Jaqueline Glenisson - 2013 - Interpretacin Contempornea de Ee
Jaqueline Glenisson - 2013 - Interpretacin Contempornea de Ee
Jaqueline Glenisson - 2013 - Interpretacin Contempornea de Ee
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PRESENTACIÓN
Javier Melloni
3
INTRODUCCIÓN
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1. EL FUNDAMENTO
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2. PRIMERA SEMANA
15
3. SEGUNDA SEMANA
El único camino para «salvar el ánima» vera» (Kakuan, s. XII). Así trabaja el
es la salida de sí hacia el otro. Esto va- Espíritu en todo ser humano. Es así co-
le para todos los tiempos y no es exclu- mo el Manifestante se hace manifesta-
sivo del cristianismo. En el islam, por ción. No es un llamamiento a un estado,
ejemplo, se trata del segundo grado del ni a una forma extraña de vida sino que
sufismo, que se define como tariqa: «lo forma parte de la pedagogía divina de la
tuyo es tuyo, lo mío es tuyo» o la prác- Creación para todos los seres. Todos lle-
tica del Ithar: preferir los otros a sí mis- garán, antes o después, con muchos y
mo. En el budismo, después de la expe- dolorosos extravíos o en vía recta de la
riencia del vacío, se desemboca en la absoluta gratuidad. Un día despertare-
compasión, como el volver a la plaza del mos libres del egocentrismo, introduci-
mercado: «Vuelves sin nada, ya sabes dos en la corriente inefable de un Dios
que nada te pertenece. Vuelves dándolo que se da. Este despertar nos pide una
todo, eternamente feliz y sin necesidad actitud de escucha, clara, creativa, libre,
de magia, adonde pisas, nace la prima- responsable.
16
3.1. Sentido de la oblación en como en el Tercer grado de Humildad
la meditación del Rey Eternal [EE 167]. Con el tiempo he ido descu-
[EE, 91-97] briendo que lo que pretende Ignacio con
Ignacio nos despierta con la Llamada esta oblación tan radical es provocar una
del Rey Eternal. Es un primer paso a dar liberación del miedo que despeje el ca-
la vida que invita a tomar parte en la mino para no distorsionar la relación
construcción de la Realidad con una con el Maestro y dedicarse al Reino.
cooperación amorosa. Esta cooperación En mi experiencia de acompañar los
amorosa supone que el ejercitante tiene EE he descubierto hasta qué punto pue-
que dejar en el Otro el reino que se pre- de paralizar el potente condicionamien-
paraba a construir con todo su corazón. to del temor. En su vida, Ignacio no es-
Es costoso. El proyecto de Dios es más conde la importancia que tuvo para él
grande que el nuestro, nos desborda. el honor y las vanidades del mundo [Aut
Sólo Él sabe. La llamada del Rey nos in- 1], y la ruda experiencia de humillación
vita a dejar nuestros planes para entrar y de pobreza que tuvo que sufrir en 1516
con confianza y fiarse de una realidad con la quiebra de su familia de adopción
mucho más amplia: el plan de Dios. en Arévalo, al caer en desgracia Juan
Jesús lo llama el Reino. Muchas pará- Velásquez de Cuéllar como ministro de
finanzas del Rey. San Ignacio tuvo mie-
bolas lo mencionan pero nunca nos di-
do tanto a la pobreza como al desprecio
cen qué es. Se trata de firmar un cheque
porque los había experimentado. Du-
en blanco.
rante su convalecencia en Loyola, la
La experiencia del Absoluto en contemplación de Jesús en la vida de los
Ignacio, más allá de sus imágenes y de santos le hizo cambiar. Pudo hacer fren-
sus conceptos, fue conducida por el te a sus miedos y pidió lo que temía: vi-
Maestro [Aut 27 4]. Para él, el camino vir en pobreza y padecer menosprecios.
fue Jesús. Andar con él supone ir a dón- Se trata de algo semejante a lo que leyó
de él, hasta el final. En la Oblación del en la Vida de los Santos a propósito de
final de la meditación [EE 98] se ofrece Francisco de Asís: su beso a un leproso
una última prueba. Nos podemos pre- fue el origen de su conversión. Ambos
guntar cómo un texto de tal fuerza ha rompieron la cadena del temor que les
podido situarse al principio de esta impedía el paso del fluir de Dios. A mi
Semana, cuando el ejercitante es aún un entender, esto es lo que explica la im-
principiante. Durante mucho tiempo portancia de esta oblación al principio
pensé que el agere contra de las de esta Semana. Es importante que el
Anotaciones [EE 16] o «más aún ha- ejercitante tome conciencia de sus mie-
ciendo contra...» de esta oblación [EE dos y redacte una oblación personaliza-
97] era para tener dominio de sí mismo da que le permita hacer frente a estos
y vencer las propias necesidades. Des- «globos» que son sus miedos y pin-
pués, contemplando en Jesús el dolor charlos. Le costará tiempo y esfuerzo,
del mundo, creí que era para disponer- casi una muerte, pero saldrá libre, obje-
se a estar con él en un mundo sufriente, tivo, sin trabas.
