Hipnosis en Niños
Hipnosis en Niños
Hipnosis en Niños
TERAPEUTICO DE NIÑOS
RESUMEN
INTRODUCCION
El trabajo con niños demanda atender sus características especiales, muy distintas
de los adultos y la hipnosis constituye una herramienta que puede ser de gran utilidad en
los tratamientos terapéuticos pediátricos, con ventajas comparativas importantes sobre
otros métodos o procedimientos, o complementándose para lograr un mejor resultado.
Las técnicas hipnóticas en los niños habitualmente se usan para calmar antes de
anestesiar, para aliviar el estrés frente a un procedimiento quirúrgico o dental, para
reducir el dolor, facilitar la resolución de un problema o aliviar dificultades
emocionales.
Al abordar este tema el primer problema a resolver es qué vamos a entender por
hipnosis y de acuerdo a ello establecer las posibilidades de aplicarla con los niños. En el
trabajo con los adultos existen instrumentos que permiten establecer puntajes, o al
menos la posibilidad de evaluar el reporte verbal del sujeto. Con los niños se han
establecido normas de hipnotizabilidad para escolares de Estados Unidos (Gardner,
1977), mientras que para preescolares la literatura no refiere escalas o test, debido
probablemente a las dificultades de lenguaje y el incompleto desarrollo cognitivo de los
niños a esa edad.
Este mismo autor refiere como características físicas del estado hipnótico: la
relajación muscular, contracciones musculares, lacrimación, ojos cerrados y parpadeos,
cambio en el ritmo respiratorio, cambio en el ritmo del pulso, relajación de la mandíbula
y catalepsia. No todas estas características físicas y psicológicas están siempre presentes
en los niños.
1) Primera etapa, entre los 3 y 7 años de edad, cuando los niños son capaces de
comprometerse en juegos, fantasías y simulaciones, en que la respuesta hipnótica
surge de forma limitada. En esta etapa ellos no pueden seguir una inducción formal
principalmente por las limitaciones cognitivas y de lenguaje.
2) Segunda etapa, de los 9 a los 12 años, período de transición a una máxima respuesta
hipnótica. En esta etapa los niños poseen capacidad de fantasear, de responder a
instrucciones verbales más complejas y a las sugestiones de los adultos.
3) Tercera etapa, comienza en la adolescencia y está marcada por una baja respuesta
hipnótica debido al pensamiento crítico y una mayor orientación a la realidad, lo que
es contrario al compromiso imaginativo requerido por la hipnosis.
Los niños demuestran desde las primeras semanas una capacidad de ser
profundamente influenciables por otros, responden a palabras sociales, son capaces de
distinguir el olor y voz de su madre, discriminar sutiles diferencias de fonemas entre
palabras e imitar expresiones faciales de otros, comunicar sus necesidades básicas a
través de gestos y vocalizaciones y sus sentimientos de agrado y desagrado frente al
trato de otros. En el segundo mes exhiben una sonrisa social, contacto ocular y la
habilidad de ajustar sus respuestas a la expresión de los demás, lo que permite
influenciar y ser influenciados por otros. (Vanderberg, 1998). Por lo tanto,
prácticamente desde las primeras semanas de edad el bebé manifiesta una fuerte
tendencia a relacionarse, un impulso a involucrarse con otros de su misma especie.
Hacia el año de edad son capaces de darse cuenta que los demás pueden tener
intenciones diferentes de las suyas y hacen ajustes para responder a ellas, sus
comunicaciones y acciones se tornan más intencionales y cooperativas.
Por último, cabe agregar que en nuestro país no existen revistas especializadas
en la línea de la hipnosis, ni investigaciones en hipnosis con niños, lo que indica un
desconocimiento en el área y un campo abierto a la investigación.
Entre los estímulos tactiles tenemos palmotear, mimar, frotar, tocar superficies
suaves; entre los estímulos kinestésicos está el mecer, acunar, balancear; los estímulos
auditivos abarcan hablar tranquila y rítmicamente, canturrear, tararear, utilizar una
música suave; los estímulos visuales contemplan mirar fijamente un objeto en
movimiento, como un móvil o una figura estática que llame la atención y entre los
estímulos gustativos está el succionar una botella o chupar un caramelo. En niños muy
pequeños algunas de estas técnicas ha permitido distraer la atención y aminorar el
movimiento y el dolor frente a procedimientos como punción lumbar o curaciones.
