Manual de Supervivencia

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Teoría y psicología de la

supervivencia
Manual de supervivencia - Survival

Supervivencia deportiva y supervivencia real


La supervivencia deportiva es un deporte de aventura con múltiples facetas, ya
que requiere conocimientos de técnicas de variadas disciplinas (orientación,
escalada...) y del medio (botánica, meteorología...) que nos permitan
desenvolvernos en la naturaleza, reconocer y aprovechar sus recursos y evitar
sus peligros. La práctica de este deporte fortalece el cuerpo y la mente y
aumenta la seguridad en nosotros mismos, nuestra capacidad de
improvisación, de lucha por la existencia y nos prepara para una situación de
supervivencia real. Sin embargo, la mayoría de nosotros jamás tendremos que
enfrentarnos a tales circunstancias, pensaréis. Es cierto que no necesitaremos
comer grillos ni dormir en un refugio improvisado, pero los beneficios
psicológicos que proporciona nos ayudarán a enfrentarnos a la lucha por la
vida en nuestra sociedad consumista depredadora. Por otro lado, cualquiera
que practique montañismo puede verse incomunicado en medio de ninguna
parte por un brusco cambio de tiempo, los trekkings a zonas salvajes y
apartadas están cada vez más de moda, con el riesgo de perderse o tener un
accidente, aunque sea mínimo, siempre presente, y millones de personas viven
en zonas con peligro de inundaciones o terremotos. Incluso en la era de las
telecomunicaciones, cuando todo el globo terrestre está fotografiado y
cartografiado, existen zonas salvajes a las que nuestra civilización no ha
llegado y en las cuales no tendremos dónde enchufar el microondas ni
podremos dormir en un colchón Flex. Pero no nos engañemos, nadie está
totalmente preparado para enfrentarse al violento choque mental y emocional
que supone encontrarse abandonado y solo en un lugar remoto. Las técnicas
de supervivencia nos ayudarán a vencer al medio, pero el peor enemigo está
dentro de nosotros: pánico, soledad, desesperación..., y para vencerlo hay que
conocer cómo funciona.

El poder está en la voluntad


Debemos tener en cuenta que una situación de supervivencia es una prueba de
resistencia. Y en este tipo de pruebas el músculo que jamás debe fallar es la
voluntad. Voluntad de vencer, voluntad de sobrevivir, este es el factor más
importante. Al final todo se reduce a una actitud psicológica fuerte que nos
permita enfrentarnos sin desfallecer a la desesperación, la angustia, el tedio, el
dolor, el hambre, la fatiga... Si no estamos mentalmente preparados para
enfrentarnos con lo peor tendremos pocas posibilidades de sobrevivir.
Aliado y enemigo: miedo y pánico
Es imposible no sentir miedo cuando uno se encuentra aislado y perdido lejos
de la civilización. El miedo es una reacción natural de todos los animales frente
a elementos hostiles, una descarga de hormonas en la sangre que agudiza los
sentidos y prepara el cuerpo para luchar o huir. En este sentido, el miedo es,
sin duda, beneficioso. La cara oscura del miedo es el pánico. El miedo
descontrolado e irracional. Jamás debemos caer en él. El pánico es destructivo,
conduce a la desesperación, impide analizar la situación con claridad y tomar
decisiones positivas. Conocer las técnicas de supervivencia inspira confianza y
es un paso muy importante para evitar sucumbir al pánico. Por otro lado,
debemos concentrar nuestro pensamiento en el análisis de la situación y las
tareas que debemos realizar para aumentar nuestras probabilidades de
supervivencia, y eliminar de inmediato cualquier pensamiento autocompasivo,
o de desesperación.

Los enemigos silenciosos: soledad y tedio


La soledad y el tedio llegan de forma gradual una vez que el individuo,
realizadas las tareas inmediatas, se sienta a esperar y la mente comienza a
divagar y a jugarnos malas pasadas. Con ellas aumenta la depresión y
disminuye la voluntad de sobrevivir. Se combaten de la misma manera que el
miedo y el pánico: manteniendo la mente ocupada. Siempre existen tareas que
realizar para aumentar las probabilidades de ser rescatado (preparar fogatas,
señales...) o simplemente para estar más cómodos (construir un refugio... ).
Analícense los peligros o emergencias que nos pueden sobrevenir y prepárense
planes para afrontarlos. Es buena idea elaborar un programa de actividades
que nos imponga disciplina al cuerpo y la mente y llevar un diario. Y si ves que
ya no se te ocurre nada que hacer y que tu mente comienza a desobedecerte
hundiéndose en le desesperación, corta unas flores y haz un mosaico en el
suelo con ellas. Cualquier cosa en buena con tal de que nuestra mente y
nuestra actitud no zozobre.

La mejor arma: estar preparados


Indudablemente, nadie espera encontrarse en una situación de este tipo, pero
si viajamos por zonas deshabitadas o en avioneta o por mar, el riesgo, aunque
sea mínimo, siempre está presente. La regla principal que todo el mundo debe
seguir es informar a alguien de cual va a ser nuestro itinerario. De esta
manera aumentan nuestras posibilidades de ser rescatados con brevedad.
Llevar un equipo de supervivencia en nuestra mochila, un manual de
supervivencia y conocer las técnicas que nos ayudarán a sobrevivir proporciona
una gran fuerza psicológica. Por otro lado, una vez extraviados, siempre hay
que prepararse para el supuesto de que pasaremos un largo periodo de tiempo
en el que tendremos que seguir vivos, incluso aunque hayamos informado de
nuestra ruta. Normalmente es mejor permanecer al lado del vehículo
accidentado. Si nos alejamos de la ruta que habíamos trazado para nuestro
viaje tendrán más dificultades para rescatarnos. No debemos olvidar que el
momento más duro será cuando el avión o el barco se aproxime a nosotros y
pase de largo. Supondrá una dura prueba psicológica; la desesperación y el
abatimiento en estos casos son naturales, pero debemos luchar contra ellos y
pensar que ya pasará otro. Si nos están buscando, antes o después volverán.
La preparación física también es importante. Lógicamente tendrá mas
posibilidades de sobrevivir quien está en buena forma que quien no. Pero el
riesgo no se encuentra en estar en baja forma, si no en ignorarlo. Debemos
valorar nuestra fuerza y resistencia de forma realista, sin dejarnos influir por
las marcas de nuestra juventud. Hay que tener la sensatez de adecuar
nuestras actividades a lo que somos capaces de hacer. Acometer empresas
que luego no podremos terminar sólo sirve para derrochar una energía muy
valiosa y que nos invada la desesperación.

Cómo actuar
Tener un plan de acción aumenta nuestra confianza y mantiene nuestra mente
ocupada. Los siguientes puntos pueden ayudarnos a elaborarlo.
1.- Análisis de la situación: Se debe analizar la situación para organizar un
plan. Quizá hay heridos, o me amenaza algún peligro. Tener agua y alimentos
es importante, igual que poder obtenerlos por los alrededores. A la hora de
trazar un plan hay que establecer prioridades. Hay que tener en cuenta los
peligros del entorno y cómo evitarlos. En ocasiones, dependiendo de cada
situación concreta, habrá que alterar el orden de las prioridades o sustituir
unas por otras. Por ejemplo:
-Prestar primeros auxilios 
-Preparar las señales 
-Abastecerse de agua 
-Procurarse un refugio 
-Abastecerse de comida 
-Prepararse para desplazarse (normalmente suele ser mejor permanecer al
lado del vehículo accidentado)
Es útil preparar un inventario del material, el agua y la comida de la que
disponemos y prepararnos para abastecernos por nuestros propios medios de
estos últimos antes de que se agoten las reservas.
2.- No tener prisa: Salvo en los casos de urgencia médica, la conservación de
nuestra energía es un factor más importante que el tiempo. Por otro lado, el
agotamiento por una actividad física sin un objetivo preciso provoca una
situación de desamparo que socava nuestra moral. Por ello, todo lo que
hagamos tiene que responder a un plan y un objetivo preciso.
3.- Recordar dónde te encuentras: Probablemente tendremos que alejarnos del
lugar del accidente o de nuestra base o refugio para explorar los alrededores.
En estos casos hay que tomarse un tiempo en analizar los rasgos del paisaje y
hacer un mapa mental del lugar. Debemos marcar el camino para poder volver
sobre nuestros pasos y no perdernos, pues el golpe psicológico que provoca
esta situación es durísimo.
4.- Dominar el miedo y el pánico: Hay que mantener la mente ocupada con
estas medidas. Debemos ser optimistas y confiar en ser rescatados, pero
también debemos prepararnos para afrontar futuros problemas.
5.- Improvisa: En una situación de supervivencia siempre hay algo que hacer.
Utilizar nuestra inventiva y creatividad aumenta nuestra confianza
6.- Valora tu vida: Si perdemos la voluntad de sobrevivir, el deseo de
mantenernos con vida, el conocimiento de estas técnicas es inutil. No debemos
correr riesgos innecesarios que puedan provocarnos un accidente.

Circunstancias personales
Las personas que emprendan viajes, especialmente si van a zonas alejadas o
peligrosas, deben tener en cuenta sus necesidades personales. Diabéticos,
alérgicos etc. deben incluir sus medicamentos en el equipaje. También
deberían llevar unas gafas de repuesto quienes las necesiten. Cada uno debe
conocer sus circunstancias y prepararse para afrontarlas.

El equipo de supervivencia
Manual de supervivencia - Survival
No hay manual de supervivencia que se precie que no incluya un listado
con los artículos más útiles para sobrevivir en la naturaleza. Existen
variaciones entre unos autores y otros que se deben, probablemente, a sus
experiencias personales y a sus puntos de vista sobre la supervivencia (no
es lo mismo la supervivencia individual que la supervivencia de un grupo, o
ir a pie o en vehículo: en alguno de los ejemplos necesitaremos
porteadores para llevar todo el equipo). Por otra parte, los manuales de
supervivencia de los EEUU suelen incluir armas de fuego, algo impensable
en España y, en general, en Europa, con países muchísimo más restrictivos
en cuanto a la tenencia y uso de este tipo de artículos. Como sé que resulta
muy interesante leer estas listas, voy a incluir las de varios autores para
que podáis compararlas. En algunos casos se trata de publicaciones de
hace 30 años, por lo que ciertas partes del equipo o el material del que
habla pueden estar obsoletas al haber sido sustituidas en la actualidad por
nuevos sistemas y materiales.

