Gayoso 2019 - Excavaciones Iniciales en Huaca Las Estrellas

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Este libro está dedicado a la memoria del

Dr. Santiago E. Uceda Castillo.


ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

ÍNDICE
Introducción 11
Gabriel Prieto y Alicia Boswell

Una semblanza del maestro y amigo: 26


el Santiago Uceda que yo conocí
Henry Gayoso Rullier

Capítulo 1 31
La cerámica temprana de Gramalote en el valle de Moche:
Aproximaciones a sus modos de producción, formas y usos
Gabriel Prieto, Isabelle Druc, Elvis Monzón,
Jhon Baldeos, Aldo Watanabe, Lorenzo Risco,
Roy Lezama y Pedro Cáceres

Capítulo 2 70
Anchoring the Absolute to the Relative. Recent Chronological
Research in the Viru Valley, Peru
Jordan Downey y Jean-François Millaire

Capítulo 3 84
Investigando Cerro León, una colonia altoandina del
Periodo Intermedio Temprano en la chaupiyunga del valle de Moche, Perú
Brian Billman, Jennifer Ringberg, Dana Bardolph y Jesús
Briceño Rosario

Capítulo 4 116
Excavaciones iniciales en Huaca Las Estrellas o Huaca Chica,
un probable palacio Virú en la campiña de Moche
Henry Gayoso

Capítulo 5 136
Arquitectura ritual en el núcleo urbano de Huacas del Sol y la Luna
Enrique Zavaleta

Capítulo 6 148
To live and Die in the City:
Bioarchaelogical Investigations of Health at the Huacas de Moche
Celeste Gagnon

Capítulo 7 164
Huaca del Sol hacia el final de los Moche
Moises Tufinio

8
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Capítulo 8 184
Nuevas evidencias arqueológicas en la
Huaca El Castillo del complejo arqueológico de Mocollope,
valle de Chicama
Régulo Franco

Capítulo 9 218
Un estudio arqueológico de Pampa de Mocan
Ari Caramanica

Capítulo 10 232
El Chimú temprano de Huaca de la Luna
Feren Castillo Luján

Capítulo 11 270
La plataforma funeraria del anexo suroeste del conjunto
amurallado Uhle, Chan Chan
Nadia Gamarra, Lizbeth Quijano y Andersson Sarnaqué

Capítulo 12 302
Imperios y fronteras en la chaupiyunga:
La frontera costero-serrana del Período Intermedio
Tardío y Horizonte Tardío en el valle de Moche
Patrick Mullins

Capítulo 13 316
The Inca Period in the chaupiyunga of the Moche Valley:
The view from Cerro Huancha, Collambay
Alicia Boswell

Capítulo 14 340
Tradiciones de la pesca en el valle de Moche
Jean Hudson

Referencias generales 354

9
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

CAPÍTULO 4

Excavaciones iniciales en Huaca Las


Estrellas o Huaca Chica, un probable
palacio Virú en la campiña de Moche

Henry Gayoso

Introducción: ubicación y antecedentes de estudio

Huaca Las Estrellas o Huaca Chica se localiza en la campiña de Moche, distrito de


Moche, provincia de Trujillo, en la región La Libertad, a 78°59’53” longitud oeste y
8°8’41” latitud sur. De acuerdo con el sistema de coordenadas UTM WGS84, se ubica
en los puntos 720825E y 9099555N, tomando como referencia el hito ubicado en la parte
superior y central de la fachada oeste del edificio. Se encuentra a poco menos de un
kilómetro hacia el sur de la antigua ciudad Moche de las Huacas del Sol y de la Luna
(Figura 01).

Dentro de la campiña, se ubica entre dos ramales de la acequia La General, que toma
sus aguas del río Moche: Jushape, al este, cuyas aguas corren al costado del camino
carrozable que rodea la huaca, y Pisum (también escrito Pissum y Pisún), al oeste, cuyas
aguas discurren a 90 metros de la huaca. Se encuentra rodeada por campos de cultivo y
algunas viviendas, aunque separada de ellas por el camino carrozable mencionado, que
tiene entre 5 y 7 metros de ancho.

No se han realizado intervenciones arqueológicas previas a la nuestra en la Huaca


Chica o Las Estrellas, solo algunas prospecciones. Tal es el caso de la realizada por
Michael Moseley y su equipo (1971-1975) en el marco del Proyecto Chan Chan – Valle
de Moche, la de Heidy Fogel (1993), Markus Reindel (1990, 1999), Brian Billman (1996)
y Benjamín Rodríguez (1998).

Moseley describió el sitio como “una plataforma de adobes compleja, aislada, ordenada y
rectangular”, mientras que Fogel la describió como una serie compleja de plataformas,
patios y habitaciones, que configuran un edificio público de la cultura Gallinazo de hasta
“cuatro fases constructivas independientes” (Fogel 1993: 166). Reindel resalta la presencia
en Huaca Las Estrellas de adobes semiesféricos superpuestos a adobes paralelepípedos,
116
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Figura 1. Plano y mapa de localización de Huaca Las Estrellas.

de lados marcados con cañas y también lisos, “para inferir que es un monumento de las fases
transicionales de Moche” (citado en Rodríguez 1998: 62 y 64). Billman reporta dentro de su
tesis doctoral a “Huaca Estrella” (MV-515) como una estructura ceremonial de filiación
Gallinazo y Moche. Según Billman (1996: 246) “basado en la presencia de adobes con marcas
de caña, que son diagnósticos de la fase Gallinazo, aproximadamente un tercio del montículo fue
construido en la fase Gallinazo, el restante en laase Moche”. Rodríguez (1998) manejaba la
hipótesis, basada en las inferencias de Reindel, de que la presencia de “muros enlucidos
rellenos de morteros suelto (RMS), adobes de distinta manufactura: semiesféricos, con gaveras
de caña y tablillas lisas, elementos usados por los Moches evidenciaría que la arquitectura de
huaca Las Estrellas sería de filiación cultural Moche Transicional” (Rodríguez 1998: 67). Este
investigador es el primero en elaborar un levantamiento topográfico y un plano del
monumento.

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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Descripción general del sitio


Huaca Chica –o Huaca Las Estrellas– es una estructura monumental compuesta por
adobes y barro. No se ha observado ni registrado el uso de piedra ni madera como parte
de la arquitectura, aunque no por eso se debe descartar su uso. Sí se han encontrado
restos de caña y las improntas de soguilla para amarrar las estructuras que conformaron
sus techos, revestidos de barro.

