Los Viajeros y Las Ciudades Del Plata en El Siglo XVIII
Los Viajeros y Las Ciudades Del Plata en El Siglo XVIII
Los Viajeros y Las Ciudades Del Plata en El Siglo XVIII
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La ciudad en Hispanoamérica se fundó en el siglo xvi, nacimiento, pero fuertemente condicionada a la necesidad
avanzó en su construcción en el siglo xvii y se consolidó de dar inmediatas respuestas y distribuir equitativamente
en el siglo xviii, conjugando el modelo empírico surgido el suelo urbano contando con elementales instrumentos
en las premuras de las primeras décadas con base en la idea topográficos que sólo posibilitaban medir longitudes y
cultural europea trasplantada a América, perfeccionada trazar ángulos rectos.4
paulatinamente y legalizada mediante las disposiciones or- El antecedente de las instrucciones de Fernando el
denadoras y rectificadoras de Felipe II en 1573.1 La ciudad Católico en 1513 a Pedrarias Dávila, donde se manda
hispanoamericana surgió con incuestionables atributos de organizar los solares dejando lugar para la plaza y las calles
originalidad y mismidad, prolongando las tendencias que ordenadas desde el principio pues de otro modo, no se po-
habían marcado las disposiciones de Alfonso X el Sabio drá contar con la disposición necesaria para que “el pueblo
y Jaime II con sus Ordinaciones (1300) más allá del siglo parezca ordenado”,5 muestra toda la potencia en ciernes del
xvi, cuando lo urbano europeo comienza a incorporar las urbanismo regular que dominará en la América española.
influencias de los cambios que desde la Roma de Sixto IV En lo sucesivo, la demarcación de las ciudades se realizará
(1585)2 se habían expandido por el Viejo Continente. en base a una trama de calles rectilíneas circundando una
En la consolidación de la ocupación del territorio plaza central según el expreso mandato del rey aragonés.
continental, rápidamente conquistado militarmente en la Con la promulgación de “Las Leyes de Indias”, se ratificarán
primera mitad del siglo xvi, la ciudad tendrá un protago- estos antecedentes cuando, en el Tomo Segundo, Libro
nismo preponderante a tal punto que, al arribo del siglo iii, Título 7, se establezca: “Y cuando hagan la planta del
xvii, las principales fundaciones ya se habían establecido Lugar, repártanlo por sus Plazas, calles y solares a cordel
conformando un extenso sistema de centros administrati- de regla, comenzando desde la Plaza mayor, y sacando
vos, religiosos, militares y comerciales que se distribuían desde ella las calles a las puertas y caminos principales y
desde la península de Florida y California hasta las llanuras dexando tanto compás abierto, que aunque la población
pampeanas. El resultado, un grandioso esfuerzo urbaniza- vaya en crecimiento, se pueda siempre proseguir y dilatar
dor, con una planificación y un desarrollo casi autónomo en la misma forma.”6
de las culturas preexistentes, resulta admirable al considerar La plaza resumió en sí misma y en sus bordes todas
el dilatado territorio y la escasez de hombres y dinero con las funciones y vivencias principales de la sociedad como
que se debía afrontar tamaña empresa. también las posesiones de los vecinos más relevantes, con
Las ciudades fueron la mejor estrategia que la Corona lo cual devino centro absoluto de la composición espacial y
española pudo llevar adelante para asumir plenamente el temporal de cada asentamiento. La plaza de la ciudad con-
control del espacio americano pues, junto con la permanen- tinental, superó las primeras experiencias urbanas caribeñas
cia estable de habitantes europeos, se cumplían las funciones –Santo Domingo, La Habana– donde la duplicidad de
necesarias para tal fin. Resultaron indispensables como centros espaciales recreaba concepciones medioevales, para
la primera base estable de aprovisionamiento en la costa acercarse a la composición clásica aunque, por la partición
marítima, tendieron puentes con aquellas más internas de en cuatro solares de las manzanas circundantes, no se logró
la cadena de fundaciones, oficiaron de establecimiento de insertar los edificios principales –la Matriz y el Cabildo–
intercambio comercial, se erigieron en centros adminis- coincidiendo con los ejes del espacio público por excelencia.
trativos a escala local y regional, establecieron sujeciones Las calles rectas y las manzanas ortogonales, la dispo-
y evangelizaron a la población autóctona, controlaron la sición de la iglesia, como también las casas capitulares,
propiedad y el uso del suelo e introdujeron las pautas de ubicadas sobre un borde de la plaza mayor, asumen la
vida europeas en un ámbito geográfico y humano en el condición de elementos fundantes de la práctica urbana
cual predominaban los estadios culturales neolíticos. “Las americana que estableció un modelo que, si bien no se si-
ciudades fueron, desde el principio, los centros neurálgicos guió rigurosamente en todos los establecimientos, si otorgó
de todas las divisiones administrativas del territorio hispa- una imagen de homogeneidad y de facilidad de apropiación
noamericano y en ellas sitúan sus sedes todos los organismos que potenció los aspectos positivos de la practicidad para
civiles y eclesiásticos”.3 consolidar el núcleo poblacional y repartir equitativamente
Las características esenciales de la ciudad hispano- la posesión de la tierra.
americana –la rigurosa geometría regular y la centralidad El escenario urbano de las ciudades hispanoamericanas,
funcional de la Plaza Mayor, principalmente– la posicionan forjado sobre una estructura cuadricular vacía, tuvo sucesi-
como recreación americana de la ciudad ideal de las utopías vas modificaciones a medida que la ocupación de los solares,
cristianas medievales y de las teorías de raíz clásica del Re- lenta y gradual en muchas de ellas, se cubría de volúmenes
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arquitectónicos que, a su vez, se transformaban y renovaban estos nuevos horizontes físicos y culturales. De allí que los
con los impulsos de las nuevas generaciones e ideas. Cuando imaginarios producidos a través de las letras son fuente
la unión de las fachadas produjo una continuidad en las insuperable para comprender cabalmente las singularidades
cuadras sucesivas de una misma calle, la visión al infinito del nuevo habitar.