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3.2. ¿Quién es Jesús? su sombra como si fuera el guía, mas
no diminuyéndome la gracia de la
Antes de proseguir hay que hacerse dos
Santísima Trinidad, antes parecien-
preguntas: ¿Quién era Jesús para Igna-
do juntarme más con la su divina
cio y quién es para los que le buscan ac-
Majestad» [D 98, 3 de marzo 1544].
tualmente?
«Volviéndome a Jesús le decía:
3.2.1. ¿Quién era Jesús para Ignacio? Señor, ¿dónde voy? Siguiéndoos, mi
Señor, no me podré perder» [D 114,
Toda la vida de Ignacio está imantada 5 de marzo 1544].
por Jesús. En la Autobiografía se men-
ciona los momentos privilegiados que En definitiva, podemos decir que
tuvo de encuentro con él [Aut 29,41,44, Jesús era para Ignacio:
48,96 y 99]. Entre ellos destaca la Visión – El Compañero y Amigo incondi-
de la Storta [Aut 96], donde sintió cómo cional:
el Padre le ponía con el Hijo. También El que nunca falla (Lc 9,57-62
en el Diario hallamos unos pasajes de y Mt 8,18-22).
extraordinaria comunión de Ignacio con
Jesús: El que asume todo lo suyo (Rm
8,28).
«Intensidad en el imprimírseme el
nombre de Jesús» [D 68, 23 de fe- El que le ama hasta el extremo
brero 1544]. (Jn 13,1).
«Era en mí tanto amor, sentir o ver a El que da su vida por él (Lc
Jesús» [D 75, 24 de febrero 1544]. 22,14; Mc 14,17; 1Cor 11,23).
«Al decir Domine Jesu Christe, Fili – El Viviente (Rm 6,9-10; Ef 1,10).
Dei vivi etc., se me aparecía en espí- – El Señor, que le convida a partici-
ritu, viendo que primero había visto par en el Reino, implicando su cuer-
a Jesús, como dije, blanco, esto es, po, su creatividad, el corazón y la in-
la humanidad, y en este otro tiempo teligencia (Mateo 4,18-25).
sentía en mi alma de otro modo, es
– Jesús y él, conectados por el mis-
a saber, no así la humanidad sola,
mo Espíritu-Dios-Amor (Rm 5,5 y
mas ser todo mi Dios etc., con una
6,5; Juan 15,1-8).
nueva efusión de lágrimas y devo-
ción grande» [D 87, 27 de febrero]. – El Camino hacia: «Dios todo en to-
do» (1Cor 15,28).
«La tal devoción y amor todo se ter-
minaba en la Santísima Trinidad, no El prepósito general de los jesuitas
teniendo noticias o visiones distintas P. Adolfo Nicolás dijo durante su inter-
de las tres personas, mas simple vención en Barcelona el 12 de diciem-
advertencia o representación de la bre 2008: «Nos sentimos llamados a ser
Santísima Trinidad. Así mismo al- compañeros de Jesús como lo fue san
gunos ratos sentía lo mismo, termi- Ignacio». Esto quiere decir que nosotros
nando en Jesús, como hallándome a deseamos ser movidos por el Espíritu de
18
Jesús: por su manera de ser, su talante, sentimiento de perderse en una dis-
sus valores, sus preferencias. ponibilidad incondicional, junto con
sentimientos de agradecimiento, de
3.2.2. ¿Quién es Jesús para nuestros humildad y de ternura. Mucha gen-
contemporáneos? te, no sólo cristianos o creyentes, vi-
ve esta experiencia.
La pregunta «¿Quién es Jesús?» vuelve
cada vez que intentamos ahondar en su ¿Qué queremos decir cuando habla-
vida. En realidad, no hay respuesta. No mos de Cristo? En verdad, se trata de un
hay respuesta, pero se puede aclarar si término que tiene muchos significados.
distinguimos dos planos: el de la razón Inicialmente significa «el ungido por el
y el la experiencia. La razón nos sirve Espíritu». Se utiliza para designar al
para un tipo de conocimiento, mientras hombre «ungido» Jesús de Nazaret.
que la experiencia va mucho más allá de Pero Pablo también habla de la comu-
lo que podamos entender. En ella pode- nidad como el Cuerpo de Cristo, y por
mos encontrar sentido, sin por ello «en- lo tanto se está refiriendo a una realidad
tender». de la que todos formamos parte (1Cor
6,15; Ef 4,4-16; Col 2,16). Cristo se uti-
– Con la razón: de Jesús sabemos liza también como sinónimo de Palabra,
poco. Él decía de sí mismo que era como Manifestación del que está más
el Hijo del hombre. Lo vemos como allá de todos los nombres y de todos los
verdadero hombre, compartiendo conceptos. Todo es manifestación de
todos los aspectos de la condición Dios para los que saben contemplar.
