ADÁN y EVA - TERCERA PARTE
ADÁN y EVA - TERCERA PARTE
ADÁN y EVA - TERCERA PARTE
TERCERA PARTE
Satanás conocía todo esto a la perfección. El, sabía bien que sin su oportuna intervención nunca
cambiarían las cosas y tenía urgencia en actuar. No se sabe cuánto tiempo habrá esperado. Quizás su
actuación fue más rápida de lo que imaginamos y deducimos esto, porque Caín ya fue engendrado en
pecado. Cuando Dios hizo a Eva, el enemigo vio que esa era su gran oportunidad. Su tarea iba a ser
despertar esa parte negativa dormida en el alma de Eva, considerándola la más vulnerable a ese tipo de
deseos ocultos. Él, trató de que esos deseos se despertaran en ella, mediante la codicia de los ojos y la
curiosidad femenina natural.
Habiendo visto ese fruto por mucho tiempo nunca ella observó que era bueno para comer, agradable a los
ojos y codiciable para alcanzar la sabiduría o sea que no había despertado a esa curiosidad y mucho menos
al deseo de los ojos. Cuando los deseos del alma se impusieran sobre la intuición, ella desoiría el grito de
su propia intuición que le prevenía que no comiera del fruto porque era prohibido. Anulada la intuición,
Eva quedaría expuesta a la falta de auto control y cedería fácilmente a sus deseos. Luego, entraría en
función la conciencia, que de por vida no los dejaría en paz en permanente acción de reproche por haber
desobedecido. Actuando ya con la malicia incorporada, Adán sería presa fácil para ceder a la seducción
de su mujer, simplemente porque la amaba. Es para tener en cuenta la fuerza del amor, que a veces nos
puede hacer transgredir las reglas de Dios y ceder a aquello que nunca debiéramos ceder, aun dentro del
mismo matrimonio o el noviazgo. Podría llegar un momento determinado en el cual uno de los dos que se
aman pidiera al otro hacer algo fuera de la voluntad de Dios. Llámese una adquisición, un negocio, un
emprendimiento, un trabajo, una relación comercial, una sociedad con incrédulos, un traslado a vivir a
otro lugar a costa de dejar un Ministerio vacante y cuánto más que fácilmente se podría determinar que
sería perjudicial para la vida espiritual de ambos y aún del hogar. La pareja se ama de verdad, pero, en ese
caso, ceder es peligroso;
Sansón amaba a Dalila; ella, no era del pueblo de Dios y esto ya venía mal mirado por el Señor que hasta
allí había utilizado poderosamente a Sansón para defender a Israel de sus enemigos. Sansón estaba
enamorado de la belleza de ella y no paró hasta que le descubrió su propio secreto respecto de la fuerza
que tenía. Esto pareciera increíble; en varias oportunidades ella había tratado de arrancarle ese secreto y
luego llevar a cabo los planes que demostraban las reales intenciones de ella, que era entregarlo en manos
de sus enemigos. Él, sabía bien las intenciones de ella, sabía que ella pueble enemigo de Dios pero la
persuasión de ella fue mayor, y el amor que él sentía por ella lo llevó más allá de los límites y terminó
siendo cautivado hasta su muerte.-
Pareciera fácil enamorarse de una persona ajena al Evangelio y aún contraer matrimonio o formar pareja
contrariando la Palabra que nos enseña que no debemos unirnos en yugo desigual con los infieles. El
hombre o la mujer que no tiene bien claros estos conceptos, puede caer en una trampa mortal. No siempre
enamorarse es bueno; hay que huir del amor cuando se arriesga a transgredir las reglas de Dios. Vaya este
consejo para aquellos jóvenes y jovencitas que tienen romances pasajeros con personas mundanas; es
preferible huir de esas pasiones juveniles, antes que ser atrapado en una red de la que la mañana no podrán
zafar. Uno de cada cien tienen suerte o bien Dios tiene misericordia de ellos; los demás son un desastre.
