Te Declaro Inocente

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TE DECLARO INOCENTE

Rom.5:1-5

Introducción.

En las páginas del antiguo pacto encontramos al Patriarca Job haciéndose


una pregunta: ¿Cómo se justificará el hombre con Dios? Job.9:2
Esta es una de las preguntas más grandes de la vida. Sobre todo cuando
se es conciente de que Dios es el hacedor de la justicia.
El Espíritu de Dios siglos más tarde respondió a este interrogante a través
del Apóstol San Pablo en su carta a la iglesia de Roma.
Dios declaró que la justificación no se obtiene mediante la realización de
obras humanas. La justificación un estado de Gracia que administra la
justicia. La Gracia y la Justicia son dos virtudes divinas.
Veamos entonces como se define esta doctrina en las Sagradas Escrituras
y sus gloriosos resultados:

I. DEFINICIÓN DE LA JUSTIFICACION

A. La justificación es una declaración de Justicia


B. La justificación es un acto de indulto judicial, por el cual Dios nos
trata como si nunca jamás hubiéramos pecado. Rom.5:16; Heb.8:12;
10:17
1. Aunque el perdón y el indulto deberían ser sólo para Cristo,
Dios nos concedió sus justicia y a él le imputo nuestros
pecados
2. La justicia de Dios borra, anula y olvida nuestros pecados

C. La justificación es un acto divino

1. No depende del estado espiritual del hombre


2. Dios nos otorga la justicia de Cristo en un acto de imputación. I
Cor. 1:30; Rom.5:18.
3. Al recibir la justicia de Cristo el pecador es recto y libre de la
pena por el pecado.

D. La justificación ocurre simultáneamente con el nuevo nacimiento

1. A través de la obra expiatoria de Cristo. Rom.4:25


2. Mediante la fe en la resurrección de Cristo. Rom.5:18
3. La base de esta regeneración es la justicia de Cristo

II. BENEFICIOS DE LA JUSTIFICACIÓN

A. Libera al pecador de la condenación eterna. II Cor. 3:9,17


B. Otorga libre acceso a la presencia de Dios.
C. Concede paz con Dios (reconciliación)
D. Provee al pecador de un carácter recto
E. Fortalece nuestra esperanza
F. Se derrama el amor de Dios en nuestros corazones

Conclusión.

El hombre se encontró ante el estrado de Dios, el juez de toda la tierra. El


pecado era la infracción y el veredicto era: Culpable y condenado.
Sólo se esperaba la sentencia judicial, la absolución era imposible, la pena
era muerte eterna. Pero de repente aparece en escena Jesús, el que fue
levantado entre los hombres mostrando su justicia. El muestra sus
heridas al Padre e impugnando su carácter justo al hombre que lo
reconoció declara inocente al culpable. Entonces el veredicto es cambiado,
ya no es culpable sino justificado... el hombre es declarado inocente.
Dice la Sagrada Escritura: “ anulando el acta de los decretos que había
contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y
clavándola en la cruz...”
Por la justicia de Cristo Dios borró el pecado y en adelante nos trata como
si nunca jamás hubiéramos pecado.

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