humana. Aunque el ser humano es Todo el cosmos es manifestación, es el
muy misterioso, sabemos algo de lo Cristo total. Nosotros mismos, sin ser
que pudo ser capaz Jesús porque Jesús de Nazaret, somos «manifestacio-
también nosotros somos humanos. nes», es decir, entramos dentro de la rea-
Pero lo que es Dios no lo podemos lidad de Cristo.
saber. El IV Concilio ecuménico de
El recuerdo de los discípulos sobre
Letrán (1215) definió que «de Dios Jesús era casi un éxtasis en el que revi-
nunca diremos nada tan semejante a vían lo que vislumbraron al haber esta-
él que no tenga una desemejanza do en contacto con él. Dios en él era
mucho mayor», y Tomás de Aquino transparente, resplandeciente. Jesús era
también dijo: «No hay palabras hu- una manifestación evidente y con el
manas para hablar de Dios». Que tiempo fructificó la idea restringida de
Jesús sea Dios lo podemos decir, pe- que sólo él era la manifestación de Dios.
ro, en realidad, no sabemos lo que Hoy tendemos a creer que Dios tiene in-
significa. finitas maneras de manifestarse. Tam-
– La experiencia de Dios: tal expe- bién como Palabra. Cristo es dicho en
riencia se vive como plenitud, como Jesús de Nazaret, pero también es dicho
ruptura del ego y como comunión en toda persona o situación que nos abre
con el universo y con la Trascenden- a la inmensidad del Dios inefable. Esto
cia. Todo ello va acompañado de un todavía puede desconcertarnos, pero tal
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ha sido la experiencia de todos los mís- a Dios manifestado en Jesús y, sin que-
ticos y la experiencia a la que tratan de darnos anclados en el pasado, ver la ac-
abrirnos los EE: a un Dios todo en todo. tualidad de Dios manifestado en el mun-
Durante esta Semana puede ser ade- do y en mí.
cuado ponerse al día sobre lo que la in-
vestigación contemporánea dice sobre 3.3.1. Diversos accesos al misterio de
el Jesús histórico. Se pueden proponer la Encarnación
autores como José Antonio Pagola, Al-
Encarnación significa literalmente:
bert Nolan o Enrique Martínez Lozano.
«hacerse carne». Se puede ampliar el
También se pueden leer algunos ensa-
sentido: «hacerse palpable», «poder ser
yos donde sitúan a Jesús en el contexto
experimentado por los sentidos». En
de las demás tradiciones religiosas.
este sentido, todo el universo es encar-
nación. Es la manifestación del Mani-
3.3. Cómo orar con el Evangelio festante, como la Palabra. Así mismo,
Emmanuel («Dios en medio de noso-
La petición que san Ignacio propone pa- tros») puede entenderse como que cada
ra todas las contemplaciones de la Se- ser es una individualización particular y
gunda Semana es: «Demandar conoci- dinámica de la Totalidad. El núcleo pro-
miento interno del Señor, que por mí se fundo de cada cosa es el Ser del que ma-
ha hecho hombre, para que más le ame na el ser y el existir. En El no hay dua-
y le siga» [EE 104]. El conocimiento de lidad. Todo está conectado, como pozos
su humanidad, los rasgos de su perso- en una misma capa freática. Pablo dice:
nalidad, de su actuar, de su hablar, es un «En Él vivimos, somos y existimos»
encuentro en la fe y en el amor con Él (Hch 17,28), refiriéndose a todos los se-
como compañeros, viviendo del mismo res humanos, sin exclusión. Padre e hi-
Espíritu, como los sarmientos viven de jo son palabras humanas, son metáforas
la misma savia de la vid (Jn 15,1-8). para expresar una profunda experiencia
No se trata de acercarse a los textos vivida por Jesús de su intimidad con
evangélicos con espíritu científico y Dios. Jesús utilizaba las palabras y los
descartarlos por ser poco fiables histó- contenidos propios de su condición hu-
ricamente. Hay que acogerlos como vías mana y de su medio sociocultural.
para acercarse al Misterio, a la Verdad Recurriendo a las mismas fuentes de
que no alcanza la razón humana. El Ine- los Evangelios, constatamos que hay di-
fable se expresa a través de fábulas, po- versos modos de abordar este misterio.
emas, mitos. Una película, aun cuando
Lucas y Juan, en concreto, lo relatan con
narra hechos ficticios, puede conmover-
dos géneros totalmente diversos. Am-
nos hasta lo más profundo y acercarnos
bos textos son unos de los más bellos de
a lo Real más que un documental histó-
la Escritura.
rico. Con esta actitud hay que orar todos
los pasajes de la vida de Jesús, tanto en a) La Anunciación a María (Lc 1,26-
esta Segunda Semana como en las de- 38). Este relato, en su sencillez, dice
más. La contemplación nos ayuda a ver mucho más que lo que dice. Hay que
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acercarse a él humildemente, con el co- transforma. Suplicar, el corazón de ro-
razón de rodillas, sabiendo que el mis- dillas, este «conocimiento» (ver también
terio de Dios no tiene ni palabra ni ima- Oseas 2,20).
