Novenayjubileo
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ORACIÓN II
Sagrado precursor de Cristo, que santificado en el vientre de vuestra madre, fuiste la admiración del
mundo en el ejercicio de las virtudes y en los privilegios con que te enriqueció Dios. Ángel en la castidad,
apóstol en el celo y predicación, y mártir en la constancia con que por reprender al incestuoso Herodes
ofreciste la cabeza al cuchillo, y en las luces sobrenaturales de que te dotó el cielo, profeta del que llegó a
decir el mismo Cristo: "Entre los nacidos de las mujeres ninguno mayor que Juan Bautista"; suplica al
Señor que:
Por tu penitencia me haga mortificado,
Por tu soledad, recogido,
Por tu silencio, callado,
Casto por tu virginidad,
Espiritual por tu contemplación,
E invencible a mis pasiones por la victoria que tu alcanzaste de tus enemigos, para que logre verte en la
patria eterna. Amén.
I. Oh glorioso San Juan Bautista, el profeta más grande entre los nacidos de mujer, aunque fuiste
santificado en el vientre de tu madre y llevaste una vida inocente, por tu propia voluntad, te olvidaste de ti
mismo y te dedicaste a la práctica de la austeridad y la penitencia. Te pedimos, nos obtengas de nuestro
Señor la gracia de tener nuestros corazones desapegados de los bienes terrenos, para practicar con
recogimiento interior, la mortificación y la santa oración.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
II. Oh celoso apóstol, que con el ejemplo de tu vida de penitencia y el poder de tu palabra, preparaste a la
multitud, con el fin de disponerla para recibir al Mesías y escuchar su doctrina celestial. Haz que
podamos, por medio del ejemplo de una vida santa y el ejercicio de las obras de misericordia, llevar
muchas almas a Dios, especialmente aquellas que se encuentran sumidas en la oscuridad, la ignorancia
y los vicios.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
III. Oh Mártir invencible, que, por el honor de Dios y la salvación de las almas, quisiste con firmeza y
constancia soportar la impiedad de Herodes, incluso a costa de tu propia vida, y lo reprendiste
abiertamente por su mala y disoluta vida; te pedimos que por tu intercesión, nos obtengas un corazón
valiente y generoso, con el fin de que podamos profesar abiertamente nuestra fe en la obediencia fiel a
las enseñanzas de Jesucristo, nuestro divino Maestro.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
ORACIÓN
Oh Dios, que has honrado este mundo por el nacimiento de San Juan Bautista, haz que tu pueblo fiel
pueda gloriarse en el camino de la salvación eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
CANTO
ORACIÓN POR AQUELLOS QUE CONDUCEN A DIARIO.
Amado Dios, creador del cielo y de la tierra: el día de hoy nos acercamos hasta Ti, con devoción sincera y
con la certeza de que nuestra oración será escuchada, para hacerte una solicitud muy especial.
Hoy elevamos una oración para pedirte por nuestra vida y por la vida de todos aquellos que a diario
deben recorrer caminos en sus vehículos. Te suplicamos que seas nuestro guía y nuestro acompañante.
Por favor protégelos en sus caminos de ida y de regreso a casa y dales sabiduría, habilidad, una mano
firme y una mirada atenta para no causar ningún daño.
Padre celestial, te pido que seas Tú quien los cuide y guie, para que cada vez sean menos los accidentes
y te suplico que guardes su vida, la vida de sus acompañantes y la vida de los transeúntes que a diario
están en las calles.
Ayúdalos a transitar siempre por el camino correcto, por favor mantenlos a salvo de los peligros y
enséñalos a usar su automóvil de manera responsable.
Ayúdalos a ser prudente y permíteles conducir siempre dentro de límites responsables de velocidad, y así
poder avanzar felizmente por los caminos con calma, serenidad y apreciando en el horizonte la belleza de
este hermoso mundo que Tú creaste.
Dales también un corazón bondadoso y caritativo y ayúdalos a usar su automóvil para ser útil a tu obra y
poder remediar las necesidades de los demás.
Amado Dios, terminamos esta oración con el corazón desbordante de alegría y el alma llena de certeza,
pues sé que quienes a Ti acuden con fe siempre encuentran respuestas a sus suplicas. Por favor sé
nuestro guía, nuestro piloto y nuestro salvador, te entregamos el timón de sus autos y de nuestra vida,
pues sé que contigo siempre llegaremos a destinos de gloria y bendición, Amén.
Señor Jesús, estoy delante del volante que me trae el pan de cada día.
Acompáñame, guíame en esta lucha diaria.
Te doy gracias y te pido tu protección.
Aléjame de todo mal. Bendecí a mi familia.
Que mi fe me haga servir con alegría a todos los pasajeros
y no permitas que sea dominado ni por el rencor
ni por el exceso de velocidad.
Permite a la Santísima Virgen sea mi copiloto
y que de regreso al hogar,
siga siendo para ellos fuente de amor y paz,
San Juan Bautista ruega por nosotros.