Fuente: Vivir y sobrevivir en la naturaleza. Ed. RM; Yves


Coineau – L.P. Knoepffler
“Los objetos contenidos en la siguiente lista y que caben con facilidad en un
macuto de tamaño mediano permiten la supervivencia durante varios días
sin demasiados problemas a condición de tener agua. Pesarán, en total,
alrededor de los 3 kg:
 1 cuchillo resistente y su funda
 1 cantimplora con vaso
 Cerillas impermeabilizadas o encendedor de yesca
 1 linterna con pilas y bombillas de recambio
 1 vela
 1 caña de pescar y sus complementos
 1 brújula
 1 botiquín de primeros auxilios
 1 espejo de señales
 1 funda de supervivencia (en aluminio especial)
 1 Ovillo de cordón resistente
 2 metros de tubo plástico
 20 metros de cuerda (7mm = 30gr. Por metro)
 1 placa de rappel
 1 olla pequeña con tapadera
 1 mosquitera
 Algunos recipientes de tripa (para hinchar en caso de tener que
cruzar un río)
 1 recipiente estanco con algunos terrones de azúcar, un poco de té,
algo de sal y algunas pastillas de caldo concentrado.”

El equipo de supervivencia debemos confeccionarlo en función del entorno


y de las circunstancias

Fuente: Manual Tutor de supervivencia en tierra.


Ediciones Tutor; Franc C. Craighead, Jr. – John J.
Craighead
“[…] Cuando esté hacienda la bolsa de supervivencia para tierra o mar,
compruebe los artículos de la lista siguiente. Además, tenga en cuenta la
ropa de protección especial y el calzado y otros artículos especiales
recomendados para zonas geográficas específicas. Los artículos marcados
con un asterisco (*) se consideran piedras angulares del equipo de
supervivencia. También debe incluirse siempre en toda bolsa de
supervivencia un manual de supervivencia como éste:
Botiquín de primeros auxilios
 * Vendas de gasa esterilizadas
 * Vendas 2,5x2,5 cm.
 * Venda de muselina 94x94x132cm.
 * Esparadrapo (rollo/s)
 * Tiritas
 * Alcohol (en recipiente plástico)
 Loción antisolar
 * Aspirinas
 Solución local antiséptica
 Pomada contra mordeduras de serpiente
 Bicarbonato sódico
 Repelente de insectos
 Ampollas aromáticas (1/3 cm3, diez unidades)
 * cuchillas de afeitar
 Pastillas antidiarreicos
 Laxante
 Loción de calamina
 * Jabón germicida
 Tela de Madrás
 Tijeras
 Pinzas
 Ilustraciones de CPR, colocación de torniquete, puntos de presión y
entablillado
 Agujas grandes y pequeñas
 Guantes de goma
Señales
 Radio, emisor-receptor
 * Espejo
 Silbato
 Linterna (sin pilas)
 * Bengalas
 * Señalizadotes de humo
 Ilustraciones de señales tierra-aire
Agua
 Agua enlatada
 Alambique solar
 *  Contenedor de plástico
 * Hoja de plástico de 1,8 x 1,8 m.
 * Pastillas para purificar agua
 Ilustración del alambique solar y marino
 Esponja
 Bolsas de plástico de 60x120 cm.
 Ilustración del alambique vegetal
Construcción de un refugio
 Ilustraciones de refugios de supervivencia
 * Cuchillo fuerte y afilado
 * Piedra de afilar
 Hacha
 * Sierra flexible
 Pastillas de combustible
 Mantas aislantes (lana)
 Velas
 * Lino
 Mosquitera
Comida
 * Pastillas de glucosa (azúcar duro)
 * Cecina
 Cubitos de caldo
 Pedernal y eslabón
 Cerillas a prueba de agua
 Aparejo de pesca
 Red vertical de pesca
 * Papel de aluminio
 Rifle y munición
 Honda
 Alambre (para trampas)
Navegación
 * Mapa de la zona
 * Brújula
 Ilustraciones de calzado improvisado
 Cuerda
 Equipo de escalada
 Machete”
Fuente: Manual de supervivencia. El libro de las fuerzas
armadas de los estados Unidos. Ed. Martínez Roca; John
Boswell
“Las mochilas de nilón con armadura de aluminio pesan poco y son lo
bastante espaciosas para contener muchos artículos indispensables además
de las mantas (en climas fríos son más prácticos los sacos de dormir; en la
selva, utilícese una hamaca) y pequeñas tiendas plegables  o tela de
paracaídas.
He aquí una lista de tales artículos:
 Un traje ligero de tela impermeable, enrollado
 En climas cálidos, un sombrero de poco peso y alas anchas
 En climas fríos, un gorro de punto que cubra la cabeza, oídos
inclusive, y algún par suplementario de guantes o manoplas.
 Una muda de ropa interior y calcetines
 Una jábega enrollada, de metro y pico de largo. (Los soportes
pueden improvisarse con estacas o palos que se encuentren junto al
sitio escogido para pescar.)
 Fósforos que puedan encenderse frotándolos contra cualquier
superficie, en una caja a prueba de agua.
 Una linterna sin pilas, también a prueba de agua.
 Varios cabos de vela (Además de su utilidad para dar luz, la cera de
las velas sirve a veces de tapón o parche)
 Un encendedor u otros útiles para hacer fuego (aparte de los
fósforos)
 Papel higiénico (¡No se empleen hojas de hiedra venenosa!)
 Algún producto (en pulverizador de plástico) para repeler insectos.
 Loción o crema antisolar
 Gafas ahumadas
 Un espejo de señales
 Dos señalizadotes de humo
 Dos bengalas o cohetes de señales
 Una brújula
 Mapas topográficos de la zona que va a recorrerse
 Pastillas para purificar agua
 Dos docenas de anzuelos diversos
 Filamento sintético para sedales (unos 15m.)
 Anillas móviles de latón y 7 u 8 metros de alambre fino para montar
trampas.
 Una navaja parecida a las utilizadas por el ejército suizo
 Agujas e hilo de coser
 Cuerda de paracaídas u otra muy resistente de fibra sintética (de 7 a
8 metros)
 Una lima de estrías finas o piedra de afilar
 Un hacha
 Una sierra fuerte, fácilmente transportable pero capaz de cortar
árboles de bastante grosor
 Un paquete de plástico con cubitos de sopa concentrada y varios
paquetes de chocolate soluble
 Hoja de aluminio (aproximadamente 1m2)
 Pomada antiséptica
 Una pequeña libreta y lápiz bolígrafo”

Sobrevivamos. Ed.Matínez Roca; Rüdiger Nehberg


El cinturón de supervivencia
“El cinturón de supervivencia […] está pensado para el caso de emergencia.
Para cuando se está sólo en la naturaleza, en casa o lejos de tu país.  […]
El contenido está enumerado. Las cosas que yo llevo conmigo, pero que
pueden estar prohibidas o ser peligrosas o innecesarias para los jóvenes las
he señalado con un asterisco.
En vez de esto puede haber otras cosas que os interese llevar
personalmente. Así se completa la lista. En realidad no existen dos
cinturones de supervivencia idénticos, ya que el contenido cambia según la
persona y según la meta del viaje. Está claro que las mujeres tendrán otras
necesidades que los hombres, y que los que viajan a zonas árticas
necesitarán otras cosas que los que se van al desierto.
Contenido del recipiente en la bolsa que cuelga del cinturón de
supervivencia:
1. Papel para anotaciones
2. Bolígrafo o lápiz
3. Escalpelo u hoja de afeitar
4. Tijeras
5. 10 cm. de cordel de perlón, de 2mm de diámetro.
6. Pegamento de dos componentes
7. Anzuelos para pescar (10 unidades, en dos tamaños)
8. 1 m. de manguera de plástico para succionar charcos pequeños y
para respirar bajo el agua
9. Un espejo de metal con un agujero de orientación en el centro
1. Remaches de metal
2. Imperdibles
3. Aguja de coser e hilo
4. Foto de una persona querida
5. Armónica
6. aparato de señales a base de cohetes
7. Brújula
8. Cerillas y superficie que frote en cajita impermeable
9. Lupa
10. pinzas pequeñas
11. Gafas de sol (desierto, ártico, océano)
12. Mini abrelatas
13. Lámpara de bolsillo pequeña, con tablas de Morse en el
compartimento de las pilas
14. Velas
15. Pasaporte, cartas de recomendación, lista de palabras, 5 signos
internacionales de ayuda […]
16. Gasas triangulares
17. Mechero de gas
18. Mapas
19. Tabletas contra la malaria
20. Mikropur, acquapur (para esterilizar el agua)
21. tabletas para dormir
22. antibióticos
23. Agujas quirúrgicas
24. Jeringas y, por ejemplo, suero contra mordeduras de serpiente.
25. esparadrapo, vendas de gasa
26. Tabletas contra el dolor
27. Captaron *
28. Pervitin *
29. Zyankali *
30. Librito de primeros auxilios
31. Billetes”

Fuente: Manual de supervivencia del SAS. Ed. Paidotribo;


John “Lofty” Wiseman
Kit de supervivencia
“[…] Coge las cosas que enumeramos a continuación. Todas ellas pueden
introducirse en una pequeña caja, como una pequeña lata de tabaco […].
Debes acostumbrarte a llevarla siempre contigo. No utilices una caja mucho
mas grande porque encontrarás incómodo llevarla y la dejarás olvidada
cuando realmente la necesites. […] Séllala para que no le entre el agua y
su interior se mantenga seco; esto puedes hacerlo con cinta adhesiva que
puede cambiarse fácilmente. […] Periódicamente debes revisarla para
comprobar que su contenido se encuentre en buen estado, y debes cambiar
todos los utensilios que se hayan deteriorado. […] en todas las cajitas que
contengan medicamentos marca la fecha de caducidad, la dosis que debe
tomarse y cuando deben cambiarse. El espacio que queda vacío dentro de
la caja rellénalo con algodón, que hará que los utensilios no se agiten y
además es útil para encender fuego.
 Cerillas
 Velas
 Pedernal
 Lupa
 Agujas e hilo
 Anzuelos y sedal de pesca
 Brújula
 Luz beta
 Alambre
 Sierra flexible
 Botiquín (analgésico, calmante intestinal, antibióticos, antihistamina,
pastillas para esterilizar el agua, pastillas antimalaria, permanganato
potásico)
 Bisturís quirúrgicos
 Suturas mariposa
 Tiritas
 Preservativo (es una buena bolsa para el agua y tiene una capacidad
de 1l.)