Stevens Guille al estudiar este tema establece que los cuentos de hadas son
apropiados para la hipnoterapia y para ayudar a los pacientes a reformular algunos
aspectos existenciales, permiten que el significado de la historia se aplique
personalmente y al mismo tiempo estimule la búsqueda inconsciente. Los cuentos de
hadas a través de metáforas encantadoras simbolizan importantes tareas de desarrollo en
el ciclo de la vida humana.
Los niños en particular necesitan ideas para dar sentido a sus vidas, ellos
necesitan una educación de comportamiento moral tanto a nivel consciente como de lo
inconsciente. Una de las más importantes funciones de los cuentos de hadas para niños
es ayudarlos a manejar los problemas psicológicos del crecimiento, entre los cuales está
la rivalidad entre hermanos, sentimientos de confianza en sí mismos y el sentido de
obligación moral. Los héroes en los cuentos de hadas a menudo carecen de vida interior
y no están atormentados por dudas e incertidumbres.
Otros éxitos se han logrado incorporando a un superhéroe. Dado que los niños
obedecen más a un personaje con el cual se identifican que a un terapeuta, el superhéroe
puede ser un modelo digno de imitar que le puede sugerir la dirección correcta para
solucionar un problema. Un niño puede ser estimulado por un héroe personalmente por
ejemplo si éste le dice “si eres tan bueno para chutear la pelota, también puedes
aprender a hacer las otras cosas bien”.
Por ejemplo, la metáfora del cuento del Mago de Oz se utilizó con niños entre 8
y 13 años que presentaban conductas disruptivas, con el objetivo de resolver problemas,
mejorar el autocontrol y lograr sentimientos de autoeficacia. Esta técnica fue un recurso
dentro de una terapia cognitivo-conductual y demostró ser exitosa (Sommers-Flanagan
et al, 1996).
Erickson cree que los cuentos permiten al paciente absorber experiencias hasta el
punto donde el significado emocional del evento es más significativo y donde un
aprendizaje importante puede integrarse en la estructura cognitiva del paciente,
expandiéndose sobre el valor del uso de las historias en el proceso de trance. Zeig
establece con respecto a las anécdotas lo siguiente:
Desde esta perspectiva el uso de una anécdota plantea una alternativa diferente
de plantear un problema y de utilizar recursos cognitivos para ayudar al paciente a
realizar cambios en su vida. La escuela ericksoniana usa las anécdotas o historias en el
trance para crear una comprensión que de otro modo no sería evidente al paciente. Los
cuentos de hadas que a menudo tratan con temas más arquetípicos y existenciales serían
tan efectivos para este tipo de terapias como las anécdotas lo eran para Erickson.
3. TECNICA DE IMAGINERIA
Esta técnica fue utilizada con éxito en un niño de diez años que experimentaba
severas náuseas y vómitos como rechazo a la medicación en forma de píldoras, la
hipnoterapia para cambiar su comportamiento consistió en imaginería mental, relajación
sugestión directa, autoafirmaciones de adaptación y autorreforzamiento. La
autohipnosis estaba basada en las imágenes de relajación del niño en un día hermoso de
sol y comiendo caramelos (LaGrone, 1993).
Un niño de ocho años fue tratado exitosamente con hipnosis para tratar tres
problemas relacionados entre sí: chuparse el pulgar, orinarse en la cama y defecarse en
los pantalones. Se utilizó la técnica de la pantalla de televisión con el operador
asumiendo el rol del personaje favorito del niño. El terapeuta y el personaje
representaron los sustitutos paternos y figuras de autoridad. El paciente fue estimulado a
cambios de comportamiento, tanto despierto como en trance (Tilton, 1980).
4. LOS JUEGOS
“El juego es un puente mediante el cual una realidad interior impera sobre una
realidad exterior, como si la realidad exterior quedara al servicio exclusivo de
construcciones internas de la persona” (Instituto Milton Erickson de la Ciudad de
México, 1999), por lo tanto, si el juego pasa a ser lo más importante se puede hablar de
estado de trance.
