Este documento presenta el resumen de un caso de daño moral que involucra a Rubén Morán Buenaño, Ricardo Antonio Onofre González y Leopoldo Morán Intriago. En el caso, la Corte Suprema de Justicia analiza el recurso de casación presentado por González e Intriago luego de que la Corte Superior desestimara su demanda inicial. La Corte Suprema se limita a analizar las causales invocadas por los recurrentes y las normas que alegan fueron infringidas. Finalmente, la Corte determina que no se puede atribuir responsabilidad personal a González e
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Este documento presenta el resumen de un caso de daño moral que involucra a Rubén Morán Buenaño, Ricardo Antonio Onofre González y Leopoldo Morán Intriago. En el caso, la Corte Suprema de Justicia analiza el recurso de casación presentado por González e Intriago luego de que la Corte Superior desestimara su demanda inicial. La Corte Suprema se limita a analizar las causales invocadas por los recurrentes y las normas que alegan fueron infringidas. Finalmente, la Corte determina que no se puede atribuir responsabilidad personal a González e
Este documento presenta el resumen de un caso de daño moral que involucra a Rubén Morán Buenaño, Ricardo Antonio Onofre González y Leopoldo Morán Intriago. En el caso, la Corte Suprema de Justicia analiza el recurso de casación presentado por González e Intriago luego de que la Corte Superior desestimara su demanda inicial. La Corte Suprema se limita a analizar las causales invocadas por los recurrentes y las normas que alegan fueron infringidas. Finalmente, la Corte determina que no se puede atribuir responsabilidad personal a González e
Este documento presenta el resumen de un caso de daño moral que involucra a Rubén Morán Buenaño, Ricardo Antonio Onofre González y Leopoldo Morán Intriago. En el caso, la Corte Suprema de Justicia analiza el recurso de casación presentado por González e Intriago luego de que la Corte Superior desestimara su demanda inicial. La Corte Suprema se limita a analizar las causales invocadas por los recurrentes y las normas que alegan fueron infringidas. Finalmente, la Corte determina que no se puede atribuir responsabilidad personal a González e
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RECURSOS DE CASACION DE SEPTIEMBRE DE 1999
DAÑO MORAL. Expediente 393, Registro Oficial 273, 9 de septiembre de
1999.
En el juicio ordinario (recurso de casación) No. 1152-95 que, por daño
moral, sigue Rubén Morán Buenaño en contra de Ricardo Antonio Onofre González y Leopoldo Morán Intriago, se ha dictado lo siguiente: CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
PRIMERA SALA DE LO CIVIL Y MERCANTIL
Quito, 8 de julio de 1999; las 09h00.
VISTOS: Ricardo Antonio Onofre González y Leopoldo Morán
Intriago interponen recurso de casación de la sentencia dictada por la Segunda Sala de la H. Corte Superior de Justicia de Guayaquil, desestimatoria de la de primer nivel que rechaza la demanda, dentro del juicio ordinario que, por daño moral, sigue en su contra Rubén Morán Buenaño. Concedido que fue dicho recurso, sube el proceso a la Corte Suprema de Justicia, y por el sorteo de ley, se ha radicado la competencia en la Primera Sala de lo Civil y Mercantil. Una vez concluida la etapa de sustanciación de este proceso de casación, para resolver se considera:
PRIMERO.- Esta Sala, reafirmándose en lo resuelto en casos
anteriores, considera que el ámbito de competencia dentro del cual ha de actuar, esta dado por el propio recurrente en la determinación concreta, completa y exacta de una o más de las causales establecidas por el artículo 3 de la Ley de Casación. El juzgador de casación no está facultado para entrar a conocer de oficio un vicio de la resolución impugnada ni a rebasar el ámbito señalado por las causales citadas por el recurrente aunque advierta que en la providencia casada existan otras infracciones a las normas de derecho positivo, ya que la fundamentación realizada por el recurrente constituye los límites dentro de los cuales el Tribunal de Casación deberá resolver, porque su actividad, en virtud del principio dispositivo, se mueve por el impulso de la voluntad del recurrente y es él, quien en los motivos que en el recurso cristaliza, condiciona la actividad del Tribunal y señala de antemano los límites que no pueden ser rebasados.
