Movilización de Pacientes
Movilización de Pacientes
Movilización de Pacientes
El movimiento es una capacidad ligada íntimamente con la vida humana. Para que una
persona pueda relacionarse con el entorno es imprescindible tener la posibilidad y autonomía
de moverse. La inmovilización afecta a la capacidad para desempeñar actividades de la vida
diaria por deterioro de las funciones motoras, obligando a pasar gran parte del tiempo
encamado.
Las razones por las que una persona sufre una pérdida de movilidad son diversas. Puede
deberse a efectos inherentes al tratamiento, Trastornos muscoloesqueleticos, una
consecuencia de la discapacidad provocada por la enfermedad, o una reacción espontánea
del paciente al sentirse enfermo.
El cuidado del paciente encamado es llevado a cabo por un equipo multidisciplinar, la propia
familia y/o cuidadores.
Antes de realizar cualquier tipo de movilización el paciente debe de ser informado de la forma
a proceder, a su vez el mismo nos ayudará dentro sus propias posibilidades. Si la
inmovilización es total deben realizarse cambios posturales, como mínimo cada 2-3 horas,
asegurando que la postura sea correcta. El fundamento terapéutico de la movilización
postural del paciente encamado debe ser individualizado, de manera que se adapte a las
necesidades concretas del paciente, basándose en el mantenimiento de una postura correcta
y la realización de cambios de posición por los efectos beneficiosos que conlleva.
Los cambios posturales deben llevarse a cabo con precaución evitando el roce por arrastre.
Será imprescindible utilizar materiales de apoyo que amortigüen las zonas de presión como
colchones de aire, almohadones, cojines de goma espuma, protectores locales en talones y
tobillos, cuñas, etc.
La movilización del paciente encamado debe ser un tratamiento preventivo y debe aplicarse
de manera precoz y mantenerlo durante todo el período en que el paciente sea dependiente.
Si el paciente no colabora:
Realizado por una persona, situada en el lado de la cama hacia el que se va a desplazar a la
persona. Retirar la sábana superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a
realizar. Paciente en decúbito supino con los brazos colocados sobre el tórax. El
desplazamiento se realiza en tres tiempos.
Parte superior, pasar un brazo bajo cabeza y cuello hasta el hombro más alejado, el
otro brazo bajo la espalda, elevar y desplazar suavemente hacia el borde.
Parte media, pasar un brazo bajo la región lumbar y otro bajo los muslos, elevar y
desplazar suavemente.
Parte inferior, acercar el resto de las piernas al borde de la cama.
Realizado por dos personas, colocadas en el lado de la cama hacia el que van a desplazar al
paciente.
3. Decúbitos laterales
Realizado por una sola persona. Previamente el paciente ha sido movilizado, como ya se ha
indicado anteriormente, al lado de la cama contrario al decúbito deseado para que al girarlo
quede en el centro de la cama.
Situarse en el lado de la cama hacia el que se va a voltear al paciente. Colocar el brazo
contrario al giro sobre el tórax del paciente, extender el brazo hacia el que se girará. La
pierna hacia dónde se va a girar se mantendrá extendida y la otra flexionada. Colocar las
manos sobre el hombro y cadera más alejados. Voltear hacia el cuidador.
Una vez colocado el paciente en decúbito lateral cerciorarse que el hombro queda en
posición correcta. Si fuese necesario recolocar la pelvis y hombro para ofrecerle mayor
comodidad, asegurarse que el paciente quede estable sobre la cama, si es necesario usar
almohadas.
Si la cama es articulada, subir la parte superior a 90º o lo más posible. Retirar la sábana
superior y la almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. Paciente en decúbito
supino con los brazos colocados sobre el tórax, superponer la pierna más alejada sobre la
otra. El cuidador pasará un brazo por detrás del cuello para sujetar la espalda y la otra bajo
las rodillas, al mismo tiempo que realiza un empuje con la mano situada en la espalda girarlo
suavemente para colocarlo sentado al borde de la cama. Vigilar la aparición de mareos o
vértigos y la estabilidad del paciente en la sedestación, si es necesario usar almohadas y una
banqueta para apoyar los pies.
Si el paciente colabora:
Movilizado por una persona, retirar la almohada y la sábana superior. Explicar al paciente el
movimiento a realizar y en que puede colaborar. El paciente estará en decúbito supino con
las piernas flexionadas y los pies apoyados en la cama, con las manos se agarrará al
cabecero de la cama. El cuidador pasa un brazo bajo el hombro del paciente y el otro bajo
los muslos. Durante la movilización el paciente elevará la pelvis, a la vez se impulsará y
desplazará hacia la cabecera.
Movilizado por dos personas, situadas una a cada lado de la cama. Retirar la sábana y la
almohada. Explicar al paciente el movimiento a realizar. El paciente estará en decúbito
supino con las piernas flexionadas y los pies apoyados en la cama. El cuidador pasará la
mano más cercana bajo las axilas, con la otra mano y brazo, sujetará la espalda y la cabeza
del paciente. Durante la movilización el paciente elevará la pelvis, mientras los cuidadores lo
desplazan hacia la cabecera.
2. Decúbitos laterales
Realizado por una sola persona, explicar al paciente el movimiento a realizar y en que puede
colaborar. Situarse en el lado de la cama hacia el que se va a voltear. Retirar la sábana
superior. Colocar el brazo contrario al giro sobre el tórax del paciente, extender el brazo
hacia el que se girará. Pedirle que mantenga la pierna más cercana al giro extendida y la otra
flexionada, que gire el cuello y mire hacia ese lado. El cuidador colocará las manos sobre el
hombro y cadera más alejados y lo volteará hacia él.
Una vez colocado el paciente en decúbito lateral cerciorarse que el hombro queda en
posición correcta. Recolocar pelvis y hombro para ofrecer mayor comodidad y asegurarse
que esté estable sobre la cama, si es necesario usar almohada.
BIBLIOGRAFÍA
Macías Núñez JF, Guillen Llera F, Ribera Casado JM. Geriatría desde el principio. 2º
edición. Glossa; 2005. p. 179-190.