Cómo hacer un kit de


supervivencia
Manual de supervivencia - Survival
En general, creo que podemos diferenciar entre el kit de superviencia (en
una pequeña caja o bolsa que llevaremos siempre encima y que será muy
útil en caso de que perdamos el resto de nuestro equipo y nos quedemos
aislados en plena naturaleza) y el equipo de acampada. Lo más adecuado
es que cada uno haga su lista en función del lugar a donde vaya y de la
época del año.

El kit de supervivencia
Para el caso de la supervivencia deportiva, en mi kit de supervivencia yo
incluiría lo siguiente:
•Una manta de supervivencia. Se trata de una fina lámina que
normalmente es plateada por una cara y dorada por otra y que, al
cubrirnos con ella, nos devuelve reflejado nuestro propio calor. Es muy útil
en una situación extrema, cuando hayamos perdido nuestro equipo. Las
hay desechables y reutilizabes.
•Una pequeña linterna de dinamo. Funciona sin pilas agitándola o
girando una manivela. Si no es impermeable la guardaremos en una bolsa
impermeable.
•Anzuelos de varios tamaños, un rollo de sedal. Cuando practiquemos
supervivencia deportiva no podemos utilizar las técnicas de caza y pesca
prohibidas, pero sí pescar conforme a la ley improvisando una caña con una
vara larga. No debemos olvidarnos de llevar la licencia de pesca en regla.
Un pequeño rollo de cordel resistente y unos metros (3 ó 4)
de cuerdaresistente que puede servirnos para improvisar el refugio.
•Una navaja pequeña y afilada
•Unas tiritas, una venda, un rollo de esparadrapo (útil también para
pequeñas reparaciones) y alcohol en un pequeño frasco de plastico. En mi
caso, y en primavera, atihistanimicos e inhaladores para la alergia.
•Una aguja de coser fina y otra fuerte con hilo. No es para cosernos
las heridas, sino para reparar nuestra ropa o el equipo con el hilo o el sedal
de pesca, mas resistente (hay que comprobar que el sedal entra por el
agujero de la aguja)
•Pedernal y eslabón para encender fuego. Si no tenemos, podemos
sustituirlo por cerillas en un recipiente impermeable y/o mechero.
• Un par de señales de humo o bengalas para que nos localicen si nos
están buscando.
• Un poco de azúcar, leche en polvo, café o té según nuestras
preferencias. Nos ayudará echar un trago caliente cuando se compliquen
las cosas.
• Un par de dosis de bebida isotónica en polvo para mezclar con agua y
recuperar energías.
• Un par de bolsas de comida liofilizada. Si lo perdemos todo y estamos
desamparados, al menos el primer día tendremos el estómago lleno
mientras buscamos una solución. Sólo hay que echar el contenido de las
bolsas en agua y calentarlo. Podemos sustituirlo por papilla en polvo para
bebés; es menos “profesional”, pero más fácil de encontrar y más barato.
Guardaremos en un pequeño recipiente lo necesario para dos comidas.
• Un silbato y un espejo para señales de emergencia si necesitamos
ser rescatados.
• Lo ideal sería guardar todo esto en una lata metálica que nos serviría de
recipiente para calentar el café o la comida, y la lata meterla en una funda
que llevaríamos siempre sujeta al cinturón.
Todo esto ocupa poco espacio. Cualquier cosa de este kit que vaya a
necesitar habitualmente yo la guardaría por duplicado en un bolsillo de la
mochila, y mantendría el kit intacto para un caso de emergencia.

El equipo de acampada
En cuanto al equipo de acampada para practicar supervivencia deportiva en
plena naturaleza, podría ser algo parecido a este:
• Una mochila. Las mochilas alargadas de alpinismo podemos vaciarlas y
meter las piernas dentro para estar más calientes en caso de necesidad.
• Un saco de dormir. El mejor que podamos adquirir y con un grosor
adecuado al clima y la época del año en que realicemos nuestra aventura.
• Una esterilla aislante. Imprescindible para aislarnos del suelo frío.
• Aunque deseemos improvisar nuestro refugio en plena naturaleza no está
de más incluir en nuestro equipo una lámina de PVC para hacer un refugio
impermeable en caso de necesidad.
• En muchos lugares, durante las épocas más calurosas del año, está
prohibido hacer fuego en el campo, así que lo más adecuado es llevar un
pequeño hornillopara preparar la comida.
• Cantimplora
• Mechero o cerillas en un recipiente impermeable.
• Un cazo de aluminio con una tapa que pueda emplearse como plato, un
vaso y cubiertos.
• Un cuchillo de monte bien afilado y en su funda para no cortarnos.
• Un botiquín que incluya protector solar y repelente para mosquitos,
especialmente si dormimos al raso y sin mosquitera en lugares próximos a
zonas húmedas; algún analgésico y los medicamentos específicos que
podemos necesitar (en mi caso y en primavera antihistanímicos, como ya
sabéis).
• Una muda de ropa interior y un poco de jabón para asearnos. No
tenemos por que apestar.
• Un gorro de lana en invierno y un sombrero en verano, imprescindibles
desde que me quedé calvo.
• Una brújula y mapas de la zona que vamos a recorrer
• Una linterna de mayor tamaño y potencia que la anterior, si funciona sin
pilas, mejor.
• Una cámara fotográfica (compacta para que ocupe poco espacio) capaz
de grabar video HD de buena calidad y con sonido estéreo y un pequeño
trípode. Para documentar la aventura. Obviamente no es necesaria, pero yo
me lo pasaré mejor si la llevo. Existen modelos sumergibles, resistentes a
golpes y a las bajas temperaturas, aunque suelen ser totalmente
automáticas.
• Aparejos para pescar. Si somos aficionados a la pesca podemos incluir
en nuestro equipo una caña de pescar telescópica (ocupa poco espacio) con
un carrete y los aparejos correspondientes. Siempre hay que pescar
respetando la ley y las tallas de los peces.
• Un cuaderno y un par de bolígrafos para tomar notas del viaje.
• En cuanto a los alimentos, si deseamos alimentarnos exclusivamente de
lo que encontremos, pasaremos hambre. Pero la supervivencia trata de eso
precisamente, de sobreponerse a la adversidad y seguir adelante. Si
llevamos una tienda de campaña y alimentos para todos los días,
estaremos realizando una excursión, no practicando supervivencia.
Podemos, no obstante, llevar en un recipiente estanco, un poco de azúcar,
sal y pastillas de caldo concentrado que harán más sabrosa cualquier sopa
campestre. Naturalmente, vosotros podéis completarlo y adaptarlos según
la naturaleza del lugar donde os vais a internar. La decisión final es
vuestra... también la responsabilidad.

Construcción de un refugio
Manual de supervivencia - Survival
La función principal del refugio es protegernos de los peligros de medio
ambiente. Un calor extremo puede producir un síncope o un golpe de calor;
por el contrario, el exceso de frío produce hipotermias y congelaciones. En
las zonas pantanosas nos pueden devorar los mosquitos y si nos calamos
hasta los huesos mientras dormimos podemos coger una pulmonía, aparte
de la incomodidad, la ausencia de descanso y el golpe contra nuestra moral
que esto supone.
Un buen refugio, además de protegernos de los elementos anteriores,
proporciona comodidad, seguridad y firmeza psicológica.
El tipo de refugio que construyamos dependerá de nuestras necesidades,
del tiempo que vamos a permanecer en ese lugar y de las herramientas de
las que dispongamos. Siempre deberíamos incluir en nuestro equipaje al
menos una buena navaja, un cuchillo de monte y una lámina de plástico de
2x2 metros o similar que ocupa y pesa poco y nos proporciona un techo
impermeable. Si el peso no importa, también podemos incluir un hacha
pequeña o un machete.

Emplazamiento
Evidentemente, buscaremos en lo posible un lugar seco y al abrigo del
viento, lejos de aguas estancadas o pantanos para evitar que nos devoren
los mosquitos, aunque una fuente cercana o un pequeño curso de agua
sería ideal.
Es aconsejable, para minimizar los riesgos, huir de las orillas de los ríos,
pues puede sorprendernos una crecida, incluso en tiempo soleado, por la
rotura de una presa formada de manera natural a causa de la acumulación
de ramas, como sucedió no hace mucho en un camping español, que quedó
arrasado en cuestión de pocos minutos. La gente murió dentro de sus
vehículos y caravanas, que fueron arrastrados por la fuerza de la corriente.
Lo mismo se puede decir de los cauces secos de los ríos, que con una
tormenta pueden convertirse en torrentes antes de que nos demos cuenta.
También se desaconseja acampar bajo los árboles por el riesgo de que nos
caiga una rama encima. Reconozco que yo me salto esta norma con
frecuencia, pues los árboles protegen del rocío. Si decides hacer como yo,
fíjate bien que no tenga ramas secas que supongan un riesgo pata ti. Evita
también los lugares con peligro de desprendimiento de rocas o riesgo de
aludes de nieve.
Es importante prestar atención a los alrededores para no darnos cuenta,
una vez terminada nuestra construcción, de que tenemos un hormiguero o
un avispero como vecinos.

Tipos de refugios

Vehículo
Si nos encontramos en una situación de supervivencia real por haber
sufrido un accidente y nuestro vehículo aún está habitable, puede constituir
un buen refugio. De lo contrario prestemos atención al material que lleva
dentro y que podría servirnos. Los periódicos son un buen aislante; si
disponemos de ellos utilicémoslos para cubrir las ventanas y protegernos
mejor del frío. Si necesitamos hacer fuego y no disponemos de cerillas ni
mechero podemos empapar con gasolina un trozo de tela, de papel, de
esponja de los asientos, etc. y hacer chispas sobre él cruzando los
terminales de la batería. Si quemamos o añadimos aceite de motor al fuego
conseguiremos un humo negro y denso excelente para hacer señales.