que se da desde el interior posibilitó percibir una sensación El relato, con características que provienen del discurso
de dilatación y apertura que ya la preveían las disposiciones oral y que se escribe para un destinatario aleatorio y no
de la autoridad real. Y la plaza, vista como un espacio vacío precisado, pero sí siempre definido por pertenecer a la
que aúna la manzana despojada y los módulos de las calles, misma cultura que el narrador, rescata la idiosincrasia de las
acrecienta la impresión de casi desmesura en la escala de gentes y de los lugares que se recorren y caracterizan y “dan
estas ciudades tan particulares, que, con el correr de los el color preciso para situar la época y conocer modalidades
siglos impactó grandemente a los viajeros europeos y fue y costumbres que de otra manera sería difícil precisar.”9 De
descrita en narraciones que aportan multiplicidad de datos este modo, se enriquecen los datos provenientes de los do-
enriquecedores de la historia urbana de Hispanoamérica. cumentos oficiales que, por sus propias características, son
En el actual territorio argentino, el reservorio de in- más parcos a la hora de brindar explícita caracterización de
formación debido a los viajeros, permite complementar la los personajes, las circunstancias y los paisajes de las nuevas
historia urbana oficial de las principales ciudades heredadas comarcas.
de los españoles y reconstruir la trama edificada y humana En los relatos de los viajeros, la ciudad hispana en el
que fue la base y el sostén de esta Argentina de hoy, que actual territorio argentino aparece descrita en el contexto
reconoce la vigencia de ese escenario urbano visto y com- de las referencias a la geografía territorial, las anotaciones
prendido en la malla cuadrada, en el encuentro de las calles sobre la vida de las gentes que habitaban estos territorios,
en ángulo recto, en la ordenación e identificación numérica como también las observaciones de las relaciones personales
de los edificios, y que hace “permanecer en la conciencia la e institucionales que originaron y promovieron el viaje.
imagen original de la cuadrícula.”7 La ciudad, como objeto cultural por excelencia, va
siendo contada de acuerdo a los visiones de cada viajero ya
3. Los viajeros del siglo xviii y sus relatos desde el siglo xvi, pero tiene una presencia indudable en
sobre las ciudades del actual territorio argentino el siglo xviii, tiempo en que la construcción urbana está
a plena consolidación en toda la América española. En el
La exposición de las experiencias de los viajes a América a actual territorio argentino, superada la primera etapa de
través de los relatos de sus protagonistas, comenzó a poco fundaciones y traslados, el siglo xviii muestra un continuo
de la llegada de los conquistadores, religiosos, funcionarios y afianzarse en la delineación edilicia del modelo urbano
exploradores. Al servicio de la Corona y al servicio de Dios, impuesto por la praxis conquistadora y la legalización de
aquellos que recibieron el impacto de las novedades de los la Corona mediante las Leyes de Indias.
nuevos paisajes, de los problemas diversos, de los particu- La selección realizada de viajeros que llegaron al Plata
lares usos y costumbres de los habitantes nativos y de los en el siglo xviii permite visualizar, a través de sus relatos,
europeos afincados, transmitieron sus impresiones teniendo el avance que las ciudades realizaron a medida que transcu-
presente que, los que habían quedado “allá” pudiesen ser rrían las décadas. Y, desde la modestia inicial, paulatinamen-
partícipes de estas vivencias. En esta relación, quien escribe te, van sumando beneficios para los habitantes, de tal modo
sobre el viaje tiene en sus relatos “una trabazón íntima con que a fines del siglo los viajeros, ya con mayor ilustración
expectativas profundas de la sociedad a la cual se dirige.”8 que los que inician la centuria, tienen una impresión más
Los viajes fueron una instancia decisiva para constatar feliz de los centros urbanos. Y si bien todos tienen referen-
en vivo las maravillas propias de esta nueva realidad que se cias a las ciudades más importantes, no siempre dejan de
incorporaba al Viejo Mundo; y las descripciones literarias y, lado poblados menores que suman atractivo e interés para
en muchísima menor medida las gráficas, circularon entre la comprensión de la urbanización producida en lo que, en
España y América en un intercambio enriquecedor de la las últimas décadas de esa centuria, será el Virreinato del
cultura hispanoamericana. Río de la Plata.
El viajero documentó en narraciones mayormente des- Iniciando el siglo, en 1702, el escrito del Hno. Heinrich
criptivas y poco reflexivas o narrativas la diferencia con su Pescke S.J. deja sus impresiones sobre Córdoba, ciudad que,
propia cultura, lo que le era ajeno, lo que no le era propio como destino de muchos jesuitas que arribarán al Plata,
ya que, por su propia alteridad, pusieron énfasis en las cuenta con su preferencia por sobre otras, como es el caso
cualidades que distinguían y caracterizaban esencialmente de Buenos Aires, puerto de ingreso a estas tierras.
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Pero luego, en 1705, un escrito anónimo, conocido frecuentemente aparecen en los relatos desde inicios de ese
como el Anónimo Francés, ya posibilita ver a Buenos siglo son los de Buenos Aires, Córdoba, Tucumán, y con
Aires desde su óptica, pero no menciona a otras ciudades. menos referencia se encuentra a Corrientes, Santa Fe y
Esta situación se verá igualmente en 1708, cuando Martín Asunción. Todos ellos descritos con una mirada particular
du Bassin, Bigot de la Quanté, Dralsé de Grand-Pierre y que correspondía a la procedencia del viajero, a su educa-
Woodes Rogers, sólo tendrán palabras para esta ciudad sin ción y a la pertenencia a determinadas instituciones.
aportar datos de otros centros habitados. A medida que avanza el siglo xviii es posible obtener
Nuevamente, para 1719, Córdoba tendrá la atención del una secuencia de descripciones en donde cada viajero pone
Hno. Joseph Claussner S.J., en tanto hacia 1723-1724, el la atención en detalles que permiten reconstruir el ambiente
Hno. Michel Herre S.J. se referirá sólo a Buenos Aires. En en el cual desarrollaron sus vidas los habitantes de estos
1729, el Padre Matías Strobel habla de Buenos Aires, pero territorios en aquel entonces. Desde los primeros años de
también, en forma breve y con poco entusiasmo, ubica a la centuria, la forma de la ciudad está medianamente cons-
Córdoba, Asunción, Santa Fe y Salta. En ese mismo año, tituida y es lo que, a primera vista, impresiona agradable o
en sendas cartas, el Padre Carlos Gervasoni S.J. describirá desagradablemente al viajero.
