ArqueologiaYCulturaJudaica Navarra PDF
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S e pa r ata
*
Arqueólogo (Navark, S.L.).
**
Arqueólogo/a.
1
Bienes Calvo, J. J., et al., 1200 Aniversario de Tudela (802-2002), Tudela, Ayuntamiento de Tude-
la, 2002, vol. 5: Arqueología: de los orígenes al final de Edad Media, pp. 39-40 y 43-46.
[1] Príncipe de Viana (PV), 253 (2011), 121-133121
ISSN: 0032-8472
Mikel Ramos / Luis Francisco Labé / ana Carmen Sánchez
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Carrasco Pérez, J., “Juderías y sinagogas en el reino de Navarra”, Príncipe de Viana, 225, 2002,
pp. 113-156.
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La bibliografía sobre los diversos aspectos de las comunidades judías navarras es amplia pero
base con recordar los trabajos publicados por Juan Carrasco Pérez o la serie Navarra Judaica, dedicada a
editar la documentación escrita de los judíos de Navarra.
La aljama de Pamplona
La judería de Pamplona surgió, tras el éxito de la aljama estellesa, a instan-
cias del obispo y su cabildo que atrajeron a la comunidad judía para asentarse
en la vecindad de la catedral. Las noticias más antiguas de su existencia en el
barrio de Santa María se remontan al reinado de Sancho de Peñalén, en el año
1063. Cien años después en 1154, el rey Sancho el Sabio concedía permiso a
los judíos pamploneses para ampliar su barrio.
La judería de Pamplona incluía desde sus orígenes el espacio hoy ocupado
por el final de la calle de la Merced, junto a la muralla ciudadana que daba
al barranco de Tejería y hacia el río Arga, al sur de los huertos y edificios de
la catedral. Los judíos habitaron este espacio hasta la Guerra de la Navarrería
(1275) momento en el que la destrucción de este barrio supuso la desaparición
de la judería. Hasta 1328, la aljama pamplonesa quedó abandonada hasta
que la llegada de la Casa de Evreux supuso el renacimiento de esta comuni-
dad, que volvió a ocupar el área originalmente empleada hasta el año de su
expulsión 4. Así, por ejemplo, al menos desde 1360, la calle de la Merced era
conocida como rúa Mayor de la Judería 5.
Tras la expulsión de los judíos del reino de Navarra en 1498, el espacio
ocupado por la antigua aljama quedó abandonado. Una parte de esos terrenos
fue ocupada a mediados del siglo xvi por la Orden de La Merced. Esta orden
tenía convento en Pamplona desde 1223, primeramente en la Taconera, extra-
muros de la ciudad, frente a la iglesia de San Lorenzo. En 1542 la comunidad
se trasladó al interior de la ciudad para levantar su nuevo convento en el solar
antiguamente ocupado por la sinagoga de la antigua Judería 6.
4
Carrasco Pérez, J., “Juderías y sinagogas en el reino de Navarra”, Príncipe de Viana, 225, 2002,
pp. 123-128.
5
Martinena Ruiz, J. J., La Pamplona de los Burgos y su evolución urbana, Pamplona, Institución
Príncipe de Viana, 1976, pp. 177-189.
6
La construcción de este Convento supuso una reestructuración del trazado urbano de la Judería,
desembocando, a partir de ese momento, las antiguas rúas Cabo la Tejería (Tejería) y la rúa Menor
(Dormitalería) en el propio edificio de los Mercedarios: Echarri Iribarren, V., Las murallas y la ciu-
dadela de Pamplona, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2000, p. 343.
[3] Príncipe de Viana (PV), 253 (2011), 121-133123
ISSN: 0032-8472
Mikel Ramos / Luis Francisco Labé / ana Carmen Sánchez
7
Itúrbide Díaz, J., Estella, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1996, Panorama, nº 21, pp. 43-44.
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Excavaciones arqueológicas llevadas a cabo recientemente en su interior han permitido recuperar
testimonios constructivos y de cultura material de la aljama estellesa de los que parece deducirse que
su trazado urbano se hallaba adaptado a la ladera, con las viviendas situadas en líneas paralelas sobre
terrazas: Legarda Sembroiz, J. M., “La Judería Nueva de Estella. Intervención arqueológica, 2008”,
Trabajos de Arqueología Navarra, 21, 2009, pp. 325-337; Navark S.L., Informe de la limpieza, consoli-
dación, restauración, documentación y puesta en valor del frente Este de la muralla de la Judería nueva de
Estella-Lizarra (2009-2010), Estella-Lizarra, 2010 (inédito).
