Kim Jong Il: Obras Escogidas
Kim Jong Il: Obras Escogidas
Kim Jong Il: Obras Escogidas
OBRAS ESCOGIDAS
KIM JONG IL
OBRAS ESCOGIDAS
1
1964-1969
1
PREPAREMOS FIRMEMENTE A LOS AVIADORES EN LO
POLÍTICO Y LO MILITAR
Conversación con los cuadros de la Unidad No. 855 del Ejército Popular
de Corea 18 de octubre de 1964 ..........................................................................35
2
PARA CREAR UNA NUEVA LITERATURA REVOLUCIONARIA
Conversación con el presidente del Comité Central de la Unión de
Escritores de Corea 7 de febrero de 1966 ............................................................104
3
MEJOREMOS Y ACTIVEMOS EL SUMINISTRO DE
MERCANCÍAS
Conversación con funcionarios del sector comercial
7 de abril de 1967 .............................................................................................182
4
SOBRE LA INTENSIFICACIÓN DE LA PROPAGANDA
IDEOLÓGICA PARA IMPRIMIR UN GRAN AUGE
REVOLUCIONARIO A LA CONSTRUCCIÓN ECONÓMICA
Y A LA DE LA DEFENSA NACIONAL
Charla con altos funcionarios del sector de la labor ideológica del Partido y
del arte y la literatura 3 de julio de 1967 .............................................................254
Discurso pronunciado ante los funcionarios responsables del sector del arte
y la literatura 16 de agosto de 1967 ....................................................................276
5
MANTENGÁMONOS PLENAMENTE EN ESTADO DE
MOVILIZACIÓN PARA HACER FRENTE A LAS
PROVOCACIONES BÉLICAS DEL IMPERIALISMO YANQUI
Charla con funcionarios de los Departamentos de Propaganda y Agitación,
y de Asuntos Militares del Comité Central del Partido del Trabajo de
Corea 2 de febrero de 1968 ...............................................................................298
6
ACERCA DE LA ORIENTACIÓN DE LA CREACIÓN MUSICAL
Charla con los creadores 25 de octubre de 1968 ...................................................376
7
PARA RECTIFICAR DESVIACIONES COMETIDAS EN LA
APLICACIÓN DE LA POLÍTICA SOBRE LA INTELECTUALIDAD
Charla con altos funcionarios del Departamento de Ciencias y Enseñanza
del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea
29 de mayo de 1969 ..........................................................................................429
1 .......................................................................................................................452
2 .......................................................................................................................455
3 .......................................................................................................................458
4 .......................................................................................................................461
8
PARA MEJORAR Y FORTALECER
EL TRABAJO DE LA UNIÓN DE
LA JUVENTUD, CONFORME A LA
EXIGENCIA DE LA REALIDAD
EN DESARROLLO
1
construcción del socialismo y el comunismo.
Una tarea importante en la formación ideológica de jóvenes y
niños, consiste en educarlos bien en la política del Partido. Hay que
transmitirles y difundirles a tiempo las indicaciones del gran Líder y
las orientaciones del Partido y hacer que las estudien a fondo,
empleando diversas formas y métodos, de modo que todos, sin
excepción, conozcan con claridad la esencia y la justeza de la política
del Partido y la apliquen en su trabajo y vida personal.
Fortalecer la educación clasista entre jóvenes y niños adquiere una
enorme importancia para formarles una plena conciencia y criterio
revolucionarios de la clase obrera. Ello cobra particular significación
dado que el país está dividido y los integrantes de la nueva
generación, que no sufrieron explotación y opresión, ni afrontaron las
severas pruebas de la revolución, aparecen ahora como dueños de la
sociedad.
Es preciso educarlos para que no olviden el pasado, en el que sus
padres fueron víctimas de esas injusticias por parte de terratenientes y
capitalistas, y conozcan bien qué infortunios y penalidades padecen
aun hoy obreros y campesinos sudcoreanos. Al mismo tiempo,
orientarlos a comprender con certeza la naturaleza agresiva y
saqueadora de los imperialistas yanquis y nipones, y a combatirlos
hasta el fin.
Se precisa intensificar la educación de jóvenes y niños en el
colectivismo.
Sólo entonces apreciarán su organización y colectividad y se
esforzarán en beneficio de la sociedad y del pueblo.
Hay que guiarlos a que, desde pequeños, participen con lealtad en
las actividades de sus organizaciones y colectivos, valoren más los
intereses de estos que los personales, y luchen con abnegación para
defenderlos.
Intensificar su educación estética es de suma importancia para
formarlos como comunistas.
Ahora, entre ellos se observan casos de negligencia y de conducta
y lenguaje impropios, lo que se debe, en gran medida, a una débil
2
educación estética. Hay que intensificarla con diversas formas y
métodos para lograr que todos, sin excepción, posean una elevada
preparación cultural y organicen la vida con un sentido estético.
El gran Líder orientó incorporar a los estudiantes a amplias
actividades culturales y artísticas de carácter masivo y enseñarlos a
tocar instrumentos musicales. Hay que procurar que sepan emplearlos,
desarrollando una intensa campaña para que cada cual domine más de
uno.
Se debe dedicar gran esfuerzo a la labor con los niños y jóvenes
escolares.
Hoy, en nuestro país todos ellos estudian antes de incorporarse al
trabajo y, en este período, se desarrollan con rapidez tanto en lo físico
como en lo espiritual y se forman sus caracteres. Si en la etapa
escolar se forjan en lo político, ideológico y organizativo, cuando
después de graduarse, pasen a laborar, podrán participar
correctamente en las actividades de estas esferas, así como cumplir
con éxito las tareas revolucionarias que se les asignen. Es necesario
prestar gran atención al trabajo con niños y jóvenes escolares para
orientarlos a estudiar con aplicación y, al mismo tiempo, a participar
de modo activo en la vida orgánica y en diversas misiones extraclases.
Se debe dirigir igual cuidado, además, al quehacer de la
Organización de Niños. Si ésta se fortalece, no sólo es posible educar
a sus miembros por la vía revolucionaria, sino también crear un
ambiente alegre en la sociedad. Fortaleciendo la dirección sobre esa
organización, se debe lograr que todos sus integrantes sigan
estudiando con ahínco, desarrollando con esmero la vida orgánica y
fomentando los trabajos útiles.
Es necesario realizar bien el trabajo con las organizaciones de los
jóvenes de otros países. Apoyarlos y respaldarlos de manera activa en
su lucha contra la política de agresión y de guerra de los imperialistas
y por la independencia nacional y la construcción de una nueva
sociedad, y fortalecer más la solidaridad internacional para con
nuestra revolución y la causa de la reunificación de la Patria.
Con vistas a llevar a una fase superior el trabajo con los jóvenes y
3
los niños, de acuerdo con el carácter y la misión de la UJTS, es
indispensable constituir con firmeza las filas de sus funcionarios y
elevar su papel.
Del modo de trabajo de estos depende el resultado de la labor con
aquellos.
Es preciso preparar a todos los funcionarios de la Unión, tanto los
de sus organizaciones de base como los de su Comité Central, como
comunistas ejemplares, infinitamente fieles al Partido y al Líder, y
activar sin cesar su rol.
Se debe mejorar el método y estilo de trabajo de los funcionarios
de la UJTS.
Les compete obrar en correspondencia con las características y las
demandas sicológicas de los jóvenes, entusiastas y sensibles a lo
nuevo, sin aferrarse a formalidades y esquemas. Aun en el caso de
programar una actividad, tienen que hacerlo en forma bien
determinada y dinámica, y cuando emprendan una tarea, por muy
difícil que sea, impulsarla con espíritu combativo hasta el fin.
Los dirigentes de la UJTS deben esforzarse con tesón para
superarse en lo político y lo práctico.
De no lograrlo, no podrán acelerar con dinamismo la labor con los
jóvenes, en atención a los requisitos de la realidad en desarrollo, ni
perfeccionar sus métodos de trabajo.
Tienen que estudiar con profundidad las indicaciones y obras del
gran Líder, hasta conocer al dedillo lo que piensa y orienta el Partido
sobre la referida labor, y adquirir la habilidad organizativa para
realizar con maestría el trabajo con diversos sectores de la juventud.
Quienes laboran en el Comité Central de la UJTS están llamados a
conocer tanto de Filosofía y Economía Política, como de tendencias
actuales en el avance de la ciencia y la técnica, así como saber
evaluar obras artísticas y literarias. Además, tienen que leer la
“Antología de la literatura mundial”, por no mencionar las nuestras.
Los funcionarios de la UJTS tienen que ser elocuentes y saber
cantar, declamar y tocar instrumentos musicales. En una palabra, los
que se dedican a la labor con los jóvenes, deben prepararse de forma
4
multifacética. Sólo así se pueden trabajar con ellos, en
correspondencia a sus características particulares.
Por el momento, tienen que esmerarse en los preparativos del V
Congreso de la Unión de la Juventud Democrática.
Lo más importante en esta tarea es redactar bien el informe. En
éste se debe hacer un balance de los relevantes éxitos y hazañas
realizados por los jóvenes en la lucha revolucionaria y su
construcción en el período de que se rinda cuenta, y señalar con
claridad las tareas para el futuro. Sólo entonces, los jóvenes sentirán
alto orgullo y dignidad por haber contribuido a la revolución y su
construcción, y harán ingentes esfuerzos para alcanzar mayores éxitos.
En el informe debe quedar preciso también el motivo de la
reorganización de la UJD en la UJTS.
Con el propósito de llevar a una etapa superior el movimiento
juvenil del país, el gran Líder orientó con originalidad que la UJD se
transformara en UJTS, conservando su carácter masivo.
Esta reorganización es una necesidad de nuestra realidad en
desarrollo. Hoy, en Corea del Norte ha triunfado la revolución
socialista, se está impulsando con fuerza la construcción del
socialismo y se registra un gran cambio en la vida y en los rasgos de
los jóvenes.
El informe ha de patentizar, además, el carácter y la misión de la
UJTS. Entonces, los delegados al Congreso los conocerán con
claridad y se desempeñarán mejor de acuerdo con ellos.
En el evento, el gran Líder pronunciará un discurso programático
para hacer avanzar más el movimiento juvenil en nuestro país.
Al Comité Central de la Unión de la Juventud Democrática le
compete realizar con vigor la labor organizativo-política para
materializar, de modo consecuente, las instrucciones programáticas
que impartirá el gran Líder.
5
EL PRINCIPAL DEBER DE LA AGENCIA
CENTRAL DE NOTICIAS DE COREA
6
la recepción se rigen por este precepto, ésta queda integrada por
puntos. Pero, a determinada distancia, se ve como la original.
Los ojos de las personas son muy prácticos. Ven con claridad sólo
el objeto que desean, entre los que se les presentan. Por ejemplo,
cuando se dirigen hacia el que está a la derecha, no captan bien el que
está a la izquierda, o viceversa. Eso está relacionado con su función
focal.
A diferencia de los ojos del ser humano, la cámara fotográfica
retrata, tal como son, todos los objetos que abarca el lente. Sería
mejor diseñarla como la vista de las personas.
La sección de transmisión cobra suma importancia. Cumple la
tarea, muy honrosa y digna, de divulgar ampliamente por el mundo la
idea revolucionaria del Líder y la posición de nuestro Partido.
Difundir con profusión en el extranjero las ideas revolucionarias
del gran Líder, constituye el principal deber de la Agencia Central de
Noticias de Corea. Cumpliéndolo, estimulará y alentará a los pueblos
de países en revolución, en lucha, y propinará contundentes golpes a
los enemigos.
La Agencia Central de Noticias de Corea es una poderosa
institución informativa, que representa la posición de nuestro Partido
y Gobierno. Tiene que dar a conocer, de modo oportuno, al extranjero,
la que asuman cuando acaecen importantes acontecimientos en la
arena internacional. Sobre todo, debe asestar golpes oportunos a
quienes tratan de calumniarnos. En estos momentos, los enemigos
recurren a toda clase de calumnias y difamaciones para desprestigiar
el régimen socialista de nuestro país, que se consolida y desarrolla
cada día más. Debemos apuntar nuestros cañones hacia esas perversas
intrigas, sin darles tiempo a respirar. Si hasta la fecha, podríamos
decir, le arañamos la cara con las uñas, en adelante debemos
golpearle con garrotes. También tenemos que vencerlo en el combate
de las ondas informativas.
Para que la Agencia Central de Noticias de Corea sea una
poderosa arma ideológica de nuestro Partido, debe realizar sus
actividades informativas, según la idea y el propósito del gran Líder,
7
compañero Kim Il Sung, así como establecer el Juche con vigor en
éstas, y plasmar, de manera consecuente, el partidismo, el espíritu de
clase obrera y el carácter popular. Sus informaciones son destinadas a
dar a conocer al extranjero la posición de nuestro Partido y del
gobierno de nuestra República, razón por la cual debe prestar especial
atención a cada palabra e, incluso, a cada punto.
También es importante la sección de recepción, pues cumple el
deber de recibir importantes informaciones que transmiten diversos
países y de enviarlas al Líder.
La Agencia Central de Noticias desempeña el papel de oídos, ojos
y boca del Partido y del Gobierno.
Sólo cuando la Agencia informe a tiempo al gran Líder sobre los
materiales relacionados con la situación internacional, puede prestarle
ayuda a éste en la concepción de política y líneas.
Hoy, los imperialistas norteamericanos y los títeres sudcoreanos
actúan más abiertamente que nunca, para provocar una nueva guerra,
y los revisionistas y chauvinistas intensifican también sus
maquinaciones. En estas condiciones, el informar sin tardanza al
Líder acerca de la cambiante situación, se presenta como una tarea de
especial trascendencia.
Aun cuando el gran Líder esté en localidades, la Agencia debe
hacerle llegar a tiempo las informaciones. Hasta la fecha, en casos
similares, se las ha enviado primero por teléfono y luego se las ha
remitido en automóviles, lo que no está bien. Si lo hace así, no es
posible garantizar la rapidez, ni la precisión, porque debe
reproducirlas en letras.
Anoche, el gran Líder me preguntó si podría recibir cuanto antes
las noticias, aunque estuviera fuera de la capital. Esta pregunta me
impidió conciliar el sueño hasta altas horas de la noche. Desde hace
mucho tiempo, pensé que deben entregárselas con la mayor rapidez,
pero, hasta la fecha, no he podido resolver este problema.
Como somos soldados revolucionarios que ayudamos al Líder en
su trabajo, debemos solucionar a cualquier precio los asuntos que le
preocupan. Todos los medios y las fuerzas de la Agencia Central de
8
Noticias han de estar a su servicio. Al margen de esto, no tiene
ningún valor.
Para que la información llegue con rapidez al gran Líder, es
necesario introducir el facsímil. Esto permitirá asegurar la prontitud,
el nivel cultural y la precisión de la información. También es eficaz
teniendo en cuenta las características de nuestro alfabeto.
Utilizar la fototelegrafía resulta efectivo, además, para las labores
de oficina. En la actualidad, diversos países la emplean, no sólo en la
transmisión de noticias, sino también en las actividades de oficina.
Es más preciso realizar esta especie de transmisión por hilo, que
por radio, pues así es posible preservar el secreto y la exactitud de la
información, al no ser obstaculizada por ondas radioeléctricas. Es
necesario comunicar por hilo los belinogramas que se envían al Líder.
Para los que se entregan al gran Líder, no debe emplearse el papel
cubierto de sustancia química, sino el común.
La información que se envía al gran Líder a través de la
fototelegrafía, se redactará con esmero y, además, se copiará bien,
empleando permanentemente a personas con elevado sentido de
responsabilidad. Estas, teniendo presente que él lee sus copias, tienen
que escribir cada letra con sumo cuidado y fidelidad. Lo harán con
letras gruesas y claras, valiéndose de una estilográfica.
En vista de que la Agencia Central de Noticias introduce por
primera vez la transmisión y la recepción de belinogramas por hilo,
debe realizar un profundo estudio.
Hay que cuidar bien a los locutores. El gran Líder les presta todo
tipo de atenciones a los de la Agencia Central de Noticias,
expresando que ellos son un tesoro. Hay que atender bien su salud.
No sé si el papel cubierto de sustancia química, que se usa para la
recepción, perjudica la salud de las personas.
Los trabajadores de la Agencia Central de Noticias laboran mucho,
pasando la noche en vela, para recibir las informaciones que
transmiten otros países.
Los que reciben las noticias de Corea del Sur, sentirán mucho
cansancio tanto espiritual como físico. Es necesario prestarles una
9
adecuada atención. Ellos, por su parte, deben trabajar de manera
combativa, sin relajarse ni en lo más mínimo, hasta alcanzar la
reunificación de la Patria.
El belinógrafo es algo rústico. Es aconsejable que se produzca uno,
un poco más sencillo. Tiene calidad el que se anuncia en la guía de
mercancías. Funciona como emisor y receptor y utiliza papel común.
Son aceptables también el belinógrafo emisor y el receptor que
transmiten y reciben por páginas, porque emplean papel común, y el
primero funciona muy rápido.
Se han recogido muchos materiales técnicos. La Agencia Central
de Noticias debe acumular más datos técnicos relacionados con los
equipos de comunicación y estudiarlos. Sólo así puede conocer la
tendencia mundial del desarrollo de la tecnología en este sector e
impulsarlo aceleradamente en nuestro país.
En la actualidad, algunas naciones pasan a introducir la
transmisión y la recepción de alta velocidad. La Agencia Central de
Noticias debe renovar y modernizar de forma sistemática sus equipos
de transmisión, de acuerdo con ese avance técnico del sector. Sólo
entonces, puede recibir con prontitud la información, aun cuando
otros países cambien sus métodos de transmisión.
Para modernizar los equipos, tiene que poner en plena acción el
espíritu revolucionario de apoyarse en sus propios esfuerzos.
Como señalara el gran Líder, para mantener la independencia en el
plano político, es necesario lograr la autosuficiencia económica. Si
hoy en nuestro país se ejecuta con éxito la mecanización de la
economía rural, esto se debe a que hemos construido la Fábrica de
Tractores de Kiyang y otras numerosas y modernas industrias de
máquinas agrícolas, haciendo gala del espíritu de apoyarnos en
nuestras propias fuerzas.
Cuando los trabajadores y los técnicos de la Agencia Central de
Noticias pongan de manifiesto ese espíritu revolucionario, podrán
modernizar con seguridad, por su cuenta, los equipos de transmisión.
No hay nada de misterioso en la técnica del sector.
Hasta la fecha, los trabajadores de esta Agencia llevaron a cabo
10
muchas labores, demostrando ese espíritu revolucionario. Es loable
que produjeran con sus medios un dispositivo que previene la errata
del telégrafo inscriptor.
Reitero que ellos deben modernizar más, por su cuenta, los
equipos de transmisión y lograr que alcancen el nivel mundial.
También han de producir con sus recursos las piezas de repuesto
que se requieren para las instalaciones de transmisión. Si lo logran,
podrán reparar a tiempo las que se averíen y recibir las informaciones
sin interrupción. Me dijeron que la Agencia Central de Noticias cubre
con su producción más de la mitad de los recambios requeridos, lo
que es formidable. Su personal es inteligente. Con este nivel técnico
también puede fabricar por sí mismo los equipos de transmisión
corrientes. En adelante, producirá, contando sólo consigo, todas las
piezas de repuesto que se importan.
Debemos hacer lo mismo con el papel que emplea el belinógrafo
receptor. Esto será posible, pues ya produjimos aquí un belinógrafo
emisor.
Es muy pintoresco el paisaje del río Taedong que se contempla
desde el edificio de la Agencia. Está ubicado en un lugar maravilloso.
Gracias a la profunda atención del gran Líder, la Agencia Central
de Noticias de Corea ha adquirido un magnífico aspecto, como
institución informativa, reconocida internacionalmente. En adelante,
es necesario acondicionarla mejor y dinamizar más sus actividades
noticiosas e informativas, para que los pueblos revolucionarios del
mundo presten atención a la voz de nuestro Partido.
11
REGISTREMOS UN NUEVO CAMBIO
EN EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA
RURAL EN LA PROVINCIA
DE HWANGHAE DEL SUR
12
ofrecerle esa alegría al gran Líder, deben desempeñar mejor su papel
en el futuro.
Ante todo, tienen que orientar con tino la producción agrícola.
La tarea principal del lugar consiste en cultivar bien la tierra y
producir muchos cereales, de ahí que la lealtad de sus funcionarios
deba expresarse en el incremento agrícola.
Hwanghae del Sur es el granero que ocupa el lugar más importante
en la producción agrícola en nuestro país. La agricultura constituye la
vertiente principal de su economía. Sus condiciones naturales y
geográficas son muy favorables para el desarrollo de la agricultura: el
clima es templado y la tierra, fértil. También existen aquí la famosa
llanura Namuri de Jaeryong y la de Yonbaek. Por eso, el Líder dio a
la provincia la honrosa tarea de ganar, antes que otras, el título de
“productora de un millón de toneladas de cereales”. Al conquistar
esta meta en uno o dos años, canalizando todos sus esfuerzos,
Hwanghae del Sur responderá de manera infalible a las esperanzas
del Líder.
Para alcanzar el objetivo se necesita que sus funcionarios
directivos acepten ideológicamente las instrucciones dadas por el
Líder in situ, de elevar el rendimiento de la cosecha de arroz por
hectárea, extender la superficie de arrozales e introducir con amplitud
el cultivo de doble cosecha en otros campos, a la par que se organice
con esmero la labor para materializarlas.
Se procurará que al plasmarlas no se manifiesten prácticas de
formalismo y facilismo. En el presente, entre los funcionarios
directivos del sector agrícola se dan muchos casos de trabajar de
manera formalista, y no sustancial.
El año pasado, cuando estuvo en esta provincia, el gran Líder le
asignó la tarea de desplegar un movimiento por el aumento de la
producción de arroz en 500 kilogramos por hectárea. Aunque se trata
de una zona donde se da bien esa gramínea, su rendimiento por
unidad va por debajo del promedio nacional. Si en cumplimiento de
sus enseñanzas, se logra incrementar 500 kilogramos de arroz por
hectárea, será posible cosechar casi 80 mil toneladas más a escala
13
provincial. Para alcanzar este objetivo se debe, necesariamente,
programar en concreto las tareas de entarquinar las tierras cultivables,
aplicarle más abonos orgánicos, sembrar semillas seleccionadas y
atender las plantas por métodos científicos y técnicos. No se pueden
obtener éxitos sólo con la consigna de aumentar 500 kilogramos por
hectárea, pero sin organizar las labores pertinentes. Ahora, los
dirigentes de esta provincia no impulsan con fuerza ese movimiento,
pretextando la escasez de mano de obra.
Formalismo y facilismo en la ejecución de las instrucciones del
Líder también se revelaron en la misión de introducir el doble cultivo
en campos de secano.
Aplicarlo en gran escala es de suma importancia para aumentar la
producción de cereales. En nuestro país, donde está reducida la
superficie de tierras cultivables, es indispensable elevar por ese método
de cultivo la tasa de su explotación, para alcanzar dicho objetivo. En
estos últimos años, el Líder ha tenido un gran interés por el referido
método de cultivo. Hizo que las granjas cooperativas de la provincia lo
introdujeran en parcelas de secano, a guisa de experimento, y se
personó allí varias veces para impartirles orientaciones minuciosas.
Es probable que el proceso de doble cultivo tropiece con diversas
dificultades y obstáculos, pues exige más brazos y trabajos que el otro.
Si no se entiende con exactitud el pensamiento del Líder al respecto,
ni se está dispuesto ideológicamente, surgirán vacilaciones ante las
adversidades o se introducirá con superficialidad ese método. El año
pasado, una granja cooperativa del distrito Paechon, ejecutó de mala
gana la directiva de sembrar arroz en las parcelas de secano, y luego
plantó, adicionalmente, maíz entre los surcos. Procedió así porque
tenía dudas acerca de la política del Partido, opinando que esa
gramínea no rendiría en terreno no regado.
Hay que desplegar una recia lucha contra las prácticas de quienes
desconfían de las instrucciones del Líder y de la política del Partido o
pecan de formalismo y facilismo en su materialización.
Se precisa eliminar el subjetivismo y el burocratismo entre los
funcionarios directivos.
14
Si los dirigentes del sector de la economía rural laboran como
quiera, practicando esos ísmos, traerán graves consecuencias al
desarrollo agrícola de la provincia de Hwanghae del Sur. El año
pasado, esta provincia, alegando extender la superficie de arrozales,
impuso indistintamente a sus distritos y granjas cooperativas la tarea
de crearlos en cierta extensión, sin considerar sus peculiaridades y
condiciones geográficas. El resultado fue que los distritos Ongjin y
Kangryong convirtieron muchas parcelas en arrozales, cuando ni
siquiera podían atender debidamente los existentes por falta de
recursos de agua y mano de obra. También en la primavera del
presente año, ellos lo continuaron para cumplir el plan impuesto por
la provincia, por lo cual el gran Líder les aconsejó interrumpirlo.
Por supuesto que la provincia debe extender la superficie de
arrozales para producir un millón de toneladas de cereales. El arroz
es una planta que da alto rendimiento estable. Pero si se transforman
en arrozales no regados o en bancales aquellas parcelas de secano
donde crecen bien plantas cerealeras, traería un resultado negativo,
o sea surgiría la escasez de agua y se rebajaría el rendimiento de la
cosecha. Hay que crearlos, sin falta, sobre la base del cálculo de
recursos de agua. Como esta desempeña el papel principal en ese
cultivo, si no existe, por muchos arrozales que se formen, no sirven
para nada.
Además, no hay que dispersar sin miramientos las obras de
irrigación. Si se hace esto, sin ningún cálculo exacto, resultará que el
cultivo se afecte y que esas mismas no se puedan llevar a buen
término.
Hay que distribuir las plantas, ateniéndose al principio de cultivar
lo adecuado en el suelo apropiado, en previa consideración de las
peculiaridades geográficas. Por ser ventajosa la siembra del maíz, no
se debe exigir a todas las regiones que lo cultiven de manera
uniforme. Si se lo impone burocráticamente a los distritos como
Kangryong y Ongjin, donde frecuentan ciclones, es posible que el
cultivo sea dañado. Será conveniente cultivar en esas zonas la batata,
que se perjudica poco por el tifón.
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Los funcionarios directivos deben prestar una atención profunda al
aseguramiento material.
Aunque sea alto el fervor productivo de los granjeros
cooperativistas, no es posible obtener relevantes éxitos en la
producción agrícola, si no se garantizan las condiciones materiales y
técnicas. Por ejemplo, en el caso del doble cultivo, se necesitan más
brazos, máquinas agrícolas y fertilizantes, pues se explota la misma
tierra dos veces al año. Si se extiende su superficie, sin resolver estos
problemas, no se podrá llevar a buen término la agricultura y
probablemente, se rendirá menos que con un cultivo simple. Tampoco
es posible realizar la mecanización y la aplicación de la química en la
economía rural, si los funcionarios directivos no prestan atención al
aseguramiento material, ni toman medidas drásticas al respecto.
A fin de garantizar con suficiencia las condiciones materiales para
el desarrollo de la economía rural, es necesario poner de pleno
manifiesto el espíritu revolucionario de apoyarse en los propios
esfuerzos. Los funcionarios directivos no deben permanecer con los
brazos cruzados, esperando sólo a que el Estado les envíe máquinas o
materiales agrícolas. El Estado puede suministrarles algunos como el
tractor, pero la sembradora, la escardadora y otras máquinas agrícolas
medianas y pequeñas, deben fabricarlas por propia cuenta. Se
procurará movilizar al máximo reservas y posibilidades de las
localidades para que las granjas cooperativas, los distritos y la
provincia produzcan por sí mismos lo que esté a su alcance. Solo así,
se puede cumplir con éxito el plan de producción agrícola que
corresponde al territorio.
Además, Hwanghae del Sur debe dirigir gran atención al aumento
de ingreso de los granjeros cooperativistas y crearles condiciones
culturales de vida.
Por ser importante la producción agrícola, no hay que impulsar
sólo el cultivo, haciéndose de la vista gorda ante la existencia de ellos.
La indiferencia ante las condiciones materiales y culturales de su vida
es una expresión de carencia de carácter popular. Los funcionarios
directivos siempre deben tener bien presente el profundo sentido de
16
las enseñanzas del Líder de que la intendencia representa
precisamente la labor política. A menos que se eleve el nivel de vida
de los granjeros, es imposible despertar su interés por la producción,
ni llevar a buen término la tarea de aglutinar a todos los sectores y
capas de las masas en torno al Partido y al Gobierno. Mejorarla
resulta todavía más importante para esta provincia, pues aquí existen
muchas zonas recién liberadas, es compleja la composición de sus
habitantes y se encuentra frente al enemigo. Solo cuando los
granjeros cooperativistas lleguen a vivir mejor que en el pasado,
mediante el incremento de su bienestar, además de su intensa
educación ideológica, pueden conocer la auténtica superioridad del
régimen socialista, seguir con sinceridad a nuestro Partido y no
prestar oídos a toda clase de propagandas reaccionarias del enemigo.
El IV Congreso del Partido planteó elevar, durante el septenio, la
cuota de dividendos por cada familia campesina a cuatro toneladas de
cereales y más de 600 wones contantes y sonantes en las zonas llanas,
y a tres toneladas y más de mil wones en las montañosas. La
provincia de Hwanghae del Sur está muy lejos aún de alcanzar esta
meta. Ahora, el nivel de vida de sus campesinos es bajo en
comparación con el de otras provincias, tanto en las cuotas de
cereales y de dinero contante por familia, como en las condiciones de
existencia. Especialmente, es poco el ingreso en efectivo.
Esto se debe, en lo principal, a que no se plasmó con puntualidad
la orientación del Partido de desarrollar de manera diversificada la
economía rural. Algunos funcionarios arguyen que Hwanghae del Sur
tiene dificultades para realizarla, porque cuenta con muchos arrozales,
pero esto no pasa de ser un pretexto. Según se dice, el año pasado, la
Granja Cooperativa de Rungdong, del distrito Sinchon, distribuyó mil
wones en efectivo a cada familia, y en el presente, plantea entregar 2
300 wones. Esto evidencia que si los funcionarios se calientan los
sesos y se esfuerzan, es del todo posible incrementar el ingreso en
efectivo también en las zonas llanas.
Si vamos a cualquier distrito de la provincia, podemos encontrar
que existen muchos montículos y baldíos, que de explotarse con
17
propiedad permitirán desarrollar la fruticultura y la sericultura. Sólo
con el cultivo de kaki, nogal, azufaifo, moral y otras plantas parecidas
en las colinas y en las faldas de las montañas, resultará posible lograr
muchos beneficios suplementarios, sin necesidad de gastar trabajos
considerables. Para incrementar el ingreso en efectivo, también se
necesita canalizar esfuerzos en la producción de tabaco, algodón y
otras plantas industriales, como dijo el Líder.
Hay que prestar atención a la labor de acondicionar el campo de
manera higiénica y moderna. Por supuesto que se construyeron
muchas viviendas modernas y se hicieron más limpias las cabeceras
distritales y las aldeas rurales, pero todavía siguen en pie gran número
de chozas y no marcha bien la higiene. Hwanghae del Sur tiene aún
muchas tareas para acondicionar sus distritos tan bien como los
Changsong y Sakju.
A la par que se construyan confortables casas en el campo,
también se debe realizar a gran escala la reconstrucción y la
reparación de las existentes. Además, hay que llevar la electricidad y
el servicio de radioemisión por hilos a las familias campesinas que
aún no los disfrutan, para que todas puedan gozar de una vida culta.
Ahora bien, hay que materializar de manera consecuente la línea
de masas del Partido.
En Hwanghae del Sur viven muchos familiares de quienes pasaron
a Corea del Sur y personas de complicados antecedentes sociales y
políticos. Atraerlos y aglutinarlos con firmeza a todos en torno al
Partido mediante un atinado trabajo, es de suma importancia no sólo
para consolidar las filas revolucionarias sino también para llevar a
buen término las tareas económicas que encara la provincia.
Se procurará que no se den casos de rechazo o discriminación a
personas de cuestionables antecedentes. En cumplimiento de las
instrucciones del Líder, hay que seleccionar a los honestos, de entre
los familiares de los pasados a Corea del Sur, para elegirlos como
diputados a las asambleas populares a todos los niveles o como
cuadros de las Uniones de la Juventud Trabajadora Socialista, de
Trabajadores Agrícolas y de Mujeres, y admitir a sus hijos en la
18
escuela superior o en el ejército, si lo piden. Si así se les da confianza
y se aprecian sus méritos cuando se desempeñen bien, ellos creerán
en nuestro Partido y lo seguirán, laborando con mayor ánimo y fervor.
Es necesario que todos los trabajadores tengan un correcto punto
de vista sobre la guerra y estén bien preparados para enfrentarla.
Ayer, el Líder enseñó que la provincia de Hwanghae del Sur debe
hacer perfectos preparativos frente al peligro de una conflagración.
La situación actual está muy tensa. Hace poco tiempo, los
imperialistas norteamericanos crearon el incidente del Golfo de
Tonkín, y emprendieron una abierta agresión militar contra la
República Democrática de Vietnam. Las llamas de la guerra están
extendiéndose hasta el Norte de ese país. Los imperialistas
norteamericanos son los bandidos más descarados. No se sabe cuándo
ellos vuelvan a prender esa mecha en Corea, ya que al ocupar su parte
meridional, están al acecho de la primera oportunidad para agredir al
Norte. Siempre debemos mantener una alta vigilancia ante las
maquinaciones del enemigo para provocar una guerra, y todos los
sectores han de estar bien preparados para enfrentar su agresión.
Hwanghae del Sur se sitúa cerca de la Línea de Demarcación
Militar, razón por la que será el primer objetivo del golpe, si se
desencadena una contienda. Por eso, le toca prepararse mejor que
otras provincias para hacerle frente.
En el sector de la economía rural deben hacerlo para defender cada
pueblo natal y seguir cultivando la tierra aun en período de guerra. Si
observamos la situación actual de la provincia, podemos constatar
que le faltan previsiones para asegurar la producción agrícola en
tiempo de guerra. Así es, por ejemplo, en cuanto a los bueyes de tiro.
Si estalla una lid, es posible que los tractores no funcionen como es
debido y, por consiguiente, deben hacer preparativos para asegurar la
labranza y el transporte con bueyes, sin embargo, debido al descuido,
esos animales no son suficientes y muy pocos jóvenes saben manejar
estos y las carretas.
Los funcionarios directivos deberán sacar serias lecciones de esta
deficiencia y organizar todos los trabajos desde el punto de vista
19
bélico. De aquí en adelante, tienen que reservar el combustible para
camiones y tractores, y los bueyes de tiro, para utilizarlos en caso de
guerra. Además, han de tomar medidas para poner a funcionar las
bombas de agua, si se corta el suministro de electricidad, así como
construir viviendas, en la medida de lo posible, al pie de los montes, y
no en los bordes de las carreteras o en el campo, y formar los caseríos
con dimensiones moderadas. Todos los funcionarios no deben dejarse
atrapados por sentimientos pacifistas por no oír tiroteos y cañonazos.
Siempre debemos estar decididos a luchar, en cualquier momento,
contra el ataque enemigo.
Les deseo que registren un nuevo cambio en el desarrollo de la
economía rural en la provincia, en fiel cumplimiento de las
enseñanzas que el Líder les impartió durante sus visitas.
20
HAY QUE PRODUCIR GRAN NÚMERO
DE FILMES REVOLUCIONARIOS
AL SERVICIO DE LA EDUCACIÓN
DE LOS MILITARES
21
con emoción hechos históricos. Como tiene el carácter específico de
mostrar la existencia en sus movimientos reales, puede interpretarla
con más fecundidad y veracidad que otras manifestaciones artísticas y,
por consiguiente, la describe de forma emocionante y sintética. Según
cómo ustedes produzcan películas, estas pueden contribuir en gran
medida, o no, a dotar firmemente al pueblo y a los militares con una
concepción revolucionaria del mundo. Por ser muy importante la
misión de su institución, el gran Líder se dignó instaurarla en un lugar
agradable e incluso les enseñó en detalle la orientación para la
producción de filmes.
Sin embargo, los Estudios Cinematográficos 8 de Febrero no
logran crear un buen número de excelentes filmes de alto valor
ideológico y artístico, que desea y espera el gran Líder. Por ejemplo,
de los recién rodados, algunos son de bajo nivel descriptivo y los
actores no desempeñan bien sus papeles. Si estos representan con
poca naturalidad, se debe, a mi parecer, a que son novatos,
procedentes de elencos artísticos de las unidades del Ejército Popular.
Al ver filmes producidos por los Estudios Cinematográficos 8 de
Febrero, el Líder expresó que eran muy rígidos y estereotipados. Esta
entidad debe esforzarse con tesón para hacer mayor número de
películas de alto valor ideológico y artístico, que darán un activo
aporte a la educación del pueblo y de los militares.
Tiene que rodar más filmes con la temática de las brillantes
tradiciones revolucionarias.
Estas, creadas por el gran Líder, compañero Kim Il Sung, vienen
a ser raíces históricas de nuestro Partido y de la revolución y
patrimonios que deben heredarse de generación en generación.
Tienen encarnada la idea Juche y sintetizados los inapreciables
méritos y experiencias combativas de nuestra revolución. Si creamos
gran cantidad de tales películas y con estas educamos al pueblo y a
los militares, podremos pertrecharlos firmemente con el optimismo
revolucionario, y convencerlos de la justeza de la causa
revolucionaria del Juche, así como orientarlos a levantarse con
valentía en la lucha por completarla.
22
Son inagotables las semillas que pueden servir para la producción
de obras sobre las tradiciones revolucionarias. La película La
guerrillera, del mismo carácter, recién realizada por los Estudios
Cinematográficos 8 de Febrero es buena, tanto en su contenido, como
en su descripción. Cuenta con varias emocionantes escenas. Se
desempeñó bien su director y también es aceptable el trabajo de los
actores, sobre todo, los que representan a la protagonista, al anciano
Choe y al pequeño combatiente. Es la mejor de las películas que han
producido este año.
En los Estudios Cinematográficos 8 de Febrero también deben
crear muchos filmes acerca de la valiente lucha que los soldados de
nuestro Ejército Popular y nuestro pueblo desplegaron durante la
pasada Guerra de Liberación de la Patria, heredando las brillantes
tradiciones de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa.
La Guerra de Liberación de la Patria fue una severa prueba para el
pueblo, que apenas contaba con cinco años de vivencia después de la
liberación de la dominación colonial del imperialismo japonés. Pero
los militares y civiles obtuvieron un relevante triunfo al hacer gala de
heroísmo masivo, de compañerismo revolucionario y de espíritu de
apoyarse en sus propios esfuerzos, en aras del Partido y el Líder, que
les establecieron un auténtico Poder popular y los presentaron como
dignos dueños del país. Todo el curso de la contienda demostró que,
si ellos asimilan de lleno el método de guerra original creado por el
gran Líder y luchan unidos firmemente, con una sola alma y voluntad,
en su torno, pueden vencer con seguridad a cualquier enemigo
poderoso. Si salen a la luz muchas películas con esos temas y se
proyectan ante los militares del Ejército Popular y el pueblo, pueden
armarlos con solidez con el concepto revolucionario de la guerra y
contribuir activamente al fortalecimiento del poderío defensivo de la
nación. Los filmes Misión honrosa y La canción del soldado
transportador, rodados recientemente por los Estudios
Cinematográficos 8 de Febrero, son muy eficientes para la educación
de los integrantes del Ejército Popular y de nuestros habitantes. El
gran Líder se muestra muy satisfecho cuando los Estudios producen
23
películas con los referidos temas e, incluso, permite proyectarlas en
las redes de divulgación si no tienen problemas ideológicos, aunque
sean insuficientes en lo artístico.
Para crear excelentes cintas de alto valor ideológico y artístico, no
hay que reproducir mecánicamente los hechos y las personas de la
realidad, sino tipificarlos y retratarlos bien en el aspecto artístico.
Unos y otras pueden revivir en una descripción auténticamente
artística sólo si se caracterizan como prototipos por el método
creativo del realismo socialista. Este es un correcto método que debe
aplicarse en la creación de obras artísticas y literarias. Las películas
producidas a base de sucesos y gentes reales según el citado método,
contribuirán en gran medida a cultivar en las personas un espíritu
revolucionario comunista y formarlas para que estén listas a combatir
con fervor y energía por la revolución de su país. Si en la pantalla se
representa a un individuo tal como es, sin tipificarlo, resultaría
enaltecerlo y fomentar así en el público una tendencia a idolatrarlo y
tratarlo con ilusiones. Si esto surge, la película no se avendrá a la
intención del Partido.
Algunos funcionarios ponen en tela de juicio el asunto de a quién
representa la protagonista de La guerrillera, pero no se necesita
discutir al respecto. Apreciar lograda o no una película, teniendo en
cuenta a quién representa su protagonista y si ahora está vivo o no, no
es sino una censura de ignorantes del arte. Tratar de decidir el destino
de la obra por tal parámetro, es un proceder injusto. Reitero que, en lo
adelante, en los Estudios Cinematográficos 8 de Febrero no hay que
llevar a la pantalla a las personas tal como son en la realidad, sino
caracterizarlas como prototipos por el método creativo del realismo
socialista.
Se procurará que los actores eleven su nivel de representación.
Por muy excelente que sea el guión, si el actor no logra interpretar
debidamente el carácter del personaje, es imposible producir una
película de calidad con alto valor ideológico y artístico. El trabajo de
los actores desempeña un papel importante para asegurar la calidad
del filme.
24
A los Estudios Cinematográficos 8 de Febrero les compete
orientarlos a elevar su nivel de trabajo, para que representen con
veracidad a los personajes. Pero esto no significa que se les permita
hacer gala de su talento cada cual a su manera. Si proceden así,
resultará que sus actuaciones pierdan veracidad. De esa forma obran
algunos actores de los Estudios Cinematográficos de Corea, sin
embargo, los de los 8 de Febrero deben esforzarse para no incurrir en
el mismo error. El que representa al pequeño combatiente del filme
La guerrillera propende a actuar de esa manera; hay que darle una
correcta dirección a su trabajo. Cuanto menor sea la edad de un actor,
tanto mejor debe dirigírsele desde el comienzo. Solo así puede
desempeñar con veracidad su papel mediante la elevación de su
capacidad artística.
Para aumentar el nivel de trabajo de los actores es indispensable
intensificar ejercicios encaminados a mejorar su destreza. Si esta
crece, los Estudios Cinematográficos 8 de Febrero pueden producir
considerable número de excelentes películas, pues cuentan con
jóvenes actores, nuevos y magníficos edificios, y modernas máquinas
y equipos. Es una entidad prometedora. Sus actores deben mantener
contactos con sus homólogos de los Estudios Cinematográficos de
Corea para intercambiar experiencias y aprender sinceramente de
ellos. No deben esgrimir las peculiaridades que tienen por pertenecer
al Ejército. Como reciben la guía de la Dirección Política General del
Ejército Popular de Corea, es cierto que poseen algunas
particularidades. Sin embargo, si tratan de valerse de estas en la
creación de las obras artísticas, no pueden progresar.
Urge asentar con solidez la base material y técnica de los Estudios
Cinematográficos 8 de Febrero. Su cámara de grabación de música es
bastante grande, pero parece que no está buena la instalación
antisonora. Para ese local ha de ser perfecta la dotación antisonora. Si
cuando se graba la música, se anda arrastrando chancletas como ahora,
puede interferir algún ruido. En el taller de grabación de sonidos debe
garantizarse el silencio, de acuerdo con el ambiente de creación.
Parece que también la técnica de grabación tiene algo pendiente.
25
En contraste con los filmes rodados por los Estudios
Cinematográficos de Corea, algunos diálogos de los 8 de Febrero son
difíciles de escuchar. Esto se debe, a mi parecer, a que el nivel
técnico de los trabajadores del taller de grabación es bajo, aunque son
buenos los magnetófonos y otros aparatos de grabación. Hay que
enviarlos a los Estudios Cinematográficos de Corea para que
aprendan la técnica de doblaje.
Hace falta preparar bien el taller de trucaje. Hay que desarrollar la
fotografía para trucos y elevar considerablemente su proporción. Sólo
de este modo, es posible asegurar la prontitud del montaje del filme,
aumentar su valor artístico, así como ahorrar fondos.
Además, le incumbe a los Estudios Cinematográficos 8 de Febrero
acondicionar sus contornos. Arreglarán con propiedad el espacio
delante de sus edificios y lo repoblarán con árboles. Allí se
trasplantarán en gran número y se atenderán con esmero árboles
frutales como uveros, manzanos y ciruelos, para así convertir ese
recinto en jardín.
26
PARA INTENSIFICAR LA DIRECCIÓN
PARTIDISTA SOBRE LA CONSERVACIÓN
DE VESTIGIOS Y RELIQUIAS HISTÓRICOS
27
señaló con precisión cómo buscarlos y restaurarlos; organizó un
grupo de descubrimiento de esos objetos, y resolvió diversos
problemas que se presentaban al respecto. Sin embargo, si vamos al
monte Taesong, sólo veremos que se ha reparado un poco la muralla
destruida y han resurgido algunas lagunas en sus lugares originales.
Si la edificación del parque y la recuperación de vestigios y
reliquias históricos en ese monte no marchan así, como es deseable,
se debe a que los funcionarios del departamento correspondiente del
Comité Central del Partido no les prestan una eficiente orientación.
De los altos funcionarios de este, ninguno se personó allí para
conocer la situación y adoptar las medidas necesarias. Aunque el
Líder, con gran interés por la obra, realizaba varias visitas de
orientación, ellos no fueron allí, ni programaron un apropiado trabajo
organizativo-político para materializar sus instrucciones, lo cual es un
proceder muy injusto.
El Departamento de Propaganda y Agitación debe tener más
interés que otros por esa obra, para impartirle correcta dirección
partidista. Mas, sus funcionarios no se presentaron allí, aunque se
encuentra a dos pasos, y ni siquiera conocen con exactitud qué
reliquias y otros restos históricos existen en el Taesong. Esta es una
prueba elocuente de cuán indiferentes se muestran ustedes ante esa
empresa.
Esta apatía en el descubrimiento y la restauración de dichos
objetos, se debe a un erróneo concepto de los funcionarios en cuanto
al patrimonio cultural de la nación.
En la actualidad, algunos consideran que las valiosas creaciones
históricas dejadas por nuestros antecesores ya no tienen ningún valor
y significado en la época de la revolución, e, incluso, creen que son
perjudiciales para la educación revolucionaria de los trabajadores. Por
tener ese equivocado punto de vista, ellos no prestan atención a la
tarea de materializar la orientación del Partido al respecto, ni adoptan
medidas para proteger inapreciables patrimonios culturales, aunque
ven que estos se deterioran.
Durante mi reciente visita a las provincias de Hwanghae del Sur y
28
del Norte, recorrí antiguas reliquias en la ciudad de Haeju y en el
monte Jongbang, y descubrí que se mantenían en muy mal estado. Por
falta de reparación, templos y pabellones perdieron sus pinturas
policromadas tanchong y goteaban cuando llovía, sus contornos
estaban cubiertos de hierbas, resultando así difícil reconocer sus
aspectos originales.
Desde el principio, nuestra nación, de cinco milenios de historia,
contaba con abundantes huellas y otros indicios, pero, una buena
parte de estos fue deteriorada y robada por los agresores extranjeros,
y posteriormente, durante la pasada Guerra de Liberación de la Patria,
quedó destruida y quemada por los indiscriminados bombardeos de
los imperialistas norteamericanos. En consecuencia, son pocas las
reliquias históricas que conservan su estado original. Nos da mucha
pena ver que, incluso, esos escasos objetos se deterioran por falta de
atención. No debemos tolerar por más tiempo esa situación.
Para plasmar de manera consecuente la política de nuestro Partido
en cuanto a la conservación de reliquias culturales y protegerlas y
mantenerlas bien, se precisa, ante todo, que los funcionarios del
Partido tengan correcta comprensión y concepto sobre el patrimonio
cultural de la nación.
Este es el factor que permite transmitir a las posteridades la
ingeniosidad y la historia de la nación. Los restos y otros vestigios
históricos son materiales reales que muestran qué cultura crearon los
antecesores, cómo vivieron y por qué camino vinieron progresando.
Resultan los únicos que pueden esclarecer de manera científica la
historia de la antigüedad, cuando no había impresos. Al margen de
esas reliquias, es imposible conocer de forma certera los anales y las
tradiciones culturales de nuestra nación.
Quien no conoce la historia y la cultura de su patria, no puede
sentir orgullo y dignidad como su miembro, ni ser un auténtico
patriota, que la ame con fervor.
Prueba elocuente de que vestigios y reliquias tienen una gran
importancia para analizar la historia del desarrollo del país y la nación,
es el resto cultural de la edad paleolítica, desenterrado en la comuna
29
Kulpho de la provincia de Hamgyong del Norte. Antes de su
descubrimiento, se consideraba que Corea no había pasado por la
referida época. En el pasado, los venales sabios del imperialismo
japonés y los historiadores reaccionarios, contagiados por el servilismo
a las grandes potencias, pretendieron que la historia de nuestra nación
se inició en la era neolítica, cuando se trasladaron y habitaron aquí
hombres primitivos de una región foránea del Norte. Este argumento se
hizo pedazos, irremediablemente, gracias a que el año pasado fueron
desenterrados, en la comuna Kulpho en la provincia de Hamgyong del
Norte, ruinas de cabañas y utensilios primitivos, que los arqueólogos
comprobaron que pertenecían a la edad paleolítica.
En la historia de nuestro país aún existen muchos problemas que
esperan solución científica. Por ejemplo, hay que aclarar de pleno
desde cuándo vivían aquí seres humanos creando su propia cultura.
Esta investigación puede profundizarse sólo por medio de la
exhumación arqueológica. Los dirigentes deben prestar profunda
atención al descubrimiento y a la conservación de vestigios y
reliquias históricos, desistiendo del errado criterio de considerarlos
insignificantes.
Se procurará que se impulsen con energía la búsqueda y el
descubrimiento de esos objetos en los contornos de la ciudad de
Pyongyang, sobre todo, en el monte Taesong.
Como Pyongyang fue la capital de Coguryo, en sus alrededores
existen muchas ruinas y reliquias de aquel tiempo. Sólo en el monte
Taesong queda la muralla del mismo nombre, una de las más antiguas
y grandes en nuestro país, y a su pie, las ruinas del alcázar Anhak,
donde residían reyes de Coguryo, así como muchas tumbas. Estas
últimas se encuentran también en Ryokpho y Rangnang. Pero aún no
se efectúan con satisfacción su censo, exhumación y estudio.
Es cierto que durante algunos años, profesores y estudiantes de la
facultad de Historia de la Universidad Kim Il Sung realizaron
parcialmente estos trabajos en el monte Taesong, en cumplimiento de
las instrucciones del Líder. Descubrieron los sitios donde estaban las
puertas de la muralla, el cuartel, depósitos de provisiones para
30
militares y pozos, y avanzaron bastante en la exploración del alcázar
Anhak. Mas, esto no pasa de ser un inicio.
Los Departamentos de Propaganda y Agitación y de Ciencia y
Enseñanza del Comité Central del Partido deben interesarse por el
conjunto de la búsqueda y el desenterramiento de restos y reliquias
históricos en el monte Taesong y en otros terrenos del contorno de
Pyongyang, y tomar las medidas pertinentes.
Se precisa impulsar con energía la tarea de restaurar algunos
vestigios y reliquias de Coguryo en su estado original.
El Líder precisó que, una vez descubiertos y censados los del
monte Taesong, se seleccionaran y restablecieran, tal como eran,
algunos representativos, para luego mostrarlos al pueblo.
Esto no es, de ninguna manera, para practicar el restauracionismo.
Claro está que las reliquias culturales de la antigüedad tienen un
marcado matiz religioso. Mas, todas, sin excepción, fueron creadas
por la fuerza y la sabiduría de nuestro pueblo y tienen reflejados
fielmente su inteligencia y talento. Sólo con restaurar algunas del
monte Taesong en estado original, será posible enseñar con veracidad
la arquitectura antigua y las excelentes tradiciones culturales de
nuestra nación a los trabajadores y a jóvenes y estudiantes que vengan
al parque de atracciones.
En la actualidad, todos dicen que la nuestra es una nación
ingeniosa y valiente, con una historia de cinco milenios y brillante
cultura, pero son pocos los que conocen con claridad las de Coguryo,
que tenía fama en el mundo como gran potencia. Este era un Estado
poderoso que contaba con un extenso territorio y una cultura
desarrollada, y su pueblo era muy intrépido y patriótico. Para nuestra
nación es un gran orgullo que Coguryo tuviera tan alto nivel de
cultura y poderío. Por ejemplo, la fortaleza del monte Taesong,
construida en esa época, se destaca por su dimensión y arquitectura.
Y el buda, los libros budistas y otros restos culturales allí
descubiertos, comprueban con nitidez que el pueblo de Coguryo
poseía sobresaliente talento. Sólo si esos objetos se exponen a la vista
de los trabajadores, estos llegarán a conocer bien la larga historia de
31
Corea y la inteligencia de nuestro pueblo, así como sentirán un alto
orgullo y dignidad nacionales. Si desconocen las inapreciables
riquezas y tradiciones culturales creadas por sus antecesores, resultará
que caigan en el nihilismo y se contagien con el mal del servilismo a
las grandes potencias, que tiende a admirarlas y adorarlas.
Para rehabilitar vestigios y otras reliquias históricos es importante
determinar con certeza los objetivos de la obra.
Por ser de valor histórico, no hay necesidad de restablecerlos todos,
sin miramientos. Se precisa hacerlo sólo con los típicos y
representativos, que tienen un valor educativo y pueden dar fe de las
ventajas de la cultura nacional.
El Líder advirtió que tras realizar de lleno la exploración y el
desenterramiento de las ruinas del alcázar Anhak, habría que
reconstruir, en estado original, los objetos que se encontraran allí, y
añadió que la muralla del monte Taesong se reparara sólo en algunos
tramos, mientras que sus puertas y el pabellón de la cima Jangsu
fueran reconstruidos tal como eran. Según orientó el Líder, se debe
trazar un correcto plan integral para acometerlo. A este respecto, se
precisa determinar con tino el orden de prioridad para prevenir la
dispersión de la obra.
Hay que emprender la recuperación, tras previa consulta
obligatoria y suficiente con los historiadores, y basándose en datos
científicos ya probados, de manera que esos objetos no reaparezcan
disconformes con los hechos reales y las peculiaridades de su época,
o que no sean modernizados.
Es necesario, además, recoger y arreglar leyendas y cuentos
históricos relativos al monte Taesong.
Con respecto a este lugar se transmiten, desde antaño, muchas
interesantes leyendas y numerosos relatos sobre los episodios de
combate en que el pueblo mostró su fervoroso patriotismo. Desde
luego, algunos tienen contenidos fantásticos y otros, expresiones
exageradas, pero reflejan ingeniosidad, gallardía, hermosos
sentimientos y modestas aspiraciones de nuestro pueblo.
Los cuentos históricos y las leyendas son un inapreciable
32
patrimonio cultural de la nación, así que deben reencontrarse y
recogerse de manera activa. Si se pulen en forma literaria y se
compilan en libros, se podrán utilizar con eficiencia para enriquecer
los sentimientos nacionales de los trabajadores y sus conocimientos
generales sobre la historia y la cultura del país. A la vez que se editen
en libros, hay que adaptar a filmes o dramas aquellos que tienen gran
valor educativo.
Hace falta adoptar las medidas consecuentes para atender bien y
conservar, durante largo tiempo, ruinas y otras reliquias históricas.
Dadas las condiciones actuales en que se efectúan obras de
construcción en todas partes del territorio, si los funcionarios sólo se
interesan por estas, prestando poca atención a la referida tarea,
resultaría que se destruyan, se deterioren o se averíen preciosos
patrimonios culturales.
A raíz de la liberación, cuando se iniciaba la construcción del
edificio de la Universidad Kim Il Sung, el gran Líder, informado de
que el terreno escogido al principio era un tramo de las ruinas de la
muralla de Coguryo, hizo trasladarlo a otro lugar, y luego lo definió
en la colina Ryongnam, yendo allí expresamente para ello. Siempre
prestaba atención profunda a la conservación del patrimonio cultural
y daba instrucciones encarecidas para que se atendieran bien las
reliquias y los restos de la historia. Sin embargo, no desaparecen aún
las prácticas de quienes edifican casas sin miramientos, allanan
caminos allí donde los hay, o levantan establos en áreas de antiguas
tumbas. Se procurará que no vuelva a surgir tal fenómeno.
Se precisa intensificar la educación de los trabajadores para que
todos aprecien el patrimonio cultural de la nación y atiendan y
mantengan con propiedad los vestigios y otras reliquias históricas.
Sobre todo, deben hacerlo mejor entre jóvenes y niños escolares, de
manera que no los deterioren, sino que los consideren preciados.
Hace falta librar una recia lucha contra los actos que mutilen o
destruyan dichos objetos. En adelante, si alguien los daña o realiza sin
permiso obras de construcción en lugares donde los hay, en violación
de las normas y los reglamentos del Estado, hay que cuestionarlo con
33
severidad, independientemente de quien sea.
Es importante elevar el sentido de responsabilidad y el papel de
los trabajadores del sector de conservación de reliquias culturales.
Mantenerlas y atenderlas mejor constituye la misión principal que
ellos asumen ante el Partido y el pueblo. No obstante, su manera de
trabajo nos muestra que no sienten alto sentido de responsabilidad y
honor como encargados de inapreciables bienes del país y les falta
entusiasmo en esa labor. En el pasado, la conservación de
patrimonios culturales la dirigía el Ministerio de Cultura, que daba
poco de sí y prestaba exigua atención a esa tarea.
En el pasado mes de febrero, el Líder se interesó en concreto por
el estado de mantenimiento de esos objetos e hizo que la tarea de
orientarlo pasara, del Ministerio de Cultura, al del Interior, y,
recientemente, adoptó incluso la medida estatal de organizar las
empresas de conservación de reliquias en provincias y ciudades.
Las organizaciones del Partido deben intensificar la labor política
entre los trabajadores del sector, para que estos laboren con un alto
sentido de responsabilidad, teniendo bien presente que el Líder le
presta una gran atención. De esta manera, lograrán que se registre un
nuevo cambio en la materialización de la política de nuestro Partido
respecto al cuidado de reliquias culturales.
34
PREPAREMOS FIRMEMENTE
A LOS AVIADORES EN LO POLÍTICO
Y LO MILITAR
35
preparativos de combate, y sobre todo, cumplan los servicios de
guardia en estado de alerta. En caso de guerra, los enemigos
intentarán atacar, primero, este aeropuerto. Como ellos depositan
muchas esperanzas en asaltos sorpresivos aéreos, hay que tomar las
medidas necesarias para contrarrestarlos.
Ahora, los imperialistas norteamericanos tienen mucha convicción
en su “superioridad técnica”, pero nosotros debemos enfrentarlos con
superioridad político-ideológica y táctica.
Hay que intensificar los ejercicios de vuelo, de modo que todos los
pilotos estén listos para cumplir con honor las misiones combativas
en cualesquier condiciones desfavorables.
Durante la pasada Guerra de Liberación de la Patria, los enemigos
perpetraron muchos bombardeos aéreos, incluso en días nublados y
noches. Por eso, es preciso prestar atención a los ejercicios de vuelo
en semejantes circunstancias. Los aviadores no deben sentirse
satisfechos en absoluto, por ser capaces de efectuar batallas aéreas,
aun con esas particularidades. Ellos tienen que estar preparados para
realizar con éxito no sólo combates aéreos nocturnos sino también
para atacar de manera certera objetivos en tierra tanto en los días
como en las noches.
Es necesario adoptar las estrictas medidas de defensa frente a las
armas de exterminio masivo de los adversarios, incluso las nucleares.
Ahora, los imperialistas yanquis presumen de poseer bombas
atómicas, pero no hay por qué cogerles miedo. Si bien las tienen, no
pueden usarlas a su albedrío y, aun cuando las arrojaran, no tendrán
gran efecto en nuestro país donde hay muchas montañas. Si
construimos túneles en todos los lugares, podemos proteger con
seguridad, de cualquier ataque enemigo, los efectivos, las armas y los
equipos técnicos de combate. No obstante, ustedes, previendo que los
enemigos pueden utilizar armas nucleares y otros medios de
exterminio masivo, tienen que mantener una alta vigilancia ante sus
movimientos.
Teniendo bien presente que, en lo adelante, sea posible librar
combates, ya no sólo contra aviones de los yanquis, sino también
36
contra los de los japoneses, deben estudiar la aviación de estos
últimos. Tienen que aguzar la vigilancia ya que los militaristas
nipones maniobran tortuosamente para ejecutar su ambición de
reagresión a nuestro país.
Los comandantes han de dirigir con acierto los vuelos. Es
importante realizarlo de forma científica, en cuanto a aparatos
modernos de alta velocidad. Su erróneo mando puede acarrear graves
accidentes. Si analizamos las causas de los producidos últimamente
en aviones de pasajeros, de líneas internacionales, vemos que no
pocos casos están relacionados con deficiencias en el mando de
vuelos.
Los comandantes, en vez de limitarse a dirigirlos desde la tierra,
tienen que pilotear directamente. En el regimiento de aviación, su
comandante es también un combatiente. Poniéndose a la cabeza de su
escuadra, debe dirigir y dar su ejemplo.
Los instructores políticos deben realizar con eficacia su labor con
los pilotos.
Esta posee una serie de peculiaridades. Los pilotos, oficiales, son
iguales a soldados que ocupan la línea de ataque. Constituyen las
principales fuerzas de combate, que serán las primeras en ir al
encuentro del enemigo si se inicia una guerra.
Los instructores políticos en unidades de infantería pueden, según
las circunstancias, conversar con los combatientes o, poniéndose a su
frente, lanzar consignas para llamarlos a ir al ataque, pero, los de la
aviación, por quedar en la tierra, no tienen la posibilidad de platicar
con los que se encuentran en vuelo, o marchar delante, gritando:
“¡Adelante; síganme!”. Además, los pilotos tienen alto nivel de
conocimientos y de disposición ideológica. Por lo tanto, los
instructores políticos deben realizar bien su trabajo con ellos, de
acuerdo con sus características. Como quiera que la labor con el
hombre es creadora, aquí no hay fórmulas específicas. Tienen que
conversar a menudo con los aviadores, para conocer al dedillo hasta
su mundo interior, y hacerles luchar en aras del Partido y el Líder,
consagrándoles todo lo suyo.
37
Deben organizar con diligencia la formación ideológica entre los
pilotos.
Es necesario intensificar su educación en las tradiciones
revolucionarias, lo que resulta de suma importancia en la formación
de las personas. En tiempo pasado, no se pudo realizar como se debía,
a causa de actos de fraccionalistas antipartido y
contrarrevolucionarios.
Se precisa también llevar a buen término una educación
antirrevisionista. Darles a conocer claramente la esencia reaccionaria,
las manifestaciones y la nocividad del revisionismo contemporáneo,
de manera que entre ellos no aparezca ni el menor asomo de esa
corriente.
Se les debe educar para que posean disposición de combatir y
vencer a los enemigos, con alto espíritu revolucionario de apoyo en
sus propias fuerzas. Los revisionistas contemporáneos, temerosos de
que, si se desencadena una guerra en nuestro país, ellos también
serían dañados, se confabulan con los imperialistas. Debemos pensar
en hacer la revolución, confiando sólo en nosotros mismos y
apoyándonos únicamente en nuestras fuerzas.
Es preciso informar en detalle a los pilotos sobre la situación
nacional e internacional, para prevenir que entre ellos aparezcan
manifestaciones de blandenguería. A este fin, podrían utilizarse los
textos que se escriben en periódicos y otras publicaciones. Voy a
estudiar el asunto de compilar y despachar materiales referentes a
estas situaciones por semana o por mes.
Es necesario inculcar fe revolucionaria en los aviadores. En el
cielo no existen ni puestos de guardafronteras, ni tampoco líneas de
demarcación militar. Es posible que en el curso de combates caigan
en zonas enemigas. Por eso, se les debe preparar de manera
consecuente para que no abandonen su entereza revolucionaria en
cualesquier circunstancias adversas.
En el trabajo de educación de los pilotos, hay que utilizar
materiales vivos. En el período de la pasada Guerra de Liberación de
la Patria, los aviadores combatieron con valentía e implacable odio a
38
los enemigos, porque entre ellos se había realizado una buena labor
educativa con datos frescos, sobre todo, con los referentes a las
atrocidades perpetradas por estos.
Se debe fortalecer, asimismo, su vida partidista. Las
organizaciones del Partido deben dirigirla, centrándose en hacerles
cumplir bien sus misiones de vuelo. En cuanto a su régimen, hay que
estudiarlo más. Si ahora las células del Partido en las unidades de las
fuerzas aéreas se integran por pilotos y personal técnico, podrán haber
puntos favorables y desfavorables.
Los aviadores deben ser todos militantes del Partido. Será
conveniente que en las escuelas de pilotaje los preparen
suficientemente, hasta dotarlos de cualidades para serlo.
Hay que fomentar en alto grado el bello rasgo de unidad
tradicional entre el ejército y el pueblo. En algunas unidades se
observan fenómenos que perjudican las relaciones entre el ejército y
la población, lo que no debería ocurrir más. El gran Líder se muestra
preocupado, cada vez que se le informa de esos casos.
Él presta profunda atención a mejorar la vida de la población.
Está apenado y no puede descansar tranquilamente, ni en la noche,
por no hacer prosperar la existencia de los campesinos. Hace algún
tiempo, se fue hasta una remota aldea montañosa, de la provincia de
Hwanghae del Norte, para consultar con los lugareños la manera de
cómo mejorar su vida y les envió, incluso, camiones. El problema
rural cobra suma importancia en la construcción socialista. En un
cierto país, todavía no han logrado solucionarlo, aunque han
transcurrido cerca de 50 años desde que se efectuó la revolución
socialista. El Líder señaló el camino para su brillante solución en la
Tesis sobre el problema rural socialista en nuestro país, publicada
en febrero de este año. Para ese fin exoneró a los campesinos de
todo tipo de impuestos agrícolas en especie, hizo que se les
construyeran casas modernas, y está aplicando otras medidas. A
menudo, subraya la necesidad de elevar el nivel de su vida al de los
habitantes urbanos.
Es imprescindible hacerles saber bien a los militares la solicitud
39
del Líder para el pueblo y las sabias providencias que el Partido
adopta en su favor, de manera que ellos también lo amen y respeten, y
le presten ayuda activa en temporadas atareadas. Como en el recinto
de la unidad hay extensa tierra baldía, deben cultivar verduras y maíz
para aliviar la carga de la población.
Los instructores políticos tienen que atender con profundidad la
vida de los pilotos. Es posible que en las unidades de aviación los
comandantes no den abasto para atenderla, porque se ocupan de la
formación de pilotos y la administración de las unidades y realizan
vuelos personalmente. Sobre todo, como ellos mismos pilotean, es
probable que no les hablen de las dificultades en la vida cotidiana de
los aviadores.
Tienen que organizar con esmero actividades culturales, de modo
que siempre lleven una vida optimista. Hay que proyectarles películas
y organizarles a menudo actividades de grupos artísticos y
competencias deportivas para llenar su vida de alegría.
Se precisa atender bien sus condiciones alimentarias. Si ellos
consumen sin consideración cualquier comestible, esto puede
perjudicar su salud y estorbar sus misiones.
Para realizar con éxito la labor con los aviadores, los instructores
políticos deben ser los primeros en hacerse auténticos
revolucionarios. De lo contrario, no estarán en condiciones de
formar como tales a los pilotos, ni exhortarlos a cumplir con sus
tareas revolucionarias.
Los instructores políticos están llamados a hacer tesoneros
esfuerzos para elevar su propio nivel de preparación profesional y
práctica. Antes, al resultar difícil el trabajo con los pilotos, uno de
estos asumía, a la vez, la función de subjefe de batallón encargado
de asuntos políticos, pero si los instructores políticos están
altamente preparados, podrían organizar muy bien su labor política
con ellos, de acuerdo con sus peculiaridades, aunque no sean
aviadores.
Los materiales de estudio para los instructores políticos son las
obras del gran Líder. Deben estudiarlas con profundidad,
40
aprovechando el tiempo al máximo y también leer muchos textos
sobre experiencias de ese tipo de labor.
Tienen que empeñarse en aprender del método y el estilo de
trabajo que posee el Líder.
Ustedes, conscientes de que el Líder tiene depositada una gran
expectativa en su unidad, deben realizar correctamente sus misiones.
41
CONCENTREMOS TODAS LAS FUERZAS
A LA CREACIÓN DE OBRAS DE ARTE
Y LITERATURA REVOLUCIONARIAS
42
tienen por temas la realidad de este tiempo. De entre todas, las
películas Flor roja, La hilandera, Zinnia, La nueva generación,
Infinita esperanza y Maestro del Pueblo, y la canción Abundante
cosecha en campos de Chongsan, han sido apreciadas altamente por
el Líder. Está muy bien que en la esfera del arte y la literatura se
hayan producido muchas buenas obras en cumplimiento de sus
orientaciones. Sin embargo, no debemos dormirnos sobre los laureles.
Nos incumbe crear mayor número de piezas artísticas y literarias de
contenido revolucionario que contribuyan de manera activa a la
educación del pueblo.
Hace algún tiempo, el gran Líder pronunció los discursos
programáticos: Sobre la creación de la literatura y el arte
revolucionarios y Produzcamos más películas revolucionarias que
contribuyan a la educación revolucionaria y a la clasista. Sus
instrucciones referentes a la producción de numerosas obras artísticas
y literarias revolucionarias tienen implícitas orientaciones muy
acertadas, por haberse presentado sobre la base del análisis científico
de la exigencia madura de nuestra revolución, que debe avanzar a una
nueva etapa más encumbrada.
En los últimos años, se registraron palpables cambios en las
situaciones interna y externa de nuestra revolución.
En 1962, los imperialistas norteamericanos, al propiciar la Crisis
del Caribe, maniobraron con frenesí para ahogar en su cuna a Cuba,
que acababa de empezar a construir una nueva sociedad, y este año, al
provocar el incidente del Golfo de Tonkín, están expandiendo, de
forma escalonada, hasta Vietnam del Norte la “guerra especial” que
venían llevando a cabo en Vietnam del Sur. Debido a sus maniobras
de provocación de contiendas agresivas, se ciernen, en todas partes
del mundo, densos nubarrones de “guerra fría” y reina una situación
tal, que nadie puede saber en qué momento saltaría hasta la parte
Norte de Corea la chispa de una conflagración agresora. La nueva
orientación de nuestro Partido sobre el desarrollo paralelo de la
construcción económica y de defensa nacional, se adoptó en vista de
esta severa realidad.
43
Al mismo tiempo que el imperialismo norteamericano perpetra
abiertos actos agresivos, se está propagando el revisionismo en
algunos países socialistas y no se excluye el peligro de que este
viento desatinado se extienda entre nuestro pueblo.
Cuando, por una parte, los imperialistas encabezados por los
norteamericanos, tratan de aplastar la revolución socialista y, por la
otra, los revisionistas cometen viles acciones traidoras, en nuestro
país se realiza un relevo de generaciones y, por consiguiente, se
presentan como protagonistas de la revolución los integrantes de la
joven generación, que no pasaron por pruebas de sus luchas. El año
pasado, al acompañar al Líder en visita a una unidad del Ejército
Popular, advertí que allí también se realizó esa sucesión, pues todos
los militares inferiores a jefes de sección pertenecían a la actual joven
generación, que no ha combatido, ni una vez, contra los enemigos. No
pocos soldados ignoraban cómo era el calzado de paja y qué el pago
de arriendo, y si sabían algo sobre la guerra, se reducía a que el
bombardeo enemigo es peligroso.
En esta situación se encuentran no sólo los militares de la joven
generación, sino también los estudiantes. Casi todos los alumnos,
desde primarios hasta universitarios, no conocen bien ni siquiera el
significado de la palabra penalidad, ni tampoco la vida anterior de sus
padres. Sus ideas acerca de la vieja sociedad se limitan a lo aprendido
en libros. También entre las personas de mucha edad que sufrieron
penurias en el pasado en que les exprimían el sudor y la sangre, se
dan casos de blandenguería, porque al habituarse a llevar una vida
feliz, libre de preocupaciones, olvidaron esos tiempos y los favores
que recibieron del Partido.
Otro problema que atrae la atención en el actual cambio de la
situación, es que el ímpetu de lucha de la población sudcoreana ha
crecido extraordinariamente. Esta, que ya había derribado a la
camarilla títere de Syngman Rhee, a través del Levantamiento
Popular del 19 de Abril, volvió a espantar a los enemigos, mediante
la Sublevación Popular del 3 de Junio del presente año, y en el
pasado mes de agosto también se levantó masivamente contra el
44
gobierno títere. En Corea del Sur casi todos los días se despliegan
acciones de resistencia y las calles se tiñen de sangre de los
manifestantes. Desde la liberación hasta la fecha han pasado 20 años,
pero la población sudcoreana nunca se había rebelado tan sucesiva y
furiosamente como ahora. Todo el territorio sudcoreano se ha
convertido al pie de la letra en un crisol de manifestaciones de
resistencia.
Estos son los cambios que marcan la situación en los últimos
cuatro o cinco años en el interior y el exterior de nuestro país.
Percatado por completo de esta situación, el gran Líder instruyó
que se intensificara más que nunca la educación revolucionaria y
clasista del pueblo, y que en el campo del arte y la literatura se
crearan muchas obras que puedan servir a este fin. Solo cuando estas
se produzcan en gran cantidad, conforme al espíritu de la época y a
las exigencias de la realidad, será posible armar al pueblo con firmeza
con alto espíritu revolucionario y conciencia clasista para, de esta
manera, defender consecuentemente las conquistas revolucionarias y
cumplir hasta el fin la causa de la reunificación de la patria y la del
socialismo y el comunismo.
La causa revolucionaria no termina en una generación; es una
misión de largo alcance que debe ser continuada por las siguientes.
Para culminarla, tenemos que recorrer todavía un largo camino. No
podemos lograr la victoria de la revolución si, embriagados por los
éxitos, nos damos a la blandenguería, sin intensificar entre el pueblo
la educación revolucionaria y clasista. Solo cuando se creen
abundantes obras artísticas y literarias para armar al pueblo con
espíritu revolucionario y conciencia clasista, estas pueden contribuir
activamente a la construcción socialista en el Norte de Corea, y a la
victoria de la revolución sudcoreana.
Personalidades de partidos y gobiernos de diversos países, que
visitan el nuestro, al regreso afirman unánimemente que si se quiere
construir el socialismo, hay que hacerlo como en Corea. En la
construcción socialista, nuestro país constituye un ejemplo en el
mundo. Sin sentirse satisfecho por los logros en esta empresa, nuestro
45
Partido plantea imprimirle, otra vez, un gran auge revolucionario,
como en la época en que se desplegó el Movimiento Chollima. Para
llevar la construcción económica y de defensa nacional a un gran
ascenso revolucionario, empuñando el fusil en una mano y la hoz o el
martillo en la otra, todos debemos trabajar de manera revolucionaria,
con voluntad y fe tenaces.
El firme espíritu combativo y la convicción del pueblo no se
forman por sí mismos; llega a tenerlos solo cuando se intensifica su
educación ideológica, se crean y se difunden en amplia escala muchas
obras de arte y literatura revolucionarias.
Sin pertrechar con firmeza al pueblo con espíritu revolucionario y
conciencia clasista, no pueden llevarse a buen término la revolución
sudcoreana y la causa de la reunificación de la patria.
Esta es la suprema tarea de nuestra nación y ha de ser culminada a
toda costa en la generación del Líder. Tal como se señaló en el VIII
Pleno del IV Comité Central del Partido, efectuado hace poco tiempo,
para reunificar la patria se precisa robustecer las fuerzas
revolucionarias del Norte de Corea y las sudcoreanas, así como la
solidaridad con las internacionales. En ello, cobra una especial
importancia la consolidación de las del Norte y el Sur. Por muy
enormes que sean las internacionales que respaldan nuestro país, si
nosotros, protagonistas de la revolución coreana, no somos poderosos,
no podemos efectuarla con éxito en el Sur de Corea, ni tampoco
lograr la reintegración nacional.
Sobre todo, debemos educar constantemente a los habitantes del
Norte de Corea para que consideren como su deber vital apoyar y
respaldar con energía el combate de sus semejantes del Sur. Cuanto
más crezcan ese apoyo y respaldo, tanto más estimulados se sentirán
estos. Si aquellos, satisfechos con su feliz y digna existencia, dejan de
prestar atención a los surcoreanos en lucha, no podrán seguir
impulsando de manera dinámica los esfuerzos por la reunificación de
la patria y la construcción socialista. Para armar firmemente al pueblo
norteño con espíritu revolucionario e imbuir a los revolucionarios y a
otros habitantes del Sur de Corea, inconmovible fe en la victoria y
46
voluntad combativa, se necesitan abundantes obras de arte y literatura
revolucionarias. Teniendo presente esta apremiante exigencia de la
época, debemos registrar un viraje radical en su creación.
“¡Creemos mayor número de obras de arte y literatura
revolucionarias!”, es la consigna que nuestro Partido presenta hoy a
este campo.
Por obra de arte y literatura revolucionaria se entiende la que
contribuye a armar con firmeza a las personas con la cosmovisión
revolucionaria de la clase obrera, al describir, con una forma nacional
que se avenga a su gusto, el contenido de su lucha por la liberación
nacional y clasista y la construcción de la sociedad socialista y
comunista. En pocas palabras, es la que sirve de manera activa a la
formación revolucionaria y clasista del pueblo.
Entre las producciones artísticas y literarias pueden existir tanto
las que reflejen la presente realidad socialista de nuestro país y la
lucha clasista y revolucionaria del pasado, como las que describan la
realidad de Corea del Sur y la batalla revolucionaria de su población,
así como la vida y los esfuerzos de pueblos de otros países, pero
pueden considerarse revolucionarias, sólo aquellas que sirven a la
educación revolucionaria y clasista de las masas.
En la actualidad, nuestro Partido exige con premura, crear un gran
número de esas piezas que expongan la lid revolucionaria de la
población del Norte de Corea y de la sudcoreana.
Para producirlas con éxito se necesita determinar correctamente la
orientación temática.
El gran Líder la definió con claridad en el discurso pronunciado el
7 de noviembre pasado, ante los funcionarios del arte y la literatura, y
en el del 8 de diciembre, en la reunión ampliada del Comité Político
del Comité Central del Partido, efectuada en los Estudios
Cinematográficos de Corea. Como él instruyera, las obras que tengan
por temas la construcción socialista y las que describan la lucha
revolucionaria deben alcanzar una proporción de cinco por cinco, y
cuatro por uno, en el caso de las que traten acerca de la lucha
revolucionaria de la población del Norte de Corea y de la sudcoreana.
47
Observar la primera proporción, es decir, la de cinco por cinco,
significa, a fin de cuentas, impulsar de manera enérgica y simultánea,
la producción de piezas sobre ambos temas, sin preferencia unilateral.
A la vez que superar la tendencia de inclinarse sólo a las creaciones
sobre la realidad del socialismo, hay que hacer lo mismo con las
manifestaciones de preferir las que aborden la lucha revolucionaria.
En la producción de obras sobre esa temática tiene importancia
especial crear muchas que traten acerca de las brillantes tradiciones
revolucionarias de nuestro Partido.
Sólo entonces es posible darle a conocer con claridad al pueblo las
raíces históricas de nuestra revolución, de manera que asegure con
firmeza su continuidad, conservando inalterables la conciencia y
constancia revolucionarias en cualesquier circunstancias adversas.
Las mencionadas tradiciones se formaron en el fragor de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, sin precedentes en la historia de las
acciones combativas de la clase obrera por lo severo y arduo. Como
tienen contenidos extraordinariamente profundos y ricos, poseen
ilimitada fuerza influyente para conmover y educar a la gente.
La tarea de los escritores y los artistas es estudiar con profundidad
la gloriosa historia del Líder en la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa y crear muchas obras con ese tema.
A este respecto, es muy importante describir con hondura la
historia y las proezas del gran Líder, quien organizó y dirigió la
gloriosa Lucha Revolucionaria Antijaponesa a la victoria. Al margen
de su trayectoria es imposible imaginar la de la lucha revolucionaria
de nuestro Partido, y aparte de su proeza revolucionaria, no se puede
pensar en las citadas tradiciones de este. Describirlas con veracidad
viene a ser la tarea más responsable y honrosa de nuestro arte y
literatura.
Otro punto importante en la creación de obras que tengan por
temas las mencionadas tradiciones de nuestro Partido, reside en
presentar cuadros de sublimes ejemplos que mostraron los
combatientes antijaponeses, quienes fueron fieles al Líder.
Ellos son prototipos de revolucionarios comunistas y los nobles
48
actos que realizaron sirven de preciados modelos para la educación
revolucionaria del pueblo. Los escritores y los artistas describirán con
profundidad conmovedora y con calidad artística, la infinita fidelidad
que ellos le manifestaron al Líder, su voluntad combativa
indoblegable, su ardiente patriotismo y su optimismo revolucionario.
Deben producir con viveza numerosas piezas sobre esas tradiciones,
para lo cual estudiarán las reminiscencias que ellos escribieron y
otros materiales relacionados con su lucha, les harán reportajes y,
recorriendo los lugares de sus combates, se formarán ideas de cómo
pelearon.
Hace algún tiempo, el Líder instruyó que se ampliase la dimensión
de la educación en esas tradiciones. Esto significa extender la esfera
de su contenido. En otras palabras, quiere decir que, sin limitarse a la
Lucha Revolucionaria Antijaponesa, se incluya hasta la batalla
revolucionaria que libró nuestro pueblo después de la liberación, al
heredar esas tradiciones, que son llevadas adelante de generación en
generación y, en ese curso, se desarrollan y enriquecen sin cesar. Esto
es una exigencia legítima del progreso del movimiento revolucionario.
Después de la liberación, las brillantes tradiciones de nuestro
Partido, logradas en la época de la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa, se llevaron adelante y enriquecieron seguramente bajo
la dirección del Partido. Todos los esfuerzos que se hicieron entonces
por la construcción del Partido y el Poder popular, la aplicación de
diversas reformas democráticas, la Guerra de Liberación de la Patria
de tres años y la rehabilitación y la construcción de posguerra,
constituyeron un proceso de continuación de esas gloriosas herencias,
en el cual estas se desarrollaron y enriquecieron extraordinariamente.
En estos esfuerzos, surgieron numerosos héroes y prototipos de
revolucionarios comunistas, a la vez que se crearon muchas proezas y
experiencias de lucha que aún conmueven a las personas. Dichos
modelos de hombres de nuevo tipo y de vivencias combativas podrían
servir de buenos materiales para hacer más amplia y verosímil la
educación en las tradiciones revolucionarias.
Por supuesto, no debemos incluir en su contenido el movimiento
49
del ejército independentista o el nacionalista, so pretexto de aumentar
la dimensión de esa labor formativa. Tenemos que reconocer como
tales únicamente las implantadas por el gran Líder en la época de la
Lucha Revolucionaria Antijaponesa. Esta es una exigencia de nuestra
revolución, en la que no podemos ceder en lo más mínimo. En el
cumplimiento de las instrucciones del Líder, de expandir la amplitud
de esa labor educativa, se debe prestar debida atención a crear
muchas obras que describan la lucha revolucionaria librada después
de la liberación. Solo cuando se eduque a la joven generación en
hechos conmovedores, realizados en el curso de este quehacer se
podrá ejercer una fuerte influencia.
Es necesario producir amplio volumen de obras artísticas y
literarias que aborden la brega de la población y de los
revolucionarios de Corea del Sur.
Será difícil que los escritores y los artistas las creen vívidas,
porque no la experimentaron directamente sino la conocen de manera
indirecta, por medio de lo publicado. Pero, si por este pretexto la
describen con descuido, ello significará que no cumplen con su
misión de servir a la revolución coreana y no podemos menos que
calificarlo como una actitud indigna, respecto al arte y la literatura.
Como tienen la posibilidad de conocer indirectamente esa realidad, a
través de la lectura y de contactos con testigos y partícipes, podrán
representar en forma real la vida y la lucha de los compatriotas del
Sur, desplegando su rica fantasía artística, sólo con que posean un
ardoroso sentimiento de simpatía hacia los que derraman sangre en
acciones de resistencia. El problema está en si ellos consideran la
lucha de la población sudcoreana como su propia cuestión vital, y si
ven como algo muy urgente la reunificación de la patria, suprema
tarea de la nación.
Los escritores y los artistas deben observar, siempre y con cálido
sentimiento de connacionales, la vida y la brega de la población
sudcoreana y crear diversas obras artísticas y literarias de fuerte
repercusión, que convengan a sus ideas y sentimientos y redoblen su
ánimo combativo.
50
Para crear excelentes obras revolucionarias de arte y literatura es
preciso procurar que estas posean suficientes cualidades ideológicas y
artísticas que las identifiquen como manuales de lucha revolucionaria
y de vida.
No se puede calificar de revolucionaria cualquier obra artística y
literaria. La que no tenga esas cualidades en el nivel necesario, no
puede considerarse como tal. Para obtener una pieza de esa altura, se
necesita prestar profunda atención a determinar con acierto la
orientación temática y, al mismo tiempo, a asegurar el espíritu
revolucionario y la profundidad al contenido ideológico y las nobles y
sanas cualidades ideológicas y artísticas, y sobre todo, a describir de
modo profundo el proceso de formación y desarrollo de la concepción
del mundo en los revolucionarios.
La misión principal de esas obras consiste en formar en las
personas una cosmovisión revolucionaria, que es la opinión y el punto
de vista de ver y tratar al universo de manera revolucionaria.
Esta concepción no se forma por sí sola. Tal como existe la
legitimidad en el cambio y la evolución de todas las cosas y los
fenómenos, también la formación y el desarrollo de la cosmovisión
revolucionaria tienen su legitimidad general. Sobre la base de la
comprensión de la naturaleza reaccionaria de la vieja sociedad, los
hombres se vuelcan a la lucha por derrocarla y se forjan por vía
revolucionaria.
Los escritores y los artistas mostrarán a la gente preciosos
modelos de cómo se forma y progresa una cosmovisión
revolucionaria, describiendo este proceso de manera filosófica y
profunda. Pero, eso no ha de ser motivo para simplificar y fijar en un
estereotipo su presentación, pues cobra diversas formas, de acuerdo
con el carácter de cada persona. Por esta razón, aunque pongan en
coincidencia, principalmente, el proceso de evolución de los
caracteres de los revolucionarios y el de formación y desarrollo de su
cosmovisión, deben pintarlos de manera diversificada, dando realce a
las individualidades, sin inclinarse a uniformar. Así las obras deberán
mostrar en forma impresionante que la vida de un revolucionario es
51
dura, pero resulta digna, si se da a la lucha con resolución, y que
cualquiera puede serlo.
Además, hay que describir con profundidad las experiencias y
métodos del combate revolucionario. Sobre todo, es importante
presentar con propiedad la estrategia y las tácticas trazadas por el
Líder con respecto a esa contienda.
En el presente, entre los habitantes sudcoreanos hay muchas
personas que odian al imperialismo norteamericano y a la camarilla
títere y se lamentan de la tragedia de la división nacional, pero no se
incorporan a la lucha por no saber cómo hacerlo. Incluso, quienes se
han alzado en batalla, muchas veces dirigen su flecha de ataque a
mejorar inmediatas condiciones vitales, sin hacerlo, principalmente,
contra el imperialismo norteamericano. Las obras de arte y literatura
deben convertirse en manuales que den a conocer a la población
sudcoreana la vía y el método correctos para su contienda.
Es necesario también dirigir atención a la cuestión de oponerse al
restauracionismo y a la penetración de corrientes burguesas de arte y
literatura.
Mantener firmemente los principios del espíritu partidista, el de la
clase obrera y el popular en la creación de piezas artísticas y literarias,
constituye una medida importante para impedir la infiltración de esas
tendencias. Dichos principios son fundamentales y deben ser
mantenidos en esa actividad creadora. Si dejan de observarlos,
retrocediendo siquiera un paso, las creaciones pueden perder su
carácter revolucionario. Esto es una verdad probada por la historia y
hoy se ha comprobado en efecto por las irremediables consecuencias
catastróficas de corrientes artístico-literarias revisionistas. Cualquiera
sea el viento que sople en nuestro torno, debemos observar de manera
consecuente esos preceptos, relacionados con la existencia o la ruina
del arte y la literatura de la clase obrera.
Sin embargo, últimamente, entre algunos trabajadores de este
campo, todavía se observan erróneas manifestaciones de la
obstinación en lo obsoleto, que no conviene a los referidos principios.
Esta tendencia es más fuerte, sobre todo, entre los hombres de la
52
esfera musical. Existen músicos que, bajo el pretexto de revivir lo
nacional, promueven el phansori, que antaño cantaban los nobles en
sus orgías. El phansori agradaba los sentimientos y el gusto de los
gobernantes feudales, si bien tenía melodías estridentes,
desagradables al oído y contradictorias con la vocalización natural del
hombre. Esa tonalidad no puede corresponder a los sentimientos de
los jóvenes de nuestra época, ni llamarlos a la lucha revolucionaria.
Sin embargo, algunos músicos, hablando con mucho ruido sobre la
vocalización tradicional y otras cosas por el estilo, insisten en tomarla
por melodía nacional, por fundamento de la música nacional. Es una
manifestación restauracionista que no puede justificarse.
Si cambia la época, se modifican también los sentimientos de los
hombres. Nuestra música debe desarrollarse conforme a la ideología
revolucionaria y al sentir de las personas de nuestro tiempo, cuando
se construye el socialismo a velocidad de Chollima. A la vez que
tener por base lo coreano, tiene que responder al sentido estético de la
actualidad. Para lo cual es necesario tomar la melodía folklórica por
fondo de la música nacional y darle un contenido revolucionario y
moderno.
En el campo de la música se debe rechazar también, junto con el
restauracionismo, la penetración de todas formas burguesas
decadentes del arte. Algún tiempo atrás, el gran Líder subrayó
especialmente a los funcionarios del campo del arte y la literatura la
necesidad de hacer avanzar nuestra música de manera revolucionaria,
conforme a la exigencia de la era actual. La tarea de ustedes es
estudiar profundamente su instrucción y tomar enérgicas medidas
para imprimirle un progreso revolucionario sobre una base nacional.
Es necesario desarrollar animados esfuerzos para crear obras
revolucionarias maestras, que ejercen una poderosa influencia en la
educación revolucionaria y clasista del pueblo.
Por supuesto, también las piezas combativas cortas influyen en la
formación de la cosmovisión revolucionaria en los hombres. Pero,
aunque estas puedan ser poderosas para movilizar con prontitud a las
masas a resolver problemas inmediatos, tienen cierta limitación para
53
cambiar de modo radical su concepción del mundo. Esta no varía, ni
se desarrolla de modo llano, en uno o dos días. No es nada sencillo
imprimirle un cambio. En ello puede tener un gran efecto sólo una
obra que esclarezca plena y profundamente la esencia de la lucha
revolucionaria y que muestre en toda su amplitud y hondura el
proceso de evolución de la concepción del universo en el personaje
principal. Una gran pieza revolucionaria podrá tener un fuerte
ascendiente en la formación y desarrollo de la cosmovisión de las
personas, al describir plena, amplia y hondamente la esencia y la
legitimidad de la lucha revolucionaria y el proceso de formación y
desarrollo de la concepción revolucionaria del mundo.
Hasta la fecha, en el campo del arte y la literatura se han creado
muchas obras exitosas, pero son pocas las que pueden calificarse de
maestras en ese sentido.
La revolución coreana ha venido avanzando con una dimensión y
profundidad sin precedentes en la historia de la humanidad. En su
trayectoria dejó muchos materiales valiosos que, por la envergadura,
riqueza y significación histórica mundial de sus contenidos, estimulan
a escribir grandes obras. Como el Líder recuerda con frecuencia, será
posible hacerlas sobre el tema de la lucha de los mártires
revolucionarios, entre otros, Kim Chaek, Choe Chun Guk, Jo Jong
Chol y Ryu Kyong Su, y también pueden escribirse piezas
voluminosas sobre el Levantamiento Popular del 19 de Abril y la
Sublevación Popular del 3 de Junio, acaecidos en Corea del Sur.
Los escritores tienen que tratar tales materiales con emotividad y
reproducirlos en obras maestras con gran ambición. De hecho, ellos
deben ser ambiciosos. Quien tiene un corazón débil, no es capaz de
realizar creaciones monumentales.
El problema está en que los escritores, partiendo de un justo
criterio sobre qué son obras maestras revolucionarias, ardan por la
determinación de servir mejor a la causa de la revolución coreana y
por una pasión creadora.
Naturalmente, no es sencillo escribirlas. No se logra hacerlo, ni
aumentando el volumen, ni abarcando muchos aspectos de la vida.
54
Sus cualidades descansan en la profundidad ideológica y artística y
no en la envergadura y el volumen.
Obras maestras revolucionarias son, en pocas palabras, aquellas
que logran mostrar con profundidad ideológica y artística la esencia
del movimiento revolucionario comunista y el proceso de formación
y evolución de la correspondiente concepción del mundo. Tratar de
agrandar sólo las dimensiones y aumentar el número de volúmenes,
sin tener esa hondura es, en esencia, una tendencia a escribir
abultados textos, lo que no pasa de ser una expresión de extremado
formalismo y del afán de fama. Puede resultar fácil desplegar
horizontalmente la vida, pero difícil penetrar en su centro.
Sin embargo, los escritores no deben retroceder en la creación de
obras maestras revolucionarias. Esa es una exigencia de nuestra época
y de la revolución, una cuestión, cuya solución espera con apremio el
Partido. Los escritores y artistas, dando rienda suelta a su sabiduría y
pasión, tendrán que acometer una gran campaña para crearlas.
Para engendrar muchas producciones revolucionarias de arte y
literatura, se precisa que ellos mismos se preparen con firmeza como
auténticos revolucionarios.
El escritor que no sea patriota, no puede escribir con contenido
patriótico, y el que no se haga revolucionario, tampoco es capaz de
sacar trabajos de esa cualidad. El Líder dijo que nuestros escritores y
artistas poseen muy fuerte espíritu revolucionario. Para corresponder
a ese alto honor, ellos deben llevar su vida y sus actividades creadoras
con dicho espíritu. Estas no son un oficio, sino una labor
revolucionaria. No deben someterse a la persecución de honor o
intereses individuales, sino convertirse en sagrados trabajos al
servicio de la patria y el pueblo. Para esto, todos los escritores y
artistas tienen que armarse firmemente con la cosmovisión
revolucionaria. Asimismo, deben dotarse sólidamente con las ideas
revolucionarias del Líder y de nuestro Partido, así como poseer alteza
de miras y concepción estética para tratar, analizar y juzgar todos los
problemas desde una consecuente posición partidista. Manifestarán
en alto grado el espíritu revolucionario de cumplir de manera
55
incondicional las instrucciones del Líder y la política del Partido y
acabarán por completo con el servilismo a las potencias y con
fenómenos de blandenguería, depravación y degeneración.
Los funcionarios del sector del arte y la literatura harán tesoneros
esfuerzos para su concientización revolucionaria, aprovechando la
ocasión de la próxima campaña de creación de las referidas obras.
Entonces, podrán registrar una verdadera revolución en esta actividad
y también, un cambio en el proceso de la concientización
revolucionaria de sus encargados que son ellos mismos. El Partido ya
les dio a todos la orden de batallar por originar muchas piezas
revolucionarias. Este combate que se inicia desde ahora, no será una
campaña temporal, sino, podría decirse, una marcha larguísima, en el
verdadero sentido de las palabras. En esta honrosa tarea no debe
haber rezagados. Todos, atando con firmeza los cordones de los
zapatos, harán los máximos esfuerzos para estar al frente de esta
digna misión creadora.
Por el momento, deben concentrar las fuerzas en la película Así
llegó a ser combatiente, para completarla como una obra
revolucionaria maestra, que no tenga un mínimo defecto en el plano
ideológico y artístico. La convertirán en la primera pieza exitosa que
se produzca en cumplimiento del propósito del Líder, de crear obras
artísticas y literarias revolucionarias.
Estoy seguro que ustedes, plenamente conscientes de la voluntad
del Partido, obtendrán mayores éxitos en esas actividades creadoras.
56
CONVIRTAMOS DE MODO CONSECUENTE
LA LABOR DEL PARTIDO EN UN
TRABAJO CON LOS HOMBRES
57
exigencia fundamental de este que los directivos vayan
constantemente a los centros de producción, averigüen en detalle la
situación imperante allí, ayuden de manera activa a sus funcionarios y
den preferencia a la labor con las gentes en todas las actividades. A
través de los esfuerzos por su generalización, mejoraron visiblemente
métodos y estilos laborales de los funcionarios, y se está registrando
un nuevo viraje en su trabajo con las masas.
Sin embargo, todavía no podemos afirmar que todos los
funcionarios del Partido se desempeñan conforme a esta exigencia.
Entre ellos no han desaparecido por completo inveterados métodos
y estilos de trabajo, tales como el burocratismo y el formalismo.
Hay quienes no prestan oídos a las opiniones de las masas, sino
imponen a ciegas lo que no corresponde a la realidad y sustituyen
sus misiones por órdenes e injurias. Y otros, encerrados en sus
oficinas, pierden el tiempo en efectuar reuniones, día y noche, o en
ocuparse de papeleos, como componer y despachar a instancias
inferiores resoluciones o directivas, y de la recogida de múltiples
estadísticas. Dicen que un cierto funcionario del comité distrital del
Partido en la provincia de Phyong-an del Sur, mandó a
organizaciones de base enviarle datos estadísticos que indicaran el
“grado de elevación de la conciencia clasista”, la “manifestación del
espíritu de apoyo en las propias fuerzas”, y la “actitud comunista
ante el trabajo”, y este solo hecho muestra de manera patente cuán
grave es ahora el papeleo y cómo la labor partidista se está
convirtiendo en una práctica administrativa. Es ilógico y absurdo
pedir cifras sobre el estado ideológico-espiritual de las personas. Si
los funcionarios del Partido realizan su trabajo así, de manera
burocrática, haciéndolo una tarea práctica administrativa, se verán
en la imposibilidad de conocer con exactitud la situación de base y
de materializar cabalmente la política y la línea del Partido.
Es necesario desplegar, primero, entre los funcionarios del Comité
Central del Partido, una fuerte campaña para mejorar sus métodos de
trabajo. Como dice un refrán: “Solo cuando el agua del curso superior
esté limpia, lo será también el del curso inferior”, así, cuando ellos
58
sean los primeros en poseer método y estilo de trabajo
revolucionarios, sus homólogos en las instancias inferiores seguirán
ese ejemplo. Especialmente, como el Departamento de Organización
y Dirección del Comité Central es el encargado de orientar la vida
partidista de los cuadros y otros militantes, su personal tiene que
adelantar a otros en este aspecto.
Con el fin de rectificar dicho método y estilo, todos ellos deben
aprender de los del gran Líder, para convertir consecuentemente su
gestión en una labor con la gente.
El Líder siempre se compenetra con las masas, comparte con estas
las alegrías y las penas y resuelve todo problema apoyándose en su
fuerza e inteligencia. En sus interminables recorridos de orientación
se encuentra y conversa con obreros, campesinos y otros habitantes
de diversos sectores, y, en ese curso, llega a conocer concretamente
cómo funcionan las fábricas, cuál es la situación agrícola y cómo vive
el pueblo, para reflejar sus demandas en la política del Partido. Si
todos los funcionarios de esta organización aprenden al pie de la letra
de ese proceder, en nuestro Partido no podrían persistir métodos y
estilos caducos de trabajo.
La labor con las personas debe realizarse constante y
efectivamente. Es el deber principal de los funcionarios del Partido.
Para ellos no hay tarea más importante que esa. Solo cuando la
realicen de manera continua y eficaz, podrán detectar a tiempo las
deficiencias que surjan entre los cuadros u otros militantes, y adoptar
las medidas apropiadas para educarlos.
Si observamos ahora cómo se desempeñan los funcionarios de
algunas secciones del Departamento de Organización y Dirección,
constatamos que consideran su tarea de dirigir las instancias
subordinadas sólo la de organizar inspecciones intensivas sobre la
cual se plantee algún problema, e imponer sanciones a personas que
cometan errores, pero están equivocados. Por supuesto que hace falta
realizar controles intensivos y aplicar sanciones en casos necesarios.
Pero esto no abarca toda la labor del Partido, ni tampoco es el método
fundamental de su dirección.
