Casos 3 Psicopa

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Casos Clínicos de Psicopatología

Nombre: Emelys Lepel


Cedula: 8-902-559

Caso 1
Diagnóstico clínico caso 1
Síntomas:
 Reacciones violentas
 Pensamientos suicidas.
 Alucinaciones auditivas con voces que discuten y dan órdenes,
 Delirios de persecución
 Delirio de control de pensamientos y de estar en comunicación con fuerzas
extraterrestres
 Comportamiento catatónico en forma de excitación y conductas violentas.
Diagnostico según el DSM-V:
F20.09 Esquizofrenia, forma de evolución indeterminada, período de observación
menor de un año.
Caso 2
El paciente es un hombre de 24 años que vive solo, con un subsidio
social. Hasta hace un año trabajó como empleado en un banco
importante.
Motivo de consulta: fue reinternado en un hospital psiquiátrico porque
en los últimos dos meses se había deprimido. Se encerraba en su
departamento y cuando su padre fue a visitarlo encontró una soga sobre
la mesa, y el paciente admitió que planeaba ahorcarse. Su padre lo llevó
inmediatamente al hospital psiquiátrico y lo ingresó nuevamente.
Cinco meses antes había estado internado en el mismo hospital por un
episodio psicótico. Durante el año anterior se había vuelto
progresivamente introvertido y se recluía. Dijo que tenía la sensación de
que sus compañeros de trabajo lo vigilaban y hablaban de él a sus
espaldas. Tenía dificultad para concentrarse y a menudo se retiraba por
mucho tiempo al baño. En la calle la gente lo miraba de manera poco
usual y tenía la impresión de que lo creían homosexual. Sentía que su
teléfono estaba intervenido. Cuando estaba en su departamento

escuchaba a sus vecinos de ambos lados hablar acerca de lo que él hacía


y pensaban “ahora está yendo nuevamente al baño -seguro que es
homosexual- trataremos de deshacernos de él”. Eventualmente dejó de ir
al trabajo y fue despedido. Después de ello se recluyó en su
departamento y sólo salía de noche. Tenía la sensación de que sus
vecinos trataban de molestarlo, enviando corrientes eléctricas que
afectaban sus genitales, por lo que finalmente se mudó a un hotel. Aún
allí oía las voces de los vecinos y sentía la influencia de la electricidad
que mandaban; finalmente fue a la policía. Llamaron a su padre quien
manifestó haber estado preocupado por su hijo desde hacía tiempo. Dijo
que éste se había vuelto tan poco comunicativo que se negaba a contestar
el teléfono.
Su padre lo llevó al hospital y fue internado de urgencia. En el hospital
se lo trató con haloperidol (6 mg./día) y después de un mes mejoró como
para ser dado alta. Continuó en tratamiento ambulatorio con haloperidol
(3 mg/día) y pudo continuar viviendo solo en su departamento con un
subsidio social. Aún oía voces que hablaban de él casi a diario pero ahora
se daba cuenta de que eran parte de su enfermedad y no le daba
demasiada importancia. Nada lo entusiasmaba y pasaba gran parte del
tiempo sin hacer nada, mirando por la ventana, o fumando. Concurría
regularmente a sus citas de seguimiento y tomaba sus medicamentos
según prescripción médica. Según su ficha de evaluación aparecía
apático e hipoafectivo, pero aparte de eso, se lo veía en estado de
remisión. Para tratar efectos colaterales, recibía biperideno (4mg /día).
Antecedentes: El paciente nació y creció en una ciudad donde su padre
era contador en una compañía importante. Era el tercero de tres
hermanos. Después de terminar la escuela secundaria optó por la carrera
comercial y comenzó a trabajar en un banco. No era ambicioso y se
contentaba con ser empleado. Había sido buen alumno en la escuela y
tenía muchos amigos con los que se mantuvo en contacto los primeros
años después de finalizarla. Mas adelante se apartó de sus amigos y cada
vez se encerró más en sí mismo. Al terminar la escuela salió con una
chica, pero luego perdió interés, y ella lo dejó por otro. Después de ello
no tuvo más interés en conocer otras mujeres. En el banco era un
empleado responsable aunque tenía una peculiar falta de ambición e
interés. Trabajaba mecánicamente y a veces los clientes se quejaban de

