Principio Constitucional de Autonomia Territorial
Principio Constitucional de Autonomia Territorial
Principio Constitucional de Autonomia Territorial
Expediente: D-13387
Demanda de inconstitucionalidad contra los
literales a) y e) del artículo 29, numeral 2 de la
Ley 1454 de 2000.
Actores: Emilio Rafael Molina Barboza y Milton
J. Pereira Blanco
Magistrados Ponentes:
Mariann Sofía Vital Pérez
Gerlin Burgos Almeida
I. ANTECEDENTES
Los ciudadanos Emilio Rafael Molina Barboza y Milton J. Pereira Blanco, en ejercicio de
la acción pública de inconstitucionalidad, prevista en los artículos 40.6, 241 y 242 de la
Constitución Política, demandaron la declaratoria de inconstitucionalidad de los literales a)
y e) del artículo 29, numeral 2 de la Ley 1454 de 2000, “Por la cual se dictan normas
orgánicas sobre ordenamiento territorial y se modifican otras disposiciones”.
A. NORMA DEMANDADA
El siguiente es el texto de los literales a) y e) del numeral 2 del artículo 29 de la ley 1454 de
2011. La norma acusada se transcribe a continuación y se resalta la parte demandada:
CAPÍTULO III
Competencias en materia de ordenamiento del territorio.
… 2. Del Departamento
a) Establecer directrices y orientaciones para el ordenamiento de la totalidad o porciones
específicas de su territorio, especialmente en áreas de conurbación con el fin de
determinar los escenarios de uso y ocupación del espacio, de acuerdo con el potencial
óptimo del ambiente y en función de los objetivos de desarrollo, potencialidades y
limitantes biofísicos, económicos y culturales.
B. LA DEMANDA
Los demandantes solicitan que se declare la inexequibilidad de los literales a) y e) del
numeral 2° del artículo 29 de la Ley 1454 de 2011 por violación del numeral 7° del artículo
313 de la Constitución relativo a la facultad de reglamentación del uso del suelo de los
concejos municipales o distritales. Para sustentar el concepto de violación exponen, en
síntesis, las siguientes razones:
Manifiestan que la norma demandada es contraria al artículo 313 numeral 7° de la
Constitución por cuanto limita injustificadamente la facultad de los concejos municipales
o distritales en el ejercicio de la facultad reglamentaria del uso del suelo. Esto al
considerar que si bien es cierto la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial puede
establecer competencias en esta materia en cabeza de los departamentos, lo que no puede
hacer es desnaturalizar, desvirtuar o condicionar las competencias de los municipios
expresamente delimitadas en la Constitución, tal y como ocurre con los segmentos
normativos acusados.
Consideran que la norma demandada al prescribir que los departamentos a través de
directrices y orientaciones pueden determinar los escenarios de uso y ocupación del
territorio, y que en ejercicio de estas competencias pueden adoptar planes de
ordenamiento para la totalidad o porciones específicas de su territorio, afecta el núcleo
esencial de la facultad reglamentaria de los municipios o distritos en este ámbito y
desplaza de forma injustificada la competencia que les ha sido expresamente atribuida por
la Constitución.
Los demandantes consideran que la norma cuestionada vulnera el artículo 287 de la
Constitución Política, en particular, el principio de autonomía de las entidades territoriales
para la gestión de sus intereses.
C. INTERVENCIONES
1. De Entidades Públicas
a. La Federación Colombiana de Municipios,
Participó dentro del trámite del proceso para prohijar la pretensión de los accionantes y
solicitar la inexequibilidad de la norma acusada, toda vez que acuerdo con el Artículo 311
de la Constitución Política de Colombia de 1991, la Ley 136 de junio 2 de 1994 y la ley
1551 de 2012 es “la entidad territorial fundamental de la división político-administrativa
del Estado, con autonomía política, fiscal y administrativa dentro de los límites que le
señalen la Constitución y las leyes de la República”.
Adicionalmente, y de acuerdo al Artículo 311 C.P, al municipio le corresponde “prestar
los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso
local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el
mejoramiento social y cultural de sus habitantes y cumplir las demás funciones que le
asignen la Constitución y las leyes”
Esta entidad está de acuerdo en que debe haber claridad en la competencia de cada
corporación, ya que as simple vista limita la autonomía territorial de los municipios, y en
muchos casos de, incluso, excluirlos en la toma de decisiones en escenarios que en
principio es de su competencia, bajo el pretexto de acudir a criterios de “interés general”,
vaciando completamente la competencia que le corresponde a estos entes territoriales
dentro de su jurisdicción, anulando su participación, debido a la ambigüedad con la que la
Constitución remite al principio de autonomía.
Con la expedición de la Ley 1454 del 2011 –LOOT-, en el artículo 29, se establecen y
precisan las competencias en ordenamiento territorial correspondientes a la Nación, el
Departamento, los Distritos Especiales, los municipios y las áreas Metropolitanas. El
ordenamiento territorial municipal cuenta con el POT como instrumento básico para
desarrollar el proceso de ordenamiento del territorio municipal. Este se define como el
conjunto de objetivos,directrices, políticas, estrategias, metas, programas, actuaciones y
normas adoptadas paraorientar y administrar el desarrollo físico del territorio y la
utilización del suelo, en orden a disponer de instrumentos eficientes para orientar el
desarrollo del territorio bajo su jurisdicción y regular la utilización, transformación y
ocupación del espacio, de acuerdo con las estrategias de desarrollo socioeconómico y en
armonía con el medio ambiente y las tradiciones históricas y culturales. Tiene por objeto
complementar la planificación económica y social con la dimensión territorial.