gen humana para decirse. Leer el texto A lo largo de la historia de la Iglesia,
primero sin hacerse preguntas. Dejarse ha habido diversas profundizaciones en
invadir por el Espíritu para después en- este misterio. Tal vez el más audaz ha-
trar en un entendimiento no literal y de- ya sido el Maestro Eckhart:
jar que mane lo escondido del misterio
detrás de las palabras humanas. «El Padre engendra sin cesar a su
Hijo y me engendra en calidad de hi-
b) Prólogo de Juan (Jn 1,1-16). Es- jo, como el mismo Hijo. Y no sola-
tamos ante otro tipo de texto, grandio- mente me engendra en tanto que su
so, solemne, con una grandiosidad que hijo, sino que me engendra en tanto
aterriza en: «lo que hemos visto, oído, que Él mismo y Él se engendra en
tocado del Verbo de Vida […], lo con- tanto que yo mismo, me engendra en
tamos para que vuestro gozo sea pleno». tanto que su propia esencia, en tan-
Verbo, Palabra son una manera de reve- to que su propia naturaleza.»
lar lo oculto, manifestar lo escondido.
«En el principio era el Verbo». Podemos No estamos lejos de lo que el mismo
preguntarnos qué sentía Jesús de esta san Ignacio sugiere casi imperceptible-
unión inefable con el Padre, qué dice de mente: «Pidiendo según que en sí uno
lo que experimenta. Y nosotros, callar, sintiere, para seguir e imitar a nuestro
abrirnos a lo que se «ve» cuando se cie- Señor, así nuevamente encarnado» [EE
rra los ojos… Adorar, no con la inteli- 109]. Se trata de prolongar, de extender
gencia sino con el sentido del corazón esta encarnación continuada.
que intuye y acierta sin tener palabras
para expresarlo. 3.3.2. La vida oculta en Nazaret
c) San Ignacio propone su propia y bautismo en el Jordán
composición del Misterio de la Encar- A partir de las pautas dadas en la con-
nación: «Hagamos redención del género templación de la encarnación, el ejer-
humano» [EE 101-109]. En una bellísi- citante ha empezado a comprender
ma imagen, Ignacio nos propone imagi- que contemplar la vida de Cristo es con-
nar cómo la Trinidad se conmueve al ver templar la propia vida. A través de la in-
la desdicha de sus criaturas y decide sal- fancia de Jesús se pueden recuperar
varlos. Es otro enfoque para expresar el nuestras experiencias fundamentales.
Misterio. Nos propone un juego de ima- Seguimos pidiendo «conocer interna-
ginación: la contemplación. Despertar mente al Señor que por mí se ha hecho
los sentidos (ver, oír, tocar) y la afecti- hombre, para que más le ame y siga».
vidad para ayudarnos a intuir el Misterio Sabemos muy poco de la infancia de
y entrar en él. Conocer: en el sentido bí- Jesús pero podemos preguntarnos:
blico no es entender sino intuir hasta im- ¿Cómo se forjó su personalidad y los
plicarse, «alterarse» (alter, «otro») de criterios que aparecen en los Evan-
esa realidad distinta de la mía y que me gelios? Sabemos algo de su entorno ru-
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ral, de la dominación romana, de la 3.4.1. La táctica del Maligno
mentalidad judía, de sus fiestas, duelos, [EE 140-142]
podemos imaginarnos participando de Ignacio imagina a Lucifer («luces bri-
las pandillas de niños de su aldea. ¿Có- llantes») como un jefe del estado mayor
mo se formó la imagen y semejanza de mandando por todas partes a sus secua-
Dios en este niño judío? A partir de es- ces. Su táctica es sencilla: hacer caer en
tas consideraciones, puedo descubrir la trampa del poseer, del prestigio y del
cómo mi vida está marcada por mi in- poder: más dinero, más fama, más po-
fancia. ¿Cómo me marcaron esas pri- der mandar. Y así encerrarme, aislarme
meras experiencias? Dios se sirvió de en la autosuficiencia ciega y sorda, tan-
todas ellas para formar mi personalidad.
to respecto del hermano como de Dios.
Antes de empezar la vida pública, Estoy dentro de este mundo, participo
Ignacio nos detiene y nos recuerda que continuamente de la ambivalencia de
no podemos olvidar sumergirnos en la sus valores. Hay que desenmascarar las
actualidad de Cristo. astucias de la propaganda. Hoy, en mí
¿dónde están las tentaciones del poseer,
3.4. Las Dos Banderas del prestigio y del poder? ¿Siento en el
[EE 136-147] fondo del ser la música interior de la
gratuidad del no-poseer, la armoniosa
La meditación de Dos Banderas y todo solidaridad de ser «uno de tantos» (Fil
el evangelio nos sitúan ante el mundo 2,7), la escucha humilde que abre el no-
que nos toca vivir. Estamos continua- poder? Se trata de llegar a descubrir que
mente en la obligación de discernir, pa- al no tener nada, lo tengo todo.
ra no dejarnos engañar. No hay manera
de salir de nuestro egocentrismo y de to-
3.4.2. La táctica del verdadero
dos los sufrimientos que nos ocasiona, Capitán [EE 143-146]
sin coste.