59
La inspección intensiva también debe convertirse, de principio a
final, en un trabajo con la gente. Su objetivo reside, en todos los
casos, en averiguar el estado de cumplimiento de las misiones de las
organizaciones y los funcionarios del Partido a niveles inferiores y
detectar y rectificar a tiempo sus deficiencias. Si se realiza por un
método igual al de antiguos emisarios secretos, o sea, hurgar en los
errores y revelarlos, o castigar a la ligera a las personas, en lugar de
hacerlas comprender sus faltas y ayudarlas a trabajar mejor,
entonces no podrán rectificar errores y manifestar entusiasmo e
iniciativa en sus tareas, ni tampoco abrir su corazón al Partido. Las
mismas palabras “inspección intensiva” conforman una expresión
que no concuerda con el método de trabajo revolucionario de
nuestro Partido. Su dirección sobre instancias de base, no tiene
carácter de inspección, sino ayuda y orientación llamadas a educar
su personal.
Según me han informado, ahora algunos funcionarios del Partido,
so pretexto de estar atareados, no se encuentran a menudo con la
gente e, incluso, se muestran molestos si vienen a verlos, pero si
proceden así, no tienen cualidades para ser funcionarios partidistas.
No deben creer que entrevistarse con las personas y educarlas es una
tarea que se hace solo cuando alguien incurre en un error o no
trabaja bien. Los funcionarios del Partido tienen que verse
constantemente con los hombres, advirtiéndoles sus faltas y
alentándoles a cumplir mejor sus misiones para que no cometan
errores.
Los funcionarios del Partido deben proceder con seriedad y
habilidad en esa labor.
Los problemas que a este respecto se plantean se relacionan, casi
en su totalidad, con la vida política. Por eso, los funcionarios del
Partido siempre deben tratar con justicia, sobre la base de una
profunda meditación, los asuntos relacionados con las personas. Si los
tratan de manera practicista, sin analizarlos con prudencia desde el
punto de vista político, o los solucionan en virtud de un impulso,
antes de un estudio minucioso del caso, es posible que las personas
60
sean injustamente afectadas y se debilite la confianza de las masas en
el Partido.
En sus actividades, los funcionarios del Partido, si bien observan
el principio partidista, no deben ser limitados de miras, ni apreciar
problemas de manera unilateral y extremada. Sobre todo, no debe
ocurrir que los que incurran en algún error sean sometidos a críticas
sin ninguna consideración, o sancionados a la ligera, dejándoseles una
mancha en su vida política.
En estos días, al ver cómo procedieron respecto al problema de
la vida partidista de un cirujano, planteado por parte de la
organización del Partido de cierto hospital, me di cuenta de cuán
formal y ligeramente se trata esa labor. Según los datos elevados,
dicho médico tiene una larga militancia en el Partido y venía
desempeñándose con responsabilidad, pero después de que fuera
criticado por haber fallado una vez en su práctica, no muestra
entusiasmo laboral y se tornó ensimismado, evitando hablar con
otros, por lo que se proponía volver a procesarlo en una crítica
ideológica, considerándose su actitud como expresión de
descontento ante la anterior. Después de leer este documento, me
fue difícil explicarme cómo quien hasta ahora ha sido leal
cumplidor de su tarea y milita en el Partido no uno o dos años, se
haya sentido deprimido y haya tenido cambios en su vida
organizativa por haber sido criticado una vez. Por eso, pedí que se
averiguara en detalle su caso. Un funcionario se entrevistó varias
veces con él y en ese curso se supo que su estado de ánimo no se
debía a que estuviera descontento con la crítica, sino a que se sentía
abatido por el problema de un pariente suyo, a quien creía muerto en
un bombardeo enemigo, durante la pasada Guerra de Liberación de
la Patria, pero de pronto le llegó un rumor de que aquel pariente
había ingresado en una organización reaccionaria y se pasó al Sur.
Posteriormente, en colaboración con el organismo correspondiente,
la organización del Partido pudo confirmar que aquel rumor era
completamente infundado. Si se hubiera hecho de dicho médico
blanco de la planteada crítica, prestándose oído sólo a las opiniones
61
de la organización del Partido de aquel hospital, no se habría podido
alcanzar el objetivo educativo y él habría sentido continua depresión
en el corazón. De ninguna manera podemos considerar que este
problema lo tiene sólo dicho médico. A través de este caso, sacamos
una lección de que los asuntos relacionados con las personas deben
ser tratados necesariamente con seriedad, sobre la base de una
averiguación minuciosa.
Lo importante en la labor con la gente es conocer el estado
anímico de la persona respectiva. Antes de comprenderlo, no se
puede afirmar que se conoce, ni entonces se puede conmoverla.
No es nada fácil saber lo que siente un hombre. Por eso dice un
proverbio: “Es posible ver el fondo de un río a diez metros de
profundidad, pero no el alma del hombre a una pulgada de distancia”.
Por muy difícil que sea comprender el sentir del ser humano, los
funcionarios del Partido tienen que conocerlo obligatoriamente. No
deben interesarse, por así decirlo, por conocer el fondo de un río a
diez metros de profundidad, pero, sí, por analizar el alma de las
personas a una pulgada de distancia. Así deben actuar los
funcionarios del Partido.
Tienen que saber ver el mundo interior de las personas, sin
observarlas sólo por sus apariencias, y para detectar su real estado
espiritual deben estar entre ellas y estudiar todos los aspectos de su
trabajo y vida, sin hojear sólo los documentos.
Para conocer el sentir de las personas hay que darles confianza y
tratarlas con magnanimidad. No se debe forzar las puertas de sus
corazones, si no quieren abrirlas. Hay que lograr que ellas mismas las
abran. Si algún problema les deprime, hay que compartirlo, y si
tienen alguna pena en el corazón, esforzarse por resolverla hasta el fin,
como si se tratara de algo propio. Solo así podrán conmoverlas tanto,
que abrirán sus corazones. Si confían en ellas y les ayudan con tacto,
habrá naturalmente una recompensa correspondiente. Los
funcionarios del Partido deben manifestar un compañerismo ardiente
en su labor con la gente, de manera que los cuadros, otros militantes
del Partido y las masas, vengan por sí mismos a las organizaciones
62
partidistas y les cuenten sin vacilación todo problema que se presente
en su vida y trabajo.
Responder hasta el fin por el destino de los individuos, es un rasgo
importante que deben poseer los trabajadores del Partido.
Nuestro Partido es como una madre que responde de lleno por los
destinos de los habitantes. Sepan que nuestros funcionarios
pertenecen a tal organización maternal. Este alto título encierra el
profundo significado de que se debe atender a las personas con
sentimientos maternales, y preocuparse y responder hasta el fin por su
vida política. Sólo quienes proceden así pueden ser auténticos
funcionarios del Partido, amados y respetados por las masas. Ellos, tal
como corresponde a funcionarios del Partido madre, y manifestando
el mismo ardiente amor que este dispensa al pueblo, deben apreciar y
querer con sinceridad a los cuadros, los militantes y demás
trabajadores, y atender con responsabilidad, y por entero, su vida
política.
Ahora, entre los funcionarios del Partido se observa una tendencia
a alejar a sus colegas de trabajo, que cometieron errores, y a no
interesarse, ni atender a los que sancionados, habían sido trasladados
a otra parte, lo que no es correcto. Quizás, podría ocurrir que sus
parientes o sus compañeros los olviden, pero la organización del
Partido no debe proceder así en absoluto. Todos nuestros funcionarios
son valiosos compañeros revolucionarios, siendo, cada uno, formado
en virtud del desvelo del gran Líder. Que los funcionarios del Partido
les ayuden hasta el fin y con actitud responsable, significa que ellos
mismos son fieles al Partido y al Líder. Además, proceder así es una
obligación moral que debe observarse entre los que hacen la
revolución.
Si en el trabajo nuestros hombres se equivocan temporalmente, no
debemos marginarlos o alejarlos, sino ayudarlos activamente a
superarse con rapidez, teniendo en estima la fidelidad que guardan en
su corazón hacia el Partido y la revolución. Sólo entonces, sintiendo
que el regazo de nuestro Partido es infinitamente acogedor y
bondadoso, le seguirán con mayor confianza y trabajarán bien con la
63
dignidad y el orgullo de vivir bajo su generosa atención.
Tratar de castigar, sin ton ni son, a quienes incurran en ciertas
faltas, no es una actitud propia de funcionarios del Partido,
responsables del destino de las personas, ni una posición
correspondiente a revolucionarios auténticos.
En el curso de sus recorridos de orientación por la provincia de
Ryanggang, el gran Líder hizo una dura crítica a quienes destituyen
ligeramente a los cuadros.
Es fácil destituirlos, pero difícil prepararlos. Si por tener algún
desliz, se depone hasta a quienes pueden desempeñarse muy bien con
tal que se les eduque, finalmente quedarán pocas personas para seguir
trabajando. Si se castigan o se destituyen, a diestra y siniestra, los
funcionarios se sentirán cohibidos en sus actividades, mirando las
caras ajenas, y esto ejercerá, en fin, influencias negativas sobre los
hombres, desde varios aspectos.
En sus relaciones con las personas, los funcionarios del Partido
nunca deben ser practicistas. Vemos que, en general, los que trabajan
de esta manera, carecen de espíritu de obligación, de cualidades
humanas y son fríos. Y hombres de esa índole no pueden realizar la
labor para con la gente. Los funcionarios del Partido tienen que
apreciar y amar con sinceridad a los militantes y demás trabajadores y
esforzarse por conducirlos hasta el fin por un camino correcto,
manifestando en alto grado el espíritu revolucionario y, al mismo
tiempo, un ardiente sentimiento camaraderil y cualidades humanas.
Solo así nuestro Partido puede hacerse invencible, unido
estrechamente con las masas.
La deficiencia de los funcionarios del Partido en la labor con las
personas se relaciona bastante con su bajo nivel de preparación.
Para llevarla debidamente, deben poseer conocimientos
multifacéticos. Como los receptores del trabajo partidista son
hombres diferentes, no lo pueden realizar con iniciativa, si no tienen
una sólida formación.
Los funcionarios del Partido deben poseer altos conceptos
políticos y amplios conocimientos sobre la naturaleza, la sociedad y
64
la vida humana, y saber cantar, recitar versos y apreciar obras
artísticas y literarias. En pocas palabras, para cumplir plenamente con
su deber, han de ser enciclopédicos y ricos en sentimientos.
Cuando nuestros funcionarios del Partido, poseyendo altas
cualidades político-prácticas y rasgos que semejen el amor materno,
desplieguen con mayor iniciativa su labor con la gente, se registrará
un nuevo cambio en el trabajo partidista.
65
SE DEBE ATENDER CON AFECTO
MATERNAL Y CON RESPONSABILIDAD
LA VIDA DEL PUEBLO
66
porque el Estado se le suministra a precio barato, casi gratis, pero no
se alimenta regularmente de carne y huevo, y siente la escasez de
varios artículos de uso diario.
El Líder dijo que desde la antigüedad nuestro pueblo deseaba con
ansia vivir con traje de seda puesto y comiendo arroz blanco y sopa
de carne, en casa de techo de tejas, y advirtió sobre la necesidad de
satisfacer ese anhelo, a todo trance, en los años cercanos. Los
dirigentes deberán prestar profunda atención a la vida del pueblo para
realizar con éxito el gran propósito del Líder, de asegurarle una
existencia tan abundante que no tuviera nada que envidiar a nadie.
Si proceden así y se esfuerzan activamente, será posible garantizar
a los habitantes una subsistencia más holgada, aun en las actuales
condiciones.
Ahora la situación económica de nuestro país es diferente de la del
tiempo inmediatamente posterior al cese de la guerra. En esa etapa,
cumplimos con anticipación el Plan Trienal de Rehabilitación y
Desarrollo de la Economía Nacional de Postguerra y el Quinquenal
de la Economía Nacional, y ahora estamos ejecutando las tareas de la
segunda mitad del Plan Septenal. En un breve espacio de tiempo,
hemos asentado, sobre los escombros, poderosas bases de la industria
pesada y de la ligera moderna, así como sólidos cimientos materiales
y técnicos para la economía rural. Estos fundamentos económicos que
hemos preparado con un espíritu de lucha tenaz y apretándonos el
cinturón, son muy potentes. No obstante, teniéndolos en
consideración, el nivel de vida del pueblo es bajo, porque los
funcionarios se descuidan de ello y no se desempeñan como es debido.
Podría decirse que lo que impide la mejora de la vida del pueblo son
el modo de pensar y la actitud laboral de esos funcionarios y no las
condiciones materiales imperantes.
A fin de resolver ese problema es indispensable, ante todo, que
ellos tengan un correcto criterio al respecto.
Actualmente, nuestros funcionarios hablan mucho, de la boca
hacia afuera, acerca de la vida del pueblo, pero no conocen a fondo lo
importante que resulta mejorarla en bien de las actividades de nuestro
67
Partido y para la construcción socialista. Bajo nuestro régimen, nada
es más precioso que el hombre. Construimos el socialismo y el
comunismo para, en primera y última instancia, asegurar una
existencia abundante y culta a las masas del pueblo trabajador, dueñas
de la sociedad. Fomentar su bienestar no es, en modo alguno, una
simple cuestión económica y práctica. Sólo al lograr, —elevando sin
cesar su nivel de bienestar—, que todos lleven por igual una vida
dichosa, es posible hacerles conocer a fondo la superioridad del
socialismo sobre el capitalismo y que se esfuercen con tesón para el
afianzamiento y desarrollo de ese sistema social. De lo contrario, no
es posible realizar la histórica tarea de la reunificación de la patria, ni
elevar el prestigio internacional de nuestro país.
En vista de la importancia que el asunto de las condiciones de vida
del pueblo adquiere en la revolución y su construcción, el Líder
definió su constante mejora como el supremo principio de las
actividades de nuestro Partido y siempre le ha prestado una profunda
atención. También en el difícil período de rehabilitación y
construcción posbélicas, en que no había ni un ladrillo íntegro y se
consideraba precioso hasta un gramo de cemento, tomó las
providencias necesarias para estabilizar y acrecentar la existencia de
la población, y en lo que respecta a la construcción de fábricas de la
industria pesada, hizo que todas sirvieran para alcanzar este objetivo.
Gracias a su sabia dirección y a su política popular, nuestro pueblo,
—que, con las manos vacías, o sea, despojado por la guerra de casa y
de utensilios domésticos, e incluso sin cucharas y vasijas dignas de
mención, empezó a crear una nueva vida—, llegó a disfrutar de una
existencia estable, después de asentar en lo principal sus bases que
hoy la sustentan, en el corto tiempo de unos 10 años.
En su Cuarto Congreso, nuestro Partido definió elevar, a ojos
vistas, ese nivel como tarea principal del Plan Septenal y presentó las
metas de producir, a su final, seis millones de toneladas de cereales,
400-500 millones de metros de tejidos, 1-1,2 millones de toneladas de
productos marítimos y 500 mil toneladas de frutas, así como construir,
en este período, 600 mil viviendas en las ciudades y poblados obreros,
68
y la misma cantidad en el campo. El alcance de estos objetivos
imprimirá un nuevo viraje a la vida material y cultural del pueblo.
El Líder advirtió que el partidismo, el espíritu de clase obrera y el
carácter popular de los funcionarios se comprueban en la vida de los
habitantes. El descuido de esta y la desatención de sus problemas son
manifestaciones intensivas de la carencia de carácter popular.
Desatender la vida del pueblo significa desinteresarse por los seres
humanos, lo cual se considera como lo peor en nuestra sociedad. A
las organizaciones partidistas les corresponde contraponerse, con
dureza, a manifestaciones de carencia de carácter popular y de
descuido, que se observan entre funcionarios en esta tarea.
Los cuadros del Partido deben ser auténticos y fieles servidores al
pueblo, que, con afecto maternal, prestan profunda atención a su vida
y trabajan con abnegación para aportarle.
El pueblo deposita todo lo suyo en nuestro Partido y lo llama
partido madre, apelativo que refleja su inconmovible confianza y su
gran expectativa de que cuide hasta de su futuro destino.
Para responder a esta confianza y esperanza al cumplir con la
responsabilidad y el papel específicos que les corresponden, los
funcionarios del Partido deben poseer las verdaderas virtudes de una
madre.
Esta quiere ofrecer todo lo mejor del mundo a sus hijos y, si fuera
para ellos, desafía sin vacilación cualquier dificultad y peligro. El
afecto de una madre por sus descendientes es inmaculado, profundo y
auténtico. Es por eso que estos la llaman, tanto cuando sienten alegría
o tristeza, como después de hacerse adultos.
La madre se consagra en alma y cuerpo a sus hijos. Según se dice,
originalmente, se llamaba omani, porque para criar a uno consumía
oman (50 mil: N. del Tr.) hombres-día, y después, poco a poco,
empezó a denominarse omoni (palabra coreana que significa madre:
N. del Tr.). También ahora en algunas regiones hay quienes la llaman
omani. Nadie conoce correctamente de dónde se originó la palabra
“madre”, pero implica lo inmensurables que son la devoción y el
empeño de una mujer para con sus hijos. Las progenitoras, aun
69
desvelándose mucho por sus descendientes, lo consideran como su
alegría y mérito. Si los funcionarios, con ese mismo sentir y virtud,
siempre piensan primero en el pueblo y se empeñan para fomentar su
bienestar, encontrarán solución a cualquier problema relacionado con
su vida.
Ahora se dan muchos casos de que funcionarios, carentes de
sentimiento popular y de ferviente afecto por la población, hacen caso
omiso de las dificultades e incomodidades que esta sufre.
Cito por ejemplo el tráfico en la ciudad de Pyongyang. En las
horas de ida y vuelta del centro de trabajo, muchas personas, entre las
cuales figuran también mujeres con sus niños, hacen cola en las
paradas en espera del ómnibus o del trolebús, tiritando de frío. Pero
los dirigentes las miran como si estuvieran en Babia, y no sienten
ningún remordimiento de conciencia. El problema del transporte en la
ciudad de Pyongyang, de ningún modo es irresoluble. La capital
posee una fábrica de trolebús y muchas otras de maquinaria con
capacidad de producir las piezas de recambio de estos y de ómnibus.
Si los dirigentes, movilizándose con decisión, toman providencias
para aumentar el número de ómnibus y trolebús y elevar la tasa de su
utilización y organizan racionalmente su servicio, será del todo
posible aflojar esa tensión.
Hay muchas manifestaciones de irresponsabilidad de
funcionarios, que causan incomodidades a los habitantes. Poco antes,
algunos municipios de Pyongyang fallaron en la organización del
transporte y no pudieron suministrar a sus moradores suficiente
cantidad de carbón, aunque estaba amontonado en la mina de
Samsin.
Si los responsables hubieran considerado las dificultades que
molestaban a los habitantes como las que aquejaran a sus familias, y
prestado atención a su solución, estos no habrían sufrido en el
invierno por falta de carbón. Ahora no se suministran a las tiendas ni
siquiera jabón, pasta de dientes, refrescos y galleteras en las
cantidades previstas, lo cual causa inconveniencias al pueblo y hace
árida su vida. Esto se debe al descuido de funcionarios respecto a la
70
cotidianidad del pueblo, y no a la falta de materias primas y de
técnica.
El Líder advirtió que los dirigentes deberían preocuparse por los
habitantes, aun cuando ellos mismos estén hartos o no sientan frío.
Sólo quien piensa en el pueblo antes que en sí mismo, y considera
como propio su dolor, se llamará auténtico funcionario de carácter
popular, auténtico comunista.
Para resolver el asunto de la vida del pueblo es de peso elevar el
sentido de responsabilidad de los funcionarios administrativos y
económicos. En la sociedad capitalista, cada persona se
responsabiliza de su propia existencia, pero en la socialista, donde la
producción, la distribución y el consumo se realizan de manera
planificada bajo la dirección unificada del Estado, este debe cuidar
enteramente de la vida del pueblo. He aquí la razón por la que el
Líder precisara que nuestro Poder popular es servidor al pueblo y
responsable de la vida económica del país. Sólo si los funcionarios
administrativos y económicos, encargados directos de las actividades
económicas y del sustento del territorio, se desempeñan bien, con alto
sentido de responsabilidad y espíritu de abnegado servicio al pueblo,
será posible resolver con satisfacción las necesidades de alimento,
vestido y alojamiento.
A los funcionarios les incumbe compenetrarse estrechamente con
las personas, para así enterarse a tiempo de sus exigencias vitales y de
las dificultades que las afectan, para resolvérselas con diligencia.
Ahora, como ellos, en vez de proceder así, están encerrados en sus
oficinas, cumpliendo de forma superficial su tarea, no conocen bien
qué quiere el pueblo, ni qué está pendiente en realidad.
En el pasado verano, en una temporada de plena recolección de
verduras, había oído la queja de que en algunas verdulerías en los
municipios Phyongchon y Songyo, se acababan con frecuencia las
mercancías, y según mi averiguación, eso ocurría en los
establecimientos situados en los contornos de fábricas, porque las
trabajadoras de estas hacían compras allí cuando regresaban a sus
casas. Pero los funcionarios del sector comercial, ignorantes de esto,
71
distribuyeron, sentados en sus oficinas, igual cantidad de verduras a
las tiendas, lo cual trajo como consecuencia que algunas dispusieran
de exceso de mercancías y otras de menos cantidad que la requerida,
causando inconveniencias a los habitantes.
La verdura no ha de faltar ni un solo día en el régimen dietético
de nuestro pueblo. Deberíamos abastecérsela sin interrupción, y en
cantidad y variedad requeridas, aunque no pudiéramos hacerlo con
la carne y los huevos. Sin embargo, ahora el suministro de
hortalizas no se realiza según el gusto y la demanda de los
habitantes. En el verano, por no hablar del invierno, vi en mi
recorrido que en las verdulerías se vendían solamente acelgas y
otras hortalizas ordinarias, y muy rara vez lechuga, crisantemo
coronario, pimiento y ajo verdes. Desde la antigüedad, los coreanos
prefieren comer el arroz envuelto en lechuga y el ajo verde con
pasta de soya mezclada con polvo de pimienta. Pero como en las
verdulerías no se ponen en venta las referidas legumbres de
preferencia, a los urbanos les es difícil probar, ni una vez al año, el
arroz envuelto en lechuga, lo cual se debe a que los funcionarios no
prestan atención a su producción, debido a su erróneo criterio de
que dan poco rendimiento y se puede vivir sin estas. Ese tipo de
hortalizas no se consumen en cada comida, y su producción no
requiere extensa tierra cultivable. La esmerada organización de las
actividades hará posible producir cuantas se quieran.
El Líder, muy apenado por el hecho de que aun en la temporada
de cosecha de maíz tierno no se puede suministrar suficiente
cantidad para satisfacer el deseo de los niños de la ciudad de
Pyongyang, orientó que se estableciera un índice de su producción,
aunque para ello se necesitara reajustar un tanto el plan cerealero.
Dar de comer maíz tierno a sus hijos en la temporada de su recogida,
es un deseo común de los padres. Es cierto que nadie se queja de la
falta de maíz tierno, patata de especie temprana y verduras de su
preferencia. Nuestro pueblo, pensando más en la vida económica del
país que en la suya individual, comprende y soporta, con grandeza
de alma, las inconveniencias que lo molestan. Cuanto más se
72
comporte así, con mayor certeza deben conocer los funcionarios lo
que este quiere y demanda, y esforzarse para satisfacerlo de modo
oportuno. Ese proceder ha de ser el deber y el estilo de trabajo de
nuestros dirigentes que se responsabilizan con la vida de los
ciudadanos.
Una vez enterados de lo que quieren las masas, al vivir entre estas,
los funcionarios deben cubrir esas necesidades bajo su
responsabilidad, y hasta sus últimas consecuencias. De lo contrario, la
audición de sus opiniones no tiene por sí misma ningún sentido. A fin
de satisfacer la cada vez más creciente demanda material y cultural
del pueblo, deben meditar profundamente y desarrollar sus
actividades de modo revolucionario.
Ayer, junto al Líder, recorrí el Almacén Universal Nacional No. 1
y la tienda de alimentos Taedongmun, los cuales se mantenían
limpios y sus mercancías estaban exhibidas de forma agradable a la
vista. Mas era pobre su variedad y de baja calidad. Para mejorar la
vida del pueblo, es indispensable esforzarse por aumentar la
producción de los géneros y elevar su calidad. Habrá que asegurar en
cantidad suficiente las materias primas y los materiales a las fábricas
de la industria ligera para que produzcan más y mejores artículos y
presentar una alta exigencia al respecto. A la par de esto, tomar las
providencias para ampliar o construir las fábricas, según la necesidad,
en correspondencia con la creciente demanda del pueblo. No se
resuelve nada con la mera queja de la falta de tal o cual cosa, en lugar
de impulsar con energía el trabajo.
Impera disponer en forma racional las redes de servicios para la
conveniencia de la vida de los trabajadores. Ahora, las tiendas y otros
servicios públicos se concentran en el centro de la ciudad, lo cual
contraviene la misión y el principio fundamental del comercio
socialista. Es aceptable el agrupamiento de tiendas de artículos
industriales en las avenidas de la urbe, pero las de comestibles, en
especial las verdulerías, han de situarse en varios lugares de las zonas
residenciales para la facilidad de los habitantes. Desearía que las
tiendas, además de ser agradables a la vista, se gestionen bien, dando
73
provecho al pueblo. Las organizaciones del Partido velarán por que
los funcionarios no se limiten sólo a dar una buena apariencia a su
trabajo, sin hacerlo sustancialmente, practicando el formalismo y el
facilismo en la tarea de elevar el nivel de vida del pueblo.
Con miras a fomentar el bienestar de la población se precisa
organizar en gran escala un movimiento masivo para poner en acción
la fuerza y el talento de las masas.
Las demandas de la vida del pueblo son muy diversas y cualquier
sector de nuestra sociedad tiene que ver con esta. El esfuerzo del
personal de los sectores de la industria ligera y de servicio, no basta
para asegurar todo lo necesario para la comida, la vestimenta y el
alojamiento de la población. Mejorar la vida de los habitantes es una
tarea para estos mismos y, a la vez, les compete como sus encargados.
Si las grandes masas se movilizan, con la conciencia de ser dueñas,
será posible poner en juego todos los recursos y potencialidades y
encontrarles solución a diversos problemas de su existencia material y
cultural, aun gastando pocos recursos estatales.
Ahora, por ejemplo, se han construido muchos edificios de
apartamentos, pero sus recintos no están bien ordenados. En los
patios traseros están dispersos los sótanos de kimchi y los depósitos
de carbón y, si cae lluvia, los caminos se hacen intransitables. Si los
habitantes desenvuelven un movimiento masivo para habilitar sus
casas, unidades de vecinos, ciudades y aldeas, construyendo por
edificio los sótanos de kimchi y los depósitos de carbón de adecuado
tamaño, y cubren los caminos con bloques de cemento o con piedras,
tendrán asegurado un estado higiénico y disfrutarán de facilidades en
la vida cotidiana.
Cierta madrugada, en mi recorrido por la ciudad de Pyongyang,
encontré a una mujer que tiraba de una carretilla. Ella dijo que todas
las madrugadas y tardes iba de un apartamento a otro para vender
sopa preparada y que las mujeres con ocupación la compran con
agrado. Si se logra construir, a través de un movimiento masivo,
factorías de comestibles, lavanderías, talleres de arreglo de ropas y
otros servicios públicos de dimensión apropiada en las zonas
74
residenciales y organizar brigadas de amas de casa, para que se
ocupen de esas faenas, será posible aumentar rápido las redes de
servicios públicos y ofrecerles mayores facilidades a los trabajadores,
con poca inversión estatal.
Urge intensificar la dirección partidista para materializar a carta
cabal las instrucciones del Líder de mejorar la vida del pueblo.
En la actualidad, las organizaciones del Partido en la ciudad de
Pyongyang no se desempeñan como es debido. El Líder, con el
objetivo de acondicionar bien a Pyongyang como capital de la
revolución, y mejorar la vida de sus habitantes, casi todos los días les
indica a los funcionarios de la ciudad cómo orientarse y prepara las
condiciones materiales necesarias. Pero, no ha resuelto con
satisfacción ningún asunto relacionado con la vida del pueblo. La
ciudad de Pyongyang no explota como es debido muchas granjas
porcinas y avícolas, huertos frutales y piscifactorías que el gran Líder
preparó en su suburbio para los capitalinos, razón por la que sus
tiendas ponen en venta poca cantidad de carne, huevo y frutas. Las
organizaciones del Partido y los dirigentes de la capital no responden
ni a una diezmilésima parte de la solicitud del Líder.
La causa principal de la insatisfecha marcha de las tareas en
Pyongyang radica principalmente en que los funcionarios no están
firmemente dispuestos a poner en práctica, sin excusas, las
instrucciones del Líder, ni hacen ingentes esfuerzos para lograr este
fin. Algunos de ellos, en vez de impulsar con persistencia esa
actividad, fingen hacerla cierto tiempo con gran ruido, y pronto la
abandonan a medio hacer, cosa no permisible. A las organizaciones
del Partido les corresponde intensificar la educación de los
funcionarios, de modo que todos se formen en la idea revolucionaria
de verificar incondicionalmente las enseñanzas del Líder hasta ver sus
últimas consecuencias.
Las organizaciones del Partido en la ciudad de Pyongyang deberán
hacer periódicamente el balance de la ejecución de las instrucciones
del Líder. En esa ocasión analizarán qué tareas son ejecutadas y
cuáles no, —y en este caso, el por qué—, entre las que él asignara a la
75
ciudad, sobre todo, las impartidas el año pasado en la sesión del
presidium y la reunión plenaria del comité urbano del Partido, y
tomarán las medidas pertinentes. De esta manera, acondicionarán la
ciudad de Pyongyang en correspondencia con su calidad de capital de
la revolución y harán que la gran solicitud dispensada por el Líder a
los capitalinos dé mayor efecto.
76
PARA DIFUNDIR AMPLIAMENTE
LA GRANDEZA DEL LÍDER ENTRE
LA POBLACIÓN SUDCOREANA
77
independencia nacional y de combate revolucionario para destrozar la
represión fascista y otras intrigas de los enemigos y desarrollar sus
acciones a una etapa más alta.
En el presente, el ímpetu combativo de jóvenes estudiantes y otros
habitantes del Sur de Corea es muy alto, pero, según vemos, su lucha
se halla todavía a bajo nivel. Su acción antigubernamental aún no se
despliega en combinación con la antiyanqui, por la independencia, y
tampoco se desarrolla a escala de toda la nación con vistas a lograr la
reunificación de la patria. He aquí la debilidad y la limitación
esenciales de que adolece la lucha de la población sudcoreana en la
etapa actual.
Para realizar su exigencia por la independencia, la población
sudcoreana tiene que batallar enarbolando, por lógica, consignas
antiyanqui y de reunificación de la patria. Solo cuando el Sur de
Corea se libere de la esclavitud colonial de Estados Unidos y se
alcance la reintegración del país, la población de allí podrá rescatar su
verdadera libertad y derechos y lograr el desarrollo independiente y la
prosperidad de sí misma y de toda la nación coreana. Con tal que se
plantee un claro lema independiente y revolucionario, que exhorte a
expulsar al imperialismo norteamericano y a reunificar la patria, el
combate de los habitantes sudcoreanos cobrará dimensión nacional,
en el que participen, por igual, amplios sectores y capas de masas y se
alcanzará la victoria.
La causa principal de que los jóvenes estudiantes y los habitantes
de Corea del Sur no planteen en primer plano esas consignas, pese a
manifestar un alto ímpetu de lucha, está en su escasa conciencia de
independencia nacional.
Todavía entre ellos están profundamente arraigados la idolatría y
el temor a Estados Unidos. Muchas personas, por encima de ser muy
influenciadas por el servilismo a las grandes potencias a lo largo de la
historia, son engañadas por la maña de enmascaramiento de los
imperialistas norteamericanos después de la liberación, por eso
llegaron a tener una comprensión contraria de estos, es decir, los
consideran, no como agresores y saqueadores, sino “libertadores” y
78
“ayudantes”. Por supuesto, a través de su experimentación de la vida
durante los 20 años pasados, los habitantes sudcoreanos han
empezado a comprender gradualmente que Estados Unidos de
ninguna manera es “libertador”, ni “ayudante” sincero. Sin embargo,
no se borran con facilidad de su cabeza la adoración y el temor a
Estados Unidos, originados del servilismo de larga historia.
Para erradicar esa mentalidad en la población sudcoreana y elevar
su conciencia de independencia nacional, es necesario denunciar por
completo el ardid y la verdadera faz de los imperialistas
norteamericanos que señorean en el Sur de Corea, disfrazados de
“libertadores” y “ayudantes” y, al mismo tiempo, insuflar en todos los
habitantes sudcoreanos alto sentimiento de orgullo y de dignidad por
la superioridad de nuestra nación.
La conciencia de independencia nacional se forma y manifiesta
sobre la base del amor a la nación y del orgullo y la dignidad por su
superioridad. La persona que no la ama, la que no siente orgullo y
dignidad por considerarla inferior a otras, no puede poseer una alta
conciencia de independencia nacional, ni luchar con abnegación por
su soberanía, independencia y desarrollo.
Hoy, los habitantes del Norte de Corea están rebosantes de alto
orgullo y dignidad nacionales. Y estos sentimientos se basan en su
infinito honor, felicidad y orgullo por tener, como padre de la nación,
al más destacado y gran Líder, el estimado compañero Kim Il Sung.
En la persona del estimado compañero Kim Il Sung, nuestro
pueblo encontró su gran Líder por primera vez en su milenaria
historia. Al tenerlo como eminente dirigente, él pudo derrotar al
imperialismo japonés y culminar la histórica causa de la restauración
de la patria, defender con honor la libertad y la independencia de la
patria de la agresión armada del imperialismo norteamericano, y
levantar de modo irreprochable una patria socialista sobre el territorio,
donde todo estaba destruido y reducido a cenizas. Si nuestra nación,
otrora víctima de la opresión ajena, por su situación de apátrida, llegó
a hacerse conocida en el mundo entero como un pueblo heroico, y
nuestro país puede lucir como ejemplo del socialismo, esto se debe
79
enteramente a que tiene un gran líder y avanza bajo su sabia dirección.
Este, por hacer inapreciables aportes, no sólo a la revolución coreana,
sino también al movimiento revolucionario de los pueblos contra el
imperialismo y para la independencia, la soberanía nacional y el
socialismo, disfruta de irrefutable autoridad internacional y de alto
respeto, por parte de los pueblos progresistas del orbe.
Durante la reciente visita a Indonesia, que realicé para acompañar
al Líder, pude sentir, una vez más, en lo hondo del corazón, qué gran
dirigente es y de cuán alta autoridad disfruta entre los diversos
pueblos. Como ya se ha divulgado ampliamente por medio de
informaciones, de verdad fue ardiente y fervoroso el sentimiento de
respeto y afecto que el pueblo indonesio y sus dirigentes le
expresaron. En Bogor y Bandung, para no hablar de la capital Yakarta,
en fin, en todas partes que él recorría, le dieron una entusiasta
bienvenida, cantando la Canción del General Kim Il Sung y bailando.
Sobre todo, fue realmente formidable la que le brindaron a lo largo de
160 kilómetros de itinerario desde Yakarta hasta Bogor. Los
dirigentes de ese país le ofrecieron una hospitalidad muy atenta y
sincera, al considerar su visita a Indonesia una gran fiesta y máximo
honor. La conferencia que él dio en la Academia de Ciencias Sociales
“Ali Archam” bajo el título Sobre la construcción socialista en la
República Popular Democrática de Corea y la revolución surcoreana,
fue aplaudida con fervor por el auditorio y tuvo un gran eco en los
círculos sociales de Indonesia. El director de esa Academia,
renombrados activistas políticos, científicos sociales y personalidades
de otros círculos la apreciaron alta y unánimemente como un gran
programa que señala el camino a seguir por los pueblos del mundo,
como el tesoro más valioso para los movimientos de liberación
nacional y obrero internacional. Durante su estancia en ese país, el
Líder participó en el acto conmemorativo del décimo aniversario de
la reunión de Bandung y, en aquella ocasión, se encontró con jefes de
Estado y de gobierno de diversas naciones emergentes de Asia y
África, los cuales le expresaron elevado sentimiento de respeto y de
admiración. Cada vez que veía al gran Líder disfrutar de autoridad, de
80
respeto y de veneración absolutos entre distintos pueblos, no podía
contener los desbordantes sentimientos de felicidad y orgullo
nacional por hacer la revolución, teniéndolo como destacado dirigente.
La grandeza del Líder es precisamente la de nuestra nación. Para
esta, resulta máxima gloria y honor, enaltecer como dirigente a quien
es héroe nacional y gran hombre sin igual. Para lograr que los
habitantes sudcoreanos experimenten ese sentir como integrantes de
la nación coreana, es preciso darles a conocer, con claridad, la
grandeza del Líder. Cuando ellos lleguen a comprender con
profundidad que, precisamente, él es el más grande hombre en el
mundo y verdadero padre de nuestra nación, le seguirán sólo a él, con
toda su confianza, y se levantarán con mayor valor en la lucha por la
reunificación de la patria.
Originalmente, era muy alto el sentimiento de adoración de los
habitantes sudcoreanos hacia el Líder. Desde la época de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, su nombre se divulgaba con amplitud
entre ellos y toda la nación le manifestaba su total respeto, viendo en
él al héroe legendario, al lucero de la liberación. En los días
inmediatos a la liberación, cuando todo el país se agitaba por los
preparativos de la acogida a quien restaurara la patria, también en el
Sur de Corea se organizó un “Comité de Bienvenida al General
Kim Il Sung” y todos sus habitantes esperaron ansiosamente su
retorno. Sólo por el hecho de que en la plaza de la estación ferroviaria
se formara un verdadero mar de gente, de cientos de miles de
personas, que al creer en el rumor de que el gran Líder llegaría a Seúl,
afluyeron allí gritando “¡Viva el General Kim Il Sung!”, podemos
conocer bien cuán ardoroso era ese sentimiento de respeto al Líder.
Sin embargo, esa estimación no pudo manifestarse plenamente,
habiendo sido reprimida por los ocupantes imperialistas
norteamericanos. Estos y sus lacayos perpetraron toda forma de
propaganda anticomunista e intrigas para frenar la opinión pública
sudcoreana en favor del gran Líder. Los fraccionalistas antipartido
que, en aquel entonces, se encontraban en esa parte del país, no sólo
no lucharon de modo enérgico contra estas maniobras enemigas, sino
81
que, además, desatendieron la tarea de difundir la grandeza del Líder
entre los habitantes y no les dieron a conocer con claridad, ni siquiera
los resonantes éxitos de las reformas democráticas efectuadas en el
Norte de Corea, bajo su sabia dirección. No sólo impidieron que la
población sudcoreana, que tanto veneraba internamente al Líder,
conociera sus excepcionales cualidades y proezas revolucionarias,
sino que, además, tergiversaron los lineamientos presentados por él,
lo que dañó de forma grave la lucha revolucionaria de los habitantes
sudcoreanos. Y, en lugar de realizar la tarea de concientizarlos en lo
político y de cohesionarlos en lo organizativo, les impusieron
acometer insensatas rebeliones y, como consecuencia, numerosos
patriotas y otros habitantes fueron despiadadamente asesinados por
bayonetas y fusiles enemigos. No puedo contener la indignación,
cuando pienso en los crímenes cometidos por esos fraccionalistas y
en sus consecuencias.
La intensificación del trabajo de divulgación de la grandeza del
Líder, constituye hoy el eslabón decisivo para inducir a los habitantes
sudcoreanos a desplegar con energía una lucha por la reunificación de
la patria, al concientizarlos de manera revolucionaria y aglutinarlos
en compacta fila.
El problema está en cómo divulgarla entre la población de Corea
del Sur. Actualmente, allí el imperialismo norteamericano y la
camarilla fascista militar, al proclamar el “anticomunismo” como
“primerísima política estatal”, violan y pisotean hasta las libertades y
derechos democráticos más elementales del pueblo e intensifican,
más que nunca, la represión contra la palabra y la prensa. Aun en
estas rigurosas condiciones de desenfrenada dictadura fascista, los
revolucionarios, jóvenes estudiantes y otros habitantes patrióticos
aprenden de la destacada ideología y la gloriosa historia
revolucionarias del gran Líder y despliegan actividades para
divulgarlas entre las masas, aunque esto les cuesta sangre. Conforme
a la exigencia apremiante de la población sudcoreana debemos tomar
enérgicas medidas para difundir con amplitud obras clásicas del Líder,
“reminiscencias de los guerrilleros antijaponeses” y otros materiales
82
relacionados con las tradiciones revolucionarias, así como escritos
explicativos de las orientaciones estratégicas y tácticas para la lucha
antiyanqui por la independencia y para la reunificación de la patria.
Los enemigos, por muy frenéticos que se tornen, no podrán alterar el
sentir de los habitantes sudcoreanos que adoran al gran Líder y
admiran al Norte de Corea, ni tampoco impedirles, por ninguna
fuerza, que conozcan su grandeza y la realidad del Norte, que bajo su
sabia dirección se desarrolla vertiginosamente. Debemos difundir
mediante las transmisiones de la agencia, la radio y las publicaciones,
numerosos materiales necesarios para que la población sudcoreana
sea educada en la grandeza del Líder.
Es importante, en esta labor, darle un amplio contenido, de modo
que la gente pueda entender a plenitud la sublime ideología, los
rasgos morales y las hazañas revolucionarias del Líder. Uno de los
principales medios para describir de forma sintética su ideología y
teoría destacadas, sus nobles rasgos morales, su brillante historia
revolucionaria y hazañas de lucha, consiste en redactar y publicar su
biografía.
Esto es una imperiosa exigencia de la época y una tarea importante
que nos incumbe.
De hecho, este trabajo se ha planteado con tardanza. Las biografías
son muy leídas y ejercen una gran influencia porque muestran
vivamente, sobre la base de hechos reales, la existencia y la actividad
de grandes hombres o héroes. En el mundo hay muchas escritas sobre
renombrados héroes, científicos y artistas. También en nuestro país,
aparecieron Ulji Mun Dok, Ri Sun Sin y otras numerosas de célebres
generales patrióticos y de hombres conocidos, las cuales son leídas con
avidez y con amplitud, por nuestro pueblo desde la antigüedad. Sin
embargo, aunque transcurrieron casi 20 años, desde la liberación de la
patria hasta la fecha, no hemos logrado publicar una biografía de
nuestro Líder, gran hombre sin par, ni en Oriente, ni Occidente, ni
tampoco en la antigüedad o la actualidad, por lo que no tenemos
ninguna justificación ante el pueblo. Si bien es tarde, tenemos que
escribirla bien y presentarla lo antes posible ante el mundo.
83
De publicarse una biografía que describa las extraordinarias
cualidades del Líder y sus hazañas, tendrá un gran eco y ejercerá una
fuerte influencia revolucionaria sobre la población sudcoreana y los
compatriotas residentes en ultramar. Cuando la tengan en sus manos,
se sentirán harto jubilosos, porque hasta ahora conocían de la
grandeza del Líder, fundamentalmente, a través de lo que se
transmitía como leyenda y, aún así, se alegraban y se emocionaban al
oir siquiera su nombre.
Este libro debe escribirse con un máximo nivel, conforme a las
grandes proezas del Líder, a su extraordinaria clarividencia, a su
destacada capacidad rectora y a su indiscutible autoridad.
Por lógica, la biografía del Líder debe ser una historia
incomparablemente más valiosa que cualquier otra de hombres o
héroes de renombre mundial.
Para escribirla bien, es necesario imprimir novedades a la
estructura del contenido y a la forma de relatar, de manera que se
describa amplia y profundamente la magnitud de sus actividades
revolucionarias y cualidades. Esta no debe resultar una colección de
episodios, en que se narren hazañas de combate o hechos destinados
sólo a despertar la curiosidad, tal como fueron, en lo general, las
historias anteriores de héroes o de relevantes personalidades. Aquí
hay que sistematizar, de forma sintética, las enérgicas tareas ideo-
teóricas que llevó a cabo para concebir, desarrollar y enriquecer la
doctrina Juche, idea directriz de la revolución de nuestra época; su
destacada hazaña rectora al haber creado prodigios en la lucha
revolucionaria y en la labor de construcción materializando esa idea;
su magnanimidad y poder de atracción con que abraza a todo el
mundo y lo conduce por el camino de la revolución; su ardiente amor
al pueblo e infinita abnegación ante la causa revolucionaria, así como
sus sencillos y modestos rasgos populares. De esta manera, hay que
convertirla, al pie de la letra, en un manual enciclopédico de la
revolución, que recoja de modo integral los nobles rasgos del Líder
como gran ideólogo y teórico, destacado político, extraordinario
estratega militar y padre de todo el pueblo, y sus inmortales hazañas
84
realizadas ante la patria y la nación. Así, este libro aportará
grandemente a cultivar, en lo hondo de los corazones de las personas,
la fidelidad y la confianza en el Líder y a reafirmar su fe en que si lo
siguen podrán alcanzar la victoria y la gloria.
Como quiera que uno de los principales objetivos de su redacción
consiste en dar a conocer con claridad la grandeza del Líder a la
población sudcoreana y a los compatriotas en ultramar, hay que
utilizar un estilo descriptivo que corresponda a sus caracteres. Ellos
viven en un ambiente y unas condiciones diferentes a los de la
población del Norte de Corea y también poseen otro nivel de
conciencia ideológica y sentimientos y vida diferentes. Por lo tanto,
no deben escribirla de manera seca, subrayando sólo aspectos teóricos,
como una tesis política, ni tampoco hacerla a la manera de presentar
simplemente hechos reales, como en un libro de historia. Aunque se
basen en una lógica ordenada y en abundantes hechos históricos,
tienen que describir de tal forma, que se muestren de manera vívida e
impresionante la extraordinaria clarividencia del Líder, sus brillantes
proezas y sus cualidades de excelso hombre.
Deben prestar una profunda atención a escribir la biografía del
gran Líder, dado que esta tiene una importante significación para
educar a los habitantes sudcoreanos y despertarlos en lo político. Es
preciso formar un grupo de redacción con personal competente, y
asegurarle los materiales y condiciones necesarias. Resolveré todos
los problemas que surjan en este trabajo. Concentrando las fuerzas,
tendrán que sacarla a luz, a toda costa, en ocasión del 55 aniversario
de su natalicio.
Confío en que ustedes, con alta fidelidad al gran Líder, redactarán
magníficamente su biografía, correspondiendo a las esperanzas del
Partido.
85
FORTALEZCAMOS LA AMISTAD
Y LA SOLIDARIDAD CON
PAÍSES EMERGENTES
86
brindaron a lo largo de 160 kilómetros, desde la capital Yakarta, hasta
Bogor. Al verlos en ese recibimiento entusiasta, cantando la Canción
del General Kim Il Sung, en todos los lugares por donde pasaba,
pude comprender bien cuan alta y ardientemente lo estiman y lo
adoran.
Durante su permanencia en Indonesia, el gran Líder desplegó
intensas actividades internacionales. En varias conversaciones con el
Presidente anfitrión, intercambió opiniones acerca de la actual
situación del orbe y de otras cuestiones, estrechando sus lazos de
amistad, así como se encontró con dirigentes de muchos Estados
recién independizados de Asia y África, participantes en el acto
conmemorativo del décimo aniversario de la reunión de Bandung.
Además, en la Academia de Ciencias Sociales “Ali Archam” de
Indonesia impartió una importante conferencia sobre las experiencias
de la construcción socialista en nuestro país. Su intervención tuvo un
gran eco entre los comunistas y el pueblo de Indonesia, y los
dirigentes de diferentes naciones que participaron en el citado acto.
Esa visita del Líder constituyó un gran evento de significación
histórica para preparar un ambiente internacional favorable a nuestra
causa de la reunificación de la patria y fortalecer la unidad y la
solidaridad antimperialista de los países emergentes. Con las
dinámicas actividades internacionales que desplegó en esa ocasión,
elevó a una nueva fase las relaciones de amistad entre los pueblos
coreano e indonesio y acrecentó la posición de nuestro país en el orbe,
y mediante sus encuentros con dirigentes influyentes de naciones
emergentes, abrió un amplio horizonte para extender y desarrollar
más nuestros vínculos internacionales.
Creo necesario que los funcionarios de la esfera de asuntos
exteriores se esfuercen, por todos los medios, por consolidar y hacer
avanzar los logros del Líder en esas gestiones y, de modo particular,
fortalecer la amistad y la solidaridad con los países emergentes.
Intensificar el trabajo con estas naciones es, en la actualidad, una
de las importantes orientaciones de nuestro Partido para el campo de
actividades externas. Hasta la fecha, en las relaciones exteriores,
87
nuestro país no sobrepasó mucho el marco de las naciones socialistas,
pero, en lo adelante tendrá que dedicar grandes esfuerzos al desarrollo
de los vínculos con las emergentes. Solo intensificando este trabajo
será posible engrosar las filas de partidarios y simpatizantes con
nuestra revolución, así como impulsar con energía la causa del
antimperialismo y la independencia en el ámbito internacional.
Hoy, en las colonias de Asia, África y América Latina se despliega
vigorosamente una lucha de liberación nacional y, en este curso,
numerosos países han alcanzado su independencia, liberándose del
yugo imperialista. En los citados continentes existen más de 100
jóvenes Estados independientes y vive más del 70 por ciento de la
población mundial. Sus pueblos luchan por defender la independencia
y la soberanía nacionales y construir una nueva sociedad.
El Movimiento No Alineado, que agrupa a muchos de estos países,
es progresista, ya que refleja la aspiración y las exigencias comunes
de sus pueblos que se oponen a la dominación y la subyugación del
imperialismo y defienden la independencia nacional. Se inició hace
sólo unos años, pero se está extendiendo y desarrollando de modo
vertiginoso. Si en su primera Conferencia Cumbre, efectuada en 1961,
participaron representantes de 28 países; en la segunda, que se realizó
el año pasado en El Cairo, Egipto, asistieron delegados de 57. En el
documento definitivo, adoptado en esta cita, se refleja la firme
decisión de oponerse al colonialismo, defender la independencia
nacional y la paz mundial, así como fortalecer la unidad y la
colaboración entre las naciones emergentes. Hoy en día, el
Movimiento No Alineado se ha presentado en el escenario
internacional como una fuerza política independiente. No hay duda de
que, reflejo de la tendencia principal de la época a seguir el camino
de la independencia, se convertirá, en un futuro cercano, en una
poderosa fuerza impulsora para el avance de la historia.
Hoy, a medida que a escala mundial crecen las fuerzas
revolucionarias antimperialistas y se derrumba el sistema colonial de
los imperialistas, estos, sobre todo los norteamericanos, se esfuerzan
con desesperación por sostener su tambaleante posición de
88
dominantes colonialistas y avasallar, de nuevo, a nacientes países
independientes. Reprimen abiertamente la lucha de liberación
nacional de los pueblos de Estados coloniales y dependientes,
mientras tratan de sojuzgar en lo político a jóvenes naciones
soberanas, a través de amenazas y chantajes, engaños y añagazas
conciliatorias, actividades de desestabilización y de sabotajes y otros
métodos astutos y aviesos, y apoderarse de sus arterias económicas
bajo la apariencia de “ayuda”. Además, infiltran en esas naciones su
cultura burguesa y modo de vida corruptos, con el fin de paralizar su
conciencia de autonomía. Debido a sus maniobras, hoy se ve
seriamente amenazada la soberanía de dichas naciones, y su
construcción de una nueva sociedad tropieza con muchas dificultades
y pruebas.
En el presente, los imperialistas actúan con frenesí para destruir
por separado a las naciones emergentes, mediante su desunión y
discordia. Estas deben enfrentar esa estrategia imperialista con la de
unidad y desplegar enérgicamente una lucha común antimperialista,
lo cual es una exigencia apremiante de la época actual.
Los pueblos de países emergentes pueden actuar así porque en el
pasado atravesaron por situaciones similares y hoy tienen objetivos y
aspiraciones comunes.
Los funcionarios del campo de asuntos exteriores, teniendo una
correcta comprensión de la importancia del trabajo con esos países,
deberán desplegarlo con energía.
En el fortalecimiento de la amistad y la unidad con ellos es
importante observar bien los principios de relaciones recíprocas. El
respeto de la soberanía, la igualdad y beneficio mutuo, la no
ingerencia en los asuntos internos y la integridad territorial, son
importantes preceptos que deben respetarse en esos vínculos, y sólo
bajo esta condición, es posible desarrollar sanamente las relaciones de
amistad y colaboración entre las naciones.
Debemos hacerlas avanzar plenamente en todas las esferas política,
económica y cultural, basándonos en dichos principios.
La independencia es el ideal fundamental que está implícito en los
89
postulados de las relaciones recíprocas entre naciones. En el mundo
existen muchos países y son diferentes en tales o cuales aspectos,
pero todos deben ser iguales y soberanos. Sólo sobre esa base pueden
lograrse amistad y unidad sólidas y auténticas. Para alcanzarlas se
precisa, ante todo, que se respete recíprocamente esa autonomía. En
las actividades internacionales debemos defender con firmeza no sólo
la de nuestro país, sino también respetar y apoyar con energía la de
las naciones emergentes. En el trabajo con estas, los funcionarios del
sector correspondiente no deben inmiscuirse en sus asuntos internos,
ni incurrir en ningún acto que afecte su dignidad y sus intereses
nacionales.
Tenemos que darle un enérgico apoyo y respaldo político a la
lucha de esos pueblos.
En la actualidad, las naciones emancipadas de su situación de
colonias o semicolonias del imperialismo, despliegan esfuerzos por
defender la independencia en condiciones extremadamente difíciles.
Si apoyamos y alentamos su brega, con sentimiento de solidaridad
internacional, se dedicarán con redoblada fuerza y ánimo a la
construcción de una nueva sociedad.
Es nuestro deber secundar y estimular activamente su combate
antimperialista por la independencia y por la edificación de una nueva
sociedad y, sobre todo, desenmascarar y condenar con resolución los
actos de agresión e intervención, de destrucción y desestabilización
que los imperialistas perpetran contra esos países, de modo que
desplieguen su pelea con más valor.
Hay que favorecerlos no sólo en lo político, sino también en lo
material. Por supuesto, no nos abundan tantas cosas como para poder
auxiliar a otros, porque construimos el socialismo en condiciones
difíciles de división del país y de enfrentamiento directo con el
imperialismo yanqui. No obstante, nosotros que comenzamos la
revolución antes que ellos, no podemos pensar sólo en nuestra
situación. Aunque nos resulte algo abrumador, debemos ayudarlos
cuanto podamos, lo que es nuestro deber internacionalista.
Para auxiliarlos, tenemos que trabajar mucho y realizar bien la
90
construcción económica. Por el momento, es importante esforzarnos
tesoneramente para cumplir con anticipación el Plan Septenal,
poniendo en pleno desempeño el espíritu revolucionario de apoyarnos
en las propias fuerzas, en todos los sectores de la economía nacional.
Hay que fomentar con amplitud la colaboración y el intercambio
económico-culturales con las naciones emergentes.
Tal como los hombres se hacen amigos y se confían en el proceso
de secundarse y realizar intercambios, así también los países pueden
entablar amistad y profundizar la comprensión recíproca, solo cuando
promuevan su colaboración e intercambios. De proceder así en los
terrenos económico y cultural, tendrán la posibilidad de suplementar
las escaseces y mancomunar fuerzas para progresar con rapidez, y
consolidar su unidad política.
En el presente, los países emergentes hacen tesoneros esfuerzos
por desarrollar la colaboración y el intercambio económico-cultural.
Lo patentizan el Simposio Económico de Asia, efectuado en junio del
año pasado en Pyongyang, y el de Asia y África, en Argelia, en
febrero del año en curso. Esos países tienen muchas condiciones y
posibilidades para estos nexos. Sólo en cuanto a riquezas naturales,
poseen colosales cantidades de recursos de petróleo y la mayoría de
las materias primas y de combustible del globo. Si realizan con tacto
la colaboración y el intercambio, podrán frustrar sin problemas las
maquinaciones imperialistas y alcanzar la autosustentación
económica. Al promover intercambios económicos con esas naciones,
sobre la base de los principios de igualdad, beneficio mutuo y de
conveniencia recíproca, también debemos estrechar lazos de amistad
y colaboración y contribuir eficientemente a construir su economía
nacional autosostenida y a consolidar su independencia política.
Tenemos que realizar con eficacia el trabajo de presentación y
divulgación entre ellas de las experiencias que acumulamos en la
lucha revolucionaria y en la labor de construcción.
Hasta ahora, bajo la sabia dirección del gran Líder, nuestro Partido
impulsó con éxito estos procesos y, en ese curso, acumuló muchas
valiosas experiencias, que pueden servir de gran ayuda a esos pueblos
91
en sus esfuerzos por consolidar la independencia nacional y construir
una nueva y autónoma sociedad. Ahora, es muy alto su afán de
aprender de nuestras experiencias. Los extranjeros que nos visitan, no
dejan de admirarse ante los logros del pueblo coreano en la
construcción socialista y nos preguntan por qué no presentamos y
difundimos ampliamente esas excelentes experiencias adquiridas en
la edificación de una nueva sociedad.
Hay que imprimir un viraje decisivo al trabajo de difusión hacia el
exterior, que ahora está por debajo de lo deseado.
Lo más importante en esa labor es realizar bien la traducción y
edición de las obras del gran Líder, en las cuales no sólo se dan los
principios y el contenido de la idea Juche, sino que también se
sintetizan las ricas experiencias que nuestro Partido acumuló en el
proceso revolucionario y constructivo, al aplicarla. Si se estudian esos
trabajos, podrán conocerse todas las cuestiones teórico-prácticas que
surgen en la revolución de liberación nacional, en la democrática, en
la revolución socialista y en la construcción del socialismo. Por eso,
el sector de la difusión exterior debe llevar a buen término, ante todo,
la traducción y la edición de las obras del Líder.
Es necesario, asimismo, publicar muchos materiales sobre las
experiencias de nuestro Partido. Aunque queremos efectuar la
divulgación hacia el extranjero, no contamos con suficientes
materiales que las interpreten teóricamente. Tenemos muchas
valiosas, entre otras, las que se acumularon en la construcción del
Partido, el Estado, las fuerzas armadas y la economía nacional
independiente, en la cooperativización agrícola, la transformación
socialista del comercio y la industria privados, en la formación de
cuadros nacionales y en la organización y movilización de las masas
para la lucha revolucionaria y la labor de edificación. Hay que
ordenar debidamente esos materiales y utilizarlos para la educación
de nuestro pueblo y la divulgación exterior.
Nuestras actuales publicaciones destinadas al extranjero son
pobres en variedad y calidad. Para estas debe utilizarse papel de
calidad y dárseles un formato y encuadernación de viso.
92
Es necesario utilizar muchos documentales para la divulgación
externa. Como estos muestran directamente los aspectos de la lucha
revolucionaria de nuestro pueblo y sus éxitos en la construcción
socialista, constituyen medios de propaganda muy influyentes y
convincentes. En la presentación de nuestro país al extranjero, puede
tener mayor éxito la proyección de un documental que muestre su
realidad, que hablar diez veces. En lo adelante, habrá que producir
muchos filmes de ese género y utilizarlos con amplitud en la
divulgación exterior.
Por último, voy a hablar de algunos asuntos prácticos relacionados
con actividades internacionales.
Hace falta organizar con esmero el trabajo protocolar de atención
a jefes de Estado y otras delegaciones extranjeras que nos visitan.
Actualmente, vienen a nuestro país muchos jefes de Estado,
delegaciones de partidos y de gobiernos y otras de alto nivel,
provenientes de jóvenes países independientes de Asia, África y
América Latina. Continuará creciendo el número de huéspedes
extranjeros que lleguen aquí. Solo cuando realicemos esa labor
específica con esmero, pueden regresar a sus países con buenas
impresiones de nosotros y se crearán condiciones favorables para el
programa de nuestras delegaciones cuando los visiten. A mi parecer,
algunos compañeros creen que nuestro país organiza mejor las
ceremonias de bienvenida a delegaciones extranjeras, pero están
equivocados. Podemos considerar relativamente buenas las acogidas
en las calles y los actos de saludo de masas, pero no ocurre lo mismo
en otras misiones de protocolo. Veamos, por ejemplo, cómo
programan nuestros funcionarios los recorridos: lo hacen de manera
estereotipada, sin diversificarlos, conforme a los caracteres de los
huéspedes.
El trabajo protocolar con delegaciones extranjeras hay que
realizarlo sobre la base de averiguar en detalle las peculiaridades de
los visitantes, los países y los continentes de donde proceden. Por
supuesto, no se debe ignorar reglamentos y principios establecidos en
esta actividad. Sin embargo, no puede ocurrir que bajo el pretexto de
93
observarlos, se realice el trabajo de manera rígida y mecánica, sin
ninguna iniciativa. Los funcionarios de la rama de asuntos exteriores
tratarán siempre a los extranjeros de manera bondadosa y amistosa, y
los atenderán con sinceridad, en su calidad de huéspedes que llegan a
conocer nuestro país. Sobre todo, deben portarse con modestia ante
los que vienen de naciones emergentes. Cuanto más quieran aprender
de nosotros, con tanta más prudencia debemos conducirnos. Aun
cuando les den a conocer nuestras experiencias, deben hacerlo, en
todos los casos, desde una posición de presentarlas, sin imponérselas
alegando que son mejores. Como nosotros también tenemos mucho
que aprender de otros, no debemos tratar sólo de enseñarles, sino
portarnos con moderación aprendiendo de ellos lo que nos haga falta.
Se precisa intensificar el estudio de lenguas extranjeras entre los
funcionarios de la rama de asuntos exteriores.
Para trabajar en esta esfera es imprescindible dominar otros
idiomas. En este aspecto tienen mayor dificultad. Debido a sus pobres
conocimientos lingüísticos, se ven limitados en el trabajo con
extranjeros. Para expandir la esfera de actividades internacionales y
fortalecer el trabajo con los países emergentes, necesitamos a muchas
personas que conozcan inglés, francés, español y otros idiomas.
Hace falta organizar cursillos de lenguas extranjeras para esos
funcionarios, así como someterlos, con frecuencia, a pruebas
lingüísticas para elevar su nivel de preparación en este aspecto. En lo
adelante, hay que implantar el principio de no conceder el título de
diplomático a los que no conozcan otra lengua.
La tarea de los funcionarios del sector es elevar con rapidez su
capacidad político-profesional y desplegar con destreza la labor con
los extranjeros para cumplir de modo impecable la política exterior de
nuestro Partido.
94
DEBEN ASEGURARSE
COMPLETAMENTE LOS DERECHOS
NACIONALES DEMOCRÁTICOS
DE LOS COMPATRIOTAS
RESIDENTES EN JAPÓN
95
los sobrevivientes entre los que, arrancados de sus queridas tierras
natales por concepto de reclutas o conscriptos laborales, en el período
de la dominación colonial del imperialismo nipón, fueron llevados
allí para verse obligados a arrojarse a la guerra agresiva y a hacer
trabajos agobiantes infrahumanos, de los que se salvaron
milagrosamente, así como son sus descendientes. Someterlos a la
discriminación nacional y a la persecución, en lugar de concederles
alta consideración y privilegios, no es permisible en absoluto también
desde la óptica humanitarista.
Parece que los reaccionarios japoneses no se han liberado aún del
vicio que en el pasado los llevó a convertir a Corea en su colonia y a
humillar y explotar a los coreanos como a esclavos. Nuestra nación
no aguanta, ni perdona sus actos de índole criminal de despreciar,
discriminar y perseguir a los ciudadanos de nuestra República
residentes en su país.
Impera desarrollar con dinamismo una lucha para defender los
derechos nacionales democráticos de los coreanos residentes en Japón,
tras frenar la represión de sus reaccionarios.
Lo más apremiante en esta lid es salvaguardar la ciudadanía de la
República.
Actualmente, el gobierno japonés hace todo lo que está a su
alcance para impedir que los coreanos residentes en su país la
obtengan, y les imponen presiones injustas. En estos días, los
reaccionarios japoneses, que el año pasado concluyeron el criminal
“Acuerdo Corea del Sur-Japón” con la camarilla títere sudcoreana,
desarrollan una campaña de “solicitud de residencia perpetua”,
alardeando acerca de la “puesta en vigencia” del “acuerdo sobre la
posición legal de los coreanos residentes en Japón” y les obligan a
optar por la “ciudadanía sudcoreana”, por métodos de amenazas y
chantajes, de engaños y estafas. Argumentan que si los coreanos
quieren vivir en Japón, deben obtener admisión de sus autoridades,
solicitándoles la “residencia perpetua”. Les amenazan diciendo que si
no presentan rápidamente esa solicitud, se verían afectados en la vida
y en los negocios empresariales mientras, por otra parte, tratan de
96
engatusarlos con el bulo de que si logran el “derecho a la residencia
perpetua” podrían llevar una vida feliz disfrutando de privilegios.
Asimismo han creado incluso un “consultorio de naturalización” con
el artero intento de convertir a los coreanos residentes en su país, en
japoneses.
Para los coreanos radicados en Japón, tener la nacionalidad de la
República Popular Democrática de Corea es un sagrado e inalienable
derecho que nadie debe violar. Contar con una ciudadanía representa
un derecho fundamental del hombre, y cada individuo disfruta de la
libertad de escoger la que le gusta. Por cuál nacionalidad optan los
coreanos residentes en Japón, es algo que depende de la decisión de
ellos mismos y del Gobierno de nuestra República, Estado soberano,
y no del arbitrio del gobierno japonés. Los compatriotas coreanos
residentes allí son dignos ciudadanos de nuestra República en
ultramar. El gobierno legítimo que representa su voluntad e intereses,
y su verdadera patria, es la República Popular Democrática de Corea.
La “República de Corea” es colonia del imperialismo norteamericano,
razón por la cual resulta natural que los coreanos radicados en Japón
tengan la ciudadanía de nuestra República. Que el gobierno japonés
impida esta opción, imponiendo la de la “República de Corea” viene
a ser una flagrante violación de sus derechos a la independencia y una
hostilidad abierta contra nuestro país.
Cuando se efectuaban ilícitas “conversaciones sudcoreano-
japonesas”, el gran Líder hizo establecer y promulgar ante el mundo
la Ley de Nacionalidad de la República Popular Democrática de
Corea, con la que se garantizó firmemente a los coreanos residentes
en Japón, la ciudadanía y los derechos democráticos nacionales. Esta
ley estipula con claridad que también los coreanos en otros países son
ciudadanos de la República. Por eso, les son asegurados legal y
firmemente la posición y los derechos y la ciudadanía de la República
de los radicados en Japón es inviolable.
El intríngulis de la “solicitud de residencia perpetua” y de
“nacionalidad de Sudcorea” que les imponen los reaccionarios
japoneses, radica en realizar con facilidad su ambición de reagresión
97
a Corea del Sur, a costa de violar sus derechos nacionales y reprimir a
las organizaciones de la Asociación General de los Coreanos en
Japón y a los patriotas, que van convirtiéndose en una fuerza
invencible para la reunificación de la Patria. Hay que frustrar por
completo esas intrigas enfiladas a arrebatarles la sagrada ciudadanía
de nuestra República.
Con el objetivo de defenderla es preciso, ante todo, que las
organizaciones de la Chongryon desplieguen entre las masas una
fuerte propaganda política para revelar la esencia reaccionaria de las
referidas imposiciones por parte de los enemigos, de modo que todos
los coreanos radicados en Japón las rechacen resueltamente con
correctos conocimientos del avieso propósito e intención que
persiguen, y se incorporen como un solo hombre a la lucha por
salvaguardar la ciudadanía de la República. Debemos condenar de
forma categórica la estratagema del gobierno reaccionario japonés y
apoyar y estimular activamente la lucha de la Chongryon y de los
compatriotas en Japón, por preservar la ciudadanía de la República.
Según me han informado, algunos de los compatriotas en ese país,
vencidos por la persistente imposición y los engaños de los enemigos,
han adquirido, en contra de su voluntad, la “ciudadanía de Sudcorea”,
y es preciso persuadirlos y concientizarlos con tacto, de modo que la
cambien por la de Corea, para así enfrentar con una contraofensiva la
ofensiva de los reaccionarios japoneses enfilada a privarles de la
ciudadanía de nuestra República.
Es importante intensificar, entre ellos, la educación para elevarle
el orgullo y la autoestimación nacional como ciudadanos de la RPDC.
Esa autoestimación representa el espíritu de independencia
nacional que emana de la convicción de que su nación es superior a
otras y no inferior. Sólo si la tienen, los hombres aman a su país y se
esfuerzan por su independencia y progreso. Cualquiera debe sentirla,
pero, más hondamente, los compatriotas en ultramar. En el pasado los
residentes en Japón estaban sometidos como apátridas a toda clase de
opresión nacional y humillaciones, y también hoy sufren indecible
desprecio y discriminación nacionales, e incluso se ven obligados a
98
convertirse en japoneses. Si ellos, que viven en ese país, donde
señorean los reaccionarios, no sienten dignidad y orgullo nacionales,
perderán hasta su propia nacionalidad, para no hablar ya de sus
derechos nacionales democráticos.
La nuestra es una nación inteligente y talentosa que, heredando
una misma sangre, durante cinco milenios, ha creado una brillante
cultura, así como tiene un fuerte patriotismo y espíritu de
independencia. Aún más, el actual pueblo coreano no es el mismo de
cuando, como esclavo colonial, veía pisoteada su dignidad nacional.
Hoy, como digno dueño de un Estado soberano y autónomo forja su
destino de manera independiente, bajo la dirección del más eminente
y gran Líder, por lo cual siente alto orgullo y dignidad. Para nuestra
nación, es una inexpresable gloria y blasón tener como su líder a un
genio en la ideología y la dirección, que todo el mundo respeta, a un
generoso padre del pueblo. Precisamente, he aquí la fuente de la
autoestimación nacional de nuestro pueblo. Para los connacionales
coreanos radicados en Japón, la patria no es sino el Líder y viceversa.
Si están firmemente convencidos de que nuestro Líder es superior y,
por tanto, lo es nuestra patria, se pondrán de pie con ánimo en la
lucha por defender sus derechos nacionales democráticos. Por esta
razón, su educación en ese sentimiento nacional, habrá de realizarse
sin falta, en el sentido de combinar el amor a la patria con un
insondable respeto hacia el Líder, y el espíritu de servicio a la patria
socialista, con la infinita lealtad a este.
Debemos desplegar una vigorosa lucha para defender los derechos
a la educación nacional democrática.
Esta es una batalla llamada a preservar la autonomía nacional de
los compatriotas residentes en Japón, una noble empresa patriótica
para rescatar la nacionalidad. Como una nación se integra sobre la
base de la comunidad del lenguaje y la cultura, si los compatriotas en
el extranjero no conocen el idioma y el alfabeto, la historia y las
tradiciones de su nación, no podrán considerarse parte integrante de
esta, aunque heredan una misma sangre. Si no se los enseña, los
componentes de la nueva generación que nacen y crecen en ultramar,
99
no podrán ser trabajadores dignos de confianza para defender la
soberanía nacional y reunificar la patria, sino es posible que se
conviertan en extranjeros que la ignoren. Recibir enseñanza nacional
democrática es un caro anhelo de los compatriotas coreanos radicados
en Japón, quienes, viviendo largo tiempo allí, no tuvieron
posibilidades de aprender el idioma y el alfabeto de su nación, ni su
historia y geografía, por mucho que lo procuraban.
Su ejecución en Japón se ha impulsado con dinamismo, como una
empresa patriótica de todos los compatriotas, desde los primeros días
de la liberación, y progresado a través de una lucha sangrienta por
defender el derecho a impartirla, destruyendo las maniobras
obstruccionistas de los reaccionarios japoneses. Gracias a los ingentes
esfuerzos de nuestros compatriotas y a la constante ayuda de la patria,
la educación nacional ha dado grandes resultados.
Pero hoy, se enfrenta, otra vez, a las maquinaciones
obstruccionistas de los reaccionarios japoneses. Su gobierno, que la
reprimía constantemente, elabora el “proyecto de ley de escuelas de
extranjeros” y trata de ponerlo en vigencia con el objetivo de
intensificar la represión y la intervención sobre los planteles de los
coreanos. El proyecto mencionado es, en realidad, una infame ley de
corte fascista para exterminar la educación nacional de los coreanos,
quienes constituyen la absoluta mayoría de los extranjeros residentes
en Japón, e imponer a sus hijos una “educación de japonización”. Con
el objetivo de poner coto a la referida enseñanza, los reaccionarios
japoneses instigan a los gángsteres de derecha a perpetrar sin reparos
viles actos de asaltar las escuelas de coreanos y ejercer violencia
sobre los hijos de los compatriotas.
Enterado de esta grave situación en que se encuentra la educación
nacional democrática de los compatriotas en Japón, el gran Líder
propuso desarrollar allí un enérgico movimiento para defender esos
derechos y que la patria lo apoye y respalde activamente.
Con miras a salvaguardar la educación nacional de los
compatriotas en Japón, se debe lograr que la lid para frustrar el
intento del gobierno japonés de establecer la referida ley reaccionaria,
100
se desarrolle con fuerza como un movimiento de todos los
compatriotas. Les compete a estos y a las organizaciones de la
Chongryon poner al desnudo en amplia escala, tanto en el interior
como en el exterior, el quid reaccionario de ese proyecto y suscitar la
opinión pública en su contra. Si los compatriotas se movilizan como
un solo hombre y luchan con tesón por varios métodos, podrán
anularlo.
Se necesita vigorizar más el empeño por alcanzar la legitimidad de
la educación nacional. Los reaccionarios japoneses no conceden aún el
permiso legal a la Universidad Coreana, emporio supremo de
enseñanza nacional democrática, levantado con el fondo de auxilio para
la educación, que envió la patria, y fidedigno centro de formación de
los cuadros de la Chongryon. La Universidad Coreana es la única de su
especie en el mundo, para los residentes en ultramar. Los reaccionarios
japoneses la consideran como una espina en sus ojos, pues, ubicada en
el centro de Tokio, imparte la enseñanza nacional, flameando por su
encima la bandera de nuestra República, y cuestionan su denominación,
su contenido didáctico, su establecimiento y otras cosas por el estilo,
para no concederle permiso legal y a la larga, eliminarla. La
autorización legal a que se refiere, no redunda simplemente en el
reconocimiento como un organismo docente, sino en un problema de
principios, de asegurar los derechos legítimos a la educación nacional
democrática. A las organizaciones de la Chongryon y a los
compatriotas, les corresponde impulsar con más energía la batalla por
conseguirla este año, en que se celebrará el X aniversario de la
fundación de la Universidad Coreana.
Lo más importante para impartir la educación nacional es
establecer el Juche, lo cual tiene tanta mayor urgencia cuanto que esa
actividad docente se realiza bajo constante represión e ingerencia de
los reaccionarios japoneses. La enseñanza debe concentrarse en la
formación de los jóvenes y niños estudiantes en el espíritu de amar de
modo ferviente a la patria y a la nación y efectuarse sustancialmente,
conforme a los requisitos de la revolución coreana y de la causa de la
reunificación nacional en sus diversas vertientes educativo-
101
instructivas. En particular, mejorar de continuo la enseñanza y la
educación en el sentido de darle a los estudiantes conocimientos
correctos de las gloriosas tradiciones revolucionarias creadas por el
gran Líder y de la patria socialista, así como instruirlos con propiedad
en nuestro idioma y abecé, y en la historia, cultura y geografía de
Corea, para que todos ellos se formen en la lealtad al gran Líder y
sientan a fondo orgullo y dignidad como ciudadanos de nuestra
República en ultramar.
Se requiere organizar en gran escala actividades para manifestar la
superioridad y la vitalidad de la enseñanza nacional democrática. Si
los jóvenes y niños estudiantes organizan y efectúan una coreografía
masiva o representación músico-coreográfica integral, esto ejercerá
gran influencia sobre los compatriotas de diversos sectores en Japón y
resultará bueno para frustrar las estratagemas de los reaccionarios
japoneses que pretenden suprimir su educación nacional.
El año pasado se propuso preparar una coreografía masiva en
saludo al X aniversario de la fundación de la Chongryon y advertí que
la hicieran tan grande, que mostrara lo que somos capaces los
coreanos. De hecho, no fue fácil en modo alguno crear y entrenar un
gran espectáculo de gimnasia masiva en el centro del Japón
capitalista, cuando se hacía cada día más virulenta la campaña contra
nuestra República y la Chongryon. Mas, esta creó y puso en función
una coreografía masiva titulada “Himno a la patria”, que representa el
digno trayecto recorrido por el movimiento de los compatriotas en
Japón bajo la bandera de nuestra República y sus gestas patrióticas, lo
cual produjo enormes repercusiones en todo el territorio japonés.
Informado de esto, el Líder se mostró muy contento; expresó que lo
tranquilizaba comprobar la estrecha unidad de los estudiantes y
demás compatriotas residentes en Japón y su firme confianza en la
patria. La Chongryon, creo, podrá hacer, no sólo coreografías masivas,
sino también una función músico-coreográfica integral de varios
miles de actores, lo cual contribuirá no solamente al fomento del
deporte y el arte, sino también a demostrar la vitalidad y la
superioridad de la educación nacional democrática y a elevar la
102
autoridad de esa organización. Asimismo, hará posible cultivar en los
jóvenes y niños estudiantes y otros compatriotas residentes en Japón,
una elevada dignidad y orgullo nacionales y agruparlos
compactamente en torno a esta organización, para que se movilicen
de modo más activo en las tareas patrióticas.
Se necesita también continuar con pujanza la lucha por defender
los derechos al libre viaje y al retorno a la patria.
En estos días, los reaccionarios japoneses, con un maligno objetivo
político y, en contubernio con los títeres sudcoreanos, procuran llevar a
pique estas gestiones que son puramente humanitaristas, alegando que
el segundo dura demasiado, y el primero puede ejercer mala influencia
en sus relaciones con Corea del Sur. En estas circunstancias, es
indispensable desarrollar un enérgico combate para prorrogar el
convenio de repatriación, sin rectificarlo. A la par de esto, es preciso
esforzarse de continuo para abrir de par en par la puerta del viaje a la
patria a los compatriotas radicados en Japón.
Hay que empeñarse también con asiduidad para salvaguardar los
derechos de los comerciantes y empresarios connacionales al negocio
y los de los compatriotas residentes en Japón a la existencia.
Para que estos ganen la lucha por defender los derechos nacionales
democráticos, tienen que fortalecer la amistad y la solidaridad con el
pueblo nipón. Le darán a conocer con claridad la justeza de las
actividades patrióticas de la Chongryon y estrecharán sus relaciones
con partidos políticos, organizaciones sociales progresistas y
personalidades de diversos sectores de Japón, para lograr que cada
vez mayor número de japoneses los apoyen y respalden de modo
activo en su esfuerzo por los referidos derechos.
Hoy, debido a las maniobras de los reaccionarios, el movimiento
de los compatriotas residentes en Japón se enfrenta con varias
dificultades, pero esto es temporal. Mientras cuenten con la línea y las
orientaciones originales, planteadas por el gran Líder, respecto al
movimiento mencionado, y con su genuina patria, nuestra República,
los compatriotas residentes en Japón no están solitarios en su lucha, y
no cabe duda que saldrán victoriosos.
103
PARA CREAR UNA NUEVA LITERATURA
REVOLUCIONARIA
104
darles a conocer correctamente el quid de las recientes instrucciones
del Líder y registrar, según su propósito, un nuevo viraje en la
creación literaria, hoy sostengo este encuentro con usted, presidente
de la Unión de Escritores.
Los hechos que el gran Líder evocó de las diversas facetas de su
historia revolucionaria de medio siglo, tienen una importancia
inconmensurable para la creación de otro tipo de literatura.
“¡Creemos una nueva literatura revolucionaria!”, esta es la
consigna combativa que deben sostener hoy nuestros literatos.
Necesitamos hacerla. La que nos proponemos crear, no es sino
aquella que describa al Líder.
Producirla es una exigencia de nuestra revolución.
Hoy nos enfrentamos a una honrosa, pero difícil tarea de
consolidar el régimen socialista ya establecido, acelerar la
construcción del socialismo en el Norte de Corea y lograr la
reintegración nacional, independiente y pacífica, expulsando a los
imperialistas norteamericanos del Sur de Corea. Esta misión será
llevada a feliz término, sólo si todo el pueblo se arma con firmeza con
la ideología revolucionaria del Líder y se une compactamente en
torno suyo, con un mismo propósito y voluntad. Para lograrlo es
preciso darle a conocer a los militantes del Partido y otros
trabajadores la grandeza del Líder y sus nobles virtudes, de modo que
se mantengan fíeles a su causa.
La gestión de pertrechar a las personas con la ideología
revolucionaria del Líder y agruparlas monolíticamente alrededor suyo,
valiéndose de obras literarias, no puede realizarse con éxito, a menos
que aparezca una nueva literatura. Tales creaciones literarias ejercen
influencias muy importantes sobre la formación de las personas en la
cosmovisión revolucionaria y su preparación como revolucionarios.
En la producción de este tipo de literatura, es importante captar
con acierto el eslabón central.
Resulta natural que una tarea, sea cual sea, tenga un núcleo, un
eslabón central. El secreto para llevarla a feliz término, está en
encontrarlo y atenerse estrictamente a ello. En la creación de una
105
nueva literatura revolucionaria, nos compete captar con acierto el
asunto central y concentrar una gran fuerza en su solución. Para
lograrlo, a mi parecer, se necesita, ante todo, analizar y resumir en
serio la historia de desarrollo de la literatura del realismo socialista.
Pienso mucho en relación con esta historia: si la literatura del
realismo socialista, cuya vida es representada por el partidismo, no ha
perdido su fundamento en el cumplimiento de su misión; y si esto es
cierto, se debería rescatarlo y crear una novedosa literatura
revolucionaria.
La del realismo socialista, desde el primer día de su aparición en el
escenario histórico, ha venido compartiendo un mismo destino con la
clase obrera. Su misión histórica no es sino movilizar a las masas
populares hacia la realización de la causa revolucionaria de esta clase
social por el socialismo y el comunismo, cuya característica esencial
que la distingue de las luchas anteriores, consiste en ser iniciada y
dirigida por un líder del mismo origen. La causa revolucionaria de la
clase obrera es precisamente la del líder, quien, como máximo
cerebro y supremo dirigente, desempeña el papel decisivo en su
realización. En vista de este rol y la posición preponderante que él
ocupa, resulta lógico que también la literatura del realismo socialista,
que contribuye a la realización de su causa, se proponga el problema
del líder como primordial y central y le dé una solución correcta.
Describir al líder de la clase obrera constituye el asunto fundamental
que determina el destino de esta literatura. Pero la revisión de su
historia nos convence que está ajena a ese eslabón principal.
En el curso de creación de la literatura del realismo socialista
salieron a luz algunas obras que retrataban al líder de la clase obrera,
pero esta actividad no se considera aún como núcleo de la literatura,
como su quehacer principal. Mientras las cosas marchen así, esa
literatura no puede cumplir la misión asumida ante la época y la
historia, ni desarrollarse sanamente, como revolucionaria de nuevo
tipo sustentada en la idea Juche. En la configuración de una novedosa
literatura revolucionaria, destinada a describir al líder, nos
corresponde prestar atención primordial a asir con fuerza este eslabón
106
principal de que estaba desprovista hasta la fecha la del realismo
socialista.
Desde luego, no se debe tratar de modo nihilista la historia de la
representación del líder en la literatura revolucionaria de nuestro país,
problema que no se ha puesto hoy, por primera vez, en el orden del día.
Aquí, esta empezó en el período de la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa. Las leyendas revolucionarias sobre el General, creadas
y transmitidas por el pueblo antes de la liberación, vienen a ser una
inapreciable cantera para la configuración de la literatura
revolucionaria consagrada a la descripción del líder. Creo que muchas
de las canciones revolucionarias antijaponesas y otras populares, que
no se han descubierto aún del todo, están dedicadas al General.
A raíz de la liberación, se produjeron numerosas obras que
hablaban sobre el Líder. Nuestros escritores y artistas, impulsados por
incontenibles sentimientos de respeto hacia quien rescató la patria
arrebatada y despertó el júbilo de construcción de una nueva, crearon
numerosas y variadas piezas literarias, entre otras, el himno
revolucionario Canción del General Kim Il Sung, la epopeya Monte
Paektu, los dramas Trueno y Monte Paektu, las novelas Retorno
triunfal y Camino sangriento, convirtiéndose así en primeros
promotores honrosos de la creación de literatura revolucionaria
llamada a representar al líder. El himno revolucionario Canción del
General Kim Il Sung es una obra maestra que se canta ampliamente,
no solamente entre nuestro pueblo, sino también entre otros
revolucionarios del mundo, en tanto también la epopeya Monte
Paektu puede considerarse como tal, tanto desde el punto de vista del
contenido ideológico, como del nivel de descripción artística.
Posteriormente, vieron la luz el texto Himno al Mariscal
Kim Il Sung, la epopeya Historia de la selva, las novelas Historia y
Mangyongdae, el recién creado drama Se retira la niebla en el
territorio patrio, y muchas otras obras que dan la imagen del Líder.
Tales creaciones se produjeron en gran cantidad también en la
esfera de las bellas artes. Puede apreciarse como representativa la
pintura al óleo Antorcha de Pochonbo, muy conocida por el pueblo.
107
Todo esto es un inapreciable fruto del vehemente sentimiento de
respeto y de fidelidad de nuestros escritores, artistas y otros sectores
del pueblo hacia el Líder.
Son palpables los éxitos que nuestra literatura ha alcanzado en su
caracterización, pero adolece aún de no pocos defectos.
Hasta la fecha, esa actividad creativa se ha desarrollado dispersa y
espontáneamente y no de modo organizado, ni planificado. Cito por
ejemplo la esfera de la literatura. Aquí, la producción de obras sobre
el Líder no devino en tarea principal de la Unión de Escritores, pues
le es imposible impulsarla con un objetivo bien definido. La
configuración de esa literatura revolucionaria no ha de dejarse sólo a
merced de la conciencia y la espontaneidad.
En las piezas literarias sobre el Líder no se logra dar la imagen
perfecta de su grandeza, lo cual se debe a que los escritores no la
conocen correctamente.
Ahora, esas obras resultan, en su mayoría, de bajo nivel, para no
hablar ya de su insuficiencia cuantitativa. Como la literatura es una
ciencia humana aquellas deben conformar, necesariamente, la cúspide
de esta ciencia, desde el punto de vista del nivel cualitativo. Pero su
estado actual no basta para que ocupen su propio lugar con debido
grado y prestigio, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo.
A fin de construir una nueva literatura revolucionaria, es
indispensable que la Unión de Escritores se proponga la descripción
del Líder como su tarea central y la impulse con fuerza.
Para que esa actividad constituya el núcleo del conjunto de la
literatura, debe ocupar la posición cimera en su construcción y
desempeñar el papel vertebral. Impera encontrar desde este ángulo las
faltas de nuestra literatura y crear otra nueva y revolucionaria.
A los escritores les compete conocer correctamente las exigencias
apremiantes de la revolución y la época y consagrar todo su talento y
fuerza creativa para satisfacerlas. Hay que pensar que la literatura
emprende, desde ahora, un camino por nadie explorado.
Debemos resumir con seriedad la representación hecha hasta ahora
del Líder, y registrar un viraje radical en esta esfera. En ese sentido,
108
su reciente charla con los escritores sirve de un motivo histórico, muy
importante.
Él habló de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, pero los
escritores no deberán entenderlo como una mera historia de la misma.
La de lucha revolucionaria del gran Líder, compañero Kim Il Sung,
es precisamente la del inicio y progreso de la revolución coreana, que,
principiada bajo su dirección, ha venido recorriendo una trocha
jalonada de victorias y glorias. No es posible pensar en la revolución
coreana al margen del Líder, ni en su historia, separada de la
trayectoria revolucionaria de este.
El nuestro es, de veras, un eminente Líder de la revolución, que ha
marcado una relevante historia y acumulado méritos revolucionarios,
no conocidos por la humanidad, y encarna el prototipo del gran
revolucionario, del gran hombre que ha asimilado al nivel más alto
las cualidades de un verdadero comunista. Escuchándole, —según me
informaron—, ustedes se conmovieron tanto que derramaron lágrimas,
lo cual es comprensible. Cuando el Líder contaba sobre la Marcha
Penosa, usted, presidente de la Unión de Escritores, no pudiendo
apaciguar más su emoción, le solicitó que dejara ver los pies. El Líder
lleva en todas partes de su cuerpo marcadas huellas de las penalidades
que sufrió.
A propósito de lo que contó nuestro Líder de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, efectivamente él, entonces joven
General, alcanzó tan resonantes méritos, que le hacen merecedor de
llamarse héroe legendario sin igual, destacado dirigente de la
revolución. Sus relatos son todos tan excelentes, que resultan de por
sí novelas, poesías y películas.
Hablando de los hechos históricos del período de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, el Líder advirtió que no escribieran su
biografía ni lo describieran, sino una novela que retratara a un
revolucionario, pero debemos pensar con seriedad al respecto.
Ahora no tenemos obras artísticas y literarias que merezcan ser
consideradas manuales de la batalla revolucionaria. Amén de la
historia revolucionaria del Líder, nada sirve de guía a nuestro pueblo.
109
Por eso, a los escritores les compete estudiar integral y
profundamente aquella trayectoria y representarla en las obras
literarias revolucionarias.
No deberemos describir al Líder, como antes, en algunas poesías o
novelas cortas, con contenidos fragmentarios, sino hacer, con audacia
y con grandeza de espíritu, muchas obras maestras que muestren al
Líder en su condición de gran ideólogo y teórico, invencible
comandante de voluntad férrea y excelso hombre, para que den a
conocer su historia revolucionaria en todos los aspectos. Retratarlo en
obras literarias no solamente es una exigencia madura de la época
actual y unánime anhelo de nuestro pueblo, sino también la misión y
el deber de la nueva literatura revolucionaria. Los escritores deberán
conocerlos de forma correcta para cumplir con éxito las honrosas y
responsables tareas que les corresponden.
No aplazaremos la construcción de esa literatura, ni la
confiaremos a la generación que viene. La Unión de Escritores, sobre
la base de un minucioso plan, se la propondrá como su primera y
principal misión y la impulsará con fuerza.
Escribir sobre el Líder requiere de gran seriedad y responsabilidad.
No se logra hacerlo únicamente a merced de la ambición. Para
producir excelentes obras revolucionarias que se refieran al Líder, se
necesita cierta etapa preparatoria. No es posible exigir a todos los
escritores crear, desde el principio, obras maestras. Sería bueno, a mi
juicio, redactar, en los dos o tres años sucesivos, poesías y novelas
cortas y acumular así experiencias y conocimientos para representarlo.
En ese período se establecerá un ordenado sistema de trabajo para el
mismo objetivo, disponer a los escritores y preparar varias
condiciones pertinentes. Luego es preciso trazar un programa
ambicioso y desplegar una vigorosa y ofensiva campaña, para mostrar,
en cuadros épicos, los rasgos y las proezas del Líder. Pero esto no
quiere decir que las redacten a guisa de una biografía, crónica, o
efemérides. La gran historia revolucionaria del Líder, sus méritos
inmortales y nobles virtudes son tan inmensos, que no cabrán en unas
cuantas novelas largas.
110
A fin de adaptarla integral y verídicamente a la literatura, es
preciso estudiar a qué forma y método recurrir, tarea esta que también
me corresponde a mí. Usted, presidente de la Unión de Escritores,
deberá discutirlo seriamente junto con escritores y críticos.
Con miras a crear un nuevo tipo de literatura revolucionaria que
retrate al Líder, se necesita establecer un ordenado sistema de
dirección al respecto.
Esa empresa ha de realizarse bajo la dirección unitaria del Partido,
con un objetivo bien definido, y de manera organizada. Sólo bajo la
dirección unitaria del Partido, se impulsará con brío, por esta vía. En
adelante, la Unión de Escritores establecerá una rigurosa disciplina,
mediante la que informe al Partido de todo lo importante relacionado
con la referida misión, para resolverlo según su única directiva y
conclusión.
Para alcanzar el referido objetivo es indispensable reforzar las filas
de los escritores.
Escribir sobre el Líder es una difícil actividad creadora, que
requiere de elevado concepto del mundo y de competencia. Esa
misión será realizada con éxito sólo por escritores preparados
sólidamente en lo político e ideológico y provistos de talento creativo.
A la Unión de Escritores le incumbe efectuar con celo, desde ahora,
la preparación y selección de los literatos capaces de cumplirla.
En esa actividad, los más renombrados y de alto nivel profesional
deben tomar iniciativa y desempeñar el papel nuclear. Los que tienen
larga historia de creación, muchas experiencias y competencia,
tomarán la delantera en la construcción de esa literatura
revolucionaria. Usted, presidente de la Unión de Escritores, hasta la
fecha ha escrito mucho, principalmente, sobre el campo, pero en el
futuro, hará un gran aporte a la representación del Líder. Mientras
escribe de su puño y letra las novelas, impulsará con fuerza la
organización de la tarea en el marco de la Unión.
La misión de dar la imagen del Líder no debe encargarse
solamente a antiguos escritores, sino también, con audacia, a jóvenes
de la nueva generación, para prepararlos con visión de futuro
111
Para construir una nueva literatura revolucionaria, sería necesario,
a mi parecer, organizar un colectivo creativo. Entonces será posible
acabar con la dispersidad y el carácter rutinario de los que adolecía
hasta la fecha la representación del Líder; acopiar el talento colectivo
de los escritores para elevar el nivel ideológico y artístico de las obras,
y propiciar el establecimiento de un ordenado sistema de dirección
partidista sobre esa descripción. Desearía que en adelante la Unión de
Escritores estudie la constitución de un colectivo con la misión de
crear obras revolucionarias sobre el Líder.
Aprovechando este encuentro con usted, presidente de la Unión de
Escritores, quisiera advertirle una vez más que, con motivo de las
históricas palabras que dijo el Líder en estos días, produzcan un
nuevo cambio radical en la construcción de la referida literatura.
Es muy aceptable el hecho de que la Unión de Escritores ha
planeado tomar medidas para ejecutar, al pie de la letra, esas
enseñanzas. La Unión asume una tarea muy extensa.
Pienso que usted, su presidente, estará muy ocupado, porque debe
organizar las actividades de la Unión, de una parte, y de la otra, crear
obras. Deberá cuidar tanto más de su salud.
Estoy seguro de que la Unión de Escritores marcará un gran viraje
en sus futuros trabajos.
112
REGISTREMOS UN NUEVO CAMBIO
EN LA CREACIÓN DE FILMES
REVOLUCIONARIOS
113
solidez las fuerzas revolucionarias en el Sur, mediante la educación
de sus jóvenes y otros sectores de la población; acelerar la edificación
socialista en el Norte e incrementar sus fuerzas revolucionarias, y
fortalecer la solidaridad con las fuerzas internacionales. Creadores y
artistas del sector cinematográfico prestarán una profunda atención a
la producción de filmes revolucionarios de alto valor ideológico y
artístico, que contribuirán activamente al cumplimiento de esas tres
tareas revolucionarias.
Para la formación revolucionaria del pueblo, no hay arte más
influyente que el cine. Este es un arte de fuerte carácter masivo y
trasladable, que puede proyectarse ante numerosos espectadores en un
corto lapso, y en cualquier lugar y tiempo. Como puede interpretar la
vida de manera gráfica, a través de sus vivas secuencias, cualquiera
puede comprenderlo con facilidad. Priorizar su desarrollo es muy
importante para promover el conjunto del arte y la literatura, pues se
trata de una síntesis que lleva en sí características de la literatura, la
música, las bellas artes y otras manifestaciones. De ahí que, reitero,
producir gran cantidad de películas de elevado valor ideológico y
artístico es de suma importancia para elevar la función y el papel
combativos del arte y la literatura como armas ideológicas al servicio
de la educación revolucionaria de las personas.
Hoy, el Partido y las masas populares depositan una gran
esperanza en el arte cinematográfico. Mas, este queda a la zaga de
ellos y de las demandas de la época y la realidad. Para llevarlo a la
altura de estas exigencias y ponerlo en activo servicio a la formación
revolucionaria de la población se precisa imprimir un nuevo cambio a
la creación de filmes.
Para este fin, es menester, ante todo, definir con acierto la
orientación temática de cada filme y seguirla con fidelidad, lo cual se
presenta como una cuestión de gran importancia en la creación y el
desarrollo del arte y la literatura revolucionarios, de acuerdo con el
reclamo de la época y la aspiración de las masas populares. Para
promoverlos correctamente en este sentido y convertirlos en una
poderosa arma de su trabajo ideológico, el partido de la clase obrera
114
debe procurar, ante todo, que se defina de manera exacta dicha
orientación y, sobre esa base, se dé un fuerte impulso a la creación.
Sólo entonces, el arte y la literatura pueden resultar auténticamente
partidistas y populares y registrar un cambio revolucionario en las
actividades creativas.
Bien consciente de la posición que en estas ocupa el tema y de la
relevancia que tiene su correcta solución, el gran Líder expuso con
claridad una orientación que deben seguir invariablemente nuestro
arte y literatura. Esta abarca el conjunto de la lucha revolucionaria y
la labor constructiva de nuestro pueblo, sobre todo, la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa y la Guerra de Liberación de la Patria;
la revolución surcoreana y la batalla por la reunificación de la
Península; los esfuerzos por la edificación de una nueva sociedad
después de la liberación; la rehabilitación y la construcción posbélicas,
y la revolución y la edificación socialistas. Sólo ateniéndose con rigor
a la referida orientación fundamental, nuestro arte y literatura pueden
plasmar con veracidad el impetuoso espíritu de la época actual y
convertirse en manifestaciones revolucionarias hechas según la
aspiración y las exigencias de las masas populares.
Escritores y artistas, en adhesión estricta a esa orientación,
elegirán a tiempo temas imperiosos, nuevos y significativos,
conforme al reclamo de la realidad en avance incesante y a la
voluntad del Partido. Sólo así, pueden lograr que nuestro arte y
literatura sean sensibles a las exigencias de la política del Partido, den
respuestas certeras a los problemas apremiantes que presenta la
realidad, patenticen su carácter revolucionario, en tanto eleven su
función y papel cognoscitivo y educativo.
A los trabajadores de la rama artística y literaria les compete
estudiar a fondo cuál es el asunto fundamental que debe resolverse
ahora en la creación de obras revolucionarias. Hace algún tiempo,
cuando me encontré con veteranos escritores ya conocidos, les
expliqué cuál era ese asunto que debía ser tratado por el arte y la
literatura socialistas al servicio de la causa revolucionaria de la
clase obrera, en el cumplimiento de la noble misión asumida
115
ante la época y la revolución, y cómo solucionarlo.
Ese asunto radica, en la actualidad, en crear un nuevo arte y una
nueva literatura revolucionarios, dedicados a la descripción del líder.
Dar la imagen del líder es una demanda ineludible que emana de
la misión del arte y la literatura socialistas y comunistas con el
partidismo como vida, misión que consiste, principalmente, en
plasmar la idea revolucionaria del líder y servir para el cumplimiento
de su causa. Esto significa, en especial, que ellos contribuyan con
eficacia a la lucha revolucionaria de la clase obrera, a la causa de la
construcción del socialismo y el comunismo.
Pueden existir varios métodos para armar a las personas con la
idea revolucionaria del líder y orientarlas a llevar a buen término su
causa. Sin embargo, la descripción del líder tiene una enorme fuerza
influyente, nunca comparable con otras, para cultivar en las personas
su idea revolucionaria, inducirlas a aprender sus excelentes
cualidades y a poseer fervorosos sentimientos de fidelidad hacia él. El
partidismo del arte y la literatura socialistas tiene su máxima
expresión en la lealtad al líder. Si se desea formar a las personas
como trabajadores infinitamente fieles al líder, es preciso solucionar
con brillantez el problema de la presentación de su imagen, en el
sentido de mostrar su grandeza de forma impresionante.
En la actualidad, en la creación de obras sobre las tradiciones
revolucionarias de nuestro Partido, que son inconcebibles al margen
de la gloriosa historia del gran Líder, es de suma importancia
reproducir la imagen de este. El tema de esas tradiciones está
relacionado, en su esencia, con esta trayectoria imperecedera y refleja
hechos históricos de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa,
organizada y librada bajo la clarividente guía del Líder. Por esta
razón, presentar su imagen constituye la tarea sublime en la creación
de esas obras.
