Plan Sexenal, y apoyó la
cláusula de exclusión y el rechazo de ³sindicatos blancos´.
Este proyecto, llevó a Vicente Lombardo Toledano y a la
CGOCM a encabezar, un bloque de organizaciones
sindicales de respaldo activo a la política del presidente. El
Pacto de Soliradidad tenía por objeto neutralizar las
presiones del callismo y sentar las bases de un magno
congreso obrero y campesino del cual pudiera surgir una
central única de todo el movimiento laboral, la nueva
organización debería aceptar como premisa la existencia de
la lucha de clases y la imposibilidad de la cooperación con
la clase capitalista.
Cárdenas insistió en que no era necesario expulsar a Calles
y a sus seguidores. En abril cambió de parecer, y el ex Jefe
Máximo y Morones fueron sustraídos sorpresivamente de
sus domicilios y exiliados. La reacción negativa de los
empresarios a la política obrera cardenista, subrayan la
necesidad de poner fin al conflicto entre las agrupaciones
obreras y dar paso a un frente unido de los trabajadores.
Desechó los temores de que los comunistas pudieran
ponerse al frente de la nueva pirámide porque a su juicio la
raíz de la agitación obrera era básicamente el
incumplimiento de las justas demandas de las masas
trabajadores.
Lombardo Toledano fue electo secretario general de la
CTM. Los estatutos de la confederación refrendaron el
principio de la lucha de clases, y la transformación de la
sociedad capitalista en socialista. La lucha ideológica sería
por el fin de la historia: la sociedad socialista y la abolición
de la propiedad privada.
Cárdenas había propuesto que los salarios no se fijaran
según el péndulo de la oferta y la demanda de trabajo, sino
según el péndulo de la oferta y la demanda de trabajo, sino
según la capacidad de cada empresa para seguir actuando
de manera redituable. El criterio abrió aún más las puertas
del conflicto laboral y las huelgas aumentaron.
Entre los conflictos más espectaculares de 1936 es el de
los ferrocarrileros, que llevaría a la nacionalización de esa
actividad y el de los trabajadores agrícolas de la Laguna. La
huelga contra toda la industria petrolera, se volvió un
problema político nacional que obligó al gobierno a
intervenir para evitar que la paralización de actividades
dejara al país sin combustible. La nacionalización de la
industria petrolera, una de las decisiones de mayor peso en
el futuro y la conformación de la nación de la historia de
México. El apoyo del gobierno a las demandas obreras
condujo a la expropiación de las empresas, lograron
contratos colectivos con ganancias sustanciales para los
trabajadores.
El Plan Sexenal, consideró que el motor de la producción
agraria debía ser el ejido y reiteró la necesidad de apoyarlo
con crédito e infraestructura. Dar tierra al campesino por la
vía ejidal significaba organizarlo, se trataba de hacer
irreversible el cambio de estructura en el agro mexicano.
Cárdenas no sólo es el presidente que repartió más tierra
sino también el que dio las mayores parcelas. Creó el
Banco Nacional de Crédito Ejidal.
La memoria de las grandes expropiaciones cardenistas
pareció total por primera vez desde el reparto de tierra en
Morelos durante la guerra civil, el verdadero corazón agrario
de la Revolución Mexicana. Uno de los apoyos visibles a la
candidatura de Cárdenas, había sido la CCM, procedió a
formar entonces la Confederación Nacional Campesina
CNC, sostuvo que la única forma de defender los intereses
de los trabajadores del campo era admitiendo la realidad de
la lucha de clases.
La meta de la CNC, era la socialización de la tierra, la
central debía volver al ejido la unidad de producción básica,
acabar con el latifundio, solidarizarse con las demandas de
los obreros y apoyar la educación socialista de las masas
campesinas. Se precisó en sus estatutos que sería la única
organización representativa de los campesinos.