La petición propia de lo que «quiero En este mismo mundo que nos toca vi-
y deseo» para esta meditación se puede vir hay que descubrir el trabajo del
traducir así: pedir luz para distinguir en- Espíritu escondido en lo cotidiano, sal-
tre el camino que me lleva a la plenitud vando, saneando, construyendo, forman-
del ser y los callejones sin salida que nos do redes entre los hombres. Sólo mirar.
llevan a una deshumanización que pro- Se trata de percibir cómo en medio mis-
voca una inmensa frustración, una frus- mo de nuestra ambigüedad, el Espíritu
tración que se expresa en miles de eva- gime, a la vez de dolor y de gozo, por la
siones: diversión gratuita, destrozos, construcción del Cuerpo de Cristo (Rm
violencia, sadismo. Se trata de tomar 8,18-23). Intentar captar la coordina-
conciencia de que no estamos inmunes ción armoniosa de todas estas «mani-
a todo ello. Somos bombardeados por festaciones de Dios» que nos rodean.
todo tipo de contaminaciones, ya sea al Ignacio imagina a Cristo, nuestro
descubierto o de manera insidiosa. Sería sumo y verdadero capitán, escogiendo a
muy ingenuo pensar que estoy a salvo. muchas personas y enviándolas para
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transformar la muerte en vida, para con- ñar con una entrega superficial. Así ima-
gregar a todos en la lucha por vivir y pa- gina el caso de tres hombres que acaban
ra hacer vivir. Para ello utiliza la táctica de recibir una herencia, que son buena
adversa a la de Lucifer. En lugar de en- gente y quieren estar en paz con Dios,
redar, liberar: así propone pobreza con- con la dificultad de sentir un enorme de-
tra riqueza, menosprecio contra presti- seo de disfrutar de la riqueza de la que
gio, humildad contra soberbia. disponen.
La meditación ignaciana de Dos – El primer hombre quiere quedarse
Banderas se ha de complementar con las en paz con Dios pero continúa afe-
Bienaventuranzas (Mt 5,1-11), donde rrado a la riqueza y ve obvio el dis-
vemos a Jesús sentado en «un lugar hu- frutarla. No busca ningún medio pa-
milde» con gente también humilde. Y le ra liberarse antes de la muerte.
escuchamos que dice: «Bienaventura-
dos los pobres, los desarmados, los vul- – El segundo pide que la voluntad de
nerables, los excluidos, los...». Miste- Dios sea que se quede con el bien.
riosa paradoja que lleva a Jesús a llamar Intenta manipular a Dios para poder
felices a todos los infelices de la tierra. llegar a la plenitud del ser, sin per-
¡Qué inmensa compasión ardía en su der la afección a sus bienes.
corazón! – El tercer hombre se pone en indi-
Saber mirar dónde están hoy día los ferencia: «tener o no tener» y busca
pobres, los vulnerables en el mundo, en lo que mejor le ayudará a llegar a la
el barrio, en casa. ¿Dónde estoy yo? plenitud de su ser. ¿Soy capaz de dis-
¿Dónde me sitúo? Dejarme conmover. cernir lo que me ata y lo que me dis-
Sólo se hace camino al andar y se en- torsiona la realidad? ¿Qué es lo que
tiende actuando: Francisco se desnuda realmente busco y quiero de verdad?
frente a la casa paterna, Ignacio cambia Todos los ejercicios nos llevan a un
su ropa con la de un mendigo, vive en cambio de fondo en nuestro vivir, nos
una cueva mendigando su pan... Todos llevará a pequeñas y grandes elecciones.
empiezan, con más o menos acierto, ca- Recordar que la clave de todas las re-
minan y poco a poco aciertan, sin que nuncias se encuentra en las Bienaventu-
por eso sepan a dónde van, sin por eso ranzas (Mt 5,1-11). El criterio y el fruto
alcanzar más perfección y virtud, sin son una inalterable plenitud de felicidad.
por eso tener otra seguridad que la En la cárcel de Salamanca dijo Ignacio:
muerte y la resurrección de Jesús. «No hay tantos grillos ni cadenas en
Preguntarse si tengo experiencia perso- Salamanca que no desee más por amor
nal de alguna de las bienaventuranzas. a Dios» [Aut 69,3].
Después de esta meditación, se pro-
sigue con la contemplación de los pasa-
3.5. Los tres binarios [EE 149-156]
jes de la vida pública de Jesús. No es to-
Camino de la elección, Ignacio quiere davía tiempo de elección concreto. Nos
conducirnos hacia un sí incondicional a hace falta todavía sumergirnos en el
Dios. No quiere que nos dejemos enga- Evangelio y sentir el mismo Espíritu
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que impulsó a Jesús. San Ignacio pro- – Imitaros: de manera que el herma-
pone contemplar dieciséis pasajes [EE no se sienta tratado como Dios mis-
273-288] sin cerrar con ello las posibi- mo le trata.
lidades de aumentar o disminuir el nú-
Pedir lo que «quiero y deseo» y aquí
mero de contemplaciones. Todo ello
será identificarme de tal manera con
conduce al momento de la elección que
Cristo para que Él pueda, por mi medio,
está precedido por otra importante me-
dar vida y vida en abundancia (Jn
ditación o consideración ignaciana: los
10,10). Se trata de dejar que este fluir de
tres grados o maneras de humildad.