Eso de que cuando nos casemos el otro va a cambiar o se va a convertir al Señor, es muy riesgoso. Es
mejor no correr esos riesgos antes que tener que arrepentirse una vida entera por haber errado el camino.-
Adán cedió a la petición de Eva, quizás por amor, por no contrariarla, pero da lo mismo, él también pecó.
El amor no es justificativo delante de Dios frente al pecado. El mismo trabajo que hizo Satanás en Eva,
despertando la codicia carnal, ahora Eva lo efectúa en Adán, con idénticos resultados. Luego ambos
quisieron excusarse ante Dios pero no fueron justificados. Cada vez que Adán y Eva se acordaran de la
vida en el Huerto, y consideraran que por una desobediencia habían sido echados, de seguro tendrían una
encarnizada discusión. Adán le reprocharía a Eva el haberle importunado tanto a comer del fruto y Eva,
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victimizándose le echaría la culpa a la serpiente que la engañó, y Adán le diría que si a él la serpiente le
hubiera hecho la propuesta, él, como hombre que era, nunca la hubiera aceptado, pero culpa de la
persuasión e insistencia de ella, para no discutir, él había dicho “sí querida”, y esa era la causa de la
desgracia. Ese “sí querida”, tampoco siempre es beneficioso para nosotros cuando de transgredir una regla
de Dios se trata. Cada vez que ellos pensaran en el dolor que les debe haber causado la muerte de su
querido hijo Abel a manos de Caín, cada vez que Adán debiera ganarse el pan con el sudor de su frente y
en vez de comer de los deliciosos frutos de los árboles del Huerto tuvieran que comer con dolor de las
plantas del campo y Eva debiera tener dolores de parto de seguro se lamentarían. Cada vez que en sus pies
descalzos se clavara una espina y vieran a todas las serpientes arrastrándose para movilizarse por la tierra
y tuvieran que huir de ellas para que no los mordieran, y las mismas fieras del campo que antes jugaban
con ellos ahora se volvieran sus enemigos, y los pájaros y las mariposas les huyeran, la conciencia les
recriminaría, los volvería locos, no los dejaría vivir tranquilos, pero ya sería tarde.-
Todo esto, estaba perfectamente planeado por Satanás que desde ya observaba un futuro venturoso para
él, si salía airoso con el proyecto de la tentación. El, sabía bien que al revertir la constitución espiritual
natural del hombre y la mujer, lograría que esto se perpetuara hasta hoy, y que nuestra alma, nuestros
pensamientos, nuestra voluntad nos quisieran dominar a hacer lo malo, y para vencerlos, debiéramos vivir
una vida de lucha constante, tratando de vencer en nuestros propios cuerpos y mentes, con el bien al mal,
y mediante esta lucha sin cuartel, llevar cautivo todo pensamiento a la voluntad de Cristo. El diablo sabía
de sobra que por generaciones de generaciones esto sería un problema sin solución.
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Una mañana, mientras Adán trabajaba en el huerto porque le tocaba el riego con agua del Éufrates, por
un canal que precariamente había fabricado con herramientas rudimentarias para facilitar las cosas,
“¿Querés que te ayude?”, quizás le dijo Eva, y el respondió “no, mi amor, vos descansá, o mejor andá a
pasear un rato por el Huerto, que del riego me encargo yo”.-
Y así mientras Eva paseaba, cuando pasó cerca del árbol prohibido, siente un sigiloso ruidito entre las
hojas y con la curiosidad propia de la mujer, va a ver de qué se trataba y se encuentra con una sorpresa.