Las aternativas de uso de juegos son numerosas, para una revisión de diferentes
técnicas orientadas al trabajo psicoterapéutico ver “Manual de Terapia de Juego” de
Schaefer y O’Connor (1988) y “Ventanas a Nuestros Niños” de Oaklander (1996).
Por lo tanto el juego puede ser utilizado como un inductor del estado de trance
considerando las características del niño, intereses y problema a resolver, donde el
terapeuta puede intervenir permitiendo la expresión de material inconsciente y
orientando hacia una dirección más sana. Por ejemplo, la terapia de juego se utiliza en
niños que van a ser intervenidos quirúrgicamente para disminuir el alto nivel de
ansiedad que estas situaciones suelen producir. Se facilita la expresión de las
emociones, se dan los conocimientos necesarios sobre las intervenciones, hasta llegar a
representar un buen desenlace. Los materiales a utilizar en este caso son muñecos,
títeres y elementos similares a los que se usan en la clínica.
Este tipo de terapia es exitoso en la medida en que logre cumplir con sus tres
objetivos fundamentales:
Adaptación de la aproximación de tres pasos de Rossi para su uso con niños (Pratt,
1996)
DISCUSION
Primero aparece una distinción entre dos grupos de niños, los escolares y los
preescolares. Para los escolares está la Escala de Hipnotizabilidad de Stanford adaptada
para niños, en cambio para los preescolares no existen escalas que permitan evaluar su
susceptibilidad hipnótica. Los criterios establecidos por Gardner nos parecen una guía
adecuada para evaluar trance hipnótico en los preescolares y también para evaluar los
métodos para lograr esas respuestas.
De acuerdo a la revisión bibliográfica la respuesta hipnótica no sería algo que
emerge súbitamente a cierta edad, sino que vendría desarrollándose desde las primeras
semanas de vida. Como la respuesta hipnótica depende en gran medida de las
habilidades cognitivas del infante nos pareció interesante correlacionar lo referido por
distintos autores con las etapas del desarrollo cognitivo de Piaget, y también con las
técnicas más apropiadas según la edad. Al hacer esta correlación obtenemos lo
siguiente:
a) Etapa sensoriomotriz (desde el nacimiento hasta los dos años): los niños
aprenden a conocer su mundo a través de sus actividades sensoriales y motrices,
desde conductas muy primitivas como los reflejos hasta coordinar la
información que reciben de sus sentidos para solucionar problemas simples. En
esta etapa, en que el lenguaje sólo llega a la emisión de frases simples y a la
respuesta ante instrucciones simples, los pequeños pueden responder más
fácilmente a la estimulación sensorial repetitiva como técnica de inducción, para
lograr al menos dos criterios de los establecidos por Gardner.
Otro punto importante es que la efectividad de las técnicas hipnóticas pasan por
establecer un buen rapport con el paciente, si éste falla, una técnica apropiada puede
resultar inefectiva. Esto significa tomarse el tiempo necesario para establecer la alianza
terapéutica y luego intervenir. “El problema más importante de la hipnoterapia
pediátrica es hablarle al paciente de tal manera que pueda aceptar lo que decimos”
(Milton Erickson, en Haley, 1999), esto significa respetar al paciente tal cual es y desde
su lenguaje realizar nuestra intervención.
BIBLIOGRAFIA
• Gardner, G. Gail (1977). Hypnosis with Infants and Preschool Children. The
American Journal of Clinical Hypnosis, 19,3, 158-162.
• LaGrone, Randy (1993). Hypnobehavioral Therapy to Reduce Gag and Emesis With
a 10 Year-Old Pill Swallower. American Journal of Clinical Hypnosis, 36:2, Oct,
132-136.
• Pratt, Mary (1996). Adapting the Three-Step Approach (Rossi, 1986/1993) for Use
with Two Young Children. American Journal of Clinical Hypnosis, 39:1, July, 48-
61.
• Robles, Teresa (2001). Concierto Para Cuatro Cerebros. México: Alom Editores.