Clase 02 XVI EIA v15
Clase 02 XVI EIA v15
Clase 02 XVI EIA v15
"Evaluación de Impacto Ambiental”
Clase 2: La EIA como instrumento de una gestión ambiental integrada
Profesor.: Roberto Fèvre
Las actividades humanas del último siglo han precipitado exponencialmente un
conjunto de problemas en el ambiente con significación y consecuencias inéditas. El
carácter depredador de nuestra especie sin los controles adecuados, ha producido
daños en los ecosistemas ‐ en muchos casos irreversibles‐ cuyos efectos han puesto en
crisis el modo de intervención que las sociedades han instituido e incorporado como
modelo de desarrollo aceptado.
En este contexto ha surgido con contundencia hacia finales del Siglo XX, el imperativo
de dotar de una gestión ambiental sustentable a todo proyecto o actividad en general,
que impliquen efectos significativos sobre el ambiente.
La Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) es el instrumento que permite evaluar
anticipadamente, los efectos que un proyecto determinado o actividad, generará sobre
el ambiente en el cual se desarrollará. Asimismo, a partir de esta evaluación, las EIAs
incorporan medidas y planes de acción con el objetivo de evitar o morigerar los
impactos negativos, así como optimizar a los positivos.
Para establecer el alcance de una gestión ambiental consistente, consideraremos como
"proyecto" al conjunto de acciones planificadas con un fin determinado, en todo su
ciclo de vida. Es decir, desde las primeras ideas que dan origen a su existencia, hasta su
1
desactivación definitiva; pasando por las etapas de formulación, documentación,
construcción, operación, etc.
La EIA constituye y se instituye como un instrumento técnico, legal, administrativo y
participativo.
Responde a procedimientos y técnicas de observación,
Técnico medición y simulaciones propios y específicos de los distintos
fenómenos involucrados que se analizan.
Se instituye como exigencia legal a partir de una normativa
Legal específica y obligatoria para ciertas escalas y tipos de
proyectos.
Habilita o no al titular de un proyecto determinado, al inicio de
Administrativo
la ejecución del mismo.
Incorpora en sus procedimientos procesos de validación con
Participativo
participación de la ciudadanía.
La EIA debe abordar un problema de naturaleza compleja, ya que en él participan las
múltiples variables que constituyen al ambiente y que iteran permanentemente,
generando procesos complejos de comportamientos que en muchos casos resultan
poco predecibles. En razón de esta naturaleza, los problemas del ambiente no pueden
acotarse al análisis de un momento (foto) de una situación determinada, ya que
resultan ser fenómenos en una evolución constante que debe ser siempre reconocida
en su dinámica.
La segunda problemática a analizar‐ aún intangible al momento de formular la EIA que
debe reconocerse ‐ es la que se producirá en el ambiente en el que se implanta, en las
distintas etapas del proyecto en evaluación. En este sentido todo proyecto producirá
cierto impacto sobre el ambiente y todo ambiente posee cierta aptitud para recibir un
proyecto determinado.
Esta interacción permanente entre proyecto y ambiente estará siempre presente en el
análisis de los múltiples fenómenos estudiados en el marco de la EIA.
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El reconocimiento, caracterización y cuantificación de ese impacto y de esa aptitud
resulta la cuestión esencial a desarrollar en la EIA.
En este marco y a los efectos de desarrollar una EIA, se considerará al ambiente como
al conjunto de elementos físicos, biológicos, económicos, sociales y culturales; y las
relaciones que se establecen entre ellos, concebido como sistema integrado en
interacción y evolución permanente.
2.1. EIA, Cambio Climático y emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI)
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se creó en
1988 con la finalidad de proporcionar evaluaciones integrales del estado de los
conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus
causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. En la actualidad la evidencia
científica sobre las causas y la inevitabilidad de Cambio Climático (CC) es contundente.
El término CC, se ha convertido en sinónimo de “calentamiento global antropogénico“;
o sea un aumento de las temperaturas a escala mundial por actividades desarrolladas
por los humanos, fundamentalmente por la utilización intensiva de combustibles
fósiles en los últimos cien años.
Si bien el CC es inevitable, las recomendaciones de los especialistas, actualmente están
dirigidas a evitar que el aumento global de temperatura no supere el orden de
magnitud de 2°C, ya que, de superarse este rango, los efectos sobre el planeta y sobre
sus habitantes podrían ser catastróficos.
3
En el siguiente gráfico se ha representado la variación de temperatura para un
escenario de altas emisiones, es decir el escenario que no incorpora medidas de
mitigación (en rojo), y el escenario mitigado en azul. 1
En la práctica, esta meta de no superación de 2°C implica reducir drásticamente la
emisión de Gases Efecto Invernadero (GEI) fundamentalmente de dióxido de carbono
(CO2), alterando significativamente las actuales tendencias de desarrollo y prácticas
sociales vigentes.
A fines de 2015, más de 200 naciones suscribieron un pacto universal en la Cumbre del
Clima de París, por el cual se comprometen a reducir sus emisiones. Si bien muchos
consideran al acuerdo de “insuficiente” se logra por primera vez un acuerdo sobre
problema y un compromiso de accionar en consecuencia.