Actualmente, de su estructura original, se conservan 46 metros de largo en el sentido


norte-sur, 36 metros en el sentido este-oeste, y una altura máxima de 9 metros,
aproximadamente. Las fachadas sur y norte parecen ser las mejor conservadas. La
fachada sur (Figuras 2a y 2b) se conserva mejor en su mitad oeste, donde se observa un
muro ancho y alto con un vano de acceso clausurado. En este sector se puede observar
un aterrazamiento de la arquitectura, lo cual se deberá definir con una futura excavación
arqueológica. La fachada norte (Figura 2a), en su última fase constructiva, presenta
claramente doble aterrazamiento, aunque los muros que delimitaban los ambientes
por encima de la terraza inferior, al norte del montículo 1, han sido destruidos. Sin
embargo, se puede afirmar que el edificio conserva gran parte de su volumen original
en este sector. No pasa lo mismo con el sector este (Figuras 2c y 2d), donde claramente
se aprecia la mutilación del edificio, perdiendo la fachada y estando expuesta una
parte de los bloques de relleno de adobes que lo conforman. La fachada oeste (Figura
2c) presenta una gruesa capa de escombro y, sin una intervención arqueológica, es
difícil determinar si ha sido destruida o no. En la parte superior se observan algunos
montículos y ambientes que flanquean un patio a dos niveles.

Al inicio de la intervención arqueológica, el edificio presentaba evidencias de deterioro


como consecuencia de agentes humanos y naturales. Entre los primeros están el saqueo
que se practica desde la época de la Colonia. La zona donde se evidencia una mayor
depredación debido al huaqueo colonial y republicano es la parte superior del edificio,
aunque sus fachadas norte, este y oeste también han sido fuertemente deterioradas. Aún
es costumbre de niños y adultos, e incluso perros, trepar el monumento, el cual sirve
hasta como letrina pública y relleno sanitario, pues la zona noreste, en la parte alta del
monumento, presenta una densa capa de basura moderna, compuesta principalmente
por fragmentos de vidrio de vasos y botellas. Finalmente, la expansión urbana y la
construcción del camino carrozable han cortado algunas partes del monumento, sobre
todo en el lado este.

Por el lado de los agentes naturales, las diferentes precipitaciones pluviales que se han
sucedido a lo largo de los siglos, aun cuando las lluvias no son comunes en la zona, han
contribuido con la formación de una costra de barro en algunas áreas, principalmente en
las cabeceras de los muros, y cortes profundos en sus paramentos. Según el informante
de Rodríguez, Paulino Rojas, la depresión que se observa en la parte superior norte del
edificio se debería al evento El Niño de 1925, “que destruyó gran parte de su estructura y
numerosas evidencias culturales, aunque también pudo ser producto de la intensiva huaquería”
(Rodríguez 1998: 42).

Nuestras excavaciones se iniciaron en marzo del 2012 y terminaron en mayo del mismo
año. Se realizaron 12 cateos, 4 unidades de excavación y 2 trincheras. A continuación
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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Figura 2. Fachadas de Huaca Las Estrellas.

presentamos algunos resultados en base a estas excavaciones.

Nombres y tradiciones

Para esta huaca, en la actualidad, usan indistintamente dos nombres: Las Estrellas y
Huaca Chica. El nombre de Las Estrellas es el más utilizado dentro de la bibliografía
arqueológica. Este nombre podría ser un complemento nominal creado a partir de los
nombres de las dos huacas principales de la zona, la del Sol y la de la Luna. No se
conoce en qué momento fue asignado este nombre, pero es casi seguro que es moderno,
de la época Republicana. En todo caso, no se ha registrado en ninguno de los estudios
sobre explotación de huacas durante la Colonia ninguna compañía operando en una
huaca con ese nombre. El nombre de Huaca Chica es el que utiliza la población local,
que desconoce el de Las Estrellas. Se infiere, fue asignado a partir de su tamaño, en
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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

comparación con las dos huacas mayores de la campiña, en especial con la Huaca del
Sol, también llamada desde época Colonial Huaca Grande; aunque también podría
venir de su relación con el cerro Chico, tal como veremos más adelante.

El nombre original de la huaca, en idioma quingnam, es desconocido. Sin embargo, es


posible rastrearlo haciendo uso de las fuentes coloniales, la etnografía y de las toponimias
del lugar. En su “Huacas y huaqueros en Trujillo durante el Virreinato”, Jorge Zevallos
Quiñones reporta una compañía integrada por diez socios, que trabaja la huaca Xayta
(o Haira) y la huaca de Pisan, el año de 1559. Estas, Xayta y Pisan, corresponden a una
lista de huacas fuera de Trujillo que Zevallos presenta como “inubicadas” (1994: 60). En
su tesis doctoral, Rocío Delibes (2010: 140) señala una huaca Pisam y otra de nombre
Xayra, “de difícil localización” que estaban en posesión de don Francisco Escobar y otros
asociados; que son las mismas huacas reportadas por Zevallos. Al respecto de la huaca
Pisam, Delibes (2010) señala que podría tratarse de alguna huaca ubicada dentro de los
linderos de Pisón, junto a la acequia Mochica. Zevallos (1993: 59), por su parte, resalta
la existencia de un cerro Pisum, entre los cerros Blanco y Ochiputur, y un ramal de una
acequia de Moche con ese mismo nombre.

Nosotros creemos que nuestra Huaca Chica o Huaca Las Estrellas podría ser aquella
huaca Pisum o Pisam explotada en 1559, pues justamente se ubica en el límite de los
sectores Jushape y Pisum. Además, el pequeño cerro de nombre Pisum que Zevallos
ubica entre los cerros Blanco y Ochiputur podría ser el cerro ahora conocido como cerro
Portachuelo o cerro Chico, asociado a la misma fiesta que se celebraba hasta hace unas
décadas en la Huaca Las Estrellas: la fiesta de las cruces1.