SEGUNDO.- En tal virtud, en el caso sub júdice, la Sala se limita a
analizar las causales invocadas por los recurrentes como fundamento de su recurso (primera y tercera del artículo 3 de la Ley de Casación) y las normas consideradas como infringidas (artículos 2241 y 2243 del Código Civil; el inciso segundo del primer artículo innumerado agregado después del 2258 ibídem por la Ley No. 177, publicada en el Registro Oficial 779 de 4 de julio de 1984; artículos 117 y 120 del Código de Procedimiento Civil). Como fundamentos de su recurso, los recurrentes señalan con respecto a la causal primera del artículo 3 de la Ley de Casación, que "en la sentencia antes recurrida existe aplicación indebida y errónea interpretación de normas de derecho en la parte dispositiva, determinantes para consagrar una injusticia e ilegalidad en la parte resolutiva de la misma... Alegamos, señores Ministros, que vuestra sentencia violenta los Arts. 2241 y 2243 del Código Civil ecuatoriano, así como el segundo inciso del primer artículo innumerado que se agrega luego del Art. 2258 del Código Civil, por mandato de la Ley 171, publicada en el Registro Oficial 779 del 4 de julio de 1984, ya que se nos pretende obligar personalmente a una indemnización resarcitoria en beneficio del demandante, por el supuesto daño moral causado en la realización de actos imputables a otra persona, el órgano directivo de un ente con personería jurídica propia como es la Asamblea General del Sindicato General de Choferes del Guayas. Las disposiciones sustantivas citadas expresamente obligan a tal indemnización a "El que ha cometido un delito o cuasidelito" (Art. 2241) lo manifiesta expresamente el Art. 2243 "Están obligados a la indemnización el que hizo el daño..."; en relación con el Artículo innumerado que complementa lo antes dicho..."; y como fundamentos de la causal tercera, indican que "en la sentencia recurrida existe "aplicación indebida y errónea interpretación de los preceptos jurídicos aplicables a la valoración de la prueba... ", en especial de los Arts. 117 y 120 del Código de Procedimiento Civil... En efecto, el accionante en el decurso del presente proceso ha agregado la documentación pertinente a través de la cual el Sindicato General de Choferes Profesionales del Guayas, constituido en legal y general Asamblea, procedió a su expulsión, sin embargo era menester la prueba de los hechos afirmados por éste en su demanda, es decir, que los demandados hayan realizado un delito o cuasidelito y que el daño moral irrogado por éste sea su resultado próximo. De lo aportado por el actor, señores Ministros, no es posible expresar, como lo afirman general y superficialmente en la parte dispositiva de la sentencia recurrida, "Que el accionante fue sometido a un expediente de investigación que sorpresivamente se convirtió en otro de expulsión...", ni que "durante el llamado expediente de expulsión se vierten en contra del accionante calificativos que van en detrimento de su personalidad, existiendo en todo momento por parte del Secretario General como del denunciante un afán inequívoco de desprestigiarlo para lograr el fin anunciado en la propia denuncia" o que "...las razones que se invocan para la expulsión del demandante son el producto de una interpretación subjetiva de los Estatutos del Sindicato de Choferes...", para finalizar, señores Ministros, sosteniendo que "se ha incurrido en actuaciones arbitrarias e injustificadas... se ha mancillado seriamente el honor del socio, privándoselo de su derecho a la defensa...". De la prueba aportada por el accionante no se prueba lo afirmado en la demanda ni lo expresado en la sentencia recurrida, no hay fundamento para afirmar que los demandados Ricardo Onofre González y/o Leopoldo Morán Intriago, por nuestros propios derechos, hayamos realizado actos que causen daño en el accionante, ni que estos, de existir, hayan sido dolosos con la intención efectiva de perjudicarlo, o negligentes. Cuando se lo denunció como traidor al gremio de choferes al demandante, se cumplía una obligación moral y se ejercía un derecho legal y estatutario por parte de un afiliado. No se ha probado que la denuncie, el expediente administrativo o la resolución final haya violado alguna normal (sic) estatutaria o legal, por ende, el mismo es procedente, tan es así que no ha sido impugnado con los recursos que la ley otorga, ni Ustedes, señores Ministros, citan disposición alguna violentada en tal procedimiento".