Refugios naturales
Son refugios cuya construcción requiere poco o ningún esfuerzo por nuestra
parte. Se improvisan en hendiduras y oquedades de rocas, cuevas,
formaciones del terreno y de la vegetación. Una hendidura en una pared
rocosa que nos proteja de la lluvia y el viento y no ofrezca riesgos de
desprendimientos es ideal. Sólo tendremos que preocuparnos de construir
un lecho seco y confortable.

Refugios improvisados
Son los que construimos con los materiales que encontramos en la
naturaleza o que llevamos en nuestro equipaje.
Refugio con una lámina de plástico. Si disponemos de una lámina de
plástico suficientemente grande podemos improvisar un refugio tendiendo
una cuerda entre dos árboles y colocando la lámina como una tienda de
campaña clásica. En los extremos envolveremos unas piedras que luego
sujetaremos con unas orquillas de madera o las anudaremos y las
afirmaremos con cuerdas y piquetas improvisadas con unos palos de
madera resistente. Si cavamos una zanja alrededor evitaremos que nos
anegue el agua en caso de tormenta
Refugio con un bote salvavidas. Un bote salvavidas vuelto del revés y
elevado por un lateral con ayuda de unos palos constituye un refugio
excelente.
Cobertizo. Es probablemente el más clásico de los refugios de
supervivencia. Utiliza un armazón de madera, pero si utilizamos uno o dos
árboles como columnas nos ahorraremos mucho trabajo y el refugio ganará
en solidez. En climas fríos utilizaremos un fuego para calentarnos y un
reflector de troncos detrás para aprovechar mejor el calor. Por ello es
importante tener en cuenta la dirección del viento si no queremos terminar
ahumados. El techo lo cubriremos de materia vegetal. En algunas zonas es
fácil encontrar grandes hojas con las que construir un techo impermeable
ensamblándolas a modo de tejas. También se pueden improvisar tejas con
trozos de corteza. Si no, un techo de hierba seca y paja, si es lo
suficientemente grueso, también nos proporciona cierta impermeabilidad.

Refugio con un árbol caído. Hay que cortar algunas ramas para hacer
una oquedad en la copa caída. Es un refugio acogedor y, si el árbol es
frondoso, nos protegerá del viento, pero no de la lluvia.

Refugio con soporte de ramas en forma de A. Es otro refugio clásico y


que ofrece mayor abrigo que el cobertizo. Se construye con un armazón de
palos que adoptan la forma de una tienda de campaña canadiense
tradicional o de una A. Se cubre con una capa de hojas grandes a modo de
tejas, y por encima de éstas una capa de hierba, hojarasca, ramas que no
perforen las tejas para evitar que el viento nos levante el techo.

Refugio de tronco. Es un tipo de refugio únicamente apropiado para pasar


cortos periodos de tiempo porque no suele ser muy cómodo, a no ser que
el tronco posea un gran diámetro. Consiste en un sencillo cobertizo que se
realiza apoyando una serie de ramas sobre un tronco caído y cubriéndolas
con los materiales indicados anteriormente.

El lecho
Es una parte fundamental de nuestro refugio. Debe de ser blando, seco,
horizontal y caliente (excepto en el desierto, que será fresco). Esto lo
lograremos escogiendo bien el emplazamiento (huir de zonas con
humedad), quitando los palos y piedras que pueda haber en el suelo, y
aislándonos bien de éste con hojarasca, helechos, ropa, etc

Refugios para condiciones


especiales
Manual de supervivencia - Survival

Desiertos cálidos
La función del refugio en el desierto es protegernos del sol y del calor.
Otros factores importantes son las tormentas de arena y las, en ocasiones,
frías temperaturas nocturnas.
Se recomienda enterrarse en la arena para minimizar las pérdidas de agua
y protegerse del sol. También podemos cubrirnos con una tela de
paracaídas si disponemos de ella.

Para construir un refugio o desplazarse escójanse las horas más frescas del
día, al amanecer o al atardecer.
La temperatura suele ser varios grados más baja a unos centímetros por
debajo del suelo, por lo que excavaremos un hoyo que cubriremos con una
tela o el material del que dispongamos y que nos ofrezca sombra.

Zonas frías y de montaña


Cuando el frío se acerca a valores extremos, el refugio se convierte en el
elemento del que dependerá nuestra supervivencia, y su construcción pasa
a ser la principal prioridad.
No debemos olvidar que el viento agrava los efectos negativos del frío.
El propósito fundamental del refugio en zonas frías es retener nuestro calor
y el producido por otras fuentes de calor que podamos emplear. Para eso
es necesario que no haya corrientes de aire y que el refugio no sea grande
en exceso. Un refugio pequeño es más caliente y da menos trabajo que uno
grande.
Cueva de nieve. Después del iglú, probablemente sea el mejor refugio
para zonas frías. Se necesita una pala u otro utensilio improvisado (un
plato, un palo...) con el que cavar donde haya nieve amontonada. Debe
excavarse una cueva pequeña (cuanto más grande más dificil será de
calentar) con un lecho a unos 40 cm por encima del nivel del suelo y, si se
desea, también podemos añadir una plataforma para cocinar con un
hornillo 30 cm más alta. No debemos olvidarnos de practicar un agujero de
ventilación en la parte de arriba y otro en el bloque de hielo o nieve
compactada que sirva de puerta. La pala debe guardarse dentro por si es
necesario utilizarla para salir por la mañana. Encendiendo una simple vela
en el interior de este refugio conseguiremos que la temperatura aumente
varios grados.

Trinchera. Si no existe suficiente nieve para excavar una cueva, se puede


hacer una trinchera y cubrirla con bloques de nieve compactada o el
material que se tenga a mano.
Cobertizo. En las zonas donde no hay mucha nieve y tenemos madera
abundante, podemos construir un cobertizo clásico con el lado inclinado
apuntando en la dirección del viento. Haremos un fuego y colocaremos un
reflector de troncos o piedras que refleje el calor hacia nosotros.

Iglú. Es el mejor refugio contra el frío. Sin embargo requiere de un previo


aprendizaje de la técnica, de herramientas, (como mínimo un cuchillo) y de
varias personas para realizarlo. Sólo merece el esfuerzo si vamos a pasar
bastante tiempo en ese lugar.

Selva tropical
Debido a la gran abundancia de insectos, todo el que se disponga a
atravesar una selva debería incluir en su equipaje una tela mosquitera. Una
hamaca es ligera y aísla del suelo. Si no disponemos de ella quizá
tengamos material con el que improvisarla (tela de paracaídas, una manta,
etc...) Un techo sobre nuestra hamaca o nuestro lecho nos protegerá de la
lluvia.
El refugio con soporte de ramas en forma de A es muy indicado para
protegernos de la lluvia.

Plataforma con tela mosquitera. Este refugio nos aísla del suelo y nos
protege de insectos. Si se le añade un techo nos protegerá además de la
lluvia. El lecho lo cubriremos con hojas de palmera u otra materia vegetal.
 

El fuego
Manual de supervivencia - Survival
En una situación de supervivencia en zonas frías, nuestra vida puede
depender de nuestra capacidad para encender y mantener un fuego. Sin
llegar a esos extremos, podremos necesitar fuego para secarnos,
calentarnos, hacer señales a los equipos de rescate y cocinar eliminando los
posibles gérmenes y parásitos de nuestros alimentos.
También, como excursionistas, podemos sentirnos tentados a sentarnos al
lado de una hoguera bajo las estrellas. En este caso debes tener en cuenta
las leyes que regulan estas prácticas en tu país. En España, y más
concretamente en Galicia, esta práctica está prohibida durante los meses
más calurosos y severamente penalizada.
En cualquier caso, no debes olvidar que un fuego es muy peligroso, debes
seguir todas las normas de seguridad:
- No hagas hogueras más grandes de lo necesario, son más dificiles de
controlar y de mantener.
- Elimina las ramitas y todo material combustible en un radio de dos o tres
metros alrededor del fuego.
- No lo hagas cerca de la maleza o ramas bajas
- Ten siempre cerca un cubo u otro recipiente con agua y/o una rama
frondosa para apagarlo rápidamente si es necesario.
Siempre debemos llevar en nuestra mochila o equipaje, especialmente si
vamos a atravesar zonas inhóspitas, un mechero y/o cerillas en un
recipiente impermeable (una caja de carrete fotográfico, por ejemplo. Lleva
también los rascadores) o impermeabilizadas (con esmalte de uñas o
parafina). Si así lo hacemos, nuestras posibilidades de supervivencia
aumentarán y no tendremos que preocuparnos de hacer fuego con medios
improvisados.

Preparar, encender y mantener el fuego


Antes de nada debemos decidir donde lo ubicaremos, prestando atención a
viento y a la vegetación, y preparar el lugar eliminando ramas, hierbas, etc.
Es buena idea excavar un hoyo de unos 10 ó 15 cm y rodearlo con piedras
para alojar en él la hoguera. Cuando deshagamos el campamento,
taparemos las cenizas con la tierra que sacamos, devolveremos las piedras
a su sitio y dejaremos todo de manera que nadie pueda notar que hemos
estado allí. (Esta norma es bueno seguirla tanto si hacemos fuego como si
no).

Fuegos en "tipi" y en "cobertizo".


Hay que buscar el material combustible: ramas secas de diferentes
grosores, la más menuda para encenderlo y la más gruesa para
mantenerlo. No será difícil de encontrar en zonas boscosas y con tiempo
seco. Las crecidas acumulan ramas en las orillas de los ríos y en ocasiones
las convierten en un auténtico filón. Las ramas más bajas de los árboles
están, con frecuencia, secas y se rompen con facilidad. En caso de tiempo
húmedo debemos buscar en los huecos de los troncos secos, que
proporcionan madera podrida que arde bien, en zonas resguardadas al lado
de rocas, caminos, grutas. Si no ha llovido demasiado, quizá logremos
madera seca simplemente descortezando las ramas húmedas. Si no,
tendremos que coger las ramas gruesas y cortarlas en pedazos
longitudinales para aprovechas las astillas secas que obtengamos.
Pondremos la madera húmeda a secar cerca del fuego.
Para prender el fuego usaremos al principio leña más fina que
dispondremos en forma de "tipi" o de "cobertizo" con ayuda de una roca o
un tronco para que el aire circule bien y se inflame rápido. Por encima de la
leña fina la iremos añadiendo más gruesa. Si no disponemos de suficiente
leña fina podemos hacer astillas la más gruesa con ayuda de nuestro
cuchillo.
En la base del "tipi" o del "cobertizo" habremos puesto la "yesca", que es el
material inflamable que encenderemos. Consistirá en hojarasca, hierba
seca, ramitas resinosas de pinos, sus hojas o agujas, su resina. La madera
podrida es una buena yesca en tiempo húmedo, pues suele ser fácil
arrancar las partes externas de los troncos para alcanzar las zonas
interiores secas. Algunos frutos secos, como las nueces, poseen un aceite
que les hace inflamables y arden lentamente. Especialmente útil es la
corteza de abedul cortada en tiras, pues se inflama rápido, y arde despacio
y con buena llama. Se puede, incluso, hacer una antorcha improvisada
enrollando una tira de corteza a una vara.
En los lugares donde no hay leña el hombre recurre a otro tipo de
combustibles. En los desiertos se queman los excrementos de los camellos;
y en las zonas polares, la grasa de las focas y otros animales.