Parece que la fiesta de la cruz de Huaca Las Estrellas, organizada tradicionalmente


por la familia Azabache, de clara ascendencia prehispánica, fue la única que mantuvo
su condición de organización familiar, probablemente porque era una fiesta chica en
comparación con las otras fiestas de las cruces del distrito de Moche. Se sabe de su
celebración hasta hace “por lo menos 30 años”, en que mueren los esposos doña Rosa
Hermelinda Sánchez y don Manuel Encarnación Azabache2. Probablemente, esta sea
la fiesta de la Cruz La Rosita que señala el Mincetur. La cruz permanecía todo el año
en la huaca hasta el 3 de mayo, en que era bajada luego de una ‘misa’3, acto en el que

1 De acuerdo al Mincetur, esta fiesta se realiza desde 1780 en las áreas urbano y rural del
distrito de Moche, siendo su día principal el 3 de mayo. El Mincetur, en sus fichas de inventario
turístico, identifica las fiestas de la Cruz Mayor, la Cruz del Mar, la Cruz de Huartaco, Cruz La
Rosita y la Cruz del Portachuelo. Hasta la década de los 40 del siglo pasado, estas fiestas eran
organizadas por las familias que iniciaron el culto, continuadas de generación en generación por
sus descendientes. A partir de los 40, las fiestas pasaron a ser organizadas por hermandades y
comités; no fue el caso de la fiesta de la cruz de nuestra Huaca de las Estrellas. Las cruces a las
que se rendía culto eran colocadas por lo general en lugares sagrados prehispánicos, tales como
nuestra Huaca Las Estrellas y el cerro Chico, en donde también hay evidencias de ocupación
prehispánica, principalmente de la cultura Salinar.
2 Nuestros informantes fueron los señores Rubén Esaú Azabache Castillo, de 37 años, nieto de
la señora Rosa Hermelinda Sánchez y don Valentín Azabache Asmat, de 69 años, sobrino de la
misma.
3 La ‘misa’ no era dirigida por un cura, en realidad, era un ritual de rezos dirigido por un reza-

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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

participaban los organizadores (los esposos Azabache Sánchez), los padrinos, que
se renovaban cada año, y los devotos. La cruz era bajada hasta la residencia de los
Azabache, al pie de la huaca, era repintada y revestida con un nuevo manto, se elegían
los padrinos para el siguiente año, y en la noche se celebraba una fiesta. Al día siguiente,
los organizadores, los padrinos y los devotos volvían a subir la cruz a la huaca, y tras
una nueva ‘misa’ se colocaba en una peana de cemento hasta el siguiente año. Benjamín
Rodríguez (1998: 42) recogió de un informante de nombre Paulino Rojas que la fiesta se
celebraba el 1 de mayo, y que antiguamente la cruz “era llevada en procesión hasta el cerro
Blanco”.

La fiesta de la Cruz del Portachuelo se dice, tuvo un poder de convocatoria similar al


de la fiesta de San Isidro Labrador, saliendo la cruz desde el cerro hasta Huabalito y de
allí recorriendo la campiña de Moche hasta volver a su lugar en el cerro Portachuelo.
Todo el recorrido duraba un mes. La fiesta de la Cruz del Portachuelo estuvo a cargo
de los Asmad, que vivían en el sector Pisum, cerca de Huaca Las Estrellas; esta familia,
según nuestros informantes, es muy antigua, pero sus descendientes fueron lotizando y
vendiendo progresivamente la casa en donde originalmente se celebraba la fiesta.

El hecho de que el cerro donde se halla una cruz que genera una fiesta religiosa similar
a la que se celebraba en la Huaca Las Estrellas pueda ser el cerro Pisum, y que la familia
que celebraba su fiesta vivía en el sector Pisum, cerca de la huaca, refuerzan la idea de
que nuestra Huaca Las Estrellas sea la Huaca Pisán o Pisum que Zevallos y Delibes
señalan como inubicables, en las afueras de Trujillo.

La arquitectura

La Huaca Las Estrellas fue construida con barro, el cual sirvió para la elaboración de los
adobes, el mortero con el que se formaron tanto los bloques de relleno arquitectónico
como los muros que fueron delimitando diferentes ambientes al interior del edificio,
y los gruesos revoques o enlucidos que le dieron el acabado final. Probablemente,
algunos ambientes fueron techados con cañas amarradas con soguillas y revestidas con
una torta de barro. Se registró hasta 8 tipos de adobes en diferentes partes del edificio.
Estos adobes se pueden organizar en dos grupos atendiendo a su forma: adobes
planoconvexos y adobes ortogonales o paralelepípedos (Tabla 1).

Adobes planoconvexos. Este tipo de adobes se caracteriza por presentar una base plana
irregular y cuerpo convexo. Predomina claramente en la construcción del edificio,
tanto en los muros como en los bloques de relleno arquitectónico que formaron las
plataformas. Se encuentra tanto en las estructuras que parecen ser las más tempranas
como en las más tardías. Fueron fabricados a mano, directamente sobre el suelo, de
allí la irregularidad de la superficie basal. En todos los casos se notan las huellas de los
dedos de los adoberos.
Teniendo en cuenta que han sido hechos completamente a mano, los adobes
planoconvexos presentan una gran diversidad de dimensiones y forma del cuerpo, de
allí la variabilidad de su nombre en la literatura arqueológica. Algunos son similares

dor, un tipo de especialista que hasta la actualidad existe en Moche y su campiña.

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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

a los adobes llamados ‘pan de molde’, otros a los ‘adobes bola’, también los hay
odontiformes u odontiformes alargados.

Una nueva temporada de intervención, que incluya una excavación estratigráfica al


interior del edificio, podría determinar si la variabilidad, en la forma y el tamaño de
los adobes planoconvexos, tuvo que ver también con diferentes fases o períodos de
ocupación del sitio, lo que lo convertiría en un indicador de cronología relativa.

Adobes paralelepípedos. Un adobe paralelepípedo es aquel que tiene seis lados o


caras, donde las caras opuestas son iguales y paralelas. Dentro de este grupo de adobes
hemos registrado cinco variantes de adobes rectangulares, un tipo de adobe cúbico y
tres variantes de adobes semicúbicos, todos con marcas que indican el uso de moldes
de cañas. No se ha registrado los adobes lisos que observan Markus Reindel (citado
en Rodríguez 1998) y Rodríguez (1998). Es posible que los supuestos adobes lisos sean
adobes que conservan el enlucido que tapa las marcas de la gavera de caña.