Este marco histórico e institucional deviene en el imperativo de minimizar emisiones
en toda actividad, proyecto y accionar; y consecuentemente de evaluar
adecuadamente cuales son las emisiones previstas en el desarrollo de un proyecto
determinado.
1
Quinto informe del IPCC (AR5) http://www.ipcc.ch/pdf/assessment‐
report/ar5/wg1/WGI_AR5_TS_FAQ_ES.pdf
4
En este sentido, es relevante incluir en las evaluaciones de alternativas de proyecto y
en los estudios de impacto ambiental, la estimación de emisiones implicadas, para
establecer cuál de ellas es, en cada caso, la alternativa que conlleva menor nivel de
emisiones, así como establecer si el desarrollo del proyecto evaluado en una EIA
implica un impacto positivo o negativo en término de emisiones GEI.
2.2. La EIA en el ciclo proyectual de intervenciones y actividades.
Las EIAs aplican a intervenciones, proyectos, actividades, etc. que impliquen una
alteración de cierta magnitud sobre el ambiente. Su instrumentación se produce
puntualmente en forma preliminar a la ejecución de estas acciones. Pero
estrictamente constituyen sólo una porción de la gestión ambiental integral del Ciclo
Proyectual.
Se considera a la gestión ambiental al conjunto de actividades, recursos y técnicas al
servicio de conservar, recuperar y mejorar según cada caso, los componentes del
ambiente tanto natural como construido por el hombre, tangible e intangible, y en
particular enfocando en aquellos problemas producidos por las alteraciones derivadas
del accionar humano.
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Las intervenciones sobre el territorio y el ambiente se encuadran en general en planes
y programas más o menos explicitados y formalizados. Su existencia como
intervenciones efectivas, requerirá de un desarrollo que va desde su formulación como
proyecto que luego, será construido y operado en su finalidad según cada caso. Su
funcionamiento y los resultados de su implementación demandarán en algún
momento de algún tipo de evaluación que habilitará nuevos y renovados planes de
acción. Aún frente a la ocurrencia de fenómenos de intervención espontáneos e
informales, se asume que estos requerirán en algún momento de su ciclo de vida,
instancias de evaluación adecuación, regularización, reformulación, etc.
Con esta lógica, el esquema del Ciclo Proyectual incorporado más arriba, propone una
lectura cíclica del accionar sobre el territorio, que identifica en el anillo interno la
secuencia de los planes ‐ programas ‐ proyectos, su construcción, operación y
evaluación. Esta secuencia en su conjunto requiere de una gestión ambiental
integrada, esquematizada en el anillo exterior y constituida por los instrumentos
específicos de esta gestión. El grado de sustentabilidad de este ciclo proyectual estará
asociado directamente a la posibilidad real de emparentar eficientemente ambos
anillos de actuación.
En los casos en que estos instrumentos se presentan en forma aislada e inconexa
respecto de otras instancias del ciclo, la EIA corre el riesgo de ver limitado su alcance
a un análisis puntual y momentáneo, cuando en realidad debe constituirse en
instrumento de una gestión ambiental consistente con el ciclo completo del
proyecto.
Si bien las EIAs, en todo el mundo, han significado un importante avance en el
tratamiento de los efectos sobre el ambiente generados por la ejecución de proyectos,
en la práctica estas EIAs y los estudios de impacto ambiental clásicos en que se basan,
presentan en general varias limitaciones si no están integradas con las demás
instancias mencionadas. El territorio como fenómeno complejo donde se producen y
materializan múltiples acciones, da lugar en su propio desarrollo a partir de cada
intervención individual, a la aparición de efectos sinérgicos y acumulativos difícilmente
previsibles mediante una EIA clásica.
Muchas de las cuestiones ambientales más críticas resultan de tratamiento más eficaz,
cuando son consideradas en las instancias tempranas, y en muchos casos antes de que
el proyecto se haya formulado y por lo tanto antes de su evaluación. En este sentido
resulta habitual ‐ y poco eficiente ‐ plantear consideraciones ambientales cuando
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muchas variables ya están definidas y sin posibilidad de reformulación. Un ejemplo
clásico de este principio es el que se presenta cuando se debe evaluar un proyecto
aislado, en el que las densidades de ocupación, volúmenes construibles, morfología
edilicia y otros parámetros ya están definidos en una normativa urbana previa que no
fue suficientemente analizada en términos de impacto sobre el ambiente, y se torna
inconsistente aun cuando múltiples proyectos no generan impactos relevantes
considerados individualmente, pero producen efectos sinérgicos altamente conflictivos
cuando se consideran en conjunto.
Pero, así como en las etapas previas, también resulta necesario asegurar una gestión
adecuada de las instancias posteriores a las EIAs. Las conclusiones y recomendaciones
que se materializan habitualmente en medidas de mitigación y Programas de Gestión
Ambiental en las EIAs, no siempre son instrumentadas en tiempo y forma por los
responsables de llevar adelante el proyecto, ni en las etapas preoperativas
(preparación de los proyectos y etapas de construcción), ni en la operativas
(funcionamiento de la actividad).