Nuestro Líder es un héroe legendario que en cuatro lustros
condujo a la victoria la Lucha Revolucionaria Antijaponesa y así
cumplió la causa de la restauración de la patria; invencible
comandante de acero, quien, en la Guerra de Liberación de la Patria,
116
en tres años derrotó a los agresores imperialistas yanquis que se
jactaban de su “supremacía” en el mundo, y gran hombre impar, que,
al dirigir con acierto la revolución y su construcción, erigió un
poderoso Estado socialista en un punto extremo del Oriente colonial.
Para nuestros escritores y artistas no hay tarea más honrosa que
enaltecer y cantar con respeto al Líder.
No obstante esto, si analizamos la situación actual del sector
artístico-literario, podemos constatar que son pocas las obras que
retratan al gran Líder. Lo mismo pasa con aquellas que ahora están
en creación. Todavía no ha aparecido una que pueda superar la
epopeya Monte Paektu, compuesta por Jo Ki Chon, a raíz de la
liberación.
En la representación del líder, el cine puede considerarse una
esfera aún virgen. A diferencia de las obras literarias y pictóricas, en
un filme, —arte sintético— no es fácil, de ninguna manera,
representar al gran Líder, sino la mar de difícil y complicado. Para
llevar a cabo esta importante tarea histórica, de alta responsabilidad,
se necesitan las correspondientes fuerzas creativas, preparadas tanto
en lo político e ideológico, como en lo técnico y práctico, así como
suficientes condiciones materiales y técnicas. Por no disponer de
estas, el cine no presentó en primer plano el problema en cuestión,
por lo que ha quedado como una misión pendiente durante largo
tiempo. Pero, no podemos permanecer impasibles ante este sublime
deber.
La reproducción de la imagen del Líder es una exigencia madura
de la época y una aspiración y anhelo unánimes de las masas
populares. Creadores y artistas del sector cinematográfico deben
cubrirlos plenamente, mediante una incansable búsqueda y esfuerzos.
Nos corresponde crear gran número de obras que interpreten en forma
impresionante la gloriosa historia revolucionaria del Líder, sus
inmortales hazañas y nobles virtudes, para así contribuir de manera
activa a la educación de jóvenes, niños y otros sectores del pueblo en
su idea revolucionaria.
Con miras a producir un cambio novedoso en la realización de
117
películas revolucionarias, se precisa, además, elevar el nivel de su
representación a una fase superior.
Si ahora muchos filmes no llegan al corazón del público, pese a
que presentan problemas muy apremiantes y significativos para la
vida y la lucha, se debe, principalmente, a que se ocupan sólo de la
forma, sin representar con profundidad el contenido.
Las películas acerca de las tradiciones revolucionarias o de la
Guerra de Liberación de la Patria, por ejemplo, no interpretan a fondo
el contenido de la lucha y el mundo espiritual de los protagonistas
que crecen como revolucionarios, sino que se dedican, en muchos
casos, a pintar acciones de combate, nevascas o marchas. Claro está
que según el contenido temático y las características de la obra,
pueden introducirse tiroteos o penosas caminatas. Pero, esto debe
subordinarse estrictamente al esclarecimiento del mundo espiritual
del protagonista y demás personajes.
Para que un filme conmueva con profundidad al público y le
infunda una firme determinación y decisión de desplegar un combate
revolucionario, tal como su protagonista, no debe limitarse a describir
en largas secuencias acciones de combate, furiosas nevascas o
inmensas selvas, sino pintar, en forma singular, los procesos de
evolución de la conciencia ideológica y de formación de la
cosmovisión de las personas, al explicar cómo, una vez incorporadas
a la lucha, se desarrollan como revolucionarias, comprendiendo su
causa y mostrándose inflexibles en este bregar, en desafío de pruebas
y vicisitudes que les salgan al paso. Las escenas referentes a acciones
de combate o caminatas por un bosque milenario, en medio de
tormentas de nieve, valdrán solo cuando contribuyan activamente a la
evolución del carácter de los hombres que han emprendido el camino
de la revolución.
El auténtico valor de una obra artística y literaria no reside en la
belleza de su forma, sino en la de su contenido. También en las
películas se debe describir de modo vívido y verídico el proceso de la
revolucionaria evolución del carácter de los protagonistas, sin dejarse
llevar por la apariencia, de modo que se muestre con profundidad el
118
contenido. Sólo así, repito, resultará una obra de hondo contenido,
que puede ayudar efectivamente a la educación revolucionaria de las
personas.
La peculiaridad de la obra artística y literaria revolucionaria no
consiste sólo en la simple descripción de la lucha, sino, más bien, en
la posesión de una elevada temperatura ideológica y revolucionaria.
Generalmente, el arte y la literatura pueden describir las actividades
del hombre para transformar la naturaleza y la sociedad. Sólo por el
hecho de haber abordado la lucha revolucionaria, es difícil darle a la
obra el mismo calificativo. El quid del problema radica en cómo y
con cuál concepción del mundo se dibuja esa contienda. Una obra que
trate la vida, desde la posición de la clase obrera y sobre la base de su
concepto del mundo, resultará revolucionaria, pero, será reaccionaria
aquella que la retrate desde la posición de la clase burguesa. Por su
condición clasista y posición ideológica, los escritores burgueses no
tienen otro remedio que tergiversar la lucha revolucionaria y describir
de manera injusta el destino del hombre. A menos que se doten con
firmeza de la concepción revolucionaria del mundo y comprendan
con claridad la esencia del desarrollo del movimiento revolucionario,
tampoco los escritores de procedencia obrera pueden mostrar con
nitidez el contenido de la lucha, mediante la descripción del mundo
espiritual del protagonista, sino presentarlo de manera superficial.
Si quieren describir a fondo el proceso de formación de la
cosmovisión revolucionaria de los protagonistas de los filmes, los
mismos creadores deben ser los primeros en establecerla de manera
correcta. El hombre, quienquiera que sea, solo cuando posee una justa
cosmovisión, puede ver con certeza todos los fenómenos de la
naturaleza y de la sociedad, y llevar a buen término sus actividades
prácticas. El hombre va perfeccionando su concepción del universo
en medio de la lucha práctica por la revolución y la edificación, lo
mismo que el acero se forja en el crisol. Es imposible que uno se haga
revolucionario de la noche a la mañana, acomodado en una vida
tranquila, sin sufrir ninguna prueba. Se forja como tal, pasando por
ciertas etapas de esa lucha, repleta de vicisitudes y contratiempos.
119
El filme La historia del comandante de un destacamento
guerrillero, recién rodado, muestra de manera relativamente vívida y
profunda, cómo los protagonistas Ho Chol Man y Sim Hye Yong se
forjan como revolucionarios, experimentando diversas contradicciones
sociales y venciendo múltiples reveses y tribulaciones en el camino
de la lucha. Si Ho Chol Man se lanza a la lucha, es porque empieza a
tomar conciencia de las contradicciones sociales en aquel tiempo.
Participa en la sublevación, experimenta la vida carcelaria y libra
luchas clandestina y armada, sufriendo diversas dificultades y pruebas.
En ese curso, se forma como comandante guerrillero, dotado de una
inmutable concepción revolucionaria del mundo y de una férrea
voluntad, capaz de enfrentar cualquier tempestad y prueba.
El proceso de formación del concepto revolucionario del mundo
puede diferir en cada persona, o sea, efectuarse rápido o lento según
su situación clasista, condiciones sociales y medio ambiente.
Generalmente, los obreros y los campesinos suelen ser lentos para
tomar conciencia de las contradicciones sociales, pero, una vez
comprendidas, se forman con rapidez como revolucionarios de firme
voluntad, porque reciben directamente la explotación y la opresión.
En contraste, los intelectuales deben pasar por diversas pruebas hasta
establecer un concepto revolucionario del mundo, pues no las han
experimentado en carne propia, aunque son sensibles a entender esas
contradicciones. Pero, esto no pasa de ser un fenómeno general. Por
muy explotado y oprimido que sea uno, si no están maduras las
condiciones para captar las contradicciones sociales, no puede
obtener un correcto concepto revolucionario del mundo, mientras que
el otro, aunque las haya conocido, si no se forja a través de la lucha,
no se convierte en revolucionario.
El régimen socio-político ejerce una influencia considerable en la
formación del concepto revolucionario del universo. En el Norte de
Corea, donde se ha implantado un régimen socialista y se impulsan
con dinamismo la revolución y su construcción, se dota con gran
rapidez a las personas con ideas revolucionarias. Se las educa de
modo sistemático, y desde su infancia, en la política del Partido, las
120
tradiciones revolucionarias y el patriotismo socialista, a la vez que se
despliega una tenaz lucha para impedir la penetración ideológica y
cultural del imperialismo y la influencia de nociones burguesas y
revisionistas. En la sociedad socialista, ellas crecen y establecen su
concepto del mundo en un ambiente favorable, lo que les permite
imbuirse, con relativa rapidez, de la conciencia revolucionaria, pero,
probablemente será débil su voluntad combativa porque no han
pasado por las pruebas pertinentes. De ahí que en la creación de obras
sobre esos temas de la construcción socialista deban dirigirse
esfuerzos para cultivar esa voluntad en el público. En contraste, la
población surcoreana, pese a la miserable vida que lleva bajo la
opresión y la explotación nacional y clasista, no puede menos de estar
influida por ideologías y cultura decadentes, a causa de la penetración
ideológica y cultural del imperialismo y de la propagación del modo
de vida capitalista. Es por eso que las obras referidas a dicha realidad
han de centrar su atención en infundirle voluntad combativa y, al
mismo tiempo, dotarla con una correcta concepción revolucionaria
del mundo.
La voluntad revolucionaria del hombre se forja sin cesar y se hace
más fuerte en medio de su lucha. Tal como no hay revolucionario
innato, así tampoco existe el perfecto. El concepto revolucionario del
mundo se establece con firmeza y se consolida pasando por severas
pruebas de la vida y el combate. Aunque un hombre lo posea, puede
vacilar temporalmente en el aspecto ideológico, si se enfrenta a
inesperadas dificultades en el curso de su actividad práctica. Mas, al
vencerlas se hace más sólida esa cosmovisión.
Sin embargo, en la actualidad, ciertas obras artístico-literarias, en
lugar de mostrar el carácter de los personajes en el proceso de su
desarrollo, tienden a expresarlo como algo definitivo, como si
existieran revolucionarios completos. Dar la imagen de un hombre
perfecto significa describir a un héroe ideal. Esto es un método de
creación artística y literaria que solía aplicarse en épocas anteriores.
Tal tendencia no beneficia la educación del público, ni mucho menos
se corresponde con el método creativo del realismo socialista, que
121
exige describir la realidad en medio de su avance revolucionario. Las
obras artístico-literarias revolucionarias deben plasmar bien el
proceso de formación y consolidación de la cosmovisión de sus
héroes, en estrecha ligazón orgánica con la evolución de sus
caracteres. Sólo así, podrán enseñar a los hombres las experiencias y
métodos para la lucha revolucionaria y convencerlos de que pueden
hacerse revolucionarios si se entregan a esta con la misma
determinación que sus protagonistas.
Para que muestren con profundidad el contenido de esa lucha y
presten ayuda efectiva a la formación de una cosmovisión
revolucionaria en las personas, hay que describirlo con detenimiento
a través de una vertiente o fragmento de la vida y la lucha.
Pero, en algunas películas se dan muchos casos de que, en lugar de
profundizar en el contenido, lo dispersan tocando diversos asuntos. Si
una obra trata de mostrar excesivas cosas, aunque sean nuevas y
singulares, no puede hacer comprender ninguna de ellas con claridad.
Solo profundizando en una parte o un lado de la vida y la lucha es
posible esclarecer el tema escogido de modo patente y correcto.
Describir de manera intensiva un fragmento o un hecho de la
existencia y el combate es un requerimiento imprescindible que
emana de las características del filme, ya que al verse obligado a
abarcar en sus secuencias, dentro de un tiempo limitado, sucesos de
un lapso determinado, no debe dilatar en vano el argumento, sino
sintetizarlo.
Una sola obra, por muy maestra que sea, no puede abordar todos
los factores que participan en la formación del citado concepto en los
hombres. Si una obra se refiere al compañerismo revolucionario, otra
debe abordar la unidad entre el ejército y el pueblo, y una tercera, el
combate en la retaguardia enemiga. Sólo de esta manera,
profundizando en cada una de las vertientes de la vida y la lucha,
podrán dar ayuda efectiva, en conjunto, a dicha tarea.
Para hacerlo así, es preciso acabar con la tendencia a reproducir, a
guisa de biografía o de crónica, la vida y la lucha del protagonista. Si
no se logra esto, es inevitable describirlas a lo largo de su historia, en
122
forma plana, porque se debería seguir la corriente de su pasado, lo
cual impedirá retratarlo como un prototipo representativo de la época.
Tal método descriptivo no tiene valor educativo.
Sólo al escoger y describir con propiedad un fragmento y un
episodio de esa lucha y vida, en una época más típica y significativa,
es factible interpretar con profundidad el contenido. Si se desea
relatar la historia de un personaje en un período determinado de su
lucha, no hay que narrar mecánicamente su biografía, sino
generalizarla de manera artística, en función del ambiente social
correspondiente. Si el filme La historia del comandante de un
destacamento guerrillero ha podido mostrar con profundidad el
proceso de formación del concepto del protagonista sobre el mundo,
es porque escenificó de modo intensivo un período de su lucha, o sea,
el de su desarrollo hasta convertirse en ese comandante, bajo la
atención del gran Líder, después de ser excarcelado y de errar por
Jiandao del Norte, en busca del verdadero camino de la lucha.
Cuando digo que la descripción se haga sobre la base de un
episodio o un hecho de la vida, esto no quiere decir que se lleve a
escena lo particular, sino representar, de manera profunda y artística,
un suceso o una parte de la existencia social correspondiente a un
determinado período histórico. Por consiguiente, es importante
describir así, en diversos aspectos, la vida y el quehacer implícitos en
el hecho escogido. Sólo si se hace esto, conforme al carácter de la
semilla y al asunto de la obra, es posible evitar la monotonía de su
contenido y convencer a los lectores de que la revolución se
acompaña de gran alegría y orgullo, aunque tropieza con vicisitudes y
reveses.
A fin de adecuar las obras artístico-literarias a las exigencias de la
época y de la realidad y llevar a un peldaño superior su nivel
descriptivo, es necesario coordinar mejor y en alto grado sus sentidos
ideológico-político y artístico. De la forma en que se cumpla esta
tarea dependen enteramente su valor y calidad y la influencia que
ejercerán en el mundo espiritual de las personas. Sólo aquella obra
que los tenga bien armonizados, servirá de arma de lucha, en calidad
123
de un auténtico arte y literatura revolucionarios, para dar a conocer a
las personas la verdad de la vida y conducirlas hacia el camino de la
revolución.
Nuestro arte y literatura son necesarios a la revolución, así que no
pueden separarse de la política. No los consideramos como un simple
medio de diversión. El arte y la literatura, de carácter revolucionario,
siempre devienen un manual que guía a la gente por el camino de una
existencia auténtica y un arma de combate. Desempeñan un rol muy
importante para educar al pueblo y movilizarlo en la batalla
revolucionaria. En contraste con esto, el arte y la literatura
reaccionarios representan los intereses clasistas de la burguesía y le
sirven como medio de deleite. Hoy, los de carácter revisionista
renuncian a los principios de clases y paralizan la conciencia clasista
y revolucionaria de las personas, causando así un grave perjuicio a la
lucha revolucionaria. También en adelante, nuestro arte y nuestra
literatura observarán con rigor los principios del partidismo y el
espíritu de clase obrera y elevarán más su función y papel para educar
a las masas populares en la conciencia revolucionaria y movilizarlas
con energía hacia la revolución y su construcción.
El valor de una obra artístico-literaria se define y aprecia por la
ideología que refleja. Si carece de un contenido ideológico, profundo
y rico, no tendrá valor, aunque su descripción artística sea verídica e
interesante.
Se puede decir que si el aspecto ideológico es el objetivo de la
creación de obras del arte y la literatura, el artístico resulta un medio
para alcanzarlo. Lo ideológico debe expresarse con nitidez a través de
lo artístico, mientras que lo artístico ha de interpretar lo ideológico en
forma suave y emocionante. Las obras que combinan estos dos
atributos en alto grado de armonía, conmueven al público y juegan un
gran rol en la vida humana y en la lucha revolucionaria, por unir una
idea significativa con nobles sentimientos.
Cuando digo que el sentido ideológico es fundamental y
desempeña un papel principal en la consideración del valor de una
obra artístico-literaria, esto no debe ser pretexto para menospreciar el
124
valor artístico. En esta obra, la idea no debe elegirse en forma de
declaración, ni subrayarse directamente, sino aflorar con naturalidad,
mediante una descripción artística. Si falta el valor artístico no puede
vitalizar, como es debido, su sentido ideológico y político. Repito,
para que una obra resulte verdaderamente valiosa, debe tener
armoniosamente combinados los aspectos ideológico y artístico, y a
través del artístico, de elevado nivel, ha de exteriorizarse el
ideológico, de noble fin. Sólo así, puede resultar conformada de
acuerdo con la demanda de la época y la aspiración de las masas
populares.
Con miras a elevar a un escalón superior el nivel descriptivo de las
películas y desarrollar más su realización, es preciso anteponer
decisivamente la redacción del guión al rodaje.
El que un filme resulte mejor o no en lo ideológico y artístico,
depende mucho de cómo se desempeña su director, pero si es baja la
calidad del guión, −que constituye su base−, le será difícil producir
una obra excelente, aunque sea capaz. Mas, en la actualidad, son
pobres la cantidad y la calidad de guiones. Así que los directores no
están en condiciones de estudiarlos a fondo y perfeccionar sus
proyectos antes de rodar los filmes. Atosigados en el cumplimiento
del plan anual, varios guionistas se entregan a corregir textos de baja
calidad, a la manera de remediar pantalones rotos, para luego
llevarlos a películas, razón por la cual no se eleva su calidad.
Como dijo el gran Líder, el guión debe asegurarse con
anticipación de uno o dos años, por lo menos. Sólo si se hace esto,
como sucede entre el proyecto y la construcción, guionistas,
directores y otros dirigentes de la creación pueden entablar
discusiones y estudiarlo a fondo, y, sobre esa base, producir
excelentes películas que exigen la época y el pueblo. Si ahora no se
plasma la orientación del Partido de normalizar la producción fílmica,
se debe, principalmente, a que no se prioriza la creación de guiones.
A este fin, es necesario engrosar decisivamente las filas de
escritores y fomentar de manera activa la redacción de guiones.
Ahora es muy reducido el número de guionistas. A la par que se
125
eleva el papel de competentes escritores expertos en la creación y la
vida, hay que asimilar gran cantidad de novatos y ayudarlos para que
desempeñen un papel importante.
Se debe seleccionar una abundante reserva de escritores de entre
obreros, campesinos, militares, estudiantes y jóvenes, y formarla de
modo sistemático para incorporarla ampliamente a sus filas. Esta es
una cuestión importante relacionada con las perspectivas de la
creación fílmica. No es permisible asegurar sólo el número de
escritores, sin hacer caso de su nivel de preparación política y
práctica, y viceversa. Debemos eliminar por igual estas tendencias, y
estructurar sólidamente las filas de los escritores con personas
capaces en lo político e ideológico y en lo técnico y práctico.
Es necesario darle luz verde de manera activa, con un movimiento
masivo, a la creación de guiones. Incorporar a la producción de obras
artístico-literarias, no sólo a los especialistas, sino también a obreros,
campesinos y otras amplias masas del pueblo trabajador, constituye la
orientación invariable de nuestro Partido. Tenemos que dar al traste
con el misticismo de los funcionarios sobre la creación, estrechar
lazos creativos entre escritores veteranos y noveles, y atender y dirigir
con responsabilidad las actividades de los nuevos. Así lograremos
que el guión florezca plenamente sobre el terreno de las amplias
masas.
Estoy firmemente convencido de que ustedes, en fiel
cumplimiento de las enseñanzas del gran Líder y del propósito del
Partido de crear un mayor número de obras artísticas y literarias
revolucionarias, registrarán un nuevo cambio en la producción de
filmes, que harán un notable aporte al establecimiento de una
concepción revolucionaria sobre el mundo en las personas.
126
INTENSIFIQUEMOS LA DIRECCIÓN
SOBRE LAS ACTIVIDADES DE
LA ORGANIZACIÓN DE NIÑOS
127
Durante el tiempo pacífico de construcción democrática, sus
miembros prestaron una gran ayuda a la edificación de un Estado
democrático, soberano e independiente, bajo la consigna
“¡Estudiemos y preparémonos siempre para una nueva Corea
democrática!”, y en el período de la enconada Guerra de Liberación
de la Patria contra los agresores imperialistas norteamericanos,
organizaron guerrillas que lucharon con valentía por defender su
tierra natal, haciendo gala así de su firme espíritu. Y en los años de
rehabilitación y construcción posteriores a la guerra, con un amplio
despliegue de actividades encaminadas a cumplir el plan infantil,
dieron un activo apoyo a la misión laboral de sus padres para
reconstruir ciudades, campos, fábricas y aldeas, reducidos a cenizas.
Hoy también van preparándose firmemente como reservas de la
construcción comunista, dotadas con profundos conocimientos, noble
moral y buena salud, mediante un afanoso estudio y despliegue de
actividades socio-políticas y de diversos movimientos de utilidad.
Al educarse y foguearse en medio de severas pruebas de combate
durante 20 años, muchos de ellos se han forjado como héroes,
innovadores laborales, renombrados científicos y hombres de cultura,
así como se desempeñan hoy como fidedignos constructores del
socialismo, que impulsan con fuerza la revolución y su edificación.
Podemos sentir un alto orgullo y dignidad por haber educado
firmemente a los integrantes de las jóvenes generaciones como
relevos de la revolución.
Ayer, el Líder valoró altamente a los dirigentes de la UJTS que
participaron en los actos conmemorativos del XX aniversario de la
fundación de la Organización de Niños, por haber obtenido éxitos
relevantes en las actividades de esta Organización y les dio
instrucciones programáticas para mejorarlas.
Ustedes, en fiel cumplimiento de esas enseñanzas, deben dirigir
con mayor eficiencia la Organización de Niños para preparar de
lleno a sus miembros como continuadores de la construcción
comunista, dotados con elevados conocimientos, noble moral y
buena salud.
128
Dirigir las actividades de la Organización de Niños es un honroso
deber que el Partido asignó a la UJTS.
Como está constituida por infantes que emprenden la vida
organizativa, si le falta una eficiente ayuda y orientación, no puede
actuar de manera independiente. La UJTS asume, precisamente, esa
importante responsabilidad de dirigirlos en lo político. Sin embargo,
en la actualidad, interesándose sólo por diversas campañas, presta
menos atención a los quehaceres de la Organización de Niños. No
debe proceder así, por tratarse de pequeños con los que trabaja.
Como enseñó el Líder, los niños son capullos de flores de la
nación y representan el futuro de la revolución. El destino del país, de
la nación, y las perspectivas de la revolución dependen en gran
medida de cómo se formen los integrantes de la nueva generación. Si
se menosprecia el trabajo con los integrantes de la Organización de
Niños, no es posible llevar a buen término la tarea de potenciar al
Partido, destacamento de vanguardia de la revolución, para no hablar
ya de la UJTS, porque ellos pasarán a ser miembros de la UJTS, de
los cuales los medulares se convertirán en militantes del Partido.
Para formar a los integrantes de la joven generación como
continuadores de la revolución, que posean sólidos conocimientos,
noble moral y buena salud, es primordial intensificar su educación
política e ideológica.
Actualmente, vivimos una época de revolución. Así pues, nuestros
alumnos, antes de asimilar nociones científicas y técnicas, deben
conocer a su país y pueblo, a su sociedad y revolución. Solo entonces
podrán adquirir conocimientos útiles, —aunque sea uno—, que sirvan
al desarrollo de la sociedad y la revolución, y convertirse en
auténticos revolucionarios consagrados a la patria y al pueblo.
Anteponer la educación política e ideológica a la instrucción en
conocimientos y sentimientos estéticos, es un principio insoslayable
de nuestro Partido en la formación y la enseñanza de la joven
generación.
La infancia comprende un período muy importante en que
comienza a formarse la concepción del mundo. El Líder enseñó que
129
en esta etapa el cerebro de los alumnos es tan limpio como un papel
blanco y se asemeja a una cámara fotográfica que capta, tal como
están, los fenómenos del contorno. Por eso, él puede teñirse de rojo,
amarillo o negro, según el contenido de la educación.
Aun después de establecido el régimen socialista, subsisten
durante largo tiempo remanentes de la clase explotadora, continúa la
proliferación de vestigios de viejas ideologías, así como se intensifica
sin cesar la infiltración ideológica y cultural de los imperialistas. En
estas condiciones, si se descuida y debilita la educación ideológica, es
probable que los alumnos, empapados en aguas de malas ideas, se
conviertan en personas inútiles que detesten el trabajo, se entreguen a
vivir disipadamente y persigan sólo la comodidad y el placer
personales. Si ellos se degeneran así, se cortará la continuidad de la
revolución. A fin de cuentas, resultará que esta no podrá avanzar, y ni
siquiera defender sus conquistas.
En los últimos años, entre algunos funcionarios surgen, desde
diversos ángulos, negativas tendencias a debilitar la educación
ideológica de los alumnos. Según se dice, uno de ellos argumentó que
a los miembros de la Organización de Niños, de menos edad y bajo
nivel de conciencia, sería bueno instruirlos sólo en el aspecto
intelectual y no en el plano político e ideológico, y otro ordenó a la
UJTS que desistiera de las actividades socio-políticas, alegando que
no era posible establecer un ambiente de estudio por organizarse
demasiadas y diversas reuniones y actividades extraescolares. Se trata
de palabras ambiguas e impuras que no podemos dejar pasar así como
así. Ellos, aunque de dientes para afuera, hablaban de educación
intelectual o de ambiente de estudio, de hecho no perseguían otra
cosa que convertirlos en analfabetos políticos y desarmarlos en el
plano ideológico.
Predicar el abandono de la ideología en la enseñanza y la
educación, es una expresión de revisionismo. La UJTS debe elevar la
vigilancia ante tendencias revisionistas ajenas a la política de nuestro
Partido y desplegar una recia lucha intransigente contra sus más
mínimas manifestaciones.
130
En la educación comunista de los miembros de la Organización de
Niños, lo más importante es orientarlos a aprender con aplicación de
la infancia del gran Líder.
Al margen de esto sería imposible formarlos como auténticos
patriotas, como fervorosos revolucionarios comunistas.
Desde su niñez, el Líder amaba ardorosamente al país, a la nación;
odiaba sin límites al imperialismo japonés, a terratenientes y
capitalistas, y a una tierna edad emprendió con osadía el camino de la
revolución, lleno de vicisitudes. Siempre le gustaba leer y poseía un
ardiente compañerismo y profundos sentimientos humanitarios. Si en
el albor de la revolución coreana, jóvenes fervorosos que estaban
desorientados por no encontrar el camino que debían seguir, pudieron
emprenderla bajo su dirección, fue porque quedaron conmovidos y
seducidos ante su gran idea y nobles cualidades.
La UJTS, al intensificar la educación de los miembros de la
Organización de Niños en el ejemplo del Líder, debe orientarlos a que
desde pequeños se armen con la idea revolucionaria de nuestro
Partido, respeten sin límites al Líder y guarden fidelidad en el fondo
de sus corazones.
Hay que educarlos para que no se olviden de la solícita atención
con que los rodea el Líder, quien los presenta como reyes del país y
no escatima nada para ellos. Aun en las difíciles condiciones de la
rehabilitación y la construcción posbélicas, cuando la guerra lo había
destruido todo y no existía ni un ladrillo completo, el Líder hizo
implantar la enseñanza obligatoria general gratuita para los niños y
crear en todas partes del país establecimientos y condiciones
necesarios para su educación e instrucción. Hoy, nuestros infantes
estudian a sus anchas y crecen felices sin tener nada que envidiar en
el mundo bajo el amparo infinitamente cálido y generoso del Líder.
Al ver que ayer, en la representación conjunta de los elencos
artísticos escolares, los pequeños de la Escuela Secundaria
Moranbong, de Pyongyang, coreaban con voces trémulas “Nuestro
padre es el Mariscal Kim Il Sung y nuestra casa es el seno del
Partido”, sentí ardor en los párpados por la felicidad que tengo al
131
vivir bajo la dirección del Líder. No tenemos nada que envidiar en el
mundo, canción que entonan con gusto los niños y otros sectores del
pueblo, es una buena obra que refleja con veracidad la felicidad que
ellos disfrutan hoy, gracias al bienhechor Líder, y sus profundos
sentimientos de adoración y gratitud hacia él.
Sin duda, es un padre infinitamente generoso para nuestros niños y
el resto del pueblo. Hay que poner en perfecto conocimiento de los
escolares que su dicha se debe, enteramente, al cariño y la atención
del Líder. Solo así, es posible que, cuando crezcan, se conviertan en
soldados revolucionarios, que no se olviden de ello, respeten con
sinceridad al Líder y le sean fieles sin límites.
Hace falta activar la educación de los miembros de la
Organización de Niños en las tradiciones de la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa.
En los días de esa difícil batalla, los guerrilleros antijaponeses y
los miembros del Cuerpo Infantil no vacilaron en consagrar su
juventud y su vida a la liberación de la patria y sostuvieron con
firmeza su constancia revolucionaria incluso ante el patíbulo. Si ellos
lucharon con ese espíritu de sacrificio, fue porque poseían inflexible
voluntad y firme fe de que la revolución coreana saldría victoriosa,
sin falta, bajo la dirección del Líder.
Como todos conocen, mediante el estudio de las reminiscencias de
los exguerrilleros antijaponeses, la historia sobre Kum Sun, miembro
del Cuerpo Infantil, también hoy hace sentir a las personas que la
garganta se le oprima. Era una niña que no había cumplido, ni
siquiera, diez años y creció como tal bajo el cariño del Líder. Cuando
fue detenida por los imperialistas japoneses en la retaguardia enemiga,
preservó la seguridad de la Comandancia, al guardar el secreto de la
organización, sin rendirse ante los señuelos conciliatorios y terribles
torturas enemigas, y cayó heroicamente gritando a voz en cuello
“¡Viva la revolución coreana!”.
Se procurará que todos los miembros de la Organización de Niños
aprendan activamente de los combatientes revolucionarios
antijaponeses y de los integrantes del Cuerpo Infantil su alta fidelidad
132
al Líder y su noble espíritu revolucionario, al organizar con eficacia
la educación en las tradiciones revolucionarias mediante
reminiscencias, recorridos por antiguos campos de batallas,
encuentros con dichos combatientes y otras formas y métodos.
En la actualidad, los imperialistas norteamericanos, que han
ocupado al Sur de Corea, intensifican más que nunca las maniobras
provocativas de una nueva conflagración y sólo acechan una
oportunidad para agredir al Norte. Hay que divulgar ampliamente,
entre los miembros de la Organización de Niños, las valientes luchas
de las guerrillas infantiles en defensa de su tierra natal durante la
pasada Guerra de Liberación de la Patria, para que tengan la firme
decisión de combatir los enemigos, siempre que nos ataquen.
Quien no sabe amar a su patria, no puede ser un auténtico
revolucionario. Al intensificar la educación de los alumnos en el
patriotismo socialista, hay que procurar que ellos, con alto orgullo y
dignidad nacionales, amen a su país, a su nación, y aprecien su
régimen socialista.
Para ello resulta importante darles a conocer la larga historia de
nuestro país, sus excelentes tradiciones culturales y su territorio tan
hermoso como bordado en oro. Pero lo más importante es poner en su
perfecto conocimiento cómo surgió en esta tierra el régimen socialista
y cuán ventajoso es este. Actualmente, la joven generación no conoce
bien lo preciada que es la patria y lo bienhechor del régimen
socialista, porque al nacer en esta tierra crece sin conocer
preocupaciones por la alimentación, el vestido, el estudio y el
tratamiento médico.
Se necesita enseñar a los escolares la historia de nuestra nación,
llena de martirios, y cuánta sangre y sudor derramaron los precursores
revolucionarios y el pueblo para rescatar el país arrebatado y
construir la nueva sociedad socialista donde vivimos. Al mismo
tiempo, hay que educarlos mediante concretos hechos y materiales
acerca de que nuestro régimen socialista, en el cual el pueblo
trabajador es dueño de todo, resulta incomparablemente superior al
capitalista. Solo cuando ellos tomen clara conciencia de que el
133
régimen socialista es una auténtica cuna de felicidad del pueblo y una
inapreciable conquista de la revolución, podrán apreciar y amar esa
sociedad y tener la firme decisión de luchar con abnegación para
hacer brillar la patria socialista.
A menos que se odie al enemigo clasista, es imposible amar con
fervor al régimen socialista. Cultivar en los escolares la conciencia
clasista se presenta como una cuestión muy apremiante en las
condiciones actuales, en que aún se mantiene el antagonismo clasista
y que nuestra joven generación no conoce, ni siquiera, los términos
ropa de arpillera y alpargatas.
Al enseñarles con claridad la naturaleza reaccionaria y astuta de la
clase explotadora y elevar su conciencia clasista, hay que orientarlos
a observar siempre las cosas desde la posición de clases y luchar con
intransigencia contra aquellas prácticas que perjudican los intereses
de los obreros y de las masas populares.
Una noble moral es una importante cualidad imprescindible para
el comunista. Aunque posea un fuerte espíritu revolucionario y
amplios conocimientos, si no sabe cumplir sus obligaciones morales,
ni observar las reglas éticas, no puede hacerse auténtico
revolucionario comunista. Quien es insano en la moral, también
puede degenerar en el aspecto ideológico.
Una tarea importante en la educación de la moral comunista es
orientar a los escolares para que posean las nobles cualidades de
quienes sepan sobreponer los intereses colectivos a los individuales y
sacrificarse por sus compañeros. El colectivismo y el compañerismo
son los más hermosos rasgos humanos y constituyen una fuente de la
fuerza que une a las personas y las estimula hacia una lucha justa y a
la realización de proezas. En otros tiempos, los combatientes
revolucionarios antijaponeses, por poseer nobles rasgos espirituales y
morales, consideraban como máximo orgullo dedicar todo su ser a la
sagrada causa para salvar el destino de la nación en desastre y
desafiaron con valentía dificultades y pruebas que les salían al paso,
cumpliendo las obligaciones camaraderiles, al compartir la vida y la
muerte.
134
Nos compete intensificar la educación de los escolares en la moral
comunista para que consideren como un precepto moral inviolable y
su mayor orgullo, amar a sus compañeros y luchar en cuerpo y alma
en favor de la sociedad y de la colectividad. Al mismo tiempo,
debemos formarlos a todos de manera que observen a conciencia la
moral pública y el orden social, respeten siempre a los superiores y se
porten con urbanidad.
Como dice un refrán, el hábito cogido a los tres años de edad
supervive hasta en los ochenta, una vez que se le pegue a uno una
mala costumbre, es muy difícil soltarla. La UJTS impedirá que los
escolares se contagien de hábitos y concepciones morales de la vieja
sociedad y, especialmente, que sean influenciados por corruptos
modos burgueses de vida. De esta manera, se hará que ellos crezcan
con vigor como cuadros con un alto espíritu revolucionario y noble
moral, correspondientes a las exigencias de la época revolucionaria.
Otra tarea importante en las actividades de la Organización de
Niños es lograr que estudien con aplicación.
En la actualidad, entre funcionarios de la UJTS se da mucho caso
de considerar que basta con confiar esta tarea a los maestros, mientras
que la Organización de Niños sólo dirija las socio-políticas de sus
miembros. Como resultado, el problema del estudio se menosprecia
en las actividades de la Organización.
Hace poco, en el distrito Onchon, me entrevisté con militantes de la
Organización de Niños y ellos me dijeron que para ser honrados con el
título de miembro ejemplar o del grupo modelo de la organización es
preciso desplegar activamente movimientos de utilidad, como la cría de
conejos, y cumplir mejor las tareas que se les asignen. Es cierto que
para formarlos como competentes cuadros revolucionarios se necesita
fomentar esos movimientos entre ellos, junto con las actividades socio-
políticas, pero estos deben subordinarse, en todos los casos, a la tarea
de orientarlos a estudiar aún mejor.
Esta es la misión básica, el deber revolucionario principal, que
corresponde a los escolares. En la sociedad capitalista estudian
impulsados por la ambición arribista o por la de ganar dinero, razón
135
por la cual no les importa adquirir o no conocimientos, según sus
conveniencias. Sin embargo, en nuestro país, los alumnos estudian en
aras de la revolución y esto deviene el primer deber para los
revolucionarios. Sólo aprendiendo con afán, pueden adquirir muchos
conocimientos necesarios para la revolución y su construcción y
convertirse en cuadros competentes que sirvan mejor a la patria y al
pueblo.
Se procurará que tengan una clara conciencia del objetivo y la
significación del estudio, de manera que se esfuercen para asimilar
conocimientos útiles a la revolución, aunque sólo fuera en una esfera
y que todos obtengan notas de sobresaliente o notable al estudiar con
aplicación y observar estrictamente la disciplina en el estudio.
Hay que desplegar entre los miembros de la Organización de
Niños un movimiento por la lectura de muchos libros. El libro es un
maestro sin voz y la cantera de conocimientos. Sólo leyendo mucho,
pueden asimilar diversos conocimientos, entre otros, políticos,
científicos y técnicos, así como elevar sus dotes culturales. De otro
modo, no conocerán bien la naturaleza y la sociedad, ni tendrán una
gran expectativa y esperanza en el futuro. Reitero que se debe
desarrollar ampliamente entre los alumnos ese movimiento y
habituarlos desde temprano a la lectura.
Actualmente, una gran deficiencia es que son pocos los libros para
los niños escolares. Salen exiguas tiradas de publicaciones infantiles,
y son pobres la variedad y el contenido. Por ejemplo, las formas de
redacción del periódico y la revista de la Organización de Niños son
monótonas y su contenido se inclina demasiado a asuntos políticos e
ideológicos.
El periódico, la revista y otros libros para los miembros de la
Organización de Niños deben redactarse de modo que contribuyan a
formarlos como cuadros revolucionarios multifacéticamente
desarrollados, dotados de vastos conocimientos, correcta moral y
excelente salud. En esas publicaciones se insertarán no sólo temas
políticos e ideológicos, sino también de ciencias naturales, historia,
geografía y cultura de nuestro país, así como novelas de ciencia
136
ficción y obras renombradas de literatura universal para esas edades.
Además, se empleará papel de calidad y, según su contenido, se
introducirán fotos en colores y otros muchos dibujos. Solo entonces,
será posible que los niños los lean con interés y que resulten
verdaderos compañeros en la vida, que disfruten de su amor.
Cuando digo que el estudio es el deber principal de los alumnos,
esto no quiere decir que se permita obligarlos a sentarse, día y noche,
ante el pupitre y aprender textos de memoria, como se hizo en
antiguas escuelas privadas. Si sólo se les instruye sin cultivarles la
capacidad de aplicar los conocimientos aprendidos, es probable que
se conviertan en “eruditos”, aislados de la práctica.
Aconsejo que se organicen entre ellos concursos de oratoria,
intercambios de impresiones sobre películas y presentación de
composiciones literarias, así como, con frecuencia, recorridos por
antiguos campos de batallas revolucionarias y por lugares pintorescos
y reliquias. Al mismo tiempo, hay que acometer en amplia escala
diversas actividades socio-políticas, entre otras las de los grupos de
propaganda artística y de política partidista. Su organización
diversificada posibilitará que los alumnos consoliden los
conocimientos adquiridos en los libros y tengan una alta visión
política y buenos dotes culturales.
El movimiento de utilidad ocupa un lugar importante en las
actividades extraescolares de los educandos.
Es una cosa muy buena que con motivo del 20 aniversario de la
fundación de la Organización de Niños, sus miembros regalaron al
país la locomotora “Niños por la reunificación de la patria”,
preparada como una tarea del “septenio infantil”. También en lo
adelante, deberán desplegar en gran escala ese movimiento para
ayudar la vida económica del país y acelerar la construcción socialista.
En ese proceso, llegarán a establecer un ambiente de amor y
dedicación con gusto al trabajo, así como sentirán orgullo y dignidad
por aportar algo a la tarea de hacer brillar la patria. El movimiento de
utilidad desempeña un gran papel para dotar a la joven generación
con el espíritu colectivista y el patriotismo socialista. Si la
137
Organización de Niños, al organizar los guardias de forestación y de
higiene, fomenta ampliamente entre sus miembros campañas para
trasplantar y atender árboles y acondicionar con diligencia las
ciudades y las aldeas, resultará que ellos los amen, pues eso les
costaría trabajo. Si se habitúan, aun después de graduados de la
escuela e incorporados al trabajo, pueden apreciar los bienes del
Estado y la sociedad y organizar la vida económica del país desde la
posición de dueños.
Hace falta dirigir con acierto ese movimiento de manera que no se
desvíe. Se impedirá que se manifiesten prácticas como las de realizar
sólo aquellas tareas que puedan ser motivos para cobrar fama y
estimación, o de recaudar dinero para que se den por cumplidos los
planes de recolección de chatarra y de cría de conejos, aunque no
estén concluidos. Si ese movimiento se despliega con esa trapacería,
esto no sólo no se aviene con su propio objetivo y exigencias, sino
que, además, puede ejercer una influencia negativa sobre la educación
de los escolares.
Paralelamente con el movimiento para prestar ayuda a la
construcción económica socialista, hay que desarrollar en gran escala
otros de provecho como los destinados a ayudar a los exmilitares
minusválidos y a los familiares de los militares y a observar con rigor
el orden social y la moral pública.
Es necesario incrementar activamente el deporte para forjar la
fortaleza física de los escolares.
Como señalara el Líder, una fuerte complexión deviene base para
la lucha revolucionaria y la construcción de una sociedad rica y
poderosa. Si uno no la posee, por muchos conocimientos que tenga,
no puede servir a la patria y al pueblo, ni hacer florecer su deseo y
esperanza. La valentía y la combatividad inflexible pueden
desplegarse a plenitud, solo cuando se basan en la fortaleza física. No
es dable incrementar el poderío del país, a menos que se prepare
firmemente, en lo físico, a los integrantes de la joven generación.
Coguryo fue el más poderoso Estado que existió en nuestro país.
Todo su pueblo no sólo poseía un alto espíritu patriótico, sino que
138
también forjaba cotidiana y activamente su fortaleza física y era
versado en asuntos militares. Gracias a ello, podía rechazar con
valentía las sucesivas agresiones de enemigos foráneos y hacer gala
de su fama ante el mundo.
La Unión de la Juventud Trabajadora Socialista debe poner a los
escolares en perfecto conocimiento de que el deporte no es un juego,
sino una labor importante tendente a prepararlos firmemente para el
trabajo y la defensa nacional, de modo que se esfuercen con una alta
conciencia por acrecentar su fortaleza física. Al mismo tiempo, tendrá
que fomentar ampliamente entre ellos carreras, un movimiento por el
aumento de la talla, competencias y otras actividades deportivas, para
hacer del deporte parte de la vida y darle un carácter masivo. Sólo así
es posible que, de los integrantes de la joven generación, surjan
muchos y competentes deportistas que puedan cubrir de honor la
patria en el escenario internacional.
A fin de preparar con firmeza a los miembros de la Organización
de Niños como reservas de la construcción comunista, fieles al
Partido y a la revolución y con ricos conocimientos, noble moral y
buena salud, es indispensable estructurar sólidamente las filas de sus
instructores y elevar su papel.
Ellos son protectores políticos que tienen bajo su responsabilidad
la vida organizativa e ideológica de los niños en las escuelas,
mientras que en el hogar los protegen sus padres. Son quienes les
enseñan la política del Partido, los orientan a llevar a buen término la
vida organizativa, y los protegen cotidianamente del contagio de
ideas malsanas. De su trabajo depende por entero el éxito de la labor
de la Organización de Niños.
Les corresponde dirigir con acierto la vida organizativa de sus
miembros, lo cual es su primer deber. Los pequeños, mediante la vida
en la Organización de Niños, inician sus actividades socio-políticas y
reciben educación revolucionaria y forja organizativa. Al margen de
esa vida, no pueden formarse como revolucionarios.
Los instructores educarán a los miembros de la Organización para
que consideren como máximo honor participar en esa vida, amen con
139
fervor su organización y cumplan al pie de la letra las tareas que esta
les asigne. Solo cuando los habitúen, desde el principio, a apreciar su
organización y a vivir apoyándose en esta, será posible que, una vez
adultos, sigan participando con honestidad en la vida organizativa.
Tienen que efectuar con originalidad el trabajo con los miembros
de la Organización de Niños, conforme a su nivel de preparación y
sicología. Si la realizan imitando el método propio de la UJTS, sin
tener en cuenta las características de los pequeños, no pueden obtener
éxitos.
Actualmente, si observamos una reunión de un grupo de la
Organización de Niños, es difícil distinguirla de una de la UJTS.
Pretextando que la efectúan con un alto nivel político e ideológico,
presentan con frecuencia ante las masas a los alumnos que tienen
deficiencias para criticarlos con métodos interrogatorios, lo cual es un
proceder injusto. Claro está que la reunión de balance de la vida en el
grupo, como ejemplo, debe realizarse en un ambiente de crítica. Así
podrán corregirse a tiempo las deficiencias detectadas en el estudio y
la vida, y prevenir su resurgimiento no solo en los criticados sino
también en otros alumnos, al alertarlos. Pero esto no es motivo para
presentar y criticar sin miramientos ante otras personas a los que
cometen faltas, porque en ese caso es probable que algunos queden
tan turbados que pierdan ánimo o detesten la participación en la vida
organizativa, y que otros se desvíen, en lugar de aceptar las
sugerencias de la organización.
Para las personas con alto nivel de conciencia se necesita
intensificar la crítica en forma de lucha ideológica, pero en el caso de
los miembros de la Organización de Niños, debe ser principal el
método de explicar y persuadir. De esta manera, hay que darles a
conocer las causas de las deficiencias y su vía de rectificación y
mostrarles activamente ejemplos positivos para que aprendan de ellos
y ejerzan una gran influencia sobre los demás jóvenes y niños. En su
educación es más eficiente fomentar y desarrollar esos ejemplos, que
revelar y criticar sus errores.
Si los instructores quieren realizar con habilidad su labor con los
140
integrantes de la Organización de Niños, deben tener un alto nivel.
Es erróneo que piensen que no se presentaría un gran problema en
su capacidad de dirección porque los objetos de su trabajo son alumnos
pequeños y de bajo nivel. Mientras se trate a hombres desprovistos de
una concepción del mundo y de bajo nivel intelectual, se necesitan más
capacidad organizativa y conocimientos multifacéticos.
Como quiera que los instructores se responsabilizan con la
dirección sobre la vida política y las actividades extraescolares de los
alumnos, deben poseer habilidad organizativa, estar al tanto de las
obras literarias para niños, como novelas y fábulas; de ciencias
naturales y asuntos políticos actuales; saber cantar y bailar. En
resumidas cuentas, han de saber de todo.
La UJTS estructurará las filas de los instructores con personas que
conozcan bien la sicología infantil y estén dotados de conocimientos
multifacéticos, capacidad y habilidad organizativa. Al mismo tiempo,
los orientará a establecer un ambiente de estudio y organizará
normalmente cursillos, conferencias metodológicas, intercambios de
experiencias, o cosas por el estilo, para que eleven su nivel político y
práctico y mejoren, sin cesar, sus métodos y estilo de trabajo.
Es importante implantar un ordenado sistema de formación de los
instructores. Como la vida en la Organización de Niños es transitoria
para los escolares, si sus instructores se mantienen fijos en un puesto
durante largo tiempo, resultará que al entrar en más edad no podrán
desempeñarse bien, conforme a las características de los niños. Por lo
tanto, hay que sustituirlos constantemente por otros jóvenes, mediante
una buena formación de sus relevos.
En la actualidad, los forma la escuela de la UJTS; sólo con sus
graduados es imposible renovar sin cesar a los instructores. Es
necesario, creo, organizar centros de formación en corto plazo y
tomar medidas para prepararlos también allí.
La UJTS establecerá con acierto un sistema de formación de
cuadros y seguirá reforzando las filas de los instructores con personas
competentes, para que la labor de la Organización de Niños marche
con vigor, según desea el Líder.
141
MEJOREMOS LA LABOR EDUCATIVA
PARA FORMAR CUADROS NACIONALES
COMPETENTES
142
industrialización socialista, que, de concluirse, elevará notablemente
el nivel de dotación técnica de la economía nacional y, por
consiguiente, se presentarán diversos problemas complejos, cuya
solución sería imprescindible para el desarrollo tecnológico y la
gestión económica. Para hacer frente con éxito a esas circunstancias,
es necesario preparar a muchos especialistas capacitados.
La Universidad Kim Il Sung es un centro de formación de
cuadros nacionales, de donde salen importantes funcionarios del
Partido y del Estado, y núcleos de las esferas educativa, científica y
cultural, y sirve de una base importante para el progreso científico y
técnico del país. De cómo esta instruye a sus estudiantes, dependen el
estado cualitativo de las filas de los cuadros nacionales y el nivel de
progreso de las ciencias y la tecnología en su conjunto.
Como la Universidad asume tan enorme papel, el gran Líder presta
siempre una profunda atención a su trabajo y le dispensa grandes
solicitudes. El 18 de abril de 1963 y en otras oportunidades en estos
años, impartió instrucciones programáticas para mejorar la labor de
este plantel y tomó una medida trascendental: adjuntarlo directamente
al Consejo de Ministros.
Todos los profesores y otros empleados de la Universidad, en fiel
cumplimiento de las enseñanzas del gran Líder, deben mejorar la
docencia conforme a la demanda del desarrollo de la actual realidad y
así formar mayor número de cuadros nacionales competentes.
Lo importante para ello es, ante todo, establecer firmemente el
Juche en la enseñanza.
Esto significa subordinar cabalmente la educación a los intereses
de la revolución coreana y preparar a los estudiantes como
revolucionarios comunistas, fieles sin límites al Partido y al Líder.
Armarlos sólidamente con la ideología revolucionaria de nuestro
Partido y enseñarles conocimientos y tecnología necesarios a la
revolución y su construcción en nuestro país, es precisamente la
esencia revolucionaria de la docencia basada en la idea Juche.
Establecer el Juche constituye un principio fundamental que debe
observarse siempre y de modo consecuente en la enseñanza. Sólo así
143
será posible formar a los estudiantes como verdaderos servidores de
la revolución coreana y lograr que nuestra educación contribuya
genuinamente a la causa revolucionaria de la clase obrera.
La misión y tarea de nuestra enseñanza se funden en la
preparación de valores humanos que hagan bien la revolución coreana
y se esfuercen por construir el socialismo y el comunismo en nuestro
país. Pero esa misión y tarea no pueden cumplirse, si no se establece
el Juche.
Sin embargo, en la instrucción universitaria se observan muchas
manifestaciones de su ausencia.
Una de estas es el hecho de que en ciencias económicas se trata de
conformar por entero El capital, de Marx, a la realidad actual. En el
manual de Economía Política quedan aún muchos residuos de
dogmatismo. Por más que lo leo, no encuentro reflejada vividamente
nuestra realidad, ni enunciada con claridad la teoría de la economía
socialista. Desde luego, se mencionan bastantes ideas y teorías
económicas, concebidas por el Líder, pero aún no está impregnado
por las de nuestro Partido.
Otra expresión de esa carencia es que en Filosofía se trata de dar
solución al problema de la dictadura del proletariado y el período de
transición, en función de las tesis clásicas del marxismo-leninismo.
Hoy en día, esta cuestión cobra un carácter agudo en lo teórico-
práctico, pero hay gente que no logra solucionarla de manera original
y correcta, porque se aferra sólo a las tesis de los clásicos. También lo
referente a la delimitación del período de transición, es posible
solventarlo con acierto, solo cuando se parta de la realidad concreta
de nuestro país.
El que aparezcan ahora manifestaciones de dogmatismo y de
servilismo a las potencias en las esferas educativa y teórica, está
relacionado con que allí se lleva a cabo, de manera formal y pasiva, la
labor de establecimiento del Juche.
En el futuro, en la educación de la rama de ciencias sociales hay
que hacer comprender profundamente a los estudiantes la idea Juche,
concebida por el gran Líder, y la esencia, la justeza y la vitalidad de
144
la política de nuestro Partido, así como enseñarles de manera viva, en
relación con nuestra realidad, las experiencias históricas de la
revolución y la construcción socialistas en nuestro país, después de
analizarlas a fondo.
Y en la educación de la rama de ciencias naturales se deben
impartir conocimientos y tecnologías especializados útiles para la
transformación de la naturaleza y el progreso técnico en el territorio.
Un importante deber de esta labor docente consiste en preparar los
científicos y especialistas imprescindibles para alcanzar dichos
objetivos. A la Universidad Kim Il Sung le compete redactar de
nuevo, integralmente, los manuales de Matemática, Física, Química,
Biología y de otras asignaturas de ciencias naturales a tenor de la
exigencia de la política de nuestro Partido y de la novísima tendencia
del desarrollo científico-tecnológico. Solo así será posible formar
científicos y especialistas capaces y desarrollar con rapidez las
ciencias y la técnica del país.
La implantación del Juche en la enseñanza hay que impulsarla de
modo audaz y revolucionario, y no añadiendo uno o dos capítulos o
acápites a los manuales, ni cambiando algunos ejemplos aislados,
dejando intactos los viejos esquemas.
Últimamente, en el campo del arte y la literatura se está
produciendo una verdadera revolución fílmica, pero esta no se
promueve por sí sola. En el pasado, aunque se recalcó mucho la
necesidad de establecer el Juche en el arte cinematográfico, algunos
de sus funcionarios trataron de hacerlo por el método de rectificar
parcialmente los caducos moldes. Por eso, el Partido hizo destruirlos
con audacia, para crear un nuevo género del arte cinematográfico que
correspondiera a la exigencia de nuestra época, a los sentimientos y al
estado ideológico del pueblo coreano.
Mientras existan la idea Juche y las teorías revolucionarias,
concebidas por el gran Líder, es del todo posible implantar el Juche
en la educación, con tal que los profesores se esfuercen. En el caso de
la Economía Política, por ejemplo, él ha creado magníficas y
abundantes riquezas ideo-teóricas, entre otras, el lineamiento de la
145
construcción de una economía nacional independiente, el sistema de
trabajo Taean y la Tesis sobre el problema rural socialista. Si se
apoya firmemente en estas, se puede redactar, sin problemas, un texto
de Economía Política socialista, basada en la idea Juche y la línea de
masas. Se trata de una Economía Política socialista que despliegue su
contenido teniendo por eje la posición independiente y el papel
creativo de nuestro pueblo en la edificación económica socialista.
También su parte capitalista debe explicarse sobre la base de la teoría
revolucionaria del Líder acerca del imperialismo contemporáneo,
porque así puede resaltar la línea de la clase obrera. En pocas palabras,
solo cuando se fundamente sobre las ideas y las teorías
revolucionarias del Líder, será factible redactar una Economía
Política conforme a la demanda de la época y de la revolución, y
materializar de manera cabal las políticas y los lineamientos de
nuestro Partido en todas las asignaturas de ciencias sociales.
También metodologías correctas para la solución de problemas
teórico-prácticos, pueden encontrarse, no en las teorías de clásicos
anteriores, sino sólo en la idea Juche, del gran Líder. Esta doctrina
revolucionaria nos proporciona metodologías capaces de aclarar
integralmente todos los problemas que se presentan en la cognición
científica. Solo adhiriéndonos a tales metodologías revolucionarias,
podremos resolver con acierto todos los asuntos teórico-prácticos
referentes a la revolución y su labor de construcción. Ya es hora de
revisar todas las ideologías y teorías anteriores sobre la base de esta
doctrina, la idea revolucionaria del Líder.
Otra tarea importante para mejorar la docencia, consiste en
perfeccionar, sin cesar, los métodos didácticos.
Sin esta medida es imposible hacer que los estudiantes
comprendan de modo correcto el contenido de las clases, por muy
bien que se confeccione este, ni lograr éxito en la labor educativa.
Resulta inmenso el volumen de los contenidos que se deben
enseñar a los estudiantes universitarios, pero el tiempo es limitado.
Cómo darles eficientemente muchos conocimientos en ese período,
no es un simple asunto práctico, sino uno de los fundamentales del
146
que depende si la educación alcanza o no su objetivo. Para resolver
esto, es necesario mejorar de manera decisiva los métodos didácticos.
Ante todo, hace falta introducir de lleno el inductivo.
Para aplicarlo se precisa poner fin, con audacia, a las clases que se
dan por medio de dictar y transmitir. En el pasado se procedía así,
pero ni aun ahora, a mi parecer, hay cambios visibles. No es posible
lograr el propósito de la educación si se aferra al método de hacerles
escribir a los estudiantes las clases desde el comienzo hasta su fin.
Estas no deben desarrollarse en forma de enumerar tal o cual
fenómeno, sino tienen que valerse de demostraciones con múltiples
ejemplos, de manera que los estudiantes comprendan a las claras el
sistema y los principios de conocimientos. Además, han de dictarse
conforme a su nivel de formación. Como entre ellos hay muchos
desmovilizados y no pocos procedentes de centros de trabajo, hace
falta realizar la docencia por el método inductivo, de hacerles
comprender una cosa tras otra, teniendo en cuenta su nivel de
preparación y de conocimientos. Si se ignora este aspecto y se dictan
las lecciones como imposiciones a raja tabla, los alumnos podrían
sufrir “indigestión”.
La clase también es un arte. Los profesores deben poseer habilidad
didáctica. Porque solo entonces pueden hacer que los estudiantes
concentren sus atenciones en las explicaciones y se esfuercen por
saber aunque sea una cosa más, y guiarlos a cultivar la capacidad de
reflexión creadora. Los profesores no deben exigirles a sus discípulos
memorizar mecánicamente los contenidos de las clases y de los
manuales, sino darles diversas tareas para cuya solución lean muchos
libros, y elevar su capacidad de analizar, juzgar y deducir la realidad
por su propia cuenta. A la Universidad le incumbe desatar una gran
campaña para mejorar métodos didácticos, de tal modo que los
educandos asimilen por completo todo lo que se les enseñe en las
aulas.
Hay que combinar estrechamente la enseñanza teórica con la
práctica.
Combinar la educación con el trabajo productivo, la teoría con la
147
práctica, constituye una invariable orientación educacional de nuestro
Partido.
Si se organiza descuidadamente la práctica, sin regularizarla desde
el punto de vista pedagógico, o si se hace a modo de meras visitas a
procesos productivos, sin aplicación de los conocimientos adquiridos,
no será posible realizar una combinación efectiva de la educación
teórica con la práctica. En la Universidad no debe ocurrir que bajo el
pretexto del retraso del plan de estudio, no se cumpla el de práctica y
se considere esto como si tal cosa. La práctica no es algo que pueda
ser omitido. Su realización es obligatoria, por ser un proceso
indispensable de la educación, que ofrece vivos conocimientos. Hay
que regularizarla en el sentido pedagógico, de manera que los
estudiantes consoliden lo aprendido y eleven la capacidad de su
aplicación en el curso de ver y experimentar directamente la realidad
y de solucionar problemas pendientes.
Es menester ponerlos a hacer muchos ejercicios de redacción para
elevar esa capacidad. Esta es una de las cualidades que deben poseer
necesariamente los graduados de la esfera de las ciencias sociales. Los
que no saben redactar, no pueden considerar que tengan instrucción
superior. Cualquier graduado universitario debe saber escribir.
Sin embargo, ahora en la rama teórica y la artístico-literaria, hay
poca gente con esta competencia. Los que se especializaron en
economía política o filosofía, no son capaces de escribir, como es
debido, ni siquiera una tesis teórica, y los que estudiaron filología, no
logran escribir obras literarias dignas de mención. Los especializados
en ciencias sociales, sin excepción, tienen que saber escribir, pues
sólo así pueden desplegar con habilidad trabajos políticos o
actividades científico-teóricas. Sobre todo, los que, al terminar sus
estudios universitarios, trabajan en organismos del Partido, de
administración y de economía, deben saber redactar informes y
escribir con sus manos sobre experiencias laborales.
Para cultivar esta capacidad en los estudiantes, es necesario
hacerles escribir tesis de asignatura y de fin de carrera, y prestarles
una orientación correcta.
148
Otra tarea importante para mejorar la enseñanza radica en llevar a
buen término el trabajo formativo de los estudiantes.
La enseñanza y la formación constituyen un único proceso y los
profesores deben ser, a la vez, pedagogos y educadores. Pero, algunos
de ellos no prestan atención a la labor de formación de los estudiantes,
considerando suficiente darles buenas clases. Como consecuencia, no
se logra poner fin a fenómenos de separar la enseñanza de la
educación. De no dirigirse atención a esta, es posible que también
entre nuestros estudiantes aparezcan manifestaciones ajenas a la clase
obrera y a la moral, como ocurre entre los universitarios de algunos
países socialistas. Y entonces resultará imposible asegurar la
continuidad de la revolución y defender los logros socialistas. A los
profesores les compete realizar sustancialmente la labor educativa de
los estudiantes, en combinación con la enseñanza.
Lo fundamental en esa formación es establecer el firme sistema
ideológico del Partido. Se puede afirmar que el actual programa
docente de la Universidad está confeccionado de tal manera que hace
factible implantarlo. Por eso, habrá que elevar la exigencia para su
ejecución, de modo que se materialice cabalmente. Además, hay que
convertir su vida cotidiana en un proceso educativo de implantación
de este sistema.
No se debe perder de vista en la formación de los jóvenes la tarea
de llevar a cabo sustancialmente su educación en la moral comunista.
Ahora no pocos de ellos se comportan como mal educados, sin saber
siquiera dónde les corresponde situarse. Si son ubicados en centros de
trabajo, sin haber llegado a poseer la moral comunista durante el
período universitario, no pueden portarse de manera decente, ni
desempeñarse con acierto como cuadros nacionales.
La Universidad se esmerará en el trabajo educativo de los alumnos
para prepararlos como verdaderos talentos revolucionarios, que
tengan establecido con firmeza el sistema ideológico del Partido y la
moral comunista.
La elevación de la capacidad profesional de los profesores cobra
importancia para mejorar la labor docente. Podemos decir que su
149
competencia decide la calidad de la enseñanza. Por muy bien que se
confeccione un plan de estudios, no podrán asegurarse a la enseñanza
el aspecto ideológico y el científico, desde la altura exigida por el
Partido, si es baja la competencia del profesorado.
Los profesores universitarios deben estar sólidamente preparados
en lo político-ideológico y en lo científico-teórico. Particularmente,
los de la Universidad Kim Il Sung, centro de formación de cuadros
nacionales y foro máximo de la ciencia en nuestro país, tendrán que
ser más competentes que otros. Les incumbe esforzarse mucho por
armarse firmemente con la ideología revolucionaria del gran Líder y
la política del Partido, y por versarse en cuestiones científico-
tecnológicas de sus respectivas especialidades.
Para elevar su competencia deben concentrar fuerzas en la
preparación de las clases. Deberán impartirlas con suficiente
alistamiento, ora leyendo muchos materiales de referencia, ora
compenetrándose a menudo con la realidad, para, en este transcurso,
elevar sus capacidades profesionales.
En el caso de los profesores universitarios es imposible pensar en
mejorar su preparación al margen de la labor de investigación
científica. Todos ellos, sin excepción, deben tomar parte en estas
actividades para solventar, tanto problemas científico-teóricos
pendientes en su trabajo didáctico, como otros de actualidad que se
presentan en diversas esferas de la economía nacional. Solo así
podrán llevar su competencia a un nivel más alto.
A fin de completar su preparación, los profesores estudiarán con
ahínco. Realizarán de modo sustancial el estudio de las obras del gran
Líder y la política del Partido que las encarna, y lo harán también
para asimilar amplios y profundos conocimientos de ciencia y de
tecnología de sus especialidades. No podemos considerar que ellos,
por ser tales, estudian todos a conciencia. A nivel de facultad y de
cátedra hay que intensificar el control sobre su estudio, implantando
una rigurosa disciplina al respecto.
Los profesores tienen que impulsar de manera compacta y
unificada la labor didáctica, la investigación científica y el estudio,
150
sin menospreciar ninguna de estas actividades.
Además de que ellos mismos estudien con afán, guiarán a los
discípulos a hacerlo de la misma manera. Les elevarán la exigencia en
cuanto al estudio, de modo que ninguno pueda mantenerse sin
aplicarse. De esta manera lograrán convertir toda la Universidad en
un gran palacio de estudio, en el verdadero sentido de la palabra.
Los profesores tienen que esforzarse con tesón por su propia
concientización revolucionaria.
La enseñanza es una tarea revolucionaria importante que forma a
cuadros nacionales, y los profesores, revolucionarios honrosos que
preparan a esos talentos, futuros encargados de nuestra labor
revolucionaria y constructiva. Solo cuando ellos mismos sean los
primeros en poseer rasgos revolucionarios hasta hacerse genuinos
comunistas, estarán en condiciones de instruir con éxito a sus
discípulos como cuadros revolucionarios con conciencia comunista.
Proceder así con los profesores es una orientación invariable de
nuestro Partido. Actualmente, en un país se rechazan sin miramientos
a los intelectuales alegando que procedieron de las clases propietarias,
mientras en otro se los deja en completa libertad de acción, sin
dárseles una formación revolucionaria. El primer caso es una
tendencia sectarista, y el segundo, una manifestación del liberalismo
burgués. Nuestro Partido se opone a estas desviaciones de izquierda y
de derecha, y mantiene con firmeza el principio revolucionario de
educar y convertir a los intelectuales en revolucionarios comunistas
que sirvan mejor a la clase obrera.
Una tarea de las organizaciones del Partido en la Universidad reside
en armar de modo consecuente a los profesores con la ideología
revolucionaria del gran Líder y forjarlos incesantemente, de manera
revolucionaria, a través de la vida organizativa y la práctica docente, de
modo que erradiquen de sus mentes individualismo, egoísmo,
liberalismo, ambición de notoriedad y otros residuos de caducas
ideologías, y trabajen con total abnegación por el Partido y la revolución.
Para mejorar la enseñanza hay que fortalecer su administración.
Y en esto es muy importante elevar el papel de la facultad, una de
151
las importantes unidades de la administración docente que organiza y
dirige la labor docente-educativa y las investigaciones científicas.
Asume la tarea de analizar, dirigir y controlar de manera unificada
estas gestiones y el trabajo de superación profesional.
La elevación de su rol se presenta con especial importancia en la
Universidad Kim Il Sung. Aquí, las facultades tienen un gran tamaño,
tanto desde el punto de vista de la constitución de las cátedras y la
matrícula, como desde el de la esfera de comprensión de la formación
de especialistas. Por ejemplo, la Facultad de Economía es comparable
con todo un instituto superior. Teniendo en cuenta la importancia de
su posición y misión, el Líder enseñó que para sus decanos se
designara a sabios prestigiosos.
Sin embargo, ahora en los planteles universitarios, las facultades
no cumplen más que el papel de puente, de transmisor.
Asumiendo el rol de encargadas de la administración docente,
organizarán bien la labor, de tal modo que los profesores concentren
su atención en elevar el nivel científico-teórico de la enseñanza, sin
sentirse prisioneros de engorrosos asuntos de oficina. De modo
especial, tienen que elaborar con acierto el programa docente
conforme al requerimiento político del Partido y al propósito de la
formación de especialistas. Y confeccionarán con esmero el plan de
estudio. Si se lo cambia con frecuencia, no se puede asegurar el
sistemático carácter educacional. Para acertar en trazarlo han de
estudiar a fondo la exigencia política del Partido y, al mismo tiempo,
analizar el estado de actividades de los graduados y prestar oído a las
opiniones de muchas personas.
Después de elaborado de manera correcta el programa docente,
tienen que controlar con rigor su ejecución. Les compete dirigir y
controlar con acierto todo este proceso, desde la preparación de clases
por parte de los profesores, hasta el grado de asimilación de los
estudiantes, para darles a estos todo el contenido previsto en el
programa. En las facultades deben prevenir que surjan casos de
indisciplina, como cambiar libremente el plan de estudio o infringir el
progreso de las clases.
152
La cátedra constituye la unidad principal de la enseñanza, la
educación y la investigación científica. Con tal que se incrementen su
responsabilidad y papel, será posible elevar la capacidad de los
profesores, fortalecer la labor investigativa y mejorar la calidad de las
clases. A la facultad le incumbe fortalecer el trabajo con las cátedras,
para fomentar su rol por todos los medios.
Este año, la Universidad Kim Il Sung conmemora el 20
aniversario de su fundación. Durante estas dos décadas, el plantel
formó a un gran número de cuadros nacionales, acumuló valiosas
experiencias en la ejecución de la política educacional del Partido,
reforzó sus filas de profesores con personas fieles al Partido y
construyó nuevos edificios de dotación moderna.
Tiene la tarea de elevar al nivel mundial la preparación científico-
teórica de sus profesores y la calidad de la enseñanza a un grado
superior, valiéndose de los firmes fundamentos ya echados. Así
tendrá que convertirse en un centro universitario de prestigio
internacional, cuya voz ejerza una importante influencia sobre los
círculos educacionales y otros académicos.
Estoy seguro de que todos los profesores y funcionarios de la
Universidad Kim Il Sung, en cumplimiento de la política educacional
del Partido, mejorarán dentro de poco tiempo la labor docente para
formar mayor número de cuadros competentes, que sean útiles a
nuestra revolución, lo que sería corresponder a las esperanzas del
Partido.
153
ELEVEMOS EL PAPEL DE LA PRENSA EN
EL CUMPLIMIENTO DE LAS RESOLUCIONES
DE LA CONFERENCIA DEL PARTIDO
154
revolucionaria en lo político, económico y militar.
Los trabajadores del sector de la prensa escrita y radial asumen
misiones muy importantes en el esfuerzo por ejecutar estas tareas.
Los periódicos, transmisiones de la agencia, la radio y otros
medios de información constituyen una poderosa arma ideológica de
nuestro Partido para educar a amplios sectores de masas en los
principios revolucionarios, y movilizarlas al cumplimiento de su
política. Por su conducto, se divulgan entre el pueblo la ideología y la
voluntad del Partido, y se transmiten con amplitud informaciones
acerca de la situación nacional e internacional y las novedades de la
construcción socialista. Sin estos medios, no es posible llevar a buen
término la labor de educación de grandes masas, ni su movilización
para la ejecución de la política del Partido.
Para llamar enérgicamente a los militantes y otros trabajadores a la
materialización de las resoluciones de la Conferencia y así imprimir
un auge revolucionario a la edificación socialista en todas sus
vertientes, es preciso que se registren innovaciones, primero, en la
labor de divulgación mediante publicaciones e informaciones. Solo
cuando periódicos, noticieros y emisiones acepten con sensibilidad la
ideología y la voluntad del Partido y, sobre esa base, desarrollen
efervescentes actividades, será posible implantar un ambiente
revolucionario en todo el país y producir un nuevo ascenso en todas
otras esferas.
Hoy, esta labor propagandística no se realiza a la altura de la
exigencia política y la voluntad del Partido. En el caso de los
materiales insertados en el órgano del Partido y otras publicaciones,
no tienen contenidos profundos; su fuerza combativa y exhortativa es
débil, y sus espacios se llenan con artículos mediocres.
El personal de la rama de prensa debe registrar un viraje en su
tarea de divulgación, mediante la elevación del nivel político-
ideológico y la calidad de sus trabajos.
Ante todo, tienen que intensificar la divulgación para armar a los
militantes del Partido y a los trabajadores con la ideología
revolucionaria de nuestro Partido.
155
El asunto más importante en el cumplimiento de las resoluciones
de la Conferencia del Partido, se centra en fortalecerlo y aglutinar en
su torno y del Líder a todo el pueblo, para consolidar
monolíticamente nuestras filas revolucionarias. A fin de alcanzar este
objetivo, hay que asegurar la unidad y la cohesión ideológico-
volitivas de todo el Partido y de la población, lo que requiere una
sólida formación de los militantes y los trabajadores en la ideología
revolucionaria de nuestro Partido.
La idea Juche es la única rectora de este, y toda su política y
lineamiento parten de la misma.
Si hasta ahora nuestro pueblo logró cambios sin precedentes a lo
largo de siglos, en la lucha revolucionaria y la labor de construcción y,
en un tiempo históricamente corto, pudo convertir al país, otrora
reducido a cenizas, en un poderoso Estado socialista, independiente,
autosostenido y autodefensivo, ha sido gracias a que, bajo la guía del
Líder, materializó la idea Juche en todas las esferas. La justeza y la
gran vitalidad de esta doctrina se han comprobado sin reservas a
través de la práctica y hoy muchas personas en el mundo quieren
aprender de esta. Sin embargo, ahora, en el sector de la prensa no se
realiza con acierto su divulgación. No son muchos los artículos que la
interpretan con profundidad y se escribe escasamente acerca de la
justeza de la posición independiente y los lineamientos de soberanía,
de autosustentación y de autodefensa, que nuestro Partido mantiene
de manera invariable.
Establecer el Juche se presenta hoy como una cuestión muy
importante y apremiante para nuestra revolución y para el
movimiento comunista internacional. Por eso, nuestro Partido publicó
en su órgano Rodong Sinmun, en agosto pasado, un extenso artículo
bajo el título de Defendamos la independencia, en el que se dilucida
patentemente la justeza de la posición soberana y creadora que
sostiene con firmeza en la revolución y su construcción, y la
necesidad apremiante y la significación de defender la independencia
en la actualidad en el movimiento comunista internacional. Ahora
produce fuerte repercusión en el orbe. Pero, la prensa guarda silencio
156
después de haberlo divulgado una vez por periódicos, agencia
noticiosa y radio. Últimamente casi no menciona, ni siquiera,
palabras como defender la independencia y establecer el Juche.
En cambio, en las publicaciones se habla mucho sobre el “espíritu
patriótico de autonomía”, que, según se dice, había sido planteado
antaño por los sabios de la escuela Silhak, pero esto no tiene nada que
ver con la idea revolucionaria de nuestro Partido referente a la
implantación del Juche. Con la formación de los militantes del
Partido y los trabajadores en ese precepto, no podemos defender y
materializar el lineamiento de independencia de nuestro Partido, ni
establecer el Juche en la revolución y su construcción. El hecho de
que los trabajadores del sector, bajo el pretexto de oponerse al
servilismo a las grandes potencias y de instituir el Juche, aprecian y
difunden las palabras de dichos sabios, como si expresaran el mismo
concepto, nos hace pensar que ellos mismos no saben bien cómo se
concibió la idea Juche y cuál es su esencia revolucionaria.
Al sector le incumbe propagar profundamente la idea Juche para
lograr que los militantes del Partido y los trabajadores conozcan bien
su esencia y su gran vitalidad.
Al mismo tiempo, debe hacer conocer con amplitud la destacada
dirección del gran Líder y su elevada autoridad internacional.
El estimado Líder es un gran dirigente de la revolución, que
realizó imperecederas hazañas ante esta y la humanidad, con ideas y
teorías profundas, sobresaliente dirección y práctica revolucionaria.
Al margen de su destacada y probada guía, no se puede pensar en el
alto prestigio y dignidad de nuestro Partido y de la República, ni en el
honor y la felicidad de nuestro pueblo. Nuestro deber es divulgar en
amplia escala la grandeza del Líder, de manera que todos los
militantes del Partido y los trabajadores lo estimen y sigan de todo
corazón y se aglutinen con firmeza, en lo ideológico y volitivo, en
torno a él y al Partido.
En las actuales condiciones en que los revisionistas niegan la
dirección de un líder sobre la revolución y su labor de construcción y
maniobran para desprestigiar a los de la clase obrera, cobra especial
157
importancia intensificar la divulgación de la grandeza del nuestro.
Mediante el mayor fortalecimiento de este trabajo debemos hacer
conocer, no sólo a nuestro pueblo, sino también a otros, la verdad de
la revolución y la lección histórica de que es imposible alcanzar la
victoria en la lucha revolucionaria, sin lograr la unidad y la cohesión
de todo el partido y el pueblo, como un solo cuerpo, alrededor de su
líder.
Es importante, en la divulgación de la grandeza del Líder,
esmerarse en las informaciones relativas a sus trabajos. En las
noticias políticas sobre sus actividades, incluyendo las internacionales,
deben mostrarse verídicamente su destacado arte de dirección y sus
rasgos populares, así como el ardiente sentimiento de admiración de
nuestro pueblo y de otras naciones hacia él. Aun cuando se utilice un
apelativo, hay que hacerlo de tal manera que resulte íntimo y
respetuoso, expresando el sentimiento de admiración hacia el Líder, y
en cuanto a los títulos de esas noticias, se deben destacar,
diferenciándose de los de otros artículos, para asegurar su elevada
autoridad.
Hay que prestar especial atención a la inserción de sus fotos en las
publicaciones, sobre todo en los periódicos. Como quiera que en estas
los lectores ven la ilustre y generosa imagen del gran Líder, es preciso
conceder máxima atención cuando se toman y se insertan, para
asegurar su autoridad y posición prestigiosa.
Aun en el caso de tratarse de noticias desde el mismo lugar del
hecho, o escribir sobre experiencias o visitas, no debe limitarse a
presentar de modo práctico los materiales reales, sino hay que
subrayar que los éxitos y las experiencias en el trabajo que se
analicen, son brillantes resultados de la sabia dirección del Líder. De
esta manera, debemos lograr que todos los artículos y otros materiales
que se publiquen en la prensa, contribuyan a dar a conocer a los
militantes del Partido y los trabajadores la justeza de los lineamientos
y las orientaciones presentados por él y su eminente dirección.
Es preciso elevar el carácter revolucionario y clasista de las
publicaciones e informaciones.
158
Estos atributos son la vida de los medios de información de
nuestro Partido. De perderlos, no podrán cumplir plenamente con su
papel de arma ideológica para la formación revolucionaria de las
personas.
Hoy enfrentamos la tarea de liquidar los vestigios de la vieja
sociedad y de imprimir conciencia revolucionaria y de clase obrera a
toda la actual. En el escenario internacional se despliega también una
aguda lucha entre el progreso y la reacción, entre el socialismo y el
imperialismo. Esta realidad exige fortalecer más el espíritu
revolucionario y clasista en la divulgación por medio de la prensa.
Actualmente, en el trabajo de los medios de información se
revelan graves defectos. El año pasado, critiqué a la radio central
porque, arguyendo cosas como nueva forma de educación de masas,
transmitió en un programa para los jóvenes estudiantes materiales
carentes de significado instructivo. Aun después, en las publicaciones
e informaciones siguen apareciendo no pocos materiales con
contenidos ambiguos, de extraño tinte en el plano ideológico. Hace
algún tiempo, la radio central transmitió de modo desenfrenado
canciones compuestas al estilo de las decadentes romanzas
sensibleras, pretendiendo que son de carácter popular. Últimamente,
incluso en el órgano del Partido vi que se escribe bastante de cosas
como relatos de historia, leyendas, presentaciones de reliquias
antiguas y de lugares pintorescos, sin valor educativo, y artículos de
puras curiosidades. Estas cosas casi no contribuyen a la formación
revolucionaria de las personas.
En la cuestión ideológica no puede existir el término medio y debe
ser evidente el límite entre lo que corresponde a la clase obrera y lo
ajeno a esta. Como los periodistas y los redactores están en la primera
línea del frente ideológico, deben ser más sensibles que nadie en lo
político, y luchar con intransigencia contra todo lo reñido con las
ideas del Partido, y lo ambiguo en el plano clasista. Debemos estar
bien atentos para que en esos medios no tenga cabida nada de
ambigüedad ideológica.
En el informe leído en la Conferencia del Partido, el gran Líder
159
dilucidó de forma científica que el proceso de la construcción del
socialismo y del comunismo, es el de concientización revolucionaria
de las personas y de impresión de los rasgos de la clase obrera a todas
las esferas de la sociedad. Para insuflar conciencia revolucionaria en
las gentes, hay que erradicar toda índole de elementos ideológicos
contrarios a los de la clase obrera, sobre todo los capitalistas, que
quedan en su mente, y pertrecharlas de modo consecuente con la
ideología revolucionaria de esta clase social.
Lo principal de la educación comunista de los miembros del
Partido y de otros trabajadores, es elevar su conciencia clasista. La de
la clase obrera constituye el núcleo de la ideología comunista. Es
preciso que los medios de divulgación aborden muchos materiales de
educación comunista, incluyendo la clasista, para que sirvan a elevar
esa conciencia en las personas y a dotarlas con ideas comunistas.
Nuestro Partido ha orientado realizar la formación comunista,
teniendo como lo principal la clasista, en combinación con la
educación en las tradiciones revolucionarias. Debemos intensificar la
difusión de esas herencias, de manera que los militantes del Partido y
otros trabajadores aprendan del sublime espíritu revolucionario de los
guerrilleros antijaponeses y de sus valiosas experiencias de lucha.
Sólo así es posible que en el proceso de la lucha revolucionaria
nuestras gentes puedan vencer con sus propias fuerzas cualesquier
dificultades y pruebas.
El Líder siempre evoca con dolor que en la pasada Guerra de
Liberación de la Patria, cuando la retirada estratégica, muchas
personas fueron capturadas y asesinadas lamentablemente por los
enemigos, sin haberlos enfrentado, siquiera una sola vez, y señaló que
esto ocurrió porque había sido deficiente la formación del pueblo en
las tradiciones revolucionarias. Hoy, los enemigos intensifican más
que nunca sus maniobras de provocación de una nueva guerra de
agresión al Norte de Corea. En estas circunstancias, sin olvidar las
amargas lecciones de aquel período, debemos preparar bien al pueblo
en lo político-ideológico para que pueda hacer frente a cualquier
sesgo que tome la situación.
160
Es necesario presentar y divulgar ampliamente las experiencias de
combate de la pasada Guerra de Liberación de la Patria. En esa época,
nuestro Ejército Popular y el pueblo, desplegando sublime
patriotismo y espíritu de sacrificio, pelearon heroicamente y así
asestaron derrotas político-militares a los agresores del imperialismo
norteamericano, que se jactaban de su “supremacía” en el mundo, y
defendieron con honor la libertad y la independencia de la patria. Sus
hazañas impregnadas de heroísmo y sus experiencias de combate
constituyen hoy un ejemplo vivo, un valioso fundamento para armar a
los militantes del Partido y a los trabajadores con una justa
concepción sobre la guerra, y para educarlos en los principios
revolucionarios.
Levantar al pueblo en la lucha antimperialista y antiyanqui, es en
la actualidad una tarea relevante de la prensa escrita y radial.
En la Conferencia del Partido, el gran Líder definió al
imperialismo yanqui como primer blanco de la lucha de nuestro
pueblo y de otros del mundo, y presentó la estrategia del combate
antimperialista y antiyanqui, consistente en dirigirle nuestra punta de
lanza.
Los imperialistas norteamericanos son enemigos jurados del
pueblo coreano, pues desde hace más de 100 años invadieron nuestro
país y, después de la liberación de Corea, mantienen ocupada su parte
meridional durante más de 20 años y, en la pasada guerra, asesinaron
un gran número de nuestros habitantes y redujeron a cenizas nuestras
ciudades y aldeas. Además, persistiendo en su ambición de dominar
el mundo, intensifican por doquier más y más los actos de agresión y
de guerra y expanden de manera escalonada su agresión a Vietnam, a
la vez que perpetran perversas campañas de propaganda
anticomunista contra los países socialistas. Sin embargo, los
revisionistas optan por el camino de la conciliación con los
imperialistas y difunden entre los pueblos ilusiones sobre estos,
alegando que ha cambiado su naturaleza.
A través de los periódicos, la agencia de noticias y la radio,
debemos revelar y condenar plena e históricamente la naturaleza
161
agresiva del imperialismo y las atrocidades bestiales del yanqui. De
manera que los pueblos sepan con claridad que este es enemigo, no
sólo del coreano, sino también de toda la humanidad y que, sin
combatirlo y a otros imperialistas, no es posible defender la paz y la
seguridad del mundo, ni tampoco la soberanía nacional.
Ahora los reaccionarios japoneses, bajo la instigación del
imperialismo yanqui, están extendiendo abiertamente sus tentáculos
de agresión al Sur de Corea y recrudecen su política hostil hacia
nuestra República. Nos incumbe desenmascarar por completo los
crímenes y la ambición de agresión a ultramar de los militaristas
japoneses. De modo que no sólo el pueblo coreano, sino también
muchos pueblos de Asia y del resto del mundo, eleven la vigilancia
ante el peligro del militarismo japonés, que está rearmándose.
Hoy, la camarilla de fascistas militares de Corea del Sur no sólo
entregó la mitad del territorio nacional al imperialismo yanqui como
su colonia completa, sino que también introduce hasta fuerzas del
militarismo japonés, que en el pasado causaron al pueblo coreano
indescriptibles sufrimientos y calamidades, y reprimen con armas la
lucha de los habitantes sudcoreanos contra su política de traición
nacional. Venden a compatriotas como esclavos a los capitalistas y
los hacendados extranjeros, bajo el cintillo de “emigrantes” y envían
a numerosos jóvenes, como carne de cañón de los imperialistas
yanquis, a campos de guerra en el Sur de Vietnam, donde mueren con
deshonor.
A la prensa escrita y radial le incumbe la tarea de acometer una
fuerte ofensiva de propaganda para desenmascarar y condenar los
crímenes perpetrados por la camarilla de fascistas militares
sudcoreanos. Los periodistas y los redactores, reflejando la
indignación y el sentimiento de odio de toda la nación contra esa
pandilla, que vende por completo el país al imperialismo yanqui y al
japonés, deben hacer de cada frase y cada palabra suya un acta
acusatoria contra esos actos de traición a la patria, una bayoneta que
corte su vía respiratoria. Solo así es posible aislarla por completo de
nuestro pueblo y de otros y levantar enérgicamente a amplios sectores
162
de la población del Sur de Corea a la batalla contra la dominación
fascista colonial del imperialismo yanqui y sus lacayos.
Hoy, los obreros, campesinos y los jóvenes estudiantes, en fin, los
habitantes patrióticos de diferentes sectores y capas en Corea del Sur,
pese a las muy difíciles condiciones impuestas por la bárbara
dictadura militar-fascista, despliegan una lucha indoblegable y
dinámica contra la dominación colonial del imperialismo yanqui, las
maniobras de reagresión del imperialismo japonés y por sus derechos
a la existencia y la libertad democrática. Esta pelea es justa y
patriótica, en bien de toda la nación, y una parte de la revolución
coreana en su conjunto.
Nuestra prensa debe servir de bandera estimuladora, que insufle
fuerza y ánimo al pueblo surcoreano. Los periodistas y los redactores
deben transmitir a tiempo y difundir con amplitud noticias sobre la
lucha de este, de manera que la población del Norte la apoye y
respalde por todos los medios, sin olvidar ni un momento a sus
hermanos sureños y que, a escala internacional, se eleve la voz de
ayuda y solidaridad con esta contienda.
En el presente, la tarea revolucionaria más importante que
enfrentan nuestro Partido y pueblo, es seguir impulsando la
edificación económica socialista y acelerar más la construcción de la
defensa nacional.
Para edificar con éxito el socialismo y el comunismo se necesita
consolidar la base económica del país y elevar el nivel de vida del
pueblo, mediante un enérgico impulso de la construcción económica
y, por otra parte, hay que aumentar la capacidad de defensa, para
salvaguardar con las propias fuerzas las conquistas de la revolución.
La situación de hoy, en que las conjuras provocativas de guerra de
los imperialistas se tornan más abiertas que nunca, demuestra
patentemente la incuestionable justeza de ese lineamiento planteado
por el gran Líder: impulsar paralelamente la construcción económica
y la de la defensa nacional.
No es fácil materializarlo, es decir, seguir impulsando la
construcción económica socialista y, al mismo tiempo, dirigir grandes
163
fuerzas a la de la defensa nacional. A menos que se movilicen todo el
Partido, todo el pueblo y todo el ejército y hagan tesoneros esfuerzos,
sería imposible concretar el referido lineamiento.
Para movilizar a los militantes del Partido y los trabajadores en la
empresa de cumplir el lineamiento revolucionario del Partido, se
precisa fortalecer la propaganda política y la económica. Nuestros
medios de divulgación explicarán y difundirán profundamente entre
las masas la esencia revolucionaria y la justeza de la línea de efectuar
simultáneamente la construcción económica y la de la defensa
nacional, y lo mismo harán, a tiempo y de modo amplio, en relación
con aspectos del heroico esfuerzo de los trabajadores que se
consagran en cuerpo y alma a la materialización de la política y la
línea del Partido, y con éxitos y experiencias obtenidos en este
proceso.
Sólo aquellos artículos y materiales con profundidad ideológica y
gran fuerza influyente y exhortativa, pueden apoderarse del corazón
de las masas y llamarlas a realizar heroicos esfuerzos y proezas. Los
periodistas y los redactores publicarán muchos artículos y otros
materiales que siempre señalen claramente el propósito y la exigencia
políticos del Partido y posean un fuerte carácter agitador y
exhortativo para fomentar el entusiasmo revolucionario de las masas.
De esta manera, procurarán que en todo el país se desborde el espíritu
revolucionario de trabajar y vivir de manera combativa, tomando el
fusil en una mano y, en la otra, la hoz o el martillo, y que, por doquier,
se registren saltos e innovaciones.
Para cumplir con toda esa sublime misión y honrosa tarea,
asumidas ante el Partido y la revolución, los periodistas y los
redactores deben elevar su capacidad política y profesional.
Estos son hombres de letras que se encuentran al frente de la
propaganda publicitaria e informativa de nuestro Partido. Su fidelidad
a este y a la revolución debe manifestarse al escribir muchos
excelentes trabajos en que palpite el espíritu de la época y que se
apoderen del corazón del pueblo. Dado que el nuestro es un partido
que hace la revolución y lucha, necesitamos a personas que aunque
164
hablen poco, cumplan con diligencia las tareas revolucionarias
asignadas por él. Quienes no tienen preparación político-profesional,
no pueden responder a la confianza y la esperanza del Partido.
Nuestros periodistas y redactores se esforzarán con ahínco para
poseer aguda perspicacia política, ricos conocimientos sobre la
naturaleza y la sociedad y elevada habilidad para escribir.
Ante todo, tendrán que armarse firmemente con la política y los
lineamientos del Partido. De lo contrario, les será imposible escribir
buenos trabajos, conforme a la ideología y la voluntad del Partido, ni
analizar y juzgar de forma correcta, en el plano político, todos los
problemas. Estudiarán sistemática y profundamente las obras del
Líder, para hacer de su gran ideología y sus teorías revolucionarias
una firme concepción del mundo, su carne y huesos.
Periodistas y redactores deben hacerse verdaderos eruditos, que
conozcan tanto la política, la economía y la cultura, como la ciencia y
la técnica. Para esto, necesitan leer muchos libros para poseer
múltiples y profundos conocimientos. Además, deben entrar en la
impresionante realidad que hierve en creaciones e innovaciones para
presenciar muchas cosas y así ampliar su visión. Solo así podrán
escribir diversos trabajos de calidad.
Para redactar bien, se precisa afinar la habilidad correspondiente.
Poseer abundantes conocimientos no significa escribir bien. Es fácil
expresar oralmente lo que se conoce, pero difícil hacerlo en letras.
Periodistas y redactores harán ingentes esfuerzos para asimilar esa
habilidad y elevar su arte de redacción. De esta manera poseerán la
capacidad de elaborar con soltura cualquier tipo de artículo.
Ellos se esforzarán, sin cesar, por concientizarse a sí mismos, por
vía revolucionaria. Si no se forjan de manera ininterrumpida, ni se
autoeducan de modo revolucionario, no pueden servir de genuinos
hombres de letras del Partido, defensores y propagadores activos de
su política. Cuando se conviertan en verdaderos revolucionarios,
nuestros periódicos, agencia de noticias y radio podrán cumplir a
plenitud con su importante misión y papel, como poderosas armas
ideológicas del Partido.
165
Los periodistas y los redactores se esforzarán afanosamente por
prepararse mejor como competentes funcionarios, infinitamente fieles
al Partido, y por elevar a una etapa superior el nivel político-
ideológico de las publicaciones y otros medios de prensa, para, de
esta manera, corresponder a la profunda confianza y la elevada
expectativa del Partido.
166
PARA COMPLETAR EL FILME LA FAMILIA
DE CHOE HAK SIN COMO UNA OBRA
MAESTRA QUE CONTRIBUYA A
LA EDUCACIÓN ANTIYANQUI
167
vida para bajar su pistola. Aconsejo que vuelvan a rectificar esos
diálogos en este sentido.
Hace algunos días, el gran Líder vio el filme y advirtió que este no
debe dar la impresión de que se haya creado para solucionar el
problema pendiente de la religión, asunto que ni siquiera se presenta
en nuestro país. Agregó que, a través de la película, ha de explicarse
con acierto por qué desapareció aquí la religión y cómo se
transformaron sus adeptos, y que bastaría establecer que el pastor se
oponga a los yanquis, no importa que hubiese residido en el distrito
Kangdong o en el Taedong.
En nuestro país, el problema religioso fue solucionado en el
período de la Guerra de Liberación de la Patria. En cuanto al
cristianismo, esta doctrina se divulgó con rapidez por los misioneros
estadounidenses en la segunda mitad del siglo XIX. Antes de la
guerra, gran número de sus adeptos existieron también en el Norte de
Corea. Sin embargo, durante la contienda, todas las iglesias fueron
destruidas por el bombardeo indiscriminado de los agresores
imperialistas norteamericanos, mientras que muchos creyentes
perdieron su vida a manos de los mismos asesinos y los
sobrevivientes dejaron de creer en Jesús, al concientizarse igual que
un pastor del distrito Taedong. Ahora en el Norte de Corea
superviven pocos y se les asegura plenamente, por la ley, la libertad
de creencias religiosas. De esta manera, no se presenta ninguna
cuestión en cuanto a la religión.
En el filme La familia de Choe Hak Sin no hay que cuestionar a
quienes creen en Jesús, o a la misma religión, sino a aquellos que
consideran como Dios al imperialismo yanqui y le sirven, y a su
posición y actitud de tratarlo con ilusiones.
Los cineastas realizaron ingentes esfuerzos para convertir la
película en una obra de alto valor ideológico y artístico, acatando la
orientación creativa dada por el gran Líder. Pero, tienen que
empeñarse un poco más.
También en la escena en que Song Kun, impelido a disparar al
viejo campanero, se vuelve repentinamente y mata a tiros a Kingster,
168
debe reproducirse su mundo sicológico con mayor lógica fílmica.
Algunas personas, que antes tildaron de reaccionario el drama La
familia de Choe Hak Sin, censuraron que, al transformar al capitán
del ejército títere como Song Kun, la obra perdió el carácter clasista,
lo que no puede considerarse como una apreciación justa. El quid del
problema no consiste en la transformación misma de Song Kun, sino
en la falta de descripción lógica de su conducta.
No es fácil, de ninguna manera, apuntar una pistola contra los
yanquis, para un hombre como Song Kun, quien teme a Estados
Unidos y que si bien sabe que ese país envuelve como una víbora su
cuerpo y la cintura de Corea del Sur, considera inevitable tolerarlo,
desgracia que deben sufrir los miembros de una nación “débil”. Así,
pues, a fin de escenificar a tal persona, hay que reproducir de forma
convincente el proceso de crecimiento de su conciencia nacional. En
el drama era muy difícil interpretarlo en una sola escena, pero en el
filme se puede hacer con seguridad e intensidad, porque se le permite
aplicar, de acuerdo con la necesidad, el método de recordar.
En el preciso momento en que el protagonista apunta al anciano
campanero, la película debe mostrar, en un vívido cuadro, las
experiencias de su vida y sus sentimientos de indignación hacia el
imperialismo norteamericano. La escena podría establecerse así: él
evoca su infancia en que, acomodado en ambos brazos del anciano,
tocaba la campana tirando y aflojando su cordón; luego recuerda, en
medio de desordenadas campanadas, las caras de su hermana muerta
y de su madre, maldiciendo a los yanquis, y los rostros ignominiosos
de Kingster y Richard, quienes sueltan carcajadas al matar sin piedad
a su hermana y a otros coreanos y, por último, se imagina a Yong Su
y a Song Hui, cuando, en el patio de su casa, le condenan
severamente, enfrentándosele, cara a cara, con armas en las manos. Si
se describen así con veracidad las escenas retrospectivas, resultará
convincente la conducta de Song Kun de disparar al enemigo yanqui
y se percibirá el estado espiritual e ideológico en que toma tal
decisión como un proceso de desarrollo de su conciencia nacional.
El filme, al igual que el drama, pertenece al arte creativo del
169
carácter. Solo cuando se describe clara y verídicamente el carácter
dramático y el de los personajes, puede producirse una obra de alto
valor ideológico y artístico.
Como La familia de Choe Hak Sin es una película de nuevo matiz,
que describe principalmente a personajes negativos, hay que prestar
especial atención a caracterizar, en singulares personalidades, a
distintos personajes como el pastor proyanqui Choe Hak Sin, su hijo
Song Kun y a los agresores imperialistas norteamericanos. En las
obras artísticas y literarias, el temperamento del hombre debe
reproducirse como el de un prototipo que representa a cierta clase o
capa social y, al mismo tiempo, como una personalidad irrepetida que
lo distingue. Solo entonces pueden poseer un gran valor ideológico y
estético, y fuerza de atracción.
Lo más importante en la descripción de los caracteres de los
personajes, es su conciencia ideológica, que constituye el núcleo del
mundo espiritual del hombre y decide la particularidad medular de su
carácter. Porque determina y promueve toda acción humana y
también prescribe sus conocimientos y sentimientos.
Reitero que, para el hombre, la conciencia ideológica viene a ser el
factor principal que distingue su carácter. Pero esto no significa que si
las ideas son iguales, resultan similares los caracteres. Aunque sean
idénticas las ideologías, son diferentes el nivel de entendimiento y la
convicción en las mismas, lo cual se manifiesta distinto en el pensar y
actuar, razón por la que cada hombre posee un modo de ser particular.
Los creadores, bien conscientes de esta correlación entre la
conciencia ideológica y el carácter, deben tipificar y distinguir, como
poseedores de diferentes personalidades, al pastor Choe Hak Sin,
protagonista del filme, y a su hijo Song Kun, al tiempo que los
describen como proyanquis que creen en Estados Unidos.
Por ejemplo, el pastor Choe Hak Sin era un rematado proyanqui,
quien, a través de decenios de su vida religiosa, tenía fundidas en una
la fe en el cristianismo y la ilusión hacia Estados Unidos. Considerar
un Dios a Norteamérica y adorarla incondicionalmente constituye el
factor ideológico principal que destaca su carácter. Por lo tanto, en la
170
película se debe mostrar con claridad que toda la acción y los
sentimientos del pastor emanan de esa conciencia ideológica y que
también radica en esta la causa subjetiva de la seria tragedia familiar.
Para caracterizar con claridad al pastor Choe Hak Sin quien adora
fiel y ciegamente a Estados Unidos, es necesario mostrar con acierto
su posición y actitud proyanquis, debido a las cuales, al ver las
barbaries de sus militares contra nuestro pueblo, las considera como
delitos cometidos por algunos individuos, que hubiesen traicionado a
Dios, y no como expresión de la naturaleza agresiva del imperialismo
norteamericano. En la cinta deben describirse de manera convincente
la conducta y el mundo sicológico del pastor, ciego venerador de
Estados Unidos, que visita voluntariamente a Richard y le pide
protección para Yong Su, un soldado del Ejército Popular, escondido
en su casa, cuando los agresores actúan con frenesí para arrestar a los
patriotas, y además, no cree que Kingster haya dado muerte a su hija
Song Ok, aunque es real.
Se puede decir que Song Kun tiene en lo fundamental la misma
idea que su padre en lo que se refiere a confiar y seguir a Estados
Unidos, pero se distingue en la vivencia que da pie a la adoración a
ese país, en fe y en el intelecto y la acción. A diferencia de su
progenitor, que cree y enaltece como Dios a Norteamérica, sin
conocer en absoluto su naturaleza agresiva, Song Kun es una persona
que, si bien sabe que Estados Unidos es una víbora, que envuelve con
fuerza su cuerpo y a toda Sudcorea y les aplasta las vías respiratorias,
lo acepta con temor como un destino inevitable.
En la descripción de su carácter, hay que destacar principalmente
su pánico a Estados Unidos. Además, es importante mostrar la
situación y la humillación de un oficial del ejército títere, que no
puede hacer nada, aunque siente un fuerte ultraje e indignación ante
las barbaridades de los norteamericanos y la discriminación nacional.
