Ensayo
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Introducción
En el siglo XVII, determinar la naturaleza de la luz fue un problema que inquietó a los
más intelectuales de la época, entre ellos se encontraban los cartesianos, quienes propusieron un
modelo construido a partir de especulaciones físicas, metafísicas y teológicas. Para ellos, la luz
era un fluido formado por pequeños torbellinos, sin embargo, esta forma de significar la luz se
vio opacada por el modelo propuesto por Huygens en su Treatise Of Light y por el de Newton,
publicado en su Opticks. Considerando que estos dos modelos, tanto el de Huygens como el de
Newton, tuvieron gran recepción dentro de la comunidad científica, ya que, por un lado, Huygens
1
Entre estos se encuentran Empédocles (495-435 a.C) quien consideraba que la luz era un fluido que
emanaba de los ojos, y Pitágoras de Samos (580-495 a.C) considera que la luz era algo que fluye, excitando el
sentido de la vista.
situaba la explicación natural de la luz dentro de un modelo ondulatorio continuo, y Newton,
reivindicaba una especie de atomismo al atribuirle naturaleza corpuscular a la luz.
Así, a principios de siglo XIX, Thomas Young dio la prueba experimental que permitirá
posicionar el modelo ondulatorio por encima del corpuscular de la luz, y ha mediado de siglo, la
revolución electromagnética parecía poner fin a la discusión en torno a la naturaleza discreta o
continua de la luz, al caracterizarla como una onda electromagnética, esto por un lado, gracias al
trabajo teórico de Maxwell y por otro, a la comprobación experimental por parte de Heinrich
Hertz de las ondas electromagnéticas. Sin embargo, a finales de siglo XIX, estudios en
termodinámica en relación con los procesos de emisión y absorción abrieron nuevamente la
discusión en torno a la naturaleza continua o discreta de la luz o radiación. La solución a este
enigma vendría gracias al trabajo de Planck publicado en 1900 -pionero en la génesis de la teoría
cuántica-.
Todo esto parece confirmar que la naturaleza de la luz debería, o bien, explicarse a partir
de un modelo continuo o discreto. En este orden de ideas, la pretensión de este ensayo es
argumentar porque no hay una dicotomía intrínseca al abordar lo continuo y discreto en física,
particularmente en el caso de la luz, ya que históricamente estas dos formas de caracterizar los
fenómenos físicos se han presentado como categorías antinómicas.
En intentos por discernir la naturaleza de la luz, el siglo XVII fue el escenario que
presentó grandes trabajos teóricos y experimentales en el campo de la óptica, esto, con el fin de
comprender fenómenos como el de la reflexión y refracción de la luz, es así como aparece
Newton con su modelo corpuscular y Huygens, con su modelo ondulatorio, si bien cada modelo
contaba con un cuerpo teórico bien estructurado, todo parecía indicar que el modelo ondulatorio
de Huygens sería el más apropiado para la descripción fenoménica de la luz, que, según Blanco
(2015), gracias al experimento de Thomas Young, el modelo ondulatorio de Huygens garantiza la
naturaleza ondulatoria y continua de la luz.
En relación con lo mencionado anteriormente, la pregunta que inquietó a los físicos un
siglo después fue, de qué manera diferenciar o distinguir entre un corpúsculo y una onda, así, la
respuesta a este interrogante estaba en mirar de qué forma interactúa una onda con otra; es por
esto que, el experimento toma un sentido importante en la determinación onda o corpúsculo, es
en este sentido que, Thomas Young, en 1801 presenta el experimento de la doble rendija, lo cual
permitiría, aparentemente, dar cuenta de la naturaleza ondulatoria de la luz. Este experimento
(figura 1) consiste en hacer incidir una onda a través de una placa con una pequeña apertura, que,
al difractarse, genera una onda esférica, y de este modo, incidiendo en una segunda placa con dos
aperturas, aparecen dos ondas con las mismas características, generando un patrón de
interferencia entre ellas, este patrón encontrado por Thomas Young y, según el esquema teórico
construido por Huygens, darían validez a la naturaleza ondulatoria de la luz.