2.2.1. La Evaluación Ambiental Estratégica (EAE)
Un avance significativo en el abordaje integral propuesto lo constituye la EAE, aplicable
a políticas, planes y programas que se presuma pueden producir efectos ambientales
relevantes. La EAE consiste en un proceso formal, sistémico y holístico para evaluar las
posibles implicancias de las propuestas de intervención para un territorio determinado
o simplemente para aquellas en que se presuman implicancias ambientales
significativas. Su enfoque mejora – frente a las EIAs planteadas aisladamente – la
visión integradora y temprana del problema, ampliando la evaluación a la totalidad de
las intervenciones en el territorio, a la vez que considera también distintos escenarios
posibles, tanto de alternativas de diseño o tecnológicas, como de etapas y secuencias
de desarrollo.
El carácter eminentemente preventivo de la EAE y el nivel estratégico en el que se
aplica, permiten consolidar verdaderos programas de desarrollo, fortaleciendo los
objetivos planteados para la gestión, otorgando mayor certeza a los procesos
involucrados, a la vez que confiere mayor consistencia y validación a la toma de
decisiones.
A su vez la EAE, articulada con las EIAs y los instrumentos de gestión posterior,
posibilita una plataforma de aplicación para el desarrollo del proceso completo del
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ciclo proyectual, que permite la auto evaluación y control, así como su readecuación
permanente con el fin de dotar de sustentabilidad al emprendimiento en las distintas
fases, constituyéndose a la vez en instrumento de planificación y gestión.
Adicionalmente la EAE facilita las Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIAs) de
proyectos individuales, en tanto establece criterios para escenarios futuros, identifica
las variables críticas a considerar, propone los indicadores ambientales a medir y, en
general, define una caracterización del medio actual y futuro ya modelizado.
Tratándose de una instancia claramente anticipatoria, las EAEs están particularmente
indicadas para áreas en transformación con multiplicidad de actores y variedad de
componentes naturales y antrópicos comprometidos.
2.3. EIA como instrumento para el desarrollo sustentable
Es ampliamente reconocida la visión de la sustentabilidad que reúne las dimensiones
ecológica, económica y social, y que remite como espacio de existencia de
sustentabilidad, al que se produce en la intersección de estos tres anillos booleanos. Al
mismo tiempo esta conceptualización abre la discusión respecto del peso relativo que
cada una de estas esferas impone sobre la toma de las decisiones al momento de
planificar una intervención determinada. Frente a este debate, los distintos sectores y
actores sociales intentarán imponer el sesgo propio de sus intereses, reforzando la
incidencia de alguna de las esferas sobre las demás. Al respecto, debe concebirse a la
EIA como instrumento que transparenta los efectos que sobre estas tres esferas se
producirán, tanto en sus efectos positivos como negativos, con las consecuentes
derivaciones y posibilidades de manejo. No sólo el proceso de EIA explicita a estos
efectos, sino que además los describe, los compara y los valoriza de forma tal que los
potenciales afectados, puedan acceder a una información cabal sobre las implicancias
de la instrumentación de un determinado proyecto o actividad.
Una adecuada evaluación de los impactos que producirá un proyecto permitirá:
Mejorar la información para los decisores políticos, institucionales y/o
privados que tengan a su cargo llevar adelante o supervisar un proyecto
determinado.
Aportar al adecuado diseño y a las mejores decisiones proyectuales en la
instancia de formulación del proyecto.
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Incorporar en la decisión a los actores sociales involucrados, que tomarán
posición respecto de aceptar los impactos negativos identificados en pos de
beneficiarse de los positivos.
Sentar las bases de una gestión sustentable del proyecto evaluado, en el ciclo
completo de todo su desarrollo.
2.3.1. Concepto sistémico de ambiente y de proyecto
Como ya se ha mencionado el ambiente concebido integralmente, constituye un
fenómeno altamente complejo cuyo abordaje supone el análisis de múltiples variables
en iteración y evolución permanentes.
Frente a esta complejidad las disciplinas que estudian el ambiente, han recurrido a la
Teoría de Sistemas con la finalidad de modelizar los componentes constitutivos del
ambiente así concebido. Esta teoría, desarrollada a partir de mediados del Siglo XX por
Von Bertalanffy, ha sido adoptada en múltiples campos del pensamiento
contemporáneo, que han incorporado esta visión por su pertinencia para la
conceptualización de fenómenos que se comportan como sistemas abiertos, en
constante intercambio con otros sistemas circundantes por medio de múltiples y
complejas interacciones.
La teoría de sistemas supone un abordaje holístico que identifica a las partes
(subsistema) y al todo (sistema), a la vez que las relaciones que hacen al
comportamiento del fenómeno como sistema unitario.
En síntesis, el abordaje sistémico en lo referido a nuestra temática permite:
El reconocimiento del ambiente en análisis sin perder de vista su condición
holística
Identificar las partes y el todo en una interacción permanente
Reducir a análisis simplificados problemas de alta complejidad
Cabe señalar que el ambiente en sí no “es” un sistema, nosotros lo leemos e
interpretamos como tal, como forma de abordaje que nos permite una racionalización
eficaz, a los fines de los estudios que sobre él se realizarán.