Adobes decorativos. Fueron hallados en el lado sur de la parte superior de la huaca


junto a un montículo que parece ser un ambiente sellado (montículo 4). Se registraron

Dimensiones (cm)
Lar- A n -
Forma go cho Espesor
54 30 15
40 28 10
Rectangular 28 24 14
35 18 12
35 25 10
Cúbica 22 22 22
22 22 14
Semicúbica 30 30 15
29 29 26

Tabla 1. Tipos de adobes registrados en Huaca Las Estrellas.

junto a fragmentos de barro con improntas de soguilla y caña (parte de revestimiento


de techo). El conservador César Córdoba logró reintegrar tres de estos elementos, los
cuales podemos describir como bloques de barro cocido al sol, de forma rectangular,
claramente elaborados con moldes de caña, de 19,63 centímetros de largo, 16,37
centímetros de ancho y 11,56 centímetros de espesor promedio. Los moldes fueron
hechos de tal forma que una de las caras de los adobes presenta, como parte de su
decoración, dos espacios internos vacíos con forma de triángulo rectángulo y una ‘L’.
Dos de los adobes decorativos fueron pintados parcialmente en la cara decorada, uno
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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Figura 3. Restos de adobes decorativos registrados durante la excavación de la UE4,


al pie del montículo 4.

de rojo y otro de blanco y negro (Figura 3). Si bien no hemos encontrado referencias
bibliográficas sobre estos elementos arquitectónicos en otros sitios del valle de Moche,
el arqueólogo José Carcelén, en una visita a nuestra excavación, nos refirió que, en
Castillo de Tomabal, una estructura monumental gallinazo en el valle de Virú, se
encontraron bloques similares, pero de mayor dimensión, formando parte de algunos
muros, aparentemente a modo de adobes decorativos.

Los muros

Los muros que conforman la estructura de Huaca Las Estrellas fueron hechos
principalmente con adobes planoconvexos, pero también con adobes paralelepípedos
rectangulares y cúbicos. Fueron revocados o enlucidos con una gruesa capa de barro, la
cual se conserva en muchos casos. El grosor del revoque se explicaría por el hecho de
que la forma planoconvexa de los adobes no otorgaba un paramento regular al muro.
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ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Los adobes planoconvexos fueron aparejados en hiladas horizontales, de soga o de


cabeza, o en donde se alternan ambas formas de colocar los adobes. Igual disposición
tuvieron los bloques constructivos que daban volumen a las plataformas o montículos.
Los muros hechos con adobes paralelepípedos presentan una trama regular, en
donde los adobes se han colocado sea de soga, de cabeza o de costilla. Algunos muros
fueron hechos por secciones, a fin de darle mayor estabilidad estructural frente a los
movimientos telúricos.

El ancho de los muros oscila entre 20 y 400 centímetros. Los muros límite registrados
en los lados sur y oeste tienen aproximadamente 180 centímetros de ancho. En
la parte superior existen muros muy anchos que separan el patio del vestíbulo
o que sirven de contención de las plataformas o montículos que tienen el mayor
ancho registrado, que oscila entre 320 y 400 centímetros. Durante la prospección
y excavación se registraron algunos muros delgados adosados a muros anchos, a
manera de remodelación, acaso con la finalidad de otorgarle mayor estabilidad a la
estructura.

Se observó que varios muros, tanto de la fachada sur como en la parte superior y lado
este del edificio, presentaban el paramento ahumado o con huellas de quema.

Las fachadas

Huaca Chica solo conserva parte de tres de sus cuatro fachadas (Figura 4): norte, sur
y oeste. Aparentemente, el edificio ha conservado su estructura original en el lado
norte. Si bien el grado de conservación es regular, se observa que la fachada norte
estuvo compuesta por dos escalones. Es visible ahora 90 centímetros por encima de
su base, la cual está asentada sobre una capa de arena gruesa suelta. La unidad de
excavación 3 (UE3) nos permitió registrar el muro que forma parte de una fachada
previa (M32), que estaba cubierta en este sector por una capa gruesa de escombro.
Parece que la fachada precedente tuvo más de 23 m de extensión, y a esta se le
agregó un relleno de bloques arquitectónicos de 2,6 m de espesor para agrandar el
edificio, habilitar nuevos ambientes en su superficie y dar forma a la última fachada.
La nueva fachada no habría tapado toda la extensión de la fachada precedente, sino
19 m de ella a partir de la esquina noroeste, dando a la esquina noreste una forma
de planta escalonada.

La fachada sur parece ser la principal, donde se ubicaba el acceso al edificio en sus
diferentes fases de ocupación. El edificio que parece ser el más antiguo conserva
un muro visible (M9a) en donde se puede observar un vano de acceso, sellado
probablemente cuando se entierra el edificio y se construye sobre él uno nuevo.
Para esto, el ambiente al que se accedía por el vano de acceso señalado fue sepultado
con escombro, creando una nueva plataforma y habilitando nuevos muros (M9b y
M8b) paralelos a los precedentes (M9a y M8a). Más al este se observan al menos tres
ambientes altos que podrían ser parte de las últimas fases de ocupación.

La mayor parte de la fachada este, sino toda, parece haberse perdido. Ya se ha


destacado que el grado de destrucción de este sector es tal que se hallan expuestos y
desmoronándose varios de los bloques arquitectónicos que lo conforman, generando
124
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Figura 4. Fragmentos de cerámica asociados a los estilos Castillo y Gallinazo Negativo del valle
de Virú.

una gruesa capa de escombro. Asimismo, la construcción del camino carrozable la ha


mutilado significativamente, al menos en esta zona. Sustentamos esto con lo registrado
en el cateo 7, donde encontramos que M12, uno de los dos únicos muros visibles en
esta fachada (el otro es M13), tiene su base a 1,26 metros y se prolonga por 2,15 metros
debajo del camino carrozable. Como podemos ver, en esta fachada, la base del muro
está bastante por debajo de la base de los muros de las fachadas norte y sur, indicando
probablemente un proyecto arquitectónico más temprano.

La fachada oeste muestra básicamente una gruesa capa de escombro en pendiente, con
pocos muros expuestos. En la unidad de excavación 2, registramos parcialmente lo
que sería un ambiente aterrazado, delimitado por un muro con cabecera en pendiente
125
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

(M28), que presenta en su interior un piso roto y lentes de ceniza, sobre todo en las
zonas adyacentes a los muros que circundan el ambiente. Este ambiente daría a la
fachada oeste características arquitectónicas similares a las de la fachada sur, donde
también encontramos ambientes aterrazados y delimitados por muros con cabecera
en pendiente (por ejemplo, M4, M6 y M7). Sin embargo, por debajo de M29, el muro
límite oeste de este ambiente, y hasta a la altura del camino carrozable, no se registró
elemento arquitectónico alguno, solo escombro. Nuevamente, 70 centímetros por debajo
del camino carrozable se registró una superficie conformada aparentemente por dos
apisonados superpuestos. Se necesita, por lo tanto, una intervención más exhaustiva
para determinar las características de esta parte del edificio. Sin embargo, parece ser
que el cuerpo principal del edificio, donde se encuentra el patio, se construyó sobre una
especie de loma, la cual fue finalmente cortada con la habilitación del camino carrozable.