Buenos Aires y Córdoba con palabras de mayor elogio y Para 1702, el Hno. Heinrich Peschke S.J ve a Córdoba
valoración y al año siguiente, el padre Cattaneo S.J. mos- con su forma regular y cuadrada aunque sin fortalezas
trará una Buenos Aires que se está acercando a la visión cuidadas y, fundamentalmente, sin murallas. Le llama la
que requieren los europeos de un centro urbano. atención que la dicha ciudad se encuentre “abierta como
Entre 1749 y 1753, los escritos del franciscano Pedro un pueblo”,10 lo cual permite comprender que desde su
José de Parras sitúan a Buenos Aires en la posición de futura mirada, europea y germana, la ciudad para ser considerada
competidora con la corte de Lima y describen con gran como tal, debía estar amurallada y defendida con baluartes
justeza y precisión a Santa Fe, Corrientes, Itatí, Asunción de importancia.
y Córdoba. Y, contemporáneamente, en 1750, Florián Unos años más tarde, el escrito del Anónimo Francés,
Paucke S.J. se explaya en comentar con mayores holguras en 1705, aporta a la descripción de Buenos Aires mayor
los puntos notables de Buenos Aires y Córdoba. En 1773, cantidad de datos. De ellos se desprende que la imagen de
el relato de Concolorcorvo permite, con numerosas refe- la ciudad percibida no era más afortunada que por tener
rencias, tener una cabal idea de la importancia de Buenos un tamaño grande, organizadas sus calles rectilíneamente
Aires, Córdoba y Tucumán. aunque con deficiencias en las viviendas construidas con
En las últimas décadas del siglo xviii, los españoles ilus- materiales deleznables y, principalmente, en la carencia de
trados Juan Francisco Aguirre, Diego de Alvear (1783) y un puerto, dado que el sitio que está destinado a tal fin, no
Félix de Azara (1793), dejarán asentadas de su puño y letra es más que una ensenada donde los barcos pueden estar
las imágenes urbanas más consolidadas y en proceso de me- fondeados. También es notoria la importancia que le da a
joras de Buenos Aires, Asunción, Montevideo y, con menor ciertas condiciones atmosféricas pues atribuye la escasa altura
jerarquía, se harán presentes las referencias a Santa Fe. de la ciudad a los fuertes vientos que se abaten sobre ella.11
El siglo xviii se cierra y los últimos viajeros, haciendo Buenos Aires, hacia 1723-1724, le aparece al Hno.
gala de su instrucción y su pertenencia a las armas, observan Michel Herre S.J. como impropia de ostentar el título de
a las ciudades del Plata con una visión cercana a la cientifi- ciudad ya que, por su experiencia urbana en Alemania, la
cidad propia de esos tiempos. La ciudad hispanoamericana observa en desventajas a muchas aldeas de su tierra natal.
habrá alcanzado a los ojos de los europeos una categoría Establece claramente la referencia a la aldea, que es una or-
y calidad que alcanza para hacerlos sentirse, con mayor ganización elemental en la red urbana del Viejo Continente,
benevolencia y civilidad, en centros urbanos similares a tanto en su tamaño físico como en su reducido número
aquellos europeos que fueron su cuna y desarrollo. de habitantes, mientras que la ciudad es estructuralmente
más consolidada a través de una edificación compacta, una
4. Interpretación de los relatos sobre organización legal y una personalidad colectiva privilegiada,
el escenario urbano en el contexto cronológico proveniente del Medioevo y consolidada con la ciudad bur-
guesa.12 Estas características no son advertidas por el Hno.
La ciudad en el Río de la Plata y su influencia se presentó a Herre, pese a que Buenos Aires contaba con Gobernador y
los viajeros del siglo xviii con la presencia física que había Cabildo, e insiste en que la calidad de la ciudad de Buenos
alcanzado luego de dos centurias de esfuerzos y proezas Aires no es mejor a los nidos de las golondrinas porque éstas,
para subsistir y arraigarse. Los conjuntos urbanos que más al igual que los habitantes de la ciudad, construyen con
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Ave de la coca
barro sus habitáculos. Si bien en su relato afirma que tiene en donde se concentran las construcciones de los edificios
alrededor de cinco mil habitantes, es evidente que posee religiosos y civiles, dirigidas por jesuitas y levantadas por
una mirada muy subjetiva que la acentúa caracterizando a adiestrados africanos que pasaron a ser maestros en su oficio.
las gentes del lugar como perezosas en grado sumo.13 Desde este centro más compacto, la imagen modesta que
Un quinquenio más tarde, al Padre Carlos Gervasoni presenta la ciudad a estos europeos está en vías de superarse,
S.J.14 tiene la impresión de Buenos Aires como de gran pues el religioso concluye “que poco a poco Buenos Ayres va
extensión y un significativo número de habitantes, cercano poniéndose en tal estado, que podrán los Europeos mirarlo
a las veinticuatro mil almas, lo cual indica una positiva sin desprecio.”16
diferencia con los viajeros que lo antecedieron si bien, Interesante es el cambio que se produce en la apreciación
contemporáneamente, el Padre Matías Strobel vuelve a de Buenos Aires por parte de Fray Pedro José de Parras.
dimensionar a la ciudad platense negativamente al decir: Cuando el franciscano visitó la ciudad a mediados del siglo
“su estructura no se diferencia de los pueblos de Hungría.”15 XVIII ya la forma general era vista como regular tendiente
Nuevamente la procedencia de estos viajeros condiciona la al cuadrado, de unos dos mil quinientos metros de lado,
percepción física de la ciudad de Buenos Aires asimilán- alargándose hacia las quintas a tal punto “que en breve
dola a las rudimentarias y persistentes sociedades agrarias tiempo será tan grande que pueda competir con la corte
europeas. de Lima”.17 Buenos Aires afirma su carácter urbano frente
La vivencia urbana de los sitios de procedencia no facilita a otras ciudades que visitó el Padre Parras como Santa Fe,
a estos viajeros en el Río de la Plata comprender la esencia de la cual le resulta interesante comentar su condición de
de la ciudad hispanoamericana. Se observa como una gran insularidad entre los ríos Salado y Santo Tomé (en realidad
dispersión de edificios dentro de una frondosa vegetación un brazo del Paraná) lo que le permite una defensa natural
cultivada en los huertos y sólo en el área central, la mayor inigualable “de manera que ninguno entra ni sale en ella
proximidad de los edificios le facilita al Padre Cattaneo, sino es embarcado, a causa de ser estos ríos profundos y no
en 1730, ver una estructura ordenada de calles derechas poder vadearse por parte alguna”.18 Pero no olvida decir que
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Santa Fe padece las consecuencias de su siempre presente obviamente no tiene la magnificencia de aquella.26 Una
pobreza aunque en esos momentos se percibían algunos causa de esta mala impresión se debe a que las calles rectas
dineros por el privilegio de Puerto preciso.19 no tienen obstáculo alguno por carecer de murallas hacia
Algo curioso sucede con el Reverendo Padre Parras en la el territorio circundante, el espacio infinito de la Pampa,
percepción de la ciudad de Corrientes. La antigua San Juan con sus escasas o nulas referencias, pero también porque
de la Vera de las Siete Corrientes no le resulta importante los solares están cercados con vegetales autóctonos –los
para considerar aunque tenga alrededor de “trescientos cardones, como los llama Paucke, según las traducciones
vecinos”, ya que la percibe como demasiado pobre tanto consultadas– que, en realidad eran tunas u otras cactáceas
en sus materiales edilicios como en la construcción en sí. o plantas espinosas.27 Evidentemente, para un europeo
Esto lo lleva a expresar su desazón en palabras de inspiración que provenía de ciudades consolidadas y acotadas mate-
bíblica: “Con las repetidas lluvias se ponen estas tejas de rialmente, Buenos Aires y otras ciudades del territorio del
color de ceniza, y como los edificios compuestos de barro, Plata, aparecían más semejantes a aldeas que las ciudades
huesos y bosta, vienen a quedar del mismo color, de aquí amuralladas europeas28 que iniciaban su proceso hacia la
es que toda la ciudad parece cenicienta, y ciertamente se industrialización.