que no entendía lo que le pedían. Su padre había notado el cambio y su


familia había tratado de sacarlo de su aislamiento. Debido a que
respondió agresivamente lo dejaron solo aunque se mantuvieron en
contacto por teléfono. Los últimos años el paciente había vivido solo en
un departamento alquilado, ya que parecía capaz de manejarse bien de
esta manera.
No había información alguna de enfermedad mental en su familia. Su
salud siempre había sido buena y nunca había sido internado.
Datos Actuales: Al ser internado por segunda vez, se lo notó
moderadamente deprimido. Contestaba en forma dubitativa y con frases
cortadas, y admitió que hacía tiempo que pensaba en suicidarse pues
creía que su situación no tenía esperanza. Admitió que desde hace tiempo
no se interesaba por nada, no sentía placer por ninguna actividad y no se
tenía confianza. Recientemente su sueño se había visto alterado, y se
despertaba muy temprano. No tenía mucho apetito y había perdido algo
de peso. Aún oía las voces que lo aludían pero no tan frecuentemente, y
aseguró que ya no les prestaba tanta atención. Se dio cuenta de que tenía
una enfermedad mental pero no pensaba en ella y no la usaba como
excusa para sentirse desamparado.
El examen físico, incluyendo el neurológico no revelaron anormalidades.
En su internación previa le habían realizado pruebas EEG y ET, las que
resultaron normales y no se consideró necesario repetirlas en la segunda
internación. Las pruebas de laboratorio de rutina fueron normales.

Caso 3
La paciente es una mujer divorciada de 52 años. Tiene una hija y es
maestra en una escuela primaria; nivel socioeconómico medio.
Motivo de consulta: Se quejaba de cansancio extremo al tener que
permanecer despierta toda la noche para impedir que alguien entrara a su
casa a robar. Cuando tenía 35 años, comenzó a lamentarse de ser el
blanco de una discriminación proveniente de las autoridades de la
escuela. Decía que las maestras mayores intentaban perjudicarla debido a
su diferente religión. Sentía que la espiaban y que trataban de sacarla de
su puesto de maestra. Algunos años después comenzó a quejarse de que

sus vecinos querían tener relaciones sexuales con ella. Los acusó de
perseguirla y de tenderle trampas para violarla. Hizo instalar trabas de
seguridad en las puertas y ventanas y nunca salía después del anochecer.
Gradualmente se volvió ansiosa e irascible, y varias veces dio parte a lo
policía . Casi nunca se animaba a dormir de noche, por lo que se cansaba
cada vez más.
Antecedentes: La paciente era la segunda de seis hijos. Tenía cinco
hermanos. Su infancia había transcurrido sin mayores problemas. Se
había casado pasados los veinte años y se divorció a los 34, aunque las
razones del divorcio son poco claras. Tenía una hija que vivía con el
padre. La paciente había enseñado en la misma escuela durante más de
20 años. Solía hablar de Dios o expresar conceptos religiosos pero
raramente concurría a un templo.
Siempre tuvo menstruaciones largas y dolorosas, hasta que hace poco
tiempo cesaron completamente. Al nacer su hija tuvo un episodio de
depresión leve manifestada por ingesta excesiva de alimentos y
problemas para dormir. Cuando se estaba divorciando se la notó nerviosa
y preocupada. A pesar del lo cual había logrado permanecer calma y
trabajar como de costumbre.
Era una persona pusilánime, indecisa y cautelosa. Sus colegas la
caracterizaban como meticulosa y bastante estricta como maestra.
Uno de sus hermanos tenía una condición mental extraña. Abandonó su
trabajo y su familia para vivir en un taller que él mismo construyó.
Aseguraba que dedicaría su vida al estudio de la física y que inventaría
una máquina capaz de funcionar sin combustible.
Datos actuales: Durante la consulta la paciente parecía bastante normal.
Su conversación era coherente y acertada. Acusó a una cantidad de
personas de querer hacerle daño y de que buscaban la oportunidad de
forzarla para que tenga relaciones sexuales con ellos. Negó tener
alucinaciones. Le desagradaba tener que hablar de estos problemas y
parecía estar cansada por sus preocupaciones persistentes. Estaba
absolutamente convencida de que sus inquietudes eran reales. Aunque en
realidad nunca le había pasado nada, estaba segura de que tenía razón
suficiente para creer que podría pasarle. El examen físico sólo determinó obesidad
leve.

