Ensayo - Neumatología

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El Espíritu Santo, Misterio de Divino, manipulado por Pensamientos “Nueva Era”

¿Cómo hacer una buena reflexión Neumatológica hoy?

A lo largo de la vida Eclesial, el Espíritu Santo ha estado inmerso en ella, siendo Él, el poder divino,

manifestado en la tercera persona de la Santísima Trinidad, pero no se le ha dado la profunda

importancia y esto ha permitido que “naufrague” por corrientes “New Age” en la actualidad,

tergiversando totalmente el sentido de la Gracia que nos ha sido dada por este Espíritu. Por este

motivo, quiero reflejar en estas líneas, una búsqueda para hallar los motivos concretos que han

permitido que, dentro de la misma Iglesia, el Espíritu Santo pierda el protagonismo que recae

sobre ÉL y tomen fuerzas, diferentes pensamientos, totalmente alejados del Verdadero accionar

Trinitario.

Ahora bien, haciendo un breve recorrido, buscando una respuesta objetiva, se puede decir que el

primer factor de la confusión hoy en día, sobre el Espíritu Santo, responde a una falta de

interpretación lexicográfica y práctica dentro de la comunidad de fieles, ya que adentrándonos a la

etimología de Espíritu, constatamos en varios idiomas lo que significa: en Griego por ejemplo es

πνεύμα y su significado nos remite al soplo vital, aquello que da vida; otro ejemplo etimológico de

Espíritu es en el idioma Hebreo (Ruah) que al igual como en griego, significa el soplo de vida. Todo

esto, se evidencia, para constatar que definir al Espíritu, es complejo y requiere de una experiencia

viva de Él, ya que no se le puede confundir e igualar, como la conciencia o alma dentro de la

humanidad, ya que el Espíritu no se deja retener por la razón humana.


Otro factor que ha generado una mala interpretación y vivencia del Espíritu Santo, ha sido por la

falta de reflexión y predicación de la misma Iglesia, ya que sólo ha girado entorno a un

“Cristomonismo”, o sea, la predicación de Cristo, pero sin caer en cuenta, que hablar del Evangelio

de Jesucristo, sin el Espíritu, se vuelve “Letra muerta” como lo dice Codina. También la Iglesia en

su accionar, se queda inmersa en una “Papolotría” o “Mariolotría” que silencia la fuente vital. Esto

confunde al fiel Cristiano y se deja arrastrar por corrientes que en su discurso y vivencia, colocan al

espíritu por alto, en una forma de introspección y coloca en la balanza a la Iglesia, interpretándola

como silenciadora de la acción del Espíritu Santo, por eso dice Víctor Codina: “Sin el Espíritu, Dios

está lejos, Cristo permanece en el pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple

organización, la autoridad un dominio, la misión una propaganda, el culto una evocación, el actuar

cristiano una moral de esclavos” (Codina, V. 2017).

Como puede inferirse, en el qué hacer de la Teología hoy, debe apuntar más a una reflexión del

Espíritu Santo, ya que los dos puntos expuestos anteriormente, amenazan la obra iluminadora y

transformadora del “paracleto” , las fuerzas de pensamientos modernos, vienen cargados de ideas

atractivas y envolventes, en las cuales se muestran canales para poder enfocar realidades de la

“psique” humana, tergiversando totalmente la fuerza de la energía vital que proporciona el

Espíritu Santo, convirtiéndola en discursos motivacionales, que en sí, permanecen vacíos de la

Gracia.

En relación a las ideas expuestas, se debe generar una consciencia de la Experiencia del Espíritu,

así como lo vivenció el pueblo de Israel “La experiencia espiritual del pueblo de Israel tiene la

categoría de inspiración, a diferencia de toda otra experiencia espiritual, por tratarse de un pueblo

que, dentro del designio salvífico de Dios, constituye el punto de referencia histórico que permitirá

al hombre de todo tiempo y lugar descubrir la presencia salvífica de Dios en sus propias peripecias

históricas, para poder ser fiel a ella.” (Bentué, A. 1986), Este pueblo histórico-Bíblico, muestra la
realidad en la cual debe sumergirse el fiel cristiano que busca una respueta neumatológica, debe

ser consciente de que el accionar del Espíritu siempre está presente en cada realidad. El pueblo de

Israel se sintió sólo, abandonado por la Gracia de Dios, pero sólo hasta el momento que fueron

conscientes de que el Espíritu acompañaba a su pueblo, comenzaron a pensar y obrar según este

mismo Espíritu “Esa fe de Israel, por la cual el pueblo, y dentro de él sobre todo determinadas

personas como los profetas o los pobres piadosos (anawim y chasidim), descubre la presencia

salvífica de Dios que lo llama a la esperanza y a la fidelidad” (Bentué, A. 1986), por tal razón, se le

debe rendir fidelidad al Espíritu, quien es la fuente viva de la Esperanza Cristiana.

En conclusión, se debe hacer una purificación plena de lo que es el Espíritu, darle relevancia a su

persona dentro de la trinidad y saber entender cuál es su función en medio de la Iglesia y de cada

uno de los cristianos. También dentro del mismo qué hacer pastoral, se debe evitar caer en

“Pseudoespiritualidades” cargadas de mensajes carismáticos y pentecostales, que tienden a

truncar y tergiversar el verdadero Espíritu y su acción. El Espíritu habla por sí sólo, se manifiesta,

hace su obra, sólo se debe descubrir y hacer consciente su acto, no se puede omitir o silenciar,

dándole cabida a otras realidades, ya que es el mismo Espíritu, la Gracia creada y la Gracia

increada, o sea, es el principio vital de todo cuanto existe y todo debe partir de Él.

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