me representó la ciudad de Sodoma.”20 Concolorcorvo –seudónimo de Alonso Carrió de la
Su peculiar descripción de Corrientes no tiene relación Vandera– , en 1773, brinda como dato e impresión que
con la que hace de Itatí, sobre la cual tiene palabras elogio- la ciudad de Buenos Aires había extendido con creces su
sas en cuanto a su ubicación geográfica como también al tamaño y edificación desde su anterior visita en 1745, tanto
importante número de familias que residían en el poblado: que llega a colocarla en cuarto lugar luego de Lima, capital
“Tiene este pueblo bellísima situación, sobre la barranca del Virreinato del Perú, Cuzco y Santiago de Chile.29 Pocos
del Paraná. Compónese de trescientas familias”.21 Si bien años después, 1776, la erección del Virreinato del Río de
no menciona ningún rasgo urbano más que el poblacio- la Plata posibilitaría a Buenos Aires una transformación
nal, Itatí queda en mejor posición de percepción frente, urbana semejante a la de otras capitales virreinales que ya se
también, a Asunción –de la cual menciona su bochornoso avizoraba a inicios del siglo xviii, reflejando en sus edificios
clima, sus calles arenosas que son dificultosas de trajinar “los importantes cambios funcionales”.30
para peatones y carretas, y sus edificios principales de pobre Para cuando arriba a Córdoba, Concolorcorvo observa
arquitectura–22 y a Córdoba, ciudad que capta su atención que la ciudad presenta una regularidad extrema en cuanto
merced a su condición de sede de Obispo y residencia del a su forma urbana cercana al cuadrado. La totalidad del
Teniente del rey de la provincia de Córdoba del Tucumán. espacio urbano es captado dentro de una geografía llana,
Para el tiempo de visita del Padre Parras, la catedral tenía dominada por el río Primero y los montes nativos, poniendo
concluido el pórtico diseñado por el jesuita Andrés Blan- su atención en que las lluvias no presentan inconvenientes
qui, pero todavía faltaba cerrar las bóvedas del crucero y en un suelo arenoso, muy permeable, que permite transitar
prebisterio.23 sus calles al poco rato de haber llovido aunque “se sienten
Prácticamente contemporáneo al franciscano Parras, el en las plantas de los pies bastamente los vapores de la cálida
jesuita Florián Paucke deja sus impresiones sobre Córdoba, arena”.31
tendiendo su vivencia un poco más hacia la imagen de una La impresión que le causa Tucumán es similar a la de
ciudad de regular tamaño, ya que “no es una ciudad dema- Córdoba en tanto que la forma urbana predominante le
siado grande, pero tampoco demasiado chica”,24 y con un vuelve a aparecer como dominada por el cuadrado en las
orden urbano que lo advierte en sus calles rectas, su plaza apenas cinco cuadras de la ciudad. Es capital jurisdiccional
amplia y de lados iguales como también en sus edificios y sede de correos, pero su escasa relevancia arquitectónica
que no sobrepasan la planta baja en su gran mayoría. Cór- religiosa y el poco llamativo equipamiento litúrgico le hacen
doba, así, es vista por los viajeros con disimiles valoraciones ver que “la parroquia, ó matriz, está adornada como casa
aunque, es importante referir, que para un jesuita que se rural y los conventos de San Francisco y Santo Domingo
encontrase en Córdoba en ese tiempo, el progreso edilicio mucho menos”.32 La reducida extensión urbana se condice
era más que evidente,25 en razón de la ingente obra arqui- con la escasa población, pues Concolorcovo asegura que no
tectónica desplegada por los arquitectos de la Compañía en más de veinticuatro hombres son los que ostentan los cargos
su propio edificio como también en otros de la ciudad. públicos y la prosapia de vecino principal. Puede verse que
También Paucke visualiza a Buenos Aires como la ur- la apreciación de las ciudades va disminuyendo en tanto se
banización más grande de la provincia de Paraquaria, no adentra en el actual territorio argentino en correspondencia
dejando de notar que, si bien rebasa el tamaño de Praga, al escaso desarrollo urbano de las antiguas fundaciones,
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aunque no deja de reconocer las bondades geográficas del por lo que, la visión del conjunto, es más benévola que a
pedemontano donde Tucumán está emplazada: alto, sin principios del siglo.
accidentes geográficos perturbadores de la vida urbana y En el mismo año, don Diego de Alvear, teniente de
con campos fecundos posibilitantes de las producciones navío de la Real Armada, sale de Buenos Aires en expedi-
agropecuarias. ción para reconocer los terrenos neutrales entre el Chuy y
Con motivo de las demarcaciones territoriales necesarias el Tahin –frontera de los dominios portugueses y españoles
para llevar adelante la reforma administrativa propuesta y punto de reunión de los comisarios de la demarcación
por los ministros de la monarquía española, en las últimas de límites– y se refiere a Colonia del Sacramento y a Mon-
décadas del siglo xviii hicieron su arribo al Río de la Plata, tevideo, describiendo sus impresiones de modo tal que es
los hombres de la Ilustración que, además de sus funciones posible comprender la mejor calidad urbana de la primera
específicas, se adentraron en la comprensión del espacio –en el pasado– respecto a lo que visualiza en la segunda.
geográfico que delineaban en sus mapas. Juan Francisco De Colonia del Sacramento menciona sus orígenes y
Aguirre, Diego de Alvear y Félix de Azara describieron las sus padecimientos en la alternancia de ocupación lusitana
gentes, las ciudades, los recursos naturales, y contribuyeron y española y que en 1778, don Pedro de Cevallos la toma
a insertar fehacientemente a América en el mundo a través definitivamente para el dominio de la Corona española,
de una de las visiones más completas que España haya pero lamenta que haya ordenado demoler las defensas y gran
tenido de sus territorios de ultramar.33 parte de su casco urbano, además de dispersar la población.