Tipos de leña
No todas las leñas arden igual, desprenden el mismo calor y las mismas
llamas ni forman una brasa duradera. Cada madera tiene sus propias
características. Alan Sauri describe en su obra "La Vida Autosuficiente - Ed.
Blume" las características de las leñas de los árboles más comunes de esta
manera:
Leñas duras: Dan poca llama, pero su calor lento y prolongado las hace
excelentes para la cocina y la calefacción.
Arce: Bueno, buena llama
Fresno: Bueno, buenas brasas, fuego lento
Olivo: Excelente, brasas duraderas
Falsa Acacia: Buena, malas brasas, muy chisporreteante
Carpe: Excelente combustible, llama viva, buena brasa
Haya: Buena, buenas brasas, llama clara
Olmo: Fuerte calor, quema lentamente
Roble: Bueno (también para carbón de leña) se consume lentamente, se
pone negro y se carboniza.
Leñas tiernas: Se consumen rápidamente con llamas continuas; resultan,
por lo tanto, excelentes maderas para encender o iluminar.
Abedul: Arde bien y rápido, llamas claras. Leña para encender e iluminar
Aliso: Arde bien y rápido
Castaño: Poco calor, despide chispas
Majuelo: Arde bien y rápido aunque esté verde
Sauce: Llamas claras y vivas, leña para encender
Tilo: Mediocre
Álamo: Mediocre
Castaño de Indias: Mala leña
Plátano: Mediocre y ruidoso
Sauco: Leña pequeña para encender

Métodos alternativos para


encender un fuego
Manual de supervivencia - Survival
Lo mejor es no cometer la torpeza de no llevar una reserva de cerillas o un
mechero. Pero si nos vemos sin estos medios convencionales para
encender un fuego existen otros sistemas improvisados, unos sencillos y
efectivos y otros más complicados si no tenemos práctica. En estos casos
se hace especialmente importante tener preparada suficiente yesca (hierba
seca, hojarasca, etc. bien compactada para que la brasa se propague con
facilidad) y leña fina y seca para no desperdiciar una llama que puede
habernos costado mucho esfuerzo conseguir. Suele ser efectivo soplar
suavemente cuando aparece el primer puntito rojo para avivar la llama. Los
métodos son los siguientes:

Las lentes
Una lupa o las lentes de una cámara fotográfica, los prismáticos o
determinadas gafas son un medio muy efectivo para encender un fuego,
pero no nos servirá si no hace sol. Prepara primero una buena yesca que
prenda con facilidad y apunta hacia ellas el puntito de luz.

Pedernal y eslabón
Es un buen sistema que funciona en cualquier circunstancia. Si no
disponemos de pedernal podemos probar con una piedra dura. (hay que
probar hasta que encontremos una que desprenda buenas chispas, y
entonces guardarla para otras ocasiones). Sostendremos el pedernal cerca
de la yesca y lo golpearemos con un trozo de acero, como puede ser la hoja
de un cuchillo, tratando de dirigir las chispas a la yesca.

Arco de rodamiento indio


Es un conocido sistema de fricción de aire muy aventurero, pero si no
sabemos escoger la madera que vamos a usar lo más probable es que no
logremos encender el fuego. Consiste en girar rápidamente una vara con
ayuda de un arco sobre otro trozo de madera. Construiremos el arco con
una rama flexible y un cordón (de los zapatos, mochila, anorak, etc). Si
queremos que el método funcione debemos frotar madera blanda contra
madera dura (ver en la página anterior leñas tiernas y leñas duras). En
cualquier sistema de fricción de madera, si obtenemos un polvillo negro,
como de carbón, habremos acertado con la madera adecuada, en cambio,
si obtenemos un polvo basto y arenoso, desechémosla y busquemos otra.
Cuando empiece a salir humo se añade la yesca bien compactada para que
la brasa se propague con facilidad y se sopla con suavidad mientras se
continua frotando para lograr una llama.

Método de la sierra
Es un método propio de la jungla, y consiste en usar una madera blanda,
normalmente bambú para "serrar" (efectuaremos un movimiento de sierra)
otra dura, frecuentemente cáscara de coco. Como yesca se emplea la fibra
algodonosa de la base de las hojas de cocotero, el recubrimiento piloso
marrón de algunas palmeras o la membrana que encontraremos dentro del
bambú.
Método de la correa
Usaremos una tira de ropa u otra fibra fuerte y una rama de madera
blanda. Elevaremos la rama ligeramente colocándola sobre una piedra.
Pasaremos la correa por debajo de la piedra y tiraremos alternativamente
de un extremo y del otro para producir la fricción. Previamente habremos
colocado la yesca debajo de la rama, tocando a la correa.

Otros métodos
Podemos emplear una batería para hacer chispas uniendo los cables de
ambos polos. También, en teoría, es posible fabricar una lente con un
pedazo de hielo que labraremos con el cuchillo y terminaremos dando
forma con las concavidades de las manos. Aunque si el frío es intenso el
riesgo de congelación de nuestras manos puede ser demasiado alto.
También es posible usar un objeto cóncavo (el culo de una botella, por
ejemplo) para hacer la lente, vertiendo agua sobre él y dejando que se
congele. Si hacemos dos, podemos pegarlos con un poco de agua que, si el
frío es intenso, se congelará enseguida. En ocasiones, echar unas gotas de
gasolina o alcohol sobre la yesca puede facilitar la inflamación, pero no la
empapes completamente. Si usas gasolina u otro combustible en un
recipiente para calentarte, ten en cuenta que existe un riesgo potencial de
accidente. Nunca añadas más combustible hasta que la llama se haya
apagado y el recipiente se enfríe.

Fuego para calentarse


Para aprovechar mejor el calor del fuego debemos construir un reflector
con unos leños o utilizar uno natural (una formación rocosa, una depresión
del terreno, un árbol grueso...) hay que prestar atención a la dirección del
viento para que no nos venga el humo a la cara. Entre el fuego y el
reflector prepararemos un lecho seco, blando y cómodo donde nos
colocaremos nosotros. Y. Coineau y L. P. Knoeffler dicen a este respecto en
su obra Vivir y Sobrevivir en la Naturaleza. Ed. Martínez Roca: "Encended
un fuego intenso mucho antes de la hora del descanso; poco antes de esta,
cubrid el lecho de brasas con una fina capa de cenizas. El calor, devuelto
por el reflector, calienta durante unas 8 horas el área así delimitada."

Fuegos para cocinar


Para cocinar es mejor una hoguera pequeña, que consume menos leña y es
fácil de mantener. Siempre es más práctico cocinar sobre las brasas que
sobre la llama. Podemos construir un hogar que nos servirá para poner la
cazuela haciendo un pequeño fuego entre dos troncos, dos piedras, etc. Si
nuestra cazuela tiene un asa como la de los cubos podemos sujetarla sobre
el fuego con una "grúa" improvisada con una rama inclinada sujeta entre
unas piedras y otra rama que funcionara como "percha".

El agua
Manual de supervivencia - survival
En una situación de supervivencia, después de tratar a los heridos, la
búsqueda de agua suele ser la necesidad más apremiante. Si carecemos de
agua nuestras esperanzas de vida se cifran en torno a los dos días en el
desierto y a algo más de una semana en climas frescos.
La cantidad de agua que necesitamos depende de la temperatura y
humedad ambiental y de la actividad física que desempeñemos, pero nunca
será menos de 2 litros diarios. En un desierto necesitaremos 10 ó 12 litros
para llevar una actividad normal.

Encontrar agua
En las zonas templadas no suele ser difícil encontrar cursos de agua. En las
zonas secas y desérticas la cosa puede complicarse más. Escarbar en los
lechos secos de ríos o arroyos da a veces buenos resultados. Los cúmulos
de vegetación en un determinado lugar son indicativos de existencia de
agua. En los terrenos calcáreos podemos buscar en el interior de las grutas.
Los animales también necesitan beber; observar sus desplazamientos a
primera hora de la mañana o última de la tarde puede darnos pistas de
dónde se encuentra el agua. Determinadas plantas, que varían según la
zona geográfica, sólo crecen donde hay agua.
En caso de que no encontremos ninguna fuente de agua aún podemos
aprovechar la de la condensación que se produce incluso en los desiertos
improvisando un destilador.
Necesitaremos un plástico de 2 x 2 m. y un cubo u otro recipiente para
recoger el agua. Un tubo de plástico para beber sin desmontar el destilador
es también muy útil. Con este sistema podemos obtener entre 0,5 y 1 litro
de agua al día.
Hay que cavar un hoyo en cuyo fondo colocaremos un recipiente que
recibirá el agua de la condensación que se produce en las paredes del
plástico con que cubrimos este hoyo. Una piedra en el centro del plástico
conducirá las gotas hasta el cubo. El destilador será más efectivo si
introducimos plantas en el agujero para aprovechar su humedad.