Ambientes identificados

Tal como se ha mencionado, los objetivos de esta intervención arqueológica no


consideraron las excavaciones de los ambientes al interior del edificio. Sin embargo,
la prospección y la excavación de las trincheras y la unidad de excavación 4 nos han
permitido identificar de manera preliminar los siguientes ambientes:

Vestíbulo Este espacio se ubica en el lado sureste de la parte superior del edificio y
ha sido parcialmente excavado debido a la intervención codificada como unidad de
excavación 4 (UE4). Está delimitado por los muros M14 y M15, al sur, M22 al norte,
parte del relleno de bloques constructivos que conforman el montículo 3, al este; y
M21, que forma parte del montículo 4, al oeste. Aparentemente, tiene forma ortogonal
irregular, debido a la planta escalonada del M15.

En su lado norte, presenta dos posibles vanos de acceso que lo comunican con el patio
a dos niveles. El sector este está deteriorado, por lo cual no es factible determinar desde
dónde se accedía a este ambiente. También es probable que el acceso se haya hecho
desde el patio, y que este ambiente no sea un vestíbulo, sino que haya cumplido otra
función, acaso la de espacio para deposición de regalos u ofrendas.

Montículos 1 y 2 El montículo 1 es una estructura irregular de adobes planoconvexos,


con algunos paralelepípedos, de 2,30 m de altura, con relación a la superficie actual del
patio. Conformando parte de su relleno arquitectónico, se registraron los muros M37,
M38 y M39. La evidencia del enlucido en el paramento este estaría indicando el orden
en que fueron levantados: M39, M38 y M37. Además, indican que no fueron hechos
para rellenar ambientes, sino que, antes de configurar el montículo 1, delimitaron
espacios. Pero, con los datos que contamos, no es difícil explicar la cercanía de estos
muros: la separación entre M39 y M38 es de 0,60 m, rellenada con escombro; y no existe
separación entre M38 y M37.

El montículo 2 está 1,63 m por encima del nivel actual del patio. Se ubica al este del
montículo 1 y se encuentra unido a este por un conjunto de adobes, en el lado norte.
Entre ambos montículos hay en espacio de separación que, en su parte más larga,
al sur, alcanza los 4,5 m, y está parcialmente cubierta por escombro en pendiente.
126
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Probablemente, lo que denominamos montículos 1 y 2 hayan sido originalmente, en el


último proyecto arquitectónico, un solo bloque, compuesto por adobes planoconvexos
y rectangulares. La separación entre ambos, que puede ser resultado de las actividades
de los huaqueros, nos hizo dividirlos en dos montículos de manera provisional. Quizás
se trate, en conjunto, de un espacio elevado a manera de plataforma, en donde se
colocaban personajes de elite que participaban en las fiestas y rituales que se celebraban
en el patio. No hemos registrado ningún elemento claro que nos permita inferir la zona
por donde se circulaba desde y hacia el patio.

Montículo 3 Forma parte de un conjunto de bloques constructivos de adobes


planoconvexos que ha sido destruido en su lado oeste. Este montículo sirvió de límite
este del patio.

Montículo 4 El enorme pozo de huaquero que domina este espacio permite inferir que
originalmente fue un ambiente delimitado por los muros M17, M18, M21 y M24, que
luego fue rellenado hasta crear una plataforma elevada, en donde pudieron sentarse los
personajes que presidían las fiestas y ceremonias realizadas en el patio. En su lado este
y norte está delimitado por muros de corte escalonado (M21 y una sección de un posible
muro no codificado registrado en el cateo 12), lo que le confiere un carácter especial
a este espacio. Algunos centímetros hacia el oeste de M16 se hallan expuestos unos
cuantos adobes cúbicos dispuestos en hilera de sur a norte, en dos diferentes niveles,
que podrían estar conformando escalinatas.

Patio Este espacio abierto tiene un ancho máximo de 14 m y unos 20 m de largo, de este
a oeste. Tiene dos niveles: el alto (al oeste) y el bajo (al este), delimitados a partir de un
paso a desnivel que se ubica en la parte central (Figuras 44, 45 y 46).

Otros ambientes Al oeste de la UE1 se identificó un ambiente que claramente ha sido


enterrado con material de escombro, para superponer los ambientes de al menos un
nuevo edificio. Está delimitado por los muros M8, M9, M10, M17 y M19.
Al este de la UE1 existe un ambiente flanqueado por los muros M3, M4, M5, M7 y M40.
En él se conservan restos de pisos que hacen media caña con M4 y M40.

La cerámica

No se registró ninguna pieza completa. La muestra está compuesta por 221 fragmentos
de cerámica diagnósticos, los cuales fueron divididos en tres grupos: partes de vasijas,
partes de utensilios y objetos diversos. También se analizó el tipo de cocción y de
decoración.

Las formas
El grupo de partes de vasijas está compuesto por bordes (de cántaros, tinajas, ollas,
cuencos, platos y diversos), golletes diversos, agarraderas (asa lateral, asa puente y tipo
anillo), cuerpos decorados, bases (plana, trípode y anular), aplicaciones y otras partes
diversas de vasijas. El grupo de utensilios está compuesto por fragmentos de ralladores.
El tercer grupo incluye un fragmento de un objeto no identificado. En la mayoría de los
casos no fue posible establecer su filiación cultural, en especial la de los fragmentos de
127
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

partes de vasijas del tipo doméstico, cuya forma parece mantenerse, al menos desde
tiempos de la cultura Salinar hasta la Chimú.

En la Tabla 2 se detalla el número de fragmentos de cerámica, según forma, registrados


en cada uno de los contextos arqueológicamente definidos en el monumento.

Tabla 2. Número de fragmentos de cerámica según forma identificada en Huaca Las Estrellas.