Amén.
ORACIÓN FINAL
Oh, Glorioso San Juan Bautista, que durante toda tu vida diste testimonio del total desprendimiento de las
cosas terrenas cumpliendo con humildad Y fidelidad la voluntad del Padre Celestial, como verdadero
Precursor del Mesías y poco, con sencillez del deber cumplido, fuiste desapareciendo para que Cristo
Salvador inaugurara el Reino de Dios entre los hombres. Ayúdanos a vivir, según el ejemplo admirable
que Tú nos das, para que un día podamos contar contigo en las Mansiones Celestiales las glorias y
alabanzas de nuestro Creador. Amén
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Segundo Día de la Novena a San Juan Bautista
Hoy ofrecemos la novena por el personal de los Bancos.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Oh, Padre misericordioso, que desde el seno materno, predestinaste a San Juan Bautista, para que fuera
Precursor del Mesías, preparando por medio de la austeridad, de su persona y la predicción de la palabra,
el corazón de todos los hombres, llevándolos al arrepentimiento, a través del bautismo penitencial, para el
encuentro con Jesucristo, Tu Hijo que vive y Reina por los siglos de los siglos. Amén
GOZOS
Oh, Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
Profeta de soledades. Labio hiciste de tus iras. Para fustigar mentiras Y para gritar verdades.
Oh, Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
El desierto encendido fue tu ardiente maestro para allanar montañas Y encender los senderos.
Oh Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
Vio como el cielo se abría Sobre el cordero de Dios Y su voz le anunciaría que por siempre unió a los dos.
Oh Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
Más aun en su presencia, Con humilde sumisión, Pide el que es Dios por esencia, Para empezar su
misión.
Oh Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
Oh sin par doxología Voz del Padre en el Jordán, El Hijo que la acogía y la Paloma que ardía Sobre Jesús
y San Juan.
Oh Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
Por fin en un banquete Y en el placer de un ebrio, Y el vino de tu sangre santifico el desierto.
Oh Glorioso Bautista alcánzanos Del Señor misericordia y perdón.
Profeta de soledades, Labio hiciste de tus iras. Para fustigar mentiras Y para gritar verdades. Amén
DÍA SEGUNDO
Nacimiento y Circuncisión de Juan el Bautista (Lc 1, 57-58)
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Alenterarse sus vecinos y
parientes de la gran misericordia con que Dios la habíatratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se
reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: "No,
debe llamarse Juan". Ellos ledecían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre". Entonces
preguntaronpor señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: "Su
nombre es Juan". Todos quedaron admirados. Y en ese mismomomento, Zacarías recuperó el habla y
comenzó a alabar a Dios. Esteacontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los
alrededores, y selo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se
enteraronguardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la
mano del Señor estaba con él.
UN MOMENTO PARA LA RELFEXIÓN
CANTO
ORACIÓN
Gloriosísimo San Juan Bautista, por el amor ardiente que tuviste al Niño Jesús y por la santísima dulzura
que infundió en tu corazón con sus halagos; por aquellos privilegios que te concedió para hacer tantos
milagros a favor de tus devotos, te suplico te dignes favorecerme en todas mis necesidades con tu eficaz
patrocinio y en particular te ruego me alcances la gracia que te pido en este día.
¡Oh, glorioso San Juan Bautista, muévete a piedad de esta alma acongojada, que en ti puso sus
esperanzas; líbrala, te ruego, de sus miserias. ¡Oh, santo de los milagros!, alivia la congoja de mi corazón,
y haz que yo viva aquí como verdadero amante de mi Jesús para poder gozar de Él en el Cielo. Amén.
ORACIÓN II
Sagrado precursor de Cristo, que santificado en el vientre de vuestra madre, fuiste la admiración del
mundo en el ejercicio de las virtudes y en los privilegios con que te enriqueció Dios. Ángel en la castidad,
apóstol en el celo y predicación, y mártir en la constancia con que por reprender al incestuoso Herodes
ofreciste la cabeza al cuchillo, y en las luces sobrenaturales de que te dotó el cielo, profeta del que llegó a
decir el mismo Cristo: "Entre los nacidos de las mujeres ninguno mayor que Juan Bautista"; suplica al
Señor que:
Por tu penitencia me haga mortificado,
Por tu soledad, recogido,
Por tu silencio, callado,
Casto por tu virginidad,
Espiritual por tu contemplación,
E invencible a mis pasiones por la victoria que tu alcanzaste de tus enemigos, para que logre verte en la
patria eterna. Amén.