Dios pueda manifestarse sin obstáculos
en mi ser y en mi actuar de tal manera
3.6. Los tres grados de humildad que levante al hermano redescubriendo
[EE 165-167] su dignidad, sus ganas de vivir, su ca-
pacidad de entrega.
Se trata de la última meditación de la
Segunda Semana que precede directa-
3.6.1. Primera manera de humildad
mente a la elección. Dios es el Bien su- [EE 165]
premo y la suprema felicidad del que lo
recibe. Y Dios se da. Pero para que se La humildad es descentrarse de uno
dé, tiene que encontrar espacio en no- mismo para centrarse en el hermano. No
sotros. Para Ignacio, el hueco que per- soy yo quien tiene que abajarse porque
mite a Dios invadirnos tiene un cres- eso me deja todavía centrado sobre mí
cendo: mismo, sino que tengo que enaltecer el
otro.
– primero: pobreza contra riqueza,
El envío de la Segunda Persona a
– segundo: oprobio y menosprecio «hacer redención del género humano»
contra el honor mundano, se concreta en esta humildad, en esta
– tercero: humildad contra la sober- manera de hacer humanidad. Tal es el
bia. camino para ser simplemente humanos
en un mundo inhumano. «Así me baje y
Este abajamiento no es fruto de es-
fuerzos y conquistas sino de un amor me humille cuanto en mí sea posible»
entrañable y descendente que mide y para coincidir con la realidad y agrade-
pondera todo lo que podría alejar del cer. He nacido desnudo y todo lo he re-
Dios-Amor, ese Dios-Amor que se con- cibido. Tengo que vivir y hacer vivir
vierte en el «otro», el hermano. Así se porque Dios es Vida. Así, me compro-
pueden traducir las siguientes palabras: meto en este primer grado de humildad
a que no haya nada en mi actuar que dé
– Pecado mortal: el mal que condu- muerte a mis hermanos, ni muerte físi-
ce a la muerte física o psíquica del ca ni muerte psíquica. Que no haya na-
hermano. da, ni siquiera mi propia vida, que me
– Pecado venial: el mal que condu- impida ser fiel a este propósito: que el
ce a herir física o psíquicamente al don de la vida física y psíquica sea pa-
hermano. ra todos.
24
3.6.2. Segunda manera de humildad Dios que mana de nosotros mismos
[EE 166] hacia el otro. Y todo ello «por imitar
Dios no es solamente vida, es Amor. y parecer más a Cristo Nuestro
«Como Él nos ha amado así nosotros...» Señor», de manera que el hermano
(Jn 13,34-35). Dios es un Amor que sa- se sienta protagonista y valorado
na, libera, consuela, levanta y hace an- (prestigio), reconocidas sus riquezas
dar con la cabeza alta. El compromiso (poseer) y respetado su área de res-
en este grado consiste en que siempre ponsabilidad (poder). Es decir, tra-
que haya gente necesitada, proponerse tarlo como Dios mismo le trata.
que la vida no les humille sino que se
manifieste la esplendidez del Amor. Y
3.7. La elección
por nada del mundo, incluso si hiciese
tambalear nuestro bienestar y nuestra Estamos en el momento central y cru-
vida misma, dejar sin socorro el herma- cial de los EE. Es el momento en que,
no herido físicamente o psíquicamente. de una forma radical, el ejercitante
abandona su vida a Dios. Se trata de un
3.6.3. Tercera manera de humildad giro sin retorno, de hacer un acto de con-
[EE 167] fianza absoluta y de liberar todos los
Dios es la Vida y Dios es Amor. Esta miedos. Aunque los EE están concebi-
Vida y este Amor se han manifestado en dos para hacer elección de estado, en la
la entrega de Jesús hasta la muerte y la mayoría de los casos no es durante los
muerte de cruz. Jesús luchó tanto por la EE cuando se hacen las elecciones con-
vida, amó tanto, que se entregó, se hizo cretas, sino que ya se han hecho antes o
no-vida. En este tercer grado ya no se se harán después. En verdad, la elección
trata de una opción por los que luchan que está en juego es la elección por
por vivir y dar vida; tampoco es sólo la Dios, es decir, vivir a partir de este mo-
opción de estar con ellos por amor a mento con todo el ser vertido en Dios,
la vida, sino que es la opción de estar en la escucha y búsqueda de su volun-
como ellos de parte nuestra, en la no-vi- tad en cada momento, y no de la mía.
da que les aqueja haciéndonos uno de Conviene considerar tres cosas:
tantos, entrando en el mismo movi-
a) Toda mi vida ha sido una prepa-
miento de la encarnación. Todo ello no
ración para este momento. Los últimos
supone nada extraordinario sino que,
sencillamente, hay que: meses he tomado cada vez más cons-
ciencia de mi lugar en el tiempo, en el
– Descentrar nuestra atención, inte- espacio, relacionalmente, vitalmente.
rés, capacidad de sentir, de gozar o Soy un elemento imprescindible de un
de llorar de nuestro egocentrismo. Proyecto que me sobrepasa, formo par-
– Y en el mismo movimiento, cen- te de un todo, como la ola de un Mar sin
trar nuestra atención, interés, capa- medida. Disponerme con humildad,
cidad de amar hacia todo lo que nos agradecimiento, asombro y disponibili-
rodea. Hay que destapar este fluir de dad.