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Con este encuadre, es posible interpretar al sistema "ambiente" constituido por cuatro
subsistemas. La geoesfera constituida por el soporte físico (suelo, agua y aire); la
biosfera, subsistema conformado por los seres vivos (fauna y flora); la tecnoesfera
representativa de todo aquello construido por el hombre con entidad física (edificios,
infraestructuras, máquinas, artefactos de todo tipo, etc.); y la socioesfera específica de
las relaciones sociales (la cultura, la educación, política, economía, etc.). En una visión
ampliada como la que se propicia aquí, el ambiente estará constituido por todos estos
subsistemas considerados en conjunto como una unidad.
Tradicionalmente la formulación de proyectos en el campo de las ingenierías y de la
arquitectura, resulta de una demanda que se genera en el ámbito de la socioesfera
hacia la tecnoesfera. Es decir, un grupo social, una empresa privada, una institución,
etc., requiere de respuestas técnicas que satisfagan una necesidad determinada (una
represa, una actividad industrial, un conjunto de viviendas, una autopista, etc.). No
obstante, según este enfoque ‐ y a la luz de los conflictos ambientales ya mencionados
que se evidencian en la segunda mitad del S XX ‐ una de las características de los
sistemas concebidos holísticamente es que la intervención sobre algunos de los
subsistemas, incidirá necesariamente en el comportamiento del sistema y de todos sus
subsistemas. En tal sentido, las EIAs analizan el comportamiento en los distintos
componentes en sus diversos niveles y escalas, revisando el comportamiento de todo
el sistema frente la inserción del proyecto en un ambiente determinado.
Pero también el proyecto en sí ‐ concebido como unidad ‐ puede considerarse como
un sistema compuesto por diversos subsistemas. En este caso, esos subsistemas
estarán constituidos por etapas, acciones, fases, actividades, etc. A partir de este
enfoque sistémico, la EIA analizará la interacción entre estos dos sistemas ‐ el
ambiente y el proyecto ‐ y las consecuencias que esa interacción producirá en los
distintos escenarios que se analicen.
10
En conclusión, las incidencias ambientales en términos de sustentabilidad producto de
sistemas en interacción, serán en definitiva el objeto de análisis de las EIAs.
2.4. Definiciones básicas y conceptuales del proceso.
El estudio que se realiza para una Evaluación de Impacto Ambiental se plantea por
objetivo, establecer el diferencial neto que se producirá en los componentes que
constituyen un ambiente determinado. Este diferencial surge de comparar, en dos o
más escenarios temporales, la situación "sin proyecto" con la situación "con proyecto".
Se plantean dos o más, ya que podrían existir escenarios de avances o habilitaciones
intermedias que requerirían del análisis de los escenarios correspondientes a cada
instancia. Evaluar un escenario, implica estimar el comportamiento de un ambiente en
términos de recursos ambientales de todo tipo (naturales, construidos, simbólicos,
etc.). Este análisis, que se desarrolla desde un enfoque técnico, es sometido a
consideración de la ciudadanía.
Como procedimiento, la Evaluación de Impacto Ambiental está constituida por una
secuencia de distintas instancias, que puede diferir según la normativa que aplique,
pero en general responde al siguiente esquema simplificado:
El Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) está constituido por: la descripción diagnóstica
del ambiente en que se implantará el proyecto; la descripción del proyecto (enfocando
particularmente en aquellas acciones con mayor incidencia en términos ambientales);
los impactos que se estiman; y la forma de mitigar estos impactos y de gestionar el
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proyecto en términos ambientales en el tiempo. El EsIA se corporiza en un documento
elaborado en general por un equipo multidisciplinario, que aborda cada una de las
problemáticas involucradas.
La elaboración de este documento generalmente es financiada por el titular del
proyecto, y presentado ante la Autoridad de Aplicación (AA) designada por el Estado
para su consideración. En esta instancia la AA verifica en el EsIA presentado, el
cumplimiento de normas vigentes en la materia (tanto para el tipo de proyecto como
para la EIA), la adecuación de los procedimientos seguidos por la presentación;
certificaciones y parámetros establecidos por la normativa y por las buenas prácticas
de cada disciplina involucrada. Es decir, la AA dictamina respecto de la correcta
elaboración técnica y procedimental del EsIA.
La aprobación del EsIA por parte de la AA, habilita la instancia de la consulta pública
que puede efectivizarse a través de distintos mecanismos, por ejemplo: audiencias
públicas, recolección de alegatos, talleres participativos, etc. Algunas normativas
establecen categorías de proyectos, que son jerarquizados según su implicancia
ambiental. En estos casos, a los proyectos calificados en las categorías que suponen
menores riesgos para el ambiente, se les requiere estudios simplificados y en muchas
normativas, para estos proyectos, se prescinde de la consulta pública.