Era una de las tantas serpientes que había por allí que salió de la maleza y se irguió sobre su cola tomando
casi la estatura de una persona. A Eva, le llamó la atención el aspecto de ésta, que era diferente, la mirada
no era de una serpiente normal y hasta le pareció ver como que la serpiente le hizo una sonrisa y de repente
le dice “Buen día, Eva; ¿Cómo has amanecido?”. Eva, no conocía el miedo porque en el Huerto no había
de qué temer, pero se sorprendió de que en todo el tiempo que había jugado con las serpientes, no se había
enterado que alguna de ellas hablara.
“Bien, - contestó Eva - siempre amanecemos bien con Adán, pero……….. ¿cómo? ¡Nunca me enteré de
que las serpientes hablaran!”
Y allí comenzó una conversación amistosa. Quizás la serpiente, como para entrar en confianza, le hizo
ver a Eva todos los encantos del Huerto, los animales, los árboles, el clima y lo lindo que era vivir sin
preocupaciones allí. Y a medida que más conversaban, a Eva le iba gustando aquello de hablar con esa
serpiente, porque realmente era un animal encantador, dulce, amable, que hablaba sonriendo, lo contrario
de Adán que era medio torpe. Es como que esa serpiente tenía un encanto especial que causaba algo así
como una nueva sensación, como una especie de seducción desconocida para Eva.-
Y poco a poco, en forma disimulada y persuasiva, la serpiente fue llevando a la mujer al terreno de
conversación premeditado y por mientras, sigilosamente la serpiente no se quedaba quieta sino que, como
quien va paseando, se dirigía con disimulo en dirección al cercano árbol prohibido y a Eva no le quedaba
otro remedio que dar un paso de vez en cuando para permanecer cerca de la serpiente, hasta que llegaron
muy cerca del árbol prohibido, en donde la serpiente se detuvo. Ahora, con total cautela, y casi
disimulando la importancia de la pregunta le dice: “Así que, ¿Dios les ha dicho que no pueden comer de
ningún árbol del huerto?.... ¿Qué raro, no?
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“No, no, no”, contesta ella, “de todos los árboles podemos comer pero de ese árbol no; creo que se llama
Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal y Dios nos dijo que no comamos y ni siquiera le toquemos para
que no muramos”. Pero esto nos tiene sin cuidado, porque nos sobra con los frutos de los demás árboles…
“Pero, Eva, ¡querida mía!, ¿ni siquiera has probado un poquitito?, ¡Vos no sabés lo rico que es ese fruto!”
“¿Y, para qué voy a probar?, contesta Eva, ¡si, como te dije, comida nos sobra con el fruto de todos los
árboles que hay aquí;!, ¿para qué arriesgarse?
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Satanás no inventó nada; simplemente se valió de lo que Dios mismo había creado y estaba dormido en
el seno de la primer pareja, que eran las funciones del alma, que también se mueven a través de los
sentidos. Comenzó entonces haciendo trabajar la mente de Eva, en un razonamiento simple, ya utilizando
de su astucia y logrando que la mujer advirtiera el doble sentido de la pregunta. La mujer, comenzó a
usar rápidamente la deducción normal de su mente. No, si Dios les diría que no comieran de ningún
fruto, ¿de qué vivirían?, Si era la única fuente de alimentación, si ellos se alimentaban precisamente del
fruto de los árboles. La serpiente estaba mal informada, pensó Eva y trató de explicarle. En su simpleza,
replicó al enemigo que “no”, que del único árbol que no podían comer era del de la Ciencia del Bien y
del Mal. Ello nos indica que ella, tenía pleno conocimiento de la prohibición, a pesar de que Dios a ella