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b) Soy lo que soy. Y eso que soy es c) Todo lo vivido, sin excepción al-
como Dios se hace Palabra en mí. Soy guna, forma parte de lo que soy. Acoger
Manifestación de Dios y soy llamado a lo vivido, tal o tal momento más deci-
ser cada vez más consciente, cada vez sivo, recordarlo, abrazarlo. Es el mo-
más yo, no como algo ya determinado mento de acoger incondicionalmente lo
de una vez por todas sino como algo que vivido. Disponerme con humildad, agra-
va tomando forma en cada momento y decimiento, asombro y disponibilidad.
circunstancia. Acoger lo que soy en mi La vía unitiva comienza a partir de
totalidad, hasta lo más profundo, hasta este momento. Como ya se ha dicho, la
lo más escondido. Disponerme con hu- elección es el nombre ignaciano de la
mildad, agradecimiento, asombro y dis- unión con Dios y de la unificación inte-
ponibilidad. rior.
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4. TERCERA SEMANA
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5. CUARTA SEMANA
Podemos distinguir dos tiempos: los diación de lo Inefable que les había cau-
cincuenta días hasta Pentecostés y el tivado en Jesús y vislumbraron el nú-
después. cleo profundo de su persona: la irradia-
ción de El-que-Es. Estos días fueron
determinantes. A partir de ese momento
5.1. Los primeros cincuenta días ya no pudieron retroceder. Se dio en
Hasta lo que conocemos como la ellos un salto cualitativo sin retorno.
Ascensión fue un periodo excepcional Si volvemos al Fundamento, recor-
de manifestación y de experiencia de la daremos que este salto sin retorno se ha-
Verdad en el sentido griego de aletheia, ce descubriendo las cosas como son. La
«desvelamiento». Después de la derro- percepción pasa de un nivel superficial
ta de la pasión y muerte del Maestro, se y egocéntrico a un nivel profundo, el del
desgarró para los discípulos un velo: el Ser. Hay lo que se ve, la apariencia, pe-
jardinero es Cristo; el que mira desde la ro tras ella se siente vibrar el ser donde
orilla a los pescadores es Cristo; el fo- Dios se manifiesta, el Cristo todo en to-
rastero que irrumpe en la casa y enseña do. Percibir esto es un proceso. Como
sus llagas es Cristo; el que asa el pesca- los discípulos, también dudamos: ¿Es el
do y les invita a comer es Cristo; el que Señor o no es Él? La apariencia es de-
camina hacia Emaús y les parte el pan masiado densa en todas las cosas y
es Cristo. En todas estas situaciones los acontecimientos y no sabemos si son o
discípulos descubrieron la misma irra- no manifestaciones de Dios.
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5.2. Después El Espíritu se había desatado en él y él
amaba, como Dios ama, sin medida, sin
Los cuarenta primeros días pasaron y
cansarse, gratuitamente, sin condiciones.
hubo un después. «Se volvieron a Jeru-
salén con gran gozo» (Lc 24,4). En la De todo esto se trata en la Cuarta Se-
oscuridad y a la espera, diez días más mana: se intenta atraer al ejercitante por
tarde reciben otra forma de Presencia: medio de la contemplación de las apari-
la fuerza interna del Espíritu, una fuer- ciones y del último ejercicio, la Contem-
za secreta, humilde, cotidiana, inagota- plación para alcanzar amor, a esta dis-
ble. Ricos del Memorial, entregan su ponibilidad que deja el ser, el hacer y la
vida en la cotidianidad. Creció la comu- vida sólo como canal del Fluir de Dios.