TERCERO.- Respecto de la acusación de que en la resolución se han
transgredido los artículos 2241 y 2243 del Código Civil y el segundo inciso del primer innumerado que se mandó agregar después del 2258 del mismo cuerpo legal por Ley 171 publicada en el Registro Oficial No. 77 de 4 de julio de 1984, se anota, a) examinado el libelo de demanda aparece que el actor la fundamenta en el hecho de su expulsión como socio del Sindicato General de Choferes Profesionales del Guayas y atribuye a los demandados ser los causantes de tal expulsión, producida por resolución de la Asamblea General de socios llevada a cabo el 29 de julio de 1993, porque, según asevera el actor, "el señor Ricardo Onofre, con premeditación, cálculo, mala fe, forja y máquina un expediente por una supuesta infracción sindical y (él)
decide EXPULSARME del Sindicato por el delito de TRAICION A LA CLASE
DEL VOLANTE, amparándose en el Comité Ejecutivo y en una Asamblea de socios, que resultan membretes -nada más- MANIPULADOS a su antojo, por RICARDO ONOFRE GONZALEZ y sus complotados en esta írrita acción". Es principio inconcuso que no se confunde la persona jurídica con la de sus integrantes, que los actos que ejecutan las personas jurídicas les son atribuibles a ellas y de su exclusiva responsabilidad y ni son atribuibles a sus miembros ni generan responsabilidad a su cargo, y que los actos del representante de una persona jurídica, en cuanto no excedan de los límites del ministerio que se le ha confiado, son actos de la persona jurídica; y en cuanto exceden de estos límites, solo obligan personalmente al representante, aunque debe anotarse que, como consecuencia de la deformación del concepto de la persona jurídica y del uso abusivo de la misma, en la doctrina, la jurisprudencia y la legislación extranjeras se ha ido abriendo paso la teoría del "levantamiento del velo de la persona jurídica" o del "desentendimiento de la personalidad jurídica", que "puede constituir instrumento adecuado o incluso necesario para la obtención de soluciones ajustadas a la justicia material, en cuanto fundadas en la exacta valoración de los intereses que realmente se encuentran en juego en cada caso; lo que significa despojar a la persona jurídica de su vestidura formal para comprobar qué es lo que bajo esa vestidura se halla o, lo que es lo mismo, desarrollar los razonamientos jurídicos como si no existiese la persona jurídica" (La Doctrina del "Levantamiento del Velo" de la Persona Jurídica en la Jurisprudencia, Ricardo de Angel Yágüez, 4a. edición, Civitas, Madrid, 1997, p. 54), pero advirtiéndose que el empleo de este instrumento no es abierto ni indiscriminado, sino que lo será "en aquellas hipótesis en que el intérprete del Derecho llegue a la apreciación de que la persona jurídica se ha constituido con ánimo de defraudar o a la ley o a los intereses de terceros, o cuando no como objetivo, sino como resultado la utilización de la cobertura formal en que la persona jurídica consiste conduce a los mismos efectos defraudatorios" (ibídem, p. 55). Aunque los casos más frecuentes de utilización indebida de la personalidad jurídica se da en el campo societario, sin embargo no debe excluirse la posibilidad de que el incorrecto empleo de la figura se dé respecto de las personas jurídicas sin finalidad de lucro, sea porque se simula su constitución para eludir el cumplimiento de un contrato, burlar los derechos de un tercero o eludir la ley, sea porque se utilice la cobertura formal de una entidad de esta clase con los mismos propósitos. En la especie, el Sindicato General de Choferes Profesionales de la provincia del Guayas, constituido con varios años de antelación a los hechos que han servido de fundamento a la presente acción, no puede calificarse como un ente simulado mediante el cual se busca violar la ley o defraudar los intereses de terceros, y la decisión colectiva de expulsar a uno de sus miembros pueda considerarse per se que constituya violación de la ley o defraudación de los intereses de terceros, para que se pueda directamente desentender de la personalidad jurídica y atribuir las consecuencias de los actos del sindicato a sus socios.
CUARTO.- Siendo como es un acto del Sindicato la decisión de
expulsar al actor, por el que debe responder el propio Sindicato, este acto goza de presunción de validez mientras no se impugne mediante el debido proceso y se demuestre que ha sido adoptado con violación de la ley o a los estatutos de la organización; pero, al decir debido proceso, se ha de tener en cuenta que en el mismo habrá de ser parte el ente moral cuyo acto se está impugnando, el cual habrá de tener la oportunidad de ejercer su derecho a la defensa, lo que no ha ocurrido en la especie, ya que no ha sido parte del proceso el Sindicato General de Choferes Profesionales del Guayas, ni ha sido invocado como supuesto fáctico de la acción el que haya un pronunciamiento judicial en fin que declare la invalidez de la decisión o que el propio Sindicato la haya revisado y deja sin efecto por haberse tomado incumpliendo las normas legales o reglamentarias.
