2 La Adivinación Antigua en La Historia Del Pensamiento
2 La Adivinación Antigua en La Historia Del Pensamiento
2 La Adivinación Antigua en La Historia Del Pensamiento
occidental
sin solución de continuidad hasta nuestro presente. Claro está que a lo largo
de todo este tiempo ese interés se ha manifestado de muy diversas maneras y con fines muy
distintos. En términos generales se puede decir que los
hostiles, hacia la adivinación antigua (o de otras épocas), movidos generalmente por determinadas
consideraciones de orden religioso, moral, filosófico o cultural imperantes en sus respectivas
épocas. No es menos cierto, sin
La posición oficial de la Iglesia y los poderes públicos ante la adivinación en la Edad Media queda
bien reflejada en el tratado teológico de Tomás
Iglesia. Obsérvese en este pasaje que el carácter del suplicio de los condenados en el Infiernoestá
en relación con su falta. Al mítico adivino griego
«Alza la frente y mira de este lado / al que ante Tebas se tragó la tierra; /
/ Y cayó sin parar, todo derecho, / hasta Minos, que a todo el mundo aferra.
/ Mira su espalda convertida en pecho: / pues quiso en demasía ver avante, / mira y anda hacia
atrás el contrahecho» (Infierno, XX, 31-39; trad. A.
que las primeras comunidades cristianas adoptaron y adaptaron ciertas formas de adivinación
clásica (Barns 1911), particularmente las ‘suertes’, que se
Judas por sorteo (Act. 1, 26) y reyes, gobernantes, hombres y mujeres de Dios
consultaban en época medieval las sortespara tomar decisiones trascendentales o aventurar
sucesos futuros. Para las consultas se usaba bien la Biblia,
de oráculos o respuestas que se elegían por sorteo según determinados procedimientos (sortes
sanctorum)
eran los textos de Virgilio los que se abrían al azar, y la segunda paralelos precisos en
determinadas formas de consulta oracular conocidas por los
antigua que se mantuvieron durante esta época. Entre los nobles castellanos
clara raigambre romana (véase capítulo 4.4.2.), empleada en los mismos contextos públicos que
en la propia Roma, es decir, antes de emprender acciones
Renacimiento europeo promovió un renovado interés por la adivinación antigua, del que dan
buena cuenta los 59 manuscritos producidos en el siglo
XV conteniendo el tratado ciceroniano Sobre la adivinacióno las 56 ediciones publicadas en el siglo
siguiente de esta misma obra (un esfuerzo editorial sin precedentes que sólo se igualaría en el
siglo XIX [Pease 1920-23:
del futuro, que habrían de distinguirse de otras ciertamente banales o ilícitas. El severo teólogo
protestante Kaspar Peucer, por su parte, reunió una
gran cantidad de información dispersa en la tradición literaria para componer un gran tratado
crítico sobre los géneros de la adivinación grecolatina
vanas y sin provecho alguno. Escribiendo en los difíciles años de las guerras
Georg Graeve(ius). El autor más prolífico fue sin duda el jesuita Julius Caesar
Bulengerus, que trató sobre los oráculos griegos (De oraculis et vatibus liber), la práctica auspicial
romana (De auguriis et auspiciis) y los prodigios
que en todos ellos predomina el tono académico frente a la crítica por motivos religiosos o
culturales.
publicó en 1683 dos eruditas disertaciones latinas contra los ‘errores’ de los
demostrar que éstos no eran más que meros artificios de los ‘sacerdotes paganos’. Sus tesis y
argumentos serían popularizados algunos años más tarde
Más allá fue aún Voltaire, quien en la Philosophie de l’histoire(1765) consideraba todas las
prácticas adivinatorias burdas especulaciones motivadas
por la superstición e ignorancia o promovidas por intereses personales
. Su
creo, más antiguos... Pero ¿quién inventó este arte? El primer pícaro que
dio con un imbécil... Cuando casi toda la Tierra estaba cubierta de orácu-
los, hubo unas solteronas que, sin estar adscritas a ningún templo, se dedicaron a profetizar por
cuenta propia» (XXXI-XXXII; trad. M. Caparrós
[Tecnos] 1990).
Scienza Nuova(1744
«sapienza poetica».
Los sociólogos y antropólogos evolucionistas anglosajones de la segunda mitad del siglo XIX
determinaron que la adivinación, como el resto de
por las ‘razas mas primitivas’, por lo que la vincularon a formas de pensamiento ‘salvajes o
bárbaras’, propias, en definitiva, de lo que se consideraba
: 112-159)
of Greek and Roman Antiquities, editado por William Smith (1875: 416), se
(en común con otros pueblos) antes de alcanzar cierto grado de desarrollo
intelectual».
por las razas más retrógradas de la humanidad y por los miembros más
incultos de los pueblos civilizados. Incluso en las grandes religiones los adivinos, como otros
magos, siguen proliferando, aunque sus artes no forman
el vigor que debió tener una fe tal en los tiempos donde, en lugar de ser
ridiculizada como una superstición, era profesada por los gobiernos, representada por
instituciones veneradas, alabada por los poetas, demostrada por los filósofos y practicada por
todos… El estudio previo que vamos
demostrar que los principios sobre los que reposa y las consecuencias que
Con esta obra, todavía hoy de consulta imprescindible, el sabio francés no sólo consiguió
demostrar la importancia de las prácticas adivinatorias
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s.v. adivinar. «Predecir lo futuro o descubrir lo oculto, por medio de agüeros o sortilegios».