nidad bajo el impulso del Espíritu, en
medio de la ambigüedad de nuestra con- 5.3. La contemplación para
dición humana, pero con el Memorial: alcanzar amor [EE 230-237]
el Cuerpo entregado por la vida del
Mundo. Cuerpo de la comunidad ecle- Nos acercamos con sumo respeto a lo
sial, la Nueva Humanidad, constituida que fue lo más íntimo de la vida de Ig-
por cada individuo, por creyentes y no nacio, a lo que fue el motor de su vida,
creyentes, bajo el mismo Espíritu, des- a lo que él quiere trasmitirnos como su
bordando cualquier estructura religiosa. don más preciado: hacernos partícipes
Ignacio también tuvo sus cincuenta de la compenetración con el Maestro
días en los que poco a poco tuvo que ir que le hizo para siempre «compañero de
aprendiendo a ver y a reconocer. Cuenta Jesús», viviendo del mismo Espíritu. El
cómo al bajar de Montserrat revistió Espíritu dado a Jesús, este mismo Espí-
de dignidad a un mendigo camino de ritu que me ha sido dado, este Espíritu
Manresa y cómo más tarde, al verlo creador que hace ser lo que existe. Vivir
maltratado por los guardias, lloró con el en su Presencia, y a partir de esta pre-
corazón inundado de ternura [Auto 18]. sencia oír cómo todas las cosas y los
El mendigo era el Amado. Tras la expe- acontecimientos cantan, cómo de todo
riencia del Cardoner, el después se ex- brota una luz de dentro que sólo se ve si
tendió durante treinta y cinco años más se ama. Nos pide tomar conciencia del
de su vida como una entrega creciente, Amor que ha sido difundido en nuestros
«hasta el extremo», a toda la gente que corazones por el Espíritu que nos ha si-
se le acercaba, a sus compañeros, a la do dado (Rm 5,5). No es el amor lo que
Iglesia, a la búsqueda de las prostitutas nos falta, lo que hace falta es realizarlo,
en las noches romanas (fundó la casa de hacerlo real.
acogida de Santa Marta), escribiendo Conviene aquí tomar el texto inte-
infatigablemente (nos quedan unas sie- gral de los EE y saber que esta contem-
te mil cartas suyas), en oración continua plación no se acaba con él sino que se
(cada hora hacía diez veces el examen nos ofrece para todos los días de nues-
de conciencia para percibir si algo en la tra vida y también para la eternidad.
música callada del corazón empezaba a Ignacio introduce dos notas aclara-
desafinar) y sus misas no se acababan. torias. La primera es que el amor se ha
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de poner más en las obras que en las ten fielmente. ¿Cuál debió ser la ex-
palabras. Una vez más estamos ante el periencia de Ignacio para llegar a
realismo de Ignacio. La segunda es que sentir al Inefable desvelándose bajo
«el amor consiste en comunicación de las apariencias?
las dos partes, es a saber, en dar y comu- – El tercer punto subraya el carácter
nicar el amante al amado lo que tiene o laborioso de esta presencia: «consi-
de lo que tiene o puede, y así, por el con- derar cómo Dios trabaja y labora en
trario, el amado al amante; de manera todas las cosas por mí» [EE 236]. De
que si el uno tiene ciencia, dar al que no nuevo aparece la polaridad ignacia-
la tiene, si honores, si riquezas, y así el na: lo universal y lo radicalmente
otro» [231]. Se trata de llegar hasta un personal: «por mi» para que yo, a mi
punto en que no haya ni tuyo, ni mío, tal vez, entregue lo que sólo yo puedo
como lo expresaba Al-Hallaj en el siglo entregar como respuesta a lo que se
IX: «Entre Tú y yo se arrastra todavía un
me ofrece.
“soy yo” que me atormenta. ¡Arranca,
mediante tu “Soy Yo” mi “soy yo” de – El cuarto punto es: «Mirar cómo
entre nosotros dos!». todos los bienes y dones descienden
Pedir lo que quiero: Tomar concien- así como del sol descienden los ra-
cia de tanto bien recibido para que pue- yos, de la fuente de las aguas, etc.»
da «en todo amar y servir». Mi amor es [237]. Aquí se hace presente otra vez
respuesta de su amor; mi entrega, res- la experiencia mística de la no dua-
puesta de su entrega. lidad. La naturaleza de los rayos es
A continuación vienen los cuatro la misma que la del sol y las aguas
puntos propiamente dichos de la con- me indican la Fuente. Mirando en mí
templación. y a mi alrededor, descubro que todo
es manifestación del Manifestante,
– El primero trata de volver a hacer más allá de los accidentes superfi-
consciente al ejercitante de que su ciales. Sólo queda el Inefable mani-
entera existencia es don: por crea- festándose.
ción, redención y dones particulares
[EE 234]. «Alcanzar Amor» nos recuerda el tí-
– El segundo punto se adentra en la tulo de esta última contemplación. Pero
contemplación de la inmanencia ra- esto no es fruto de ningún voluntarismo.
dical y substancial de Dios en todas Sólo hay que quitar los obstáculos para
las cosas: «mirar cómo Dios habita dejar a la Fuente manifestarse por me-
en las criaturas: en los elementos dio de nosotros: «El amor ha sido di-
dando ser; en las plantas vegetando, fundido en vuestros sorazones por el
en los animales sensando, en los Espítirtu que os ha sido dado» (Rm 5,5).
hombres dando entender; y así en mí Quiero terminar con la última frase
dándome ser, animando, sensando, y del texto de los EE: «por estar en uno
haciéndome entender» [235]. Estos con el amor divino» [EE 370]. Así se al-
gerundios son extraordinarios y en canza la cima del carisma ignaciano: ver
muy pocas traducciones se transmi- a Dios en todo y todo en Dios.
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