Las preferencias de cocción


Se observa una marcada predominancia de la cocción mixta (38,9%), que resulta en una
pasta con una parte negra o gris y otra roja o anaranjada. Este resultado en la cocción es
producto de un error en el proceso de quemado, ya sea por un mal cálculo en el tiempo
de retiro de las piezas del horno, o por alcanzar una temperatura en el horno mayor
a la deseada. La cocción oxidante ha adquirido tonos que se acercan al rojo (20,45%),
anaranjado (15,9%) y blanco (0,45%), resultado del contenido químico de la arcilla; en
conjunto constituyen el 36,65% de la muestra. La cocción reductora representa el 24,43%
de la muestra. Es muy complicado hacer un análisis más profundo de las preferencias
de cocción en una muestra en donde tenemos una gran cantidad de fragmentos de
filiación cultural no identificada mezclados con piezas de diferentes estilos.
128
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

La decoración y los estilos


De los 220 fragmentos componentes de la muestra, 89 presentan alguna forma de
decoración. De los 89 fragmentos, 49 fueron decorados con pintura (30 de color crema,
15 de color negro y 4 de color rojo), 11 de forma estampada impresa y 8 de forma
escultórica. El resto de los fragmentos fueron decorados con acanaladuras, apliquées,
incisiones o excisiones. Dos de los fragmentos presentan decoración mixta, uno con
pintura y acanaladuras, y el otro con triángulos excisos y líneas incisas. Las características
de la decoración nos han permitido identificar 5 fragmentos de estilo Castillo Decorado,
12 de estilo Gallinazo Negativo (Figura 4) y 29 de estilo Chimú (Figura 5). El resto de los
fragmentos decorados sin identificar podrían ser estilos asociados tanto a la cultura
Gallinazo como a la Chimú.

Figura 5. Fragmentos de cerámica Chimú.

Análisis bioarqueológico

Los restos faunísticos están representados por restos de invertebrados y vertebrados.


Los más abundantes son los de invertebrados. Dentro del grupo de los vertebrados,
se cuenta con restos óseos de camélidos, roedores y peces. De este grupo, los más
abundantes son los de camélidos; sin embargo, se encuentran fragmentados. Las demás
especies están mínimamente representadas.

Invertebrados
El grupo de los invertebrados que se registró está compuesto por 16 especies de
129
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

moluscos y artrópodos: ‘Fissurella’ sp., lapa; ‘Fissurella limbata’, lapa; ‘Fissurella maxima’,
lapa; ‘Tegula atra’, caracol negro; ‘Prisogaster niger’, caracolito negro; ‘Stramonita
haemastoma’, caracol; ‘Stramonita chocolata’, caracol; ‘Stramonita dellesertiana’, caracol;
‘Scutalus proteus’, caracol terrestre; ‘Scutalus’ sp., caracol terrestre; ‘Semimytilus algosus’,
chorito playero; ‘Choromytilus chorus’, choro zapato; ‘Spondylus princeps’, mullu; ‘Donax
obesulus’, maruchas o palabritas; ‘Platyxantus orbignyi’, cangrejo, y diversos.

Cuantitativamente la muestra de moluscos de todos los contextos excavados en Huaca


Las Estrellas representa un total de 1.267 individuos que están repartidos entre 16
especies. Predominan los ‘Semimytilus algosus’ seguidos por ‘Donax obesolus’, hallados
en casi todos los contextos excavados; el porcentaje de estas especies corresponde a un
37,17% y 33,23% del total de la muestra, respectivamente. También hay una presencia
significativa de ‘Scutalus proteus’, componiendo el 24,31% del total de la muestra. Las
demás especies tienen una representación baja en los diferentes contextos excavados;
así, existe un 1,74% de ‘Stramonita chocolata’, 0,79% de ‘Scutalus’ sp., 0,63% de ‘Prisogaster
niger’, 0,55% de ‘Fissurella limbata’, 0,47% de ‘Stramonita haemastoma’, 0,40% de ‘Tegula
atra’, 0,16% de ‘Platyxantus orbignyi’ y ‘Fissurella máxima’ y finalmente un 0,08% tanto de
‘Fisurrella sp. ’, ‘Stramonita dellesertiana’, ‘Choromytilus chorus’, ‘Spondylus princeps’ y una
especie diversa de ‘Xanthidae’.

Con respecto a la distribución geográfica de los moluscos marinos, notamos que la


mayoría de las especies identificadas son de aguas frías, con excepción del ‘Spondylus
princeps’, que se ubica entre las provincias malacológicas californiana y panameña y
es de aguas tropicales. Cinco especies se distribuyen dentro del rango de la provincia
malacológica peruana, otras tres en las provincias malacológicas peruana y magallánica
y las especies de la familia ‘Thaididae’ corresponden a las provincias malacológicas
californiana, panameña y peruana.

Por otra parte, los moluscos predominantemente son de biotopo pedregoso rocoso,
con excepción del ‘Donax obesolus’, que es de biotopo arenoso, y los ‘Scutalus proteus’ y
‘Scutalus’ sp., que pertenecen a biotopo de lomas. Respecto a la distribución vertical, se
hallan cinco especies exclusivas del mesolitoral, tres especies exclusivas de supralitoral,
otras tres que se hallan tanto en mesolitoral como supralitoral y las especies de la
familia ‘Xanthidae’ que son de supralitoral y también de mesolitoral. Lo evidente en la
muestra de moluscos es que hay una colecta relacionada hacia los recursos abundantes
de la época, tal como el ‘Semimytilus algosus’, bivalvo que aparece en grandes cantidades
con eventos de El Niño, cuya alta presencia (37,17%) junto a la colecta de gasterópodos
terrestres, como es el caso de ‘Scutalus’ (24,31%), avalaría una posible época de
abundantes lluvias. Esto se necesita confirmar con muestras de otros contextos del sitio.

El ‘Spondylus princeps’, distribuido en cantidad mínima en el sitio, encontrado en un


cateo del extremo oeste del frontis norte, pudo haber sido obtenido mediante comercio
con gente que vivía al norte, en playas tropicales donde habitan estos moluscos.

Vertebrados
El grupo de los vertebrados que se registró está compuesto por restos óseos animales
y humanos.
Restos óseos animales. En este grupo se registró un total de 12 especies y 10 familias, de
130
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

las cuales 4 especies son mamíferos, 7 especies son peces y 1 especie es ave, tal como
se lista a continuación: ‘Muridae’, ratones de campo; ‘Cavia porcellus’, cuy; ‘Odocoileus
virginianus’, venado cola blanca; ‘Lama’ sp., camélido doméstico; ‘Mustelus’ sp., tollo;
‘Myliobatis’ sp., raya águila; ‘Merluccius gayi’, merluza; ‘Paralonchurus peruanus’, suco;
‘Sciaena deliciosa’, lorna; ‘Sciena Straski’; ‘Anisotremus scapularis’, chita; ‘Phalacrocorax
bougainvillii’, guanay, y otros.

Se observó que la proteína basada en carne de camélido es lo más común en este sitio,
seguida por la de peces.