Finalmente, con los resultados de la consulta pública, la AA considera y dictamina
respecto de los aportes recogidos en esta consulta y emite la Certificación de Aptitud
Ambiental o Licencia Ambiental (este término varía según cada normativa). En esta
instancia se establece alguna de las siguientes posiciones:
El proyecto puede desarrollarse según lo previsto en el EsIA.
El proyecto puede desarrollarse, pero requiere modificaciones ya sea en el
proyecto en sí, en las medidas de mitigación o en el Plan de Gestión
Ambiental.
El proyecto no puede desarrollarse.
Este documento, que da por finalizado el proceso de la EIA, constituye la licencia
ambiental para dar curso al proyecto y suele tener un período de vigencia. Cumplido
este período la licencia debe renovarse periódicamente. En esas renovaciones, el
titular de la actividad debe acreditar el cumplimiento de los compromisos de gestión
adquiridos en el proceso de EIA.
12
2.4.1. Otros instrumentos de la gestión ambiental
De acuerdo a lo ya antes mencionado, la gestión ambiental en términos genéricos
dispone de un conjunto de instrumentos que pueden o no formar parte de una EIA
según los casos. Con el fin de aportar una referencia sobre los mismos, estos se
mencionan con una breve sinopsis a continuación:
i. Análisis de alternativas
Estrictamente el análisis de alternativas resulta una instancia vital para la EIA que se
incorpora en el EsIA. Permite establecer que la alternativa de proyecto seleccionada es
la mejor opción en términos ambientales, respecto de las posibles analizadas. El
análisis consta de tres instancias:
Formulación de alternativas. Plantea las alternativas de todo tipo, pero
viables de acuerdo a las características del proyecto en estudio. Algunos
ejemplos de alternativas pueden ser: alternativas de localización, de diseño,
tecnológicas, de modelos de gestión, etc.
Valorización de alternativas. En esta instancia se expone el método por el
cual las alternativas han sido valorizadas y consecuentemente que valoración
relativa ha obtenido cada una de ellas.
Selección de alternativas. Finalmente se exponen las conclusiones obtenidas
de las instancias anteriores y la decisión por la cual ha definido a la
alternativa seleccionada.
Si bien el estudio de alternativas resulta un procedimiento clave en una EIA, no todas
las normativas incluyen la obligación de presentarlo. Es decir que es suficiente la
presentación de la alternativa de proyecto ya seleccionada. En la práctica esta "no
exigencia" conduce a que, en muchos casos, en la formulación de los proyectos, no son
suficientemente analizadas desde el punto de vista ambiental, las distintas alternativas
posibles para un mismo proyecto.
ii. Línea de Base Ambiental
Se entiende por Línea de Base (LB) al conjunto de datos asociados a indicadores que
mejor describen la situación del ambiente en una fecha determinada, previa a
cualquier intervención que se proyecte. Constituye una "foto" de la situación
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ambiental expresada de tal forma que, con posterioridad servirá de base de
comparación con otras mediciones y por tanto permitirá evaluaciones certeras del
diferencial.
En el caso de las EIA resulta una información sumamente útil en tanto permite
establecer con mayor precisión el comportamiento de las variables ambientales en un
futuro, como consecuencia de la ejecución de un proyecto determinado. Asimismo,
posibilita establecer sistémicamente y en forma planificada, planes de monitoreo y
programas de seguimiento ajustados y específicos. Establecer una LB sólida, también
es de suma utilidad cuando deben deslindarse efectos sobre el ambiente con
ocurrencia anterior o posterior a la instrumentación del proyecto, que pueden implicar
responsabilidades y costos de remediación asociados.
Para que una LB sea de utilidad, deberá identificar las variables ambientales clave en
función del tipo de proyecto y el ambiente en el que se implantará, así como también
establecer protocolos y programas de muestreos compatibles con la envergadura del
proyecto. Líneas de Base con excesiva cantidad de indicadores y exigencia de
monitoreo, devienen luego en programas de difícil cumplimiento en el desarrollo del
proyecto.
Por su naturaleza, la LB se asemeja y puede formar parte de un diagnóstico de la
situación ambiental inicial que toda EIA debe incluir, aunque no siempre, la normativa
la requiere con esa denominación y queda a criterio del equipo de expertos el formato
que adoptará este diagnóstico.
iii. Pasivos Ambientales
Es posible que una actividad determinada produzca pasivos ambientales generados
por una inadecuada gestión ambiental de sus propios procesos. Suelos contaminados o
degradados, alteraciones indeseadas de ambientes, aguas subterráneas afectadas,
suelen ser el resultado de algunos procesos agresivos, generalmente asociados a la
actividad industrial o extractiva.
La generación de pasivos es resultado de una gestión ambiental inadecuada de un
proyecto o una actividad determinada. Es decir, en caso que se presuma que este
pasivo puede ser el resultado de algún proceso en evaluación, las medidas de
mitigación y el Plan de Gestión Ambiental del EsIA deben contemplar las acciones
correspondientes para que este pasivo no se produzca y el evitarlo o remediarlo,
quede incorporado como accionar en el desarrollo del proyecto. Desde este enfoque,
14
los motivos que lo generan y sus efectos hacen que se lo trate como un impacto más.