Las ciudades en el Plata se hacen presentes en los estu- Poseía fuerte y plaza protegida de muros de piedra y cal,
dios de Juan Francisco Aguirre con una minuciosidad que trazado irregular tendiente al cuadrado y buena arquitectura
permite comprender el avance en cuanto a la materialidad de sólida construcción, con pisos altos, rejas y celosías,
de estos núcleos urbanos, pero también comprender la además de balcones corridos. Una iglesia de nave única, en
calidad de la percepción de los viajeros ilustrados de las mal estado de conservación, completaba el paisaje urbano
últimas décadas del siglo xviii. que quedó destruido y abandonado en gran proporción
El Capitán Aguirre, en 1783, resume su apreciación por la decisión de Cevallos.36
sobre Montevideo con que es sólo posible darle una ca- El 1º de enero de 1784, entra a Montevideo, protegida
tegoría de “lo que entendemos con nombre de pueblo”.34 por una ciudadela cuadrada con baluartes y foso, visuali-
La ciudad, que llevaba apenas una cincuentena de años zando su trama compuesta de seis calles en dirección NE y
de establecida en la ribera oriental del Río de la Plata, se seis calles en dirección NO, lo que, por sus intersecciones,
presenta con cuadras sin edificar, vacíos urbanos que sirven origina las cuadras o “isletas de cien varas de frente.”37 Sobre
para apilar cueros y edificaciones de regular importancia lo la plaza, conectada a la explanada de la ciudadela, no tiene
cual refuerza la impresión del marino español de encon- dimensiones tan generosas valiéndole el comentario de que
trarse en una incipiente urbanización distante, en mucho, “no deja de ser capaz”,38 está la iglesia matriz en mal estado
de lo que se comprende como ciudad por aquellos años. y en las proximidades del fuerte de San José, se emplaza
Le sucede algo parecido con Buenos Aires pues no el convento franciscano de mejor edificación e imagen de
encuentra magnificencia en ella porque “si el viagero (sic) decencia. La referencia más notoria es que gran número de
de España viera la ciudad no encontraría en que poner los 8.000 montevideanos viven en la campaña cuidando sus
la consideración acerca de las Nobles Artes”.35 Pero vale intereses agrícola-ganaderos y que los residentes se dedican
también apuntar que, si bien desde su punto de vista, no primordialmente al comercio en todas las posibilidades que
hay mayores impulsos en la organización arquitectónica les brinda su posición estratégica de único puerto sobre el
y urbana, tampoco se ve miseria y abandono. Aguirre Río de la Plata. Se admira de que, aunque cara y con escasez
hace una minuciosa descripción de la ciudad en cuanto a de población, la subsistencia esté asegurada en esta ciudad
la regularidad de las calles que por ser gredoso y llano el joven, la más joven del Virreinato.
terreno se vuelven intransitables con las lluvias y tempo- Otro viajero ilustrado, Félix de Azara, hacia 1793 se
rales, los espacios de las nuevas plazas que se van dejando detiene en transmitir su impresión de Asunción, la ciudad
por la creciente ampliación de las cuadras edificadas, madre de ciudades – Ciudad Real, Jeréz, Santa Cruz de la
la espaciosidad de las casas que ya poseen cuartos para Sierra, Corrientes, Concepción del Bermejo, S. Juan, Santa
alquilar a los forasteros, y la presencia de iglesias y con- Fe de la Vera Cruz y Buenos Aires, y las villas de Ontivero,
ventos en el área central, como también en el suburbio. El Villarica y Talavera–39 en la cuenca del Plata, aunque su
escenario urbano va cobrando fuerza y cuerpo y la ciudad referencia fundamental es más histórica que urbana ya que,
hispanoamericana ya está consolidada en su edificación principalmente, considera que fue única sede del gobierno
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español hasta que, en 1620 se crea “el otro gobierno y llegó con la misma fuerza que hasta había promovido la
obispado” de Buenos Aires. Sucintamente, Azara describe rectificación de las primeras urbanizaciones. Fue el caso
Asunción como un poblado carente de regularidad en sus de Santo Domingo, que luego del replanteo de la traza
calles, con una arquitectura de escala sumamente doméstica –iniciándose el siglo xvi– por obra de Nicolás Ovando,
y de materiales comunes. Esto es posible comprobar en el “sorprende a los mismos viajeros españoles”.44 Realizado
plano de Asunción, editado en Francia en 1787, en el cual el acto fundacional, dibujado el plano y llevado al terreno
muestra el trazado irregular anterior a las Ordenanzas de demarcando las manzanas y las calles, situando los solares
Indias y el acomodamiento a la fuerte topografía de zona y los edificios principales, el crecimiento constante, pero
de costa de río. El suelo arenoso y el escurrimiento natural muy pausado, posibilitó arribar al siglo xviii con una es-
de las aguas de lluvia subordinaba los trazados de las calles tructura física que, sobre el trazado, permitía ya la lectura
que generaban porciones irregulares de tierra en lugar de del espacio urbano.