Restos humanos. Se ubicó un entierro que pertenece a un infante, el cual estaba en


posición fetal, con la cabeza orientada al este, en un espacio que parece ser parte de una
fosa que originalmente tuvo forma rectangular. Varios de sus huesos, principalmente
del cráneo y costillas, se encontraban fragmentados. La zona frontal o anterior del
cráneo estaba destruida, probablemente por la presión del escombro que lo cubría. A
la altura del cráneo, aparentemente sostenida al momento del entierro por la mano
derecha del infante, se halló una lámina circular de cobre con detritus de color marrón
a su alrededor, indicando la existencia de un tejido que lo envolvía. Esta fue la única
asociación directa del entierro, pero el hecho de que la matriz de la fosa esté incompleta,
el relleno suelto que tapaba al entierro, y la ausencia de ajuar funerario podrían indicar
que la tumba fue saqueada.

Restos botánicos
Dado que es muy difícil que los restos vegetales se conserven, sobre todo en contextos
no domésticos, hemos registrado muy pocos en el sitio. Se han identificado 6 especies
de plantas a partir de semillas, restos de frutos y fragmentos de carbón. Cinco plantas
son cultivadas (‘Arachis hypogaea’, maní; ‘Phaseolus lunatus’, pallar; ‘Psidium guajava’,
guayaba; ‘Lagenaria siceraria’, calabaza, mate; y ‘Zea mays’, maíz; y una planta es silvestre
(‘Cyperus’ sp., junco). Esta última se ve representada por un fragmento de soguilla
que aparentemente fue parte de los amarres de los techos, pues los fragmentos de
revestimiento de techo hallados en la unidad de excavación 4 presentan improntas de
estas soguillas.

Reuniendo todos los restos botánicos identificados en los diversos contextos y haciendo
frecuencia relativas, tenemos que predominan con un 61,5% los restos de Zea mays
seguidos por los restos de fragmentos vainas de ‘Arachis hypogaea’, con 20,5% (aunque
podrían estar sobrerrepresentados por la fragmentación de las vainas de los frutos).
También tenemos restos quemados de ‘Phaseolus lunatus’ (7,69%), fragmentos de
endocarpio de ‘Lagenaria siceraria’ (5,13%), y un fruto de soguilla fabricada con tallos de
‘Cyperus’ sp., Junco, y también un fruto quemado de ‘Psidium guajaba’ con 2,56% cada
uno.

Análisis de material lítico, metales y textiles

Se recogió un total de 19 piezas líticas. De estas, 8 son residuos de debitage correspondiendo


a lascas, de la categoría de instrumentos tallados. Solo hemos hallado utensilios
ordinarios, entre los que se cuentan 1 cuchillo y 2 lascas retocadas como utensilios a
131
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

posteriori y una escotadura retocada. Finalmente, de la categoría de guijarros y cantos


rodados, se encontraron 3 percutores, 3 guijarros y como utensilio terminado sobre
guijarro hallamos 1 fragmento de mortero.

Solo se encontró un adorno de metal, correspondiente a una lámina circular, asociada al


entierro 1. Respecto a los textiles, además del que envolvía la lámina del único entierro
registrado en la intervención, se encontró un retazo de textil entre el relleno superficial
de uno de los ambientes.

Discusión y comentarios

Esta primera intervención en Huaca Las Estrellas nos ha proporcionado datos


interesantes y novedosos. En función del objetivo inicial de la intervención, podemos
afirmar que esta estructura arquitectónica ha perdido tamaño a lo largo del tiempo,
debido a los agentes de deterioro. La evidencia más clara de su destrucción se observa
en el lado este, donde claramente el edificio ha sido mutilado, dejando expuestos los
bloques de relleno arquitectónico. No sucede así con el lado norte, en donde se puede
inferir una aparente conservación de su configuración original, cuya base estaría unos
90 centímetros por debajo del nivel de la superficie actual. Aquí, la huaca tiene una
fachada verticalmente plana. No nos ha quedado clara aún la configuración del edificio
en el lado oeste, el cual además está cubierto por una gruesa capa de escombro.

El lado sur, debido a su conservación más o menos regular, permite observar con mayor
claridad parte de sus elementos arquitectónicos. Las evidencias indicarían que esta
pudo ser la fachada principal, y que, frente a ella, más al sur, pudieron existir pequeños
ambientes que articulaban el ingreso. Lamentablemente, en frente se halla el camino
carrozable y un campo de cultivo, por lo que es muy probable que las evidencias de su
proyección más hacia el sur se hayan perdido.

Observando la arquitectura en superficie del edificio y teniendo en cuenta los datos


que recogimos de nuestros cateos y unidades de excavación, sabemos que Huaca Chica
o Las Estrellas no se hizo a partir de un único proyecto arquitectónico. La estructura
monumental que observamos en la actualidad, o lo que queda de ella, es el resultado de
al menos dos edificios superpuestos y varias remodelaciones, configurados a partir de
ambientes rellenados sobre los que se asientan nuevas edificaciones. El enterramiento
y superposición de edificios es una técnica constructiva con trasfondo ideológico de
carácter panandino.

Respecto a la afiliación cultural de Huaca Chica, su técnica constructiva y la cerámica


registrada in situ, nos han permitido asociarla a la época Gallinazo, con una posterior
ocupación de la época Chimú, sin evidencias de ocupación intermedia Moche, a pesar de
su cercanía a las Huacas del Sol y de la Luna. Sin embargo, no descartamos la posibilidad
de una más temprana ocupación de la cultura Salinar. La posible ocupación Salinar de
Huaca Las Estrellas se basa en algunos fragmentos de cerámica. Sin embargo, estos
fragmentos corresponden a estilos domésticos que, si bien se originaron en la época
Salinar (Puerto Moorín en el caso del valle de Virú), aún se registran en ocupaciones
asociadas a las fases de la cultura Gallinazo.
132
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

Creemos que el proyecto de construcción de Huaca Las Estrellas se inició durante la


fase de ocupación Gallinazo. Las evidencias más claras son la cerámica y los adobes.
Tal como lo señala Centurión (1989) para el valle de Virú, en sus inicios, la cultura
Gallinazo se encuentra entremezclada con formas y elementos Salinar. Heidi Fogel
(1993: 107) complementa esta afirmación para el valle de Moche, cuando afirma que
“durante la parte más temprana del contacto, el material gallinazo aparece por un breve período
de tiempo, mezclado con el remanente local de la tradición Salinar. En algún punto durante la
fase Gallinazo Medio, el corte cultural se completa y los híbridos Gallinazo-Salinar desaparecen
del inventario de cerámica del valle de Moche”4. Esto explicaría entonces la presencia
de elementos de cerámica tradicionalmente asociados a esta cultura en un edificio
Gallinazo como Huaca Chica.