Tesis que se sustenta con el argumento según el cual en este caso la norma censurada
atribuye una competencia a los departamentos para el ejercicio de una función de asesoría a
través de la expedición de directrices y orientaciones para el ordenamiento de la totalidad o
porciones específicas del territorio que se enmarca dentro del ámbito de la definición de
políticas públicas y que no necesariamente interfiere con la competencia de reglamentación
del uso del suelo propia de los municipios.
Interpretado el segmento normativo que aquí se analiza en concordancia con los principios
de coordinación, concurrencia y subsidiariedad se logra un escenario de balance
constitucional entre los principios de autonomía territorial y de Estado unitario que
permiten concluir la exequibilidad del literal a) del numeral 2° del Art. 29.
Aceptar que la Constitución de 1991 ostenta un alto contenido axiológico implica admitir la
existencia de un ordenamiento jurídico inspirado en principios: el contenido normativo de
la constitución no es más que la expresión o materialización del contenido principialístico
de la misma. Así las cosas, el andamiaje orgánico constitucional se estructuró en la división
del territorio en departamentos y municipios, encargados principalmente de la prestación
oportuna y efectiva de los servicios públicos a cargo del Estado, como máxima expresión
de reconocimiento de las identidades de los pueblos y de la existencia de un crisol cultural,
que no es más que la suma de un número significativo de pequeños territorios, por
naturaleza disímiles, que conforman una unidad. Su eje central se aparta de la antigua
discusión entre el Estado federal y el centralista, para dar paso a la legitimación del poder
gubernamental sobre la base de la consolidación de la autonomía territorial.
F. CONSIDERACIONES
La LOOT en su artículo 29, contiene varios verbos rectores de la competencia que asigna a
los Departamentos, lo que supone en la práctica una función concreta y una finalidad o
propósito de la misma: la función concreta es la de señalar directrices u orientaciones para
el ordenamiento de la totalidad o una porción de su territorio, actividad bien diferente a la
función que corresponde a los municipios, cual es la de reglamentar los usos del suelo, por
ende, no puede entenderse que esta sola atribución asignada a los Departamentos sea
suficiente para entender que comparten la competencia para ordenar el territorio con los
municipios, sino que, de manera complementaria y buscando armonizar el uso del suelo en
el territorio del Departamento o en una porción de este, pueden proponer directrices y
orientaciones al amparo de las funciones generales de los Departamentos respecto de la
acción municipal, previstas en el inciso segundo del artículo 298 de la Carta Política.
En otras palabras, en tanto el ordenamiento del territorio como concepto rebasa la mera
regulación del uso del suelo, competencia de los municipios, la función del Departamento
resulta ser complementaria y de coordinación frente al ejercicio de las competencias
constitucionales de los municipios para la regulación del uso del suelo y la formulación de
planes y proyectos de desarrollo territorial.
Lo anterior se corrobora al identificar en el texto mismo del literal a) del numeral 2 del
artículo 29 de la Ley 1454 de 2011 la finalidad que tiene el ejercicio de la atribución
asignada a los Departamentos: determinar escenarios de uso y ocupación del espacio, pero
de ninguna manera regularlos, es decir, no se trata de una competencia compartida con el
municipio, sino complementaria, por ende, su ejercicio comporta la adopción de directrices
consistentes en la identificación de aquellos aspectos que a juicio del Departamento, son
relevantes para el desarrollo armónico de su territorio, siempre y cuando estén referidos al
potencial óptimo del ambiente y en función de los objetivos de desarrollo, potencialidades y
limitantes biofísicos, económicos y culturales del Departamento. Una vez formuladas las
directrices por parte del Departamento, los municipios del mismo o de la porción del
territorio a la cual se refieren, deben desarrollarlos en sus respectivos instrumentos de
ordenamiento territorial, en ejercicio de las funciones que les son propias en virtud de lo
previsto en el numeral 7 del artículo 313 de la Carta Política.
III. DECISIÓN
En mérito a las consideraciones expuestas, la Corte Constitucional, administrando justicia
en nombre del Pueblo y por mandato de la Constitución,
RESUELVE:
Magistrado Ponente:
ALBERTO ROJAS RÍOS “Al presentar el concepto de violación, el ciudadano debe plantear sus razones de manera que: (i)
sean comprensibles (claridad), (ii) correspondan con el contenido de la disposición acusada y no sobre uno inferido por
quien demanda (certeza), (iii) señale cómo la disposición vulnera la Constitución Política, mediante argumentos
determinados, concretos y precisos que recaigan sobre la norma en juicio (especificidad), (iv) ofrezca razonamientos de
índole constitucional que se refieran al contenido normativo de las disposiciones demandadas (pertinencia), de manera
que (v) suscite una mínima duda sobre la constitucionalidad de la norma que se estima contraria a la Carta Política
(suficiencia).”