las regulares manzanas tradicionales y en las cuales, las Los viajeros advierten inmediatamente la regularidad del
viviendas, aparecen aisladas con tendencia a ocupar los trazado; y las expresiones son bastante coincidentes en que
límites de estos islotes.40 la forma general es un cuadrilátero sin defensas de murallas
La mención a Buenos Aires que hace Azara indica el y baluartes y su interior surcado por las calles rectilíneas que
año de fundación y la particularidad de ser ciudad de la originaban una parrilla cuadricular. El orden de la ciudad
Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Bue- que ya cobraba materialidad contundente en sus calles
nos Aires, como también la regularidad de su traza y los “tiradas a cordel”,45 como anota Bigot de la Quanté en
avances en cuanto a que la construcción es de ladrillo y la 1708, refiriéndose a Buenos Aires, se afirma con el avance
ciudad cuenta con aceras,41 equipamiento que también fue del siglo cuando, en 1749, Florián Paucke refiere en su re-
advertido por Aguirre. lato la base organizativa del trazado a cordel para describir
A Montevideo le señala el año de fundación junto con su impresión del paisaje urbano imperante. Se hace más
el hecho de estar circundada por el río, que llama mar, sus explícito en el relato de Concolorcorvo unas décadas más
fortificaciones de ladrillo y barro y su estructura urbana adelante, cuando anota que Buenos Aires “está bien situada
regular. Como sucede con Aguirre, la mención de que “sus y delineada á la moderna, dividida en cuadras iguales y sus
edificios [son] como los de Buenos Aires”42 posibilita captar calles de igual y regular ancho”.46 Además, considera que
que ambas ciudades tienen similitud en las líneas generales Tucumán, aunque pequeña en sus cinco cuadras, las posee
de la edificación y decoro urbanos. Y la traslación de la “perfectas”.47
comparación en parámetros semejantes a Santa Fe, de la El trazado regular se hace más elocuente en los viaje-
cual dice que “su asiento [es] llano, las calles y casas como ros de las últimas décadas. Ya la ciudad había elevado sus
en Montevideo, y tiene una parroquia con tres conventos edificios y cercados los solares por lo que Juan Francisco
de frailes”,43 hace de Félix de Azara un agudo observador Aguirre observará, en 1783, con sumo interés los avances
y un transmisor en pocas líneas de la esencia de la ciudad que materializan la regularidad de la traza y puede hacer
hispanoamericana, que para ese entonces se levantaba con anotaciones tales como las medidas de las cuadras, de “140
sus casas e iglesias conformando una unidad urbana que vs. Castellanas del ancho de 10 vs. inclusas [sic] las aceras
le era mezquina a inicios del siglo xviii. de 1 ½ por cada lado”.48 Y también será preciso en des-
Los viajeros de ese siglo percibieron en los escenarios cribir situaciones urbanas de adelanto al decir: “Las calles
urbanos del Río de la Plata que visitaron, con las modali- principales tienen vereda ó bien empedrada/ó ladrillada”.49
dades propias y con una gran unidad general, la concreción Esta novedad, reforzada en la visión de Félix de Azara sobre
material de esa vocación que dominó desde la etapa funda- que en Buenos Aires, el empedrado se extiende por casi la
cional: convertir en ciudad cada fundación y constituirla mitad de las calles, anchas y a cordel y que “tienen las aceras
con la prestancia edilicia acorde a los formalismos de la enladrilladas para la gente de a pie”,50 se comenzó en el
burocracia y los destinos de poder que habían trazado sus gobierno del Virrey Vértiz, quien mandó pavimentar con
hacedores. piedra51 dos calles del centro, las hoy nombradas Florida-
Perú y San Martín-Bolívar. La traza regular tiene, así, la
5. Consideraciones finales posibilidad de ser leída en la ciudad del Plata con idéntica
fuerza que en las aquellas consolidadas como resultado de
La ciudad en la América Hispana concretó en su trazado condiciones humanas y económicas más favorables.52
los ideales de regularidad que la ciudad europea no poseía A medida que transcurre el siglo, y merced a la expan-
y al difundirse el modelo por todo el continente, al Plata sión de la traza en el espacio sin límites que la circunda,
tiempo 22 LABERINTO
la ciudad gana en espacios abiertos nuevos. En el caso de tica en 1783, “muy proporcionada en sus partes: tiene tres
Buenos Aires, Aguirre anota que a la plaza originaria se le naves sobre pilares; y sobre las colaterales hay tribunas”,57
suman otras debido a la construcción de nuevas viviendas se registra cambios cualitativos y cuantitativos. Éstos se
más allá del núcleo primigenio: “Monserrate, Consepción relaciona directamente con la transformación de Buenos
(sic), San Nicolás y Residencia.”53 El paisaje urbano se Aires merced a la aparición de los hornos de ladrillo y de
enriquece con los espacios abiertos y junto con los edificios cal tempranamente mencionados por el padre Cattaneo en
principales, se muestra con una pujanza que posibilita el 1730, con lo que se tendrán materiales más perdurables y
cambio de la óptica, pasando del poco aprecio, en líneas resistentes.
generales, de los primeros viajeros a una apreciación más Durante el siglo xviii se produjo en toda América His-
benévola y adecuada al contexto cultural en que surgió y pana una gran renovación arquitectónica que también se
se desarrolló. verificó en las ciudades del Río de la Plata. Y son los viaje-
El escenario urbano va configurando su imagen sobre ros los que traen en sus relatos la posibilidad de recrear la
la traza homogénea con los edificios que desde los albores concreción de las manzanas en volúmenes cerrados con un
del siglo xviii impresionan a los viajeros como de poco gran centro verde, la mejora en su equipamiento y servicios
valor, debido, en gran parte, a los materiales deleznables urbanos, junto a las reformas y mejoras administrativas im-
con que estaban construidos. Las viviendas, calificadas pulsadas por los Borbones que registra la historia oficial.58
como “casuchas de barro” en 1708 por Martín du Bassin, La ciudad en el Río de la Plata vista por los viajeros
presentaban una altura similar y no más allá de los 10 pies llegados a lo largo del siglo xviii fue ganando en importan-
por 2 de ancho, cubiertas con un cañizo soportado por cia y prestigio a medida que las condiciones tecnológicas
una estructura de madera liviana y protegidas, finalmente, se mejoraban y cambiaba positivamente la instrucción
por tejas de canal. Siendo reducidas en número y tamaño de los visitantes. A través de estas narraciones es posible
las ventanas, este viajero nota la dificultad en iluminar los interpretar cómo las ciudades lograban mayor aptitud para
interiores que tienen mayor luz por la puerta de ingreso a “ir incorporando sin dificultad en el futuro los avances
las habitaciones. Esta sencillez que es descrita con un dejo técnicos que se estrenaban en las ciudades europeas”.59 Y
de desdén, se percibe también en la mención del mobiliario también, comprender los adelantos educativos que aquella
porque “los muebles que adornan el interior corresponden sociedad impulsaba, principalmente entre los oficiales del
perfectamente al exterior: cinco o seis sillas a la antigua, ejército y en algunos estamentos significativos de la orga-
de madera, son todos los asientos; algunos tienen viejos nización social.