Solo cuando se describen profundamente, a la luz de la vida, las
peculiaridades de Song Kun, con sus conocimientos y resentimientos
nacionales, además del temor a Estados Unidos, será posible
interpretar, según la lógica del temperamento, el cambio repentino de
171
su espíritu y su decisiva acción al disparar al pecho de un yanqui,
librándose de ese miedo, en momentos dramáticos en que debe
hacerlo contra su connacional.
En cuanto a los caracteres de Richard, Kingster y James, también
deben reproducirlos con nitidez para destacar sus diversas
personalidades de agresores. Ellos son portavoces y ejecutores de la
política agresiva del imperialismo yanqui contra Corea. Todos son
crueles como agresores. Sin embargo, cada cual asume una misión
distinta en la materialización de esa política y son diferentes en el
credo y la comprensión acerca de medios y métodos de agresión. Así,
pues, hay que describir con claridad y agudeza esas peculiaridades,
mientras que se revelen sus naturalezas agresivas.
Como de costumbre, durante la pasada guerra coreana, los
agresores imperialistas norteamericanos efectuaron abiertamente una
invasión bélica con un arma en una mano, en tanto intensificaban la
ofensiva ideológico-cultural, con una ramita de olivo en la otra, para
engañar a nuestro pueblo. Si se quiere reproducir con veracidad en el
filme la bestialidad y astucia de Richard, Kingster y James, hay que
poner de relieve sus características peculiares en combinación con esa
política de doble faz del imperialismo yanqui.
El pastor Richard es el portavoz de la agresión ideológica y
cultural del imperialismo norteamericano, razón por la que, en su
presentación, se hace necesario interpretar bien el carácter de un
hipócrita disfrazado de “misionero” de Dios y de “amigo” de los
coreanos, la personalidad de quien se muestra comedido y generoso
en apariencia, pero, de hecho, es astuto y salvaje sin parangón.
Kingster, oficial norteamericano, es un representante de la
agresión armada del imperialismo estadounidense. Hay que
caracterizarlo como un lobo que profesa la “filosofía” y el credo de
que el cañón es omnipotente, y como una bestia, brutal y feroz, que
siente alegría y placer en matar sin piedad a nuestros compatriotas.
James, por su parte, es un asesor mandado por la Agencia Central
de Inteligencia de Estados Unidos, quien ejecuta bajo su
responsabilidad la política de doble cara del imperialismo yanqui.
172
Debe presentarse como una figura autoritaria que manipula, entre
bastidores, a Richard y Kingster.
Al destacar con más nitidez los sentimientos antiyanquis en la
descripción de los caracteres de los personajes, en las escenas y los
diálogos, los creadores deben perfeccionar el filme La familia de
Choe Hak Sin en el plano ideológico y artístico.
Como la obra tiene establecida una estructura principal, si se
modifica algo más, según he orientado hoy, saldrá bien lograda.
Transcurren los últimos días de este año, así que deben acelerar la
labor de rectificación, para presentar al Líder la película
perfeccionada en la fiesta de Año Nuevo.
173
PARA TIPIFICAR DE MANERA
PROFUNDA Y REALISTA EL CARÁCTER
DEL HOMBRE Y LA VIDA
174
manera verídica la realidad, saquen a la luz con emoción el hondo
contenido ideológico y contribuyan de manera dinámica a la
educación revolucionaria de los hombres.
Los objetivos principales de la descripción en las obras, sobre todo
en las novelas, dramas y películas son el hombre y su vida y el centro
lo ocupa el carácter de los seres humanos. Describir en una obra ese
carácter típico constituye el factor principal que asegura reflejo
verídico de la vida y su alto valor ideológico y artístico y garantiza su
valor cognoscitivo y educativo.
El grave error que algunos escritores cometieron esta vez en sus
obras, está relacionado con que, en lugar de presentar el prototipo de
caracteres humanos, pintaron de manera tergiversada el de los
revolucionarios, los obreros, los campesinos y los de las capas medias.
Para crear un carácter típico, los escritores tienen que mostrar con
claridad la esencia social y clasista en la descripción de los personajes.
Lo típico en la vida humana y en el arte y la literatura es lo que
tiene implícita la esencia social, al margen de la cual no puede existir.
El hombre es un ser social. Vive y actúa como miembro de una
clase en un determinado régimen social. De ahí que el carácter de las
personas es ilimitadamente diverso e individual, a la vez que tiene
peculiaridades generales y comunes de la clase a que pertenecen. En
una obra artística o literaria el carácter del personaje puede resultar
típico solo cuando a través de su idiosincrasia llega a manifestar las
peculiaridades generales y esenciales de su clase.
Si en sus obras los escritores dejan imprecisa la característica
esencial de la clase para evidenciar la individual del personaje,
pueden tergiversar el carácter humano, violando el principio de la
tipificación realista.
En la novela Nueva primavera en Sokkaeul, y su adaptación a
drama, el anciano Ma se presenta como un personaje que, aunque
antes había sido campesino pobre y recibido tierras gracias a la
reforma agraria, se opone a la cooperativización agrícola. Durante la
dominación del imperialismo japonés vivió en la miseria, sin tener ni
tierra propia y sólo al recibirla después de la liberación, pudo mejorar
175
su situación, razón por la cual debieron presentarlo como un activo
sostenedor de la política del Partido sobre la cooperativización
agrícola. De hecho, en nuestro país los campesinos con los mismos
antecedentes que él, apoyaron con celo esa política y se situaron a la
cabeza de la organización de cooperativas agrícolas. La presentación
del viejo Ma como opositor a este proceso es una tergiversación de la
característica esencial de nuestro campesinado pobre y contraviene la
política clasista del Partido que consiste en apoyarse firmemente en
los campesinos pobres para incorporar a la economía colectiva a
campesinos de diferentes capas. Probablemente, cuando se
constituían las cooperativas agrícolas, existieron hombres que
procedieron como el viejo Ma, pero este caso fue aislado, y no típico.
En la película A través de las tinieblas se manifestó con gravedad
el error de tergiversar la esencia socio-clasista del hombre, faltando a
la exigencia de tipificar el carácter en las obras artístico-literarias. En
este filme se describió a un peón del campo, un trabajador agrícola
como un tonto, como un reaccionario. Los peones agrícolas
constituyen la clase principal de la revolución en el campo. El haber
presentado a uno de ellos como un tonto, que se pasa al lado de la
clase reaccionaria, es un insulto a la clase principal de la revolución y
una grave violación de la línea clasista del Partido.
La novela Una nueva colina neblinosa y su adaptación fílmica Un
viento fuerte, tienen por protagonistas a obreros. Pero, en su
presentación, en vez de evidenciar la característica esencial de su
clase, la deformaron.
La clase obrera, con su misión histórica de guiar a las masas
trabajadoras a derrocar a todas las clases y sociedades explotadoras y
a construir el socialismo y el comunismo, es la más avanzada y
revolucionaria. Esto es así porque posee un alto espíritu ideológico y
un fuerte sentido de organización y unidad.
Para describir el carácter típico del protagonista en la novela Una
nueva colina neblinosa y en la película Un viento fuerte, se debió
mostrar con veracidad cómo se desarrolla su conciencia ideológica y
cómo va adquiriendo la característica esencial de la clase obrera. Pero
176
se le dibujó como un pendenciero de puños recios y gran fuerza. Es
un insulto a la clase obrera haber descrito al protagonista como un
gamberro, acostumbrado a las riñas, en lugar de profundizar en la
elevación de su conciencia clasista y su forja en la lucha. Con
semejante descripción del protagonista, no se puede mostrar
correctamente la fisonomía ideológica y espiritual y la fuerza de la
clase obrera, clase rectora de la revolución.
En esas dos obras no sólo se configuró de modo erróneo el
carácter de la clase obrera sino tampoco se logró tipificar el carácter
de la capa media.
Sun Yong es una intelectual de la capa media. Su padre, médico y
propietario de una modesta botica, es un nacionalista de buena
conciencia. Participó en el Levantamiento del 1 de Marzo y conservó
durante toda su vida la entereza patriótica. Sun Yong fue educada por
su padre e influenciada por el protagonista, y había recibido cierta
instrucción. Por su nivel de vida, la circunstancia en que se encuentra
y su grado de instrucción y educación, es una mujer capaz de
participar en la revolución y luchar bien por la restauración de la
patria. Tanto en la novela como en la película, no sólo aparece como
traidora a la revolución sino que finalmente se convierte en la esposa
del jefe de un “destacamento punitivo”. Esto significa que su carácter
no se presentó con veracidad y se trató erróneamente a la clase media.
La capa media pertenece a las filas de los trabajadores en el
sentido de que se sustenta con su propio esfuerzo, pero es cercana a la
clase propietaria por poseer medios productivos y otros bienes,
aunque en cantidades reducidas. Por tener esa situación socio-clasista
adopta, con respecto a la revolución, una actitud vacilante, entre la
clase obrera y la burguesía.
En obras artístico-literarias revolucionarias la capa media debe
presentarse de la manera siguiente: al principio vacila entre esas dos
clases, pero gradualmente cobra conciencia revolucionaria y se
incorpora a la lucha junto a la clase obrera. Únicamente así se podrá
pintar el carácter típico de la capa media. Por supuesto, entre sus
integrantes unos proceden así y otros, al contrario, sirven a la
177
burguesía. En las obras pueden aparecer como personajes positivos
que van por el camino de la revolución o como negativos que
traicionan al país y a la nación.
En las obras revolucionarias de la clase obrera es importante
interpretar con acierto el carácter típico del personaje de la capa
media, quien adquiere la verdad de la revolución y toma parte activa
en la lucha. Sólo de esta manera pueden precisarse correctamente la
posición y el papel que ocupa esta capa en la revolución. Sobre todo,
en los países coloniales, los intelectuales y otros elementos de la capa
media llegan a poseer el espíritu revolucionario antimperialista y a
formar parte de la fuerza motriz de la revolución, porque son víctimas
de la opresión y la humillación nacional que les imponen los
imperialistas extranjeros.
Nuestra obra artístico-literaria puede reflejar correctamente la
línea clasista del Partido y ejercer una influencia positiva sobre los
habitantes sudcoreanos solo cuando describa con veracidad cómo en
medio de las vicisitudes de la vida los intelectuales y otras personas
de la capa media adquieren poco a poco conciencia revolucionaria y
luchan resueltamente. En el caso de presentar, según la peculiaridad
del material y la exigencia del tema, a alguno que traiciona al pueblo,
pasándose al lado enemigo, es preciso evidenciar con arte que ese
acto suyo lo empuja por el camino de la degradación y perdición, de
la ruina total.
Otro defecto de la novela Una nueva colina neblinosa y la película
Un viento fuerte es que no se logra presentar al personaje dentro de la
materialidad de la historia ni describir su carácter de tal modo que se
evidencie también la peculiaridad de la época.
Para describir el carácter típico en las obras de arte y literatura es
necesario que el carácter del personaje refleje la esencia socio-clasista
y la peculiaridad esencial de la época. Como el carácter del hombre se
ve restringido en cierto grado por las condiciones socio-históricas, en
las obras artístico-literarias el del personaje, para ser típico, debe
encarnar, como es natural, la característica de la época. El carácter del
personaje puede ser prototipo y mostrar verídicamente la vida y la
178
historia solo cuando la represente evidentemente, junto a la
peculiaridad esencial de la clase.
En la novela Una nueva colina neblinosa y la película Un viento
fuerte, Mun Kyong Thae no está configurado dentro de la
materialidad histórica ni su carácter refleja correctamente la
característica del movimiento comunista incipiente de la primera
mitad de la década del 20. En las obras se tergiversa la realidad de esa
época al hacer ver que entonces existieran “maestros de la
revolución” como Mun Kyong Thae, y se idealiza y embellece su
carácter.
En la primera mitad de la década de 1920, el movimiento
comunista en nuestro país se encontraba en pañales y sufría de
muchos defectos y serias vicisitudes. Sus integrantes desempeñaron
cierto papel en la divulgación del marxismo-leninismo, pero, en su
mayoría, eran seudomarxistas y fraccionalistas. Aislados de las masas
se ocupaban sólo de meras palabrerías y con riñas sectarias
atomizaron las filas del movimiento comunista. Como consecuencia,
el Partido Comunista de Corea, fundado en 1925, dejó de existir poco
después como una fuerza organizada.
En nuestro país, este movimiento pudo entrar en su camino
correcto de desarrollo cuando el gran Líder, compañero Kim Il Sung
empezó a dirigir la revolución. Al ponerse tempranamente al frente de
la revolución coreana, forjó una prometedora trayectoria para seguir y
organizó la heroica Lucha Revolucionaria Antijaponesa, y de esta
manera llevó a la lucha de liberación nacional y al movimiento
comunista de nuestro país a una nueva etapa de desarrollo y dejó
establecidas las gloriosas tradiciones revolucionarias de nuestro
Partido y de nuestro pueblo.
Sin embargo, en la novela y la película referidas, al mostrarse
cómo el protagonista emprende la lucha revolucionaria bajo la
orientación de Mun Kyong Thae, se tergiversa la historia como si los
revolucionarios de la década del 30 se formaran bajo la influencia de
los participantes en el movimiento comunista de la primera parte de la
década del 20, cometiendo el grave error de atribuir las raíces de las
179
tradiciones revolucionarias de nuestro Partido a este. Otra falta es que
al plantearse la intención de mostrar los errores cometidos por los
participantes en este movimiento, se les presentó, sin excepción,
como traidores, como especuladores políticos.
El problema de lo típico en el arte y la literatura es primero de
matiz político más que artístico. Si en la obra se evidencia lo que no
es esencial, sin tipificar el carácter y la vida del hombre, es posible
que se deforme la descripción de la vida humana y la social y se
adolezca de defectos político-ideológicos. Por eso, los escritores y los
artistas deben hacer esfuerzos incansables para ofrecer en sus obras
descripciones típicas.
Para obtener irreprochables descripciones típicas los escritores
deben, ante todo, prepararse con firmeza en lo político e ideológico.
En la creación de obras artístico-literarias la conciencia ideológica
y la cosmovisión de sus autores desempeñan un papel decisivo.
También de su nivel de conciencia político-ideológica depende la
profundidad de la tipificación artística del carácter y la vida del
personaje. Si ellos no adquieren una correcta concepción del mundo
ni se pertrechan con la línea y la política del Partido, serán incapaces
de encontrar con acierto lo esencial y lo típico en la compleja y
múltiple realidad ni, por consiguiente, generalizarlo de manera
artística y profunda.
La causa principal de que en las novelas Nueva primavera en
Sokkaeul y Una nueva colina neblinosa, sus adaptaciones a drama y
película, respectivamente, y en el filme A través de las tinieblas, sus
autores cometieran graves errores consiste en que no están armados
firmemente con la línea y la política del Partido ni poseen la
cosmovisión revolucionaria. Como no conocen los principios de la
revolución y la línea clasista del Partido ni tampoco tienen bien
establecidos el punto de vista y la posición clasistas, no han logrado
presentar en sus obras el carácter del hombre típico, por el contrario
han deformado la vida y la historia.
Tal como dijera el gran Líder, los escritores tienen que estudiar
con ahínco. Para elevar su nivel político e ideológico tienen que
180
hacerlo sobre las instrucciones que él imparte y las obras que escribe,
en las cuales se exponen de modo total y profundo la ideología y las
teorías, las políticas y las líneas de nuestro Partido. Solo cuando ellos
intensifiquen dicho estudio para estar versados en estas, les será
posible poseer una cosmovisión revolucionaria, una correcta posición
y actitud hacia la realidad y realizar en sus obras la tipificación
artística y profunda del carácter y la vida del hombre. En el sector del
arte y la literatura se deberán tomar las medidas para su superación.
Para crear prototipos es preciso, además, que ellos entren en la
realidad para experimentar de modo efectivo la vida y poseer vastos
conocimientos sobre la realidad social y la vida humana, así como
deben conocer bien nuestra historia y, especialmente, tener una
correcta comprensión sobre la historia de lucha y las tradiciones
revolucionarias de nuestro Partido.
Igualmente, se esforzarán con ahínco para elevar su destreza
artística.
Espero que ustedes corrijan pronto sus errores y producirán
muchas obras revolucionarias de alto valor ideológico y artístico, para
responder a la plena confianza política del gran Líder.
En lo inmediato deben dedicar muchos esfuerzos a completar el
filme Un viento fuerte como una obra excelente.
181
MEJOREMOS Y ACTIVEMOS
EL SUMINISTRO DE MERCANCÍAS
182
Para que el comercio socialista cumpla exitosamente su función para
el pueblo, para su abastecimiento, debe mejorar y fortalecer
constantemente el suministro de mercancías, conforme a la exigencia
de la realidad en desarrollo.
Esto es muy importante para elevar el nivel de vida del pueblo. A
fin de alcanzar tal objetivo es preciso producir grandes cantidades de
artículos de consumo popular, y a la vez distribuirlos a tiempo entre los
habitantes. Los artículos de consumo popular se les suministran por la
red comercial. Si se distribuyen entre los habitantes en cantidades
suficientes y sistemáticamente, en virtud de la mejoría y activación del
abastecimiento, les posibilitará disfrutar de una vida holgada y culta.
Lo importante en el suministro de mercancías es asegurar a la
población una gran cantidad de diversos artículos de vital necesidad y
útiles.
Esto lo exige por su naturaleza nuestro comercio, en servicio al
pueblo. En la sociedad capitalista donde el comercio sirve de medio
de ganancia y explotación del pueblo, este no se encamina a cubrir
sus necesidades vitales, sino a recaudar dinero, aunque sea un centavo
más. Los capitalistas no renuncian a ningún medio ni a ningún
método que sea necesario para obtener ganancias. Pero el comercio
socialista, que difiere radicalmente del capitalista por lo que persigue,
debe tender a ofrecer a los habitantes muchos artículos útiles.
Hace falta venderles sin interrupción tejidos, ropas, zapatos y otros
artículos de primera necesidad. Actualmente la demanda de estos es
mayor y crece en la misma medida en que se eleva con el paso de los
días el nivel de vida del pueblo gracias a la sabia dirección del Líder.
El sector comercial pondrá a la venta muchos tejidos resistentes y con
hermosos estampados y ropa elegante, agradable a la vista, según la
demanda de las personas y las características de cada estación.
Además, zapatos de varios tipos y formas, de acuerdo con el sexo, la
edad, la estación y la profesión.
Hay que asegurar una cantidad suficiente de menudencias de uso
diario. En algunos comercios las consideran tan insignificantes que lo
mismo da si existen o no para la subsistencia del pueblo y no se las
183
venden en las cantidades requeridas, lo cual es inaceptable. La
población demanda, además de los tejidos, trajes y zapatos, muchos
artículos de uso diario para llevar una vida más cómoda y holgada. El
sector comercial, sin descuidarse de ellos, deberá garantizar
continuamente pasta y cepillos de dientes, botones, peines, alfileres,
espejos de mano, etcétera.
Es necesario suministrar en las cantidades requeridas los utensilios
domésticos y de cocina, como armarios para colchas y ropas,
máquinas de coser, platos y cántaros, entre otros. En cuanto a los
cántaros, deberían vender no solamente los grandes sino también los
pequeños, porque las familias los necesitan para conservar el kimchi,
el sésamo y el pimiento en polvo y otros condimentos.
Se precisa centrar las fuerzas en el suministro de las mercancías
para los niños.
Los niños son el tesoro del país y los futuros encargados de la
revolución. El gran Líder los bautizó como “reyes del país” y no
escatima nada para formarlos como continuadores de nuestra
revolución, como futuros constructores del comunismo. Criar con
propiedad a los niños, de manera que no haya motivo para desear lo
que otros tienen, deviene el unánime deseo de nuestros habitantes,
que en su condición de padres consideran su obligación y orgullo
alimentarlos y vestirlos bien.
Pese a esto, vemos que los artículos para los niños que se venden
en las tiendas, son de baja calidad —huelga decir la poca cantidad de
ellos—. Igual pasa con las carteras y los calcetines, los que han de
resultar mejores que otras cosas.
La causa de que el abastecimiento de los artículos para los niños
no marche bien, consiste en que los trabajadores del comercio no se
inspiran profundamente en el amor y la solicitud que el Líder les
dispensa a los pequeños. Les corresponde hacer tesoneros esfuerzos
para ofrecerles a los niños cantidades suficientes de varios artículos
de calidad, en cumplimiento del noble ideario del gran Líder.
El eficiente aseguramiento de los objetos infantiles requiere del
aumento de su proporción.
184
El gran Líder dijo que esos artículos ocuparan el 40 por ciento de
la totalidad de los que se venden. Al sector comercial le toca hacer
realidad esa sugerencia poniendo a la venta más artículos de variadas
especies para niños, tales como trajes, zapatos, calcetines y gorras,
entre otros. También, cuadernos, lápices, estilográficas, creyones,
acuarelas, cortaplumas, y demás utensilios escolares para facilitarles
el estudio.
Debe prestarse profunda atención para hacer las cosas conforme a
la sicología de los niños. A ellos les gusta lo bonito y desearía que los
artículos para niños sean de variadas formas y de colores atractivos.
Sobre todo que la ropa de niña se haga con telas de colores bonitos y
con dibujos de motivos diversos, y tenga distintos adornos. El calzado
de los niños no será sólo negro, sino de varios colores, agradables a la
vista.
Es necesario abastecer a los habitantes de suficientes víveres. No
importa que otras cosas estén un tanto escasas o falten, pero los
comestibles como la pasta, la salsa de soya y las verduras son
indispensables para la subsistencia. Al sector comercial le
corresponde velar para que las tiendas no estén desabastecidas de
esos productos, ni de caramelos y confites, lo que les causa
inconveniencias a la población.
Con el objetivo de mejorar el suministro de mercancías se requiere
aplicar de modo correcto el sistema de pedidos, sistema de
abastecimiento popular para producir de manera planificada y
distribuir equitativamente los productos entre los habitantes,
conforme a sus demandas. Esta será la única manera de planificar el
comercio y cubrir las necesidades de la población sobre las
mercancías.
El gran Líder ha señalado que suministrar las mercancías a
solicitud viene a ser una orientación invariable de nuestro Partido, e
indicado en detalle la vía para realizarla.
Sin embargo, actualmente en el sector comercial eso no se cumple
de acuerdo con la exigencia del Partido y el requisito intrínseco del
régimen socialista. Algunas tiendas acumulan sin cuidado un exceso
185
de mercancías, independientemente de la demanda de los habitantes,
y aceptan las peticiones, sean cuales sean, sin considerar la situación
económica del país, para luego solicitar a las fábricas y empresas que
produzcan esas mercancías, lo cual no tiene nada que ver con el
sistema socialista de pedidos que mantenemos en vigencia,
radicalmente diferente del capitalista. Si el socialista sirve como
medio para cubrir al máximo las demandas de mercancías de los
habitantes según el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas
alcanzado por el país, el capitalista es un medio para asegurar a los
capitalistas y otros ricos una vida lujosa. A los trabajadores del sector
comercial les compete conocer correctamente el sistema de pedidos y
aplicarlo bien en el suministro de mercancías.
La adecuada aplicación de ese sistema requiere analizar y conocer
en concreto la demanda de mercancías. Para esto no basta la lista de
solicitudes de que disponen las tiendas. Se deben mezclar con los
habitantes y averiguar exactamente los tipos y cantidades de artículos
requeridos por región, estación, sexos y edades. A la par, saber al
dedillo, como si lo vieran en la palma de sus manos, el tipo y la
cantidad de artículos de primera necesidad de que disponen las
familias en las regiones bajo su jurisdicción.
La conveniente aplicación del sistema de pedidos también reclama
que en el sector comercial conozcan bien el nivel de desarrollo de las
fuerzas productivas nacionales y el estado de la producción. De lo
contrario, no es posible garantizar la realidad y la cientificidad de ese
sistema.
El gran Líder ha indicado que los trabajadores del comercio deben
estar al tanto incluso de la cantidad de agujas y carretes de hilo que se
producen en el país al año. Ellos deberán conocer a ciencia cierta el
tipo y la cantidad de productos de las fábricas de la industria ligera en
el país y su promedio por habitante.
Otra importante vía para aplicar con precisión el sistema de
pedidos consiste en que el personal del sector del comercio sea más
exigente con las fábricas y empresas para que produzcan de manera
planificada y con calidad lo solicitado por los habitantes y lo reciba
186
correctamente. De la acción de ese personal en la producción de
mercancías depende mucho el aumento de la variedad de estas y la
mejoría de su calidad. Los trabajadores del sector comercial, en lugar
de aceptar de las fábricas sus productos, independientemente de que
sean buenos o malos, deben exigirles elaborar los que gusten a la
población, desechando los de baja calidad o los que no se avengan a
su gusto. Siempre analizarán si los productos de las fábricas y
empresas se ajustan o no a las exigencias y gustos de los habitantes, y
les informarán de la variedad y cantidad de los solicitados y enviarán
sus muestras para que los elaboren iguales. Además, desarrollarán
animadas actividades políticas con los obreros de modo que
produzcan grandes cantidades de diversos artículos de calidad.
Para mejorar y activar los abastecimientos de artículos es
indispensable que los trabajadores del comercio eleven más su
responsabilidad y papel.
Ellos son organizadores y encargados directos del suministro de
mercancías. De su responsabilidad y papel depende enteramente el
problema de si los productos de las fábricas y empresas se
suministran a tiempo y en forma equitativa a los habitantes o no.
Pero en la actualidad algunos de ellos, como si consideraran que
su deber es sólo recibir del Estado los artículos y venderlos a los
habitantes, no hacen esfuerzos tesoneros para satisfacer sus
necesidades, aunque sea una más. Incluso hay quienes venden las
mercancías congestionadas, adicionadas a otras para aumentar la
suma de la venta, lo cual contraviene el estilo laboral de los
trabajadores del comercio responsabilizados de la vida del pueblo. A
ellos les toca renunciar al erróneo concepto y actitud de aumentar
sólo el total de ventas ofertando a los habitantes, a tontas y a locas,
los objetos proporcionados por el Estado, sin tomar en consideración
sus necesidades; tienen que elevar más el sentido de responsabilidad
y el papel en sus actividades.
Para que los trabajadores del comercio cumplan con su
responsabilidad y papel, como organizadores y encargados de los
abastecimientos, deben conocer a fondo la política comercial de
187
nuestro Partido, que es una guía invariable a la que deben atenerse
estrictamente. En ella están dilucidados todos los problemas
relacionados con los abastecimientos y las actividades de los
trabajadores del sector. Sólo quienes estén plenamente identificados
con esa política podrán suministrar tal como lo desea y exige el
Partido. Los trabajadores del comercio deberán estudiar la política
que el Partido presenta para el sector en todos los períodos, hacer de
ella una parte de su ser y materializarla cabalmente en sus actividades
prácticas. Además, desplegarán una lucha intransigente contra todas
las manifestaciones ideológicas contrarias a esa política para
defenderla resueltamente en circunstancias adversas cualesquiera que
sean.
Para que los trabajadores del comercio ejecuten con
responsabilidad su misión, deben poseer el espíritu de servir
abnegadamente al pueblo. Ellos no son meros abastecedores de
mercancías sino fieles servidores del pueblo. Por eso deberán sentir
orgullo y dignidad por la felicidad de este. Un trabajador del
comercio, con escaso espíritu de trabajar para el pueblo, no puede
llamarse su genuino servidor.
Todos los trabajadores del comercio, con el elevado orgullo de ser
servidores del pueblo, deberán amarlo mucho y consagrarse a él por
entero. Asimismo, dispuestos a traer hasta las estrellas del cielo si él
lo deseara, deben hacer ingentes esfuerzos para cubrir sus
necesidades y solucionarle lo que le hace sufrir en la vida económica.
Quisiera recomendarles otra vez, que no se contenten con
suministrar a los habitantes los artículos entregados por el Estado,
sino que averigüen el tipo y la cantidad de artículos que necesitan y se
los gestionen a tiempo, en colaboración con las instituciones de venta
al por mayor y las fábricas; que no reciban de estas sin miramientos
los de baja calidad que no quieran las personas, ni los vendan como
adicionándoselos a otros; que en el caso de que los recibidos no se
vendan por ser de baja calidad se devuelvan para que se interrumpa la
producción de tales cosas.
La atenta prestación de servicios resulta una cualidad importante
188
que los trabajadores del comercio deben adquirir. Si la poseen, será
posible dar pleno margen a la superioridad esencial del comercio
socialista y realizar este a tono con las exigencias del pueblo. Los
trabajadores del comercio deberán tratar siempre amable y
cortésmente a los clientes y mejorar sin descanso la organización y el
método de servicios, de modo que tengan facilidades para las
compras.
Estoy seguro de que ustedes, bien conscientes de su misión y
deber como funcionarios comerciales responsabilizados de la vida de
la población, registrarán nuevos cambios en el abastecimiento de
mercancías.
189
POR UN MAYOR NÚMERO DE OBRAS
MUSICALES QUE CONTRIBUYAN
A LA EDUCACIÓN EN LA IDEOLOGÍA
ÚNICA DEL PARTIDO
190
única del Partido entre sus miembros y demás trabajadores. El Partido
exige que los creadores y demás artistas, siguiendo esa orientación
general, registren un auge sin precedentes en la preparación de obras
artísticas y literarias que contribuyan a la formación en la ideología
única.
En la actualidad, a los compositores le incumbe una importante y
honrosa tarea: crear un mayor número de obras de calidad que sirvan
a esa labor.
Los compositores para el cine, sin que decaiga en lo más mínimo
el ímpetu con que hasta ahora han creado buenas obras, sosteniendo
en alto la idea revolucionaria del gran Líder, la doctrina Juche, y
contribuyendo así a la educación de las masas, deben ponerse a la
cabeza del esfuerzo por hacer realidad la orientación del Partido sobre
la producción de muchas piezas musicales que sirvan para la
formación en la ideología única.
Lo más importante es que el contenido ideológico de las obras esté
inspirado en la ideología única de nuestro Partido.
En general, el valor educativo de las obras artísticas y literarias se
determina por su nivel de descripción y su contenido ideológico.
Estas deben tener formas apropiadas, pero lo fundamental es este
contenido, porque es lo que distingue el arte y la literatura
revolucionarios de los reaccionarios. Impregnarlo en la ideología
única del Partido constituye la garantía principal para crear un arte y
una literatura revolucionarios de gran valor educativo. Por lo tanto,
para contribuir efectivamente a la formación ideológica de los
militantes del Partido y demás trabajadores, el arte y la literatura
deben tener, ante todo, un contenido ideológico revolucionario.
Para impregnar de la ideología única del Partido el contenido del
arte y la literatura es importante priorizar con seguridad la creación de
obras que tengan por temas las inmortales hazañas revolucionarias, la
sabiduría rectora y las nobles virtudes comunistas del gran Líder.
Describirlas en las obras artísticas y literarias para elogiarlas
eternamente y educar a nuestro pueblo para que lo siga con respeto,
sintiendo el infinito orgullo y dignidad nacionales de hacer la
191
revolución bajo su dirección, viene a ser el más sagrado deber y
honor para nuestros escritores, compositores y demás artistas.
Es necesario componer muchos himnos que expresen veneración
al gran Líder y canten sus proezas revolucionarias. El pueblo canta al
Líder, compuesto por el Comité de Radio y Televisión, es una buena
obra que responde a las exigencias de la época.
El refleja de modo verídico las fervientes y nobles ideas y
sentimientos de nuestro pueblo que enaltece y respeta con el alma
más pura al Líder paternal, quien liberó la patria guiando al triunfo la
Lucha Revolucionaria Antijaponesa, y al conducir con inteligencia
nuestra revolución, estableció un paraíso para el pueblo sobre esta
tierra y lo hizo brillar ante el mundo. Cuando se difunda, nuestro
pueblo lo cantará con agrado y le guardará el más fervoroso
sentimiento de respeto al Líder.
Precisamente canciones de esta índole se necesitan para
intensificar la educación en la ideología única del Partido. El pueblo
las ama y exige.
En tiempos anteriores, por perversas intrigas de elementos
antipartido y contrarrevolucionarios, en la esfera de la música no
pudieron componerse muchos himnos revolucionarios demandados
por el pueblo. A los compositores les compete tomar una nueva
decisión para registrar innovaciones en la creación de estos himnos,
haciendo hasta la parte del trabajo que se dejó sin cumplir en el
pasado.
Otra tarea es componer bastantes piezas que tengan por temas las
brillantes tradiciones revolucionarias de nuestro Partido.
Actualmente están creando buenas canciones como La azalea de
la patria que contribuye a la educación en estas tradiciones. El pueblo
exige componer un mayor número de tales obras. Sin embargo,
somos pobres en este asunto. Es preciso que los compositores
respondan a esta demanda de la época con copiosos frutos de la
creación.
Tienen que hacer obras que describan en múltiples formas las
nobles ideas y sentimientos de nuestro pueblo que, con la ardiente
192
lealtad al gran Líder, dedica todo lo suyo a la materialización de sus
instrucciones y las orientaciones del Partido.
La canción Líder, ordene hace palpitar el corazón de las personas,
cuyos puños se aprietan por sí solos. Transmite con emoción la
justeza de la línea revolucionaria de desarrollar paralelamente la
construcción económica y la de la defensa nacional, presentada por el
gran Líder, y refleja en su vibrante melodía la firme voluntad y
disposición de nuestro pueblo de derrotar de un golpe a cualquier
enemigo cuando él lo ordene.
Una obra puede resultar buena solo cuando cante, en vibrantes
melodías de la época, los rasgos espirituales de nuestro pueblo que
piensa y actúa según las ideas y voluntad del Líder y está dispuesto
por entero a llevar a la práctica los lineamientos y las orientaciones
que él traza. Tal canción puede cumplir de manera irreprochable su
misión de servir para formar a las personas como revolucionarios
fieles al Líder.
Otro asunto importante en la creación de obras musicales vívidas
que contribuyan a la educación en la ideología única del Partido es la
implantación del Juche.
Para que la música responda a tal propósito, su contenido debe
estar impregnado de esta ideología y al mismo tiempo, su melodía
tiene que avenirse con los conceptos, los sentimientos y gustos de
nuestro pueblo. Aunque el contenido ideológico de la letra sea bueno,
la gente no la cantará con agrado si su melodía no le gusta y, entonces,
no desempeñará ningún papel en la formación ideológica. Si se hacen
obras al estilo de la música europea, incompatible con las ideas, los
sentimientos y gustos de nuestro pueblo, no pueden educarlo en la
ideología única del Partido.
La implantación del Juche en la esfera musical se presenta con
mayor apremio en relación con su situación actual.
Desde hace mucho tiempo, en el arte y la literatura se arraigaron
profundamente el dogmatismo y el servilismo a las grandes potencias,
a causa de las maniobras de elementos antipartido y
contrarrevolucionarios. Dentro de este dominio la música es la que
193
sufrió las mayores consecuencias de esas tendencias. En tiempos
pasados, esos elementos exaltaron en forma activa la música europea
como noble y moderna, mientras despreciaron la nacional,
considerándola inferior y caduca. Hicieron que en los teatros y por la
radio se difundiera principalmente música de otros países.
Nuestra música, como consecuencia de haber sido menospreciada,
está perdiendo poco a poco el matiz nacional y este arte, que debería
relacionarse más que otros con la vida del pueblo, se va alejando. La
Orquesta Sinfónica Nacional, por ejemplo, ejecutó principalmente
piezas europeas, no acorde con el pensar y sentir de nuestro pueblo,
razón por la cual fue perdiendo público y las obras musicales que se
presentan en los teatros, no tienen aceptación entre la población.
Dichos elementos trataron a nuestra música con actitud nihilista,
frenando su desarrollo, porque ellos mismos estaban empapados del
servilismo a las grandes potencias. Los servilistas son, sin excepción
alguna, nihilistas nacionales.
A menos que se ponga fin al servilismo que idolatra la música
europea, es imposible desarrollar llanamente nuestra música. Solo
cuando implantemos con firmeza el Juche en la música, podremos
desarrollarla genuinamente como la música del pueblo, la música
revolucionaria que sirve a la educación en la ideología única del
Partido.
Con el fin de lograrlo es necesario desarrollar una música acorde
con la idea y el sentir de nuestro pueblo.
Implantar el Juche en la música significa desarrollarla conforme al
gusto y a los sentimientos de nuestro pueblo, basándose
principalmente en lo nacional.
Las naciones se diferencian por su historia, costumbres, hábitos y
caracteres y, por ende, difieren en sus sentimientos y gustos. La
forma nacional, siendo como es el medio propio de cada nación para
expresar estos sentimientos, se establece y consolida en el prolongado
curso de la historia. Cada pueblo ama más sus propias cosas, las que
creó y disfrutó a lo largo del tiempo. En la creación musical es muy
importante encontrar y llevar adelante de modo activo lo que sea
194
propio de la nación, las formas artísticas nacionales que respondan a
su gusto.
Como música que tiene su forma típica y se aviene al gusto del
pueblo, se puede citar la folklórica. Las canciones folklóricas
surgieron y fueron pulidas en el largo proceso de las actividades
creadoras de las masas trabajadoras, por ello reflejan bien los
sentimientos y el lirismo de la vida de la nación y hacen sentir un
fuerte matiz nacional. He aquí la razón por la que nuestro pueblo las
ama.
Huelga decir que disfrutan del amor de las personas aquellas obras
que teniendo por base melodías folklóricas preferidas por el pueblo,
describen excelentemente la actual vida y lucha revolucionarias.
Dado que los creadores poseen experiencia en hacer canciones a base
de melodías folklóricas, tienen que desarrollarlas para producir un
mayor número de bellas piezas con formas nacionales y contenidos
revolucionarios.
En esta tarea no deben caer en el restauracionismo bajo el pretexto
de tomar por base melodías folklóricas o utilizar formas nacionales.
Aunque una canción tenga melodías nacionales, basadas en lo
folklórico, el pueblo no la amará ni tampoco la cantará con agrado si,
en vez de sus actuales ideas y sentimientos, refleja los de tiempos
anteriores.
Para llevar adelante las peculiaridades nacionales es menester
observar de modo correcto el principio de continuidad y renovación.
Con el fin de crear obras musicales que se avengan a las ideas y
sentimientos de nuestro pueblo, es necesario resaltar en forma debida
las características de las melodías nacionales de su gusto.
Desde antaño, el pueblo prefiere cantos suaves y magistrales y
que sean a la vez vigorosos y alegres. Los compositores deben
basarse en estas características melódicas también cuando hagan
marchas. En un tiempo, ellos decían que eso era imposible, pues
resultaba difícil hacer piezas líricas basadas en melodías nacionales,
lo cual era erróneo. Pero, si las componen con la profunda
comprensión de las características de dichas melodías, pueden hacer
195
sin ningún problema marchas de fuertes matices nacionales.
La implantación del Juche en la música no significa despreciar la
de otros países. No debemos cometer el error de cerrar las puertas, o
sea, fomentar sólo la música nacional, menospreciando la extranjera.
Para crear un arte y una literatura revolucionarios inspirados en la
idea Juche, hay que basarse en lo nacional y, al mismo tiempo,
introducir los adelantos de otros países. En este caso, no hay que
proceder de manera dogmática sino con espíritu crítico y creativo. La
música ajena ha de subordinarse al desarrollo de la nuestra.
En cuanto a la música para el cine, tienen que componerla no a la
manera europea, sino a la nuestra. De ser así, las personas la cantarán
alegremente en cualquier lugar. Para ello, hace falta componerla de
acuerdo con el contenido ideológico y temático de la cinta y, al
mismo tiempo, combinar de modo correcto las características
nacionales con las ideas y sentimientos del pueblo de nuestra época.
Debemos componer a nuestra manera también las piezas
orquestales. Estas, al igual que canciones, desempeñan un gran papel
en la educación de las personas en lo ideológico y sentimental. Les
exhortan con energía a tomar parte en la lucha revolucionaria y la
labor de construcción, y sirven de modo activo a enriquecer los
sentimientos del pueblo.
Para cumplir con su misión, al igual que las canciones, tienen que
tener un contenido impregnado en la ideología única del Partido y
poner de manifiesto las peculiaridades nacionales en su forma.
Sin embargo, las actuales piezas para orquesta no se granjean el
amor del pueblo por no reflejar de modo correcto en su contenido la
auténtica lucha revolucionaria y la digna vida creadora de nuestra
época y por imitar lo europeo en su forma. Los compositores
produjeron no pocos preludios, poemas sinfónicos y sinfonías al
estilo europeo, pero piezas de tales formas para orquesta no gustan a
nuestro pueblo, el cual no quiere saber ni siquiera cómo se titulan.
Esto testimonia que las obras para orquesta al estilo europeo no se
ganan la simpatía popular.
Originalmente, poemas sinfónicos y sinfonías aparecieron como
196
reflejo de los sentimientos y exigencias de la aristocracia y la capa
superior de la burguesía. Casi todas las sinfonías de Europa
occidental reflejan en su contenido la vida parasitaria de esas clases
sociales, ajenas a la lucha y la existencia de las masas populares,
creadoras de la historia, y en su forma son de difícil comprensión,
carentes de la sencillez popular, de combatividad y de popularidad,
razón por la cual eran consideradas imposibles de comprender por las
masas populares. Los aristócratas y los integrantes de la capa superior
de la burguesía que las compusieron, no querían, además, que el
pueblo las entendiera. Por supuesto, en la historia de la música
existen creadores que intentaron imbuir a esa música de ideas
progresistas. Pero, incluso las que hicieron no lograron granjearse la
simpatía del pueblo por la inconsistencia de sus ideas y temas y la
persistencia de la vieja forma.
La idea artístico-literaria del gran Líder, basada en su doctrina
Juche, ha abierto un ancho camino para crear nuevas obras para
orquesta, de nuestra época, era de la revolución, por medio de una
audaz modificación de las piezas sinfónicas al igual que todas las
otras formas de música.
En las composiciones orquestales de nuevas estructuras, debemos
mantener de modo cabal el principio de reflejar en todos los casos y
verídicamente los sentimientos y la emoción del pueblo y de hacerlas
de tal manera que este las comprenda y las disfrute, y el de
representar con acierto el espíritu de la época a la vez que
fundamentarlas sobre melodías nacionales.
Componer piezas para orquesta sobre la base de melodías bien
conocidas por el pueblo constituye un requerimiento de la idea
estética jucheana y una exigencia de la época y el pueblo.
Para que esas obras sean de fácil comprensión para todos y que
combinen con tino las peculiaridades nacionales y el gusto estético de
la época, deben basarse en melodías folklóricas o en otras famosas
que el pueblo ame y cante con agrado. Hacerlas a nuestro estilo
constituye precisamente el camino más acertado para su creación.
Solo cuando se preparan con melodías folklóricas o con las hechas
197
sobre su base, es posible hacer realidad de modo acertado todas las
exigencias teórico-prácticas de la creación de una música de carácter
jucheano. Dicho con otras palabras, al proceder así, pueden cumplirse
a la vez, tanto la exigencia de encajar el contenido socialista en la
forma nacional como la de exaltar las características nacionales de
acuerdo con el gusto estético de la época, y sólo entonces el auditorio
pensará en su contenido ideológico y sentirá con mayor emoción el
profundo mundo de la música.
Se puede decir que Cae la nieve es una pieza que en cierto grado
dio una respuesta positiva a la exigencia de crear obras para orquesta
a nuestra manera. Compuesta a partir de una melodía amada por
nuestro pueblo, muestra a las claras la justeza de la idea estética
jucheana de crear este tipo de música sobre la base de melodías
folklóricas u otras famosas.
Pero, ella tiene algunas fallas. Su parte media interpretada con
instrumentos de viento de madera no ha salido bien, y también su
ejecución tiene algún defecto. Sin embargo, esas deficiencias pueden
ser corregidas en poco tiempo.
También en la esfera de la ópera tendremos que hacer una
revolución para vencer las formas caducas.
En vez de imitar de modo dogmático las viejas formas de óperas al
estilo europeo, debemos hacer otras a nuestra manera mediante un
audaz cambio conforme a la exigencia de la revolución en desarrollo:
educar a la población en la ideología única del Partido. La idea
estética jucheana del gran Líder y sus teorías artístico-literarias
señalan el camino correcto para realizar una verdadera revolución en
la ópera.
Para que resulte de fácil comprensión y disfrute del amor del
pueblo, sus cantos deben tener letras en estrofas que el público
entienda con facilidad y ame. La idea al respecto la expuso el Líder
hace mucho tiempo.
Con el fin de implantar el Juche en la música es necesario
fomentar de modo activo el uso de instrumentos nacionales y
desarrollarlos de acuerdo con la demanda actual.
198
En esta tarea debemos guardarnos de la tendencia a abandonar los
instrumentos occidentales con la justificación de basarnos
principalmente en los nacionales, o transformar estos en europeos,
ignorando sus propias características, bajo el pretexto de
modernizarlos. Entre nuestros instrumentos más peculiares, están los
de viento de bambú, que no existen entre los occidentales, en cambio,
son pocos los de viento de metal. Por lo tanto, en vez de echar a un
lado los instrumentos occidentales, debemos aprovecharlos
eficientemente para la ejecución de nuestra música.
Para mejorar los instrumentos nacionales de acuerdo con la
exigencia actual, debemos mantener el principio de desarrollar sus
peculiaridades propias.
Además, para crear piezas musicales que sirvan a la educación en
la ideología única del Partido es importante heredar y desarrollar de
modo correcto las tradiciones revolucionarias de este arte.
Estas tradiciones, establecidas en el fragor de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, organizada y dirigida por el gran Líder,
constituyen un inapreciable caudal que nuestro arte musical debe
heredar y desarrollar de generación en generación. Solo cuando
herede y promueva estas brillantes tradiciones, se hará
verdaderamente revolucionario, contribuyendo de modo activo a la
educación en la ideología única del Partido, y se desarrollará sin cesar.
Quisiera destacar a este respecto que es necesario llevar adelante
el alto espíritu político, revolucionario y combativo.
El arte musical creado bajo la orientación del gran Líder en el
período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, sirvió de arma
poderosa en la formación revolucionaria de las personas. Ese arte
insufló en los guerrilleros antijaponeses y las masas populares las
ideas del gran Líder, sus lineamientos y orientaciones revolucionarios
originales, y los exhortó a cristalizarlos.
En canciones revolucionarias compuestas en aquel período, están
generalizadas de modo impecable la esencia, la justeza y la brillante
vitalidad de la idea revolucionaria del Líder y de sus originales
lineamientos, y se describen con fuerza la infinita lealtad y el espíritu
199
indoblegable de los guerrilleros antijaponeses que bajo su sabia
dirección lucharon con firmeza para lograr cuanto antes la
restauración de la patria. Hoy también siguen manifestando una
inmensa vitalidad, captando cientos de millones de corazones entre
las masas populares trabajadoras.
Sus autores no fueron compositores u otros artistas profesionales.
Sus creadores y su público fueron precisamente los mismos
combatientes revolucionarios antijaponeses y las masas populares,
protagonistas líricos de esas obras. Por consiguiente, esas canciones
pudieron reflejar de forma más correcta los gustos, demandas y
aspiraciones de las masas populares en lucha. Ese arte musical, por
haber sido creado en expresión de la idea, los sentimientos y la
emotividad de esos combatientes y habitantes, manifiesta un fuerte
carácter de exhortación combativa y fervor, a la vez que desborda
optimismo revolucionario y fogosidad emotiva.
Si las canciones revolucionarias son de alto nivel ideológico y
artístico y de fuerte matiz nacional y se granjearon la fama popular,
fáciles de cantar por cualesquier personas, es porque precisamente
surgieron del corazón de los combatientes revolucionarios
antijaponeses, en las severas circunstancias de la lucha.
Es preciso encarnar en la música moderna tal como son, el
carácter político y el espíritu revolucionario y combativo que
constituyen el contenido ideológico de las canciones revolucionarias,
imbuidas de las ideas del gran Líder.
Con miras a dar origen a un arte musical realmente popular,
tenemos que aprender de los éxitos alcanzados en la creación de
canciones revolucionarias. Solo cuando apliquemos al pie de la letra
en la creación musical la veracidad de la descripción de la vida, la
correcta combinación de la forma nacional y el contenido
revolucionario y el carácter popular matizado por la sencillez, la
llaneza y la comprensibilidad, podremos componer excelente música
popular a nuestro estilo, que se ajuste a la exigencia de la original
idea artístico-literaria del gran Líder.
Con vistas a defender, heredar y desarrollar las brillantes
200
tradiciones de nuestro arte musical, creado en el fragor de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, es preciso buscar un mayor número de
canciones y otras obras musicales revolucionarias compuestas durante
ese período.
En esa época se creó gran cantidad de esas piezas, pero como no
existían conjuntos artísticos ni órganos de prensa profesionales, no se
pudieron registrar ni conservar de modo sistemático. Debemos
buscarlas en su totalidad en nuestra época.
Para introducir de modo activo en la creación musical los éxitos
ideológicos y artísticos de las piezas que se produjeron y difundieron
en dicho período, tenemos que interpretar las canciones
revolucionarias en diversas formas. De esta manera podemos educar a
los compositores y otros artistas, y animar y estimular a las masas
populares en su lucha y vida con modelos del arte musical
revolucionario, irreprochablemente interpretados en el aspecto
artístico.
Ante todo, el sector del arte cinematográfico tendrá que interpretar
bien las canciones revolucionarias para utilizarlas en los filmes con
temas de tradiciones revolucionarias. Ello ayudará no solamente a
destacar el panorama de la época de la obra sino a divulgar esas
mismas canciones. Esta tarea se iniciará con el filme Tiempos severos
que está en proceso de realización.
Espero que los compositores aquí reunidos desempeñen un papel
medular en el esfuerzo por registrar nuevos cambios en la creación de
un arte musical revolucionario que encarne la original idea artístico-
literaria del gran Líder.
201
PARA TENER UNA COMPRENSIÓN
CORRECTA SOBRE LOS ESTÍMULOS
POLÍTICO-MORAL Y MATERIAL
202
sirvan correctamente a los procesos revolucionario y constructivo en
nuestro país.
Formarlos firmemente en la ideología revolucionaria de nuestro
Partido e implantar el Juche en la investigación científica, se presenta
hoy como una tarea tanto más imperiosa cuanto que el oportunismo
de izquierda y de derecha, surgido en el seno del movimiento
comunista internacional, está causando graves perjuicios en la
construcción socialista. Ahora, a escala internacional, se entablan
muchas polémicas en torno a los asuntos que tienen gran importancia
en la edificación del socialismo y el comunismo, entre ellos, el de la
transición del capitalismo al socialismo, el de los estímulos político-
moral y material en el trabajo y el ritmo y el equilibrio del desarrollo
económico, y, en este curso, afloran diversas tendencias. Tales
debates ocurren igualmente, con bastante frecuencia, entre nuestros
sociólogos. Por eso, hoy quisiera intercambiar con ustedes opiniones
sobre algunas de estas cuestiones.
Primero, voy a referirme a la correlación entre el estímulo
político-moral y el material en la sociedad socialista.
Según un análisis de temas polémicos acerca de esta cuestión,
podemos clasificarlos, a grandes rasgos, en dos categorías. Una
consiste en menospreciar el papel del aliciente político-moral en el
trabajo, sobrestimando la importancia del estímulo material, otra
reside en acentuar unilateralmente el primero, descuidando la
significación del segundo. Estas concepciones son del todo injustas y
perjudiciales, tanto desde el punto de vista teórico, como desde el
práctico.
A este problema, lo mismo que al del período de transición, es
posible dar solución correcta, solo cuando se base en la idea Juche de
nuestro Partido.
La combinación de estos estímulos es un problema nuevo que se
plantea después de implantado el régimen socialista. Por eso, para
tener una justa comprensión del mismo, se precisa saber bien qué tipo
de sociedad es la socialista.
Se trata de una nueva sociedad que, surgida negando la anterior
203
explotadora, es cualitativamente distinta de la capitalista. La
capitalista se basa en el individualismo, y el fundamento de sus
relaciones lo constituyen el antagonismo y la lucha de clases. En
contraste, la socialista se inspira en el colectivismo, y lo principal de
sus relaciones es la unidad y cooperación camaraderil entre los
trabajadores. Su característica esencial está en que las masas del
pueblo trabajador son dueñas del poder estatal y de los medios de
producción, están unidas en lo ideológico y volitivo y cooperan de
modo camaraderil, por la comunidad de su posición social y de sus
objetivos e intereses, y esto constituye un importante factor impulsor
del progreso de esta comunidad.
La sociedad socialista tiene, además de este carácter comunista, el
transitorio, a causa de su atraso ideológico, técnico y cultural,
herencia de la antecedente, explotadora. Aun después de establecido
el régimen socialista, persisten residuos de ideología y cultura
caducas; no es tan alto el nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas, como para poder aplicarse la distribución comunista; y
quedan diferencias de clases entre obreros y campesinos, de
condiciones laborales y de vida material y cultural de los trabajadores,
y otras diversas. Por este motivo, la sociedad socialista es diferente de
la etapa superior del comunismo. Poseer esas características es una
peculiaridad de la sociedad socialista que la distingue de la capitalista,
ya pasada, y de la comunista que llegará en el futuro. En el estudio de
esta sociedad sería erróneo tener en consideración sólo su carácter
comunista, ignorando el transitorio, pero también lo es hacerlo a la
inversa.
Estos dos caracteres, reflejándose en la vida laboral de los
trabajadores, los llevan a tener intereses político-morales y materiales
por el resultado del trabajo realizado. Si el estímulo político-moral,
orientado a elevar el interés correspondiente, está relacionado con el
carácter comunista de esta sociedad, el material, llamado a aumentar
la atención, en este aspecto, se vincula con el transitorio.
La idea de prestar atención sólo a estímulos materiales se origina
de hecho de tomar por principal el carácter transitorio de la sociedad
204
socialista, menospreciando el comunista. Los que abogan por esto,
proponen introducir en la gestión de la economía en su conjunto el
sistema de incentivación material, afirmando que es el más eficaz
método para motivar a los trabajadores por la producción y el
progreso económico, puesto que, aun después de implantado el
régimen socialista, en la mente de los hombres subsisten muchos
remanentes de ideas obsoletas, heredadas de la sociedad explotadora.
Incluso, insisten en que aun en el régimen socialista, para incrementar
la rentabilidad, sería indispensable tomar por medios principales de la
gestión económica palancas como ganancias, primas y precios, y
conceder a las empresas la libertad de fijar estos últimos y producir
artículos más rentables. Esto es una teoría antisocialista, de matiz
revisionista, tendente a hacer retroceder la economía socialista hacia
la capitalista. Si se administra y maneja según este concepto
revisionista, se eliminará, poco a poco, su diferencia de la capitalista
y degenerará hasta convertirse en ella. Finalmente se fomentará entre
las personas el egoísmo de pensar sólo en ganar dinero y, como
consecuencia, se creará una situación tan peligrosa en que la sociedad
socialista se vea corroída y descompuesta en su conjunto.
Por otra parte, los que se pronuncian sólo por el estímulo político-
moral, acentúan el carácter comunista, sin darle la merecida
importancia al transitorio. Sostienen que en la sociedad socialista, en
la cual todos los trabajadores laboran a conciencia y con alto celo
político en favor de la sociedad y del colectivo, de la patria y el
pueblo, no es necesaria la valoración material según el resultado del
trabajo, y por consiguiente se debe aplicar una distribución igualitaria.
Insistir en esta en las condiciones de la sociedad socialista, donde
todavía los hombres no consideran la tarea estatal o la colectiva como
suyas, y las fuerzas productivas no han alcanzado un nivel tan alto
que permita a cada cual trabajar según su capacidad y recibir según
sus necesidades, es, a fin de cuentas, una teoría izquierdista de hacer
realidad, de golpe, el comunismo, saltando etapas del desarrollo
social. La imposibilidad de realizar esa distribución en las
condiciones mencionadas, fue comprobada en la Unión Soviética
205
mediante experiencias en comunas que existieron en la etapa inicial
del poder soviético. Lo natural es que los países que construyen el
socialismo saquen lecciones de esto. Si, desestimándose la situación
real de la sociedad socialista y las experiencias históricas y sin tener
en cuenta los resultados del trabajo, se efectúa una distribución
igualitaria, decrecerá el interés de los trabajadores por la producción y
se fomentará la tendencia a rechazar el trabajo o a perseguir mayores
dividendos con menos trabajos, lo que obstaculizará seriamente la
construcción socialista.
Si se pregunta cuál de los dos es el principal y cuál debe
subordinarse al otro, se diría que el incentivo político-moral tiene la
prioridad y debe ser acompañado por el material. Aunque la sociedad
socialista posee tanto un carácter comunista como transitorio, no son
iguales la posición y el papel que ocupan ambos. La peculiaridad
esencial de la sociedad socialista está, de todas maneras, en su
carácter comunista. El proceso de construcción del socialismo y el
comunismo viene a ser el de consolidación incesante del carácter
comunista, mientras va siendo eliminado de modo gradual el
transitorio. Por consiguiente, a medida que se impulsa dicho proceso
de edificación, se ampliará de continuo el papel del estímulo político-
moral que refleja el carácter comunista, mientras el rol de los
incentivos materiales, que tiene que ver con el carácter transitorio, se
debilitará poco a poco.
Dar prioridad al estímulo político-moral, pero combinándolo
apropiadamente con los incentivos materiales, es la vía más acertada
que permite fortalecer la construcción socialista, al poner al rojo vivo
el entusiasmo revolucionario de las masas populares y su interés por
la producción. El hecho de que ellas trabajen con fervor consciente e
iniciativa, en aras de la patria y del pueblo, y por su propia felicidad,
es una muestra de la superioridad esencial del régimen socialista, la
cual se pondrá en pleno juego con tal que se intensifique el estímulo
político-moral. Solo cuando, dándosele prioridad, se logre que todos
los trabajadores intervengan con honestidad en su labor, asumiendo
posición y actitud de dueños, marcharán bien tanto la producción y la
206
gestión de la economía como todas las demás tareas.
Lo más importante para el estímulo político-moral de los
trabajadores, es intensificar la labor política. Sólo si se les da a
conocer con claridad el objetivo y la significación de su trabajo, por
medio de esa gestión, podrán cumplir de modo responsable sus tareas
revolucionarias, con celo revolucionario y la conciencia de ser sus
encargados.
La experiencia de la edificación socialista en nuestro país muestra
con nitidez qué gran fuerza se manifiesta cuando los militantes del
Partido y demás trabajadores se despiertan en lo político e ideológico
y se aviva su fervor revolucionario. En el difícil período de la
rehabilitación y construcción posbélicas, nuestros habitantes,
apretándose los cinturones, levantaron nuevas fábricas y aldeas sobre
las cenizas, mientras los obreros de la Acería de Kangson, con
tenaces esfuerzos, sobreponiéndose a múltiples obstáculos,
registraron un prodigio: produjeron 120 mil toneladas de materiales
de acero en un laminador blooming, del que se decía que no se podía
sacar más de 60 mil toneladas. Procedieron así, pero no fue esperando
alguna remuneración o recompensa. El importante secreto de que en
la más difícil época de la edificación socialista, lográramos imprimir
el gran auge Chollima que asombró a todo el mundo, estriba
precisamente en haber puesto en plena manifestación el entusiasmo
revolucionario de las masas populares, mediante un buen trabajo
político. Si, en vez de guiarlas de esta manera a laborar
conscientemente, se les obliga a hacerlo por dinero, no manifiestan
iniciativa ni heroísmo colectivo.
Sería un gran error si se cree que se puede lograr un crecimiento
incesante de la producción con métodos de aumento de salarios o
entrega de primas. En la sociedad socialista tratar de poner en acción
a los hombres por el dinero resultaría un insulto a la clase obrera y
otros sectores del pueblo, que son los dueños de la comunidad. Si hoy
ellos realizan innovaciones en la edificación socialista, desplegando
en alto grado su espíritu creador, no es en absoluto para ganar más
dinero. Una vez, también en nuestro país, ocurrió que ciertos
207
dirigentes económicos, contagiados con el revisionismo, fueron a la
Fundición de Hierro de Hwanghae y con “vale” trataron de evaluar
diariamente los resultados laborales de los obreros, alegando que se
aprovechaban de la ley del valor. Entonces estos respondieron que no
trabajaban por dinero, sino en bien de la patria y del pueblo, y les
exigieron irse de inmediato con esa ley del valor, diríase mejor, del
balón. Hacer trabajar a los hombres, encadenándolos con dinero, es
un método capitalista, con el cual resulta absolutamente imposible
construir el socialismo y el comunismo.
Debemos intensificar la labor política para dotar firmemente a
todos los trabajadores con el espíritu colectivista, de modo que se
esfuercen con total dedicación en bien de la sociedad y de la
colectividad, con plena conciencia de que en los intereses de esta se
encuentran también los suyos.
Es importante cultivar en ellos el amor al trabajo. No asumen,
por sí solos, una actitud comunista hacia el trabajo al convertirse en
dueños de la producción. Nos incumbe intensificar la educación con
respecto al trabajo, de manera que todos los hombres lo consideren
la más sagrada y honrosa actividad, y un noble deber dedicarle toda
su fuerza y talento por la patria y el pueblo, la sociedad y la
colectividad.
Para incentivar el celo revolucionario de los trabajadores hay que
realizar justamente la evaluación de la labor en lo político y moral.
Los nuestros consideran su mayor orgullo y honor servir al Partido y
la revolución con su sabiduría y fuerza, y prefieren ser apreciados en
lo político a recibir recompensación material por su trabajo. Nos es
preciso valorar alta y políticamente sus éxitos laborales y estimar
socialmente a los innovadores para que todos realicen proezas en la
construcción socialista con alto fervor y orgullo.
El estímulo político-moral debe acompañarse, sin falta, con el
material, lo cual se necesita, porque, aun después de implantado el
régimen socialista, subsisten durante largo tiempo diferencias
laborales y residuos de ideas retrógradas en la mente de las personas.
A lo que nos oponemos no es al incentivo material como tal, sino a su
208
exclusiva énfasis, no acompañada por un trabajo político, lo que
incita al egoísmo entre las personas.
El estímulo material en la sociedad socialista es diametralmente
distinto al de la capitalista. Allí, donde predominan la explotación y la
opresión, constituye un medio para pisotear la independencia de los
obreros y recrudecer la explotación sobre ellos. Mas, en la socialista,
este, mediante la evaluación material del resultado laboral,
desempeña el papel de alentarlos a trabajar con afán e iniciativa
creadora, partiendo de su conciencia de ser dueños. Si ofrecemos a
obreros de ramas difíciles y penosas, un trato material más alto que a
otros, no es para darles simplemente un estímulo material por su
trabajo, como en el capitalismo, sino para recompensar las energías
físicas y espirituales que gastan más que otros, y así lograr que
cumplan mejor sus posteriores tareas.
Para aplicar de modo correcto el estímulo material del trabajo, es
indispensable aplicar con rigor el principio de distribución socialista.
Hacer que, según la cantidad y la calidad del trabajo, reciba mayores
dividendos quien trabaje más, y menores, el que trabaje menos,
incentiva el afán productivo y, al mismo tiempo, constituye un
importante medio de control contra la vieja concepción reacia al
trabajo. Si, recurriendo al igualitarismo, sin observarse dicho
principio, se recompensa sin diferencias a los que cumplen faenas
difíciles o fáciles, a los que trabajan más o menos, y a los que tienen
alta o baja calificación técnica, la gente no se esforzará por
incrementar la producción y superar su nivel de calificación técnica y
se fomentará la tendencia a comer el pan del ocio. Por eso, se debe
procurar que el principio de distribución socialista se aplique de
modo justo, fijando bien las normas laborales y salariales, a la vez
que se aprovechen con eficiencia las primas y otras formas de
remuneración adicionales.
A continuación, hablaré concisamente sobre la cuestión de la
velocidad y el equilibrio del desarrollo económico.
En el presente, entre los economistas de ciertos países socialistas,
hay quienes insisten en que, en el avance económico, la velocidad
209
debe ajustarse al equilibrio, al que consideran más importante.
En la correlación entre velocidad y equilibrio, tenemos que
priorizar, tomar como principal la velocidad. Claro está que el ritmo
tiene por premisa el equilibrio, y la economía alcanzará un progreso
acelerado, sólo basándose en un equilibrio bien ajustado. Sin embargo,
el objetivo de su mantenimiento en la economía socialista no reside
en sí mismo, sino en asegurar a esta un alto ritmo de desarrollo. El
equilibrio, siendo un medio para tal fin, debe obedecer a la velocidad.
De este modo, cuando se traza el plan de la economía nacional, hay
que ajustarlo sobre la base del principio de asegurar la velocidad,
considerándola fundamental. Dicho de otra forma, es necesario
definir el ritmo de desarrollo económico acorde a la exigencia de la
política del Partido, y realizar el equilibrio entre las ramas de la
economía nacional y entre todos los factores de la producción,
buscando y poniendo en acción recursos latentes y otras posibilidades,
de manera que se pueda garantizar dicho ritmo.
Ahora, algunos proponen bajar los índices del plan de la economía
nacional, alegando que, a medida que esta progresa y crece su
dimensión, disminuyen, por consiguiente, las posibilidades de
aumento de la producción, razón por la cual no se puede incrementar
continuamente a gran ritmo. Esta es una teoría revisionista que no ve
la superioridad del sistema socialista; una tendencia entreguista muy
perjudicial, propensa a retroceder en la edificación económica
socialista. En la sociedad socialista se acrecientan dichos recursos y
posibilidades, a medida del desarrollo de la economía, puesto que
bajo el control unificado del Estado se utilizan de modo racional
mano de obra, materias primas e insumos, y se realizan, según un
plan, la producción y la distribución, la acumulación y el consumo.
En particular, en esta sociedad, existe el gran factor político-
ideológico para el rápido incremento de las fuerzas productivas. Los
que consideran más importante el equilibrio que la velocidad,
encuentran el factor principal para el progreso de la economía
socialista en las condiciones físicas como materias primas, otros
materiales e instrumentos de producción, lo que es erróneo. El factor
210
decisivo que determina el alto ritmo en el desarrollo económico en
esta sociedad, no es la condición objetiva, sino la subjetiva. La
economía socialista se acrecienta sin interrupción, gracias a la
correcta conducción del Partido y al alto entusiasmo revolucionario y
la actividad creativa de las masas populares trabajadoras, convertidas
en dueñas del Estado y de la sociedad. Por consiguiente, para
administrar y gestionar la economía, es necesario contar primero con
los hombres, antes que con equipos, materias primas u otros
materiales; y con el fin de asegurarle un rápido desarrollo, hay que
tener en consideración, antes que las condiciones materiales, la alta
fidelidad de las masas productoras al Partido y al Líder y su afán
revolucionario.
El hecho de que en nuestro país, aun después de haber
sobrecumplido el Plan Quinquenal en cuatro años, la economía sigue
desarrollándose a gran ritmo, testimonia a las claras que podemos
mantener continuamente este ritmo, si el Partido y el Estado
presentan una política y unos lineamientos justos, exhortan
enérgicamente a las masas para su cumplimiento y movilizan de
modo activo las potencialidades y recursos latentes con una
meticulosa labor de organización económica.
Si enfatizamos la importancia del ritmo, en relación con el
equilibrio, esto no quiere decir que podemos menospreciarlo o
ignorar su papel. Un alto ritmo para el desarrollo económico se
garantiza con un equilibrio activo, determinado y mantenido en forma
planificada. El avance planificado y armónico constituye una de las
importantes características de la economía socialista y su ventaja.
Ahora, ciertos hombres dicen que es un fenómeno temporal que se
logre el equilibrio en la sociedad socialista y, por ende, la economía
progresa en forma de ola o de una silla de montar. En otras palabras,
la economía socialista se desarrolla, ora creciendo ora decreciendo,
por el equilibrio temporal y el desequilibrio permanente. Esta es una
teoría harto errónea. Si el equilibrio es un fenómeno temporal, y su
destrucción incesante, uno general, se eliminaría entonces la
diferencia cualitativa entre la economía socialista y la capitalista. En
211
la sociedad capitalista, basada en la propiedad privada de los medios
de producción, se rompe sin cesar el equilibrio y reinan la confusión y
la anarquía económicas, porque los capitalistas compiten
furiosamente para obtener mayores ganancias. Sin embargo, en la
socialista, donde los medios de producción son propiedad social y el
Estado administra y gestiona la economía en forma unificada, no
puede ocurrir, por principio, ese desajuste. Si el Partido y el Estado
captan a tiempo y con certeza la exigencia de la realidad cambiante y
adoptan correctas medidas, se desarrollará la economía a gran ritmo,
a la vez que se asegura siempre el equilibrio.
En nuestro país, la economía nacional se desarrolla sin cesar, a un
ritmo extraordinariamente alto, porque en virtud de la orientación
sobre la unificación y la pormenorización del plan, le acompaña un
equilibrio correcto y activo, capaz de garantizar dicho ritmo. Al
contrario, en algunos países socialistas la economía está estancada o
no logra un constante progreso acelerado, mostrando fluctuación, lo
cual no es jamás un defecto atribuible a su característica esencial. Las
erróneas teorías respecto a la cuestión de ritmo y equilibrio en el
desarrollo económico, que hoy provocan polémicas en otros países,
son muy dañinas porque denigran la superioridad del socialismo y
crean obstáculos y confusiones en este proceso. Esto, a fin de cuentas,
no pasa de ser un sofisma para justificar defectos y errores cometidos
en la edificación económica.
Reitero que los sociólogos deben distinguir y rechazar de modo
categórico las teorías oportunistas, que se discuten en el ámbito
internacional, y defender y materializar cabalmente la de la
construcción económica de nuestro Partido.
212
PARA ERRADICAR LACRAS IDEOLÓGICAS
DE ELEMENTOS ANTIPARTIDO Y
CONTRARREVOLUCIONARIOS
Y ESTABLECER EL SISTEMA DE
IDEOLOGÍA ÚNICA DEL PARTIDO
213
impulsar con fuerza la revolución y su construcción.
De no liquidarlos de cuajo, es probable que, cuando la revolución
pase dificultades, aparezcan en su seno otros vacilantes y espurios. Esta
es una seria lección histórica que nuestro Partido sacó de la lucha
antifraccionalista. En la postguerra, nuestro Partido concentró fuerzas
en acabar de manera organizada con perniciosos remanentes del
fraccionalismo que pervivían a lo largo de la historia, por eso no pudo
efectuar con profundidad una gestión para escombrar sus legados
ideológicos, como resultado de lo cual, aunque aquellos desaparecieron
en el aspecto organizativo, subsiste la fuente de su pensamiento.
Recientemente, tipejos permeados de ideas burguesas y de servilismo a
las grandes potencias, se atrevieron a retar al Partido, valiéndose de las
cada vez más abiertas maniobras agresivas de los imperialistas yanquis,
y del fuerte viento del revisionismo que sopla desde el exterior.
Nos compete sacar las debidas lecciones de la inconsecuente lucha
para la erradicación de lacras ideológicas de los fraccionalistas
antipartido en el tiempo posterior al Pleno de Agosto de 1956, y
conducir a las organizaciones del Partido a todos los niveles a que
desarrollen una dinámica batalla por liquidar los residuos de ideas
reaccionarias y oportunistas diseminadas por revisionistas antipartido
revelados y eliminados recientemente.
A fin de lograrlo, es preciso, ante todo, dar a conocer
correctamente a los militantes del Partido y demás trabajadores, su
manera de ser y sus crímenes.
En tiempos pasados, muchos, ignorantes de su naturaleza, los
consideraban fieles al Partido y les obedecían ciegamente, aceptando
sin miramientos sus directivas. Aunque en el reciente pleno se puso
de relieve su verdadera faz, muchas personas no conocen aún, en
concreto, sus delitos. Sin dar a conocer claramente sus identidades y
culpas, y sin despertar políticamente a los hombres, es imposible
eliminar con éxito las ponzoñas de las ideas burguesas, del
revisionismo y del confucionismo feudal.
Entonces, ¿cuáles son sus crímenes?
Primero, actuaron con astucia, contra la idea revolucionaria del
214
gran Líder y para menguar su elevada autoridad y prestigio.
Venerar sin límites al Líder y tenerlo en alto respeto, es la sincera
y unánime aspiración de nuestro pueblo; tenerlo constituye su mayor
felicidad y honor. Pero los elementos antipartido y contrarrevolucionarios
trataron de enfriar con alevosía esa cálida alma de nuestro pueblo y
menoscabar la alta autoridad del Líder. Cuando en Hyesan se
construía un monumento a la victoria de la batalla de Pochonbo, uno
de ellos se opuso con persistencia a ello, comentando que la obra
tenía excesivas proporciones y otras cosas por el estilo, y en especial,
pretendió impedir el levantamiento de la estatua del estimado Líder,
héroe legendario de la lucha antijaponesa, al decir absurdamente que
eso no convenía al carácter del monumento, que se dedicaba a los
héroes del pueblo. Otro, que estaba infiltrado en el sector ideológico
del Partido, impuso a varias localidades desmantelar la sala de estudio
de la historia del Partido del Trabajo de Corea y recurrió a varios
métodos para estorbar la formación de militantes del Partido y otros
trabajadores en la idea revolucionaria del Líder.
Mientras se empeñaban solapadamente por desprestigiarlo,
elementos antipartido y contrarrevolucionarios se atrevieron a hacer
viles actos para acreditarse notoriedad. Alguno incitó a aduladores a
escribir su biografía y habilitar su casa natal e, incluso, a crear y
estrenar un drama titulado Devoción, que representara a su esposa.
Ellos promovieron al rango de cuadros, según su albedrío, a sus
coterráneos, y atrayendo hasta a disidentes políticos y clasistas, trataron
de preparar su base social. Estos hechos demostraron a las claras que
eran aspiracionistas y conspiradores políticos, malintencionados.
Esas personas, antipartido y contrarrevolucionarias, actuaron con
hipocresía para castrar las brillantes tradiciones revolucionarias de
nuestro Partido, establecidas por el gran Líder en el fragor de la
sangrienta lucha antijaponesa por la restauración de la patria, y que son
raíz histórica y tesoro inapreciable de nuestra revolución. Debemos
salvaguardarlas en su pureza y llevarlas adelante con éxito. Pese a esto,
dichos elementos, abusando de la orientación del Partido de darles
mayor amplitud, trataron de introducirles cosas espurias, con la argucia
215
de que se debía ampliarlas tanto en el sentido horizontal como en el
vertical. Además, bajo tal o cual pretexto, estorbaron la edición de las
reminiscencias de los exguerrilleros antijaponeses y otros materiales
para la educación en las tradiciones revolucionarias, en tanto hablaban
disparatadamente acerca de que las referidas reminiscencias
terminarían por ser leídas una vez, como libro de cuentos, impidiendo
así que se intensificara la formación de los militantes del Partido y de
otros trabajadores en estas herencias. Se trataba de una intentona
contrarrevolucionaria antipartido, encaminada a enturbiar y suprimir
las brillantes tradiciones revolucionarias de nuestro Partido e impedir la
educación revolucionaria de las personas.
Nuestra causa revolucionaria no ha terminado aún y tenemos
adelante tareas difíciles y complejas. De ninguna manera
abandonaremos, ni debilitaremos la educación en las tradiciones
revolucionarias que sirven de poderoso medio para convertir a las
personas en revolucionarios consecuentes al crear en ellas un elevado
espíritu revolucionario y dotarlas con experiencias de lucha. Esta
educación es vital para quienes no experimentaron ni la revolución, ni
las dificultades, sobre todo, para los componentes de la nueva
generación en crecimiento. Su intensificación hará posible imprimir
el modo de ser del revolucionario a militantes del Partido y
trabajadores, y construir con éxito el socialismo y el comunismo, así
como realizar la causa de la reunificación de la patria.
Los contrarrevolucionarios antipartido aparentaron pronunciarse
por el Partido y apoyar su política y lineamientos, pero en realidad,
los contradijeron y obstaculizaron su ejecución, de tal o cual manera.
Ellos se opusieron a las líneas originales de nuestro Partido, de
construir una economía nacional independiente y de fomentar,
simultáneamente, su edificación con la de la defensa nacional e
impidieron que se aplicara con éxito el sistema de trabajo Taean, el
superior sistema de administración económica socialista. Parloteando
acerca de que la ampliación de la economía trae consigo la reducción
de las posibilidades de aumento de la producción, trataron de
aminorar el ritmo de desarrollo económico y pusieron en entredicho
216
hasta el movimiento Chollima, que constituye la línea general de
nuestro Partido en la construcción socialista. Además, se opusieron a
la consigna ¡Preparémonos para combatir uno contra cien enemigos!,
lanzada por el Líder, e impusieron que no se usaran estos términos.
Pero el Ejército Popular la ha defendido hasta el fin, argumentando
que a este respecto no cedería nunca a nadie, digan lo que le digan, ya
que se trata de una orientación que le presentó el Líder.
Los contrarrevolucionarios antipartido, descubiertos y criticados
recientemente, no sólo son ambiciosos e intrigantes políticos, sino
también renegados de la revolución y entreguistas de derecha,
degenerados desde el punto de vista clasista y corrompidos en lo
ideológico.
Ellos, en vez de propagar las ideas revolucionarias de nuestro
Partido, divulgaron, en gran medida, otras espurias y reaccionarias
como las burguesas, el revisionismo y el confucionismo feudal.
Pretextando realzar lo nacional, lo suyo propio, predicaron el
confucionismo feudal y pretendieron resucitar, sin ton ni son, lo viejo,
lo retrógrado, no conveniente a nuestra realidad socialista. El hecho
de que en vez de orientar a sacar a la luz muchos documentos de
nuestro Partido y materiales sobre las tradiciones revolucionarias para
educar a los trabajadores, dispusieron hacerlo con los libros de los
adeptos de la escuela Silhak, y determinaron Mokminsimso, de Jong
Ta San, como libro de lectura obligatoria para los cuadros y lo
impusieron a las organizaciones del Partido, demuestra de modo
patente cuan flojo era su espíritu clasista, y cuan corrompidos en lo
político. Algunos, destacando la necesidad de mantener en vigencia
los bellos rasgos y costumbres típicos de Corea, enseñaron a las
estudiantes la manera de saludar sentadas en cuclillas y dispusieron
que las muchachas montaran en palanquín el día de la boda.
Diseminaron muchas ideas burguesas y revisionistas también en el
campo ideo-teórico. Algunos sabios, contaminados del revisionismo,
alegaron que con el establecimiento del régimen socialista termina la
transición del capitalismo al socialismo y resultan innecesarias la
dictadura proletaria y la lucha clasista, lo cual significa negar la idea
217
de nuestro Partido de la revolución continua y resulta una teoría
revisionista encaminada a debilitar la función dictatorial del Poder
popular y a paralizar la conciencia clasista de las personas.
Poseedores de ilusiones sobre el capitalismo, los
contrarrevolucionarios antipartido pretendieron aplicar métodos
capitalistas en la administración de la economía. Uno de ellos, que
había estado de visita en una fábrica de la provincia de Phyong-an del
Norte, dijo que se realizara la producción de manera socialista, y la
administración, capitalista, y, en la Fundición de Hierro de Hwanghae,
refiriéndose a la ley del valor, manifestó su disposición de entretener
a los obreros con incentivo material, mediante la invención de algo
así como “vale”. Lo peor es que, disparatando en relación con que los
periódicos de los países capitalistas insertan cosas a tener en cuenta,
se valieron de estos para organizar un “curso metodológico”. Todos
estos conforman patrañas de carácter contrarrevolucionario, para
introducir el capitalismo y desviar nuestra revolución de su órbita.
La naturaleza revisionista de los elementos antipartido se puso a
pleno desnudo, en el supuesto “plan decenal”, impuesto por ellos a las
organizaciones de la UJTS. Lo inventaron con el objetivo de insuflar
en los jóvenes las ideas burguesas y el revisionismo, al socaire de la
orientación del Partido de intensificar la educación en el patriotismo
socialista. El contenido principal de ese plan era hacer que las
localidades redactaran y estudiaran sus “historias”, construyeran
pabellones y pistas de baile, y pasaran el tiempo cantando y bailando
con eso de “vuelan mariposas y golondrinas por parejas”.
Nuestro Partido exige que, intensificando la educación de los
jóvenes en el patriotismo socialista, se logre que amen con ardor a su
pueblo natal y patria socialista, y hagan abnegados esfuerzos para su
enriquecimiento y desarrollo. Amar la tierra donde se nace, significa
concebir afecto por esta, sea una ciudad o una aldea, y por sus centros
de trabajo, y acondicionarlos como parajes confortables, como edén
socialista, y no, de ninguna manera, revisar la vieja genealogía de sus
nobles o terratenientes, ni preparar meros lugares de diversión. Lo
contrario no tiene nada que ver con el patriotismo socialista. Con lo del
218
“afecto por la tierra natal”, el “amor”, el “ideal” y otros argumentos por
el estilo, los contrarrevolucionarios antipartido se empeñaron por
seducir a los jóvenes e inculcarles un degenerado modo de vida
burgués, para así hacerles caer en la indolencia y la blandenguería y
deteriorar el sano estilo de existencia, vigente en nuestra sociedad.
Son verdaderamente graves los crímenes que cometieron esos
elementos burgueses y revisionistas que ocupaban cargos importantes en
el Partido, engañando con patrañas a las personas. En nuestra sociedad,
no hay una esfera, ni inclusive las de actividades organizativas y
propagandísticas del Partido, que no haya sido dañada por ellos.
Nuestros funcionarios deberán arrepentirse profundamente, y sacar
serias lecciones, de que en días pasados, por no estar alertas en lo
político, no se dieron cuenta de los malos actos de dichos
contrarrevolucionarios antipartido, ni revelaron a tiempo su verdadera
identidad.
Nos compete informar correctamente a los militantes del Partido y
a los trabajadores la naturaleza y las fechorías de los revisionistas
antipartido y contrarrevolucionarios descubiertos y eliminados
recientemente, de modo que participen con elevado celo político en la
lucha por borrar las lacras de sus ideas.
Sería bueno reunir datos sobre sus crímenes y enviarlos a las
organizaciones de base del Partido, para que sean explicados a los
militantes.
A fin de limpiar de cuajo los remanentes ideológicos de esos
elementos es preciso organizar y efectuar con eficacia la crítica y la
educación ideológicas.
La crítica ideológica ha de tender principalmente al
establecimiento del sistema de ideología única del Partido. Desearía
que desde esa óptica se analice todos los problemas que se presenten
en ese proceso, y se combata y quite de en medio,
irreconciliablemente, todo lo opuesto. Nunca se permite, en la lucha
ideológica, aferrarse a lo no esencial.
Una eficiente crítica ideológica requiere del pleno ejercicio de la
democracia en el seno del Partido. En una reunión expresamente
219
convocada con ese objetivo, cualquiera debe hablar todo lo que quiere
y presentar, de manera activa, sus opiniones. Así ha de lograrse que el
señalamiento se haga con fuerza por las masas.
Es de esperar que todas las personas participen en dicha reunión
con actitud de protagonistas. En la que va a celebrarse no habrá quien
critique o quien sea criticado, exclusivamente. Todos deberán repasar
con seriedad sus actividades y vida, a la luz de las resoluciones del
XV Pleno del IV Período del Partido.
Hay que velar por que en el proceso de la crítica ideológica no se
incurran en desviaciones. Como su objetivo consiste en erradicar los
vestigios de pensamientos de los contrarrevolucionarios antipartido e
implantar con firmeza el sistema de ideología única del Partido, la
crítica ha de tender, en todo caso, a la consolidación de su unidad y
cohesión. Se deberá cuidar de la tendencia a vengarse con lo criticado
en el pasado, por resentimientos individuales, y del superpartidismo
de poner tilde política a las personas, sin consideración alguna.
El veneno ideológico de los contrarrevolucionarios antipartido se ha
diseminado por muchos tiempos, por eso, para eliminarlo del todo, no
basta con una o dos campañas ideológicas, sino con constantes esfuerzos.
La clave de su liquidación y del establecimiento del sistema de
ideología única del Partido, está en intensificar la educación
ideológica para pertrechar firmemente a los militantes y demás
trabajadores con las ideas revolucionarias de nuestro Partido.
El sistema de ideología única del Partido no es sino el del Líder y
el de su dirección. Nuestro Partido se rige únicamente por sus ideas
revolucionarias y por su guía, al margen de las cuales es imposible
pensar en su existencia. La doctrina revolucionaria del gran Líder
actúa como rectora eterna de nuestro Partido y de la revolución. Por
recibir su acertada dirección, nuestro pueblo no solamente pudo
salir victorioso en la sangrienta y prolongada lucha contra el
imperialismo japonés y derrotar a los agresores imperialistas
norteamericanos en la Guerra de Liberación de la Patria de tres años,
sino también terminar con éxito la rehabilitación y la construcción
posbélicas y la revolución socialista, y registrar proezas que
220
asombraron al mundo en la edificación del socialismo.
Debemos intensificar la educación de los militantes y demás
trabajadores en la política del Partido, en las tradiciones
revolucionarias y en el patriotismo socialista, poniendo enfoque en el
establecimiento del sistema de ideología única del Partido.
Se precisa editar, en gran cantidad, las obras de trascendencia
clásica del gran Líder, materiales para la educación en esas tradiciones
y varios otros. Asimismo, acondicionar bien los lugares de combate
revolucionario e históricos de la revolución como centros de educación
en esas tradiciones, y aprovecharlos activamente para este fin. De esa
manera, lograr que todos los militantes del Partido y demás
trabajadores se formen con solidez en el espíritu revolucionario
comunista, piensen y se comporten tal como exige la política del
Partido, y respondan con lealtad a su dirección y la del Líder.
Es de esperar que la tarea de erradicar los restos de las ideas de los
contrarrevolucionarios y antipartido y establecer el sistema de
ideología única del Partido, sea impulsada en estrecha combinación
con la lucha práctica por la materialización de las resoluciones de la
Conferencia del Partido.
Esta conferencia, efectuada el año pasado, presentó en vista de la
situación creada, la línea revolucionaria de fomentar simultáneamente
la construcción económica y la de la defensa nacional y llamó a
registrar un gran auge revolucionario en todas las esferas de la
revolución y su construcción. Debemos lograr que la referida lucha
ideológica encuentre sus resultados en los esfuerzos por ejecutar las
resoluciones de esa conferencia. El objetivo que perseguimos en esta
batalla consiste, a fin de cuentas, en agrupar monolíticamente a
militantes y trabajadores alrededor del Partido e impulsar con mayor
éxito la revolución y su construcción.
Al desencadenarla en estrecha combinación con la lucha por poner
en práctica las disposiciones de la Conferencia del Partido,
deberemos realizar innovaciones en todos los campos de la
construcción económica y de la defensa nacional, para así llevar la
edificación socialista a un gran auge revolucionario. Las personas se
221
forjan y transforman en la praxis del combate revolucionario.
Deberemos lograr que los esfuerzos por materializar las resoluciones
de la Conferencia del Partido redunden en lucha por acabar con ideas
reaccionarias, entre otras, las burguesas y revisionistas, por formar en
las personas la conciencia revolucionaria y de clase obrera, y por
establecer el sistema de ideología única del Partido.
A fin de eliminar las lacras ideológicas de los citados elementos e
implantar con firmeza este sistema, es preciso elevar de modo
decisivo el papel de los propagandistas del Partido.
Dado que están en la avanzada del frente ideológico, ellos, más
que todos, deben estar alerta en lo político y ser resueltos en la
defensa de las ideas revolucionarias del Líder. Pero en el pasado,
muchos, convertidos en ignorantes políticos, obedecieron ciegamente
a los contrarrevolucionarios antipartido. Estos, infiltrados hace mucho
tiempo en el sector de actividades ideológicas del Partido, divulgaron
con astucia las ideas burguesas, el revisionismo y el confucionismo
feudal, y aquellos aceptaron, sin distinguirlos. Como resultado, en el
seno del Partido se propagaron muchas ideas espurias.
A los trabajadores propagandistas del Partido les compete
revisarse a sí mismos y hacerse severas autocríticas en la próxima
lucha ideológica, identificarse de lleno con el sistema de ideología
única del Partido, y no volver a ser burlados, como unos ciegos, por
malintencionados. Tendrán que dotarse con firmeza con la ideología
revolucionaria del Líder y su encarnación, la política del Partido, y
respirar, pensar y actuar con sus ideas, en cualquier tiempo y lugar.
Además, se atendrán a estas para tratarlo todo; se opondrán
irreconciliablemente, sin ninguna concesión, a lo que les discrepe, y
defenderán resueltamente al Partido y al Líder en cualesquier
adversidades.
Los propagandistas del Partido, al llevar a feliz término, con alto
sentido de responsabilidad, la tarea de erradicar los vestigios
ideológicos de los contrarrevolucionarios antipartido y establecer
firmemente el sistema de ideología única del Partido, deberán
responder, sin falta, a su profunda confianza y expectativa.
222
SOBRE LA FUNDACIÓN DEL COLECTIVO
DE CREACIÓN LITERARIA 15 DE ABRIL
223
revolucionarias de nuestro Partido y destacar sus “antecedentes de
lucha”. Pese a esto, un funcionario del comité central de la FGEA
habló mucho de él, catalogándolo de “obra maestra”. En tanto, en el
guión literario de A través de las tinieblas, sobre el tema del destino
de un expeón agrícola, que representa la flor y nata de las masas
campesinas, su personaje principal fue tipificado como un idiota, lo
cual es una tergiversación de la política de clases de nuestro Partido.
Los contrarrevolucionarios antipartido y sus lacayos, en vez de
realzar las gloriosas tradiciones artísticas y literarias revolucionarias
creadas por el gran Líder en el período de la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa, incitaron a unos resentidos a cacarear sobre la
necesidad de heredar las tradiciones de “KAP”, y, en el trabajo de
retomar los patrimonios culturales de la nación, se incurrieron en
desviaciones restauracionistas y de nihilismo nacional, infringiendo
lineamientos del Partido y sus principios.
El veneno ideológico diseminado por ellos en el sector del arte y
la literatura, se manifiesta también en el hecho de que algunos
escritores continúan viviendo indolentes y a su libre albedrío,
insistiendo en la “libertad para la creación”.
Todos estos son asuntos muy serios que pueden comprometer el
prestigio del Partido y el Líder, y graves errores ideológicos
motivados por no haberse establecido en el sector un sólido sistema
de ideología única del Partido.
Le recomendamos a la FGEA que no concluya con premura la
reunión de lucha ideológica, sino que la continúe pacientemente
dándole un nuevo auge creador en todas las esferas del arte y la
literatura.
Lo más importante es tomar medidas decisivas para crear una
nueva literatura revolucionaria.
Analizando los datos sobre lo denunciado y criticado en la reunión
de lucha ideológica de la FGEA, sentí vivo que este sector se enfrenta
a la primordial tarea, no postergable ni un momento, de producir esa
literatura, cuya tarea central sea representar al líder de la clase obrera.
El veneno ideológico regado en el sector por
224
contrarrevolucionarios antipartido, ejerció su influencia de diversas
maneras sobre las actividades creadoras y la vida de los escritores y
artistas, pero, según el análisis de sus errores y deficiencias la causa
fundamental consiste en que no están identificados plenamente con el
sistema de ideología única del Partido. También los denunciados y
criticados en la reciente sesión de lucha ideológica de la FGEA
implican un grave problema relacionado con el referido sistema, por
eso deben rectificarse por completo en la lucha práctica por
establecerlo.
El XV Pleno del IV Período del Comité Central del Partido
efectuado recientemente, definió la implantación del sistema de
ideología única del Partido como una orientación general de su
trabajo ideológico en la actualidad.
Establecerlo significa armar con firmeza a todos los miembros del
Partido y demás trabajadores con las ideas revolucionarias del Líder,
aglutinarlos compactamente como un haz en torno suyo y llevar a
cabo, bajo su dirección, la revolución y su construcción. Hacerlo en
todo el Partido y toda la sociedad es una tarea importante de la que
depende el destino de este y de nuestro pueblo y revolución.
Hoy, al paso que me refiero a la creación de una nueva literatura
revolucionaria, hago particular hincapié en el asunto de la descripción
del Líder, porque está relacionado directamente con la implantación
del sistema de ideología única del Partido. Ustedes, bien conscientes
de que retratar al Líder constituye el núcleo, la primordial e
importante tarea, para esa creación, deberán atenderlo con prioridad y
de modo consecuente.
Desde luego, conformar tal literatura revolucionaria no es una
misión puesta hoy en el orden del día. Nuestro arte y literatura se
enfrentaron hace mucho tiempo a la irrevocable exigencia de nuestra
revolución de dar la imagen del líder de la clase obrera. Tendrán que
impulsar preferentemente esta tarea para hacer aportes, efectivamente,
a la materialización de las ideas del Líder y a la causa revolucionaria
iniciada y orientada correctamente por él.
Representar al líder de la clase obrera, es también una exigencia
225
legítima del desarrollo de la literatura de realismo socialista.
Se trata de un problema capital del que depende el destino de esta.
El análisis del proceso de la creación de esta literatura nos convence
de que aunque esa misión se verificó en ciertas obras, hasta la fecha
pocos países la consideran como lo medular, como lo primordial en la
literatura. Si el realismo socialista en la literatura no se impulsa en
este sentido, no puede cumplir la noble misión asumida ante la época
y la historia. En la conformación de una nueva literatura de dar la
imagen del líder debemos asir fuertemente ese eslabón principal que
hasta la fecha ha desatendido la del realismo socialista.
El año pasado, en conversación con el presidente del comité
central de la Unión de Escritores de Corea, precisé que para que esta
literatura, cuya forma de existencia es el partidismo, cumpla con éxito
su misión, debe transformarse, que tenga por tarea medular
representar al líder. Además, recalqué que para crear una nueva
literatura revolucionaria la Unión de Escritores debía impulsar con
fuerza este cometido, considerándolo como su misión principal.
No es fácil, de ningún modo, retratar al líder de la clase obrera. Se
trata de una importante y sagrada misión de la que se debe
responsabilizar ante el Partido y la revolución, ante la época y la
historia; una digna y honrosa tarea llamada a crear obras
monumentales que darán brillo eterno. Para llevarla a feliz término es
indispensable contar con un competente personal creador y con otro
que lo dirija y ayude con fuerza. Con miras a conformar esa literatura
revolucionaria considero necesario constituir aparte un colectivo de
creación específico de retratar al líder.
De lo contrario, será imposible realizar la descripción del líder de
modo planificado y organizado bajo la dirección unitaria del Partido.
Hasta la fecha, esa tarea se confió en muchos casos, a la conciencia
de los escritores, por eso no podía menos que sufrir la dispersidad y
espontaneidad. Si se deja a merced de estos elementos, la
representación del líder no se logrará en el nivel que requieren la
época y el pueblo. Esta ha de ser, irreversiblemente, una obra
organizada y planificada del Partido. Sólo con la fundación de dicho
226
colectivo y la preparación de una sólida base de creación, es factible
establecer un ordenado sistema de dirección del Partido al respecto, e
impulsar de manera planificada y unificada las actividades creativas,
principalmente la de retratar al líder, como un eslabón del trabajo
ideológico del Partido.
Se necesita crear tal colectivo para continuar enérgicamente la
representación del líder con visión de futuro, de largo alcance.
En los últimos días, la Unión de Escritores se ha propuesto
integrar con algunos escritores un grupo para hacer obras artísticas y
literarias que den la imagen del gran Líder y que serán presentadas en
saludo a su 60 cumpleaños. Es una buena iniciativa. Pero, describir
integral y profundamente su historia revolucionaria, no es una tarea
que puedan terminar algunos escritores en unos pocos años, hasta esa
fecha; ha de continuarse vigorosamente aun en tiempos posteriores.
La representación del líder es una actividad perdurable de largo
alcance, que ha de ser impulsada con energía y sin interrupción, hasta
el fin, hasta la culminación de la causa revolucionaria de la clase
obrera. Debemos crear, generación tras generación, excelentes obras
artísticas y literarias que canten la grandeza del estimado Líder, para
formar a los hombres como soldados revolucionarios infinitamente
fieles a él.
A fin de llevar adelante con fuerza la tarea de describir al líder con
larga visión y perspectivas, y no como una actividad temporal, es
indispensable preparar una sólida base que se dedique principalmente
a ello. Sobre todo se requiere de un poderoso colectivo integrado por
creadores competentes, preparados en lo político e ideológico y
versados en su especialidad. Si se trata de realizar esa misión por
encargo, como ahora, a creadores por separado, o movilizarlos
temporalmente, esto dará motivo a varias desviaciones. La
constitución de un colectivo especializado posibilitará que sus
componentes consideren la descripción del líder como su misión
principal y la acometan con el más elevado sentido de
responsabilidad, mientras se engrose y prepare sistemáticamente, y
con perspectivas, el personal necesario.
227
Como la representación del líder es una actividad que en realidad
no hemos experimentado, es probable que surjan muchos nuevos
problemas estéticos y teóricos. Sólo contando con un grupo de
creación especializado será factible aplicar el principio colectivo en
sus gestiones para encontrarles solución a esos asuntos difíciles y
complejos y garantizar un alto valor ideológico-artístico de las obras.
Además, resultará favorable para asegurar las condiciones
necesarias para la recogida de los materiales y la redacción. Es
recomendable que el departamento correspondiente del Comité
Central del Partido tome cuanto antes las medidas pertinentes para
constituir tal colectivo.
Por primera vez acometemos esta empresa. Hasta la fecha,
ninguna nación en el mundo ha organizado un grupo especializado
para crear obras de arte y literatura que retraten a su líder. Su
integración constituye, en sí, un hecho no conocido en la historia del
arte y la literatura de la humanidad.
Como nosotros somos los primeros en formarlo, no tenemos ni de
donde aprender experiencias, ni la necesidad de hacerlo. Es del todo
posible que logremos este objetivo, dado que nos orienta
correctamente el Partido y contamos con excelentes creadores fieles a
este y al Líder. Debemos emprenderlo con fe y audacia.
No es necesario hacer ruido construyendo de inmediato un enorme
edificio bajo el pretexto de integrar ese colectivo. Se deberá hacer
callada y sustancialmente. Para empezar, habrá que iniciar la creación
literaria con un reducido número de escritores. Puesto que el
contenido importa más que la forma, deberá orientársele a crear
primero unas obras, resolviendo los problemas pendientes, uno tras
otro. Ante todo ha de dirigírsele una atención solícita a la constitución
del personal de las letras.
El Departamento de Propaganda y Agitación del Comité Central
del Partido seleccionará a escritores competentes, probados en
anteriores actividades creadoras y los preparará de modo que
conozcan claramente su misión y deber. Es recomendable que el
grupo integre, al principio, a escritores de antigüedad relativamente
228
larga y mucha experiencia y otros competentes, y que gradualmente
incorpore y capacite a los procedentes de la joven generación.
Para escribir obras literarias que hablen de la historia
revolucionaria del gran Líder y las actividades de sus familiares, se
propuso hace poco establecer una oficina de creación en el Instituto
de Historia del Partido, del Comité Central. Desde luego, es posible
designar algunos escritores para que bajo su dirección realicen esta
tarea, pero resultará mejor instituir en la Unión de Escritores el
colectivo de creación de obras literarias sobre el Líder, ya que la
literatura es, de cabo a rabo, una ciencia humanista.
Sería bueno, a mi juicio, constituir en esta Unión un grupo con tal
misión, compuesto por poco personal, y bautizarlo como Colectivo de
Creación Literaria 15 de Abril, el cual se convertiría en lo adelante,
en un órgano independiente, si adquiere algunas experiencias en sus
actividades y tiene asentada la base para estas.
Ya tenemos organizado en el sector de la cinematografía, un
colectivo llamado Colectivo de Creación Paektusan, que retrata al
Líder.
El Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril se encargará de la
histórica tarea de hacer novelas que describan la gloriosa y brillante
historia revolucionaria del gran Líder y su familia y adaptar a ese
género las inmortales obras maestras de valor clásico, creadas por él
mismo.
Deberá escribir grandes obras que den a conocer, por períodos, su
infancia y la trayectoria de sus actividades revolucionarias, desde que
salió de su casa natal en Mangyongdae, hasta la fecha. La historia
revolucionaria del gran Líder es una gloriosa trayectoria jalonada de
luchas y proezas que será transmitida eternamente a las posteridades,
y un inapreciable manual de vida y lucha que emociona a todo el
mundo. Además, tiene relevantes contenidos matizados por hechos
conmovedores, que muestran, del modo más auténtico, la esencia de
nuestra época y revolución y del movimiento comunista, y las leyes
de su desarrollo. Al Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril le
incumbirá describir íntegra y profundamente, y con emoción, las
229
inmortales hazañas del gran Líder acuñadas en el transcurso de sus
actividades revolucionarias, así como su gran ideología y teoría, su
arte de dirección y sus virtudes comunistas.