Por esto es necesario verificar la inexistencia de pasivos cuando se desarrolla un
proyecto en un predio en el cual se desarrolló con anterioridad una actividad que
presumiblemente podría haber generado pasivos sin un tratamiento adecuado, ya que
se trata de una irregularidad de la cual es responsable el titular de las actividades
anteriores y la eventual remediación si fuera necesaria debe estar a su cargo.
Estos pasivos son denominados como tales, ya que en términos contables resultan una
obligación pendiente, y en muchos casos requieren de cierta inversión económica para
la restauración del sistema a las condiciones originales o por lo menos compatibles con
los usos y actividades que se proponen. La remediación de pasivos preexistentes en un
territorio determinado es una condición necesaria para el desarrollo de nuevos
proyectos en ese territorio, y en muchos casos los costos de esta remediación suelen
tornar inviables a estos nuevos proyectos, debido a la magnitud de las inversiones que
se requieren.
Las autoridades competentes en cada problemática deben controlar a aquellas
actividades que por su naturaleza son propensas a generar pasivos y en función de
esto, exigir una gestión ambiental adecuada sobre estos procesos. No obstante,
sucede ocasionalmente que un proyecto determinado se localiza en un área que posee
o presumiblemente puede poseer pasivos derivados de una actividad anterior
inadecuadamente gestionada. En ese caso la autoridad de aplicación que tiene a su
cargo la fiscalización de las EIAs, requerirá que previo a cualquier desarrollo en el área
afectada, se exploren, detecten y caractericen los pasivos en el área afectada, así como
se establezcan remediaciones y/o tratamientos que garanticen niveles aceptables ‐ en
términos de calidad ambiental ‐ compatibles con los nuevos emprendimientos que se
proyecten. En estos casos, la autoridad de aplicación puede requerir que el análisis de
pasivos y su posterior tratamiento forme parte de la EIA del proyecto.
iv. Evaluación de Riesgo Ambiental
Se define a la Evaluación de Riesgo Ambiental (ERA) como la estimación objetiva de la
incertidumbre sobre la ocurrencia de un evento indeseado, considerando al riesgo
como a la probabilidad de que, bajo ciertas condiciones de exposición, un peligro
cause daños (a humanos, animales, a bienes o al ambiente)
Se considerará al riesgo en función al peligro, o sea al potencial propio de un agente o
fenómeno de causar daño, y al grado de exposición del componente; y se considerará
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a la exposición como a la probabilidad, frecuencia y nivel de contacto o proximidad
que el componente en evaluación presente respecto de este agente o fenómeno.
La metodología a aplicar para el desarrollo de la ERA se puede sintetizar en:
1. Identificación y formulación del problema potencial y sus posibles causas.
2. Identificación y caracterización del/los componentes y del contexto en riesgo.
3. Caracterización del peligro
4. Caracterización de la exposición
5. Evaluación del riesgo
Para Ia identificación de los problemas potenciales y sus posibles causas, se
considerará el siguiente listado orientativo no taxativo.2
ACTIVIDADES E INSTALACIONES:
1.
Almacenamientos
Materias primas
Combustibles
Maquinaria y Equipos
2.
Procesos e instalaciones productivas
Equipos
Manejo de sustancias
Medidas de seguridad y salvaguardia
Condiciones del entorno
Condiciones del proceso
Programas de mantenimiento
Producción de calor y frío
Generación de energía eléctrica
Protección contra incendios
Tratamiento de agua para procesos e instalaciones
Instalaciones de prevención y tratamiento de la contaminación: depuración de aguas
residuales; tratamiento de emisiones atmosféricas; almacenamiento y tratamiento de
residuos; ruidos y vibraciones
FACTOR HUMANO
3. Ámbito organizativo
Estructura
Sistemas de gestión
Cultura preventiva
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Adaptado de Norma UNE 150008: 2008 Análisis y evaluación del riesgo ambiental.
16
Procedimientos
Comunicación interna y externa
Condiciones ambientales del puesto de trabajo
4. Ámbito individual
Formación
Entrenamiento
Capacitación
Errores humanos
ELEMENTOS CONTEXTUALES:
Naturales (físicos y bióticos)
Infraestructuras y suministros
Socioeconómico (vandalismo, sabotaje, etc.)
Instalaciones o actividades vecinas, cercanas o afectadas.
Categorización de los Riesgos
Para la categorización de los riesgos se estimará su grado de severidad de acuerdo con la
siguiente tabla:
CONSECUENCIAS ESPERABLES
2 3 4 5
1
1 R1
PROBABILIDAD DE
2 R2
OCURRENCIA
3 R3
4 R4
5 R5
La tabla anterior permitirá establecer los siguientes niveles de riesgo:
Insignificante (R1): el riesgo no es relevante, resulta insubstancial y no requiere de
acciones específicas o medidas de mitigación.
Leve (R2): el riesgo resulta menor, pero en algunas circunstancias resulta conveniente
implementar acciones específicas o medidas de mitigación.