Caso 4
La paciente es una mujer casada de 25 años.
Motivo de consulta: Fue traída en ambulancia a la sala de emergencias
del hospital del lugar donde vivía. Su esposo informó que había sido
perfectamente normal hasta la tarde anterior cuando volvió del trabajo
diciendo que “estaban sucediendo cosas raras en su oficina”. Había
notado que sus compañeros hablaban de ella, que habían cambiado de
pronto, y que se comportaban como si estuvieran actuando. Estaba
convencida de que estaba bajo vigilancia y de que alguien escuchaba sus
conversaciones telefónicas. Todo el día se había sentido como en un
sueño. Al mirarse al espejo no se había reconocido a sí misma. Se había
puesto más y más ansiosa, incoherente y agitada durante el día y no había
podido dormir nada durante la noche. Había pasado casi toda la noche
mirando por la ventana. Varias veces había señalado los cuervos en un
árbol cercano y le dijo a su marido: “los pájaros vienen”.
A la mañana su esposo la encontró de rodillas como si estuviera rezando.
Se golpeaba la cabeza repetidamente contra el piso y hablaba en forma
incoherente diciendo que le habían encomendado una misión especial,
que su jefe era un criminal, que había espías en todos lados y que algo
terrible pasaría pronto. De pronto se calmó, le sonrió y le dijo que había
resuelto convertirse del Catolicismo al Islamismo. En ese momento se
puso exaltada, comenzó a reírse y a gritar, y declaró que ella y su esposo
podrían rezar al mismo dios desde allí en adelante. Poco tiempo después
estaba aterrorizada de nuevo y acusó a su marido de querer envenenarla.
Antecedentes: La paciente fue criada en un pueblo en donde sus padres
tenían un pequeño restaurante. Fue buena alumna en la escuela, fue a la
secundaria y a la universidad, y estudió para intérprete.Durante la
carrera conoció a su marido, que había venido de otro país para estudiar
también idiomas. Como ambos eran agnósticos, el hecho de provenir de
diferentes religiones nunca había sido un problema. Se empleó en una
compañía relacionada con la Comunidad Europea y su esposo encontró trabajo en
una compañía internacional dedicada a las traducciones. Les
iba bien, habían comprado una linda casa en las afueras de su pueblo
natal y planeaban tener un hijo en el futuro.
Los padres de la paciente tenían buena salud. Ella tenía un hermano y
dos hermanas. A los 18 años, su hermana menor tuvo un ataque nervioso
y los años siguientes estuvo internada repetidamente en un hospital
psiquiátrico, con diagnóstico de esquizofrenia.
Tanto la paciente como su esposo eran abstemios y estaban en contra de
toda clase de drogas, incluyendo medicación prescripta por
profesionales.
Su esposo la describió como extrovertida, sociable y perfectamente
normal. Estaba, sin embargo, bastante preocupado por lo que estaba
pasando, más aún porque tenía síntomas parecidos a los observados en su
cuñada.
Datos actuales: Al internarse, la paciente estaba asustada, perpleja pero
orientada con respecto a tiempo, lugar y personas. Se la veía inquieta y
cambiaba de posición constantemente, se paraba y se sentaba, se movía
por la habitación gritando, llorando y riendo. Hablaba en forma
desordenada, cambiando de un tema a otro sin ninguna hilación. Algo
ilegal estaba sucediendo en su oficina, dijo haber descubierto un complot
secreto. Había micrófonos escondidos en todos lados y agregó: “los
pájaros vienen”. Se preguntaba si el médico era un médico real o un
“espía disfrazado”. Continuó hablando de “mi misión”, declaró que Jesús
era un falso profeta, que Mahoma era el verdadero y que ella convencería
al mundo de qué era lo bueno, y qué lo malo. Luego explicó que la
verdad había que encontrarla los números. El dígito 3 representa el bien
y el 8 el mal. De pronto comenzó a llorar, explicando que sus padres
habían muerto y que deseaba encontrarlos en el cielo.
Durante los primeros días de su internación, la paciente presentaba una
sintomatología cambiante. Su estado de ánimo variaba de la tristeza a la
exaltación y el contenido de su ideación delirante cambiaba de la
persecución al misticismo. En varias ocasiones salió de su habitación y
se quejó de haber sentido gente que hablaba de ella, aún cuando no había
nadie cerca. Cuando se le pidió que describiera lo que oía, habló de

voces que venían del pasillo. Negó firmemente que las voces podían
provenir de ella misma.
El examen físico no reveló ninguna anormalidad. Las pruebas de sangre,
incluyendo las de función tiroidea, estaban dentro de los límites
normales, así como todos los otros estudios, como el EEG y el mapeo
cerebral.
Evolución: Se trató al paciente con 30 mg de haloperidol durante la
primera semana, y con la mitad de la dosis la semana siguiente. Después
de quince días, todos sus síntomas habían desaparecido y se le dio el alta
continuando con la medicación . Se la citó una vez por semana en el
departamento de pacientes externos durante un mes, reduciéndole la
dosis progresivamente y luego se la suspendió por completo. Dos meses
después del episodio delirante, la paciente continuaba libre de síntomas.