Peligros
En muchas zonas del globo, especialmente en el tercer mundo existe un
riesgo alto de intoxicación al consumir agua, bien sea por contaminación
bacteriana, bien por ingerir parásitos con ella. También en el primer mundo
existe cierto riesgo al consumir agua de arroyos que discurren entre prados
sometidos a abonos con purines, altamente contaminantes.
El consumo de aguas contaminadas puede producir enfermedades como
fiebre tifoidea, cólera o disentería, además de otros trastornos provocados
por parásitos que podemos pillar no sólo al beber, también al bañarnos en
aguas estancadas y contaminadas.
No se debe beber agua salada, su concentración en sal es tan alta que
colapsa los riñones y provoca la muerte entre fuertes dolores. Tampoco se
debe beber orina y no debemos olvidar que las sabias de aspecto lechoso
de muchas plantas son, con frecuencia, venenosas.

Purificar el agua
Si existe riesgo de contaminación hay que purificar el agua con alguno de
estos métodos y esperar al menos una hora antes de consumirla.
Pastillas potabilizadoras: Es el método más práctico y efectivo 100%.
Consiste en añadir al agua pastillas purificadoras. Estas liberan iones de
plata que acaban con los gérmenes, previenen de nuevas infecciones y no
producen daño alguno aunque se rebase la dosis. Se venden en cajas con
un número variable de pastillas según sea cada pastilla para purificar 1, 5 ó
20 litros de agua. Podéis encontrarlas con facilidad en tiendas de montaña,
también en Internet.
Yodo: Para desinfectar el agua con tintura de yodo usaremos unas 10 gotas
por litro. La coloración tarda un rato en desaparecer.
Lejía: La lejía deja un sabor poco agradable en el agua. Usaremos de 4 a 6
gotas por litro.
Ebullición: Hervir el agua no termina con todos los gérmenes (el de la
hepatitis, por ejemplo, resiste la ebullición), pero acaba con la mayor parte
de ellos y con todos los parásitos. Hay que hervirla durante unos 10
minutos. En este caso se puede beber en cuanto enfría.
Filtrando el agua
En ocasiones, el único agua que podremos conseguir será la que se
encuentre estancada en charcos, sucia por el barro. Antes de beberla, y sin
olvidarse del aspecto de la purificación, debemos clarificarla para eliminar
las partículas en suspensión.
La manera más sencilla es dejarla reposar varias horas en un recipiente, y
después, con un tubo de plástico o el tallo hueco y flexible de una planta
(por ejemplo un nenúfar) traspasarla a otro recipiente situado en una
posición más baja.
También se puede filtrar usando varias capas de tejidos o con arena limpia,
ayudándonos de un filtro improvisado con un pedazo de caña de bambú,
cuyo extremo, agujereado, taponaremos con unas briznas de hierba.

Cómo encontrar agua


Manual de supervivencia - Survival

Indicios de la presencia de agua en el terreno


El agua siempre desciende, por lo que buscar en los valles suele ser lo más
efectivo para encontrar agua cuando ésta escasea.
Búsquese donde veamos vegetación verde. Todos los hábitats poseen
plantas que crecen únicamente donde hay agua, conviene conocer las del
lugar por donde vamos a movernos. Aunque no veamos agua en estas
zonas, probemos a hacer un hoyo, podemos encontrarla a no demasiada
profundidad.
En las zonas rocosas es más complicado encontrar agua. En terrenos
calizos, si vemos alguna cueva, podemos hallar agua dentro. En zonas
volcánicas, las rocas de lava son porosas y permiten aflorar a los
manantiales, debemos buscarlos en los valles.
En las costas no es difícil encontrar agua, la cual, aunque será salobre, no
entrañará riesgos para la salud. Buscaremos entre las dunas a ver si hay
algún hoyo con agua. Si no lo encontramos podemos excavar. Si no hay
dunas excavaremos en la playa por encima del nivel de la pleamar, durante
la bajamar. El agua dulce flota sobre la salada, así que probablemente, en
cuanto hallemos agua, no conviene profundizar mucho el hoyo.
Como ya hemos comentado, no debemos beber agua de mar porque
terminaría matándonos. Si no encontramos agua potable en la costa
podemos destilar agua de mar fabricando un destilador improvisado, como
hemos visto, y sustituyendo la vegetación por uno o varios recipientes con
agua de mar.
Una fuente de agua, incluso en los desiertos, es la de la condensación que
se produce por las mañanas debido a la oscilación térmica entre las noches
frías y los días calurosos. El agua se condensa sobre las hojas de las
plantas y sobre las superficies metálicas. Podemos recogerla pasando un
paño o una esponja, los cuales podemos chupar directamente o escurrirlos
sobre un recipiente.

Indicios en la conducta animal


No todas las especies animales son buenas indicadoras de la presencia de
agua. Entre los mamíferos, los grandes carnívoros obtienen líquido de sus
presas, por lo que no necesitan beber con tanta frecuencia y regularidad.
En cambio, los herbívoros que comen pasto siempre se dirigen a beber al
amanecer y a la puesta de sol. También las aves granívoras, como los
pinzones o las palomas, beben al amanecer y al anochecer, momentos en
los que suelen dirigirse a sus fuentes de agua volando en línea recta y bajo.

El hielo y la nieve
Podemos obtener agua derritiendo hielo o nieve. Es mejor el hielo, ya que
nos permite obtener el doble de agua con la mitad del calor. Si tenemos
que derretir nieve, lo mejor es derretir primero una pequeña cantidad e ir
echando después pequeñas cantidades de nieve sobre el agua. Si echamos
mucha nieve junta, al ser porosa, esta absorberá el agua y quemaremos el
recipiente.

Señales SOS
Manual de supervivencia - Survival

Señales con humo y fuego


El fuego es una de las mejores formas de señalar nuestra posición para que
nos rescaten. Debemos tener en cuenta que tres señales iguales, del tipo
que sean, serán siempre interpretadas como un mensaje de SOS; por tanto
si tenemos suficiente combustible deberemos hacer tres fuegos.
Hay que preparar tres montones de leña en un lugar claro y elevado cerca
de nuestro campamento y tenerlas listas para encender el fuego en caso de
que pase un avión o un equipo de rescate. Debemos preparar abundante
yesca para que los fuegos prendan con facilidad y rapidez. Para ayudar a
encenderlas podemos impregnar un paño en gasolina y añadirlo a la yesca,
pero nunca echar ningún líquido inflamable directamente al fuego, pues el
riesgo de que las llamas nos alcancen es altísimo. Antes de encenderlo
debemos retirar del entorno cualquier recipiente con líquido inflamable. Si
es posible, deberemos cubrirlas para que permanezcan secas hasta el
momento de utilizarlas.
De noche se verán mejor las llamas, pero durante el día es más visible el
humo. En función de nuestras necesidades podemos obtener humo negro
echando en el fuego paños impregnados en aceite de motor o quemando
ruedas u otros objetos de goma. Para obtener humo blanco echaremos
sobre el fuego hojas, hierbas verdes, musgo o helechos.
El humo negro es más visible e días nublados o si nos encontramos en un
lugar nevado o en el desierto; el blanco será más visible en un bosque y en
días despejados.

Señales tierra-aire
Podemos hacer una gran señal sobre el terreno con elementos que
contrasten con el fondo y que la hagan claramente visible. Por ejemplo
podemos escribir en un claro “SOS”.
Sobre una pradera verde podemos preparar la señal cavando una fosa y
mantener la tierra amontonada en los bordes para aumentar el efecto de la
sombra.
Para que sea perfectamente visible desde el aire, las letras o símbolos que
empleemos han de tener al menos unos 10 metros de alto y una separación
de unos 3m.

Señales con espejos (heliógrafo)


Cuando hace sol, utilizar un espejo para hacer señales es eficaz a muchos
kilómetros de distancia, pero debemos hacerlo correctamente.
Necesitaremos una superficie reflectante por las dos caras, como un trozo
de lata, a la que le haremos un agujero en el centro. Mirando por el agujero
apuntaremos al avión en el cielo con el heliógrafo a un palmo de nuestro
rostro. En la cara reflectante que tenemos ante nosotros veremos el punto
de luz del sol que entra por el agujero y se refleja en nuestra cara o
nuestra ropa. Debemos ahora mover el heliógrafo hasta introducir dentro
del agujero ese punto que vemos reflejado sin dejar de ver el avión por
dicho agujero.
Los simples destellos llamarán la atención, pero será más eficaz si
transmitimos la señal SOS en alfabeto morse que son tres puntos seguidos
de tres rayas y tres puntos de nuevo “…---…”
Técnicas de orientación:
Orientarse sin mapa ni brújula
Manual de supervivencia - Survival
Existen varios métodos que nos permiten encontrar el norte con mayor o
menor precisión cuando carecemos de brújula. Los más eficaces son,
probablemente, el reloj cuando es de día y las estrellas de noche y con el
cielo despejado.

Método del reloj


Podemos valernos de un reloj de agujas y de la posición del sol para
encontrar el norte con facilidad. Para ello debemos conocer la hora solar,
que en España y los países de su franja horaria es dos horas menos en
horario oficial de verano y una hora menos en invierno.

En las zonas templadas del hemisferio norte, si alineamos la aguja horaria


(la pequeña) con el sol, en la bisectriz que forma esta con la cifra "12" del
reloj se encuentra siempre el sur.
En las zonas templadas del hemisferio sur es la cifra 12 la que debe
apuntar hacia el sol, y en la bisectriz que forma con la aguja horaria, se
encuentra el norte.

Por las estrellas


Por la noche, si está despejado, guiarse por las estrellas es eficaz y sencillo.
En el hemisferio norte del planeta, la estrella polar indica siempre el norte.
Este estrella es la última de la cola de la osa menor y, a pesar de que en
casi todas las ilustraciones se muestra como una estrella muy brillante, su
luz es tan pálida que con frecuencia no es fácil de ver. No obstante, es
sencillo guiarse por la Osa Mayor para localizar el punto donde se
encuentra la estrella polar. Para ello sólo tenemos que prolongar cuatro
veces la distancia que separa las dos estrellas frontales de la Osa Mayor.

En el hemisferio sur debemos buscar la "Cruz del Sur", una constelación


con forma de rombo o cometa. Si prolongamos la longitud de la cometa
cuatro veces y media, el punto imaginario que localicemos indicará siempre
el sur.
Por el sol
La salida y la puesta del sol también son una referencia. A todos nos han
enseñado que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Sin embargo
sólo lo hace por el punto exacto en los equinoccios, o sea, alrededor del 21
de marzo y del 23 de septiembre y si nos encontramos en terreno llano. El
resto del año y rodeados de cadenas montañosas, la referencia es sólo
aproximada.