QUINTO.- Aunque no lo explicite en su libelo de demanda, el
accionante está fundando su pretensión en la imputación que hace a los demandados de que ellos han abusado del derecho a presentar una denuncia y a tramitarla en el seno del Sindicato. Sin embargo, por la misma naturaleza de la entidad, mal puede hablarse de abuso del derecho ni en el proponer, ni en el tramitar ni en el decidir la expulsión de uno de sus socios, salvo que en el procedimiento se haya transgredido expresamente la ley o los estatutos. Sobre el tema, el profesor chileno Arturo Alessandri Rodríguez, en su obra "De la Responsabilidad Extra-Contractual en el Derecho Civil Chileno" 2da. ed., Ediar Editores, Santiago 1983, T I, Pág. 269 dice: "177. Ambito del abuso del derecho: Todos los derechos, cualquiera que sea su fuente, reales o personales, patrimoniales o de familia, y aún las garantías constitucionales son susceptibles de un ejercicio abusivo" y más adelante (Págs. 271-272) añade: "180. Derechos absolutos: Se exceptúan de lo dicho en el No. 177 los derechos absolutos, esto es, los que su titular puede ejercer arbitrariamente, con cualquier propósito. Dada la naturaleza o el carácter de tales derechos, el legislador ha querido que se ejerza con toda libertad: su ejercicio, por lo tanto, no es susceptible de abuso ni engendra responsabilidad para su titular, y aunque ese ejercicio sea doloso o culpable. Entre estos derechos, que son pocos, puede citarse:... El de una corporación para rehusar la admisión de nuevos socios o para aplicar medidas disciplinarias a sus miembros o acordar su expulsión, siempre que tales acuerdos o medidas se adopten en los casos y con los requisitos prescritos por los estatutos. Los tribunales no pueden calificar las circunstancias que determinaron la aplicación de esas medidas o la expulsión.". Ahora bien, como se ha indicado en el considerando anterior, el análisis de la legalidad de la decisión pudo hacerse en un proceso previo en que hubiera sido parte el Sindicato, o en este mismo proceso si la parte demandada también hubiera estado integrada por el tantas veces mencionado Sindicato, lo que no ocurrió. Si en este proceso se declara que la decisión de expulsar al actor adoptada por la Asamblea General del Sindicato no es válida, llegaríamos al absurdo de la decisión de expulsión seguiría siendo válida para la persona jurídica que la adoptó y el fallo judicial carecería de valor frente a ella por no haber sido parte de este proceso y en conformidad con lo que dispone el artículo 290 del Código de Procedimiento Civil, mientras que para los demandados sería nula la decisión de la persona jurídica. Por lo tanto, el fallo de última instancia ha aplicado indebidamente por errónea interpretación, los artículos 2241 y 2243 del Código Civil, e inciso segundo del primer artículo innumerado que se mandó agregar después del artículo 2258 del mismo Código Civil por mandato de la Ley No. 171 promulgada en el Registro Oficial 779 de 4 de julio de 1984, por lo que debe ser casada.
SEXTO.- Los demandados alegaron falta de derecho del actor para
proceder en su contra, del análisis que antecede se desprende que, efectivamente, el actor carece de derecho para intentar la acción, como lo ha hecho, exclusivamente contra los dos demandados por ser un caso de litis consorcio necesario en que debió contarse también con el Sindicato General de Choferes Profesionales del Guayas, por no existir sentencia que declare la nulidad de la decisión de declarar traidor a la clase del volante y expulsar de su seno al actor, adoptada por la Asamblea General de socios de esta organización clasista el 29 de julio de 1993, ni decisión de este organismo gremial que deje sin efecto tal resolución por haberse adoptado con violación de la ley y de los estatutos sociales, por lo que en el proceso hay falta de legitimación ad causam en la parte pasiva y la demanda debe rechazarse. Por las consideraciones que anteceden, la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de Justicia, ADMINISTRANDO JUSTICIA EN NOMBRE DE LA REPUBLICA Y POR AUTORIDAD DE LA LEY, casa la sentencia dictada por la Segunda Sala de la Corte Superior de Justicia de Guayaquil, dentro del juicio ordinario de indemnización de daño moral propuesto por Rubén Morán Buenaño en contra de Ricardo Onofre González y Leopoldo Morán Intriago y rechaza la demanda. Sin costas. En cumplimiento de lo que dispone el artículo 17 reformado de la Ley de Casación el Tribunal a quo cancele y devuelva a los recurrentes la caución rendida por ellos. Notifíquese, publíquese y devuélvase.
Fdo) Dres. Tito Cabezas Castillo, Santiago Andrade Ubidia y Galo
Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 2016: Comentada y con jurísprudencia
Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada y con jurisprudencia. 2017