no se lo había prohibido personalmente. Ella, ya había tomado para sí también, este asunto de la veda.-
“¡No…… querida mía! ¡No morirán!”, dijo la serpiente. Dios los ha atemorizado para que no coman y
se enteren de muchas cosas que no saben todavía y sean semejantes a Él; ¿Cómo mataría Dios a su propia
creación?. Acaso crees Eva, que con el trabajo que ha tenido Dios en hacerlos, a Adán formarlo del
polvo de la tierra, a vos hacerte de una costilla de Adán, ¡No!, ¡Dios es muy bueno y no sería capaz de
destruir ni siquiera a un insecto!. Lo que pasa es que Él, tiene miedo de que ustedes abran los ojos y vean
lo que les ha ocultado, pero el día que coman de ese fruto, van a enterarse de muchas cosas que en la
vida les van a ser beneficiosas. Dios quiso hacer lo mismo conmigo; a mí también me prohibió pero yo
comí y el sabor es riquísimo; más de lo que te imaginas, mujer; y ¡aquí estoy todavía, a pesar de que
comí!; yo fui la única serpiente que comió, por eso soy la única serpiente que habla, piensa, se expresa
y ve las cosas de otra manera; las demás serpientes no comieron por eso son comunes y tontas, pero yo
no; yo soy especial y al igual que Dios, conozco el bien y el mal, y tengo sabiduría y ciencia igual que
Dios. Dios es muy bueno. Él dice que mata pero después perdona, por eso no me mató y como te darás
cuentas, me dejó vivir inclusive en este Huerto. Es más, ¡tengo muy buena relación con Él!, tanto que
somos amigos y Él no tiene problema de dejarme vivir aquí, disfrutando de lo mismo que ustedes.-
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Acá tenemos frente a nosotros la eterna polémica entre el amor de Dios y su Justicia Divina; el diablo
sigue diciendo: “hacelo, luego pedís perdón y el Señor es misericordioso”; luego, ¿Quién te quita lo
bailado?”, pero te oculta, como a Eva, las consecuencias de la desobediencia. Te oculta la ley inexorable
de Dios, que lo que el hombre sembrare eso mismo segará. A menos que alguien peque sin conocimiento,
una vez que conoce lo que es pecado y su misma intuición y conciencia se lo dictan, si lo hace, podrá
tener perdón de Dios pero no podrá evitar cosechar lo que ha sembrado. Cuando una persona viene a
Cristo, se convierte al Evangelio, tiene todas las probabilidades de que Dios sepulte sus viejos pecados
en las aguas del bautismo y lo libre también de todas o parte de las consecuencias de su pecado anterior.
Pero de allí en adelante, todo lo que siembre va a cosechar, sea bueno o sea malo.-
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Y quizás la serpiente, elevando su tono de cordialidad, secreto y amistad, haya agregado: “Yo los vengo
observando a ustedes desde hace un tiempo, y pienso que es una lástima que vivan en ese estado de
ignorancia. Por eso decidí hablar con vos, Eva, y animarte a que participes de lo prohibido; ¡no te
asustes!, no pasa nada….te lo prometo yo y te lo garantizo .”
El diablo había comenzado a hacer trabajar aquello dormido en Eva, y se valió primeramente de la
consideración de que ella, no era plena en sí, sino limitada. En otras palabras, la hizo sentir ridícula y en
desventajas, por un capricho de Dios, pero al parecer, según la serpiente, había una salida mejor. Era
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comer del fruto prohibido y salir de la ignorancia. Dios los había creado, pero algo había reservado sin
decirles porque no quería que ellos lo supieran. Y lo primero que utilizó el diablo, fue hacerle picar la
curiosidad a Eva.