Los fragmentos de estilo Gallinazo Negativo recogidos durante nuestra intervención


en el sitio demuestran la presencia de elites Gallinazo haciendo uso del edificio. En
una publicación anterior (Uceda et al. 2006, 2009) hemos argumentado que los estilos
decorados con pintura negra en negativo (Gallinazo Negativo y Carmelo Negativo)
son los únicos elementos de cerámica que se deben considerar como diagnósticos para
determinar la presencia de grupos humanos asociados a la cultura Gallinazo en un
territorio determinado. No estamos teniendo en cuenta los fragmentos de los estilos
definidos como Castillo Decorado y Castillo Inciso, registrados en el sitio, para reforzar
nuestra hipótesis del origen Gallinazo de Huaca Chica o Las Estrellas. Siguiendo la
línea de ideas propuesta por Uceda y co-autores (2006, 2009), consideramos que sería
apresurado asociar los estilos Castillo a la cultura Gallinazo, pues constituyen una
tradición cerámica doméstica de la Costa Norte que se aprecia desde el Horizonte
Temprano hasta el Intermedio Tardío.

Tomando los adobes como elemento diagnóstico para filiar un sitio Gallinazo, acudimos
a la división de tres fases que hizo Bennett (1950) a partir de sus investigaciones en el
Grupo Gallinazo. Este investigador describe que los sitios del valle de Virú asociados
a la fase Gallinazo II presentan muros hechos con adobes bola (‘ball’ adobes) “modelados
a mano unidos con mortero de arcilla, y cubiertos en su lado externo con un enlucido grueso.
Algunos de los adobes tienen formas definidas, tales como odontiformes, hemisféricos, subcónicos
e incluso con forma de cuña” (Bennett 1950: 67). Es claro que Bennett usa el término “adobe
bola” para referirse a los adobes de tipo planoconvexo en sus diferentes variantes
morfológicas. En la fase Gallinazo III se utilizaron adobes rectangulares hechos con
gaveras de caña. Si bien la división de tres fases de Bennett es considerada de poca
utilidad ya que sus excavaciones se realizaron en niveles arbitrarios sin tener en
cuenta la estratigrafía natural (Billman 1996: 237), nos queda claro que la arquitectura
gallinazo no solamente debe ser tipificada por la presencia de adobes con marcas de
gavera de cañas, como normalmente se ha hecho, sino también por la presencia de
adobes planoconvexos de diferente forma, como los que hemos registrado en Huaca
Las Estrellas. La presencia de adobes bola en la arquitectura Gallinazo es confirmada
por Heidi Fogel (1993: 124) quien afirma que, en el Grupo Gallinazo, en el Valle de Virú,

4 En el original: “During the earliest part of this contact, Gallinazo materials appear, for a brief
time, to be mixed with the local remnant Salinar tradition. At some point during the Middle
Gallinazo phase the break became complete and Gallinazo-Salinar hybrid vessels disappeared
from the Moche Valley ceramic inventory”. La traducción es nuestra.

133
ACTAS DE LA PRIMERA MESA REDONDA DE TRUJILLO

las estructuras en su base están hechas con adobes bola y las de encima con adobes
marcados con gaveras de caña. Añade que esta secuencia constructiva corresponde, en
la seriación de adobes propuesta por Bennett, al Gallinazo Medio y Tardío.

Parece que las construcciones más tempranas de Huaca Las Estrellas fueron elaboradas
exclusivamente con adobes de tipo planoconvexo, pero nuestros datos no son del todo
precisos toda vez que no hemos excavado en profundidad el monumento. Lo que sí es
claro, es que para las construcciones más tardías este tipo de adobe se sigue utilizando
de manera masiva, pero se van agregando otros tipos de adobes, de forma rectangular
o cúbica, hechos con gaveras de caña. Incluso, encontramos adobes planoconvexos,
rectangulares y cúbicos formando parte de un mismo rasgo arquitectónico. La
coexistencia de adobes planoconvexos modelados y adobes rectangulares y cúbicos
moldeados con gaveras de caña en un mismo muro, más que a un uso temporal,
podría responder a una necesidad funcional. En ese sentido, los adobes planoconvexos
conformarían la mayor parte del volumen arquitectónico, mientras que los rectangulares
y cúbicos habrían sido utilizados para límites de muros, acabados, pasos, o rasgos
arquitectónicos específicos.

El registro en Huaca Las Estrellas de adobes decorativos similares a los registrados en


Tomabal, un emblemático sitio Gallinazo en el valle de Virú, no necesariamente es un
indicador de presencia de la cultura Gallinazo. Sin embargo, su presencia es sugerente.

La posterior ocupación Chimú en Huaca Las Estrellas se sustenta en la presencia de


cerámica impresa típica de esta cultura. A la luz de nuestra intervención en el sitio,
no nos es posible señalar de qué manera los chimúes ocuparon la huaca. Posteriores
excavaciones nos permitirían saber si parte de las estructuras de Huaca Las Estrellas
fueron construidas por los chimúes, lo cual no parece ser a priori el caso, o si simplemente
reutilizaron el edificio, sin realizar mayores cambios arquitectónicos como sucedió, por
ejemplo, en algunos sectores de Huaca de la Luna (Tufinio 2007, 2008a).

Como se indicó en los antecedentes, tanto Fogel (1993: 166) como Billman (1996: 245-
246) mencionan la afiliación de Huaca Las Estrellas a la cultura Gallinazo, e indican que
junto a una estructura monumental de adobes en cerro Pesqueda, son los dos únicos
casos de pequeños centros ceremoniales en el valle de Moche asociados a esta cultura.
Los autores no solamente le asignan una filiación cultural sino también una función.

La presencia de cerámica doméstica que incluye un set de ollas, botellas, cántaros,


tinajas, cuencos, platos y ralladores, así como restos de moluscos y camélidos,
nos indicarían actividades de preparación y consumo de alimentos y bebidas en
el sitio. Refuerza esta idea la presencia, en la parte superior del edificio, de una
estructura en forma de ‘U’, compuesta por adobes con evidencia de rubefacción, y
que parece un fogón, al oeste del muro 26 (M26). Si a esto le agregamos la presencia
de cerámica fina, de elite, dentro de un contexto monumental, con un amplio patio
central flanqueado por montículos elevados, inferimos en que Huaca Las Estrellas
habría sido un palacio, que además de servir como residencia, fue escenario para la
celebración de ceremonias religiosas, así como de fiestas y banquetes de la elite en
el marco de sus relaciones sociales recíprocas.

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