Deberá representar también en grandes obras a su familia
patriótica y revolucionaria, cuyos miembros han venido luchando
resueltamente, desde la generación de su bisabuelo, hasta las actuales,
contra los agresores extranjeros y por la independencia del país y la
liberación nacional. Podrá escribir muchas novelas excelentes sobre
esas actividades y vida para educar por vía revolucionaria a nuestro
pueblo.
Al Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril le competirá llevar
a la literatura las inmortales obras de valor clásico, creadas
personalmente por el gran Líder en el período de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa. Esta es una responsable e importante
tarea para transmitir a las posteridades las gloriosas y revolucionarias
tradiciones artísticas y literarias de nuestro Partido y, a la vez, una
misión verdaderamente digna y honrosa para llevar a un nivel más
alto, tomándolas por modelo y sobre la base de la idea Juche, el
conjunto del arte y la literatura.
En resumen, se trata de tareas muy serias y responsables y que no
pueden ser cumplidas sólo con ambición. La creación de obras
maestras no debe servir de pretexto para imponer que lo hagan, desde
el principio, todos los escritores. Es preciso crear primero, como
prueba, una o dos obras modelo, movilizando la inteligencia colectiva
para acumular experiencias. Una obra resulta maestra por su
contenido, no por su volumen. En cuanto a la reproducción de la
historia revolucionaria del gran Líder, por muy grande que sea la
trascendencia histórica de los hechos o sucesos que trate, y por muy
amplio que abarque la vida, si no se le da una profunda aclaración
artística al respecto, y le falta un nuevo y estético análisis del
problema del ser humano, no será valorada como revolucionaria, ni
como maestra.
Desearía que en lo adelante estudien más la forma y la manera de
retratar al Líder en las novelas.
230
El Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril será el encargado
del núcleo de nuestra literatura, y lógicamente deberá convertirse en
la vanguardia de nuestro Partido en la conformación de una literatura
revolucionaria, unidad modelo para grupos similares en nuestro país.
Será abanderado en la producción de una nueva literatura
revolucionaria y mostrará ejemplos en el modo de crear y vivir.
Pensamos prepararlo en lo adelante como modelo, para mejorar
radicalmente el método de trabajo en todas las instituciones de
creación literaria.
Con miras a registrar un viraje radical en la conformación de una
nueva literatura revolucionaria, es indispensable, además de fundar el
Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril, establecer un ordenado
sistema de dirección sobre este.
La descripción literaria del gran Líder será impulsada con fuerza y
de modo planificado y organizado, con un fin bien definido y con
claras perspectivas, sólo bajo la orientación única del Partido.
Al Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril le corresponderá
implantar una rigurosa disciplina por la que informe directamente al
Comité Central del Partido de todo lo que acontece en sus gestiones y
existencia, y lo resuelva según su directiva y conclusión unitaria.
El desarrollo de la novelística sirve de base al de otras esferas del
arte. Su fomento preferente hará posible desarrollar la cinematografía
y la escenografía. Espero que en lo adelante, el campo de la literatura
prepare al Colectivo de Creación Literaria 15 de Abril como unidad
modelo y marque así un viraje decisivo en la configuración de un
nuevo tipo de literatura revolucionaria, centrada por la representación
del Líder, para hacer de nuestro arte y nuestra literatura, sustentados
en la idea Juche, ejemplos a seguir por sus homólogos
revolucionarios en el mundo.
231
SOBRE ALGUNAS TAREAS
PARA DIRIGIR BIEN LA CASA
DE CREACIÓN DE GUIONES
CINEMATOGRÁFICOS DE COREA
232
intensiva la Casa de Creación de Guiones Cinematográficos.
La causa de su insatisfactoria preparación consiste, en cierta
medida, en que ustedes no conocen a ciencia cierta por qué el Partido
va a efectuar una dirección intensiva sobre ella.
Hacerla exitosamente tiene suma importancia para desarrollar con
rapidez la cinematografía de nuestro país conforme al requerimiento
de la realidad.
La Casa de Creación de Guiones Cinematográficos es el principal
centro para la elaboración de los guiones necesarios para buenas
películas de alto valor ideológico-artístico, lo cual resulta el primer
proceso y el fundamento de la realización de los filmes. De su trabajo
depende grandemente la calidad de las películas. Por ahí se empieza
la producción fílmica, para cuyo incremento sensible se necesita,
como siempre digo, mucha cantidad de guiones buenos.
El Partido, conocedor de la enorme importancia que tiene la
institución para la producción de buenas películas de alto valor
ideológico-artístico, en cada etapa de desarrollo de la revolución, le
ha venido prestando una profunda atención, para agilizar sus labores.
A su vez, en fiel acato a la orientación del Partido, la Casa de
Creación de Guiones Cinematográficos procuró con ahínco plasmarla
y obtuvo no pocos éxitos.
En los últimos años, por ejemplo, bajo la dirección del Partido,
creó Así llegó a ser combatiente, Maestro del pueblo, La historia del
comandante de un destacamento guerrillero, La familia de Choe Hak
Sin y muchos otros guiones de diversos temas, y así contribuyó
notablemente a producir excelentes filmes.
No obstante, está lejos todavía de satisfacer la exigencia del
Partido.
Nuestra revolución, que bajo la dirección del Líder avanza
victoriosamente, ha ascendido hoy a una nueva fase de desarrollo en
la que se enfrenta a la tarea de consolidar el régimen socialista y
ocupar la alta cumbre del socialismo. En su rápido desarrollo, exige
producir un mayor número de buenas películas, necesarias con
premura para educar al pueblo, pero la Casa de Creación de Guiones
233
Cinematográficos no satisface de modo oportuno la demanda de
guiones.
Algunos escritores, incapaces de enjuiciar de forma correcta, el
capitalismo, el revisionismo, el confucionismo feudal y otras ideas
reaccionarias, y en adulación a los elementos antipartido y
contrarrevolucionarios, escribieron, incluso, los guiones A través de
las tinieblas, Las huellas de la generación, y otros, lo cual se debe a
que antes la organización del Partido en la institución no les dio una
eficiente educación ideológica y a que los funcionarios del
Departamento de Propaganda y Agitación del Comité Central del
Partido no la dirigieron con acierto. La Casa, en vez de esmerarse en
su preparación ideológica, no orientó como es debido sus actividades
y su vida, tomándolos por “escritores domiciliarios”, en tanto los de
la sección no se compenetraron bien con ellos ni los educaron con
eficiencia para que sirvieran fielmente al Partido.
Desearía que resulte exitosa la próxima dirección a la Casa de
Creación de Guiones Cinematográficos y en consecuencia se registre
un nuevo cambio en sus actividades.
Lo importante es conceder atención primordial a lograr que los
escritores se identifiquen plenamente con el sistema de ideología
única del Partido.
Estos son activistas de las letras en la avanzada del frente
ideológico del Partido para educar al pueblo. Solo cuando se orientan
de modo estricto según su sistema de ideología única, pueden
defenderlo en lo político e ideológico y crear buenos guiones
cinematográficos, que se avengan a la ideología y al propósito del
Partido.
De igual modo, para corregir cuanto antes las deficiencias
reveladas y criticadas en el XV Pleno del IV Período de su Comité
Central, es necesario prestar atención primordial a la tarea de lograr
que los escritores procedan, de cabo a rabo, de acuerdo con el sistema
de ideología única del Partido.
La ideología única del Partido no es sino la revolucionaria del gran
Líder, y establecer su sistema en el sector del arte y la literatura
234
significa dotar con esa idea a todos los escritores y artistas para así
aglutinarlos compactamente en torno al Partido y hacer que realicen
las actividades creadoras según el pensamiento y el propósito del
Líder.
El quid de esta tarea radica en lograr que los escritores tengan a
este en gran estima y veneración y garanticen por todos los medios su
autoridad, lo cual es una exigencia fundamental que proviene de los
principios de la lucha revolucionaria de la clase obrera y de las
experiencias históricas de nuestra revolución.
Construir el socialismo y el comunismo constituye la misión
histórica de la clase obrera, y esa causa es, en esencia, la del eminente
líder de esta clase.
La gloriosa trayectoria revolucionaria de nuestro Partido prueba
que la causa histórica de la clase obrera no es otra que la del líder, y
que la victoria o el fracaso de la revolución depende de cómo lo
protegen.
Antes de que el Líder comenzara sus actividades revolucionarias,
muchos extranjeros no conocían ni siquiera en qué punto de la Tierra
se encontraba Corea, e incluso hubo quienes opinaban que no se
liberaría del yugo colonial del imperialismo japonés.
Pero, hoy, nuestro país brilla como “modelo de país socialista”,
“país de Chollima”, asombrando al mundo entero, y nuestro pueblo
ha ganado fama como el más heroico, más digno y feliz, más
laborioso y talentoso. Goza de esta gloria y felicidad porque tiene al
gran Líder. Para seguir avanzando por un camino de victorias y
glorias, al igual que en el pasado, debemos enaltecer únicamente al
Líder y ser ilimitadamente fiel a su dirección. Tenerlo en alta estima y
veneración y seguirlo, representa la invariable fe y voluntad de
nuestro pueblo, así como su noble obligación moral revolucionaria,
puesto que, bajo su atención, disfruta de una auténtica vida y felicidad.
Con miras a lograr que los escritores se identifiquen plenamente
con el sistema de ideología única del Partido, debemos orientarlos a
que estudien a fondo y asimilen el pensamiento revolucionario del
gran Líder y su encarnación, la política del Partido, los hagan parte de
235
su ser y fe inquebrantable y a que piensen y actúen tal como desea el
Líder en cualquier tiempo y lugar. Aplicarse en el estudio de la
ideología revolucionaria del Líder, teniéndolo por el primer deber
revolucionario, es, para los escritores, una condición previa para que
se identifiquen con el sistema de esa doctrina única. Sólo quienes
estudien con aplicación las instrucciones del gran Líder, asimilarán
por completo su ideología revolucionaria y pensarán y actuarán
conforme a su propósito.
Darse al estudio de las instrucciones del gran Líder, resulta una
condición fundamental para alcanzar éxitos en la creación. Como esta
se efectúa con el impulso del corazón, quien no tiene pasión, no
puede crear buenas obras. Sólo los que estudian a fondo las
enseñanzas del Líder y las hacen su fe, crearán excelentes obras que
él desee y se ganen el afecto del público. Por ejemplo, los que dieron
a la luz buenas obras en el pasado fueron, sin excepción, quienes las
estudiaron de modo sustancial en combinación con su práctica
creativa, pero los que cometieron errores siguiendo a elementos
antipartido y contrarrevolucionarios, y los que sufrieron muchos
reveses en las actividades partidistas y creativas, no procedieron de
esa manera. La completa asimilación de las instrucciones del Líder
requiere el establecimiento de un ordenado sistema para transmitirlas
con exactitud y de modo oportuno, y un ambiente revolucionario de
estudio.
Para que los escritores se rijan estrictamente por el sistema de
ideología única del Partido, es imprescindible orientarlos, además, a
que se eduquen en las gloriosas tradiciones revolucionarias, sobre
todo, en las artísticas y literarias, de nuestro Partido, creadas por el
gran Líder en el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, y
que las defiendan de modo resuelto, y las lleven adelante. Ustedes
deben conocer correctamente las astutas patrañas que inventaron los
elementos antipartido y contrarrevolucionarios para ampliarlas de
arriba abajo y de derecha a izquierda. Las tradiciones revolucionarias
que un partido de la clase obrera debe transmitir y fomentar, son las
creadas por su líder. Son riquezas que este acumula en los albores de
236
la revolución, y el objetivo de defenderlas, heredarlas y hacerlas
avanzar consiste en llevar adelante, con pureza, generación tras
generación, la causa revolucionaria del líder.
Las brillantes tradiciones revolucionarias de nuestro Partido
creadas por el Líder mismo en el período de la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa, están basadas e imbuidas de la gran idea Juche. Esta es
una doctrina inmortal y revolucionaria que constituye la cúspide de la
historia ideológica de la humanidad, la única justa y abarcadora, que
da las soluciones más correctas a todos los problemas de la
revolución y su construcción en nuestra época. Para quien esté
formado en estas, no hay asunto irresoluble.
Las tradiciones revolucionarias de nuestro Partido, por surgir en
un medio arduo, complejo y preñado de dificultades, sin precedentes,
son muy variadas, fecundas y profundas en contenido. Llevan
implícita la inmortal idea Juche, la más justa doctrina rectora de la
revolución, concebida por el Líder; sintetizan sus inapreciables
méritos y experiencias acumulados en el fragor de la ardua lucha
antijaponesa, y contienen de lleno nobles ejemplos del método
revolucionario y estilo popular de trabajo.
Se trata de inapreciables riquezas y caudal de nuestra revolución, y
fuente de invencible poder para alcanzar su victoria definitiva,
superando cualesquier pruebas y dificultades. Contar con ellas es,
para nuestro pueblo, un gran orgullo y felicidad.
Cuanto más grandes sean los obstáculos y vicisitudes con que
tropecemos, tanto más resueltamente deberíamos enarbolar esas
tradiciones, defenderlas a riesgo de la vida, heredarlas y enriquecerlas.
Debemos educar constantemente, y con variadas formas y métodos, a
los escritores en esas tradiciones revolucionarias para que las
defiendan resueltamente, generación tras generación.
Otro asunto importante en la dirección sobre la Casa de Creación
de Guiones Cinematográficos es intensificar la vida organizativa
entre los escritores, la cual tiene un gran peso en la forja, por vía
revolucionaria, de las personas. Todos deben llevarla con rectitud,
pero para ellos es de particular importancia intensificarla, porque
237
generalmente efectúan su labor creativa individual y tienen un
marcado hábito liberalista. Por la particularidad de su trabajo, una vez
recibida una tarea, suelen actuar solos, en todo el curso de su
cumplimiento, desde la recogida de los materiales necesarios hasta el
perfeccionamiento de la obra. El resultado de sus esfuerzos, a
diferencia de otros, no se pone de manifiesto en los momentos
precisos, y la cantidad y calidad de su jornada no es posible
calcularlas correctamente. La creación requiere elevada conciencia
política y entusiasmo individuales de los autores. He aquí la
perentoria necesidad de avivar las actividades organizativas en los
escritores.
Para lograrlo, es indispensable orientarlos a que participen a
conciencia en estas. Todos deben llevarlas de modo consciente y no a
desgana, presionados por el control. La vida organizativa de los
escritores ha de hacerse más intensa para que aprecien más a la
organización que a sí mismos y, con un justo concepto sobre ella,
protagonicen sus actividades con conciencia y honestidad.
Se precisa implantar un ambiente de lucha ideológica para
censurar con severidad y oportunamente hasta las más pequeñas
deficiencias que se detecten en la vida organizativa, sin pasarlas por
alto. Sólo de esta manera será posible poner coto a las
manifestaciones de indisciplina y revisionismo como la de reclamar
“libertad para la creación”, y lograr que se cree una atmósfera de vida
revolucionaria.
Para fomentar las actividades organizativas e ideológicas de los
escritores es de especial importancia la adecuada educación de los
viejos. No es fácil transformarlos en revolucionarios.
De los guionistas en activo no pocos son viejos. Algunos de ellos,
incapaces de crear obras dignas de mención, se dan aires de
importancia e impiden el progreso de los formados después de la
liberación. En vez de aplaudir y fomentar activamente lo nuevo que
brota entre estos, no reconocen las buenas obras que crean,
considerándose ellos los únicos competentes. Otros, con visión
ilusoria sobre cuadros particulares, les adulan abandonando la fe
238
revolucionaria y los principios partidistas. Desearía que la próxima
dirección sobre la Casa de Creación de Guiones Cinematográficos
contribuya a poner fin a tales males y a educar por vía revolucionaria
a todos los escritores.
Otro asunto insoslayable en dicha dirección, consiste en lograr que
entre los escritores se implante un ambiente revolucionario de
creación.
De manera anacrónica, con algo así como “escritor domiciliario”,
método que se aplicaba, digamos, en un berenjenal, no se pueden
crear buenos guiones. Debemos lograr que los escritores desistan de
su viejo método de creación indisciplinada y liberalista, con el que
escribía cada cual en su casa y lo hagan de manera revolucionaria,
forjándose a sí mismos, en medio del control de la colectividad. El
mencionado método está reñido con la disciplina laboral y el
pletórico ambiente de la época en que todos los integrantes de la
sociedad trabajan y viven de modo revolucionario. Las obras
producidas meramente en el escritorio, sin tener contacto con la
realidad, no resultarán buenas, ni tampoco su adaptación
cinematográfica tendrá alto valor ideológico-artístico. Se procurará
que los escritores siempre se adentren en la realidad pletórica de
creaciones e innovaciones para experimentarla, aprender y forjarse a
sí mismos en ella, así como encontrar nuevos y significativos temas.
Es preciso prepararles un nuevo centro a los escritores de modo
que escriban viviendo juntos, y estudiar el establecimiento de un
nuevo sistema de dirección sobre las actividades de creación, entre
estas la evaluación de las obras.
Se necesita apoyar con propiedad la formación de las filas de
guionistas, lo cual requiere seleccionar de entre los escritores
formados por nuestro Partido después de la liberación, a los más
competentes y capacitarlos bien. Solo cuando tengamos, al menos,
decenas de escritores probados y talentosos, podremos estabilizar la
producción de películas, escogiendo los guiones que nos gusten.
Apoyándonos como ahora sólo en unos cuantos escritores, no
podemos lograrlo, ni hacer buenos filmes.
239
Para dirigir con eficacia la Casa de Creación de Guiones
Cinematográficos es preciso integrar bien el grupo directivo, es decir,
componerlo con funcionarios competentes y que la conozcan.
Junto con esto, es necesario formular bien el programa para esa
dirección, lo cual hará posible ejercerla con un fin bien definido,
sobre la base de un plan, y valiéndose de una metodología justa. La
pauta a seguir en la dirección para conocer y evaluar a las personas,
es el grado de su fidelidad al Líder, y su objetivo final consiste en
educarlas y orientarlas a que le sean leales. Ustedes deberán
confeccionar de nuevo el programa, guiándose por lo que acabo de
decir.
El éxito en la dirección depende de la preparación de sus
ejecutores. A los funcionarios que van a movilizarse para la dirección
a la Casa de Creación de Guiones Cinematográficos, les corresponde
conocer a ciencia cierta el porqué el Partido la ha escogido como
unidad modelo para orientar en el sector de arte y literatura, y hacer
bien los preparativos necesarios. Deberán estudiar integral y
profundamente las instrucciones del gran Líder dadas para el sector,
sobre todo, para el arte cinematográfico, y enterarse de los
pormenores del estado real de la institución.
Es de esperar que los casos que ocurran en el curso de esa
dirección, sean informados, sin demora, al Partido y tratados según su
conclusión.
Estoy seguro de que ustedes orientarán bien la Casa de Creación
de Guiones Cinematográficos, tal como exige el Partido, de modo que
se registre un nuevo cambio revolucionario en sus actividades.
240
SOBRE LA INTENSIFICACIÓN DE LA
PROPAGANDA IDEOLÓGICA PARA IMPRIMIR
UN GRAN AUGE REVOLUCIONARIO
A LA CONSTRUCCIÓN ECONÓMICA Y
A LA DE LA DEFENSA NACIONAL
241
consolidar la base de la economía socialista y, al mismo tiempo,
canalizar grandes esfuerzos en la construcción de la defensa nacional
para aumentar por todos los medios el poderío defensivo del país.
Solo entonces podremos con iniciativa hacerle frente al enemigo en
cualquier momento que nos agreda y salvaguardar la seguridad de la
patria y los logros de la revolución.
No es fácil efectuar simultáneamente la construcción económica y
la de la defensa nacional. Para hacer realidad este lineamiento es
preciso que todo el pueblo, en estado de alerta y de movilización y
alzándose unánimemente, imprima un ascenso revolucionario a todos
los frentes de la edificación socialista.
Podemos afirmar que en el mundo no hay país que no realice la
construcción económica y la de la defensa nacional. Pero, el
lineamiento de nuestro Partido de llevarlas a cabo de modo
simultáneo es radicalmente diferente de lo que se ejecuta en otros
países. Este lineamiento es el de carácter revolucionario que exige
continuar impulsando con energía la edificación económica socialista
a la vez que canalizar esfuerzos no menores en la preparación de la
defensa nacional. Para alcanzar altos objetivos en la construcción
económica socialista y, al mismo tiempo, aumentar el poderío
defensivo hasta perfeccionarlo mediante la materialización de este
lineamiento, es preciso que cada uno trabaje por dos o tres personas y
se impulsen la producción y la construcción a un ritmo dos o tres
veces mayor que en tiempos normales. Si no se procede así, será
imposible llevar a feliz término las enormes tareas que se presentan
en la construcción económica y en la de la defensa nacional.
En el Pleno del Comité Central del Partido que acaba de efectuarse,
el gran Líder criticó severamente el hecho de que a varios meses de
celebrada la Conferencia del Partido, todavía no se notaban cambios
en el esfuerzo por hacer realidad las resoluciones de esa reunión.
La causa principal de que no se haya registrado un gran auge
revolucionario en la aplicación de ese lineamiento, radica en que las
organizaciones del Partido no atinaron a preparar ideológicamente a
sus militantes y demás trabajadores ni a movilizarlos con energía. La
242
actual situación exige de ellos trabajar y vivir de manera combativa,
manifestando más que nunca un mayor grado de espíritu
revolucionario, pero la labor ideológica del Partido no está a esa
altura. Los elementos revisionistas antipartido infiltrados en el sector
de la labor ideológica del Partido, en vez de educar a sus militantes y
demás trabajadores en los principios revolucionarios y llamarlos a la
ejecución de su política, difundieron entre ellos, en considerable
escala, ideas revisionistas y burguesas y otros muchos venenos
ideológicos y no llevaron por un cauce correcto la labor de difusión
de la política del Partido.
Para movilizar con vigor a los militantes del Partido y al resto de
los trabajadores en la realización de las resoluciones de la
Conferencia del Partido, se deberá, por lógica, llevar a cabo una
ofensiva, primero, en la labor de explicación y difusión de sus
documentos. En ellos están señaladas en todos los aspectos la actual
situación interna y externa, la posición de principios que debemos
mantener en la revolución y la labor constructiva y las tareas por las
cuales tendremos que esforzarnos de inmediato. Pero, como se cayó
en el formalismo, al organizar el estudio de estos documentos, no son
pocos los cuadros y militantes del Partido que todavía no conocen a
derechas el principal espíritu enunciado en la reunión ni el contenido
de sus resoluciones, razón por la cual no están firmemente dispuestos,
en lo ideológico, a enfrentarse a cualquier situación por compleja que
sea. Como no entienden correctamente la esencia revolucionaria del
mencionado lineamiento y su significación, algunos funcionarios
hacen caso omiso a que la preparación de la defensa nacional marche
bien o mal considerando que les basta seguir empeñándose en la
construcción económica, mientras otros vacilan ante dificultades
pensando que se debería renunciar a una de las dos tareas porque es
difícil cumplirlas a la vez.
Para imprimirles un gran ascenso a la construcción económica y a
la de la defensa nacional, es imprescindible innovar primero y de
manera decisiva la labor ideológica del Partido. Este trabajo consiste
en educar a todas las personas para que piensen y actúen conforme a
243
la idea y voluntad de nuestro Partido, y alentarlas a manifestar un alto
fervor revolucionario en el esfuerzo para ejecutar su política y sus
lineamientos. Solo cuando esta labor se realice de modo combativo y
pujante, en todo el Partido y la sociedad reinará un desbordante fervor
revolucionario y se registrará un auge revolucionario en el proceso de
cristalización de los lineamientos del Partido.
En la labor ideológica del Partido deben dirigirse esfuerzos, ante
todo, en hacer que todos los funcionarios y los trabajadores muestren
en alto grado el espíritu revolucionario de apoyarse en sus propias
fuerzas y de luchar con tenacidad.
El lineamiento de desarrollar simultáneamente la construcción
económica y la de la defensa nacional es de carácter independiente
por guiar a nuestro pueblo a lograr el continuo ascenso en la
construcción socialista con sus propias fuerzas y, al mismo tiempo, a
salvaguardar la seguridad del país y los logros de la revolución de la
agresión imperialista. En otras palabras, es un lineamiento que
persigue llevar hasta el fin la revolución con las fuerzas propias,
empuñando el fusil en una mano y el martillo y la hoz en la otra. Por
eso no puede aplicarse sin que todo el pueblo haga gala del elevado
espíritu revolucionario de apoyarse en su fuerza y esforzarse con
tenacidad.
La confianza en sus propias fuerzas y la disposición de luchar con
tesón constituyen un indoblegable espíritu revolucionario y el
principio de lucha de los comunistas decididos a llevar la revolución
hasta el fin con la seguridad en sí mismos y apoyándose en sus
fuerzas. Solo cuando uno se arma de modo firme con ese espíritu,
puede tener fe en la victoria y ánimo para vencer con valentía las
dificultades que le salgan al paso, y llevar a la práctica de modo
consecuente el lineamiento del Partido, sin vacilar en lo más mínimo.
Los guerrilleros antijaponeses, por haber poseído este espíritu,
pudieron equiparse con armas que arrebataban con las manos vacías
al enemigo y combatir al poderoso ejército agresor del imperialismo
japonés con bombas Yongil que fabricaban ellos mismos pese a las
difíciles condiciones cuando no contaban con una retaguardia estatal.
244
Si nuestro pueblo mostró su ímpetu heroico al levantar en un corto
período posbélico modernas fábricas, ciudades y aldeas rurales sobre
las ruinas y escombros de la guerra, fue posible porque trabajó con
ahínco manifestando altamente el espíritu revolucionario de apoyarse
en sus propias fuerzas y de luchar con tenacidad.
Es inevitable que en el transcurso de la lucha revolucionaria
siempre aparezcan dificultades y pruebas. Cuanto más severas sean
estas, tanto más altamente debe expresarse dicho espíritu. En las
actuales condiciones en que se intensifican cada vez más las
maniobras agresivas del imperialismo norteamericano y que el
oportunismo de derecha e izquierda, surgido en el seno del
movimiento comunista internacional, trata de hacer llegar sus
influencias a nuestro país, debemos fomentar ese espíritu más que
nunca entre nuestros militantes y demás trabajadores.
Tenemos que orientarlos a ejecutar por sí solos todas las tareas que
se plantean en la construcción económica y en la de la defensa
nacional, manteniéndose en la posición de artífices de la revolución y
la labor constructiva y confiando en sus propias fuerzas, por difíciles
que sean las condiciones.
En los años transcurridos, nuestro pueblo asentó con arduos
esfuerzos una sólida base para la economía nacional autosostenida,
cuyo potencial es enorme. Si movilizamos y utilizamos con eficiencia
la actual base económica y el potencial productivo, podríamos
asegurar con nuestra producción casi cuantas cosas fueran necesarias
para el desarrollo de la economía nacional, el mejoramiento de la vida
del pueblo y el aumento del poderío defensivo del país. Sin embargo,
en diferentes ramas de la economía nacional no se esfuerzan con
tesón por movilizar y aprovechar al máximo los recursos latentes y
las posibilidades. Si vamos a fábricas, empresas y lugares de
construcción, vemos que valiosos equipos permanecen ociosos o se
deterioran por falta de mantenimiento, y cosas como carbón de piedra
y cemento se amontonan a la intemperie y se pierden en cantidades
nada despreciables a causa de que se los llevan las lluvias y el viento.
Como se criticó en el recién concluido Pleno del Comité Central del
245
Partido, ahora el país enfrenta serias dificultades por falta de mano de
obra, sin embargo, por doquier, al descuidarse la administración del
trabajo, se derrocha mucha fuerza.
Producir y ahorrar al máximo es un importante principio que debe
mantenerse en la construcción de la economía socialista. Todos los
bienes de nuestra sociedad se consiguen a costa de sudor y sangre de
los obreros, campesinos y demás masas del pueblo trabajador y sirven
al fomento del bienestar de estos. Debemos intensificar el
movimiento por el aumento de la producción y del ahorro entre los
militantes del Partido y demás trabajadores de manera que acaben por
completo con manifestaciones de malversación, utilicen con máximo
sentido económico cada cosa, aunque se trate de un clavo, un gramo
de cemento o un pedacito de hilo, y busquen activamente los recursos
latentes para producir y construir más y mejor.
La mayor posibilidad para el aumento de la producción y el ahorro
está en la innovación técnica. Solo cuando se realice con dinamismo
la revolución técnica y así se introduzcan en amplia escala los
adelantos técnicos en la producción y las obras de construcción será
posible aprovechar con eficacia las riquezas naturales del país,
producir más y mejor con menos cantidad de materias primas,
insumos y mano de obra, y resolver con satisfacción diversos
problemas en la construcción económica y de la defensa nacional.
Es importante fortalecer la colaboración creadora de los obreros
con los científicos y técnicos en el cumplimiento de la revolución
técnica, y de modo especial, trabajar bien con los científicos y
técnicos para elevar su papel. Actualmente, nuestro país dispone de
un gran destacamento de ellos, educados y formados por nuestro
Partido. Eso nos llena de orgullo y constituye una poderosa fuerza
que nos permite impulsar con vigor la construcción socialista. Si
elevamos su fervor revolucionario y ponemos en plena acción su
sabiduría creadora podremos desarrollar con rapidez la ciencia y la
técnica en el país y acelerar con energía la construcción socialista.
Hace poco tiempo, al dirigir sobre el terreno la labor de la
provincia de Hamgyong del Sur, el Líder se encontró con profesores
246
universitarios de la ciudad de Hamhung y en esa ocasión volvió a
señalar encarecidamente que se eliminaran el servilismo a las
potencias y el dogmatismo, se estableciera cabalmente el Juche en las
investigaciones científicas y la labor docente-educativa y se insuflara
la conciencia revolucionaria en los intelectuales para hacerlos
servidores genuinos de la clase obrera. Tenemos que hacer ingentes
esfuerzos por cultivar la conciencia revolucionaria y de clase obrera
en los científicos, técnicos y demás intelectuales y establecer el Juche
en las investigaciones científicas, de modo que, guardando en lo
hondo del corazón el sentimiento de fidelidad al Partido y la
revolución y manifestando en alto grado su fervor revolucionario e
inteligencia creadora, contribuyan activamente a la solución de los
problemas científico-técnicos que se presenten en la construcción
económica y de la defensa nacional.
Para estimular a los militantes del Partido y demás trabajadores a
registrar un nuevo ascenso revolucionario, se debe desplegar
intensamente el movimiento de brigadas Chollima.
Este es un movimiento de formación comunista que convierte a
todos los miembros del colectivo en elementos activos de la
construcción socialista y un movimiento de avance masivo que
acelera al máximo el proceso de la revolución y la construcción
poniendo en plena acción el fervor revolucionario y el espíritu
colectivista. Su justeza y vitalidad se hicieron patentes y se probaron
sin reserva en el proceso práctico de la construcción socialista. Al
desarrollar en amplia escala este movimiento, una enorme fuerza
impulsora de la construcción socialista, nuestro pueblo pudo alcanzar
éxitos prodigiosos en todos los frentes de esta empresa.
Sin embargo, en los últimos años, a causa de las intrigas
obstaculizadoras de los elementos revisionistas antipartido, ese
movimiento entró en un estado de inanición, sin recobrar su vigor.
Estos sembraron entre las personas un ambiente revisionista de vivir
disipadamente, entorpecían de una u otra forma el movimiento de
avance revolucionario de las masas e incluso pusieron en tela de
juicio y se opusieron al uso de la palabra Chollima. Debemos
247
eliminar las nefastas consecuencias que esos elementos dejaron en el
movimiento Chollima, y revitalizarlo con rapidez en las brigadas.
Actualmente lo están desenvolviendo con dinamismo los obreros
de la Fábrica de Maquinaria de Ryongsong en fiel cumplimiento de
las indicaciones que el Líder les impartiera sobre el terreno para que
se pusieran al frente del esfuerzo por llevar a la práctica el
lineamiento del Partido de impulsar simultáneamente la construcción
económica y la de la defensa nacional. Al sector de la propaganda le
corresponde organizar con esmero la labor para dar a conocer y
difundir ampliamente y generalizar en todo el país el ejemplo de los
obreros de Ryongsong, de modo que se levanten impetuosamente las
llamas de ese movimiento.
Para imprimirles un ascenso revolucionario a la construcción
económica y a la de la defensa nacional, hay que combatir con rigor
la pasividad y el conservadurismo, tal como se procedió en 1957,
cuando se produjo el gran auge Chollima.
La pasividad y el conservadurismo siguen siendo los principales
obstáculos que impiden hacer realidad las resoluciones de la
Conferencia del Partido y nuestro movimiento de avance. A causa de
que los trabajadores directivos actúan de esa manera no puede
manifestarse plenamente la iniciativa creadora de las masas
productoras ni alcanzarse mayores éxitos, aunque existan las
posibilidades.
El hecho que ocurrió cuando se elaboraba el proyecto del plan de
la economía nacional del presente año es suficiente para comprender
cuán apremiante es combatir la pasividad y el conservadurismo que
se observan entre los funcionarios directivos. En aquel momento,
algunos de ellos, vacilando y retrocediendo ante las dificultades,
trataron de fijar índices bajos e incluso no reflejaron los que los
obreros decidieron cumplir, alegando que eran irrealizables. Por tal
razón el primer proyecto del plan de la economía nacional de este año,
compilado por el Comité Estatal de Planificación, preveía un
porcentaje de aumento económico muy bajo y algunos índices de la
producción eran menores que los alcanzados el año pasado. El Líder
248
dijo que ese error en la elaboración del plan no era por escasez de
materias primas y otros materiales, sino de carácter ideológico
originado del criterio erróneo de los directivos, e hizo desenvolver
una recia lucha ideológica entre ellos. Como resultado, ese plan de la
economía nacional quedó completo con índices que superan más de 2
veces a los primeros, y ahora, si bien propone metas sin precedentes,
se está ejecutando con éxito gracias al alto fervor e ingentes esfuerzos
de la clase obrera. Numerosas fábricas y empresas cumplieron su plan
de producción para la primera mitad del año antes del plazo fijado y
se empeñan en completar el anual con antelación al día
conmemorativo de la fundación del Partido.
Se registran innovaciones donde se trabaja con audacia y con gran
ambición, destruyendo la pasividad y el conservadurismo, pero,
donde estos se manifiestan y, por ende, falta la audacia, el trabajo
sigue estático, sin avanzar un paso. Hay que emprender una tremenda
campaña contra la pasividad y el conservadurismo. Como la misma
revolución es una lucha para eliminar todo lo caduco y conservador y
crear lo nuevo, no es posible hacerla sin tomar con audacia una
decisión e impulsarla con ímpetu. Cuando desplegamos el trabajo con
audacia y ambición, oponiéndonos a la pasividad y el
conservadurismo podemos elevar el ánimo de las personas e impulsar
vigorosamente nuestro movimiento de avance.
La lucha contra la pasividad y el conservadurismo debemos
librarla junto con la campaña para erradicar las lacras del veneno
ideológico que esparcieron los elementos revisionistas antipartido.
La pasividad y el conservadurismo de los funcionarios emanan de
una mentalidad caduca, tendente a hacer el trabajo en condiciones
fáciles y cómodas, poniendo sus intereses personales delante de los
del Partido y la revolución. Sin erradicar las ideas viejas, sobre todo
las burguesas y revisionistas, no podemos eliminar la pasividad y el
conservadurismo. En la mente de una parte de los funcionarios queda
mucho el veneno de esas trasnochadas ideas que difundieron los
elementos revisionistas antipartido y contrarrevolucionarios. En el
pasado, estos elementos, infiltrados en el sector de la labor ideológica
249
del Partido, en lugar de educar y pertrechar con la idea revolucionaria
de nuestro Partido a sus militantes y demás trabajadores, difundieron
muchas ideas burguesas, revisionistas y de confucionismo feudal y
maniobraron con astucia para destruir las brillantes tradiciones de la
gloriosa Lucha Revolucionaria Antijaponesa, que constituyen raíces
históricas de nuestro Partido. Además, se opusieron al lineamiento
que este trazó para la construcción de la economía nacional
independiente y la autodefensa, y difundieron el corrupto modo de
vida burgués y el ambiente revisionista de disipación.
Si las nefastas consecuencias de las ideas burguesas y revisionistas
sembradas por dichos elementos no son eliminadas, es imposible
educar y concientizar por vía revolucionaria a las personas ni
establecer un ambiente combativo en la sociedad. Es necesario que
los militantes del Partido y demás trabajadores conozcan bien la
verdadera faz, los delitos y las consecuencias perniciosas de los
elementos revisionistas antipartido, revelados y criticados en el XV
Pleno del IV Período del Comité Central del Partido, y guiarlos para
que participen de modo activo en la lucha para erradicar las
ideologías burguesas, revisionistas y confucionistas feudales, así
como lograr que los éxitos en la lucha ideológica se reflejen
efectivamente en la producción y la labor de construcción.
Para registrar un nuevo auge revolucionario en todos los frentes de
la construcción económica y de la defensa nacional, es preciso elevar
el papel de los propagandistas del Partido.
Ellos son educadores políticos y estimuladores que arman con la
política y línea del Partido a sus militantes y demás trabajadores y los
movilizan para ponerlas en práctica. Solo cuando ellos se
desempeñan bien como educadores, propagandistas y agitadores,
pueden hacerles conocer correctamente a las personas la esencia y la
exigencia de la política del Partido y movilizar su entusiasmo
consciente e inteligencia creadora para producir innovaciones en cada
frente de la construcción socialista.
Eliminar de modo resuelto los estilos burocráticos y formalistas en
la labor ideológica es una de sus tareas.
250
El principal defecto que se manifiesta ahora en la labor ideológica
es el de imponer a raja tabla lo que no se aviene a la situación de las
instancias inferiores y pronunciar meras palabras altisonantes, ajenas
a la realidad, adornando sólo la apariencia para dar aire de
importancia. El formalismo en esta labor parece una enfermedad
crónica, de raíces muy profundas, casi incurable. Veamos, por
ejemplo, cómo se realizan los estudios, conferencias y los
conversatorios explicativos. El Departamento de Propaganda y
Agitación del Comité Central del Partido redacta materiales únicos y
orienta estudiarlos, sin distinción, a todas las ramas, sin tener en
cuenta las peculiaridades de los militantes del Partido y demás
trabajadores a quienes se dirigen: su grado de instrucción, su nivel de
preparación político-teórica y sus tareas revolucionarias. Mientras en
las instancias inferiores, en vez de utilizarlos luego de ajustar el
contenido a las realidades de sus respectivos sectores o unidades, se
procede a transmitirlos tal como son. A fin de cuentas, el trabajo de
propaganda se reduce a enfatizar y exhortar en general, sin contribuir
de modo efectivo a resolver problemas reales. Ahora se le presta
mucho esfuerzo y tiempo, pero en comparación con esto son pocos
sus éxitos y no logra servir de poderoso medio para educar a las
masas y exhortarlas al cumplimiento de la política del Partido.
Como los propagandistas trabajan con las personas y sus
pensamientos, cualquier tarea deben hacerla sustancialmente sobre la
base de una profunda reflexión y estudio, sin hacerse simples
oradores que andan con elegancia y hablan con soltura. Si, por
ejemplo, se organiza un estudio, no deben limitarse a confeccionar y
mandar para abajo el material respectivo, sino averiguar en detalle si
se aviene al nivel y la sicología de las masas, cómo será asimilado por
ellas y cómo lo llevarán a cabo en su trabajo y vida, para entonces
esforzarse sin desmayo en el mejoramiento del contenido y el método.
Debe divulgarse bien la política económica del Partido. Por ser
negligentes en el estudio al respecto, los funcionarios económicos no
conocen ahora debidamente las indicaciones que el Líder impartió
para su sector respectivo ni qué y cómo hacer para cumplirlas. Al no
251
conocer a las claras esa política, hay quienes no logran desplegar la
labor económica según sus exigencias y vacilan o titubean ante las
dificultades. Si los trabajadores directivos no se pertrechan
firmemente con ella ni tienen plena fe en ella, no pueden expresar
abnegación e iniciativa en su ejecución ni tampoco impulsar con
audacia el trabajo. Deben fortalecer la divulgación de la política
económica del Partido, de manera que los cuadros, los militantes del
Partido y demás trabajadores conozcan a la perfección las
instrucciones del Líder a sus respectivos sectores y manifiesten el
espíritu revolucionario de cumplirlas incondicionalmente bajo
cualquier condición difícil y compleja.
La agitación por el aumento productivo es un medio poderoso para
fomentar en alto grado el entusiasmo revolucionario y la actividad
creadora de las masas y exhortar a los militantes del Partido y demás
trabajadores a registrar innovaciones colectivas. Hay que desarrollarla
de modo dinámico para que el entusiasmo revolucionario y el ánimo
combativo se rebosen en todos los frentes de la construcción
económica y de la defensa nacional y se marquen ininterrumpidos
ascensos e innovaciones de la producción.
Los trabajadores de la propaganda son vanguardia del frente
ideológico de nuestro Partido. Si se debilita su conciencia política y
no tienen agudeza clasista, no pueden prevenir la infiltración
ideológico-cultural de los imperialistas y la influencia del
revisionismo desde el exterior, ni tampoco defender y apoyar
resueltamente en lo político e ideológico al Partido y el Líder.
En el pasado, no pocos fueron los trabajadores del sector de la
propaganda del Partido, que por no haberse armado
consecuentemente con la ideología única del Partido y por debilitarse
su conciencia clasista, actuaron ciegamente siguiendo a los elementos
revisionistas antipartido, causando nefastas consecuencias en la labor
ideológica de nuestro Partido. Los trabajadores del sector de la
propaganda del Partido tienen que sacar de esto una seria lección.
Para cumplir plenamente con su responsabilidad y papel como
difusores de la política del Partido y educadores políticos de las
252
masas, deben ser más consecuentes que nadie en pertrecharse con la
ideología única del Partido, en su posición clasista y en el apoyo y
ejecución de la política y línea del Partido. Quien no está preparado
en lo político e ideológico, no puede estar en la primera línea del
frente en la encarnizada lucha clasista. Ustedes deben extirpar de sus
mentes todos los residuos de ideas viejas y esforzarse para tener
conciencia revolucionaria. Es necesario, sobre todo, tomar parte
activa en la lucha para erradicar las lacras ideológicas dejadas por los
elementos revisionistas antipartido y contrarrevolucionarios, para
forjarse a sí mismos por la vía revolucionaria en el crisol de la lucha
ideológica y quemar totalmente los remanentes de la vieja ideología.
253
PARA ESTABLECER DE LLENO
EL SISTEMA DE IDEOLOGÍA ÚNICA
DEL PARTIDO ENTRE LOS ESCRITORES
Y ARTISTAS
254
antipartido y contrarrevolucionarias y las maquinaciones de los
elementos espurios.
Establecer ese sistema no es tarea para emprenderla y terminarla
en una determinada etapa de la lucha revolucionaria. Como su esencia
consiste en asentar y consolidar la base organizativa e ideológica del
partido de la clase obrera, deviene un problema clave que determina
su existencia, y una labor permanente que ha de mantenerse vigente
invariablemente en todo el curso de la construcción del socialismo y
el comunismo. Si uno descuida aunque sea un poco esta tarea,
durmiéndose sobre los laureles, surgirá y crecerá una corriente
ideológica de otro color y aparecerán sectas y fracciones en el seno
del Partido y de las filas revolucionarias, lo cual producirá un grave
daño al fortalecimiento y desarrollo de este. Prueba elocuente de ello
son las experiencias prácticas de nuestra revolución y del movimiento
comunista internacional. Por esta razón, hay que profundizar y
desarrollar sin interrupción esa labor, considerándola como una
cuestión fundamental relacionada con el destino del Partido.
El arte y la literatura desempeñan un papel muy importante en la
implantación del sistema de ideología única del Partido. Como un
medio importante de la labor ideológica, tienen una gran fuerza de
atracción e influencia para inculcar en los militantes y demás
trabajadores la conciencia revolucionaria y movilizarlos en la lucha
revolucionaria y la labor de construcción. Nuestro arte y nuestra
literatura deben plantearse como su misión básica contribuir a la tarea
de orientarlos para seguir con lealtad a la idea revolucionaria y la
dirección del gran Líder, y para ello han de ser los primeros en
establecer de lleno el sistema de ideología única del Partido.
Hoy en día, al sector le compete la honrosa tarea de crear una
mayor cantidad de obras que hagan un activo aporte para
homogeneizar a todo el Partido y la sociedad con la idea
revolucionaria del gran Líder. Orientará a sus escritores y artistas para
que interpreten con profundidad la gloriosa y brillante historia
revolucionaria y nobles cualidades del Líder y creen magníficos
prototipos de revolucionarios comunistas infinitamente fieles a él.
255
Esta honrosa tarea puede llevarse a buen término solo cuando ellos se
imbuyan plenamente de la idea revolucionaria y las teorías artístico-
literarias jucheanas de nuestro Partido.
Establecer con solidez el sistema de ideología única del Partido
entre los escritores y artistas se presenta como la cuestión más
urgente en vista de la situación imperante y el estado de nuestro arte y
nuestra literatura.
En la actualidad, los imperialistas acaudillados por los yanquis,
por una parte amenazan con armas nucleares a los pueblos que hacen
la revolución, y por la otra, realizan aviesas maquinaciones
encaminadas a desintegrar desde su interior a los países socialistas
mediante la introducción de ideas y culturas burguesas. El arte y la
literatura burgueses que difunden tienden a insuflar vientos de una
supuesta “libertad”, que suscita toda clase de éticas y morales
corruptas, pornografía, crímenes y pillaje, amarguras y desesperanzas,
ejerciendo así una grave y perversa influencia para convertir a la
gente en mutilados espirituales y degenerados morales e incitarla
hacia la contrarrevolución.
Sin embargo, pese a la seria lección de la historia, los revisionistas
contemporáneos, presa de ilusiones con el imperialismo, alaban el
arte y la literatura y el modo de vida burgueses, y mientras rechazan
el partidismo, el espíritu de clase obrera y el carácter popular del arte
y la literatura socialistas, tratan de suprimir las tradiciones artístico-
literarias revolucionarias y se oponen a la dirección partidista sobre el
sector.
Montando la misma cabalgadura de sus maquinaciones siniestras,
los elementos antipartido y contrarrevolucionarios, agazapados en el
seno de nuestro Partido, renunciaron a los principios revolucionarios
y maniobraron taimadamente para meter nuestro arte y nuestra
literatura en un baturrillo feudalista y capitalista. Como fue revelado
en el XV Pleno del IV Período del Comité Central del Partido, ellos
negaron tanto velada como abiertamente la dirección del Partido
sobre el arte y la literatura, mientras que clamaron por la “libertad de
creación” bajo el pretexto de fomentar una llamada “personalidad
256
creadora”, y trataron de difundir el confucionismo feudal, alegando
que llevaban adelante y desarrollaban patrimonios del arte y la
literatura nacionales, sobre todo la literatura de la escuela Silhak.
Además, alegando la amplificación horizontal y vertical de las
tradiciones revolucionarias de nuestro Partido, intentaron incluir el
arte y la literatura de la “KAP” y de la escuela Singyonghyang en la
tradición revolucionaria de nuestro arte y literatura, en lugar de
descubrir y revitalizar obras producidas en el tiempo de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, inapreciables tesoros revolucionarios
del pueblo.
No pocos de nuestros escritores y artistas, convertidos en ciegos
que obedecen sumisamente a los elementos antipartido y
contrarrevolucionarios, efectuaron sus actividades creadoras en contra
de la idea del Partido.
El drama Devoción es una obra en que es difícil conocer qué se
quiere mostrar: la voluntad invariable de una mujer para la revolución
o la de una esposa ante su marido como en el caso de la “mujer muy
fiel” de la sociedad feudal. Este drama en detrimento del Partido se
estrenó en Pyongyang, sin que provocara ninguna sospecha.
Para saber que ellos no trabajaron de acuerdo con la idea del
Partido basta, además, leer las novelas Nueva primavera en Sokkaeul
y Una nueva colina neblinosa y ver el filme A través de las tinieblas.
La Nueva primavera en Sokkaeul, al describir como el último
opositor a la incorporación en la cooperativa agrícola, a un campesino
pobre que sufrió tanto bajo la explotación y opresión del terrateniente
en el pasado y disfruta de una vida feliz en la tierra distribuida luego
de la liberación, insulta a los elementos medulares del campo y
tergiversa la línea clasista y la política de cooperativización agrícola
de nuestro Partido. Su autor cometió otro serio error en Una nueva
colina neblinosa publicada el año pasado. De las faltas de la obra no
hablaré largamente, pues ya las advirtió en detalle el gran Líder y
también yo las señalé más de una vez cuando dirigía la modificación
de su adaptación al filme Un viento furioso. A modo de énfasis
quisiera reiterar: el que en esta obra se haya descrito como libertino y
257
pendenciero al protagonista procedente de la clase obrera, la más
revolucionaria; que se establezca que Sun Yong, hija de un
nacionalista, participante en el Levantamiento Popular del 1 de Marzo,
renuncie a la lucha revolucionaria y finalmente se case con el jefe de
un “destacamento punitivo”, o que Mun Kyong Thae, participante en
el movimiento comunista de la primera parte de la década del 20,
aparezca retratado como “maestro de la revolución”, está reñido
radicalmente con la política de nuestro Partido y no se corresponde
tampoco con la lógica de la vida del revolucionario y los hechos
históricos del movimiento comunista. En el filme A través de las
tinieblas, el guionista y demás creadores presentaron como tonto y
reaccionario al peón agrícola, integrante de la clase básica en el
campo surcoreano, y retrataron a un joven intelectual que se dedica
allí a la ilustración, a contrapelo de la línea clasista del Partido. Esas
tres obras son revisionistas, carecen de partidismo y no tienen bien
establecida la línea de la clase obrera.
Obras de tal laya existieron también en las esferas de la música y
de las bellas artes.
La causa de que en los últimos años se haya revelado como
deficiencia crear obras artístico-literarias con graves
contravenciones de las ideas del Partido, radicó, ante todo, en que
los escritores y artistas no tomaron la idea revolucionaria del gran
Líder como fe. Si hubieran estado sólidamente dotados de esta idea
y tenido la firme convicción de que no reconocen a nadie, excepto al
Líder, habrían descubierto a tiempo las maniobras de los elementos
antipartido y contrarrevolucionarios, encaminadas a enaltecer a
otros individuos, castrar la tradición revolucionaria de nuestro arte y
literatura y diseminar en este sector el confucionismo feudal, el
capitalismo, el revisionismo y el servilismo a las potencias, y no
habrían aceptado la imposición de hacer un drama tan mediocre
como Devoción. Por no tener una clara convicción revolucionaria,
se convirtieron, para decirlo así, en ciegos que consideraban
positivas las incorrectas palabras y conductas de los referidos
elementos e, incluso, en el caso de percatarse de que no eran justas,
258
renunciaron a la lucha contra ellos por temor a la represión.
Las deficiencias en la creación artística y literaria se relacionan,
además, con que los escritores y artistas no tenían bien establecida la
línea de la clase obrera. Por esta se entienden el criterio y la posición
revolucionarios para defender la aspiración y la exigencia, la voluntad
y los intereses de la clase obrera. Solo cuando los mantengan con
firmeza, pueden comprender sobre bases científicas los principios de
la lucha revolucionaria y la legitimidad de su desarrollo, el hombre y
su vida, así como describir con acierto la lucha y la vida de este, de
acuerdo con las exigencias del Partido y de la revolución en
desarrollo. No obstante, por no tener correctamente establecida esa
línea de clase obrera, personificaron a un miembro medular del
campo, en la etapa de la revolución socialista, otrora campesino pobre,
como un opositor de la política de nuestro Partido respecto a la
cooperativización agrícola; a un peón agrícola como un tonto, hombre
que rechaza la lucha de clases; a un integrante de la clase obrera, la
más revolucionaria, como un impulsivo y pendenciero; y a una hija
de la capa media como una persona que desiste de la lucha
revolucionaria y se convierte en esposa del jefe de un “destacamento
punitivo”, en contradicción con la aspiración y el ideal de la referida
capa que en nuestro país se caracterizó por su patriotismo.
Tampoco estaba bien establecida la línea de la clase obrera entre
los trabajadores del sector ideológico del Partido.
Si la hubieran tenido, cuando los elementos antipartido y
contrarrevolucionarios les impusieron leer sin excusas el libro
Mokminsimso, escrito por un sabio de la escuela Silhak de la época
feudal, habrían podido descubrir a tiempo que era un acto que
contradecía la idea de nuestro Partido.
De más está decir que la ideología de los sabios de la Silhak y los
libros como Mokminsimso constituyen patrimonios de cierta
importancia en la historia de nuestro país, pero no pueden servir hoy
de guía para las actividades de nuestros cuadros. En el Mokminsimso
aparecen términos como “amor a la patria” y “amor al pueblo” que no
tienen nada que ver con el patriotismo y el carácter popular de que
259
hablamos nosotros, los comunistas. Hermosas frases, saturadas de
embustes, engaños e hipocresías aparecen también bastante en otros
libros. Sin embargo, nunca debemos quedar seducidos por ellas, sino
conocer con claridad su esencia desde la posición de la clase obrera.
Tampoco la poesía de Kim So Wol presta gran ayuda a la
formación revolucionaria de nuestro pueblo. Aunque refleja con
nitidez la tristeza y el pesar por que el imperialismo japonés lo ha
privado del país y le ha pisoteado la dignidad nacional, está matizada
por tonalidades sensibleras y religiosas.
Cuando tratamos patrimonios culturales de la nación o personas
conocidas por la historia, tenemos que distinguir siempre y
correctamente lo positivo de lo negativo. Es un punto de vista y una
posición metafísicos el que, en lugar de observar correctamente los
aspectos positivos y negativos de las cosas y los fenómenos, se trata
de absolutizar, exagerar y exaltar uno de ellos. Repito que hemos de
justipreciar los papeles positivos y negativos que para el desarrollo de
la sociedad desempeñaron los hechos históricos o personajes del
pasado, ateniéndonos estrictamente al principio del Partido y a la
línea de la clase obrera.
El error de no respetar la idea del Partido en la creación artístico-
literaria se relaciona, también, con que en la mente de los escritores y
artistas supervive una concepción estética obsoleta, burguesa y
servilista. De las obras recién terminadas existen muchas que tratan
del triángulo amoroso. Sucedió también en las relaciones entre los
protagonistas de la novela Una nueva colina neblinosa. El triángulo
amoroso es una sucia forma erótica que hay entre personas
degeneradas y corruptas y constituye un método de descripción
favorito de los escritores burgueses de la misma laya.
El concepto estético burgués y servilista que pervive en la mente
de los escritores y artistas se reveló tal como está al abordar el
problema del conflicto en sus obras. En todos los casos, este conflicto
debe establecerse teniendo presente el carácter de las relaciones
sociales. Sin embargo, algunos escritores no le prestan atención y lo
exageran artificiosamente llevándolo al extremo o a la ruptura.
260
Los defectos en la creación en estos últimos años enturbiaron la
pureza ideológica de nuestro arte y literatura y causaron un daño
grave a su sano desarrollo.
Nos compete arrancar de cuajo la ponzoña ideológica que los
elementos antipartido y contrarrevolucionarios sembraron en el sector
y registrar un gran cambio revolucionario en la creación de obras
artísticas y literarias.
Para alcanzar este objetivo, hay que dirigir primordial atención a
la firme implantación del sistema de ideología única del Partido.
Establecerlo en el sector del arte y la literatura significa lograr que
todos los escritores y los artistas se provean a plenitud de la idea
revolucionaria del Líder, se unan monolíticamente en torno suyo y, en
cuanto a los problemas que se presentan en la creación del arte y la
literatura, los resuelvan, sin excepción, bajo la dirección unitaria del
Partido y a base de las ideas y teorías artístico-literarias del Líder. Su
sólida implantación les permitirá materializar a carta cabal las
exigencias de la política del Partido en sus actividades creativas,
mantener con rigor el principio de la clase obrera y también
establecer una correcta concepción estética comunista. Constituye
una garantía fundamental para hacerles cumplir con honor la misión
creativa asumida ante la época y el pueblo.
Lo principal en esta tarea es dotarlos con firmeza de la idea
revolucionaria del gran Líder y las teorías de nuestro Partido sobre el
arte y la literatura.
Cómo reflejan estas ideas en las obras artístico-literarias depende
enteramente del grado de preparación político-ideológica y
profesional de los escritores y artistas, encargados directos de su
creación. Los orientaremos a que estudien y asimilen a la perfección
la idea revolucionaria del Líder y su encarnación, la doctrina y teorías
artístico-literarias de nuestro Partido, y las conviertan en parte de su
carne y huesos.
La idea revolucionaria del gran Líder es la concepción creadora
que con mayor exactitud representa las exigencias del desarrollo de la
revolución y los deseos y aspiraciones de los pueblos en nuestra
261
época y, solo cuando el arte y la literatura, como ciencias del hombre,
se basen en ella, podrán interpretar con acierto su lucha y vida. Se
procurará que los escritores y los artistas la tomen como su firme
concepción revolucionaria del mundo y la plasmen en sus actividades.
La idea y las teorías del gran Líder respecto al sector devienen una
guía hacia el camino recto que deben seguir el arte y la literatura
revolucionarios de nuestra época, y una enciclopedia que da
respuestas integrales a todos los problemas teóricos y prácticos de la
creación de obras de carácter socialista y comunista. En ellas están
expuestos todos los principios y las fórmulas que deben observarse en
todo género de arte y literatura, en especial, la novela y el cine
revolucionarios. El único cartabón correcto que debe emplearse al
respecto es el de la correspondiente idea y teorías del Líder. Hay que
procurar que los escritores y artistas se pertrechen firmemente con
ellas y las tomen como guía en su trabajo.
A la vez que se proveen a plenitud de la idea revolucionaria del
gran Líder y de la concepción y teorías artístico-literarias de nuestro
Partido, deben hacerlas realidad impecablemente en sus actividades
creativas.
Se precisa describir con nitidez la gloriosa y brillante historia
revolucionaria del estimado Líder, compañero Kim Il Sung, y sus
inmortales hazañas y destacadas cualidades. Dar su imagen es una
tarea más apremiante para nuestro arte y literatura, y el unánime
anhelo de nuestro pueblo. Además se convierte en la obra más
importante y honrosa y en la tarea histórica permanente para nuestros
escritores y artistas. Al constituir una poderosa base y fuerzas
especializadas en presentar la imagen del Líder, estamos ahora en
condiciones de interpretar sistemática e integralmente su gloriosa y
brillante historia revolucionaria en las obras artístico-literarias.
Hace falta llevar adelante y desarrollar la brillante tradición
revolucionaria del arte y la literatura, establecida por el gran Líder en
el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, la cual implica
una fuerte raigambre histórica del sector e inapreciable riqueza de la
revolución. Heredarla y fomentarla viene a ser una condición
262
indispensable para desarrollar el sector, basándose siempre en la
ideología única del Partido. En las obras de la revolución antijaponesa
que encarnan la idea del Líder están sintetizados globalmente el
contenido y la forma revolucionarios de nuestro arte y literatura, y su
sistema y método de creación. Heredar y llevar adelante esa tradición
en la creación artístico-literaria constituye una labor importante para
establecer con firmeza el sistema de ideología única del Partido.
El núcleo de esa tarea lo constituye el descubrir inmortales obras
clásicas maestras creadas por el gran Líder y adaptarlas a otros
diversos géneros del arte y la literatura. Estas obras devienen modelo
del arte y la literatura revolucionarios que, gracias a la encarnación
consecuente de la ideología del Líder al respecto, combinan
perfectamente los valores ideológico y artístico. Adaptarlas a diversas
formas del arte y la literatura constituye una sublime misión destinada
a defender y hacer brillar de generación en generación los inmortales
aportes que el Líder hizo al desarrollo de la cultura de la humanidad,
así como una honrosa tarea para hacer florecer y progresar de modo
más espléndido nuestro arte y nuestra literatura como revolucionarios
y populares. Los escritores y artistas se esforzarán con tesón para
recogerlas y adaptarlas a otros diversos géneros del arte y la literatura.
Hoy, nuestro país vive una época de viraje histórico para
profundizar y llevar a una etapa superior la causa revolucionaria
iniciada por el gran Líder. Grandes cambios e innovaciones se
producen sin cesar en todas las esferas de la política, la economía y la
cultura, y entre las personas se manifiestan plenamente los hermosos
y nobles rasgos que corresponden a los comunistas. Al reflejar a
fondo en sus obras esta realidad palpitante de nuestra era, los
escritores y artistas deben estimular e impulsar con vigor la lucha de
nuestro pueblo para la construcción socialista.
Con miras a establecer entre ellos el sistema de ideología única del
Partido es muy importante implantar el sistema de trabajo según el
cual se asegura la dirección unitaria del Partido sobre la creación de
obras artístico-literarias, así como la disciplina revolucionaria. El arte
y la literatura forman parte de los más importantes medios de la labor
263
ideológica del Partido, y sus creadores —escritores y artistas—
pueden dejarse llevar con facilidad por tal o cual tendencia de la
época a causa de la peculiaridad de su profesión. En vista de que la
realidad, caracterizada por el progreso ininterrumpido y por el
recrudecimiento de la infiltración ideológica y cultural del
imperialismo, presenta nuevas tareas estéticas, si no se establecen un
ordenado sistema y una disciplina revolucionaria que permitan al
Partido responsabilizarse directamente de la dirección sobre las
actividades artístico-literarias, traerá grave e irremediable
consecuencia. Sólo con su implantación estricta, es posible prevenir
oportunamente la infiltración de toda corriente ideológica espuria,
implantar con firmeza el sistema de ideología única del Partido entre
los escritores y artistas y plasmar con acierto en sus actividades la
idea y las teorías del Líder sobre el arte y la literatura. En este sector
se deberán establecer el sistema de trabajo y la disciplina
revolucionaria, que faciliten la información al Comité Central del
Partido de todos los problemas relativos a la creación, y su solución
después de recibir, por conducto de este, la orientación y la
ratificación del Líder.
Se procurará que los escritores y artistas luchen con intransigencia
contra todas las corrientes ideológicas extrañas opuestas a la idea de
nuestro Partido, entre otras, el confucionismo feudal, el capitalismo,
el revisionismo, el servilismo a las potencias, así como contra el
fraccionalismo, el regionalismo y el nepotismo que perjudican la
unidad y la cohesión de las filas revolucionarias. Para establecer con
solidez el sistema de ideología única del Partido, es indispensable
implantar con rigor el Juche en la ideología y estrechar la unidad y
cohesión del Partido y las filas revolucionarias.
Los ponzoñosos residuos ideológicos de los elementos antipartido
y contrarrevolucionarios, infiltrados profundamente en el sector del
arte y la literatura, no se extirpan de raíz con una o dos reuniones de
lucha ideológica, sino, únicamente, a través de su sistemática
repetición y una incansable educación ideológica sustentadas en el
elevado entusiasmo y conciencia políticos de los escritores y artistas,
264
los esfuerzos unidos del colectivo y la ayuda camaraderil.
Las organizaciones del Partido en el sector nunca deben cometer
desviaciones izquierdistas o derechistas en esa labor. Desde luego,
tienen que castigar severamente a los que, como aduladores de los
elementos antipartido y contrarrevolucionarios, perpetraron junto a
estos actos perniciosos, pero deben perdonar con generosidad, una
vez criticados severamente sus errores ideológicos, a quienes, por no
tener una sólida concepción revolucionaria del mundo, les siguieron a
ciegas o actuaron de modo pasivo por temor a su represión. A todos
los escritores y artistas les toca sacar serias lecciones en medio de la
lucha ideológica, corregir sus defectos mediante la práctica creativa
revolucionaria y responder con fidelidad a la profunda confianza
política del Partido y el Líder.
Digo una vez más, que al establecer firmemente el sistema de
ideología única del Partido los escritores y artistas deben registrar un
viraje revolucionario en el desarrollo de nuestro arte y literatura.
265
SOBRE ALGUNOS PROBLEMAS QUE
SE PRESENTAN EN LA RADIODIFUSIÓN
266
también para el éxito en la radiodifusión hay que programar con
acierto. Sin embargo, dicha programación ahora se hace sin un
criterio propio, imitando a otros. Esto se comprueba irrefutablemente
si se estudia la programación diaria. Tanto las denominaciones de los
espacios fijos y los títulos de los materiales como la confección del
horario de transmisión están hechos de modo dogmático, imitando a
otros. Pueden considerarse muy importante para la radio las horas de
la mañana, del mediodía y del anochecer porque entonces hay
muchos oyentes. Por lógica, los programas para esas horas deberían
confeccionarse principalmente con materiales de difusión política.
Ahora, en su lugar se transmite música extranjera, y eso es un error.
También los noticiarios se elaboran sin criterio propio, siguiendo
dogmáticamente procedimientos ajenos. Actualmente, en nuestra
radio está disminuyendo el número de noticiarios porque así lo hacen
otros países. Si es necesario, tenemos que transmitir las noticias
nacionales y extranjeras 10 e incluso 20 veces, para que las conozca
el pueblo. Es un gran error reducir las transmisiones informativas
imitando a otros países. Si hoy aceptamos uno y mañana dos métodos
de programación de ellos, nuestra radio quedará sin nada propio y
finalmente llegará a ser como una boba que sigue ciegamente a otros.
A la radio le toca eliminar de modo consecuente el servilismo a las
potencias y el dogmatismo y confeccionar sus programas con un
carácter político bien definido, a tenor de la exigencia estratégica de
nuestro Partido, la demanda de nuestra revolución y del estado
ideológico, el gusto y los sentimientos de nuestro pueblo.
A fin de implantar el Juche en la radiodifusión es necesario
establecer un sistema propio de locución.
Podemos decir que el arte de la locución es el rostro de la radio. Si
bien no pasa de ser una parte de la transmisión, ocupa una posición
tan importante como para representarla. Se puede considerar que el
arte de la locución radial representa el espíritu de la nación en el
plano internacional. Este arte no cae del cielo, tiene como base el
lenguaje del país y la nación y lo refleja. En un país que hace la
revolución, donde el poder está en manos del pueblo, el arte de la
267
locución radial debe ser revolucionario y combativo, en reflejo del
lenguaje de este pueblo.
En el caso de nuestro pueblo su lenguaje ha venido cobrando un
carácter popular y combativo bajo la sabia dirección del gran Líder.
Él ha dicho que sería justo que la dicción de Pyongyang se
considerara nuestro lenguaje culto porque se fundamenta sobre la
lengua propia de la nación y se formó y desarrolló en el transcurso de
las actividades revolucionarias que numerosas personas, procedentes
de todas las partes del país, desplegaron en la capital después de la
liberación. Este lenguaje responde al gusto de nuestro pueblo, con
fuerte espíritu revolucionario y de lucha y muy aplicado a cumplir
cualquier trabajo con certeza, y es el verdadero idioma, que más
correctamente expresa nuestra nacionalidad.
Es imprescindible que los locutores lo tomen por su única arma de
trabajo. Pero, si ahora escuchamos las transmisiones radiales, vemos
que por lo general hablan con pereza imitando a sus colegas de países
capitalistas. Desde hace mucho tiempo subrayé en varias ocasiones la
necesidad de rectificar esa situación. Tal deficiencia revelada en el
arte de la locución radial muestra que todavía no ha sido
completamente erradicado el veneno ideológico de los revisionistas
antipartido y contrarrevolucionarios que trataron de desarmar al
pueblo ideológicamente por medio de la radio. Si advertimos que el
hablar de los locutores carece de fuerza, algunas personas lo justifican
alegando una expresión del arte de la locución radial. No
reconocemos tal maestría retórica carente de carácter ideológico, que
aboga unilateralmente por un virtuosismo puro. Denunciar al enemigo
con tono comedido, sin agudeza, no puede considerarse habilidad. El
modo de hablar de los locutores que transmiten la voz del Partido,
debe ser lógicamente combativo y revolucionario, acorde al carácter y
la misión de la radiodifusión.
Pero, realizar las transmisiones de manera revolucionaria y
combativa no significa que los locutores hablen a gritos, sin ton ni
son. Por lo general, deben hacerlo con soltura y con tono suave y bien
marcado. Cuando condenan a los enemigos, tienen que pronunciar las
268
palabras con voz penetrante para producirles escalofríos y
desanimarlos. Cuando transmitan a la población buenas noticias, lo
harán en tono entusiasmado y emocionante, y cuando sean
informaciones dolorosas, con voz apagada, pero que insufle ánimo.
Para implantar el Juche en la radiodifusión es preciso que su
personal se pertreche de modo firme con la política del Partido.
Esa política parte de la idea Juche y la encarna. Puede decirse que
esforzarse por aplicarla es precisamente empeñarse en establecer el
Juche. Solo cuando los funcionarios de la radio se armen firmemente
con ella, pueden organizar y realizar su trabajo conforme al
requerimiento del Partido y la revolución, y a las ideas, sentimientos
y gustos de nuestro pueblo.
La política del Partido es la única guía de sus militantes y de los
demás trabajadores para su labor y vida. Sin conocerla no pueden
distinguir lo correcto de lo erróneo y en cualquier actividad imitarán a
otros sin pensar con su propia cabeza. Como fue revelado y criticado
en el XV Pleno del IV Período del Comité Central del Partido, algunas
personas, sin discernir los tejemanejes de los revisionistas antipartido
les siguieron obedientemente porque no se armaron firmemente con la
política del Partido. No pueden ser una excepción los funcionarios del
Comité de Radio y Televisión. Con anterioridad, también entre ellos no
pocos fueron los casos que aparecieron por la misma causa.
Les compete tener como hábito estudiar la política del Partido,
haciéndolo una parte de su vida, para estar versados en su esencia,
exigencia y justeza y pensar y actuar siempre de acuerdo con ella.
Además, tienen que defenderla resueltamente, desplegando una lucha
intransigente contra actos que la contravengan.
Por otra parte, se precisa fortalecer la propaganda radial conforme
a la exigencia de la situación actual.
La situación actual es muy tensa. Los imperialistas yanquis y sus
títeres sudcoreanos hacen preparativos de guerra con mayor frenesí y
no cesan las provocaciones militares contra el Norte de Corea. Por
otra parte, despliegan una virulenta ofensiva ideológico-cultural
contra nosotros.
269
Cuanto más tirante se haga la situación tanto más debemos
intensificar la educación ideológica del pueblo para que con fe en la
victoria trabaje y viva siempre de manera combativa, en estado de
alerta.
Con la intensificación de la propaganda radial los funcionarios de
la rama deben lograr que nuestro pueblo se enfrente preparado a las
frenéticas maniobras de los enemigos para provocar una guerra.
Es necesario activar la propaganda radial no sólo para educar a la
población del Norte de Corea, sino también a la sudcoreana.
El gran Líder siempre señala que para anticipar la llegada del gran
evento de la reunificación de la patria, es preciso insuflar conciencia
revolucionaria en la población sudcoreana, y destaca la necesidad de
intensificar la labor de difusión para el Sur de Corea.
En las condiciones actuales es difícil distribuir nuestras
publicaciones allí, pero se pueden hacer eficientes transmisiones
radiales. Ellas constituyen un medio poderoso para la formación
revolucionaria de los habitantes sudcoreanos. Según me he informado,
escuchan mucho nuestra radio y para eso tienen varios motivos. Uno
es que nuestra programación es verdadera y sana, y otro consiste en
que les alivia los corazones oprimidos y les abre los ojos. Dicen que
oyendo sistemáticamente nuestras emisiones estudian la ideología y
la política de nuestro Partido, conocen aspectos del desarrollo del
Norte de Corea y aprenden también nuestras canciones. De realizar
bien las emisiones radiales para el Sur de Corea, será posible ilustrar
y despertar a sus habitantes con éxito.
Nos corresponde llevar a buen término las trasmisiones radiales
para los habitantes sudcoreanos, sin olvidar que ellos son nuestros
compatriotas, integrantes de la misma nación, con quienes tendremos
que vivir eternamente juntos en el territorio reunificado.
Radio Pyongyang tendrá como tarea principal difundir la grandeza
del estimado Líder y concentrar en ella toda su energía. Sólo con una
buena labor al respecto, podremos hacer que los habitantes
sudcoreanos admiren de corazón los grandes rasgos morales del Líder,
lo adoren ardientemente y le sigan y enaltezcan como Sol de la
270
nación. La difusión de la grandeza del Líder permite a los
sudcoreanos sentir el alto orgullo y la dignidad de pertenecer a la
nación coreana, encontrar correctamente el centro de la unidad y
alzarse con resolución a la lucha revolucionaria.
Otra tarea para Radio Pyongyang es prestar atención a la difusión
de aspectos del desarrollo del Norte de Corea y la superioridad del
régimen socialista. Las ventajas de la sociedad establecida aquí y los
éxitos en la construcción socialista sirven de fuerte estímulo a la
población sudcoreana. Para impedir esta influencia los enemigos nos
calumnian y difaman tergiversando la realidad e inventando mentiras
y no cesan de interferir nuestras ondas. En estas condiciones, lo
importante es destruir sus maniobras y darle a la población
sudcoreana una clara comprensión del Norte de Corea. En tiempos de
paz, cuando no hay tiros ni explosiones, la batalla principal es la de
las ondas. En vista de que los enemigos interfieren nuestras
transmisiones, debemos contrarrestarles y vencerles netamente en la
batalla de las ondas. Igual que en la guerra, en que para triunfar hay
que tener el predominio sobre los enemigos tanto en lo moral y el
fuego como en la táctica, para obtener la victoria en la batalla de las
ondas es preciso dominar de modo aplastante al enemigo en todas las
cuestiones. Es el mismo principio el que rige en el combate con armas
de fuego y en el de las ondas. El viento gris que levantan los
enemigos debemos sofocarlo con el viento rojo de nuestra idea Juche.
Se necesita un buen trabajo de aseguramiento técnico para la radio.
La emisión radial pasa por un complejo proceso técnico
consistente en transformar y transmitir en ondas los sonidos captados
por los micrófonos, trabajo inimaginable al margen de confiables
equipos y del arte de su operación. Por esta razón, puede decirse que
el trabajo tecnológico en la radio no es simplemente una tarea de
aseguramiento sino una labor primordial y fundamental. Realizar un
buen aseguramiento técnico cobra hoy mayor importancia para
fortalecer sin cesar las transmisiones radiales y elevar su calidad al
nivel del progreso de las ciencias modernas.
Aunque la situación económica del país todavía no es satisfactoria,
271
nuestro Partido no escatima dinero si se trata de consolidar la base
técnico-material de la radio. Pronto el Comité de Radio y Televisión
enviará al extranjero una delegación técnica, como parte del trabajo
dirigido a fortalecer esa base. Cuando se envíe alguna delegación a
otro país, es necesario seleccionar y preparar bien a sus integrantes.
Primero, hay que prestar atención a la selección de las personas. El
Comité de Radio y Televisión me ha propuesto la lista de los
miembros de la delegación que irá al extranjero para adquirir equipos
de radio y hoy la he visto. Es conveniente que esta delegación se
constituya con especialistas duchos en cuestiones técnicas de radio,
como ustedes han propuesto.
Después de seleccionar el personal es importante prepararlo bien
antes de enviarlo. Lo principal en este trabajo es mantener siempre y
con firmeza una posición independiente en los contactos con los
extranjeros.
Actualmente, entre los que viajan al exterior se observan no pocas
manifestaciones de servilismo a las grandes potencias y el misticismo
en torno a la técnica. Dicen que algunos de ellos, cuando ven
máquinas u otros equipos que no tenemos o que son mejores que los
nuestros, idolatran a aquel país y adoptan una actitud servil ante él.
Tal actitud puede rebajar la dignidad de nuestro pueblo y la autoridad
del país, lo que traería una grave pérdida política.
Los que salgan al extranjero para comprar máquinas y otros
equipos deben mantener una posición digna y nunca servil. Además,
tienen que estudiar de modo minucioso la calidad y el costo de las
cosas que van a adquirir y esforzarse también por fijar precios justos.
Si la otra parte no quiere aceptar nuestras exigencias, renunciarán a
dicha compra. Los funcionarios que negocian con otros países, nunca
olvidarán que sobre sus hombros pesan la dignidad de la nación y la
autoridad del país.
No solo los trabajadores del Comité de Radio y Televisión sino
todos los demás que viajan a otros países, tienen que actuar siempre
desde una posición y actitud independiente. Entonces será que podrán
importar, aunque sea una sola, máquinas u otros equipos útiles para la
272
edificación económica y el desarrollo de las ciencias y la técnica del
país y cumplir sus tareas conforme a los intereses de nuestra
revolución.
Una tarea importante para el aseguramiento técnico de la radio es
oponerse entre los funcionarios a la enfermedad de importación y
establecer con firmeza el espíritu revolucionario de apoyarse en sus
propias fuerzas.
Ahora no son pocos los que están contaminados con ese mal. Hay
quienes sin ninguna consideración compran máquinas que ven por
primera vez, cualesquiera que sean, y proceden de la misma manera
en cuanto a cosas como herramientas y repuestos. Si examinamos en
detalle cosas que ellos importan, vemos que nosotros también
podemos producirlas sin ningún problema. De contaminarse los
técnicos con el mal de importar, no se esforzarán por inventarlas con
sus propias cabezas, pensando primero en importarlas. Y finalmente
se verán impotentes de razonar y convertidos en tontos que sólo
miran a otros. El mal de importar es una manifestación del nihilismo
nacional y el servilismo a las potencias y no tiene nada en común con
la posición de los que hacen la revolución. Si uno mira ciegamente a
otros y se apoya en ellos, no puede hacer la revolución ni vivir.
El término apoyo en las propias fuerzas no debemos entenderlo
como rechazar lo que no sea propio y pretender que nuestras cosas
sean solo las mejores. Este espíritu del que hablamos nosotros,
significa adoptar la actitud de solucionar cualquier problema y
realizar el proceso revolucionario y el constructivo apoyándose en la
medida de lo posible en los propios esfuerzos, y nunca que se
detesten las producciones ajenas. El apoyo en las propias fuerzas y el
chovinismo son dos cuestiones distintas.
El Comité de Radio y Televisión posee la valiosa experiencia de
haber llevado a la práctica dicho espíritu.
Hace mucho tiempo el gran Líder elaboró el magno proyecto de
iniciar las transmisiones televisivas en nuestro país. Pero, a la sazón
los países que producían los equipos necesarios no quisieron
vendérnoslos. Entonces les planteamos que nos entregaran sus
273
diseños, pero pidieron precios astronómicos. En esa ocasión llegamos
a comprender profundamente, una vez más, la verdad de que para
hacer la revolución tendríamos que apoyarnos en nosotros mismos.
Por eso, organizamos un grupo de producción de dichos equipos, que
tenía como fuerza principal al personal técnico de la radio, y al cabo
de poco más de dos años de ingentes esfuerzos logramos hacerlos y
declarar ante el mundo el inicio de nuestras transmisiones televisivas.
Si en aquel momento sólo hubiéramos mirado a otros, sin actuar bajo
la consigna de apoyarnos en nuestras propias fuerzas, hasta ahora no
habríamos podido empezar esta programación en nuestro país. Unos
años atrás, el Comité de Radio y Televisión necesitó más aparatos de
edición de lo grabado en vista de haberse alargado el tiempo de
emisión e incrementado la proporción de los materiales grabados. El
personal técnico de la institución podía pedir al Estado que los
importara, pero no procedió así sino decidió producirlos por su cuenta
y como resultado de sus empeños se confeccionaron más de 10
magnetófonos “Chollima”. Estos hechos muestran que no hay tarea
irrealizable, si uno se empeña con el espíritu de apoyarse en las
propias fuerzas.
Como nos enseña siempre el gran Líder, para el hombre no hay
nada imposible si se decide y hace tesoneros esfuerzos. El Comité de
Radio y Televisión cuenta con muchos talentosos técnicos. Si los
educa bien y sabe movilizar sus fuerzas, podrá producir excelentes
equipos para la radio en cantidades suficientes. Desde luego, teniendo
en cuenta la situación en que se encuentra nuestro país, podría ser
beneficioso y rápido completar muchas partes con tecnología y
equipos de países adelantados para estar a la altura de la tendencia
mundial de la tecnología radial en vertiginoso desarrollo. Pero que no
ocurra que se traten de importar cosas que podemos fabricarlas
nosotros mismos si estudiamos y nos esforzamos. Si se acostumbra a
apoyarse en otros, sólo pensando en la situación actual, nunca se
podrá liberar del yugo de esa dependencia. Actualmente no
escatimamos el dinero que se invierte para mejorar la radiodifusión
porque ella tiene un rol grande en la labor ideológica de nuestro
274
Partido. No obstante, si se importan incluso cosas que podemos hacer
con nuestras manos, devanándonos un poco los sesos y esforzándonos,
significaría verter agua en un tinajón sin fondo. Los trabajadores de la
radio deberán saber pensar también en la vida económica del país. En
lo adelante, cuando necesiten importar algo tomarán la decisión luego
de calcular con seriedad: ¿sería imprescindible comprarlo?, ¿no se
podrá producir por nuestra cuenta?, en fin ¿qué será más económico?
Les incumbe realizar un gran avance en su labor, en completa
correspondencia con la orientación del Partido.
275
PARA PLASMAR CON EFICIENCIA
LA IDEOLOGÍA ÚNICA DEL PARTIDO
EN LAS OBRAS ARTÍSTICAS Y LITERARIAS
276
lo cual nos hace constatar que no conocen correctamente el propósito
del Partido de lograr que las obras artísticas y literarias respondan a
su ideología única. Es imposible lograrlo con sólo representar al gran
Líder o hacer que el protagonista dé unos vivas. Si esa tarea se
acomete sin valoración política ni preparación alguna, traerá como
consecuencia socavar el elevado prestigio y autoridad del Líder, lejos
de aumentarlo, aunque se quisiera.
Varias veces les he subrayado a los creadores la importancia que
tiene el hecho de plasmar bien al gran Líder en la tarea de conformar
el contenido de las obras artísticas y literarias con la ideología única
del Partido. Además he explicado en detalle las cuestiones de crear el
prototipo de los revolucionarios comunistas fieles a él, de heredar y
desarrollar las brillantes tradiciones artísticas y literarias establecidas
en el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, de combinar
adecuadamente en las obras la forma nacional y el contenido
socialista de acuerdo con las exigencias de la idea original respecto al
arte y la literatura, y otras estético-prácticas.
Los creadores debían comenzar la creación lógicamente después
de haber comprendido de modo correcto el contenido y la esencia de
las cuestiones ideológicas y teóricas dilucidadas por el Partido. Pero
algunos las analizan desde una óptica parcial y de modo superficial y
tratan de reflejar al Líder en cada película que realizan, sin una previa
preparación, y sin consideración alguna. Según dicen, también los
Estudios Cinematográficos 8 de Febrero del Ejército Popular de
Corea lo van a hacer.
Para la encarnación de la ideología única del Partido en la creación
de las obras artísticas y literarias, lo fundamental es, en primera y
última instancia, describir a fondo la gloriosa y brillante historia
revolucionaria del gran Líder, su destacado arte de dirección y sus
nobles cualidades comunistas. Pero esto no significa que para
alcanzar ese objetivo, sea indispensable retratar directamente al Líder.
Según el contenido concreto, la idea, el tema, la forma y la modalidad
de la obra que va a crearse, es posible optar por este método o recurrir
a otro que sea eficiente para describir la clarividente dirección del
277
Líder y sus nobles virtudes. No es obligatorio retratarlo directamente
para glorificar sus méritos y virtudes. En la película Así combatieron
ellos no aparece la imagen del Líder, pero se refleja en forma
adecuada su dirección sobre una reunión de una célula del Partido, a
la que asistiera. Aun en el caso en que no aparezca la imagen del gran
Líder, bastaría con describir, valiéndose de todos los métodos y
medios, y en el nivel más alto, la clarividencia de su guía y sus nobles
virtudes.
Al sector del arte y la literatura le compete rectificar lo más pronto
posible desviaciones detectadas en la creación y esmerarse para lograr
que sus obras encarnen la ideología única de nuestro Partido.
Es imperioso crear obras que retraten al gran Líder. Esta viene a
ser una exigencia intrínseca de la creación de un arte y una literatura
sustentados en la idea Juche, y un requisito irrevocable emanado de
su misión de representar de modo integral y perfectamente la gloriosa
y brillante historia revolucionaria del Líder y la certeza de su
dirección y sus nobles virtudes comunistas, con vistas a educar a las
masas populares. Ello es imprescindible tanto desde el punto de vista
de la orientación general para la labor ideológica del Partido y la
exigencia del arte y la literatura en desarrollo, como desde el del
unánime e imperioso deseo de nuestro pueblo y de otros
revolucionarios del mundo.
Al dibujar al gran Líder en obras artísticas y literarias, lo
importante es hacerlo de modo respetuoso e impresionante, de forma
que pueda inspirar en las personas sublimes sentimientos de
admiración por él.
Nuestro Líder es el genio de la revolución, el Sol de la nación y el
generoso padre del pueblo, que al conducir la ardua y compleja
revolución coreana hacia la victoria levantó sobre esta tierra un
paraíso socialista y aseguró a los coterráneos la felicidad y la gloria
de las que disfrutan hoy. Por sus imborrables méritos ante la
humanidad, su extraordinaria clarividencia, su destacada capacidad de
dirección y sus nobles virtudes comunistas, goza de inconmensurable
respeto y veneración de los contemporáneos. Nuestros ciudadanos
278
ansían encontrarse con quien consagra toda su vida únicamente a
asegurarles la libertad y emancipación, y les ofrece infinita felicidad y
una digna existencia dirigiendo a su frente la revolución y su
construcción, y una vez que lo ven quedan tan sublimemente
emocionados que juran serle invariablemente fieles.
Al sector artístico y literario le corresponde retratar al gran Líder
con sumo cuidado y respeto y del modo más excelente y noble.
Hay que hacerlo en los pasajes centrales de la obra, en los que se
aborda la semilla principal, y en los más significativos, empleando
todos los medios descriptivos necesarios. Esto significa que para dar
la imagen del Líder se debe hacer con sumo cuidado y reflexión una
irreprochable preparación, que va desde la selección de la obra hasta
la de los actores.
Representar al gran Líder no es una tarea de crear una mera obra
artística, sino un importante trabajo político encaminado a divulgar
con amplitud su grandeza en el interior y exterior y proteger su alto
prestigio y autoridad. He aquí la razón por la cual los creadores
mismos deben estar plenamente preparados para defender al gran
Líder no solo en lo político e ideológico sino también con la vida y
dibujarlo a la perfección en lo artístico y técnico.
Se debe reflejar la familia revolucionaria del gran Líder.
Para que el sector cinematográfico refleje al gran Líder y su
familia, es indispensable que solucione correctamente el problema de
los actores. Se proponen realizar una película revolucionaria titulada
Madre de Corea, y deben hacerlo con prudencia y maquillar bien a la
protagonista.
Para que en el sector artístico y literario se describiera
correctamente al gran Líder y su familia revolucionaria, era
imprescindible formar una agrupación que se ocupara exclusivamente
de esa tarea. Concebí esta idea hace mucho tiempo y la hice realidad
en febrero pasado con el Colectivo de Creación Paektusan.
Es menester describir con propiedad un prototipo del
revolucionario ilimitadamente fiel al gran Líder, lo cual resulta hoy
un problema estético y práctico que el sector artístico-literario debe
279
resolver en concordancia con la orientación de las actividades
ideológicas del Partido.
Antes, es claro, creamos muchas obras que describían a
revolucionarios. Mas, el nuevo requisito de la labor ideológica del
Partido de que las obras artístico-literarias encarnen perfectamente su
ideología única, y el del desarrollo del arte y la literatura no nos
permiten hacerlo de la antigua manera. Es preciso que en las obras
artístico-literarias reproduzcan a revolucionarios radicalmente
distintos a los de antes. La médula de su carácter ha de ser la lealtad
ilimitada hacia el gran Líder. El sector artístico-literario deberá
concentrar la fuerza en crear el prototipo del revolucionario que
sostiene fielmente la ideología y voluntad del Líder, ejecuta
incondicionalmente y hasta el fin sus órdenes y directivas y consagra
sin titubeos hasta su juventud y vida para defenderlo. Esta es, en la
actualidad, una de sus tareas principales.
Un modelo vivo de tal revolucionario lo vemos en los
combatientes antijaponeses y en los héroes de nuestra época. Su
lealtad manifestada hacia el Líder es algo noble de lo que nosotros,
los militantes del Partido y demás trabajadores debemos aprender
infaliblemente. Al sector artístico-literario le corresponde describirla
con tacto y generalizarla, mientras que para educar al pueblo, crea el
prototipo del revolucionario comunista, fiel sin límites al Líder.
Lo importante al plasmar a este prototipo es hacerlo de tal manera
que su fidelidad hacia el Líder sea la médula de su carácter y el móvil
de todo su pensar y actuar. Sin describir a profundidad esta
característica principal será imposible pintar a la perfección el típico
ser del auténtico revolucionario de nuestra época, y entonces su
imagen no tendrá un enorme valor educativo.
Se necesita adaptar adecuadamente, a varios géneros artístico-
literarios, las inmortales y famosas obras de valor clásico, creadas por
el gran Líder, tarea que debe acometer primero el sector
cinematográfico. Deberá prepararse irreprochablemente para llevarlas
a la pantalla.
A los escritores y artistas les incumbe estudiar a fondo esas obras,
280
modelos para el arte y la literatura revolucionarios, y aplicar sus
ejemplos prácticos en las actividades creadoras. Al mismo tiempo,
sostener una intransigente lucha contra todo lo que menoscabe las
tradiciones artísticas y literarias surgidas y difundidas en el período
de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa.
Hacer que las obras artísticas y literarias reflejen correctamente la
exigencia de la política del Partido es importante para lograr que el
contenido se sustente en su ideología única. Sólo las realizadas en ese
sentido cumplirán su misión en calidad de medio de educación
ideológica. Al sentir y conocer a fondo la justeza y vitalidad de la
política del Partido, en virtud de las verídicas escenas que ofrecen las
obras artístico-literarias, el público desplegará más el entusiasmo y
celo creativo en la revolución y su construcción.
Con la finalidad de traducir bien en las obras artístico-literarias las
exigencias de la política del Partido, es indispensable atenerse a esta
estrictamente, al seleccionar la semilla y el tema, así como basar
todas las vertientes de la descripción en la misma y en las
instrucciones del Líder que la sustentan.
A fin de crear obras artístico-literarias impregnadas de la ideología
única del Partido, deben tomar como guía las ideas y teorías
jucheanas del gran Líder sobre ello, las cuales ocupan el sitial más
alto y espléndido en la historia del pensamiento de la humanidad al
respecto e iluminan claramente el camino de la creación del arte y la
literatura revolucionarios. Esas ideas y teorías encierran sintetizado
todo lo que atañe a la creación del arte y la literatura revolucionarios,
y dilucidan integralmente los principios y métodos que se deben
aplicar en la creación y representación, y las vías descriptivas
concretas.
Al sector del arte y la literatura le corresponde organizar y dirigir
de manera sustancial la formación de los escritores y artistas en esas
ideas del Líder y desplegar una intensa batalla ideológica contra la
propensión a crear violando su exigencia.
Con el fin de plasmar con eficiencia la ideología única del Partido
en las obras artísticas y literarias, es imprescindible preparar
281
sólidamente a los escritores y artistas en lo político y práctico. Habrá
que guiarlos a que se apliquen en el estudio para identificarse con las
ideas revolucionarias del Líder, ideología única de nuestro Partido.
Sobre todo, a estudiar a fondo las enseñanzas del gran Líder y las
orientaciones del Partido impartidas al sector artístico y literario, y
materializarlas en la práctica creadora.
Otra tarea para lograr que las obras artísticas y literarias reflejen la
ideología única del Partido es elevar decisivamente la destreza de los
escritores y artistas. De lo contrario, será imposible hacer excelentes
obras que la encarnen. Tampoco se llevará a feliz término la tarea de
plasmar al gran Líder en una película a menos que se eleve el
virtuosismo de los creadores.
El sector del arte y la literatura deberá impulsar a la vez la tarea de
dotar a los escritores y artistas con la ideología única del Partido, y la
de incrementar su destreza.
Es recomendable que desde la óptica de su misión y deber, el
Colectivo de Creación Paektusan incorpore a escritores y artistas
plenamente preparados en lo político e ideológico y en lo técnico y
práctico. Deberá dar cabida también a escultores y críticos de arte y
literatura.
Los Estudios Cinematográficos de Corea deberán dar a muchos
actores noveles la ocasión para actuar.
Estoy firmemente convencido de que los funcionarios, escritores y
artistas, del sector del arte y la literatura alcanzarán nuevos éxitos en
la creación de obras artísticas y literarias originales y revolucionarias,
al plasmar con eficiencia la ideología única del Partido.
282
LOS JÓVENES DEBEN PONERSE A
LA VANGUARDIA DE LA LUCHA POR
LA MATERIALIZACIÓN DE LA TESIS RURAL
283
manera activa en la lucha por hacer realidad la Tesis rural socialista.
La Tesis sobre el problema rural socialista en nuestro país,
promulgada por el Líder, es un gran programa para la construcción
rural socialista, que esclareció científicamente por primera vez en la
historia la vía para resolver definitivamente el problema rural. Refleja
con nitidez la destacada idea revolucionaria del Líder y la teoría de la
construcción comunista para concluir la causa socialista y comunista
mediante la continuación de la revolución en las esferas ideológica,
técnica y cultural, después de establecido el régimen socialista.
Esforzarse por llevarla a la práctica constituye un honroso deber
que corresponde a nuestros jóvenes.
Las tareas presentadas por la Tesis son combativas ya que tienden
a forjar el feliz porvenir de los jóvenes, y son honrosas porque estos
deben cumplir en las filas de vanguardia. En una ocasión, no recuerdo
cuándo, el Líder dijo que la redactaba confiando en los jóvenes. Esto
es una expresión de su gran confianza y esperanza en los jóvenes.
En respuesta a esta expectativa, ellos serán firmes defensores y
activos ejecutores de la Tesis.
Lo principal en esta tarea es desplegar con energía las
revoluciones ideológica, técnica y cultural en el campo.
El Líder señaló que si, una vez implantado el régimen socialista,
siguen en pie las diferencias entre la ciudad y el campo y entre la
clase obrera y el campesinado, y dos formas de la propiedad socialista,
es a causa, precisamente, del atraso del campo en la ideología, la
técnica y la cultura, y que, por consiguiente, para resolver el
problema rural es necesario realizar de manera consecuente las
revoluciones en estas tres esferas.
En fiel acato a las instrucciones del gran Líder, los jóvenes tienen
que desempeñar un papel de vanguardia en la realización de esas
revoluciones.
Ante todo, tomarán la delantera en el cumplimiento de la
revolución técnica.
Esta es una noble tarea revolucionaria tendente a liberar para
siempre a nuestros trabajadores de las agobiadoras faenas legadas por
284
sus generaciones anteriores. Cuando en el campo se verifique la
revolución técnica, no sólo será posible emancipar a los campesinos
de los trabajos duros y difíciles, sino también consolidar la economía
rural socialista cooperativizada y desarrollar con rapidez las fuerzas
productivas agrícolas.
Los jóvenes, integrantes de la nueva generación que recibieron
instrucción técnica, deben ponerse necesariamente a la cabeza de los
demás en el cumplimiento de la revolución técnica y dedicarle toda su
inteligencia y fervor juveniles.
Nuestro Partido definió la irrigación, la mecanización, la
electrificación y la aplicación de la química como tareas principales
de la revolución técnica rural y dirigió grandes esfuerzos ante todo a
la lucha por la realización de la irrigación. En todas partes del país y
en un movimiento de todo el pueblo, efectuamos las obras de regadío
y como resultado, logramos terminar en lo fundamental la más
importante tarea de la revolución técnica rural.
Impulsar con energía la mecanización constituye un problema en
el que deben concentrarse hoy los esfuerzos para la revolución
técnica rural. Es indispensable efectuarla para liberar a los
campesinos de sus trabajos duros y agobiadores.
En los últimos años, el Estado envió al campo un gran número de
tractores y diversas máquinas agrícolas nacionales. Sin embargo,
ahora el coeficiente de su explotación no es elevado, ni se utilizan con
eficiencia para las faenas agrícolas. Según informaciones, el año
pasado, en una provincia la tasa de utilización de los tractores no
llegó ni siquiera al 70 por ciento. Esto quiere decir que centenares de
tractores permanecieron inactivos a escala provincial. Si sólo se sigue
aumentando el número de tractores y demás máquinas agrícolas sin
elevar su coeficiente de explotación, no se puede realizar con éxito la
mecanización de la economía rural.
Al intensificar el estudio de la técnica y desplegar con dinamismo
el movimiento de inventores, los jóvenes del campo deben diseñar
nuevas máquinas acorde con la realidad rural y encontrar activamente
la vía para aumentar la tasa de su explotación. Además, reparar a
285
tiempo y por cuenta propia los tractores y demás máquinas agrícolas
averiados.
Ellos, quienesquiera que sean, aprenderán a manejar tractores y
otras modernas máquinas agrícolas. Sin conocer la técnica, no pueden
desempeñar el rol de dueños en las áreas rurales socialistas. Se
esforzarán siempre y con paciencia para aprender los adelantos de la
ciencia y la técnica.
Les compete mostrarse activos para introducir los logros de la
ciencia agrícola y la avanzada técnica de cultivo y para difundir y
desarrollar el método de cultivo intensivo.
De siempre, los campesinos han sido muy conservadores, por
tanto no gustan de introducir lo nuevo. Por ejemplo, cuando se
organizaban las cooperativas en el campo, después del cese al fuego,
no pocos de ellos no se incorporaron con gusto a este movimiento,
sino sólo después de observar su marcha y comprobar su superioridad
práctica. Hasta ahora, algunas granjas cooperativas, obstinándose en
viejas experiencias, tratan de seguir cultivando la tierra con métodos
atrasados, en lugar de introducir a su debido tiempo los científicos y
la agrotecnia avanzada.
La revolución técnica en el campo puede llevarse a término sólo a
través de la lucha contra lo viejo y lo conservador. Por tanto, los
integrantes de la joven generación, sensibles a lo nuevo y rebosantes
de ánimo emprendedor, deben desempeñar un papel de vanguardia en
la introducción de los éxitos de la ciencia agrícola y la agrotecnia
avanzada.
Les corresponde, además, marchar al frente en el cumplimiento de
la revolución cultural y la ideológica.
Esas dos revoluciones son importantes tareas para eliminar
caducas ideas y cultura dejadas por la vieja sociedad y formar a todos
como personas nuevas, comunistas.
Los jóvenes son constructores del socialismo y el comunismo y
protagonistas de la futura sociedad, por eso deben poseer
necesariamente un alto nivel de conocimientos culturales y la idea
revolucionaria comunista. Además, han de jugar el papel de núcleo y
286
de vanguardia en la creación de la cultura socialista y comunista y en
la transformación comunista de todos los miembros de nuestra
sociedad.
Los jóvenes tienen que organizar la vida de manera sana y culta de
acuerdo con el modo de vida socialista.
Con el paso del tiempo, nuestro campo cambia su fisonomía
convirtiéndose en modernas aldeas socialistas y también se eleva con
rapidez el nivel de vida de sus pobladores. Esta realidad requiere
elevar pronto la conciencia ideológica y el nivel cultural de los
campesinos, dueños del área rural.
Sin embargo, algunos granjeros cooperativistas permanecen en un
estado de atraso ideológico y cultural y prestan menos atención a
acondicionar de manera pulcra los hogares y aldeas. Algunos
funcionarios del campo y granjeros, pretextando que se encuentran
atareados en las faenas agrícolas, no arreglan con esmero las oficinas
y viviendas en las granjas cooperativas, y construyen con chapucería
los establos. En el pasado, cuando carecíamos de todo y llevábamos
una vida difícil, no teníamos otro remedio, sin embargo, en las
condiciones actuales en que va mejorando la vida, no debemos
organizarla de manera tan inculta.
Los jóvenes desplegarán entre los granjeros una recia lucha contra
los residuos de las viejas ideas y hábitos de vida incultos, así como
serán ejemplares en la tarea de acondicionar con pulcritud los hogares
y aldeas.
Las organizaciones de la Unión de la Juventud Trabajadora
Socialista intensificarán entre los jóvenes la educación ideológica
para movilizarlos con fuerza en la batalla para llevar a la práctica la
Tesis rural socialista presentada por el Líder. Los orientarán a
profundizar en su estudio y alzarse con brío para materializarla.
Aconsejo que la educación ideológica de los jóvenes de las áreas
rurales se realice de manera sustancial de acuerdo con sus
peculiaridades.