Por la luna
La luna puede proporcionarnos también una aproximación de los puntos
cardinales. Cuando está en creciente, las puntas señalan siempre hacia el
este y cuando está en menguante, hacia el oeste. Si tienes dudas para
saber cuando está de una u otra forma, piensa que la luna "miente".
Cuando tiene forma de "C" de "creciente", en realidad está menguando.

Con la sombra de un palo


Clavamos en un terreno llano un palo que proyecte una sombra de unos 30
ó 40 cm. y marcamos el extremo de la sombra. A continuación, con un
cordón de un zapato, una rama u otro método improvisado, trazaremos
una semicircunferencia usando como radio la longitud de la sombra. Ahora
debemos esperar el movimiento del sol. La sombra se irá hciendo más
pequeña a medida que nos acercamos a las 12:00 h. Momento en que
alcanzará su menor tamaño para después volver a crecer. En el punto en el
que la sombra vuelva a alcanzar la semicircunferencia pondremos una
marca. Al unir las dos marcas trazaremos una línea oeste (primera marca)
- este (segunda marca). En la perpendicular se encontraran el norte y el
sur.

Signos naturales
Existen indicios en la naturaleza que pueden darnos pistas sobre la
dirección que llevamos. No son muy precisos, pero en circunstancias
excepcionales pueden impedir que perdamos el tiempo dando vueltas en
círculo.
En el hemisferio norte los musgos crecen en las zonas más más sombrías y
húmedas de los troncos, que suele corresponder a la cara norte. Si bien
esto puede variar localmente a causa de un microclima particular.
También en las montañas reciben menos sol las laderas orientadas al norte,
por lo que suelen ser más húmedas, de tonalidades más frías y retienen la
nieve por más tiempo.
Los anillos de crecimiento de los árboles suelen estar más desarrollados del
lado que reciben más sol, aunque pueden darse factores que alteren este
desarrollo.

La decisión de desplazarse
Manual de supervivencia
Si nos encontramos perdidos a causa de un accidente aéreo o de otro tipo
con una ruta planificada, la mejor opción suele ser permanecer cerca de los
restos del vehículo siniestrado. Estos suelen ser bien visibles desde el aire,
y los equipos de rescate nos buscarán a lo largo de nuestra ruta, con lo
cual, las probabilidades de que nos encuentren pronto son muy elevadas.
En el caso de que concurran circunstancias extraordinarias que nos
obliguen a desplazarnos, buscar la civilización por nuestros propios medios,
alejarnos para buscar agua y comida, o sencillamente que pasan los días y
no vienen los equipos de rescate, deberemos seguir unas normas básicas
para asegurar nuestra supervivencia.
Antes de dejar el vehículo siniestrado indicaremos en que dirección hemos
decidido alejarnos con el mayor número de referencias posible, por si
finalmente los equipos de rescate o los nativos del lugar lo encuentran.
Dejaremos también indicaciones a lo largo del camino: servirán para que
nos encuentren y para que podamos regresar sobre nuestros propios pasos
en caso de que nos extraviemos.
Nos proveeremos también de todo cuanto podamos transportar que pueda
sernos útil y encontremos en el vehículo siniestrado o en los equipajes. Si
se trata de un grupo de personas, todas deben ir provistas de calzado y
ropas adecuadas al clima de la zona. Nos aprovisionaremos de toda el
agua, recipientes para transportarla y alimentos que podamos llevar.
También llevaremos material para improvisar refugios rápidamente: desde
láminas impermeables a cuerdas y palos alargados. Si en necesario
improvisaremos mochilas, bien con cuadrados de tela de 1m de lado bien
con soportes de madera para llevar todo el equipo que logremos reunir.
Si hay heridos tenemos dos opciones: llevarlos con nosotros o enviar sólo
un grupo de personas en busca de la civilización mientras el resto se
quedan en el campamento. La decisión dependerá, entre ofros facotres, de
la gravedad de los heridos, de su capacidad para moverse y de nuestra
capacidad para transportarlos. Si los llevamos, deberemos preparar los
mecanismos para que puedan desplazarse, desde muletas hasta camillas
improvisadas.
Si tenemos un mapa de la zona, nos dirigiremos a la zona poblada más
próxima.
Siempre buscaremos el camino más fácil y seguro, a no ser que la
climatología, las condiciones del terreno o nuestras necesidades
particulares nos obliguen a otra cosa.
En caso de no tener mapa y no saber donde estamos, si encontramos un
arroyo o un río suele ser una buena idea seguirlo, ya que nos proporcionará
agua y alimentos. Además, antes o después encontraremos alguna
población o aldea asentada en su curso que supondrá nuestra salvación.
Los ríos deben seguirse en el sentido de la corriente, es decir, hacia su
desembocadura; excepto en los desiertos, que los seguiremos al revés,
puesto que pueden llegar a desaparecer filtrados entre las arenas antes de
llegar al mar. No obstante, seguir el curso del río puede entrañar muchas
dificultades que deberemos afrontar: la vegetación puede ser espesa,
podemos vernos obligados a alejarnos para sortear formaciones geológicas,
grandes cascadas, etc. Puede ser necesario cruzarlo, y también es posible
que sea más sencillo improvisar una balsa y navegarlo.
Si estamos en la costa, seguir la línea de ésta nos proporcionará comida y,
escarbando en la arena por detrás de la línea de la marea, agua
ligeramente salobre pero apta para el consumo.

Qué hacer si nos perdemos


Manual de supervivencia - Survival
Todo aquel que se aventure a una zona remota o desconocida debe tener la
precaución de procurarse al menos una brújula y mapas de la zona.
Tampoco está de más un altímetro y un podómetro.
Hay que señalar en el mapa nuestro recorrido y relacionarlo con los
accidentes geográficos más significativos (ríos, arroyos, picos de montañas,
costas, etc). Es bueno hacerse una imagen mental de todo ello.
El miedo es una reacción natural cuando nos perdemos, pero hay que
evitar a toda costa que degenere en pánico. Cuando alguien se da cuenta
de que se ha perdido, normalmente no está muy lejos del camino correcto,
pero si comienza a dar tumbos de un lado para otro, a desplazarse de una
manera irracional, agravará su problema. La primera acción, cuando
notamos que nos hemos extraviado, debe ser sentarse y reflexionar
tranquilamente buscando todos los indicios y señales que nos ayuden a
situarnos.

Cuando volvamos a movernos para buscar la ruta correcta, debemos dejar


algún tipo de marca en el terreno para asegurarnos de no dar vueltas en
círculo inútilmente (filas de piedras o ramas que indiquen nuestra dirección,
cortes en ramas o troncos, etc). Si el terreno lo permite, podemos subir a
un punto elevado desde el que se domine la zona y buscar los accidentes
geográficos más notables. Si tenemos un mapa y los localizamos en él, no
tendremos problema para situar nuestra posición, como veremos en
próximos artículos. Si no tenemos un mapa, quizá podamos identificar
algún rasgo característico del terreno que hayamos visto antes de
perdernos. Si tenemos con qué, debemos dibujar un pequeño mapa de lo
que vemos. Si sospechamos que estamos muy cerca del camino correcto,
debemos buscar una roca, árbol, u otro accidente cercano que se vea bien
desde los alrededores y dar vueltas en torno a él haciendo una espiral cada
vez mayor hasta que demos con nuestro camino.
En caso de haber sufrido un accidente con un vehículo en una zona remota,
debemos valorar qué nos conviene más: esperar a los equipos de rescate al
lado del vehículo, que por otra parte nos ofrecerá refugio, o desplazarnos
en busca de ayuda. Normalmente la primera opción suele ser las más
acertada, pues los equipos de salvamento verán mejor a un vehículo que a
un hombre vagando solo. En todo caso, y aunque decidamos esperar a los
equipos de rescate, debemos explorar los alrededores en busca de recursos
(agua, alimento, leña...). Sería trágico perecer de frío por no saber que a
500 metros había un refugio de montaña. Cuando abandonemos el refugio
para explorar los alrededores debemos prestar mucha atención al paisaje,
girarnos de vez en cuando para ver cómo es en la dirección de vuelta y
dejar marcas bien visibles para poder regresar. Aumentaremos nuestras
posibilidades de rescate si preparamos señales que los equipos de rescate
puedan ver desde el cielo. Debemos tener preparadas hogueras para
encenderlas al mínimo indicio de que se acerca un avión o helicóptero.
Echando hierba húmeda por encima o incluso aceite del vehículo
obtendremos una columna de humo visible en la distancia. También
podemos escribir "SOS" en el suelo con rocas o con surcos de tierra si lo
hacemos en una pradera. Estas señales deben de ser lo más grandes
posible para que se vean bien desde el cielo. Si abandonamos el vehículo
para buscar ayuda por nuestra cuenta, no debemos olvidar indicar nuestra
dirección por si los equipos de rescate lo localizan.
En el caso de que nuestra situación sea extrema, no sepamos cómo
orientarnos ni veamos la posibilidad de ser rescatados, no debemos
desesperar. Busquemos una fuente, un arroyo, nos conducirá a un río cuyo
curso nos llevará antes o después, a una zona habitada.
Normas básicas para el uso de las trampas
Saber construir trampas no garantiza la obtención de alimento. Si
colocamos las trampas sin ton ni son, en cualquier parte, y sin tener claro
qué queremos cazar, lo más probable es que nos acostemos sin cenar.
Primero hemos de observar el lugar para hacernos una idea de lo que
podemos encontrar y donde. El mejor momento para esto es el amanecer.
Hay que buscar huellas, deyecciones, sendas y otras pistas reveladoras de
la presencia de la caza. Muchos mamíferos, especialmente los de menor
tamaño, tienen hábitos regulares. Podemos encontrar sus madrigueras o
sus sendas marcadas en el rocío de la mañana o en oquedades y galerías
entre los matorrales.
Si tenemos un campamento estable, debemos poner tantas trampas como
podamos controlar y revisarlas por la mañana y por la noche. Los
mecanismos deben de dispararse con facilidad para evitar que las presas
huyan con el cebo.

Trampas de lazo
Las trampas de lazo son sencillas y crueles. Para cazar pequeños animales,
como conejos, se pueden construir con un cordel, sedal de pescar
resistente, alambre, etc. El lazo tendrá el grosor de un puño y estará
colocado a 4 dedos del suelo.

