Ensayo - Neumatología
Ensayo - Neumatología
Ensayo - Neumatología
A lo largo de la vida Eclesial, el Espíritu Santo ha estado inmerso en ella, siendo Él, el poder divino,
importancia y esto ha permitido que “naufrague” por corrientes “New Age” en la actualidad,
tergiversando totalmente el sentido de la Gracia que nos ha sido dada por este Espíritu. Por este
motivo, quiero reflejar en estas líneas, una búsqueda para hallar los motivos concretos que han
permitido que, dentro de la misma Iglesia, el Espíritu Santo pierda el protagonismo que recae
sobre ÉL y tomen fuerzas, diferentes pensamientos, totalmente alejados del Verdadero accionar
Trinitario.
Ahora bien, haciendo un breve recorrido, buscando una respuesta objetiva, se puede decir que el
primer factor de la confusión hoy en día, sobre el Espíritu Santo, responde a una falta de
etimología de Espíritu, constatamos en varios idiomas lo que significa: en Griego por ejemplo es
πνεύμα y su significado nos remite al soplo vital, aquello que da vida; otro ejemplo etimológico de
Espíritu es en el idioma Hebreo (Ruah) que al igual como en griego, significa el soplo de vida. Todo
esto, se evidencia, para constatar que definir al Espíritu, es complejo y requiere de una experiencia
viva de Él, ya que no se le puede confundir e igualar, como la conciencia o alma dentro de la
“Cristomonismo”, o sea, la predicación de Cristo, pero sin caer en cuenta, que hablar del Evangelio
de Jesucristo, sin el Espíritu, se vuelve “Letra muerta” como lo dice Codina. También la Iglesia en
su accionar, se queda inmersa en una “Papolotría” o “Mariolotría” que silencia la fuente vital. Esto
confunde al fiel Cristiano y se deja arrastrar por corrientes que en su discurso y vivencia, colocan al
espíritu por alto, en una forma de introspección y coloca en la balanza a la Iglesia, interpretándola
como silenciadora de la acción del Espíritu Santo, por eso dice Víctor Codina: “Sin el Espíritu, Dios
está lejos, Cristo permanece en el pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia una simple
organización, la autoridad un dominio, la misión una propaganda, el culto una evocación, el actuar
Como puede inferirse, en el qué hacer de la Teología hoy, debe apuntar más a una reflexión del
Espíritu Santo, ya que los dos puntos expuestos anteriormente, amenazan la obra iluminadora y
transformadora del “paracleto” , las fuerzas de pensamientos modernos, vienen cargados de ideas
atractivas y envolventes, en las cuales se muestran canales para poder enfocar realidades de la
Gracia.
En relación a las ideas expuestas, se debe generar una consciencia de la Experiencia del Espíritu,
así como lo vivenció el pueblo de Israel “La experiencia espiritual del pueblo de Israel tiene la
categoría de inspiración, a diferencia de toda otra experiencia espiritual, por tratarse de un pueblo
que, dentro del designio salvífico de Dios, constituye el punto de referencia histórico que permitirá
al hombre de todo tiempo y lugar descubrir la presencia salvífica de Dios en sus propias peripecias
históricas, para poder ser fiel a ella.” (Bentué, A. 1986), Este pueblo histórico-Bíblico, muestra la
realidad en la cual debe sumergirse el fiel cristiano que busca una respueta neumatológica, debe
ser consciente de que el accionar del Espíritu siempre está presente en cada realidad. El pueblo de
Israel se sintió sólo, abandonado por la Gracia de Dios, pero sólo hasta el momento que fueron
conscientes de que el Espíritu acompañaba a su pueblo, comenzaron a pensar y obrar según este
mismo Espíritu “Esa fe de Israel, por la cual el pueblo, y dentro de él sobre todo determinadas
personas como los profetas o los pobres piadosos (anawim y chasidim), descubre la presencia
salvífica de Dios que lo llama a la esperanza y a la fidelidad” (Bentué, A. 1986), por tal razón, se le
En conclusión, se debe hacer una purificación plena de lo que es el Espíritu, darle relevancia a su
persona dentro de la trinidad y saber entender cuál es su función en medio de la Iglesia y de cada
uno de los cristianos. También dentro del mismo qué hacer pastoral, se debe evitar caer en
truncar y tergiversar el verdadero Espíritu y su acción. El Espíritu habla por sí sólo, se manifiesta,
hace su obra, sólo se debe descubrir y hacer consciente su acto, no se puede omitir o silenciar,
dándole cabida a otras realidades, ya que es el mismo Espíritu, la Gracia creada y la Gracia
increada, o sea, es el principio vital de todo cuanto existe y todo debe partir de Él.