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Moderado (R3): el riesgo es preocupante y requiere implementar acciones específicas
o medidas de mitigación.
Severo (R4): el riesgo resulta inaceptable y a no ser que las acciones específicas o las
medidas de mitigación disminuyan esta severidad, se considera no factible.
Finalmente puede desarrollarse una matriz con los siguientes campos:
18
v. Auditoría Ambiental aplicada a un proyecto
La Auditoría Ambiental (AuA) aplicada a un proyecto, tiene por objetivo la revisión
periódica y ordenada del comportamiento de una actividad determinada en materia
ambiental.
Tiene un carácter predominantemente cuantitativo y en el marco de las EIAs están
particularmente indicada como instancia de comprobación periódica que permite
chequear:
El nivel de cumplimiento de los responsables de instrumentar las exigencias
establecidas en la EIA.
La eventual desviación que pudiera producirse entre las presunciones
desarrolladas en el EsIA y el comportamiento efectivo de las variables
consideradas.
La exigencia de AuA puede estar establecida en el Plan de Gestión Ambiental que
forma parte del EsIA, o determinadas por la Autoridad de Aplicación que tiene a su
cargo la fiscalización del proyecto.
Por lo general las AuAs son encomendadas a empresas o profesionales especializados
en la temática, independientes y autónomos respecto del titular del proyecto.
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vi. Plan de Gestión Ambiental
El Plan de Gestión Ambiental (PGA) reúne al conjunto de prescripciones y modalidades
necesarias para instrumentar una adecuada gestión ambiental para una actividad,
emprendimiento o proyecto determinado.
Considera las distintas etapas de desarrollo de los proyectos y cuando forma parte de
los EsIA, establece los métodos, recursos, acciones, programas, responsables, y demás
definiciones necesarias para garantizar el cumplimiento de las medidas de mitigación
establecidas en el EsIA y de las buenas prácticas en materia ambiental. Un desarrollo
pormenorizado de este instrumento será expuesto en la clase correspondiente a esta
temática que forma parte de este curso.
vii. Caracterización de los distintos instrumentos
Una comparativa entre la EIA como instrumento, las AAs y los PGA puede plantearse
como sigue:
20
Evaluación de Impacto Plan de Gestión
Auditoría Ambiental
Ambiental Ambiental
Garantizar la
Integrar el proyecto en el Verificar una situación
sustentabilidad del
entorno ambiental dada
proyecto en el tiempo
Se basa en estrategias de
Se basa en modelos de Se basa en datos gerenciamiento y
predicción analíticos reales mecanismos de
monitoreo y control
Enfatiza en el control de
Enfatiza respecto de las Enfatiza en los procesos
las variables claves en el
implicancias en el propios de la actividad o
desarrollo la actividad o
entorno proyecto
proyecto
Participación ciudadana
Establece un compromiso
en la validación de las Información al público
con la comunidad
decisiones del proyecto
Seguimiento y
Verificación inicial Comprobación periódica
comprobación continua
Cabe aclarar que estos tres instrumentos se articulan entre sí y suelen formar parte de
la gestión ambiental de un proyecto determinado.
2.5. Estructura de un Estudio de Impacto Ambiental (EsIA).
i. Screening y Scoping
Suele caracterizarse al abordaje de un Estudio de Impacto Ambiental EsIA a partir de
dos enfoques básicos: el Screening y el Scoping.
El Screening ‐ que en este contexto puede ser entendido como una "preselección" ‐
constituye un proceso de categorización inicial para el caso que el marco normativo
que se aplica así lo prevea. Esta categorización que opera de acuerdo a listados por:
21
tipos de proyectos, o por su localización, o por procesos involucrados, etc., determina
el nivel de relevancia ambiental del proyecto (alto, medio, bajo, nulo, etc. siempre de
acuerdo a cada marco normativo); y en consecuencia el procedimiento a seguir.
Permite también, identificar a aquellas cuestiones ambientales que deben ser
consideradas necesariamente, y por lo tanto evaluadas en el desarrollo de un proyecto
determinado, y excluir a otras que en el caso que se analiza no tienen suficiente
significancia ambiental. Desde el punto de vista operativo del trabajo del equipo de
expertos, este abordaje es de suma importancia en tanto permite dimensionar la
tarea, el perfil de los especialistas, el tiempo requerido y las características de los
estudios a desarrollar por completo el EsIA.
Como primer abordaje tiene carácter preliminar; y con relación al ambiente que será
afectado por el proyecto en evaluación, identifica cuales son los componentes de
mayor valor ambiental, los más sensibles y vulnerables a las acciones de este proyecto.
En cuanto al proyecto, en forma preliminar se identifican cuáles son las acciones
propias de este, con mayor implicancia ambiental en las distintas fases de avance del
mismo.
Este reconocimiento preliminar permite adicionalmente ajustar metodológicamente al
proceso de EIA que se propone y cuando se desarrolla en instancia temprana, (lo cual
es sumamente recomendable) también permite realizar ajustes al proyecto en
evaluación.