Mecanismo en forma de 4
Se trata de un dispositivo clásico y efectivo que se suele usar para sostener
losas que matan a los animales por aplastamiento. Es útil para cazar tanto
mamíferos como aves. Si sustituimos la losa por una cesta podemos
capturarlos vivos.

Trampas de anzuelo
Permiten capturar pequeñas aves como mirlos y tordos y también aves
acuáticas. Son simplemente anzuelos cebados, por ejemplo con lombrices,
y son tremendamente crueles y dolorosos para los animales, que tratan de
huir escandalosamente, por lo que lo mejor es situarlas cerca de nuestro
campamento y revisarlas con frecuencia.
Existen además otros tipos de trampas para cazar grandes animales
basadas en la caída de grandes pesos y el apuñalamiento con lanzas y
estacas. Son muy peligrosas, pues pueden matar o herir a una persona que
accione el mecanismo accidentalmente.

La pesca
Si encontramos un río o un arroyo nuestra supervivencia estará casi
asegurada, ya que en los ríos existe una mayor concentración de alimentos.

Pesca con caña


Ningún aparejo improvisado será tan efectivo como un buen anzuelo de
acero atado a un sedal, por lo que es importante llevarlos siempre en
nuestro equipo. En general, se suele decir que las mejores horas para
pescar son por la mañana temprano y al atardecer. Cuando se aproxima
una tormenta también puede ser un buen momento, si bien, los peces
pueden picar a cualquier hora del día o de la noche. Si carecemos de sedal
y/o anzuelos tendremos que improvisarlos. Como sedal es más fácil
emplear hilo de nuestras ropas que improvisar un cordoncillo con fibras
vegetales (de ortiga, cardo...). Los anzuelos improvisados suelen ser de
madera o espinas, aunque también podemos emplear clavos, imperdibles y
otros objetos punzantes. Los cebos los encontraremos en el propio río,
buscando debajo de las piedras, y entre la vegetación de la orilla y los
alrededores. El mejor sistema para saber de qué se alimentan los peces es
abrir el estómago del primero que pesquemos.

Pesca a mano
Es un sistema prohibido en España y muy efectivo en aguas poco profundas
en cuanto se adquiere un poco de práctica. Mejor no realizarlo donde haya
animales peligrosos (anguilas eléctricas, serpientes acuáticas venenosas...).
Consiste en introducir la mano con cuidado bajo las piedras, raíces u
oquedades donde acostumbran a ocultarse los peces en busca del vientre
de los animales. Deslizaremos la mano suavemente hacia las branquias y
hundiremos en ellas los dedos pulgar e índice para capturarlos.

Pesca con arpón, lanza o tridente


La pesca con estas herramientas en aguas profundas requiere práctica y
habilidad debido a la distorsión de la luz. Sin embargo, en aguas poco
profundas se pueden introducir estos aparejos bajo las piedras y en
oquedades y ensartar a los peces. Por supuesto, también es un método
ilegal. Podemos improvisar fácilmente un arpón de madera con una punta
afilada de hueso o tallada en la propia madera.

Durmientes
Son anzuelos que se dejan cebados y atados a una rama flexible de la orilla
del río a la espera de que pique un pez. Es un sistema bastante efectivo y
completamente ilegal.
No debemos olvidar que, aparte del pescado, los cursos de agua ofrecen
otras fuentes de alimento, como ranas, cangrejos, moluscos o reptiles.

Alimentación con plantas


silvestres
Manual de supervivencia - Survival
La lista de plantas silvestres comestibles es enorme, muchas de ellas,
ahora consideradas silvestres y malas hierbas, fueron cultivadas durante
siglos para la alimentación humana. No obstante, la naturaleza también
posee poderosos venenos, y ante la duda es mejor abstenerse. En este
punto conviene aclarar que en ocasiones el veneno de una planta se
concentra sólo en una parte de ésta. Los tubérculos de las patatas son
comestibles, mientras que sus frutos son venenosos.
Por otra parte, la identificación de las plantas silvestres es una habilidad
que necesita ser practicada. Muchas plantas se consumen cuando son
jóvenes, y su aspecto puede diferir bastante del que muestran cuando son
adultas. Para reconocerlas con seguridad es necesaria una observación y un
estudio a lo largo de su ciclo vital.
Se calcula que en Europa hay unas 10.000 especies aptas para consumo
humano. Muchas de ellas tienen poco valor nutritivo, por lo que debemos
concentrarnos en reconocer las de mayor valor nutritivo, mayor distribución
y abundancia.

Partes comestibles de las plantas


Raíces y tubérculos: son las partes subterráneas de las plantas, por lo que
deberemos escarbar para recolectarlas. Si no son fáciles de arrancar
escarba alrededor y haz palanca con un palo.
Hojas y tallos: Se recogen cuando son jóvenes, de color más pálido que el
resto de la planta, ya que suelen ser más tiernos. No las desgarres ni las
marchites en los desplazamientos. En ocasiones pueden ser algo amargos,
en ese caso cambiaremos el agua (teñida de verde) y las coceremos de
nuevo.
Frutos: Los frutos secos son los más nutritivos y ricos en proteínas.
También los frutos carnosos, como las moras o los arándanos son una
importante fuente de alimento en la naturaleza. Las semillas y granos
pueden molerse y mezclarse con agua como las gachas o tostarse.
Debemos f¡jarnos en que las espigas de cereales no lleven cornezuelos
(unas protuberancias negras en forma de judía) ya que son alucinógenos y
extremadamente venenosos.
Las cortezas: las cortezas interiores de algunos árboles, como
determinadas especies de pinos, han sido empleadas en épocas de
hambruna para hacer una especie de pan.

Precauciones a la hora de la recolección


Si no se conocen las plantas con seguridad hay que evitar:
 Las que tiene ácido cianhídrico, delatado por un olor como a
almendras o melocotones amargos. El laurel cerezo (Prunas
laurocerasus), originario de Asia Menor, pero ampliamente cultivado
como ornamental en parques y jardines contiene este ácido.
Podemos olerlo aplastando una de sus hojas.
 Las que al probarlas resulten muy ácidas, ya que pueden contener
ácido oxálico. Algunas plantas consideradas comestibles o utilizadas
como condimento contienen ácido óxalico en pequeñas cantidades,
pero en caso de desconocimiento hay que desechar las plantas.
 Algunas savias lechosas son muy venenosas, conviene desecharlas.
 Aunque las planta sea comestible, las hojas marchitas, secas o
estropeadas se evitaran siempre, ya que pueden producir ácido
cianhídrico.
 Desecharemos también todos los frutos divididos en cinco segmentos
que no conozcamos.
 Las plantas que tienen pelillos en el tallo y las hojas a veces son
irritantes para las mucosas y el tracto digestivo por lo cual
prescindiremos también de ellas.

Prueba de comestibilidad
Si nos encontramos perdidos en una zona de la cual no conocemos la
vegetación, numerosos autores recomiendan una prueba de comestibilidad
para asegurarse de que una planta es comestible. Yo nunca lo he probado
ni conozco a nadie que lo haya hecho.
Antes de realizarla debemos asegurarnos de que la abundancia de esa
especie justifica el riesgo. Nunca debemos saltarnos ninguna parte del
proceso ni tampoco acelerarlo. Obviamente, sólo un miembro del grupo
realizará la prueba:
 Antes de nada comprobaremos que no se ajusta a las características
anteriores y que no está parasitado.
 Acto seguido frotaremos con la planta machacada o con su jugo en la
cara interna del brazo. En caso de que resulte irritante o produzca
cualquier tipo de molestia la desecharemos enseguida.
 Después probaremos la planta, pero cuidadosa y lentamente,
esperando un intervalo de tiempo entre cada parte de este proceso.
Primero pondremos un trocito sobre los labios y esperaremos un
rato. Si no hay ningún tipo de reacción lo colocaremos en un ángulo
de la boca, luego en la punta de la lengua y después debajo, siempre
después de esperar unos segundos. Si se produce algun tipo de
molestia descartaremos la planta enseguida. El paso siguiente es
masticar un trocito.
 Si no se ha producido ninguna reacción tragaremos una pequeña
cantidad y esperaremos 5 horas sin comer ni beber nada.
Si no se han producido dolores de estómago o de abdomen, nauseas, etc.
la planta se puede comer. No obstante es mejor no comer demasiada
cantidad junta, sino dar tiempo a nuestro estómago a que se acostumbre a
ella comiendo pequeñas cantidades al principio e ir aumentando poco a
poco su ingesta.
Este sistema NO FUNCIONA CON LAS SETAS.

Intoxicación por plantas


La mayor parte de las plantas venenosas de Europa pertenecen a familias
como las ranunculáceas, la euforbiáceas y las papaveráceas. Las especies
responsables de mayor número de intoxicaciones en Europa son la cicuta
mayor, que se puede confundir con el perejil o el perifollo; el acónito, que
se confunde fácilmente con la angélica, muy apreciada para ensaladas; el
eleoboro blanco, parecido a la gran Genciana (Genciana lutea).
Si se presenta dolor de estómago podemos ingerir gran cantidad de agua
tibia o caliente. En caso de intoxicación hay que provocar el vómito
introduciendo los dedos en la garganta o bien ingiriendo carbón vegetal.
Debemos tratar de evacuar al enfermo al hospital y avisar a un médico.
Buscaremos y guardaremos restos de las plantas para poder identificarlas y
facilitar el trabajo de los equipos sanitarios.
Debemos tener en cuenta que la comestibilidad de una planta es a veces
algo relativo Estupendos condimentos aromáticos pueden matar en dosis
altas, como el romero o la nuez moscada. Otras plantas comestibles sólo lo
son en pequeñas cantidades, como la acedera o la aleluya (contienen ácido
oxálico); y como ya sabemos una parte de la planta puede ser exquisita y
otra mortal.
Hay que tener cuidado con las plantas que crecen en prados húmedos si
hay rebaños cerca, ya que podrían transmitirnos parásitos. No se
emplearán nunca en ensalada, sino cocinadas, así evitaremos riesgos.
También existe cierto riesgo de contraer parásitos al comer bayas que
crezcan a ras del suelo, como fresas silvestres o arándanos, si han sido
contaminadas con las heces de los animales que los transmiten.

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