Pamplona
Se trataba del proyecto de rehabilitación para quince viviendas y cuatro
locales comerciales de planta baja y la supresión de las barreras arquitectónicas
de una edificación existente en la calle de la Merced nº 57-59-61. El edificio
se sitúa en el lado norte de la calle de la Merced. Linda por el norte con el
nº 74 de la calle Dormitalería, por el este con el nº 33 de la calle Juan de La-
brit, con el sur con la calle y por el este con el nº 53-55 de la misma calle de
la Merced (fig. 1). El inmueble agrupa tres antiguos edificios con un único
acceso (inicialmente eran accesos independientes) que fueron objeto de una
rehabilitación que afectó a las fachadas, cubierta y cajas de escalera en 1993.
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Las zanjas, pequeñas excavaciones destinadas a ubicar zapatas de cimentación o para la insta-
lación de ascensores, fueron denominadas sondeos de acuerdo a la habitual convención arqueológica.
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Estos testimonios suponen una prueba arqueológica más del uso de este lu-
gar en momentos medievales además del valor del fragmento de lámpara ritual
como elemento arqueológico que sirve para definir un lugar como espacio ocu-
pado por individuos de religión hebrea. En este caso, es un argumento más para
indicar la existencia aquí del barrio de la Judería en los siglos tardo medievales 10.
10
Navark S. L., Informe del seguimiento arqueológico de las obras de reforma de un inmueble en la
calle de La Merced nos. 57-61 (Pamplona), 2010 (inédito).
Estella
El Ayuntamiento de Estella-Lizarra decidió el año 2009 dar el primer paso
para la recuperación del área de Los Castillos con el propósito final de conver-
tir toda la zona actualmente englobada en el Sitio Histórico “Los Castillos” en
un espacio para la ciudad del Ega que recogiese todos sus valores, históricos,
arqueológicos, culturales, naturales y etnográficos. Uno de los puntos de par-
tida de esta propuesta consistía en la creación de un paseo peatonal al pie de la
muralla ciudadana, incluyendo bajo este concepto la propia cerca de la ciudad
y la de la Judería Nueva. El paseo se iniciaría en el antiguo convento de Santo
Domingo y, tras pasar por la iglesia del Santo Sepulcro, seguir la muralla de la
Judería, contornearla hasta pasar bajo las ruinas del castillo de Belmecher, en
el lado oeste del conjunto, para retornar al punto de partida.
Los trabajos se desarrollaron en 2009 y 2010 y en su transcurso se efec-
tuaron distintas actuaciones: documentación gráfica de la muralla, tanto del
estado previo como al final de los trabajos, se construyó una senda de servi-
cio al pie del muro, con una anchura de 4 m y firme de grava apisonada, se
retiró toda la vegetación que cubría los muros, desde hierba hasta hiedras, se
reconstruyó un tramo de la cerca roto desde mediados del s. xx y se rejunta-
ron varios tramos del muro para garantizar su pervivencia (fig. 4). Asimismo,
como parte fundamental del proyecto, se llevó a cabo una documentación
arqueológica en dos vías: documentación de la muralla con la metodolo-
gía de la Arqueología de la Arquitectura y realización de pequeños sondeos
arqueológicos de valoración en las áreas relacionadas con los accesos a la
judería.
Figura 4. Estella-Lizarra. Vista general del frente oriental de la muralla de la Judería Nueva.
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Uno de los sondeos, designado como Sondeo 200, se ubicó al exterior del
paramento oriental de la Judería Nueva, en la zona donde se encuentran una
de las puertas y uno de los torreones. Tenía una orientación norte-sur, con
un desnivel de 2,25 m entre ambos extremos, 6,98 m de longitud, anchura de
2,54 m y una profundidad media de 1 m (fig. 5).
Figura 6. Estella-Lizarra. La roca natural (UE 204) y los depósitos para nivelarla (UE 202) donde se
recogió la hanukiya.