La UNS se manifestó desde el principio en contra del ejido y


pidió que se desarrollara en el sentido de apoyar y
consolidar a la pequeña propiedad privada. Almazán
presentaba un programa que atacaba la ³colectivización´
del país: revivir la encomienda, comprometió a buscar un
remedio inmediato a lo que él describió como el ³desastre
agrario´, según el programa de Almazán, no habría más
reparto de propiedades privadas. El Segundo Plan Sexenal,
del general Manuel Ávila Camacho, que en su capítulo
agrario dejó claro que se impediría la reconstrucción del
latifundio, el ejido seguiría recibiendo el apoyo del Estado.
Desapareció el PNR, apareció el PRM, que apoyaba la
política presidencial: obrero, campesino, popular y militar. El
jefe del PNR, Carlos Riva Palacio. Al producirse el conflicto
entre el presidente y el Jefe Máximo, la cúpula directiva del
PNR se encontraba claramente dividida. La crisis llegó a su
punto culminante en septiembre, cuando las diferencias
entre cardenistas y callistas dieron por resultado un
encuentro a balazos en plena Cámara. El partido oficial se
convirtió rápidamente en una de las bases más sólidas del
presidencialismo posrevolucionario. Lombardo proponía la
alianza de la CTM con el PNR, la flamante Confederación
Nacional Campesina CNC y el Partido Comunista
Mexicano. Cárdenas no dejó ir muy lejos el proyecto.
El conflicto entre el gobierno de Cárdenas y las empresas
petroleras de nacionalidad extranjera, tenía un antiguo
linaje. Durante un buen periodo sólo debían pagar el
impuesto del timbre, menos del 1% del valor de la
producción. La situación cambió al iniciarse la Revolución y
percatarse el gobierno por primera vez del gran potencial
petrolero del país. Las grandes exportaciones del petróleo
fueron vistas como una fuente idónea para cubrir los
grandes déficits presupuestales.
El párrafo IV del artículo 27 de la nueva Constitución
declaró los depósitos petroleros propiedad de la Nación. Al
iniciarse los años treinta, México era ya un productor
marginal, situación que cambió, con los descubrimientos de
Poza Rica en 1930. La compañía inglesa El Águila y el
gobierno mexicano llegaron a un entendimiento sobre la
explotación de Poza Rica, aceptaba pagar regalías del 15%
y el 35% del valor de la producción.
El choque definitivo del gobierno y las empresas petroleras
se origino por un enfrentamiento de las empresas y sus
obreros, los trabajadores petroleros se encontraban entre
los mejores pagados del país. Sin embargo, no había
llegado a forma un sindicato único que estableciera las
condiciones de trabajo para toda la industria, crearon el
STPRM, y se afilió a la CTM. Las empresas rechazaron el
monto del aumento pedido, los expertos nombrados
abordaron el tema de que la presencia de las empresas
petroleras extranjeras había sido más perjudicial que
benéfica para el país.
El 1° de marzo de 1938 la Suprema Corte dictaminó que las
compañías debían otorgar un aumento de 26 millones, las
empresas se negaron. Si el gobierno no hacía nada en
contra de la rebeldía de las empresas, su prestigio y
capacidad de liderato quedarían en entredicho.
Cárdenas hizo saber al país la decisión de su gobierno de
cortar por lo sano y expropiar a las empresas petroleras, el
18 de marzo de 1938.
Las otras diplomáticas de Gran Bretaña criticando la
medida expropiatoria y poniendo en duda la capacidad del
país par pagar lo que había tomado, magnificaron la
exaltación nacionalista.
México aceptó desde el principio pagar lo que debía
tomado, pero no inmediatamente sino dentro del plazo de
diez años fijado por la ley. El gobierno de Washington
sugirió entonces como única solución que México
devolviera lo tomado, a lo cual Cárdenas se negó. El
gobierno norteamericano y británico, contribuyó a bloquear
la expropiación, prohibiendo a sus dependencas que lo
adquirieran. Cárdenas abandonó la presidencia y no llegó a
un arreglo definitivo con la mayor parte de las empresas
expropiadas.
Cárdenas debió tomar una decisión definitiva y en
noviembre de 1939 el PRM anunció que su candidato para
el sexenio 1940-1946 sería el exsecretario de Guerra,
general Manuel Ávila Camacho. La rivalidad entre Camacho
y Almazán, tuvo muchos encuentros de guerra, pero se le
dio la victoria a Camacho.
Al entregar la Presidencia, el partido del gobierno seguía
sosteniendo que la lucha de clases era el motor del
desarrollo histórico. Con el correr de los años se afianzaría
la idea de que al finalizar el sexenio de Cárdenas, había
llegado también a su fin la Revolución Mexicana.


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