En la actualidad, las organizaciones de la Unión de la Juventud
Trabajadora Socialista no logran efectuarla de conformidad con su
287
estado sicológico y grado de preparación. Prueba de ello es que
algunos jóvenes del campo no sienten un gran orgullo en dedicarse a
la agricultura, tratando sólo de ir a lugares de construcción de
centrales eléctricas o de ferrocarril.
Su deber principal es cultivar bien la tierra para elevar la
producción cerealera y transformar sus aldeas natales en modernas,
socialistas, agradables para vivir. Si ellos, puestos a la vanguardia de
otros trabajadores agrícolas, realizan bien las faenas agrícolas y
ejecutan de manera impecable las tareas de la Tesis sobre el problema
rural socialista, esto significa que están cumpliendo con su
responsabilidad como dueños del campo y sirviendo con fidelidad al
Partido y a la revolución.
No es que se formen como innovadores o héroes sólo en lugares
de construcción de centrales eléctricas o en los de tendido del
ferrocarril. En el campo también todos pueden serlo si se esfuerzan
con la conciencia de ser protagonistas de la revolución y con
entusiasmo juvenil. La UJTS los educará y conducirá mejor para que
hagan florecer su ideal y esperanza.
Es importante formarlos adecuadamente por medio de
publicaciones.
Estas sirven como vehículos muy eficientes y poderosos para la
educación de los jóvenes, a quienes posibilitan estar al tanto de los
requerimientos de la política del Partido, ampliar sus conocimientos
en diversas esferas y elevar el nivel cultural y estético.
En las publicaciones hay que explicar con profundidad las obras
clásicas del gran Líder, sobre todo la Tesis sobre el problema rural
socialista. Junto con esto, en el periódico Rodong Chongnyon y otras
publicaciones para los jóvenes y niños se insertarán y divulgarán
ampliamente artículos sobre los jóvenes ejemplares que realizan
hazañas como dueños en la construcción de las aldeas socialistas. Si
se hace esto con sus fotos, resultará un gran estímulo.
La UJTS debe desplegar con más energía el movimiento de las
brigadas juveniles de choque.
El gran Líder dijo que este movimiento es una escuela excelente
288
para forjar de manera revolucionaria a los jóvenes por medio del
trabajo y la vida orgánica. Si se despliega con dinamismo será posible
elevar más el papel de los jóvenes en la construcción socialista, así
como educarlos y templarlos aún mejor.
Hasta la fecha, ellos han realizado muchos trabajos mediante el
despliegue de ese movimiento. Sus integrantes cumplieron muchas
tareas, sobre todo, en el tiempo de la construcción de una nueva patria
después de la liberación y en el de rehabilitación y edificación luego
de la guerra. En los monumentales edificios y calles surgidos en la
ciudad de Pyongyang y en otras partes del país se han cristalizado sus
trabajos creadores y méritos heroicos. También este año han
desempeñado un rol importante en el esfuerzo para eliminar los daños
causados por la inundación. Es un gran orgullo de nuestro país el que
los jóvenes, en fiel respuesta al llamamiento del Partido, desempeñen
con magnificencia su papel como miembros de las brigadas de
choque en la construcción del socialismo.
La Unión de la Juventud Trabajadora Socialista debe prestar una
acertada dirección al movimiento de las brigadas juveniles de choque
para que sus integrantes realicen más trabajos en la construcción del
socialismo y, en este curso, se forjen de modo revolucionario y se
preparen mejor como continuadores de la revolución.
289
LOS HIJOS DE LOS MÁRTIRES
REVOLUCIONARIOS DEBEN SER SOLDADOS
DE PRIMERA LÍNEA QUE DEFIENDAN
Y PROTEJAN AL LÍDER EN EL PLANO
POLÍTICO E IDEOLÓGICO
290
Los hijos de los mártires revolucionarios deben ser fieles soldados
de primera línea del Líder que apoyen y defiendan su idea
revolucionaria y que no vacilen en dar hasta su vida por él, como
hicieron sus padres.
Ellos fueron revolucionarios comunistas que sirvieron fielmente,
hasta el fin, al Líder, al sacrificar sin titubeo su juventud y su vida. En
el período difícil de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, con plena
convicción de que solo cuando enaltecieran con respeto al Líder
podrían llevar a la victoria la revolución coreana, lo protegieron y
defendieron arriesgando su vida y cumplieron sin falta los deberes
que él les encomendó aun en condiciones muy difíciles. Su infinita
fidelidad al Líder, su alto sentido de responsabilidad ante las tareas
revolucionarias y su indoblegable espíritu de lucha frente a las
dificultades constituyen inapreciables ejemplos que todos debemos
aprender en la hora actual. Ustedes deben heredar la lealtad y el noble
espíritu revolucionario de sus padres y prepararse firmemente como
verdaderos revolucionarios fieles sin límites al Líder.
Los hijos de mártires revolucionarios no se olvidarán nunca del
gran cariño y atención del Líder y mantendrán como obligación moral
revolucionaria la fidelidad hacia él.
Ustedes, que cuando se inauguró la Escuela Revolucionaria de
Mangyongdae, llegaron a ella con ropas harapientas y alpargatas de
paja, han podido crecer como pilares de nuestro Partido y como
competentes cuadros nacionales, lo cual se debe enteramente a la virtud
y solicitud del Líder. En las condiciones difíciles después de la
liberación del país, el Líder se dignó levantar antes que todo la Escuela
Revolucionaria de Mangyongdae, matricular e instruir allí a los hijos de
los caídos en la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, a quienes buscó
en persona, uno tras otro. Y considerando que eran inapreciables
tesoros de nuestra revolución que no se podían cambiar ni por un
montón de oro, no escatimó nada para criarlos a ustedes como
revolucionarios que siguieran el propósito de sus padres. Si estuvieran
marginados de la atención paternal del Líder, no habrían podido evitar
el destino de ser huérfanos que debían vagar con latas al cinturón,
291
removiendo basureros. Realmente son inenarrables sus solicitudes y
esfuerzos por criar a ustedes como revolucionarios. Guardarán en lo
hondo de sus corazones esa atención que el bienhechor Líder paternal
dispensó para educarlos con devoción, abrigándolos bajo su regazo, y
le responderán sin falta al servirle con fidelidad.
Para serle fieles de generación en generación, deben armarse
firmemente con la ideología revolucionaria de nuestro Partido.
La ideología única de nuestro Partido es el pensamiento
revolucionario del Líder, que encarna en sí los principios del Juche en
la ideología, de la soberanía en la política, de la autosuficiencia en la
economía y de la autodefensa en la salvaguardia nacional. Como él
enseñó, es la única idea que profesa hacer la revolución hasta sus
últimas consecuencias, apoyándose en la fuerza de las masas
populares. Es la idea más revolucionaria que nos propone valernos de
la propia fuerza nacional para reunificar al territorio patrio tras
expulsar de su parte meridional al imperialismo yanqui, y lograr la
victoria final de la revolución.
Inspirados por el deseo de liberar a la patria y construir una nueva
sociedad, libre de explotación y opresión, sus padres consagraron
toda su vida a la sublime causa revolucionaria. Sólo si se pertrechan
de la idea del Líder, pueden luchar hasta el fin para concluir la
revolución coreana y hacer realidad ese anhelo de sus padres.
De no imbuirse de esa idea, resultará que se convertirán en ciegos,
incapaces de distinguir lo revolucionario de lo contrarrevolucionario,
y así no pueden ser fieles a la revolución. Prueba elocuente de ello es
la lección del pasado.
Como fue revelado en el XV Pleno del IV Período del Comité
Central del Partido, en el pasado los elementos antipartido y
contrarrevolucionarios agazapados en el seno del Partido, con el
designio de saciar sus sucias ambiciones políticas, trataron de
comprometer la gran idea revolucionaria del Líder y su alto prestigio
de dirigente. Ellos impidieron una amplia divulgación de la
grandiosidad de esa idea y sabia dirección del Líder, mientras que
difundieron extensamente las ideas malsanas entre los militantes del
292
Partido y demás trabajadores. Por otra parte, pusieron en entredicho
la línea y la política de nuestro Partido y entorpecieron su ejecución
desde diversos ángulos. Aunque esas intrigas siguieron en pie durante
un largo período, ningún hijo de mártir revolucionario las
desenmascaró a tiempo ni cuestionó de manera correcta.
Si esto sucedió mientras todos los graduados de la Escuela
Revolucionaria de Mangyongdae estaban trabajando en importantes
puestos de los organismos del Partido, el Estado y el Ejército Popular,
fue porque ellos no se habían dotado con solidez de la idea
revolucionaria del Líder. Deben arrepentirse con sinceridad de que no
defendieron ni protegieron firmemente al Partido y al Líder en el
plano político e ideológico, dejando de cumplir con la misión básica
que les correspondía como hijos de mártires revolucionarios.
La situación actual exige más que nunca implantar a plenitud el
sistema de ideología única del Partido. Los imperialistas yanquis y la
camarilla títere del Sur de Corea intensifican las maniobras
provocadoras de una nueva guerra y la penetración ideológica y
cultural reaccionaria contra el Norte, en tanto que los oportunistas de
izquierda y de derecha, surgidos en el movimiento comunista
internacional, tratan de imponer sus erróneas ideas y políticas a otros
países. Es por eso que nuestro Partido plantea establecerlo como el
problema de mayor importancia en la época actual.
Los hijos de los mártires revolucionarios, conscientes del
propósito y la exigencia del Partido, se esforzarán de manera activa
para implantar el sistema de su ideología única. Ante todo, estudiarán
con ahínco las obras y las instrucciones del gran Líder y la política
del Partido para prepararse como fieles funcionarios que en cualquier
lugar y momento piensen y actúen sólo según su idea revolucionaria,
haciéndola su fe.
Tienen que mantener la firme posición y criterio de no reconocer a
nadie, excepto al Líder, y actuar siempre de acuerdo con sus
instrucciones y con la política del Partido. No deben abrigar ilusiones
hacia los cuadros en particular, ni seguirles ciegamente. De lo
contrario, puede resurgir, como en el pasado, el fenómeno de seguir
293
sin ton ni son a los funcionarios de alto nivel considerando sus
palabras como directivas del Partido. En cuanto a esos cuadros, hay
que tratarlos sobre la base de los principios, ateniéndose a la
ideología única del Partido, sin importar quiénes son, tengan alto
rango o méritos. Y en lo tocante a sus directivas, las analizarán para
saber si se ajustan o no a la idea revolucionaria de nuestro Partido y la
dirección unitaria del Líder, independientemente de quién habla y qué
dice al respecto, y cuando las contradicen las someterán a una recia
crítica. En la tarea de defender la idea revolucionaria del Líder y
garantizar su dirección unitaria no es permisible ni la más mínima
concesión ni transigencia.
La fidelidad al Líder debe expresarse en la aceptación ideológica
de sus instrucciones y la política del Partido y en entregarse en cuerpo
y alma para llevarlas a la práctica. En la actualidad, existen muchos
funcionarios que claman de dientes afuera por seguir con lealtad la
dirección del Líder, pero en la práctica no proceden así. No puede
decirse que le es sinceramente fiel aquel hombre que no se entrega a
la lucha por la materialización de sus instrucciones y la política del
Partido que las encarna, ni se empeña en llevar a buen término su
deber revolucionario. Ustedes, con un alto entusiasmo y desde la
posición de dueños, cumplirán con responsabilidad y hasta el fin las
tareas revolucionarias que les incumben.
Los hijos de mártires revolucionarios han de trabajar
abnegadamente en los puestos asignados sin que les importe cuáles
son. Entre los graduados de la Escuela Revolucionaria de
Mangyongdae existen quienes se desempeñan como funcionarios
directivos en los organismos del Partido, de la administración y de la
economía; los que se dedican a la enseñanza de la joven generación
en las instituciones docentes, así como los que, arma en mano,
cumplen la tarea de defender la patria, incorporados en el Ejército
Popular. No pueden existir buenos o malos puestos o deberes
revolucionarios entre los que les ha asignado el Líder. Quien
discrimina cargos y puestos o piensa sólo en su remuneración como
lo hace un asalariado, no puede ser revolucionario. Ustedes,
294
siguiendo el ejemplo de sus padres, deben poner los intereses de la
revolución por encima de los individuales y cumplir con
responsabilidad sus deberes en los puestos que ocupan.
Además, no olvidarán su origen social y sabrán mantener el
principio de clase en cualquier circunstancia difícil y complicada.
El Líder se sentía muy dolido por el hecho de que, aunque eran
muy pocos, había hijos de mártires revolucionarios que no tenían bien
establecido un correcto punto de vista clasista y olvidaron su origen
de clase.
En otros tiempos, los elementos antipartido y contrarrevolucionarios
impidieron el estudio de las tradiciones revolucionarias de nuestro
Partido, con el propósito de denigrarlas con el argumento de que las
historias sobre la Marcha Penosa o sobre un tazón de harina de arroz
tostado, insertadas en los recuerdos de los ex guerrilleros antijaponeses,
no se avenían a la realidad del momento, o que no era necesario
estudiarlas, pues para conocerlas bastaba con leerlas una sola vez como
se hace con las novelas. Esto implica un insulto insoportable hacia el
noble espíritu y hazañas de los revolucionarios antijaponeses, quienes,
aun en medio de las furiosas nevascas y el hambre, consagraron todo lo
suyo a la lucha por la restauración de la patria y la liberación del pueblo.
Sin embargo, en el pasado, los hijos de mártires revolucionarios, por la
carencia de una correcta visión clasista, no desplegaron una recia lucha
contra aquellos que difamaron y calumniaron inapreciables méritos que,
bajo la dirección del Líder, sus padres acumularon a costa de su sangre
y de su vida.
Entre ustedes también surgieron, hasta cierto punto, fenómenos
contrarios a los intereses clasistas como es reconciliarse con las clases
hostiles. Sus padres cayeron en la lucha contra el imperialismo y las
clases de los terratenientes y capitalistas, y no contra otros. Son
precisamente los hijos de los mártires revolucionarios quienes deben
odiar más a la clase y el régimen explotadores, y mantenerse en la
firme posición clasista. Realmente, es repugnante que hombres así
dejaran de luchar y se reconciliaran con las clases hostiles contra las
que combatieron sus padres.
295
Renunciar al principio clasista constituye una expresión de
revisionismo. Los revisionistas contemporáneos niegan la lucha de
clases y predican la cooperación entre estas, obstinándose en paralizar
la conciencia revolucionaria de las personas. Ellos niegan el carácter
clasista de la sociedad socialista y hablan de una “democracia” y una
“libertad” por encima de las clases, mientras que difunden ilusiones
sobre el imperialismo, alegando un cambio en su naturaleza. También
en nuestro país existieron sociólogos que insistieron en que, una vez
establecido el régimen socialista, termina el período de transición,
desaparece la lucha de clases y disminuye gradualmente la función de
la dictadura del proletariado.
Es una quimera pensar en construir el socialismo y el comunismo
sin la lucha clasista y la dictadura del proletariado. La revolución no
ha finalizado y la lucha de clases sigue en diversas formas en todas
las esferas de la sociedad. No cesan las maniobras destructivas y de
sabotaje de los elementos hostiles del exterior y de los remanentes de
las clases explotadoras derrocadas, así como también continúan la
penetración ideológica y cultural de los imperialistas y la
proliferación de ideas caducas. No ha cambiado, ni puede cambiar la
naturaleza del imperialismo y las clases explotadoras.
Aunque ustedes son hijos de revolucionarios, si no ven la palpable
realidad en que se efectúa la lucha de clases, y si se empapan en el
agua del revisionismo, incurrirán en errores como los de olvidar su
origen clasista y reconciliarse con las clases hostiles. El Líder ha
expresado que no por haber sido el padre revolucionario su hijo se
hace tal, irrevocablemente. Aunque uno haya nacido en el seno de
una familia revolucionaria, si no se esfuerza sin cesar por forjarse en
lo ideológico ni mantiene su posición original, su conciencia clasista
puede degenerarse. Ustedes tendrán una correcta concepción acerca
de la lucha clasista y se esforzarán con paciencia para elevar esa
conciencia.
Les toca participar de modo activo en la lucha de todo el Partido
por neutralizar las lacras venenosas de la ideología difundida por los
elementos antipartido y contrarrevolucionarios, e implantar el sistema
296
de ideología única. En otros tiempos, esos elementos, abusando de la
autoridad rectora del Partido, esparcieron en amplia escala la
ideología burguesa, el revisionismo, el confucionismo feudal y otras
venenosas ideas. A menos que los extirpen de raíz, no es posible
armar a los militantes del Partido y otros trabajadores con la idea
revolucionaria de nuestro Partido, ni impulsar con fuerza la
revolución.
El Líder señaló que los hijos de los mártires revolucionarios deben
cumplir el papel medular en la lucha por neutralizar las lacras
venenosas difundidas por los elementos antipartido y
contrarrevolucionarios, lo cual es una expresión de la gran confianza
y esperanza que pone en ustedes. Esa lucha hay que desplegarla en un
alto nivel político e ideológico, de acuerdo con su voluntad y
pensamiento. De esta manera, se debe procurar que sirva de motivo
para registrar un cambio trascendental en la tarea de dotar a los
militantes y demás trabajadores con la idea revolucionaria de nuestro
Partido y afianzar la unidad política e ideológica de nuestra sociedad.
Los hijos de los mártires revolucionarios tienen que poseer rasgos
morales comunistas y organizar bien su vida. No se mostrarán
petulantes, ni actuarán con arrogancia, con el pretexto de que el Líder
les ama más que a nadie y les enaltece en la sociedad. Tampoco
exigirán un trato privilegiado, sino que llevarán una vida sencilla, y se
mostrarán modestos al conducirse y al hablar. Si prefieren ese
privilegio o gustan de darse aires de importancia, no pueden disfrutar
del respeto y amor de las masas. Al contrario, si yerran en su trabajo
y vida, es posible que anden en lengua de la gente y sean objeto de
burla. Al final, resultará que comprometan el prestigio del Líder, para
no hablar ya de su propio honor. Siendo ejemplo ante las masas en
todos los sentidos, recibirán la apreciación de que los egresados de la
Escuela Revolucionaria de Mangyongdae se distinguen de los demás.
Estoy seguro que ustedes, al ser fieles para siempre al Líder y
llevar a buen término sus tareas revolucionarias en calidad de
armazón de nuestro Partido, preparada por él, cumplirán con su
misión como graduados de este plantel.
297
MANTENGÁMONOS PLENAMENTE
EN ESTADO DE MOVILIZACIÓN PARA
HACER FRENTE A LAS PROVOCACIONES
BÉLICAS DEL IMPERIALISMO YANQUI
298
amplia opinión pública censuran la provocación de los imperialistas
norteamericanos y manifiestan su plena solidaridad con nuestra firme
postura y actitud.
A su vez, los imperialistas norteamericanos recurren a toda clase
de estratagemas para justificar su crimen. Descaradamente dicen
absurdas mentiras acerca de que su barco fue capturado en alta mar, y
que no hacía espionaje. Mas, con ningún pretexto ni artimaña podrán
encubrir sus criminales actos agresivos y engañar a la justa opinión
pública. Como ha sido ampliamente difundido en periódicos,
agencias de noticias y la radio, el mismo capitán del barco afirmó en
una conferencia de prensa, que él y su tripulación fueron apresados
mientras espiaban muy adentro en nuestro mar territorial, y que esta
era una agresión abierta contra el país y un atentado contra los
derechos internacionales, lo cual fue confirmado por otros oficiales
de la nave.
Estados Unidos debe reconocerlo con sinceridad y ofrecer
disculpas al pueblo coreano. En lugar de proceder así, los
imperialistas yanquis nos amenazan con tomar “medidas de
represalia”, tal como “el ladrón que levanta primero el palo”,
pretendiendo doblegarnos estúpidamente. Han introducido en el sur
del territorio y en el Mar Este de Corea, una gran flota móvil,
incluyendo portaaviones nucleares y numerosos efectivos, para
ponerse en estado de guerra, y hablan abiertamente de agredir a
nuestra República. Por estas frenéticas maquinaciones, la situación
del país se torna cada día más tensa, adquiriendo un cariz tan
peligroso que puede estallar un conflicto mañana o pasado. Dado que
los imperialistas yanquis realizan insensatos esfuerzos por resarcirse
de su fracaso y bochorno, debemos mantenernos en estado de alerta y
de movilización para hacerle frente a cualquier situación, y estar
plenamente listos para combatirlos tan pronto como se lancen contra
nosotros.
Lo más importante para hacerle frente a la guerra es la firme
preparación política e ideológica.
Lo que decide el destino de una contienda es la conciencia y la
299
disposición ideológicas de los hombres que participan en ella, y no
las armas, ni la tecnología militar. Nos incumbe insuflar sólidamente
en todo el pueblo y el Ejército Popular un criterio revolucionario
sobre la guerra y la firme fe en la victoria, de suerte que siempre que
los llame el Partido, se pongan en pie, como un solo hombre, en la
sagrada conflagración para defender la patria socialista y los logros
de la revolución.
Nosotros no queremos la guerra, pero jamás debemos temer a que
se desate, sino estar firmemente dispuestos a dar la cara a los
imperialistas cuando intenten atacarnos. Tener miedo a la guerra es
una expresión de revisionismo. Ahora, quienes profesan este ísmo,
recalcando que la guerra lo destruiría todo y aniquilaría a la
humanidad, difunden el pánico e ideas pesimistas sobre esta y, con
ilusión sobre el imperialismo, se muestran halagadores con los
yanquis. Debemos rechazar a raja tabla ese pánico e ideas, y educar
por vía revolucionaria a los militantes del Partido y demás
trabajadores para que no se difundan entre nuestras filas esos
conceptos revisionistas.
En los últimos días, ciertos extranjeros nos “aconsejan” que sería
bueno devolver calladamente el barco “Pueblo”, porque, de lo
contrario, se desataría aquí una guerra que traería consecuencias
catastróficas. Esto quiere decir que debemos ceder ante los
imperialistas yanquis, cosa que nunca admitiremos. La concesión a
estos no es sino sumisión y capitulación. Como el Ejército Popular
apresó esa embarcación en nuestras aguas territoriales, mientras
perpetraba actos de espionaje, y no en las de Estados Unidos, no hay
por qué ceder y mostrarnos serviles a los yanquis. Si cediéramos y lo
pusiéramos en libertad, significaría rendirnos ante los enemigos y
justificar sus actos de agresión y su campaña intrigante contra nuestra
República. Entonces, nos despreciarán y actuarán con más insolencia.
Nuestra postura y actitud hacia los imperialistas norteamericanos
son claras e invariables. A los que, violando la soberanía de nuestra
República, se infiltren en aguas jurisdiccionales de nuestro país para
el espionaje, ha de aplicárseles nuestra ley, independientemente de
300
quién sea. Esto es un derecho soberano de nuestra República, que
nadie puede negar. Nuestro Líder declaró que si los imperialistas
norteamericanos, en lugar de pedirnos perdón, nos aplican
“represalias” presentando pretextos absurdos, les responderíamos con
otras, y que, si ellos desataran una guerra total, les responderíamos
con otra igual.
A las organizaciones del Partido y los organismos políticos en el
Ejército Popular les corresponde dar a conocer correctamente a los
militantes, trabajadores y militares, la actual situación que se vive y la
posición de principios de nuestro Partido sobre las maniobras de los
imperialistas yanquis para provocar una guerra. Asimismo, formarles
firmemente un concepto revolucionario sobre la guerra y un profundo
odio a esos enemigos jurados, a fin de lograr que cuando ellos se
atrevan a atacarnos, se movilicen resueltamente para combatirlos.
Es preciso hacer que todos los habitantes y los militares del
Ejército Popular tengan firme fe en la victoria.
Las “represalias” de que hablan ruidosamente los imperialistas
yanquis, no pasan de ser bravatas. De ningún modo son ellos
invencibles. En la pasada guerra coreana, dejaron ver a las claras no
sólo su agresividad y perversidad, sino también su vulnerabilidad.
Mientras nuestro heroico pueblo, al vencer a sus tropas agresoras que
se jactaban de su “supremacía” en el mundo, manifestó sin reservas su
poderío inquebrantable e hizo añicos el mito de la “invencibilidad” de
los imperialistas norteamericanos, dando así inicio a su descenso.
Ahora se ha hecho incomparablemente más poderoso que en aquel
entonces. Tenemos al gran Líder, invicto comandante de voluntad de
acero, que nos orienta con certeza; un pueblo unido compactamente en
su torno y al Partido; invencibles fuerzas armadas revolucionarias, así
como una potente base económica nacional autosostenida. Debemos,
repito, imbuir a todos los miembros del Partido, los trabajadores y los
militares del Ejército Popular la firme confianza en la victoria y el
inflexible espíritu de combate para que si los enemigos se lanzan, se
alcen como un solo hombre para darles un duro escarmiento en defensa
del honor de la Corea del Juche conducida sabiamente por el Líder.
301
Frente a la situación creada es de especial importancia preparar
bien a los jóvenes. Debemos formarlos sólidamente en lo político e
ideológico de modo que, como el héroe Ri Su Bok, sin vacilación,
consagren su vida en aras del Partido y el Líder, la patria y el pueblo.
Últimamente, muchos jóvenes y estudiantes universitarios solicitan
voluntariamente ingresar al Ejército Popular, lo cual, como una
manifestación del elevado sentimiento de fidelidad hacia el Partido y
el Líder y de abnegación patriótica, es muy bueno. Nos toca
orientarlos a que no sólo tomen la delantera en la tarea de
salvaguardar la patria, sino también en la de hacer los preparativos
materiales para la guerra, dedicando toda su sabiduría y fervor a la
construcción económica y a la de la defensa nacional.
Para preparar a los militares y los ciudadanos para una
conflagración eventual, es importante lograr que asimilen las
experiencias en la Lucha Armada Antijaponesa y la Guerra de
Liberación de la Patria.
El Líder señaló que, como después de la liberación los
fraccionalistas antipartido infiltrados en el seno del Partido no habían
educado a la población en las experiencias adquiridas en esa lucha,
muchos de ellos cayeron en manos de los enemigos, sin siquiera tratar
de combatirlos y fueron desgraciadamente asesinados durante la
retirada estratégica del período de esa guerra, y enfatizó
encarecidamente la necesidad de no olvidar esas amargas lecciones.
La lucha y la guerra arriba mencionadas fueron contiendas
revolucionarias, arduas, sin precedentes, contra los poderosos
imperialismos japonés y norteamericano, y estuvieron acompañadas
de reveses y sacrificios dolorosos. Pero en su desarrollo, adquirimos
preciosas experiencias y lecciones, que no cambiaremos por nada.
Esas experiencias tienen implícitos, de lleno, las originales y
revolucionarias ideas militares y los métodos de guerra del Líder,
quien venció con superioridad política, ideológica y estratégica a
poderosos enemigos dotados de moderno armamento y tecnología.
Sólo quien estudia a fondo esas experiencias, podrá conocer
integralmente estas ideas y métodos, y combatir a los enemigos y al
302
final vencerlos, sin perder la fe en ninguna circunstancia, por muy
difícil y compleja que sea.
Las organizaciones del Partido intensificarán la educación de sus
miembros, los trabajadores y los militares del Ejército Popular,
valiéndose de las reminiscencias de los ex guerrilleros antijaponeses
sobre sus batallas y los datos de la Guerra de Liberación de la Patria,
para darles a conocer con profundidad las valiosas experiencias
adquiridas en esas dos conflagraciones.
Agredir por sorpresa a otros países es un método habitual de los
imperialistas, lo que patentemente demuestra la historia de las guerras
mundiales. De esa manera, los imperialistas japoneses desataron la
Guerra del Pacífico y la Alemania fascista atacó a la Unión Soviética.
También los imperialistas yanquis recurrieron a ese método para
provocar el conflicto coreano, incitando al traidor Syngman Rhee,
para ocupar de un golpe el Norte de Corea. En una contienda un
golpe inesperado resulta muy peligroso para su víctima. Si se ve
expuesta a ello, por no haberse preparado de antemano, sufrirá
muchas pérdidas, se confundirá y saldrá vencida en la guerra sin
siquiera hacerla como es debido. No son pocos los ejemplos de
ejércitos que se vanagloriaban de su invencibilidad —y ese es el
motivo por el que estaban relajados y despreocupados en los
preparativos necesarios—, fueran derrotados por un inesperado golpe
enemigo.
Siempre conscientes del posible ataque inesperado de los astutos y
perversos imperialistas norteamericanos contra el Norte de Corea,
debemos estar plenamente listos para hacerles frente.
A los militares del Ejército Popular les corresponde vigilar con
agudeza los más mínimos movimientos de los enemigos y estar
plenamente listos para castigarlos en cuanto nos ataquen, sin que
importe cuándo y por dónde lo hagan.
A los obreros, campesinos y demás ciudadanos les incumbe
impulsar con fuerza la producción y la construcción y salvaguardar
firmemente las fábricas y las aldeas, las ciudades y los poblados,
tomando el fusil en una mano y la hoz y el martillo en la otra.
303
Asimismo, estar totalmente listos en el plano militar para aniquilar en
todos los lugares a los que se lancen sobre ellos. En especial, las
organizaciones del Partido procurarán constituir con propiedad las
filas de la Guardia Roja Obrero-Campesina e intensificar sus
ejercicios militares para que desempeñen su misión y papel como
segura reserva del Ejército Popular.
Es preciso construir con calidad las obras de defensa. Si de esta
manera se preparan potentes instalaciones defensivas, será posible
derrotar con pocos efectivos a muchos enemigos y proteger seguro a
las personas, el armamento y los equipos bélicos de sus golpes.
Desearía que se establezcan no solamente en las zonas cercanas al
frente y las costeras, sino también en los puntos de importancia
militar en la retaguardia para aniquilar a todos los agresores, sin
importar que sea por el cielo, la tierra o el mar, por donde ataquen.
Es necesario tomar medidas eficientes para salvaguardar a la
población de un golpe enemigo imprevisto.
Durante la pasada Guerra de Liberación de la Patria los agresores
imperialistas norteamericanos bombardearon indiscriminadamente
nuestras pacíficas zonas residenciales en ciudades y áreas rurales, para
reducirlas a escombros y asesinar a diestro y siniestro a niños, ancianos,
mujeres y demás inocentes. Los imperialistas yanquis son ogros, sin
par en la crueldad y perversidad, desposeídos de los más elementales
preceptos de la conciencia y la moral humana. Dado que ahora ellos
actúan con desenfreno amenazándonos con bombardear tal ciudad
portuaria o tal región, debemos tomar de antemano medidas para
proteger a la población de posibles bombardeos y cañonazos enemigos,
indiscriminados. En ciudades y poblados se rehabilitarán o se
construirán cuanto antes, según la necesidad, túneles y otros refugios
antiaéreos. Se establecerán los sistemas de observación antiaérea y de
anuncio de alarmas y se realizarán de manera planificada ejercicios de
evacuación y de control de luces para lograr que, en casos de
emergencia, todas las personas actúen con presteza y en forma
ordenada. Sería bueno adoptar con anticipación las medidas para
trasladar a lugares seguros a ancianos, niños y demás personas, cuya
304
presencia no haga falta en las ciudades en esos casos.
Es importante acondicionar bien fábricas y empresas, de modo que
continúen la producción aun en tiempo de guerra. La victoria o la
derrota dependen grandemente de si se cubren a plenitud o no las
demandas materiales del frente y la retaguardia. Todos los sectores de
la economía nacional procurarán lograr mayor producción y ahorro
para tener muchas reservas, entre otras de acero, carbón y provisiones,
y estarán bien preparados para continuar la producción en tiempo de
guerra. Se adoptarán esmeradas medidas para defender las fábricas de
bombardeos y cañonazos enemigos, particularmente, se prestará gran
atención a poner fuera del peligro de ser destruidos máquinas,
equipos e instalaciones, porque con estos es posible proseguir la
producción, aunque se destruya el edificio. Es de peso el papel de las
fábricas locales para elaborar artículos de primera necesidad para el
pueblo, en caso de guerra. Por eso es necesario orientarlas a que se
preparen bien para asegurar la producción en ese tiempo.
Resulta imprescindible trazar un minucioso plan para el traslado
de los organismos del Partido y del Poder, y de las instituciones
científicas, docentes y culturales a lugares seguros, y hacer que estas
y las empresas construyan bien su sede de reserva.
Frente a la situación creada, es insoslayable educar con propiedad
a los trabajadores para que no incurran en tales o cuales desviaciones.
Últimamente, según he conocido, algunos hombres, —y esto es un
caso muy raro—, alegando la inutilidad de los muebles durante la
guerra, que lo arrasará todo, los ponen en venta, mientras que otros
hacen maletas para evacuarse. De no educar bien a los ciudadanos, es
probable que frente a una situación tensa y compleja, los no
preparados en lo político cojan miedo, se perturben o vacilen. Ahora
los enemigos incitan a los esbirros de clase escondidos en nuestro
seno, a hacer todo lo que puedan para desviar la opinión pública y
propagar rumores infundados de toda índole.
A las organizaciones del Partido a todos los niveles les corresponde
activar la educación de sus militantes y de los trabajadores para que
observen y traten todos los casos, desde una elevada óptica política, y
305
se cuestionen a tiempo los fenómenos extraños.
La situación requiere más que nunca establecer un régimen y un
orden revolucionarios. En todos los sectores y unidades tendrán que
vivir y trabajar en estado de alerta y combativo y prevenirse contra el
relajamiento e indisciplina. Sobre todo, se velará por que funcionarios
y trabajadores no dejen de dedicar sus esfuerzos a la producción y la
construcción, y que no estén flotando en el aire, ni trabajen como
quiera, bajo el pretexto de hacer los preparativos para la guerra.
El Líder apuntó que debemos continuar la construcción hasta las
doce de esta noche, aunque la guerra estalle mañana por la mañana.
No impulsar con energía la edificación, por miedo a una posible
destrucción por la guerra, es expresión de falta de criterio
revolucionario sobre esta y de la convicción en la victoria. Debemos
lograr que, cuanto más crítica se torne la situación, tanto más
combativamente vivan y trabajen los militantes del Partido y los
trabajadores, dupliquen y tripliquen su jornada, para así registrar un
nuevo auge en la producción y la edificación.
Impera intensificar la divulgación y demás actividades para aislar
a los imperialistas yanquis de los pueblos del mundo y hacer más
favorable a nosotros la opinión pública mundial.
En la actualidad, el imperialismo norteamericano hace una absurda
y falsa propaganda movilizando todos los medios de difusión venales,
mientras trata de llevar a la ONU el caso del barco “Pueblo”, para
justificar sus crímenes de carácter agresivo. Debemos revelar a todas
luces, con datos científicos, la realidad de este caso, y la falsedad de
esa propaganda, para poner al desnudo, ante todo el mundo, la
brutalidad, agresividad y astucia del imperialismo norteamericano.
Sólo de esta manera podremos ponerlo en un aprieto y bajarle los
humos. A la esfera de la prensa, sobre todo los periódicos, la agencia
noticiosa y la radio, y a la de asuntos exteriores, les compete
emprender una gran ofensiva propagandística, sobre la base del
contenido de la confesión de los tripulantes del barco “Pueblo” que
fue apresado mientras realizaba actos de espionaje, y los materiales
que prueban su violación a la soberanía de nuestro país. En la
306
difusión para el exterior deberán denunciar de lleno los actos
criminales de los imperialistas norteamericanos, sacando a colación
las agresiones perpetradas por ellos a lo largo de la historia,
particularmente las imperdonables fechorías que cometieron en el
período de la pasada guerra coreana, para que los pueblos del orbe
conozcan con claridad su naturaleza agresiva y salvajismo.
La actual realidad en nuestro país demuestra nítidamente lo
clarividentes y justas que son la línea de desarrollar de forma
simultánea la construcción económica y la de la defensa nacional, y la
orientación de convertir al Ejército Popular en ejército de cuadros y
modernizarlo, armar a todo el pueblo y fortificar a todo el país,
planteadas por el gran Líder. Hoy, nuestro Partido mantiene con
firmeza, sin titubeos, los principios revolucionarios, aun frente a las
amenazas y el chantaje del imperialismo yanqui, lo cual se debe a que,
bajo la sabia dirección del Líder, hemos preparado, venciendo las
dificultades con nuestros propios esfuerzos, una potente fuerza capaz
de salvaguardar la seguridad de la patria y los logros del socialismo.
Si no hubiéramos desarrollado nuestras fuerzas confiando en las
ajenas, nos habríamos dejado caer en una situación muy crítica, para
no hablar ya de que no habríamos podido hacerle frente a los
enemigos, con entereza, como lo hacemos ahora. Con alto orgullo y
dignidad debemos sostener de continuo y resueltamente la línea
militar del Partido de realizar la autodefensa para reforzar el poderío
defensivo del país, y cuando los enemigos se atrevan a atacarnos,
dándoles duro, mostrar otra vez ante todo el mundo el invencible
poderío del heroico pueblo coreano.
307
EL DEBER DEL SUBJEFE DE COMPAÑÍA
ENCARGADO DE ASUNTOS POLÍTICOS
308
revolucionario y un trabajador político profesional que se esfuerza
para formar a sus subalternos como soldados revolucionarios del
Líder y asegurar en el plano político la ejecución de las tareas
militares que competen a su unidad. Debe pensar siempre en su
misión, aun cuando esté sentado, camine o ingiera alimentos, y
acometerla en cualquier tiempo y lugar.
La labor política es el trabajo con seres que poseen conciencia
ideológica, y su esencia radica en poner en juego esa conciencia
ideológica. Dicho en metáfora, se puede afirmar que si la electricidad
es la fuerza motriz de la industria moderna, el trabajo político lo es
para acicatear el entusiasmo revolucionario de las personas. Al
margen de este trabajo es imposible movilizarlas en la lucha
revolucionaria. El subjefe de compañía encargado de asuntos
políticos debe anteponerlo a otras tareas y realizarlo con eficiencia en
todos los lugares y momentos.
Sin embargo, existen algunos que ni siquiera comprenden con
claridad la posición que ocupan. Unos, junto a los jefes de compañía
o de pelotón, al frente de las tropas dan la orden “¡Adelante!”, y otros,
encerrados en sus oficinas, se ocupan, día y noche, del trasiego de
documentos. Esos compañeros deberían ser denominados como
ayudantes de jefes de compañía o de pelotón y no subjefes
encargados de asuntos políticos.
Entonces, ¿en qué posición debe trabajar? Si la compañía recibe
de la instancia superior una orden de ataque, su jefe debe organizar el
combate, mientras el subjefe político se mueve entre los soldados
para hacer su labor. En otras palabras, el primero tendrá que estudiar
la misión combativa, analizar la situación, adoptar una decisión y, por
último, emitir la orden, en tanto que el segundo explicará en concreto
a los militares el objetivo y la significación de la operación y los
agitará exhortándoles a desplegar una valentía y audacia impar para
realizar méritos ante el Partido y el Líder, ante la patria y el pueblo.
En todos los lugares donde existen soldados, debe escucharse, junto a
la voz de mando del comandante, la voz clara del subjefe político que
explica las enseñanzas del Líder y la política del Partido.
309
Para imprimir efectividad al trabajo político, él debe estar siempre
entre los militares. Esto puede considerarse el primer paso en su
trabajo. Sólo si se compenetra con ellos puede escuchar sus opiniones
y desplegar la labor política conforme a sus peculiaridades.
Cuando digo que esté ligado con la tropa, significa que conviva
con ella compartiendo la misma comida para conocerla a fondo e
impulsar con dinamismo la labor política con variadas formas y
métodos.
No obstante, ciertos trabajadores políticos la hacen de tal manera
que se pasan toda la jornada participando en los ejercicios junto a los
soldados. Esto no es compenetración, sino, más bien, una mera
permanencia a su lado. Repito que su objetivo no es hacer sólo
ejercicios junto a ellos.
Los trabajadores políticos del Ejército deben asimilar el método de
obrar de sus homólogos de la Guerrilla Antijaponesa. En
cumplimiento de las instrucciones del Líder, estos realizaron el
trabajo político mientras, junto a los soldados, efectuaban marchas y
combates y compartían el descanso y la comida. Cuando
consideraban necesario educarlos en colectivo, los convocaban a
reuniones, estudios, cursillos o conversaciones, y si había necesidad
de su educación individual, charlaban con ellos, caminando a su lado.
Les enseñaban oratoria, explicaban el contenido de lo aprendido y, a
la hora de dormir les señalaban uno tras otro los defectos. Así
llegaron a conocer al dedillo sus aldeas natales, edades, antecedentes,
caracteres, vocaciones, niveles de conciencia ideológica y hasta en
qué grado dominaban sus armas. Como los conocían tan bien como
las palmas de sus propias manos, pudieron acometer con brío la labor
política entre ellos, de conformidad con sus peculiaridades. Al
realizarla con variadas formas y métodos acordes con los niveles de
su preparación y características, siempre obtuvieron resonantes éxitos
en el trabajo.
Los subjefes de compañía encargados de asuntos políticos
seguirán esos ejemplos para conocer a fondo a los soldados e
impulsar con dinamismo y, de esa misma manera, el trabajo político.
310
El trabajo con la gente es difícil y complicado. Para trabajar con
una máquina basta con manejarla según las reglas de operación
estándar, pero no se puede proceder así en la labor con las personas,
que poseen conciencia ideológica.
Los trabajadores políticos sabrán analizar de manera minuciosa,
y no superficialmente, todos los problemas que se presenten, y hacer
de modo convincente la labor política, sin reparar en fórmulas y
moldes. Por ejemplo, si durante los ejercicios de tiro invernales, un
artillero maneja el cañón con las manos sin guantes, no deben
limitarse a pensar en su sufrimiento sino leer su alma. Ese soldado
puede proceder así, sin hacer caso del frío, para garantizar la certeza
y agilidad en sus movimientos. Su subjefe de compañía encargado
de asuntos políticos podrá sentarse frente a frente con él en la hora
de descanso y charlar sin reparos, preguntándole por qué realiza el
ejercicio sin guantes en un tiempo tan frío, y si no se le han
congelado las manos. Luego, lo valorará ante sus compañeros: el
gesto de este compañero no es tan loable, pero hay que mencionar el
entusiasmo y la honestidad con que actúa para llevar a buen término
los ejercicios. Entonces, quienes lo oigan repasarán sus conductas y
los que hayan incurrido en formalismo durante los ejercicios
sentirán remordimientos. El subjefe no perderá el momento para
pronunciar un discurso conmovedor con palabras exhortativas. Al
final, todos participarán con honestidad en los ejercicios. La labor
política debe realizarse así, de manera viva, a base de hechos
concretos y sin distinción de momento ni lugar. Si se procede así, de
manera sustancial, exenta de formalidades y moldes, manifestará
una fuerza incomparablemente superior a estar subrayando o
discurseando decenas y centenares de veces indicándoles hacer tal o
cual cosa.
El subjefe de compañía encargado de asuntos políticos ha de
poseer un correcto estilo de trabajo. Para los trabajadores de dirección
el estilo es no menos importante que el método de trabajo. A pesar de
ello, en la actualidad algunos subjefes carecen de las nobles
cualidades que les corresponden como trabajadores políticos. Existen
311
quienes, considerándose privilegiados, se mantienen en sus trece, sin
prestar oídos a los militares, y otros que se portan ariscos y
quisquillosos en el trato con ellos, pretextando sus caracteres. Esos
trabajadores políticos no pueden disfrutar del respeto de las masas
militares.
De igual manera, el subjefe de compañía encargado de asuntos
políticos debe ser siempre modesto e indulgente. Lo será en su
lenguaje y su conducta, y sabrá cantar y bailar junto con los soldados.
Sólo entonces estos le visitarán en cualquier momento para abrirle sus
corazones y confesarle sus opiniones y penas.
Asimismo, debe tratar con sinceridad a los soldados. Si le plantean
algún problema, tiene que escucharlo hasta el fin, aunque sea
insignificante, expresarles su sincera comprensión y si es necesario
resolvérselo, hacerlo sin falta. Sobre los problemas que no pueda
decidir de inmediato, les dirá que pensará más en ellos y luego los
solucionará infaliblemente. De otra manera, sus soldados no
confiarán en él, ni le seguirán con sinceridad.
Además, ha de poseer un alto sentido del compañerismo
revolucionario. Una vez, escuché hablar de un subjefe de compañía
encargado de asuntos políticos. Había regresado del campo de
ejercicios muy avanzada la noche y entró en el comedor. Se sentó
ante la mesa y vio sobre ella sundubu. Pidió al cocinero que volviera
a calentarlo en una olla, la envolvió con un paño grueso para que
guardara el calor y se dirigió a un puesto médico situado al otro lado
de un cerro, donde estaba recluido un soldado suyo. Hacía unos días
se había enterado de que al paciente le gustaba mucho esa comida, y
procedió así para ofrecérsela, sin reparar en su cansancio, ni en la
ventisca furiosa. Regresó sólo después que el enfermo se la comió
toda. Como se ve, el subjefe de compañía encargado de asuntos
políticos debe ser como una madre que ama a los militares. Sólo si es
así, estos llegarán a confiar en él y a seguirle con sinceridad.
Los trabajadores políticos también estarán al corriente de los
asuntos militares. Al margen de esto no pueden llevar a buen término
su tarea. El subjefe de compañía encargado de asuntos políticos tiene
312
que esforzarse no menos que los jefes de pelotón o compañía para
aprender cuestiones militares.
Les compete, además, participar a conciencia en la vida
organizativa del Partido, enfrascarse en el estudio, forjarse y
experimentar mucho mediante el trabajo.
Ya es hora de que nosotros nos desempeñemos como relevos de la
revolución. A usted le compete que, siguiendo el ejemplo de su padre,
se ponga a la vanguardia en la lucha por la reunificación de la patria.
313
ALGUNAS CUESTIONES QUE
SE PRESENTAN EN LA CREACIÓN
DE OBRAS MAESTRAS
314
LAS CARACTERÍSTICAS IDEOLÓGICAS
Y ARTÍSTICAS DE LA OBRA MAESTRA
315
describan, si no tienen un profundo contenido ideológico, nunca
podrán considerarse grandes.
Solo cuando sean maestras en su contenido podrán ejercer una
influencia relevante en la educación revolucionaria, de lo contrario, si
únicamente tienen una forma ostentosa, sin garantizar aquel, no valen
la pena. En este sentido, hemos hecho la siguiente pregunta: ¿Una
obra es maestra por la envergadura o por el contenido?
El problema de que una obra maestra refleje con amplitud la vida
social o reproduzca la imagen típica del protagonista que crece en
medio de la lucha, aprovechando como argumento sucesos históricos,
no está relacionado con su forma y extensión, sino, en todos los casos,
con su contenido. En el arte la forma y la envergadura de una obra se
determinan por su contenido ideológico.
Sólo aquella que se destaca por el contenido, y no por la forma,
puede infundir en las personas una profunda comprensión de la
revolución y contribuir de manera activa a la formación de su
concepción revolucionaria del mundo.
El filme Hermanos desarrolla una trama relacionada con la
historia de la Lucha Armada Antijaponesa, llena de pruebas.
Su semilla requiere que explique con nitidez la legitimidad de la
Lucha Armada Antijaponesa y el factor de su victoria, al crear con
sucesos históricos como argumento la imagen típica del protagonista
que crece en medio de la lucha, a medida del desarrollo de la
revolución.
Así, pues, el filme no puede menos que ser una obra grande, de
varias partes, tanto por la dimensión como por el contenido al
describir el curso de la vida abarcada en varias etapas históricas de la
revolución.
Sin embargo, la primera versión que ustedes hicieron de Tiempos
duros, y su variante Hermanos, así como otra versión de la
modificada, no tienen establecida con firmeza la línea ideológica ni
tampoco un profundo contenido si se analizan desde la óptica de las
películas que describen una gran historia revolucionaria. Además,
tampoco la extensión está acorde con el contenido.
316
Si se quiere perfeccionar como modelo de una creación maestra el
filme Hermanos, es necesario, ante todo, esclarecer con amplitud y
profundidad la esencia de la Lucha Armada Antijaponesa, o sea la del
desarrollo de la revolución.
Esto constituye la característica fundamental de esta clase de obra
y la principal exigencia descriptiva para crearla.
El movimiento revolucionario es la propia lucha de la clase obrera
por la eliminación definitiva de la explotación y opresión del hombre
por el hombre y por la construcción de la sociedad comunista. Es una
ley inmutable que en el curso de esta lucha histórica el capitalismo es
derrotado, y el socialismo y el comunismo triunfan. Para esclarecer
esta ley que caracteriza el proceso de desarrollo de la época actual es
indispensable mostrar con nitidez la esencia del avance del
movimiento revolucionario.
En ningún caso las revoluciones se desarrollan por sí solas.
Pueden salir victoriosas bajo la dirección del líder político, quien
sobre fundamentos científicos establece la ideología rectora del
movimiento comunista y moviliza a las fuerzas revolucionarias hacia
su materialización, y gracias a la lucha de la clase obrera, de su
partido y de las masas populares que apoyan esa dirección. Es una
verdad avalada por la historia revolucionaria de la clase obrera el que
esta y su partido pueden obtener la victoria únicamente bajo la
dirección de un gran líder.
Con el objetivo de que el filme Hermanos tenga las cualidades
propias de una obra maestra, toda la atención descriptiva debe
concentrarse en aclarar con profundidad, por conducto del
protagonista Jun Hyok y sus hermanos, el núcleo ideológico de que
apoyar y salvaguardar a riesgo de la vida, en cualquier lugar y
momento adverso, la Comandancia de la revolución es precisamente
defender la revolución coreana.
Para alcanzar el mismo objetivo es preciso, además, describir la
vida con amplitud y profundidad, y de manera rica.
Esto cobra una gran importancia para crear la imagen típica del
protagonista que se desarrolla como revolucionario. Este es un
317
combatiente que se consagra a alcanzar una vida independiente y
creadora, razón por la cual su actividad práctica no se limita a ciertos
aspectos, sino que se realiza en todas las esferas de la vida social. Y
en ese transcurso se forman sus cualidades de comunista. Por ello, en
la obra maestra se necesita describir la vida desde diversos ángulos e
integralmente.
No obstante, si se quiere satisfacer esta necesidad con presentar
muchos y diversos aspectos de la vida, es natural que la esfera de su
reflejo resulte extensa y la obra sea extensa. Por supuesto, de vez en
cuando es posible mostrar en cuadros específicos diversos aspectos de
la vida y hay ocasiones en que esto es necesario, pero no debe
considerarse como la única vía para pintarla con riqueza.
Aunque se trate de un suceso o una anécdota, si se describe
analítica y profundamente desde diversos puntos de vista de la vida
social, será del todo posible mostrarla en forma diversificada y rica.
Esta imagen sintetizada y concentrada de la vida es la que más se
requiere en las películas teniendo en cuenta sus características
descriptivas.
Una de las características fundamentales de una gran obra consiste
en describir la imagen típica del comunista que se forma en medio de
la lucha y a medida que avanza la revolución, utilizando como
argumentos los sucesos históricos.
Por hecho histórico se entiende un acontecimiento social típico
que refleja y caracteriza una etapa del desarrollo de la revolución, un
suceso de enorme importancia que impulsa este proceso. Escogerlo
como argumento significa precisamente ponerlo en el centro del
establecimiento de las relaciones entre los personajes, del despliegue
de la narración y la creación del ambiente y las circunstancias de la
vida.
Esto surge, ante todo, del requisito fundamental de la creación de
la obra maestra, o sea describir la esencia del desarrollo de la
revolución. Este es un proceso inevitable del avance de la historia. La
esencia de ese adelanto y su contenido concreto están encarnados en
los acontecimientos históricos acaecidos en el curso de la lucha
318
revolucionaria y se expresan a través de ellos. Una obra maestra
como Hermanos, solo cuando tome como argumento los sucesos que
caracterizan el proceso del desarrollo de la historia, puede aclarar su
esencia e interpretar con nitidez por qué surge y cómo se desarrolla la
revolución.
Emplear como trama los sucesos históricos también se relaciona
con la exigencia descriptiva de la gran obra, que es mostrar cómo se
forma la concepción revolucionaria del protagonista sobre el mundo.
Sólo al basarse en un acontecimiento típico que encarna las
características principales de la época y la legitimidad del avance de
la revolución, es posible crear el carácter intrínseco del comunista y
describir con veracidad el proceso de formación de su concepción
revolucionaria del mundo.
En el caso de que se escoja como trama de la obra los sucesos
históricos, el principal curso de la composición se puede establecer
entrelazando en un sistema los acaecidos en varias etapas de la
revolución o tomando uno de ellos. No es que sólo la cantidad y
grandeza de los sucesos de varias etapas de la revolución pueden
convertirse en argumentos de una obra maestra. El quid del asunto
reside en cuán amplia y profundamente interpreta la película, en el
plano político, el significado del hecho histórico que aborda, y cuán
convincentemente muestra, a través de la vida, la verdad del
desarrollo de la historia. De este modo, si un acontecimiento de un
determinado período histórico puede representar la época
correspondiente y la misma historia, se puede y debe escoger como
trama para una obra maestra.
En la obra de esta categoría es importante ajustar el carácter del
protagonista que crece en medio de la lucha, a tenor del desarrollo de
la revolución.
La esencia de la lucha de la clase obrera puede exponerse con
precisión sólo en el curso de la revolución. Pero en una obra esta
corriente de la historia se concretiza en un argumento artístico
mediante el desarrollo de la caracterización del protagonista.
Un suceso histórico escogido como trama puede tener su valor
319
artístico cuando sirva de argumento para el desarrollo del destino de
las personas que participan en él. El acontecimiento revolucionario es
precisamente la lucha de la clase obrera por transformar conforme a
sus exigencias, y por vía revolucionaria, la estructura de la sociedad y
todos los aspectos de la vida, y en medio de ella se fortalecen los
caracteres de las personas, que son sus participantes.
En la obra los sucesos históricos constituyen las circunstancias
sociales y, al mismo tiempo, vienen a ser la vida revolucionaria de
quienes participan en ellos. Sólo si se observa con acierto a las
personas que se forjan como revolucionarios en esas circunstancias
socio-históricas, es posible llenarlos de existencia significativa. Si
uno se inclina sólo a la dimensión de la creación con el pretexto de
tratar los hechos revolucionarios, se debe a que no comprende con
claridad el contenido rico y profundo de la vida. En este caso, aunque
parezca que la dimensión es grande, en realidad no lo es y la forma
resulta dispersa y carente de contenido.
Por otra parte, también para profundizar paulatinamente el
problema principal que plantea la obra, y solucionarlo plena e
íntegramente urge describir el carácter del protagonista que crece en
medio de la lucha a tenor del desarrollo de la revolución.
Este problema, que emana de la semilla de la obra, se profundiza y
convierte en un rico contenido ideológico, al confirmarse con más
fuerza en el curso del desarrollo de los personajes que comprenden
gradual y claramente la verdad de la revolución y su segura victoria y
combaten con la fe en esta. Este proceso está en estrecha vinculación
con la formación de la cosmovisión revolucionaria del protagonista.
Este llega a entender con más claridad la esencia del movimiento
revolucionario durante su avance y lucha con fines bien definidos y
lleno del optimismo por el porvenir. Describir con amplitud y
profundidad la conciencia ideológica y los sentimientos del
protagonista que crece en la lucha y a medida del desarrollo de la
revolución, he aquí el contenido esencial de la obra maestra.
En todas las obras, principalmente en las maestras, se necesita
profundizar en la descripción mediante su máxima sintetización y
320
centralización. Si no se logra esto, tampoco es posible poner en claro
el proceso de formación de la cosmovisión revolucionaria del
protagonista, ni la esencia de la lucha revolucionaria.
Si la descripción no se centra en esclarecer cuál es la fuerza que
orienta e impulsa el desarrollo de la conciencia ideológica de las
personas y el progreso del movimiento revolucionario, entonces la
extensa vida social o los sucesos históricos se limitarán a mostrarse a
sí mismos y no desempeñarán como es debido su papel en pertrechar
a las personas con la verdad del desarrollo de la historia para
inducirlas a participar más conscientes y activas en la lucha
revolucionaria.
En la obra maestra es necesario centralizar no sólo el contenido
sino también la misma forma. Según si la descripción se centra de
manera dramática o se dispersa de modo plano, la forma puede
resultar armoniosamente compacta o dilatarse innecesariamente en
volumen y longitud. Solo cuando el contenido y la forma se
conforman adecuadamente, es posible crear una excelente obra tanto
por el valor ideológico como por el artístico.
La esencia y la misión de las obras maestras, los principios y
métodos de su creación, ya están expuestos plenamente en las ideas y
teorías artísticas y literarias de nuestro Partido. Si los creadores
profundizan en su estudio y solucionan uno tras otro los problemas
que se presentan en la práctica creativa, sin duda podrán lograr
excelentes producciones.
321
Marcha Penosa. En esta obra se abordan acontecimientos históricos
de gran importancia acaecidos en el curso de la Lucha Armada
Antijaponesa. Por tanto, para perfeccionarlo como una obra maestra
es necesario que los creadores conozcan a fondo la gloriosa historia
revolucionaria de nuestro Partido y tengan una comprensión exacta
de los problemas de principios que se presentan para reproducirla
artísticamente.
Como en las creaciones artísticas la historia de la lucha
revolucionaria se refleja en concretos cuadros de la vida de sus
artífices, los revolucionarios y el pueblo, para explicarla con acierto
es indispensable que los autores estén al tanto de la época, la
revolución y las masas populares. Si no tienen una clara visión de los
hechos históricos del período de la Lucha Armada Antijaponesa, no
pueden reproducir con veracidad la vida de aquel entonces, ni, a la
larga, alcanzar el objetivo para educar, mediante el filme, a las
personas en las gloriosas tradiciones revolucionarias de nuestro
Partido.
Aunque sea un filme que refleje importantes sucesos
históricos, si no muestra todo su profundo significado, esto se debe a
que los creadores no comprenden con acierto aquellos hechos ni su
esencia.
En el reflejo del acontecer histórico del período de la Lucha
Armada Antijaponesa es más apremiante explicar con profundidad su
esencia. Esto es porque todo el curso de esa lucha es ampliamente
conocido como un hecho histórico y, al mismo tiempo, las brillantes
tradiciones revolucionarias establecidas en las llamas de esa enconada
contienda son inapreciable riqueza para nuestro pueblo. Por eso, para
explicar con suficiencia el significado de esos sucesos es necesario,
ante todo, conocer claramente su esencia.
En el filme aparece una escena en que Jun Ho, hermano menor del
protagonista Jun Hyok, junto con otros guerrilleros, muere cuando
ingiere sal envenenada por el enemigo. Al parecer ustedes pensaban
que de esta forma podrían profundizar en la experimentación
dramática del protagonista y dar curvas al argumento de la obra, pero
322
esto no corresponde al hecho histórico y, además, tergiversa el
significado esencial de aquel caso.
¿Cuál fue el incidente de la sal ocurrido en el curso de la Marcha
Penosa, que muestra el filme? Tuvo lugar cuando la revolución
coreana atravesaba por una severa prueba. El imperialismo japonés
lanzaba frenéticamente sus efectivos contra la Comandancia,
corazón de la revolución coreana, para aplastarla, pero siempre fue
derrotado por la diestra táctica del Ejército Revolucionario Popular
de Corea. Entonces urdió una artimaña, enviando sal envenenada a
la guerrilla. Sin embargo, la Comandancia la detectó a tiempo y
frustró por completo la intentona enemiga. Este es el ampliamente
conocido “incidente de la sal” acaecido durante la Marcha
Penosa.
En la explicación de los hechos nuestro arte y literatura deben
atenerse necesaria y estrictamente a los principios del partidismo y
los que rigen en la esfera histórica. Por ser arte no hay que inventar
sin fundamentos lo que no ocurrió, ni describir algo separado de la
vida real. En el tratamiento de los hechos históricos se deben obviar
como es natural los aspectos no esenciales, pero no hay que hacerlo
arbitrariamente con aquellos que tienen un significado esencial, ni
interpretarlos o inventarlos así como así.
Lo que tiene una importancia esencial en el “incidente de la
sal” es la idea de que mientras exista la Comandancia de la
revolución es invencible el Ejército Revolucionario Popular de
Corea. Ahora, si se muestra la muerte de un personaje, no se habrá
resuelto con satisfacción la trama fundamental que debe
subrayarse con mayor énfasis a través de la descripción general de
la obra. En este sentido, es obvio que la representación de la
muerte de un guerrillero no se debe meramente a la deficiencia
descriptiva. Aunque supongamos que sea cierto el hecho, no hay
que describirlo tal como fue.
Para conocer con exactitud la historia revolucionaria hace falta
analizar y apreciar con amplitud y profundidad, desde el punto de
vista jucheano, todos los fenómenos históricos. Sólo desde la posición
323
jucheana es posible justipreciarlos a la luz de los intereses
fundamentales de la revolución coreana.
En la lucha revolucionaria hay éxitos y reveses. Igual sucede en la
obra: pueden darse casos en que las fuerzas revolucionarias se
encaren temporalmente a situaciones desfavorables o describir
fracasos que sufran algunos individuos. Aun cuando esto suceda, los
creadores sabrán comprender exactamente la esencia del hecho en
medio de la corriente general del desarrollo de la revolución y
abordarlo con significación.
Por ejemplo, la Marcha Penosa fue un avance victorioso que
permitió vencer con iniciativa las dificultades que se interponían en la
lucha revolucionaria y llevar a una nueva fase la revolución coreana
en conjunto, centrada en la Lucha Armada Antijaponesa. Los
creadores deberían prestar profunda y primordial atención al hecho de
que en el transcurso de esta marcha el Ejército Revolucionario
Popular de Corea se forjaba como un invencible destacamento,
mostrando al mismo tiempo el destino de los personajes en estrecha
vinculación con el movimiento de avance de la revolución. En otras
palabras, no tienen que omitir la corriente esencial del desarrollo de la
historia, aun describiendo los altibajos de la vida. Esto es
precisamente hacer típica la existencia.
En la cinta aparece una escena en la que el protagonista, que
representaba a O Jung Hup, sin poder cumplir la orden de la
Comandancia de conseguir 600 uniformes va al interior del país
para realizar actividades clandestinas. En realidad, él, junto con
otros 30 compañeros de la intendencia, cumplió esa orden que el
Comandante le impartió directamente en la primavera de 1937,
sobreponiéndose a toda clase de dificultades. Pese a ello en la obra
se describe lo contrario, resultando que no se han reproducido con
veracidad los rasgos ideológicos y espirituales del protagonista,
quien posee cualidades de revolucionario, que ejecuta
incondicionalmente las órdenes del Comandante. Esto se iguala a la
pérdida del inapreciable núcleo ideológico escogido de un hecho
histórico.
324
Si se pierde la semilla en el curso de la descripción, entonces
también la obra queda sin vida. Cuando digo que en todo el curso
descriptivo debe tomarse con firmeza la semilla, quiero decir que no
hay que omitirla de la vivencia ni olvidar el núcleo ideológico. Una
vez escogida una semilla en la vida, los creadores deben tomarla con
firmeza y llevar su descripción por un cauce profundo. No deben
olvidarla, distraídos por los múltiples e insignificantes materiales de
la vida.
Para desarrollar bien la semilla en esta película hay que tratar con
mesura la anécdota de la confección de los uniformes militares. Para
ello los creadores necesitan fantasía artística y una minuciosa labor
descriptiva, dirigidas a ampliar y profundizar este hecho.
Por basarse en hechos históricos no hay que despreciar la ficción.
Si bien el arte ha de basarse en la realidad, no debe reproducir
mecánicamente cualquier hecho y fenómeno, sino acentuar y
generalizar sólo aquellos que tienen un significado esencial.
Resultará tanto más positivo cuanto más rica sea la fantasía que
aunque trate un simple hecho logre causar una profunda impresión
sobre la vida relacionada con él, aquella fantasía que, basada
firmemente en la vida, manifieste una clara aspiración. Sin embargo,
ustedes no aprovechan de lleno esta magnífica posibilidad de la
creación.
De los hechos históricos pueden existir algunos que si bien
deben revitalizarse sin falta, acorde con la exigencia de la obra, no
se avalan por suficientes materiales por tal o más cual motivo. En
este caso los creadores deben tener mayor espíritu de búsqueda
entusiasta y rica fantasía. Aunque se trate de un hecho con
insuficientes materiales que lo confirmen, si es real y de gran
significado, deben estudiarlo hasta el fin y profundamente para
reproducirlo como una cuestión verídica y perfecta, evidenciando
con objetividad su esencia ideológica.
La fantasía artística ofrece la ilimitada posibilidad de reproducir la
época pasada como una experiencia viva. El autor siempre sabrá
abordarla desde el punto de vista histórico. En otras palabras,
325
observando el pasado de la revolución desde la óptica actual y
previendo el presente y el futuro, debe revitalizar la historia en un
cuadro vivo y educar a las personas en las lecciones de esta.
326
Para ofrecerle un cuadro vivo es necesario crear bien los
caracteres de los personajes y trazar una correcta orientación
descriptiva conforme a las cualidades de la obra maestra.
A fin de que una obra artística y literaria llegue a impresionar a las
personas y elevar su determinación revolucionaria, es preciso
describir de modo verídico y vivo el proceso de formación de la
concepción revolucionaria del mundo en los protagonistas, y en
especial, exponer a plenitud el mundo interno del revolucionario y sus
altas virtudes.
Si en este sentido se analiza en detalle la descripción del
protagonista y demás personajes, se verá que el filme tiene bastantes
deficiencias.
En primer lugar, por medio de la representación de los personajes
se subrayan la convicción y voluntad que deben tener los miembros
del cuerpo élite de protección de la Comandancia, pero todavía no se
puede decir que es satisfactorio. Como en los sucesos y la vida no se
ha mantenido invariable la línea ideológica hasta perfeccionar los
caracteres de los protagonistas, lo que los creadores querían subrayar
no se ha logrado con veracidad en la descripción de cada personaje.
Si, una vez escogidos los acontecimientos históricos necesarios en
la composición de la obra según la exigencia de la semilla, no logran
describir de manera impresionante la personalidad de los
protagonistas, participantes en ellos, esto está relacionado con el
hecho de que los autores no han comprendido de modo correcto la
correlación entre aquellos sucesos y sus participantes.
En la obra maestra los hechos históricos de significación deben
abordarse obligatoriamente en estrecha vinculación con la vida de los
protagonistas. Esto quiere decir que ellos deben ser una parte
inseparable de esa vida y un factor indispensable para desarrollar la
conciencia ideológica de aquellos.
Para que los acontecimientos históricos formen parte de la
existencia de los personajes es necesario mostrar cómo estos los
comprenden y experimentan, y su lucha práctica por crear una nueva
historia.
327
Si en una obra maestra se toman como argumentos los sucesos
históricos, es porque permiten mostrar la corriente principal del
desarrollo de la revolución y las imágenes típicas de los combatientes
que se desenvuelven en ella. Los personajes no deben describirse
como meros testigos de estos hechos, sino como participantes
directos, que contribuyen activamente a acelerar su desarrollo. Sólo
así es posible hacer que ellos sean influenciados por la vida
revolucionaria y comprendan con profundidad, a través de las propias
experiencias, la esencia y el significado político de esos hechos. Esto
posibilitará mostrar con veracidad las imágenes de los protagonistas
que se forman y se desarrollan como revolucionarios en el proceso de
la comprensión de las nuevas exigencias de la revolución y la lucha
por plasmarlas.
En Hermanos la descripción de los caracteres del protagonista Jun
Hyok y sus hermanos debe acentuar más el proceso de su formación
como revolucionarios en medio de la lucha. En el caso del personaje
principal, por ejemplo, no manifiesta lo suficiente las cualidades
ideológicas y espirituales indispensables para un comandante del
Ejército Revolucionario Popular de Corea. Desde luego, sus
cualidades como comandante se patentizan en cierto grado durante la
Marcha Penosa y otras actividades militares, pero todavía resulta
insuficiente para un revolucionario.
Claro está que después de la batalla en Dadianzi concientiza a los
aldeanos con la representación del drama revolucionario Mar de
sangre y se interesa por el estudio político de los guerrilleros. El quid
del problema no consiste en que no se han mostrado sus actividades
políticas, sino en que no se han descrito como es debido sus
cualidades como revolucionario. Ya que el protagonista es jefe de
regimiento debería presentarse como un comandante más probado en
lo político que cuando era jefe de compañía.
Se refiere al período en que se constituyó la Asociación para la
Restauración de la Patria y sus redes estaban extendiéndose por todo
el país. Entonces se podría mostrar cómo el personaje principal, al
dirigir el estudio de los guerrilleros sobre el Programa de 10 Puntos
328
de la Asociación para la Restauración de la Patria, aplica métodos
idóneos para el nivel de preparación de ellos, mostrándoles el
ejemplo con su conducta práctica. Además, se podría hacer que él
cumpla el importante deber político de explicar entre las
organizaciones revolucionarias del interior del país la Declaración
Inaugural y el Programa de Diez Puntos de dicha Asociación y que
se entreviste con Jun Min y lo estimule a que lleve a cabo allí
actividades clandestinas.
Las cualidades del revolucionario se manifiestan no sólo en la
labor política, sino también en su vida diaria. En las obras artísticas,
sólo si se describen los rasgos ideológicos y espirituales de los
personajes expresados en la existencia cotidiana, junto con la política,
es posible mostrar sus caracteres concretos y vivos. La descripción
resultará auténtica y veraz únicamente cuando se escoja una gran idea
de la vida concreta.
Aun cuando describan los fenómenos que no revelan directamente
las cualidades ideológicas y espirituales del protagonista, los autores
deben encontrar su esencia relacionándolos con los problemas
fundamentales de la revolución y así evidenciar su significado
político. Para ello es de especial importancia tener capacidad de
analizar y sintetizar, razonar y juzgar.
Cuando los guerrilleros preparan con alegría la comida, contentos
por haber conseguido víveres o cazado un jabalí, el comandante Jun
Hyok podría sumergirse en una meditación profunda, pues no puede
menos que pensar en separar una parte de los alimentos para la
Comandancia. En este sentimiento del protagonista que se preocupa
así por la Comandancia ante la reducida cantidad de víveres se
manifestaría con nitidez su conciencia política. Los creadores
descubrirían cuantos episodios semejantes quieran si logran
comprender con profundidad el carácter del protagonista.
En la descripción del personaje principal deben combinarse su
conciencia política y su humanidad, pues así su imagen puede ser tan
verídica e impresionante como la de un ser real. Es decir, hay que
crear su figura de tal manera que se vea en ella un revolucionario, un
329
jefe de regimiento y, al mismo tiempo, O Jun Hyok como un ser
humano.
Es necesario describir a Jun Hyok como uno de los soldados
revolucionarios más fieles al gran Líder. No hay que limitarse a
mostrar sus actividades como jefe de regimiento, sino interpretar con
nitidez su convicción y fervor como comunista infinitamente fiel a la
revolución. Sólo así puede vitalizarse completamente la imagen de O
Jun Hyok como un ser humano. Es él quien sigue hasta el fin a la
Comandancia, con la convicción inmutable de que apoyarla y
defenderla con firmeza y ser fiel al Líder en cualquier lugar y
momento deviene máxima felicidad y honor para el revolucionario.
Solo cuando se cree ese Jun Hyok que se preocupa por la revolución
y la seguridad de la Comandancia, tanto en la unidad y en el hogar
como en los momentos de alegría y de tristeza, puede ser realista la
descripción de su carácter. Lo esencial en la personalidad del
protagonista deben constituirlo la ilimitada lealtad al Líder, el elevado
sentido de responsabilidad ante el deber revolucionario y el fervoroso
afecto hacia los compañeros de armas y el pueblo.
Cuando Jun Min marcha al interior del país para cumplir con las
actividades clandestinas, Jun Hyok, como es su comandante y
hermano mayor, debería preocuparse por su destino y estimularlo a
conservar siempre y en lo más profundo la conciencia y dignidad del
revolucionario.
En cuanto a Jun Min y Jun Ho, también podrían describirse bien
sus caracteres que se desarrollan de manera gradual en el plano
ideológico, a través de la lucha que despliegan siguiendo al
protagonista. Pero en la obra no se muestra de modo coherente su
descripción y mucho menos se concluye con significación.
Desde el principio, Jun Min se presenta como una persona
razonable, que sabe meditar profundamente y le agrada estudiar,
mientras que Jun Ho posee un carácter violento, cuyos impulsos y
acciones se anteponen al razonamiento. Si se describe de forma
adecuada el proceso de afianzamiento de la línea ideológica conforme
a estas cualidades, será factible mostrar con realismo cómo se
330
desarrollan sus caracteres, aun patentizando sus personalidades como
revolucionarios.
Si Jun Hyok realiza mejor sus actividades políticas, también sus
hermanos, guiados por él, se forjarán más en el plano político e
ideológico. Es decir, Jun Min llegará a tener una firme convicción
política en medio de la digna lucha por agrupar a las organizaciones
revolucionarias del interior del país y a manifestar con más nitidez su
carácter prudente y razonable, mientras Jun Ho comenzará a
superarse como revolucionario, dándose cuenta de que su carácter
violento lo ha llevado a incurrir en errores, lo que se debe a su débil
preparación política y a la falta de temple.
En la descripción del revolucionario es importante interpretar bien
sus actividades encaminadas a concientizar en cualquier momento y
lugar a las personas e incorporarlas a la revolución. Esto constituye
un requisito fundamental en este caso.
Los revolucionarios no sólo surgen del pueblo, sino que luchan
confiando en su fuerza y apoyándose en él. Hay que presentar a Jun
Hyok de esta manera. También en el filme él vive entre los soldados
y se compenetra siempre con el pueblo. Es muy aceptable la escena
en que después de la representación de Mar de sangre moviliza a las
masas hacia la lucha por la restauración de la patria. Es natural,
además, el cuadro en que “Madangsoe” y otros jóvenes moradores,
profundamente emocionados, piden que se les aliste en la guerrilla.
Sin embargo, se muestra sólo el incremento cuantitativo de las
filas revolucionarias y no se describe con propiedad el proceso de su
fortalecimiento político e ideológico. Si la revolución le ha dado a
“Madangsoe” un nombre auténtico, Hui Ju, lo lógico sería que él,
una vez renacido, lleve una vida digna. Por lo menos, podría
formarse y forjarse en medio de la lucha hasta llegar a la altura de
jefe de sección. Pero aquí no debe limitarse a mostrar que Hui Ju ha
sido promovido como jefe de sección, pues de esta forma su
descripción casi no tiene valor. Sólo si se delinea adecuadamente
que Hui Ju, convertido en revolucionario, cumple con eficiencia su
deber, es posible convencer a las personas de que, quien quiera que
331
sea, si se decide, puede hacer la revolución y forjarse como
combatiente en el curso de la lucha, así como también ponerlas en
perfecto conocimiento del significado de esta que forja a hombres
comunes como revolucionarios.
Los creadores no deben olvidar que los hermanos guerrilleros son
poseedores de la fidelidad inmaculada y el fervor más ardiente que el
fuego, capaces de luchar en cualquier momento y lugar como
miembros de la guardia personal y dar la vida por la Comandancia,
sobreponiéndose a las dificultades. Como el mundo interno de los
hermanos es puro y noble, no hay necesidad de introducir en la obra
otros personajes que no corresponden al caso. Parece que por tratarse
de una lucha revolucionaria existe una tendencia a interesarse por
presentar personajes de diversos sectores y mostrar su vida en forma
dramática. Su prueba es, precisamente, el caso de Jong Hui. Es un
error que la hayan escogido teniendo en cuenta que sólo con un
personaje de la capa media es fácil articular las narraciones y
desarrollar las escenas dramáticas. Como su elección es totalmente
inadecuada no puede menos que resultar deficiente también su
descripción.
En el filme, Jong Hui, procedente de la capa media, ingresa en la
guerrilla movida sólo por los sentimientos patrióticos, pero no se sabe
con precisión de dónde han emanado estos en realidad y de qué tipo
son. Escuchar unos minutos lo que habla un guerrillero en la
ciudadela le sirve de motivo del ingreso, pero la vida no es tan simple
que, una vez persuadida por algunas palabras, arroje la maleta que
tenía en la mano y vaya a la guerrilla.
A fin de que Jong Hui emprenda el camino de la revolución, hay
que crearle suficientes premisas para establecer el motivo de su
incorporación en la guerrilla, conforme a la lógica de la vida y de su
carácter. Ingresar en la guerrilla es una revolución en su vida, pues
esto implica su renacimiento como una persona que, una vez liberada
del individualismo de pensar sólo en sí misma, va uniendo su destino
al de las masas proletarias. Entonces, ¿cómo es posible considerar
casual esa acción suya? Hay que describirla como un resumen de su
332
vida pasada, como un resultado merecido del desarrollo de su
ideología.
Para crear en este sentido la imagen de Jong Hui se necesitaría
establecer una nueva línea de vida secundaria, lo que exige definir
claramente su objetivo y estudiar bien desde diversos ángulos la
orientación de su descripción. Al menor descuido puede suceder que
esta línea del personaje se amplifique hasta suprimir la principal y
desvíe el interés de la obra, independientemente de la intención
descriptiva. No tiene ningún valor trazar una línea del personaje sin
un fin definido.
Este filme presenta de principio a fin el noble y hermoso mundo
de la vida del protagonista y todos sus familiares que comparten su
destino con la revolución. He aquí una de sus nuevas cualidades. Por
lo tanto, siempre sería conveniente que Jong Hui se presente desde el
principio como una persona con el mismo espíritu revolucionario,
puro e inmaculado que Jun Hyok y sus familiares.
333
manera diversificada y rica cobra una gran importancia para mostrar
con amplitud y profundidad su contenido ideológico.
Si observamos Mar de sangre u otras obras clásicas podemos
conocer con claridad cuál es la vida revolucionaria y cómo describirla
en el arte. Los autores del filme Hermanos deben aprender de ellas
para reflejarla mejor.
También en las novelas se dan ahora muchos casos de que no se
describe profundamente la realidad. Los autores no están en
condiciones de reproducir bien la vida revolucionaria aunque lo
deseen, porque carecen de las experiencias de la lucha revolucionaria
y de los conocimientos de los hechos de la vida real.
Las obras que no reflejan la realidad, resultan menos efectivas que
los libros históricos o editoriales políticos y, aunque lo hagan, si no
explican su significado, no aportan nada a la educación ideológica.
Los creadores deben saber analizar y generalizar la vida desde el
punto de vista revolucionario. Sólo si a través de ella describen el
profundo mundo espiritual de los protagonistas, es posible que el
público comprenda bien la verdad y se conduzca por un camino
correcto.
Si después de haber visto Tiempos duros, hablamos de que
agregaran la escena dedicada a la vida del protagonista en la zona
guerrillera y la desplegaran con propiedad, fue porque había
necesidad de profundizar más en el contenido temático e ideológico
mediante la descripción meticulosa del proceso de su formación y
desarrollo. Además, estaba relacionado con la demanda de las obras
maestras, que es profundizar en el proceso de formación y desarrollo
de la concepción revolucionaria del mundo en las personas.
Ya que cada cual tiene diferente capacidad para analizar y asimilar
diversos fenómenos de la sociedad, lo mismo sucede con el proceso
de su formación como revolucionario. Por distintas vías las personas
llegan a comprender la revolución, decidirse a luchar y adquirir
métodos de combate. Nadie puede convertirse en un momento en
guerrillero y comunista. De ahí que sea necesario describir la vida de
manera rica para mostrar sincera y verídicamente el proceso de
334
formación de la concepción revolucionaria del mundo del personaje
principal.
En este sentido, en las escenas relativas a la zona guerrillera el
filme aborda de cierta forma la vida de Jun Ho, pero a medida que la
cinta avanza se reduce o se acorta la de Jun Min y Jun Sik, razón por
la cual es difícil conocer cómo van desarrollándose sus caracteres.
Los personajes, carentes de realismo, no desempeñan un gran papel
para aclarar el contenido ideológico de la obra.
Al reproducir con propiedad el proceso de combinación del
destino de los familiares del personaje principal con el de la
revolución, los creadores deben imbuir en las personas la fe en que la
revolución es una empresa digna que merece ser acometida pese a las
dificultades y contratiempos. Esta convicción debe reflejarse en la
aspiración y la lucha de quienes consagran todo su ser a la revolución,
así como en su vida revolucionaria y progresiva. No se concibe hablar
en el filme de la revolución al margen de personajes concretos y de la
vida, por lo que sus creadores han de prestar la debida atención al
destino y la existencia de los hermanos.
Si vemos algunas obras, podemos descubrir tendencias a destacar
sólo a los personajes principales, mientras que los secundarios no se
toman en cuenta. Es una verdad irrefutable que sólo si se crean bien
las imágenes de estos últimos puede perfeccionarse la descripción de
aquellos, pero la deficiencia de los autores es que la olvidan de vez en
cuando.
Para desarrollar con amplitud y profundidad el contenido temático
e ideológico de esta película es indispensable enriquecer la vida de
Jun Min y llevar hasta el epílogo a Jun Sik. Si estos dos personajes
desaparecen a medias, no es posible mostrar a plenitud sus
aspiraciones ideológicas a ser fieles hasta el fin a la lucha
revolucionaria, resultando que en esa medida no se asegura la
profundidad ideológica de la obra.
Si su contenido no tiene profundidad ni extensión, esto se debe, en
muchos casos, a que sucede igual en la vida. Para asegurar amplitud
al contenido ideológico del filme y evidenciar los caracteres de los
335
hermanos, es indispensable trazarles una vida diversificada.
Si ellos viven en un mismo lugar, esto restringiría vitalizar sus
personalidades. Tanto desde el punto de vista del proceso de la
enconada y compleja lucha revolucionaria como a la luz de la
característica descriptiva del filme, se necesita mostrar desde diversos
ángulos sus figuras que combaten con lealtad en importantes frentes
de la revolución. Puede establecerse que Jun Min se marche al
interior del país, en sustitución de Jun Hyok, con la misión de realizar
actividades clandestinas y que Jun Sik, como enlace de la
Comandancia, emprenda la expedición hacia el norte de Manchuria
siguiendo al grueso de la guerrilla. Sólo haciendo que ellos sigan
combatiendo es posible patentizar la línea de sus acciones y, uniendo
la de su vida a la principal, desarrollar la narración con amplitud y de
manera diversificada.
Cuando digo que se vitalice la línea de los hermanos menores, esto
no quiere decir que se dediquen muchas escenas a su vida. Después de
mostrar principalmente la imagen de Jun Hyok, si en el epílogo se
reúnen los hermanos y hablan de lo que han hecho, será posible
impresionar a los espectadores y despertar su interés, enseñándoles con
amplitud e integralmente la historia de la Lucha Armada Antijaponesa.
En el filme la vida de los habitantes de la zona guerrillera está
llena de esperanza y convicción, pero no se han reproducido bien los
caracteres de las personas que, luego de experimentar en carne propia
esa vida digna, hacen tesoneros esfuerzos para crear un mundo nuevo,
más próspero.
Es necesario perfeccionar la escena de la discusión sobre la tierra
y el mar en la escuela nocturna de la zona guerrillera. No debe
limitarse a hablar de que en nuestro territorio de tres mil ríes, tan
hermoso como bordado en oro, abundan diversos recursos naturales,
sino enfatizar que para recuperarlo es inevitable que los jóvenes
hagan la revolución desde la posición de protagonistas. Esa escuela
no sólo era escenario para oponerse a la enseñanza de la esclavitud
colonial impuesta por los agresores imperialistas japoneses y hacer
florecer a plenitud la auténtica educación y cultura del pueblo, sino
336
también un centro de superación ideológica, una escuela de la
revolución, donde en los jóvenes se despierta la conciencia clasista,
conciencia de independencia nacional.
Si los protagonistas se dedican al estudio por el estudio, sin
adquirir la idea revolucionaria, esto no aportará nada. El hombre,
únicamente cuando no cesa de superarse de manera revolucionaria
mediante el estudio, puede desempeñar el papel de vanguardia en la
lucha práctica por renovar la vida. Si se describe que Jun Min anda
siempre con un libro bajo el brazo y es ejemplar en el debate en la
escuela nocturna sobre los ríos y montañas de la patria y sus recursos
naturales, será factible subrayar con énfasis y veracidad que él es
poseedor del ardiente patriotismo y convencer de que por eso, si se va
al interior del país para efectuar actividades clandestinas, consagrará
todo su ser a la lucha por la restauración de la patria.
En la vida existen muchos más aspectos ocultos que los conocidos.
De modo particular, se debe saber que la vida revolucionaria alcanzada
a costa de sangre, aunque parezca simple, tiene un profundo contenido
ideológico. Por tanto, hay que describir de manera multilateral e
impresionante las acciones militares, políticas y culturales de las
unidades del Ejército Revolucionario Popular, las actividades del
Cuerpo de Vanguardia Infantil, del Cuerpo de Jóvenes Voluntarios y de
la Guardia Roja, la labor de ayuda a la guerrilla y la vida en los hogares,
y demostrar que todas ellas cobran una gran importancia.
Los creadores saben describir en detalle los fenómenos de la
realidad, pero no logran hacerlo con el mundo interior de los
personajes que la experimentan y los cambios que se producen en su
pensamiento. Les compete prestar una esmerada atención a reproducir
verídicamente por medio de diversos aspectos de la vida, las ideas de
las personas, sus ricos sentimientos y sensibilidades sicológicas.
En la descripción de la zona guerrillera es importante presentar
con veracidad cómo se desarrolla una nueva vida y se forman los
hombres de nuevo tipo. Los habitantes de la zona guerrillera por
primera vez llegaron a vivir, trabajar y estudiar libremente,
emancipados de la explotación y opresión. Al hacerse protagonistas
337
del mundo nuevo, se levantaron como un solo hombre en la lucha
heroica para defender el sistema, el poder y la vida del pueblo.
Describir con propiedad esta vivencia del período de la Lucha
Armada Antijaponesa es lo único que posibilita crear un modelo ideal
para preparar a las personas de modo que en el futuro, en el caso del
estallido de una guerra, participen activamente tanto en el combate
como en la producción igual que los habitantes de la zona guerrillera.
Sin embargo, en el filme las escenas que reflejan las animadas
actividades del Cuerpo de Vanguardia Infantil y las militares y
productivas de la Guardia Roja y del Cuerpo de Jóvenes Voluntarios
están demasiado fragmentadas y se suceden muy rápido, razón por la
cual los sentimientos no se despliegan con vigor. Es necesario que
toda su vida, libre y dichosa, se ponga en pleno florecimiento.
También en la escena de la cosecha de la cebada, no deben
limitarse sólo a la simple muestra de la labor, sino reproducir la
alegría incontenible que las personas, ya dueñas de su destino, sienten
en el trabajo creativo.
En esta escena también el camarógrafo debe adaptarse a los
sentimientos de los personajes. Por lo general debe unirse a la alegría
o al grito de indignación de estos. Cuando reproduce la vida
revolucionaria del pueblo, él no puede ocultar sus sentimientos y
emociones, ni debe hacerlo.
Los artistas revolucionarios han de ser fieles combatientes que
representen las ideas, sentimientos y aspiraciones del pueblo y luchen
en cuerpo y alma, por los intereses de este.
338
Al escoger la vida en la zona guerrillera como escenario para
mostrar el período en que se inicia la formación y desarrollo del
protagonista, el filme tuvo que componerse de tres partes, y en el caso
de las obras en serie como él es preciso lograr una estructura
apropiada. De modo particular, cuando una obra refleje la vida
comprendida en un largo período de tiempo teniendo como trama
sucesos históricos, hay que resolver con acierto la concordancia entre
la época histórica y la composición de la obra.
En el caso de las obras con argumentos históricos y compuestas
por varias partes, estas no deben limitarse mecánicamente a los
períodos históricos. Es preciso armonizar el momento y la esfera de la
vida social, de modo que se describa a fondo una determinada parte
del desarrollo de la revolución y, al mismo tiempo, se muestre en
forma satisfactoria el proceso de formación del protagonista.
Como el filme en cuestión está compuesto por tres partes, la
primera debería abordar la vida del protagonista Jun Hyok en la zona
guerrillera hasta su ingreso en la guerrilla, la segunda, la comprendida
en el período en que él es promovido a jefe de sección y cumple la
tarea de preparar 600 uniformes, y la tercera, la de la etapa anterior y
posterior a la Marcha Penosa, cuando él llega a mandar un regimiento.
En este caso puede extenderse excesivamente el contenido de la
segunda y tercera partes, pero si cada una se divide en dos series, se
resolvería este problema, sin dejar consecuencias negativas.
Tal composición de la cinta permite desarrollar el argumento
siguiendo la lucha y vida de la figura original a la vez que se delimite
cada parte teniendo como base la etapa de formación de la
concepción revolucionaria del mundo en el protagonista. Además,
dentro de la estructura de la obra cada parte puede constituir una
integración orgánica y tener a la vez una significación independiente.
Entonces será posible profundizar de modo invariable y dentro de una
vida de ricos matices el desarrollo del carácter del protagonista y, al
mismo tiempo, evidenciar de modo más amplio y patente la idea
abordada en la obra.
Cada parte del filme seriado debe definir con claridad la división
339
histórica del avance de la revolución y mostrar de modo nítido la
formación y evolución de las personas en la medida que aquella se
desarrolla.
Si ustedes desean pulir las imágenes fílmicas, tienen que
establecer con acierto el curso del argumento correspondiente al
sistema de composición de una creación de gran envergadura.
En una obra como esta el desarrollo del drama debe seguir su
curso teniendo como principal objetivo mostrar el mundo espiritual
de los protagonistas que se va ampliando y profundizando de forma
gradual. Si con el pretexto de que el curso del drama no influye de
modo directo sobre la caracterización del personaje se presta atención
sólo a acentuar los matices emotivos de la obra, es fácil caer en el
formalismo. El lirismo de esta no puede formarse al margen de los
sentimientos de los personajes ni ser algo fuera del mundo
sentimental de estos. Por eso, para determinar una apropiada forma de
despliegue de las acciones en el filme es preciso armonizar el decurso
de la vida con el de los sentimientos concretos de los personajes.
Desde este punto de vista hay escenas que deben ser mejoradas
incluyendo la de la muerte de Sun Ae.
Ella cae cuando se empeñaba en preparar 600 uniformes y esto
constituye una dura pérdida, una gran tristeza para Jun Hyok. Lo
conmueve fuertemente la muerte de su esposa y, al mismo tiempo,
compañera de armas, pero él no debe en absoluto desanimarse ante
desgracia tan inesperada, pues está obligado a sobreponerse a
mayores pérdidas y tristezas con la férrea voluntad de quien hace la
revolución.
Aquí es necesario que el golpe emocional que recibe Jun Hyok
produzca una repercusión más fuerte. Para lograr esto ha de mostrarse
una escena en que él, en la zona guerrillera, le reitera que los dos
deben pelear con voluntad indoblegable en aras de la revolución. Solo
cuando la obra se fundamente sobre esta premisa de la vida, producirá
con un impacto mayor el noble mundo espiritual de Jun Hyok quien
aun ante la muerte de Sun Ae sabe enfrentar esa irremediable tristeza,
sin exteriorizarla, y se muestra preocupado por los heridos. Así pues,
340
el curso de la película debe concretarse de tal forma que haga sentir
fuerte y vividamente el proceso del surgimiento, desarrollo y triunfo
de lo nuevo y seguir, en todos los casos, la trayectoria de la vida y la
formación de los caracteres de los personajes.
En una gran obra se debe enfocar principalmente el avance de la
vida revolucionaria.
La revolución es una lucha clasista irreconciliable entre las nuevas
fuerzas progresistas y las caducas y conservadoras. En una gran
producción que refleje este enfrentamiento es inevitable que la
hostilidad revista un carácter agudo y violento.
En este filme la lucha por salvaguardar la Comandancia, siendo
una batalla decisiva para garantizar el destino de la revolución de
Corea y de su pueblo, constituye el melodrama más importante. El
curso de las cintas de este género jamás puede ser apacible o lento.
Por supuesto, no debe ocurrir que bajo el pretexto de imprimir al
desarrollo de una obra revolucionaria un carácter tenso y vigoroso se
apresure sin motivo alguno el desenlace de los acontecimientos y se
agudicen sin razón los sucesos dramáticos.
“Cambios bruscos” pueden tener lugar con frecuencia en
circunstancias en que el drama esté en su clímax. Cuando una
situación cambie de pronto para otra en que una contracción temporal
parezca dominante, el curso naturalmente no puede ser menos que
tenso y por lo general los directores se empeñan en alargar estas
escenas para crear mayor expectativa. Pero proceder así, sin
moderación, no tendrá otra consecuencia que menospreciar la lógica
de la vida y, más adelante, afectar la inspiración artística. Los
creadores deben saber abordar los acontecimientos en los momentos
oportunos, en correspondencia con la situación, calculando bien las
motivaciones del drama.
En la segunda parte ocupan un relativamente largo espacio de
tiempo las escenas en que el regimiento de Jun Hyok, camuflado
como Comandancia, combate para atraer las unidades “punitivas” del
enemigo, pero en esto no hay nada excesivo tanto durante el
desarrollo general de la cinta como en el marco de escenas. En estas
341
la gruesa capa de nieve que llega hasta la cintura constituye un serio
obstáculo para ambos contrincantes. No obstante, el regimiento
guerrillero, aprovechando el riguroso frío y la nieve, acosa al
enemigo poniéndolo en un estado desesperante. Mientras más se
prolonga esta situación tanto más tranquilo se siente el público
porque significa que la Comandancia se encuentra segura. El tiempo
que exigen imperiosamente el protagonista y el público hay que
alargarlo. En estas circunstancias cada segundo es precioso.
Pero no conviene en este caso extender el cuadro en que Jun Ho es
sometido a una operación médica. Tanto desde el punto de vista de la
película en su conjunto como de la circunstancia en que se produce,
esta escena no da la impresión de veracidad porque la acción
transcurre con excesiva lentitud. ¿Cómo el público puede creer que
Jun Ho, gravemente herido, sobrevivirá bajo una atención tan lenta? y
¿quién estará de acuerdo con que se trate de alcanzar efectos
innecesarios mientras el público está ansioso al ver que peligra la vida
del protagonista? En momentos apremiantes como ese es decisiva la
brevedad en la presentación.
Es una tendencia errónea que con el pretexto de expresar el
desarrollo de una acción conmovedora se muestren de forma sucesiva
acontecimientos estremecedores y los lleven adelante en forma
ansiosa. En la obra hay muchas escenas con batallas, pero no es
necesaria esta reiteración porque no se corresponde con el nivel de
una obra maestra ni con el sentimiento de nuestro pueblo.
Para describir de modo vívido y natural el desarrollo de la
conciencia de las personas es insuficiente mostrar sólo los motivos de
la transformación de los sentimientos y la sicología. La sicología del
ser humano se revela sólo por medio de mostrar la propia vida. No
puede existir el curso de la pura conciencia ni cambian por sí mismos
los sentimientos y la sicología. Como el desarrollo de la conciencia
refleja el mismo proceso de la vida, el de la conciencia revolucionaria
del protagonista depende del avance de la lucha revolucionaria. Por
eso, en una gran obra es importante mostrar este proceso de la
revolución junto con el del mundo interior de los personajes, sobre
342
todo con el de su concepción del mundo. También en este filme se
debe prestar una profunda atención a la formación de la concepción
revolucionaria del mundo de los protagonistas a la vez que se
armonicen las batallas y la vida y se combinen de modo apropiado las
existencias en la guerrilla y la familia.
Las escenas de las batallas no deben eliminarse todas
indistintamente. Como una gran obra tiene que mostrar a las personas
las experiencias y métodos de la lucha revolucionaria es necesario
que se describa bien una o dos veces una emboscada y un asalto por
sorpresa. El problema está en que no se logra mostrar realmente una
batalla como parte de la vida. Si en la descripción de un combate se
presenta cómo en este se forman los verdaderos valores humanos y se
crea toda una historia en perspectiva, el mismo hecho constituirá una
acción conmovedora.
No deben eliminar a la ligera, de la última parte del filme, la
escena de la batalla de liberación de la ciudadela. En ella los volantes
distribuidos por los guerrilleros, a diferencia de los de “advertencia”
arrojados con anterioridad por los imperialistas japoneses, acentúan
que la Comandancia de la revolución se mantiene firme, que crece la
fe del pueblo en la victoria y que los únicos que están atemorizados
son los imperialistas japoneses.
En el arte, el complicado desarrollo de la vida debe sintetizarse y
unificarse en un conciso curso de la representación.
La lógica de la vida modera la representación y el curso de esta
hace natural y convincente esa lógica. Si con la pretensión de
describir la vida se tocan dispersamente sus facetas, resultará difícil
presentarlas como es debido e imprimir una sucesión vigorosa a
sentimiento alguno.
Para mantener por un cauce correcto la filmación de la película es
preciso que la edición sea adecuada y se realice con habilidad la labor
de montaje. Es tarea del guionista revelar con exactitud los
sentimientos conforme a la vida de los protagonistas, pero quien
establece efectivamente el orden cronológico de la película es el
director y a él le corresponde perfeccionarlo.
343
Resulta innecesariamente extensa la conversación que Jun Min,
enviado a un trabajo clandestino, sostiene con los guerrilleros recién
incorporados, mientras que la escena en que Tu Sam fotografía a Jun
Ho produce una impresión de dispersidad porque se muestra varias
veces, en distintas posiciones, si bien es suficiente presentarla una
sola vez. Cuanto mejor se arreglen estas escenas innecesarias y
defectuosas tanto más verídico y llano, así como conciso y claro,
resultará el filme.
Para perfeccionar la película, un arte combinado, es importante
saber utilizar la música. Esta desempeña un gran papel en el
desarrollo del argumento, la presentación sublime del mundo
ideológico-sentimental de los personajes y la creación del ambiente
para el desdoblamiento de los sentimientos.
Al introducir la música se debe prestar una profunda atención,
sobre todo, a cómo hacerlo con la temática.
En esta película el tema musical es Seremos invariablemente fieles
al General que cantan los cinco hermanos bajo un sol matutino, en el
momento de la separación, y él debe resultar apropiado tanto al tema
de la obra como a la aspiración ideológica de los personajes
principales. Solo entonces puede desempeñar como es debido el papel
de música temática que muestre de modo específico la idea central
del filme y el estado espiritual y sentimental del héroe.
Para destacar el tema musical en un filme no se debe limitar a
dejarlo oir sólo en una escena sino que hay que hacerlo escuchar en
todos aquellos momentos necesarios, bajo diversas formas y de modo
significativo.
A la vez que destacar el tema musical es preciso asegurar la
diversidad y armonía de la representación musical en su conjunto. En
la presente película se entonan más de 10 canciones, unas ejecutadas
en diversas formas tales como solo y coro, y otras por los propios
personajes y por el pangchang. Aunque las canciones se presenten de
diferentes maneras como en esta obra deben corresponder a las
escenas de forma armoniosa.
Aquella melodía que no se aviene al contenido y la situación de la
344
escena no contribuye a elevar el valor ideológico y artístico del filme.
Para que armonice con la escena es preciso que desde que se escriba
el guión se ofrezcan motivos apropiados para que se escuche en
forma natural, siguiendo el desarrollo del argumento.
No sólo en el contenido sino también en la forma y el método de
su empleo la música debe corresponder al desarrollo del drama y la
vida.
El asunto de escoger un solo o un coro no debe ser analizado
simplemente desde el punto de vista formal. El asunto de qué canción
emplear y en qué forma presentarla, depende de la característica del
contenido ideológico y emotivo de la pieza y de la exigencia del
cuadro. Cuando se haga necesario introducir una canción en una
escena, la manera de cómo hacerlo se debe decidir sobre la base de la
profunda comprensión del contenido ideológico de ella y de su matiz
emotivo y de la suficiente consideración de si corresponde o no a la
idea y aspecto lírico de la escena.
En el caso de la película Hermanos es necesario introducir de
modo apropiado, de acuerdo con el contenido y estilo de la escena,
aquellas canciones revolucionarias que reflejan los acontecimientos
históricos y la vida del período de la Lucha Armada Antijaponesa y
que entonces fueron muy difundidas entre los guerrilleros y el
pueblo.
Por ejemplo, en la escena del acto de conmemoración de los
guerrilleros del Primero de Mayo sería mejor introducir la canción
Primero de Mayo que emplear otra nueva. Como esta pieza, además
de que posee buena letra y melodía, se corresponde con el contenido
y ambiente de la escena, es posible obtener un excelente efecto
musical si se emplea después de hacerle los arreglos adecuados.