Caso 5
El paciente es un vendedor de 36 años. Es casado y tiene dos hijos.
Motivo de consulta: Fue internado en una clínica psiquiátrica después
de tener una crisis nerviosa, con excitación psicomotriz, confusión
mental y pensamientos suicidas. Cuatro semanas antes había asistido a
un curso de siete días sobre desarrollo personal, organizado por su
empresa. Durante el curso mostró una excitación creciente y hablaba
mucho. Conversaba con gente día y noche y bebía excesivamente.
También tuvo una relación sexual con una mujer participante del curso.
Al regresar a su casa tuvo una crisis, estaba excitado e inquieto con
estados de ánimo cambiantes. A veces se sentía extremadamente feliz sin
causa aparente, tenía planes extravagantes, se mostraba hiperactivo y
hablaba mucho interfiriendo en todo. En otros momentos se lo veía
decaído, cansado y con sentimientos de culpa y pensamientos suicidas.
Le decía a la gente que podía leer sus pensamientos y predecir el futuro.
También dijo que recibía mensajes simbólicos de personas en la
televisión, que tenía habilidades telepáticas y que había sido elegido para
una misión lo que significaba que ciertos enemigos lo trataban de
perseguir. Al mismo tiempo sentía que todo a su alrededor parecía irreal,

como si estuviera en un escenario delante de él. De noche dormía mal.


De todas formas lograba hacer su trabajo. Sin embargo, el día antes de su
internación se quebró completamente. En la oficina se lo veía excitado y
perturbado. Anunció a sus colegas que había sido nombrado director de
la empresa, y que todos deberían hacer un viaje alrededor del mundo.
Tuvo que ser llevado a su casa y luego fue internado en la clínica.
Antecedentes: El paciente era hijo único. Su padre era jardinero en un
pueblo de provincia. Al terminar la escuela secundaria, hizo un curso de
vendedor en la industria textil y desde los 27 años fue empleado en una
empresa textil. Se casó a los 24 años y tuvo dos hijos, quienes en el
momento de su internación, tenían 9 y 11 años. La familia vivía en casa
propia y le iba bien económicamente. Siempre había sido extrovertido,
activo y enérgico, pero muy responsable. Era ambicioso y le gustaba su
trabajo. Trabajaba en forma eficiente y su esfuerzo era apreciado por sus
empleadores.
Datos actuales: Al ser admitido, el paciente parecía perplejo y ansioso,
pero estaba completamente orientado. Se mostraba verborrágico, con
fuga de ideas y por momentos parecía responder a alucinaciones
auditivas. Al día siguiente estaba excitado y confundido. Dijo que había
sido sentenciado a muerte y que su vida estaba en peligro. Una luz que
entraba por la ventana le indicaba que estaba bajo vigilancia especial.
Una estrella en el cielo era un objeto volador no identificado que había
venido a llevárselo de la tierra. Entre el ruido de la sala distinguía voces
que se burlaban y reían de él. Al mirar televisión veía las caras y oía la
música deformadas. Sentía que otras personas podían “nadar en su
mente”, sacar sus pensamientos y hacerle sentir emociones e impulsos
que no eran los de él. Por momentos se volvía irritable y verbalmente
agresivo, y hablaba incesantemente con fuga de ideas.
Evolución: Al ser tratado con 10 mg de haloperidol por día, el paciente
se fue calmando gradualmente y después de 10 días ya no parecía
psicótico. Estuvo algo deprimido durante otra semana, después de lo cual
su familia lo consideró en su normal estado mental.

Diagnóstico clínico caso 1


Síntomas:
Diagnostico según el DSM-V:

Diagnóstico clínico caso 2


Síntomas:
Diagnostico según el DSM-V:

Diagnóstico clínico caso 3


Síntomas:
Diagnostico según el DSM-V:

Diagnóstico clínico caso 4


Síntomas:
Diagnostico según el DSM-V:
Diagnóstico clínico caso 5
Síntomas:
Diagnostico según el DSM-V:

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