sillones de cuero”.54 El siglo xviii verifica en su ciclo cronológico que, la
Pero avanzando el siglo, Florián Paucke, como antes lo ciudad vista por los viajeros provenientes de la lejana Euro-
habían hecho los padres Cattaneo y Gervasoni, apunta a pa, había cambiado y evolucionado. Las primeras décadas,
que las viviendas de Buenos Aires ya presentaban muros de en donde se conservaban los impulsos de la ocupación y
ladrillo y algunas, azotea, “para que en el verano se pueda evangelización y los esfuerzos para lograr el afianzamiento
tomar con la mayor comodidad el aire fresco arriba sobre de la ciudad y desde allí consolidar el territorio, hacía que
la casa”.55 Dato que no es menor, pues ya se advierten las se presentara una imagen urbana de irrelevante valor. El
influencias de las nuevas tendencias arquitectónicas de cambio a la ciudad que se perfilaba a finales de la centuria
mejorar la vivienda y que antecede a la imposición plena con la realización de nuevos programas arquitectónicos,
del Neoclasicismo en el Río de la Plata con el arribo de los especialmente civiles, fue resultado de la aparición de con-
ingenieros militares. La homogeneidad de alturas y tejados diciones de paulatina secularización, y su registro minucioso
comienza a ceder ante la techumbre plana y se utiliza la por los viajeros, es relevante para reconstruir los escenarios
argamasa de cal para unir los ladrillos, tal como lo señalan urbanos de esos tiempos y en estas latitudes.
Aguirre y Azara en las últimas décadas del siglo. La ciudad hispanoamericana, vista y comprendida por
De este modo, la ciudad, concreta una imagen que los viajeros al Plata del siglo xviii revela decisivamente la
mejora paulatinamente tanto en la escala doméstica como materialización de las ideas teóricas primarias del urbanis-
en la pública y los edificios gubernamentales y religiosos mo europeo. Interpretada a la luz de los estudios urbanos
van siendo descriptos con mejores características avanzando contemporáneos, expone el valor de ser una parte tangible
el siglo. De los dichos, en 1729, del padre Matías Strobel de la historia de cada ciudad y del país todo presentándose
sobre que en toda Buenos Aires “no se ve ningún edificio como otra forma importante de leer nuestra historia inmer-
que merezca atención, si se exceptúa el del consulado in- sa dentro de la historia de América y “en un horizonte que
glés”,56 a la descripción que hace Aguirre de la iglesia jesuí- potencia nuestra indudable unidad cultural”.60
tiempo 23 LABERINTO
Notas Santa Fe logró de la Audiencia de Charcas en 1739 el privilegio de ser
1 Cfr. HARDOY, Jorge E. Cartografía urbana colonial de América puerto preciso de las embarcaciones paraguayas, correntinas y misioneras,
Latina y el Caribe, Buenos Aires. Grupo Editor Latinoamericano, condición que ratificó la Corona en 1743”, con lo cual resulta que para
1991, p. 43. la visita de Fray Parras, la ciudad estaba recibiendo esas regalías; esta
2 NORBERG-SCHULZ, C. Arquitectura Barroca, Buenos Aires, Vis- situación se ratifica a continuación en el punto 11°: “que la condición
contea, 1982, p. 12. de puerto preciso le aseguró a Santa Fe un movimiento extraordinario de
3 PAISAJES URBANOS DE AMÉRICA Y FILIPINAS.[formato digital] mercaderías entre 1740 y 1780, año en que el Virrey Vértiz la dejó sin
<http://www.mcu.es/archivos/CE/ExpoVisitVirtual/urbanismo/box- efecto en forma provisoria” aunque los adelantos edilicios y urbanos,
papel.html> Búsqueda realizada el 5 de junio de 2007. gracias al aumento de las rentas ciudadanas, todavia no puedan ser
4 Cfr. MORRIS, A.E.J. Historia de la forma urban,. 6° ed. Barcelona, registrados por el ilustre visitante.
G.Gilli, 1998, p. 348. 20 PARRAS, Pedro José de. Ob. Cit. p. 165.
5 BIELZA DE ORY, Vicente. De la ciudad ortogonal aragonesa a la 21 Ídem, p. 167.
condicionado por la utopía. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias 23 Cfr. SOBRÓN, Dalmacio, Giovanni Andrea Bianchi, un arquitecto
Sociales. Universidad de Barcelona, Vol. VI, n° 106, 15 de enero de italiano en los albores de la arquitectura colonial argentina. Buenos
2002. [formato digital] <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-106.htm.> Aires, Corregidor, 1997, p. 233.
Búsqueda realizada el 3 de enero de 2008). 24 PUCKE, Florián, Hacia allá y para acá; una estada entre los indios
6 RECOPILACIÓN DE LAS LEYES DE LOS REYNOS DE INDIAS. Uni- mocobíes 1749-1767, T. 1. Córdoba, Nuevo Siglo, 1999, p. 170.
versidad de Antioquía, Biblioteca Central [formato digital] <http:// 25 “A partir de la mitad del siglo XVIII comienza la recuperación y la
eda&printsec=frontcover&source=web&ots=YmYJdDB53V&sig mini e pietre”, Storia e dossier, Anno VI, Numero 53, luglio-agosto
=HcOmrDpnoKeoR_mmOamjlcm9ZHc#PPA26,M1> Búsqueda 1991, p. 71).
realizada el 7 de marzo de 2008. 29 Cfr. CONCOLORCORVO. El lazarillo de ciegos caminantes. Desde
9 TORRE REVELLO, José. Viajeros, relaciones, cartas y memorias (siglo Buenos Aires hasta Lima. 1773, Buenos Aires, Solar, 1942, p. 39.
XVII, XVIII y primer decenio del XIX). (En: LEVENE, Ricardo (Direc- 30 VIÑUALES, Graciela María. Buenos Aires. (En: GUTIERREZ,
tor). Historia de la Nación Argentina, 2° Ed, Vol. IV, Buenos Aires, Ramón (Coordinador). Centros históricos. América latina, Bogotá,
El Ateneo, 1940, p. 406) Escala, 1989, p. 258).
10 RÍPODAS ARDANAZ, Daisy (ed). Viajeros al Río de la Plata 1701- 31 CONCOLORCORVO, Ob. Cit. p. 67.
Nacional de la Historia, 2002, p. 83. 33 Cfr. LUNA, Félix. La cultura en tiempos de la Colonia. Buenos Aires,
11 Ídem. p. 94 Planeta, 1998. p.119 y sgtes.