La pieza incorporada en la última escena es inadecuada y desde
todos los puntos de vista resultaría apropiado utilizar El canto de la
revolución. Como quiera que corresponda a la idea temática del filme,
al contenido y situación de la última escena, puede ser fiel portavoz
de la convicción revolucionaria y aspiración del protagonista. De
modo especial, por la profundidad de su contenido ideológico y
345
marcialidad expresiva está a la altura ideológica y artística de una
obra maestra.
En las cintas se plantea como un asunto importante qué música o
canción emplear para una determinada escena y cómo hacerlo, pero
no es menos significativo cómo cantarla o interpretarla. Una misma
melodía produce distintas emociones según la forma en que se canta,
razón por la cual si no se interpreta en correspondencia con la escena,
no se puede mostrar toda su sensibilidad y, además, perjudica el
contenido de la película.
Cantan las guerrilleras es una de las mejores melodías nuevas. La
pieza, apropiada para coro, armoniza el elemento revolucionario y el
lírico y tiene tonos suaves, pero no se interpreta así. Como ella
expresa el ardiente sentimiento de adoración y amor de las
guerrilleras hacia el resplandeciente porvenir de su hermosa patria,
debe entonarse con suavidad y emotividad. Además, sería bueno que
la canten, por ejemplo, en momentos en que, orgullosas por hacer la
revolución, recogen plantas comestibles en el bosque en un ambiente
de alegría.
Una canción debe componerse bien, pero también interpretarse en
forma apropiada. Por muy buena que sea, no puede mostrar toda su
calidad ideológica y artística si se canta mal. Por eso, al revisar la
interpretación musical en su conjunto se debe mantener el nivel de la
tonalidad de cada pieza y, al mismo tiempo, presentarla en corres-
pondencia con la situación de la escena.
En la película también es importante concluir exitosamente la
última escena. Es el fin del acontecimiento, se completa la actuación
de los personajes y se extrae la conclusión de la idea de la obra, razón
por la cual ocupa un lugar relevante en la realización del filme.
Desde el punto de vista de la estructura la tercera parte debe ser el
balance de las dos anteriores y su última escena la finalización de la
misma y, al mismo tiempo, la conclusión de las tres partes.
Es buena la intención de introducir la narración en la última
escena de la tercera parte teniendo en cuenta la posición que ocupa
esta en la obra. Hay que pensar con seriedad en la forma que debe
346
tener esa narración. Si se incorpora a la parte inicial o intermedia,
podría tener una forma descriptiva, que explique el momento, lugar y
proceso del acontecimiento, o utilizarse como la forma que señale o
insinúe el mismo contenido dramático del acontecimiento. Pero, en el
caso de la que se hace en la última escena, sería aconsejable que
tenga el efecto exhortativo de un argumento político a la vez que
hable del camino que han recorrido y van a seguir los cinco hermanos
guerrilleros, de manera que produzca un efecto más fuerte, claro y
resonante.
Esto ha de ser en forma tal que inspire la convicción de que
aunque ha terminado el acontecimiento la lucha continúa, que los
personajes siguen evolucionando si bien se ha concluido su
descripción y que pese a ser expresada la idea del drama la verdad
seguirá brillando junto con la historia. La última escena de esta
película tiene que subrayar con fuerza que la Marcha Penosa se llevó
a cabo victoriosamente, que se mantiene firme la Comandancia,
cerebro y corazón de la revolución, y que esta sigue avanzando.
Es preciso perfeccionar la película Hermanos como una obra
maestra de alto valor ideológico y artístico que corresponda a la
exigencia de la época y la aspiración del pueblo. Ella tiene que
mostrar mediante cuadros vivos la brillante trayectoria de la gloriosa
Lucha Armada Antijaponesa y, al mismo tiempo, generalizar de
modo profundo y extenso el desarrollo de la revolución coreana por
medio de la presentación típica de los comunistas formados en el
fragor de la lucha. De manera que la obra desempeñe un papel
relevante no sólo para mostrar al público el vivo ejemplo del
revolucionario sino también para dilucidar la legitimidad del avance
de la revolución y señalar las experiencias y métodos de la lucha
revolucionaria.
Ustedes deben utilizar la producción del filme Hermanos para
pertrechar más firmemente con la ideología única del Partido y llevar
a una escala superior su preparación en el plano político. Aprenderán
de las imperecederas hazañas revolucionarias, inapreciables
experiencias de lucha, los métodos de trabajo revolucionarios y el
347
estilo de labor popular, todos realizados, acumulados o creados en el
período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, así como harán
suyo el noble espíritu revolucionario y comunista manifestado por los
guerrilleros antijaponeses. Y al mismo tiempo, se forjarán en lo
ideológico y cultivarán una inflexible voluntad revolucionaria en la
práctica creativa.
Además, escalarán un peldaño más alto también en lo artístico.
Todos deben aprovechar la presente oportunidad para obtener
experiencias en la creación de obras maestras.
Estoy seguro de que ustedes, al convertir esta película en una obra
maestra revolucionaria por su elevado valor ideológico y artístico,
corresponderán sin falta a la expectativa de nuestro Partido y pueblo.
348
PREPAREMOS LA PROVINCIA
DE RYANGGANG COMO SÓLIDA BASE
DE EDUCACIÓN EN LAS TRADICIONES
REVOLUCIONARIAS
349
Se trata de una tarea de enorme significación para preservar las
grandes proezas realizadas por el Líder durante el período de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa y hacerlas brillar eternamente, y formar
en las tradiciones de nuestro Partido a sus militantes y a los demás
trabajadores.
Como fue desenmascarado y criticado en el XV Pleno del IV
Período del Comité Central del Partido, esos revisionistas recurrieron
a toda clase de maniobras para eliminar las tradiciones
revolucionarias de nuestro Partido. Los perversos que se ocupaban de
la labor ideológica en él, obstaculizaron la educación en esas
tradiciones con el argumento de que como ella entraba en la categoría
de la educación comunista, con esta era suficiente, y que no había
necesidad de impartir separadamente la educación en las tradiciones
revolucionarias, que las reminiscencias de los ex guerrilleros
antijaponeses ya eran “caducas”, que no se correspondían con la
realidad de hoy, y que bastaba con leerlas una vez como si fueran
novelas.
Las tradiciones de nuestro Partido son valiosas raíces históricas
que dieron inicio a la era de la revolución coreana y sirven de fuente
de las fuerzas invencibles que garantizan de modo firme el triunfo de
la causa revolucionaria. Con tal que se intensifique la formación en
ellas, los militantes del Partido y demás trabajadores, con fe en la
victoria y valentía, pueden sobreponerse a todos los obstáculos y
dificultades con que tropiecen en el proceso revolucionario y
constructivo y continuar la revolución hasta el fin.
Bajo el mando del Líder, los combatientes revolucionarios
antijaponeses se alzaron valerosamente, arma en mano, a la sagrada
lucha por la liberación de la patria y la alcanzaron peleando sin
doblegarse, a despecho de las duras condiciones en las que persistía
un frío cortante, de 40 grados bajo cero, y alimentándose de cortezas
de árboles y de raíces de hierbas a causa de la cruel escasez de
provisiones. Ellos pudieron vencer a los imperialistas japoneses,
sobreponiéndose a dificultades y pruebas inauditas en la historia,
porque pelearon con el inflexible espíritu revolucionario de derrotar
350
al enemigo y obtener la independencia del país y la liberación del
pueblo, aunque para ello fuera necesario arriesgar mil veces la vida.
Ese alto espíritu que poseyeron, sus proezas revolucionarias y
experiencias de lucha constituyen inapreciable caudal del que nuestro
pueblo debe aprender y llevar adelante eternamente. Gracias a la
existencia de las tradiciones que nacieron en el período de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, nuestro pueblo peleó
indoblegablemente en la severa Guerra de Liberación de la Patria y
derrotó al imperialismo norteamericano que se jactaba de su
“supremacía” en el mundo, y pudo defender el honor de la patria y los
logros de nuestra revolución, y si bien todo estaba reducido a cenizas,
a nada, supo esforzarse con fe en la victoria e imprimirle el gran
ascenso Chollima a la construcción socialista.
La intensificación de la educación en las tradiciones
revolucionarias se presenta como un problema muy apremiante,
teniendo en cuenta el deber de nuestra revolución y desde el punto de
vista de la situación creada en nuestro país.
La marcha de nuestra revolución, iniciada en el monte Paektu,
todavía no ha llegado a su fin. En la difícil situación de
enfrentamiento directo a los imperialistas yanquis nos vemos
obligados a edificar el socialismo y reunificar la patria desbaratando
sus maniobras y las de sus lacayos encaminadas a perpetuar la
división.
La actual situación en nuestro país es muy tensa. Con motivo del
incidente del barco “Pueblo” los imperialistas yanquis han
introducido en el Sur de Corea colosales fuerzas y están armando
alborotos guerreristas, amenazándonos con “represalias”. Por otra
parte, los revisionistas, atemorizados ante el chantaje de los
imperialistas yanquis con la guerra, han adoptado la cobarde actitud
de aconsejarnos que nos conciliemos con esos imperialistas. Por más
que los enemigos nos amenacen y chantajeen, y digan lo que digan
otros, no podemos abandonar en absoluto los principios
revolucionarios.
Ante las arrogantes y groseras provocaciones de los imperialistas
351
yanquis, el gran Líder declaró con seriedad que les responderemos
con represalias a sus “represalias” y con guerra total a su “guerra
total”. Nuestra tarea es prepararnos de modo sólido en el plano
político-ideológico, para hacerle frente en cualquier momento y
victoriosamente a la agresión enemiga.
Cuanto más difíciles se hagan las tareas revolucionarias y más
severa se torne la situación, tanto más debemos profundizar en la
educación en las tradiciones revolucionarias, de modo que todos los
miembros del Partido y los demás trabajadores, dotados con el
espíritu del Paektu y sin vacilar ante ninguna dificultad ni pruebas,
luchen resueltamente por el triunfo final de la revolución.
En esa formación en las tradiciones revolucionarias de nuestro
Partido, la provincia de Ryanggang ocupa un lugar muy importante.
Entre todas las provincias aquí es donde hay más campos de
combate y otros sitios históricos del período de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa. El monte Paektu, el río Amnok y otras
montañas y ríos de la provincia guardan ensangrentadas huellas de la
ardua Lucha Revolucionaria Antijaponesa que el Líder desplegó a lo
largo de más de 20 años desde que emprendiera el camino de la
revolución; cada árbol, cada hierba está impregnada del noble
propósito de los mártires de esta gesta. La provincia de Ryanggang es
en realidad un lugar sagrado de la revolución, de profunda
significación, un gran museo natural de la revolución que exhibe viva
e íntegramente la gran historia de la gloriosa Lucha Revolucionaria
Antijaponesa.
Preparar merecidamente a Ryanggang como antiguo lugar de
combate revolucionario y formar a los militantes del Partido y demás
trabajadores en nuestras brillantes tradiciones revolucionarias
constituye el primer deber del comité del Partido en esta provincia.
Hasta la fecha este comité no ha cumplido bien la tarea de
acondicionar los antiguos campos de batalla y demás lugares
históricos de significación revolucionaria. Una parte de sus
funcionarios, por no estar plenamente identificados con el sistema de
ideología única del Partido, siguieron obedientes a los revisionistas
352
antipartido sin percatarse de sus astutas maniobras dirigidas a
obstaculizar en diversas formas la preparación de esos lugares de
combate. El comité del Partido en la provincia sacará serias lecciones
del hecho de no haber cumplido debidamente la tarea de defender y
conservar las tradiciones revolucionarias de nuestro Partido y tendrá
que dedicar mucha energía a esas obras.
La cuestión más importante en el acondicionamiento de los
campos de combate y otros lugares históricos y revolucionarios, es
asegurar la pureza de las tradiciones que estableció el Líder.
Realizar esas obras, ateniéndose principalmente a los datos
relacionados con sus actividades revolucionarias, constituye el
principio fundamental de este proyecto.
Únicamente las tradiciones de la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa, creadas por el gran Líder, son las que debe heredar
nuestro Partido. En la historia del movimiento revolucionario de
nuestro país, sólo esta contienda logró triunfar, venciendo hasta el fin
arduas pruebas.
En el pasado, individuos malintencionados, arguyendo que se ha
de extender de arriba abajo y de derecha a izquierda la esfera de las
tradiciones revolucionarias, trataron de incluir en las de nuestro
Partido toda clase de amalgamas. Uno de ellos, que ocupaba un
puesto responsable en el Comité Central del Partido, abusando de su
jerarquía, procedió tan ridículamente, que hizo que se acondicionara
su casa natal y se incluyera en la lista de lugares de interés para
exponerla ante los visitantes de los antiguos campos de combate
revolucionarios. Fue un acto antipartido que denigró y enturbió
nuestras tradiciones revolucionarias.
Los funcionarios de Ryanggang deben tener presente que esas
obras de acondicionamiento son precisamente labores para defender y
hacer lucir las imperecederas proezas revolucionarias del gran Líder,
por lo que observarán rigurosamente el principio que el Partido
estableció al respecto, de modo que no se infiltre ningún elemento
espurio en nuestras gloriosas tradiciones.
Hay que llevar a buen término las obras de acondicionamiento del
353
campo de batalla revolucionaria de Pochonbo.
Esa fue una operación histórica, de especial significación en la
Lucha Revolucionaria Antijaponesa. Burlando la tupida red de
vigilancia de los imperialistas japoneses, el Líder avanzó hasta
Pochonbo, entonces una de las más importantes bases de los enemigos,
y la aniquiló asestando a los agresores un duro golpe político-militar e
insuflando en nuestra nación, sumergida en la desesperación,
esperanzas de renacimiento y ánimo. La batalla de Pochonbo fue
ampliamente difundida en el mundo a través de periódicos, agencias de
noticias y la radio de la Unión Soviética y otros países, sobre todo, de
China y Japón. Una publicación de un país la apreció altamente
calificándola de acontecimiento histórico de especial significación en el
movimiento de liberación nacional en el Oriente colonial.
Ya han transcurrido 30 años de esa batalla. Fue muy plausible que
el año pasado, con motivo de su 30 aniversario, se levantara el
Monumento a la Victoria de la Batalla de Pochonbo.
Es una obra magnífica, que expresa el ardiente sentimiento de
respeto de nuestro pueblo hacia el Líder y sus unánimes y mejores
votos hacia él. El monumento encierra un contenido muy rico y
profundo. Muestra vivamente imágenes de guerrilleros antijaponeses
y habitantes patriotas, quienes teniendo al frente a su Líder, genial
comandante con voluntad de acero, avanzan enarbolando la bandera
roja de la restauración de la patria.
Teniendo en cuenta la enorme importancia de esa batalla, todavía
deja mucho que desear el acondicionamiento del campo donde se
desarrolló. Al visitar recientemente a Pochonbo pregunté a los
combatientes revolucionarios antijaponeses que habían participado en
esa operación, qué impresión tenían después de recorrer el lugar, y
respondieron unánimemente que las obras les parecían pobres en
comparación con la dimensión de la batalla.
El acondicionamiento del lugar de la batalla revolucionaria de
Pochonbo debe acometerse de modo diligente, con las dimensiones y
contenidos apropiados al hecho y a su significado histórico. En
Pochonbo está la trayectoria de avance del Ejército Revolucionario
354
Popular de Corea, que comprende desde el embalse Kusi hasta el río
Karim, pasando por la loma Konjang, y se conservan muchos otros
sitios y objetos históricos, como el lugar donde el Líder dirigió la
operación y testimonios de choques durante el asalto a Pochonbo que
muestran el destacado arte de mando del Líder.
Mientras se efectúen estas obras, habrá que prestar una atención
especial a la conservación de esos lugares y objetos en su estado
original.
En varias ocasiones el Líder ha reiterado la necesidad de conservar
así el lugar de la batalla de Pochonbo. Organismos del imperialismo
japonés, entre otros la estación de policía, el ayuntamiento cantonal,
la oficina de bomberos, la de conservación forestal y el correo son
pruebas históricas que muestran el desarrollo real de la batalla de
Pochonbo. Hay que preservar los huecos dejados por las balas en las
paredes de la estación policíaca, el fortín de troncos, los instrumentos
de tortura encontrados en la celda y otras cosas por el estilo, para que
se muestren a los integrantes de las jóvenes generaciones. También el
mismo pueblo de Pochonbo debe recuperar su aspecto original para
dar la impresión de aquel tiempo, y no ocurra que por ejecutarse el
proyecto de urbanización de esa capital distrital se levanten sin
consideración altos edificios en el área del campo de batalla.
Es importante explicar bien sobre los lugares de combate
revolucionarios de Pochonbo. Vemos que ahora esas explicaciones se
limitan a presentar principalmente las reliquias y el desarrollo de la
operación, pero hay que mencionar también la destacada habilidad
estratégica y método de combate del Líder. La batalla de Pochonbo es
una operación representativa que muestra sin reserva su hábil método
de combate guerrillero y su arte de mando.
Los extranjeros que visitan el lugar, cuando ven que el puesto de
mando de la comandancia, a la orilla del río Karim, se encuentra tan
sólo a unos 100 metros de distancia de la estación policíaca del
imperialismo japonés, expresan su gran admiración porque, dicen, en
la historia de las guerras no ha habido otro ejemplo de comandante en
jefe que dirigiera una batalla desde un punto tan próximo a la
355
posición enemiga. Este solo hecho nos hace ver bien cuán
extraordinarios son la audacia y el arte de mando que posee el Líder.
Cuando se explique sobre la batalla de Pochonbo, hay que hablar
sin falta de los combates en el monte Kusi y la cota Jiansanfeng,
porque fueron continuación de esa batalla. Solo cuando estos
combates se expliquen en su relación, los visitantes podrán
comprender mejor la significación político-militar de la batalla y la
originalidad del método de combate guerrillero del Líder.
Deben preparar a Samjiyon como un gran foro de la educación en
las tradiciones revolucionarias.
Samjiyon tiene un significado profundo porque el Líder, mientras
se dirigía hacia la zona de Musan al frente del grueso del Ejército
Revolucionario Popular de Corea, hizo allí un alto y en esa ocasión
alentó a los guerrilleros con la fe en la victoria.
En 1963, al visitar el sitio, él recordó con profunda emoción aquel
hecho del período de la Lucha Armada Antijaponesa y cómo había
disfrutado del descanso bebiendo agua cristalina del lago Samji. En
esa región hay muchas reliquias impregnadas de brillantes huellas de
la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, sobre todo, la “carretera de
observación Kapsan-Musan”, por donde el grueso del Ejército
Revolucionario Popular de Corea avanzó en pleno día más de 40
kilómetros con la “táctica de cubrir mil ríes en una jornada”.
En Samjiyon se debe levantar también un gran monumento para
transmitir eternamente las proezas revolucionarias que realizó el
Líder en las operaciones llevadas a cabo en el interior del país.
Samjiyon no sólo constituye un sitio sagrado de la revolución, de
profundo significado histórico, sino también es uno de los lugares
más bellos de nuestro país. Ya desde aquellos difíciles días de la
Lucha Armada Antijaponesa, el Líder había planteado con ardor que
cuando triunfara la revolución se debía construir en ese hermoso
lugar un centro de descanso para los trabajadores. Los guerrilleros
antijaponeses imaginaron la felicidad que disfrutaría el pueblo en la
patria liberada, y alentados por esta esperanza pelearon con valor
redoblado. Tenemos que preparar cuanto antes a Samjiyon como un
356
lindo centro de reposo para los trabajadores, haciendo realidad el
deseo que el Líder abrigara en el período de la Lucha Armada
Antijaponesa y el ideal que los combatientes revolucionarios
antijaponeses veían en él.
Hay que prestar atención también al acondicionamiento de los
lugares históricos y revolucionarios que existen en los distritos
Huchang y Sinpha.
Phophyong es tierra gloriosa donde se levantó la primera aurora de
la restauración de la patria. Cuando tenía sólo la tierna edad de 13
años, el Líder cruzó el río Amnok por el embarcadero de Phophyong
para emprender el camino de la revolución con un gran propósito
patriótico, con la decisión de no retornar hasta que no alcanzara la
independencia de Corea.
En el lugar histórico de Phophyong debemos levantar con toda
atención una gran estatua del Líder. En la historia no aparece otro
dirigente de la revolución de la altura de nuestro Líder, quien a una
edad tan joven se lanzó a la lucha con un alto objetivo patriótico. El
mencionado proyecto es para recordar eternamente el día histórico en
que él trajo la aurora de la emancipación para nuestra nación
esclavizada. La estatua que está allí es demasiado pequeña. Es preciso
colocar otra de mayor magnitud de modo que exprese a plenitud la
grandeza del Líder de cuando hacía el firme juramento de no retornar
hasta que no independizara Corea.
En el distrito Huchang, junto con las reliquias de las actividades
revolucionarias que el Líder desplegara en su adolescencia, existen
otros imborrables testimonios de cómo Kim Hyong Jik, padre del
Líder, al mudar su campo de actividades revolucionarias a Badaogou,
dirigió el movimiento antijaponés de liberación nacional cruzando
con frecuencia el río Amnok. Allí se conservan también casas
inolvidables, como la que Ri Po Ik, abuela del Líder, utilizó para
hospedarse en el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa,
cuando los imperialistas japoneses la arrastraron por las zonas
fronterizas de las cuencas del río Amnok, tratando estúpidamente de
obligar a su nieto a “rendirse”.
357
En mis recorridos pude ver que aún hay casas relacionadas con la
historia revolucionaria de Kim Hyong Jik que no han sido restauradas
y que la posada Huju no tiene ni cercas apropiadas.
Las casas que utilizó Kim Hyong Jik para sus actividades
clandestinas y las posadas Apkang y Huju donde estuvo hospedada
Ri Po Ik, abuela del Líder, deben prepararse con propiedad como lugares
históricos y utilizarse ampliamente para la educación de las masas.
Es posible que a la provincia de Ryanggang se le presenten
muchos problemas para acondicionar en su conjunto esos campos de
combate y otros lugares históricos revolucionarios. Pero esto no debe
ser motivo para titubear. Hay que impulsar con energía la tarea
también en el sentido de liquidar las consecuencias nefastas de los
actos de los revisionistas antipartido.
Yo la dirigiré directamente. A este proyecto se debe prestar
atención a nivel estatal, pero, en todos los casos, su encargado es la
provincia de Ryanggang. El comité provincial del Partido pondrá en
acción a sus organizaciones para llevar a cabo una dinámica labor
política entre las masas de manera que toda la provincia se movilice
para cumplir esta tarea.
Se debe realizar de modo activo la búsqueda y la investigación de
lugares y objetos de significación revolucionaria.
Hasta hoy, el Instituto de Historia del Partido no ha hecho con
diligencia la búsqueda de lo relacionado con la historia revolucionaria
del Líder. Como consecuencia, no se han encontrado todas las valiosas
ruinas y reliquias que testimonian sus actividades revolucionarias.
En 1959, al recorrer zonas del Noreste de China y las del monte
Paektu, el equipo de visita a campos de combate del período de la
Lucha Revolucionaria Antijaponesa identificó importantes puntos de
batalla, bases revolucionarias, campamentos secretos y otros muchos
vestigios y recogió valiosas reliquias y materiales históricos. Con
posterioridad fueron hallados muchos más. Pero los localizados hasta
la fecha, en comparación con la larga historia épica de la lucha del
Líder, y las proezas que realizara durante ese lapso, no son más que
una ínfima parte.
358
Cuando la Lucha Armada Antijaponesa, el gran Líder no sólo
irrumpió con grandes unidades en el interior del país, sino que
también envió aquí pequeños grupos y trabajadores políticos con la
misión de extender la lucha armada. En esta provincia actuaron
muchos de esos grupos y activistas y se arraigaron profundamente
entre diversos sectores de las masas las distintas organizaciones de la
Asociación para la Restauración de la Patria.
Acondicionar bien los campos de combate y otros lugares
históricos de importancia revolucionaria requiere de muchos vestigios,
reliquias y datos que testimonien esas actividades. Ya han
transcurrido varias decenas de años desde la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa. Comenzaron a ponerse canosas las cabelleras de los ex
combatientes que bajo el mando del Líder participaron en esa
contienda. Antes de que ellos envejezcan más, deben hallarse en su
totalidad los vestigios y reliquias que faltan por localizar.
Es preciso adoptar medidas para conservarlos eternamente.
Ellos muestran con autenticidad la gloriosa historia
revolucionaria del Líder y sus imperecederas proezas. Ejercen más
influencia que cientos de palabras en la formación de los militantes
y demás trabajadores en las tradiciones revolucionarias de nuestro
Partido. Como ustedes también habrán visto y sentido, durante los
recorridos por los campamentos de Chongbong, Konchang y
Pegaebong, al detenernos ante los sitios donde se colocaron tiendas,
ardió la hoguera o se cocinó, nos dio la impresión de estar viendo
vivas imágenes de los guerrilleros antijaponeses que pese a las
difíciles condiciones impuestas por cruentas y continuas batallas y
marchas, organizaron su vida con alto sentido de disciplina y orden.
Sobre todo, en las consignas grabadas en los grandes árboles en el
campamento Chongbong se sienten patentemente el alto espíritu
revolucionario y la voluntad de lucha inquebrantable. “¡Jóvenes de
Corea, levantaos y participad pronto y con energía en la guerra
antijaponesa!”, “¡Levantaos y uníos, masas trabajadoras del mundo
entero y luchad por la libertad y emancipación!” y otras numerosas
consignas conmueven a las personas hasta hoy día y les estimulan
359
con fuerza a tomar parte en la lucha revolucionaria.
Los vestigios y reliquias en los que está impregnada la historia de
la Lucha Revolucionaria Antijaponesa constituyen inapreciables
tesoros que nuestro pueblo debe transmitir y conservar por siempre,
de generación en generación. Es imprescindible mantenerlos y
atenderlos con diligencia para que no se deterioren.
Lo fundamental es conservarlos en su estado original,
protegiéndolos de la decoloración y el deterioro. Para lograrlo es
preciso atenderlos sobre fundamentos científicos. Creo necesario
organizar aparte un instituto de investigaciones para realizar intensos
estudios al respecto. En esas investigaciones se debe resolver, ante
todo, el método de evitar que se pudran los troncos de los árboles con
consignas y se borren sus letras. Esos árboles son tesoros tan valiosos
de la revolución que no los cambiaríamos por mil toneladas de oro.
Hay que cuidar con esmero el monte Paektu. Él es un monte
ancestral, el monte sagrado de la revolución, donde está impregnado
el espíritu de nuestra nación y echó sus raíces nuestra revolución. Allí
llegan interminables columnas de visitantes de todos los rincones del
país y también numerosos extranjeros.
Ahora es deficiente su mantenimiento. Mientras subía hasta su
cumbre, vi que el camino se encontraba en mal estado, por doquier se
veían papeles usados y a ambos lados del sendero había baches sin
rellenar.
Hay que allanar bien la carretera desde Samjiyon hasta el monte
Paektu y preparar lugares y establecimientos donde puedan descansar
los visitantes. Se deben educar para que aprecien y amen cada hierba,
cada árbol y cada piedrecita del monte Paektu. De manera que no
ocurra que ensucien los contornos de la senda y el agua del lago Chon
o dañen paisajes naturales. Como en los alrededores del Paektu se
extienden espesos bosques, debe adoptarse sobre todo estrictas
medidas para prevenir incendios.
Se organizarán con acierto los recorridos por los que fueron
campos de batalla y por otros lugares de importancia histórico-
revolucionaria.
360
El objetivo principal de preparar bien esos lugares está en
aprovecharlos para formar a los militantes del Partido y demás
trabajadores en las tradiciones revolucionarias de este. Como dice un
refrán: Vale más ver una vez que oir cien veces, si ellos caminan y
visitan esos lugares, en particular, el monte Paektu, siguiendo las
imborrables huellas que dejara el Líder, experimentarán algo
incomparablemente más valioso que lo aprendido en libros o
películas.
Cada vez que subo al Paektu y miro las estepas de Manchuria y las
montañas y valles del contorno, siento como si viera a los guerrilleros
antijaponeses cuando se abalanzaban contra los enemigos, abriéndose
paso entre las furiosas ventiscas, con la roja bandera de la revolución
en alto, y como si escuchara los tiroteos en sus sangrientos combates.
El recorrido por los antiguos campos de batalla revolucionaria es
un método muy eficiente para la formación de los militantes del
Partido y demás trabajadores en sus brillantes tradiciones. Esto es
vitalmente necesario, especialmente, para los jóvenes y estudiantes de
las nuevas generaciones que no conocieron las pruebas de la
revolución.
En lo adelante, esos recorridos se organizarán con tino, según un
plan. Que no ocurra que se consideren como simples visitas o
excursiones. A través de marchas en pos de las huellas de los
precursores de la revolución, con mochila a la espalda a la manera de
la Guerrilla Antijaponesa, y cantando himnos revolucionarios, los
columnistas deben aprender de su espíritu revolucionario y forjarse en
lo físico y espiritual.
A los dirigentes de la provincia les compete hacer tesoneros
esfuerzos para mejorar la vida de la población.
El Líder no deja de preocuparse porque Ryanggang está
económicamente atrasada en comparación con otras provincias y es
bajo el nivel de vida de su población.
Posiblemente, Ryanggang puede tener, hasta cierto grado,
condiciones algo desfavorables con respecto a otras provincias para el
desarrollo económico. Pero, han pasado casi 15 años desde que se
361
constituyó como provincia. Otro refrán dice: En 10 años puede
cambiar la fisonomía de los montes y ríos, pero a lo largo de 15 años
Ryanggang no ha hecho nada que se vea.
En este lapso el Líder dirigió varias veces su trabajo sobre el
terreno e incluso yendo hasta los remotos distritos montañosos de
Phungsan y Kapsan, señaló medidas concretas para desarrollar su
economía y mejorar la vida de los habitantes.
En esta ocasión pude comprobar que quedaron sin cumplir las
tareas que el Líder impartió sobre el terreno en 1958, para no hablar
de las que encomendó en su viaje de orientación de 1963. Veamos el
caso de Hyesan: Es difícil llamarla capital de provincia, pues casi no
se ven edificios nuevos, en cambio hay muchos enmarañados barrios
de pequeñas casas de una sola planta. Huchang, Sinpha y Samsu
tampoco tienen aspectos de cabeceras distritales y en sus áreas rurales
quedan todavía muchas casas con techos de paja. Como aquí abundan
los bosques, se podrán construir en el campo cuantas casas modernas
hagan falta con tal de que los dirigentes presten atención a la vida de
la población y hagan un poco de esfuerzo.
Hay que llevar a cabo un buen trabajo urbanístico en Hyesan. No
sólo es la capital provincial sino que también es una ciudad fronteriza
y la puerta de entrada a los antiguos campos de batalla de importancia
revolucionaria de esta provincia. Dado que para visitarlos llegan
mucha gente nuestra y extranjeros, es posible que se perjudique el
honor del país si no arreglamos bien la ciudad de Hyesan. Hay que
poner en orden los barrios, levantar más edificios de apartamentos de
varios pisos y formar jardines y parques a orillas del río Amnok, de
manera que Hyesan resulte una ciudad moderna y limpia.
Para realizar muchas obras en Ryanggang hace falta crear una
base de producción de materiales de construcción. Dependiendo del
cemento producido en otras provincias, sin contar con una base
propia, no puede efectuar plenamente las obras. Es necesario obtener
materiales de construcción a base de la piedra pómez, pero lo más
importante es encontrar piedra caliza y levantar una fábrica de
cemento. No es probable que aquí no haya esta piedra que abunda en
362
cualquier parte del país. De cualquier manera Ryanggang tiene que
producir cemento por sí sola.
Hay que dirigir con eficiencia la agricultura.
Como Ryanggang es una zona alta y montañosa, donde hace frío,
aquí no se dan bien los cereales. Su cultivo principal debe ser la
patata. El Líder dijo que la patata es la reina de las plantas de los
terrenos no arroceros en Ryanggang. Por supuesto, se cultivará arroz,
trigo o cebada donde rindan más.
Se deben aplicar activamente los avanzados métodos de cultivo
para asentar la agricultura sobre fundamentos científicos. Como aquí
existe un instituto de investigación agrícola, deberán obtener
variedades apropiadas a su clima y suelo y mejorar la distribución de
plantas y métodos de cultivo. No hay que proceder de cualquier
manera como cuando los labriegos individuales cultivaban las tierras
obtenidas por desmonte.
Habrá que solucionar a todo precio el problema de las verduras,
para lo cual continuarán su cultivo experimental. Dado que
Ryanggang todavía no logra autoabastecerse de cereales, tendrá que
traerlos de otras provincias para la distribución a la población y el
suministro a los visitantes de los antiguos lugares de combate de
significación revolucionaria, pero en cuanto a las verduras deberá
producirlas por sí sola.
Para mejorar las condiciones de vida de la población hay que
dedicar esfuerzos al desarrollo de la industria local. Siguiendo la
orientación trazada por el Líder en la Reunión Conjunta efectuada en
Changsong, habrá que aprovechar eficientemente las montañas
conforme a sus características regionales, y promover en gran escala
la industria local sobre la base de la fuente de materias primas del
lugar. Sólo así será posible suministrarle a la población artículos de
uso diario en suficientes cantidades y, a la larga, asegurarle una vida
abundante.
En cuanto a las condiciones naturales y geográficas, ninguno de
los distritos de esta provincia está por debajo de la situación de
Changsong. Los dirigentes de aquí, siguiendo el ejemplo de
363
Changsong, harán ingentes esfuerzos por mejorar la vida del pueblo.
En vista de que la provincia de Ryanggang se encuentra en una
posición importante, sus cuadros, sobre todo el secretario jefe del
Partido y el presidente del comité popular, cumplirán exitosamente
sus tareas con las fuerzas mancomunadas. Acondicionarán su
provincia tal como lo merece como la que posee en sus áreas antiguos
lugares de combate de importancia revolucionaria, y reforzarán
pronto el trabajo político, económico y cultural para responder a la
alta confianza política y la expectativa del Líder.
364
PREPÁRENSE COMO TRABAJADORES
ARTÍSTICOS Y LITERARIOS, INFINITAMENTE
FIELES AL PARTIDO
365
importante en las actividades organizativas, es necesario que no dejen
de forjarse en lo ideológico mediante la crítica y la autocrítica.
Durante el período universitario los estudiantes participan en
muchos trabajos sociales. Supongo que ustedes también los habrán
hecho en numerosas ocasiones. Es muy beneficioso que en este curso
consoliden los conocimientos adquiridos y fogueen su cuerpo y
espíritu. Nuestra sociedad necesita competentes talentos, sanos en lo
ideológico-espiritual y fuertes en lo físico.
Es provechoso para cualquier joven cumplir un período de servicio
en el Ejército Popular. Los jóvenes, independientemente de dónde y
qué tarea cumplan, deben conocer bien los asuntos militares. En el
caso de los que ingresaron en las universidades, sin haber servido en
el ejército, tienen que participar activamente en prácticas militares
durante el período educacional.
Los graduados de la Facultad de Filología Coreana de la
Universidad Kim Il Sung, reunidos hoy en este lugar, son
compañeros que fueron ejemplos en el estudio y la vida organizativa
y participaron a conciencia en los trabajos físicos y demás tareas
sociales durante todo el período universitario. El Partido piensa
ubicar a esos compañeros en uno de sus importantes frentes
ideológicos, el arte cinematográfico, como camarógrafos
acompañantes, directores y guionistas.
Los camarógrafos acompañantes tendrán la muy importante y
responsable tarea de filmar las actividades revolucionarias del gran
Líder. No hay labor más digna y honrosa que la de registrar en
documentales esas gloriosas actividades. Aunque no han recibido la
instrucción necesaria en la Universidad, pueden filmar si se ejercitan
desde ahora. No es difícil aprender este arte. Cualquiera puede
dominarlo practicando con una cámara durante unos cuantos meses.
Conscientes de que el Partido deposita en ustedes mucha confianza y
esperanza, cumplirán la labor con sentido responsable.
Es muy importante también redactar textos explicativos de los
documentales.
La producción de documentales es una labor sustancial que
366
registra en imágenes la gloriosa y brillante historia revolucionaria del
gran Líder, su acertada dirección y nobles virtudes, para utilizarlos en
la educación de nuestro pueblo y conservarlos como valiosos
documentos históricos.
Los documentales constituyen para nuestro Partido un poderoso
medio de formación ideológica. Por su conducto difundimos
ampliamente en el interior y exterior del país los nobles rasgos del
gran Líder, las imágenes de nuestra patria convertida en un paraíso
gracias a su sabia dirección, y la vida feliz de nuestro pueblo. En ellos
quedan registradas las inmensurables hazañas revolucionarias del
Líder y los aspectos de ayer y de hoy de nuestra patria que bajo su
guía marcha a pasos vigorosos hacia el socialismo y el comunismo, y
los hombres ven y sienten las palpitantes imágenes de la Patria del
Juche, de la Corea de Chollima, y la voluntad revolucionaria y el
brillante porvenir de nuestro pueblo.
El trabajo de creación de documentales no pueden realizarlo
quienes carecen de una preparación político-ideológica, de amplios
conocimientos y de talento artístico. El Partido confía en los
compañeros que cursaron la carrera de letras en la Universidad
Kim Il Sung, máximo centro docente, y piensa enviarlos a los
Estudios de Documentales de Corea.
Fijar en imágenes las hazañas revolucionarias del gran Líder no es
de ninguna manera una tarea fácil. Para llevarla a buen término deben
asimilar de modo consecuente las ideas revolucionarias del Líder,
autoprepararse ininterrumpidamente y esforzarse por aumentar su
virtuosismo artístico.
La dirección cinematográfica es una noble labor de creación, una
actividad digna para los hombres.
Para ser director uno debe poseer una firme voluntad y un corazón
atrevido; necesita tener abundantes conocimientos y estar preparado
multifacéticamente. Cuanto más rico sea su sentimiento poético tanto
mejor para esta función. Quien sea pobre en este asunto, será incapaz
de encontrar la vida más hermosa, la vida típica de nuestra sociedad,
y de canalizar la emoción de los actores hacia el mundo de la obra. Y
367
como ustedes se instruyeron en la poesía, son apropiados por
excelencia para directores.
Para desempeñarse como tales deberán conocer bien la
cinematografía.
Si una novela describe la vida humana con letras sobre papeles, un
filme recoge en forma dramática lo más esencial de ella y lo muestra
en imágenes visuales. La cinematografía, un arte integral de fuerte
carácter gráfico y plástico, puede mostrar sin dificultad y a la vez lo
que es imposible de presentar en novelas, poesías y dramas. La
dirección cinematográfica es una labor difícil, pero no tiene nada de
misteriosa. Como la película misma tiene como fundamento la
literatura, cualquiera que sea especializado en esta puede hacerse
director de cine aunque no sea graduado del Instituto Superior de Arte
Dramático y Cinematográfico de Pyongyang.
El director es el principal creador en el colectivo de producción de
filmes. Una vez que elige el guión literario, debe elaborar el guión
técnico que podríamos llamar proyecto de representación fílmica y,
después, coordinar las opiniones y los sentimientos de los actores de
acuerdo con el propósito descriptivo, así como guiar sus
interpretaciones poniendo en acción sus emociones. Tiene que
conducir con habilidad a los actores a vivir y moverse en el mundo de
la obra. La dirección resultará exitosa si logra que los actores realicen
interpretaciones características, de conformidad con el mundo
dramático de la obra.
El director no sólo debe llevar el trabajo de los actores hacia el
mundo del guión, sino también hacer que en la creación de las
imágenes cinematográficas converjan fotografía, escenografía,
música y demás medios descriptivos que entran en la producción del
filme. Por ser el cine un arte integral, su director, a diferencia de los
directores de otras ramas, tiene que estar versado no sólo en literatura,
actuación, edición, fotografía, escenografía, música y sonido, sino
también en otras esferas del arte y procesos que se aplican en la
producción cinematográfica. Por supuesto, será difícil cumplir esta
misión de modo independiente desde el principio. Pero, puede
368
llevarla a buen término si aprende con abnegación durante unos años,
a partir de ahora.
Ustedes no deben menospreciar el papel de subdirector. Él
también es un creador. Su tarea principal es trabajar con los actores a
la vez que auxilia la labor del director. Pese a la importancia de esa
misión, algunas personas no piensan así. Determinado compañero,
ubicado como subdirector en los Estudios Cinematográficos de Corea
al terminar la universidad, cuando se filmaba la película El camino a
la felicidad se enfadó e incluso se fue irritado del lugar de trabajo
tirando unos chanclos al encomendársele limpiarlos para que los
utilizara una actriz. Ahora él también se ha hecho un director
competente. Por supuesto, esto no quiere decir que el subdirector
debe cumplir tareas como esa. Le compete ocuparse de la creación de
imágenes junto con el director. En ese proceso, aprendiendo los
correspondientes métodos de trabajo tiene que adquirir cualidades
que le permitan desempeñarse más tarde como director. Pueden
progresar como directores si aprenden con abnegación mientras
actúan como sus ayudantes.
Como la producción cinematográfica requiere muchos fondos
estatales, es imposible hacerla tal como se procede con las novelas o
la poesía: escribir sobre hojas de papel, y si no salen bien, borrar y
volver a escribir repetidamente. Por eso, es imposible asignar a los
subdirectores este trabajo desde el principio, para que lo cumplan
independientemente. Cuando posean la habilidad de directores y estén
preparados para producir y acabar filmes independientemente, se les
encomendará la tarea de dirigir obras.
Para ser directores, antes que todo, tienen que hacer de las
instrucciones del gran Líder y la política del Partido carne y hueso
propios y poseer la posición y la actitud revolucionarias de
desempeñarse como tales considerándolas como su única guía. Deben
saber observar, analizar y apreciar con la visión de la política del
Partido cualquier cosa y fenómeno de la naturaleza, por insignificante
que sea, y sacar de hechos sociales, por pequeños que sean, imágenes
artísticamente impecables que contengan grandes ideas y
369
sentimientos con que simpatice la época. Solo cuando se pertrechen
de modo consecuente con las ideas originales del gran Líder sobre el
arte y la literatura y su encarnación, las teorías y orientaciones
artístico-literarias del Partido, podrán producir excelentes cintas que
sirvan realmente al proceso revolucionario y constructivo.
Para ser director de cine, uno tiene que ser buen conocedor de la
literatura.
De ignorarla, no puede poseer la capacidad para analizar
anatómicamente las obras, plantear los profundos problemas sociales
penetrando hondamente en la vida, de modo filosófico, y aplicar con
habilidad variados métodos de dirección que permiten dar saltos en
los relatos o abreviarlos. Tampoco será capaz de verter artísticamente
la idea y el tema que el guionista siembra en su obra, limitándose a
una disertación seca, parecida a un artículo político y, a la larga, la
obra perderá vitalidad y fuerza influyente desde el punto de vista
artístico.
Los dos compañeros designados hoy como directores de cine, se
especializaron en literatura, por lo tanto se puede decir que tienen
condiciones básicas para tal función. Pero, eso no da los más mínimos
motivos para vanagloriarse.
El mundo de la literatura no es nada sencillo. La auténtica
literatura, como verdadera ciencia humanista, se logra en el
transcurso de incesantes investigaciones, experimentaciones y
creaciones. Para descubrir la genuina literatura el director debe
realizar asiduos estudios, búsquedas y experimentaciones.
Para ser director de cine es necesario tener criterios propios. Por
su peculiaridad, la creación cinematográfica requiere de la
participación de numerosos artistas. Por tanto, si el director no posee
un carácter firme, no puede controlar todo el desarrollo de la
realización fílmica. Después de escoger una obra que tenga una
semilla sólida, el director debe ejercer el control no sólo sobre los
actores sino también sobre todos los demás que participan en la
creación de imágenes, y conducirlos a completar la cinta. Podría
decirse que la destreza creadora del director consiste en elevar el
370
nivel ideológico y artístico de la película poniendo en acción
constantemente la inteligencia creadora de todos los que en ella
intervienen.
Para ser director de cine, también hay que saber editar.
Se puede afirmar que esta no es una simple tarea técnica
consistente en cortar o pegar las copias de trabajo, sino un proceso
de creación de imágenes artísticas en que el director entrelaza, a
través de las escenas, diversos aspectos de la vida en una sola
corriente de sentimientos. Tal como un suceso, por muy
emocionante que sea, resulta incomprensible, si no se explica
adecuadamente de modo verbal o por escrito, tampoco una película
puede tener un efecto conmovedor como una obra artística si está
mal editada. Por eso la edición del filme debe ser asociativa, y no
solo constructiva, pues sólo entonces se lograrán imágenes
cinematográficas.
Para acertar en la edición el director debe dominar la gramática
cinematográfica.
Además, le incumbe conocer al dedillo la fotografía, escenografía,
música y otros elementos que constituyen los principales medios de
expresión fílmica, y conocer hasta de cuestiones como maquillaje,
vestuario, accesorios personales, decorados y atrezos de ambientación
(estos dos últimos cambian según las escenas), así como de grabación
y revelado.
El director cinematográfico debe poseer una probada habilidad
organizadora. Como su propósito descriptivo se realiza por conducto
de los actores y otros creadores, él, como comandante del cuerpo
creador, tiene que organizarlos y ponerlos a todos en acción para
hacerlos pensar y actuar como un solo hombre. Será entonces cuando
podrá resolver de modo satisfactorio los problemas que se presentan
en cada proceso de producción de filmes y estos se estrenarán como
fruto de la inteligencia creadora y el entusiasmo de los integrantes del
colectivo.
El director debe ser siempre modesto y sincero, no cometer
arbitrariedades y tener en consideración a otros creadores.
371
Para desarrollar el arte cinematográfico hay que escribir un gran
número de guiones excelentes.
Pero, en la actualidad hay dificultad en este asunto. Sin priorizar
de manera decisiva la literatura cinematográfica es imposible llevar
este arte a un alto nivel.
Los compañeros graduados de la Universidad Kim Il Sung que
van a ubicarse en la Casa de Creación de Guiones Cinematográficos
tendrán que registrar una verdadera innovación laboral. Existen casos
de personas que se dedican a la cinematografía, aunque antes
escribían poesía o artículos periodísticos. Un filme al igual que una
poesía o un artículo periodístico, tiene que mostrar en la pantalla
detalles de la vida muy sintetizados y esenciales. Por lo general,
parece que los que se dedicaban a escribir poesía o artículos
periodísticos saben captar la médula de la vida humana y reflejarla en
las secuencias conforme a las características cinematográficas. Si
ellos escriben guiones, es posible que sepan captar a tiempo y con
acierto las exigencias de la política del Partido y sobre esta base,
planteen problemas significativos de la vida social. El guión
cinematográfico, a diferencia de otro tipo de literatura, tiene la
descripción fílmica por su principal objeto, razón por la cual debe
retratar de modo vivo asuntos esenciales y significativos de la vida,
de acuerdo con las peculiaridades del cine. Desde este punto de vista,
también los que durante mucho tiempo escribieron versos o artículos
periodísticos pueden hacer sin problemas guiones de cine, con tal que
posean pasión creadora.
El Partido deposita su confianza en los compañeros que hoy se
gradúan de la Universidad Kim Il Sung y los envía a importantes
puestos de trabajo del arte cinematográfico. Ustedes deben
comprender bien el propósito del Partido que los ha llamado
directamente para encomendarles importantes tareas.
Describir al gran Líder es la principal tarea que enfrentan hoy el
arte y la literatura, en particular, el arte cinematográfico. Esta honrosa
tarea también debe ser ejecutada por los jóvenes de nuestra época que
han recibido una instrucción basada en la idea Juche.
372
Ustedes trabajarán en importantes puestos donde principalmente
se ocuparán de registrar la brillante historia revolucionaria del gran
Líder, sobre todo de retratar directamente su figura.
El Colectivo de Creación Paektusan es una agrupación importante
que se constituyó con el propósito de presentar la historia y la familia
revolucionarias del gran Líder y llevar a las pantallas del cine de
nuestra época las imperecederas obras clásicas creadas por él. El
Partido organizó este Colectivo y determinó sus tareas y misiones. Es
una institución dirigida directamente por el Partido. No puede
ingresar en él cualquier artista de cine. Es muy grande la confianza
que el Partido deposita en sus miembros.
En el caso de la producción de documentales, el Colectivo de
Filmación Mangyongdae tiene una misión similar a la del Paektusan.
Dado que el Partido los envía a ustedes directamente al Colectivo
de Creación Paektusan, al Colectivo de Filmación Mangyongdae, a la
Casa de Creación de Guiones Cinematográficos y a otros puestos
importantes, deben tener bien en cuenta el propósito del Partido y
trabajar para no traicionar su confianza ni defraudar su esperanza.
Para desempeñarse con éxito en el campo del arte cinematográfico
deben poseer, además, talento artístico. Pero lo más importante es la
infinita fidelidad al Partido y al Líder.
El genio en el arte no está en otra parte. El alto entusiasmo creador,
acompañado por una infinita lealtad al Partido y al Líder y el
fervoroso amor a la patria y al pueblo: he aquí la base de la formación
de un genio artístico. Por eso decimos que el secreto del éxito en
todas las actividades está en la ilimitada fidelidad al Partido. De tener
esa fidelidad, uno puede resolver todos los demás problemas. Se
puede considerar que el problema de si fulano tiene o no la capacidad
para cumplir cierta tarea, depende, en resumidas cuentas, de la
magnitud de su lealtad. Aun aquellos que no tienen suficiente
capacidad o pericia profesional, pueden poseer alta competencia
político-profesional, si hacen ingentes esfuerzos con sentimientos de
fidelidad al Partido y al Líder. En conclusión, podemos decir que la
fidelidad constituye la única medida para valorar a todas las personas.
373
Ustedes, sin olvidar que son graduados universitarios de nuestra
época, formados bajo la profunda atención del Líder, deben
corresponder a todo trance a su confianza y esperanza y sentir el
mayor orgullo y alegría de su vida al manifestar su total fidelidad
hacia él.
En el cumplimiento de la tarea revolucionaria dada por el Partido
podrán tropezar con muchos obstáculos y dificultades. Pero si es
firme su decisión de ejecutarla de modo incondicional y hasta sus
últimas consecuencias, sin olvidar la confianza y esperanza que el
Líder les deposita, cualesquiera que sean las circunstancias difíciles,
no habrá tarea que no puedan cumplir.
En cualquier tiempo y lugar deben estar firmemente armados con
la gran idea revolucionaria del Líder y desplegar de modo
revolucionario todo su trabajo teniéndola como su única guía rectora.
Sobre la base de armarse consecuentemente con la idea
revolucionaria del gran Líder y la política del Partido, deben
esforzarse sin descanso por completar su virtuosismo. Y de esta
manera, dentro de poco tiempo estarán versados en sus
especialidades.
Deben ser ejemplos también en la vida orgánica del Partido.
Siempre serán fieles a ella, cumplirán a tiempo sus tareas partidistas y
tomarán parte activa en la crítica y la autocrítica. Una vez por
trimestre me interesaré por su vida partidista.
Siempre, tanto en el trabajo como en la vida, se portarán con
sencillez y modestia.
Conscientes de que son integrantes de la joven generación que se
instruyeron en la Universidad que tiene el honor de llevar el nombre
del gran Líder y que son trabajadores enviados directamente por el
Partido, deben desempeñar siempre el papel de núcleo en el trabajo y
la vida.
Haremos que a los compañeros que van a trabajar como guionistas
de cine les ayuden escritores del Colectivo de Creación Paektusan y a
los que se ocuparán de la dirección les asesoren competentes
directores. Ustedes que han recibido instrucción universitaria en
374
nuestro tiempo, tienen que ocupar con dignidad sus puestos en el arte
cinematográfico.
El gran Líder precisó que también en la rama artística los dueños
deben ser los integrantes de la joven generación que recibieron
nuestra enseñanza. Teniendo presente esta instrucción del Líder,
estudiarán con afán para prepararse como excelentes guionistas y
artistas.
375
ACERCA DE LA ORIENTACIÓN
DE LA CREACIÓN MUSICAL
Hoy los he citado para hablarles sobre el rumbo que debe seguir la
creación musical, de acuerdo con las ideas del gran Líder acerca del
arte y la literatura revolucionarios.
En los últimos tiempos se han obtenido algunos éxitos en esta
actividad, pero todavía se manifiestan bastantes deficiencias que
deben ser erradicadas.
De las canciones creadas recientemente El General Kim Il Sung
es nuestro Sol y Azalea de la patria son muy buenas. Lo mismo
ocurre con la música para el baile Canto a Mangyongdae y
Mangyongdae, cuna de la revolución, compuestas algunos años atrás.
Esas obras se corresponden con los sentimientos de nuestro pueblo y
son fáciles de interpretar, porque sus melodías son cadenciosas,
suaves y gratas. Las canciones con curvaturas de tonalidades
demasiado graves son difíciles de ejecutar y no están acordes con los
sentimientos de los coreanos.
Sin embargo, todavía determinados compositores hacen piezas
sólo para halagar el gusto de los especialistas y por ende algunas
resultan difíciles de interpretar y no se corresponden con el sentir de
nuestro pueblo.
Si los compositores desean crear buenas obras, deben tener ante
todo un correcto punto de vista y actitud en cuanto a la música.
376
El gran Líder expresó que al igual que otros géneros artísticos
también la música ha de estar al servicio de la revolución y el pueblo.
Teniendo muy presente esta gran idea del Líder, los compositores
deben aplicarla de manera cabal en sus actividades.
Para lograr que la música sirva de modo genuino a la revolución y
al pueblo, es necesario componerla de forma comprensible y acorde
al gusto estético contemporáneo, sin perjuicio de la sensibilidad
nacional, tal como señalara el gran Líder. Dicho en otras palabras,
nuestras canciones deben componerse basándose en las folclóricas de
nuestro país, suaves y líricas, y no en las occidentales que son
agitadas, de manera que resulten suaves, bellas y solemnes de
acuerdo con el sentir de nuestro pueblo que vive la época del Partido
del Trabajo.
Como acaban ustedes de escuchar, la canción El General
Kim Il Sung es nuestro Sol, basada en melodías populares, refleja a
plenitud no sólo el ferviente sentimiento de admiración del pueblo en
esa época hacia el gran Líder sino también el de la generación de
nuestro tiempo dispuesta a respetarlo como Sol de la nación y
seguirlo hasta el fin. Por eso nuestro pueblo le tiene mucho cariño y
la canta con agrado.
Los creadores deben esforzarse por resaltar las peculiaridades
nacionales cuando escriben las letras y componen las melodías. Pero
ello no ha de servir como pretexto para heredar o imitar lo del pasado
tal como está. En esta esfera tenemos que guardarnos tanto de la
tendencia del servilismo a las potencias como de la del
restauracionismo.
Para hacer una canción de fácil comprensión, que esté saturada de
la emotividad nacional y se corresponda con el gusto estético
contemporáneo, el texto debe estar escrito en estrofas.
Al estudiar y asimilar con profundidad y sistemáticamente el
destacado concepto original del gran Líder, compañero Kim Il Sung,
acerca del arte y la literatura y aplicarlo de modo consecuente en su
trabajo, los creadores deben componer mayor número de canciones
de óptima calidad que estén al servicio de la revolución y el pueblo.
377
Ante todo, tienen que dedicar ingentes esfuerzos a producir
canciones que contribuyan de manera activa al establecimiento del
sistema de ideología única del Partido entre los militantes y los
trabajadores.
Así como componer mejor las que reflejen el infinito respeto y
admiración de nuestro pueblo hacia el gran Líder y seguir recogiendo
o creando aquellas que aborden su historia revolucionaria.
Además, deben desempolvar y divulgar ampliamente mayor
número de canciones revolucionarias del período de la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa. Estas no sólo ocupan un lugar
destacado en la educación revolucionaria y clasista de los militantes y
trabajadores, sino que también tienen un relevante significado en
prepararlos con la idea revolucionaria del Líder e inculcarles la
fidelidad hacia él. Canción de la revolución, ¿A dónde vamos?,
Canción alentadora y otras son obras maestras. A las encontradas
hasta la fecha hay que hacerles arreglos, en diversas formas, para coro,
instrumentos y orquesta y propagarlas ampliamente.
Es preciso hacer mayor número de himnos de contenido
combativo y revolucionario que exhorten con energía a las amplias
masas populares a la lucha revolucionaria y a la labor de
construcción.
Desde este punto de vista son magníficas la Canción del pionero
del movimiento Chollima, estrenada en el filme La hilandera, Mi
patria de aguas cristalinas y montes dorados, interpretada en la
película Tenemos la patria, y Muerte a los enemigos, los
imperialistas yanquis. Mientras más las escucha uno más estimulado
se siente para seguir hacia adelante y mayor fuerza cobran el odio
hacia los enemigos y el celo combativo. El gran Líder indicó la
necesidad de componer más canciones como estas. A él le agradan las
marchas vigorosas y combativas.
Tomando siempre en cuenta las instrucciones del gran Líder, los
compositores deben crear más marchas y otras canciones vigorosas y
combativas que brinden un activo aporte a dar mayor impulso a la
construcción socialista en el Norte de Corea y a la tarea de hacer
378
preparativos para acoger el gran acontecimiento revolucionario, la
reunificación de la patria.
A la par de crear buenas canciones, se debe realizar de forma
apropiada la selección de las escalas de las compuestas y sus arreglos.
Por muy conmovedora que sea una canción, si su escala ha sido mal
escogida y su arreglo es malo, no puede expresar a plenitud los
exhuberantes sentimientos que contiene ni causar emoción en el
auditorio.
Citaré un ejemplo. Existen dos grabaciones de la canción El
General Kim Il Sung es nuestro Sol: una que comienza con el “mi
bemolado” y otra con el “re bemolado”, y yo pensaba que esta última
era más agradable al oído. Sin embargo, el Líder planteó que le
gustaba más la primera. Manifestó que aunque la segunda resultaba
deleitable por su suave tonalidad, hacía decaer la emoción, y que la
primera era mejor porque la expresión de los sentimientos era más
rica. Por eso escuché una vez más y con mucha atención la primera y
realmente esta resultó más grata al oído que la segunda, tal como
expresara el Líder.
Tomando en consideración que esta canción refleja la fervorosa
manifestación de admiración hacia el Líder, su ejecución con el “mi
bemolado” lo expresa más vivamente que la otra.
Al escucharla de nuevo sentí una vez más, de corazón, que el
Líder es un genio del arte.
Una vez hecha una canción los autores no deben entregársela sin
reparo a los cantantes sino que deben preocuparse por seleccionarles
las escalas adecuadas, teniendo en cuenta el diapasón y las
características vocales. No pueden olvidar que su trabajo no termina
con la producción de una pieza musical, sino que también su
transcripción y puesta en escena están incluidas en los procesos de
creación.
Es necesario hacer bien, además, el arreglo del acompañamiento y
el interludio.
En el arreglo del acompañamiento se debe observar el principio de
hacer sobresalir la melodía principal y afianzar lo que se persigue en
379
su interpretación. Pero ahora en muchos casos se emplean en él
retoques superfluos, lo que obstaculiza la audición de la canción y
dispersa la atención.
El acompañamiento no ha de abrumar a los oyentes. Debe hacer
agradable la melodía tanto en el tono alto como en el bajo, y en el
interludio la orquesta tiene que resaltar su volumen y particularidad
como música instrumental.
En el interludio se ha de mantener el principio de que la
emotividad de la canción alcance su clímax, sin desviarla, y luego
orientarla bien a la siguiente estrofa.
Es preciso elevar el nivel profesional de los cantantes.
El gran Líder expresó que la solista, integrante del coro femenino
del Conjunto Artístico de la Radio consagrado a cantar piezas nuevas,
tiene una voz agradable. Él se manifestó de esta manera, por supuesto,
refiriéndose a la dulzura de su voz, pero también tuvo en cuenta su
impresionante expresión facial.
También se requiere que los instrumentistas tengan un aspecto y
expresión facial agradables. Cuando tocan los instrumentos deben
manifestar a plenitud, por la elocuencia de su rostro, sus sentimientos,
acorde con el contenido ideológico-temático de la obra que
interpretan. Igual ocurre con los cantantes. Por muy buena que sea
una pieza, esta no puede causar emoción en los oyentes si el cantante
la ejecuta de forma inexpresiva.
Al cantante hay que elegirlo con acierto.
El gran Líder manifestó que aunque se trate de un mismo número
musical resulta más agradable escucharlo en voz de una mujer que de
un hombre. En adelante, cuando vaya a escuchar una canción, deseo
que me envíen la grabación de una cantante.
Sería aconsejable que también en los filmes se le dé preferencia a
las voces femeninas.
En cuanto al método de vocalización, es preferible elegir el que
emita sonidos agradables y sublimes que se correspondan con la
sensibilidad de nuestro pueblo. En el pasado, los cantantes folclóricos
lo hacían con una sonoridad tan estridente que era difícil distinguir si
380
eran voces masculinas o femeninas. Las personas de nuestra época no
producen esos sonidos ni les gustan. Es necesario erradicarlos
decididamente de la vocalización.
Para fomentar el arte musical se requiere desarrollar las piezas
instrumentales.
Escuché la interpretación instrumental de Cae la nieve, ejecutada
por la Orquesta Sinfónica Nacional y me pareció que no se ajustan
bien los enlaces armónicos, los cuales no deben separarse de la
música principal. Su melodía debe seleccionarse de la propia obra
original y no de otra parte.
El Conjunto Artístico de la Radio ejecutó la misma obra
iniciándola con el clarinete, pero como comenzó a secas con este
instrumento occidental de viento y de madera no se correspondió bien
con la emotividad de los coreanos.
La música instrumental ha de ejecutarse con suavidad y con
dulzura utilizando principalmente, en todos los casos, los
instrumentos de cuerda.
Para esa música se deberán emplear en la medida de lo posible,
pocos instrumentos de viento y de madera.
Es necesario reconsiderar también el uso del piano. Este corta la
continuidad de los sonidos y emociona poco al auditorio. Utilizarlo
demasiado en el acompañamiento es una forma obsoleta y además no
se aviene al gusto de nuestro pueblo. En adelante no debe hacerse el
solo de piano ni realizar con él el acompañamiento. La canción ha de
ir acompañada fundamentalmente por un reducido conjunto
instrumental.
Hay que promover la orquesta con instrumentos nacionales.
Ahora, al grabar la música para cine con instrumentos de cuerda y
viento occidentales algunas personas consideran como una regla
irrevocable hacerlo solo cuando sea una orquesta de cámara, pero al
usar los nacionales con el mismo objetivo no creen obligatorio
completar esa condición, criterio que es sumamente erróneo. Esto
demuestra que todavía entre nuestros artistas no ha desaparecido la
tendencia a menospreciar la orquesta de instrumentos nacionales. En
381
el futuro hay que crearla en los estudios cinematográficos.
En la orquesta nacional se deben incluir, a modo de prueba, los
instrumentos occidentales. Es aconsejable incorporar el sintetizador
electrónico y el violonchelo en la orquesta para el filme Entre los
aldeanos. La combinación en la orquesta de los instrumentos
occidentales con los instrumentos nacionales no debe ser un pretexto
para eclipsar la tonalidad de estos sino observar el principio de
reforzarla.
La calidad de la grabación musical ha de elevarse decididamente.
La próxima grabación de la música para el filme Entre los aldeanos
deberá servir de motivo para realizar una verdadera revolución en
este campo.
Me ocuparé de solucionar los equipos y el personal necesarios
para elevar la calidad de la grabación de la música.
Se debe reforzar el personal de grabación. El que ahora labora en
el Comité de Radio y Televisión domina determinada técnica en la
materia, y según averiguamos, se desempeña satisfactoriamente. Es
necesario trasladarlo a los Estudios Cinematográficos de Corea para
que se encargue de la grabación de la música para la película Entre
los aldeanos.
Los creadores deben corresponder con fidelidad a la profunda
confianza política y la solicitud del gran Líder.
En las actuales circunstancias de nuestro país, donde la
construcción socialista ha escalado una etapa superior y la economía
nacional se desarrolla con rapidez, con sólo la lealtad uno no puede
cumplir con éxito sus tareas revolucionarias ni, por consiguiente,
decir que es fiel al Partido y al Líder. Sobre todo, en el caso de los
que laboran en la rama tecnológica, si no dominan su especialidad,
tampoco pueden contribuir a la revolución ni ser fieles al Partido y al
Líder.
Hace poco llamé a un alto funcionario administrativo y le hice
escuchar la canción que más prefería y la que detestaba. Primero dejé
que oyera mi pieza predilecta y luego le pregunté: “¿Qué le parece?
No es buena, ¿verdad?”, a lo que contestó, poniéndose de pie: “No,
382
no me gusta”. Después de hacerle escuchar la que consideraba mala
volví a preguntarle: “¿Qué le parece? Buena, ¿sí?”, a lo que respondió,
de pie: “Sí, es muy buena”. No es esa la lealtad que espero, la de un
funcionario que incapaz de distinguir lo bueno de lo malo contesta
irreflexivamente sí o no. Él no pudo diferenciar la excelente canción
de la que no lo era porque no sabía nada de música. Si los cuadros
desconocen la especialidad de los sectores de los cuales están
responsabilizados, no podrán saber si un trabajo marcha hacia
adelante o hacia atrás y, finalmente, cometerán graves errores.
Los directivos del sector del arte y la literatura deben estudiar la
música con aplicación. De lo contrario, no pueden desarrollar nuestra
música de acuerdo con el propósito del gran Líder ni llevar a feliz
término sus tareas revolucionarias.
Algo similar ocurre con los creadores. Por muy fieles que sean al
Líder, si no poseen maestría, no pueden componer buenas obras. De
ahí que para responder con fidelidad a la profunda confianza política
y la solicitud del Líder, deben tener, además de la lealtad, profundos
conocimientos sobre su especialidad. Tal respuesta es igual a
fidelidad más técnica, fórmula que exige precisamente la época actual.
Espero que ustedes estudien con profundidad las cuestiones que he
subrayado hoy y así obtendrán relevantes éxitos en la creación de la
música para el filme Entre los aldeanos.
383
PARA DESCRIBIR CON VERACIDAD
LA VIDA EN LA CREACIÓN DE FILMES
REVOLUCIONARIOS
384
ideológico y artístico. En especial, les compete describir con
veracidad la vida, teniendo bien presente las correspondientes
orientaciones del Líder, relativas a los filmes con temáticas de las
tradiciones revolucionarias.
Esto es un requisito fundamental que se desprende de la
naturaleza del arte y la literatura que, como formas de la conciencia
social, reflejan la realidad mediante la descripción. La vida es el
principal objeto de descripción del arte y la literatura, y su base.
Solo cuando las obras la caracterizan de manera cierta, pueden crear
imágenes de hombres vivos. Su vitalidad se decide por la veracidad
con que describen la vida. Al presentarla así, una buena obra de
realismo conmueve los corazones y tiene una enorme fuerza
influyente.
Los artistas de cine se esforzarán con abnegación y tesón para,
en la creación de películas revolucionarias, plasmar con autenticidad
la vida y de tal forma obtener mayores éxitos ideológicos y
artísticos.
A fin de alcanzar este objetivo, deben retratar la vida típica que
encarna la esencia de la sociedad tan diversificada, fecunda, concreta
y verídicamente como en la realidad.
En el arte y la literatura este problema no se soluciona en absoluto
sólo con reproducir cualquier vida en forma superficialmente similar.
Si se desea describirla de modo auténtico y realista, hay que recoger,
de entre la compleja realidad, episodios esenciales y típicos de la vida
para luego plasmarlos con fecundidad y de manera vívida.
Durante la gloriosa Lucha Revolucionaria Antijaponesa,
organizada y dirigida por el gran Líder, compañero Kim Il Sung, se
produjeron muchos hechos modelos que reflejaban la esencia de la
época y de la historia. Todos devienen buenos materiales para filmes
revolucionarios y, si se escenifican de manera verídica y profunda,
será posible producir una gran cantidad de buenas obras que muestren
con autenticidad la vida.
Para describir verídicamente la vida en un filme es necesario,
además, buscarla en la lucha de los revolucionarios y retratarla con
385
profundidad. Es una ley el que en la lucha está la vida y en la vida, la
lucha. Por ejemplo, los guerrilleros antijaponeses desplegaron una
larga y ardua lucha sin precedentes para derrotar a los invasores
imperialistas japoneses y lograr la restauración de la patria y la
libertad e independencia del pueblo, pero llevaron una vida
heterogénea, llena de optimismo revolucionario y hermosos
sentimientos. Si, con el pretexto de mostrar su lucha, se presentan
sólo batallas o caminatas, es imposible dibujar la realidad de su vida,
ni crear vívidas imágenes de los revolucionarios.
En el filme revolucionario, solo cuando se interpretan de manera
heterogénea múltiples actividades políticas, militares y cultural-
espirituales de los revolucionarios, es posible describir
verídicamente su vida y mostrar vividas imágenes de los
protagonistas, en quienes se combinen el carácter político y el
humanitario. Si la primera y segunda parte del filme Los cinco
hermanos guerrilleros impresionan mucho a los espectadores por la
auténtica creación de vivas imágenes de los guerrilleros
antijaponeses, esto tiene que ver con haber plasmado de manera
fecunda y profunda la vida de los protagonistas en estrecha ligazón
con su lucha.
La descripción auténtica de la vida en la película revolucionaria se
relaciona con el problema de proyectar de manera verídica al hombre.
En la obra artística y literaria este ocupa el lugar central de la
descripción. Imprimirle autenticidad a la representación de la vida es
también, en conclusión, crear una imagen viva y verídica del hombre.
Reproducir en este sentido el carácter del hombre deviene una llave
para imprimir una vivacidad efervescente a la obra.
Con miras a describir con veracidad los caracteres de los
protagonistas en los filmes revolucionarios, es indispensable dibujar
profundamente el proceso del surgimiento y desarrollo de la
conciencia revolucionaria y de la formación del concepto
revolucionario del mundo.
El carácter del hombre no es inmutable, sino que cambia y se
desarrolla sin interrupción a través de la práctica social, razón por la
386
cual es importante describirlo con veracidad en el caso de los
personajes del filme. El carácter de estos tiene diversas peculiaridades,
pero su núcleo lo constituye la ideología. La conciencia ideológica
determina todas las acciones del hombre, así como sus cualidades y
valor. Lo primordial en el desarrollo del carácter del personaje es el
cambio y la progresión de su conciencia ideológica. Así, para
representar un filme de manera auténtica el carácter típico de los
protagonistas que crecen como revolucionarios, se presenta como un
problema clave el describir con profundidad los procesos del
desarrollo de su conciencia ideológica y de la formación de su
concepción revolucionaria del mundo.
Cuando vemos algunas películas de nuestros artistas de cine con
temas de las tradiciones revolucionarias, podemos constatar que no
han logrado profundizar ese proceso, razón por la cual carecen de
veracidad descriptiva y no impresionan mucho a los espectadores.
Ustedes, en fiel cumplimiento de las instrucciones del gran Líder,
deben crear una gran cantidad de filmes revolucionarios que
muestran verídica y profundamente cómo los obreros, campesinos,
intelectuales y otros sectores de la población crecen como
revolucionarios y establecen su concepción revolucionaria del
mundo a través de la vida y la lucha, para así contribuir activamente
a la educación revolucionaria de los trabajadores, los jóvenes y
niños.
Con vistas a mostrar con veracidad en los filmes revolucionarios
el proceso de formación del concepto, en los personajes principales,
sobre el mundo, es indispensable profundizar en el estudio de su
mundo interior y describir en detalle, y según la lógica de la vida y
del carácter, el proceso durante el cual surge, se arraiga y crece su
conciencia revolucionaria.
La conciencia ideológica del hombre nace y se desarrolla a medida
que tropieza con diversos fenómenos sociales y experimenta la
complicada realidad. Y su conciencia revolucionaria se forma y
consolida pasando por distintos procesos, según su origen clasista y
posición social, la influencia del ambiente que lo rodea, la
387
experiencia de la vida y el nivel de instrucción y de conocimientos.
De ahí que, repito, reproducir con meticulosidad y en detalles el
mundo interior de los personajes, conforme a la lógica de la vida y
del carácter, constituye una garantía importante para interpretar tal
como es el proceso de formación de su concepción revolucionaria del
mundo.
A fin de retratar de manera verídica la vida y el proceso de
formación de la concepción del mundo de los protagonistas que se
convierten en revolucionarios es importante que los artistas de cine se
provean a plenitud de la idea Juche, doctrina revolucionaria del gran
Líder, y conozcan con claridad la política y los lineamientos del
Partido. Sólo quienes tienen establecida la cosmovisión
revolucionaria, basada en la idea Juche, y poseen una clara visión
política, pueden comprender con acierto la esencia de la vida y del
carácter del hombre y su proceso de desarrollo, y, sobre esta base,
describirlos de manera profunda y auténtica.
Para tipificar a la perfección la vida basándose en el realismo y
pintar con autenticidad el proceso de desarrollo de los obreros,
campesinos y otras personas ordinarias como revolucionarios en
medio de la vida y la lucha, es importante, además, que los artistas
de cine estudien y experimenten sustancialmente la realidad y la
vida.
Esto es una condición indispensable para delinear con veracidad al
hombre y la vida en el filme. A menos que conozcan la realidad no
pueden crear una imagen auténtica.
Teniendo en cuenta que no participaron directamente en la Lucha
Revolucionaria Antijaponesa, cuando quieran producir películas con
temáticas de las tradiciones revolucionarias, les resultaría provechoso
que profundicen en el estudio de materiales sobre ellas y, al mismo
tiempo, se entrevisten con combatientes revolucionarios antijaponeses
para escuchar sus recuerdos. Entonces podrían recoger buenos
materiales. Aunque no tomaron parte en la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa, si estudian a fondo materiales acerca de ella y
profundizan en la meditación y búsqueda creativas, lograrán producir
388
muy buenos filmes revolucionarios que reflejen tal como son, y en lo
profundo, la heroica lucha de los guerrilleros antijaponeses, su digna
vida y su hermoso y sublime mundo ideológico y espiritual.
Les deseo que proporcionen alegría y satisfacción al gran Líder,
creando una gran cantidad de películas revolucionarias de alto valor
ideológico y artístico.
389
PARA ELEVAR EL PAPEL
DE LAS ORGANIZACIONES DEL PARTIDO
Y OTROS ÓRGANOS POLÍTICOS
DEL EJÉRCITO POPULAR
390
combativas del Ejército Popular, se debe, antes que nada, elevar la
función y papel de las organizaciones del Partido y otros órganos
políticos dentro de este, el Líder dijo que el Departamento de
Organización y Dirección del Comité Central del Partido tenía que
orientarlos correctamente.
El más grave de sus delitos es que paralizaron la función de estas
organizaciones y órganos y debilitaron la dirección partidista sobre el
Ejército Popular.
La dirección del Partido es una cuestión de primera importancia en
la construcción de fuerzas armadas revolucionarias. Equivale a su
vida. Al margen de la guía de nuestro Partido es imposible fortalecer
y desarrollar el Ejército Popular como firme defensor de la revolución,
como fuerzas armadas revolucionarias, cuyos integrantes estén listos
para enfrentarse uno contra cien.
Nuestro Partido es el Estado Mayor de la revolución coreana y la
fuerza orientadora que conduce a nuestro pueblo por el camino de la
victoria. En nuestra sociedad, todas las organizaciones sociales y
políticas realizan sus actividades bajo su dirección, y precisamente
por contar con ella se aseguran indudablemente las victorias y los
éxitos en la lucha revolucionaria y la labor de construcción. De esto
no puede exceptuarse el Ejército Popular por ser tal. Este, como
fuerzas armadas revolucionarias del Partido del Trabajo de Corea,
tiene como misión defender y salvaguardar con las armas su causa
revolucionaria, iniciada y dirigida por el Líder, y materializar su
lineamiento militar. Le es insoslayable recibir con fidelidad la
dirección del Partido y el Líder y sólo entonces puede cumplir con su
sagrada misión y tarea principal.
La dirección del Partido sobre el Ejército Popular se ejecuta por
medio de las organizaciones partidistas y otros órganos políticos que
existen en su seno. Sin embargo, los militarotes despóticos debilitaron
sus funciones de una u otra manera y obstaculizaron la normal
realización de la labor político-ideológica entre sus miembros.
Abusando de su jerarquía obraron con arbitrariedad y despotismo
dejando a un lado las organizaciones del Partido y otros órganos
391
políticos. Aunque en el Ejército Popular todos los asuntos político-
militares importantes debían examinarse en su comité del Partido, los
despóticos militares ignoraron tal orden, castigaron y destituyeron
caprichosamente a cuadros y cometieron actos como echar tierra a su
antojo a las orientaciones del Partido respecto a la preparación
combativa. La medida de cuán arbitrariamente actuaron dichos
elementos por encima de las organizaciones del Partido, la tenemos
en el solo hecho de que impusieron que en las reuniones partidistas
los comandantes hicieran las conclusiones y que el departamento
político, por conducto del Estado Mayor presentara informes acerca
de la labor política del Partido. No sólo pusieron bajo su control y
libre manejo a las organizaciones del Partido y otros órganos políticos,
sino que al impedir que la Dirección General Política se relacionara
con los respectivos departamentos del Comité Central del Partido,
también rechazaron la dirección y control de este.
Con esos actos de carácter antipartido perseguían convertir el
Ejército Popular en un feudo particular y desarmar a nuestro Partido.
Casi no difieren de los delitos de los fraccionalistas antipartido y
contrarrevolucionarios, quienes alegando que el Ejército Popular
debía ser “el ejército del frente unido” trataron de separarlo de la
dirección del Partido y utilizarlo para alcanzar sus infames
ambiciones políticas.
La prepotencia que ejercieron los despóticos militares trajo como
consecuencia el serio debilitamiento de la labor política partidista en
el seno del Ejército Popular, impidió la plena materialización de la
línea militar del Partido y perjudicó los lazos entre el Ejército y el
pueblo.
La causa principal de que en el seno del Ejército Popular, fuerzas
armadas revolucionarias de nuestro Partido, se produjeran esos graves
errores, radicaba en la incapacidad de las organizaciones partidistas y
otros órganos políticos. Esas organizaciones y órganos presionados
por las autoridades, no supieron librar una lucha de principios contra
dichos individuos, aunque veían claramente que actuaban en
detrimento de la política y línea del Partido. Si hubieran elevado sus
392
funciones rectoras y el espíritu partidista de los militantes del Partido
y, sobre esta base, desplegado de manera enérgica la lucha contra
factores ideológicos nefastos y de carácter antipartido, no se habría
creado el despotismo militar. Tenemos que sacar serias lecciones de
los errores detectados en la labor política partidista en el seno del
Ejército Popular y rectificarlos cuanto antes.
Ante todo, hay que convertir las organizaciones del Partido y
demás órganos políticos del Ejército Popular en entidades ágiles y
combativas que de modo cabal defiendan y hagan realidad la política
y los lineamientos del Partido.
Deben estructurarse sólidamente los comités del Partido y elevarse
sus funciones y papeles.
En sus respectivas unidades ellos son órganos de dirección
colectiva que organizan y guían la ejecución de la política y los
lineamientos del Partido.
Hace más de 10 años que el Líder estableció en todo el Ejército
Popular el régimen de comités del Partido con el objetivo de impedir
que a título personal se actuara con arbitrariedad y de intensificar la
dirección sobre la vida partidista de los cuadros militares y políticos.
Sin embargo, los comités del Partido no pudieron cumplir
debidamente sus funciones y papeles a causa de las arbitrariedades
cometidas durante los últimos años por los despóticos militares. En
todos los niveles del Ejército Popular hay que reestructurar esos
comités con personas que estén plenamente identificadas con el
sistema de ideología única del Partido y posean un fuerte espíritu
partidista, y restablecer pronto sus funciones de dirección colectiva.
Nuestro Partido guía la revolución y su construcción mediante la
dirección colectiva de sus comités a todos los niveles. Esas
organizaciones, desde el Comité Central hasta la base, funcionan, sin
excepción, según el principio de dirección colectiva, y las labores en
todos los sectores se llevan a cabo bajo la dirección colectiva de los
comités del Partido en las respectivas unidades. En el Ejército
Popular también se debe hacer que sus respectivos comités del
Partido debatan y decidan de modo colectivo la orientación y las vías
393
para ejecutar las importantes tareas político-militares que se plantean
en cada período, y en virtud de lo cual los cuadros militares y
políticos respondan ante esos órganos por los resultados de sus
correspondientes misiones. Hay que implantar de modo firme tal
disciplina en el seno del Ejército Popular.
Intensificar la dirección y el control sobre los militantes del
Partido para que realicen bien su vida partidista es el deber principal
de sus organizaciones. Para intensificar la vida partidista de los
militantes, es preciso hacer que todos cumplan con honestidad los
deberes estipulados en los Estatutos, que recogen todas las exigencias
de principios de la vida organizativa del Partido. En cargos existen
diferencias entre superiores e inferiores, pero en la vida partidista no
puede haberlas, todos deben tomar parte en ella con iguales derechos
y deberes. Sus reglamentos son iguales tanto en las organizaciones
partidistas de los civiles como en las del Ejército Popular. Sin
embargo, en el pasado no fueron pocos los generales y oficiales que
no tomaron parte activa en la vida partidista, esgrimiendo las
peculiaridades del Ejército Popular y en ella se permitió la existencia
de dos disciplinas. Lo comprueba el solo hecho de que en las
reuniones partidistas se prohibió criticar a los superiores.
La prohibición de criticar a oficiales no fue una medida que les
favoreciera. Si se les aprecia y ama con sinceridad, debe ser mayor la
exigencia en cuanto a su vida partidista, y forjarlos en el crisol de la
crítica severa. Si el hombre no recibe la educación ni el control, se
degenera inevitablemente. Hubo funcionarios que por estar al margen
de la educación y control partidistas, se quedaron atrasados
ideológicamente y se tornaron arrogantes, lo que les hizo caer en el
burocratismo y finalmente en graves errores.
La mayoría de los actuales oficiales tienen largos antecedentes de
servicio militar y pelearon con valentía en la Guerra de Liberación de
la Patria, y ahora forman parte de la médula de nuestro Partido y de
armazón del Ejército Popular. Las organizaciones del Partido que
actúan en él deben llevar a buen término la dirección sobre su vida
partidista de manera que se forjen sin desmayo a sí mismos para
394
seguir por el camino de la revolución, con alto espíritu partidista y
revolucionario.
Es necesario elevar el papel de los órganos políticos en el Ejército
Popular y fortalecer de manera decisiva la labor política.
El poderío de un ejército revolucionario está en su superioridad
político-ideológica. Él vence al ejército imperialista no por superarlo
en lo técnico-militar sino porque pelea con alta disposición político-
ideológica y sentido de sacrificio. Convertir a todo el Ejército Popular
en un destacamento combativo fiel al Partido mediante la prioridad de
la labor política sobre la militar y la firme preparación político-
ideológica de los militares, constituye un principio fundamental de la
construcción de las fuerzas armadas revolucionarias presentado por el
Líder.
Como consecuencia de la influencia de los despóticos militares,
entre los cuadros del Ejército Popular se deja sentir bastante fuerte, la
tendencia a menospreciar la labor política partidista, considerando
que las órdenes militares lo resuelven todo. Primero hay que rectificar
este erróneo punto de vista. Se debe hacer que los cuadros militares
comprendan de modo correcto que sólo con una buena labor política
se puede aumentar la capacidad combativa de sus unidades, y presten
ayuda activa a los trabajadores políticos y se esfuercen siempre para
anteponer la labor política al cumplimiento de tareas militares.
Recientemente, el Líder dictó disposición de establecer el sistema
de comisarios políticos hasta el nivel de regimiento, con el fin de
intensificar las labores políticas partidistas en el seno del Ejército
Popular. Esta medida es muy justa ya que elevando la autoridad de
los órganos políticos e intensificando la labor política partidista, se
posibilita cristalizar correctamente los lineamientos y orientaciones
militares del Partido.
Es necesario que los cuadros del Ejército Popular tengan una
correcta comprensión del sistema de comisarios políticos. Se dice que
hay comandantes que preguntan qué funciones desempeñan los
actuales jefes de departamento político y subjefes políticos de
regimiento y los comisarios políticos. Son distintos sus deberes y
395
papeles. Los jefes de departamento político o subjefes políticos de
regimiento son trabajadores partidistas y políticos, pero no son
delegados del Partido. En cambio, los comisarios políticos son
delegados del Partido enviados a las unidades. Siendo jefes del
Partido y políticos de las unidades respectivas, asumen el deber de
asegurar por vía partidista y política las actividades de los
comandantes. Al mismo tiempo tienen el derecho de rechazar las
decisiones u órdenes de los comandantes militares e impedir su
ejecución si estas contravienen la política y la línea del Partido.
Podemos decir que esta es una importante característica del sistema
de comisarios políticos.
Los comandantes y los trabajadores políticos tienen que entender
correctamente el objetivo y la intención que tuvo el Líder al
establecer dicho sistema en el Ejército Popular, hasta el nivel de
regimiento, y obrar a este tenor de modo que la medida haga
evidentes sus ventajas.
Lo principal en la consolidación del Ejército Popular en lo
político- ideológico es implantar con firmeza el sistema de ideología
única del Partido.
Esta tarea cobra mayor urgencia dado que en los últimos años los
despóticos militares debilitaron la labor política partidista y
perpetraron muchos actos en detrimento del sistema de ideología
única del Partido.
Para establecerlo de modo sólido es insoslayable armar
firmemente a todos los militares con la idea revolucionaria de nuestro
Partido. Esta no es otra que la del Líder, y constituye la única idea
rectora de la revolución coreana. Si los militares no se pertrechan
sólidamente con ella, pueden degenerarse ideológicamente bajo la
influencia de ideas malsanas y no podrán ser fieles hasta el fin a la
revolución.
Se debe intensificar la educación de los militares en la idea única
para que posean el firme punto de vista de reconocer sólo la idea
revolucionaria del Líder, ignorando cualquier otra. Solo cuando
tengan como credo inconmovible la idea revolucionaria del Líder
396
pensarán y actuarán de acuerdo con ella y el propósito del Líder y
lucharán de modo resuelto por defender y llevar a la práctica la
política y la línea del Partido en cualesquier condiciones por difíciles
y complejas que sean.
Es imprescindible establecer un sistema para hacerles llegar a
tiempo a los militares las instrucciones del Líder y la política del
Partido. Sin conocerlas con acierto, no pueden llevarlas a efecto
correctamente ni combatir manifestaciones contrarias a la idea del
Partido. Actualmente, en el Ejército Popular no existe un ordenado
sistema de transmisión y explicación de las instrucciones del Líder,
grabadas o impresas en documentos, ni de las resoluciones y
directivas del Comité Central del Partido. En los casos en que las
instrucciones del Líder se transmiten grabadas, por ejemplo, plantean
que como los oyentes se determinan según los grados militares,
ocurre que las escuchan los jefes de regimientos mientras sus
políticos adjuntos no tienen esa posibilidad. Esto, siendo como es una
expresión de la tendencia de dar prioridad a lo militar, resulta un gran
error. No hay motivo que impida al subjefe político del regimiento
conocer el contenido de las instrucciones que necesita saber su jefe.
En cuanto a los oyentes de dichas grabaciones, hay que
determinarlos no según sus grados militares sino en función de los
cargos, y en el caso de las resoluciones y directivas del Comité
Central del Partido, las que no tengan un contenido secreto deben
despacharse a las unidades y darlas a conocer a los demás militares.
Sólo entonces sabrán bien qué exige el Partido y en qué situación se
encuentra el país, así como cumplirán mejor sus tareas militares.
Defender y salvaguardar al Partido y al Líder en lo político e
ideológico y a costa de la vida, constituye un honroso deber del
Ejército Popular. Es su tarea unir con firmeza a todos los militares en
torno al Partido y al Líder bajo la consigna “¡Defendamos a muerte al
Comité Central del Partido encabezado por el estimado compañero
Kim Il Sung!”, e implantar de modo consecuente el sistema de
mando según el cual todo el colectivo se mueva como un solo hombre
bajo la dirección única del Líder.
397
Entre los militares deben realizarse de modo eficiente la educación
en la política del Partido, las tradiciones revolucionarias, la educación
clasista, la educación en el patriotismo socialista y la educación
comunista, de manera que todos posean las cualidades propias de los
integrantes del ejército revolucionario.
En el seno de nuestro Ejército hay que establecer un ambiente de
estudio revolucionario. Hoy día, nuestro Partido exige que todos
estudien bajo la consigna “¡Todo el Partido, todo el pueblo y todo el
ejército, a estudiar!”. Todos los militares deben estudiar, en particular,
los oficiales. Así podrán armarse con firmeza a sí mismos con la idea
revolucionaria de nuestro Partido y cumplir plenamente su papel de
educadores y propagandistas de la política del Partido entre los
militares.
En esta ocasión el Líder dictó la disposición de que todos los
cuadros del Ejército Popular: políticos, militares, los que tienen
instrucción universitaria o los que no la poseen, estudien por el
sistema de cursillos de un mes, organizados por el Partido. Ello
significa una gran atención hacia los cuadros del Ejército Popular.
Hay que organizarlos con tino para que todos los cuadros del Ejército
Popular, sin excepción, puedan asistir y estudien con profundidad las
políticas y lineamientos del Partido y también se forjen en lo
ideológico.
Con la intensificación de la lucha contra los factores ideológicos
perniciosos, sobre todo, contra las ideas burguesas y revisionistas, el
servilismo a las potencias y el dogmatismo, debemos lograr que en el
seno del Ejército Popular no surjan fenómenos contrarios al sistema
de ideología única del Partido. La falta de espíritu incondicional en la
aceptación y ejecución de las instrucciones del Líder y la política del
Partido, la manifestación liberalista de disgustarse de la vida
organizativa del Partido y de violar la disciplina militar, los actos
militaristas y burocráticos de presionar sobre los inferiores con
órdenes y gritos, son expresiones de ideas caducas. Si estos
fenómenos crecen, llegarán a dañar seriamente el fortalecimiento y
desarrollo del Ejército Popular.
398
Es imprescindible desplegar una enérgica lucha para erradicar el
veneno dejado por los militaristas despóticos.
Ellos fueron separados, pero en el Ejército Popular quedan
consecuencias nefastas de sus actos. Sin combatir duramente las
tendencias a resolverlo todo con las órdenes y a propender a la
prepotencia militar, así como el burocratismo que fomentaron, es
imposible poner de manifiesto la superioridad político-ideológica del
Ejército Popular.
Para llevar a cabo de modo efectivo la lucha por liquidar los
venenos dejados por los despóticos militaristas, hay que darles a
conocer a las claras a los cuadros militares los delitos que cometieron.
Solo cuando se pongan al descubierto totalmente sus delitos y se
comprendan su gravedad y consecuencias, será posible que los que
anteriormente actuaban ciegamente, siguiéndoles obedientes,
despierten y se den cuenta de sus errores, y se eduquen también otras
personas.
El Líder señaló que la lucha por eliminar las consecuencias
venenosas del despotismo militar debe desplegarse principalmente en
forma de crítica, y no sancionar a la ligera a las personas, por
métodos administrativos. Los delitos de esos elementos son muy
graves, pero no agruparon gente para acciones sectarias. En el caso de
quienes cometieron errores por adular a los despóticos militaristas,
vemos que se trata de personas que obraron ciegamente siguiéndoles
obedientes por temor a que aquellos individuos, abusando de su poder,
actuaban de modo arbitrario, o que incurrieron en el despotismo
imitándolos. Por eso, el Líder dijo que el despotismo militar,
denunciado y criticado en el reciente pleno del Comité del Partido en
el Ejército Popular, difiere, por su carácter, del sectarismo de agosto
de 1956.
En la lucha ideológica para liquidar sus nefastas consecuencias, se
debe promover altamente la democracia. Hay que criticar con
agudeza, partiendo de principios partidistas, a quienes cometieron
errores, sin excepción, sean oficiales o generales.
En esta lucha deben ser ejemplos y tomar la delantera los cuadros
399
de la Dirección General Política. En esa institución hay mucho
veneno ideológico que dejaron esos despóticos militaristas. En el
pasado, muchos de los funcionarios de la Dirección General Política
les sirvieron de intermediarios al proceder como ciegos, carentes del
espíritu partidista y al margen de los principios. Como consecuencia,
afectaron gravemente a la labor política partidista en su conjunto
dentro del Ejército Popular.
La Dirección General Política tiene el deber de organizar y
realizar esta labor de modo unificado en el Ejército Popular y asume
la responsabilidad por ella ante el Comité Central del Partido. Sus
funcionarios deben trabajar con responsabilidad, teniendo siempre en
cuenta la importancia de la posición y deber de su institución.
Por ahora deben organizar con diligencia la recepción y los
debates de los documentos del IV Pleno del Cuarto Período del
Comité del Partido en el Ejército Popular. Les incumbe dar a conocer
correctamente a los cuadros y demás miembros del Partido el
contenido de las instrucciones que el Líder impartiera en esta reunión
y, sobre esa base, orientar a las organizaciones del Partido para que
realicen substancialmente los debates.
Los funcionarios de la Dirección General Política deben rectificar
pronto los errores denunciados y criticados en dicho pleno y
desplegar animadamente sus actividades, desprendiéndose de viejos
moldes.
400
LOS FUNCIONARIOS DEBEN MEJORAR
SIN CESAR LOS MÉTODOS
Y ESTILOS DE TRABAJO
401
hablar de las menos instruidas, lleguen a sentirse descontentas del
Partido.
Como el hombre junto con la razón posee sentimientos, si se
siguen acumulando disgustos es probable que esa razón se nuble y,
una vez ocurrido esto, él confunda las palabras de determinada
persona con la orientación del Partido. La conducta de quienes afligen
a las personas presionándoles con su autoridad oficial, sin que
importe su gravedad, trae la seria consecuencia de alejar a las masas
del Partido.
En la actualidad, sin embargo, existen funcionarios que si se
presenta alguna tarea, tratan de cumplirla empleando el método de
emitir a raja tabla directivas u órdenes a la gente, en lugar de dar
rienda suelta a su entusiasmo consciente mediante la motivación
ideológica. Y después, si se malogra el trabajo, sólo critican y
reprenden a sus subordinados. Las masas les pegarán a sus espaldas la
etiqueta de “Pyon Hak Do”.
Es un problema el que ahora el estilo burocrático de trabajo se
manifieste entre los funcionarios administrativos y económicos,
pero mayor aún es que se observe este fenómeno entre algunos
partidistas.
El método de trabajo del Partido consiste en educar y aglutinar en
torno suyo a las personas mediante la prioridad de la labor política, y
concienciarlas para que se movilicen por sí solas en la revolución y la
tarea de construcción. El trabajo del Partido no puede efectuarse con
métodos impositivos. Podrían tolerarse si es para mover los brazos y
piernas de las personas, pero son absolutamente inadmisibles para
mover su alma.
Si los funcionarios partidistas actúan con arbitrariedad,
imponiéndose, esto no sólo aleja a las masas del Partido sino que
fomenta la adulación, el facilismo, el formalismo y otras ideas
malsanas. Repito una vez más que con métodos coercitivos no es
posible mover el alma de las personas y el trabajo del Partido que no
logra eso no vale un bledo. Al abuso de autoridad le sigue la
adulación, mientras a la confianza y al amor, la sinceridad. Por tanto,
402
los funcionarios del Partido no deben desempeñarse, en ningún caso,
con métodos impositivos. Estos y la arbitrariedad son el primer
blanco de ataque en la lucha para eliminar viejos métodos
convencionales.
Mejorar los métodos y estilos de trabajo de sus funcionarios
constituye hoy una de las tareas centrales para nuestro Partido.
Reflexioné mucho en cómo mejorarlos de manera decisiva entre
los funcionarios, en especial, entre los partidistas.
Para alcanzar este objetivo, es necesario analizar primero si ellos
tienen bien establecido el punto de vista sobre su trabajo y misión.
Según informaciones, ahora algunas personas dicen que su mayor
deseo es hacerse funcionarios del Partido; es verdad, desde luego, que
el mismo hecho de serlo es una expresión de la confianza singular de
este.
Ellos sabrán apreciarla más que cualquier beneficio material y
como esa confianza es grande, trabajarán más. Sin embargo, existen
algunos que al ser nombrados como tales se comprometieron a
responderle con lealtad al Partido, pero uno o dos años después, no se
esfuerzan con tesón por trabajar bien ni se aplican al estudio, matando
el tiempo sin hacer nada. Parece que consideran el cargo de secretario
o de instructor del Partido como rangos jerárquicos que proporcionan
una vida ociosa y piensan que si lo ocupan pueden recibir un gran
beneficio con trabajo fácil y vivir sin problemas, aunque holgazaneen,
dejando de devanarse los sesos. Por tener esta concepción errónea,
pasan intactas a los subordinados hasta las tareas urgentes, que se les
encomiendan.
Me he enterado que cierto funcionario del Partido, no satisfecho ni
siquiera con ese proceder, incluso obliga a otros que no tienen su
condición, a redactar hasta el plan de trabajo de su comité para
ejecutar la orientación del Partido y las directivas para despachar
hacia la base. Es cierto que no son muchos los que obran así, pero
aunque haya uno entre mil o diez mil, esto ejercerá una influencia
muy nefasta.
Se dice que entre los integrantes de la joven generación hay
403
quienes detestan el estudio, pero cuando se matriculan en institutos
universitarios, desean especializarse en las ciencias sociales más que
en las naturales y, una vez incorporados al trabajo, prefieren
colocarse en organismos de dirección más que en centros de
producción o en instituciones de investigación, los cuales también
pueden tildarse de contaminados por la pereza tendente a considerar
encargo de cuadro como un rango jerárquico. Es importante rectificar
el criterio erróneo de los trabajadores del Partido de creer fácil el
trabajo de este y darles a conocer con claridad que es la tarea más
difícil y responsable.
El Líder ha expresado que si bien es fácil hacerse funcionario del
Partido, es difícil desempeñarse como tal, lo mismo que sucede con la
madre. Como él precisó, no es nada fácil que los funcionarios del
Partido cumplan bien con su misión. Para proteger la vida política de
las personas, deben tener una clara conciencia de sus tendencias
ideológicas, lo cual es varias veces más difícil que conocer el
mecanismo de una máquina. Si esta se avería por una mala operación,
basta con repararla, sin embargo, si se maneja con descuido la vida
política de la gente, es probable que se le arruine toda su vida. Así,
pues, si se quiere acertar en el trabajo del Partido, hay que dormir
menos y tener más dolor de cabeza que los demás.
A la vez que es una tarea más responsable y difícil, el trabajo del
Partido requiere un alto sentido de conciencia. En esta labor, si bien
uno se esfuerza pasando la noche en vela o, aunque, por el contrario,
holgazanea, su resultado no se revela de inmediato. Es por eso que los
funcionarios del Partido deben desempeñarse con más límpida
conciencia de militante y mayor voluntariedad que nadie. He aquí,
precisamente, la razón por la que se promueven y ubican como
funcionarios del Partido a personas confiables, mejor preparadas
ideológicamente que otras.
Como es grande la confianza que el Partido deposita en sus
funcionarios, si entre ellos surge la más mínima manifestación de
trabajar a la manera de pasar la tarea a las instancias inferiores, sin
tener la conciencia de militante, ni el sentido del deber
404
revolucionario, hay que cuestionarlo como un caso muy grave. Esta
manera de trabajar, o sea pasar abajo lo que viene de arriba, es una
expresión en síntesis de la pereza de quien rehúye la revolución y
quiere vivir indolente. Si no se supera a tiempo, es probable que en
la mente de las personas surjan ideas revisionistas y prolifere el
hábito de holgar.
Pero esto no es motivo para poner sin ton ni son la etiqueta de
revisionista sobre la cabeza de quienes proceden así, porque pueden
existir funcionarios que tienen deseos de trabajar bien, pero como no
saben encontrar el método correcto, de vez en cuando pasan a las
unidades inferiores la tarea recibida de arriba. A esos funcionarios
hay que enseñarles, ante todo, el método y elevar su nivel de
preparación.
El problema es que existen quienes, aunque les falta capacidad
para buscar los métodos, no quieren estudiar ni exprimirse el
cerebro. Si exigimos que se devanen los sesos para encontrar
métodos para ejecutar las tareas que vengan de arriba y después las
indiquen a las instancias inferiores, dejando de proceder a la manera
de despacharlas sin instrumentarlas, algunos dicen que por más que
meditan, no les viene a la mente ninguna idea ingeniosa, lo cual no
es verdad. Por supuesto, el problema de qué eficiente método
encuentre uno depende de su nivel de preparación, pero quienquiera
que sea, si usa el cerebro y se empeña, es indudable que logra
encontrar ideas y métodos apropiados. Por ejemplo, entre nuestros
maestros los hay de bajo nivel de calificación, pero ante los alumnos
ninguno lee los textos tal como están. Esto muestra que aunque
tienen poco nivel se empeñan en enseñarles conforme a sus
peculiaridades sicológicas y gustos.
