La Caza Del Gallinazo

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La caza del gallinazo, en el valle chicama.

Jugando fulbito en el barrio un amigo se troncha su pie, término que se usaba en esa
zona cuando nos lesionábamos las manos o los pies jugando.

Al terminar nuestros encuentros futbolísticos, llevamos a nuestro amigo lesionado a


un señor que arreglaba todo tipo de lesiones, tocamos la puerta de la casa del
huesero y abre la puerta. Diciéndonos que desean, el huesero al ver a nuestro amigo
que cojeaba hizo entrar de inmediato al lesionado, luego procedió a pasar sus manos
por el pie lesionado al ver cuál era la lesión procedió a sacar un frasco con una crema
amarillenta. La curiosidad nuestra nos hizo preguntar al huesero, qué tipo de crema
era y nos dijo que era cebo de culebra.

Allí nos comentó que también curaba otras enfermedades relacionados con los
huesos, pero lo que no tenía era el remedio que curaba el reumatismo
preguntamos cual era ese remedio y nos dijo que para hacer el remedio para el
reumatismo tenía que tener el cebo del gallinazo.

Había hecho el encargo a unos amigos y no lo conseguían, le decían que era difícil de
conseguir, entonces mostramos interés y propusimos al huesero, si conseguimos
cuanto nos pagaría y ofreció s/. 1.50 soles en esos años del 70 era mucho dinero para
nosotros. Quedamos entonces con el husero que lo conseguimos el gallinazo,
necesitaba unos 4 a 6 gallinazos.

Terminado de curar a nuestro amigo el huesero, no s despedimos del señor y nos


fuimos conversando de la caza de gallinazos, y nos preguntábamos donde hay
gallinazos fue allí donde acordamos irnos al relleno de basura de la Cooperativa Carta
vio.

Como los cazamos nos preguntábamos, entonces caminando con dirección a la casa
se nos vino a la cabeza la idea de cazarlo con un cordel de 1 metro y a ambos
extremos atarlos unos pesos como funcionaria haciéndolo girar de un extremo y
lanzarlos con dirección a los gallinazos que habían en los basurales.

Al día siguiente nos dirigimos al basural y empezamos la cacería, nuestros primeros


intentos fueron en vano, pero conforme intentábamos nos fuimos siendo más
diestros y empezaron a caer los primeros gallinazos al intentar cogerlos nos picaban y
tenían un fuerte olor a carne descompuesta, a estos gallinazos los llenábamos en un
costal. Aquel día cazamos 4 gallinazos y de inmediato lo llevamos al señor huesero,
tocamos su puerta y salió, luego lo mostramos los gallinazos que habían en el costal y
rápidamente cogió el costal y los metió a su casa, nos devolvió el costal y de paso nos
dio también los s/. 6.00 soles, estos soles luego nos repartimos entre tres que éramos
los cazadores.

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