Este hallazgo por parte de Maxwell, se da gracias a los intentos por comprender el efecto
magneto-óptico, ya conocido por Faraday, quien pensaba que tal efecto tenía cierta incidencia en
las características de la luz, de ahí el interés. Hecha esta salvedad, gracias a su habilidad con las
matemáticas y con el propósito de comprender los fenómenos eléctricos, magnéticos y ópticos,
presenta un esquema conceptual que da cuenta de ello, publica, como se mencionó anteriormente,
el documento A dynamical theory of the electromagnetism que contiene, entre sus siete apartados
las ecuaciones generales del campo electromagnético y la teoría electromagnética de la luz. Al
combinar las ecuaciones del campo electromagnético, y como consecuencia de ello, obtuvo una
ecuación de onda, que, según Beléndez (2015), propuso la existencia de ondas electromagnéticas,
lo interesante del hallazgo de Maxwell fue que al calcular la velocidad de propagación de estas
ondas en función de ϵ 0 y μ0, siendo la permitividad eléctrica y magnética del vacío
respectivamente, encontró que:
1
c=
√ ϵ 0 μ0
En consecuencia, según Beléndez (2015): «Esta “síntesis” es uno de los mayores logros
de la Física, pues no sólo permitió unificar los fenómenos luminosos, eléctricos y magnéticos,
sino que también permitió desarrollar la teoría de las ondas electromagnéticas, entre las cuales
se incluye la luz», es por esto, que, no había razones para dudar de la naturaleza ondulatoria y
electromagnética de la luz, por consiguiente, la luz se posicionó como un continuo.
Estudio sobre la emisión y absorción en los cuerpos y el problema de la radiación del
cuerpo negro.
Por lo que se refiere a la radiación térmica, sabemos que en virtud de su temperatura, los
cuerpos emiten y absorben radiación electromagnética, en el caso de la materia condensada,
explica Rivadulla (s.f): «la radiación se distribuye sobre un espectro continuo de longitudes de
onda que depende principalmente de la temperatura del emisor», es por esto que, los físicos
empiezan a estudiar las implicancias de la emisión y absorción por parte de los cuerpos,
particularmente del cuerpo negro2. Con lo dicho anteriormente, es Gustav Kirchhoff quien en un
primer momento se interesa en la relación entre la emisión y absorción, gracias al trabajo
desarrollado por Fraunhofer, más específicamente, sobre las líneas de Fraunhofer3 y después
Kirchhoff pasó a estudiar algunos cuerpos que emiten y absorben la radiación de calor, en
vecindades opacas, en equilibrio a temperatura T. En este sentido, la tarea entonces era encontrar
un modelo teórico que explicase la relación entre la emisión y la absorción y particularmente, la
radiación del cuerpo negro.
2
Cuerpo teórico idealizado, que entre sus características, absorbe toda la luz y toda la energía radiante que
incide sobre él.
3
Conjunto de líneas espectrales llamadas así gracias a Joseph Von Fraunhofer quien fue uno de los
primeros en estudiar este conjunto espectral.