En un segundo momento. el proceso conocido como Scoping ‐ que en este contexto
puede ser traducido como delimitación de campo ‐ es el que define el alcance y
profundidad específico de cada una de las problemáticas identificadas en el screening.
En la instancia de scoping se establecen además con precisión los escenarios
temporales que se analizarán en el EsIA; las áreas geográficas de análisis por afectación
del proyecto en sus distintos grados; la identificación de los informantes clave,
institucionales y sociales necesarios de consultar para la realización del EsIA.
Un ejemplo de guía para desarrollar un Screening se expone a continuación. El mismo
corresponde a un programa de mejora del transporte en el área metropolitana de
Buenos Aires (PTUBA, 2007).
En primer término, esta guía indica en una serie de formularios, parámetros dirigidos a
la identificación, ubicación y caracterización del proyecto para luego establecer los
distintos aspectos ambientales y sociales a ser tenidos en cuenta, con formato de
grillas que se incluyen a continuación:
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Las matrices aplicadas a la etapa de screening son muy útiles porque permiten un
rápido abordaje del problema y pueden aplicarse a cualquier tipo de proyecto. Por
supuesto requieren en cada caso un ajuste que dependerá de las características del
medio en el que se implantará el proyecto, y del tipo y particularidades del proyecto
en evaluación.
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Finalmente se incluye una grilla de registro visual del medio, representativa de las
cuestiones ambientales implicadas.
ii. Contenido de un Estudio de Impacto ambiental (EsIA)
La descripción de los contenidos de los EsIA diferirá de acuerdo a la fuente
bibliográfica que se consulte y a la normativa que aplique al caso. El esquema que
sigue plantea en forma genérica los contenidos básicos.
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Las instancias 1 y 2 del esquema permiten establecer las características del ambiente
que será afectado por el proyecto. Tienen un carácter predominantemente descriptivo
que se explicita desde un enfoque sistémico. La instancia 2 tiene por objetivo construir
un escenario de situación del ambiente en análisis descripto en 1, considerado en la
situación "sin proyecto", para los horizontes temporales que se evaluarán.
La instancia 3 se ocupa de analizar las características del proyecto. Particularmente de
aquellas acciones con mayor incidencia en términos ambientales; que preliminarmente
se considera que podrían generar impactos significativos. En esta instancia, el proyecto
será analizado en cada una de sus etapas y sub‐etapas, identificando a las acciones
directas e indirectas vinculadas, la temporalidad de ocurrencia de cada una de ellas,
tecnologías utilizadas, responsables y todas aquellas características asociadas al
proyecto que pudieran tener incidencia en el ambiente.
En la 4ta instancia, una vez caracterizado el ambiente y el proyecto en el que se
implantará desde un enfoque sistémico, se identificarán y evaluarán los impactos, a
partir de cruzar a las distintas acciones del proyecto con los distintos componentes del
medio.
Partiendo de los impactos establecidos, es posible definir cuáles serán las medidas de
mitigación que se implementarán para evitar, minimizar y/o compensar los efectos
negativos y maximizar a los positivos.
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Finalmente, en la 6ta instancia, la formulación del Plan de Gestión Ambiental
posibilitará establecer estrategias de gestión para todo el ciclo del proyecto a través de
distintos criterios, procedimientos, parámetros y programas de actuación, que
aseguren la implementación de las medidas y acciones identificadas.
Cada una de las instancias mencionadas serán desarrolladas en detalle en las clases
subsiguientes del curso.
Si se integran los gráficos presentados representativos del desarrollo de una EIA surge
la siguiente síntesis:
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Vale señalar que cuando el EsIA se desarrolla en forma temprana, interactúa y permite
ajustes en la formulación del proyecto. Esta circunstancia es altamente recomendable
en tanto posibilita evitar impactos negativos y mejora la performance general del
proyecto en términos ambientales. En este sentido el EsIA constituye una herramienta
valiosa en la instancia de formulación del proyecto.
Los rectángulos punteados en el gráfico anterior, indican instancias que pueden
producirse o no, en función de la normativa que aplica y el tipo de proyecto o actividad
que se evalúa. Los vectores identificados con "REV", representan a los eventuales
requerimientos producto de revisión que la AA pueda efectuar respecto de
ampliaciones de información o modificaciones, ya sea en el proyecto en sí mismo o en
el EsIA.
Bibliografía.
CONESA FERNANDEZ‐VITORA, Vicente: (2010). "Guía Metodológica para la Evaluación del
Impacto Ambiental", Mundi Prensa. Madrid. España.
GÓMEZ OREA, Domingo; GÓMEZ VILLARINO, María Teresa (2013). "Evaluación de Impacto
Ambiental". Mundi Prensa. Madrid. España.
PTUBA, (2007). PROGRAMA DE TRANSPORTE URBANO DE BUENOS AIRES, MANUAL DE
MANEJO AMBIENTAL Y SOCIAL. URL: http://www‐
wds.worldbank.org/external/default/WDSContentServer/WDSP/IB/2007/02/13/000011823_2
0070213132702/Rendered/PDF/E15560REVISED01o0Ambiental0y0Social.pdf. Consultado
15/08/2019.
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