Un funcionario del Departamento de Propaganda y Agitación me
dijo que al ver que sus hijos se despertaban tarde en la mañana, él se
levantaba primero y hasta el cuarto de ellos limpiaba, lo que les hizo
abandonar gradualmente ese mal hábito. También ese es un método
de educación persuasiva con hechos positivos. El que el padre
limpie el dormitorio de los hijos puede resultar algo embarazoso,
405
pero precisamente por este procedimiento logró librarlos de sus
vicios.
Como se ve, la metodología se necesita también para la educación
de los niños. En este sentido es harto inexplicable que funcionarios
encargados de realizar tareas del Partido pasen a instancias inferiores,
tal como está, cualquier tarea recibida de arriba. Si proceden así, no
pueden evitar el fracaso de todas sus actividades.
Prueba elocuente de lo nefasto que resulta esa manera de obrar es
la comparación con el papel de los comandantes en el combate. Si se
supone que una unidad conjunta haya recibido la orden de ocupar una
cota, su comandante tiene, ante todo, que estudiar la situación sobre
la base de los datos recogidos por la exploración y analizar la misión,
y una vez hecho esto, adoptar una decisión: qué unidad enviar hasta
equis línea y qué unidad a la retaguardia enemiga haciendo un rodeo
por equis cota para poder bloquear las vías y cómo utilizar fuerzas de
misiones técnicas. Y luego tendrá que impartir órdenes a cada unidad
subordinada. Si no tiene una metodología concreta tan
minuciosamente trazada y ordena a ciegas a las unidades conquistar
la cota, ese combate resultaría un fracaso.
No son diferentes el principio que rige en una batalla y el aplicado
en la construcción socialista. La metodología se necesita siempre y
para todos los trabajos.
Entonces, ¿cómo hacer para encontrar una correcta metodología
para el trabajo del Partido?
Si el Partido imparte una orientación, nuestros funcionarios
deben elaborar, antes de comenzar su ejecución, un exacto y
minucioso plan sobre todos los procesos como programa
operacional y distribución de tareas, control y dirección de su
cumplimiento y chequeo y redistribución de tareas, y luego
encontrar una idea para obtener el máximo éxito en las condiciones
y circunstancias dadas. Para ello, deben profundizar en el estudio de
las instrucciones del Líder y la orientación del Partido, conocer a
plenitud y en concreto la situación de abajo y, sobre esta base,
intensificar la consulta colectiva.
406
En el período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, al crear
las zonas semiguerrilleras el gran Líder enseñó en detalle cómo
administrarlas e, incluso, cómo deberían actuar sus alcaldes. Él nos
contó que entonces les había advertido: si los de la “tropa punitiva”
les preguntan por qué ofrecieron alimentos a los guerrilleros
antijaponeses, contéstenles que no tenían otro remedio, ya que se lo
imponían apuntándoles a pecho con el fusil, díganles a raja tabla que
ya están cansados de desempeñarse como alcaldes y que quieren
mudarse a la ciudadela, y fingiendo maldecir de los guerrilleros
hablen con sutileza de lo poderosos que son estos para infundirles un
gran pavor. Como actuaron con tal metodología y arte, hasta los
imperialistas japoneses, tan taimados y siniestros, quedaron
totalmente impotentes.
Además, el gran Líder orientó a los guerrilleros antijaponeses a
que estudiaran con diversos métodos. Ora los hacía dividirse en
dos grupos y competir con preguntas y respuestas, ora les hacía
aprender las letras escritas en hojas de papel pegadas a las
mochilas de los que marchaban delante durante las caminatas. Y
cuando se daban clases o se organizaban seminarios, procuraba
que fueran prácticos.
Nuestros funcionarios deben estudiar todo esto y aplicarlo de
manera creadora, conforme a la realidad actual, dejando de hablar
sólo de las tradiciones revolucionarias. Mas, existen algunos que si el
Partido subraya el problema de las tradiciones revolucionarias, se
limitan a lanzar la consigna de llevarlas adelante y desarrollarlas, y
que si les advierte el formalismo revelado en el estudio, hacen lo
mismo, con meras palabras, para las instancias inferiores. Si nos
devanamos un poco los sesos para aplicar eficientemente el método
de estudio de los guerrilleros antijaponeses, en conformidad con la
realidad de hoy, podremos superar ese formalismo.
Cuando se exige dirigir las unidades inferiores con una
metodología y tacto, esto significa que analicen el trabajo y pongan
en funcionamiento el cerebro. Es una ley que este se desarrolla tanto
más cuanto se usa, mientras que, en el caso contrario, se oxida y
407
embota. Si trabajan con desgano sin exprimirse el cerebro, no
pueden dejar de emplear el método de pasar sin tocar a los
subordinados lo que viene de arriba ni después de 100 años, ni, al
fin y al cabo, ejecutar cabalmente la política del Partido. Esta es la
razón por la que hoy les sugiero con tanta insistencia que acaben
con los hábitos de holgar y haraganear, detectados entre algunos
funcionarios.
408
FORMEMOS A LAS NUEVAS
GENERACIONES EN EL ESPÍRITU
REVOLUCIONARIO
DEL PAEKTU
409
decirse así, del sentimiento del ser humano traducido en melodías y
cadencias. La música tiene la fuerza de reflejar hasta los
multifacéticos y delicados sentimientos, invisibles e inexpresables en
palabras. El versado en música, puede conocer mejor que otros los
cambios de ánimo y del mundo interior del hombre. Es preciso que
los trabajadores partidistas conozcan música siquiera para captar bien
el sentimiento y la sicología de la gente. Si la conocen como es
debido y tienen sentido musical, pueden sentir y captar con
sensibilidad y con todo su ser y a tiempo el estado espiritual, los
sentimientos y las aspiraciones de las masas, e instarlas con más
destreza que nadie a poner en juego su fervor político.
Los actores de cine deben saber cantar.
En Tenemos la patria, la protagonista no interpreta la canción que
le corresponde —si bien habría sido mejor que lo hubiera hecho—, la
sustituye una cantante profesional como en otros filmes.
Recientemente presencié una función de los actores de cine y vi que
pocos cantaban bien. Es vergonzoso que un actor de cine no sepa
hacerlo como se requiere en un escenario teatral. Los artistas de cine
deberán capacitarse de tal manera que puedan cantar bien.
Si en Tenemos la patria, la referida canción fuera interpretada por
la propia protagonista, resultaría más ardiente su sentimiento de
orgullo por ser ciudadana de la patria socialista; y el público sentiría
más vivamente, de corazón, la proeza del Líder que la instauró y los
inenarrables esfuerzos que hizo desafiando las nevascas del Paektu
para restaurar el país, igualmente el espíritu revolucionario fraguado
en la Lucha Antijaponesa.
Debemos pensar en este espíritu, el del Paektu, aun cuando
veamos una película o entonemos una canción referente a la patria.
Gracias a ser guiado por ese espíritu, nuestro país esparce su brillo
ante el mundo, como digno país socialista. El espíritu revolucionario
del Paektu es el de nuestra patria. Si hacemos películas que ensalzan
la patria, es para insuflar en el pueblo este espíritu y el patriotismo.
En el programa de la función de los actores de cine hay que incluir
sin falta la canción Paraíso socialista, empleada en la película
410
Agitadora roja. Es una pieza bien lograda. Hace que quien la escuche
sienta orgullo por la patria socialista implantada por el gran Líder, y
piense con honda emoción en sus méritos y en las gestas que él
realizó para rescatarla sufriendo todo tipo de dificultades y vicisitudes.
El espíritu del Paektu es el espíritu de arremeter contra cualquier
dificultad, el de la lucha inflexible y el de la independencia de valerse
de las propias manos para recuperar el país y convertirlo en un
paraíso socialista.
En la hora actual, cobra una importancia realmente enorme la
formación en este espíritu de las nuevas generaciones que no pasaron
por las pruebas de la revolución. Quien no se guíe por ese espíritu, no
podrá saber lo valiosa que es la patria, ni construirla mejor.
Lo más grande y precioso que los revolucionarios de Corea deben
legar a las posteridades, es la patria reunificada y socialista. Para
lograr que las nuevas generaciones hagan brillar eternamente a la
patria, es prioritario imbuirlas del espíritu del Paektu. Se puede decir
que este es realmente el más valioso de los legados que los
precursores revolucionarios deben entregar a sus relevos. Si se
identifican plenamente con ese espíritu, podrán reunificar la patria y
asegurarle a las futuras generaciones la eterna prosperidad.
Últimamente la educación revolucionaria de los jóvenes adquiere
mayor importancia ante la posibilidad de que se infiltre por diversas
vías en nuestro seno el veneno ideológico y cultural difundido por los
imperialistas.
Ahora el imperialismo norteamericano, caudillo de la reacción
mundial, difunde por todos los lugares donde se encuentra su
decadente cultura y modo de vida, intentando con astucia adormecer
la conciencia revolucionaria de las nuevas generaciones y todos los
demás sectores del pueblo, y realizar con facilidad su penetración
ideológica y cultural y su agresión económica y militar.
Esa cultura y ese modo de vida inundan el Sur de Corea, una parte
de nuestro territorio, y paralizan la conciencia de lucha de los jóvenes
y niños, y los corrompen. Los imperialistas norteamericanos recurren
a todos los medios y métodos para impedir la concienciación
411
revolucionaria de los sudcoreanos y para hacerlos enfermar en lo
espiritual. Sobre todo, las películas norteamericanas de crímenes que
penetran en avalancha en Corea del Sur corrompen en lo ético y
moral a los jóvenes y niños.
Allí también el arte y la literatura se encuentran en una situación
lamentable por las influencias de la decadente cultura norteamericana.
Recientemente leí una novela insertada en serie en el diario Tong-a
ilbo, y su contenido era extremadamente repugnante. Los escritores
reaccionarios de Corea del Sur están corrompidos a más no poder.
Allí se editó una colección completa de cuentos populares e históricos,
los cuales son, en su mayoría, de temas de vendepatrias y de
relaciones inmorales.
Últimamente los imperialistas norteamericanos y los títeres
sudcoreanos llevan a cabo la más perversa propaganda y educación
anticomunista entre los jóvenes y estudiantes, por lo cual no podemos
garantizar que las decadentes ideas y cultura burguesas de los
imperialistas no penetren jamás en nuestro seno. Nos compete elevar
la vigilancia revolucionaria e intensificar sin parar la educación de las
nuevas generaciones.
Debemos esmerarnos en la formación ideológica de los jóvenes y
niños para realizarla de manera sustancial, sin contentarnos con los
éxitos. Según se dice, tan pronto se capturó el barco “Pueblo”, entre
los intelectuales sudcoreanos se habló mucho de que el Norte
recibiría duras lecciones, pero al conocer más tarde que el
imperialismo yanqui que amenazaba con tomar “represalias”, se había
rendido ante nuestro pueblo ofreciendo disculpas, manifestaron que
hasta entonces no sabían que el Norte era realmente tan fuerte y se
mostraron muy asombrados. No se debe pensar que el imperialismo
yanqui se arrodilló ante nuestro pueblo, sin llegar a tomar
“represalias”, por falta de efectivos y armamento. Lo que le
atemorizó fue el poderío de nuestro pueblo, unido monolíticamente
en torno al gran Líder y el espíritu revolucionario del Paektu. Es
preciso hacerles conocerlo correctamente a las nuevas generaciones.
El espíritu revolucionario, fraguado en las selvas del Paektu, es el
412
tesoro más valioso que será legado a las posteridades y la bandera que
garantizará la eterna prosperidad de nuestra nación.
Nuestros funcionarios del Partido son quienes tienen la tarea de
imbuir de ese espíritu las nuevas generaciones. No es exagerado decir
que el futuro de nuestra revolución depende de cómo cumplan esta
sagrada misión.
A fin de formar a las nuevas generaciones en el espíritu
revolucionario del Paektu es preciso educarlas de modo sustancial en
las gloriosas tradiciones de nuestro Partido. Ellas encarnan en forma
brillante ese espíritu del Paektu, creado por el gran Líder, cuyo
contenido es la firme confianza en la revolución, el inflexible espíritu
de lucha, el optimismo revolucionario y el espíritu revolucionario de
apoyarse en las propias fuerzas.
Habrá que hacer que las nuevas generaciones se identifiquen con
ese espíritu y para ello se deben templar en la práctica, en los
procesos revolucionario y constructivo.
El objetivo que perseguimos cuando llamamos a los jóvenes a
encargarse de tareas difíciles y duras no radica sólo en acelerar la
construcción económica socialista sino, principalmente, en foguearlos
en lugares donde se llevan a cabo efervescentes esfuerzos por la
producción y las obras constructivas. Tal como dice un proverbio,
que la experimentación de dificultades en la juventud, vale más que el
oro, si los jóvenes se forjan en lo físico y espiritual mientras cumplen
tareas difíciles, venciendo vicisitudes y contratiempos y pasando por
pruebas, pueden hacerse revolucionarios de férrea voluntad capaces
de continuar fidedignamente la revolución sin titubeos por adversas
que sean las circunstancias.
Es preciso que orientemos a las nuevas generaciones para que
conozcan correctamente, mediante su pictórica vivencia práctica, que
cada conquista de la revolución fue alcanzada a costa de la preciosa
sangre de los mártires revolucionarios, es decir, para qué estos
desarrollaron sangrientas batallas, para qué nuestro pueblo no dejó de
luchar y avanzar ni un momento, siguiendo únicamente el camino
indicado por el Líder, venciendo indecibles pruebas, en el tiempo
413
posterior a la liberación, cuando la construcción de una nueva patria,
y en los severos días de la Guerra de Liberación de la Patria y la
rehabilitación y construcción posbélicas, para qué durante esa guerra
los bravos combatientes del Ejército Popular pelearon contra el
enemigo, e incluso, privados de los dos brazos, apretaron con la
barbilla el disparador de la ametralladora, y los habitantes en la
retaguardia echaron a andar las máquinas aun arrancando a mano el
motor, y para qué nuestro pueblo luchó con tenacidad apretándose el
cinturón para avanzar diez o cien pasos cuando otros daban uno.
Para que las nuevas generaciones conozcan con tino, y lleven
adelante la elevada conciencia clasista y el espíritu de los precursores
de la revolución, no basta hacerles consultar libros o aprender en las
clases. Solo cuando suden participando en las pictóricas actividades
revolucionarias y constructivas, podrán concebirlos de corazón, sentir
la verdadera dignidad y felicidad de jóvenes que viven la época de la
revolución y, a la larga, tener una férrea voluntad y una firme e
inconmovible decisión de luchar con toda dedicación, como los
mártires revolucionarios, por la revolución y el futuro de la patria.
En lo adelante, manteniendo vigente la experiencia de la película
Tenemos la patria, debemos realizar un mayor número de filmes que
tengan por temas el amor a la patria socialista y las tradiciones
revolucionarias, para insuflar el ferviente patriotismo y el espíritu
revolucionario del Paektu en las posteridades.
414
LA LABOR CON LOS ARTISTAS
HAY QUE REALIZARLA CON
MÉTODOS POLÍTICOS
415
Hay quienes proceden de modo insensible, como si fueran unos
palos tiesos, y siguen leyendo el material, sin importarles que se rían
o no. Así no se oye bien lo que se dice ni vale la pena prestar atención.
Parece que hacen eso porque, siendo presos del autoproteccionismo,
temen cometer faltas al menor descuido y tener problemas. Eso es un
modo de pensar erróneo.
No se debe creer que la conjugación de sentimientos es una tarea
sólo de los escritores o los artistas. Tiene que conocerla cualquiera
que se ocupe de la labor con la gente. Como los sentimientos tienen
que ver con la sensación y el estado anímico de las personas y su
reacción sicológica ante las cosas y los fenómenos, no puede haber
idea alguna al margen de los sentimientos ni tampoco existir
educación ideológica que los ignore. Precisamente basándonos en
este principio entrelazamos la formación ideológica con la educación
estética y la propaganda con la agitación.
Los trabajadores del Partido, cuya tarea principal es la labor con
las personas, deben investigar y conocer constantemente su estado
anímico o sicológico y cuando van a realizar alguna conversación o
actividad de agitación, a dictar una clase o una conferencia, captar de
modo sensible los sentimientos y la sicología de quienes son sus
objetivos y, sobre esta base, conducirlos con habilidad.
Los funcionarios tienen ahora el defecto de sentarse frente a frente
con las personas para una charla, sin conocer su estado sicológico.
Aunque se trate siquiera de la advertencia de un error o de una
palabra de consejo, estas pueden tener efecto positivo cuando se
digan conociendo a fondo qué piensa la persona en cuestión y cuál es
su estado anímico. Es posible que tal trabajo fracase si uno se pone a
hablar a raja tabla, dé sólo su opinión, sin siquiera mostrarse
interesado por saber cómo se siente el otro. Si el director, víctima del
subjetivismo, conjuga los sentimientos de la obra sin tener en cuenta
al público, puede que mientras los personajes lloran, los espectadores
permanezcan impasibles o hasta se rían. Así también, si los
trabajadores del Partido, cuando conversan con la gente, dan sólo sus
opiniones ignorando los sentimientos de esta, el encuentro no valdrá
416
un bledo, al contrario tendrá resultados negativos.
Tal como un hábil director conjuga con tacto los sentimientos de
tal modo que el público llore y ría junto con los personajes de la
película, así también los trabajadores del Partido, cuando sostienen
charlas individuales o imparten conferencias, deben conocer bien los
sentimientos de la otra parte y obrar de acuerdo con ellos. Para
proceder así, no hay que incurrir en el subjetivismo.
Los dirigentes deben hacer una buena labor con los artistas. Ahora
no la realizan con eficiencia los de los Estudios Cinematográficos de
Corea, en especial sus administrativos.
Algunos funcionarios, nada más que se quejan por no encontrar
actores de talento, en vez de pensar en esforzarse por formarlos. Eso
demuestra que todavía no se han desprendido de modos de pensar y
métodos de trabajo caducos. Con tal proceder no pueden descubrir el
talento en los artistas ni por ende, ponerlo en juego.
La labor con los artistas hay que efectuarla con métodos políticos.
Es importante resolver los problemas con la movilización ideológica
de las personas. Todo lo decide la ideología de las personas y en el
mundo no hay nada imposible, si estas se movilizan ideológicamente.
La clave para fomentar la pasión creadora de los artistas está
precisamente en la labor ideológica, la política. Para orientar a las
personas a que consagren toda su sabiduría y entusiasmo al
cumplimiento de las tareas revolucionarias, manifestando un ardiente
fervor, hace falta la labor política. Tenemos que anteponerla a las
demás actividades.
Ahora, en vez de manifestaciones del espíritu de ayudarse y
guiarse mutuamente, aparecen entre los artistas casos de celos y
envidias por éxitos ajenos, lo que puede superarse mediante una
eficiente labor política. No obstante, algunos dirigentes de los
Estudios Cinematográficos de Corea, en lugar de juzgar el caso sobre
la base de los principios y solucionarlo con métodos políticos como la
educación y la crítica, tratan de resolver el problema como si fuera un
juicio para determinar quién tiene razón y quién no, mientras otros
proceden con prejuicio, como quien echa leña al fuego, amparando
417
una de las partes. Si los dirigentes no realizan la labor con la gente
con métodos de trabajo político sino con los practicistas, no pueden
unirla sino sembrar cizaña.
Encubrir y tolerar errores de los artistas de talento, por ser tales, es
igual a empujarlos a un abismo. Si veo a algún funcionario que se
hace de la vista gorda ante los errores que cometen las personas, lo
critico por su línea clasista ambigua y por carecer de principios.
Como ha enseñado el gran Líder, el esfuerzo por arrancar de raíz
ideas caducas de la mente de los trabajadores y por pertrecharlos con
la idea de nuestro Partido, es una aguda lucha de clases y su forma
principal en la sociedad socialista. Sin embargo, hay funcionarios que
creen que la lucha de clases es sólo contra los residuos de las clases
explotadoras derrocadas o espías y saboteadores y no consideran
como tal la que se lleva a cabo contra viejas ideas. Por consiguiente,
aunque observan fenómenos negativos que aparecen en la vida, se
hacen los que no los ven y se callan.
No hace falta el supuesto “procedimiento habilidoso” que
propende a callarse, aunque sea preciso hablar, para dar una imagen
falsa. Las experiencias demuestran que los incapaces de luchar con
agudeza por extirpar ideas reaccionarias y otras malsanas, contrarias a
la de nuestro Partido, y quienes, considerándose gente bondadosa se
hacen de la vista gorda ante fenómenos negativos, y adoptan una
actitud tolerante y vacilante, no pueden detectar elementos hostiles, al
contrario, pueden dejarse llevar por las intrigas de la gente mala.
El funcionario que no combate los fenómenos negativos no puede
considerarse que se guíe según la línea de la clase obrera. Podemos
afirmar que en las condiciones actuales, cuando se construye el
socialismo, tener o no establecida con solidez la línea de la clase
obrera, se expresa con claridad, primero que todo, por la posición y la
actitud que adopta en la lucha contra ideas obsoletas.
En todos los casos los trabajadores directivos deben resolver los
problemas con métodos políticos, o sea despertando a la gente en lo
ideológico de modo que se movilicen voluntariamente.
El hecho de que compañeros que hasta ayer habían sido
418
considerados como actores sin porvenir se hayan destacado en las
recientes funciones teatrales de los actores de cine, constituye uno de
los éxitos de peso que obtuvimos al desarrollar un buen trabajo
político y fomentar su entusiasmo consciente. Entre ellos estaba una
actriz que había sido desplazada a un segundo plano por ciertos
dirigentes de los Estudios Cinematográficos de Corea porque, decían,
carecía de talento. Pero esta vez tuvo una actuación impecable. Ella
no es la única que por primera vez se ha destacado en esas funciones.
Otra actriz desconocida hasta ahora ha cantado con tanto éxito que
tuvo que salir a escena tres veces más. A la movilización ideológica
inevitablemente siguen cambios. Entre los que sobresalieron por
primera vez en dichas funciones hubo también actores de largo
historial y nuestros funcionarios tendrán que pensar profundamente
por qué ellos no habían podido desplegar su talento más temprano. Si
hasta ahora tuvieron mediocres interpretaciones, fue porque los
directivos no depositaron confianza en ellos ni los guiaron con
paciencia. Una vez impartidas las tareas a los artistas, hay que
ayudarlos y guiarlos con tacto, y no proceder a manera de apremiar su
ejecución unas cuantas veces y reprenderles si se equivocan. Así no
pueden manifestar plenamente sus potencialidades.
Es necesario prestar atención solícita a la superación de los
noveles. Según me han informado, algunos directores no tienen un
exitoso desempeño por sus edades avanzadas, por lo que los
dirigentes, en vez de aferrarse sólo a ellos, tienen que ser audaces y
encomendar a personas jóvenes la labor de dirección.
Hay que formar un buen colectivo de actores en los Estudios
Cinematográficos de Corea. Allí hay muchos artistas con actuaciones
meritorias. Para integrarlo con personas de talento es indispensable
que tenga permanentemente de 15 a 20 plazas vacantes. Sólo
entonces podrá completarse con actores prometedores, tan pronto
como aparezcan. Los funcionarios de la administración no saben
organizar trabajos como este, quizás por haber sido artistas ellos
mismos.
Los directivos de los Estudios Cinematográficos de Corea trabajan
419
hoy con negligencia. Cuando se produce un evento importante, que
debe inscribirse en la historia, tienen que tomar fotos y redactar
materiales para uso posterior, pero no lo hacen. Como no se devanan
los sesos, no comprenden exactamente mi propósito.
Sería bueno que se den más funciones de teatro con actores de
cine, pues tienen formidable popularidad entre los espectadores. Y es
porque sus caras son ampliamente conocidas a través de la pantalla.
Un ex combatiente antijaponés quedó tan impresionado que hasta
lloró al ver el drama en un acto Lo que contó el soldado enlace. No es
fácil emocionar tanto al público. Es una lástima que una obra tan
buena como este drama se presente sólo durante unos 10 días.
Sería conveniente que los actores de cine utilicen el teatro
Moranbong para sus funciones. Entonces el programa puede
continuar un mes más.
Hay opiniones de que en ese programa la declamación del poema
se sitúe después del coro, lo que sería bueno, pero más importante es
elevar el nivel de la recitación. Como esta obra se preparó para la
representación conmemorativa del 15 de Abril, debe ser exitosa.
Ahora, su nivel está por debajo del nivel del grupo de felicitación de
la Organización de Niños.
La comedia ligera Nuestra digna vida y el drama en un acto Lo
que contó el soldado enlace pueden seguir presentándose.
Los actores de cine han manifestado muchas veces el deseo de
comparecer en los escenarios, y aprovechando la presente
oportunidad lo harán cuanto quieran.
Los directores veteranos, cuidándose la salud, tendrán que
encargarse de tareas muy importantes en la revolución
cinematográfica.
420
DEBEN SER FUNCIONARIOS CAPACES
DE SABER CONMOVER A LAS PERSONAS
421
Los integrantes del sector del arte y la literatura tienen que
estudiar con afán estas mismas materias. En la cuestión del
aprendizaje los más activos son los instrumentistas. Aprovechan todo
el tiempo disponible para elevar su virtuosismo. También los
cantantes se ejercitan mucho.
Para aprender con sinceridad en cualquier materia, los cuadros se
deben conocer bien a sí mismos. Quien se da cuenta de su ignorancia,
llega a tener la disposición de estudiar y quien reconoce que su
experiencia es caduca se entrega a pensar en lo nuevo y realizar
innovaciones. El que no se conoce a sí mismo, se cierra a la banda y
procede como un patriarca. Quien pasa por omnisapiente, aunque no
tiene conocimientos útiles, y considera mejor su experiencia obsoleta,
no es propenso al estudio. De los que componen para el cine muchos
se conocen a sí mismos, pero algunos se han tornado testarudos
porque no son así.
Para que una obra artística conmueva al público, el contenido y
la forma, además de ser buenos, tienen que armonizar. Entonces, su
idea prenderá en el público, sin darse cuenta, tal como un
almibarado tok de arroz glutinoso se desliza suavemente por la
garganta. En este sentido, podría decirse que la reciente
representación teatral de artistas del cine, se iguala en general a ese
manjar, aunque en algunos aspectos no estaba aún en su punto. Sus
números tienen contenidos positivos que armonizan con formas
novedosas. La presentación de actores ampliamente conocidos a
través de la pantalla, interpretando canciones de películas aportó
mucho a la elevación de su virtuosismo y gustó sobremanera a los
espectadores.
Si los escritores y artistas desean que sus creaciones conmuevan al
público, deben conocer con claridad el espíritu de la época actual, los
pormenores de la vida y los sentimientos de nuestro pueblo. En otras
palabras, conocer al dedillo no solamente la exigencia y la aspiración
de las masas populares, sino también sus sentimientos estéticos y sus
hábitos, su gusto y su predilección peculiares, propios de la nación, y
crear obras a este tenor. De lo contrario, por así decirlo, estas
422
resultarán como un tok al que se le unta, no miel, sino pasta de soya
con pimiento.
Algunos sostienen que los coreanos prefieren lo dramático, y no
mucho lo cómico, pero están equivocados. Les gusta no solamente lo
dramático sino también lo hilarante y lo humorístico.
Según se transmite, el drama revolucionario Ermita Songhwang,
inmortal obra de valor clásico, creado por el gran Líder en el período
de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, disfrutaba de gran
popularidad entre los habitantes. Esta obra sí que podría compararse
con tok con mermelada.
Para incrementar la influencia de las obras artísticas es
fundamental no solamente el papel del escritor sino también el del
director técnico. Directores veteranos, mientras guían los ensayos en
el escenario, se esfuerzan cuanto pueden para captar el sentir de los
actores que representan a los personajes y, a la vez, el estado de
ánimo de los futuros espectadores de la obra. Quien sobre esta base
sabe perfeccionar el trabajo de los actores, puede llamarse director en
el verdadero sentido de la palabra. Se trata de un principio que deben
observar también los funcionarios del Partido, cuyo trabajo es con las
personas.
Pero algunos de esos funcionarios ofrecen charlas, o dan
conferencias sin conocerlo, por eso con frecuencia resultan vanas.
Dicho metafóricamente, ofrecen tok a los sedientos, en lugar de agua.
Una madre, si su nene llora, averigua el porqué, si es por hambre, por
enfermedad, por sueño, o por haberse orinado en el pañal, y luego le
da el pecho, o un medicamento, o le arrulla o cambia de pañal, según
el caso.
Ahora algunos funcionarios partidistas trabajan sin siquiera
conocer lo que piensan las personas ni lo que les aqueja, tal como
cuando una mujer torpe amamanta por la fuerza a su hijo que llora
por sueño. Si quieren movilizar exitosamente a la gente hacia la lucha
revolucionaria y la labor de construcción, deberán leer bien en su
alma y decir aunque fuera una sola palabra, acorde con ello. Entonces
esa palabra prenderá en su corazón.
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El secreto de conmover el corazón de las personas se encuentra
precisamente en este corazón. Para conocerlas se debe compenetrar
con ellas, y para leer su alma deben abrir su corazón. Tal como dice
un refrán: se conoce al hombre con el tiempo, y al río, vadeándolo, y
otro: para intimar, deben sentarse cerca, a fin de conocer a las masas
es indispensable que vayan donde ellas y tanteen su alma trabajando
juntos y resolviendo problemas que les aquejen en la vida y la labor.
Adentrarse en las masas y compartir con ellas las penas y alegrías
deviene el mejor procedimiento para conocer su alma y la llave
principal para hallar el secreto de impresionarlas. Quien, pretextando
trabajo, se encierra en su oficina sin ir a las masas, no podrá conocer
su alma ni en cien años.
Si cuando los funcionarios partidistas se encuentran entre las
masas, se dan aires de importancia deseando tal o más cual beneficio
o privilegio, estas no le abrirán el corazón. Deberán confundirse con
ellas y compartir sus penas y alegrías.
En una ocasión en que se agotaron las provisiones durante la
Lucha Revolucionaria Antijaponesa, el gran Líder dividió con sus
subalternos hasta un tazón de harina tostada, y también en el tiempo
de la Guerra de Liberación de la Patria compartió con el pueblo penas
y alegrías, diciendo que debía alimentarse con mijo cuando lo
consumía el pueblo. El Líder siempre trata al pueblo con sencillez.
Cada vez que va al campo, se reúne con los labriegos en las cabeceras
de las parcelas pese al calor sofocante. En sus visitas de orientación
camina tanto que a sus acompañantes les resulta difícil seguirle.
Cuando estaba de visita en un país, sostenía sin cansancio pláticas
entusiastas durante 3 ó 4 horas, lo cual causó a los anfitriones
preocupación por su salud, pues le aconsejaron tomar descanso.
Incluso revolucionarios sudcoreanos, al ver la imagen del Líder
desplegando enérgicas actividades, expresaron que era increíble que
él tenía casi 60 años.
En la vida y las actividades de los escritores y artistas de los
Estudios Cinematográficos de Corea afloran fenómenos patriarcales a
causa de antiguas experiencias, hábitos y méritos laborales, pero sus
424
cuadros partidistas y administrativos no los captan a tiempo ni los
rectifican.
Si esas experiencias, costumbres y méritos laborales se dejan
sentir, se verá restringido lo nuevo. Algunos viejos artistas,
considerándose los mejores, intentan presionar sin razón alguna a los
noveles para que les obedezcan dócilmente. Dicho en otras palabras,
tratan de someter a las personas a las relaciones maestro-aprendiz que
estaban vigentes en la vieja sociedad.
Los trabajadores partidistas de los Estudios Cinematográficos, en
vez de batallar para poner fin a tal procedimiento, se dejan influenciar
por este. Algunos secretarios de célula y de sector del Partido, a
semejanza de actores de mucha antigüedad, actúan como si fueran
patriarcas. Bajo su égida cualquier novel, por muy prometedor que
sea, se verá marchito, sin siquiera poder mostrar trazas de despuntar.
Con métodos patriarcales no es posible unir a los artistas ni hacer
florecer su talento.
En una ocasión expresé al Líder que por ser joven e inexperto me
era difícil desempeñarme. Entonces me explicó que la revolución no
se hace en virtud de la edad, sino con voluntad revolucionaria y
capacidad, y me aconsejó que, sin preocuparme por la edad,
incrementara mi capacidad con voluntad férrea, subrayando de modo
particular que era muy importante conocer bien a las masas. Observó
que el primer atributo de la capacidad de un revolucionario consiste
en conocer a las masas y poner en acción su fuerza y talento, y añadió
que en su adolescencia, al emprender la revolución, tropezó con
muchas dificultades, y pese a que eran muy grandes, logró vencerlas
apoyándose en las masas y poniendo en acción su entusiasmo
revolucionario.
Considero estas palabras como máxima para mi trabajo. Cada vez
que reflexiono en ellas encuentro más profundo su sentido.
Cuando el gran Líder tomaba el camino de la revolución, muchos
de los comunistas que luchaban por la restauración de la patria le
llevaban de 10 a 15 años, pero lo eligieron unánimemente dirigente
de la revolución coreana y lo enaltecieron. Podría decir muchas cosas
425
sobre este particular, pero lo principal es que procedieron así porque
él conocía más profundamente que otros a las personas y poseía la
extraordinaria capacidad de conmover su corazón.
No bien iniciada la revolución, el Líder se convenció de que la
opinión del pueblo es la del cielo y que si en la Tierra existía un ser
omnipotente, no era Dios sino las masas populares. Con la
irrevocable convicción de que estas constituyen el más grandioso ente,
y si se logra despertarlas y movilizarlas en la lucha revolucionaria, es
posible realizar cualquier tarea en este mundo, siempre se encontraba
entre ellas, compartiendo sus penas y alegrías, buscando la manera de
conmoverlas, para que se movilizaran hacia la lucha revolucionaria.
De esta manera, ya a los diez y tantos años se hizo ducho en la
materia. Era lógico que cualquiera confiara en él y lo siguiera
sinceramente, porque, como una madre atenta y solícita, entendía su
situación y su estado de ánimo, y decía cosas, aunque fuesen muy
pocas, que le daban alivio y satisfacción. Era tan modesto y culto que
hasta los viejos lo respetaban y le seguían llamando “señor
Kim Song Ju”, aunque su edad no pasaba de los diez y tantos años. Si
las masas populares son un ente omnisciente, nuestro Líder es un Sol
que representa su alma.
Nosotros, los funcionarios partidistas que somos soldados del
Líder, debemos aprender de su gran ejemplo de compenetrarse
siempre con el pueblo, compartiendo sus penas y alegrías. Sólo así
seremos genuinos funcionarios partidistas capaces de conmover a las
personas.
En nuestro país la situación se torna extremadamente tensa a causa
de las maniobras del imperialismo yanqui, encaminadas a provocar
una nueva guerra. Al derribarse su avión de espionaje en el cielo
jurisdiccional de nuestro país en virtud de nuestra medida
autodefensiva, los imperialistas norteamericanos nos amenazan con
represalias y concentran enormes fuerzas agresivas cerca de la
Península Coreana. Pero, por mucho que nos amenacen, no podrán
asustarnos. Frente a sus insensatas maniobras dirigidas a desatar una
nueva guerra, hicimos una declaración en la que expresamos nuestra
426
disposición de hacerles frente con decisión. El tono de la declaración
es muy fuerte. El Líder había sugerido que al publicar una
declaración o un comentario en los periódicos con motivo de ese
acontecimiento, se criticara duramente a esos imperialistas si bien
empleando expresiones comedidas. “¡Represalia a la represalia!”, esta
representa la inalienable posición que nuestro Partido mantiene en la
lucha contra los enemigos. Debemos aprovechar ese caso para darles
a conocer con claridad a los cuadros, militantes y demás trabajadores
la grandeza del Líder.
Gracias a tenerlo, nuestro país en vías de desarrollo y con reducida
superficie puede hacerle frente, con la cabeza erguida, al
imperialismo norteamericano, cabecilla de la reacción mundial, con
extensa superficie y desarrollado en el plano económico y técnico, y
propinarle golpes cada vez que nos provoca haciéndole morder el
polvo de la derrota. Con la creación de la inmortal idea Juche, el
Líder aclaró la verdad de que el más poderoso ente en el mundo son
las masas populares conscientes de su misión histórica y unidas como
un solo hombre, y sobre esa base, abrió el camino para que las
naciones pequeñas hagan la revolución con su propia fuerza y
construyan una poderosa sociedad socialista. Si hoy nuestro país
cobra fama mundial como digna y poderosa nación socialista
soberana, independiente y autodefensiva, que nadie se atreve a atacar,
y como país socialista modelo que proporciona esperanza, confianza
y ánimo a los pueblos en revolución, se debe enteramente a que el
Líder conduce nuestra revolución hacia la victoria y la gloria.
Cierta vez, un cuadro, tras referirse a la grandeza del Líder,
expresó que era lamentable, y sentía mucho, que nuestro territorio
patrio fuera reducido, pero eso no pude ser motivo de pesar. Aunque
es pequeño, nuestro país y nuestro pueblo se enorgullecen ante el
mundo como gran país y gran pueblo por tener al estimado Líder,
genio de la revolución y héroe legendario.
Ciertamente en el mundo no existe un hombre comparable con
nuestro Líder en grandeza. Sin embargo, entre nuestros funcionarios
son pocos los que se esfuerzan para aprender de su método y su estilo
427
de trabajo, aunque de palabra quieren ser revolucionarios fieles a él.
De vez en cuando me doy cuenta de que estoy lejos todavía para
cumplir más cometidos como soldado suyo. Él me encargó orientar el
sector del arte y la literatura e imprimirle una revolución.
Hasta la fecha, presté poca atención a las esferas del drama y la
coreografía, pero para producir una revolución en el sector del arte y
la literatura es indispensable registrar en estas un cambio radical. Voy
a ser muy exigente con esas ramas.
Nuestros funcionarios y escritores del sector cinematográfico,
sobre todo los funcionarios del Partido, guardando en lo profundo del
corazón el orgullo y la dignidad de hacer la revolución bajo la
dirección del gran Líder, deberán estudiar constantemente para
prepararse mejor en lo político, lo práctico y lo moral, y hacer
ingentes esfuerzos para adquirir las cualidades propias de un
auténtico soldado revolucionario del Líder.
428
PARA RECTIFICAR DESVIACIONES
COMETIDAS EN LA APLICACIÓN
DE LA POLÍTICA SOBRE
LA INTELECTUALIDAD
429
política intelectual de nuestro Partido, debilita su confianza en este y
lo aleja de las masas.
Entre nuestros intelectuales hay muchos que tienen orígenes
familiares y antecedentes sociales y políticos complicados. Los viejos
intelectuales, nacidos en su mayoría en el seno de familias ricas,
pudieron estudiar por tener dinero, y con sus conocimientos sirvieron
en organismos del imperialismo japonés. En este caso lo hicieron no
para ayudarle sino por que se vieron forzados a ello para ganarse la
vida. Por tanto, eso de ningún modo puede considerarse un delito.
Los intelectuales de nuestro país, aunque en el pasado sirvieron a
órganos japoneses y a los capitalistas, poseen un espíritu
revolucionario antimperialista y patriótico, porque en su condición de
colonizados recibieron toda clase de humillación nacional y trato
discriminatorio. Los intelectuales que después de la liberación
quedaron en Corea del Sur ocupada por el imperialismo yanqui,
sufrieron la misma situación.
Inmediatamente después de la liberación, confiando en el espíritu
revolucionario antimperialista y el patriotismo de los intelectuales, el
gran Líder orientó que se les debía abrir los brazos y convertirlos en
servidores del pueblo trabajador, y les proporcionó un ancho camino
para desplegar plenamente sus conocimientos y técnicas en la
construcción de una nueva patria. Tras la liberación, numerosos
intelectuales surcoreanos pasaron al Norte de Corea en busca del
amparo que les ofrecía el Líder, y sosteniendo en alto su idea de la
construcción del Estado trabajaron con abnegación en la Universidad
y otros centros docentes y culturales para la formación de cuadros
nacionales y el desarrollo científico y cultural del país. También, en el
severo y arduo período de la retirada estratégica en la pasada Guerra
de Liberación de la Patria, los intelectuales siguieron sin vacilación a
nuestro Partido y alcanzaron inapreciables méritos al participar
activamente en la rehabilitación y construcción después de la guerra,
y en la revolución socialista. Los viejos intelectuales se foguearon y
probaron en los difíciles y complejos procesos de la revolución
democrática y socialista, y de la construcción del socialismo. No hay
430
motivos para que hoy no se pueda confiar en ellos, pues siguieron
invariablemente al Partido, incluso en tiempos duros para nuestra
revolución, y se han esforzado dedicando totalmente su sabiduría y
talento en aras del Partido y la revolución, de la patria y el pueblo.
Cuestionarles ahora su origen familiar o cosas por el estilo,
después que venimos haciendo juntos la revolución a lo largo de más
de 20 años, es igual a ayudar al enemigo. Los imperialistas hacen la
hipócrita propaganda de que los comunistas emplean a los
intelectuales temporalmente, cuando les hacen falta, y luego los
lanzan a la calle. Por lo tanto, sacar de las filas del magisterio a los
que hasta ahora han trabajado con lealtad, por tener algo complicado
en su origen familiar o antecedentes, servirá a los enemigos de buen
pretexto para su propaganda anticomunista.
Sacarlos de los institutos superiores por sus complejos orígenes
familiares, ejercerá además, una influencia política negativa sobre
otras personas. Sería un error pensar que el despido de unos cuantos
profesores universitarios no causará un gran problema social. Por sus
condiciones socio-históricas y la peculiaridad del desarrollo de la
revolución, nuestro país tiene una muy complicada composición
social y clasista y un gran número de personas pertenecen a capas
confusas. De entre la gente con origen familiar o antecedentes
sociales y políticos enmarañados, quienes no tengan una firme
concepción revolucionaria del mundo y una convicción inconmovible,
pueden sospechar, ante esta medida, de la veracidad de la orientación
del Partido acerca de acoger, educar y transformar a las personas de
capas complicadas, —para no hablar ya de su política intelectual—, e
ideológicamente vacilar pensando en su porvenir. Esa actitud
dificultará seriamente la labor de agrupar a amplias masas en torno al
Partido.
Entre los sudcoreanos que luchan hoy por la democratización de la
sociedad y la reunificación de la patria hay muchos que proceden de
las clases poseedoras e intelectuales. Un gran número de intelectuales
surcoreanos, por la situación en que se encuentran, prestan un
profundo interés a la política de nuestro Partido sobre la
431
intelectualidad. Dicen que también los periodistas del Sur de Corea
que vienen a Panmunjom para hacer reportajes, preguntan a los
nuestros qué suerte correrán personas como ellos cuando se
reunifique la patria. Ustedes deben saber con claridad que si no se
resuelve de modo justo, a tenor de la exigencia de la política del
Partido, el problema de los viejos intelectuales, se le causará una gran
pérdida política al Partido, y tendrá una influencia negativa sobre la
causa de la reunificación de la patria.
El haber alejado a los veteranos de las filas del magisterio no
difiere, en su esencia, de las conjuras de los elementos fraccionalistas
antipartido que en el pasado, al ejecutar en forma tergiversada la
política sobre la intelectualidad de nuestro Partido, trataron de separar
de la revolución a viejos intelectuales que el Líder apreciaba y por
cuya preparación se esforzó. Los implicados deberán responder ante
el Partido, como es natural, por haber violado su política sobre la
intelectualidad al separar de su instituto a personal veterano
cuestionando sus orígenes familiares y antecedentes sociales y
políticos.
Una de las causas principales de que en el sector de la enseñanza
se haya incurrido en el grave error de tergiversar la política del
Partido sobre la intelectualidad, está en sus funcionarios directivos
que no tienen establecido firmemente el sistema de ideología única y
carecen de una actitud consecuente, de pensar y actuar según la
exigencia de la política del Partido.
Para plasmar correctamente esa política, hay que rectificar primero
el erróneo punto de vista sobre los viejos intelectuales.
En la actualidad, hay directivos que de palabra dicen que tienen
confianza en ellos, pero en el trabajo los tratan con prejuicios. Eso
demuestra que los mismos funcionarios no están plenamente
identificados con la política del Partido acerca de la intelectualidad.
Esa política no es de ninguna manera una táctica temporal que
persigue aprovecharse de los conocimientos y técnica que ellos
poseen. Cuando fundó nuestro Partido, el Líder vio en ellos, junto con
los obreros y campesinos, la fuerza motriz de nuestra revolución, y
432
los definió como parte componente del Partido. Igualmente orientó
acoger y educar a los viejos para su transformación. Esta política de
nuestro Partido no ha variado, ni en el pasado ni en el presente. En
nuestro país, los intelectuales ya no constituyen una capa intermedia
de carácter dual, de la sociedad, que puede servir a tal o cual clase
como en la sociedad explotadora. Son trabajadores socialistas que
sirven al Partido y a la revolución, a la clase obrera y demás masas
trabajadoras, y compañeros revolucionarios que avanzan junto con
nosotros por el camino del socialismo y el comunismo. La posición
invariable de nuestro Partido es educar y transformar a todas las
personas que quieran seguirnos, confiando en ellos, por muy
complejos que sean sus orígenes familiares y antecedentes sociales y
políticos, y caminar juntos hasta la sociedad comunista.
A juzgar por la manera como sacaron a las personas con orígenes
sociales problemáticos con el pretexto de mejorar la composición de
las filas de profesores universitarios, me parece que los directivos no
tienen una correcta comprensión del problema del origen social. Para
reforzar las filas de los profesores lo lógico sería educarlos por vía
revolucionaria, de manera que manifiesten infinita lealtad al Partido y
al Líder y se esfuercen con abnegación para cumplir con éxito sus
tareas revolucionarias. El problema no se resuelve completando las
filas de profesores con personas de buena ascendencia después de
separar a las que no la tienen.
La revolución no se hace con la procedencia social sino con la
idea. La abnegación con que se lucha por la revolución, se determina
por la ideología, y no por el origen social. Por supuesto, este ejerce
influencia sobre la formación de la concepción del mundo y el
desarrollo de la conciencia ideológica, pero no representa su
ideología. La conciencia ideológica del hombre puede cambiar en
sentido positivo o negativo, según el tipo de educación que reciba.
También un individuo de buen origen social puede degenerarse en lo
ideológico y convertirse en un elemento retrógrado en la revolución,
si no se educa y forja de modo ininterrumpido, y al contrario, es
posible que uno que tenga una procedencia social mala se haga un
433
excelente revolucionario, con tal que reciba la formación
correspondiente y se temple en la práctica de la lucha. En la historia
de nuestro país y la del movimiento comunista internacional, hubo
quienes, si bien procedían de familias ricas, emprendieron desde el
principio el camino de la revolución, alentados por su sentido de
justicia, y muchos fueron los revolucionarios que al cabo de haber
permanecido vacilantes en medio de la lucha de clases, despertaron y
consagraron toda su vida a la causa de la clase obrera. Por ejemplo,
entre los que participaron en la Lucha Revolucionaria Antijaponesa,
organizada y dirigida por el gran Líder, había también personas de
origen social complicado y un buen número de intelectuales que
habían estudiado en Japón. Aunque nacieron y crecieron en un
ambiente familiar complicado, emprendieron el camino de la
revolución en pos del gran Líder, y bajo su solícita atención se
formaron como firmes revolucionarios y fueron infinitamente leales a
la sagrada causa de la libertad y emancipación de la patria.
Hoy, cuando nuestra revolución ha avanzado muy lejos, valorar a
las personas según los documentos del tiempo de sus abuelos y padres
o decidir si son confiables o no, tratando de clasificarlas por sus
orígenes sociales especificados en su historial, es un modo de pensar
metafísico, y no científico, tanto desde el punto de vista de los
principios de la revolución como teniendo en cuenta la realidad de
nuestro país. Tratarlas y valorarlas no según sus historiales sino,
principalmente, sobre la base de su actitud en el presente, es una
orientación invariable de nuestro Partido. Los directivos deben
abandonar su erróneo punto de vista de calificar a los hombres según
su procedencia familiar o antecedentes.
Hay que proceder con seriedad en la valoración de las personas.
Como las ideas de las personas se expresan a través de sus
palabras y acciones, para saber qué ideología tiene un fulano, hay que
ver qué dice y hace. Pero, las ideas de una persona no se reflejan tan
exactamente en sus palabras y hechos como las cosas se reproducen
en un espejo. Por eso, es imposible conocer su verdadera intención
según hechos o apariencias. La vida de las personas es compleja y
434
heterogénea y también son diferentes sus caracteres. Hay quienes
dicen muchas cosas bonitas y hacen juramentos ante la gente, pero
donde no los ve esa gente, se conducen de manera contraria a lo que
aparentan; existen, también, no pocos individuos que muestran tener
entusiasmo laboral y un fuerte espíritu partidista, si bien son
simulados. Tal como hay que desatar un lío para saber si lo que tiene
dentro es rojo o negro, igualmente para conocer las ideas y el
verdadero propósito de las personas hay que hacer una disección de
su vida. De no hacerse con acierto, es posible calificar de inservible a
un hombre leal, y viceversa.
En la labor con los viejos intelectuales no deben darse casos de
que aun cuando cometen un error al hablar, los consideren elementos
de tinte problemático o les pongan sin más miramientos etiquetas
políticas, relacionándolos con puntos negativos en su origen o
antecedentes, y mirándolos a través del color particular de sus
espejuelos. Por supuesto, hay que combatir intransigentemente a
cualquiera que difame la política de nuestro Partido o cometa actos
que afecten su sistema de ideología única, y a tales individuos no se
les debe permitir ocupar una cátedra. Como la enseñanza es una labor
importante llamada a formar a los estudiantes como revolucionarios,
comunistas, fieles a nuestro Partido, es imposible encomendarla a
quienes no tengan establecido el sistema de ideología única. Pero, de
presentarse algún problema entre los profesores, no se debe tomar una
decisión a la ligera, sino después de analizar desde varios ángulos el
caso y los datos planteados.
Hay que hacer ingentes esfuerzos por insuflar en los intelectuales
la conciencia revolucionaria y los rasgos de la clase obrera.
Este proceso es imprescindible para que ellos hagan la revolución
hasta el fin, siguiendo a nuestro Partido. Por este proceso deben pasar
todas las personas, pero es de mayor importancia para los
intelectuales. Por su peculiaridad laboral ellos tienen pocas
oportunidades para foguearse por vía revolucionaria y adolecen más
que nadie de remanentes de ideas pequeñoburguesas y de otras
caducas. Sin eliminarlos de sus mentes, no es posible hacerlos
435
revolucionarios comunistas ni elevar su papel en la construcción
socialista. Si no se llevan a cabo tesoneros esfuerzos por insuflarles la
conciencia revolucionaria y los rasgos de la clase obrera, pueden
crecer entre ellos viejas ideas como el egoísmo y el liberalismo y
degradarse ideológicamente bajo la influencia del dogmatismo y el
revisionismo.
Para cultivar en ellos rasgos revolucionarios y de la clase obrera,
es necesario intensificar su formación ideológica y vida orgánica.
Como este proceso no persigue oponerse a las mismas personas o
destituirlas, sino es una labor de transformación ideológica
consistente en extirpar de sus mentes viejas ideas y armarlas con la
idea comunista, no puede llevarse a buen término con métodos
administrativos.
Ante todo, hay que intensificar su educación ideológica para
pertrecharlos firmemente con la idea revolucionaria de nuestro
Partido.
Por un tiempo, los elementos revisionistas antipartido, infiltrados
en el sector ideológico del Partido y el de la enseñanza, no realizaron
como era debido la formación ideológica de los intelectuales,
alegando que, por tener alto nivel de conocimientos, no necesitaban
estudiar expresamente la política del Partido ni las reminiscencias de
los participantes de la Guerrilla Antijaponesa, pues se sentían capaces
de comprender todo su contenido si leían una vez los documentos del
Partido y esas memorias. Como consecuencia, una parte se corrompió
en lo ideológico al ser contaminada por ideas burguesas, revisionistas
y feudales confucianistas. Poseer conocimientos y saber teóricamente
la ley del desarrollo social y la política del Partido, no significa el
establecimiento del concepto revolucionario del mundo.
El objetivo de la educación ideológica no está en dar simples
conocimientos políticos sino en hacer de la idea revolucionaria y
política de nuestro Partido su carne y hueso, de manera que las
materialicen cabalmente en sus actividades prácticas. Mediante la
intensificación de la educación en la política del Partido, la educación
en las tradiciones revolucionarias y la formación comunista,
436
principalmente la clasista, hay que lograr que los intelectuales se
armen firmemente con la idea revolucionaria de nuestro Partido y
piensen y actúen según la exigencia de su política en cualquier tiempo
y lugar.
Una cuestión importante en el proceso de cultivar la conciencia
revolucionaria y de clase obrera en los intelectuales es erradicar sus
caducos hábitos de vida, en particular el individualismo y el
liberalismo, e inculcarles el espíritu revolucionario, el de
organización y el de disciplina de la clase obrera, así como una firme
voluntad revolucionaria. Como en muchas ocasiones actúan
individualmente, su sentido de organización, disciplina y
colectivismo y su voluntad de vencer dificultades son débiles en
comparación con los obreros, que se dedican al trabajo productivo.
El mejor método para pertrecharlos con estas cualidades de la
clase obrera y forjarlos en lo político, es intensificar su vida orgánica
revolucionaria. Que no ocurran casos de considerar esta como una
carga o de aceptar de mala gana la dirección y el control de la
organización. Sentirse molesto por eso, considerando como si
encadenaran la libertad individual, es un punto de vista liberalista
burgués. La persona que detesta y descuida la vida orgánica se
corrompe ideológicamente y a la larga se convierte en un elemento
retrógrado de la revolución.
Para educar y forjar a los intelectuales de modo revolucionario, es
preciso, primero que todo, intensificar la crítica y la autocrítica. Estas
constituyen las armas más poderosas para erradicar los residuos de
ideas caducas que quedan en la mente de los hombres y formarlos por
vía revolucionaria. Desarrollar la lucha ideológica con este método y,
en el crisol de este proceso, educarlos y transformarlos de modo
revolucionario, es una orientación de nuestro Partido. Quien teme a la
crítica y la rehúye no puede corregir sus defectos. Entre los
intelectuales se manifiestan bastante a menudo tendencias
conservadoras como temer a la autocrítica, a exponer con franqueza
sus errores ante las masas, y mostrarse reacios a criticar a otros,
haciendo tales o cuales cálculos. Hay que procurar que posean una
437
correcta comprensión de la crítica, participen activamente en la lucha
ideológica, y en este proceso se forjen más en lo político e ideológico.
No debe darse el caso de que se trate a los viejos intelectuales con
una actitud tolerante, callándose ante sus defectos, sin criticárselos a
tiempo.
Hay que prestar también una profunda atención a la labor con los
jóvenes intelectuales.
Gracias a la correcta política de nuestro Partido para la formación
de cuadros nacionales, se preparó un gran número de intelectuales de
la nueva generación procedentes del pueblo trabajador y hoy integran
el grueso de las filas de cuadros de nuestro país. Los jóvenes
intelectuales, en su mayoría son personas con cierto fogueo en el
trabajo físico y el servicio militar, tienen un alto fervor revolucionario
y un fuerte sentido de los principios. Estos son rasgos positivos de las
nuevas generaciones de intelectuales. Sin embargo, no significa que
no tienen necesidad de formarse en la conciencia revolucionaria y de
clase obrera. Aunque se han forjado en cierto grado en actividades
prácticas y recibido instrucción socialista en nuestros institutos
universitarios, también abrigan ideas obsoletas y existen condiciones
para que reciban influencias ideológicas negativas.
Dicen que entre los jóvenes profesores universitarios hay quienes,
por disfrutar de la confianza y consideración del Partido, se dan aire
de superioridad y se conducen con arrogancia o, considerando que
sólo ellos poseen un fuerte espíritu partidista y clasista, se comportan
de modo indigno, razón por la cual dan que hablar a la gente. Son
expresiones de que carecen de formación política y rasgos
revolucionarios. Es necesario intensificar la educación de los jóvenes
intelectuales de modo que en el trabajo y la vida se comporten tal
como deben proceder los intelectuales de la nueva promoción,
instruidos y formados por nuestro Partido.
Hay que fomentar entre los profesores universitarios esfuerzos
dinámicos por elevar su nivel de preparación profesional.
En general su actual nivel de competencia científico-teórica no es
alto. Como consecuencia es pobre la calidad de la enseñanza, y entre
438
los graduados universitarios hay quienes no son capaces de redactar
con propiedad ni siquiera materiales para conferencias. Pese a tener
bajo nivel de preparación, los profesores no se empeñan en superarse
en lo científico-teórico. Algunos de ellos se quejan de falta de tiempo
para estudiar porque son frecuentes las reuniones y las movilizaciones
sociales, pero esto no deja de ser un pretexto. Se quejan, pero si se
calcula el tiempo de clases que imparten en un año, da un saldo de
apenas mil horas o menos por persona. Es injustificable decir que no
les queda tiempo para estudiar, dictando mil horas de clases en un
curso. No todos los profesores universitarios son aplicados en el
estudio. Hay que intensificar la dirección y el control sobre su estudio
de manera que ninguno pueda pasar el tiempo sin hacerlo. En
particular, se deben orientar y ayudar bien a los jóvenes profesores
para que eleven con rapidez su competencia científico-teórica.
Son muy importantes la misión y el papel del Departamento de
Ciencias y Enseñanza del Comité Central del Partido en la tarea de
guiar a los profesores universitarios para cumplir la honrosa
responsabilidad asumida ante el Partido y la revolución, mediante su
concienciación revolucionaria y la elevación de su capacidad
científico-teórica. Si se cristalizan o no la política acerca de los
intelectuales y la educacional del Partido depende de cómo se
desempeñe este Departamento que organiza y dirige directamente la
labor docente. Sus funcionarios no deben en absoluto considerarse a
sí mismos personas perfectamente preparadas o pensar que tienen
solo el derecho de dirigir y no el deber de aprender. Las desviaciones
aparecidas en la aplicación de la política intelectual del Partido y los
defectos en la enseñanza universitaria, son pruebas irrefutables de que
los mismos trabajadores del Comité Central del Partido no conocen
correctamente la política de este y poseen pobres conocimientos
políticos y bajo nivel de dirección. Les compete a los trabajadores del
Departamento de Ciencias y Enseñanza hacer tesoneros esfuerzos por
su ininterrumpida concienciación revolucionaria, por la elevación de
su nivel político-teórico y por asimilar el método revolucionario y el
estilo popular de trabajo.
439
PARA INTENSIFICAR LA EDUCACIÓN
DE LOS JÓVENES Y NIÑOS EN
LAS TRADICIONES REVOLUCIONARIAS
440
guerra, no conocen qué son las pruebas de ella para no hablar de la
explotación ni de la opresión. En estas condiciones, al menor
descuido es probable que disminuya el espíritu revolucionario de los
hombres y, sobre todo, las jóvenes generaciones se hagan débiles
como flores crecidas en invernáculos.
Formar a estas como confiable relevo de la revolución y genuinos
comunistas fieles al Partido y al Líder, tiene que ver con el problema
fundamental para llevar a buen término la causa revolucionaria del
Juche emprendida por él.
Con vistas a concluir esta causa, nos queda aún mucho que hacer
y debemos estar decididos a un arduo combate. Nos corresponde
alcanzar la reunificación de la patria, supremo anhelo de la nación,
y levantar sobre esta tierra el paraíso del socialismo y el comunismo.
Los esfuerzos de nuestro pueblo por cumplir estas dos tareas se
realizan en medio de una difícil situación de enfrentamiento al
imperialismo norteamericano, caudillo del imperialismo mundial.
Ni por un momento debemos olvidar que en el futuro nuestra
revolución podría pasar por severas pruebas. A menos que
eduquemos bien a las nuevas generaciones para que se sobrepongan
sin titubeos a cualquier dificultad y contratiempo, no podemos
defender las conquistas de la revolución alcanzadas por la lucha
sangrienta de nuestros precursores, ni continuarla hasta el fin,
generación tras generación.
Claro está que el estado ideológico y espiritual de nuestros jóvenes
es excelente. Desde los primeros días de su fundación, nuestro
Partido ha concedido gran importancia al problema de la juventud y
canalizado ingentes esfuerzos en su educación revolucionaria, gracias
a lo cual, en el presente, ella hace gala de una alta fidelidad al Partido
y al Líder, fuerte espíritu revolucionario y sana moral. Pero con esto
no debemos estar satisfechos, sino profundizar más la educación de
los jóvenes estudiantes y niños en vista de las nuevas exigencias de la
revolución en desarrollo.
Hace algún tiempo, el Líder, recordando que después de la
liberación nuestro Partido contaba con la sección de trabajo con la
441
juventud, señaló la necesidad de volver a establecerla en sus comités
central, provincial, urbano y distrital para profundizar la labor con los
jóvenes. Procediendo de esta manera, debemos entrenarlos como
fidedignos continuadores y relevos de nuestra revolución, como sus
auténticos protagonistas.
Eso implica hacer de ellos revolucionarios tan leales y resueltos
como fueron los jóvenes comunistas formados por el Líder en los
albores de la revolución. Estos y los guerrilleros antijaponeses
fueron combatientes con una firme y revolucionaria visión del
mundo y sirvieron de excelentes modelos de revolucionarios
comunistas. Convencidos sólidamente de que el Líder era el único
hombre capaz de salvar el destino de la nación en desgracia y
conducir la revolución coreana hacia la victoria, emprendieron sin
vacilación el camino de la ardua lucha guiada por él y le fueron
leales hasta el fin. Y se empeñaron en llevar a cabo las tareas
asignadas por el Líder con la plena disposición de cumplirlas sin
condiciones y en cualquier circunstancia adversa y con la elevada
conciencia de que no tenían derecho a morir antes de hacerlas
realidad, y así consagraron sin vacilación su juventud y vida no por
honores e intereses personales, sino, únicamente, por la restauración
de la patria y la emancipación del pueblo. Ciertamente, sus nobles
rasgos y espíritu son cualidades propias del revolucionario, que
deben asimilar hoy nuestros jóvenes y niños. Se procurará que estos
aprendan, en todos los sentidos, de su trabajo y vida. Así será
posible prepararlos como revolucionarios comunistas consecuentes
que apoyen y defiendan con entereza al Partido y al Líder en
cualquier circunstancia difícil y compleja, y luchen hasta el fin para
dar cima a la causa del Juche.
Formar a las nuevas generaciones como verdaderas
revolucionarias, como eran los combatientes antijaponeses, exige
fortalecer decisivamente entre ellas la educación en las tradiciones
revolucionarias.
Esas tradiciones que heredó nuestro Partido, son gloriosas porque
fueron creadas por el gran Líder durante los cuatro lustros de la
442
Lucha Revolucionaria Antijaponesa, y un inapreciable tesoro de
nuestra revolución que no puede cambiarse por nada. La intensa
educación en ellas es lo que permite a los jóvenes y niños conocer
con claridad las raíces históricas de nuestra revolución, y empeñarse
en llevar a cabo la empresa del Juche iniciada por el Líder.
Se caracterizan, principalmente, por las tradiciones que toman
como piedra angular la imperecedera idea Juche y la encarnan, por las
gloriosas tradiciones que el gran Líder creó, abriéndose paso por entre
las espinosas malezas de una revolución sin precedentes. Por esta
razón, están repletas de contenidos muy ricos y profundos. Encierran
globalmente la idea directriz más correcta de la revolución, el espíritu
revolucionario comunista, los métodos y estilos de trabajo
revolucionarios y populares, por no hablar de las inapreciables
hazañas y experiencias acumuladas por el Líder en el fragor de la
Lucha Antijaponesa. Así que la educación en esas brillantes
tradiciones deviene requisito imprescindible para convertir a las
personas en fervorosos comunistas dotados de la concepción
revolucionaria del mundo, en fidedignos continuadores de la
revolución.
Para proveer a los jóvenes y niños de las tradiciones
revolucionarias de nuestro Partido es importante vigorizar su
educación mediante recorridos por escenarios de combate y de
interés histórico de la revolución. Sólo con escuchar lecciones y leer
libros sentados en las aulas, no pueden hacer de ellas carne y hueso.
Así que, repito, deben visitarlos, realizar caminatas por la ruta
recorrida por el Líder y cocinar y dormir como lo hicieron los
guerrilleros antijaponeses. Así podrán sentir más profundamente
cómo se establecieron esas tradiciones y cuán valiosas son. Esos
escenarios tienen un enorme significado educativo porque muestran
la gloriosa historia de lucha del gran Líder con hechos vivos y
objetos palpables.
Acondicionar bien esos lugares y fomentar recorridos por ellos es
importantísimo para inculcar el indomable espíritu revolucionario a
los militantes del Partido y demás trabajadores y a los jóvenes y niños,
443
así como para defender y llevar adelante dichas tradiciones en su
pureza. Sin embargo, esta tarea no ha ido bien hasta ahora. Aunque
los antiguos escenarios de combate y de interés histórico abundan en
la provincia de Ryanggang, casi no se han acondicionado como es
deseable, ni mucho menos los han visitado bastantes personas. Me
han informado que incluso entre los funcionarios del Comité Central
del Partido muchos no han escalado el monte Paektu, sólo lo conocen
de oídas, lo cual es prueba elocuente de que antes se prestaba poca
atención a la educación en las tradiciones revolucionarias.
Es preciso hacer un vasto programa de visitas a dichos escenarios
para que un mayor número de personas los conozcan y, además,
suban al monte Paektu. Estas actividades no serán simples
excursiones para escalar montañas o recorrer sitios pintorescos, sino
excelentes clases para formarse mejor en las tradiciones creadas por
el Líder durante la lucha antijaponesa y elevar el orgullo nacional y la
determinación revolucionaria. El Paektu es el símbolo de Corea, que
lleva el espíritu de la nación, y es el monte sagrado donde se arraigó
nuestra revolución. Precisamente en ese monte ancestral el Líder, al
organizar y dirigir la Lucha Armada Antijaponesa con la bandera del
Juche enhiesta, logró la reivindicación de la patria tras vencer al
ejército japonés de un millón de efectivos, haciendo gala de la
inteligencia y el espíritu de nuestra nación. Si uno lo escala y admira
su majestuosidad y sus estribaciones impregnadas de la sangre de los
mártires revolucionarios antijaponeses, llegará a cobrar fuerza y
ánimo y a redoblar su determinación de hacer la revolución con el
sublime espíritu de ese monte.
Aconsejo organizar visitas a esos escenarios no sólo en el verano
sino también en el invierno, pues, cuando los visitantes prueben las
furiosas nevascas del Paektu, sentirán hondamente qué voluntad
inquebrantable mostraron los combatientes revolucionarios
antijaponeses al recorrer miles de kilómetros, en medio de las
tempestades regando su sangre, y estarán dispuestos a luchar sin
vacilación frente a múltiples dificultades y pruebas, como lo
hicieron ellos. Programarlas en la temporada invernal resultará
444
provechoso, en especial, para forjar de manera revolucionaria a las
jóvenes generaciones que no han conocido peripecias. Dice un
refrán: la adversidad probada en la juventud es más valiosa que el
oro; creo que encierra un profundo sentido filosófico para la vida
del hombre. Es una ley que el hierro se convierte en acero sólo en el
horno de alta temperatura y que la flor se torna firme y hermosa
cuando crece donde llueve y sopla el viento. También el hombre
puede forjarse como indoblegable revolucionario en la ardua lucha
para vencer severas pruebas y contratiempos. El quid consiste en
cómo hacerlo en las actuales circunstancias de paz con esos jóvenes
y niños, que no conocen qué son adversidades. Lo que importa es
orientarlos a que se incorporen a conciencia en el campo donde se
libran arduos y difíciles esfuerzos para forjarse como
revolucionarios, y eso requiere impulsar con más eficiencia la
educación ideológica.
El recorrido por el “Camino de los mil ríes para el estudio” y el
“Camino de los mil ríes para la restauración” es un buen método para
darles educación y temple revolucionarios. Si ellos marchan por ese
histórico trayecto de 400 kilómetros recorrido por el Líder en su
infancia, llegarán a sentir de modo más hondo su grandeza y sublime
propósito, así como a acrisolar el cuerpo y el alma propios. Cada año
hay que organizarlo regularmente para que se cultiven la fidelidad al
Líder y se forjen espiritual y físicamente.
La educación en las tradiciones revolucionarias no debe
esquematizarse, sino diversificar sus formas y métodos. Ya que
existen por doquier museos de la revolución, de la historia
revolucionaria y otras instituciones necesarias, hay que aprovecharlos
con eficiencia en la educación de los militantes del Partido y demás
trabajadores y de los jóvenes y los niños.
Al mismo tiempo, es requisito fortalecer el estudio de materiales
relativos a las tradiciones revolucionarias, sobre todo Las
reminiscencias de los guerrilleros antijaponeses. Hace algún tiempo
pregunté a un funcionario de un organismo central si había leído
uno de esos testimonios, publicado en el periódico Rodong Sinmun,
445
a lo que contestó: Sí, lo leí, aunque ya lo había hecho antes; pero
esta vez me permitió conocer con más profundidad nobles rasgos
del Líder y el sublime espíritu revolucionario de los combatientes
antijaponeses y redoblar la decisión de vivir y luchar como lo
hicieron ellos. Esas reminiscencias sirven hoy de auténtico manual
de la vida para educar a los militantes del Partido y demás
trabajadores en la conciencia revolucionaria porque abordan en
forma emocionante los hechos históricos del período de la ardua
Lucha Armada Antijaponesa, relacionados con las actividades del
Líder y las elevadas cualidades ideológico-espirituales de los
guerrilleros que combatieron bajo su sabia dirección. Ahora existen
funcionarios que, escudándose en la carencia del papel, intentan
disminuir las tiradas de los materiales sobre las tradiciones
revolucionarias, lo cual es un proceder injusto. Si esos materiales
faltan, es imposible ofrecerles, por decirlo así, el alimento
ideológico necesario para dotarlos con esas tradiciones. Por muy
difícil que sea la situación del papel, hay que imprimirlos en
grandes cantidades para que se lean ampliamente entre los
trabajadores, los jóvenes y los niños.
Es preciso producir más filmes y novelas con temas de las
tradiciones revolucionarias, y organizar bien la educación de las
personas con obras artístico-literarias. El cine sirve de poderoso
medio para la formación de las masas, pues es muy comprensible
para todos y les causa una profunda impresión. Estos años, bajo la
dirección del Partido se han producido muchas películas con temas de
tradiciones revolucionarias, de alto valor ideológico y artístico, como
Entre los aldeanos y Cinco hermanos guerrilleros. Esta última es
altamente apreciada por el Líder y fue galardonada con el Premio del
Pueblo. Está desempeñando un gran papel en la tarea de imbuir a los
trabajadores la ideología única del Partido y la conciencia
revolucionaria y de clase obrera.
Recientemente, estuve en el lugar donde se filma Mar de sangre y
vi. que el grupo de creadores manifestaba un alto fervor y que el
trabajo marchaba bien. Hay que darle un último retoque mediante la
446
batalla de la velocidad. Sólo con el despliegue enérgico de esta
batalla, según la orientación del Partido, es posible asegurar la
velocidad y la calidad en la creación cinematográfica. Preocuparse
porque el incremento de la velocidad va en detrimento de la calidad
es un modo de pensar obsoleto y una expresión de pasividad y
conservadurismo. Como quiera que se trata de una adaptación fiel al
cine de la inmortal obra clásica maestra Mar de sangre, escrita por el
Líder, es indispensable elevar el nivel de descripción para que se
ponga de relieve el profundo contenido ideológico de la obra original.
Para ello es forzoso ser más exigente con los actores. Aunque el
director aplique un excelente método, si el nivel de actuación es bajo,
no resultará exitoso. Por ser una obra de profundo contenido también
es necesario elevar al máximo el efecto de su música. Escuché
canciones que van a intercalarse y descubrí que no eran de calidad,
excepto Regresa con la restauración de la patria, Con una sonrisa
alegre de mi madre y algunas más. Los compositores tendrán que
hacer buenas obras. La película sólo puede expresar bien el contenido
principal de la obra original y conmover fuertemente a los
espectadores con un adecuado acompañamiento musical.
Hace unos días, vi una parte de la copia de prueba de Mar de
Sangre y resultó muy buena. Cuando se estrene, tendrá una gran
repercusión en el público. Tienen que llevarla al máximo nivel antes
de sacarla a la luz. Cuando se exhiba, será necesario organizar
encuentros de cine-debates y con fines prácticos, para que este
contribuya activamente a la formación revolucionaria de los
trabajadores.
La educación en las tradiciones revolucionarias tiene que
efectuarse en estrecha combinación con las actividades prácticas. Su
objetivo no radica simplemente en transmitir hechos históricos del
tiempo de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, sino en todos los
casos, en que los militantes del Partido y demás trabajadores
aprendan y se identifiquen con las imperecederas hazañas del Líder y
el noble espíritu revolucionario de los combatientes antijaponeses
para llevar a feliz término la revolución y la labor de construcción.
447
Por esta razón, se procurará que si bien se trate de un texto de las
reminiscencias de los guerrilleros antijaponeses, lo estudien para
asimilar su idea principal como parte de sus huesos y carne y que lo
plasmen en su trabajo y vida para que luchen y vivan de manera
revolucionaria, como lo hicieron ellos. Será entonces que la
educación en las tradiciones revolucionarias tendrá efecto y estas
brillarán más a través de las actividades prácticas.
Hace falta ampliar la dimensión de esa educación. El Líder lo
orientó así cuando afirmó que hoy, decenas de años después de la
fundación del Partido es insuficiente aprovechar sólo materiales del
período de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa. Tanto esta, como
la encarnizada Guerra de Liberación de la Patria de tres años contra
los agresores imperialistas yanquis, y los esfuerzos posteriores para la
rehabilitación y construcción de las ciudades y el campo sobre las
ruinas causadas por la contienda, y para la edificación del socialismo,
son grandes luchas revolucionarias de nuestro pueblo. Después de
liberado el país, el Líder condujo con acierto las etapas de la lucha
revolucionaria y la labor de construcción y así realizó brillantes
hazañas, lo cual desarrolló y enriqueció más las tradiciones de la
lucha antijaponesa. Al heredar la fidelidad al Líder y el indomable
espíritu combativo de los precursores de la revolución antijaponesa
nuestro pueblo acumuló méritos heroicos en la Guerra de Liberación
de la Patria y la edificación del socialismo. Durante esa contienda, en
los encarnizados combates los soldados del Ejército Popular se
abalanzaron sobre tanques enemigos, convirtiéndose en bombas, y
jóvenes como el héroe Ri Su Bok, defendieron a costa de su vida la
tierra patria cubriendo, sin titubeos, con sus cuerpos aspilleras
enemigas. También en los días rigurosos después de la guerra, cuando
todo quedó destruido y no había ni un ladrillo sano, nuestro pueblo se
lanzó con valentía a la rehabilitación y la construcción, firmemente
convencido de que mientras existiera el Líder podía crear una nueva
vida, por muy serios que fueran los daños y difíciles las condiciones,
y logró erigir con dignidad, sobre un terreno arrasado, un Estado
socialista, independiente, autosostenido y autodefensivo,
448
sobreponiéndose a todos los contratiempos con el alto espíritu
revolucionario de apoyarse en los esfuerzos propios, y el de tenaz
lucha.
Nuestros jóvenes y niños pertenecen a aquellas generaciones que
no oyeron los cañonazos de la enconada Guerra de Liberación de la
Patria, ni derramaron ninguna gota de sudor en los centros de
rehabilitación y construcción después de la contienda. A la vez que
colmarlos del noble espíritu de los mártires de la revolución
antijaponesa, hay que orientarlos a que asimilen el heroísmo masivo
del Ejército Popular y el pueblo, desplegado en esa guerra, y
aprendan del ímpetu combativo de nuestra clase obrera durante la
rehabilitación y construcción posbélicas y el gran ascenso de
Chollima. Con tal proceder, podrán realizar innovaciones continuas y
avances ininterrumpidos, venciendo con valentía las dificultades que
salgan al paso, y ser fieles hasta el fin al Partido y a la revolución.
Para llevar adelante y desarrollar esas gloriosas tradiciones de
nuestro Partido es importante asegurar su pureza. Esta es una cuestión
trascendental que se relaciona con la supervivencia de nuestro Partido
y con el destino de nuestra revolución. Tal como un árbol muere, si se
pudre su raíz, así también enfermará el Partido y entonces fracasará la
revolución, si no se preserva la pureza de las tradiciones
revolucionarias. Sólo al heredar tal como son y desarrollar esas
tradiciones, establecidas por el gran Líder, será posible establecer
firmemente el sistema de ideología única en todo el Partido,
fortalecerlo en lo organizativo e ideológico y solucionar exitosamente
los problemas que se presentan en la revolución y su construcción.
Preservar la pureza de las tradiciones revolucionarias constituye el
deber más noble para nosotros, que somos los soldados del Líder. En
otros tiempos, cuando los elementos malintencionados, infiltrados en
el seno del Partido, maniobraban con astucia para ensalzar sus
“méritos”, con la tontería de que era necesario extender vertical y
horizontalmente la dimensión de esas tradiciones nuestros
funcionarios del frente ideológico no pudieron luchar a su debido
tiempo contra ellos. Esta es una lección amarga. No debemos
449
olvidarla; hay que impedir que tal fenómeno vuelva a aparecer. Al
intensificar la educación de los militantes, los demás trabajadores y
los jóvenes estudiantes y niños en las tradiciones revolucionarias
debemos lograr que tanto nuestros contemporáneos como las
generaciones futuras conozcan sólo esas tradiciones y las lleven
adelante con fidelidad para que siempre brille el espíritu
revolucionario del Paektu.
450
ALGUNOS PROBLEMAS QUE SE PRESENTAN
PARA PERFECCIONAR LA ADAPTACIÓN
AL CINE DE LA INMORTAL OBRA
MAESTRA CLÁSICA MAR DE SANGRE
451
Lucha Revolucionaria Antijaponesa, tiene muchos defectos aún.
En lo adelante, debemos llevar las famosas obras clásicas
inmortales, no sólo a la pantalla, sino también a otras diversas formas
del arte y la literatura, con lo cual elevaremos el conjunto de estos a
una nueva fase.
Para hacerlo impecablemente en nuestra época, con imperecederas
obras maestras clásicas, creo, es importante tener clara conciencia de
una serie de problemas de principios.
Voy a hablarles hoy a creadores y artistas del sector
cinematográfico sobre algunos problemas que se presentan para
perfeccionar la adaptación cinematográfica de la inmortal obra
maestra clásica Mar de sangre.
452
Entre los trabajos que creó durante la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa figuraban An Jung Gun dispara sobre Hito Hirobumi e
Inmolación en la Conferencia Internacional, que contribuyeron en
gran medida, a la educación de amplias masas populares en el
patriotismo independentista antijaponés; La florista, Mar de sangre,
Destino de un miembro del “Cuerpo de Autodefensa” y Festejos, que
exhortaban con fuerza a los guerrilleros y otros sectores del pueblo
hacia la sagrada lucha por la restauración de la patria; Canción del
Programa de Diez Puntos de la Asociación para la Restauración de
la Patria y A la guerra antijaponesa, y muchas otras con diferentes
contenidos y formas. Estas obras incluyen todos los géneros y formas
del arte y la literatura, tales como el drama, la ópera, la música y el
baile, y en el caso del arte dramático, existen dramas, comedias y
otras formas y variantes.
Todas estas obras creadas y escenificadas en medio de las llamas
de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa, de una arduidad nunca
antes vista, dieron correctas respuestas a los problemas de la
independencia y del ser humano independiente, que se presentan en la
batalla por la emancipación nacional, clasista y humana, haciendo así
grandes aportes a la educación de las masas y a la revolución como
manual para la vida, como arma de lucha.
Mar de sangre responde a plenitud a las demandas fundamentales
que la ideología artística y literaria del Juche presenta ante el sector
revolucionario tanto en el carácter filosófico y la profundidad del
contenido ideológico como en la amplitud y hondura del reflejo de la
vida.
Al generalizar con profundidad, a través del destino de la
protagonista y su familia campesina, común y modesta, la esencia de
la lucha revolucionaria y el proceso de la revolución coreana en
conjunto, cuyo eje era la Lucha Armada Antijaponesa, la obra
sintetiza de manera artística la época y da una profunda respuesta a la
pregunta de qué es la revolución y cómo hacerla.
En su contenido y forma, en el sistema y el método que se
aplicaron en su creación, en fin, en todos los sentidos Mar de sangre
453
encarna de lleno las demandas de la idea Juche, y los principios y vías
que deben mantenerse con firmeza en la creación dramática, y demás
géneros y formas del arte y la literatura.
Por la inminencia y la profundidad de los problemas socio-
políticos abarcados, la amplitud y la profundidad del reflejo de la vida,
y la diversidad y la fecundidad de los medios y métodos descriptivos,
Mar de sangre resulta una obra maestra monumental que escaló la
cumbre del arte y la literatura revolucionarios y ocupa un lugar
destacado en las obras escritas por el Líder. Sin duda, sintetiza las
ideas y teorías artístico-literarias y el sistema y métodos creativos del
Juche, e inapreciables experiencias y méritos de creación, así como
tiene implícitos de lleno los aspectos y las características de un nuevo
arte y literatura jucheanos que se distinguen radicalmente de los
anteriores.
Como ustedes conocen, durante la Lucha Revolucionaria
Antijaponesa era imposible hacer películas, por las limitaciones que
imponían las condiciones y circunstancias. Por tanto, si esta vez
logramos llevar bien Mar de sangre a un filme, registraremos un
cambio trascendental en la tarea de hacer brillar las tradiciones
revolucionarias de nuestro arte y literatura y, sobre esta base, daremos
un gran paso en la creación de una nueva cinematografía, acorde con
la época del Juche y, más adelante, en la renovación del arte y la
literatura en su conjunto.
La creación del auténtico arte y literatura, socialista y comunista,
es inconcebible al margen de las tradiciones revolucionarias, que son
sus profundas y firmes raíces históricas, su inquebrantable piedra
angular.
Puede decirse que, en nuestra época, adaptar Mar de sangre al
cine es una revolución para acabar con lo viejo en todas las esferas
del contenido y la forma, del sistema y el método creativos del arte
cinematográfico y crear uno acorde con las demandas de la época del
Juche.
Como se puede ver, esta tarea es de suma importancia para que
avance y se desarrolle la tradición revolucionaria de nuestro arte y
454
literatura y para elevar la cinematografía a una fase superior, nueva.
Según he conocido, al principio Mar de sangre, que se creó como
drama, se representaba en 40 ó 45 minutos. Pese a este corto tiempo,
tenía un fuerte carácter de movilización. Los guerrilleros
antijaponeses lo representaron en varios lugares, sobre todo en
Wangqing y Naitoushan. En aquel entonces, se decía, mi madre
desempeñó con frecuencia el papel del personaje Kap Sun.
Si se perfecciona el filme Mar de sangre, contribuirá en gran
medida a la educación de los trabajadores en la conciencia
revolucionaria y se creará una importante coyuntura para registrar,
tomándolo como modelo, un cambio revolucionario en la
cinematografía y demás esferas del arte y la literatura.
Ustedes, bien conscientes de la importancia que tiene la
adaptación fílmica de dicha obra, y dedicándole todas sus energías e
inteligencia, deberán pulirla de manera impecable, sin dejarle ninguna
tacha en el sentido ideológico y artístico.
455
Sin embargo, es la primera vez que lo hacemos con una de las
inmortales obras maestras clásicas.
Esto es totalmente diferente a escenificar obras artísticas y
literarias de los escritores en particular y el objetivo creativo también
se distingue radicalmente. El objetivo que persigue la creación del
filme Mar de sangre no se limita simplemente a su valor cognoscitivo
y educativo. Lo más importante radica en hacer avanzar y desarrollar
generación tras generación las brillantes tradiciones del arte y la
literatura de nuestro Partido, establecidas en medio de las llamas de la
lucha antijaponesa y en preparar un modelo para realizar un cambio
revolucionario en la cinematografía y demás vertientes artísticas y
literarias en conjunto.
Las inmortales obras maestras clásicas del Líder encarnan de lleno
la gran idea Juche, la que ocupa el más elevado y brillante lugar en la
historia de la ideología de la humanidad, y las concepciones y teorías
artísticas y literarias, derivadas de esa idea, que indican al sector un
auténtico camino socialista y comunista, así como son verdaderos
modelos del arte y la literatura de la época del Juche, que han
escalado la cúspide en su contenido ideológico y descripción artística.
Con miras a revitalizarlas impecablemente, y tal como son, hay
que comprender con claridad las peculiaridades ideológicas y
artísticas del texto original y aceptarlas como las más justas.
En Mar de sangre se abordan con énfasis las “acciones de
punición a Jiandao” del imperialismo japonés. Estas acciones se
produjeron tanto antes como después de la fundación de la Guerrilla
Antijaponesa. Es meritorio que el filme lo reproduzca con nitidez.
No obstante, en la realización del filme ustedes violaron mucho el
texto original, sobre todo, al escoger los personajes. Si con el pretexto
del desarrollo fílmico se establece, como ahora, que ingrese en la
guerrilla una mujer de mucha edad a diferencia de lo que ocurre en el
original, se pierde la veracidad descriptiva, y así resulta este
perjudicado, en lugar de revitalizar sus peculiaridades ideológicas y
artísticas.
Si de este filme se suprimen las relaciones entre la madre y el
456
trabajador político clandestino de la guerrilla, se convertirá en una
obra totalmente distinta a la original. En ese sentido, no sería posible
llamarla Mar de sangre, sino, más bien, pudiera titularse El destino
de una mujer. Digo que no sería exagerado llamarla así, porque en
contra del original se ha inclinado demasiado a la línea de la madre,
sin establecer con acierto el asunto de la asociación de las mujeres, ni
mostrar con profundidad la lucha de los jóvenes.
Si se quiere titular Mar de sangre, es indispensable completarla
basándose estrictamente en su original.
Para adaptar Mar de sangre al cine, no hay que abusar de la
ficción artística. Generalmente la adaptación es para recrear
determinadas obras en otras variantes o formas, y por eso es
permisible la ficción artística creativa del adaptador bajo la premisa
de la estricta adhesión al original, pero en cuanto a las inmortales
obras maestras clásicas, no debe usarse sin fundamentos. En el caso
de que no se pudiera evitar, hay que estudiar y comprender con
claridad las características ideológicas y artísticas del texto original y
basarse de manera estricta en la vida reflejada en él. De hecho, la
ficción desvinculada de esta vida no sirve para nada, sino que al
contrario, perjudica esas peculiaridades del texto.
A fin de convertir a Mar de sangre en película, es necesario,
además, vitalizar con acierto las peculiaridades formales de la
cinematografía. Esto es otro principio importante que debe observarse
en la adaptación de inmortales obras maestras clásicas a otras
diversas formas del arte. Si se infringe este principio alegando el
respeto al texto original, no se pueden reproducir de manera correcta
sus características ideológicas y artísticas.
Los distintos géneros del arte y la literatura tienen sus propios
medios y métodos para reflejar la realidad, y también el cine y el
drama, que reproducen la realidad mediante la descripción dramática,
usan diferentes lenguaje y gramática descriptivos. Si el drama es el
arte del diálogo, el cine es el de la acción. Algunos diálogos del
drama pueden reducirse a una escena fílmica.
En el texto original con algunas palabras se describe la llegada de
457
la familia de la madre protagonista a la aldea Pyoljae, en busca de
medios de vida tras haber perdido al esposo en una “acción punitiva”
de los imperialistas japoneses, y al llevarla al cine se ha interpretado
bien según lo exige la cinematografía. La imagen de la madre, que
mira a su hija e hijo aún pequeños, que deciden no hablar más de la
muerte del padre, penetra en la mente de los espectadores, en forma
armónica con la dolida melodía de la canción revolucionaria Punición,
obra maestra inmortal.
También está lograda desde el punto de vista cinematográfico la
imagen de la madre, quien, después de estar abatida ante la noticia de
la muerte de un pariente que vivía en la aldea Pyoljae, recobra el
ánimo y agiliza el paso al escuchar al viejo morador decirle que irían
juntos a vivir en un lugar desde donde se contempla el monte Paektu.
Estos cuadros vivos se han alcanzado gracias a que se han
compuesto sobre la base del texto original y, al mismo tiempo,
conforme a las características formales del cine.
Solo cuando se mantiene con rigor este principio, será posible
reproducir fielmente, sin ningún desperfecto, el original de las obras
maestras clásicas y transmitirlas eternamente, de generación en
generación.
458
cualidad ideológica y artística, y el punto de partida para comprender
en detalle las características descriptivas.
La obra Mar de sangre interpreta con veracidad cómo una madre
común de Corea, víctima de la terrible opresión y explotación bajo la
dominación colonial del imperialismo japonés, comprende
gradualmente la verdad de la lucha y se crece como revolucionaria,
sobreponiéndose a severas pruebas y penalidades en la vida. Este
proceso coincide con el desarrollo de su carácter hasta emprender la
revolución, llena de odio hacia el enemigo, tras comprender la
esencia de la dominación colonial del imperialismo japonés, que
pisotea sin piedad la dignidad y la independencia del ser humano.
Mar de sangre, por medio de la madre protagonista, quien se
echaba a llorar con tristeza ante la muerte del querido esposo, pilar de
la familia, por el feroz imperialismo japonés, sin llegar aún a conocer
el motivo de su infortunio, y paulatinamente emprende el camino de
la revolución venciendo severas pruebas en la vida, describe con
nitidez qué es la revolución, por qué surge y cómo hacerla. Ella no
comprende con facilidad esa verdad, sino experimentando la vida
repleta de pruebas y contratiempos en un mar de sangre, mar de fuego.
Digo que este núcleo ideológico que se perfila con la imagen de la
madre, ese germen ideológico de la vida, que proporciona el terreno
para que los factores descriptivos enraícen, es, precisamente, la
semilla de la inmortal obra maestra clásica Mar de sangre.
En resumidas cuentas, es que el mar de sangre del martirio debe
convertirse en otro mar de sangre para la lucha. Esta semilla
comprueba la verdad de la idea revolucionaria antimperialista, la idea
revolucionaria de la lucha armada, de que, paralelamente a la
intensificación de la represión de los agresores imperialistas
japoneses, se torna más fuerte la resistencia de las masas populares
para defender su dignidad e independencia y que el camino de
salvación del pueblo coreano consiste en levantarse, arma en mano,
en la lucha contra esos imperialistas.
Esta profunda idea de Mar de sangre, se da clara mediante la
descripción, basada en la terrible realidad de todo un territorio
459
convertido en un mar de sangre, por la despótica represión y las
masacres del imperialismo japonés.
La obra refleja la realidad histórica de nuestro país en la década de
1930. En aquel entonces el imperialismo japonés emprendió de lleno
el camino de la agresión al continente, e intensificó más que nunca la
ofensiva reaccionaria contra el pueblo coreano para la “seguridad de
su retaguardia”. Aplastó con bayonetas su avance revolucionario y,
por dondequiera, detuvo, encarceló y mató sin piedad a nuestros
inocentes habitantes. De modo particular, su represión cobró mayor
crueldad en las zonas de Manchuria habitadas por coreanos, en las
que crecían nuevas fuerzas revolucionarias bajo la sabia dirección del
Líder. Como consecuencia, se agudizaron al extremo las
contradicciones nacionales entre el imperialismo japonés y el pueblo
coreano y la lucha de amplios sectores del pueblo coreano contra la
salvaje represión del imperialismo japonés experimentó un auge
vertiginoso.
Corea, anegada en sangre de inocentes habitantes caídos por las
bayonetas del imperialismo japonés, era, literalmente, un mar de
sangre, un mar de fuego, y un infierno humano. La semilla de Mar de
sangre, consistente en convertirlo en un mar de sangre para la lucha,
se fundamenta en esa vida real y se perfila plenamente, de modo
artístico, mediante el carácter y la vida de la madre protagonista.
La heroína, que no conoce en absoluto lo que significa la revolución,
llega a comprender, bajo la influencia de su organización y mediante la
experimentación de una amarga vida, la bestialidad y la naturaleza
saqueadora del imperialismo japonés y las contradicciones de la
sociedad colonial y, consciente de que para librarse del destino de
esclavo apátrida, privado sin piedad de la dignidad y la independencia
del hombre, no debe quejarse ante las calamidades acarreadas por el
mar de sangre del martirio, sino levantarse en la lucha, emprende el
camino de la revolución y crece como una excelente revolucionaria que
va convirtiendo el mar de sangre del odio en el de lucha. La semilla de
la obra va tomando cuerpo al paso de la formación de ese concepto
revolucionario de la madre sobre el mundo.
460
Al retratar a la madre, que rompe a llorar, pensando en el obscuro
futuro que le espera vivir junto con sus ingenuos hijos, a causa de la
lamentable pérdida de su marido en la “acción punitiva en Jiandao”
del feroz imperialismo japonés, la obra muestra el trágico destino del
pueblo coreano de aquel entonces, que vivía una realidad terrible
anegada en un mar de sangre, de martirios. Sin embargo, la
protagonista no es persona sumisa ni derrotista, que sólo obedecía
dócilmente a los enemigos japoneses. Al comprender, bajo la
influencia de la organización, la verdad revolucionaria de que debe
luchar hasta el fin contra el enemigo y forjar su destino con sus
propias fuerzas, toma el camino de la lucha para derrotar a los
invasores imperialistas japoneses y así el mar de sangre, de martirios,
se convierte en uno de lucha.
La semilla de la inmortal obra maestra clásica Mar de sangre, por
implicar la verdad de la vida y la lucha que experimentó la heroína en
carne propia, desafiando martirios y contratiempos en un mar de sangre,
un mar de fuego, también hoy atrapa fuertemente los corazones de las
personas y las estimula con vigor hacia una auténtica vida y combate.
461
A fin de perfeccionarlo, hay que describir con profundidad el
proceso de formación del concepto revolucionario del mundo de la
madre protagonista, tal como sucede en el texto original. Esto se
deriva del requisito fundamental del arte y la literatura
revolucionarios. Repito, estos lo exigen porque asumen la misión de
contribuir a la educación revolucionaria de las masas populares.
En el original de Mar de sangre se explica de manera viva y
verídica ese proceso, que constituye la característica esencial del arte
y la literatura revolucionarios, y está reflejado hondamente el mundo
interior de la heroína. Sin embargo, en su adaptación fílmica no se ha
plasmado con satisfacción ese requisito.
Aunque trata de subrayar la línea de la madre para describir el
proceso de formación de su concepción revolucionaria del mundo, no
logra hacerlo con profundidad ni fecundidad conforme a la exigencia
de su semilla. Como no describe así la vida, encaminada a explicar
con sinceridad el proceso de evolución de la conciencia ideológica de
la madre, no se ha configurado de modo verídico y emocionante la
semilla. El resultado es que no se reproduce como es debido la
cualidad ideológico-espiritual de la protagonista formada como
revolucionaria bajo la educación de la organización.
Su carácter no se ha revelado verídicamente en la escena en la que
queman al esposo, que puede considerarse como la primera etapa en
la formación de su concepción revolucionaria del mundo.
El proceso de formación de esta concepción se expresa en su
mundo interior que cambia y se desarrolla con el conocimiento y la
experimentación de los sucesos y hechos presentados en la obra, y en
sus actividades prácticas.
Para la madre, quien vivía humilde e ingenuamente, la muerte del
marido es el dramático motivo que le causa indignación y odio hacia el
feroz imperialismo japonés y deviene el punto de partida de lo que
indica la fuente del desarrollo de su carácter como revolucionaria. Ante
la muerte del querido pilar de su familia, atenazada por una terrible
pobreza y humillación, ella experimenta en carne propia, junto con la
profunda tristeza, una creciente indignación hacia el bestial asesino
462
imperialista japonés, indignación que ejercerá una gran influencia en el
cambio de su mundo interior. En conclusión, al experimentar esa
trágica vivencia y bajo la influencia revolucionaria de un trabajador
político clandestino de la guerrilla, llega a conocer lo que significa la
revolución y entra con valentía en el camino seguido por su esposo y su
primogénito. Esto es un principio irrefutable. Pero, en este filme se
presenta como una débil mujer que pese a la muerte de su marido, no
sabe enfrentarse al enemigo, sino que acepta mansamente el trágico
destino que se le ofrece. Se limita a llorar con tristeza, aun cuando ve
con sus propios ojos morir al esposo. En tal situación, lo lógico sería
que, por más frenéticamente que actuaran los imperialistas japoneses
blandiendo sus armas, ella les hiciera resistencia aunque fuera a
mordidas. Desde luego, para destacar el carácter trágico y revelar con
agudeza la bestialidad y ferocidad de esos imperialistas, se debe
describir esa escena en tal sentido. No obstante, ese carácter trágico, en
el arte y la literatura revolucionarios, debe expresarse no con arrancar
lágrimas de compasión hacia la protagonista por los martirios de la
horrible represión del enemigo, sino con lo revolucionario, o sea, con
producir una implacable indignación y odio hacia él. En este filme la
frágil conducta de la madre no se corresponde ni con la lógica de la
vida ni tampoco con el desarrollo del carácter de ella, quien, una vez
comprendida la naturaleza del fenómeno social injusto se lanza a la
lucha revolucionaria.
La debilidad de la madre se expresa también en la escena del
combate para liberar la fortaleza, cuando ella abre la puerta para
luego caer alcanzada por una bala enemiga. Desde el punto de vista
del desarrollo de su carácter, esta escena debía mostrar una alta etapa
de la formación de su cosmovisión, provista de cualidades
ideológico-espirituales propias del revolucionario. Sin embargo,
como ella cae herida, fláccidamente, no ha logrado alcanzar este
objetivo. En lugar de presentarla así en ese cuadro sería lógico que se
creara la imagen de una madre valiente e inflexible que combate,
arma en mano, al enemigo.
Aconsejo agregar que después de liberada la fortaleza la madre
463
diga algo, como por ejemplo: los imperialistas japoneses mataron a
mi esposo e hijo menor y quemaron mi casa, pero mi primogénito los
combate en la guerrilla; ¡Levantémonos todos en el frente
revolucionario!
En el filme, también tiene que crearse bien la imagen del
trabajador político clandestino de la guerrilla.
Esto es de suma importancia para aclarar la esencia del conjunto
de la revolución coreana en la década de 1930, con la Lucha Armada
Antijaponesa como eje.
Sobre todo, hay que hacerlo en la escena de la muerte de Ul Nam,
pues es un cuadro de gran importancia, que constituye el clímax
dramático y motiva la sublevación armada de las masas para liberar la
ciudadela.
En esa escena, el odio de los aldeanos por la represión de los
agresores imperialistas japoneses llega al extremo y la acumulación
de esos sentimientos estalla en una rebelión armada. Por tanto, es
lógico que todos los factores descriptivos de esa escena se concentren
en revelar la naturaleza bestial de esos imperialistas y en multiplicar
el resentimiento hacia ellos, pero en el filme se presenta que Ul Nam
muere por culpa de dicho trabajador político. En ningún caso debe
describirse de tal manera que él cause una gran desgracia a los
aldeanos, quienes siempre sufren por culpa de las fechorías del
imperialismo japonés.
Desde luego, en la vida sería lógico si se produjera que ese
trabajador político se escondió en la aldea por una situación
ineludible y, al caer herido, no puede proteger a los aldeanos de la
catástrofe. Pero si se da la más mínima impresión de que la culpa es
del guerrillero, ello impedirá describir a los personajes y la escena del
clímax dramático al debido nivel.
Para evitarlo, puede aparecer que él cae junto con Ul Nam,
mientras combate contra los soldados protegiéndolo con su cuerpo de
las balas enemigas.
Es aconsejable retocar la descripción de todos los personajes
según lo exige el texto original.
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Hay que introducir adecuadamente la música en el filme Mar de
sangre.
Al verlo, el gran Líder señaló que es buena la canción Punición y
advirtió que se introdujera también en otra escena. Aconsejo que se
repita en el filme para expresar los sufrimientos de esa vida.
Ustedes deben pulir pronto el filme, para lo cual, reitero, es
necesario basarse estrictamente en el texto original y añadir lo
omitido. Los integrantes del grupo de creadores tendrán que tomar la
decisión de perfeccionarlo en unos quince días.
Tienen que estar convencidos de realizar un excelente filme. El
gran Líder expresó que podemos estar tranquilos porque la copia ha
salido bien en lo fundamental.
Estoy firmemente seguro de que ustedes, al perfeccionarlo como
un modelo de la cinematografía revolucionaria, de alto valor
ideológico y artístico, responderán infaliblemente a la expectativa de
nuestro Partido y nuestro pueblo.
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