En lo que se refiere al cuerpo negro, aparece Wilhelm Wien, específicamente, en el
año 1894, quien a partir de principios termodinámicos logra determinar la densidad de energía del
cuerpo negro, la cual verifica la siguiente expresión:
v
E( v ,T )=v 3 f ( )
T
v
Expresión llamada primera ley de Wien en donde la expresión f ( ) era desconocida y
T
suscitó el interés de los físicos. Otra forma de expresar esta densidad de energía era en función de
la longitud de onda, cuya expresión es :
c4 c
E( λ ,T )= 5
f ( )4
λ λT
4
Para su demostración matemática, ver Rivadulla (s.f)
dE(λ)
Así, en el punto λ max, donde E ¿) adquiere su valor máximo, =0, es decir:
dλ
c df (c / λT ) 5
+5 f (c / λT )=0
λT dλ
De esta manera, vemos que para la expresión obtenida, λ max ⋅T =cte , esto, para satisfacer
el resultado obtenido, cabe mencionar además que esta expresión es conocida como la ley de
desplazamiento de Wien y según Rivadulla (2015), esta ley establece que a medida que la
temperatura del cuerpo aumenta, el máximo que alcanza la energía se distribuye a longitudes de
onda mucho más bajas. Sin embargo, la preocupación de los físicos en torno a la radiación del
v
cuerpo negro radica en que la función f ( ) seguía siendo desconocida, ya que no permitía
T
describir la relación en entre la intensidad y la longitud de ondas largas (ver figura 2)
La solución a esta función llegó a partir de un tratamiento estadístico, obteniendo una ley
de radiación térmica, que, como resultado, Wien obtuvo:
− βv
v T
f ( )=α e
T
− βv
E( v ,T )=v 3 α e T
Sin embargo, esta expresión seguía teniendo algunas repercusiones, ya que como se lee en
Rivadulla (2015) «Experimentos más precisos pusieron de manifiesto desviaciones que eran un
tanto mayores cuanto más largas eran las longitudes de onda de las radiaciones térmicas que se
observaban». De esta manera, vemos que el modelo de Wien falla al momento de describir las
5
Ver Rivadulla (s.f)
frecuencias bajas, los valores no son compatibles con los datos de la gráfica. En este orden de
ideas, y en aras de comprender la radiación térmica del cuerpo negro, los físicos Lord Rayleigh y
Sir James Jeans, propusieron un modelo que se adecuara a la ley de desplazamiento de Wien,
permitiendo adecuar los valores para los cuales el modelo de Wien falla, es decir, cuando las
longitudes de onda eran largas en relación con la intensidad.
La ley espectral a la que llegaron Lord Rayleigh y Sir James Jeans es denominada la ley
de Rayleigh-Jeans, y cuya expresión permite evidenciar la distribución de la energía del cuerpo
negro es:
8 πv 2
E( v ,T )= kT
c3
Es entonces cuando en 1900, Max Planck presenta ante la Academia Prusiana de Ciencias
el trabajo pionero en la génesis de la teoría cuántica. Antes de esto, cabe mencionar que las
expresiones encontradas hasta ese entonces sugerían que la energía radiante se propaga mediante
ondas electromagnéticas, gracias a la comprobación experimental de Hertz, de esta manera, se
puso de presente que la naturaleza de la radiación visible y térmica debía ser electromagnética y
de esta manera, satisfacer las leyes del electromagnetismo de Maxwell.
E∝v
Así entonces, la energía de las moléculas que integran el cuerpo radiante solo podrían
tomar valores enteros múltiplos de la frecuencia de vibraciónv ;en conclusión, la luz radiante
producida vendría en paquetes discretos de energía E=hv ,siendo h la constante de Planck,
aunque para él, esta idea de paquetes discretos era un truco matemático para poder llegar a un
resultado favorable, para Einstein, por ejemplo, más que un truco matemático, esta consideración
traerá profundas implicaciones físicas. Aunque, según Isaza (1989) en un principio «la
discontinuidad traducida por la hipótesis de los cuantos es incompatible con las ideas generales
que servían hasta entonces de base a la física y exigen una revisión completa de estas ideas»
(p.54), sin embargo, esto no fue impedimento para el reconocimiento de la discontinuidad en la
física y la aceptación de un modelo cuántico de la luz.
Ahora bien, hemos visto hasta este momento cómo el fenómeno de la luz ha sido objeto
de investigación a lo largo del tiempo, y, por consiguiente, pensar y estructurar una imagen del
fenómeno sólida, coherente y sobre todo perfectible, fue tarea en cada momento histórico. Así
pues, evidenciamos como dos modelos teóricos subsanan las comprensiones en virtud de ciertas
experiencias poco comprendidas en su entonces a partir de modelos teóricos bien estructurados.