La hanukiya de Pamplona
Se trata de una pieza, incompleta, de cocción en atmósfera oxidante, con
barro de color rojizo y vedrío melado verdoso que afecta a casi toda la super-
ficie excepto alguna zona de la base. El fragmento recuperado corresponde a
uno de los extremos de la pieza, con un total de dos cazoletas y media. Los
extremos de las mismas sobresalen al exterior con remates de forma poligo-
nal. Es imposible saber el número exacto de cazoletas que pudo tener pero se
situaría entre siete y nueve. Sus dimensiones son 9 cm de longitud máxima,
6,8 cm de anchura máxima y 2 cm de espesor máximo.
Aun incompleta, pertenece a un tipo de candiles que tienen forma de una
tableta de cerámica con un frontal ligeramente apuntado formado por los
diferentes picos de las cazoletas de aceite. Son visibles las huellas del fuego al
que estuvo expuesta en los extremos de las cazoletas (figs. 7 y 8).
11
Bienes Calvo, J. J., et al., 1200 Aniversario de Tudela (802-2002), Tudela, Ayuntamiento de
Tudela, 2002, Vol. 5: Arqueología: de los orígenes al final de Edad Media, p. 44.
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El candelabro de Estella-Lizarra
Esta pieza, también incompleta, se confeccionó en atmósfera oxidante,
con barro de color rojo claro que presenta un engobe de color rojo oscuro
conservado en el fondo de las cazoletas. El fragmento recuperado corresponde
a la parte central del objeto y se conserva un hueco completo y media cazoleta
a cada lado. La cazoletas tienen un pico para el pábilo muy poco desarrollado,
ligeramente redondeado. Tampoco es posible saber el número exacto de cazo-
letas que pudo tener pero, como en la anterior, se situaría entre siete y nueve.
Sus dimensiones son 9,5 cm de longitud máxima, 5,9 cm de anchura máxima
y 2 cm de espesor máximo.
Como se ha señalado, sólo poseemos un fragmento del utensilio pero en él
es muy evidente la forma de tableta de cerámica con un frontal casi sin desta-
car. No se aprecian huellas de uso por el fuego aunque sí un evidente desgaste
del engobe (figs. 7 y 8).
Figura 8. Dibujo en planta y secciones de las lámparas rituales judías (la de Pamplona, a la izda.; la de
Estella-Lizarra, a la dcha.).
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ARQUEOLOGÍA Y CULTURA JUDAICA
CONCLUSIONES
Sabida cosa es que los elementos de uso cotidiano entre los judíos nava-
rros, desde la vajilla al vestido, eran similares a los de sus vecinos cristianos o
mudéjares. Solo a partir del siglo xiii se va extendiendo la costumbre de que
los judíos vistan de manera diferente a los cristianos, bien mediante la prohi-
bición de llevar determinadas vestimentas o de llevar distintivos. En Navarra
y Aragón llevaban un círculo la mitad rojo y la otra mitad amarillo; en época
de Sancho vii el Fuerte, el papa Gregorio ix obligó a llevar distintas vesti-
mentas a cristianos y judíos en 1233 aunque dichas normas dictadas por los
reyes no debían de cumplirse, ya que son frecuentes los requerimientos para
el cumplimiento de las mismas 13. Sin embargo, existían elementos diferencia-
dores, visibles desde la perspectiva arqueológica, relacionados sobre todo con
las prácticas religiosas 14. Uno de estos eran las lámparas rituales, las hanukiya,
uno de los testimonios más característicos de la cultura judía.
La aparición de fragmentos de lámparas rituales judías en Navarra no
constituye en sí mismo una novedad. En Tudela se han recuperado en los
últimos años diversos fragmentos de estos utensilios en las laderas del cerro
de Santa Bárbara, todos ellos en superficie, es decir, fuera de un contexto ar-
queológico. Lo más destacable de estas piezas es que están mucho más elabo-
radas y presentan una mayor calidad que las presentadas aquí 15. Asimismo en
Pamplona se han recuperado algunos fragmentos de estas lamparillas durante
12
Bango Torviso, I., Memoria de Sefarad, Toledo, Sociedad Estatal para la Acción Cultural Ex-
terior S.A., 2002, p. 191.
13
Ibid., p. 105.
14
En este sentido podría incluirse como testimonio diferenciador de un contexto judío desde la
perspectiva de la arqueología y el estudio de la cultura material la ausencia, o presencia, de restos óseos de
cerdo, animal prohibido por la religión hebraica. Resulta muy interesante el dato de que durante la docu-
mentación arqueológica de la iglesia de Santa María Jus del Castillo, levantada sobre la antigua sinagoga
de Elgacena, no se recuperaron restos óseos de suidos en los contextos judíos del subsuelo del templo.