12 Cfr. CHUECA GOITÍA, Fernando, Breve historia del urbanismo. 12° 34 AGUIRRE, Juan Francisco. Diario, Tomo I, Revista de la Biblio-
edición, Madrid, Alianza, 1989, p. 95. teca Nacional, Tomo XVII. 3° y 4° trimestre de 1947, Nros. 43 y
13 RÍPODAS ARDANAZ, Daisy. ob.cit., p. 401. 44, p. 218.
14PRIMERA CARTA DEL PADRE CARLOS GERVASONI, AL PADRE 35 Ídem. p. 248
COMINI DE LA COMPAÑÍA DE JESUS. (En: Buenos Aires y Córdoba en 36 ALVEAR, Diego de. Diario de la segunda división de límites, al
1729 según cartas de los padres C. Cattaneo y C. Gervasoni S.J. Estudio mando de don Diego de Alvear, teniente de navío de la Real Armada.
preliminar, traducción y notas del arquitecto Mario J. Buschiazzo. Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1837. p. 6 [formato digital]
Buenos Aires, C.E.P.A., 1941, p. 199). <http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/p212/0115
15 MÜHN, Juan S.J. La Argentina vista por viajeros del Siglo XVIII. 9296108929369658813/index.htm.> Búsqueda realizada el 12 de
Buenos Aires, Huarpes, 1946, p. 59. noviembre de 2007.
16 SEGUNDA
CARTA DEL P. CATTANEO S.J., A SU HERMANO JOSÉ, 37 Ídem, p .18-19.
DE MÓDENA. (En: Buenos Aires y Córdoba en 1729 según cartas de 38 Ibídem, p. 19.
los padres C. Cattaneo y C. Gervasoni S.J. Estudio preliminiar, tra- 39 AZARA, Félix de. Descripción e historia del Paraguay y del Río de la
ducción y notas del arquitecto Mario J. Buschiazzo. Buenos Aires, Plata, Madrid, Imprenta de Sanchís, 1847, p. 316.
C.E.P.A., 1941. p. 149). 40 Cfr. GUTIERREZ, Ramón. Evolución urbanística y arquitectónica
17 PARRAS, Pedro José de. Diario y derrotero de sus viajes 1749-1753. del Paraguay. 1537-1911, Asunción, Comuneros, 1983, p.32.
Buenos Aires, Solar, s.f. p.109. 41 Cfr. AZARA, Félix de. op. cit., p. 332-3.
18 Ídem, p. 144 42 Ídem, p.333.
19 De acuerdo al Dictamen 3/03 del 22 de setiembre de 2003 de la 43 Ibídem, p.335.
Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, que otorga el aval 44 GUTIERREZ, Ramón. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica,
a la tesis presentada por el Archivo General de la Provincia de Santa Madrid, Cátedra, 1983, p. 78.
Fe y la Bolsa de Comercio de Santa Fe para considerar a la ciudad 45 RÍPODAS ARDANAZ, Daisy. ob. cit., p. 153.
como PRIMER PUERTO DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, en punto 46 CONCOLORCORVO. ob. cit., p. 45-46.
tiempo 24 LABERINTO
48 AGUIRRE, Juan Francisco. ob. cit., p. 245. GUTIERREZ, Ramón. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica,
49 Ídem, p. 246. Madrid, Cátedra, 1983.
50 AZARA, Félix de. ob. cit., p. 333. GUTIERREZ, Ramón. Evolución urbanística y arquitectónica del
51 Cfr. BUSANICHE, José Luis. Historia argentina, 4° reimpresión, Paraguay. 1537-1911, Asunción, Comuneros, 1983.
Buenos Aires, Solar/Hachette, 1976, p. 268. HARDOY, Jorge E. Cartografía urbana colonial de América Latina y el
52 Las ciudades relacionadas a la explotación minera -luego de inicios Caribe, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1991.
un tanto anárquicos- fueron pujantes y en el siglo XVIII conformarán LE GOFF, Jacques, “La città medievale; un’avventura di uomini e
su ámbito urbano con mayor prestancia. Caso de Guanajuato, que pietre”, Storia e dossier, Anno VI Numero 53, luglio-agosto
en la segunda mitad de esa centuria edificó los importantes templos 1991, p. 71.
barrocos o churriguerescos que la caracterizan. Cfr. ARTIGAS, Juan LEVENE, Ricardo (Director). Historia de la Nación Argentina. 2° Ed.,
Benito, Guanajuato. (En: GUTIERREZ, Ramón (coordinador). Vol. IV, Buenos Aires, El Ateneo, 1940.
Centros históricos-América Latina, ob.cit., p. 48) LUNA, Félix. La cultura en tiempos de la Colonia, Buenos Aires,
53 AGUIRRE, Juan Francisco. ob. cit., p 245. Planeta, 1998.
54 RÍPODAS ARADANAZ, Daisy. ob. cit., p. 148. MORRIS, A.E.J. Historia de la forma urbana, 6° ed., Barcelona,
55 PAUCKE, Florián. ob. cit., p.131. G.Gilli, 1998.
56 MÜHN, Juan. ob. cit., p. 59. MÜHN, Juan S.J. La Argentina vista por viajeros del Siglo xviii,
57 AGUIRRE, Juan Francisco. ob. cit., p. 249. Buenos Aires, Huarpes, 1946.
58 Cfr. PALACIO, Ernesto. Historia de la Argentina 1515-1973, 13° NORBERG-SCHULZ, C. Arquitectura Barroca. Buenos Aires, Vis-
Ed., Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1984, p. 106. contea, 1982.
59 RÍPODAS ARDANAZ, Daisy. Los servicios urbanos en Indias durante PAISAJES URBANOS DE AMÉRICA Y FILIPINAS. [formato digital]
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60 GUTIERREZ, Ramón. Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. PALACIO, Ernesto, Historia de la Argentina 1515-1973, 13° Edición,
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CONCOLORCORVO. El lazarillo de ciegos caminantes. Desde Buenos vación de Monumentos. Académico correspondiente de la Real
Aires hasta Lima. 1773. Buenos Aires, Solar, 1942. Academia de Córdoba (España), Profesor Titular de la Facultad de
GUTIERREZ, Ramón (Coordinador). Centros históricos. América Arquitectura de la Universidad Católica de Santa Fe (Argentina).
latina. Bogotá, Escala, 1989. Correo electrónico: rubenchiap@yahoo.com.ar
tiempo 25 LABERINTO