En este último caso, la teoría cuántica y la discontinuidad en física toman un papel relevante en la
explicación fenomenológica, que, según De La Peña (s.f):
«(...) la lucha por establecer los principios de la cuántica coincide sensiblemente con el
esfuerzo por aceptar que la física debe pasar del reino de lo continuo al de lo discreto, que
es en este último donde viven los sistemas cuánticos y la materia (...)» (p.245)
En este orden de ideas, hemos visto que uno de los debates que más se emana en la
ciencia tiene que ver precisamente con la pertinencia de los modelos en la explicación de
fenómenos, en este caso, es muy conocido, por ejemplo, el de los atomistas vs los energetistas en
relación con la discretización y continuidad fenoménica; atomistas como Maxwell y Boltzmann,
en el desarrollo de la teoría cinético-molecular hacían uso de corpúsculos para hablar de algunas
propiedades macroscópicas como la presión o la temperatura, en cambio, personas como Ernst
Mach, consideraban estos como una ficción, de tal manera que en algún momento llegó a decir
que la hipótesis atómica era un física hipotético-ficticia. Sin embargo, era propio pensar esto, ya
que la teoría atómica no era, en relación con otras teorías desarrolladas anteriormente, tan
sensible a la experiencia.
En esta línea de ideas, y sin apartarme del sentido del texto, es mucho lo que se ha logrado
en la investigación científica en aras de comprender el mundo físico, sin embargo, valdría la pena
preguntarse qué nos hace pensar que la ciencia guarda de alguna manera problemas, tensiones 6, o
dificultades intrínsecas, que, a la vista de su significado, parecería que estas formas de significar
las relaciones entre modelos son construcciones propias del ser humano, atribuibles por su
experiencias, comprensiones investigativas, principios, orientación filosófica y científica, más no,
porque exista en sí misma una causa intrínseca que genere, como se mencionó anteriormente,
problemas, tensiones o dificultades, ya que «la ciencia puede caracterizarse como conocimiento
racional, sistemático, verificable y sobre todo, falible» (Bunge, 1959, p.9)
Conclusiones.
6
Ver De La Peña, L. Cap. X. La tensión entre lo continuo y lo discreto en la visión cuántica.
En los intentos por aspirar a mejores representaciones del mundo físico, podemos concluir
que los modelos que la física construye, y en el caso que nos ocupa, la luz y su estudio, la
relación continuo-discreto tiene gran importancia en la explicación de los fenómenos. Al
significar dicha relación como una unidad, hacemos alusión a una representación coherente en el
tratamiento de dicho fenómeno a lo largo de la historia, en otras palabras, las consideraciones
expuestas a lo largo del documento nos hacen ver como el tratamiento continuo de la luz trajo
consigo resultados favorables para tal postura, por un lado, la comprensión de fenómenos como
la reflexión y refracción de la luz, y por otro, la existencia de las ondas electromagnéticas, las
cuales tuvieron una gran recepción en la industria, particularmente, de las telecomunicaciones, lo
que permitió una comunicación más global, además, las grandes ciudades pasarían de lo rural a lo
urbano. Esto, en definitiva, implicó un cambio en las costumbres propias de la época y la forma
de relacionarnos.
Por otra parte, la visión cuántica (discreta) del mundo permitió tener mejores
comprensiones de la termodinámica, la mecánica estadística, los procesos de radiación, como por
ejemplo, los rayos x, beta, gamma, además de dar solución a los modelos clásicos que la física no
podía responder, sin embargo, es una teoría que aún no es completa. De esta manera, la dicotomía
en la relación continuo-discreto se da cuando pretendemos suponer los modelos como absolutos y
acabados, sin tener en cuenta que la experiencia precisa de diferentes marcos explicativos en la
organización fenoménica. Podríamos llamar a estos modelos, dogmáticos, siendo el investigador
o una comunidad quienes hacen esas aseveraciones. Creer que el modelo continuo o discreto en
el tratamiento de los fenómenos físicos debe ser uno únicamente, supone un error histórico, ya
que, como hemos visto, para caracterizar la luz se necesita de ambos modelos, siendo este, un
punto de encuentro entre lo discreto y continuo en física. Como lo menciona Isaza (1989),
Planck en sus intentos buscó conciliar los fenómenos cuánticos de la radiación con los fenómenos
no cuánticos -continuos- de la distribución de las ondas electromagnéticas. Siendo la emisión
discreta y la absorción continua.
Bibliografía
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México.
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Pimentel, J. (2015). Teorías de la luz y el color en la época de las luces: De Newton a Goethe.
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