15
Bienes Calvo, J. J., et al., 1200 Aniversario de Tudela (802-2002), Tudela, Ayuntamiento de
Tudela, 2002, Vol. 5: Arqueología: de los orígenes al final de Edad Media, pp. 44-45. Se considera también
como característicos de la cultura material judía una serie de escudillas, platos y cuencos decorados en
su interior con una estrella de David.
[11] Príncipe de Viana (PV), 253 (2011), 121-133131
ISSN: 0032-8472
Mikel Ramos / Luis Francisco Labé / ana Carmen Sánchez
BIBLIOGRAFÍA
Bango Torviso, I., Memoria de Sefarad, Toledo, Sociedad Estatal para la Acción Cultu-
ral Exterior S.A., 2002.
Bienes Calvo, J. J., et al., 1200 Aniversario de Tudela (802-2002), Tudela, Ayuntamiento de
Tudela, 2002, Vol. 5: Arqueología: de los orígenes al final de Edad Media, pp. 9-56.
Carrasco Pérez, J., “Juderías y sinagogas en el reino de Navarra”, Príncipe de Viana,
225, 2002, pp. 113-156.
Echarri Iribarren, V., Las murallas y la ciudadela de Pamplona, Pamplona, Gobierno
de Navarra, 2004.
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Legarda Sembroiz, J. M., “La Judería Nueva de Estella. Intervención arqueológica,
2008”, Trabajos de Arqueología Navarra, 21, 2009, pp. 325-337.
Martinena Ruiz, J. J., La Pamplona de los Burgos y su evolución urbana, Pamplona,
Institución Príncipe de Viana, 1976.
Navark S. L., Informe del seguimiento arqueológico de las obras de reforma de un inmueble
en la calle de la Merced nos 57-61 (Pamplona), 2010 (inédito).
— Informe de la limpieza, consolidación, restauración, documentación y puesta en valor del
frente Este de la muralla de la Judería nueva de Estella-Lizarra (2009-2010), Estella-
Lizarra, 2010 (inédito).
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rámica medieval en el País Vasco (siglos viii-xiii), Vitoria-Gasteiz, Gobierno Vasco, 2005.
Resumen
Arqueología y cultura judaica
La presencia de los judíos en Navarra se remonta a la Alta Edad Media (c.
s. ix-x) y la mayor parte de los conocimientos que se poseen sobre esta comu-
nidad proceden de la documentación escrita. Las investigaciones arqueológicas
llevadas a cabo en Navarra han aportado alguna información sobre los modos
de vida de estas gentes y han permitido ampliar nuestros conocimientos sobre
esta comunidad. En este texto se presentan los resultados de dos intervencio-
nes arqueológicas realizadas en las antiguas juderías de Estella-Lizarra y Pam-
plona por Navark S.L. que han permitido obtener información de primera
mano sobre la comunidad judía y sobre elementos propios e intransferibles de
su religión. Uno de estos eran las lámparas rituales, las hanukiya, empleadas en
la fiesta de la Hanuka, y dos de estas piezas, uno de los testimonios más carac-
terísticos de la cultura judía, son el objeto de esta comunicación.
Palabras clave: Edad Media; Navarra; Arqueología; cultura; judíos; Menorah.
16
Información verbal proporcionada por Merche Unzu Urmeneta, arqueóloga directora de las
intervenciones realizadas en Pamplona a quien agradecemos su deferencia.
Abstract
Archaeology and Jewish Culture
The Jewish communities lived in Navarre since the High Middle Ages
(ix-xith centuries) and our knowledge about them came from written sour-
ces. Archaeological research in Navarre has brought invaluable information
about this community and his way of life. This paper presents the results of
two archaeological projects developed by Navark S.L. in the ancient Jewries of
Estella-Lizarra and Pamplona that had allowed us to acquire first hand infor-
mation about Navarre’s Jewish communities and its religion items. The most
characteristic of them were the ritual lamps called hanukiya and the purpose
of this paper is the study of two of them.
Keywords: Middle Ages; Navarre; Archaeology; culture; Jews; Menorah.
[13] Príncipe de Viana (PV), 253 (2011), 121-133133
ISSN: 0032-8472