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Valga nuevamente un poco de humor, diciendo que todavía Eva, en la actualidad es más curiosa que
Adán. Adán va caminando con Eva por la vereda, pensando en no sé qué, mira a todos los autos pasar y
no ve a ninguno, mira a la gente que viene y no se preocupa por ver si son conocidos; por mientras,
piensa en lo que le quedó de hacer en el trabajo y ni siquiera se da cuenta que se le ha desatado el cordón
de un zapato y así va hasta que se lo pisa con el otro zapato, tastabilla y recién se agacha a atarlo
nuevamente; mira distraídamente el cartel verde titilando rápidamente en la vereda de una farmacia a
50 metros, y presta atención creyendo que es una ambulancia que no ha hecho sonar la sirena, y casi que
se hace un lado y recién advierte que se trata de una farmacia; inconscientemente va calculando cuántas
cuadras le quedan que caminar hasta el auto que dejó estacionado. Eva, mientras tanto, va mirando
vidrieras, precio por precio, zapato por zapato, modelo por modelo, calcula si aguantará la altura de los
tacos, si las puntas no le harán doler el dedo gordo, si son sin punta no, porque tiene el dedo chiquito del
pie un tanto torcido; se imagina usándolos y tratando de no dar un traspié, caerse y pasar vergüenza;
pasa a la siguiente vidriera; toda la ropa de moda le interesa aunque no tenga un peso pero ya conseguirá
de algún lado; le llama la atención una prenda en especial, talle, color, cintura, escote, motivos, y piensa
en el cumpleaños al que irá dentro de dos meses, o en el casamiento del sobrino dentro de seis meses,
calcula gastos, qué peinado le va a venir bien con ese modelito, pero ese color no le vendrá bien con el
color de su piel y entonces decide ir a otra vidriera más adelante. De pronto se da cuenta que Adán va
caminando, lento pero sin detenerse, en silencio, no ha conversado con nadie y va una cuadra más
adelante y Eva apura el paso para alcanzarlo. De repente, frena en seco y se vuelve porque le llamaron
la atención unos anteojos de sol en una vidriera, aunque ahora sea pleno invierno y hagan dos grados
bajo cero los va a necesitar el próximo verano; ella es curiosa y no se va a ir sin satisfacer su curiosidad,
aunque Adán ya le haya sacado dos cuadras de ventajas. De lo contrario, si van del brazo, irán a los
tirones porque Adán quiere caminar sin detenerse y ella, a cada diez metros frena en seco y quiere
volverse. Adán bufa en silencio, pero, “sí, querida, sáquese esa curiosidad de encima y vea todas las
vidrieras que quiera; yo me voy yendo despacito…..”. Adán se ha pasado como media cuadra del auto
estacionado, se da cuenta y se vuelve y ve a Eva todavía deteniéndose en cada vidriera, hasta para ver
los precios de oferta de los supermercados; él, ni se ha dado cuenta que había un supermercado por
donde pasó; llega Eva y le dice: “¿Viste al Jorgito y la Rosa?.... No, dice él, ¿adónde los viste?. Pero
¡Adán, te los has topado de frente!, ¡venían por la misma vereda que nosotros!; yo los saludé y hable un
segundo con ellos, les pregunté por su hijo casado, y me contaron que se fue a vivir a Buenos Aires y
trabaja en un taller, y su nuera está por tener un bebé y viene sanito……. Qué papelón, dice Adán, habrán
creído que no quise saludarlos. Mañana lo voy a llamar al Jorge y le voy a aclarar que no lo vi, para que
no lo tome a mal. La Rosa, comenta Eva, llevaba una pollera bastante ajustada, que a veces he visto que
se pone también para ir al culto, tanto que varias hermanas se dieron vuelta para mirarla desde atrás, y
un escote bastante provocativo también. Daba vergüenza ajena. ¿Y el Jorge?, fresco como una lechuga,
se hacía el disimulado, como diciendo “yo no fui”. Y Adán piensa…. ¡Cómo me la perdí!, porque si él
la hubiera visto, a lo mejor también se daba vuelta para mirarla, pero….. es Adán, se pierde cosas buenas
y malas simplemente porque no es tan curioso como Eva……… a ella, no se le escapa detalle. Hasta ha
notado que el Jorge llevaba una camisa muy bonita, de un talle ajustado a su cuerpo con poca grasa, que
le sienta bien porque es bien alto, pero no se lo dice a Adán, porque él está pasadito de peso, es medio
petiso y se puede poner celoso. Hay cosas que Eva calla, porque ella también ama a Adán.-