I. Oh glorioso San Juan Bautista, el profeta más grande entre los nacidos de mujer, aunque fuiste
santificado en el vientre de tu madre y llevaste una vida inocente, por tu propia voluntad, te olvidaste de ti
mismo y te dedicaste a la práctica de la austeridad y la penitencia. Te pedimos, nos obtengas de nuestro
Señor la gracia de tener nuestros corazones desapegados de los bienes terrenos, para practicar con
recogimiento interior, la mortificación y la santa oración.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
II. Oh celoso apóstol, que con el ejemplo de tu vida de penitencia y el poder de tu palabra, preparaste a la
multitud, con el fin de disponerla para recibir al Mesías y escuchar su doctrina celestial. Haz que
podamos, por medio del ejemplo de una vida santa y el ejercicio de las obras de misericordia, llevar
muchas almas a Dios, especialmente aquellas que se encuentran sumidas en la oscuridad, la ignorancia
y los vicios.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
III. Oh Mártir invencible, que, por el honor de Dios y la salvación de las almas, quisiste con firmeza y
constancia soportar la impiedad de Herodes, incluso a costa de tu propia vida, y lo reprendiste
abiertamente por su mala y disoluta vida; te pedimos que por tu intercesión, nos obtengas un corazón
valiente y generoso, con el fin de que podamos profesar abiertamente nuestra fe en la obediencia fiel a
las enseñanzas de Jesucristo, nuestro divino Maestro.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria.
Cristo, escúchanos.
Cristo, ten piedad de nosotros.
ORACIÓN
Oh Dios, que has honrado este mundo por el nacimiento de San Juan Bautista, haz que tu pueblo fiel
pueda gloriarse en el camino de la salvación eterna. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
CANTO
ORACIÓN PARA LOS EMPLEADOS DE LOS BANCOS (invitar a leerla si se encuentra uno presente)
Padre Celestial, al entrar en mi lugar de trabajo, deseo invocar Tu Presencia, para darte gracias por este
nuevo día. Te pido Tu paz, Tu gracia, Tu misericordia y Tu orden perfecto para esta empresa. Te pido que
bendigas todo lo que se hable, piense, decida y haga dentro de estas paredes.
Bendice mis proyectos, ideas y todo lo que realice, para que aún mis más pequeños logros sean
testimonio de tu gloria.
Bendice, Señor, a mis jefes, compañeros, clientes, y a todas las personas que este día se relacionen
conmigo.
Renueva mis fuerzas para hacer mi trabajo de la mejor forma posible. En este día te pido, Señor, un
corazón generoso para atender con amabilidad a todas las personas y no ser indiferente a sus
necesidades.
Ojos para descubrir lo mejor en los que me rodean.
Una boca que sonría con frecuencia, que diga frases optimistas y que enmudezca para los rumores y
palabras ofensivas.
Dos manos que trabajen honradamente y con entusiasmo, para satisfacer las necesidades de mi familia y
mías.
Mente abierta a todas las ideas, para pensar bien de los demás y entender sin prejuicios a los que
piensen distinto a mí.
Especialmente, Señor, dame una fe profunda para creer en Tu palabra y una voluntad decidida para
actuar correctamente y hacer el bien.
Señor, cuando esté confundido(a) guíame, cuando me sienta débil, fortaléceme, cuando esté cansado(a)
lléname con la luz del Espíritu Santo.
Te pido que en este día el trabajo que haga y la manera cómo lo haga, esté de acuerdo con Tu palabra y
Tus mandamientos. Y te pido, Señor, que cuando termine mi trabajo de hoy, me conduzcas con seguridad
hasta mi casa. Amén.
ORACIÓN FINAL
Oh, Glorioso San Juan Bautista, que durante toda tu vida diste testimonio del total desprendimiento de las
cosas terrenas cumpliendo con humildad Y fidelidad la voluntad del Padre Celestial, como verdadero
Precursor del Mesías y poco, con sencillez del deber cumplido, fuiste desapareciendo para que Cristo
Salvador inaugurara el Reino de Dios entre los hombres. Ayúdanos a vivir, según el ejemplo admirable
que Tú nos das, para que un día podamos contar contigo en las Mansiones Celestiales las glorias y
alabanzas de nuestro Creador. Amén
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICCIÓN
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico,
así confío en tu bondad y misericordia infinita, que los me perdonaras, por los méritos de tu preciosísima
sangre, pasión y muerte, y me darás gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y
servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
DÍA TERCERO
Predicación de Juan el Bautista (Lc 3, 1-18)
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato obernaba la Judea, siendo
Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipotetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de
Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba
en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo
de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías: Una voz
grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las
montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los
caminos desparejos. Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
Juan decía a la multitud que venía a hacerse bautizar por él: "Raza de víboras, ¿quién les enseñó a
escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan los frutos de una sincera conversión, y no piensen:
"Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos
de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; el árbol que no produce buen fruto será
cortado y arrojado al fuego". La gente le preguntaba: "¿Qué debemos hacer entonces?". Él les respondía:
"El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto". Algunos
publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?". Él les
respondió: "No exijan más de lo estipulado". A su vez, unos soldados le preguntaron: "Y nosotros, ¿qué
debemos hacer?". Juan les respondió: "No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense
con su sueldo". Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no sería el
Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos: "Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más
poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el
Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su
granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible". Y por medio de muchas otras exhortaciones
anunciaba al pueblo la Buena Noticia